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La presente teoría se concibió tras asistir a una ponencia en las Jor- nadas de Estudio sobre la Cartuja de Valldecrist en homenaje al Doctor James Hogg, organizadas por la Asociación Cultural Cartuja de Vallde- crist -de la que soy miembro- durante los días 2 y 3 de octubre de 2008. La ponencia en cuestión titulada “La capilla de San Martín en la Cartuja de Valldecrist: Arquitectura, símbolo y devoción”, hablaba sobre la posible función del subterráneo de dicha iglesia como cripta funeraria para el Infante Martín El Humano y su familia, y fue pre- sentada por el profesor de la Universitat de Valencia Amadeo Serra Desfilis, en la que además de incidir en la piedad e inclinación hacia la Iglesia de este príncipe aragonés (luego reinaría bajo el nombre de Martín I), resaltaba la profunda devoción que sentía por la advocación de la Verónica de la Virgen María, que él veneraría como la Purísima Concepción, de la cual procuraba llevar siempre una imagen consigo. En este punto, se mostró la imagen de un retablo portátil conservado en el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, que el profesor comentó que pudo pertenecer al rey e incluso utilizarlo para sus prác- ticas piadosas en Valldecrist o donde se trasladara su corte, aunque no lo afirmaba categóricamente, porque como buen historiador, nada puede darse como seguro hasta que se demuestre lo contrario. Este retablo es el que se muestra a continuación: ICAP • N.º 21 • Enero 2013 José Ángel Planillo Portolés INVESTIGACIÓN LA CUEVA SANTA: ¿INICIACIÓN, IMPLANTACIÓN O ADAPTACIÓN DE UN CULTO? - José Ángel Planillo Portolés - 57 A mi mujer Eva y a mi hija Elena, por su paciencia y tiempo. A todas las personas que han tenido a bien leer este trabajo, y aportarme sus comentarios, correc- ciones, fotografías, bibliografía y ánimos para continuar con él. R e s u m e n : El presente trabajo plantea diversas teorías sobre cómo surgió la imagen y culto de la imagen que hoy veneramos como Ntra. Sra. de la Cueva Santa, que aquí asociamos al rey Martín I de Aragón en lugar de a Fray Bonifacio Ferrer, a quien la vincula la versión tradicional. Al tiempo que plantea algunas preguntas sobre a quién se veneró en un principio en la gruta que acoge al Santuario y cómo evolucionó el culto de la Inmaculada Concep- ción gracias en parte al apoyo de los monarcas aragoneses. P a l a b r a s c l a v e : Culto, Ntra. Sra. Cueva Santa, Santuario; Inmaculada Concepción, Iconografía. Virgen de la Cueva Santa.

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En este trabajo se trata de separar la tradición de los vestigios que aportan los arqueólogos e historiadores acerca del verdadero origen de un culto mariano, tal vez enraizado mucho más atrás en el tiempo, y que tal vez se modificó por diversos intereses. Desde la devoción que guarda el autor por esta advocación mariana, y sin ánimo de ofender a nadie, se busca la verdad y desmontar falsos mitos en torno al culto a esta popular imagen tan venerada en las tierras valencianas y aragonesas.

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La presente teoría se concibió tras asistir a una ponencia en las Jor-nadas de Estudio sobre la Cartuja de Valldecrist en homenaje al DoctorJames Hogg, organizadas por la Asociación Cultural Cartuja de Vallde-crist -de la que soy miembro- durante los días 2 y 3 de octubre de2008. La ponencia en cuestión titulada “La capilla de San Martín en laCartuja de Valldecrist: Arquitectura, símbolo y devoción”, hablabasobre la posible función del subterráneo de dicha iglesia como criptafuneraria para el Infante Martín El Humano y su familia, y fue pre-sentada por el profesor de la Universitat de Valencia Amadeo SerraDesfilis, en la que además de incidir en la piedad e inclinación haciala Iglesia de este príncipe aragonés (luego reinaría bajo el nombre deMartín I), resaltaba la profunda devoción que sentía por la advocaciónde la Verónica de la Virgen María, que él veneraría como la PurísimaConcepción, de la cual procuraba llevar siempre una imagen consigo.En este punto, se mostró la imagen de un retablo portátil conservadoen el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, que el profesorcomentó que pudo pertenecer al rey e incluso utilizarlo para sus prác-ticas piadosas en Valldecrist o donde se trasladara su corte, aunque nolo afirmaba categóricamente, porque como buen historiador, nadapuede darse como seguro hasta que se demuestre lo contrario. Esteretablo es el que se muestra a continuación:

ICAP • N.º 21 • Enero 2013 José Ángel Planillo Portolés

I N V E S T I G AC I Ó N

LA CUEVA SANTA:¿INICIACIÓN, IMPLANTACIÓN O

ADAPTACIÓN DE UN CULTO?

- José Ángel Planillo Portolés -

57

A mi mujer Eva y a mi hija Elena, por su paciencia y tiempo. A todas las personas que han tenido a bien leer este trabajo, y aportarme sus comentarios, correc-

ciones, fotografías, bibliografía y ánimos para continuar con él.

R es umen: El presente trabajo plantea diversas teorías sobre cómo surgió la imagen y culto de la imagen que hoyveneramos como Ntra. Sra. de la Cueva Santa, que aquí asociamos al rey Martín I de Aragón en lugar de a FrayBonifacio Ferrer, a quien la vincula la versión tradicional. Al tiempo que plantea algunas preguntas sobre a quiénse veneró en un principio en la gruta que acoge al Santuario y cómo evolucionó el culto de la Inmaculada Concep-ción gracias en parte al apoyo de los monarcas aragoneses.Palabras clave: Culto, Ntra. Sra. Cueva Santa, Santuario; Inmaculada Concepción, Iconografía.

Virgen de la Cueva Santa.

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El parecido de la imagen delretablo con la que muestra elbajorrelieve de la Virgen de laCueva Santa no pasódesapercibido a más de uno delos allí presentes, y pronto surgióen mi esta pregunta: ¿De dóndese sacó el modelo cuando secreó el molde para fabricar imá-genes de la Virgen?

Para salir de dudas, me puseen contacto con el profesorAmadeo Serra, que me facilitótanto la fotografía del retablo,como el trabajo publicado por laprofesora especialista en Arte dela Universitat de Barcelona MartaCrispí i Cantón titulado “LaVerónica de Madona SantaMaría y la procesión de la Purísi-ma organizada por Martín elHumano [en Barcelona el año

1397]”, para que tratase deesclarecer en parte esta pregunta.

- Retablo de la Verónica de la

Virgen: Características y Autor.

El retablo de la Verónica de laVirgen y la Anunciación del Museode Bellas Artes San Pío V de Valen-cia (nº inv.: 406), es una tabla bifazque representa, por un lado, a laVerónica de la Virgen María, y porel otro, la Anunciación. Está pinta-da según la técnica de templesobre tabla, y posee unas dimen-siones de 44,4 x 37,4 cm. Encuanto a su cronología, se fecha enlos albores del siglo XV, posible-mente entre 1405 y 1410.

Este icono mariano constituyeuno de los prototipos de mayorbelleza entre los numerosos ejem-plos de la vera effigies de María en

la Corona de Aragón, que seríaretomado con apenas variantes enuna tabla del Convento de SantoDomingo el Real de Madrid, y enla Verónica de María de la colec-ción Durrieu, atribuida a JoanReixach. El busto de la Virgen deidealizada belleza y tonalidadessuaves de ricos matices se recortasobre fondo dorado con estrellas,mostrando un rico fluir de líneasondulantes en el drapeado y unafilacteria trabajada al buril con laspalabras de la salutación angélica.

