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La ciencia de adelgazar PEDRO VOLTAS JURADO

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La ciencia de adelgazar

P E D R O V O LT A S J U R A D O

La ciencia de adelgazar

Ha pasado más de un año desde que comencé a compartir con mis pacientes

los contenidos que publico semanalmente en mi blog. Como tantos profesiona-

les de la medicina, quise dar este meditado paso con la convicción de que el co-

nocimiento como arma preventiva tiene un papel fundamental en la batalla

diaria por la salud. Internet es una herramienta magnífica para saber más y to-

mar conciencia de lo mucho que podemos hacer nosotros mismos para cuidar-

nos y mejorar nuestro estilo de vida.

Sin embargo, la información médica es muy delicada. Sin la adecuada forma-

ción y experiencia, cualquier persona puede seguir recomendaciones equivoca-

das y crearse falsas expectativas. Existe un gran debate sobre muchas cuestio-

nes relacionadas con la salud y las enfermedades, no hay qué negarlo. Es algo

necesario para el avance de la ciencia. Pero las tesis y opiniones controvertidas

han de ser interpretadas desde la óptica profesional para que el público sepa a

qué atenerse ante cualquier nueva terapia, fármaco o descubrimiento.

En ese sentido, los profesionales de la salud tenemos nuestra responsabilidad.

Sabemos que la Red es ya la principal fuente de información de la sociedad.

i

P RÓ LOGO

Por eso, en vez de ignorar Internet, como se ha hecho durante algunos años,

hemos de participar en ella y orientar a las personas para que mejoren sus co-

nocimientos médicos y sanitarios y puedan aplicarlos a sus vidas. Estoy seguro

de que volcar nuestro saber y experiencia en este universo de información

constituye una nueva extensión del compromiso que adquirimos al adentrar-

nos en el ejercicio de la medicina.

Esto es lo que trato de hacer con humildad desde la ventana de

pedrovoltas.com. A lo largo de estos meses he podido comprobar que muchos

pacientes siguen con interés los consejos y comentarios del blog. Confío en

que les hayan sido de alguna ayuda. Este hecho me ha movido a recopilar al-

gunos de los artículos en un breve ebook para que quienes no los hayan leído

en la web tengan la oportunidad de echarles un vistazo en un formato más tra-

dicional.

En esta ocasión, he recogido una selección de textos que tratan de los avances

científicos en torno a la obesidad. La pandemia de sobrepeso que afecta al

mundo occidental de forma creciente y alarmante está impulsando muchas in-

vestigaciones sobre esta enfermedad. Con ellas se intenta afinar más sobre las

causas del sobrepeso y alertar de las negativas consecuencias que tiene en nues-

tra salud. Creo que vale la pena leerlas para ser consciente de su gravedad y

de lo que podemos hacer para evitarla.

Espero que sea de tu interés. Y si tienes alguna duda o comentario, ya sabes

que estoy disponible en [email protected]. Cuídate.

ii

UNO

Equilibrio nutricional

Como sabéis, una de las dietas que más de moda ha estado en los últimos años

es la que recomienda adelgazar a base de prescindir de algunos grupos de nu-

trientes en favor de las proteinas. Es el caso de la Dieta Dukan, la Dieta Protei-

nada, o la Paleodieta, con la que muchas personas han intentado perder peso.

Al margen de la controversia que han generado por los posibles efectos negati-

vos para el organismo, también han suscitado el interés de la comunidad médi-

ca para determinar si efectivamente representan una vía válida para adelgazar

y, sobre todo, para mantener una buena salud. Porque no solo se trata de per-

der peso, sino de tener un organismo equilibrado, que no presente carencias,

no envejezca antes de tiempo y no sea víctima potencial de graves enfermeda-

des. Por encima de las calorías está la calidad de la nutrición.

