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UNIVERSIDAD ADVENTISTA DOMINICANA VICE RECTORÍA ACADEMICA FACULTAD DE TEOLOGÍA LA CENA DEL SEÑOR: PARTICIPAR INDIGNAMENTE, UN ANÁLISIS HISTÓRICO EXEGÉTICO DE 1 CO 11:27-30 CON UNA APLICACIÓN A LA IGLESIA LOCAL Tesis presentada como requisito para la obtención del grado de: Licenciado en Teología Por: Br. Ángel Dayán De la Cruz Machuca Asesor: MG. Ángel Guzmán Sonador, Bonao, Provincia Monseñor Nouel República Dominicana 2009

Transcript of LA CENA D..

UNIVERSIDAD ADVENTISTA DOMINICANA

VICE RECTORÍA ACADEMICA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

LA CENA DEL SEÑOR: PARTICIPAR INDIGNAMENTE, UN ANÁLISIS

HISTÓRICO EXEGÉTICO DE 1 CO 11:27-30 CON UNA APLICACIÓN A LA

IGLESIA LOCAL

Tesis presentada como requisito para la obtención del grado de:

Licenciado en Teología

Por:

Br. Ángel Dayán De la Cruz Machuca

Asesor:

MG. Ángel Guzmán

Sonador, Bonao, Provincia Monseñor Nouel

República Dominicana

2009

iii

ADVERTENCIA

"Ni la universidad, ni el jurado examinador

serán responsables de las ideas expuestas

por el sustentante"

Reglamento de Investigación

iv

JURADO EXAMINADOR

_______________________________________

Presidente

_______________________________ ____________________________

Secretario Vocal

Lugar de Defensa: __________________________________

Fecha: ______________________________________

v

APROBACIÓN POR LA UNIVERSIDAD

_________________________________________

Asesor

_______________________________________

Decano Facultad

___________________________________

Vicerrectora Académica

______________________________________

Rector

vi

DEDICATORIA

A Manuel De Jesús y a Juana María, mis padres.

vii

AGRADECIMENTOS

A Dios Por ser mi sustentador y guía fiel.

A mis padres María, Manuel y Antonio P. Por su

compresión, por su apoyo incansable y

por suplirme de todo lo que necesité.

A mis hermanos (as) Jafreisy, Josefina, Milqueya e Isidro por

su apoyo durante este tiempo de mucho

trabajo.

A mi novia Elsa María, gracias amor por hacer esto

parte de ti, por tu ayuda incondicional y

por tus oraciones.

Maestros (a) Especiales Dr. Feliberto Martínez, por su sabiduría y

ayuda.

Dr. Frank Ríos, por enseñarme a ser un

estudiante disciplinado.

Dr. Carlos Reyes, por enseñarme a ser

firme y serio.

viii

Dr. Teófilo Pichardo, por transmitirme su

visión y dedicación.

MG. Manuel Caro, por sus sabios

consejos y orientación oportuna, gracias.

MG. Vladimir Polanco, por su apoyo,

motivación y empuje en el área teológica.

MG. Santiago Catedral por ser una madre

emocional y sus sabios consejos.

Gerson, Ignacio y Daniel Polanco Por ser mis hermanos y compañeros de

batalla en este triunfo y su amistad

incondicional.

Altagracia Marmolejos Por serme como madre y consejera.

Amigos (a) y compañeros (a) de estudio Que de una manera o de otra colaboraron

con su amistad, oraciones y apoyo en esta

investigación.

Iglesia Manantial de Vida Por ser una escuela para mi, un campo de

refugio y orientación, por todas las

oraciones en mi favor, gracias.

ix

A mi Asesor MG. Ángel Guzmán, por incansable

apoyo para que esta investigación sea

realidad y encaminarme en el

conocimiento teológico.

A la Licda. Laura Asensio y al Lic.

Domingo Guzmán Por su entrega y apoyo incondicional en

la redacción y orientación de esta

investigación.

A la UNAD

Por ser el lugar que Dios usó para mi

formación como persona y como ministro.

x

TABLA DE CONTENIDO

ADVERTENCIA ................................................................................. iii

JURADO EXAMINADOR .................................................................. iv

APROBACIÓN POR LA UNIVERSIDAD .......................................... v

DEDICATORIA .................................................................................. vi

AGRADECIMIENTOS ........................................................................ vii

CAPÍTULO I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ...................... 1

Enunciación del problema ................................................................. 2

Propósito general ............................................................................... 3

Propósitos específicos .................................................................... 3

Justificación ...................................................................................... 4

Delimitación ...................................................................................... 4

Metodología ...................................................................................... 4

Presuposiciones ................................................................................. 5

Definición de términos ...................................................................... 5

CAPÍTULO II. REVICIÓN DE LITERATURA................................... 8

La Cena del Señor, su trasfondo histórico y su significado teológico . 8

Comidas pactuales en el Antiguo Testamento ................................. 9

Comer y beber ............................................................................. 10

Comer y beber sacrificiales ....................................................... 11

Signo de hospitalidad y comunión.......................................... 11

Comida sagrada entre los hombres ............................................ 11

La Cena del Señor en el Nuevo Testamento .................................... 11

El rito del lavamiento de pies: su propósito .................................. 13

El lavamiento de pies: no debe postergarse ............................... 14

La última Cena en los evangelios sinópticos ................................ 14

La forma: el pan y la copa ......................................................... 15

El significado: comunión y profecía .......................................... 16

Los escritos paulinos ................................................................... 18

El significado teológico de la Cena del Señor .................................... 19

La práctica de la Cena del Señor ........................................................ 24

Frecuencia de la celebración ........................................................... 24

Pan sin levadura y vino sin fermentar .......................................... 25

El pan ....................................................................................... 25

La copa ..................................................................................... 26

xi

Panorama histórico ............................................................................ 29

Primeros siglos ............................................................................... 29

Edad media..................................................................................... 31

La Reforma .................................................................................... 33

La era moderna ............................................................................... 36

La posición adventista .................................................................... 38

CAPÍTULO III. ESTUDIO EXEGÉTICO DE 1 CO 11:27-30 .............. 41

Contexto histórico general ................................................................. 41

Análisis textual .................................................................................. 48

Texto griego y español ................................................................... 48

Análisis de palabras claves ............................................................. 53

Participar de manera indigna........................................................ 54

¿Cómo es posible comer indignamente? ................................... 59

Examinarse a sí mismo ................................................................ 62

Sin discernir el cuerpo ................................................................. 67

Cuerpo de Cristo .......................................................................... 75

El cuerpo físico de Cristo .......................................................... 75

El cuerpo de Cristo en la Eucaristía en contextos ...................... 76

El cuerpo de Cristo como designación de la iglesia ................... 77

Juicio come y bebe para sí ........................................................... 78

Enfermos y debilitados ................................................................ 82

Muchos duermen ......................................................................... 86

Verbos ...................................................................................... 87

Adjetivos .................................................................................. 88

CAPÍTULO IV. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES .......... 89

Conclusiones ..................................................................................... 93

Recomendaciones .............................................................................. 96

ANEXOS ............................................................................................. 98

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................. 103

xii

LA CENA DEL SEÑOR: PARTICIPAR INDIGNAMENTE, UN ANÁLISIS

HISTÓRICO EXEGÉTICO DE 1 CO 11:27-30 CON UNA APLICACIÓN A LA

IGLESIA LOCAL

1

CAPÍTULO I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Cuando se participa del lavamiento de los pies y de la Cena del Señor, el

creyente manifiesta el interés de hacerlo correctamente. El cristiano tiene la necesidad

y la responsabilidad de renovar el pacto con el Señor Jesús hasta que él venga, y a

través del Servicio de Comunión se puede hacer.

De una manera o de otra, los mismos problemas de la iglesia de Corinto se

hacen sentir en las congregaciones de la actualidad. Es hoy cuando se debe ser

sincero, individualmente, con Dios y con el prójimo. Es ahora cuando se necesita

amar al hermano como a sí mismo. El odio, el orgullo y la falta de perdón no

conducen a nada más que a participar de una manera indigna en el servicio de

comunión.

Al participar en estos ritos se expresan varias cosas: la aceptación del amor de

Jesús, el recuerdo de su muerte en la cruz, el momento de la victoria sobre el mal, la

tensión de la espera de ¨aquél día¨ cuando se celebrará este rito de nuevo con el Señor

y el amor por los hermanos y hermanas expresado mediante abrazos y lágrimas de

emoción.

Se puede escribir todo lo que se requiera sobre este tema, pero si no hace eco

en la vida de las personas, de forma tal, que se vea transformado para gloria de Dios,

no sirve de nada.

Con este estudio se podrán encontrar las respuestas las preguntas que surgen

al leer 1 Co 11:27-30.

2

Es el interés del investigador, que los resultados de este estudio puedan

edificar a la iglesia de manera general y específicamente, al participar de esta

conmemoración sagrada.

Los motívos y actitudes hacia el Señor y su Palabra, debieran caer bajo un

examen privado delante de Jesús, su pueblo y el mismo culto de comunión. Entonces

así la mesa se convierte en un lugar especial de purificación de la iglesia.

A veces se puede preguntar qué es lo que se expresa cuando no se participa en

el Servicio de Comunión, sin embargo, se toma en cuenta que se continúa

anunciándoles a los demás hermanos y hermanas que todavía hay fe en el valor de la

muerte del Señor Jesús para la salvación de todos. Se debe evitar enfrentarse a una

tensión entre las creencias teológicas y la práctica eclesiástica: por un lado se predica

la muerte de Jesús como la salvación de los pecados, pero por otro lado no se

participa de los emblemas sino se siente preparados. Pero más allá de las reflexiones

que se puedan tener, Jesús es y será el digno Cordero de Dios que quita el pecado del

mundo, que cubre con su justicia.

Enunciado del problema

Cuando se participa de la Cena del Señor, como práctica eclesiológica

establecida por Jesús, se toman en cuenta aspectos soteriológicos que hacen crecer en

Cristo, además de anunciar su segundo advenimiento. Sin embargo, de acuerdo al

estudio de 1 Co 11: 27-30 ¿Cómo se participa de manera indigna de la Cena del

Señor? ¿Qué es probarse a sí mismo? ¿Qué es comer y beber juicio para sí? ¿Cómo

afectaría esto al creyente de manera física y espiritualmente?

3

Propósito general

Hacer un análisis histórico y exegético del texto de 1 Co 11:27-30 enfocando

la Cena del Señor y el significado de participar indignamente.

Propósitos específicos

Motivar a que los miembros de la iglesia participen de la Cena del Señor y que

por el amor y la fraternidad que haya entre ellos mismos se unan a este sagrado

Servicio de Comunión. Es el propósito del investigador que de manera específica se

alcancen los siguientes objetivos:

1. Realizar un estudio exegético y teológico al texto de 1 Co 11:27-30.

2. Identificar el problema exegético en el que se puede incurrir al mal

interpretar el concepto indignamente del texto antes mencionado.

3. Evidenciar como la estructura gramatical del texto que es objeto de

estudio en esta investigación puede ayudarnos a entender los efectos

espirituales que pueden afectar al que participa de manera indigna

en la Cena del Señor.

4. Hacer un estudio histórico de la Cena del Señor y de la

interpretación del texto de 1 Co 11: 27-30.

5. Mostrar que la comprensión correcta del texto1 Co11: 27-30 puede

aumentar los participantes en el rito de la Cena del Señor en la

iglesia.

4

Justificación

La salud espiritual de la iglesia se evidencia en la manera como vive el

presente como tiempo de salvación y mira al futuro con ésta certeza. Cuando el

miembro de iglesia no participa del Servicio de Comunión, está viendo el rito como

un punto de llegada y no como punto de partida, piensa en su indignidad y no en la

dignidad de Cristo. Esto puede ser fatal para el que cree en Jesús y su segunda venida.

Este estudio es de crucial importancia, puesto que todo pastor, dirigente y

miembros de la iglesia que quieran ayudar a que el creyente tenga una mayor

participación en este rito tan especial para su vida espiritual, lo haga de una manera

correcta. Además la compresión adecuada del texto provee la posibilidad de que un

número mayor de hermanos del cuerpo de Cristo participe de la bendición de la Cena

del Señor.

Delimitación

Este estudio está delimitado a 1 Co 11:27-30, aunque algunos puntos según el

texto lo demande, se extraerá su trasfondo del Antiguo Testamento. Además, se

enfoca el rito de la Santa Cena en los Evangelios sinópticos pero de manera

específica en los escritos paulinos. Se toman en cuenta materiales extra bíblicos que

hablen de esta conmemoración sagrada, pero sobre todo establecer el significado

histórico y exegético del concepto de indignidad dentro del libro.

Metodología

La metodología a seguir en esta investigación es exegética documental,

utilizando como base el método histórico gramatical. También en lo que concierne al

estudio del tema y del texto en cuestión se tomará en cuenta su significado teológico,

5

con una seria atención a 1 Corintios 11 y sus relaciones dentro de la estructura

general del libro y el Nuevo Testamento.

Presuposiciones

Tomando en cuenta la Biblia, que es inspirada y revelada por Dios, como la

única regla de fe para los cristianos y el método histórico gramatical, que ayuda a

hacer una correcta exégesis del texto y el tema que es objeto de estudio para

interpretar las Sagradas Escrituras correctamente. El investigador elabora este estudio

creyendo en que este tema beneficia al cristiano de manera misionológica,

eclesiológica y salvificamente. Durante años, en las iglesias se ha visto, oído y leído

sobre el rito de la Santa Cena. Partiendo de esto, se da por sentado que al entender de

manera clara, el mensaje que está en 1 Co 11: 27-30, el cristiano se acerca más a

Jesucristo y participa de manera digna, no teniendo que pensar en sí mismo, en su

dignidad, sino en la dignidad de Jesús. La Cena del Señor siempre debería ser un

punto de partida no uno de llegada.

Definición de términos

Didajé: doctrina de los doce apóstoles, a la que se hace referencia por los

autores antiguos.

Eclesiología: Es la parte de la teología cristiana que dedica su estudio al papel

que desempeña la Iglesia como una comunidad o entidad

Escatología: gr. Escathos ―ultimo‖ y Logos ―discurso‖. La Escatología estudia

lo concerniente a los acontecimientos finales de la historia del mundo.

6

Exégesis: es la tarea para comprender de una pieza de literatura, para lo cual

ésta fue creada, a la luz de la situación original del autor y de acuerdo con su

intención original.

Eucaristía: (del griego: Εuσαπιζηία eucharistia, "acción de gracias") es uno de

los principales ritos cristianos, llamado también Comunión, "Cena del Señor"[1]

o

"Santa Cena". Según la tradición del catolicismo, es "el sacramento del sacrificio del

Cuerpo y de la Sangre de Jesucristo, instituido por él mismo para perpetuar en los

tiempos venideros, hasta su segunda venida, el sacrificio de la Cruz".Quien realiza

este acto es únicamente el sacerdote y los materiales son el pan de trigo y el vino de

vid.

Expiación: lat. Expiare la reparación de una falta, la satisfacción de las

demandas de la justicia a través del pago de una penalidad, la muerte expiatoria de

Cristo libera a sus beneficiarios de las consecuencias penales involucradas en el

quebrantamiento de la ley de Dios.

Hebraísmo: profesión de la ley de Moisés. Jiro o modo de hablar propio y

privativo de la lengua hebrea. Empleo de tales jiros en otros idiomas.

Hierogamia: matrimonio entre una deidad representada por una sacerdotisa y

un rey.

Intertextualidad: es el proceso a través del cual las imágenes, frases, palabras o

ecos de un texto, en otro texto esta conexión puede ser dentro del mismo libro, el

mismo testamento o inclusive entre ambos Testamentos (AT y NT).

Introspección: auto evaluación.

7

Mitología: historia de los fabulosos dioses y héroes de la gentilidad. Conjunto

de mitos.

Parénesis: exhortación o amonestación.

Quiasmo: Deriva de la letra griega chi (X) El uso del paralelismo regular sigue

el orden de A,B, A1, B

1. El quiasmo invierte el orden A, B, B

1, A

1.

Sacramento: rito religioso instituido por Jesucristo, como el bautismo,

lavamiento de los pies y la Cena del Señor. El enlace de lo que el término abarcaría

ampliamente. Algunos protestantes favorecen el término ordenanzas.

Soteriología: gr. Soteria, ―liberación‖ y Logos ―discurso‖ es el área de la

teología cristiana que trata del plan divino de redención, más particularmente de la

obra de salvación de Cristo.

Teología: gr. Theos ―Dios‖ y Logos ―discurso‖ es el estudio metódico de Dios

y su relación con el mundo, especialmente en un análisis de las enseñanzas del

Antiguo y Nuevo Testamento.

8

CAPÍTULO II

REVISIÓN DE LITERATURA

En este capítulo se presentan las diferentes fuentes bibliográficas, que tratan de

manera amplia los aspectos históricos y teológicos de la Cena del Señor. Con sus

divisiones correspondientes, que ayudan a entender el trasfondo y significado de lo

que se quiere demostrar en este estudio.

La Cena del Señor, su trasfondo histórico y su significado teológico

Aunque puede ser entendida y practicada de diferentes maneras por los

cristianos, la Cena del Señor es de importancia capital para todos los creyentes. El

rito instituido en la última Cena de Cristo recibe nombres diferentes y generalmente

intercambiables: Eucaristía, acción de gracias por los buenos dones de Dios;

Comunión, recalcando el compañerismo con Cristo; y la Cena del Señor, denotando

el origen de este servicio religioso.1 Varios aspectos del tema merecen consideración.

Algunos de los más importantes que aparecen en este estudio son: sus orígenes

neotestamentarios; su significado para los cristianos actuales y los aspectos prácticos

de esta celebración.

Además, es inevitable dejar de mencionar el trasfondo que tienen las comidas

pactuales en el tiempo del A.T. incluyendo el significado de comer y beber en la

Biblia. También se toma en cuenta el lavamiento de los pies, como rito de humildad

practicado por Jesús con sus discípulos.

1 Herbert Kiesler, “Los ritos: bautismo, lavamiento de pies y cena del Señor,”

Teología, fundamentos bíblicos de nuestra fe, t. 6, ed., Raoul Dederen, (Doral,

Florida, EE. UU.: Asociación Publicadora Interamericana y Gema Editores, 2007),

67.

9

Comidas pactuales en el Antiguo Testamento

Jean Bottero hace referencia al banquete más antiguo, en el marco de las

creencias mesopotámicas. En el festín de los dioses según la mitología, la comunidad

de los dioses se reunió y por unanimidad, decidieron concederle al jóven dios

Marduk, plenos poderes, para que dirija la guerra contra la temible enemiga de ellos.

Marduk inventa a los hombres para garantizarles a todos sus hermanos en la divinidad

una vida ociosa, despreocupada y provista de todos los bienes gracias al trabajo de

estas criaturas. Los dioses agradecidos, le construyen la esplendida residencia de

Babilonia y su famoso templo, y se celebra un banquete, al que esta vez invita

Marduk, durante el cual los dioses confirman su investidura y nombran al más fuerte

y sabio de ellos, soberano y dueño del mundo por siempre.1

―Aquí aparece, en el espejo de aumento de la mitología, una nueva

función del banquete solemne comunitario: ya no es tan sólo el escenario

de la comida, la gastronomía, la diversión, la distracción y el placer, sino

también una ocasión para que los comensales tomen decisiones cruciales

para sus intereses‖.2

El significado de un banquete oficial y político escapa a la mente. Para el rey

reunir a sus súbditos alrededor de una mesa para compartir su comida, era poner en

evidencia y a la vez, crear o reforzar, la cohesión de todos en un solo ―cuerpo‖, un

estado único. También era una forma de proclamar y consolidar su poder sobre ellos:

Sus invitados además, de comer lo mismo que él, con su presencia, con los bienes que

compartían en común y su regocijo, proclaman tácitamente su aprobación al soberano

1 Jean Bottero, et al., Introducción al Antiguo Oriente, (Barcelona, España:

Grijalbo Mondadori, 1996), 92. 2 Ibíd.

10

que les brinda estas ventajas, ratifican su autoridad sobre ellos y sobre toda su

población, representada por ellos y renovaban su investidura.1

Varios rituales subrayan el contexto litúrgico de esta demostración de modo que

el banquete del rey, al estar relacionado con el culto a los dioses, recibía también la

aprobación y la sanción de estos últimos. La hierogamia o matrimonio sagrado, unión

carnal entre un dios y una diosa, antiguamente sustituido por un rey y una sacerdotisa.

Esto era un complemento necesario de la investidura real. Este matrimonio era

aprobado por los dioses, después de la noche de bodas siempre se celebraba un

banquete para la pareja divina y real, aunque la población también participaba

haciendo una piña alrededor de su soberano investido de nuevo con gran regocijo.2

Comer y beber

En la Biblia comer y beber son símbolo de la vida humana. No son solamente la

satisfacción de una necesidad biológica, de un placer sensible, sino un acto cargado

de valor simbólico. En el comer y el beber está comprometida la libertad del hombre

que humaniza un gesto que de manera aislada, es radicalmente ambiguo y al que solo

la decisión libre de amar puede rescatar y elevar a la categoría de acción positiva (1R

4:20). El comer y el beber separados de la realización de la libertad, es decir, de la

justicia, se pueden transformar en una expresión de claudicación del hombre ante su

placer y sus bienes (Jr 22:15).3

1 Bottero, 93.

2 Ibíd.

3Antonio Bonora, Temas bíblicos para nuestros tiempos, (España: Editorial

Desclee Brouwer, 1995), 183.

