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PITTM, 87, Palencia, 2016, pp. 105-149, ISSN 0210-7317 LA CASA EN PALENCIA A LO LARGO DEL SIGLO XIX. DE LA IDEA A LA REALIDAD. M.ª Teresa Alario Trigueros Doctora en Historia del Arte RESUMEN: En el siglo XIX surge el concepto de confort a la vez que se desarrolla la vivienda de la burgue- sía, símbolo de la vida familiar y sus valores. El objetivo es ver cómo este concepto, que se generalizó en las últimas décadas de la centuria, tuvo también un papel importante en la arquitectura doméstica del centro de Palencia. Sin embargo, un grave problema dificulta el estudio de este tipo de arquitectura: la desaparición prácticamente total de la arquitectura doméstica de este periodo en el que se conserve cualquier rastro de su estructura original PALABRAS CLAVE: Arquitectura doméstica, siglo XIX, confot, pérdida de patrimonio. HOUSE BUILDING IN PALENCIA THROUGHOUT XIX CENTURY. FROM IDEA TO REALITY. ABSTRACT: Along the XIX Century the concept of comfot arise, at the same time the bourgeoisie housing, symbol of familiar live and its values is developed. The objective of this lecture is to analyze this concept, which on the one hand has bee generalized over the last decades of the century and, on the order, has an impor- tant role into de domestic architecture at the Palencia center. However, an important problem makes difficult the study of this kind of architecture: the vanishing nearly as a whole of the domestic architecture from this period in which we can observe any trace of its original structure. KEY WORDS: Domestic architecture, XIX Century, comfort, loss of heritage sites. * Discurso de ingreso como Académica Numeraria, leído el día 12 de mayo de 2016. ILMO. SR. DIRECTOR SRAS. Y SRES. ACADÉMICOS SEÑORAS Y SEÑORES Quiero comenzar esta intervención agra- deciendo a la Institución Tello Tellez de Meneses la deferencia de aceptar mi nombre para sumarlo al de una Institución de tan larga trayectoria que, durante mucho tiem- po, ha sido un referente para el conocimien- to científico sobre Palencia. De un modo especial agradezco a los académicos que me propusieron, los señores D. Pablo García Colmenares, D. Rafael Martínez y D. Fer- nando Franco Jubete, por su generosidad y la confianza que en mí depositaron. No puedo por menos que recordar aquí que mi primera publicación, nada más ini- ciar mi labor como profesora en la Universi- dad de Valladolid, fue una investigación sobre el Monte el Viejo realizada conjunta- mente con otros tres profesores de la enton- ces Escuela Universitaria de EGB de Palen- cia, que se recogió en la revista de esta Ins-

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LA CASA EN PALENCIA A LO LARGO DEL SIGLOXIX. DE LA IDEA A LA REALIDAD.M.ª Teresa Alario TriguerosDoctora en Historia del Arte

RESUMEN: En el siglo XIX surge el concepto de confort a la vez que se desarrolla la vivienda de la burgue-sía, símbolo de la vida familiar y sus valores. El objetivo es ver cómo este concepto, que se generalizó en lasúltimas décadas de la centuria, tuvo también un papel importante en la arquitectura doméstica del centro dePalencia. Sin embargo, un grave problema dificulta el estudio de este tipo de arquitectura: la desapariciónprácticamente total de la arquitectura doméstica de este periodo en el que se conserve cualquier rastro de suestructura originalPALABRAS CLAVE: Arquitectura doméstica, siglo XIX, confot, pérdida de patrimonio.

HOUSE BUILDING IN PALENCIA THROUGHOUT XIX CENTURY. FROM IDEA TOREALITY.ABSTRACT: Along the XIX Century the concept of comfot arise, at the same time the bourgeoisie housing,symbol of familiar live and its values is developed. The objective of this lecture is to analyze this concept,which on the one hand has bee generalized over the last decades of the century and, on the order, has an impor-tant role into de domestic architecture at the Palencia center. However, an important problem makes difficultthe study of this kind of architecture: the vanishing nearly as a whole of the domestic architecture from thisperiod in which we can observe any trace of its original structure.KEY WORDS: Domestic architecture, XIX Century, comfort, loss of heritage sites.

* Discurso de ingreso como Académica Numeraria, leído el día 12 de mayo de 2016.

ILMO. SR. DIRECTORSRAS. Y SRES. ACADÉMICOSSEÑORAS Y SEÑORES

Quiero comenzar esta intervención agra-deciendo a la Institución Tello Tellez deMeneses la deferencia de aceptar mi nombrepara sumarlo al de una Institución de tanlarga trayectoria que, durante mucho tiem-po, ha sido un referente para el conocimien-to científico sobre Palencia. De un modoespecial agradezco a los académicos que me

propusieron, los señores D. Pablo GarcíaColmenares, D. Rafael Martínez y D. Fer-nando Franco Jubete, por su generosidad yla confianza que en mí depositaron.

No puedo por menos que recordar aquíque mi primera publicación, nada más ini-ciar mi labor como profesora en la Universi-dad de Valladolid, fue una investigaciónsobre el Monte el Viejo realizada conjunta-mente con otros tres profesores de la enton-ces Escuela Universitaria de EGB de Palen-cia, que se recogió en la revista de esta Ins-

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titución. Por tanto, mis inicios como inves-tigadora, de algún modo, se vinculan a laTello Téllez. Aunque aquel tema tiene apa-rentemente poco que ver con el de la lecciónque aquí presento, hay algo en común quesubyace en una de mis líneas de investiga-ción: bucear en la realidad cercana, tanto delpatrimonio natural como artístico paraexplicar las características y la idiosincrasiade esa realidad, pero también para interpelarsobre los vacíos y aprender de los errorescometidos en el pasado para intentar evitar-los en el futuro. El patrimonio de nuestraciudad, su acercamiento al mundo educati-vo, adaptado a través de proyectos e inicia-tivas didácticas ha sido otra de mis preocu-paciones, pues poco se adelanta con la inno-vaciones que las TIC y los recursos educati-vos que ofrece las redes, si olvidamos ense-ñar a ver y a sentir al alumnado lo que es elentorno real y cercano.

Quisiera también recordar a todos losmaestros y maestras que despertaron micuriosidad por entender la realidad urbanadesde la Geografía y el Arte, y especialmen-te a la doctora Mª José Redondo Cantera, enquien tuve más una sabia compañera queuna directora en el desarrollo de mi tesisdoctoral sobre la arquitectura y el urbanis-mo de Palencia entre la Ilustración y finalesdel siglo XIX. Agradezco también a loscompañeros y compañeras –entre los quedestacaría a Enrique Delgado y Pablo Gar-cía Colmenares– quienes, a través de susescritos y de muchas conversaciones, mehan hecho conocer diversos aspectos de larealidad urbana que eran complementarios ala mirada desde el arte que yo me planteaba.El aprendizaje entre iguales es uno de loselementos que he aprendido a valorar en mivida académica, una riqueza que pocasveces se reconoce.

No puedo finalizar sin agradecer a mifamilia y amistades el apoyo moral y mate-rial que en muchos momentos de mi trayec-toria me han dado, y sin la cual me hubierasido difícil llegar hasta aquí.

1.- LA IDEA DE CASA Y CONFORT ENEL SIGLO XIX

A pesar de que aún hoy la enseñanza dela Hª del Arte sigue tomando como paradig-ma de los cambios en la arquitectura deci-monónica los edificios singulares, comoiglesias, museos, palacios, mercados, puen-tes etc., es indudable que el protagonismofundamental –ya que implicó el cambio másprofundo de la imagen de las ciudades espa-ñolas– está en la arquitectura doméstica. Nosolamente por su importancia cuantitativa,ya que en este período se produjo una reno-vación casi total del caserío anterior, sinocualitativo, pues cambió el mismo conceptoy morfología de los edificios de viviendas.Por ello “La arquitectura doméstica fuecobrando a lo largo del siglo XIX un prota-gonismo muy relevante, pues en ella trascu-rría la vida familiar, verdadera célula de lasociedad” (Gimenez Serrano, 2006). Unejemplo de la importancia que adquirió enEspaña se refleja en el hecho de que elarquitecto Enique Mª Repullés y Vargas eli-gió este tema para su discurso de entrada enla Academia1.

Además, como dice Witold Rybczynsky(1986), es en el siglo XIX cuando se gene-raliza el concepto de “confort” referido a losinteriores domésticos, cuando surge el con-cepto de casa como espacio íntimo, privadoy cómodo:

“El valor de lo privado tal y como loentendemos hoy no cobrará importancia

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real hasta el s. XIX. (…) Ciudad, calle,plazas y edificios públicos correspondí-an al ámbito de lo público, mientras quela vivienda se definía cada vez más conlos caracteres de la privacidad, el refu-gio, el descanso” (Gimenez Serrano,2006).

Surge así una idea nueva de espaciohabitacional, que se vinculaba con un senti-do de trascendencia moral y política ya que,en palabras de Gimenez Serrano (2006), seconvierte en “escaparate y espejo de la vidafamiliar y “pieza clave del orden y la esta-bilidad social” frente al desorden y la revo-lución. Esta visión trascendente de la casa serefleja en el citado discurso de entrada en laAcademia del arquitecto Enrique Repullés yVargas:

“La casa es el único amparo contra elhorror de la nada, encierra en susmuros todo lo que la humanidad ha reu-nido pacientemente durante siglos, laidentidad del hombre es domiciliaria,porque el revolucionario, el que está sinfuego ni lugar, condensa en él toda laangustia de errar (..) Porque lo que cer-cena la casa es igual que lo que cercenael Estado, la desobediencia, la anarquíay la muerte”.

Se explica así la atención teórica que eneste siglo se da a la “modesta” arquitecturadomestica, pues como escribe John Ruskinen Las siete lámparas de la arquitectura“La verdadera arquitectura doméstica nodesdeñará el conceder el mismo respeto y lamisma atención a las pequeñas que a lasgrandes construcciones”2.

Evidentemente este concepto de casa serefiere prioritariamente a la vivienda de laburguesía, la clase en ascenso que transfor-maría las ciudades, ya que la mayor parte dela población, los trabajadores y pobres,seguiría viviendo a lo largo de todo el sigloen toda Europa en “viviendas malísimas”,“casi sin ningún mueble y pocas posesio-nes” (Rybczynsky 1986).

2.- EL DESARROLLO DE LA SOCIE-DAD BURGUESA

La importancia de la arquitecturadoméstica y la introducción del nuevo con-cepto de casa con un sentido simbólicorenovado estuvieron vinculadas al desarro-llo de la sociedad burguesa, y a una serie defactores socioeconómicos y políticos, quedieron lugar a un nuevo modelo de ciudadque crece y se adensa a la vez que se susti-tuye el caserío tradicional.

En el caso de la ciudad de Palencia,durante la década de 1820 junto a los esca-sos cargos de la administración y la milicia,y algún gran hacendado que constituían laselites civiles, comienza a aparecer unapujante clase de industriales y comerciantes,muchos de los cuales se instalan en la ciu-dad procedentes de otros núcleos castella-nos o más lejanos, atraídos por una serie defactores. El primero de los factores quefavorecen el desarrollo de esta burguesíaindustrial palentina hay que buscarlo en lapolítica proteccionista para los granos yharinas, impuesta desde 1818 tanto para lapenínsula como para los mercados antilla-nos, lo que favoreció no sólo la monoespe-cialización cerealista de todo el campo cas-tellano, sino el desarrollo de una importanteindustria harinera.

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El segundo factor que favoreció estaindustria fue la reactivación de las obras delCanal de Castilla, hecho que situaría aPalencia en un lugar clave para el estableci-miento del mercado nacional de cereales3.La posición estratégica de Palencia atrajo,en consecuencia, a un importante grupo decomerciantes procedentes de otras localida-des4, que fueron el germen de la burguesíaindustrial y financiera palentina del sigloXIX. Moreno Lázaro establece entre 1820 y1864 los años de nacimiento y consolida-ción de esta clase empresarial, en los que lasactividades tradicionales en la ciudad, lafabricación de cuero y textiles, se vieroncomplementadas por una importante indus-tria alimentaria 5.

Este grupo social se vio especialmentebeneficiado por las medidas desamortizado-ras, que le permitieron acceder a la propie-dad inmobiliaria y transformar la ciudad aldictado de nuevos esquemas y valores:

“La ciudad se convirtió por expresodeseo de la burguesía palentina en “suciudad” y la estructura social y funcio-nal acorde a sus principios de clase”(García Colmenares, P. 1986).

La clase media-alta fue la principalmen-te beneficiada por el proceso de desamorti-zación urbana. Tanto por el número y comopor valor económico de los bienes inmobi-liarios desamortizados que adquirieron, seconfirma el protagonismo definitivo de estegrupo social en el trasvase de la propiedadurbana, y en la definición de lo que será laPalencia contemporánea. En palabras dePablo García Colmenares (1986) “compra-ron en el centro de la ciudad, el espacio másvalorado social y urbanísticamente”.

Otro factor que potenció el desarrollodel grupo social constituido por la burguesíay las clases medias en la ciudad fue, lógica-mente, la declaración de la ciudad de Palen-cia como capital de la provincia, a partir dela organización territorial establecida en1833. Este hecho supuso la presencia de unimportante número de funcionarios y milita-res de graduación residentes en los cuartelesde la ciudad, que junto a los profesionalesliberales constituían cerca del 12% de lapoblación palentina a finales del siglo XIX6.

3.- EL PROBLEMA DE LAS FUENTESEN LA ARQUITECTURA DOMÉSTICA

A la hora de estudiar el nuevo conceptode casa y su evolución a lo largo del sigloXIX nos encontramos una serie de limita-ciones en las fuentes que dejan claroscurosen el conocimiento de cómo se llevó a cabola traslación de la nueva idea de casa a larealidad de las ciudades en España, y con-cretamente en el caso de Palencia que aquíse trata. Respecto a las fuentes documenta-les, estas son esencialmente de índolepública y administrativa: libros de actasmunicipales, solicitudes de obras presenta-das ante el Ayuntamiento, testamentos, plei-tos por la propiedad o límites entre una ovarias casas.