La Anunciación, de refinadaelegancia y cadencia rítmica,sigue un modelo iconográficoque la asocia con la Encarnación.La Virgen, de pie, recibe el men-saje del arcángel San Gabriel enuna ambientación arquitectónicaescalonada y sencilla sobre un

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Foto cuadro Verónica- Cueva Santa. Foto cuadro Verónica.

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fondo áureo estampado dezarcillos. En lo alto, se recorta lafigura de Dios Padre bendicente yel Espíritu Santo, descendiendo enforma de paloma, y en medio elNiño Jesús con la cruz al hombro.Esta modalidad aparece tambiénen la Anunciación del retablo delos gozos marianos del Museo deBellas Artes de Bilbao, atribuido aPere Nicolau, o en el díptico de laAnunciación del Museo del Prado.

La pieza ingresó en el Museodespués de la Guerra Civil por elServicio Militar de Recuperación,

procedente al parecer de un par-ticular y con anterioridad de laCartuja de Valldecrist en Altura,conservando su marco originaldorado, con moldura en formade soga, que debió completarsecon un pie, como otros ostenso-rios pediculados del periodo quepresentan las verónicas de laVirgen y de Cristo (como la queel rey Martín I regaló a la cofradíade Barcelona).

El tema de su autoría es algomás complejo, pues aunque sonvarios los investigadores -entre los

que destacan José i Pitarch yMiquel Juan- que la atribuyen aPere Nicolau (documentado enValencia entre 1390-1408), en laficha del museo consta comoatribuida a Gonçal Peris Sarrià,(c. 1380-Valencia, 1451). Estadivisión de opiniones se debe a labuena y parecida traza de ambospintores, pioneros del gótico inter-nacional en el Reino de Valencia, yque fueron Maestro y Oficial deTaller respectivamente en elobrador del primero, del cual seríasucesor Gonçal Peris.

Pero tras leer el libro de laprofesora Matilde Miquel Juan“Retablos, prestigio y dinero:Talleres y mercado de pintura enla Valencia del gótico interna-cional”, me inclino a la autoríadel maestro Pere Nicolau, por lasrazones que ella argumenta yadjunto a continuación demanera resumida, en las quevolvemos a encontrar al reyMartín el Humano como promo-tor del arte y desarrollo en elReino de Valencia.

La característica de la monar-quía de la Corona de Aragóndesde los tiempos de Jaime I erala de una corte itinerante, que setrasladaba siguiendo las necesi-dades del monarca y de cada unode sus reinos, asentándose enuna ciudad o en otra, pero siem-pre teniendo en cuenta que elcentro y principal ciudad eraBarcelona, donde se ubicaba laCancillería Real con todo suaparato burocrático. Esto, paraValencia como para el resto de laCorona de Aragón suponía uncierto desplazamiento y algúnque otro conflicto político. Pero

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Retablo Verónica de la VerónicaVirgen con marco original y pie figurado.

Relicario de la de María de Martín Iregalado a Barcelona.

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en el caso de Valencia, estasituación comenzaría a subsa-narse al final del reinado dePedro IV de Aragón, afianzán-dose con Juan I, y alcanzar sumáximo esplendor con Martín Iy Alfonso V “el Magnánimo”(desde mediados del s. XIV afinales del s. XV).

Centrándonos en la figurade Martín I, se observa que sureinado y estancias en los ter-ritorios valencianos propor-cionaron a la ciudad un atrac-tivo para la llegada oestablecimiento de impor-tantes artistas extranjeros(mayoritariamente del nortede Europa) en diferentesmaterias, que fueron el motorde la actividad artística tantoen la ciudad del Turia como ensu reino. No obstante, la par-ticipación de Martín y, engeneral, de la monarquía,fue más bien un revulsivopara la llegada de maestrosa la ciudad, mientras que elasentamiento y permanenciade dichos artistas fue garan-tizada por los encargos tantode los “familiares” de lacorte, como de la jerarquíaeclesiástica, el municipio yel patriciado urbano.

Y es que la Ciudad deValencia, a finales del sigloXIV y mediados del XVgozaba de un gran augecomo ciudad, y la prosperi-dad económica y social delos diferentes miembros quecomponían las altas esferassociales de la ciudad (nobles,eclesiásticos, municipio yburguesía), propiciaría el

deseo de mostrar de algunamanera su religiosidad, su pres-tigio social, su poder político oeconómico y su nuevasituación dentro de la sociedad.

A la hora de elegir a losautores de las diversas obras,tanto el rey como la Casa de laCiudad, trataban de solicitar losservicios a maestros diferentes, ola de aquellos con capacidadpara compaginarlos, pues encaso de entrar en conflicto erael monarca el que tenía la pri-macía (como ocurrió durante laconstrucción del Portal de Ser-ranos por el Maestro Pere Bala-guer, que fue llamado por elInfante Martín de Aragón paraque llevase a la vez las obras dela Iglesia de San Martín de laCartuja de Valldecrist, para locual delegaría en uno de sus

principales maestros, MiguelGarcía -que a su vez estabalevantando la parroquia deSanta María de Castellón- sibien, fue amonestado por elinfante debido a que las obrasno avanzaban como él desea-ba, achacándoselo a susausencias).

No obstante, los princi-pales clientes de la ciudadtrataban siempre con losmismos artistas y, en el casode Valencia, los talleres delpedrapiquer Pere Balaguer,del orfebre Bartomeu Coscollay del pintor Pere Nicolaufueron los que asumieron granparte de los encargos realiza-dos para la Iglesia; además detrabajar para la monarquía, elmunicipio y una parte impor-tante de burgueses.

Martín I El Humano (1395-1410).

Alfonso V El Magnánimo (1416-1458).

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Tras esta breve explicaciónque nos enmarca el periodo en elque se desarrolla el inicio detoda esta teoría, vamos a cen-trarnos en el tema que nosocupa.

Existe constancia documentaldel encargo en 1403 al pintorcatalán Pere Nicolau de una tablade la Virgen por parte del reyMartín el Humano a través deFrancesc Martorell por el preciode 100 florines de oro para laCartuja de Valldecrist.

Francesc Martorell era poraquel entonces rector de la Iglesiade Puçol (Valencia) y uno de losengranajes más importantes de lacompleja maquinaría artística del

Reino de Valencia. Esta tarea seríala que años más tarde, en 1408-1409, le llevase a ser consejero yprocurador del rey Martín,además de canónigo en la Cate-dral de Barcelona y beneficiadoen la Capilla de San Jorge de laCatedral de Valencia. Esa doblecondición de Consejero Real,miembro de la corte, viajero pormandato del monarca por los ter-ritorios de la Corona de Aragón,además de eclesiástico en ladiócesis valentina y barcelonesa,le permitieron ser un punto decomunicación entre el Reino deValencia y la monarquía, tanto enaspectos sociales o políticos comoen aspectos religiosos, y es posi-

ble que en los artísticos, o que almenos pudiera haber influido enel gusto del monarca. Por lo quetal vez, conociendo a los mejoresartistas de la ciudad, buscase parael encargo al pintor con más rep-utación del momento (a lo queestaba acostumbrado el monarca).

Y éste no era otro que PereNicolau, que había dejado con-stancia de su buen saber haceren su primer trabajo en la Cate-dral, al realizar las pinturas delcoro en 1390 por encargo deAlfonso de Aragón y Foix, Mar-qués de Villena, personaperteneciente a la realeza al serprimo de Pedro IV y tío de JuanI y Martín I.