En esta línea se sitúa un trabajo reciente sobre el papel que desempeña la ali-

mentación en el mantenimiento del peso, la salud y la longevidad. Los investi-

gadores han usado como variables la ingesta de más o menos calorías y las

combinaciones de alimentos (proteínas, carbohidratos y grasas) para estudiar

su efecto en animales de laboratorio y poder extraer hipótesis válidas para la

nutrición humana.

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Como gran conclusión, señalan que parece que la buena salud y la longe-

vidad no dependen tanto de controlar el número de calorías que se

ingieren como de llevar una alimentación equilibrada, en la que no

deben faltar los tres grupos de nutrientes. Realizan esta afirmación como res-

puesta a quienes apuestan solo por dietas bajas en calorías o dietas basadas

principalmente en un solo tipo de alimentos.

En su experimento han comprobado, por ejemplo, que un exceso de proteínas

no resulta positivo a largo plazo, al igual que tampoco un mayor porcentaje de

carbohidratos en detrimento de otros nutrientes.

En concreto, han descubierto una mayor tendencia hacia la salud y la

longevidad en aquellas combinaciones con una menor proporción

de proteínas y una mayor cantidad de carbohidratos:

“Las dietas bajas en proteínas y altas en carbohidratos se han asociado con

una menor presión arterial, mayor tolerancia a la glucosa [menor insulinorre-

sistencia, que conduce a la acumulación de grasa], una tasa más equilibrada

de colesterol y menos triglicéridos”.

Según los autores, esta afirmación es coherente con las investigaciones que

apuntan a que una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos conduce

más fácilmente a padecer enfermedades cardiovasculares en los seres huma-

nos. En cuanto a las grasas, el estudio apunta que su ingesta debe ser menor

que la de hidratos de carbono.

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¿Qué podemos deducir del estudio? Evidentemente, que los regímenes ba-

sados en proteínas no son apropiados si se mantienen durante un plazo

muy largo porque afectan de manera negativa al balance de macronutrientes

que necesita el cuerpo para estar sano. Es cierto que los promotores de este ti-

po de dietas no pretenden que quienes se someten a ellas las lleven a cabo du-

rante muchas semanas.

Sin embargo, albergan un peligro claro. Como a menudo son realizadas por

cuenta propia del paciente, muchos obesos tienden a aplicarlas de forma erró-

nea. Es bastante habitual que repitan varias veces las fases iniciales porque no

han sido capaces de realizar el ciclo completo de la dieta, que en las fases pos-

teriores reducen la proporción de las proteínas en favor de otros alimentos.

Con ello, su alimentación se vuelve muy desequilibrada.

Por eso, parece mucho más acertado abordar una dieta de adelgazamien-

to en la que nunca falte una combinación proporcionada de nu-

trientes, prescrita por un especialista y de acuerdo con las condiciones parti-

culares de cada individuo. No experimentes con tu cuerpo.

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DOS

¿Por qué engordamos? Más allá de las caloríasSe acaba de publicar la versión en español de un exitoso libro sobre obesidad

y nutrición de un periodista norteamericano especializado en divulgación cien-

tífica, Gary Taubes. Se trata de Cómo engordamos y qué hacer al respecto,

una obra en la que da nuevo protagonismo a la tesis de que la obesidad no se

debe tanto al desequilibrio nutricional (comer más de lo que necesitamos) sino

a la ingesta inapropiada de determinados alimentos.

En concreto, la tesis de Taubes, expuesta a partir del análisis de numerosos tra-

bajos científicos, establece que la clave del sobrepeso está en el excesivo

consumo de carbohidratos en general y sobre todo, de los llamados de

acción rápida, que contienen altas dosis de azúcar. Como es sabido, la ingesta

de azúcares activa la acción de la insulina, que además de neutralizar la gluco-

sa que se introduce en nuestro flujo sanguíneo, empuja al organismo al almace-

namiento de grasa. “Cuantos más carbohidratos comemos y más fáciles son

de asimilar, segregamos más insulina y más grasa retenemos en nuestras célu-

las”. Esta dinámica se acrecienta en muchos individuos que poseen mayor ten-

dencia a acumular grasa gracias al llamado genotipo ahorrador, una herencia

genética de los tiempos de escasez de alimentos para los seres humanos, muy

bien explicada por el Doctor Campillo en su libro El mono obeso.