En lo que se refiere a las solicitudes deobra, en el caso de la ciudad de Palencia ladocumentación gráfica del siglo XIX con-servada es muy desigual, ya que se conser-van muy pocos planos de viviendas anterio-res la década de 1830, debido a que estossolían devolverse a su propietario tras laconcesión del permiso de obras y despuésde ser rubricados por los Comisarios deObras. A ello se une el que las excepcionesen la exigencia de presentación de planosfueran muchas. Por el contrario, existe un

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abundante material gráfico a partir del año1845, en que el Ayuntamiento acordó “queen lo sucesivo no se reciban las solicitudesque siendo dirigidas a la Corporación enreclamación de licencia para edificar facha-das o casas de nueva construcción no acom-pañen el correspondiente plano de estas”7.Aunque se hicieron algunas excepciones aesta orden, especialmente en las construc-ciones más humildes, o en las calles y corra-las menos céntricos, como consecuencia deella se dispone de un gran número de planosde distinta tipología. Por otra parte, hay querecordar que los “planos” que se adjuntabana las solicitudes de obra eran realmente alza-dos que no mostraban más que el diseño dela o las fachadas del edificio, sin aportarinformación sobre la distribución interna yla planta del mismo.

Los testamentos con sus inventarios, quepueden consultarse en los Protocolos Nota-riales, como fuente de información sobre lascasas presentan también serias limitaciones,como afirma José Morata Socías (1997):

“frecuentemente olvidamos los límitesde la documentación escrita pues éstaposee la característica de voluntariedada la hora de transmitir información.Pero incluso en aquella que parece másaséptica, como la que se deriva de docu-mentos notariales e inventarios apare-cen otras trabas, pues los datos suelenreflejar una especial minuciosidad a lahora de describir los materiales mue-bles que contiene una determinadavivienda y un desapego notable por suscaracterísticas espaciales”.

En efecto, los inventarios permitenconocer la aparición de espacios interiores

más subdivididos que en siglos anteriores ydiferenciados por funciones (comedor, sala,despacho, etc.), pero no su distribución ytamaño.

Cierra Morata Socías (1997) con unareferencia a una fuente clave que, por des-gracia ha desaparecido prácticamente, larealidad misma de las construcciones:

“Convengamos que ni las fuentes docu-mentales, ni las imágenes o representa-ciones coetáneas pueden sustituir a unelemento real por poco importante quesea (..) la utilización de estas fuentes esun complemento inexcusable en losestudios de la casa que no puede supliral estudio directo de la realidad física”

Es evidente que la arquitectura domésti-ca es uno de los elementos patrimonialesque más destrucción ha sufrido, ya que laprotección ha sido insuficiente ante el pro-ceso fagocitador que vivieron las ciudadesespañolas a partir de la década de 1960.Como mucho han pervivido antiguas facha-das recubriendo construcciones contempo-ráneas como consecuencia de lo que se hadado en llamar el “fachadismo”, un espejis-mo que intenta hacernos creer en la conser-vación patrimonial y que no nos permite verque, en muchas ciudades como en Palencia,se ha perdido cualquier vestigio de lo quefue una casa burguesa del siglo XIX. Lomás triste es que los últimos vestigios hancaído bajo la piqueta hace sólo unos años,sin que su conservación, o al menos la tomade medidas para conservar una documenta-ción básica, pareciese corresponder y/o inte-resar a ninguna administración.

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4.- LA CASA EN PALENCIA DURANTEEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX

Durante este primer tercio de siglo lasobras de iniciativa privada son igualmentede gran escasez y pobreza hasta mitad de ladécada de 1820-1830, coincidiendo con eldespertar del interés de las clases medias porinvertir en bienes inmobiliarios.

Si se toma como referencia la informa-ción recogida en los libros de Actas Muni-cipales de entre 18168 y 1833, se constatauna aceleración del ritmo de construccionesprivadas que tiene su momento más álgidoen el quinquenio 1826-1830 con la solicitudde 44 permisos de obra. Más expresivo aúnresulta si tenemos en cuenta solamente elaumento de obras de nueva construcción,que de suponer cerca del 28% del total de

las obras realizadas entre 1816 y 1820, lle-gan a un 45,5 % en la segunda parte de ladécada de 1820.

El incremento poblacional y la escasezde casas que la ciudad arrastraba desde lacenturia anterior explican este cambio deritmo constructivo. En este período se ini-ció, aún tímidamente, la sustitución o remo-delación del viejo caserío, a la vez que seproducía un aumento de la densidad ocupa-cional de la ciudad, al construirse sobresolares, huertos y corrales hasta entonces noedificados.

Durante estas dos décadas son constan-tes las referencias a la insuficiencia deviviendas en la ciudad. Como mero ejemplocabe citar que cuando se concedió permisoal Convento de Agustinas Canónigas para

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levantar dos casas de nueva planta confachada a las calles Mayor y de los Solda-dos, se alababa en la resolución que conello se aumentase “la numeración de lascasas de que tanto necesita esta población”9.

Ante la escasez de solares para construirviviendas, éstas fueron ocupando no sólosolares marginales, sino corrales y huertosanexos a casas10. A la vez algunas antiguasviviendas se subdividieron para acoger ados o más familias11, mientras algunas cons-trucciones crecían en altura con la edifica-ción de un piso más12. En definitiva, en estosaños se produjo un aumento en la densidadde ocupación del suelo urbano, como res-puesta a las nuevas necesidades de la pobla-ción palentina.

Las casas de nueva construcción selevantaron, salvo excepciones, en solares decalles o corralas marginales, mientras en lascalles más céntricas, se situaban las casasque se reformaban para ser subdivididas ycompartido su espacio. Así, si se atiende alos permisos solicitados para apertura denuevas puertas con objeto de subdividircasas, se comprueba que corresponden acalles de gran vitalidad como la Mayor Prin-cipal, Burgos13 o la Barrionuevo14, calleséstas donde la mayor parte de los inmueblesestaban vinculados como bienes de manosmuertas de instituciones religiosas, obraspías y otras instituciones. En las calles máscéntricas también se realizaron un buennúmero de reformas y mejoras de viviendasde propietarios que habían visto mejoradasu posición socioeconómica, produciéndosea veces la fusión de dos casas. Éste fue elcaso del proyecto presentado por el comer-ciante don Valentín Pastor, propietario de lascasas 109 y 110 de la calle Mayor, esquinaal Patio de Castaño:

“(..) de cuyas dos casas reunidas inten-ta ejecutar una que sea capaz para suejercicio y al mismo tiempo sea másmagnífica que adorne el aspecto público(...) elaborando como antes está referi-do de piedra sillería cuando menoshasta el primer cuerpo y desde aquelpunto hasta confinar con las armadurasde los tejados, de ladrillo”15.

Sin embargo, gran parte de las viviendasde nueva planta se erigieron en espaciosmenos valorados como la calleja deNieto16, la calle del Cura, la de la Bondad,en el barrio de la Puebla, la de las Monjas,o la Corredera; calle esta última donde seconcentraron un significativo número desolicitudes para construir pobres y pequeñasviviendas, que generalmente estaban com-puestas por habitaciones pequeñísimas:sala, cocina y alcobas oscuras17. También seconstruyó de nueva planta en las corralas,característicos espacios en “cul de sac” ocu-pados por menestrales y clases bajas, comoel de las Malvas o el de Matorras, aprove-chándose igualmente espacios pegados a lasmurallas o extramuros18.

Resulta un indicativo importante elhecho de que el número más importante denuevas construcciones se situase en la zonasur de la ciudad, prefigurando la tendenciade crecimiento que tendría la ciudad en elfuturo, desde el momento en que ésta se violibre de la cerca que la rodeaba.

En el caso de las obras particularespocas veces se presentaban planos, redu-ciéndose las indicaciones, tras la pertinentedescripción en la solicitud y revisión por lostécnicos, a cuidar la idea de regularidad enlos huecos de la fachada que se tenía comoreferencia obligada. Así, en el informe del

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Obrero Mayor sobre la reconstrucción de lascasas 109 y 110 de la Calle Mayor, que se hacitado arriba, este insistía especialmente enla distribución y decoración de los huecosde fachada:

“Y mediante en el día se va a verificar lareforma de la mencionada fachada prin-cipal, para evitar dichas deformidades yponerla con regularidad, en lugar de lassiete ventanas que subsisten en el díadeberá ejecutar en el primer cuerpo altotres rejas bien construidas de balaustresde fierro repartidas en iguales distan-cias; sus dimensiones cuatro pies deanchas de luz y seis y medio de altas,colocando estas con arreglo a dichasordenanzas y a plomos y lima de estas;en el segundo y tercer cuerpos seis ante-pechos también de balaustres de fierrode igual ancho que las citadas rejasinferiores (..) de modo que todos losvanos guarden el plomo y nivel en todassus partes para que hermoseen al mismotiempo el citado aspecto público. La ele-vación de dichas ventanas ha de sersiete pies de luz. (...) construyendo todolo restante la obra con arreglo a los pla-nos levantados para este efecto”19.

Como puede comprobarse en el textoanterior, las casas durante este período man-tienen aún los modelos que existían desde elsiglo XVIII:

“Respondiendo a las pretensiones deracionalidad y uniformidad, presentesen todos los proyectos de la segundamitad del XVIII, la arquitectura domés-tica organiza un modelo basada en larepetición rítmica de los vanos, que se

distribuyen simétricamente en la facha-da (..) De modo que la arquitecturadoméstica de la primera mitad del XIXes fruto de la reelaboración del modelohispánico del pasado. Ubicadas en losviejos cascos, se adaptaban al solar, queen la mayoría de los casos era estrechoy largo.” (Giménez Serrano, 2006).

Los conceptos de “confort” y “estilo”aún no estarán presentes en estas casas, yaque ambos términos comenzarán a emplear-se en la década de 1860-1870 para referirsea la arquitectura doméstica.

5.- EL PAPEL CENTRAL DE LA CASAEN LA CIUDAD DEL PERÍODO ISA-BELINO

Durante el período isabelino se produjoen Palencia una aceleración del ritmo deconstrucción de iniciativa privada, ya queen estas décadas se produjo la cristalizaciónmaterial de un cambio en la mentalidad de laburguesía respecto a la idea de ciudad, faci-litado por el crecimiento de un grupo socialcon recursos y deseoso de invertirlos20. Aeste cambio del concepto de casa y de ciu-dad en el imaginario de la burguesía y a laexistencia de capitales disponibles21, se leunió la disponibilidad de suelo que se gene-ró como consecuencia del proceso desamor-tizador. Un último factor a destacar es elcrecimiento demográfico que vivió la pobla-ción palentina, especialmente a partir delaño 1840.

En el gráfico que representa los “Permi-sos de obra solicitados entre 1834 y 1868”,puede comprobarse el proceso continuadode crecimiento de solicitudes de obras, quellegó a su momento álgido durante la prime-ra mitad de la década de 1860, para sufrir un

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aparente descenso del los últimos años delperíodo isabelino.

El proceso de sustitución del caserío,que fue muy importante en el conjunto delas ciudades españolas durante estos años,significó en la ciudad de Palencia la remo-delación o reconstrucción de más del 26%del total de sus edificios, según cálculo dePablo García Colmenares. Del conjunto deestas obras, más del 80% afectó a las zonasmás céntricas de la ciudad (García Colme-nares, 1986). En lo que se refiere a la arqui-tectura doméstica, este período fue enPalencia uno de los de más profunda trans-formación arquitectónica.

Un elemento a destacar es la especialsignificación que tuvo el incremento de lasobras de nueva construcción, las cuales,según avanzaba el período, fueron adqui-

riendo un mayor peso en el conjunto de lasobras realizadas en cada uno de los quin-quenios. Por otra parte, en las reformas quese realizaron a partir de 1856 destacan cuan-titativamente reformas en profundidad oreconstrucciones totales de las fachadas.Ello incidió en que la transformación de laimagen de la ciudad fuese especialmenteintensa en esta década.

El ritmo constructivo fue de tal enverga-dura, que no sólo se produjo una sustituciónprácticamente total del caserío tradicional,sino que también se dio un proceso de den-sificación en la ocupación del suelo, comoconsecuencia de la aparición de edificios demayor altura y de que se rellenaron con nue-vas construcciones los espacios vacíos hastaentonces, como patios, corrales o huertas. Elproceso de aumento de la densidad de ocu-pación comenzó por las calles más céntri-

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cas, como en la Mayor y adyacentes, dondela ciudad creció claramente en altura. Nosólo se sustituyeron progresivamente lascasas de una o dos plantas por otras demayor altura, sino que se convirtió en habi-tual el añadir nuevas plantas sobre construc-ciones preexistentes especialmente en losúltimos años de este período22.

Una información estadística presentadaante el Ayuntamiento de Palencia en el año1859 destaca que ya en ese momento casi el84% de las viviendas de la ciudad teníanentre dos y tres plantas23. Este aumentogeneralizado de la altura de los edificios dela ciudad fue recogida con disgusto por elescritor Pedro Antonio de Alarcón, quienvisitó brevemente la ciudad de Palencia a supaso para Santander en el año 1858, dandofe de la profunda transformación quecomenzaba a producirse en la arquitecturapalentina durante el período isabelino y que,desde su visión romántica, era clara unamuestra de la decadencia de las ciudadescontemporáneas y de la perdida del valor dela historia:

“Cerca del anochecer llegué a la anti-quísima ciudad de Palencia, cuya calleMayor pudiera compararse en longitud–ya que ni por asomo en hermosura– ala calle Rívoli de París. Toda es decolumnas y pilastras, que forman sopor-tales de forma irregular. Pasarán de milestos informes pilares de piedra que sos-tienen viejísimas casas cargadas deescudos heráldicos.

Pero ¡ay!, por dondequiera que voy, veocaerse a pedazos las más antiguas ciu-dades (..) El prurito de derribar paraensanchar o reedificar, que se ha apode-

rado de Madrid, trasciende ya a las másapartadas y sedentarias villas (..)Mucho ganará en ello, no la higiene,sino el ornato público: pero mucho per-derán el arte, la historia y la poesía (..)Dígolo, porque, en medio de aquellosnobles caserones de Palencia, están yalevantando algunas jaulas de cincopisos, para diez familias y al estilo fran-cés, que ponen espanto a los extrava-gantes como yo, enamorados de lo viejo,tradicional y castizo, y sobre todo de lalibertad y la holgura.-Pero es el caso que los viejos edificiosllegarían a hundirse y a aplastar a susmoradores –me observará alguno quepresuma de lógico–.-¡Pues reedifiquémoslos a la española,sin economizar tanto el terreno! ¡Vivacada cual en una casa y Dios en la detodos! –contesto yo–, sin miedo a lasexcomuniones de esos cursis, que creenque todo lo extranjero es mejor que lode España.”24

Respecto al estilo de la arquitecturadoméstica durante este período, en Palen-cia, como en el conjunto de España, predo-mina una arquitectura de raigambre neoclá-sica durante la minoría de edad de la reinaIsabel II. Un modelo que va mezclándose, apartir de la mitad del siglo, con las nuevastendencias internacionales en el marco delhistoricismo romántico. Una serie de facto-res sociopolíticos hicieron que en España,como escribía Calvo Serraller (1995) “elneoclasicismo académico se prolongueextraordinariamente y que haya que esperarhasta muy avanzada la época isabelinapara que se aprecien auténticas corrientesde renovación en los planteamientos tradi-cionales”.