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Portal de Serranos (s. XIV-XV) por Pere Balaguer.

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El Marqués de Villena (entreotros muchos títulos) era clienteasiduo en materia de pintura deBernat Vilaur. Sin embargo, trasla desaparición de este maestro ysu taller en 1392, el pintor deconfianza del marqués pasó a serPere Nicolau, a cuyo taller irían aparar, al parecer, los discípulos ocolaboradores de Bernat Vilaur.

Si a este ascenso a nivel pro-fesional le sumamos el matrimo-nio con la rica Isabel, y los lucra-tivos contactos comerciales conrelevantes eclesiásticos (entre losque se encontraría Francesc Mar-torell) podría entenderse cómoadquirió Pere Nicolau un granpoder económico y a dominar elmercado pictórico de Valencia.

Prueba de ello es que en elperiodo comprendido entre1393 y 1405, llegó a realizar 16retablos, la pintura de una cajaque albergaría el Libro de Privile-gios para la Casa de la Ciudad en1396, y la decoración de losentremeses de dicha casa conmotivo de la entrada de Martín Ien Valencia en 1401.

A tenor de la documentación,a partir de 1405 comenzaría adecaer el número de encargos, yen 1407 se produciría su óbito encircunstancias poco claras. Dehecho, la última noticia de PereNicolau es el pleito entre susobrino Jaume Mateu y uno delos oficiales del taller, GonçalPeris, en 1408-1409, por ocuparel espacio de poder y control quedesempeñaba el obrador de PereNicolau, puesto que a su muerteno dejó herederos. Aunque eneste caso, no se trata de unaherencia física ni material, sino

de la clientela y a ser posible delos retablos inconclusos, lo quesuponía continuar con eldominio en gran medida delmercado artístico valenciano.

Como se ve, aquí es dondeaparece Gonçal Peris como maes-tro más avezado o con más autori-dad para administrar el obrador,al ejercer como procurador deltaller a la muerte de su maestro. Yello es notable, puesto que en untaller tan amplio como el de Nico-lau, con varios oficiales, discípu-los y ayudantes, el conseguir serel oficial de mayor confianza con-vertiría a Gonçal Peris Sarrià,nombre que tomaría al ser dueñodel taller, en uno de los mejorespintores del gótico internacionaldel Reino de Valencia a partir de1410. Y junto a sus labores detasación y supervisión de obras apartir de 1430, se confirma comoun pintor de una gran capacidadartística y alta consideración socialy profesional.

Tras todo este repaso a lascircunstancias artísticas y a losartistas que confluyeron enValencia entre la última décadadel siglo XIV y la primera delsiglo XV, cabría destacar, a modode conclusión, los siguientespuntos:

- Con la llegada al trono deMartín I y su constante presenciaen el Reino de Valencia, sedesarrollaría en la ciudad unimportante impulso económico ysocial, que atraería a numerososartistas para cubrir la demanda delos distintos estamentos sociales.

- En el plano pictórico, fue elmaestro Pere Nicolau el que con-siguió dominar el mercado, y

recibir los encargos de los princi-pales clientes, entre los queestaría el del rey Martín I, alencargar en 1403 el retablo de laVerónica de la Virgen.

- A la muerte de Pere Nicolau,fue uno de sus discípulos, GonçalPeris, el que logró atraer para sí ellegado del maestro en detrimentode Jaume Mateu, logrando eldominio del mercado artísticovalenciano a partir de 1410.

Así pues, si el encargo serealizó en 1403 a Pere Nicolau…¿No sería lógico pensar que seríaél quien pintase el retablo,máxime teniendo en cuenta queera por encargo del rey? ¿O locedería a su principal discípulo,Gonçal Peris?

- La imagen de Nuestra

Señora la Virgen de la Cueva

Santa.

La Virgen de la Cueva Santa,patrona de la Diócesis deSegorbe-Castellón y de losespeleólogos españoles tiene sumorada en la Villa de Altura, enla provincia de Castellón.

El Santuario de Ntra. Sra. de laCueva Santa está situado a 811metros sobre el nivel del mar y a12 kilómetros de la citadapoblación. Pero su capilla selocaliza en el interior de una espa-ciosa sima de 20 metros de pro-fundidad, que antaño era conoci-da por el nombre de Cueva delLatonero (Llidoner-Almez), y queera utilizada como refugio por lospastores con sus ganados, asícomo por los caminantes que porallí cruzaban desde Los Serranosal valle del Palancia.

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Vista del Santuario de la Cueva Santa.

Interior del Santuario de la Cueva Santa.

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La imagen de esta veneradísi-ma Virgen, a la que acuden enromería y rogativas numerosospueblos de las comarcas circun-dantes, es un bajo relieve deyeso de unos 20 cm. de alto por10 de ancho aproximadamente,en cuya parte superior se formauna corona de rayos que seestrecha como la tercera parte desu altura total formando dos lig-eras curvas, que vuelven aensancharse hasta terminar en elpie de la imagen formado poruna línea recta. Representa elrostro anciano de la Virgen Maríacon traje de viuda, sobretoca,con el rostro y el cuello descu-bierto, bajo el cual abrocha elmanto. Llama la atención que laimagen, aun siendo de yeso, nose desluce por la humedad con elpaso del tiempo, pese a que lacueva en la que está ubicada,presenta una humedad hartoapreciable, deteriorando todoobjeto de hierro o madera que enella se deposita, y siendo con-stantes las filtraciones de agua através de la roca caliza, hasta elpunto de que son frecuentes loscharcos en la cavidad.

Cuando se indaga sobre elorigen de esta imagen, la bibli-ografía y la tradición popular nosllevan a la Cartuja de Valldecrist,monasterio de la Orden de SanBruno fundado en 1385 porPedro IV de Aragón a petición desu hijo el infante Martín y laesposa de este, María de Luna, enla Villa de Altura, y que desde1407 sería titular tanto de esta villacomo de Alcublas, por donaciónreal del ya Martín I el Humano,siempre preocupado porengrandecer y ennoblecer dicha

fundación. Según estas fuentes,estas imágenes las realiza-ban y repartían a lasgentes los monjes deValldecrist, aunque latradición afirma que eraFray Bonifacio Ferrer, queingresaría en ella el año1410, el que deseando glo-rificar a la SantísimaVirgen, ideó propagar suculto por medio de unpequeño relieve de yeso.

Según reflejan algunoshistoriadores, como elPadre Alfaura o el PadreVicente Javier Tena, estevenerable fraile creó en sucelda un molde que, conla forma de su emblema

heráldico, que es la herradura,rellenaría con yeso blanco parafabricar imágenes que despuéseran repartidas a los pastores, demanera que éstos le dieran cultoen sus refugios durante susausencias del pueblo, pues supequeño tamaño permitía llevar-las en el zurrón sin ocuparapenas bulto.

Uno de aquellos pastores seresguardaría un día en la espa-ciosa Cueva del Latonero, puessabia que allí había un manantialdonde podría abrevar y des-cansar tanto él como el ganado,quedando mejor resguardado delas inclemencias meteorológicas.El pastorcillo colocó la Virgen enun replano de la roca y allí lerezaba sus oraciones. Perocuando abandonó la cavidad, poralgún extraño motivo, no se llevóconsigo la imagen regalada porel fraile cartujo, quedando allíolvidada en un rincón.

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Cueva Santa, perfil.

Escudo Ferrer.