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En este sentido, Taubes ataca paradigmas de la nutrición como las dietas basa-

das en la ingesta de un número determinado de calorías o la pirámide de la ali-

mentación. Asimismo, defiende un mayor consumo de alimentos ricos en gra-

sa, puesto que los lípidos no activan la acción de la insulina. En cierta medida,

da apoyo a las llamadas dietas disociadas, como la Dieta Atkins o la Dieta

Dukan, de las que no soy en absoluto partidario por los efectos a largo plazo

debido a la falta de algunos grupos de nutrientes. La alimentación tiene

que ser muy variada dentro del amplio espectro de productos con propie-

dades esenciales y saludables para nuestro cuerpo. Obvia decir que los dulces

no están entre ellos, como todos sabéis.

De todos modos, el libro de Taubes tiene fundamentalmente un afán divulgati-

vo. No propone ningún régimen en particular, más allá de recomendar que li-

mitemos mucho el consumo de carbohidratos de acción rápida. Lo que preten-

de con su obra es exponer de forma concienzuda y amena la situación actual

de las investigaciones sobre la obesidad y las diferentes líneas de trabajo que

están abordando los especialistas. Por ello, se trata de un texto muy recomen-

dable para quienes queráis saber más sobre la gran pandemia de nuestro épo-

ca. Al fin y al cabo, una de las claves para erradicar el sobrepeso está en que

aprendamos los fundamentos de la nutrición.

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T R E S

El peligro de la grasa abdominal

Si habéis ido alguna vez a una consulta de un endocrino para abordar una die-

ta de adelgazamiento, habréis comprobado que una de las pruebas que habi-

tualmente se hacen es la estimación del volumen de grasa y la identifi-

cación de las partes del cuerpo que acumulan mayor porcentaje

de ella. Una de las cuestiones que más nos preocupa a los médicos es compro-

bar si existe un exceso de materia adiposa en el área abdominal.

Numerosos estudios confirman que aquellas personas que tienen una notable

acumulación de grasa abdominal (si el perímetro de la cintura mide

más de 102 cm en los varones y 88 cm en las mujeres) son candidatos

a sufrir con más probabilidad enfermedades vasculares, diabetes y tasas eleva-

das de colesterol. La vida sedentaria que además llevan muchos individuos en

nuestra sociedad influye en que los depósitos de grasa se concentren en esa zo-

na del cuerpo.

En general, todas las personas que padecen sobrepeso tienen que plantearse

reducir su desequilibrio corporal porque notarán de inmediato una mejora de

su estado de salud. Pero aquellas que superen las medidas indicadas en el perí-

metro de la cintura han de tomárselo mucho más en serio, al menos hasta lo-

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grar que se reduzca de manera significativa el porcentaje de grasa abdominal.

Te animo a que tomes una cinta métrica y hagas la prueba en tu casa. Si tu

cintura mide más de lo recomendado, ha llegado el momento de ponerte en

manos de tu médico y comenzar una cura de adelgazamiento. Aunque suene

muy fuerte decirlo, estás en una verdadera situación de peligro.

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CUAT RO

Obesidad y enfermedades infecciosasHa caído en mis manos un artículo muy interesante publicado por unos inves-

tigadores finlandeses en el que se plantea otra consecuencia muy grave de la

obesidad, el incremento de las probabilidades de padecer enfermedades infec-

ciosas. Como estado anormal de nuestro organismo, la obesidad debilita

nuestra inmunidad y abre la puerta al ataque de los virus, lo que

agrava los propios daños internos causados por el exceso de grasa. Una nueva

vuelta de tuerca que nos tiene que llevar a romper con el sobrepeso.