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El ideal neoclásico de lograr la regulari-dad, e incluso la homogeneidad en la mor-fología constructiva de la ciudad de Palen-cia siguió vivo hasta bastante avanzado esteperíodo, tal como se pone de manifiesto endos ejemplos25. Uno de ellos es el plan deregularización arquitectónica de la PlazaMayor que se consiguió llevar a cabo tras lapresentación de varios proyectos. El segun-do ejemplo lo constituye un fracasado inten-to de ofrecer unos cuantos modelos cons-tructivos a los que habrían de atenerse todaslas edificaciones privadas en el año 1845.

A comienzos del año 1840 el arquitectoPablo Espinosa Serrano, poco tiempo des-pués de recibir la titulación de arquitecto porla Real Academia de San Fernando, presentóa solicitud del Ayuntamiento un modelo deplano para las nuevas edificaciones y refor-mas de todas las casas de la Plaza Mayor dePalencia; es decir, un plan de regularizaciónde la citada Plaza, que el arquitecto diseñóaprovechando el paso a manos de la iniciati-va privada de los inmuebles pertenecienteshasta entonces a la ciudad:

“(..) don Eduardo Martínez de Cossio,uno de los encargados de la instruccióndel expediente promovido para la enaje-nación de las Casas de la Plaza Mayorpertenecientes a los Propios (expuso) loconveniente que sería si llegaba a tenerefecto, se impusiese a los compradoresal tiempo del remate la obligación pre-cisa de que dentro de un breve tiemporeformen las fachadas bajo un modelode plano formado por algún maestroarquitecto, y lo mismo las que se cons-truyan de nuevo en el terreno que haycerca de la fuente, donde debe formarseotra línea de casas (...)” 26

El Ayuntamiento aprobó la propuesta y elarquitecto encargado de realizar el plano fueEspinosa Serrano, pero debido a una serie decircunstancias políticas, el citado modelo deplano no llegó a recibir la sanción del Ayun-tamiento palentino27, aunque se mantuvo enlos años siguientes como un referente paralos compradores de los solares de la Plaza.Un año más tarde el tema aún no se habíaresuelto y Espinosa Serrano volvía a presen-tar ante la corporación palentina un plano,que suponemos no sería muy diferente delanterior, para construir viviendas sobre elsolar de la casa número 13 en la Plaza Mayorde la ciudad, que se ponía a la venta comoconsecuencia del proceso de enajenación delos bienes de propios de la ciudad28. El planodado por Espinosa presenta una construcciónde tres alturas, con cubierta a dos aguas. Enla fachada destaca el ritmo regular de distri-bución de huecos y el dominio de las líneasrectas, tanto horizontales como verticales enlas molduras, la línea de impostas, el alero,el guardapolvos y el almohadillado en lasesquinas del último piso. Elementos, todosellos que jugaban con el claroscuro y aporta-ban un cierto dinamismo a la estabilidad cla-sicista. Del conjunto destaca la unión de laplanta baja y el primer piso a partir de unadoble moldura, así como la integración delespacio que tradicionalmente se había desti-nado a soportales de uso público dentro delespacio privatizado con objeto de dedicarlosal comercio29.

Al año siguiente el mismo arquitectopresentaba proyecto y plano para la cons-trucción de otras tres casas de propiedaddel Ayuntamiento que se vendían en la PlazaMayor, estableciéndose claramente que elcitado plano constituía un modelo para elconjunto de las edificaciones de la plaza quea partir de entonces se levantasen:

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“(..) plano bajo el que ha de decorarselas fachadas de las casas de la Plazanúmeros 14, 15 y 16 (..) levantado por elmaestro arquitecto de la ciudad DonPablo Espinosa Serrano, conforme alcual ha de decorarse las fachadas, nosólo de las referidas tres casas sino paratodas las demás de la misma plaza aun-que sean de propiedad particular”30

Los planos presentados por Espinosafueron revisados por Miguel Echano, quienaconsejó varias modificaciones y, aunque nose conserva el proyecto definitivo31, si setiene en cuenta la realidad de lo construidoque ha llegado hasta la actualidad, es desuponer que éste sería mucho menos preten-cioso que el presentado anteriormente, conuna concepción más plana de las fachadasen las que se eludían todos los elementosdecorativos, como molduras y almohadilla-dos, que presentaba el modelo de original.Además se mantuvieron los soportales, unelemento tradicional en la plaza cuya desa-parición en el modelo propuesto por Espino-sa generó fuerte polémica. Por tanto, elmodelo arquitectónico definitivamenteadoptado para regularizar la imagen de laPlaza Mayor palentina se apoyó menos en lodecorativo y más en lo estructural. Es decir,en la distribución de volúmenes y huecos,como se dirá unos años más tarde: “unmismo sistema de construcción y proporcio-nes de luces, huecos, macizos, decoracionesy uniformidad en todas sus partes”32.

La arquitectura doméstica construida enPalencia durante las primeras décadas delperíodo responden a un tipo de construcciónsencillo y extendido también en otros luga-res: “(..) el edificio residencial, donde elbloque cúbico de superficies lisas de dos otres pisos con tres vanos iguales por planta,

y coronado por una cubierta a dos aguas deteja curva y poca pendiente llegará a consti-tuir un auténtico invariante poco teórico ynada purista que se prolonga durante casitodo el siglo XIX, mezclándose en ocasio-nes con aportaciones exteriores venidastanto del campo popular como del histori-cista” (Alonso, J.R. 1994).

Variantes de este modelo fueron utiliza-das por los arquitectos que más trabajaronen la ciudad durante este período comoPablo Espinosa Serrano, Miguel Echano,Marcelino de la Vega, Ignacio Santos, Nico-lás Pascual Díez o Francisco Javier Saiz.Solían ser construcciones de varias plantas,estando la baja –soportalada o no según lacalle– ocupada por un establecimientocomercial. Los vanos presentaban una dis-posición simétrica y un ritmo repetitivo. Enla mayor parte de las ocasiones se recurrió avanos adintelados, aunque en algunasvariantes minoritarias también se utilizó elarco el carpanel en una o varias de sus plan-tas.

Respecto a la decoración de las facha-das, generalmente ésta se reducía a sencillosmarcos recercados en torno a los vanos,junto con las sencillas molduras horizon-tales en forma de impostas que señalaban laseparación entre pisos33. En otras ocasiones,el dintel de las ventanas de uno o variospisos se coronaba con guardapolvos. Así, enel proyecto que hizo Marcelino de la Vegapara una casa propia de Tadeo Ortiz en1852, el arquitecto colocó sobre los balco-nes del piso principal unos guardapolvossobre pequeñas ménsulas. Elementos de hie-rro o un zócalo de sillería someramentealmohadillado en el paramento de la plantabaja, constituían pequeños detalles que dife-renciaban entre sí los distintos ejemplos de

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este modelo de casa, que se construyó portodo el casco urbano.

Este tipo de fachada sencilla y de rai-gambre clasicista fue claramente dominanteen la ciudad de Palencia hasta comienzos dela década de 1860 y se mantuvo vigentehasta finales del período, introduciéndosealgunos elementos nuevos como los mirado-res, o pequeñas variantes decorativas comolas molduras de formas curvas en la partesuperior de los vanos del piso principal de lacasa que Pedro Guinea proyectó en 1863 enla calle Barrionuevo nº 25.

Sin embargo, desde mediados del sigloeste modelo de fachada al que se atenían lamayor parte de las nuevas construcciones,convivió con otros que no respondían estric-tamente al modelo descrito. En estas casaslos arquitectos intentaron aportar a la facha-da unas señas de identidad específicas,sacando del anonimato tanto al edificiocomo a sus habitantes. La utilización depilastras que, junto con el alineamiento envertical de los vanos que marcaban el ritmode la fachada, fue uno de los rasgos de lasviviendas de calidad durante la década de1850 y primeros años de la del 1860,siguiendo modelos decorativos apoyadosen ejemplos como las Casas del Cordero deMadrid. El arquitecto Francisco Javier Saizutilizó este modelo en varias ocasiones,como en una casa en la calle San Juan, cuyoproyecto está fechado en 1850, en que deco-ra la fachada con cuatro pilastras lisas deorden gigante, que se extienden al primero ysegundo piso y que sostienen un entabla-mento decorado con molduras, marcándosede este modo el cuerpo central del edificio34.

Otro ejemplo de esta arquitectura, carac-terizada por un clasicismo académicosiguiendo el gusto francés y con aspiracio-

nes de monumentalidad, es el proyecto rea-lizado en el año 1853 por este mismo arqui-tecto para una casa situada en esquina entrelas calles Gil de Fuentes y del Cuervo. Laplanta noble de la fachada principal, quedaba a la primera de las calles citadas, sedecoraba con pilastras corintias que sedoblaban en torno al balcón central, mien-tras un balcón curvo en esquina suavizaba elángulo de la casa. La sensación de equi-librio entre las líneas horizontales y lasverticales venía dado también por la distri-bución de molduras en torno a los vanos delpiso principal, separando los pisos y bajo elalero del tejado. La planta baja, desnuda detoda decoración, presentaba una extremadasencillez, que no restaba equilibrio al con-junto, aunque sí magnificencia.

Este tipo de modelos arquitectónicos deaire más monumental que el prototipomedio anteriormente descrito, se aplicóigualmente en una casa que se levantaba alcomienzo de la calle de San Bernardo, ador-nada con pilastras acanaladas de distintosórdenes para cada uno de los pisos, y cuyaautoría posiblemente pueda atribuirse alarquitecto Marcelino de la Vega, por la simi-litud que presenta con la fachada realizadapor este arquitecto en la casa que realizópara el Marqués de Albaida.

Aunque el academicismo clasicista semantendría hasta bien entrada la década de1860, paralelamente se fue introduciendopoco a poco una decoración más variada enla fachada de las viviendas, que menudeóhacia el final del período isabelino. Paradig-ma de esta evolución son los abundantesproyectos de Espinosa Serrano y de otrosarquitectos como Francisco Javier Saiz oPedro Guinea.

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Varios son los cambios estilísticos en laarquitectura palentina de la década de 1860respecto a décadas anteriores. En primerlugar se insiste en las referencias a las for-mas de decoración renacentistas y al mode-lo de palacio con vanos en arco, que se haceevidente en obras como la reforma que pro-yecta Espinosa Serrano para el Palacio deTordesillas en el año 1863. En segundolugar, destaca el uso de una guarnicióndecorativa cada vez más prolija y variadasobre los vanos de los pisos principales. Untercer rasgo es que generalmente se tiende autilizar molduras más volumétricas y visi-bles, en vez de los sencillos listones emple-ados hasta entonces para enmarcar losvanos, señalándose a veces las claves con unelemento decorativo. Este elemento, unido ala utilización de aleros más marcados y a ladecoración en friso bajo los mismos, aportaa las fachadas mayor claroscuro que en laetapa anterior.

Un buen ejemplo de los cambios en ladecoración de fachadas de la década de1860 es la casa construida por Francisco deOrense, marqués de Albaida, en el solar dela calle Mayor, esquina con Cantarranas,donde anteriormente se levantaba la casafamiliar. La construcción de esta casa marcóel inicio del proceso de remodelación de laCalle Mayor en su tramo sur, que era el queen aquellos momentos presentaba un caseríomás deteriorado y lleno de construccionesen ruinas35.

Aunque la construcción ha visto modifi-cada su fisonomía original tras sucesivasintervenciones, podemos intentar recons-truir la imagen que mantenía en su fachadael esquema decorativo definido en los añosanteriores para los edificios de prestigio.Sobre un piso bajo, cuya portada se resaltagracias a un tipo de despiece muy marcado,

los vanos principales de los pisos primero ysegundo aparecen flanqueados por cuatropilastras acanaladas de orden jónico quemantienen las proporciones de la portada.Sin embargo, dado que no se ha localizadoel plano original, es posible que alguno delos elementos descritos procedan del ánimohistoricista que impregnó las intervencionesposteriores en este edificio, la primera y másdesconocida en su alcance, llevada a cabopor el arquitecto Jerónimo Arroyo en el año1915, en la que se sabe que se modifica-ron las cubiertas y se introdujo la balaustra-da que corona el edificio, y otra más pro-funda que vació el edificio y se produjo apartir del año 1985, en la cual se añadió uncuerpo nuevo en la fachada de la calle Mar-qués de Albaida y se vació totalmente el edi-ficio original.

La obra fue acabada en el año 1861, talcomo aún puede leerse sobre el que fuera ensu día acceso principal, aunque las gestionespara iniciar la construcción se remontan a1858, año en que se presentó la solicitud depermiso para la obra con plano del arquitec-to Marcelino de la Vega36. Dado que éstosfueron los años en que comenzaron a apare-cer algunos elementos del eclecticismoromántico en las edificaciones de la ciudad,también aquí se introducen, como es notorioen la presencia de los miradores de maderaque decoran la esquina y la fachada que da ala Calle Mayor, en la condensación de ele-mentos decorativos bajo el alero, o en la dis-tinta decoración que enmarca las ventanas.

Dos tipos de influjos se mezclaron en laarquitectura de la última década isabelina.Por una parte, el modelo aportado por laarquitectura del Renacimiento, que “apare-ce como un modelo figurativo plenamenteoperativo para la arquitectura moderna. Talvez el único período capaz de ofrecer al

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arquitecto moderno útiles para la construc-ción y formalización de la ciudad moderna”(Arrechea Miguel, J.1998). El segundo delos influjos, junto a las referencias renacen-tistas, procedía de la arquitectura francesacoetánea.

Buena muestra del triunfo de los nuevosmodelos estéticos resultantes es también unedificio en la calle Don Sancho número 4,cuyo diseño realizó Espinosa Serrano en elaño 1863 para el industrial Pascual Herre-ro37. Esta edificación ocupaba un ampliosolar con una doble fachada, organizándoseen torno a un patio, siendo uno de los mejo-res ejemplos, tanto en su fachada como ensu desarrollo y decoración interior de unaarquitectura que modificó en pocos años elcentro de la ciudad, como reflejo de lanueva clase social burguesa. Parece claroque la referencia estilística de esta casa a laarquitectura del Renacimiento en la distri-bución y ritmo de la fachada, presidida porla simetría y el uso de un vocabulario arqui-tectónico clásico, aparece mediatizada porel influjo francés, como lo demuestra la pre-sencia de las mansardas que se abrían en lacubierta. Elemento, este de las mansardas,que Espinosa Serrano utilizó en otras oca-siones a lo largo de la década de 1860, comopuede comprobarse por ejemplo en el pro-yecto que hizo para una casa perteneciente aManuel Ruiz de Roldan, que se levantaba enla calle Burgos.

