La catedral, Historia de la Edad Media

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LA CATEDRAL, LA CIUDAD “Europa en la Edad Media” de George Duby

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LA CATEDRAL, LA CIUDAD“Europa en la Edad Media” de George Duby

La catedral, la ciudad, la escuela Por definición, la catedral es la Iglesia del

obispo. Desde inicios de la cristiandad se estableció la presencia de un obispo por cada ciudad.

El arte de las catedrales significa, ante todo en Europa, el despertar de las ciudades. En las vidrieras, que fueron ofrecidas por asociaciones de trabajadores, intentaba consagrar así las primicias de una joven prosperidad.

Artesanos y negociantes quisieron que en la iglesia madre de su ciudad se representaran los gestos y los utensilios de su labor.

La catedral, la ciudad, la escuela Las funciones productivas se celebraban en el

monumento, lo que provocaba las reuniones. Ahí se reunían las cofradías y toda la comunidad para sus asambleas civiles. La catedral es la casa del pueblo.

Las ciudades pretenden estar separadas del país llano. El burgués desprecia a los rústicos. Cada ciudad es un recinto con puertas que se cierran por la noche, con murallas que modernizan gracias a los rápidos adelantos de la arquitectura militar tanto como a la de las iglesias.

La catedral, la ciudad, la escuela La ciudad era ciudadela porque las riquezas que

contiene son tentadoras, fáciles de tomar, porque los que ostentan el poder en estos muros saben que es el lugar de las percepciones más fructíferas y que hay que proteger esos recursos. Por ejemplo, el rey Felipe Augusto tuvo el cuidado de fortificar París, pues de ahí provenían sus mejores ingresos.

Sin embargo, a pesar de su fortificación, las ciudades también están abiertas al tráfico. Guerreros y sacerdotes residen allí, pero son los hombres de negocios quienes mantienen su prosperidad.

La catedral, la ciudad, la escuela Hacia las ciudades convergen los itinerarios,

caminos de tierra y vías fluviales. Hasta los instrumentos de circulación sirven para su defensa, pues el puente es también muralla.

Los puentes como el Ponte Vecchio en Florencia, se consideran los pasos más seguros por el traslado de mercancías.

La ciudad, lugar de la abundancia, bulliciosa, es para los moralistas de la catedral un lugar de perdición. Dicen que está viciada por la concupiscencia, la glotonería y el lujo.

La catedral, la ciudad, la escuela Dentro del espacio urbano, se descubre

la miseria producto del hacinamiento y la pobreza generada por la inmigración.

La pobreza se instala en las ciudades para la mala conciencia de la gente demasiado rica, banqueros, prestamistas, de los cambistas y de todos los profesores y maestros establecidos en el puente, y que también se enriquecen con su oficio.

La catedral, la ciudad, la escuela A lo largo del siglo XII se ha reforzado el

sentimiento de que hay que hacer algo más que recitar ciertos rezos, o hacer algunos gestos de piedad, sino recordar que un rico tiene pocas oportunidades de entrar en el reino de los Cielos. Ello empujaba a muchos ricos a colaborar en la construcción de la catedral.

La catedral domina la fiebre y los pecados del mundo urbano. Es su orgullo, su protección y coartada para el día del juicio final.

La catedral, la ciudad, la escuela La catedral afirma que la salvación se gana

dentro del orden y la disciplina, bajo el control de un poder o más bien de dos poderes asociados, el obispo y el del príncipe. Se reafirma la convivencia entre la Iglesia y la monarquía.

La Iglesia domina no por las armas sino por la palabra. Enseña los dogmas, el camino recto del que ninguno debe desviarse, reglas, una ética para que cada uno ponga en práctica sin vacilar.