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    7 ARQUITECTURA ES POLTICA11 ARQUITECTURA EN IMAGEN: LA CIUDAD REPRESENTADA15 HACIA UNA MONUMENTALI-ZACIN TOTAL

    16 CONTROLAR LA CIUDAD17 MUROS Y FRONTERAS19 LA DESTRUCCIN DE LA EXPERIENCIA21 LA RE-APROPIACIN DEL ESPACIO PBLICO24 REPOLITIZAR LA ARQUITECTURA25 CONTRA LA REPRESENTACIN, PERFORMANCE FUGAZ28 LA NOSTALGIA POR DEBAJO DE TODO

    LACIUDAD

    ENTREOTRASPOLTICAS

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    Con motivo de la Semana de la Arquitectura, y bajo el ttulo Ciudady otras polticas1, Tabacalera present entre el 4 y el 11 de octubrede 2013 un amplio programa de charlas, debates y talleres, cuyoplanteamiento inicial era evidenciar la deriva mercantilista que hasufrido la produccin de ciudad, supeditada a una despolitizacinpaulatina que utiliza argumentos tecnocrticos y desarrolla procesosbasados en nuevas socio-ciencias, que dan como resultado unterritorio productivo para vidas estandarizadas.La desposesin de la experiencia cotidiana y la inexistencia polticahacen que la ciudad ya no sea el mejor soporte para el desarrollo de

    vidas reales.Los territorios, hoy, se reducen a simples espacios de consumo,conformes todos ellos a las estrategias de marketing y parafernaliadesplegadas por polticas estetizadas.

    Con nuestra participacin en e l programa Ciudad y otraspolticas tratamos de recuperar maneras de hacer que anteponenlo pequeo frente a la planificacin ejercida desde convenios ymiradas competentes. Pretendemos debatir sobre otros modosde hacer y pensar la ciudad, donde estn presentes la poltica yla experiencia urbana, sin antifaces o coartadas productivistas. Atravs de pequeas acciones urbanas, la disciplina arquitectnicaes atravesada por lo cotidiano, por las polticas reales y por laspersonas. Parece claro que el ejercicio de nuestra profesin tiene unadeuda para con la ciudad real, tal y como lo expone la profesora JillStoner en su Toward a minor architecture2:

    La disciplina aun perpeta la dialctica entre el espacio interior yel exterior, la produccin de edificios, las aspiraciones heroicas delarquitecto sirviendo a las influencias y deseos del poder corporativo,el lenguaje mayor de la arquitectura es otro producto ms de unacultura dominada por el capital simblico. Sus convenciones setambalean en el precipicio de la saturacin, llevndonos a unaproposicin aparentemente extraa: la arquitectura no puedelimitarse a la bsqueda esttica de hacer edificios; debe ahoracomprometerse en una poltica para selectivamente deshacerlos.

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    El Lissitzky. Entrance of the USSR pavilion. Feria Pressa, Colonia. 1928.

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    ARQUITECTURA ESPOLTICALa arquitectura delimita, separa, genera fronteras, construye muros ymurallas. Eliminada la posibilidad crtica, es capaz, tal y como ha venidohaciendo en los ltimos aos, de someterse al dictado de los podereseconmicos, de los lobbies o de los estados en desarrollo hipercapitalista.

    El socilogo y urbanista francs Jean Pierre Garnier3no tiene ninguna dudade que la arquitectura es un smbolo de autoridad. En su l ibro Contra losterritorios del poder 4analiza las relaciones del urbanismo y la arquitecturacon los estados y poderes. Uno de los prrafos rescata la siguiente cita delfilsofo francs Benoit Goetz:Ms que una representacin ostentosa del poder, la arquitecturase halla en el origen del arte de mandar. Todo poder se ejercearquitectnicamente.

    La preparacin de estas jornadas se activa a partir de una nueva lecturade la ciudad contempornea segn su evidente deriva mercantilista.Para ello, se estudiaron diferentes autores y momentos histricos. Pero loms evidente era, si cabe, que las recientes protestas y manifestacionespblicas verificadas en muchas ciudades del mundo, obligaban,necesariamente, a reexaminar el transcurrir de los acontecimientos allpor las dcadas de los 60-70 del siglo XX. No obstante, surgan vocescuestionando el valor re-politizador de aquellas protestas masivas talcomo haban ocurrido.

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    Road to Victory, comisariado por el diseador de Bauhaus Herbert Bayer en el

    instituto de arte de Chicaco. 1943.

    Trabajadores de

    la construccin de

    la Unin Sovitica

    desfilando con

    modelos de casas

    modernistas

    montadas en

    prtigas. 1931.