En la organización interna de la citadacasa de la calle Don Sancho, que tristemen-te ha desaparecido hace sólo unos años sinque se pudiera recoger una información quehubiera sido básica para el análisis de laarquitectura decimonónica en nuestra ciu-dad, se reflejaba ya el orden y jerarquíainterna características de este período:

“El interior burgués típico compuestoesencialmente por la tríada de salón,comedor y dormitorios, con sus mueblescorrespondientes, reflejaba exactamenteel orden patriarcal”

Por otra parte, un elemento que adquie-re una gran importancia en la decoración defachadas a partir de la década del 1850 es elcolor que ha de darse a éstas, hasta el puntode no permitirse algunas reformas por noatenerse en la realidad al color que se seña-laba en el plano presentado38. Toda conce-sión de permiso para reforma de fachada ibaacompañada de las fórmulas “pintándola decolores claros”, o bien “que la pintura uestuco que emplea sea de colores claros”. Seintentaba evitar así la falta de regularidadque en produjo en otras ciudades comoMadrid, en la cual:

“(..) las casas, aunque reformadas y pin-tadas generalmente, no tienen uniformi-dad ni armonía, por haberse dejadolibremente a los dueños la facultad dealzarlas y bajarlas a su antojo, y pintar-las del color que han querido, con cuyalibertad mal entendida se ha renunciadoa la regularidad que ha podido darse alaspecto de muchas calles que en el díaestán desfiguradas con hartos colorinesy extravagancias”39

Sin embargo no hay que entender la bús-queda de regularidad como un intento dehomogeneización total del aspecto externode las viviendas, cuyas fachadas en ocasio-nes no se reducían a un solo color, sino quesobre el color de base se distribuían por lafachada unas franjas de tono más oscuro. Unejemplo es una casa propia de la Catedral

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para la cual se solicitó reforma consistenteen “reparar toda la fachada blanqueándola yechando unas franjas de color arena”40. Enel tema del color de las fachadas, como enotros aspectos, se tuvo especial cuidado enla zona centro de la ciudad, ya que si en elresto de ésta podía permitirse el simpleblanqueo de las fachadas, “para el mejoraspecto y ornato público de la poblacióndebería acordarse de que en las calles prin-cipales se obligase a los dueños de la obra aque pintasen o estucasen las fachadas con elmejor gusto posible del arte”41.

Como se veía en el texto de MesoneroRomanos sobre Madrid anteriormente cita-do, la preocupación por el color de lasfachadas forma parte de una concepción enla cual la de búsqueda de armonía en lasfachadas era un elemento esencial paralograr un buen “ornato público”.

La proporción en la distribución de losvanos era otro de los factores para lograr esaarmonía, de modo que en las muchas refor-mas de fachada que se realizan en esta etapase insiste en “que los huecos que se abrantengan buenas proporciones y estén con laeuritmia correspondiente”42. Por ello la dis-tribución y tamaño de los huecos de fachadafue el aspecto al que se remitieron la mayorparte de reformas. Este tipo de reforma fuemuy abundante durante las décadas del 50 yel 60, por lo que estos años marcaron tam-bién el inicio de la desaparición de la arqui-tectura popular de la que, como en otras ciu-dades, había bastantes manifestaciones enPalencia, incluso en las calles más céntri-cas43. Gran parte de las casas construidas ensiglos anteriores presentaban una gran asi-metría en los vanos, los cuales se distribuíanpor la fachada con un sentido más utilitarioque estético, construyendo una imagen quedifería profundamente de la regularidad que

caracterizaba a los modelos de raíz francesaque se venían imponiendo.

La mejora de imagen de las fachadasantiguas fue especialmente significativa enla última década del período isabelino,momento en que en los Libros de ActasMunicipales se observa la insistencia en losargumentos sobre la armonía y regulariza-ción de las calles, junto con referencias a lascuestiones de estilo. Así, eran habitualessolicitudes como la siguiente: “fijar una por-tada de buenas proporciones arreglada a unorden de arquitectura y con un saliente yvuelo igual al que tiene la de su conveci-no”44. Con la misma intención de mejorar elaspecto estético de su fachada, Juan Mérida,vecino del propietario de la casa anterior,solicitaba a lo largo del mismo año “ponerun pórtico en la casa 156 de la calle Mayor”,obra que el arquitecto municipal considerópositiva para el aspecto urbano porque“decora mucho la puerta de entrada de lacasa y por consiguiente el aspecto públi-co”45. Fueron especialmente propietarios dela Calle Mayor y aledaños quienes se deci-dieron a construir portadas más monumen-tales en las fachadas de sus antiguas casas,como sucedió con el de la casa número 157de la calle Mayor, que tras una solicitudsemejante recibió la respuesta de aceptación“(..) siempre que la referida portada sea debuenas proporciones y su mayor vuelo noexceda del que tiene las últimamente cons-truidas en la misma acera, pintándola decolores claros conforme está prevenido en elBando de Policía Urbana”46.

Por otra parte, un elemento nuevo, quevendría a ser esencial en la imagen de lascalles más céntricas a partir de ese momen-to comenzó a aparecer en la arquitecturadoméstica de este período: los escaparates.Desde el período anterior los bajos de las

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viviendas, especialmente en las principalescalles, solían estar ocupados por estableci-mientos comerciales Desde inicios de ladécada de 1860 abundan las peticiones dereforma de bajos comerciales para colocarvidrieras y aparadores con objeto de mostrarla mercancía47. El modelo de comercio condos escaparates y puerta en el centro de lafachada fue el más generalizado en estosaños48. Algunos arquitectos realizaron cui-dados proyectos para este fin, como es elcaso del que Pablo Espinosa realizó parahabilitar los bajos del número 46 de la CalleMayor para un comercio.

Si hasta ahora se ha hablado únicamentede la evolución de las fachadas en la arqui-tectura doméstica de la ciudad es porque,partiendo de la concepción dominante quereducía al ámbito estrictamente privado loque sucedía de puertas adentro de una casa,en Palencia los planos en estos años solíanconstar solamente de un alzado de las facha-das del edificio que daban a la calle –ámbi-to público por cuyo orden y belleza corres-pondía velar a la administración–, por lo queno es posible extraer de esta documentacióngráfica información sobre las profundasmodificaciones que se produjeron en laorganización interna de las viviendas. Modi-ficación que hubo de ser importante si tene-mos en cuenta la variación de los solaresrespecto a momentos anteriores. Así, aun-que todavía bastantes viviendas se levanta-ron sobre los estrechos y largos solares quecaracterizaron la arquitectura domésticadurante los siglos XVII y XVIII49, en lamayor parte de las ocasiones los nuevospropietarios compraron dos o más solarescontiguos para levantar una nueva casa,especialmente en las calles más céntricas.Proceso de unificación y ampliación desolares que se vio facilitado por la Desa-

mortización, ya que parte de los comprado-res se hicieron con “dos casas contiguaspara reedificarlas o adaptarlas como únicavivienda de grandes proporciones” (GarcíaColmenares, P. 1986)

Teniendo en cuenta que fue en la zonamás céntrica de la ciudad donde se produjoen mayor medida la ampliación del tamañode los solares por unión de los preexistentes,parece lógico que en las primeras calles enque se detecta una reducción del número decasas y aumento del tamaño de los solarescomo consecuencia de la implantación deestos nuevos modelos, fuese en la Mayor yadyacentes a ésta50. Esto no significa que nopervivieran bastantes de las llamadas casaslongueras, construidas sobre pequeñas par-celas largas y estrechas.

A pesar de la falta de documentacióngráfica (planos, grabados,..) y escrita, es desuponer que la modificación en la planta queprodujo la ampliación de solares y la exis-tencia de una mayor superficie de fachada ala calle, unida a los nuevos modos de vidaimpuestos por la burguesía y la organizaciónde las viviendas por pisos, generó profundastransformaciones en la organización internade la arquitectura doméstica palentina deeste período, tal como sucedió en otros luga-res.

La modificación externa e interna de lascasas burguesas no fue sólo formal, sinoconceptual y simbólica como afirma Gimé-nez Serrano (2006):

“La vivienda que se está gestandodurante el siglo XIX es una viviendaactiva, dinámica, que nos presta un ser-vicio. Se va transformando en unamáquina que sirve al hombre pues le ilu-mina, le calienta, le limpia, le alimenta

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y le distrae. Rybczynsky califica ladomesticidad de un logro especialmentefemenino de la era burguesa, y enfrentala idea masculina de la casa, sedentariay tranquila, a la femenina, dinámica ylaboriosa”.

Un factor nuevo aparece ya en lasviviendas burguesas de la segunda mitad delsiglo XIX, la especialización de los espa-cios:

“El interior se organizó en diferenteshabitáculos, dispuestos según la funciónque tenían que desempeñar: un espaciopara dormir, para comer, para recibir eincluso, al final de siglo, un espaciopara el aseo”

Un ejemplo de la organización y delmobiliario de una casa en la Palencia demediados del siglo XIX se recoge en elinventario de bienes del arquitecto NicolásPascual Díez, realizado en 1857. En esteinventario se describen los espacios de suvivienda en la calle Mayor nº 21, una casacon dos alturas y puerta trasera a la calleMancornador, que se compone de las depen-dencias siguientes: sala, gabinete, pasillo,cinco alcobas, comedor, despacho, cocina,despensa, corral, además de tres bodegas ylagar. Hemos de recordar en este momentolas limitaciones que respecto a este tipo defuentes plantea José Morata Socías, en tantoque por una parte ofrece una gran minucio-sidad a la hora de describir los materialesmuebles pero también una falta de concre-ción a la hora de describir sus característi-cas espaciales: organización y tamaño de lasestancias. A pesar de ello la descripción delos muebles y objetos decorativos nos per-

miten acercarnos al concepto interior decasa de las clases acomodadas en estos años.

En primer lugar, a pesar de que no esposible saber con seguridad si el orden enque se citan las estancias en el documentosigue el del espacio real de la vivienda,podemos partir de la hipótesis de que la des-cripción de los espacios aún no refleja modoclaro la jerarquización que se establece en laorganización de la casa tipo burguesa delsiglo XIX, con “tres zonas, la más privadadel núcleo familiar, la destinada a los servi-cios y la más pública destinada a la repre-sentación social” (Giménez Serrano, 2006).En segundo lugar permite conocer el tipo demobiliario y la decoración de una casa bur-guesa en esos momentos.

Respecto al mobiliario de la casa elinventario cita muebles de calidad, comovarias camas con o sin columnas, una deellas de nogal descrita como “con fronteravuelta”, posiblemente de influencia estiloImperio y Restauración francesa. El inven-tario también recoge otros muebles de nogalcomo un tocador varias mesas, ya que estamadera, junto a la de olivo era la más usualen la casa burguesa de la primera mitad delXIX, pues “la raíz de olivo y el nogal eranmaderas locales a las que los artesanos sabí-an sacar buen partido” (Giménez Serrano,2006). Se citan también muebles chapadosen madera como una cama y una alacena“con molduras” y, como era habitual, nume-rosas sillas, algunas de ellas de “paja fina”.

El pasillo se decoraba con “un “reloj demúsica con su caja” y un lavamanos, mien-tras en la sala y el comedor la decoración laprotagonizaban no sólo los muebles denogal (mesa y cuatro rinconeras) y un sofá,sino varias alfombras, jarrones, caracolas denácar, un espejo de medio cuerpo y muchos

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cuadros, ya que en el inventario se citan 40que estarían repartidos por las estanciasprincipales de la casa. Los cuadros eran deun valor e interés muy diverso51, ya quejunto a varias obras de temática religiosa encobre o chapa, se citan varios óleos origina-les de pintores conocidos como un “SanJerónimo escribiendo (..) original de Herre-ra” o “dos grandes del Juicio de Salomónoriginal de Jordán” valorados respectiva-mente en 1500 y 1200 reales. Se citan tam-bién cuadros de temática no religiosa como“Felipe el Hermoso original de Carreño”52,“dos marinas originales de Canaleto”53, “dosfloreros, uno de Arellano y otro de Pana”54 ycuatro paisajes pequeños sobre lienzo. Lacultura del propietario de la casa, arquitectoque fue además Académico correspondientede la Real Academia de San Fernando, hacesuponer que la atribución de estas obrascomo originales estaba plenamente funda-mentada. Destaca también en la decoraciónde la casa la presencia de 13 láminas fran-cesas, algunas de las cuales estaban enmar-cadas en caoba, la madera noble que empe-zaba a imponerse en esos momentos entrela burguesía.

Dos estancias adquieren especial signifi-cado en la casa del arquitecto: el despacho yla alcoba anexa a éste. En el despacho des-tacan muebles como la mesa de despacho,otra mesa grande de pino, un estante con sulibrería o cinco tableros de dibujo, destacanjunto a los objetos personales (estuche deafeitar, dos bastones, dos pistolas y unaescopeta) los relacionados con su quehacerprofesional:- Un estuche de Matemáticas en metal blan-co.

- Un compás ruso compuesto de muchaspiezas.

- Un juego de pinceles y varias pastillas detintas.

- Cinco reglas y cartabones de varios tama-ños, etc.

El despacho estaba decorado con cincodibujos de arquitectura que no se describenni se cita su procedencia.

En lo que se refiere a la alcoba del des-pacho, esta era la estancia en que PascualDíaz, como pater familiae custodiaba losbienes más preciados para lo que se utiliza-ban varios baúles, uno de los cuales “concorredera de secreto”. Es de suponer que enél se custodiasen varias cadenas de oro, unreloj también de oro valorado en 1400 rea-les, y variadas joyas (unos pendientes debrillantes, dos pares de pendientes de dia-mantes, una cruz de perlas, un alfiler detopacios y chispas de diamantes, una sortijade chispas de diamantes, otra con un topacioen forma de corazón, dos sortijas de chispasde diamante y topacio y otra de diamantes),así como una cubertería de plata y variosobjetos más de este material. Posiblementeesta cubertería se utilizaría en días señala-dos, completándose con una vajilla con file-te negro, copas de cristal labrado de variostamaños y un cubo para champán que seguardaban en la cocina.

