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Actas XIV Congreso AIH (Vol. III). Daria J. MONTERO. La creación de un nuevo subgénero en ... - La creación de un nuevo subgénero en los episodios nacionales de Pérez Galdós. Donata, una pícara « eclesiástica» Darla J. Montero JOHN JAY COLLEGE OF CRIMINAL JUSTICE, CUNY A TRAVÉS DE LOS Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós se perciben muchas huellas de la novela picaresca clásica española. Éstas se vislumbran en la estructura episódica de algunos de los episodios, 1 la narración autobiográfica por parte del protagonista-narrador en varias de las novelas 2 y la creación de personajes picarescos como Gabriel Araceli, Juan Santiuste, Tito Liviano y Donata, a la cual denomino una <pícara eclesiástica>. El más obvio intento de recrear a un personaje picaresco <clásico> por parte de Pérez Galdós es la figura de Gabriel Araceli, el protagonista-narrador de la primera serie de los Episodios Nacionales. Sus aventuras y desventuras picaresco-quijotescas otorgan una unidad a la estructura episódica de las diez novelas históricas de esta primera serie. Él mismo se compara con Pablos, el Buscón, comenzando su narración autobiográfica con el siguiente monólogo: «Doy principio, pues a mi historia como Pablos, el buscón de Segovia.» 3 Otro personaje picaresco-donjuanesco es el patológico cronista Juan Santiuste, cuya trayectoria literaria se percibe a través de cinco novelas de la cuarta serie de los 1 Toda la primera serie (1873-1875) y parte de la cuarta serie, especialmente Aita Tettauen (1905) y Carlos VI, en la Rápita (1905). 2 Esto es evidente en la primera serie, narrada por Gabriel Araceli; los primeros dos Episodios de la cuarta serie: Las tonnentas del 48 (1902) y Narváez (1902) y los últimos cuatro Episodios de la quinta serie: Amadeo l (1910), La primera República (1911), De Cartago a Segunto (1911) y Cánovas (1912), narradas por el protagonista-narrador Tito Liviano. Para un estudio de conjunto de la estructura de todos los Episodios Nacionales, consúltese, Alfred Rodríguez, An lntroduction to the Episodios Nacionales, New York: Las Américas Publishing Comfany, 1967. Benito Pérez Galdós, Obras Completas, Episodios Nacionales 1, 7a ed. e introd. de Federico Carlos Sáinz de Robles, Madrid: Aguilar, 1963, p. 205. Todas las citas de los Episodios Nacionales de esta monografía son de esta edición. Acerca de la trayectoria literaria de este personaje, véase el artículo de Daría Montero, «Tres personajes picarescos en Los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós: Anti-héroes, víctimas o héroes? Hacia una aproximación,» en Explicación de Textos Literarios, Vol. XXVII-1, Sacramento, California: 1998-99, pp. 39-49. 387 -t .. Centro Virtual Cervantes

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La creación de un nuevo subgénero en los episodios nacionales de Pérez Galdós.

Donata, una pícara « eclesiástica» Darla J. Montero

JOHN JAY COLLEGE OF CRIMINAL JUSTICE, CUNY

A TRAVÉS DE LOS Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós se perciben muchas huellas de la novela picaresca clásica española. Éstas se vislumbran en la estructura episódica de algunos de los episodios, 1 la narración autobiográfica por parte del protagonista-narrador en varias de las novelas2 y la creación de personajes picarescos como Gabriel Araceli, Juan Santiuste, Tito Liviano y Donata, a la cual denomino una <pícara eclesiástica>.

El más obvio intento de recrear a un personaje picaresco <clásico> por parte de Pérez Galdós es la figura de Gabriel Araceli, el protagonista-narrador de la primera serie de los Episodios Nacionales. Sus aventuras y desventuras picaresco-quijotescas otorgan una unidad a la estructura episódica de las diez novelas históricas de esta primera serie. Él mismo se compara con Pablos, el Buscón, comenzando su narración autobiográfica con el siguiente monólogo: «Doy principio, pues a mi historia como Pablos, el buscón de Segovia.»3

Otro personaje picaresco-donjuanesco es el patológico cronista Juan Santiuste, cuya trayectoria literaria se percibe a través de cinco novelas de la cuarta serie de los

1 Toda la primera serie (1873-1875) y parte de la cuarta serie, especialmente Aita Tettauen (1905) y Carlos VI, en la Rápita (1905).