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    ARQUITECTURAEN IMAGEN:LA CIUDAD

    REPRESENTADATanto la sociedad occidental como la construccin de su territorio hanestado presionados por las leyes del mercado de produccin de inservibles.Lo siguen estando. Y en un intento desesperado por perpetuar ese vorazmodelo productivista, y en la manera de quien huye hacia adelante, surgenininterrumpidamente sujetos creativos, publicistas y expertos en marketingque se encargan de empaquetar los inservibles en astutas campaas deconsumo de lo inservible.

    En su libro titulado After architecture9, el profesor Mart Peran describeperfectamente la deriva registrada en los ltimos tiempos:...Estamos ya a las puertas del triunfo de la lgica de la imagen, algo que seproduce de lleno a partir de los aos ochenta, cuando las ciudades mismasse convierten en objetos de consumo que exigen un skyline competitivo en elgran mercado de los tour operadores.

    El profesor Peran nos acompa en la tercera jornada de Ciudad y otraspolticas. Sus palabras insisten en la claudicacin de la arquitectura

    dominante respecto a las estructuras de poder, y cmo aquella se haconvertido en imagen impostada para la publicidad de los valoresderivados de la ideologa dominante.

    La arquitectura se ha sometido al lenguaje de la imagen. En 2008,

    el museo Macba analiz la condicin de documento y la utopa

    fotogrfica moderna10. En el marco del repaso histrico que all se

    hizo, destacan las relaciones que se establecen entre arte, imagen y

    arquitectura y los poderes polticos y los estados que se tercian en cada

    momento.

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    Las exposiciones fotogrficas diseadas por El Lissitzky entre 1928 y 1930establecen un paradigma anclado en las rupturas epistemolgicas, lasnociones de una nueva visin, de la era de la revolucin sovitica. Esteparadigma irradiar en Europa occidental a travs de la Bauhaus y ser uninstrumento para los nuevos regmenes fascistas de Italia y Alemania en losaos treinta; despus, ser reelaborado a su vez en Estados Unidos en elcontexto propagandstico de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fra.

    Existen diferentes momentos histricos en los que el artista deja de serautor para convertirse en productor aliado.Lissitzky dio el paso de la fotografa al montaje expositivo como otra

    manera de comunicarse con el pblico.Conocedor del trabajo de Lissitzky, Herbert Bayer entendi que laexposicin se converta en medio de comunicacin. Con la llegada de Hitleral poder, puso la prctica de esos mtodos en manos de la maquinariapublicitaria nacionalsocialista. El propio Goebbels aprobaba dichasexposiciones en estos trminos:la experiencia individual se ha convertido en una experiencia del pueblogracias a la cmara.

    Implicaba la generacin de afecto por lo propio, la representacin de unaforma de relacionar a las masas con las polticas y las construcciones delestado. El patrimonio y el estado eran indisociables, se construye as unnuevo imaginario dirigido.Imaginario y patrimonio definidos bajo la exigencia de monumentalizacin.La revista The Funambulist11public en febrero de 2014 un artculo tituladoNazi Architecture as Affective Weapon firmado por Gastn Gordillo12, enel que se retrata el modo en que la Unin Sovitica y Hitler competan porconstruir monumentos instantneos, en una especie de carrera por demostrar,

    a travs de la arquitectura, quin ostentaba el mayor poder. Cuando Hitlerorden la invasin de la Unin Sovietica en 1941, Speer advirti la graninfluencia que el Palacio de los Soviets ejerci sobre Hitler. Precisamente,segn las tropas alemanas avanzaban hacia Mosc, Hitler afirm:Por fin y para siempre, ste ser el final de su edificio.

    En la evolucin de la arquitectura de las ltimas dcadas, es la imagen loque ha prevalecido por encima otro tipo de miradas. Se trata, sin duda, deun requisito que lleva intrnsecos convenios de mercantilizacin llevados acabo por los estados e instituciones aliadas.

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    Consumimos imgenes de arquitectura. La abundancia y la progresivaespectacularizacin de la fotografa arquitectnica nos dejan desprovistosde una pausa crtica. Es como si la arquitectura y su propia imagen hubierantomado y adoptado el mismo camino y las mismas frmulas de estetizacinradical para convertirse en producto imaginario.Una sobredosis de imgenes que se vende como el nuevo paradigma actual;mscara, piel o cuerpo sin rganos como contemporaneidad absoluta.

    Y como sostiene el pensador y escritor alemn Boris Groys, bajo las condicionesde la modernidad hay dos formas de producir y hacer llegar al pblico una obrade arte: como mercanca o como instrumento de propaganda poltica.

    Entre 1890 y 1920, la fotografa de la arquitectura salta del mbitoacadmico a las publicaciones generalistas en un intento de transformacindel individuo a travs de la nueva arquitectura. La historiadoraBeatriz Colomina13habla de la arquitectura moderna como medio decomunicacin de masas:Me interesaba la reaccin tan fuerte de Loos de denuncia de losarquitectos que segn l se venden a las revistas de arquitectura ytransforman su arquitectura de manera que aparezca bonita en las revistas.Loos criticaba la arquitectura de Hoffmann, diciendo que sus proyectoseran bidimensionales. En cambio su propia arquitectura, postulaba Loos, nose poda apreciar ms que vindola en persona.