Esta prolija descripción que ofrece elinventario nos permite hacernos una ideadel nivel de vida del arquitecto y su familia,así como de la forma en que éste se refleja-ba en su casa, a pesar de que para el análisisde la arquitectura en este caso faltan datosbásicos como planos, dibujos o restos de laconstrucción que –como plantea Morata ySocías– permitirían “la recomposición deestos fragmentos” y su reinterpretación.Tampoco nos permite conocer aspectoscomo la luz y aireación de la vivienda, ele-

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mentos que serán fundamentales en el con-cepto de “confort” que empieza a utilizarsea partir de la década siguiente.

6.- LA CASA EN EL ÚLTIMO TERCIODEL SIGLO XIX.

A lo largo del último tercio del sigloXIX la ciudad de Palencia adquiere uncarácter plenamente contemporáneo, supe-rando los límites físicos y simbólicos quehabían definido su perímetro desde finalesde la Edad Media, completando la sustitu-ción del caserío tradicional por otro que res-pondía a estándares estilísticos internacio-nales, a la vez que se compactaba el espa-cio interno de la ciudad, se regularizaba lared viaria interior y se abrían nuevas callesen busca de una estructura ortogonal.

Es este el momento en que, como conse-cuencia de la especulación económica sobreel suelo, adquiere carta de naturaleza la com-pactación de la ciudad y el aumento de la den-sidad de ocupación, favorecida por las nuevassoluciones y modelos arquitectónicos.

En este sentido pueden aplicarse plena-mente a la ciudad de Palencia las palabrasde Fernando de Terán:

“(..) la tercera parte del siglo puede serconsiderada (...) como la etapa de cul-minación de un trabajoso proceso polí-tico y económico, que arranca de losaños cuarenta, y que (...) tiene impor-tantes consecuencias en la organizaciónterritorial del país, en el desarrollo de laexpansión urbana y en la transforma-ción interna de la ciudad” (Terán, F.1999).

La diferencia con otras ciudades delentorno próximo estriba en que la arquitec-

tura doméstica palentina de este período secaracteriza por la modestia de sus dimensio-nes y cierta sobriedad en la decoración55,produciéndose una cierta ruptura con laspropuestas más decorativas que se recogíanya en algunos proyectos realizados en ladécada de 1860, especialmente los salidosde la mano de Pablo Espinosa Serrano.

Con todo, la arquitectura palentina delúltimo tercio de siglo no sólo acogió nuevaspropuestas formales, sino también las trans-formaciones técnicas, con la sustituciónmasiva de materiales tradicionales como eltapial por el ladrillo, o la utilización del hie-rro como base de nuevos proyectos tantopúblicos como privados. Ello vino facilitadopor la disponibilidad de estos nuevos mate-riales a los que no sólo era más fácil accederpor los nuevos medios de transporte, sinotambién por la instalación de factorías deestos productos en la ciudad.

Si comparamos las solicitudes de obrasparticulares con las correspondientes a losúltimos años del período isabelino, se puedecomprobar que en ningún momento delperíodo de la Restauración las solicitudes denueva construcción llegaron a alcanzar lasdel quinquenio 1861-865, período de mayorintensidad en el proceso de renovación delcaserío en toda la ciudad.

La importante renovación de la arquitec-tura doméstica que se había dado en la ciu-dad de Palencia durante los últimos años delreinado de Isabel II, junto con el aprovecha-miento de los antiguos inmuebles tras sureforma, pueden ser algunas de las causas deque la actividad constructiva de viviendasde nueva edificación presentara una ciertacontención en los años siguientes. A ello hayque añadir la crisis económica que afectótanto al campo, como a la industria palenti-

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na a partir de la década de 1880 (Moreno J.,1996) factor que incidiría lógicamente enque la arquitectura doméstica no destacaraespecialmente durante este período ni por sucantidad ni por su calidad.

Varias tendencias que se habían definidoclaramente durante el período isabelino semantienen durante los últimos años delsiglo: el aumento de la superficie de lossolares de los edificios de viviendas y de sualtura.

Respecto al tamaño de los solares, cadavez son más escasas las construcciones lon-gueras con una sola habitación a la calle ydesarrollo en profundidad, siendo habitualque las nuevas construcciones se levantasensobre los terrenos de lo que hasta esemomento eran dos, tres o cuatro casas. Porotra parte, el proceso de alineación de callesobligó a muchos propietarios a ceder terreno

para uso público, con lo cual los reducidossolares originarios se empequeñecían aúnmás, impidiendo la construcción de vivien-das según los estándares del momento, loque forzaba a la concentración de variossolares56.

En lo que se refiere al aumento de laaltura de los edificios, los de reciente cons-trucción solían tener tres o cuatro plantas,siendo difícil conseguir permiso para laconstrucción de casas de una sola planta enel recinto de la ciudad57. Una de las obrasmás habituales era añadir una o más plantasen los edificios preexistentes, dándose estetipo de reforma a lo largo de todo el perío-do, aunque se intensificó a especialmente apartir del año 1885. Esta solución, que pro-liferó tras las Ordenes de 1872 y 1875 auto-rizando este tipo de añadidos en las cons-trucciones situadas en calles de segunda y

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Figura 3

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tercera categoría, dio el “espaldarazo estatala la especulación inmobiliaria” (Hernando,J. 1989).

Desde el punto de vista estilístico, laarquitectura doméstica del último tercio delsiglo XIX en Palencia se caracteriza por unacierta austeridad y falta de innovación, si lacomparamos con otras ciudades de su entor-no próximo. Durante los primeros años semantuvo aún el predominio de los elemen-tos clasicistas que decoraban sencillamentelas fachadas: recubiertas con revoco y pinta-das de colores claros, los vanos remarcados,impostas señalando la separación entrepisos, guardapolvos, almohadillado en laplanta baja, esquinas reforzadas con piedra,etc. A estos elementos se unían sencillasdecoraciones florales y geométricas sobrelos vanos, y la decoración de balcones yantepechos de hierro colado. Pedro Guinea,Marcelino de la Vega y Francisco JavierSaiz, entre otros arquitectos, mantuvieronestos modelos durante los primeros años delperíodo, y gran parte de la arquitecturaconstruida a lo largo de las décadas de los70 y los 80 por arquitectos, como NicolásGarcía del Rivero, y maestros de obra, comoMariano Rodríguez o Lorenzo Zamora,sería una esquemática repetición de estemismo modelo.

En toda la arquitectura de este períodose mantiene como referente más decidida laarquitectura clásica, introduciéndose lo queClementina Díez de Valdeón (1986) deno-mina “neogriego de influencia alemana”,caracterizado por el uso de palmetas decora-tivas y ménsulas bajo los aleros.

Cándido Germán, que ocupó el cargoarquitecto municipal en 1971, utilizo estemodelo en el proyecto de fachada de la casanº 1 de la calle de la Tarasca. En este pro-

yecto, realizado por encargo de LorenzoHerrero en 1872, además de los anchos yplanos marcos de piedra que emplea en lasembocaduras de los vanos característicos degran parte de sus obras, utiliza las palmetassobre los vanos del segundo piso. En estacasa se observa un especial cuidado y deco-rativismo en el uso del hierro del balcón ylos antepechos.

Sin embargo, los proyectos de CándidoGermán son un buen ejemplo del progresivoauge del eclecticismo y del uso del ladrillo.Uno de los modelos que Germán repite bási-camente en la década de 1870 muestra ya sugusto por el uso de paramentos de ladrillovisto que, en contraste con la piedra situadageneralmente en la planta baja y en lasesquinas, aportaban una intensa bicromía enlas fachadas58.

El uso del ladrillo está presente en pro-yectos como los de las casas número 5 y 6de la calle Pedro Espina, realizados en 1872y un proyecto de reforma de la casa número2 de la Callejuela de Nieto. En este modeloarquitectónico Germán avanza desdecomienzos de la década de 1870 la tenden-cia al empleo del ladrillo en la arquitecturadoméstica que se generalizará en la décadasiguiente59.

El eclecticismo se hace ya evidente enproyectos posteriores de Germán, como elque realizó en 1884 para la casa nº 154 de laCalle Mayor Principal. En esta casa, juntocon las que la flanquean que también fueronobra de Germán, el arquitecto sustituyó latradicional estructura adintelada de lossoportales de la principal vía de la ciudadpor arcos rebajados, achaflanando hasta unacierta altura las aristas de los pilares demodo que se sugieren esquemáticos capite-les60. Sobre los soportales la fachada, de dos

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pisos sobre bajo y entresuelo, se resuelventambién con un repertorio en el que se com-binan rectas y curvas, así como un reperto-rio decorativo en que se mezcla lo clásicocon otros recursos. Este repertorio fue tam-bién utilizado por Germán en la casa quediseñó para Pedro Romero en la calleBarrionuevo61: vanos adintelados en torno alos cuales se centra la decoración con embo-caduras pétreas formando marcos, guarda-polvos con palmetas, formas sinuosas inci-sas, impostas marcando los pisos, etc.

Otro ejemplo de eclecticismo es el pro-yecto que en 1885 Cándido Germán realizapara una casa que había de levantarse en laesquina entre la Calle Mayor y la Nueva. Eneste proyecto se combina el dominio de laslíneas rectas con resabios clasicistas con elpeso decorativo de la cubierta, que pareceinspirarse en la del madrileño palacio deUceda o Medinaceli, levantado en 1864 segúntrazas del arquitecto francés Delaporte62.

En el último tercio del siglo XIX el pro-tagonismo de algunos maestros de obra enel diseño la arquitectura doméstica enPalencia es muy significativa. Casto Martí-nez, fue uno des ellos. En la década de los80 realizó proyectos para varias casas en lacalle Mayor en los números 30 y 32 de lamisma calle. A pesar de que Casto Martínezparte del mismo repertorio decorativo queGermán, se detecta en este caso una mayorvoluntad de destacar el peso de la decora-ción63.

El recargamiento decorativo que carac-teriza un proyecto sin firma correspondientea la casa que Pedro Romero mandó cons-truir en el año 1894 en la nueva calle quehabría de unir la de Gil de Fuentes con la deBarrionuevo y que llevaría el nombre deeste político palentino, la utilización de cier-

tos recursos y la grafía permiten aventurar lahipótesis de que esta obra pudiera ser tam-bién obra de Casto Martínez. La casa teníauna amplia fachada de 30 metros64 que leaportaba un aspecto palaciego, que pareceinspirado en el Palacio que Pascual y Colo-mer había realizado para el Marqués deSalamanca en Madrid. Según el plano queconservan los descendientes de Romero65, eledificio, ya desaparecido, estaba constituidopor la planta baja y un piso, señalándose ensu fachada tres cuerpos entre los que seresaltaba el central en que se acentuaba ladecoración a base de elementos tomados dela arquitectura renacentista y barroca: unabultado almohadillado en punta de diaman-te en las esquinas y flanqueando el cuerpoprincipal en la planta baja, un balcón depiedra sostenido por ménsulas, al que seabrían tres grandes arcos de medio puntoseparados por pilastras cajeadas, en las cua-les el arquitecto había previsto incluir unadecoración a “candelieri”. Placas mixtilíne-as en la planta baja piso y ménsulas soste-niendo el alero, decoraban el resto de estafachada que se cerraba a ambos lados conpilastras en la planta alta que constituían unacontinuación de almohadillado de la infe-rior.

Coincidiendo con lo sucedido en otrasciudades españolas durante las dos últimasdécadas del siglo surgieron en el centro dePalencia edificaciones en las que dominabael ladrillo, empleado no sólo como elemen-to estructural sino también como ornamen-to, formando motivos geométricos. Comoafirma J. M. Adell Argilés (1983) “el ladri-llo como material de construcción se digni-fica y extiende desde las construccionesmodestas hasta las más significativas social-mente, generalizándose una manera másracional de entender la arquitectura” y se

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aplicará especialmente en las viviendas dealquiler, “desde las de la burguesía mediahasta las de los sectores más populares”(Hernando, J. 1989).

Varias de estas casas se levantaron en laCalle Mayor, siendo uno de los mejoresejemplos el bloque situado en la esquina queforma esta calle con la de San Bernardo. Enesta casa los vanos, la separación entre pisosy el friso situado bajo el alero están decora-dos con ladrillos que sobresalen del para-mento formando distintas figuras geométri-cas. Un mirador de madera situado en laesquina del edificio recorre los tres pisos deque este consta, decorándose también conuna labor geométrica.

Otros ejemplos de arquitectura de ladri-llo son el proyectado por Cándido Germánen 1884 para la casa número 222 de la CalleMayor que decoraba su paramento con for-mas romboidales, y el edificio que se levan-tó sobre los solares de las casa 1 y 3 de lacalle Mayor Principal a comienzos de ladécada de 1890. En este caso el arquitectocombinó la decoración del propio ladrillocon cerámica, más el hierro de balcones yun elegante mirador situado en la esquinadel primer piso que actualmente no se con-serva por haberse sustituido por otro de for-mas más pesadas.

Un elemento que prolifera a finales delsiglo son los miradores. Como puede com-probarse en el gráfico que recoge las solici-tudes de obra presentadas en este período,son más las propuestas de reforma de edifi-cios preexistentes que las nuevas edificacio-nes. Y entre estas propuestas de reforma sereitera la solicitud de sustituir balcones oventanas por miradores. Desde comienzosde la década de 1870 hasta finalizar el perí-odo la colocación de miradores, junto con la

modificación de huecos y la colocación de“antepechos a la italiana”, fue la causa deuna parte importante de las solicitudes deobra. Evidentemente también los miradoresse aplicaron en los edificios de nueva plan-ta.

Los miradores, que eran que un elemen-to funcional con una clara significaciónsocial, no constituyen sólo un parte más omenos decorativa en la fachada, sino quepermiten un articulación más compleja deésta al incorporar volumen, a la vez queofrecen la posibilidad de centrar en ellos unadecoración no demasiado costosa66. Arcospolilobulados, de herradura, frontones yacróteras como remate constituían elemen-tos que se mezclaban en los miradores que,a modo de segunda piel, recubrían los edifi-cios de las calles más céntricas y que tendrí-an su máxima expansión en el primer terciodel siglo XX. En el diseño de miradores,fundamentalmente de madera y algunos dehierro, intervinieron tanto maestros de obrascomo Casto Martínez, como arquitectosentre los que nuevamente hay destacar elnombre de Cándido Germán.

Junto con los miradores, otro elementotransformó la imagen externa de la arquitec-tura doméstica de finales del siglo XIX: losescaparates.

Estos elementos, que ya habían surgidocon fuerza en la década de los 60, se gene-ralizaron en los últimos años del siglo, cons-tituyendo uno de los puntos de atención delos responsables de la arquitectura y delurbanismo de Palencia, pues se considerabaque debían ser un elemento de embelleci-miento u ornato para la ciudad. Por ello envarias ocasiones se aceptan las propuestasde rasgar el muro y colocar vitrinas porque

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con ellas “mejora notablemente el aspectode la fachada”67.