El trabajo, titulado Obesity and the risk and outcome of infection, señala que

la posible relación entre obesidad e infecciones se ha hecho más patente a raíz

de la pandemia de Gripe A que el mundo sufrió hace unos años. El análisis de

la evolución de la enfermedad mostró que el sobrepeso era un factor determi-

nante en la evolución de la dolencia y en el incremento de la mortalidad, de

acuerdo con los datos obtenidos en distintos países. Este hecho ha impulsado a

estudiar la influencia que el exceso de peso puede tener en otras enfermedades

infecciosas, y aunque los resultados no sean todavía tan concluyentes como en

el caso de la gripe, los autores sí identifican varias patologías de origen vírico o

bacteriano en las que la acumulación de grasa corporal agrava el cuadro médi-

co de los pacientes.

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En general, la obesidad contribuye a debilitar el sistema inmunita-

rio. Entre otros efectos, rompe el equilibrio entre las células adiposas y otras

células, favorece la entrada de los agresores del entorno y dificulta la recupera-

ción. Por ello, puede incrementar los efectos adversos cuando el organismo se

encuentra en circunstancias desfavorables, como en una hospitalización tras

una intervención quirúrgica. Además de la gripe, el estudio señala que hay va-

rias enfermedades en las que ya parece evidente la influencia negativa del exce-

so de peso. Por ejemplo, las infecciones urinarias, la periodontitis (enfer-

medad de las encías que causa la pérdida de tejido y de hueso) y la pancreati-

tis aguda. En esta última, la obesidad puede agravar algunas de las complica-

ciones, como infecciones del páncreas o la propia necrosis (muerte celular) del

órgano. Asimismo, como ya es bien conocido, el sobrepeso afecta negativa-

mente a la celulitis y a las enfermedades de la piel.

La investigación no ha podido avanzar por falta de datos históricos sobre el

grado el IMC (Índice de Masa Corporal) de los individuos que padecen los dis-

tintos tipos de enfermedades infecciosas. En la medida en que esta informa-

ción se añada a los historiales, se podrá llegar a conclusiones más definitivas.

Pero las pistas son ya lo bastante elocuentes como para alertar una y otra vez

sobre los peligros de la obesidad.

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C IN CO

Dieta estricta para revertir la diabetes de tipo 2

Como sabemos, la Diabetes de Tipo 2 es una de las enfermedades que compo-

nen el síndrome metábolico, provocado por la obesidad. A diferencia de la

Diabetes de Tipo 1, cuyas causas están relacionadas con la destrucción de las

células del páncreas, la del Tipo 2 tiene uno de sus orígenes en el sobrepeso y

la incapacidad para segregar la suficiente insulina que compense el exceso de

glucosa en el sistema circulatorio.

Se trata de una patología que agrava su agresividad con el paso de los años, ya

que un nivel elevado de azúcar en sangre contribuye a deteriorar muchos

otros órganos del cuerpo. Pero al mismo tiempo, es una dolencia en la que el

paciente puede hacer mucho por mitigar sus efectos. E incluso, en algunas in-

vestigaciones se afirma que con un cambio radical en el estilo de vida, el cuer-

po puede reactivar las funciones del páncreas y casi hacer desaparecer la dia-

betes.

Así se apunta en un estudio promovido por la Universidad de Newscastle del

Reino Unido . La investigación, liderada por el Profesor Roy Taylor, señala

que aquellas personas que sufren diabetes durante menos de cuatro años pue-

den revertir el curso de la enfermedad mediante el seguimiento de una dieta

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muy estricta de 800 calorías con la que han de conseguir una importante pér-

dida de peso.

