La Crónica como género literario.

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Unidad I. Tema 1: La crónica y la cultura popular venezolana

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Unidad I. Tema 1: La crónica y la cultura

popular venezolana

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Mucha gente lee crónicas. Al lector promedio le gustan, en especial las periodístico-literarias, aunque no sepa muy bien qué son, ni tenga conciencia de que las está leyendo. En principio, la crónica periodístico-literaria es aquel texto donde a la narración de un suceso real, similar a las que aparecen en los artículos de periódico, se le dota de elementos o rasgos literarios a fin de convertirlo o proyectarlo como símbolo de una realidad más profunda.

La crónica

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En este sentido, las crónicas intentan mirar más allá de lo acontecido y, como los cuentos, recrear los mundos, estratos sociales, estereotipos, situaciones políticas…Y en efecto, existen crónicas de muchos tipos: deportivas, rojas, históricas, policiales…

La crónica

La RAE la define como una narración histórica, generalmente escrita, que

recoge los hechos en el orden cronológico en el que sucedieron. En su segunda acepción, como un artículo o noticia sobre un asunto de actualidad,

que se comenta amplia y detalladamente en publicaciones

periódicas.

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En términos generales, la crónica tuvo tres momentos determinantes en la historia latinoamericana. 1) La crónica de Indias: Estas fueron las que escribieron los primeros

conquistadores y los primeros nativos mestizos (Siglo XVI y XVII). En ellas se narraban cronológicamente los sucesos que acontecieron en el Nuevo Mundo. Aunque algunas son de calidad irregular (otras, en cambio, son magníficas clases escritura), estuvieron llenas de sucesos fantasiosos o datos inexactos.

La crónica en América Latina

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Hoy nadie escribe como los antiguos cronistas de indias (Fray Pedro Simón, Walter Raleigh, Cristóbal Colón, José de Oviedo y Baños, Guamán Poma de Ayala, Francisco López de Gómara…). De hecho, la crónica dejó de cultivarse como género hasta mediados y finales del siglo XIX, cuando surge la crónica modernista. De estas fueron los principales exponentes el nicaragüense Rubén Darío, el cubano José Martí y el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera.Estos autores escribieron crónicas para sobrevivir económicamente. Eran poetas, pero ningún periódico pagaba por poemas. Entonces estos escritores usaron sus plumas como si fuesen periodistas, narrando artísticamente las noticias más cotidianas.

La crónica en América Latina

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Aún hoy, las crónicas de este período, las del Modernismo literario (finales del siglo XIX), se leen. Pero las mismas no se leen sólo para conocer los sucesos de la época, sino por la belleza con que fueron escritas. En este sentido, la crónica trata al lenguaje de una manera bella, de tal modo que aunque pasen 100 años, y el suceso narrado no sea relevante, el texto igual pueda leerse y decirle “algo” al lector. Esto no ocurre, evidentemente, con la mayoría de los artículos periodísticos que leemos en los diarios.

La crónica en América Latina

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El último momento relevante, hasta los momentos, de la crónica latinoamericana, lo conseguimos entre los años ochenta y noventa, cuando la crónica periodístico-literaria se dedicó a trabajar, entre muchas cosas, los temas de la violencia urbana que se gestaban en las grandes ciudades. De este período, son nombres relevantes los de José Roberto Duque (Venezuela), Pedro Lemebel (Chile), Carlos Monsiváis (México)…

La crónica en América Latina

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Específicamente en Venezuela, los primeros intentos de escribir crónicas nacen a mediados del siglo XIX, durante el Romanticismo. Es bien sabido que la historia del siglo XIX venezolano está signada por las Guerras de Independencia y por la Guerra Federal. Pero en la literatura, la pintura, la música y la plástica, también estaba gestándose una movimiento estético que marcaría un quiebre en la forma de hacer arte. Este sería el Romanticismo. Ser romántico era una forma de vivir y de existir, no solo de crear o inventar. Por consiguiente, a ellos los motivaba la idea de construir un país, de buscar una propia identidad, de hacer posible lo imposible: vivir las utopías. Los románticos querían cambiar el mundo, revolucionarlo. La mayoría de nuestros héroes patrios fueron románticos por excelencia. Piénsese en Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Simón Rodríguez…

La crónica en Venezuela

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Hacia la segunda mitad del Siglo XIX, el romanticismo venezolano se manifestó en al menos tres corrientes o modas distintas. Estas fueron el costumbrismo, el tradicionalismo y el criollismo.

Costumbrismo, tradicionalismo y criollismo

Se manifestó en cuadros y piezas

literarias breves que reflejaban la

cotidianidad. Solían desarrollar

pormenores típicos de la vida de los

venezolanos de entonces y dejaban

una moraleja al final.

Los tradicionalistas rescataron las

leyendas, mitos y, valga la redundancia, tradiciones históricas

populares para hacerlas conocer a los lectores del presente.

Estos artistas exaltaron los motivos naturales

de la nación, y se encargaron de representar los

elementos criollos típicos (como la

lengua, la comida, el paisaje…) en sus obras

Costumbrismo Tradicionalismo Criollismo

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El costumbrismo, como el tradicionalismo, como el criollismo, tenían una función específica: construir al país. La mayoría de los artistas usaron sus dotes creativos para contribuir a la idea de nación o de patria. Reflejando las costumbres típicas de los venezolanos en una novela como Peonía, de Manuel Vicente Romero García, por ejemplo se inventaba un modelo de lo que era ser venezolano.

Inicios de la crónica en Venezuela

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En este contexto en el que se enmarca las obras de Daniel Mendoza, Arístides Rojas, Eugenio Méndez y Mendoza y Nicanor Bolet Peraza. Ellos, en una fusión de cuadros de costumbre, recolección de tradiciones y exaltación de los elementos criollos, se preocuparon por mirar el pasado común de todos los venezolanos y descubrir cuáles elementos de lo popular y lo folklórico les habían consolidado como habitante del país.

En este sentido, son precursores de la crónica literaria venezolana (por no decir que uno de sus primeros exponentes), en tanto rescataron leyendas, curiosidades históricas, mitos, creencias y chismes, y los reactualizaron para sus lectores contemporáneos. Esto tenía como finalidad que los lectores conocieran su pasado común y se sintieran también miembros de un presente común: el destino de Venezuela.

Inicios de la crónica en Venezuela

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La historia latinoamericana adolece de exceso de grandilocuencia. Se enseñan las grandes guerras, los grandes discursos, y las fechas importantes. No obstante, desde el Romanticismo muchos escritores son conscientes de que en las leyendas, en las tradiciones, en los bailes, en las fiestas y en las comidas, se esconden muchos datos relevantes sobre lo que las comunidades son y sobre lo que los países pueden ser.

Las tradiciones y lo popular en la escritura de la historia

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