    El trabajo fotogrfico de la arquitectura se distancia en ese momento de laexperiencia documental, de la prctica de la experiencia, para centrarsenicamente en imagen de c onsumo o propaganda.Podramos considerar, por tanto, que la alianza entre la arquitectura yla fotografa o la imagen como producto de marca, inicia su andaduraa principios del siglo XX, y concluye en la actualidad con las ciudades

    representadas a s mismas como productos de marca en folletos de turismoo en eventos de polticas bienpensantes. Se promueve una sociedadbasada exclusivamente en la representacin.La representacin de todas las cosas anula la posibilidad de experienciarlos espacios que habitamos, oculta lo real para simular realidades dirigidas.El escritor John Berger lo sintetiza de forma magistral:Imaginmonos que de pronto el mundo material, sustancial (los tomates,la lluvia, los pjaros, las piedras, los melones, los peces, las anguilas, lastermitas, las madres, los perros, el moho, el agua salina) se revolviera contra

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    Galaxy Soho. Beijin. Fotografia: Hufton + Crow, Zaha Hadid Architecs.

    Igmann Franois Bonhomm, Prise de la barricade du Petit Pont (1848).

    Museo de arte e historia de Saint Denis. Negativo: I; Andranj.

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    la inagotable corriente de imgenes que mienten sobre l. Imaginmonosque reaccionara y reivindicara que dejasen de manipularlo gramatical,digital y pictricamente; imaginmonos una rebelin de lo representado. 14

    HACIA UNAMONUMENTALI-

    ZACIN TOTALLa representacin tambin atraviesa la memoria de nuestras ciudades ycomunidades. Lo anterior queda archivado en imgenes, en recurrentesy torpes centros de interpretacin o, en el mejor de los casos, en edificios-piel momificados.

    Queda claro que la nocin de patrimonio viene asociada a una determinadamirada esttica del objeto construido. Del mismo modo que las ciudadesy los territorios compiten por convertirse en marcas de consumo turstico,el soporte heredado deviene objeto de consumo fotografiable. El objetopatrimonializado queda as muerto, embalsamado para producir aoranza ydegenerar la memoria del pasado.

    No es sino otra manera de insistir en la hegemona de la imagen. En laimportancia que la estetizacin y la espectacularizacin ptica han tenidoen las ltimas dcadas como mediadoras y vaciadoras de los aspectosreales de la ciudad y su herencia. Las polticas de patrimonio monumentalizan

    formas y memoria, todo aquello que pueda ser capaz de ser turistizado.Los procesos de patrimonializacin convierten la arquitectura en productode consumo para la industria del turismo. El muro de Berln sera un claroejemplo: escenario de violencia y muerte en una poca no tan lejana, semuestra hoy como elemento simblico vaciado de realidad. Elisabeth Roig lodescribe as en The Walls of empire15:Hoy, en el mercado de pulgas de Berln, junto al ro Spree, lucen a precio debagatela las insignias militares de Europa del Este. Las estrellas rojas conla hoz y el martillo se exhiben como trofeo de un capitalismo triunfante.

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    Tambin se vende a los turistas pequeos trozos de falso muro en tarjetaspostales, y se recuerda con adornos florales a las 80 personas quemurieron desde 1961 a 1989en su intento de atravesar el muro. Una delas partes conservadas delBerliner Mauerconvive con lo que quedara delos cimientos del edificio central de la Gestapo, asimilando, todo en uno,por contigidad arquitectnica, nazismo y comunismo. Y una enorme fotode un soldado norteamericano cuelga sobre la calle, e ilumina con suabierta sonrisa el emblemtico Checkpoint Charlie, por supuesto, dando labienvenida al turista hacia el sector occidental de Berln

    Un monumento tiene la capacidad de generar nostalgia colectiva y construirartificios histricos que irreparablemente reconducen o disfrazan lascondiciones reales. El concepto de patrimonio da cobijo a estos ejerciciosde artealizacin de la herencia construida. Su lectura viene asociada auna determinada mirada esttica del objeto para coger la forma de marcaturstica. El objeto patrimonializado queda as muerto, embalsamado,produce aoranza y degenera la memoria de la experiencia pasada.

    As, en el contexto del desarrollo turstico y la necesidad de monumentos,la ciudad toma forma de escenario de guerra. Los turistas atraviesan lasciudades como soldados por las reas seguras, captando imgenesfugaces para la memoria de sus cmaras fotogrficas.Tanto el turismo como la monumentalizacin se convierten en herramientasefectivas de control de la ciudad.

