La Colmena Pliego de PoesíaEstoy en vela esta noche, y la que sigue, y mil lunas más. Dónde...

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La Colmena Pliego de Poesía CAROLINA DE ARANA SABORES REVISTA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO Número 105 Enero-Marzo de 2020

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La ColmenaPliego de Poesía

Carolina de arana

SaboreS

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICONúmero 105 Enero-Marzo de 2020

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Portada: El pajarillo. El aparEntE ingEnio dE los pájaros quE rEvolotEan

pacíficamEntE a nuEstro alrEdEdor. (2019) Cartón Pluma, PaPel y anilina

ColeCCión antonio GarCía lóPez

maquetaCión: Francisca Miranda-Mendoza.

Pliego de Poesía, núm. 105, enero-marzo de 2020, es una separata de La Colmena, que es publicada, distribuida y editada trimestralmente por la Universidad Autónoma del Estado de México a través de su Secretaría de Difu-sión Cultural. Sor Juana Inés de la Cruz No. 300, col. 5 de Mayo, Toluca, Estado de México, C.P. 50090, Tels.: (722) 277 3835 y 277 3836, http://lacolmena.uaemex.mx. Editor responsable: Jorge E. Robles Alvarez. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2000-012811362600-102, ISSN: 1405-6313, ambos otorgados por el Ins-tituto Nacional del Derecho de Autor, Licitud de Título No. 8133 y Licitud de Contenido No. 5763, otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa por Editorial Cigome, S. A. de C. V., Oriente 241 A N.28 bis, col. Agrícola Oriental, Del. Iztacalco, Ciudad de México, tel. 57003534. Este número se terminó de imprimir en marzo de 2020 con un tiraje de 500 ejempla-res. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Esta obra está sujeta a la licencia Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional de Crea-tive Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/

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Estás tú

En la pausa del respiro, en el fuego del mañana, en el agua del sol. Tú. En nuestras mitades atolondradas: gritan, se precipitan, mas nuestros dedos se visualizan, se toman y se desprenden de las sombras. En ese andar de los caminantes apasionados; estás tú, ahí, en la sonrisa de mi sábana. En la razón irracional, en el sonido del viento, en la melodía de mi mente. Estás ahí, tú; en los versos diarios, en los nudos que desenredas, en mis piernas que corren hacia ti. En los aromas de un bosque fresco: pino, petricor. Tú.

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Por un beso

Himno de mis ojos, no siento el cuerpo helado, no tengo frío; soy el palpitar azul, amarillo o rojo. Estás aquí, a mi lado, me besas sin besarme, te beso sin besarte, y acaricio tu cuerpo.

Siento la música en el contorno de tu rostro y el cansancio se quiebra porque te tomo de la [mano e imagino tus besos.

Beso dulce, interminable, perpetuo, callo y no callo al mismo tiempo, mi silencio lo dice todo, y no dice nada al mismo tiempo, porque a tu lado el tiempo es nada, y la nada es semilla con tus besos.

Por un beso en mi mente, podría respirar de tus manos, respirar el respiro de nuestros dedos que se entrelazan. Estamos juntos con un beso, que nos hace uno y no habla, pues vive en silencio.

Último encuentro

Si regresara el tiempo, si sospechase del último encuentro: un abrazo a tus ojos y dedos, una caricia a tu alma, un beso a tus palabras. Me dormiría pegada,

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tus chinos al cuerpo, tu boca en mis sueños. Tejería tus labios en mis huesos, cubriría tus gestos con mis brazos.

Me engancho a ti, así un año o una eternidad.

Abrázame, no me sueltes. Estoy en vela esta noche, y la que sigue, y mil lunas más. Dónde están tus manos: espejismos. Luz de mis ojos.

Tu voz, un faro en mi auxilio.

Mi almohada te llora, mi sabana gruñe y la televisión palidece.No hay agua en mis venas. Me desmayo.

Ventanas cerradas, calor sofocante; las paredes acechan.

abismo de mi rostro. arena quebradiza. engrudo de mis pasos.

Una palabra, una mentira; ninguna salida. La puerta, agonía; las paredes lloran, gritan…

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sin uñas.Si sospechase del último encuentro, una luna sería eterna.

Siete mil millones

Abro los ojos, te pienso; los cierro; te veo. Despierto en el milésimo universo donde abrazas mis labios.

Son siete mil millones de personas en el mundo, pero mis días y noches se cubren de tu recuerdo, vago, crudo, desgarrador.