Uno de los ejemplos más significativosde los establecimientos comerciales que ins-talaron escaparates fue la Farmacia de Isido-ro Fuentes, situado en la Calle Mayor, esta-blecimiento que hasta la actualidad ha con-servado una imagen muy cercana a la origi-nal. Tras la presentación de un plano firma-do por el arquitecto diocesano y provincialAngel Cadarso en 188568, el propietariolograba permiso para la reforma que supo-nía la colocación del escaparate, aunque unavez comenzadas las obras se levantó ciertapolémica por sobresalir lo construido res-pecto de la fachada más de lo permitido,aceptándose finalmente “por ser muy pocolo que se ha excedido en una obra de embe-llecimiento cuando se tolera otros abusos”69.Ciertamente la construcción de este escapa-rate era una excepción en el contexto delcomercio palentino de la época. En él sedejó a la vista el hierro, material que sevenía utilizando en la estructura de las cons-trucciones desde unos años atrás, pero quenormalmente quedaba encubierto por losmateriales más convencionales. Unas finascolumnas abalaustradas de hierro constitu-yen parte de la ornamentación, a la vez quesostienen los dos escaparates que flanqueanel acceso al establecimiento70, el cual sedecoraba con una pintura alegórica de laFarmacia, obra del pintor Ferrant. El interiordel establecimiento se amuebló con mobi-liario de madera y pasamanos de hierro den-tro del mejor gusto ecléctico.

Según avanzaban los años y el sistemade mercado adquiere su plenitud, no sólo erapreciso mostrar los productos a través de lasvitrinas de los escaparates, sino que habíaque atraer a la clientela con otros elementosligados a imagen del comercio contemporá-

neo, como los rótulos anunciadores. Lassolicitudes para instalar estos rótuloscomienzan en Palencia durante la década de1880. Así, en 1884 se concedió permisopara colocar un farol anunciador de estable-cimiento de baúles y ataúdes de FranciscoFernández Hontiyuelo en una columna desoportal de la calle Mayor para mejor visibi-lidad desde todas las partes de la calle. Sibien no era generalizado este tipo de anun-cios luminosos, sí lo eran los rótulos sobrelas puertas de los establecimientos, que enocasiones manifestaban las deficiencias cul-turales de comerciantes y artesanos, lo quepreocupó a algún concejal que denunciaba“las faltas gramaticales y otras contrariasal buen aspecto que se observa en muchosrótulos y letreros que existen en las callesanunciando efectos de comercio o el ejerci-cio de oficios e industrias”72.

Un elemento que destaca también a fina-les del siglo es la importancia que se da a losportales de las viviendas, a veces con granvalor arquitectónico y decorativo. En ellosdestacaban la decoración de las paredes y eltecho, a veces decorado con pinturas comoen una casa de la calle de la Cestilla o el dela casa de la calle Don Sancho nº 4, quemostraba también gran riqueza decorativaen muros y techo.

Es difícil saber en qué momento exactose llevaron a cabo algunas decoracionesinteriores en viviendas levantadas unos añosantes, en las cuales se han conservado espa-cios que podrían corresponder a los gustosdel último tercio del siglo XIX y principiodel XX. Un caso destacable en este sentidoes la citada casa nº 4 de la calle Don San-cho73, cuyo interior ha conservado hasta sudesaparición a comienzos del presente siglola estructura original, contando con diversasestancias decoradas siguiendo los gustos

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eclécticos del último tercio del siglo, concolumnas clásicas marcando la separaciónde la alcoba principal, cuidadas y diversasmolduras en ésta y otras salas, varias estan-cias con chimeneas de piedras diversas, asícomo un saloncito chino con paredes empa-peladas con una decoración de almendros enflor, tiradores de puerta en cristal tallado ymetal, etc. Las habitaciones principalesestaban bien aireadas e iluminadas a travésde balcones que se abrían a la calle, mien-tras las secundarias se abrían a un patio inte-rior a través de una gran galería acristalada.En la estructura interna y decoración de estacasa se reflejaba la jerarquía que definía elconcepto de “casa” en la segunda mitad delsiglo XIX: “el interior burgués típico com-puesto esencialmente por la tríada de salón,comedor y dormitorios, con sus mueblescorrespondientes, reflejaba exactamente elorden patriarcal” (Giménez Serrano, 2006).

El concepto de confort, asociado a lahigiene, se reflejaba en algunos detallescomo la existencia de una bañera de mármolblanco de líneas clasicistas que, según susúltimos propietarios, se importó de París en1889. Asimismo un lavamanos de estemismo material se ubicaba en la entrada delcomedor. Por otra parte, es de suponer queesta fue una de las viviendas en las que antesentró la luz eléctrica que llegó a la ciudad enla última década del siglo.

En el momento que yo visité la casapoco quedaba del mobiliario del siglo XIX,únicamente una gran mesa circular de lasdenominadas “de piedras duras” ocupaba elcentro de uno de los salones principales.Este tipo de mesas, cuyo origen se remontaa la Italia del siglo XVI, tuvieron granexpansión en España hasta principios delsiglo XIX.

Nos hemos referido hasta aquí a lasviviendas destinadas a la burguesía y las cla-ses medias que habitaban Palencia, aunquelas buhardillas y sotabancos de las casas depisos eran ocupadas también por menestra-les y trabajadores. Como afirma (GimenezSerrano, 2006) “en estas casas de vecinoslas diferentes clases sociales vivían juntaspero no revueltas, constituyendo esta mane-ra de habitar una de las características fun-damentales de la centuria. En los alzados serepresenta la graduación social, con reduc-ción de altura desde el nivel inferior al supe-rior y también diferente ornamentación.Sótanos, buhardillas y sotabancos estabandestinados a las clases más desfavorecidas,que vivían en condiciones mínimas por elhacinamiento y la falta de luz y ventila-ción”. Sin embargo una parte importante dela sociedad veía esta ocupación jerarquizadadel espacio en vertical como un ideal carga-do de valores morales, como se recoge en eldiscurso de Repullés:

“El bello ideal sería una casa cuya plan-ta baja se destinase a los industriales, elpiso principal al aristócrata, el segun-do al hombre de carrera o negocios, eltercero al empleado modesto y los inte-riores y sotabanco al operario. En con-tacto forzoso todos se conocerían y seestimarían, el obrero vicioso tendía unfreno en el qué dirán de sus vecinos, sivenía beodo temería encontrarse en laescalera a la señora del segundo, sitenia la mala costumbre de maltratar asu mujer y de proferir blasfemias (..) eltemor a que le oigan sus vecinos por lasventanas del patio le retraerá de hacer-lo (..) Notará que todos le tratan conafabilidad, y que si es honrado le soco-rren con largueza en sus apuros; verá

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que los ricos no son enemigos de lospobres. Esta manera de dar habitaciónal obrero, es sin duda la mas democráti-ca, la más caritativa, la verdaderamentesocial.”

Sin embargo, en el caso de la ciudad dePalencia la mayor parte de las clases popu-lares vivía en las casillas situadas en lascorralas, o bien agrupados en barrios comoSanta Marina o la Calle Corredera, consti-tuidos por casas insalubres, como se descri-be en el año 1881 en un informe de la Juntade Sanidad municipal respecto a esta últimacalle:

“(..) tienen todas aproximadamente lamisma forma y construcción hallándoselimitadas de Sur a Norte por la murallay la calle, entre las cuales median deocho a diez metros de extensión; estánapoyadas en la muralla que las sirve depared y por lo cual no reciben ni luz niaire; esto en su orientación del Medio-día. Únicamente al Norte, esto es, a lacalle es donde tienen ventilación y pordonde reciben escasa luz por ventanasmal acondicionadas que ninguna llega atener un metro de luz.Algunas casas, las menos, tienen unpequeño patio (..) que se halla situado asu fondo y la muralla, el cual como esconsiguiente se hallaba convertido enintransitable lodazal.Estas mal llamadas viviendas estáncompuestas de uno o dos pisos. Uno quellamaremos bajo o portal cuyo pavimen-to en lo general es de tierra, situado másbajo que el nivel de la calle de 10 a 50centímetros, y por consiguiente lleno dehumedad; su altura no llega a dos

metros y sus luces y ventilación escasalas dan un olor y aspecto de bodegón.El otro alto situado encima, tiene comoel anterior por única entrada del aire yde la luz el Norte que da a la calle, porabrigo la parte alta de la muralla yamuy deteriorada que las sirve de pareda la cual no pueden acercar las camaspor la mucha humedad que se filtra; ypor techo una ligera teja vana por loque todos los elementos menos el solpenetran. Carecen de corral la mayorparte, y de sumidero y alcantarilladotodas, sirviendo como es consiguiente laacera de lugar común y de basurero lacalle. Estas lúgubres pocilgas estánhabitadas por dos, tres y hasta cincovecinos que necesariamente viven haci-nados y en la mayor miseria”

El mobiliario y los objetos que ocupa-ban estas casas era muy básico, como des-cribe Sainz de Robles : “Sillas de enea, este-rillas de esparto, camas de madera, semille-ro de chinches estivales, cortinillas de per-cal, mesas y armarios de pino sin pintar (..)”

Estas terribles condiciones sirvieron dejustificación para llevar a cabo una de lasoperaciones urbanísticas más llamativas delperíodo, haciendo desaparecer la muralla ylas casas apoyadas en ella para llegar a unaapropiación de este espacio ya higienizadopor parte de las clases altas. Sin embargo eldiagnóstico de las malas condiciones dehabitabilidad de este caserío no implicóofrecer una alternativa de vivienda para lasclases más desfavorecidas, idea que no seplantearía en la ciudad de Palencia hastabien entrado el siglo XX74.

Volviendo a las reflexiones sobre La his-toria de la casa y el patrimonio histórico

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que hace José Morata Socías, afirma que elestudio de la arquitectura doméstica comoelemento patrimonial exige tres etapas queimplica toda investigación con rigor cientí-fico:

“Primera: Constatación de todos loselementos por medio de fotografías, cal-cos y dibujos (..) recogidas de muestraspara un posible análisis físico-químico.Revisión de la documentación planimé-trica. Paralelamente búsqueda de infor-mación archivísticaSegunda: elaboración de una Memoriacon la valoración de los elementos quedeben conservarse que, a partir de esemomento pasan a formar parte de loscondicionamientos del proyecto de res-tauración (..) todo lo que se suprimedebe ser registrado (..)Tercera: Los resultados deben ser publi-cados (..) El conocimiento parcial de loselementos de una casa no es el objetivode nuestro trabajo sino la recomposi-ción de esos fragmentos”

En nuestra ciudad, la remodelación y/odesaparición definitiva la arquitecturadoméstica del siglo XIX no ha seguido estospasos, por lo que de un modo definitivo sehan perdido información clave sobre unpatrimonio que dio durante mucho tiempo elcarácter a la ciudad. Por el contrario da lasensación de que en la mayoría de los casosse actuó de modo consciente para que noquedase rastro ni material ni documental deesos elementos patrimoniales que, despieza-dos o vaciados, nos sirven de muy poco yaque no son más que un cascarón vacío.

Quisiera terminar con un texto de Anto-nio Muñoz Molina sobre la importancia del

papel del historiador para luchar contra elolvido y la necesidad de cuidar los materia-les “inmediatos y frágiles” que perviven conmayor dificultad:

“La tarea del historiador es un antídotoparcial del olvido, pero su efecto resultamás eficaz a medio y largo plazo, y paracaptar la atmósfera particular de untiempo hacen falta materiales más inme-diatos y frágiles que las fuentes docu-mentales guardadas en los archivos ohemerotecas”.75

NOTAS1 La casa habitación moderna desde el punto de

vista artístico. Madrid, Real Academia de BellasArtes de San Fernando. 24 de mayo de 1896.

2 John RUSKIN, Las siete lámparas de la arquitec-tura. Barcelona, (1987 -edic. original 1849-), AltaFuyal, p. 11.

3 En este sentido afirma Javier Moreno Lázaro(1996) que “Al calor de la reactivación del Canal,Palencia salió de su atonía económica y su abuliasocial. Sus aguas todavía no habían llegado a la ciu-dad de Valladolid, lo que permitió a Palencia con-vertirse en la capital de los intereses harineros de laregión, junto con Santander, condición que detentóhasta el inicio de la década de los cincuenta.”

4 Valladolid, Astorga, Toro y, especialmente, San-tander eran los lugares de procedencia de estosempresarios.

5 Además de la producción de harinas, que fue elsubsector alimenticio más importante, la ciudadmantuvo también varias fábricas de chocolate, cer-vezas y aguardiente.

6 “En este sector (de las clases medias), destacandos grupos con fuerza emergente en el modelo libe-ral: el funcionariado público, de oficio, que ocupalos cargos de la Administración del Estado y de lasrecién creadas delegaciones provinciales y locales;un grupo profesional con titulación académica degrado medio o superior. Y el grupo, también nume-roso, de las profesiones liberales (...): En base a laimplantación del nuevo y complejo aparato admi-

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nistrativo, educativo, sanitario, judicial, urbanísti-co, viario, etc., nacional.” Pablo García Colmenares,(1986).

7 AMP. Libro de Actas del año 1845, 12 de febrero.8 Los Libros de Actas correspondientes a los años

1814 y 1815 no han podido ser consultados por nolocalizarse en las dependencias del Archivo Munici-pal de Palencia.

9 AMP. Libro de Actas del año 1826, 5 de agosto.10 Francisco Boada solicitaba en el año 1831

“fabricar unas casas en un corral que le correspon-de frente al Cuartel de San Fernando” . AMP. Librode Actas del año 1831, 13 de septiembre.

11 Bastantes solicitudes de permiso para abrir nue-vas puertas en casas preexistentes se debían a la sub-división del espacio interior de esta en varias vivien-das. Este es el objetivo del Cabildo cuando solicita“abrir tres puertas en la casa que vivió el canónigoGiraldo en la calle Mayor con objeto de subdividir lacasa”, AMP. Libro de Actas del año 1818, 15 de junio.

12 Sirva como ejemplo una solicitud de 1823 enque el propietario pide licencia “para levantar en lacasa que es suya propia en la calle Carnicerías otroalto conforme a ordenanza sin causar perjuicio a lascasas contiguas”, AMP. Libro de Actas del año1823, 26 de septiembre.

13 En el Archivo de la Real Chancillería de Valla-dolid se guarda plano de una casa, propiedad delconvento de Santa Clara, de que fue subdivididapara vender una parte a Telesforo Martínez deAzcoitia. El desacuerdo en la pertenencia de una delas dependencias dio origen a un pleito. A.R.CH.Pleitos civiles c-3345-1.