11

Comer y beber sacrificiales

A menudo el comer y el beber tienen un carácter cultural, están ligados a los

sacrificios y forman parte de ellos. Una fórmula característica del Deuteronomio para

indicar la celebración de la fiesta es aquella que la designa como un comer ante el

Señor (Dt 12: 7).1

Signo de hospitalidad y de comunión. Además, comer y beber son un signo de

comunión, de hospitalidad y de amistad. Se ofrece y se recibe hospitalidad mediante

una invitación a participar de los platos y las copas comunes.2

Comida sagrada entre los hombres

―Vemos, pues, que de la tierra al cielo, entre los dioses, y entre los

hombres, consumir la comida también tenia un valor místico y sagrado,

como diríamos hoy. Volvemos a encontrar este valor en la Biblia y si nos

queda algo de él, es a través de la religión. Por supuesto, el ágape de los

primeros cristianos, por un lado, y por otro la celebración eucarística del

pan y del vino (en otras palabras de la comida en común), han adquirido

mientras tanto unas referencias nuevas, y han enriquecido su significado,

pero siguen siendo comidas <<sagradas>> y la visión y la practica de los

antiguos mesopotámicos debieron de intervenir en su historia más

antigua‖.3

La Cena del Señor en el Nuevo Testamento

De manera general compartir la mesa en el judaísmo del siglo primero hace que

podamos entender el contexto de la Cena del Señor. Rafael Aguirre dice:

―En Israel de manera similar a como se detecta en el sistema de

castas de la India, hay un paralelismo entre las normas del connuvium y

las del convivium: Solo se puede contraer matrimonio dentro del grupo

con el que se puede comer. Se aborrece el matrimonio con paganos como

1 Bonora, 186.

2 Ibíd.

3 Bottero, 98.

12

se evita comer con ellos. Lo que está en juego es conservar la pureza de

Israel‖.1

Se dice, que compartir la mesa en el judaísmo del siglo primero muestra que los

judíos, aceptaban el trato con los paganos en las sinagogas, mercados y calles,

mantenían una separación estricta a la hora de compartir la mesa. Estaban en juego

unas normas de pureza que ellos hacían remontarse hasta Moisés. Esto era una

característica intrínseca de la vida judía siglos antes y después de nuestra era.2

La comida incluye a Dios y el prójimo:

―La comida está asociada al cumplimiento de los deberes para con

Dios y para con el prójimo, concretamente con los deberes de justicia, lo

que guarda analogía con las disposiciones de Pablo sobre las exigencias

de la eucaristía en la comunidad cristiana (1Co 11)‖.3

En la víspera de su crucifixión, Jesús celebró la última cena con sus discípulos,

como se registra en los tres Evangelios sinópticos (Mt 26: 26-29; Mr 14: 22-25; Lc

22: 14-30). Pablo vuelve a contar el relato en 1 Co 11: 23-25. Estos cuatro pasajes

están de acuerdo en los puntos esenciales de la narración; en sus diferencias, se

complementan el uno al otro. Juntos, forman la base de la enseñanza cristiana sobre la

Cena del Señor.4

Al presentar a Jesús comiendo con sus discípulos Lucas da a entender que: la

Eucaristía es la comida del entretiempo (Zwischenzeit), una vez terminada las

1 Rafael Aguirre, La mesa compartida, (España: Editorial Sal Térrea, 1994), 35.

2 Ibíd., 39.

3 Ibíd., 41.

4 Kiesler, 68.

13

comidas terrenales, con el Jesús terreno y mientras se espera la comida con él en la

plenitud del reino.1

El rito del lavamiento de pies: su propósito

El objeto de este servicio es recordar la humildad del Señor, y las lecciones que

dio al lavar los pies de sus discípulos. Hay en el ser humano una disposición a

estimarse más que a su hermano, a trabajar para sí, a servir al yo, a buscar el puesto

más elevado; y con frecuencia esto produce malas sospechas y amargura de espíritu

sobre simples bagatelas. El rito que precede a la Cena del Señor está destinado a

aclarar estos malentendidos, a sacar al pecador de su egoísmo, a bajarlo de sus zancos

de exaltación propia y darle la humildad de espíritu que lo inducirá a lavar los pies de

su hermano. No está en el plan de Dios que esto deba postergarse porque se considere

que algunos son indignos de participar en él. El Señor lavó los pies de Judas. No le

negó un lugar en la mesa aunque sabía que dejaría la mesa para desempeñar su papel

en la traición del Señor. No es posible para los seres humanos decir quién es digno y

quién no lo es. No pueden leer los secretos del alma. No es para que digan: Yo no

asistiré al rito si tal persona está presente para tener parte'. Dios no le ha dejado al ser

humano decir quiénes deben estar presentes en esas ocasiones2.

Cristo dio a entender a sus discípulos que al lavarse los pies no se lavaban sus

pecados, sino que la limpieza de su corazón se probaba en este servicio humilde. Si el

corazón estaba limpio, este acto era suficientemente esencial para revelar ese hecho.

Él le había lavado los pies a Judas, pero dijo: 'No estáis limpios todos'. En ese

1 Aguirre, 91.

2 Kiesler, 90,91.

14

momento Judas poseía un corazón traidor, y Cristo reveló a todos que él sabía que él

traicionaría a su Señor y que el lavamiento de sus pies no era un rito para limpiar el

alma de su contaminación moral1

Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también

debéis lavaros los pies unos a otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os

he hecho, vosotros también hagáis'. Aquí está la lección objetiva: 'También debéis

lavaros los pies los unos a los otros'. 'De cierto, de cierto os digo: el siervo no es

mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas,

bienaventurados seréis si las hiciereis'. Este rito no debe ser tratado de una manera

mecánica como si fuera una forma. Su objeto real es enseñar humildad.2

El lavamiento de pies: no debe postergarse

El rito del lavamiento de los pies no debe postergarse porque haya algunos

creyentes profesos que no están limpios de sus pecados. Cristo conocía el corazón de

Judas y con todo le lavó los pies3.

Resulta interesante que el Evangelio de Juan relate el lavamiento de pies, pero

no la última Cena. Sin embargo, Jn 6: 53 habla de comer la carne de Cristo y de beber

su sangre, sugiriendo la Cena del Señor.

La ultima Cena en los Evangelios sinópticos

En los Evangelios sinópticos, la última Cena de Cristo está íntimamente rela-

cionada con la celebración de la Pascua. Sin embargo, a pesar de esta relación, la

1 Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t., 5, (Nampa, Idazo,

EE. UU.: Pacific Press Publishing Association, 1983), 1112. 2 Ibíd.

3 Ibíd.

15

Cena del Señor es algo nuevo: una transformación de la ceremonia judía, llena de un

significado nuevo y profundo. Mientras que la Pascua señalaba hacia adelante a la

muerte de Cristo, la Cena del Señor señala hacia atrás al mismo evento y recuerda a

los seguidores de Cristo el sacrificio de su Señor hasta que él vuelva.1

Aunque se unió a la Pascua, la Cena del Señor debe ser una nueva y única

institución en el Nuevo Testamento, uno que se ha vuelto una parte íntegra de la

cristiandad a través de los siglos.2

La forma: el pan y la copa.

De acuerdo a Mateo, Marcos y Lucas, Cristo instituyó la Cena del Señor al final

de la cena de Pascua preparada por los discípulos en el aposento alto. Dos elementos,

comunes en los hogares judíos, integraban esta comida especial. Jesús tomó pan, sin

duda el pan chato, redondo y ázimo de la Pascua, y lo bendijo (Mt 26: 26; Mr 14: 22)

o dio gracias por él (Lc 22:19), y se lo ofreció a sus discípulos. La bendición normal

que se pronunciaba sobre el pan por el cabeza de familia era: "Alabado sea Jehová

nuestro Dios, el Rey del mundo, quien hace que el pan aparezca de la tierra". Con

estas palabras expresaban bendición y gratitud.3

De igual manera, Cristo tomó la copa, dio gracias, e invitó a los discípulos a

que bebieran de ella (Mt 26: 27; Mr 14: 23; Lc 22: 20). Tal vez el agradecimiento

pudo haber sido pronunciado con la bendición tradicional: "Alabado sea Jehová

1 Kiesler, 68.

2 George R. Knigth, Mateo, La Biblia amplificada, (Miami, Florida: Asociación

Publicadora Interamericana, 1997), 258. 3 Kiesler, op. cit., 68.

16

nuestro Dios, el Rey del mundo, que creó el fruto de la vid". El contenido de la copa

se aclara más tarde como el "fruto de la vid" (Mt 26:29; Mr 14:25; Lc 22: 18).1

En el Evangelio de Lucas, la copa se comparte antes que el pan, y una segunda

copa cierra la comida (vers. 17, 20). Es posible que la primera copa fuera parte de la

comida pascual; por ello, no sería parte de la Cena del Señor. Las narraciones en

Mateo y Marcos, así como en 1 Corintios, mencionan primero la participación del pan

seguida por la de la copa.2

Para Lucas, el partir el pan de Jesús con sus seguidores indica la participación

en su misión y su destino. Participar de la mesa es la más decisiva expresión del

hecho de estar vinculado al grupo, formar parte de la casa y compartir los mismos

valores y el mismo destino. Es normal que el momento de compartir la mesa con

Jesús sea el más propicio para compartir su estilo de vida y su destino.3

El significado: comunión y profecía.

Jesús explicó claramente el significado tanto del pan como de la copa. El pan,

dijo él, era su cuerpo; la copa, su sangre (Mt 26:26,27; Mr 14:22,23, Lc 22: 20). Al

tomar el pan y el fruto de la vid, los discípulos entraban en una íntima comunión con

él.4

La sangre era la sangre del pacto, "derramada por muchos" (Mt 26: 28; Mr 14:

24), o, más íntimamente, "por vosotros" (Lc 22: 20). Por este derramamiento podría

obtenerse el perdón de los pecados (Mt 26: 28).

1 Kiesler, 68.

2 Ibíd., 69.

3 Aguirre, 99.

4 Knigth, 259.

17

Con su promesa de no beber más del "fruto de la vid" hasta que lo bebiera con

los discípulos en el reino, Jesús les dio la seguridad de que se reuniría con sus amigos

(vers. 29; Mr 14.25). De esa manera, Jesús prometió participar con sus discípulos en

el banquete mesiánico (Is 25: 6-8) en el reino de Dios (Mt 22: 1-10; Lc 14:15-24) el

día de la consumación final (Ap 21: 3-5). A pesar de la separación inminente, había

un futuro escatológico brillante. La celebración de la última Cena no fue solo una

mirada hacia atrás o un reflejo de la acción redentora de Dios por medio de

Jesucristo; también era una mirada al futuro, al momento de su glorioso retorno como

está profetizado en Juan 14:1-3.1

Lucas añade la frase: "Haced esto en memoria de mí" (Lc 22:19). Jesús deseaba

que se lo recordara en la celebración de la Cena del Señor hasta que regresara. Un

paralelo del AT de este "recuerdo" aparece en la exhortación a recordar la Pascua (Ex

12: 14) como símbolo de los beneficios de Dios.2

Los escritos paulinos

Pablo refiere la Cena del Señor solo en 1Corintios, en relación con los

problemas en cuanto a la adoración. En 1Co10:16-21, señala que participar en la cena

del Señor hace que los creyentes corintios sean participantes en el cuerpo del Señor;

de igual manera, participar en los sacrificios paganos implica comunión con los

1 Kiesler, 69.

2 Ibíd.

18

demonios.1 En 1Co11:17-34, Pablo trata acerca de las irregularidades en la

celebración de este rito especial en la iglesia de Corinto.2

Por medio de preguntas retóricas, Pablo afirma que "la copa de la bendición" es

"la comunión de la sangre de Cristo", y que el "pan que partimos" es la participación

en el "cuerpo de Cristo" (1Co 10:16). Como los escritores de los Evangelios, usa la

expresión "copa" para representar su contenido. Sin embargo, su énfasis no está en la

forma, sino en el significado: beber de la copa y comer del pan crea comunión con

Cristo y de unos con otros.3 Los cristianos que van a participar del cuerpo de Cristo

ya no pueden tener comunión con los demonios o los adoradores de los demonios por

medio de comidas ceremoniales (vers. 14-21).4

La breve narración de la institución de la última Cena en 1 Co 11: 23-25 podría

ser el registro escrito más temprano de ella, ya que la carta a los corintios fue escrita

probablemente a mediados de la década del año 50, antes que los Evangelios. Las

palabras son muy semejantes a las que se encuentran en Lucas.5

Pablo pudo haber escuchado el relato de boca de los apóstoles, aunque él les

informa a los corintios que su enseñanza sobre la Cena del Señor le vino del mismo

Señor. Pablo recalca el aspecto de "conmemoración" de la Cena del Señor, hablando

de "memoria" en relación tanto al pan como a la copa. Pero hace hincapié aún más

1 Gordon Fee, Primera epístola a los corintios, (Buenos Aires, Argentina:

Nueva Creación, 1994), 605 2 Kiesler, 69.

3 Fee, op. cit., 606.

4 Kiesler, op. cit., 70.

5 Ibíd.

19

claramente en el elemento profético de la comunión: participar de ella es una

proclamación de fe en la segunda venida (vers. 26)1.

El apóstol les señaló a los corintios que su celebración no era un recordatorio

verdadero de Jesús, porque habían olvidado el significado de su vida y muerte.

Estaban ocupados en su búsqueda de placer personal y posición social. Pablo combate

esta conducta egoísta instándolos a recordar el pasado y el futuro para vivir como

cristianos en el presente.2

El significado teológico de la Cena del Señor

Jesús mismo explicó el significado básico de la Cena que instituyó muy pronto

antes de su crucifixión. Lo que dijo debe formar el fundamento de cualquier reflexión

teológica sobre este tema. Ya que los cristianos se consideran correctamente

discípulos de Jesús, el significado básico de la Cena del Señor es el mismo hoy que el

que fue para los doce en el aposento alto.3

Cuando Jesús les dio el pan y la copa a sus discípulos, dijo, "este es mi cuerpo"

y "esta es mi sangre", y eso es lo que los discípulos fueron invitados a comer. Un

concepto parecido se encuentra en Jn 6: 51-58, donde Cristo les dice claramente a sus

oyentes que él mismo era "el pan vivo que descendió del cielo" (vers. 51), y que para

tener vida debían comer su carne y beber su sangre. 6)4.

El que come su carne y bebe su sangre, "permanecerá" en él (vers. 5).

1 Kiesler, 79.

2 Ibíd.

3 Knigth, 259.

4François Xavier Durruoll, La Eucaristía sacramento pascual, (Salamanca,

España: Ediciones Sígueme, 1980), 104.

20

En Juan 15, Cristo usa una ilustración de la agricultura para describir este

mismo "permanecer": el pámpano permanece unido a la vid. Obviamente, era

imposible para los que escucharon a Cristo "comerlo" a él literalmente; también era

absurdo esperar que sus discípulos se unieran literalmente a su persona. Por eso, el

permanecer, el comer y el beber deben tener un sentido figurado.1 Vistos en esta luz,

la copa y el pan de la Cena del Señor son símbolos de una realidad más grande.

Aunque no son la sustancia del cuerpo y de la sangre de Jesús, la copa y el pan

representan su cuerpo quebrantado y su sangre derramada, su muerte en la cruz y el

don de la salvación que resulta de eso.2

A1 comer y al beber, los seres humanos introducen el alimento en cuerpos. Por

el alimento y la bebida, son fortalecidos físicamente porque lo que toman llegan a ser

una parte de sus mismas células. Al beber la copa y comer el pan, los discípulos

llegan a ser participantes de la vida de Cristo. No solo comen en comunión con él,

sino; apropian las cualidades de Cristo en sus vidas.3

La copa representa el "nuevo pacto", dijo Jesús (Lc 22: 20). La idea del pacto

era algo claro para la mente judía. Jehová había hecho primero un pacto de su propia

libre voluntad para bendecir a Israel; pues el pueblo había acordado amarlo y

obedecerlo. La violación de este pacto había resultado en la deportación a Babilonia

1 Knigth, 259.

2Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del

Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, Segunda edición,

( Nampa, Idaho, EE.UU.: Pasific Press Publishing Association, 2006), 230-231. 3 Johannes B. Baur, Diccionario de teología bíblica, (Barcelona, España:

Editorial Herder, 1985), 642.

21

en el año 586 a.C. Dios siempre había deseado que su ley estuviera en el corazón de

su pueblo (Dt 6: 6; Sal 37: 31; Is 51: 7), pero ellos le habían fallado.1

Jeremías ya había expresado la certeza de un nuevo pacto; no uno que iba a

estar escrito en tablas de piedra, sino en los corazones del pueblo de Dios (Jer 31: 33,

34). Este nuevo pacto no era nuevo en el sentido de que significara un cambio en la

ley de Dios o en la intención, sino en los medios por los cuales iba a ser ratificado. La

propia sangre de Jesús confirmaría las promesas de salvación de Dios. En la última

Cena este nuevo pacto llegó a ser una realidad. Al participar los discípulos de la copa,

participaban en las provisiones y el poder de ese nuevo pacto, hecho posible por la

muerte de Cristo. La sangre de Cristo fue el símbolo y el medio de su expiación

voluntaria y sustitutiva; fue la garantía del establecimiento del nuevo pacto.2

En los tiempos bíblicos, un pacto a menudo se consumaba con una comida. Al

comer juntos, las dos partes se comprometían a cumplir sus votos. Al compartir la

copa y el pan con sus discípulos, Jesús hizo un pacto con ellos. Derramaría su sangre

por ellos, haciendo posible su salvación. También acordó prepararles un lugar en el

reino de Dios, al cual los llevaría finalmente. Hasta entonces, no bebería de nuevo

fruto de la vid (Lc 22:18).3

Tanto antes como ahora, los discípulos de Cristo están esperando reino del

Padre. Como garantía de su parte del pacto, Jesús ofreció su sangre y su carne. Como

parte del acuerdo, los cristianos participan de los emblemas de su sacrificio como

1 Kiesler, 72.

2 Ibíd.

3Joachin Jeremías, La última Cena, palabras de Jesús, (Madrid, Espña:

Ediciones Cristiandad, 1980), 60.

22

evidencia de su conformidad con los términos del pacto. Cada vez que los creyentes

celebran la Cena del Señor, miran hacia atrás a la cruz y se maravillan del amor

divino. Al mismo tiempo, miran hacia adelante, al día cuando se sentarán alrededor

de la mesa en el reino de Dios.1

La sangre del nuevo pacto es derramada para perdón (Mt 26:28). Por medio de

la muerte de Jesús son borrados los pecados de la raza humana.2 El corazón tierno del

nuevo pacto que menciona Jeremías está unido con el perdón divino (Jer. 31: 31-34).

Beber de la copa simboliza la aceptación de este don del perdón.

Además, como toda la comunidad participa en aquella única copa y pan, la

Cena del Señor llega a ser un factor de unificación. Al comer juntos, los cristianos

son atraídos más cerca unos de otros, así como más cerca de su Señor.3

Debido a los beneficios que el cristiano obtiene de la Cena del Señor, Jesús

aconsejó a que sus discípulos la celebraran. El tiempo del verbo griego sugiere una

acción repetida; no una vez, sino vez tras vez. La celebración debía ser "en

conmemoración" de la liberación del pecado hecha posible por la muerte de Cristo,

así como la Pascua se observaba en conmemoración de la liberación de Israel de

Egipto. Por otro lado, así como la Pascua anticipaba el sacrificio de Cristo como

Cordero pascual, la Cena del Señor anticipa la victoria del Cordero en el reino.4

En la celebración de la Cena del Señor, los celebrantes no deben reflexionar

solo sobre el hecho y la manera de la muerte de Jesús, sino también, y de una manera

1 Knigth, 258, 259.

2 Ibíd.

3 Walter Raimundo Beach, El credo que cambió el mundo, (California, EE.UU.:

Pacific Press Publishing Association, 1971), 148. 4 Jeremías, 60.

23

muy especial, acerca de su significado actual y su resultado para toda la congregación

del pueblo de Dios. Debería concentrarse la atención más en el gozo de la victoria de

la resurrección que sobre la tristeza del sufrimiento y la muerte de Cristo. Sin

embargo, la celebración de la Cena del Señor nunca está completa sin reflexionar

acerca de la gravedad de la pasión y muerte de Cristo en la cruz por nosotros.1

Que el Servicio de la Comunión llegara a ser conocido pronto como la

Eucaristía o "acción de gracias" no es difícil de entender. Al participar de él, una

persona puede verdaderamente dar gracias a Dios por el don infinito de la vida y la

muerte de Jesús.2 Esta ceremonia es una celebración del compañerismo cristiano con

Jesús y con sus seguidores, del perdón de los pecados, y de la esperanza expectante

del reino futuro.3

Como señaló Pablo a los corintios, la celebración de la Cena del Señor

proclama la muerte del Señor hasta que venga (1Co 11: 26). La participación en los

emblemas del sufrimiento de Cristo es un acto de proclamación de la certidumbre de

la segunda venida.4 Como comida simbólica, el Servicio de la Comunión une la vida

diaria de los creyentes con la promesa de la venida de Cristo, y comisiona al creyente

a dar testimonio de la gloriosa esperanza del cristiano.5

1 Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del

Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 230-234. 2 D. Gregorio Alastruey, Tratado de la santísima eucaristía, (Madrid, España:

Biblioteca de Autores Cristianos, 1951), 5, 6. 3 Ernesto Trenchard, Bosquejos de doctrina fundamental, (Grand Rapids,

Michigan: Editorial Portavoz, 1972), 1. 4 Daniel Campderros, Bosquejos bíblicos, t., II, (El Paso: Casa Bautista de

Publicaciones, 2003), 59. 5 Eduardo A. H , Biblia de estudio: LBL, (California, EE.UU.: Casa

Editorial Fundación Bíblica Lockman, 2003).