Penosa penumbra de los mares de mi cuerpo, oscura, tenebrosa, sin luna; en una tarde fantasmal.

Lluvia de pesadillas: tú, ella, ustedes.

Producto del olvido.

Son siete mil millones de personas, no las veo, no las siento, tan solo el abandono de tus manos.

Olvidarse de una sola te roba el aliento.

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Enredadera de dalias

Duerme el día en mi boca, y afuera, en las estrellas, me espera el tiempo que se me escapa del vientre.

Tengo los hombros abiertos por arrancar las alas de tus ojos, enterrar tus escombros y cubrirlos con una enredadera de dalias.

Me quedo quieta con los dedos sangrando, y de tanto escribirle a la tierra me quité las uñas y les coloqué tu silueta.

Dibujé tu encierro, descosí tu piel. Permanece la claridad de tu cuerpo y la desnudez de tus labios.

Grito al cansancio de mi boca: es insoportable el vacío, amargo el sabor de tu cuello, sangre y lodo. Me arrastró hacia atrás por las paredes. Duermo en el pecho, en el refugio del apego: enredadera de dalias. me dejaste seca.

Fatiga, sangro de encierro y de miedo.

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Cortaste las ramas las cosiste en mis labios y me quedé callada, ajena. Mis hombros, abiertos, corren despavoridos.Enredadera de dalias no te veo.

A qué hora pasaba el viento

A qué hora pasaba el viento cuando los ríos alteraron su flujo, el agua abandonó el riego, la tierra murió de sed. No podrías decir lo que ahí dentro ocurría, ni usar la voz o escribir en verso. Te visitó a oscuras la muerte, se recostó a tu lado y te narró un cuento.

Se abrió la carne, se llenó de llagas: jaulas de hierro, dagas de fuego.

El agua de mis labios te persigue en sueños: abrazo de invierno, el nombre al pie de la cama.

No querías gritar, que viniera auxilio, ni ver a los ojos, o pronunciar un verbo. El agua se convierte en tus ojos, y el hielo en tu cuerpo.

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A qué hora pasaba el viento cuando perdiste el rumbo, te extraviaste en la arena, y las olas te absorbieron; tu mirada se transformó en fuego, tu cara en un pozo sin fondo. No querías quedarte quieto, deseaste drenar tu sangre, sin pronunciar el nombre, sin que viniera auxilio.

Rezo

Rezo por las gotas de mis venas, de rodillas, dormida, todo es hielo y niebla; mis manos se congelan.

Hay otra montaña, otro modo de escalar sin cuerdas, un abrazo, una caricia, un beso; incendiar la antorcha.

Rezo por las gotas de mis venas dormidas bajo la escarcha, unidas con grapas, lamidas con sangre. Luna en la sangre de mi cuerpo, tapa con brochas gruesas ese negro oscuro y pinta mi ser real: dorado.

Rezo por las gotas de mis venas, de rodillas, dormida, para llegar a mí, para sentir el cielo.

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Los pétalos sollozan

Las pupilas escurren sollozos, rojos, melancólicos. Los pétalos drenan el fuego, el corazón los enciende.

Marcas negras en las manos: un mapa de la angustia, sin rostro, silencioso, hecho de piedras calizas. Odio el agua sobre su frente, la aurora de sus pasos, el ciego entierro, la lengua del muerto.

Desventurada, gimiendo, tomo las últimas hojas del desierto y las entierro detrás de mis pupilas para no perder su imagen húmeda y tersa.

Los dientes de los demonios truenan, se desatan y caen en estruendos, como el saxofón en un recital de música contemporánea.

Los monstruos deformes con uñas de acero se lamen las manos y se estrechan. Su risa, cuchillas en el tímpano, los besos fermentados, hundidos bajo el árbol del jardín maldito.

La paloma sabe a fierro con azufre, no la lames, la acaricias, cánticos de sirenas, te arrastran, te sumerges.

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Es tarde, las horas pasan, no hay fuego, estás inmóvil, las garras te cortan.

Volteas la cara, no escribes, te hincas y su altar se quema.

Todos opinan

Todos opinan de uno, le cortan las alas…luego se preguntan por qué fracasamos. Soy de aquellos que no encuentran su caminoextranjeros de su entorno,extraños, inadaptados, fenómenos.

No hay cabida en este mundo para tal desastre un humano que no pertenece.