    CONTROLAR LA

    CIUDADExisten claros sntomas que anuncian una eliminacin total de la libertad deuso de los espacios compartidos. Los espacios comunes devienen en espacioscontrolados que no hacen otra cosa que frustrar nuestro derecho a la ciudad.La propaganda del miedo triunfa mientras la experiencia urbana agoniza.

    Entre tanto, las escuelas universitarias han venido enseando la historiade la arquitectura como narracin lineal de estilos, formas y capacidadestcnicas de cada poca.

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    En las escuelas de arquitectura absorbemos libros que ensean y cuentanla grandeza de poderes triunfantes que marcaron cada momento. Y elmundo acadmico asume esa herencia como modo de ilustrar y formar laexperiencia en la arquitectura.

    La historia reciente nos ensea que distintos tipos de regmenes polticos,de situaciones de guerra o estados bienintencionados han usado y usanla arquitectura como herramienta de propaganda y dispositivo de control,dispositivo de estandarizacin de la vida urbana. La poltica se estetiza, y laarquitectura se convierte en propaganda.

    La cosificacin (tambin fetichizacin) de la arquitectura ha dejado de lado

    otros aspectos intangibles que son los que producen realmente espacioscapaces de ser compartidos, territorios politizados de manera no unilateral.

    Dentro del programa Ciudad y otras polticas, Esteban Zamora16fue elprimero en hablar sobre el control y los dispositivos relacionados con elespacio urbano y la ciudad.

    Zamora propuso un recorrido sobre el espacio urbano y la territorializacin,unido indiscutiblemente a las formas de violencia y a la guerra.Comenz su exposicin asumiendo que todos los dispositivosespacializadores tienen que ver con la captura de nuestro modo de vida.Utiliz dos paradigmas principales para hacer un repaso de fronteras yterritorios desde la escala global a la escala urbana: el panptico y la crcel.En opinin de Esteban Zamora, el panptico no es slo un dispositivoarquitectnico, sino una maquina relacional que, al margen de la existenciao no de un vigilante, la persona presa interioriza como un mecanismo decontrol de su propio comportamiento.Segn Esteban Zamora, es la persona misma la que, a travs de estosmecanismos, se convierte en portadora de su propia opresin.

    MUROS YFRONTERASEl muro que separa al mundo subsahariano, el muro que se levanta enIsrael, el muro que separa a EEUU de Mjico, el muro imaginario construido

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    Sevilla. El profesor Sevilla particip en la segunda jornada de Ciudad y otraspolticas. Haca cinco aos que public el artculo La produccin de ciudad yel eclipse de la experiencia, artculo que nos acerc a la mirada de su autor, elcual comenz su parlamento rescatando lo que all manifestaba. Tomando comobase el argumento de Giorgio Agamben sobre la destruccin de la experiencia enla gran ciudad, que dice que si al hombre contemporneo se le ha expropiadosu experiencia, hoy, sabemos que la destruccin de la experiencia no precisa deuna catstrofe: La jornada del hombre contemporneo carece virtualmente denada que pueda ser traducido en experiencia, lvaro Sevilla rescata la idea deque esa incapacidad no sea tan casual.

    As, en el marco de Ciudad y otras polticas, profundiz y actualiz losargumentos que en su artculo de 2008 delineaba, en su opinin, de formaun tanto cruda.No todo el mundo, segn la opinin de lvaro Sevilla, se lamenta por lapobreza de la experiencia en la ciudad contempornea, y repas ejemploscomo los de Rem Koolhaas o Jean Nouvel, que en ms de una ocasin hanironizado sobre esta condicin contempornea para, probablemente,justificar proyectos encargados por estados o poderes que se dedican adesdibujar la ciudad social.

    Sevilla realiz una breve incursin por la historia para determinar el por qu dela erosin paulatina de las formas autnomas de experiencia en la ciudad.Utiliz la imagen de un barrio del Nueva York de 1900.Para lvaro Sevilla, la calle todava aparece en ese periodo como unconcentrador social. Sin pretender idealizar este escenario como modelode las exigencias de la ciudad contempornea, se manifiesta como unacomplejidad de actividades, vivencias e intercambios que hacen de la calleun espacio de conocimiento compartido. El barrio se compona de viviendas,

    tabernas, comercios y pequeos talleres mezclados entre s; las tareasdomsticas son visibles en la vida diaria del barrio, siendo la calle una extensinde la casa. En definitiva, el evento era algo cotidiano en el escenario urbano.