24

La práctica de la Cena del Señor

El N.T. guarda silencio casi total con respecto a los detalles de la celebración de

la Cena del Señor. Poco se dice acerca de la frecuencia, de quién puede o no

participar, o aun de la naturaleza exacta del pan y de la copa que debe usarse. Estos

aspectos prácticos han sido desarrollados basándose en principios de la Escritura.1

Frecuencia de celebración

La frase, "todas las veces que bebiereis" (1Co 11: 26) no indica cuan a menudo

debe celebrarse la comunión. No aparece en el N.T. ninguna otra instrucción

concerniente a la frecuencia con que debe celebrarse la Cena del Señor.2 Por eso,

diferentes iglesias han desarrollado sus propias normas de celebración. Algunos

cristianos toman la comunión cada semana o aun diariamente.

Joachin Jeremías con respecto a la frecuencia de la celebración comenta lo

siguiente:

…¨La comunidad primitiva se congregaba desde el principio re-

gularmente para las comidas en común, dando así continuidad de la

comunidad de mesa de Jesús con sus discípulos.¨3

Ernest De Witt Burton comenta que las Escrituras no especifican acerca de este

punto. Después del Pentecostés los creyentes partían el pan en las casas, pero esto no

comprueba una observancia diaria de la Santa Cena (Hch 2:46). Se comenta por que

no está claro si ―partir el pan‖ en este texto significa otra cosa que comer juntos una

comida de compañerismo. Además, el texto ni siquiera implica que, fuera lo que

1 Kiesler, 74.

2 Ernest De Witt Burton, Syntax of the Moods and Tenses in New Testament

Greek, 3rd ed. (Edinburg: T. & T. Clark, 1898), 169. 3 Jeremías, 260.

25

fuere, se hiciera diariamente en cada casa. En Troas los creyentes evidentemente

incluían la Santa Cena en su reunión del primer día de la semana (20:7). Sin importar

con cuánta frecuencia una iglesia observe esta ordenanza, debe dársele suficiente

tiempo para que no sea simplemente ―agregada‖ a un servicio.1

Pan sin levadura y vino sin fermentar

En vista de la costumbre judía de sacar todo lo leudado del hogar en víspera de

la fiesta de la Pascua (Ex 12:15,19; 13: 7), puede suponerse con seguridad que el pan

que se usó en la última Cena era pan sin levadura. Además de esto, Pablo iguala la

levadura al pecado (1Co 5: 7, 8), del que no hubo ninguno en Cristo. Por eso, en el

Servido de Comunión se usa el pan sin levadura, normalmente hecho de harina

integral mezclada con aceite, agua y sal, para representar el cuerpo sacrificado del

Señor por todos los que creen en él, sin tener en cuenta el tiempo y el lugar.2

El pan

Es interesante mostrar el análisis que hace J. Oliver Buswell sobre el pan

utilizado por Jesús en la cena pascual:

¨La historia en los tres sinópticos y en 1 Corintios 11 enseña que los

primeros pasos en la institución de la Cena del Señor fueron la acción de

gracias y el tomar y partir el pan. El pan tiene que haber sido pan sin

levadura, porque este era el tiempo de la pascua. El rompimiento del pan

ocurrió «mientras comían» (Mt 26:26; Mr 14:22). Los cuatro informes

dicen que «tomó Jesús el pan y bendijo, y lo partió». El panecillo sin

levadura no tenía la forma de nuestro pan con levadura. Era más como

una torta redonda y plana. Los tres evangelios sinópticos dicen que Jesús

«dio a sus discípulos». Esto debe significar que distribuyó a los discípulos

los fragmentos del pan que tomó y partió en esta oportunidad.

1 Burton, 169.

2Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del

Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 231.

26

Las cuatro narraciones representan las palabras de Jesús al partir el

pan como de la esencia de un significado sacramental. Las palabras de

Jesús dadas por Marcos son breves: «Tomad, esto es mi cuerpo…» Mateo

dice: «Tomad, comed; esto es mi cuerpo.» Lucas dice simplemente: «Esto

es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mi.»

Esto concuerda casi palabra por palabra con lo que dice Pablo: «Esto es

mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.»¨1

La copa

Las descripciones de la Cena del Señor tanto en los sinópticos como en Pablo

usan la expresión "copa" y el "fruto de la vid" para la bebida que representa la sangre

de Cristo. No se usa la palabra "vino". El alcohol es un producto de descomposición y

muerte, inadecuado para simbolizar la sangre redentora de Jesús. Por eso, el uso de

jugo fermentado o de vino con alcohol en el Servicio de la Comunión no es

apropiado. El jugo exprimido de la uva representa correctamente la sangre Cristo,

derramada por muchos para el perdón de los pecados. 2

Lucas y Pablo declaran que la copa fue tomada «después de haber cenado» (Lc

22:20a; 1Co 11:25a). Mateo y Marcos dicen que Jesús tomó la copa y dio gracias y la

dio a los discípulos (Mt 26:27; Mr 14:23). Lucas y Pablo dicen simplemente, «de

igual manera… tomó la copa» (Lc 22:20a; 1Co 11:25a).

Mateo da las palabras «Bebed de ella todos». Marcos dice: «Bebieron de ella

todos.» Mateo y Marcos dicen que Jesús dijo: «Esto es mi sangre del nuevo pacto,

que por muchos es derramada». Mateo añade «para remisión de los pecados».

1 J. Oliver Buswell, , Jesucristo y el plan de salvación, t.,

3, (Miami, Florida, EE. UU.: LOGOI Inc., 1983), 756. 2 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de Iglesia,

Revisión 2005, (Doral, Florida, EE.UU.: Asociación Publicadora Interamericana,

2006), 120.

27

Lucas y Pablo dan las palabras: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre».

Lucas añade, «que por vosotros se derrama», y Pablo, «haced esto todas las veces que

la bebiereis en memoria de mí».

Pablo concluye: «Todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa,

la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.»

Las palabras «sangre del nuevo pacto» ciertamente traerían a las mentes de los

discípulos muchos pasajes del Antiguo Testamento, tales como Ex 24:8, en los cuales

el pacto mosaico fue instituido por el rociamiento de sangre; pero principalmente, las

palabras «nuevo pacto» ciertamente traerían a sus mentes la profecía de Jeremías

31:31–34, la única profecía relacionada al «nuevo pacto» con estas mismas palabras.1

En su descripción de la última Cena, Elena de White escribe:

"Cristo estaba todavía a la mesa en la cual se había servido la cena

pascual, delante de él estaban los panes sin levadura que se usaban en

ocasión la Pascua. El vino de la Pascua, exento de toda fermentación,

estaba sobre la mesa. Estos emblemas empleó Cristo para representar su

propio sacrificio sin mácula. Nada que fuese corrompido por la

fermentación, símbolo de pecado y muerte, podía representar al 'Cordero

sin mancha y sin contaminación'".2

En el Servicio de la Comunión el Señor ofrece sus grandes dones de salvación:

su cuerpo y su sangre, simbolizados adecuadamente por el pan sin levadura y por el

jugo puro de la uva. El pan representa a Jesús como persona; el jugo de la uva es un

símbolo perfecto de su sangre expiatoria. En la celebración de la Cena del Señor, los

cristianos no solo son conscientes del gran sacrificio de Jesús por sus pecados, sino

que también pueden regocijarse en el nuevo pacto que garantiza la presente comunión

1 Buswell,756.

2 Elena White, El Deseado de todas las gentes, (Nampa, Idaho, EE.UU.: Pasific

Press Publishing Association, 1955), 609.

28

con Cristo y la futura gloria en su reino. Por lo tanto, la Cena del Señor es una

ocasión para regocijarse, no para afligirse, aunque siempre seremos conscientes del

alto precio de nuestro rescate: la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha ni

contaminación (1P 1:16).1

El bautismo nos une a Cristo en su muerte (Ro 6: 3,4), una muerte que sufrió en

nuestro lugar y para nuestra salvación. De igual manera, la Cena del Señor es la

proclamación de la muerte y resurrección de Jesucristo, hasta que él venga (1Co 11:

26),2 pero entre los cristianos señala a la muerte que él mismo explicó como base del

nuevo pacto (Mr 14: 24). Así como el bautismo celebra la comunión de uno con

Cristo y el deseo de uno de ser parte del cuerpo de Cristo, la Cena del Señor es la

celebración por creyentes bautizados del evento redentor que los reconcilió.3

Mientras que el bautismo expresa la decisión de un converso de pertenecer a

Cristo, la Cena del Señor muestra el deseo de la iglesia de proclamar la muerte de

Cristo como el acto final de salvación de Dios. La Cena del Señor también es el

medio por el cual los que han sellado su pacto con Cristo se unen con él en esa

ofrenda de sacrificio a la voluntad de su Padre.4

1 Kiesler, 76.

2Raoul Dederen, ―The Church” in Handbook of Seventh Day Adventist

Theology, (USA: .Review & Herald Publishing Association , 2000), 557-558 3 Kiesler, 76.

4―Lord’s Supper,‖ Seventh-day Adventist Encyclopedia, (Washington, DC:

Review and Herald Pub. Assn., 1976 ), 813, 814.

29

Panorama histórico

Cuando se menciona el trasfondo histórico del Servicio de Comunión es

imposible ignorar las etapas superadas en cada circunstancia de los cristianos, a través

de la historia. Aquí se analiza desde los primeros siglos hasta la época moderna.

Primeros siglos

En la iglesia primitiva, la Cena del Señor parece haber sido celebrada

conjuntamente con una "fiesta de amor" (ágape), designada especialmente para

beneficiar al pobre. A partir de lo acaecido en Corinto (1Co 11: 17-22), los abusos

acabaron echando a perder la celebración, de manera que el Servicio de la Comunión

fue separado finalmente de la comida fraternal (a mediados del siglo III), mientras

que el ayuno llegó a ser obligatorio antes de tomar la comunión.1

Varios escritores de la iglesia primitiva mencionan la Cena del Señor. La

Didajé (fines del siglo I o comienzos del II) presenta instrucciones específicas sobre

su celebración: están especificadas las oraciones con la copa que se sirve antes del

pan; en este servicio pensado para traer unidad a los participantes solo pueden

participar miembros bautizados (9,10).2 Ignacio (comienzos del siglo II) especificó

que solamente un obispo puede dirigir el Servicio de Comunión; también afirmó que

este rito era "medicina para la inmortalidad"3. Justino Mártir (mitad del siglo II)

describe la celebración semanal de la Cena del Señor. Observa el uso del vino

1 Justo L. González, Historia del pensamiento cristiano, t. I, (USA: Editorial

Caribe, 2002), 69. 2 José Vives, Los padres apostólicos, (Barcelona, Epaña: Editoral Herder,

1988), 20,21. 3 Ibíd., 32.

30

mezclado con agua y el pan, que son "la carne y sangre de Jesús" por medio de "la

oración de la Palabra"1.

Muy pronto en la historia de la iglesia el pan y el vino fueron considerados

símbolos. Al pasar el tiempo, esos elementos llegaron a ser considerados la misma

carne y sangre de Cristo. Para Ireneo (c. 130-c. 200), el pan producido por la tierra

"cuando recibe la invocación de Dios, ya no es el pan común, sino la eucaristía,

consistiendo de dos realidades: la terrenal y la celestial" (Contra los herejes 4. 18)2.

Hipólito (c. 170-c. 236) dio ordenes estrictas para que no cayera ninguna migaja de la

Cena del Señor, "porque es el cuerpo de Cristo a ser comido por los que creen y no

para tenerlo en poco" (Tradición apostólica 32.2.3).3 Cirilo de Jerusalén (c. 347) instó

a los catecúmenos a aceptar la transformación del pan y del vino, por el poder del

Espíritu Santo, en el cuerpo y la sangre de Cristo (Catequesis mistagógicas 4. 9; 5. 7);

esto tenían que hacerlo con una fe resuelta. Ambrosio (339-397) escribió que el pan y

el vino por la eficacia misteriosa de la santa oración son transformados en la carne y

la sangre" (De la fe cristiana 4.10).4

A medida que el sacerdocio iba desarrollando un papel de mediación, la

celebración de la Eucaristía se convirtió en el sacrificio de la misa. Tertuliano usa el

término "sacrificio" para el pan y el vino (Morgan140-144). En el año 253, Cipriano

1 Williston Walker, Historia de la iglesia cristiana, (Kansas City, EE.UU.: Casa

Nazarea de Publicaciones, 1957), 41, 98. 2 Vives, op. cit., 168.

3 James Montgomery Óbice, Los fundamentos de la fe cristiana, (Miami,

Florida: Editorial Unilit, 1996), 610-614. 4 Bray, Gerald, Thomas C. Oden y Marcelo Merino Rodríguez. La Biblia

comentada por los padres de la iglesia, Nuevo Testamento, 1-2 Corintios, vol. 7,

(Madrid, España: Editorial Ciudad Nueva, 2001), 167-172.

31

escribió una carta en la cual afirma repetidamente que cuando el sacerdote ofrecía el

vino, estaba repitiendo el sacrificio salvador de Cristo (Epístola 62).1 Juan

Crisóstomo (c. 347-407) llamó a la Eucaristía "el terrible sacrificio, los misterios

indecibles" (Homilías sobre Hechos 21). Teodoro de Mopsuestia (c. 350-428) indicó

que, cuando el sacerdote presentaba el pan y el vino, Cristo estaba siendo puesto

sobre la mesa para ser sacrificado (Homilías catequéticas 15,16).2

Edad Media

Después del siglo V, la iglesia oriental y la occidental llegaron a mantener

posiciones diferentes sobre la presencia de Cristo en la Cena Señor. En Occidente,

Agustín (354-430) dijo que el sacrificio era la evidencia visible de algo invisible.

Además, señaló la necesidad de que se lo tomara espiritualmente, con fe, para que

fuera eficaz: "No es aquello que se ve lo que alimenta, sino aquello que se cree"

(Sermón 112. 5; cf. Tratado sobre el Evangelio de Juan 25. 12; 26. 18)3. En Oriente

la creencia general era que una vez que los elementos estaban consagrados, llegaban a

ser idénticos al cuerpo y la sangre de Jesucristo. Por eso, Juan de Damasco (c. 675-

c.749) podía afirmar que "el pan y el vino no son solamente figuras del cuerpo y la

sangre de Cristo (¡Dios no lo quiera!), sino del mismo cuerpo deificado del Señor"

(Fe ortodoxa 4.13).4

Esa controversia sobre la presencia corporal de Cristo en el pan y en el vino

continuó durante siglos. En 1050, Berenguer de Tours enseñó que, en realidad, los

1 Vives, 400.

2 Bray, Gerald, Thomas C. Oden y Marcelo Merino Rodríguez, 167-172.

3 Walker, 183.

4 Ibíd., 97-98.

32

elementos no se cambiaban, sino que representaban el cuerpo y la sangre de Cristo;

alimentaban el alma de una forma espiritual porque se recibían con fe. Fue acusado

de herejía por enseñar esto y forzado a aceptar una declaración del papa Nicolás II en

el sentido de que después de la consagración, el pan y el vino llegaban a ser el cuerpo

y la sangre verdaderos de Jesús. Cuando, más tarde, volvió a adoptar su postura

original, de nuevo fue condenado y se le exigió que aceptara que los elementos

"experimentaban un cambio de sustancia en 'la carne real de Cristo'" (Barclay 70,

71).1

En el siglo XII, hizo su aparición la palabra, tan cuestionada, "tran-

sustanciación". Según este concepto, la sustancia de los elementos era transformada

milagrosamente en otra sustancia. El pan y el vino llegaban a ser realmente el cuerpo

y la sangre de Cristo, a pesar de su apariencia exterior. El cuarto Concilio

Lateranense, en 1215, decretó que "Jesucristo, cuyo cuerpo y sangre se contiene

verdaderamente en el sacramento del altar bajo las especies del pan y el vino, después

de transustanciados, por virtud divina, el pan en el cuerpo y el vino en la sangre, a fin

de que, para acabar el misterio de la unidad, recibamos nosotros de lo suyo lo que él

recibió de lo nuestro" (decreto 1; Leith 58).2 Tomás de Aquino (1225-1274) afirmó

que, después de la consagración, ya no quedaban ni pan ni vino; el cuerpo de Cristo,

que no estaba allí antes de la consagración, había tomado su lugar. Por el poder de

Dios, toda la sustancia del pan se convertía en toda la sustancia del cuerpo de Jesús,

1 Kiesler, 79.

2 Walker, 262, 263.

33

una conversión "llamada apropiadamente transustanciación" (Suma teológica 31. 75.

2, 4).1

De esa manera, la transustanciación era la posición católica ortodoxa. Fue

expuesta oficialmente por el Concilio de Trento: "La iglesia de Dios tuvo siempre la

persuasión y ahora nuevamente lo declara en este santo Concilio, que por la

consagración del pan y del vino se realiza la conversión de toda la sustancia del pan

en la sustancia del cuerpo de Cristo, Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en

la sustancia de su sangre. Conversión que, apropiada y convenientemente, fue

llamada transustanciación por la santa Iglesia Católica" (sesión XIII, cap. 4,11 de

octubre de 1551).2

La Reforma

Las opiniones de los reformadores con respecto a la Cena del Señor se

desarrollaron gradualmente y nunca fueron uniformes. Estuvieron de acuerdo en que

el sacramento es una bendición cuando lo recibe una persona que goza de una

relación de fe personal con Dios. Sostuvieron que los sacramentos son eficaces solo si

se participa de ellos en la soberanía y libertad del Espíritu Santo. Por otro lado,

negaron que la misa fuera un sacrificio ofrecido a Dios, y rechazaron la doctrina de la

transustanciación3.

1 Walker, 174-175.

2 François Xavier Durruoll, La Eucaristía sacramento pascual, (Salamanca,

España: Ediciones Sígueme, 1980), 103. 3 Philip Schaff and David Schley Schaff, History of the christian church, (Oak

Harbor, WA: Logos Research Systems, Inc., 1997), 608.

34

Martín Lutero (1483-1546) recalcó la Cena del Señor como "evangelio puro",

un don de Dios y una comunión gozosa con Cristo, dentro de la confraternidad de la

iglesia. Destacó la base bíblica para el sacramento. Teológicamente, Lutero siguió a

Agustín, destacando la necesidad de la fe y, sin embargo, insistiendo en que las

palabras de Jesús, "este es mi cuerpo", debían tomarse literalmente. También de-

nunció el hecho de que al pueblo común no se le daba la copa, y condenó el uso de la

expresión "sacrificio propiciatorio" para la misa.1

Lutero se opuso a la enseñanza de la transustanciación, favoreciendo en vez de

eso la idea de "consustanciación". De esa manera indicaba la presencia de las dos

sustancias, una combinación del cuerpo y la sangre de Cristo con el pan y el vino de

la comunión.2

En la confesión de Augsburgo, de 1530, Felipe Melanchton afirmó "que el

verdadero cuerpo y sangre de Cristo son una realidad presente en la Cena del Señor

bajo la forma de pan y vino" (artículo 10; Leith 71). El artículo 24 declara que "el

santo sacramento no fue instituido para hacer provisión por un sacrificio por el

pecado, porque el sacrificio ya había tenido lugar, sino que era para avivar la fe y

consolar nuestra conciencia".3

Por otra parte, Ulrico Zuinglio (1484-1531), insistió en interpretar las palabras

"este es mi cuerpo" por la frase, "esto significa mi cuerpo". Es difícil determinar con

exactitud lo que él creía acerca de este asunto. Aunque sus escritos contienen

declaraciones que consideran la Cena del Señor como un sello o una promesa de lo

1 Walker, 164-170.

2 Schaff, 608.

3 Kiesler, 80.

35

que Dios está haciendo por el creyente, Zuinglio insistió en identificar el comer el pan

y el beber el vino con la fe en Cristo y una confiada seguridad en su muerte. Los

elementos eran signos o símbolos que representaban en forma figurada las verdades o

bendiciones espirituales.1

Juan Calvino (1509-1564), el tercero de los grandes personajes de la Reforma,

refutó la idea de que el pan se convertía en el cuerpo de Cristo. Tampoco pudo

aceptar completamente la idea de Lutero de que el cuerpo de Cristo estaba presente

en la eucaristía, ni le satisfizo el punto de vista de Zuinglio de que el pan y el vino no

eran otra cosa sino signos.2 En un capítulo de su libro Instituciones de la religión

cristiana, disputó con los que no estaban de acuerdo con él (4.17). Calvino subrayó el

aspecto dinámico y gozoso de la Cena del Señor: da un goce anticipado de la vida

eterna y era una promesa de la resurrección del cuerpo.3 El pan y el vino también

representaban la unión con Cristo por medio de la obra del Espíritu. Cristo estaba en

el cielo y no descendía hacia el fiel; sin embargo, al participar de los emblemas, los

creyentes eran elevados hasta él. Todo esto, admitió Calvino, era un misterio.4

Durante la Reforma, aún se usaron la forma de los elementos, las hostias y el

vino blanco, así como la palabra "consagrar". Como las costumbres y las actitudes se

1 Louis Berkhof, Historia de las Doctrinas Cristianas, (Barcelona, España:

Editorial El Estandarte de la Verdad, 1995), 324-331. 2 Walker, 395.