Tendría que ser extraterrestre. No sé nada, ni quién soy, ni quiénes, ellos. Quiero entrar en su casa, cruzar el umbral pero no me dieron la llave ni el talento.

—De mal gusto. ¿Qué es eso? No me lo explicaron en la escuela.

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no es el primer rechazo, quizá es el número 1,500 o el millón y medio: duele como el primero.

Vi las letras derretirse distorsionarse,se hicieron guerra.

No sirves para nada. RÍNDETE. No eres parte del reino entre las nubes,gigantes de oro: dueños del piso por el que te arrastras a llorar.

Saco la pistola, la coloco en la mesa.

Duelo

Escribo en esa suerte de dueloo en la incertidumbre de mi persona,que ya no es persona, es una sombra en los muros de su ausencia.Buscamos y buscamos,pero no encontramos el camino de las rocas amarillas que nos llevan al paraíso de sus ojos.Estamos perdidos, aturdidos,muertos, esparcidos: en soledades frustrantes, en regocijos ajenos.Vemos el espejodel otro, del de junto;deseamos eso y no estoque llora por las nocheso debajo de la mesa agrietada de madera repleta de termitas carcomiendo el alma.

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Fingimos y nos colocamos la máscara ajena:el mimo alegre que ríe y hace reír,pero solo somos piedra inamovible que no puede llorar, caminar o gritar.

Nos quemamos en la hoguera de la palabra rota que lleva consigo esperanza pero es engaño [y misterio.

Deseamos verlo todo, estar en la torre, en el ojo poderoso admirador del rostro falso de la [completud.

Están detrás nuestro susurrando al oído: -aquí estamos, no te levantes. No busques, no preguntes, solo sigue y trabaja como el peón del ajedrez para ser devorado

[por los demonios del poder y del amor.Vibras, tu corazón late, se estremece y fluye con el tráfico y el asfalto caliente que te quita el

[aliento y las ganas de salir adelante en un mundo que pide que seas un número más. -no pienses, no ladres, OBEDECE. Corres hacia la mano de tu amante, pero se fue con aquella otra que le ofreció el camino fácil

[de la máscara dichosa.¿Qué ofrecías tú más que realidad en un mundo de hielo fino a punto de quebrarse?No te quiero como eres porque vas en contra de la idealización de mi mente, de mi historia

[perfecta al mirar la televisión con risas de lo que debiera ser la felicidad. ¿Eres o no eres cuerpo? ¿Eres o no eres sustancia?Te DETIENES en puntillas que se raspan y desgastan en el llanto del amor que no pudo ser.Memorizas y repites en voz alta los títulos, las imágenes, los viajes, los colores, las fotos, los recuerdos, el presente del que ya no formas parte por ser tú, un extranjero de tus propios

[pies.Ves los colores del atardecer, te estremeces, lloras.Pero no está ahí delante tuyo,sino en el mundo virtual de millones de likes.

Dejaste de correr, de detener con las cadenas oxidadas.Dejaste de arrastrar el cuerpo que no pronuncia tu nombre: adoptó otro nuevo, lo beso.

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Haces las maletas y las apilas formando torres del fracaso que creíste un cuento de hadas con fuegos artificiales y un hada que vuela del bosque hacia el castillo donde cierras los ojos y explotas en un frenesí de fantasía que alborota tu cabello.

Cuando despiertas eres nada porque te sueltan la mano y comienzas el duelo entre tantos números enterrados en fosas clandestinas que no notas pues te enfocas en el corazón agrie-tado y en la mano que tomó el presente de otro cuerpo.

Somos un granito de polvo en medio del universo y no somos nada pero cada cabeza se exal-ta y se cree del tamaño del universo que nos come y traga en hoyos negros de tiempos que no existen ni amores que perduran.

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Carolina De arana. Comunicóloga y Maestra en Literatura y Creación Literaria. Ha tomado cursos en redacción, poesía y psicología de personajes en México y España. Ac-tualmente estudia la maestría en Investigación en Periodismo en la Universidad Com-plutense de Madrid, en Madrid, España. Amante de las letras, de la mirada oculta y de la belleza que ves al cerrar los ojos. Escribe poesía y cuentos cortos y está planificando su primera novela.

Recibido: 13 de febrero de 2019

Aprobado: 23 de agosto de 2019

La regala. El placer de la generosidad como recompensa (2019) Cartón pluma, papel, lazo y acrílico: Antonio García López

Prohibida su reproducción en obras derivadas.

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