    Este escenario aparentemente desordenado causaba cierta ansiedad entre laslites econmicas y politicas, por ser, segn la tesis de lvaro Sevilla, contextospropicios para reconocer intereses comunes y organizarse polticamente.Los proyectos de la vanguardia arquitectnica aparecen en el momentopreciso para limpiar este escenario con argumentos basados en la higieney la modernidad. Los nuevos barrios para las masas supondrn para la

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    administracin un proyecto de marketing poltico, pero sobre todo unaestrategia de control de las personas.

    lvaro Sevilla concluy su razonamiento recuperando algunos fragmentos deLefevbre, que le permitieron hablar sobre esas dimensiones de la ciudad queel urbanismo histrico ha separado:Autogestin era, en fin, el trmino clave para Henri Lefebvre. A travsde esa autogestin los habitantes de las ciudades podran rescatar suderecho a la ciudad, que entendido en el sentido que este autor utilizabaera el derecho a la diferencia a esa complejidad y multiplicidad que slola ciudad puede proporcionar y a la centralidad, la autonoma en la tomade decisiones que afecten a las propias formas de vida. La autogestindeba revolucionar lo cotidiano para reestablecerlo en una forma nueva enla que sus momentos no estuvieran separados, en la que lo extraordinariovolviera a tener cabida en el da a da. Una vida cotidiana en la que laexperiencia volvera a ser una obra comn, sedimentada poco a poco ysiempre abierta al cambio, y no un producto cerrado y efmero, distribuidopor las lites econmicas y polticas.

    LARE-APROPIACINDEL ESPACIO

    PBLICOLa modernidad quiso crear y dar forma al hombre moderno a travs denuevos postulados arquitectnicos. Pero como bien apunta lvaro Sevilla,estas estrategias de modernidad y progreso emergieron en el momentopoltico oportuno.

    Los posteriores intentos de humanizacin de los proyectos urbanos hanquedado ms prximos a los museos que a prcticas reales. En respuesta

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    Yeouido at Dusk, Sel, Corea del Sur, 2011. Martin Stavars.

    Calle Mulberry, Nueva York, 1900.

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    al modelo de alianza entre arquitectos y poderes, surgen ahora gruposformados en diferentes disciplinas que reciben, ordenan y procesan losrequerimientos sociales (no tanto formales) que los ciudadanos desean paralos espacios que habitan.

    La re-apropiacin de lo comn, del espacio pblico, se trabaja al margende los procesos burocrticos. Ethel Baraona17, en Ciudad y otras polticas,contrapuso la Adhocracia a la Burocracia. En opinin de Ethel, lasinstituciones no son capaces de prevenir lo que no pueden imaginar, llevanuna velocidad inferior, la burocracia estanca la capacidad institucional.

    Estos nuevos posicionamientos no resultan novedosos, pero el contexto s.

    Jean Pierre Garnier fue muy crtico con los nuevos movimientos surgidos enlas plazas pblicas. Segn Garnier, hay mucha gente que comparte la ilusinde hacer posible una apropiacin colectiva del espacio urbano sin provocarun enfrentamiento entre poseedores y desposedos del derecho a la ciudad.Garnier duda que realmente se ponga en tela de juicio y, de manera seria,el modo de produccin capitalista, lo que nos lleva inexorablemente a doscallejones sin salida: el activismo y el teoricismo.

    Critica que los movimientos sociales urbanos actuales carezcan de perspectivapoltica. Garnier recuerda que la ofensiva general de las luchas urbanas de los70 era contra el sistema capitalista. Pero segn Jean Pierre, el actor principal ycasi exclusivo de estas luchas fue la pequea burguesa intelectual (tomandoprestada la nueva pequea burguesa bautizada por Pierre Bordieu), y hoyms que nunca, la urbanizacin del capital sigue su curso.Las clases dirigentes continan controlando y empujando la urbanizacincapitalista con resistencias defensivas, locales, sectorizadas y, muchas veces,con perspectiva a corto plazo.A pesar de todo, la autocelebracin del activismo por los activistas

    ciudadanistas prosigue. Otra ciudad es posible, repiten, celebrando susintervenciones puntuales como manifestaciones de una ciudadana urbanaen plena reconfiguracin, sin ver o fingiendo no ver que lo que vale parala sociedad vale tambin para la ciudad: es slo otra ciudad capitalista ouna ciudad capitalista de otra forma lo que se reconfigura, no una ciudadque no sea capitalista, con todos los defectos y taras que la caracterizan aexpensas de las clases populares.

    La crtica de Garnier al teoricismo est fundamentada en lo que l llamaradicalismo de campus. Cuestiona que autores como Mike Davis, Manuel

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    Castells o David Harvey teoricen desde foros universitarios sobre losmovimientos de ocupacin de plazas pblicas ocurridas en diferentes pases.