3 Schaff, 610.

4 César Vidal, Diccionario histórico del cristianismo, (España: Editorial Verbo

Divino, 1999), 74.

36

resistían al cambio, la práctica eucarística anterior fue adaptada, en muchos detalles, a

la nueva comprensión del sacramento.1

La posición oficial de la iglesia de Inglaterra está expresada en los Treinta y

nueve artículos (revisados en 1571). La transustanciación es "repugnante a la simple

palabra de la Escritura; en la Cena, el cuerpo de Cristo se da, se toma y se come solo

de una manera celestial y espiritual", por fe (Leith 276). El sacramento no debe ser

adorado; es un "sacramento de nuestra redención por la muerte de Cristo".2

La confesión de Westminster, adoptada en 1647 por la iglesia de Escocia, da

por sentado que la Cena del Señor no es un sacrificio, "sino solamente una

conmemoración de aquella única ofrenda de sí mismo, por sí mismo, sobre la cruz,

una vez para siempre, y una oblación espiritual de toda la posible alabanza a Dios por

el sacrificio de Cristo". Aunque "algunas veces se la llama por los nombres de las

cosas que representa, es decir, el cuerpo y la sangre de Cristo, no obstante, en

sustancia y naturaleza, siguen siendo, verdadera y solamente, pan y vino, como lo

eran antes" (Leith 225, 226).3

La era moderna

En las exposiciones actuales sobre la Cena del Señor se pone poca atención al

desarrollo histórico de la doctrina y práctica desde el siglo XVIII hasta estos últimos

días. Parece que las modificaciones de las posiciones que salieron de la Reforma y de

la Contrarreforma han sido mínimas.

1 Kiesler, 82.

2 Walker, 97-99.

3 Berkhof, 324-331.

37

Con respecto al servicio religioso de la comunión, la erudición contemporánea

parece estar más comprometida con la historia que con la teología. Uno de los puntos

principales objeto de debate es el asunto concerniente a la última cena. ¿Fue una

comida pascual o se conforma a alguna otra comida de alguna fiesta judía? También

importante es la fecha de la cena pascual, que en el Evangelio de Juan parece diferir

del día que se registra en los Evangelios sinópticos.1 Asuntos de esta clase han sido

presentados por Lietzmann, Bultmann, Jeremías, Marxsen, Patsch y Schuermann,

entre otros.

En 1982, la comisión de fe y orden del Concilio Mundial de Iglesias publicó un

documento para ser sometido a las iglesias a manera de borrador para discusión

ulterior de los ritos. Según Baptism, Eucharist and Ministry, "la Cena del Señor es un

don que Dios da por medio del poder del Espíritu Santo". Es una acción de gracias al

Padre y una conmemoración del sacrificio de Cristo. También anticipa la parusía.

Fuertes matices de teología sacramental llegan a través de ese documento, que, por

ejemplo, mantiene que "la iglesia confiesa la presencia real, viva y activa de Cristo en

la eucaristía", lo que se discierne por fe. Más aún, "el participar en un pan y en la

copa común... demuestra y efectúa la unidad de los participantes con Cristo y con sus

compañeros participantes". Esto desafía "toda clase de injusticia, racismo, separación

y falta de libertad" (10-17).2

1 Jeremías, 54-61.

2 Kiesler, 82.

38

La posición adventista

La Cena del Señor ha sido parte esencial del culto adventista del séptimo día

desde el comienzo del movimiento. Esto puede atribuirse fundamentalmente al hecho

de que los primeros miembros de la iglesia provenían de los bautistas,

congregacionalistas, metodistas, presbiterianos y de otras iglesias que practicaban la

Cena del Señor.1

Uno de los primeros registros de una celebración adventista de la Cena del

Señor, fechado el 18 de agosto de 1848, relata que los asistentes al congreso sobre el

sábado que tuvo lugar en Volney, Nueva York, celebraron la Cena del Señor. Entre

los primeros adventistas, algunos favorecían la celebración del servicio de la

comunión una vez al año, porque la consideraban como una continuación de la

Pascua. Al desarrollarse la organización, la Cena del Señor se celebró una vez cada

trimestre, y llegó a ser conocida como la "reunión trimestral".2

La Iglesia Adventista del Séptimo Día celebra normalmente la Cena del Señor

una vez cada trimestre, ya sea en el servicio de adoración del sábado o en un servicio

religioso especial. El plan trimestral parece provenir de la tradición metodista

americana, pero la mayoría de los miembros de iglesia lo encuentra satisfactorio. Los

adventistas sienten que el tener una observancia más frecuente de los ritos podría

1 Kiesler, 82.

2 Ibíd.

39

conducir posiblemente a una pérdida de la significación espiritual y sagrada de estos

ritos santos, reduciéndolos a una simple formalidad.1

Los adventistas practican la comunión abierta, permitiendo que todos los

creyentes cristianos participen, aunque esto no ha sido siempre de esta manera.

George I. Butler, presidente de la Asociación General de 1871 a 1874, y de 1880 a

1888, expresó su oposición a la comunión abierta (Review and Herald, 27 de mayo de

1873). En la década de 1890, los adventistas cambiaron su posición con respecto al

servicio cerrado de comunión, en gran parte bajo la influencia de publicaciones de

Elena de White.2

Según el Manual de la Iglesia, "todos los que han entregado su vida al Salvador

pueden participar" en la Cena del Señor. Esta "comunión abierta" permite que

cristianos de otras iglesias tomen parte en un servicio de comunión adventista.3 Sobre

este tema, escribió Elena de White:

"El ejemplo de Cristo prohíbe la exclusividad en la cena del Señor. Es

verdad que el pecado abierto excluye a los culpables. Esto lo enseña

claramente el Espíritu Santo. Pero, fuera de esto, nadie ha de pronunciar

juicio. Dios no ha dejado a los hombres el decir quiénes se han de

presentar en estas ocasiones... Pueden entrar en el grupo personas que no

son de todo corazón siervos de la verdad y la santidad, pero que desean

tomar parte en el rito. No debe prohibírseles".4

Por otro lado, los participantes deberían examinar sus vidas y hacer una

preparación espiritual para acercarse a la mesa del Señor. Por esa razón, el Manual de

1 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de Iglesia,

Revisión 2005, (Doral, Florida, EE.UU.: Asociación Publicadora Interamericana,

2006), 118. 2 Kiesler, 83.

3 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, op. cit., 123.

4 Elena White, El Deseado de todas las gentes, (Nampa, Idaho, EE.UU.: Pasific

Press Publishing Association, 1955), 612-613.

40

la Iglesia exhorta a que el servicio sea anunciado de antemano para permitirles a los

miembros "preparar su corazón y estar seguros de que tienen sus asuntos arreglados

los unos con los otros" (1990, 79). De igual manera, los hijos pequeños de los

miembros de iglesia deberían "aprender el significado del servicio observando cómo

participan los demás. Después de recibir instrucción formal en clases bautismales, y

haciendo su compromiso con Jesús en el bautismo, con eso están preparados para

participar ellos mismos en ese servicio religioso".1

La SDA Enciclopedia señala que "a lo largo de la historia de los ASD ha habido

poco cambio en la interpretación de la Cena del Señor". El pan sin levadura y el vino

sin fermentar que se usan se han visto normalmente como símbolos del cuerpo y la

sangre de Cristo, y como recordatorios de su pasión y muerte. Sin embargo, la Cena

del Señor es más que una simple conmemoración, porque Cristo está presente por su

Espíritu Santo. La participación en el Servicio de la Comunión de los miembros del

cuerpo contribuye al crecimiento y el compañerismo cristianos. La Santa Cena

conmemora la liberación del pecado, significa una comunión colectiva con Cristo, y

anuncia el segundo advenimiento.2

1 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de Iglesia,

81, 82. 2 Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del

Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 230-232.

41

CAPÍTULO III

ESTUDIO EXEGÉTICO DE 1 CO 11: 27-30

En este capítulo se presenta todo lo relacionado al contexto histórico general, se

establece el texto a investigar, con sus análisis de palabras relevantes, se incluye lo

que mencionan otros autores bíblicos con respecto al tema, además, de someter la

interpretación al contexto teológico y también lo que dicen otros autores extra

bíblicos sobre este estudio.

Contexto histórico general

En el griego, el título de esta epístola es sencillamente "Para Corintios A", es

decir, "uno". No figura nada acerca de Pablo el apóstol como autor de la carta. En el

manuscrito de 1 Corintios de los papiros bíblicos de Chester Beatty, el manuscrito de

esta epístola más antiguo que existe, copiado alrededor del siglo III d. C., aparece el

título en su forma más sencilla. Se supone que en el autógrafo no había ningún título.

Con la excepción de algunos críticos radicales que llegan a dudar si Pablo existió

alguna vez, generalmente ha sido aceptada la paternidad literaria paulina de esta

epístola.1

Se cree en realidad que junto con 2 Corintios, Romanos y Gálatas, es la más

autentica de todas las cartas de Pablo. El nombre del autor aparece tanto al comienzo

como al fin de esta epístola (1Co 1: 1-2; 16: 21). La carta fue dictada a un amanuense

o secretario, excepto el saludo al final del libro, en donde Pablo declara que lo

escribió con su "propia mano" (16: 21). No se conoce la razón exacta para que el

1 Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, t., 6, (Nampa, Idazo,

EE. UU.: Pacific Press Publishing Association, 1983), 652.

42

apóstol utilizara secretarios, pero indudablemente ésa era su costumbre (Ro16: 22;

Col 4: 18; 2 Ts 3: 17). Una posible razón es que Pablo tenía vista deficiente.1

A partir del siglo IV a .E. C. Corinto estuvo bajo la dominación Macedonia,

hasta que los romanos la liberaron en el año 196 a.C. Como ciudad-estado

independiente se unió a otras ciudades para formar la Liga Aquea se opuso a Roma y

fue destruida por el cónsul romano L. Munmio en el año 146 a. C. (algunos opinan

que en 46 a. E. C.), Julio César la reedificó como colonia romana, la colonia Julio

Corinthus.2

La ciudad de Corinto, a la que Pablo llegó hacia el año 50 E.C. era un activo

centro comercial y político. El peaje que se cobraba por transportar las cargas de un

puerto a otro aumentaron notablemente las riquezas de la ciudad. Corinto estaba

edificada sobre dos muelle entre los que mediaba un desnivel 30 mts. Al norte de la

plaza del mercado había dos teatros, uno de ellos con capacidad para unas 18,000

personas. Los cristianos podían entender bien las palabras de Pablo de que los

apóstoles ―eran un espectáculo teatral al mundo‖ (1Co 4:9).3

A pesar de la importancia que le confería ser sede de la autoridad

gubernamental y la principal ciudad comercial de Grecia. Para muchas personas

Corinto era un símbolo de libertinaje y lujo desenfrenado, Practicar inmoralidad fue

algo común. Esta sensualidad venia como consecuencia de la adoración a la diosa

1 Nichol, 652.

2 Watchtower Bible And Tract Society of New York, Inc. Perspicacia para

Comprender las Escrituras, Vol. 1:A-I. (Broklyng, New Cork. U.S.A.: International

Bible Students Association. WBTS, 1991), 557. 3 Ibíd.

43

Venus de los romanos, la Astarté de los fenicios y cananeos y la Istar de los

babilonios, entre otros dioses y diosas que se adoraban allí. griegos, italianos, judíos

venían y adoraban en la ciudad.1

Pablo llega por primera vez a Corinto en el otoño del 50, durante el segundo

viaje misionero y estuvo allí más de dieciocho meses (Hch 18:11, 18), pero lo hizo así

por dirección específica de Dios (Hch 18:9, 10). Llega en un posible estado

psicológico de decaimiento y desilusión, y posiblemente solo, después de tener que

salir de Tesalónica, Berea y Atenas, donde tuvo una recepción muy fría y

descorazonadora, durante el segundo viaje misionero. Comenzó a predicar ―con

debilidad, y mucho temor y temblor‖ (1Co 2:3). Pronto se encuentra con dos judíos

provenientes de Roma y colegas en la fabricación de tiendas, Aquila y Priscila (Hch

18:2,3), con los que obviamente trabó amistad, hallando en ellos dos corazones

receptivos para el evangelio. Luego llegaron Silas y Timoteo, desde Macedonia con

noticias de Tesalónica (Hch 18:5), cosa que lo reanimó.2

Como era el estilo de Pablo, comenzó a predicar primero en las sinagogas (Hch

18:4), pero debido a la oposición judía, dejó de hacer esto y se fue a la casa de un tal

Ticio llamado Justo (Hch 18:7), al lado de la sinagoga. El Señor lo fortaleció por

medio de una visión nocturna (Hch 18:8–10), asegurándole el éxito de su misión en

Corinto.3

1 Watchtower Bible And Tract Society of New York, 558.

2 Horacio R. Piccardo, :

tomo 1, (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2006), 34. 3 Ibíd.

44

La iglesia fundada por Pablo allí parece haber sido grande (Hch 18:8, 10) y

segura de la persecución (1Co 4:10). Era predominantemente gentil, aunque había

algunos judíos (Hch 18:7, 8),1 de modo que las raíces de sus miembros se hallaban en

el paganismo y probablemente muchos habían sido rescatados de los lugares más

bajos de la sociedad (1Co 6:9–11). Las tendencias judaizantes parecen haber sido

mínimas.2

Los ―súper-apóstoles‖ con su ―evangelio‖ trataron de socavar la autoridad de

Pablo más que llevarlos a prácticas judaizantes. El mundo pagano se inserta en la

iglesia, y Pablo tiene que luchar contra ellos. La pureza era una novedad para el

mundo pagano y especialmente para la sociedad de Corinto y tenían que decidir cómo

enfrentarse a los clubes y cenas paganas. Socialmente, la iglesia abarcaba desde el

tesorero de la ciudad (Ro 16:23) a judíos refugiados (Hch 18:2) y anteriores

malandras (1Co 6:10).3

La primera carta de corintios es peculiar al mostrar no menos siete contrastes

entre grupos sociales que Pablo trata de mantener unidos: judíos y griegos, esclavos y

libres, hombres y mujeres, ricos y pobres. Partidarios de Pablo, Cefas o Apolo, los

que buscan distintos fines con los dones carismáticos y los partidarios de distintas

conductas éticas. Aparentemente no muchos eran inteligentes (1Co1:26), pero

algunos tenían aire de grandeza. La iglesia tenía ciertos conflictos debido a su

heterogeneidad, inclusive algunos querían modificar las doctrinas de Pablo para

1Gordon Fee, Primera epístola a los corintios, (Buenos Aires, Argentina:

Nueva Creación, 1994), 6. 2 Horacio R. Piccardo, :

tomo 1, (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2006), 34. 3 Ibíd.

45

hacerlas más contemporáneas (1Co 15:12) La inestabilidad de la iglesia se debe, por

un lado, al afluente pagano del contexto, la falta del A.T., por el otro, aunque Apolos

pudo hacer algo al respecto (Hch 18:27; 1Co 16:12), y las divisiones dentro de la

misma por cuestiones partidarias, no doctrínales.1

La primera epístola a los corintios fue escrita en Efeso (1Co 16: 8). Esta ciudad

fue el escenario de la actividad misionera de Pablo durante "tres años" (Hch 20: 31),

y el centro principal de su obra durante su tercer viaje misionero (Hch 19; 20: 1). La

carta fue escrita cuando él estaba por partir para Grecia y Macedonia, pero esperaba

permanecer en Efeso "hasta Pentecostés" (1Co16:5-8); sin embargo, las

circunstancias apresuraron su partida (Hch 19: 21 a 20: 3). Las evidencias permiten

que situemos la carta en la primera parte del año 57 d.C. La iglesia de Corinto fue

establecida durante el segundo viaje misionero de Pablo. El apóstol había pasado por

lo menos 18 meses en ese lugar. Su obra había sido ardua y exitosa, y se estableció

una próspera iglesia (Hch 18: 1-11).2

De la lectura de las epístolas surge que los corintios recibieron más de un

contacto personal de Pablo y tuvieron una correspondencia fluida con él. Pablo se

encuentra en Éfeso cuando escribe 1Corintios, ya que explícitamente lo dice (1Co

16:8: ―me quedaré en Éfeso hasta Pentecostés‖). A la luz del contenido de 1, 2

Corintios se puede inferir el contenido de las cartas intermedias, tanto las enviadas

por Pablo como las enviadas por los corintios, así como los potenciales viajes de

Pablo y el de ciertos corintios. Las epístolas a los corintios están entre los documentos

1 Piccardo, 36.

2 Nichol, 652.

46

más primitivos en el N.T., compilados unos veinticinco años después de la crucifixión

de Jesucristo. Muchos aún tenían memorias vívidas de la vida y obra de Cristo, y de

hecho Pablo hace una declaración de ello en la lista a los que Jesucristo se les

apareció (1Co 15:6).1

La antigua ciudad de Corinto estaba situada en el istmo que une el Peloponeso

con la Grecia continental. Estaba situada en el extremo sur del istmo, en una llanura

entre el istmo y una colina conocida como Acrocorinto, en la cima de la cual había

una ciudadela y un templo. La ciudad estaba, pues, estratégicamente ubicada. El

tráfico terrestre entre Peloponeso y el Ática pasaba por Corinto. Su estratégica

ubicación entre el golfo Sarónico, con Atenas y El Pireo al este, y el golfo de Corinto

al oeste del istmo, la convirtieron en un centro mercantil de una gran parte del

comercio que fluía desde Asia hacia Europa y viceversa. Algunos fenicios se

establecieron en la ciudad y prosiguieron con su oficio de hacer tintura de púrpura,

del murex trunculus de los mares vecinos. También introdujeron otras artes, y

establecieron el culto inmoral de las deidades fenicias.2

Corinto era una importante ciudad comercial, situada en una encrucijada de

rutas marítimas. Floreció en ella el flagelo del libertinaje, hasta el punto que el mismo

nombre de la ciudad se convirtió en un sinónimo de sensualidad. El verbo

"corintianizar" significaba libertinaje desenfrenado. Cuando se comprende cómo era

la religión de Corinto, es evidente la maravillosa gracia de Dios que venció a las

fuerzas del mal y estableció una iglesia de santos regenerados en esa ciudad de tan

1 Piccardo, 42.

2 Nichol, 652.

47

mala fama. Por su riqueza, lujo, comercio y población cosmopolita, Corinto bien

mereció el título que le dio Barnes: "París de la antigüedad".1

La deidad principal era Afrodita, la diosa del amor en su forma más inmoral y

de la pasión desenfrenada, por lo que no es difícil imaginarse el efecto de esta

deificación de la sensualidad. El templo de Apolo estaba construido en la ladera norte

de la Acrocorinto. Probablemente mil bellas jóvenes actuaban como prostitutas

públicas ante el altar de la diosa del amor. Eran sostenidas mayormente por

extranjeros, y la ciudad, como producto de su inmoralidad, obtenía un ingreso

seguro.2

La tarea a la que hizo frente el mensajero del evangelio en la antigua ciudad de

Corinto, se presenta muy bien en estas palabras: "Si el Evangelio pudo triunfar en

Corinto, puede vencer cualesquiera que sean las circunstancias" (W. D.

Chamberlain).

Cuando se mira la historia de la iglesia de Corinto es evidente que todo no era

color de rosa, puesto que eran evidentes los problemas de ella. Allí había disensión;

existían grupos y partidismos, y esto se notaba incluso en las comidas fraternales: Se

daban diferencias de división y actitudes respecto al trato con los gentiles. Puesto que

esta iglesia estaba compuesta mayormente por griegos convertidos al cristianismo que

aún manifestaban sus costumbres.3

1 Nichol, 652.

2 Ibíd.

3 H. J. Pager, Palabras Claves del Nuevo Testamento, (Kampen, Países Bajos:

Fundación Editorial de Literatura Reformada, 1987), 82.

48

Análisis Textual

El texto elegido se presenta en su idioma original, una versión del mismo, la

versión en español que más se apega a su significado y un análisis de palabras clave

que nos ayuda a entender mejor el mensaje del texto bíblico en cuestión.