2 Esto es evidente en la primera serie, narrada por Gabriel Araceli; los primeros dos Episodios de la cuarta serie: Las tonnentas del 48 (1902) y Narváez (1902) y los últimos cuatro Episodios de la quinta serie: Amadeo l (1910), La primera República (1911), De Cartago a Segunto (1911) y Cánovas (1912), narradas por el protagonista-narrador Tito Liviano. Para un estudio de conjunto de la estructura de todos los Episodios Nacionales, consúltese, Alfred Rodríguez, An lntroduction to the Episodios Nacionales, New York: Las Américas Publishing Comfany, 1967.

Benito Pérez Galdós, Obras Completas, Episodios Nacionales 1, 7a ed. e introd. de Federico Carlos Sáinz de Robles, Madrid: Aguilar, 1963, p. 205. Todas las citas de los Episodios Nacionales de esta monografía son de esta edición. Acerca de la trayectoria literaria de este personaje, véase el artículo de Daría Montero, «Tres personajes picarescos en Los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós: Anti-héroes, víctimas o héroes? Hacia una aproximación,» en Explicación de Textos Literarios, Vol. XXVII-1, Sacramento, California: 1998-99, pp. 39-49.

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Episodios Nacionales: O'Donnell (1904),Aita Tettauen (1905), Carlos VI, en la Rápita (1905), y La vuelta al mundo en la «Numancia» (1906).4

Tito Liviano, el donjuanesco <pícaro,> protagonista de las seis novelas de la quinta serie de los Episodios Nacionales (1908-1912), es el último esfuerzo, algo burlesco, por parte de Pérez Galdós, de recrear a un personaje <a lo picaresco,> pero como Tito mismo le informa al lector, él es un personaje enajenado y paródico:

Si queréis saber algo de mi ascendencia, os diré que es un extraordinario ciempiés o cienramas ... Yo, con paciencia y saliva, quiero decir con tinta, he reconstruído mi árbol, y en él tengo señoras linajudas, títulos de Castilla, que casi se dan la mano con logreros y mercachifles de baja estofa: tengo un obispo católico, un cura protestante, una madre abadesa, dos gitanos, una moza del partido, un caballero del hábito de Santiago y varios que lo fueron de industria ... Soy ... un queso de múltiples y variadas leches.5

En la cuarta serie de los Episodios Nacionales surge un personaje interesantísimo, Donata, una <pícara eclesiástica.> La palabra pícara, según Peter N. Dunn (Spanish Picaresque Fiction, p. 232), apareció por primera vez por escrito en La pícara Justina (1605) de Francisco López de Úbeda.6 Con la aparición de este personaje, se podría afirmar, que Pérez Galdós crea un nuevo subgénero-el de la <picaresca eclesiástica.> Si tenemos en cuenta las siguientes características de un personaje picaresco: origen incierto, dudoso, o de poca honra, vida episódica y antiheroica, amoralidad, el servir a muchos amos y la narración autobiográfica en primera persona, Donata encarna todas estas cualidades. Sin embargo, Donata se diferencia de los demás pícaros y pícaras porque solamente puede sobrevivir en un ambiente eclesiástico, únicamente sirviendo a clérigos.7 Esta <pícara eclesiástica,> cuya vida novelesca comienza en dos episodios de la cuarta serie, Carlos VI, en la Rápita (1905) y La vuelta al Mundo en la «Numan-cia» ( 1906) y termina en el episodio España trágica ( 1909)de la quinta serie, es un personaje bastante complejo psicológicamente. En los episodios Carlos VI, en la Rápita y La Vuelta al Mundo en la «Numancia» corren paralelas tres vidas que se entrelazan, formando una unidad: la del picaresco-donjuanesco cronista Juan Santiuste, (narrada en primera persona), la de Juan Ruiz Hondón, Arcipreste de Ulldecona, (narrada por