    Garnier es menos entusiasta que otros autores en cuanto a la posible re-apropiacin de los espacios de la ciudad. Pasando del plano simblicoy terico a un plano ms concreto, Jean-Pierre cit a Miquel Amors,recordando que el ciudadanismo de clase media no ha conseguidoreplegar ni un pice la dominacin capitalista.Garnier reclama la recuperacin de prcticas concretas, ponerse dellado del excluido, traicionar a la propia clase pequeo burguesa en la quemuchos estamos instalados, y mirar la construccin de la ciudad desdemiradas reales. En caso contrario, la teora no har otra cosa que generarcampos de discusin que se retro-alimenten a s mismos:En este siglo que empieza, mientras que la crisis del capitalismo no deja deagravarse y las condiciones de existencia de las clases populares no paran dedeteriorarse, ha llegado quizs el tiempo de vincular de nuevo la teora con laprctica, en lugar de complacerse en el teoricismo y hablar (o escribir) parano hacer nada. Pero, cmo? Comprometindose en el terreno de las luchasconcretas, nutriendo la reflexin por la accin al lado de aquellos que estn yadecididos a luchar. Ello, claro est, si no queremos que la reflexin sea reducida alos discursos interminables de la jet set de los coloquios y congresos universitariosinternacionales sin impacto significativo en el curso de la historia urbana.

    REPOLITIZAR LAARQUITECTURASi como critica Garnier, la conciencia poltica de la arquitectura emergeahora desde discursos de investigacin acadmica, y los movimientosciudadanos que han demostrado la capacidad de alterar y re-territorializarel espacio pblico son analizados desde la ptica del laboratorioacadmico, nos encontramos en un momento donde urge la discusin sobrelo que supone la Re-politizacin de la arquitectura.

    La peticin de Garnier podra hallar respuesta en prcticas comolas mostradas por Eva Morales18, partiendo del proceso colectivoexperimentado en las corralas, en el que familias desahuciadas llegaron

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    a ocupar 15 edificios vacos con el apoyo del movimiento por la viviendade la ciudad de Sevilla. La arquitecta Eva Morales record que el negociode la vivienda en Espaa ha supuesto la bandera poltica del progresoy la prosperidad, y seal que ese propio crecimiento desmesurado haprovocado que la ciudad se haya desprogramado.Para volver ha reprogramar la ciudad es necesario conectar necesidadescon recursos infrautilizados y, por tanto, las viviendas vacas son unaoportunidad para la auto-organizacin.En Ciudad y otras polticas, Eva Morales relat la primera constitucin de laCorrala Utopa en Sevilla. Se trataba de 36 familias con dificultades de accesoa una vivienda, familias que se organizaron para hacer suyo su derecho. En este

    sentido, Morales reclamaba la cultura de la vivienda y su apropiacin comoproceso de aprendizaje colectivo y desarrollo en el tiempo. Construir/Pensar elhabitar como proceso inacabado y perfectible en el tiempo.

    En el otro extremo, y ms concretamente desde la ctedra Design aspolitics de la universidad de Delft, se presenta como experiencia y espaciode investigacin promovido desde el gobierno para que el aprendizaje de laarquitectura tenga una posicin desde la poltica. Marta Relats19intervinoen Ciudad y otras polticas exponiendo las premisas y trabajos realizadospor los estudiantes de la ctedra. Relats defenda el aprendizaje de laeconoma en el estudiante de arquitectura. Qu definicin de economaes hoy la que debemos aplicar en la enseanza de la arquitectura o laconstruccin comn sera la pregunta.

    CONTRA LA

    REPRESENTACIN,PERFORMANCEFUGAZLa rebelin de lo representado de la que habla Berger, la re-apropiacindel espacio pblico y el propio derecho a la ciudad corren el peligro de

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    Campo de Cebada, Madrid.

    Claude Dityvon, 478-37-MAI 68-Verit rvolutionnaire,

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    caricaturizarse en forma de artivismos y otros procesos disfrazados depoltica participativa.En opinin de Esteban Zamora, es a partir de la desfragmentacindel estado cuando se empiezan a utilizar dispositivos como el de laparticipacin:Lo que Foucault denomin gubernamentalidad en la dcada de los 80,hoy da se llama gobernanza. Pero no hay que olvidar que cuando no hayun acuerdo en el que la hegemona del estado se imponga, la verdaderacara de la gobernanza es entonces la ordenanza municipal. Me preguntosi realmente la participacin es efectiva o no es ms que un dispositivo dedisuasin de las verdaderas posibilidades de construir democrticamente el

    espacio de la ciudad.Muchos encuentros, infinidad de acciones fugaces y foros o feriasde arquitecturas colectivas corren el peligro de institucionalizarsepara demostrar, una vez ms, la complacencia y la estetizacin de loalternativo.El sistema arrolla toda accin que no pretenda cambiar las estructuraspolticas. Toda iniciativa se empaqueta como performance urbano, y sepublica para deleite de las editoriales de la lite arquitectnica o recibepremios en bienales dirigidas por urbanistas bienpensantes.