Texto griego y español

El texto griego de 1Co 11:27-30 dice:

―Wste o]j a'n evsqi,h| to.n a;rton h' pi,nh| to. poth,rion tou/ kuri,ou

avnaxi,wj( e;nocoj e;stai tou/ sw,matoj kai. tou/ ai[matoj tou/ kuri,ouÅ 28

dokimaze,tw de. a;nqrwpoj e`auto.n kai. ou[twj evk tou/ a;rtou evsqie,tw

kai. evk tou/ pothri,ou pine,tw. 29 o` ga.r evsqi,wn kai. pi,nwn kri,ma

e`autw/| evsqi,ei kai. pi,nei mh. diakri,nwn to. sw/maÅ 30 dia. tou/to evn

u`mi/n polloi. avsqenei/j kai. a;rrwstoi kai. koimw/ntai i`kanoi,Å‖1

En español, la Reina Valera Actualizada traduce 1Corintio 11:27-30 de la

siguiente manera:

―De modo que cualquiera que coma este pan y beba esta copa del

Señor de manera indigna, será culpable del cuerpo y de la sangre del

Señor. 28 Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y

beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe, no discerniendo el

cuerpo, juicio come y bebe para sí.30 Por eso hay entre vosotros muchos

enfermos y debilitados, y muchos duermen.‖2

Con este párrafo, y con el siguiente, Pablo aplica ahora el punto de los vv.23-

26 a los banquetes de ellos. La cena de ellos en honor del Señor en realidad está

deshonrándolo, de dos modos: Primero, los que tienen han estado ofendiendo a los

que no tienen, al adelantarse con sus propias cenas privadas. Segundo, al hacer eso

1 BibleWorks NT. (0.5.020w, 2001).

2 A menos que se indique algo diferente, en este trabajo las citas bíblicas han

sido tomadas de la Reina-Valera Actualizada (RVA), El Paso, Texas: Editorial

Mundo Hispano, 1989.

49

han estado ofendiendo al Señor mismo, al no recordarlo de la manera debida,

especialmente en función de la salvación que é1 ha realizado mediante su muerte. La

cual se proponía hacer de ellos uno solo, y no dividirlos, como lo hace su Cena. El

propósito del presente párrafo, por lo tanto, es corregir el primer abuso advirtiéndoles

de las terribles consecuencias si persisten en la cena en un tipo de comportamiento

que refleja que no logran comprender su propia naturaleza.1

Dado que este párrafo (1Co 11:27-30) ha tenido una larga historia de ser leído

en la Cena del Señor independientemente de su contexto original su interpretación

también ha sido independiente de ese contexto, problema que se ve incrementado por

algunas dificultades inherentes en el lenguaje. El párrafo entero está dominado por los

motivos de juicio, algunos de los cuales son juegos de palabras que no resultan

especialmente fáciles de poner en una lengua más sencilla.

No se puede ignorar el contexto sociológico del pasaje que es objeto de estudio,

ya que su trasfondo tiene un rol preponderante en esta investigación. Debido a esto,

es necesario saber como 1 Co 11: 17-22 es la base para entender toda la sección que

va desde el vv. 23-34.

En la iglesia primitiva, la Cena del Señor parece haber sido celebrada

conjuntamente con una "fiesta de amor" (agápe), designada especialmente para

beneficiar al pobre. A partir de lo acaecido en Corinto (1 Co 11: 17-22), los abusos

acabaron echando a perder la celebración, de manera que el Servicio de la Comunión

1 Fee, 632.

50

fue separado finalmente de la comida fraternal (a mediados del siglo III), mientras

que el ayuno llegó a ser obligatorio antes de tomar la comunión.1

En el versículo 2 Pablo les dijo: ―Os alabo‖ y en la segunda parte les dice: ―No

os alabo‖ (vv. 17,22) Los corintios no se estaban comportando como es debido en la

observancia de la Cena del Señor ¿Qué había de malo? Ellos habían cambiado la

sencilla comida ―conmemorativa‖ en una ocasión de festín y de borrachera. En lugar

de un espíritu de unidad y de convivencia, había llegado a ser un tiempo de división

entre los ―que tenían‖ y los ―que no tenían‖. Algunos tenían un festín, y rehusaban

compartir con los que nada tenían. La Cena del Señor había llegado a ser todo lo que

no debía ser.2 Se realizaba cada fin o principio de semana, pero poco a poco se fue

perdiendo el propósito de la misma: compartir.3

Nuevamente se observa que los corintios abusaban de su concepto de la libertad

cristiana. Creían que su libertad les permitía darse el gusto de llenarse el estómago y

hasta embriagarse. Todo esto sin siquiera un pensamiento en torno a la edificación de

la comunión dentro de la iglesia. Correctamente el Apóstol asegura que al hacer esto

no comían la Cena del Señor. Parece que los corintios abusivos creían que la

participación en el acto religioso al final les daba licencia para ignorar la necesidad de

comunión o compañerismo en la iglesia.4

1 Herbert Kiesler, 77.

2 Morris Williams, La Conducta del creyente, 1Corintios, (Miami, Florida:

Editorial Vida, 1979), 97. 3 Roberto Fricke, et al., Comentario bíblico mundo hispano 1 y 2 Corintios,

t.20, ed., Jorge E. Díaz, (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2003), 125. 4 Ibíd.

51

Según ellos, siempre que observaran el rito religioso podían dar rienda suelta a

sus gustos personales. Pablo reconoce que la Cena del Señor no puede observarse

dentro de un ambiente de discriminación social. Al igual que no se podía tomar de la

Mesa del Señor y también de la de los demonios (1Co10:21), no se podía celebrar la

Cena del Señor dentro de distingos sociales. Las disensiones sociales perturbaban la

celebración legítima de la Cena del Señor tanto como la idolatría. Estas infracciones

de la ley del compañerismo se ilustran por medio de la alusión al hambre y la

embriaguez. Se pasa escasez aun en las cosas más básicas de la vida (los alimentos),

mientras el otro demuestra una insensibilidad para con el hambriento al hacer alarde

de sus excesos hasta en la bebida. Esta gran injusticia social revelada en la escasez y

en la opulencia no dejaba lugar para una verdadera celebración de la Cena del Señor.1

El rico despreciaba al pobre, comía y bebía de las provisiones que traían, antes

de permitir la participación del pobre; así, algunos quedaban sin nada, mientras que

otros tenían más que suficiente. Lo que hubiera debido ser un vínculo de amor y

afecto mutuo fue hecho instrumento de discordia y desunión.2

El propósito del apóstol es enseñar lo indigna que era tal conducta en vista de la

dignidad de la Santa Cena.3

Una actividad que se había establecido con el fin de unificar al pueblo de

Dios, llegó a ser causa de su destrucción porque cada uno buscaba su propio bien

1 Fricke, 125.

2 Matthew Henry, Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo, (Miami:

Editorial Unilit, 2003), 906. 3 Roberto Jamieson, A. R. Fausset y David Brown,

explicativo de la Biblia: El Nuevo Testamento, t.,2, (El Paso, TX: Casa Bautista de

Publicaciones, 2002), 387.

52

(1Co 11:17). Pensaban en sí mismos y no en la muerte de Cristo (1Co11:20). Pablo

les recuerda los tres propósitos:

1. Recordar a Cristo y lo que él hizo a favor del ser humano.

2. Proclamar su muerte y su significado a los que presenciaran la celebración.

3. Esperar su regreso.

Estos tres objetivos no se lograban en sus ceremonias. Había tanta lucha por

motivos egocéntricos y confusión, que se les había olvidado la verdadera intención de

la Cena1.

La división por clase social es contraria al Evangelio (1Co11:21-22). Algunos

son tratados más honorables que otros en la comida, y este tratamiento refleja los

valores de estado del mundo2

En la celebración de la Cena del Señor, los celebrantes no deben reflexionar

solo sobre el hecho y la manera de la muerte de Jesús, sino también, y de una manera

muy especial, acerca de su significado actual y su resultado para toda la congregación

del pueblo de Dios. Esta ceremonia es una celebración del compañerismo cristiano

con Jesús y con sus seguidores, del perdón de los pecados, y de la esperanza

expectante del reino futuro.3

1 Rafael Porter, (1ra Corintios)

, A. C., 2005), 120. 2 Craig S. Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia (El Paso,

Texas: Editorial Mundo Hispano, 2006), 453. 3 Kiesler, 73, 74.

53

Análisis de palabras claves

avnaxi,wj. Adverbio, que significa hacer algo en una manera indigna. En esta

forma aparece una sola vez. Esta palabra es muy relevante en el texto, por eso

necesita un estudio especial. A. T. Robertson dice lo siguiente:

―Indignamente (ἀναξιωρ [anaxiōs]). Adverbio antiguo, (propio del

v.27) sólo aquí en el NT, no verdadero, en el versículo 29. Pablo define su

significado en el versículo 29ss. Él no dice o implica que nosotros

mismos debe ser "digno" (ἀξιοι [axioi]) para participar de la Cena del

Señor. Nadie nunca participar en esos términos. Muchas almas piadosas

se han abstenido en la observación de la ordenanza por medio de falsas

exégesis aquí. Será culpable (ἐνοσορ ἐζηαι [enochos Estai]). Podrá ser

condenado, como en Mat. 5:21 f. que ver. Será culpable de un delito

cometido contra el cuerpo y la sangre del Señor, por tal sacrilegio (cf.

Heb. 6:6, 10:29).‖1

Adverbio. anaxios (ἀναξίωρ, 371) se usa en 1Co 11:27, de participar de la Cena

del Señor "indignamente", es decir, tratarlo como una comida común, el pan y la copa

de las cosas comunes, no hacer la distinción de su solemne mensaje simbólico y de su

importancia. En el mejor de los textos la palabra no se encuentra en v. 29. Adjetivo.

Anaxios (ἀνάξιορ, 370), uno, negativo, n, eufónico, Axios, "digna", se usa en 1Co

6:2. En griego moderno significa "incapaz". En Hch 13:46, "indigno" representa el

adjetivo Axios, precedido por la negativa Ouk.2

1 Archibald Thomas Robertson, Imágenes verbales en el Nuevo Testamento,

Las epístolas de Pablo, t., 4, (Barcelona, España: Editorial Clie, 1989), 229. 2 W. E. Vine, Merrill F. Unger and William White, Vine's complete expository

dictionary of Old and New Testament words (Nashville TN: Thomas Nelson

Publishers, 1996), 876.

54

Participar de manera indigna

Pablo comienza (v. 27) retomando el lenguaje de los vv. 23-26, pero ahora en

forma de una severa advertencia de que quienes comen como ellos están haciéndolo,

de manera indigna, serán culpados precisamente por esa muerte que deben, más bien,

proclamar como salvación en esta mesa. Eso lleva al remedio propuesto: examinarse

a sí mismos antes de comer (v. 28), no sea que se hagan reos de juicio divino

(v.29).El comer de manera indigna del v. 27, que acarrea el juicio, se describe ahora

como comer sin discernir el cuerpo, 1o cual significa la iglesia (como en 10.16-17;

tal es, después de todo, el punto de la sección entera). Esto va seguido de un

pronunciamiento profético (v. 30) según el cual algunas actuales enfermedades y

muertes son expresiones presentes de dicho juicio, ocasionadas por el fracaso de ellos

en discernir el cuerpo.1

El argumento concluye entonces (vv. 31-32) con un considerable juego de

palabras sobre los temas del juicio, en el cual Pablo básicamente repite el punto de los

vv. 28-30. Por una parte (v. 31), si ellos se discernieran a sí mismos (cf. v. 28), no

estarían experimentando los actuales juicios del v. 30; por otra (v. 32), los actuales

juicios significan que ellos son disciplinados (RVR castigados) para que no sean reos

del juicio final: la condenación junto con el mundo.2

Con frecuencia el lector entiende que Pablo enseña que el creyente indigno no

debe comer de ella.

1 Fee, 633.

2 Ibíd.

55

Tomás de la Fuente analiza el texto también de esta manera:

―El texto no dice tal cosa. Si así dijera, nadie podría tomarla, porque

todos somos indignos como pecadores. Observemos que ―indignamente‖

es un adverbio y que se refiere a la manera de comer, y no al carácter del

creyente. Dice que no debemos tomar la Cena de manera indigna, como

por ejemplo, burlándose de ella, bebiendo hasta emborracharse, o

sencillamente no creyendo que la observación de la Cena tenga valor.

Según el v. 29, la manera indigna de comer consistió, en parte, en comer

y beber sin discernir el cuerpo del Señor. Las versiones antiguas emplean

la palabra ―indignamente‖ en los dos casos, pero la Versión Popular

expresa el v. 27 más claramente: Cualquiera que come del pan o bebe de

la copa del Señor de una manera indigna…‖1

No dice ―indigno‖ sino indignamente, no la persona sino el modo. El adverbio

de modo, califica al adjetivo ―indignamente‖. (v. 29).Algunos dicen: ―no soy digno‖,

―aquel no es‖, pero ninguno es digno.2

La indignidad en la persona no es lo que debiera excluir a nadie, sino la

participación indigna. Por indignos que sean, si se examinan de un modo que al

comprobar que aun siendo penitentes se cree en el Evangelio de Cristo, se puede

participar dignamente.3

El v.27 inicia con la fuerte conjunción inferencial de manera que característica

de la argumentación de esta carta, Pablo procede a aplicar 1o que acaba de decir

acerca de las palabras de institución en el v.26 al abuso de ellos en la Mesa:

Cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor de manera indigna,

será culpado del cuerpo y de la muerte del Señor. El participar de este banquete de

1

, , (El Paso, Texas: Casa

Bautista de Publicaciones, 1985), 83. 2 Daniel Campderros, Bosquejos bíblicos: t., 2, (El Paso, Texas: Casa Bautista

de Publicaciones, 2003), 59. 3 Roberto Jamieson, A. R. Fausset y David Brown, 387.

56

manera indigna es de 1o que trata la sección entera. Lamentablemente, este adverbio

ha sido traducido Indignamente por Reina-Valera y otras versiones castellanas. Dado

que ese adverbio específico en español parece más aplicable a la persona que come

que al modo en que está haciéndolo, esta palabra se convirtió en una temible amenaza

para muchas generaciones de cristianos.1

En la mente del Apóstol es indigno recibir la Comunión sin sentirse afectado

por ella, sin abrirse, sin replantear el hecho de que el Señor se ha entregado por mí,

por todos a la muerte y hace nuevamente que se recuerde su entrega.2

Las diferentes amenazas han sucedido así especialmente en los sectores de

tradición protestante: Las personas son indignas si tienen algún pecado en su vida, o

si han cometido pecados durante la semana anterior. Esto, a su vez, ocasionó que se

leyera el v.28 de un modo personal e introspectivo, de manera que el propósito de

examinarse uno así mismo era hacerse digno de la Cena, para no incurrir en juicio. La

tragedia de tal interpretación para incontables millares de personas, tanto bajo la

forma de un miedo de acercarse a la Mesa como de culpabilidad por haber

participado quizás indignamente, es incalculable.3

La inquietud de Pablo se relaciona directamente con los vv.20-22, donde

algunos están ofendiendo a otros en la Mesa del Señor al adelantarse con su propia

cena privada. Desafortunadamente, un mayor interés por la Mesa en si y por el

sacramentalismo ha hecho a menudo que este texto se lea independientemente de su

1 Fee, 633.

2 Eugen Walter, Primera Carta a los Corintios, (Barcelona, España: Editorial

Herder, 1971), 214. 3 Fee, 633.

57

contexto actual, de modo que para el término indignamente se ha sugerido toda une

variedad de opciones: sin haberse examinado uno mismo, sin percatarse de la

presencia real, sin contemplación del cuerpo crucificado de Cristo, con alguna forma

de pecado en la vida.1

La conducta manifestada por los corintios es indigna de la mesa donde está

proclamándose la muerte de Jesús hasta que él venga. Tanto así es, pasa a decir

Pablo, que quien así actúa será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Lo que

Pablo ha hecho aquí parece claro: tomando las dos especies de la Cena, el pan y la

copa, ha expresado la culpa de los corintios en función de 1o que el pan y la copa

significan, el cuerpo y la sangre del Señor.2

El adjetivo culpado es un término técnico legal (Gr. e;nocoj será reo en el NT:

Mt 5.21, 22 tres veces; 26.6; Mr 3.29; 14.26; He 2.15; Stg 2. l0). Para expresar la

obligación o responsabilidad legal. En construcciones genitivas como ésta, puede

denotar o bien la persona contra quien se ha pecado, o el delito mismo. En este caso,

por lo tanto, puede significar culpable de pecar contra el Señor en alguna forma, o

bien ser considerado responsable por su muerte, la cual es representada por el cuerpo

y la sangre.3

La mayoría de las veces esto se entiende como un pecado contra el Señor en

función de su Mesa, como si estuvieran profanándola con sus acciones. En cierto

sentido eso puede ser verdad, pero a la luz del contexto completo y en particular

1 Fee, 634.

2 Ibíd.

3 Ibíd.

58

del v.26 (al cual responde este versículo) es dudoso que tal fuera la intención de

Pablo. Eso parece poner mucho más énfasis en la naturaleza sagrada de las especies

de lo que 1o hace el propio Pablo. Lo que a él le interesa no son el pan y la copa por

sí mismos, sino cómo por medio de ellos los participantes hacen memoria de Cristo.1

Por consiguiente, es más probable que la culpa que Pablo tiene en mente sea la

del delito mismo. Su punto es que aquellos que se comportan en la Mesa del Señor

como están haciéndolo los corintios han pasado por alto el punto de ese banquete, que

es proclamar la salvación por medio de la muerte de Cristo, significada en el pan y la

copa proclamada en las palabras sobre el pan y sobre la copa. Profanar el banquete

como están haciéndolo ellos es colocarse a sí mismos bajo la misma responsabilidad

legal que aquellos que originalmente fueron responsables de esa muerte. De modo

que ser culpado de su cuerpo y de su sangre significa ser responsable de su muerte.2

Moris Williams Preguntándose ¿Qué significa comer indignamente? Da la

siguiente declaración:

―…La Cena del Señor es la provisión y privilegio de todo creyente.

Nuestra fe en el ―digno‖ cordero de Dios nos hace ―dignos‖ de participar.

Somos pecadores salvados por gracia. No tenemos ―dignidad‖ de nosotros

mismos, pero nuestra creencia es lo que hace la diferencia. Jesús dice:

―tomad, comer‖; esto es mi cuerpo… esta copa es el nuevo pacto en mi

sangre; haced esto… en ¡memoria de mí! No vamos a recordar nuestra

propia dignidad… porque no tenemos ninguna. ¡Lo que tenemos que

recordad es que nuestra ―indignidad‖ es cubierta por su ―dignidad‖ y por

creer esto somos aceptados por Dios!‖3

1 Fee, 634.

2 Ibíd.

3 Williams, 98.

59

Charles Hodge en su comentario sobre primera de Corintios argumenta sobre

comer o beber indignamente:

―Comer o beber indignamente es, en general, venir a la mesa del

Señor con espíritu negligente e irreverente; sin intención ni deseo de

conmemorar la muerte de Cristo como sacrificio por nuestros pecados y

sin el propósito de cumplir las obligaciones que con ello contraemos. La

manera en que los corintios comían indignamente era que trataban la

mesa del Señor como si fuera propia; sin hacer distinción entre la Cena

del Señor y una comida ordinaria; reuniéndose para satisfacer su hambre,

y no para alimentarse del cuerpo y de la sangre del Cristo; y rehusando

tener comunión con sus hermanos más pobres.‖1

¿Cómo es posible comer indignamente?

1. Se comer indignamente cuando no se come en fe (V.26).

2. Se Come indignamente cuando no se discierne el cuerpo del Señor (V.29).

No se debería tomar livianamente. Se Debe hacer tres cosas cuando se participa:

1. Se debe recordar.

2. Se debe esperar

3. Se deben examinar a sí mismos.

Se debe tener fe en lo que Jesucristo ha hecho, recordando que fue por

intermedio de su muerte y resurrección que se llega a ser dignos.2

El comentario bíblico mundo hispano argumenta tomando en cuenta el

consenso general de algunos eruditos:

―Casi todos los eruditos concuerdan en que el trasfondo de este

texto (v. 27) se halla en los vv. 18–22. El participar de la Cena del Señor

de manera indigna no habla del carácter personal del comulgante tanto

como de la forma en que se lleva a cabo. Pablo ya había hablado en

términos tajantes respecto a la actitud insensible, egoísta y de división de

1 Charles Hodge, Comentario de I corintios, (Barcelona, España: El Estandarte

de la Verdad, 1969), 213. 2 Williams, 99.

60

los corintios. No velaban por el bienestar de toda la iglesia sino por aquel

de su grupo particular. Fomentaban el partidismo dentro de la iglesia al

adelantarse a comer y beber en la comida fraternal sin tomar en cuenta a

los de menos recursos económicos. Esto era lo que el Apóstol veía como

comer el pan y beber la copa de manera indigna. Los que así hacían eran

culpables del cuerpo y de la sangre del Señor. El participar de la cena del

Señor indignamente (como se ha descrito) es contradecir el propósito del

sacrificio de Cristo tanto como el espíritu por el cual este se hizo. Los que

hacían esto se colocaban dentro de aquellos que fueron responsables por

la crucifixión de Jesús. Es obvio que al cometer esto, no muestran la

actitud de los que reciben por la fe los beneficios de tal sacrificio. ‖1

Es un peligro participar en una manera indigna (v27a). Se debe tomar nota de

que ―indignamente‖ es un adverbio, no un adjetivo. Modifica la acción de comer y

beber, no al sujeto. Tiene que ver con la manera en que actuaban, no con su propia

indignidad al hacerlo. No quiere decir que quien comparta la cena sea digno. La

verdad es que toda persona es indigna, y eso es lo que da el verdadero significado a la

Cena recordándo que Cristo murió por gente injusta, tal como el ser humano.2

Sin embargo, es peligroso intervenir en esta celebración de manera inapropiada.