4 Sobre un análisis más completo de este personaje, consúltese D. Montero, «Tres personajes picarescos ... ,» pp. 44-48.

5 Pérez Galdós, O. C., E. N. 111, pp. 983-984. 6 Para las valiosas aportaciones acerca de las pícaras, consúltese el libro antes mencionado

de Peter Dunn, especialmente el capítulo 7: «Rogue Pernales», pp. 232-251. 7 Sobre la etimología de los vocablos <pícaros> y <picaresca>, las características de este

género y las teorías y polémicas acerca del tema, véanse: Marce! Bataillon, Pícaros y Picaresca, Madrid: Taurus, 1969; Peter N. Dunn, Spanish Picaresque Fiction: A New Literary History, Ithaca and London: Comell University Press, 1993; Maurice Molho,lntroducción al pensamiento picaresco, trad. Augusto Gálvez-Cañero y Pidal, Salamanca, Ediciones Anaya, 1972; Francisco ~ico, La novela picaresca y el punto de vista, 2ª ed., Barcelona: Editorial Seix Barral, 1976 y Angel Valbuena y Prat, La novela picaresca española, Madrid: Aguilar, 1966, especialmente la Introducción, pp. 11-80.

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Santiuste) y la de la <pícara eclesiástica>, Donata, mayormente también narrada en primera persona, por ella misma.

Donata comienza su trayectoria en la novela histórica, Carlos VI, en la Rápita, donde la encontramos como una de las «amas y sobrinas» de Don Juan Ruiz Hondón, Arcipreste de Ulldecona. 8 Juan Santiuste, quien se está hospedando en la casa de Juan Ruiz Hondón, intenta enamorar a Donata, y en una ocasión, la feudal «esclava»-tipo oriental--<lel Arcipreste, le cuenta a Santiuste su «caso».9 Ella es de origen dudoso. Nació en tierra de Teruel. Su padre putativo fue el sacristán de la iglesia del pueblo de Alcoriza, pero se comentaba, que su verdadero padre había sido el párroco de la iglesia de este pueblo. Cuando murió el sacristán, la madre de Donata quedó de «sacristana» y Donata creció en aquel ambiente eclesiástico. Desde muy pequeña, la muchacha se dedicó con fervor a la vida entre clérigos, y se le desarrolló una pasión obsesiva al clero y a los objetos y ritos eclesiásticos. La madre de Donata, un personaje inmoral, sin honra, coloca a su hija dentro de la misma vida deshonrada; prostituyéndola y «dándola» a varios clérigos (de allí quizás proviene el nombre de la muchacha-Donata--que equivale a «dada»). Según Maurice Molho: «Si el honor se hereda ... el antihonor también se hereda. De tal padre, tal hijo.»10 Y la deshonra heredada, en este caso, se podría aplicar a la madre de Donata y a su hija.

Donata inaugura su trayectoria episódico-erótica sirviendo a varios amos eclesiásticos; empieza en la casa del párroco de la iglesia de su pueblo y acaba como <ama,> <esclava> y amante en la casa-prisión del Arcipreste de Ulldecona. De allí la rescata Juan Santiuste y ambos personajes huyen de la casa del Arcipreste.

Los dos enamorados se establecen en Murcia, pero esta unión amorosa fracasa, porque la voluptuosa y decadente Donata, solamente puede amar y servir a los clérigos.

Al abandonar a Santiuste, nuestra <pícara eclesiástica> otra vez vuelve a los brazos eclesiásticos, uniéndose a un adinerado clérigo, y el narrador les informa a los lectores de lo siguiente:

Donata corre a satisfacer sus ambiciones del alma en la servidumbre y compañía de un opulento canónigo, aristocrático y elegante. Deslumbraban a la discípula del Arcipreste de Ulldecona los ricos atavíos eclesiásticos, las áureas dalmáticas y casullas, las albas vaporosas, las sotanas de sarga, olientes a raíz de lirio o a

