"La Ciencia Nacional"

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26 junio 2010 barbarie CHAMANES esde la escuela primaria aprendemos que la población mexicana está forma- da por indios, mestizos y criollos, todos conviviendo de forma armónica. Sin embargo, la realidad nos enseña que en el México contemporáneo, como en la colonia, uno de estos sectores es privilegiado y ocu- pa la parte más alta de la pirámide social. Casi todas las actividades mejor remuneradas las realizan los criollos, ciudadanos blancos, de origen europeo, y esto incluye la posesión de las empresas más poderosas, así como los li- derazgos políticos y culturales. Este patrón discriminatorio se nota también en los medios de comunicación, como la televisión y el cine. La evidencia se torna dramática cuando vemos una película o un programa de televisión de la India, en cuyo caso no nos queda duda de que los actores son de ese país. No sucede lo mismo cuando tratamos con películas o programas de la te- levisión de México, donde los actores tienden en su mayoría a ser más parecidos a los blancos europeos, que a los indios o mestizos que forman la mayoría del pueblo de México. Es interesante analizar lo anterior en el caso de los cien- tíficos que trabajan en México. Aunque podría pensarse que la ciencia es universal y que no importa el origen de quien la realiza, es interesante conocer las características sociales o étnicas de quienes realizan la actividad científi- ca en nuestro país. Esto nos podría responder dos aspectos que valdría la pena conocer. En primer lugar, podríamos sa- ber si existe alguna correlación entre la composición social del país y el perfil étnico de los investigadores, esto es, si los científicos simplemente obedecen el mismo patrón de la desigualdad social, o si es posible que la ciencia pueda ser un canal de movilidad social. También puede ser in- teresante indagar sobre las características de la forma de hacer ciencia en México y cómo se reflejan en ella algunos aspectos de nuestra idiosincrasia. No teniendo una fuente de datos extensos, exploraré solamente el caso de las cien- cias exactas y naturales, por ser mi área de trabajo. No es el propósito de estas líneas proponer una pelea o un ajuste de cuentas entre los diversos sectores o institu- ciones que se dedican a la ciencia en México. Pero si consi- deramos importante que se reconozca la situación actual, para entender mejor el papel de la ciencia en nuestra so- ciedad es necesario contemplar los siguientes aspectos: I) Ciencia y movilidad social De una manera muy esquemática, podría decirse que la cien- cia moderna en México se ha desarrollado alrededor de dos polos que a veces compiten entre sí y otras veces se comple- mentan. Por una parte tenemos a la unam, con un sistema de investigación formado principalmente por sus institutos tanto en el df como en las sedes que tienen en varios estados del país. Por otra parte, tenemos al cinvestav del ipn que también cuenta con diversas sucursales en algunos estados, así como a las universidades estatales que se han enriquecido con sus egresados. Si se revisa el perfil de los investigadores del Instituto de Física o del Instituto de Ciencias Nucleares, es notorio que una buena parte de ellos son extranjeros o provienen de la clase media a media alta, incluyendo fami- lias de funcionarios, académicos, artistas, lo cual nos permite proponer como hipótesis que la unam da cabida a un sector científico que representa a los criollos del país. Por otra parte, al echar el mismo vistazo, por ejemplo, a la planta del Departamento de Física del cinvestav, se en- cuentra un perfil más popular, los profesores provienen de las clases media o media baja, sobre todo de provincia. Para estos profesores las becas han sido fundamentales para po- der incorporarse a la actividad científica. Muchos pudieron viajar al extranjero por primera vez gracias a los congresos y otros eventos de ese tipo. Así pues, podríamos afirmar que esta institución representa al sector mestizo del aparato científico de México. Si lo anterior es correcto, entonces podemos afirmar que la ciencia en México ha jugado un papel de agente de movili- dad social. Al dedicarse con ahínco y esfuerzo a la ciencia, los jóvenes de clase media baja pueden hacer una carrera cien- La ciencia nacional J. Lorenzo Díaz Cruz D

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Artículo de Lorenzo Díaz en revista "Barbarie. La ciudad letrada"

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26 junio 2010 barbarie

CHAMANES

esde la escuela primaria aprendemos que la población mexicana está forma-da por indios, mestizos y criollos, todos conviviendo de forma armónica. Sin embargo, la realidad nos enseña que en el México contemporáneo, como

en la colonia, uno de estos sectores es privilegiado y ocu-pa la parte más alta de la pirámide social. Casi todas las actividades mejor remuneradas las realizan los criollos, ciudadanos blancos, de origen europeo, y esto incluye la posesión de las empresas más poderosas, así como los li-derazgos políticos y culturales.