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Casi cien años tuvieron que pasar (entre 1503-1508) para que otro pastor, que también utilizabala cueva como refugio, encontrase la imagen aban-donada. Se cuenta que cuando este ya empezaba adormitar, vio aparecérsele la Virgen, que le indicódonde encontrar una imagen suya para quepudiera darle culto. El pastor fue a buscar en ellugar indicado y allí, efectivamente, encontró laSanta Imagen que, con posteridad, se llamó Virgende la Cueva Santa. La trascendencia del hallazgo,seguido de otros portentos atribuidos a la Virgen,fueron atrayendo a muchísimos devotos de lacomarca hasta aquella milagrosa cueva que, en losprimeros tiempos, quedaba bajo los cuidados devoluntariosos ermitaños, hasta que finalmente seerigió la capilla que con el paso del tiempo se trans-formó en el actual santuario.

Esta tradición resulta verosímil atendiendo apuntos como:

-Tras la fundación en 1385 de la Cartuja deValldecrist, los ejes económicos en los que en prin-cipio se basó la Cartuja se encaminaron hacia laactividad ganadera. Para tal fin el convento recon-virtió las tierras otorgadas en zonas ganaderas,denominadas dehesas, demarcándolas mediantemojones, de manera que en ellas pastaran libre-mente sus ganados. En este sentido tuvo muchocuidado de protegerse contra cualquier injerenciade los demás ganaderos, acogiéndose a las leyesque más le beneficiasen en esta materia. Por estemotivo, en el año 1407 la cartuja renunciaría a losFueros de Aragón para someterse a los de la ciudadde Valencia, más duros a la hora de tratar las infrac-ciones ganaderas. La finalidad de esta actividad erala obtención de lana que, tras ser abatanada, se uti-lizaba para confeccionar la vestimenta para lacomunidad y su comercialización, obteniendo unosconsiderables beneficios.

- Los frailes emplearon desde su fundación a lasgentes de la zona para realizar las tareas agrícolas yganaderas, creando así un lazo de dependenciamutua favorable a ambas partes. Así, de ladeclaración realizada en el año 1776, se desprendeque ese año se llegaron a emplear 10.000 jornales,lo que indica la fuerte dependencia de las gentes dela comarca con respecto a Vall de Cristo. Una partede ellos los realizaron los 93 criados fijos que laCartuja poseía, de los cuales 32 eran pastores.

- Los reyes de la Corona de Aragón profesabanya gran devoción por el culto a la Purísima Con-cepción mientras su dogma era discutido en todaEuropa. La llegada al trono del rey Martín, al que enla época apodaban “el Eclesiástico” por su marcadainclinación religiosa, supondría un gran impulso entodo el reino hacia esta advocación y hacia el cultosobre la Santa Faz de María, pues así fue como enun principio se representó su iconografía, por ser élquien se encargaría de facilitar imágenes y accionespara que su culto se equiparara al de otras grandescelebraciones marianas. La piedad que mostró elrey Martín por la Verónica fue en realidad la expre-sión de la preferencia que existía al final de la EdadMedia por una serie de temas de carácter devo-cional: escenas o motivos que buscaban conmovera la feligresía y establecer un vinculo más íntimo y

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Cueva Santa. Lugar de Aparición.

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personal, representados bien através de pequeños retablos obien con relicarios que comen-zaron a proliferar alrededor delreino durante todo el siglo XV eincluso después.

- A principios del siglo XV,los pueblos del Palancia estabanprincipalmente habitados pormoriscos, y no sería de extrañarque los frailes, preocupados porevitar que sus súbditos recayesenen las antiguas creenciaspaganas, trataran de fomentar elculto cristiano entregándolesimágenes, o retablos y ornamen-tos para facilitar las labores delos párrocos en la conversión defeligreses.

- Es manifiesta la devociónque los cartujos profesaban haciala Madre de Dios, hasta el puntoque todas las iglesias de la Ordenestán dedicadas a esta, junto aSan Bruno y San Juan Bautista.Ante esta circunstancia, no es deextrañar que cualquier posibili-dad o incentivo que supusiera unmayor culto sobre la Virgen fueraapoyado y puesto en práctica porlos frailes, utilizando a sus traba-jadores y vasallos como princi-pales destinatarios. Es por ellopor lo que tal vez los cartujospensaron que una imagenpequeña, capaz de ser trans-portada en cualquier lugar y sinpeso añadido, facilitaría el acer-camiento a la iglesia de sus tra-bajadores y súbditos. Algo deesto deja entrever el Padre Joséde la Justicia en su Historia de laCueva Santa, escrito en 1664,afirmando que era “tradiciónantigua [de los cartujos] dar a suspastores imágenes de la Virgen

que les recuerde su devoción, tannatural de la Cartuja”.

- En 1410, siete mesesdespués de la muerte del reyMartín I, Fray Bonifacio Ferrer,Prior General de la Orden Cartu-ja, elegiría la Cartuja de Vallde-crist como lugar de residencia -pese a ser profeso de Porta-Coelidesde 1392-, aunque susestancias no serían muy largaspor tener que seguir llevando acabo numerosas embajadas ygestiones, bien como represen-tante del Reino de Valencia,como embajador papal, o biencomo Prior General de los Cartu-jos. En ella tuvo el placer de con-vivir con el único hijo super-viviente que le quedaba, queingresó en Valldecrist en 1412.Finalmente, este venerable her-mano fallecía el 29 de abril de1417 a la edad de 62 años,siendo el primer fraile que fueenterrado en el nuevo cemente-

rio del Claustro Mayor. En 1917sus restos mortales fuerontrasladados al Santuario de laCueva Santa por iniciativa delObispo Fray Luis Amigó, aunqueen la actualidad solo se conservala arqueta que los contenía,puesto que fueron profanadosdurante la Guerra Civil. En 1955se le erigiría una escultura enlugar eminente para que desdesu morada, pueda observar suamada Cartuja de Valldecrist.

Pero todo ello no aclara lapregunta de qué esculpió FrayBonifacio Ferrer, si es que fue élquien realmente realizó el molde,cuestión que creo daría para otroestudio, pero que con lo queaquí queda reflejado el lectorpodrá hacerse una idea de larespuesta. Para intentarlo, seanalizará parte de la gran devo-ción del que fuera su fundador,el rey Martín el Humano hacia laVerónica o la Purísima, y las con-secuencias que surgieron por suapoyo hacia esa advocación Mar-iana concreta, y si esta pudieseguardar cierta relación con laCueva Santa.

- El culto por la Verónica de

la Virgen del rey Martín el

Humano.

En el ya comentado trabajopublicado por la profesora MartaCrispí i Cantón titulado “LaVerónica de Madona SantaMaría y la procesión de la Purísi-ma organizada por Martín elHumano [en Barcelona el año1397]”, se aportan algunas clavesque podrían solucionar en parteesta pregunta, que se exponen acontinuación.

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Escultura Fray Bonifacio Ferrer.

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Desde que, a principios delsiglo XX, F. Fita y F. Gazulla pub-licaron una serie de documentosque ponían de relieve la devo-ción que los reyes de la Coronade Aragón profesaron a la Purísi-ma, estudios posteriores hancoincidido en subrayar que laCorona de Aragón tuvo un papeldestacadísimo en la defensa deesta advocación Mariana en unmomento en que la IglesiaCatólica dejaba libertad a la horade creer o no en la ConcepciónInmaculada de María.