El descenso de peso, que ha de llevar aparejada la desaparición del exceso de

grasa en los órganos vitales del cuerpo, parece conducir a una recuperación

del páncreas, que vuelve a producir insulina en la cantidad necesaria para

equilibrar el nivel de glucosa en el flujo sanguíneo. Como muchos avances mé-

dicos, esta investigación se halla todavía en una fase incipiente, que necesita

ser confirmada al extender la terapia a la población en general. Los responsa-

bles de Diabetes UK pretenden difundirla a través de los Médicos de Familia

del Reino Unido, como una alternativa más al tratamiento de la diabetes. De

hecho, está previsto realizar un estudio de cinco años en el ámbito de la Aten-

ción Primaria británica, financiado por Diabetes UK, para determinar cuán-

tas personas pueden revertir o mejorar su diabetes con una dieta muy baja en

calorías.

No obstante, los autores también indican que tiene sus limitaciones. Parece

ser válida solo para aquellos pacientes que sufren la enfermedad

fundamentalmente debido a un fuerte sobrepeso. Aquellos individuos

que desarrollan la diabetes por otros motivos (causas genéticas, patologías del

páncreas), no pueden beneficiarse en principio de ella, aunque el manteni-

miento del peso adecuado y la actividad física sean necesarios para cualquier

diabético. Por otro lado, quienes padecen la dolencia durante más de diez

años, tampoco pueden cambiar su curso a través de la dieta estricta.

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También hay que decir que los experimentos realizados hasta la fecha han de-

mostrado que la terapia funciona solo si se mantiene el régimen con

absoluta precisión. No cabe ni una sola excepción en el período de cura, lo

que nos sugiere dos ideas clave:

❖La motivación y la fuerza de voluntad son decisivas en esta tera-

pia, ya que cualquier pequeña desviación puede trastocar el resultado.

❖Debe realizarse bajo control médico, puesto que el organismo ha

de estar en condiciones mínimas para seguir el programa. Además, es ne-

cesario supervisar los efectos en el organismo.

Confiemos en que los resultados apunten en la buena dirección y ayuden a fre-

nar el imparable crecimiento de la Diabetes de Tipo 2.

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S E I S

Obesidad y articulaciones

Es bastante obvio pensar que el exceso de peso también tiene conse-

cuencias sobre las articulaciones, sobre todo cuando las personas traspa-

samos la mediana edad. Nuestros músculos y huesos empiezan notan los efec-

tos de los kilos de más y comienzan a aparecer de forma temprana dolencias

que, como la artritis, deberían surgir más bien en la vejez.

Y es que los datos no engañan. En un estudio reciente realizado en Estados

Unidos sobre utilización de prótesis para paliar daños irreversibles en las arti-

culaciones ha descubierto, por ejemplo, que el número de operaciones de

rodilla se ha duplicado en diez años. Ha pasado de 313.000 en 2001 a

644.000 en 2011. Más allá de los números absolutos, lo llamativo es que el in-

cremento se ha producido sobre todo en individuos menores de 45 años, algo

a priori paradójico.

Sin embargo, al analizar los datos asociados en los historiales clínicos se ha des-

cubierto que la mayoría de las personas que han sido intervenidas de dolen-

cias de rodilla y que tenían menos de 45 años padecían también de un nota-

ble sobrepeso. Debido a la obesidad, la investigación señala que nos encontra-

mos con más personas jóvenes que ancianas afectadas de problemas de rodi-

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lla. Desarrollan la artritis a edades más tempranas fundamentalmente por cau-

sa de la obesidad. Y lo que es peor, muchas de ellas tendrán que ser operadas

varias veces a lo largo de su vida.

Pero quizá lo que más nos debe alarmar a todos es el siguiente hecho que se

menciona en el estudio: a pesar de que la relación entre obesidad y da-

ño articular es bien evidente, muchos hombres y mujeres afecta-

das por este tipo de enfermedades óseas se comporta de forma

muy irresponsable. Es decir, aun sabiendo que con una reducción impor-

tante de peso (algo que está por completo a su alcance) podrían mejorar mu-

cho, se niegan a adelgazar y prefieren pasar por el trance del dolor y del quiró-

fano.