El problema de los corintios era que intencionalmente la habían convertido en la

fuente del desorden y la división. Hacían burla de la finalidad espiritual de este gran

evento.

En la escena moderna con frecuencia vemos en las noticias que la gente rebelde

quema la bandera de su país para protestar. Se piensa que una ofensa a la bandera es

un acto en contra de la patria. Menospreciar el símbolo equivale a despreciar lo que

éste representa. Pablo utiliza la misma idea en relación con la Santa Cena. Al hacer lo

1 Fricke, Comentario bíblico mundo hispano 1 y 2 Corintios, t.20, ed., Jorge E.

Díaz, (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2003), 137. 2 Porter, 120.

61

que, hacían, estaban mofándose de lo que significaba; el cuerpo y la sangre del Señor

Jesucristo. Se debe valorar ese privilegio y tomarla con ese espíritu.

Participar de manera indigna aquí se refiere a comer consiente de la situación

social que estaba dividiendo a la iglesia (1Co11:21,22). Al rechazar a otros miembros

del cuerpo de Cristo, la iglesia (10:17), también se rechaza la dádiva salvadora de su

cuerpo representado por el pan (11:24).1

MacArthur lo dice de una forma más clara:

―Si un creyente acude con algo menos que los más nobles

pensamientos sobre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y algo menos que

un amor total por sus hermanos en Cristo lo hace de manera indigna‖.2

Al participar indignamente el creyente lleva el individualismo y la

interdependencia de acción y práctica que se podrían convertir en una expresión de

falta de interés por la unidad y comunión de la iglesia en una ocasión tan solemne y

sagrada como lo es la participación en la Cena del Señor. El Rito de Humildad

practicado por Jesús junto al Servicio de Comunión conlleva un mensaje de perdón,

aceptación, certeza y solidaridad, principalmente de Cristo para con el creyente, pero

también entre los propios creyentes. Ese mensaje se expresa en una atmósfera de

humildad.3

También se participa de una manera indigna cuando se quiere ignorar el Rito

de Humildad. Puesto que este fue instaurado por el mismo Señor Jesucristo. Se debe

recodar que toda persona en cuyo corazón hay odio, amargura, desprecio contra otro,

1 Keener, 476

2 John MacArthur, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento: Primera

corintios (Michigan, USA: Editorial Portavoz, 2007), 321. 3 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de la Iglesia,

121,122.

62

al acercarse a la Mesa del Señor come y bebe indignamente. Así que comer y beber

indignamente es no tener el sentimiento de la grandeza de lo que se está haciendo, y

hacerlo cuando no se está en armonía con el hermano por quien Cristo murió.

Frank Holbrook comenta lo siguiente con respecto al concepto de indignidad:

―La dignidad no se refiere a la calidad moral; es decir, al carácter de

los participantes de la Santa Cena, sino que es el resultado de la forma

equivocada de considerar la comida sagrada, con la cual contradecimos la

solemnidad del servicio‖1

Herbert Kiesler citando a Elena White con referencia a quien es digno de

participar de la Cena del Señor dice lo siguiente:

―…No está en el plan de Dios que esto deba postergarse porque se

considere que algunos son indignos de participar en él. El Señor lavó los

pies de Judas. No le negó un lugar en la mesa aunque sabía que dejaría la

mesa para desempeñar su papel en la traición del Señor. No es posible

para los seres humanos decir quién es digno y quién no lo es. No pueden

leer los secretos del alma. No es para que digan: Yo no asistiré al rito si tal

persona está presente para tener parte'. Dios no le ha dejado al ser humano

decir quiénes deben estar presentes en esas ocasiones (RH 31 de mayo de

1898).‖2

Examinarse a sí mismo

dokimaze,tw. Verbo imperativo presente activo 3ra. Persona singular. Este

verbo aparece dos veces en esta forma. Que a su vez viene de la raíz: dokima,zw. Que

significa Probarse, examinarse, discernir, descubrir, prueba, demostrar.3

―Examínese cada a sí mismo (δοκιμαζεηω ἀνθπωπορ ἑαςηον

[dokimazetō Anthropos heauton]). Pruébese a sí mismo como lo haría con

un trozo de metal para ver si es auténtico. Este examen de los motivos de

1 Frank Holbrook, ―For members only?‖ Ministry, Febrero 1987, 12-14.

2 Kiesler, 91.

3 James Strong, Concordancia exhaustiva de la Biblia Strong, (Miami, Fl.

EE.UU.: Editorial Caribe, 2002),

63

cada uno habría imposibilitado las vergonzosas escenas en los versículos

20ss.‖1

Verbo. Dokimazo (δοκιμάζω), "para demostrar, probar, aprobar, se convierte

en" examinar "en 1Co 11:28, RV (RV, probar).2

Esta oración va unida al v. 27 por el adversativo pero, 15 cuyo propósito es que

este imperativo esté en contraste con la acción de ellos de comer de manera indigna y

hacerse así reos precisamente de esa muerte que más bien deberían proclamar:

Pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Al igual que

con el v.27, comer del pan y beber de la copa significa participar en este banquete. El

problema radica en el imperativo pruébese cada uno a sí mismo, que junto con el v.27

ha sido motivo de indecibles ansiedades dentro de la iglesia. No se trata de un

llamado a la introspección personal para determinar si uno es digno de la Cena. Más

bien contrasta con el examen divino al cual conducirá la participación indigna.3

Roberto Fricke junto a otros autores en su comentario a las cartas de los

corintios comentan también 1Co 11: 28 arrojando luz a este estudio:

―Contrario a lo que muchos opinan, este texto (v.28) no es un

llamado a un autoanálisis en general para escudriñar nuestro estado

pecaminoso. Si hiciéramos eso, jamás podríamos participar de la Cena del

Señor. Siempre nos vamos a encontrar en pecado. Por mucho que nos

duela el pecado es persistente y tenaz en nuestra vida, por mucho que nos

arrepintamos, nunca podremos encontrarnos sin pecado. Nunca podremos

clasificarnos como ―dignos‖ para participar en la Cena del Señor. El

único digno murió por nuestros pecados, y sólo por su gracia

misericordiosa podemos acercarnos. Si es así, ¿qué quiere decir el

Apóstol con el autoexamen? Lo que se indica es que cada uno debe

examinarse para ver si tiene una apreciación adecuada de la iglesia como

1 Robertson, 229.

2 W. E. Vine, Merrill F. Unger and William White, Vine's complete expository

dictionary of Old and New Testament words, 876. 3 Fee, 635.

64

cuerpo de Cristo. ¿Cómo estamos en relación con nuestros hermanos en la

fe? ¿Somos culpables de hacer acepción de personas? ¿Nos portamos

como si amáramos a todos por igual en la iglesia, sin que importe su

condición económica, social o educativa? Esta es la clase de examen que

Pablo pide. Si podemos contestar las preguntas satisfactoriamente,

debemos comer del pan y beber de la copa en comunión con la iglesia.‖1

Muchos se examinan a sí mismos con la intención de excluirse de la Cena de

Señor. Sin embargo el autoexamen no es con el fin de poder ausentarse de la Mesa,

sino con el fin de poder participar.2

Si bien no es estrictamente un término forense, en este contexto el verbo parece

recoger ciertas imágenes forenses. Por lo común significa poner a prueba 16 (cf.

3.13). Habitualmente ese poner a prueba lo hace alguien más; pero en Pablo asume

también el sentido especial de que los creyentes se prueben a sí mismos en relación

tanto con sus obras (Gl 4.6) como con su fe (2Co 13.5). Este es el primero de esos

usos, cuyo matiz preciso no resulta fácil de determinar. Probablemente se escogió ese

verbo a la luz del tema del juicio que recorre todo el párrafo.3

Dado que ellos serán examinados por Dios al final, en efecto, sus actuales

enfermedades son parte de ese examen en el presente-, deben probarse a sí mismo

ahora en cuanto a su actitud para con la Cena, especialmente su conducta para con

otros que están participando también. Probablemente esto no sea tanto una amenaza

cuanto un llamado a una conducta verdaderamente cristiana en la cena.4

El comer como algunos corintios lo hacían era no discernir la realidad de la

naturaleza del cuerpo de Cristo, la iglesia. Por su carencia de consideración para las

1 Fricke, 137.

2 Jamieson, Fausset y Brown, 387.

3 Fee, 635.

4 Ibíd.

65

más elementales implicaciones de su compañerismo en Cristo, profanaban seriamente

la Cena del Señor. Los distingos sociales, las disparidades económicas y las

desigualdades de trato eran ofensas contra el cuerpo de Cristo. Algo por el estilo

ocurrió en Antioquía de Siria. Se hizo patente una segregación racial durante las

comidas entre cristianos de origen judío y los creyentes gentiles. Pablo condenó esto

en Gl 2:11. Cualquier clase de desigualdad de esta naturaleza recibe también la

desaprobación de Dios.1

En este sentido se exhorta a los corintios a examinarse a sí mismo. Su conducta

ha desmentido el evangelio al cual aseguran estar adheridos. Antes de participar en el

banquete, deben examinarse a sí mismos en lo referente a sus actitudes para con el

cuerpo, cómo están tratando a los demás, puesto que el banquete mismo es un lugar

de proclamación del Evangelio. Aunque esto no les impone a los creyentes una fuerte

dosis de introspección de sí mismos, como lo dejará claro el v.29, sí plantea

advertencias apropiadas acerca de la participación irreflexiva en esta Mesa por

aquellos que no están en condiciones de colocarse bajo obediencia al evangelio que

allí proclama.2

Charles Hodge dice:

―Pruébese cada uno a sí mismo. En otras palabras, que cada uno

compruebe si tiene una visión correcta de la naturaleza y el objeto de la

ceremonia y de que se halla en el debido estado de ánimo. O sea, si desea

conmemorar agradecido de la muerte del Señor, participar renovadamente

de los beneficios de esta muerte por sus pecados, aceptar públicamente el

pacto de gracia con todas sus promesas y obligaciones, y expresar su

1 Fricke, 138.

2 Fee, 636.

66

comunión con los hermanos como miembros juntamente del cuerpo de

Cristo.‖1

El creyente debe, antes de participar en la Cena del Señor, repasar con oración y

cuidado su vida cristiana, y sentirse seguro de que está preparado para recibir las

bendiciones que proporciona la participación en este rito a todos los que están en una

relación correcta con Dios. Debe preguntarse si cada día experimenta la muerte al

pecado y el nuevo nacimiento al Señor, si está triunfando en la batalla contra los

pecados que lo acosan y si es correcto su proceder para con los demás.2

Deben examinarse las palabras, los pensamientos y hechos, y también los

hábitos de devoción personal; sin duda, todo lo que influya en el progreso hacia la

adquisición de un carácter que refleje la imagen de Jesús (2Co 13: 5; Gl 6: 4). Así

como el examen propio y el apartarse de todo lo que es contrario a la mente de Dios

es un ejercicio en el cual debe ocuparse cada día el cristiano (Lc 9: 23; 1Co 15: 31),

de la misma manera la Cena del Señor representa una ocasión especial para la

declaración pública de las nuevas resoluciones.3

Los motivos y actitudes hacia el Señor y su Palabra, hacia su pueblo y hacia el

mismo culto de Comunión debieran caer bajo un examen privado delante del Señor.

Entonces así la Mesa se convierte en un lugar especial de purificación de la iglesia.4

El apóstol señala el deber de los que van a la Mesa del Señor. El examen de sí

mismo es necesario para participar correctamente en esta ordenanza sagrada. Si se

examinan cabalmente para condenar y enderezar lo que se halla malo, se podrían

1 Hodge, 214.

2 Nichol, 761.

3 Ibíd.

4 MacArthur, 321.

67

detener los juicios divinos. El autoexamen no es con el fin de poder ausentarse de la

Mesa, sino con el fin de poder participar.1

Antes de tomar parte en la Cena del Señor, los creyentes deben pasar revista a

su experiencia cristiana con oración, confesando sus pecados restableciendo las

relaciones interrumpidas. Lo que decide, entonces, quienes son idóneos para

participar en el Servicio de la Comunión, es la condición del corazón: una entrega

completa a Cristo y fe en su sacrificio, no la calidad de una iglesia particular. En

consecuencia, los creyentes cristianos de todas las denominaciones pueden tomar

parte en la Cena del Señor. Todos están invitados a celebrar a menudo este gran

festival del nuevo pacto, y por medio de su participación, dar testimonio de que han

aceptado a Cristo como su salvador personal.2

Sin discernir el cuerpo

diakri,nwn. Verbo participio, presente activo, nominativo, singular masculino.

Este verbo tiene una implicación directa con diakri,nw (aor. pas. diekri,qhn)

evaluar,juzgar; reconocer, discernir; hacer distinción (entre personas); considerar o

hacer superior (1Co 4:7).3

―Diakrino (διακπίνω) significa "separar, discriminar" y, a

continuación, "al discriminar a aprender, a fin de determinar, decidir." Es

traducido "discernir" en Mat. 16:3, de discriminar entre las diversas

condiciones del cielo, y en 1Co 11:29, con referencia a participar del pan

y la copa de la Cena del Señor indignamente, por no "discierne" o

discriminar lo que representan, en contra 31, la RV se ha "percibido", por

el RV ", juzgará ", tratando de uno mismo," que discierne "de una

1 William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento: 1ra y 2a Corintios, t., 9

(Barcelona, España: Editorial Clie, 1995), 653. 2Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del

Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 234,235. 3 Strong, 1568.

68

condición, a juzgar por lo que cualquier mal ante el Señor; en 14:29, en

relación con el testimonio oral en una reunión de creyentes, se utiliza de"

discernir "lo que es del Espíritu Santo, RV , "discernir" (RV, "juez").‖1

1Co 11:29 Si no discierne el cuerpo (μη διακπινων ηο ζωμα [me diakrinōn a

soma]). Llamado uso condicional del participio, "no juzgar el cuerpo." Así que él

come y bebe sentencia (κπιμα [krima]) sobre sí mismo. El verbo δια-κπινω [dia-

krinō] es antiguo y común, dis-criminar, distinguir. Comer el pan y beber el vino

como símbolos del cuerpo y la sangre del Señor en su muerte lleva a examinar el

corazón en lo más profundo.2

Con un porque explicativo, Pablo da ahora la razón para ponerse cada uno a

prueba antes de comer: Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, juicio

come y bebe [dicta sentencia] para sí. Estas son las palabras que enlazan el

argumento presente con el problema tal como se articuló en los vv.17-22; sin

embargo, como lo atestiguan las variantes textuales, también se han entendido

regularmente en un modo tal que los vv.23-32 se ven como una digresión, y por lo

tanto no se refieren directamente al problema tal como se detalla en los vv. I7-22 y

33-34.3

No discerniendo el cuerpo del Señor—No juzgando debidamente, no

distinguiendo en juicio (así el griego): el pecado y su castigo señalados como

correspondiendo el uno al otro entre la comida común y los elementos que simbolizan

el cuerpo del Señor. La mayoría de los manuscritos más antiguos omiten ―del Señor.‖

1 W. E. Vine, Merrill F. Unger and William White, Vine's complete expository

dictionary of Old and New Testament words, 876. 2 Robertson, 229.

3 Fee, 636.

69

Omitiendo también ―indignamente,‖ como lo omite la mayor parte de los manuscritos

más antiguos, se debe traducir: ―El que come y bebe, juicio come y bebe para sí, si

no discierne el cuerpo‖ (Hebreos 10:29). La iglesia es ―el cuerpo de Cristo‖

(1Co12:27): el cuerpo del Señor es su cuerpo literal apreciado y discernido por el

alma en la recepción fiel del mismo, pero no está presente en los elementos mismos.1

Por último, hay que mirar alrededor (vv. 33-34). No hay que mirar alrededor, a

fin de criticar a otros creyentes, pero a fin de discernir el cuerpo del Señor (1Co

11:29). Esto tal vez tiene un doble significado: no solo se debe discernir su cuerpo en

el pan, sino también en la iglesia alrededor de sí mismos. "Para nosotros ser muchos

son un pan, y un cuerpo" (1Co 10:17). La Cena debe ser una demostración de la

unidad de la iglesia, pero no había mucha unidad en la iglesia de Corinto. De hecho,

su celebración de la Cena del Señor es sólo una demostración de su desunión.2

En el texto recibido (y por ende en RVR), las palabras indignamente y del

Señor fueron añadidas respectivamente a el que come y bebe, y a el cuerpo. Esto

produjo un texto que dice, como RVR: porque el que come y bebe indignamente, sin

discernir el cuerpo del Señor.3 Se trata de una desafortunada -aunque comprensible-

asimilación al v.27, para hacerlo decir prácticamente lo mismo. Según eso, se

entendió que significaba: Todo el que coma de la Cena del Señor con indignidad está

comiéndose su entrada precisamente a ese juicio contra el que se advierte en el v.27,

1o cual ahora se define como un no apreciar adecuadamente el hecho de que se está

1 Jamieson, Fausset y Brown, 387.

2 Wiersbe, 543.

3 Nichol, 760.

70

comiendo el cuerpo de Cristo en esta Cena (si bien esto se interpreta de diferentes

modos).1

Pero eso es convertir a las palabras mismas de institución (vv. 23-25) en el

punto central de la sección, en vez de considerarlas parte del correctivo a la situación

descrita en los vv.17-22.

El punto de interés de Pablo está en otra parte. La forma impropia en que ellos

están comiendo los coloca bajo juicio, sin duda; pero no es el del v. 27, donde se

colocan bajo la misma clase de responsabilidad que quienes fueron culpables por la

muerte de Cristo. Esa advertencia tenía que ver con la ofensa vertical en la Cena.

Aquí el juicio anuncia el v.30, donde Pablo afirma que ciertas actuales enfermedades

y muertes son resultado directo de las violaciones que ellos cometen contra el cuerpo

en esta Cena.2

La frase sin discernir el cuerpo que se halla en este pasaje se ha interpretado

frecuentemente de modo que signifique ya sea (1) el no lograr distinguir el alimento

eucarístico del alimento común de sus cenas privadas, o (2) el no lograr reconocer el

cuerpo del Señor, es decir, reflexionar sobre su muerte, al comer. La primera de estas

posibilidades debe descartarse como algo totalmente ajeno al contexto. La segunda

tiene más a su favor. Quienes la adoptan consideran que está apoyada por el

paralelismo entre los versículos 27 y 29, en los cuales esta frase ha de entenderse

como abreviatura de el cuerpo y la sangre del Señor.3

1 Fee, 637.

2 Ibíd.

3 Walter, 215.

71

Pero esto también parece perder de vista el argumento que el investigador

tiene entre manos, el cual señala en otra dirección. La más probable es que el término

cuerpo, aunque nos llegue por medio de las palabras de institución en el v.24,

recuerde deliberadamente la interpretación que hace Pablo del pan en 10:17,

indicando así que lo que le interesa es el problema mismo de los corintios, entre los

cuales los ricos ofenden a los pobres. Toda la evidencia parece apuntar en esta

dirección.1

1. Como ya se señaló, es poco probable considerar que el v.27 y el 29 son

paralelos. A pesar de ciertas semejanzas, las diferencias son más visibles,

especialmente (a) el uso absoluto de el cuerpo, sin un calificativo en genitivo, y (b) la

ausencia de la mención, hasta aquí paralela, de la copa. En el v.26, Pablo escribe:

todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa; en el v. 27, que comiere

este pan o bebiere esta copa del Señor, seguido de del cuerpo y de la sangre del

Señor; y en el v.28, coma así del pan, y beba de la copa. Ya se argumentó que esa

combinación se refiere a la muerte de Cristo, que este banquete ha de proclamar. Pero

aquí Pablo dice sólo el cuerpo.2

Cualquier persona se vería en grandes dificultades para argumentar que esto es

una abreviatura que significa el cuerpo y la sangre del Señor, ya que fuera de este

caso Pablo menciona ambas cosas cuando está pensando en ellas. Además, la

1 Ryrie, 488.

2 Fee, 638.

72

ausencia del modificador del Señor parece deliberada, ya que ése era el modelo de los

vv. 26-27 cuando se hacía referencia a las especies mismas de la Cena.1

Es muy importante comprender la doctrina paulina del cuerpo de Cristo. Los

cristianos según el apóstol Pablo están unidos los unos con los otros y todos con

Cristo, ―participan unos con los otros y con Cristo de una corporeidad. Esto surge

claramente del tratamiento Paulino de la Santa Cena‖.2

Se afirma que en I Co 11:29, Pablo se refiere a aquellos que por su conducta en

el momento de tomar la Santa Cena ―olvidan su unidad con sus compañeros cristianos

y con Cristo, y no reconocen el hecho de que participar en la Cena del Señor no es

sólo participar en Cristo sino también en sus compañeros cristianos los cuales son uno

con Cristo‖.3

Witt Burton menciona cuál es el origen de la palabra cuerpo que es utilizada

por Pablo y su uso aplicado a la iglesia como cuerpo de Cristo. El argumenta lo

siguiente en cuanto al cuerpo:

―Pablo aceptó la doctrina tradicional rabínica de la unidad de la

humanidad en Adán. Esta doctrina implicaba que la misma constitución

del cuerpo físico de Adán y el método de su formación era simbólico de

la unidad real de la humanidad. En ese cuerpo único de Adán el este y el

oeste, el norte y el sur son reunidos, macho y hembra, como hemos visto.