    En este sentido, Manuel Delgado se refera a la falta de ambicin polticade los cambios ocurridos en las plazas pblicas en un artculo publicadoen 2013 bajo el ttulo El artivismo y la mstica ciudadanista del espaciopblico20. Delgado critica la festivalizacin de la protesta en la ocupacinde las plazas:...han funcionado como autnticas superproducciones artivistas que hanhecho suyo el proyecto pospoltico de superacin de la lucha de clases enfuncin de lo que aparentan nuevos paradigmas, pero que nos son sino

    variaciones del viejo republicanismo burgus, para el que el espacio pblicono sera otra cosa que la espacializacin fsica de uno de sus derivadosconceptuales: la llamada sociedad civil.

    Lo que Delgado critica es la despolitizacin inconsciente de los movimientosde protesta. En su texto recuerda el paralelismo con lo que ya ocurri en losaos 60 del siglo pasado, y cmo Wolfgang Harich21responsabilizaba, enbuena medida, a los tericos de la escuela de Fankfurt de haber conseguidogenerar un precipitado doctrinal en el que el trasfondo ideolgico liberal sedisfrazaba con todo tipo de estridencias de apariencia radical.

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    LA NOSTALGIAPOR DEBAJO DETODOLos ltimos actos en las plazas pblicas nos invitan a viajarcomparativamente hasta los aos 60 y 70 del siglo XX. As lo hace Manuel

    Delgado en el artculo citado anteriormente, para rescatar la crticaconstruida en aquel momento. En otros casos, las comparaciones quedanen meros ejercicios estilsticos.Cabe destacar, como recordaba Garnier, que muchos de los activistasque lo fueron en el Pars de los 60 son ahora diseadores de procesos yestructuras capitalistas del estado.

    Podramos aceptar que, tanto en los 60 como hoy en la actualidad, existeuna intencin de construir procesos comunitarios. Proyectos comunes queintegren los espacios habitados como lugares para la vida.

    Pero por entonces tambin existieron advertencias sobre cules eranlos objetivos reales de las acciones que se emprendan. La InternacionalSituacionista, en el ao 1958, y en una nota editorial publicada bajo elttulo que da nombre a este captulo La nostalgia por debajo de todo22,anticipaba las razones que los llevaban a promover otra manera de mirar laciudad:Cul es nuestro objetivo? Crear situaciones. No cabe duda de que entodas las pocas las personas han intentado intervenir directamente sobre

    el entorno en algn momento de su vida. Pensamos nicamente que no sereunan los medios para una extensin cuantitativa y cualitativa de talesconstrucciones, que seguan dndose de modo aislado y parcial. La religin,y despus el espectculo artstico, fueron los derivados que paliaron laincapacidad para cumplir este deseo. El movimiento de desaparicin deestos derivados, fcilmente constatable, marcha parejo con el desarrollomaterial del mundo, que hay que comprender en su ms amplio sentido.La construccin de situaciones no depende directamente de la energaatmica; y tampoco de la automatizacin o la revolucin social, puesto que

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    las experiencias pueden ser emprendidas a falta de algunas condicionesque el futuro debe realizar sin duda.

    Es decir, las propias construcciones situacionistas se desmarcan de larevolucin social. Queran generar simples acciones temporales sin dejarun efecto mayor que el de una performance fugaz?Una nueva lectura sobre las dcadas posteriores a la segunda guerramundial puede generar una nueva postura crtica que nos haga entenderlas propuestas radicales que entre los aos 60 y 70 del pasado sigloderivaron en construccin de situaciones, luchas a pie de calle, muchateora y algunos ejemplos de desarrollos comunitarios.

    Existe alguna posibilidad de rescatar experiencias de desarrolloscomunitarios que se dieron en aquellos aos y que hoy sirvan deinstrumento de evaluacin o elemento comparable con la actualidad?

    La relacin campo/ciudad vuelve al escenario del debate. En experienciaspasadas el campo fue el refugio o vlvula de escape de las propuestas msradicales. Sin embargo, esa huida de la ciudad no le proporcion ningnbeneficio, ni siquiera a los lugares en los que se asentaron.Las experiencias de las Drop City quedaron relacionadas conexperimentaciones comunales ligadas a la idealizacin de libertad almargen de las ciudades.Y puede que aquellas dcadas hayan quedado como simple imagen deconsumo de una rebelda que ya mira al pasado desde la comodidad.

    Podemos concluir, por tanto, que la ciudad, espacio de convivencia porantonomasia, es hoy un lugar de accin estratgico.Las experiencias de desarrollo de comunes urbanos y construccincomunitaria ocurre en los barrios de las ciudades. No hay huidas, al menospor ahora.