Por desgracia, esta conducta está muy extendida con respecto a muchas otras

patologías asociadas a la obesidad. Aunque el cuerpo les proporciona señales

claras de que el exceso de peso está causándoles enfermedades, y pese a cono-

cer que una cura de adelgazamiento les ayudaría a mitigar e incluso erradicar

muchas de ellas, ignoran las señales y continúan por la senda de un pernicioso

estilo de vida.

¿Sabes de alguien en esta situación? Anímale a cambiar para que no estropee

su organismo un minuto más. Y si crees que necesita ayuda profesional, no du-

des en consultarme.

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S I E T E

La obesidad, factor multiplicador del cáncer

Entre las razones que damos los especialistas en la consulta para convencer a

nuestros pacientes de que deben abandonar la obesidad está el hecho de que

cada vez hay más evidencias que asocian el exceso de grasa a deter-

minados tipos de cáncer. Al tiempo que la medicina consigue combatir

los tumores cuando ya se han formado y aumenta poco a poco la esperanza

de curación o al menos vida de los enfermos, también se descubre más sobre

las claves para prevenir algunas variantes de esta enfermedad.

Con los avances científicos constatamos que es cada vez más necesario apelar

a la responsabilidad individual en la prevención. Hay muchos ‘remedios’ que

podemos aplicar por nosotros mismos sin necesidad de acudir al médico para

que trate de curar aquello que podría haberse evitado

Por desgracia, aún hay muchas manifestaciones del cáncer de las que no cono-

cemos sus desencadenantes. Sin embargo, sí hemos avanzado mucho en los

factores que multiplican las posibilidades de padecerlo. Uno de los más conoci-

dos popularmente es el tabaquismo. Han hecho falta muchas décadas de es-

fuerzo para establecer que el tabaco es altísimamente perjudicial para la salud

y lograr que la mayoría de los ciudadanos lo admita sin reservas.

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Pues otro de los factores más relevantes es la obesidad. Sí, la obesi-

dad. Ahora que nos hemos subido a la ola de buenos propósitos del año, me

ha parecido muy adecuado hablar de este asunto y así ofrecer más argumen-

tos de peso, y nunca mejor dicho, para que contéis con buenas razones para

no abandonar.

Este mensaje me parece en especial importante para las personas a par-

tir de los cuarenta años, que gozáis de un estado de salud en apariencia

bueno, pero que tenéis un cierto grado de sobrepeso y lleváis una vida estresan-

te y sedentaria. Leed con detenimiento lo que os cuento a continuación.

Voy a extraer algunas de las evidencias que ha recopilado un trabajo de dos

científicos italianos de la Universidad de Bari, titulado precisamente Obesity

as a Major Risk Factor for Cancer, en el que podréis leer todo el contenido:

❖Se considera que la obesidad está detrás del 20 por ciento de los ca-

sos de cáncer que se diagnostican en el mundo, aunque no sea el único fac-

tor cuando se desencadena la enfermedad.

❖Se han hallado claras evidencias de la influencia de la obesidad en los si-

guiente tipos de cáncer: de útero, de esófago, de colon, de mama, de próstata

y de riñón.

❖Asimismo, la obesidad contribuye a la aparición de disfunciones en el

organismo que pueden conducir al cáncer como la inflamación crónica, el

estrés oxidativo (que causa daño en las células), la aparición de inmunodefi-

ciencia, déficit de oxígeno en el cuerpo, entre otras.

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❖La obesidad en la niñez y en la adolescencia dobla las posibilidades

de sufrir algunas variantes de cáncer en la edad adulta, como el de colon.