Cabe comentar comoaclaración que al final del sigloXIV, la Inmaculada Concepciónde María era una de las cues-tiones doctrinales más polémicasa causa de la idea del pecadooriginal que por aquel entoncesse tenía. Diferentes corrientesteológicas estaban de acuerdo alafirmar que la Madre de Diosestuvo exenta del pecado origi-nal en la Encarnación (entreotros, eran personajes comoRamón Llull y sus discípulosdesde el temprano siglo XII,junto a órdenes religiosas comola franciscana y carmelita quienesse mostraban a favor, frente a losdominicos, en contra). El proble-ma surgía a la hora de determinaren qué momento fue “purificada”o “santificada”. Al no definirse laIglesia al respecto, cualquieropinión era válida, y el tema sedebatió a lo largo de la Baja EdadMedia en numerosas universi-dades y estudios teológicos,copando numerosos sermones yprédicas. Mientras tanto, el cultopor esta devoción mariana se ibaextendiendo por toda Europa.Como dato relevante, citar que la

Universidad de Valencia fue laprimera de España que prestójuramento, en 1530, de defenderdicho misterio, siguiendo elejemplo de las de París, Colonia(de donde procedía San Bruno) yMaguncia, que lo habían hechoen 1496, 1499 y 1501 respectiva-mente. Y que tras la fundaciónde la Compañía de Jesús porIgnacio de Loyola se reforzóunánimemente el grupo dedefensores.

Pero los pueblos de laCorona de Aragón, y especial-mente los miembros de la CasaReal, ya desde mucho tiempoantes daban muestras de un granfervor hacia esta advocación.Como muestra más relevante delapoyo incondicional de los reyesaragoneses son la fundación en1333 de la Cofradía de la Purísi-ma Concepción de Barcelona,cuando Pedro el Ceremoniosotodavía era príncipe, y a la quepertenecían numerosos nobles ymiembros de la Casa Real. Tam-bién Juan I se preocuparía enfomentar esta devoción y cultopor todo el reino, a través de unaprovisión fechada en 1394 en laque escribe a favor de la Purísi-ma.

Pero más destacables fueronlos empeños y acciones de suhermano y sucesor, Martín I, queno solo confirmaría lo dispuestopor su antecesor, sino que incen-tivaría la creación de nuevascofradías en otras ciudades comoZaragoza. Al mismo tiempo,argumentaba y regulaba los actospara su celebración festiva medi-ante procesiones y otros actosreligiosos, como los que se orga-

nizaron en Barcelona en 1397 yaños más tarde en Valencia, rega-lando el propio monarca las imá-genes-iconos de la Santa FazMariana, de manera que estasfiestas y actos se equipararan alas grandes festividades marianasdel calendario litúrgico.

De esta manera, las fiestas enhonor a la Purísima pasaron a serun referente en toda Europa,convirtiéndose en una reivindi-cación personal de los monarcasaragoneses al ser los primeros enmanifestar de forma clara y man-ifiesta la defensa de la prerrogati-va mariana desde el poder civil, ya poderlo celebrar de manerasolemne y publica en todo elreino en un acto que no teníaprecedentes ni equivalentes.

Cabe señalar, como datoimportante en este trabajo, queen la Baja Edad Media todavía noexistía una iconografía concretade la Purísima como sucedería apartir de bien entrado el siglo XV,y que para sus representacionesse empleaba normalmente elciclo apócrifo de San Joaquín ySanta Ana.

No obstante, ya se ha comen-tado que el rey Martín regalabaiconos que representasen a estaadvocación. En el caso deBarcelona, el relicario (hoy con-servado en la Catedral de Valen-cia tras la donación de Alfonso elMagnánimo en 1437) mostraba elretrato de la Santa Faz de Maríaen un hermoso icono, donde laVirgen aparece ligeramente incli-nada hacia su derecha, vestidacon una túnica y un doble veloque le cubre la cabeza dejandover sólo la cara y el cuello. Esta

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iconografía de la Virgen seguíaun prototipo bizantino, tal ycomo se desprende de los rasgosde su fisonomía, y atendiendo auna leyenda recogida en algunosdocumentos literarios del siglo VIen Oriente, sería una copia de losretratos pintados por el evange-lista San Lucas, que se teníancomo los recuerdos más fidedig-nos sobre la faz de María. Estahistoria llegaría a Occidente en elsiglo XII y desde entonces sedifundió con éxito, atribuyén-dose a este artista, numerososiconos de estilo bizantino detoda Europa.

Pero en lo que a este trabajose refiere, hay que resaltar que ladonación real del Icono de laSanta Faz de María por Martín elHumano supondría un referente,pues desde ese momento las imá-genes de la Verónica, ya fuesen enforma de pequeños retablos obien en relicarios, comenzaron aproliferar por todo el reinodurante todo el siglo XV e inclusodespués; y la huella de este reli-cario se aprecia en imágenes aso-ciadas a la pintura y las artes,como se puede apreciar en obrascomo la Virgen de la Luz de Nava-jas, la de la Estrella de Gilet, queen su día también estuvo enValldecrist una la Mare de Deu delMiracle de Concentaina, o laVerónica de la Colección Durrieu.

He aquí entonces de nuevo lapregunta: ¿En qué modelo sefijaron los cartujos cuandocrearon el molde para fabricarimágenes de la Virgen? ¿Bajo quénombre pensaban que se vener-aría aquella imagen? Profundice-mos más en este tema.

- La relevancia de la

difusión de la Verónica del rey

Martín en el Reino de Aragón.

Las verónicas catalano-valen-cianas presentan un tipo particularde imagen mariana que rompecon el que era el prototipomedieval más común, la repre-sentación de la Madre de Dios conel Niño, hasta incluso con losretratos de San Lucas. Estasverónicas, en cambio, muestran lacabeza de María inclinada ligera-mente hacia la izquierda y sin hijo.Este modelo, nada frecuente en laiconografía mariana, se acerca auna tipología bizantina conocidacon el nombre de Haghiosoritissaque presenta la Virgen de mediocuerpo con los brazos separadosen señal de imprecación y cuyoejemplo más importante lo hal-lamos en Roma en la Madonna deAra Coeli.

Ahora bien, las imágenescatalano-valencianas, salvo unaspocas excepciones, no muestranlas manos. Lo cierto es que apartir de 1397, cuando se conocela existencia de Martín I, lasverónicas comenzaron adifundirse con éxito. MossenGudiol i Cunill, autor del primerCatálogo de Verónicas conser-vadas, distinguió entre los ejem-plares de este tipo de imágenesdel siglo XV dos tipos: por unlado, las similares al relicario deMartín el Humano. Un segundogrupo sería el por él titulado “Denuestra señora en actitud entris-tecida”, porque la Virgen tiene lamirada baja y los ojos medio cer-rados en una actitud que seacerca a una Madre Dolorosa.Ambos modelos se han rela-cionado con la pintura de artistasvalencianos activos a finales del

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Verónicas. Foto: Seis imágenes de la Santa Faz.

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siglo XIV y principios del XV,como Pere Nicolau y Gonçal Peris.

Por tanto, entre 1397, fechaen que surge la Verónica de laVirgen de Martín I, y 1414,cuando surge inventariada laSanta Faz de la Virgen de Vic,cabe situar la realización de lasimágenes que derivan del reli-cario valenciano. Este lapso detiempo corresponde al reinado deMartín I el Humano y añosinmediatos a su muerte, por loque sería durante su gobiernocuando cabría emplazar laprimera difusión de las Verónicas.

Las características comunesque presentan estas verónicassobrepasan el campo estricto dela iconografía. Todas las obrasmantienen unas medidas queoscilan entre los 37,5 y los 48centímetros de alto, por los 24,35 y 39 de anchura; y por otrolado, son piezas pequeñas queencajan dentro de una mismatipología: relicario, díptico opequeños retablos que servíanpara la devoción personal.