Este patrón discriminatorio se nota también en los medios de comunicación, como la televisión y el cine. La evidencia se torna dramática cuando vemos una película o un programa de televisión de la India, en cuyo caso no nos queda duda de que los actores son de ese país. No sucede lo mismo cuando tratamos con películas o programas de la te-levisión de México, donde los actores tienden en su mayoría a ser más parecidos a los blancos europeos, que a los indios o mestizos que forman la mayoría del pueblo de México.

Es interesante analizar lo anterior en el caso de los cien-tíficos que trabajan en México. Aunque podría pensarse que la ciencia es universal y que no importa el origen de quien la realiza, es interesante conocer las características sociales o étnicas de quienes realizan la actividad científi-ca en nuestro país. Esto nos podría responder dos aspectos que valdría la pena conocer. En primer lugar, podríamos sa-ber si existe alguna correlación entre la composición social del país y el perfil étnico de los investigadores, esto es, si los científicos simplemente obedecen el mismo patrón de la desigualdad social, o si es posible que la ciencia pueda ser un canal de movilidad social. También puede ser in-teresante indagar sobre las características de la forma de hacer ciencia en México y cómo se reflejan en ella algunos aspectos de nuestra idiosincrasia. No teniendo una fuente de datos extensos, exploraré solamente el caso de las cien-cias exactas y naturales, por ser mi área de trabajo.

No es el propósito de estas líneas proponer una pelea o un ajuste de cuentas entre los diversos sectores o institu-ciones que se dedican a la ciencia en México. Pero si consi-deramos importante que se reconozca la situación actual, para entender mejor el papel de la ciencia en nuestra so-ciedad es necesario contemplar los siguientes aspectos:

I) Ciencia y movilidad socialDe una manera muy esquemática, podría decirse que la cien-cia moderna en México se ha desarrollado alrededor de dos polos que a veces compiten entre sí y otras veces se comple-mentan. Por una parte tenemos a la unam, con un sistema de investigación formado principalmente por sus institutos tanto en el df como en las sedes que tienen en varios estados del país. Por otra parte, tenemos al cinvestav del ipn que también cuenta con diversas sucursales en algunos estados, así como a las universidades estatales que se han enriquecido con sus egresados. Si se revisa el perfil de los investigadores del Instituto de Física o del Instituto de Ciencias Nucleares, es notorio que una buena parte de ellos son extranjeros o provienen de la clase media a media alta, incluyendo fami-lias de funcionarios, académicos, artistas, lo cual nos permite proponer como hipótesis que la unam da cabida a un sector científico que representa a los criollos del país.

Por otra parte, al echar el mismo vistazo, por ejemplo, a la planta del Departamento de Física del cinvestav, se en-cuentra un perfil más popular, los profesores provienen de las clases media o media baja, sobre todo de provincia. Para estos profesores las becas han sido fundamentales para po-der incorporarse a la actividad científica. Muchos pudieron viajar al extranjero por primera vez gracias a los congresos y otros eventos de ese tipo. Así pues, podríamos afirmar que esta institución representa al sector mestizo del aparato científico de México.

Si lo anterior es correcto, entonces podemos afirmar que la ciencia en México ha jugado un papel de agente de movili-dad social. Al dedicarse con ahínco y esfuerzo a la ciencia, los jóvenes de clase media baja pueden hacer una carrera cien-

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J. Lorenzo Díaz Cruz

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tífica que les permite mejorar la eco-nomía de sus familias y, por influencia, pueden servir de ejemplo para motivar a sus familiares más jóvenes. Una limi-tante del científico de este sector, es que algunas limitaciones en su formación pueden frenar o retrasar su desarrollo.

Por otra parte, es muy bueno que los jóvenes que provienen de familias acomodadas se dediquen a la ciencia. Su buena preparación académica, au-nada a un conocimiento de idiomas, así como vivir sin presiones económi-cas, les permite trabajar en proyectos científicos donde se planteen metas más ambiciosas. Contar con una elite de estas condiciones puede ayudar en la formación de otros investigadores de un nivel socioeconómico más bajo, a quienes podrían guiar para su pro-greso paulatino. El riesgo de este sec-tor es que, al no haber una presión, se puede caer en el conformismo. Po-dría ocurrir algo análogo al deporte de México, que en los deportes más elitistas, como el tenis, no hay gran-des competidores, a diferencia del boxeo donde el hambre o el deseo de salir de la pobreza puede ser un mo-tor que motiva al peleador.