❖Cuando el exceso de grasa corporal se concentra en la zona abdo-

minal, se incrementa el riesgo de padecer cáncer de mama, de esófago, de

útero, de colon y de páncreas. Algunos autores hablan de que la adiposidad ab-

dominal implica un aumento del 24 por ciento del riesgo de mortalidad.

❖Si una persona adulta tiene un sobrepeso superior a veinte kilogra-

mos, aumenta un 60 por ciento la posibilidad de sufrir cáncer de colon.

❖El exceso de calorías en la dieta y el abuso de de alimentos de origen ani-

mal, en especial grasas, suben las opciones de desarrollar tumores.

❖Los niveles elevados de insulina en la sangre, circunstancia presente

en las personas que padecen sobrepeso severo, influyen en la agresividad de de-

terminados tumores, como el de colon, páncreas e hígado.

❖La obesidad favorece la predisposición a sufrir el cáncer de mama o

de útero en mujeres que han pasado la menopausia, ya que provoca desequi-

librios hormonales que están detrás de estos tumores.

❖La falta de ejercicio físico también puede actuar de catalizador del cáncer

porque el deporte ayuda a controlar el peso, a mantener el equilibrio hormo-

nal y a fortalecer el sistema inmunitario. Diversos estudios sobre algunos tumo-

res soportan esta tesis.

Creo que es una buena batería de argumentos para que 2014 sea de verdad tu

año saludable. No decaigas.

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OCHO

Genética de la obesidad

En varias ocasiones hemos hablado de las raíces genéticas de la obesidad, cam-

po en la que la investigación científica está haciendo constantemente nuevos

hallazgos. En la evolución hemos modificado nuestro código génetico para res-

ponder a las condiciones ambientales en diferentes aspectos, entre los que se

incluye el de la alimentación. Las dificultades del ser humano para obtener ali-

mentos en determinados períodos de nuestra historia nos ha hecho capaces

de almacenar nutrientes a la menor oportunidad. Un mecanismo que

ha sido muy útil en momentos de escasez se ha convertido en una maldición

para tiempos en los que conseguir alimento es una tarea relativamente sencilla

para quienes vivimos en el mundo industrializado.

La genética pesa en la lucha contra la obesidad. Por eso, todos los avances que

se puedan hacer en la terapia génica para hacer frente al sobrepeso pueden

ayudar en cierta medida a paliar el problema. No obstante, como apuntába-

mos la semana pasada al hablar de la nutrigenómica, también podemos hacer

mucho con nuestro estilo de vida para modificar las predisposiciones congéni-

tas de nuestro organismo. No todo es cuestión de un tratamiento médico, que

en verdad debería intervenir cuando fallan otras vías. Por eso, no me importa

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insistir una y otra vez en la importancia de la responsabilidad indi-

vidual a la hora de enfrentarse al exceso de peso.

Sin embargo, los factores genéticos están presentes en nuestra relación con la

acumulación de grasa. Así lo demuestra por ejemplo un  grupo de investigado-

res británicos que ha publicado un artículo sobre la materia en la revista cientí-

fica Cell. Han descubierto la relación que existe entre la presencia de

distintas variantes de una proteína intracelular (KSR2) y la tenden-

cia a la obesidad por parte de unos individuos. Tales variantes influyen en

que algunas personas están inclinadas a poseer un metabolismo ineficaz o un

nivel elevado de resistencia a la insulina, entre otros rasgos, que les conducen

de forma más rápida al sobrepeso o a la diabetes de tipo 2.

El hallazgo de esta evidencia abre el camino a nuevas terapias. Si se eliminan

o modifican las variantes de esta proteína, se logrará frenar la predisposición a

la obesidad o se reducirá el riesgo de padecer diabetes. Ciertamente, descubri-

mientos como este nos brindan nuevas posibilidades. Pero no te olvides de lo

que puedes hacer tú mismo sin recurrir a tales técnicas, que por ahora se cen-

tran sobre todo en las pruebas de laboratorio.

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