8 Este Arcipreste de Ulldecona es una consciente recreación por parte de Pérez Galdós del medieval Arcipreste, Juan Ruiz, autor del Libro de Buen Amor (1344). Como su tocayo medieval, Juan Ruiz Hondón es Arcipreste, goliárdico, feudal, tiene un culto ferviente a la Virgen María y recita una versión de las mismas cantigas de Santa María que cantaba el medieval Juan Ruiz. Acerca de los paralelismos entre Juan Ruiz, el arcipreste de Hita y Juan Ruiz, arcipreste de Ulldecona, consúltese, D. Montero, «Huellas del Romancero y la figura de Juan Ruiz en dos Episodios Nacionales de Pérez Galdós,» Actas del Primer Congreso Internacional de la Juglaresca, Madrid: 1985-1986, pp. 445-456.

9 Utilizo aquí la designación «caso» en el sentido que lo explica Francisco Rico, refiriéndose a Lazarillo de Tormes, en su libro, La novela picaresca y el punto de vista, 2ª ed; Barcelona: Editorial Seix Barral, 1976, pp. 21-25.

10 Introducción al pensamiento picaresco ... , p.24.

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exquisito rapé ... Toda la casa hallábase impregnada de una sutil fragancia de cedro, sándalo y otras maderas exóticas. La profusión de fino damasco en cortinas, colchas y almohadones, así como la riqueza de plata labrada, hacían creer a la simplona Donata que tenía por amo a un cardenal. 11

Donata finalmente, vuelve a aparecer en la quinta serie de los Episodios Nacionales en España trágica 1909), de nuevo sirviendo a varios clérigos, y ahora es apodada «la dama ecuménica», informándole al lector, Segismundo, uno de sus pretendientes, que «Esta dama ... hace siempre su nido en casas de clérigos. Hay que asaltar el nidal. .. y luego dejarla libre para que busque otro sagrado refugio, que hallará al primer vuelo.» 12

Donata, la voluptuosa <picara eclesiástica,> nos trae a la memoria el ambiente sensual, decadente y picaresco del Libro de Buen Amor, La Celestina y Lozana Andaluza de Francisco Delicado y la liviandad de Elena, La Hija de Celestina de Salas Barbadillo. Con la creación de la sexual y amoral pícara eclesiástica Donata, se podría proponer que Pérez Galdós, a la vez, crea un nuevo subgénero, el de la <picaresca eclesiástica> <a lo siglo diecinueve,> porque a diferencia de los otros pícaros y pícaras de la picaresca clásica española, Donata únicamente sirve a miembros del clero, y cuando la muchacha intenta escapar de sus <nidos eclesiásticos> (sus breves amores con Juan Santiuste), este intento y sus posibilidades de una vida fuera del ambiente eclesiástico, fracasan.

En la cuarta y quinta serie de los Episodios Nacionales se nota una amarga crítica de la sociedad española y del reinado de Isabel 11 (1848-1868) por parte de Pérez Galdós. Como bien ha señalado Antonio Regalado García: «Galdós hace en la cuarta serie una crítica de la sociedad española del período isabelino que va dirigida principalmente contra las clases dirigentes y la burguesía, y en la que se traducen veladas opiniones sobre la sociedad contemporánea del autor.» 13 Y en la creación de este sub-género de <la picaresca eclesiástica,> además del arte novelístico y creador de Pérez Galdós, también se percibe una actitud crítica por parte del novelista-sociólogo decimonónico al clero y a la hipocresía del ambiente eclesiástico. Benito Pérez Galdós, desde sus novelas de tesis, Doña Perfecta (1876), Gloria (1876-1877) y La Familia de León Roch ( 1878), combate el fanatismo, la intolerancia y la hipocresía religiosa de los sacerdotes, los religiosos y los ciudadanos españoles. Pero a diferencia de la picaresca clásica, en los Episodios Nacionales falta el anti-feminismo, los sermones y la crítica digresiva de aquélla (especialmente evidentes en el Guzmán de Alfarache y en la Pícara Justina). La crítica galdosiana está encamada dentro de sus personajes y del medio ambiente que los rodea.