II) Ciencia e identidadComo mencionamos previamente, aunque los resultados de investiga-ción científica se refieren a una reali-dad que en principio no depende de la raza o género de quien la observa, la manera en que se realiza dicho traba-jo podría reflejar una cierta cultura. Cuando uno mira un artículo sobre Física de Partículas Elementales, se puede notar por el tipo de problema que se intenta resolver cuál es el país de donde provienen los autores. No se trata de una relación estrictamen-te rigurosa, pero sí hay una escuela asociada con un país. Por ejemplo, en el caso de los artículos escritos por físicos alemanes, éstos tienden a ser muy extensos o involucran cálcu-los muy detallados y completos. Por otra parte, los trabajos de científicos de Estados Unidos tienden a favore-cer la presentación de nuevas ideas o temas, aun cuando la discusión sea cualitativa o incluso de una naturale-za más especulativa.

En el caso de la ciencia hecha por los físicos japoneses de las primeras

décadas del siglo xx o incluso hasta después de la Segunda Guerra Mun-dial, se nota una actitud de mucho sacrificio o incluso épica o heroica, lo cual puede explicarse por las condi-ciones difíciles en las que realizaron su trabajo. Para ellos era una cuestión de orgullo nacional poder rehacer la ciencia de su país.

Debido a la influencia de Estados Unidos podría decirse que el mode-lo dominante a nivel mundial es un tanto individualista, donde los cientí-ficos buscan un reconocimiento para sí mismos, ya sea trabajando solos o siendo líderes de un grupo de trabajo. Tener un buen salario es básico para los científicos en este país y se prefiere trabajar en la industria o Wall Street si el salario que ofrece la universidad no cumple con sus expectativas.

En el caso de México, me parece que aún no hemos logrado plasmar un modelo local de generación del conocimiento. En general tendemos a imitar más el estilo de trabajo de Estados Unidos en lugar del modelo europeo. Los mismos temas que se trabajan tienen su origen en el primer mundo. Este trabajo hecho en Méxi-co puede ser muy meritorio, pues se hace un trabajo honesto, que puede incluso tener cierto impacto a nivel internacional, pero en general no se generan en nuestro país las grandes ideas o directrices que marcan el rumbo del cambio.

Sin embargo, al revisar la inves-tigación en México, podemos iden-tificar una característica local: en México nos aferramos a trabajar en la ciencia aun cuando las condiciones estén lejos de ser las ideales. Me pa-rece que esto es así por puro instituto de sobrevivencia.

En el caso de los científicos que provienen del sector criollo, quienes de entrada tienen un buen estándar de vida, pueden conseguir un buen trabajo permanente en algún insti-tuto de la unam, con un salario que puede ser competitivo con el de algu-nos países europeos. También cuen-tan con una serie de beneficios que les permiten mantener ese nivel de vida medio alto. Cuando hay apoyos para proyectos se trabaja y, cuando no, el investigador se refugia en las clases. Un efecto nocivo de este siste-

ma, es que hace que el grado de in-vestigador se convierta en un “título de nobleza”.

En el caso de los científicos que vienen del sector mestizo, también pueden acceder a posiciones acep-tables y, por haber subido en el nivel social, no están dispuestos a dejar su trabajo, aun si las condiciones se vuelven muy difíciles. Cuando los sa-larios no son buenos algunos de los científicos, presionados por la eco-nomía, se vuelven “multichambas” y pueden hacer de su actividad científi-ca una simulación.

III) Ciencia multiétnica.Lo que no sabemos es cómo sería la ciencia que se podría hacer por los indígenas. Como se mencionó antes éste es el sector que menos presen-cia tiene en el quehacer científico de México y es una lástima, pues son los herederos directos de los pueblos que aportaron algo original en su tiempo, lo cual se refleja en las pirámides, así como otros conocimientos matemá-ticos, astronómicos o medicinales.

Sólo podemos especular sobre cómo podría ser la ciencia en un fu-turo posible. Si algún día el país fue-ra menos injusto, más democrático e incluyente, entonces quizás se in-tegren todos los sectores de México y se lograría plantear un modelo de ciencia más original. Por ejemplo, si fuera posible extrapolar la naturaleza del trabajo en las comunidades indias, podríamos esperar que algún día surja una especie de Tequio científico. Esto es, que así como en el campo del mun-do prehispánico, se tenía un terreno que trabajaban todos los pobladores y cuyo producto se repartía entre todos, algo que sobrevivió en comunidades indias, podría trabajarse en muchos proyectos, pero habría uno cuyos be-neficios (publicaciones, patentes, li-bros) se distribuirían entre todos los participantes. De esa manera se pen-saría menos en lo individual y más en lo colectivo. Otra característica del trabajo en el mundo indio, descrito magistralmente por Guillermo Bon-fil Batalla en México Profundo, es la tendencia a favorecer no la especiali-zación, sino la diversidad. Así, además de ser científicos, podríamos ser pin-tores, músicos o incluso escritores.