14 Reconocimiento de la casa número 4 de la calleBarrionuevo, perteneciente al convento de religiosasde la Piedad, tras la solicitud de estas “para abriruna puerta y una ventana que divida a dicha casa yse convierta en dos”. AMP. Libro de Actas del año1826, 5 agosto.

15 AMP. Libro de Actas del año 1829, 23 de mayo.16 Don Juan Meriel, vecino y Diputado del

común, expone que “tiene una casa suyas propiacon su corral que da a ellas y que ha determinadoconstruir otra de él”, AMP. Libro de Actas del año1827, 6 de octubre.

17 En 1820 se solicitaba “formar una humildehabitación” (AMP. Libro de Actas del año 1820, 23de junio) y en otro permiso del año 1820 se utiliza-ba una fórmula que indicaba igualmente el carácter

humilde de la construcción que se pretendía levan-tar: “solicita se le adjudique un terreno baldío sitoentre la calle de la Corredera frente de la casanúmero 34 que habita perteneciente a los propios deesta ciudad que linda con el corral de la ermita deNuestra Señora de Roque Amador para hacer unacasita” (AMP. Libro de Actas del año 1820, 1 dejulio). Un año después se hablaba en otra solicitudde “construir una casilla para su habitación” (AMP.Libro de Actas del año 1821, 4 de octubre).

18 “Informe del arquitecto de la ciudad sobre lasolicitud de Vicente López para construir dos alcan-tarillas que crucen los caminos que se dirigen alhuerto o jardín titulado de Carrillo que ha compra-do con objeto de edificar sobre él un mesón o casa”,AMP. Libro de Actas del año 1831, 3 de diciembre.

19 AMP. Libro de Actas del año 1829, 23 de mayo. 20 El cambio de la actitud de la burguesía respec-

to a las inversiones inmobiliarias fue un fenómenogeneralizado en toda España, tal como dice PedroNavascues Palacio (1978): “Como hecho diferencialrespecto a la etapa fernandina cabe señalar el inte-rés del naciente capitalismo español por las inver-siones inmobiliarias, haciendo del suelo de la ciu-dad y de su arquitectura un valor mercantil de pri-mer orden...”

21 Ello supuso la rápida subida de precios de lossolares del interior de la población. Un buen ejemplode ello es la Casa del Ayuntamiento tasada en135.000 reales en el año 1852 y en 160.000 reales enuna nueva tasación, realizada seis años más tarde.AMP. Sección Administrativa, Legajo 38, Expedien-te para la construcción de una nueva Casa Consis-torial, venta de la casa de Ayuntamiento, casa queocupó la Cárcel, Casa Consistorial, casa número 30de Pedro Espina y redención de foros, censos o suenajenación y Colmenar de Ramírez.

22 Algunos ejemplos son los siguientes: “levantarun piso o cuerpo en su casa de calle de los Soldados,corral de Velero número 2”, AMP. Libro de Actas de1855, 11 de agosto. “Solicitud de arreglo de fachaday colocación de una nueva planta en casa de Pla-zuela de los Doctrinos nº 9...” “Solicitud para levan-tar un segundo y tercer cuerpo en casa de la calleRamírez”, AMP. Sección Administrativa, Legajo21, “Obras particulares, 1860”.

En 1862 se concede permiso a Don Miguel Espi-no para “levantar un piso más que los que determi-na el plano puesto que no afecta a la decoración enmanera alguna”, AMP. Libro de Actas del año 1862,13 de agosto.

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“Solicitud para edificar dos pisos sobre el primercuerpo de fachada que de una planta construyó en elaño 1859” AMP. Sección Administrativa, Legajo21/A, “Obras particulares, 1863”.

23 AMP. Libro de Actas del año 1859, 9 de julio.24 Pedro Antonio DE ALARCÓN Y ARIZA, De

Madrid a Santander, [1858], San Sebastián, 2000,pp. 170-171.

25 El mantenimiento de los modelos clasicistas enlas fachadas se dio también en otras ciudades delentorno próximo como Valladolid. Ver M.J. REDON-DO CANTERA, 1996.

26 AMP. Libro de Actas del año 1841, 8 de febrero.27 Se recoge en las Actas Municipales de 20 de

marzo de 1841 que Pablo Espinosa Serrano recla-maba 2200 reales como honorarios por la realizacióndel plano “para la decoración de fachadas de lascasas de la Plaza Mayor”, AMP. Libro de Actas delaño 1841, 20 de marzo.

28 AMP. Sección Histórica, Legajo 68.29 En el informe adjunto al plano propone Espino-

sa “habilitar cuatro portales de comercio, como sepuede ver en el adjunto plano”, AMP. Sección His-tórica, Legajo 68.

30 AMP. Libro de Actas del año 1842, 20 de abril.31 A comienzos del año 1844 Pablo Espinosa pre-

sentaba una comunicación ante el pleno del Ayunta-miento, “acompañando con ella todos los planos dela nueva decoración de la Plaza de la Constitución,y se acordó se le contestase dándole las gracias y quedichos planos se pongan en marcos con sus cristalescorrespondientes colocándolos en la secretaría”,AMP. Libro de Actas del año 1844, 13 de enero.

32 Texto tomado del dictamen que establece elarquitecto de la ciudad, tras la solicitud de reconstruc-ción de las casas números 7 y 8 de la Plaza Mayor,AMP. Libro de Actas del año 1849, 14 de abril.

33 Existe una gran coincidencia con la descripciónque Mª José Redondo Cantera hace de las construc-ciones domésticas en Valladolid a mediados delsiglo XX. Ver M.J. REDONDO CANTERA, 1996.

34 “El tema del apilastrado y entablamento en lafachada, que señala la planta o plantas de mayorlujo del inmueble, donde suele residir el propietarioque indefectiblemente es un hombre de dinero o unaristócrata, es uno de los caracteres más típicos dela arquitectura isabelina” (P. NAVASCUES, 1973).

35 “ (..) de todos los edificios de que se compone eltrozo de la Calle Mayor desde el dicho arco de la

Puerta del Mercado hasta la confrontación con lacalle Cantarranas solo tres, y estos de poca conside-ración, son los renovados hace pocos años, y delresto unos están desmontados ya para su reedifica-ción, otros en número crecido en ruina próxima ydeben desmontarse muy pronto, y los demás por sumal aspecto y falta de acuerdo en sus alturas, sali-das, vuelos y demás deben irse renovando por com-pleto (..)”, AMP. Sección Administrativa, Legajo 21bis. “Obras Particulares 1858”, Informe del arquitec-to Nicolás Pascual Díez sobre concesión de líneapara construcción de la casa del Marqués de Albaida.

36 AMP. Libro de Actas del año 1858, 18 de sep-tiembre.

37 Esta casa se levantó sobre la que había sidoMesón de la Fruta, perteneciente a los propios de laciudad y enajenado en la década de 1840, AMP.Sección Histórica, Legajo 68. “Informe y tasacióndel Mesón de la Fruta por Pablo Espinosa Serrano(1842)”.

38 “el Ayuntamiento acordó que no estando con-forme la decoración de la fachada de la casa núme-ro 8 de la calle de San Bernardo con la del planobajo del que se concedió el correspondiente permiso(...) reforme el colorido de aquella decoración”,AMP. Libro de Actas del año 1860, 3 de marzo.

39 Ramón de MESONERO ROMANOS, “Manual deMadrid”, en Obras. BAE, Madrid, 1967, t. III, p. 21.

40 AMP. Libro de Actas del año 1856, 4 de junio. 41 AMP. Libro de Actas del año 1954, 4 de

noviembre.42 AMP. Libro de Actas del año 1860, 29 de

diciembre.43 Como afirma Javier Rivera (1992): “en las ciu-

dades se desarrolló una arquitectura popular derasgos generalistas que carece de diferencias conrespecto a la que se producía en el entorno ruralpróximo”

44 AMP. Sección Administrativa, Legajo 21 A.Obra de reforma de fachada en Calle Mayor 158.

45 AMP. Sección Administrativa, Legajo 21. Obrade reforma de fachada en Calle Mayor 156.

46 AMP. Sección Administrativa, Legajo 21. Obrade reforma de fachada en Calle Mayor 157.

47 AMP. Libro de Actas del año 1860, 4 de febre-ro, 28 de marzo.

48 AMP. Libro de Actas del año 1861, 10 de julio.49 Sirva para recordar la organización de este

modelo de casa la descripción que hace M.C. Mora-

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les Saro (1981) “(..)fachadas estrechas, desarrollolongitudinal con predominio de las habitacionesinteriores, escasa salida de huecos al exterior ydesarrollo también en altura”.

50 Durante esto años se produce la renumeraciónde las casas de la ciudad como consecuencia de lareducción del número de edificios por el aumentodel tamaño de los solares que ocupaban. Como con-secuencia de ello en la Calle Mayor se observa, porejemplo, que en el año 1863 el número 258 antiguohabía pasado a numerarse con el 215, AMP. Libro deActas del año 1863, 20 de mayo.

51 Como afirma Giménez Serrano (2006) en estaprimera mitad del siglo “en las paredes convivíanlas pinturas al óleo con las medallas de temáticareligiosa”.

52 Valorados en 800 reales.53 Valorados en 800 reales.54 Valorados en 800 reales55 Al menos las que ha llegado hasta nosotros, o

se conserva referencia documental.56 Un caso extremo se produjo en un solar de la

calle de Don Sancho, cuyo propietario se quejabaante el Ayuntamiento de que “de 5 metros que tieneel solar había de perder 3, siendo por tanto imposi-ble construir un edificio sobre el terreno que quede;que interesado como el que más en que no resulte enel centro de la población un lugar tan feo como losque ya van siendo clásicos en ella, ha gestionadocon los propietarios limítrofes pero nada ha conse-guido, ni solicitando comprar ni ofreciendo vender”,AMP. Libro de Actas 29 de mayo de 1878.

57 En respuesta a una solicitud de este tipo elarquitecto municipal informaba que debía aplicarse“la prohibición de la Real Orden de 10 de julio de1854 que establece la prohibición de edificar casasde un solo piso bajo, aunque sólo hace referencia aMadrid, a ella nos debemos de atener mientras nocuente esta ciudad con unas Ordenanzas”. AMP.Sección Administrativa, Legajo 22, Obras particula-res 1867-1874.

58 La preferencia por el ladrillo y su temprana uti-lización ponen en relación la obra de este arquitectocon Ortiz y Urbina y Teodosio Torres, que trabajaronen la próxima ciudad de Valladolid, cuya obra apor-tó importantes dosis de racionalismo a las tipologíashistoricístas al uso.

59 Palencia sigue en mismo proceso que otras ciu-dades de su entorno: “a partir de 1880 la nuevaarquitectura de ladrillo, los sólidos muros construi-

dos con ladrillo prensado, creando originales com-binaciones cromáticas con la blanca piedra de Hon-toria de las jambas y cornisas, se impone rápida-mente en Burgos dando una fisonomía muy peculiara sus nuevos y elegantes barrios”. Lena SaladinaIglesias Rouco, 1979.

60 Este recurso fue utilizado también por el maes-tro de obras Martín Rodríguez Montes en algunosproyectos.

61 AMP, Sección Administrativa, Legajo 24,Obras 1885, Proyecto de fachada para la casa nº 31de la Calle Barrionuevo.

62 Ver Pedro NAVASCUÉS PALACIO, 1993, pp. 263-264.63 Esta decoración es común a la que se dio en las

dos últimas décadas del siglo en otros núcleos deentorno geográfico de Palencia como León. VerManuel SERRANO LASO, 1993, p. 151.

64 AMP. Libro de Actas año 1893, 9 de mayo.65 Deseo agradecer a Jesús Mateo Pinilla las faci-

lidades que me ha dado para ver y fotografiar los ori-ginales de éste y otros planos recogidos en estainvestigación. El plano ha sido publicado en VV.AA.Palencia:200 años a través de sus artistas, p. 186.

66 “Los miradores, tan generalizados en nuestraCiudad como en todas las poblaciones del norte”,aúnan notables ventajas funcionales –aislamientotérmico, luminosidad– y decorativas, pues la car-pintería siempre es más ornamental y barata que lacantería”. SAZATORNIL, L. (1996)

67 AMP. Libro de Actas año 1892, 29 de julio.68 AMP. Sección Administrativa, Legajo 24, 1885.

Obras.69 AMP. Libro de Actas año1888, 11 de abril.70 El papel sustentante de estos elementos se des-

taca en la solicitud de permiso en que se dice quepara esta obra “debe suprimirse el muro central hoyexistente y debe de ser reemplazado por dos colum-nas como se demuestra en el adjunto plano”, AMP.Sección Administrativa, Legajo 24, Obras Particula-res. 1885.

71 AMP. Libro de Actas año 1884, 26 de septiembre.72 AMP. Libro de Actas año AMP. 1895, 23 de

octubre.73 A comienzos del siglo XX se hace una reforma

de la fachada por Jerónimo Arroyo, pero se desco-noce si ésta afectó al interior de la casa y en quémedida.

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74 En la segunda década del siglo XX surgen lasprimeras iniciativas para construir bloques de vivien-das económicas, como la promovida en 1924 parareformar el edificio ocupado por las ReligiosasEsclavas de los Sagrados Corazones en viviendaseconómicas. AMP. Sección Administrativa, Legajo 4.

75 Antonio MUÑOZ MOLINA. “Formas de olvido”El País Babelia (9/01/2016).

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Proyecto de la casa realizada por Marcelino de la Vega (1849).

La solución adoptada por Marcelino de la Vega para la fachada de esta casa (1852) fue una de las más repetidas durante el período isabelino en Palencia.

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Proyecto de Francisco Javier Saiz para casa con fachada principal a la calle Gil de Fuentes (1853).

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Proyecto para casa en calle Don Sancho nº 4, de Pablo Espinosa (1863).

Casa para la calle Mayor, proyecto de Pablo Espinosa (1864).

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Casa en la calle Nueva. Proyecto de Cándido Germán (1885).

Proyecto para una casa en la calle Mayor, de Cándido Germán (1884).

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Casa de Pedro Romero. Proyecto sin firma atribuido al maestro de obras Casto Martínez (1894).

Proyecto para la Farmacia Fuentes. Ángel Cardaño (1885).

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Proyecto de mirador realizado por Cándido Germán para casa n1 de la calle Cantarranas (1873).

Proyecto de mirador del maestro Casto Martínez.

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Portal de la casa nº de la calle Don Sancho antes de la última reforma.

Pintura en el techo en un portal de la calle de la Cestilla.

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Detalle decorativo del interior de una casa en la calle Mayor.