El valor de estas imágenes erael de situar al espectador delantedel que se consideraba un veraiconna, es decir, un retrato realde Cristo o de la Madre de Dios;la imagen como tal era valoradano tanto por ser un original(puesto que existían numerosascopias y versiones diferentes),sino por el hecho de que repro-ducía el verdadero rostro de laVirgen, alcanzando en algunoscasos el estatus de reliquia, alcolocarse dentro de relicariosconfeccionados expresamentepara custodiarlas. Es precisa-mente esta particularidad la más

destacada de las piezascatalano-aragonesas, yaque sólo en la Corona deAragón las Santas Facesde María se veneraban enel interior de relicariosconfeccionados pensadospara “mostrar” la imageny ofrecerla a la ven-eración de los fieles, yafuese en procesiones ocolocadas sobre el altar.

Por todo lo comenta-do, las verónicas estudi-adas se relacionan con ungrupo de obras bajome-dievales denominadas porlos historiadores del artecomo “imágenes devo-cionales” y caracterizadaspor su carácter piadoso(movían a la devoción),sus pequeñas dimen-siones, la situación de lafigura en un “primerplano” y de medio cuerpo (osolo la cabeza) y la relacióndirecta (y en algunos casos dedialogo) que se establece entre laimagen y el espectador.

Lógicamente, la aplicacióndel término “imagen devocional”a las verónicas ha de ser pru-dente, porque cabe tener encuenta la iconografía, la forma yla función de las obras. Ringbomha insistido en que uno de losfactores que las definen es elculto privado para el cual soncreadas, y la Verónica del reyMartín, si bien se trata de unapieza personal y seguramenteestimada y utilizada, se usabapara servir el día de la PurísimaConcepción para la procesión.

Además se tiene constancia

de que algunas de estas veróni-cas se conservaban en monaste-rios como la Cartuja deValldemosa o Valldecrist, por loque su culto, más que público,sería en estos casos semipúblico.En el caso de la Cartuja deValldecrist, se tiene noticia de laveneración de un relicario conuna Santa Faz de María, gracias ala descripción en el año 1658realizada por un monje converso,que se refería a este como:

Relicario: primeramente sevenera, en el Altar portátil denuestro rey D. Martín, que es dealzada de palma y medio de alti-tud lo mismo poco más o menos,y en él está pintada, en tabla,una imagen de Nuestra SeñoraMaría Santísima, primorosa-mente, de quien era devotísimo

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Grabado de la Virgen de la Cueva Santa en el quese observa su veneración en forma de relicario (s.XVIII).

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nuestro rey; copia de la que pintóSan Lucas, que se venera enRoma.

Esta descripción, recogidapor J. M. Pérez en su obra “Pin-tores y pinturas en el RealMonasterio de la Cartuja deValldecristo” (dentro del ArchivoEspañol de Arte y Arqueología,XII, 1936, p.254) pertenece a laque se ha identificado con laverónica conservada en el Museode Bellas Artes San Pío V deValencia, que puede considerarsecomo una versión moderna de laverónica del rey o derivada deun modelo semejante, que regalóel monarca al monasterio, y que

ya se ha mostrado al principiocomo la que inicia la duda y estetrabajo, y que los historiadoresdel arte datan de alrededor de1410.

Así pues, vista la profundadevoción de Martín el Humanopor esta advocación mariana, ¿nosería propio de él ensalzarla ointentar introducirla en losmonasterios cartujos fundadospor él? ¿Y que mejor manera defomentar su culto que encargarlea los monjes de Valldecrist, suprimera fundación, y además conlos se supone tendría mayorrelación por el tiempo que en ellapasaba, que elaboraran una

imagen para quela distribuyeranentre sus vasallospara que lapudieran venerar?

Aunque sesabe que estatradición deculto y procesióna la Purísima conla imagen deMartín I contin-uaría en los añosposteriores a1397 hasta almenos la muertede este monarca,se tienen pocasnoticias de lacontinuidad deesta devocióntras la muerte delsoberano. Peroeste hecho no sedebe al desin-terés de sussucesores, quehasta el reinado

de Fernando el Católico sigu-ieron apoyando el Dogma de laInmaculada, si no más bien porel cambio de tendencia iconográ-fico a la hora de representar estaadvocación. Se tienen datos deque en 1553, la ciudad deBarcelona continuaba festejandola Purísima con una procesión dela Verónica de la Virgen de lamisma manera que en 1402,aunque lógicamente en ella yano participaría la reliquia deMartín el Humano, pero posible-mente sí una muy parecida.

Ahora bien, se sabe que en1625 la imagen que se venerabaera una representación de platade la Virgen con los atributos car-acterísticos de la mujer apocalíp-tica, y que por tanto seguía ya loque es el prototipo habitual de laPurísima del siglo XVII, en la quela imagen de la Virgen sueleaparecer sobre una media luna(por ejemplo, la Purísima de Sotde Ferrer), y con la frase “AveMaría gratia plena Dominus”,como aparecen en las verónicasde Tortosa, Gerona, Monzón o laque nos ocupa del Museo SanPío V de Valencia, en su parteposterior.

Llegados a este punto, cabepreguntarse: ¿Realmente encargóMartín a los cartujos la propa-gación de su devoción por laInmaculada a sus súbditos? ¿Lehicieron éstos caso? ¿Quérelación guarda todo lo anterior yel culto por la Purísima con laVirgen de la Cueva Santa? ¿Cómosurge la devoción por esta advo-cación mariana? ¿Fue casual queese culto se iniciara en la cuevadel Latonero?

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Retablo de la Inmaculada (Sot de Ferrer-Castellón).

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Para responder a todas estaspreguntas se van a plantear unaserie de teorías que tratarán deanalizar tres puntos claramentediferenciados, aunque relaciona-dos entre sí:

1.- Si la cueva del Latonero hasido utilizada como lugar sagradodesde tiempo ancestral, y quétipo de culto se veneraba en ella.

2.- La evolución de este posi-ble culto al actual.

3.- El análisis de los primerosaños del culto a la Virgen de laCueva Santa

- Desde cuándo es la Cueva

del Latonero un recinto sagra-

do.

Las peculiaridades y datosexistentes sobre la gruta queacoge el santuario de NuestraSeñora de la Cueva Santa, el estu-dio de algunas singularidades desu entorno más próximo, asícomo los numerosos estudiosque varios autores han realizadosobre lugares y características sim-ilares a las que se observan enesta cueva, hacen que las teoríasque se plantean a continuación acerca del uso sagrado de estagruta desde tiempo inmemorialno queden tan alejadas de lo quepudo ser la realidad y que,debido a numerosos factores,han quedado o se han intentadodejar en el olvido colectivo.

La información más antiguadel aprovechamiento de la cuevapor el hombre procede de lasfuentes arqueológicas, queseñalan la presencia en la cuevadel Latonero de cerámica de laEdad del Bronce, como comentaJosep Fernández, del Grupo

Espeleológico La Senyera en elestudio recientemente publicadosobre la misma. En este mismotrabajo se publica que ya en losaños 50 el Centro Excursionistade Valencia halló en un pozo dedos metros de profundidademplazado al final de una grieta,restos óseos que por su tamañono reconocen como humanos, yque debido a su antigüedad y ala humedad se pulverizan al sertocados, aunque consiguieronsacar algunos de un lugar próximopropenso a los desprendimientos.¿Podrían estos restos de ani-males estar vinculados a ofren-das ibéricas?