Además, a partir de 1900, influido por las ideas regeneracionistas de su amigo, Joaquín Costa, el anti-clericalismo galdosiano resurge de un modo mucho más fuerte,

11 Pérez Galdós. O. C; E. N. III, pp. 431-432. Esta parte de la vida novelesca de Donata es parafraseada en D. Montero, «Tres personajes picarescos ... ,» pp. 46-48.

12 Pérez Galdós, O. C., E. N. III, p. 908. , 13 Antonio Regalado García, Benito Pérez Galdós y la novela histórica española, Madrid: Insula, p. 375.

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y Pérez Galdós ahora especialmente combate el celibato, percibiéndolo como un estado inerte y anti-natural. «Pérez Galdós promulga ideas liberales y de regeneración; exponiendo y vislumbrando una nueva y tolerante sociedad española, poblada por ciudadanos trabajadores y bien instruidos,» 14 y el núcleo de esta <sociedad nueva> (a lo Joaquín Costa y el Regeneracionismo ), no será el hombre a solas, sino una pareja unida de hombre y mujer, trabajando juntos para construir una sociedad nueva, anclada ésta en amor y en reales y útiles valores humanos. Éste es el mensaje que promulga y el sueño que sueña Pérez Galdós para su España moderna, en sus últimos Episodios Nacionales, novelas y dramas, especialmente en El caballero encantado (1909) y La razón de la sinrazón (1915). No obstante, según Benito Pérez Galdós, en tiempos históricos de crisis, hay que soñar y forjar una realidad nueva, porque« ... ¡Desgraciado el pueblo, que no tiene algún sueño constitutivo y crónico, norma para la realidad, jalón plantado en las lejanías de su carnino!» 15

ÜBRAS CITADAS Y CONSULTADAS

Marcel Bataillon, Pícaros y Picaresca, La Pícara Justina, Madrid: Taurus, 1969. Frank Wadleigh Chandler, Romances of Roguery, An Episode in the History of the Novel, New

York: Sentry Press, 1961. Peter N. Dunn, Spanish Picaresque Fiction, A New Literary History, Ithaca and London: Comell

University Press, 1993. Germán Gullón, «Narrativizando la Historia: La Corte de Carlos N,» Anales Galdosianos 19,

1984, pp. 80-88. Thomas Hanrahan, S. J., La mujer en la novela picaresca española, nota piel. De Rafael M.M.

de Horneo, S. J., Madrid: Ediciones José Porrúa Tarantas, 1967. Has Hinterhauser, Los «Episodios Nacionales» de Benito Pérez Galdós, trad. De José Escobar,

Madrid: Gredos, 1963. Maurice Molho, Introducción al pensamiento picaresco, trad. Augusto Gálvez-Cañero y Pidal,

Salamanca: Ediciones Anaya, 1972. Darla Montero, «Huellas del Romancero y la figura de Juan Ruiz en dos Episodios Nacionales

de Pérez Galdós,» Actas del Primer Congreso Internacional de la Juglaresca, Madrid: 1985-1986, pp. 445-456.

---,«Nombres, símbolos, personajes y textos literarios: una evocación del Romanticismo en la obra de Benito Pérez Galdós,» Siglo diecinueve, no. 4, Valladolid: 1998, pp. 169-178.

Benito Pérez Galdós, Obras Completas, 7ª Ed. e introd. Federico Carlos Sáinz de Robles, Episodios Nacionales, I, II, Ill, Madrid: Aguilar, 1963.

Antonio Regalado García, Benito Pérez Galdós y la novela histórica española, Madrid: Ínsula, 1965.

14 Darla Montero, «Nombres, símbolos, personajes y textos literarios: una evocación del Romanticismo en la obra de Benito Pérez Galdós,» Siglo diecinueve, No. 4, Valladolid; 1998, p. 175.

15 Benito Pérez Galdós, O.C., Memoranda, «Soñemos, alma, soñemos,» p. 1260.

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Francisco Rico, La novela picaresca y el punto de vista, 2ª edición, Barcelona: Editorial Seix Barral, 1976.

Alfred Rodríguez, An Introduction to the Episodios Nacionales of Galdós, New York: Las Américas Publishing Company, 1967.

Ángel Valbuena y Prat, La novela picaresca española, Madrid: Aguilar, 1966.

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