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    1 Ciudad y otras polticas estuvo coordinado porIbon Salaberria y Manu Fernndez, dando continuidad ala lnea de reflexin que Tabakalera inici con Transitoak,cuya primera actividad fue el mapeo colectivo deespacios en desuso de Egia, realizado en junio de 2013.http://www.tabakalera.eu/es/programa/semana-de-la-arquitectura-ciudad-y-otras-politicas-herencias-territorios-y-construcciones-comunes/

    2 Jill Stoner, Toward a minor architecture, The MITPress (2012)

    3 Jean Pierre Garnier es titulado por el instituto deEstudios Polticos de Pars, doctor en sociologa urbana ydoctor en urbanismo.

    4 Jean Pierre Garnier, Contra los territorios delpoder, Virus editorial (2006)

    http://www.viruseditorial.net/pdf/Contra%20los%20territorios%20del%20poder.pdf

    5 Pier Vittorio Aureli, More money/Less work:Archizoom. The Italian Avant-garde 1968-1976, StenbergPress (2013)

    6 lvaro Sevilla Buitrago es arquitecto-urbanistay profesor de la Universidad Politcnica de Madrid. Estambin co-editor de Urban, revista de investigacin yteora urbana.http://multipliciudades.org/

    7 nUNDO se fundamenta en la crtica, el debate y lareflexin, desde donde desarrolla su base terica, la cualtiene como consecucin diversas prcticas y actuacionesurbanas y territoriales, basadas en la participacin y lamultidisciplinariedad.http://www.nundo.org/

    8 Zaida Mux y Josep Mara Montaner, Arquitecturay Poltica, Editorial Gustavo Gili, (2013)

    9 Mart Peran, After archite cture, ACTAR (2009)10 Macba, seminario La condicin del documento yla utopa fotogrfica moderna, (2008).http://www.macba.cat/es/la-condicion-del-documento-y-la-utopia-fotografica-moderna

    11 The Funambulist es un espacio de investigacineditado por Lopold Lambert.http://thefunambulist.net/

    12 Gastn Gordillo es antroplogo y profesor en laUniversidad de la British Columbia.http://spaceandpolitics.blogspot.com

    13 Beatriz Colomina, Privacidad y publicidad. Laarquitectura moderna como medio de comunicacin demasas, Cendeac (2004)

    14 John Berger, El tamao de una bolsa, Taurus (2004)

    15 Elisabeth Roig, The walls of empire, Estudios defilosofa prctica (online), (2006).http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S1851-94902006000100012&lng=en&nrm=iso&tlng=en

    16 Esteban Zamora ha sido profesor de Filosofa en laUniversidad Metropolitana de Ciencias de la Educacin(Chile). Licenciado en Filosofa por la Universidad ARCISde Chile y estudiante del doctorado Historia de laSubjetividad de la facultad de filosofa de la Universidadde Barcelona (UB)

    17 Ethel Baraona es Arquitecta, editora y comisaria.Co-fundadora de la editorial independiente dpr-barcelona y editora de Quaderns, desarrolla sutrabajo profesional en Barcelona, vinculada a varias

    publicaciones tcnicas de arquitectura desde el ao 2002.18 Eva Morales es arquitecta. Profesora Asociada delDepartamento de Proyectos de la Escuela de Arquitecturade la Universidad de Mlaga. Mster en InvestigacinSocial aplicada al Medio Ambiente, UPO. Especializacinen Cooperacin para el Desarrollo de AsentamientosHumanos en el Tercer Mundo, UPM.

    19 Marta Relats es arquitecta (MSc, TU Delft) ylicenciada en filosofa (MPhil, UB Barcelona). Desde2010 trabajaen la posicin de directora de investigaciny profesoraen la ctedra Design as Politics, TU Delft,dirigida por el Prof.Dr. Wouter Vanstiphout.

    20 Manuel Delgado, El artivismo y la msticaciudadanista del espacio pblico.http://manueldelgadoruiz.blogspot.com.es/2013/07/el-artivismo-y-la-mistica-ciudadanista.html

    21 Wolfgang Harich fue un filsofo, periodista ycrtico literario alemn. Por su obra Comunismosin crecimiento?, en la que propuso un comunismohomeosttico, Harich es cons iderado hoy un precursordel ecosocialismo y de las teoras de decrecimiento.

    22 Nota editorial del # 2 de InternacionaleSituationniste (2-XII-58). Traduccin extrada deInternacional situacionista, vol. I: La realizacin del arte,

    Madrid, Literatura Gris, 1999.

    NOTAS

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    EDITATabakalera(Centro Internacional de Cultura Contempornea)

    TEXTOIbon Salaberria

    TRADUCCIONESMaramara* taldea - servicios linguisticos

    REVISIN DE TEXTOSIbon Salaberria, Jose Luis Padrn

    COORDINACIN DE LA PUBLICACINNere Lujanbio, Naiara Uranga

    DISEOGorka Eizagirre

    IMPRESINArtes Graficas Lorea S. L.

    D. L.SS-1223-2014

    ISBN978-84-617-2058-3