Por otro lado, también elcitado grupo de La Senyera halocalizado en sus incursiones unasustancia mineral conocida comoMoonmilk, debido a el aspectofluido-pastoso blanquecino quepresenta y a su localización en laoscuridad de las cuevas. Las car-acterístics de esta sustancias yaeran apreciadas desde tiemposremotos por diferentes culturas,que le daban usos medicinales,como el de potenciador de laleche materna, para lo cualalgunos pueblos centroeuropeosla recogían y administraban amuchas madres lactantes. ¿No esesta otra muestra que da quepensar del vínculo de esta grutacon el culto a la Madre Tierra?

Pero estos restos arqueológi-cos hallados en base a los querealizamos estas hipótesis, tal vezno son los que se esperan en unagruta tan grande como esta, en laque cabría esperar que se encon-traran fácilmente niveles arque-ológicos en buen estado de con-

servación con evidencias del usoque le dieron nuestros antepasa-dos. Lamentablemente, losmuchos usos y reformas que sehan realizado en el interior de lacueva a lo largo de la historiahan conllevado la destrucción desedimentos antiguos con la con-secuente desaparición de restos einformación de su lugar original,privándonos de esta manera deadquirir un conocimiento científi-co sobre la gruta a las futurasgeneraciones.

No sería hasta los años setentacuando, especialmente en tierrasvalencianas, la labor investigado-ra comenzó a centrarse en la cata-logación sistemática de las grutas,clasificándose incluso las cavi-dades en cuevas-refugio ycuevas-santuario. La finalidad erapoder conocer con la mayor fia-bilidad posible la ubicación delos yacimientos arqueológicos enel territorio de una comunidadautónoma y los materiales de losfondos de los museos.

Además, se estudiaba larelación de las cuevas con el hábi-tat circundante, utilizando paraello la comarca natural, analizan-do si las cuevas eran autónomaso dependientes de los asen-tamientos y su entorno, inter-pretándolas como centros ritualesque vincularían a un territorio.

Para conocer las cuevas, refu-gios y abrigos de la comarca delAlto Palancia que han aportadorestos arqueológicos suficientespara conocer los diferentes usosdados por nuestros antepasados,os remito al libro de VicentePalomar Macián “La Edad delBronce en el Alto Palancia” por

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ser uno de los más específicos enesta materia.

Con todos estos antecedentesy tomando como referencia tra-bajos como “Cuevas-refugio ycuevas-santuario en Castellón yValencia: espacios de resguardo yentornos iniciáticos en el mundoibérico” de Julio González-Alcalde,del Departamento de Prehistoriade la Universidad Complutense deMadrid; o el libro del arciprestecastellonense Joan Llidó i Herrero“Huellas del espíritu en la prehis-toria castellonense” publicado porla Diputación de Castellón en1999, por citar los más destaca-dos, trataré de aclarar el por quéplanteo este interrogante y losparalelismos que encuentro entreel Santuario de la Cueva Santa ylas investigaciones que exponenestos investigadores que mellevan a pensar que la Cueva delLatonero fue una cueva-santuariomucho antes de que en ella sevenerara a la Virgen de la CuevaSanta, allá por el siglo XVI.

También se citarán otrascuevas-santuario ubicadas en elAlto Palancia, como la CuevaCerdaña (Benafer-Pina de Mon-talgrao) o la Cueva Moma(Pavías) que, a diferencia de laque nos ocupa, no han pervividocomo espacios sagrados, pero síhan aportado numerosos restosarqueológicos para el estudio deeste tipo de grutas.

Entrando pues en materia,comenzaremos por observar lascaracterísticas de situación ymorfología de las cuevas-santu-ario. Al revisar la ubicación deestas cavidades se observa que,en general, se localizan en

lugares aislados y de orografíaabrupta, que implican dificul-tades y peligros para acceder aellas. Geográficamente se local-izan en el perímetro exterior delcorredor, pero siempre muypróximas a los pasos naturalesque dan acceso a los valles veci-nos. Sin embargo, las alturassuelen presentar variaciones sig-nificativas. Así se hallan ubicadasen barrancos, a media altura o enfaldas de laderas montañosas, yen ocasiones en la cima de losmontes.

Si trasladamos estos datos a laCueva del Latonero, vemos quese halla en un paraje aislado dela Sierra Calderona, muy próximoal Alto de Montmayor (1015 m),que divide los valles del Palanciay el Turia. Esta particularidadconlleva la existencia de dos víasnaturales que por esta zonacomunican a la serranía con elvalle del Palancia, de la cual nosha quedado la actual carreteraCV-245, y otra vía más antigua queunía la antigua ciudad íbera deEdeta (Liria), con el camino quedesde Saguntum subía hasta Bil-bilis (Calatayud) y Caesara-ugusta(Zaragoza), debidamente estudia-da por acreditados historiadores.Si tenemos en cuenta la ven-eración a Isis existente en la Ede-tania… ¿Pudo ser la cueva delLatonero un lugar de culto de estadeidad?

Junto a estos viales, y porende próximos a la cueva, hayconstatados pequeños yacimien-tos al aire libre del Bronce eIbéricos como La Torrecilla, LasDueñas, El Cantal o Salto delCaballo y la Rocha de la Virgen

(éste muy próximo al santuario),junto a otros algo más alejadoscomo Caparrota o la Cueva delMurciélago (utilizada como cuevade enterramiento) que además detener garantizada la proximidaddel suministro de agua, tenían elcontrol de estas vías.

La cueva del Latonero podríaser pues, el lugar de culto o dereunión de los habitantes deestos poblados próximos relati-vamente estables, en el que secelebrarían múltiples actividades.

Volviendo a las cuevas-san-tuario, es generalizado que pre-senten recorridos verdadera-mente complicados y que lascaracterísticas de las entradasvarían. Unas veces es una grietaen la pared rocosa, y a veces unao más entradas de diferentestamaños. Morfológicamente, setratan todas de cavidades grandesde tamaños considerables consalas amplias y habitables, y unatopografía interior generalmentemuy complicada, comenzandoen un vestíbulo a veces muygrande seguidos de uno o máscorredores y galerías laberínticasque suelen terminar en salas, enocasiones de gran tamaño.

Observemos ahora estas refe-rencias en la Cueva del Latonero.La boca de entrada se localiza enla ladera de la Loma del Cabal-lón, a medio camino entre lacima y el barranco de Magaña,por lo que su acceso no presen-ta gran dificultad. No obstante, elacceso actual no ha sido siempreel mismo, al igual que hay quetener en cuenta que el emplaza-miento de la capilla actual no esel primigenio.

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José de la Justicia refleja ensu libro, que en 1645 el obispode Segorbe ordenaría duranteuna visita al santuario trasladar eloriginario lugar de culto al actualemplazamiento. Según este autor,fueron “muchas y graves razones(…) [las que] movieron al señorObispo de Segorbe don FrayDiego Serrano, para mudar en lanueva fábrica el sitio y grandezade la capilla. Parece que obstabaa esta resolución la aparición ymilagro que obró la Virgen en laerección de la capilla antigua(…). Pero como sea estilo delcielo, confirmado con experien-

cias de otros santuarios, quesegún diferentes razones y conve-niencias de los tiempos y circun-stancias, hace varias demostra-ciones, declarando en cada unolo que por entonces conviene, nohizo embarazoso al acuerdo quese tomó de la mudanza”.