El ―cuerpo‖ de Adán incluyó toda la humanidad. ¿No fue entonces natural

que Pablo, cuando pensó en la nueva humanidad como incorporada ―en

Cristo‖, la concibió como el ―cuerpo‖ del Segundo Adán, donde no había

ni judío ni griego, ni macho ni hembra, ni esclavo ni libre? La diferencia

entre el cuerpo del Primer Adán y el del Segundo Adán fue para Pablo

que el primero estaba animado por el principio de la vida natural, fue

nephesh, el segundo estaba animado por el Espíritu.‖4

1 Fee, 638.

2 Ryrie, 488.

3 Ibid.

4 Burton, 169.

73

2. Ahora esta oración explica algo que por 1o demás era una inusitada y breve

digresión en 10.17, donde Pablo destacaba solamente el pan para su interpretación, y

declaraba enfáticamente que el participar todos ellos de un solo pan era evidencia de

que ellos mismos eran, por consiguiente, un [solo] cuerpo. Puesto que esa

interpretación no desempeñaba ningún papel significativo en el argumento de l0: l4-

22, ciertamente hay razones para argüir que su propósito era anunciar tanto este

argumento como el del capítulo 12. Hay que señalar además que 10: 17 ofrece la

única interpretación del pan como tal en el N.T.1

De a cuerdo a P. Bonsirven y J. Jeremías que trabajando por separado llegaron a

las mismas conclusiones. Estos presentan la imposibilidad que se tiene cuando se

quiere separar la palabra cuerpo y la palabra sangre sin observar su base gramatical:

―La palabra ―cuerpo‖, pronunciada sobre el pan no debe entenderse

aparte de la palabra ―sangre‖, pronunciada sobre la copa, se trata de dos

términos correlativos en el lenguaje semítico; en arameo, bisrá e idmá, en

hebreo, básar y dám…Lo esencial, en todo caso, es caer en cuenta de que

Jesús emplea dos términos correlativos. El cuerpo vive por la sangre que

es su principio vital...‖2

sw,matoj, ésta es la palabra cuerpo que aparece en el versículo 27. sw/ma es la

palabra para cuerpo que aparece en el versículo 29. En las palabras de institución,

como se ha visto, y cuando se usa en conjunción con la copa, el pan ciertamente se

refiere al cuerpo físico de Cristo que fue entregado a la muerte en la cruz. Pero el

significado de ese cuerpo en esta Mesa es que aquellos que comen del único pan son

ellos mismos un único cuerpo. Lo que habría que explicar, si Pablo se propusiera aquí

1 Fee, 638.

2 Raymond A. Tartre, La Eucaristía hoy, (España: Editorial Sal Terrae, 1969),

27.

74

algo diferente, es por qué el uso absoluto de cuerpo en esta oración podría significar

algo diferente de lo que Pablo mismo dice que significa.1

3. Si este uso fuera la única insinuación en este pasaje de que se tiene en mente

la iglesia, uno podría verla como una insinuación velada que anticipa el pasaje de

12.12-26, pero tendría que entenderla aquí de otra manera. Pero lo que prevalece es

precisamente lo contrario. El punto entero de la sección, que comienza con el v.17 y

continúa hasta los vv. 33-34, es corregir un considerable abuso contra la iglesia tal

como se retrata visiblemente en la Cena del Señor. A la luz de este contexto, la

pregunta debería ser: ¿por qué iba uno a pensar que este uso absoluto, establecido por

10.17, podría significar alguna otra cosa? El uso llega por medio de los vv. 23-25, sin

duda alguna. Los corintios están pasando por alto el significado de1 cuerpo entregado

a la muerte; pero el interés actual de Pablo es por el sentido ulterior, la iglesia en

tanto ese cuerpo.2

De modo que si Pablo está anunciando el juicio que viene sobre ellos a causa

de su abuso del cuerpo, ¿por qué usó el verbo reconocer/discernir, y qué significa

éste? La respuesta a esto parece radicar en los juegos de palabras sobre el tema del

"juicio" que dominan este párrafo. Ninguna otra forma de este verbo sería apropiada

para expresar propiamente la necesidad de tener en cuenta a la iglesia entera, que está

sentada como un solo cuerpo para participar de este banquete. Aquí el significado

1 Fee, 638.

2 Ibíd, 639.

75

probablemente se acerca mucho, tal como lo traduce RVR, a la palabra española

discernir, que significa distinguir algo como diferente.1

Cuerpo de Cristo

El uso en los escritos Paulinos de la frase exacta "el cuerpo de Cristo" sólo

cuatro veces (a soma Christou Tou: Ro 7:4, 1Co10, 16; Ef 4:12; soma Christou: 1Co

12:27). Expresiones equivalentes son "el cuerpo del Señor" (1Co 11:27), "su cuerpo

de carne" (Col 1:22), "su cuerpo glorioso" (Fil 3:21), "su cuerpo" (Ef 1: 23; 5:30; Col

1:24) y "mi cuerpo" (1Co 11:24). Muy relacionado con lo anterior son los términos

"el cuerpo" (1Co 11:29, Ef 5:23, Col 1:18; 2:19) y "un cuerpo" (Ro 12:5; 1Co 10:17;

12:13; Ef 2:16; 4:4; Col 3:15). Estas frases pueden clasificarse en los tres usos que

figuran en el siguiente esquema; significativamente, sin embargo, todo ellos se

relacionan con el cuerpo físico, ya sea (crucificado o resucitado), de Cristo o la

metafórica cuerpo de Cristo, la iglesia.2

1. El cuerpo físico de Cristo

2. El Cuerpo de Cristo eucarístico en Contextos

3. El Cuerpo de Cristo como designación de la Iglesia

El cuerpo físico de Cristo

En Ro 7:4 "el cuerpo de Cristo", que es el instrumento mediante el cual los

creyentes se dictaron a los muertos y por lo tanto libre de la Ley, se refiere al cuerpo

físico de Cristo en el que sufrió la muerte en la cruz. Del mismo modo, "su cuerpo de

carne", en Col 1:22 es un hebraísmo que indica el cuerpo físico de Cristo, que la

1 Fee, 639.

2 Gerald F. Hawthorne, Ralph P. Martin and Daniel G. Reid, Dictionary of Paul

and His Letters (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1993), 574.

76

muerte se convirtió en el medio por el cual Dios reconcilió a los pecadores a sí

mismo: la adición "de carne" insiste, en contra de la herejía Colosense, sobre la

verdadera humanidad de Jesús encarnado. En Fil 3:21 "su cuerpo glorioso" está en el

paralelismo antitético a "nuestro humilde cuerpo" y se refiere a la resurrección de

órgano con el que y en la que Jesús es el Señor espera que regresen del cielo (Fil

3:20).1

El cuerpo de Cristo en la Eucaristía en contextos

Varias veces en 1Corintios el concepto cuerpo aparece en estrecha relación

con la Eucaristía, o la Cena del Señor, los textos revelan una estrecha relación entre

el cuerpo físico de Cristo que fue crucificado y la iglesia como cuerpo de Cristo.

Por lo tanto, participar de la copa y el pan en la Eucaristía mediante la participación

en la sangre y el cuerpo de Cristo (1 Co 10:16), es decir, en los beneficios de su

muerte y en comunión con él. El estricto paralelismo entre "el cuerpo de Cristo" y "la

sangre de Cristo" muestra que el primero se refiere a el cuerpo de Jesús se entregó en

la muerte (1Co11:24) al igual que la última se refiere a su sangre derramada como

sacrificio expiatorio (1Co11:25).2

Así como hay un solo pan en la Eucaristía, de modo que los que participan

conjuntamente en el único pan, constituyen un único cuerpo (1Co10:17). El contexto,

con su exhortación a rechazar la adoración de ídolos (1 Co 10:14), Pablo sugiere que

el punto en hacer uso de la analogía en el cuerpo 1 Co 10:16-17 no es tanto la unidad

del organismo compuesto por los cristianos como la solidaridad como un cuerpo en

1 Hawthorne, Martin y Reid, 574.

2 Ibíd.

77

unión con Cristo, que prohíbe a una unión con los demonios (1Co10:21). Esto, a su

vez, implica que el "un cuerpo" de 1Co10:17 se refiere al cuerpo de Cristo, la iglesia.

Un cambio similar en el sentido de cuerpo crucificado de Cristo a la iglesia como

cuerpo de Cristo se produce en 1 Co 11:23-32.1

El pan en la institución de la Cena del Señor significa o representa el cuerpo de

Cristo a punto de ser ofrecido en la cruz (1 Co11:24). De ello se deduce que comer el

pan en una manera indigna es ser culpable de "... el cuerpo del Señor" (1Co11:27);

que esta frase se refiere al cuerpo de Jesús crucificado se hace determinadas por su

vinculación (1Co10:16) con "la sangre [del Señor]." Pero en 1 Co 11:29 la expresión

"no discernir el cuerpo" es probablemente una referencia, no al fracaso de discernir

en el pan de la Eucaristía el cuerpo del Señor que se entregó en la cruz (1Co11:24,

27), pero si a la falta de reconocimiento en el grupo de creyentes que se reunieron

como el metafórico cuerpo de Cristo, es decir la iglesia (1Co 10:17), dio lugar a los

vergonzosos abusos en la Cena del Señor descritos en 1 Co 11:17-22.2

El cuerpo de Cristo como designación de la iglesia.

Este uso particular del concepto cuerpo, de los cuales dos casos ya se han

mencionado (1Co 10:17; 11:29), es único de Pablo en el N.T. Dos etapas pueden

distinguirse en el uso de Pablo del concepto cuerpo en referencia a la iglesia: se

utiliza en gran medida como un símil en 1 Corintios y Romanos (la iglesia es como

un cuerpo), y como una metáfora en Colosenses y Efesios (la iglesia es el cuerpo de

Cristo que es el jefe). El avance de la lenguaje símil en 1 Corintios y Romanos a la

1 Hawthorne, Martin y Reid, 574.

2 Ibíd.

78

verdadera participación interpersonales expresadas en el idioma de Colosenses y

Efesios puede haber sido estimulado por Pablo en examen de las cuestiones

implicadas en la herejía Colosense.1

En 1 Co 6:15 los cuerpos de los creyentes se dice que son "miembros de

Cristo", la palabra "miembros" (mele) significa "partes del cuerpo" y, por tanto,

implica que los creyentes son miembros del "cuerpo" de Cristo. Sin embargo, Pablo

inmediatamente pasa a hablar de su propio cuerpo como "miembros [plural] de

Cristo," que no se convierten en "los miembros [plural] de una prostituta." Esto

demuestra que su preocupación aquí es la persona creyente en relación con el Señor.2

La Cena del Señor no es una comida cualquiera; es la comida, en la cual en una

mesa común, con un solo pan y una copa común, ellos proclaman que por medio de

la muerte de Cristo han llegado a ser un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo; y por lo

tanto ellos no son un grupo cualquiera de gente sociológicamente diversa que pueda

mantener intactas esas diferencias al sentarse en torno de esta mesa. Aquí deben

discernir/reconocer como distinto el único cuerpo de Cristo, del cual todos ellos

forman parte y en el cual todos ellos constituyen dones los unos para con los otros. El

no lograr discernir el cuerpo de este modo, ofendiendo a aquellos que tienen una

condición sociológica inferior, es acarrearse el juicio de Dios.3

―El Apóstol Pablo como propio de la Eucaristía, a saber: que toda la

muchedumbre que comulga forma un pan, un cuerpo por participar todos

de un solo pan…Como el cuerpo de Cristo que reciben todos los

comulgantes es uno, por eso quedan también unidos entre sí todos ellos

formando un pan y un cuerpo. Es el pasaje en que con razón ve la

1 Hawthorne, Martin y Reid, 574.

2 Ibíd.

3 Fee, 639.

79

tradición patrística y teológica indicado el efecto propio y primario de la

Comunión, que es unir a los fieles con Cristo y unirlos entre sí para

formar el cuerpo místico de Cristo. La Eucaristía deja de ser algo de tipo

exclusivamente individual para revestir un carácter social y

eclesiológico.‖1

Al comer juntos, los cristianos son atraídos más cerca unos de otros, así como

más cerca de su Señor. Beber de la copa y comer del pan crea comunión con Cristo y

de unos con otros. A1 comer y al beber, los seres humanos introducen el alimento en

sus cuerpos. Por el alimento y la bebida, son fortalecidos físicamente que lo que

toman llega a ser una parte de sus mismas células. Al beber la copa y comer el pan,

los discípulos de Cristo llegan a ser parpantes de la vida de Cristo. No solo comen en

comunión con él, sino; apropian las cualidades de Cristo en sus vidas2

Como cuerpo de Cristo, al participar juntos de su ordenanza, los cristianos

demuestran públicamente que están unidos entre sí, y que pertenecen a una gran

familia, cuya cabeza es Cristo.

Juicio come y bebe para sí

kri,ma. Nombre acusativo neutro singular común. Decisión, veredicto,

condenación, juicio. Juicio come y bebe—Un juicio temporal. No discerniendo el

cuerpo del Señor—No juzgando debidamente, no distinguiendo en juicio (así el

griego): el pecado y su castigo señalados como correspondiendo el uno al otro entre

la comida común y los elementos que simbolizan el cuerpo del Señor. La mayoría de

los manuscritos más antiguos omiten ―del Señor.‖ Omitiendo también

―indignamente,‖ como lo omite la mayor parte de los manuscritos más antiguos,

1 Gregorio Alastruey, Tratado de la santísima eucaristía, (Madrid, España:

Biblioteca de Autores Cristianos, 1951), 43. 2 Kiesler, 72.

80

debemos traducir: ―El que come y bebe, juicio come y bebe para sí, si no discierne el

cuerpo‖ (Heb10:29).1

La iglesia es ―el cuerpo de Cristo‖ (1Co 12:27): el cuerpo del Señor es su

cuerpo literal apreciado y discernido por el alma en la recepción fiel del mismo, pero

no está presente en los elementos mismos

krima (κπίμα) denota el resultado de la acción significado por el verbo krino,

"para juzgar", por su importancia general: se utiliza (a), de una decisión aprobada en

las faltas de otros, Mt 7:2, (b) de la "sentencia" por el hombre a Cristo, Lc 24:20; (c),

del Dios de la "resolución" a los hombres, por ejemplo, Ro 2:2, 3, 3:8, 5:16, 11:33,

13:2, 1Co 11:29; Gl 5:10; Heb 6:2; Jas. 3:1; a través de Cristo, por ejemplo, Juan

9:39; (d) de la derecha de "sentencia", Ap 20:4; (e), de un pleito, 1Co 6:7.2

Juicio (Krima) tiene aquí la idea de corrección. No hay condenación para los

que están en Cristo Jesús (Ro 8:1) es incorrecto traducirlo como condenación como lo

hacen algunas versiones católicas (Nacar-columga y la Biblia Latinoamericana) y la

antigua versión del Rey Jacobo en inglés. La gran diferencia que Pablo hace aquí

entre Krima (juicio) y Katakrima (condenados) la vemos en el versículo 32, donde es

evidente que Krima se refiere a la disciplina de los salvos y Katakrima se refiere a la

condenación de los perdidos.3

El comentario bíblico adventista en breves palabras hace una referencia a lo

mismo:

1 Jamieson, Fausset y Brown, 452.

2 Vine, Unger y White,337.

3 MacArthur, 321.

81

―…No necesariamente el castigo final de los impíos. Cuando uno

participa indignamente de la Cena del Señor, se expone al desagrado de

Dios y a un castigo como el que se menciona en los vers. 30 y 32‖.1

El krima viene si se participa sin discernir el cuerpo del Señor, esto es, la sangre

y el cuerpo representados en la comunión. Para evitar el juicio de Dios, el creyente

tiene que discernir y responder debidamente a la santidad de la ocasión.2

Hay un remedio para no tomar la Cena indignamente. ―Si, pues, nos

examináremos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Eso implica discernir qué es

y qué debiera ser. Si se confiesan los pecados, las actitudes y motivos erróneos, Dios

―es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad‖ (1Jn

1:9).3

El ser humano es librado de la condenación no solo por decreto, sino también

por intervención divina. Dios corrige para evitar que pierda la salvación y quitará

incluso la vida, si es necesario, antes que eso pueda ocurrir.4

La Iglesia Adventista del Séptimo Día practica la Comunión abierta. Todos los

que entregaron su vida al Salvador pueden participar. El ejemplo de Cristo prohíbe la

exclusividad en la Cena del Señor. Es verdad que el pecado abierto excluye a los

culpables. Esto lo enseña claramente el Espíritu Santo (1Co 5:11). Pero, fuera de esto,

nadie ha de pronunciar juicio. Dios no ha dejado a los hombres el decir quiénes se

han de presentar en estas ocasiones.5

1 Nichol, 761.

2 MacArthur, 322.

3 Ibíd., 321.

4 Ibíd., 322.

5 Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Manual de la Iglesia,

123.

82

Enfermos y debilitados

Con un por 1o cual inferencial Pablo indica que el veredicto pronunciado

contra aquellos que comen la Cena del Señor como están haciéndolo ellos, sin

discemir el cuerpo, ha comenzado ya en medio de ellos, en que hay muchos enfermos

y debilitados entre vosotros, y muchos duermen (v. 30). Este también ha sido con

frecuencia un pasaje que ha motivado dificultades, especialmente para aquellos que

se acercan a la Mesa con temor de participar de ella indignamente. Pero esto no es ni

parénesis ni advertencia; es una reflexión sobre la situación de ellos.1

Por el Espíritu ha encontrado una causa y un efecto divinos entre dos realidades

que por 1o demás son independientes: la actual enfermedad de muchos, que en

algunos casos los ha llevado a la muerte, y las acciones de algunos en la Cena del

Señor que están menospreciando a la iglesia y humillando a los que no tienen nada, al

adelantarse con sus propias cenas privada.2

Lo que resulta intrigante en este pasaje es lo que se deja sin decir, o lo que se

insinúa. Lo más probable es que Pablo no considere el juicio como una especie de

uno por uno, es decir, que la persona que ha ofendido a otra sea la que se enferma.

Más bien, la comunidad entera ha sido afectada por las acciones de algunos, los

cuales están creando divisiones dentro del único cuerpo de Cristo. Probablemente la

racha de enfermedades y de muertes que los ha atacado recientemente se considera

aquí como una expresión del juicio divino sobre la comunidad entera.3

1 Fee, 639

2 Ibíd.

3 Ibíd.

83

Pablo ha usado dos palabras para referirse a la enfermedad, ἀ ζθενήρ y

ἄ ῤ ῥ ωζηορ; la primera es la palabra corriente para la debilidad física de cualquier

clase, 'incluso la enfermedad. La segunda es menos común en el N.T.; literalmente

significa ―impotentes‖, pero había asumido el sentido más específico de ―estar

enfermo.‖1

El juicio, desde luego, como lo hace ver el v.32, no tiene que ver con la

salvación eterna de ellos, sino con el juicio temporal mediante la enfermedad y la

muerte. Más allá de allí, todo lo que uno diga es especulación. ¿Se relaciona de algún

modo con la necesidad que apremia de 7:26? ¿Cuántas personas había en la

comunidad corintia en esa época, y cuántos de ellos habían sido victimas de esta

plaga como para que Pablo diga muchos de vosotros? En cualquier caso, Pablo no

está diciendo que entre los cristianos la enfermedad haya de considerarse como un

juicio presente, ni que tal enfermedad esté necesariamente conectada con un abuso en

la cena. Pero en este caso se ha juzgado proféticamente que sí se trata de eso.2

En resumen, fue la enfermedad y la muerte (cf. 10:1-11). La solución fue el

auto-examen (diekrinomen, 11:31; cf. vv. 28-29; 5:1-5; 10:12), auto-disciplina (9:27),

y la promoción de la unidad. La alternativa era Dios juzgar (krinomenoi, 11:32), que

es una disciplina que fueron experimentando. Esto no fue una pérdida de la salvación,

sino de la vida (cf. 5:5).3

―Maestros judíos subrayó que en este mundo, Dios castigó a los

justos para sus pocos pecados, pero en el mundo por venir que se castigue

1 Fee, 639

2 Ibíd.

3 John F. Walvoord, Roy B. Zuck and Dallas Theological Seminary, The Bible

knowledge commentary : An exposition of the Scriptures, 530.