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ILMO. SR. DIRECTORSRAS. Y SRES. ACADÉMICOSSEÑORAS Y SEÑORES

Al ser uno de los miembros de esta Aca-demia Palentina de Historia, Letras y BellasArtes que propuso en su día el ingreso en lamisma de María Teresa Alario Trigueros mecorresponde, por deferencia de mis compa-ñeros Fernando Franco Jubete y RafaelMartínez González, darle la bienvenida aesta Institución en nombre de todos susmiembros y poder contestar a su discursode ingreso haciendo una breve incursión ensu vida profesional y en los méritos que laavalan para su aceptación en esta Academia,algunos puestos en evidencia en el discursoque acabamos de oír.

Tengo la suerte de conocer la trayectoriaprofesional de la doctora Alario Triguerosdesde nuestro acceso a la Facultad de Filo-sofía y Letras en la Universidad de Vallado-lid en el curso 1971-72, desde entonces hapasado bastante tiempo como para tener ele-mentos de valoración suficientes sobre sucapacidad y los resultados de sus investiga-ciones científicas a lo largo de estos años.Además, he coincidido con ella comodocente en la que entonces fuera Escuela

Universitaria de Formación del Profesoradode Palencia hoy convertida en la Facultad deEducación.

Teresa Alario es profesora Titular deHistoria del Arte de la Universidad de Valla-dolid y ha sido capaz de aunar las tres for-mar de actuación en la vida universitaria, lamás importante la docente en la que tiene unmerecido reconocimiento y prestigio nosólo en esta universidad sino también enotras de este país como ponente o conferen-ciante. Y desde luego, su labor investigado-ra, que es la otra parte básica exigible a unaprofesora universitaria. Una investigación,como veremos más adelante, que está per-fectamente imbricada y orientada a su labordocente, complementaria con ella, enrique-ciéndola permanentemente. Pero además, ladoctora Alario Trigueros se ha preocupadode tareas de gestión universitaria con objetode llevar a cabo reformas y mejoras en unservicio público como es la universidad, poreso ha ocupado cargos directivos en suFacultad de Educación, desde la secretaría ala dirección, de forma discontinua –como nopodría ser de otra forma– en el largo perio-do que va desde 1988 a 2013. Lo que hablade su implicación y preocupación por laenseñanza universitaria. Pero además, estu-vo dispuesta a asumir tareas de mayor com-plejidad, pero muy relacionadas con su

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CONTESTACIÓN AL DISCURSO DE D.ª M.ª TERESAALARIO TRIGUEROSPablo García ColmenaresAcadémico Numerario

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dedicación, como Vicerrectora de ExtensiónUniversitaria de todos los campus de laextensa Universidad de Valladolid, desde2004 hasta 2006.

En lo que se refiere a la otra faceta uni-versitaria como es la investigación, hoyhemos podido apreciar una muestra de suslíneas de investigación, puesta de formaextensa en lo que fue su Tesis Doctoral quellevó por título: “Arquitectura y Urbanismoen la ciudad de Palencia (1759-1898)”,defendida brillantemente en la Universidadde Valladolid, en 2003, y que leí con detalle,dado que tuve la fortuna de estar comomiembro de aquél tribunal. Pero, antes dehablar de su discurso quiero hacer un breverepaso por lo que ha sido, hasta ahora, sutrayectoria investigadora para poner demanifiesto su alcance y, de algún modo, lajustificación que han tenido en cuenta losmiembros de esta Academia para invitarla,formalmente, a integrarse en su seno.

Con el ánimo de la brevedad se podríanagrupar sus líneas de investigación en trescentros de mayor interés como son los Estu-dios sobre las Mujeres y de Género en laHistoria del Arte Contemporáneo, sin dudasu campo más fructífero, en segundo lugaren la investigación sobre Arquitectura yUrbanismo en España y, por último en losestudios de la Historia del Arte en la Educa-ción. Por eso muchas de sus publicacionesversan sobre alguno de eso temas, como sonel libro sobre “Un palacio con Arte. Fondosartísticos de la Diputación de Palencia”(1997) donde recoge la importante obraexistente en esta institución provincial o ellibro, titulado “Palencia” (2007) sobre laimportancia artística de esta provincia.Otras obras recogen la relación de mujeresartistas como son los estudios de “Mujer yArte” (2002), “Las académicas: mujeres en

un mundo de hombres” (2003), “MaríaRomero y Águeda de la Pisa, pintoras”como figuras artísticas que es necesario rei-vindicar para nuestro bagaje cultural. Y“Arte y Feminismo” (2008), lo que eviden-cia el interés y preocupación de la candida-ta en la importancia de los estudios de géne-ro en la España actual lo que la ha llevado aser una activa socia de la Cátedra de Géne-ro existente en la Universidad de Valladolid,de la que fue co-fundadora en el año 2000, yen la actualidad su directora desde el año2011. Desde esta institución educativa diri-ge e imparte multitud de actividades enfavor del reconocimiento del trabajo, pensa-miento y difusión de la obra de las mujeresen la historia, en sus diferentes manifesta-ciones, dentro del ámbito universitario y engeneral para toda la sociedad. En esa mismalínea ha dirigido, coordinado o ha sidoponente en numerosas actividades a lo largode las últimas décadas sobre Seminarios encoordinación con el Instituto de la Mujer odentro de la Universidad de Valladolid,como secretaria de la Comisión de Igualdad,ponente en la titulación para la formación de“Agentes de Igualdad de Oportunidades” odel master de “Estudios de Género y Políti-cas de Igualdad”, o del programa de docto-rado “Las mujeres en los Estudios de Huma-nidades”. Y dentro del grupo de investiga-ción existente en la propia universidad sobrela “Identidad e intercambios artísticos. Dela Edad Media al mundo contemporáneo”.Fruto de esta última actividad docente, hapodido ser comisaria y autora de los catálo-gos de muchas exposiciones artísticasdurante estos años.

Esta línea de investigación la ha permi-tido participar en otros Grupos de Investiga-ción Reconocidos como: “Estudio de larenovación del contenido de la asignatura

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de historia desde la perspectiva de géneroen el marco de la Convergencia europea” ysu trabajo se ha plasmado en alguna publi-cación, como “La prevención de la violenciade género en la formación inicial del profe-sorado” (2010). En fin, una larga lista deactividades desde la docencia a la investiga-ción, pasando por tareas de dirección y ges-tión de centros culturales, que han acredita-do a ser candidata a esta Academia de His-toria, Letras y Bellas Artes, Tello Téllez deMeneses de Palencia, que se honra de suaceptación y por tanto de tenerla en nuestroseno.

El discurso que acabamos de escucharnos ha dado muestra de cuáles son sus preo-cupaciones en la Historia del Arte, la “arqui-tectura doméstica”, la vivienda y su distri-bución y el concepto de “confort”. En defi-nitiva una investigación en la línea de laHistoria Social interpretativa frente a lameramente descriptiva. Además lo hacecontraponiendo la vivienda de la burguesía,como nueva clase ascendente en el sigloXIX frente a la otra clase numéricamentemayoritaria, como es el proletariado. Lasprofundas divisiones sociales quedan bienmarcadas en el espacio físico de la ciudad y,desde luego, en las características y calida-des de una y otra.

Además, la conferencia se enmarca en elprofundo cambio económico que ha posibi-litado en cambio social en el mundo delsiglo XIX, que abrió uno de los periodos demás profundas transformaciones políticas(liberalismo político), sociales (sociedad declases), económico (revolución en la indus-tria, agricultura, transportes) y cultural (ide-ología burguesa y obrerismo). Y como con-secuencia del desigual reparto de las “plus-valías” o de la riqueza generada por las lla-madas “leyes del mercado”, las desigualda-

des sociales se hicieron muy profundas, irre-conciliables, por la falta de solidaridad delas nuevas clases dirigentes y la inexistenciade la menor preocupación de los gobiernospor la suerte de sus ciudadanos más desfa-vorecidos. Habría que esperar hasta la déca-da de 1880 en que la Alemania Bismarkianainiciara la senda de lo que un siglo despuésllamaríamos el “estado del bienestar”.

Por eso, el interés de la conferencia deMª Teresa Alario incide en un periodo de lahistoria de España donde las desigualdadessociales se hacen más notorias y no se apre-cian síntomas de preocupaciones de losgobiernos más allá de crear la llamada“cuestión social” –como mera preocupaciónpor la penosa situación de las clases obre-ras–, pero que sólo va a ofrecer la recopila-ción de los informes elaborados por algunasprovincias, y a pesar del interés del Estado,la mayoría no llegó a elaborar los escritos enlos plazos pedidos. Los textos fueron publi-cados por la Comisión de Reformas Socia-les en 1885 y no se volvió a tener noticias deella hasta su transformación en el Institutode Reformas Sociales en 1903. Hasta elsiglo XX no aparecen publicadas las prime-ras leyes sociales pero de claro sesgo labo-ral, que para nada se preocupa por las con-diciones de vida de la clase obrera, reflejode la situación salarial y de los precios libresde los alimentos. De la vivienda, los sanea-mientos, los servicios sociales o asistencia-les, tendrá que transcurrir mucho tiempopara que la clase trabajadora tenga noticias.

El problema del alojamiento de la pobla-ción obrera en España se intentó solucionar apartir de 1853 (con la R.O. de 9 de septiem-bre) con algunas medidas de escaso alcance ysin ningún presupuesto, ya que sólo instaba alos gobernadores civiles de Madrid y Barce-lona para que apoyaran cuantas iniciativas se

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produjesen, de ahí los escasos resultados.Habrá que esperar más de medio siglo a lapromulgación de la primera Ley de CasasBaratas, en 1911, para ver el inicio de laintervención pública bien directamente, o lomás habitual, en apoyo de las iniciativas pri-vadas o cooperativas sindicales como reco-gen los trabajos de los especialistas1.

Además, la libertad total en la contrata-ción para los alquileres, con su corta dura-ción, la facilidad de desahucio así como elprecios libre a partir de la Ley de Inquilina-to de 1842 no tuvo mayor regulación hasta1920, lo que proporcionó un largo periodode ganancias a los propietarios rentistas sinapenas obligarles a introducir mejoras en lasviviendas para la clase obrera. Así se expli-can las críticas de la clase obrera por elaumento de los precios de alquiler y a laescasez de viviendas a buen precio y lasmiserables condiciones de las mismas, antela poca efectividad de la construcción decasas baratas.

Otro de los aspectos de la conferenciasobre la que quiero llamar la atención essobre las fuentes documentales, como hahecho Alario Trigueros, que nos ha señaladola falta de pruebas directas como la inexis-tencia de planos de la planta de las casaspara conocer cómo se estructuraba lavivienda para poder definir sus prioridadesy modos de vida. En muchos casos hemostenido que recurrir a la literatura costum-brista del siglo XIX para poder tener lasmismas referencias que Dikens nos da paralas ciudades industriales británicas.

Los registros testamentarios recogidosen los protocolos notariales nos dan otrainformación indirecta de los bienes mue-bles, adornos, libros, ropas o menaje quehay en cada una de las piezas de las vivien-

das burguesas, pues, como sabemos sólohacían testamento los que tenían algo quetestar, muy pocas veces los obreros seencontraban en esa situación. Por eso sequeja Alario de que hemos perdido todaprueba real al haber destruido todo resto delas viviendas del siglo XIX, que no hemosconsiderado que fueran dignas de ser con-servadas como patrimonio cultural de nues-tra historia reciente. Bien lo sabemos loshistoriadores que hemos investigado temascercanos como la industria de los siglosXIX y XX y hemos visto, a pesar de todoslos intentos de crear una base museística,como se ha ido destruyendo todo el patri-monio industrial de provincias como en laque estamos. ¿Qué fue de la industria textillanera, de la industria de las mantas dePalencia?, por ejemplo…. Y, ¿correrá lamisma suerte la industria harinera en unosaños? Por citar sólo estas que se han citadoen la conferencia de la doctora Alario ysiguiendo con sus referencias, en este casoni siquiera podemos hablar de “fachadis-mo”, como en el caserío, ya que para elpatrimonio industrial solo hemos conserva-do las “chimeneas” de los hornos, aunquepodemos alegrarnos de que la Yutera alber-gue el Campus palentino y la Tejera puedaconstituirse en un espacio cultural en lospróximos años, aunque casi ahí, y en la Bri-quetera de Venta de Baños se nos acabe lalista de edificio industriales rehabilitados.

La profesora Alario ha analizado unperiodo histórico tan importante como es lasegunda mitad del siglo XIX que cambiaradicalmente la fisonomía y la organizacióndel espacio de nuestras ciudades que se hamantenido hasta el presente en su estructu-ra, aunque haya quedado el cascarón másque el contenido. La ciudad de Palenciaconsagró y fijó su estructura urbana en esa

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época en la forma alargada obligada por elrío Carrión, como fuente de energía y sane-amiento general y luego en el siglo XIX, elferrocarril. Se conforma entonces, como haseñalado la conferenciante, la ciudad quehemos conocido en la época más recientecon la división y valoración de sus espaciosy con la definición de la calle Mayor comoresidencia de la burguesía y clases mediascon sus miradores, y como lugar de centra-lidad para los servicios públicos y el comer-cio con proyección provincial como tratande presentar sus escaparates. Mientras, lasclases populares son reubicadas en la perife-ria urbana, las zonas peor valoradas y conpeores servicios higiénicos, ya que éstos amedida que se implanten desde el centro a laperiferia, irradiarán con retraso y desidiahasta las corralas de fondo de saco en losbarrios marginales, como “El Andrajo”, tér-mino bien expresivo para denominar a losalrededores de la iglesia de Santa Marina amediados del siglo XIX.

Una conferencia que pone de manifiestoel buen hacer de la nueva académica, que enesta conferencia ha modelado ideas queextensamente desarrollaba en lo que fue sutesis doctoral, por lo que me atrevo a suge-rirla que busque espacio y un poco de tiem-po para adaptar aquella –la tesis doctoral–,del formato académico a uno más divulgati-vo y hacerla así accesible al público enforma de libro. Con las perlas que nos hamostrado bien podemos aventurar que seríade gran interés para mejorar nuestro conoci-miento de la historia contemporánea de estaciudad y provincia en la que vivimos.

Sólo me resta pues, reiterarte la bienve-nida a esta Academia que se siente honradacon tu presencia y las aportaciones que tucurrículum, brevemente resumido, nos hacenatisbar. Aquí encontrarás consideración y

apoyo para que puedas seguir aportando tuesfuerzo y dedicación en favor de un mejorconocimiento de nuestra historia y cultura.

¡Muchas Gracias!

NOTA1 ARIAS, L. Socialismo y vivienda obrera en

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