84

a los malvados de sus muchos pecados, por lo tanto, los maestros judíos

creían que el sufrimiento podría libre después de un castigo. Pablo, al

menos de acuerdo en que el sufrimiento puede ser la disciplina del Señor,

la idea puede ser que aquellos que no abrazan otros miembros de la

iglesia ya no recibir la curación a través de la iglesia (12:9).12:1-3.‖1

Por esta causa muchos de ellos son débiles, etc. Algunos han sostenido que esto

significa que la mala observancia de la Cena ha hecho muchos cristianos débiles y

enfermos, y algunos incluso han muerto espiritualmente. Otros sostienen que la

sentencia física había sido enviada, y algunos enfermos y otros murieron. La última

opinión es más generalizada.2

La distinción que los comentaristas hacen entre enfermos y debilitados es que la

primera designa aquellos cuyas fuerzas decaen de por sí, y la segunda a aquellos a

quienes la enfermedad ha dejado debilitados. El segundo término es el más enérgico

de los dos.3

Pablo concibe la desaprobación o juicio de Dios en términos de enfermedades y

muerte. Las palabras empleadas por Pablo en este caso no son simplemente

metafóricas. Al igual que en el A.T., a los israelitas se les juzgaba por su pecado

(10:5–10), ahora los corintios sufren las consecuencias de su pecado en el abuso de la

iglesia al hacer distingos durante la comida fraternal y la Cena del Señor Pablo ya

había indicado cuáles consecuencias funestas podrían resultar (5:5). Es posible que el

medio más directo del castigo se sugiera en 10:20.4

1 Keener, 477.

2 Ibíd., 478.

3 Hodge, 215.

4 Fricke, 137.

85

Al abusar de la Cena del Señor, se exponían los corintios al poder de los

demonios. Durante los días del Apóstol era muy común la idea de que las

enfermedades eran provocadas por los demonios. Pablo simplemente observa que

dentro de la iglesia ya había personas enfermas y hasta muertes. Además, sus palabras

reflejan una advertencia en contra de aquellos que persistieran en los abusos. En

cambio, si los corintios se examinaran como se sugirió (11:28), no serían juzgados

con más enfermedades y muertes. Tal era la gravedad de la situación en Corinto

respecto al abuso de la Cena del Señor.1 Hay muchos enfermos y debilitados. Los

primeros que naturalmente están sin fuerzas, y los segundos, que han perdido las

fuerzas por la enfermedad.

El juicio indicado en el v. 32 no es para la condenación eterna; más bien, alude

a los castigos educativos de las enfermedades inmediatas. El propósito del Señor en

los castigos es para que su pueblo aprenda y enmiende su camino en cuanto a sus

abusos de la unidad de la iglesia. Un segundo propósito en los castigos es para que su

pueblo no sea condenado juntamente con el mundo inconverso en el juicio final. El

que estas enfermedades sean disciplinarias es indicio de que son hijos legítimos del

Señor (Heb 12:5–11).2

La evaluación que Pablo pide que se haga tiene que ver con la actitud hacia la

Cena. Si no nos corregimos, el Creador tendrá que intervenir trayendo enfermedades

1 Fricke, 137.

2 Ibíd.

86

y si no respondemos a esa advertencia preliminar, lo hará más drásticamente, hasta

llegar al punto de quitarnos la vida.1

Muchos entienden estas palabras como una referencia a un juicio sobrenatural

del Señor al infligir enfermedad física sobre los que han deshonrado el sacramento.

Ciertamente esta interpretación es aceptable. Pero no es imposible que Pablo se

refiera a la enfermedad y la muerte por causas naturales. Por una parte, él ha

censurado la glotonería y la borrachera, y estos abusos a veces son en sí mismos

causa de enfermedad y muerte. Pero además, la tensión extrema en la mente y espíritu

de los que han profesado fe en el Señor y todavía siguen en pecado, es sin embargo

una causa verdadera, aunque más sutil, de la enfermedad y aun la muerte. Las

palabras que siguen están, por lo menos, acordes con el pensamiento de que Pablo

está indicando las consecuencias naturales del pecado en la vida de un cristiano

profeso que participa del sacramento.2

Se necesita comprender claramente en el presente, lo que puede acarrear los

juicios de Dios en su iglesia hoy. Ya no son la glotonería y la borrachera los que

afectan al participar de la Cena del Señor de una manera indigna, sino problemas

espirituales que pueden traer la disciplina de Dios en la vida de quien no valora el

sacrificio de Jesús y el amor al prójimo.

Muchos duermen

I Co11:30 Y no pocos duermen (και κοιμωνηαι ἱ κανοι [kai koimōntai

hikanoi]). Número suficiente (ἱ κανοι [hikanoi]) ya están dormidos en la muerte a

1 Porter, 120.

2 Buswell, 706.

87

causa de su profanación de la Mesa del Señor. Pablo, evidentemente, ha tenido

conocimiento de casos concretos. Algunos serían demasiados.1

Para ésta investigación es necesario analizar los usos que se les da a las palabras

dormir y sueño. Además, saber cuando es un verbo o un adjetivo en griego.

Verbos

1. katheudo (καθεύδω), "para ir a dormir," se utilizan principalmente naturales

"sueño", y se encuentra con más frecuencia en los evangelios, especialmente Mateo y

Lucas. Con referencia a la muerte se encuentra en la observación del Señor Jairo hija,

Mt 9:24; Mr 5:39, Lc 8:52. En la epístolas de Pablo se usa como sigue: (a) de los

"sueño", por ejemplo, 1 Ts 5:7; (b), de la indiferencia carnal a las cosas espirituales

por parte de los creyentes, Efe. 5:14, 1 Ts 5:6, 10 (como en Mr 13:36), un estado de

insensibilidad a la participación de las cosas divinas conforme al mundo.2

2. koimaomai (κοιμάω) se usa de la riqueza natural "sueño", Mt 28:13; Lc

22:45; Jn 11:12; Hch 12:6; de la muerte del cuerpo, pero sólo de como son de Cristo,

pero nunca a sí mismo de Cristo, aunque es "las primicias de los que han dormido,

1Co 15:20, de los santos que salieron antes de Cristo vino, Mt 27:52; Hch 13:36; de

Lázaro, mientras Cristo estaba aún sobre la tierra, Jn 11:11; de los creyentes desde la

Ascensión, 1 Ts 4:13-15, y Hch 7:60, 1Co 7:39, 11:30, 15:6, 18, 51, 2 P 3:4.3

1 Robertson, 229.

2 Vine, 573.

3 Vine, 573.

88

Adjetivos

1. Asthenes (ἀ ζθενήρ), lit. "sin fuerza", por lo tanto, "débil, débil," se utiliza de

"debilidad física", Mt 25:43, 44; algunos textos que tienen en Lc 9:2; 10:9; Hch 5:15,

16; en 4:9 es prestado "impotente.1

2. arrhostos (ἄ ῤ ῥ ωζηορ, 732), "débil, enfermizo" (a, negativo, rhonnumi, "ser

fuerte"), es traducido "enfermo" en Mt 14:14; Mr 16:18; "enfermo popular" en Mr

6:5, "que estaban enfermos" en 6:13, "enfermizo" en 1Co 11:30, de aquí también el

estado físico. 1 R 14:5; Mal 1:8.2

Dios permitió la enfermedad e incluso la muerte para venir a la iglesia de

Corinto porque era participar de la Cena del Señor en una manera indigna. Pablo dice

que nunca debe ser "digno" para comer en la Mesa del Señor, por si ese fuera el caso,

nadie sería capaz de participar. Aunque no sea digno, puede participar en una manera

digna de la comprensión de lo que significa la Cena: tener un corazón libre de

pecado, que se llena de amor por Cristo y Su pueblo; está dispuesto a obedecer a su

Palabra. Los cristianos a menudo piensan que pueden "escaparse" con negligencia en

la iglesia, pero esto es imposible.3

Muchos duermen. Están adormecidos al acercarse la muerte: no una muerte

violenta, sino una a consecuencia de la enfermedad enviada como castigo del Señor,

para que el individuo obtenga la salvación al enderezar su actitud mental en su lecho

de enfermo (v. 31)4

1 Vine, 574.

2 Ibíd.

3 Wiersbe, 451.

4Fricke, 137.

89

CAPÍTULO IV

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Al participar del lavamiento de los pies y de la Cena del Señor, el cristiano

manifiesta el interés de hacerlo correctamente. Al tener la necesidad y la

responsabilidad de renovar el pacto con el Señor Jesús hasta que él venga, el creyente

profeso a través del Servicio de Comunión lo puede hacer.

En éste estudio se tuvo como propósito hacer un análisis histórico y exegético

del texto de 1 Co 11:27-30 enfocando la Cena del Señor y el significado de participar

indignamente. Además, motivar a que los miembros de la iglesia participen de la

Cena del Señor y que por el amor y la fraternidad que haya entre ellos mismos se

unan a este sagrado Servicio de Comunión.

Se puede escribir todo lo que se quiera sobre este tema, pero si no hace eco en

las vidas de los seguidores de Cristo de una forma tal que seamos transformados para

gloria de Dios, no sirve de nada.

Es demostrable que de una manera o de otra los mismos problemas de la iglesia

de Corinto se hacen sentir en las congregaciones de hoy. Es ahora cuando cada

persona se debe sincerizar consigo mismo, con Dios y con el prójimo. Es éste el

tiempo cuando se necesita amar al hermano como a sí mismo. El odio, el orgullo y la

falta de perdón no conducen a nada más que a participar de una manera indigna en el

Servicio de Comunión.

En el análisis histórico y exegético del texto elegido el concepto indignamente o

de manera indigna fue el centro de esta investigación. En este sentido se puede

comprobar debido al consenso de la mayoría de los autores consultados sobre el tema

90

que: el texto bíblico estudiado ha tenido una larga historia de ser leído en la Cena del

Señor, independientemente de su contexto original y su interpretación también ha

sido independiente de ese contexto, problema que se ve incrementado por algunas

dificultades inherentes en el lenguaje.

En este estudio se ha demostrado que no se puede ignorar el contexto

sociológico del pasaje que es objeto de estudio, ya que su trasfondo tiene un rol

preponderante en esta investigación. Y más aun en la vida de cada creyente.

Los corintios no se estaban comportando como es debido en la observancia de

la Cena del Señor ¿Qué había de malo? Ellos habían cambiado la sencilla comida

―conmemorativa‖ en una ocasión de festín y de borrachera. En lugar de un espíritu de

unidad y de convivencia, había llegado a ser un tiempo de división entre los ―que

tenían‖ y los ―que no tenían‖. Algunos tenían un festín, y rehusaban compartir con los

que nada tenían. La Cena del Señor había llegado a ser todo lo que no debía ser

En este sentido se dice que una actividad que se había establecido con el fin de

unificar al pueblo de Dios, llegó a ser causa de su destrucción porque cada uno

buscaba su propio bien. Pensaban en sí mismos y no en la muerte de Cristo.

Dado que con frecuencia el lector entiende que Pablo enseña que el creyente

indigno no debe comer de ella, Se afirma que el texto no dice tal cosa. Si así dijera,

nadie podría tomarla, porque todos son indignos como pecadores. Se observa que

―indignamente‖ es un adverbio y que se refiere a la manera de comer, y no al carácter

del creyente. Dice que no se debe tomar la Cena de manera indigna, como por

ejemplo, burlándose de ella, bebiendo hasta emborracharse, o sencillamente no

91

creyendo que la observación de la Cena tenga valor. La manera indigna de comer

consistió, en parte, en comer y beber sin discernir el cuerpo.

Por consiguiente la indignidad en la persona no es lo que debiera excluir a

nadie, sino la participación indigna. Por indigno que fuese una persona, si se examina

de un modo que al comprobar que aun siendo penitente cree en el Evangelio de

Cristo, puede participar dignamente. En la mente del apóstol es indigno recibir la

Comunión sin sentirse afectado por ella, sin abrirse, sin replantear el hecho de que el

Señor se ha entregado por cada persona, a la muerte y hace nuevamente que

recordemos su entrega.

El participar de la Cena del Señor indignamente es contradecir el propósito del

sacrificio de Cristo tanto como el espíritu por el cual este se hizo. Los que hacían esto

se colocaban dentro de aquellos que fueron responsables por la crucifixión de Jesús.

Es obvio que al cometer esto, no muestran la actitud de los que reciben por la fe los

beneficios de tal sacrificio.

El punto de vista que se toma en cuenta es que al examinarse los motivos y

actitudes hacia el Señor y su Palabra, hacia su iglesia y el culto de comunión, se

entiende que en este momento, Jesús quiere librar al creyente de la corrección que

viene por pecar contra él mismo y su iglesia.

El Señor llama a todos los participantes a probarse y a discernir, no para

excluirse de la Cena sino para participar en ella. Ya que la disciplina viene si no se

discierne entre la sangre y el cuerpo del Señor representados en la comunión, lo

ordinario y lo común, más el desprecio, el odio y el orgullo manifestado en contra del

prójimo.

92

En esta investigación se ha demostrado que la frase sin discernir el cuerpo que

se halla en este pasaje se ha interpretado frecuentemente de diferentes modos. La más

probable es que el término cuerpo, aunque nos llegue por medio de las palabras de

institución, recuerde deliberadamente la interpretación que hace Pablo del pan,

indicando así que lo que le interesa es el problema mismo de los corintios, entre los

cuales los ricos ofenden a los pobres. Toda la evidencia apuntar en esta dirección.

Se afirma que, Pablo se refiere a aquellos que por su conducta en el momento de

tomar la Santa Cena ―olvidan su unidad con sus compañeros cristianos y con Cristo, y

no reconocen el hecho de que participar en la Cena del Señor no es sólo participar en

Cristo sino también con sus compañeros cristianos los cuales son uno con Cristo‖.

En la realización de éste trabajo se puede comprobar que la palabra Juicio

(Krima), tiene aquí la idea de corrección. No hay condenación para los que están en

Cristo Jesús. Es incorrecto traducirlo como condenación como lo hacen algunas

versiones católicas (Nacar-columga y la Biblia Latinoamericana) y la antigua versión

del Rey Jacobo en inglés. Pablo hace la gran diferencia que hay entre Krima (juicio) y

Katakrima (condenados), donde es evidente que Krima se refiere a la disciplina de los

salvos y Katakrima se refiere a la condenación de los perdidos.

En este sentido el propósito del Señor en los castigos es para que su pueblo

aprenda y enmiende su camino en cuanto a sus abusos de la unidad de la iglesia. Un

segundo propósito en los castigos es para que su pueblo no sea condenado juntamente

con el mundo inconverso en el juicio final. El que estas enfermedades sean

disciplinarias es indicio de que son hijos legítimos del Señor.

93

Por consiguiente, fue la enfermedad y la muerte. La solución fue el auto-

examen (diekrinomen), auto-disciplina, y la promoción de la unidad. La alternativa

era Dios juzgar (krinomenoi), que es una disciplina que fueron experimentando. Esto

no fue una pérdida de la salvación, sino de la vida.

Por lo antes demostrado se toma la postura de que el ser humano es librado de la

condenación no solo por decreto, sino también por intervención divina. Dios corrige

para evitar que se pierda la salvación y quitará incluso la vida, si es necesario, antes

que eso pueda ocurrir. El juicio, desde luego, no tiene que ver con la salvación eterna

de ellos, sino con el juicio temporal mediante la enfermedad y la muerte. Más allá de

allí, todo lo que uno diga es especulación.

Conclusiones

Por consiguiente se concluye que:

1. El problema exegético en el que se puede incurrir al mal interpretar el

concepto de indignidad del texto analizado puede hacer que un creyente cristiano no

participe o lo haga mal por una eiséxegesis (es decir agregarle al texto algo que el no

dice), por ejemplo: indignamente es un adverbio no un adjetivo. Se refiere a la forma

de celebrar la Comunión no a la calidad moral de los participantes. En este sentido se

pude comprobar que Pablo está tratando de corregir el problema de la comprensión

equivocada y no de la conducta moral equivocada. En este sentido el seguidor de

Cristo no renovaría su pacto con su Señor para no comer y beber juicio para sí, según

su auto examen. Todo esto por una mala exégesis.

2. Sin entender la estructura gramatical del texto estudiado en esta investigación

las consecuencias espirituales que le vienen al que participa de manera indigna en la

94

Cena del Señor no se pudieran comprender: Primero porque el ser culpado del cuerpo

y de la sangre de Jesús es ser culpado o responsable de su muerte. Esto afecta la

relación vertical que una persona pueda tener con el cielo. Y el probarse a sí mismo

que viene no es para excluirse sino para participar. Y segundo no discernir el cuerpo

acarrea un juicio disciplinario no condenatorio. Aquí es quebrantada una relación

horizontal que se tiene con el prójimo, dado que iglesia es el cuerpo de Cristo.

Además, pecar en contra de alguien que Cristo murió es pecar contra él mismo.

En este sentido, si no fuese por un análisis gramatical profundo no se entendiera

a simple vista lo que Pablo quiso decir en 1 Co 11: 27-30.

3. Al Hacer un estudio histórico de la Cena del Señor y de la interpretación del

texto de 1 Co 11: 27-30. Se dice que el Nuevo Testamento guarda silencio casi total

con respecto a los detalles de la celebración de la Cena del Señor. Poco se dice acerca

de la frecuencia, de quién puede o no participar, o aun de la naturaleza exacta del pan

y de la copa que debe usarse. Sin embargo, el punto de vista que se toma en cuenta

comprueba que en el Servicio de la Comunión el Señor ofrece sus grandes dones de

salvación: su cuerpo y su sangre, simbolizados adecuadamente por el pan sin levadura

y por el jugo puro de la uva. El pan representa a Jesús como persona; el jugo de la

uva es un símbolo perfecto de su sangre expiatoria.

En esta investigación se comprueba que muy pronto en la historia de la iglesia

el pan y el vino fueron considerados símbolos. Al pasar el tiempo, esos elementos

llegaron a ser considerados la misma carne y sangre de Cristo. La aparición de los

conceptos "transustanciación" y "consustanciación" trajo división. Las opiniones de

los reformadores con respecto a la Cena del Señor se desarrollaron gradualmente y

95

nunca fueron uniformes. Estuvieron de acuerdo en que el sacramento es una

bendición cuando lo recibe una persona que goza de una relación de fe personal con

Dios.

Por la historia de la Cena del Señor y la interpretación de 1Co11: 27-30 se

verifica que en las exposiciones actuales sobre el tema se pone poca atención al

desarrollo histórico de la doctrina y práctica desde el siglo XVIII hasta nuestros días.

El pan sin levadura y el vino sin fermentar que se usan se han visto normalmente

como símbolos del cuerpo y la sangre de Cristo, y como recordatorios de su pasión y

muerte.

Sin embargo, dado que la Cena del Señor es más que una simple conme-

moración, porque Cristo está presente por su Espíritu Santo. La participación en el

Servicio de la Comunión de los miembros del cuerpo contribuye al crecimiento y el

compañerismo cristianos. El servicio de comunión conmemora la liberación del

pecado, significa una comunión colectiva con Cristo, y anuncia el segundo

advenimiento.

4. El investigador concluye que la comprensión correcta del texto1 Co 11: 27-

30 puede aumentar los participantes en la Cena del Señor por las siguientes razones:

Primero, porque entenderá que ya no tiene que abstenerse de participar de la

Comunión por no hacerlo indignamente, en lo referente a su carácter y a la pureza

moral sino a la manera o al modo con que se hace. Y segundo, al comprender que hay

una responsabilidad vertical que es con Dios y una horizontal que es con el prójimo,

que además, van unidas. No como requisito para participar de la Santa Cena sino

96

como características normales entre los cristianos. La motivación es vivir en el amor

de Dios con el hermano correctamente.

Recomendaciones

Se recomienda que:

1. La reconciliación con Dios, consigo mismo y con los hermanos y hermanas no

debiera ser un prerrequisito solo para participar del Servicio de Comunión, sino una

amorosa forma del cristiano. Porque el amor se debe practicar todo el tiempo, no

solamente cuando está cerca la Santa Cena o cuando se está participando de ella.

2. Por lo demostrado se comprueba que la Santa Cena es un punto de partida y

no uno de llegada.

3. Debido a los puntos de vistas que se analizan se recomienda que no se debe

presentar el Servicio de Comunión como una celebración solo para personas

especialmente seleccionadas. Sino que todos los creyentes cristianos que están son

llamados a participar.

4. En la Cena del Señor se recuerda lo que es ir al Calvario, la cruz de Cristo,

donde se descubre y se demuestra el amor de Jesús por cada uno de los pecadores.

5. Para que una mayor parte de la iglesia se involucre en este rito tan importante

se debe instruir debidamente a la congregación con respecto al significado del

concepto de indignidad y los demás puntos que se desprenden del mismo en 1 Co 11:

27-30.

6. La debida instrucción que recomienda el investigador se da también para que

sea parte de la instrucción dada a un nuevo creyente, así como se le enseña de la Ley,

de la Segunda Venida, etc.

97

7. El Servicio de Comunión tanto para dirigentes como para los miembros se

debe comprender, enseñar y presentar como una ocasión de gozo no de tristeza. Dado

que los pecados han sido perdonados, la esperanza ha sido restaurada. Es tiempo de

regocijarse.

¡Amen! Así sea Señor, ven pronto.

98

ANEXOS

99

Figura No.1

Ésta una representacion del ágape cristianoque data de la mitad y fines del

siglo II d. C.

100

Figura No. 2

Esta figura presenta una mesa para la fraccion del pan, que data de la segunda

mitad del siglo II.

101

Figura No. 3

Esta figura es una representacion de la cena del Cordero pascual por los

judíos, según Teodocio.

102

Figura No. 4

Esta figura presenta panes conservados entre las cenizas de un horno en

Pompeya. Según se cree datan del año 79 d. C.

103

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