¿Tan graves serían las razonesque moverían a este traslado?¿Por qué entonces no nos lasexpone y únicamente da tanfatuas explicaciones? ¿Serían esasrazones evidencias de antiguoscredos en la zona de culto origi-naria, que convendría borrar dela memoria colectiva? En este

sentido cabe resaltar la ficha quesobre la Cueva del Latoneromuestra la web de la Conselleríade Territorio y Vivienda, en laque se lee: “Arq. e Hist.: Santu-ario medieval, frecuentado pormusulmanes, y después por losmoriscos hasta finales del sigloXVI. Después de las Germanías seconvierte en Santuario cristiano,tras el hallazgo de la imagen dela Virgen. Ha sido y es lugartradicional de romerías desde lospueblos de la comarca, y objeto derogativas en numerosas ocasiones.Hacia 1860 se suprimieron lasestalactitas de la sala “para su

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Topografía de la Cueva Santa, realizada por el Grupo Espeleológico La Senyera, de Valencia, en 2007

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regularización”. En 1955 Pio XIIdeclaró a Nuestra Señora de laCueva Santa como patrona de lassociedades espeleológicas deEspaña.”

Como se observa, si la cuevaya era frecuentada antes del cultocristiano ¿qué nos impide pensarque con anterioridad a los musul-manes no fuese ya utilizada porlas culturas anteriores? Y retoman-do el texto donde lo hemosdejado… ¿Por dónde penetrabana la cueva? La tradición nos mues-tra que la sala más utilizada era laque hoy acoge el santuario, queera aprovechada por los pastoresde la zona tanto como lugar derefugio, así como lugar de abre-vadero, aprovechando el aguaque brotaba de sus paredes paraque bebiera el ganado. De estamanera se observa que tambiénse ha utilizado para la explotaciónde los recursos de la zona.

En cuanto a lo intrincado desu topografía interior, además delos recientes planos realizados en2007 por el Grupo EspeleológicoLa Senyera, de Valencia, nos dacuenta de ello José de la Justicia,que en su libro “Historia de laVirgen de la Cueva Santa” nosnarra: “En la parte que miradesde el oriente al septentrión,dan lóbrega entrada a la curiosi-dad muchas grutas, que extien-den la cueva lo que se alarga lamontaña. Entraron por una doscuriosos hacia la parte de orientey hallaron el ocaso de su vida:perdíanse sin duda en el oscurolaberinto con que la principal sedivertía a varias calles en susprincipios y se enreda conmuchas en el medio. Esta desgra-

cia con otras más antiguas obligóa cerrar todas las bocas paraevitar otras mayores. Era men-ester mucha cautela para noperderse en las varias profundi-dades que minan este monte yque esconde en su interiorcuriosidades raras”.

Vistos todos estos ante-cedentes, se puede observar queno sería del todo desconsideradoimaginar la posibilidad que estacueva ya fuera utilizada por nue-stros antepasados como cueva-santuario. Pero vamos a tratar deentender la importancia quepodría tener una cueva de estascaracterísticas para las gentes quepoblaban la tierra hace variosmiles de años.

- Las Cuevas en el mundo

antiguo y la evolución del

culto a la Tierra.

Desde nuestros orígenes, laespecie humana ha utilizado lascuevas como lugares de enterra-miento, refugio o santuario, porlo que éstas se han consideradode vital importancia para elconocimiento de nuestros orí-genes y antecesores a través delos yacimientos arqueológicos dediferentes épocas existentes encuevas y abrigos.

Los primeros hombres tendíana atribuir un carácter personaliza-do a las fuerzas cósmicas (Sol,Luna, Fuego, Agua, Aire, Cielo,Tierra, Bosques...) tomando anteellos una actitud reverencial, alreconocer que de ellos dependíala vida. Pensaban que ellos noeran autosuficientes, que nece-sitaban de esos Dioses parapoder sobrevivir. Y a esos

Dioses, había que satisfacerlos ycuidarlos. El hombre forma conesos elementos una comunidadecológica, en los que la natu-raleza es la extensión cósmica deDios y por ello su salvaguarda,por lo que no se la puede mal-tratar, sino reverenciar. A ellos lesrinde culto en las cuevas, recin-tos sagrados, casi mágicos, porformar parte de las entrañas de laMadre-Tierra.

Precisamente, el culto a ladiosa Madre-Tierra fue el máspopular entre los pueblosmediterráneos, que la considera-ban esposa de los DiosesCelestes y madre de los vivientes(hombres, animales, y plantas), y

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La Venus de Willendorf, representa ala fertilidad y data del neolítico. Lossenos y el abdomen se han exageradointencionalmente con propósitos sim-bólicos: setrata de la Gran DiosaMadre.

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es madre del fuego y de la lluvia,de los campos y sus frutos, de losmares y de las minas, es madrecreadora del paraíso y de loshumanos, regula la lluvia y lascosechas, y la tierra es su máspreciado don a los humanos. Ellase convierte también en matrizdonde reposan y regeneran losdifuntos, ofreciéndole las urnascon las cenizas y ajuares deéstos, para que ésta les gestarauna nueva vida en el más allá.

La diosa Madre aparecía sim-bolizada por unas estatuillasantropomorfas con grandes senosy caderas prominentes, general-mente sin rostro, que con eltiempo, evolucionarían hasta con-vertirse en tallas como la ibéricaDama de Elche, y a tener variosnombres y atribuciones poderosasmás. Incluso siglos después, elespacio de culto del dios romanotardío Mitra se configuró tambiéncomo cueva en la roca.

En el mundo celta, las grutasse asocian con la luna y con elagua dadora de vida, y el vientrede la tierra con el vientre de lamujer. De hecho, muchos diosesde la vegetación y de la fertilidadson a la vez divinidades lunares,como por ejemplo la diosa egip-cia Hathor, Isthar, la Anaitisirania, Dionisios, que además dedios lunar es dios de las aguas; uOsiris, que reúne todos los atribu-tos, los de la luna, los de lasaguas, los de la vegetación y losde la agricultura.

Por ello, cuando en unacueva tenía su nacimiento unmanantial, se convertía en untemplo natural único, en el quedar culto tanto a los dioses que

moraban en la tierra como a losdel agua. Y si además las aguasde este manantial tenían poderescurativos como consecuencia desu contenido en minerales, lacueva directamente se convertíaen una gruta sagrada, mágica,donde se veneraban aquellasaguas que actúan como un regalode los dioses subterráneos.

El escritor y antropólogo JuanG. Atienza precisa sobre las aguassagradas que no lo son “soloporque eventualmente curan, sinoporque son portadoras de la esen-cia que el hombre quiere buscar enla entraña de esa Tierra que le pro-porciona las señales de la tran-scendencia buscada. Núcleomágico y manantial son fenó-menos que van unidos de modocasi inalterable. Junto a la fuente seedifica el santuario o simplementese instala el ara votiva, y todo actoreligioso que se lleva a cabo en esteenclave santificado está referido ala virtud física o metafísica delmanantial y al simbolismo que logobierna y lo define, que tiendesiempre a identificarlo con su sig-nificación graálica de continente ytransportador del conocimientosupremo”.

Precisamente otro valenciano,el periodista Chema Ferrer Cuñat,es quien señala que en la génesisde relatos como este, en la queleprosos y/o ciegos –también pre-sentes entre los milagros de estaadvocación- encuentran cura engrutas, subyace la del individuodegenerado en su existencia físicay material, cuya sanación se verifi-ca al acceder a lugares dondecomienza la vía ascética y se reti-ran los velos que los ciegan.

“Las aguas de la “MadreTierra” (posteriormente ideal-izadas en la figura de la VirgenMaría) permitirán la purificacióndel espíritu en un lugar mágico fre-cuentemente utilizado y conocidodesde antiguo en el ancestral saberpopular, que a través de un claroproceso de reelaboración religiosa,se amolda con sublimidad a laortodoxia. El recorrido iniciático setransforma en milagro y el hallaz-go de una talla de la imagen de laVirgen refuerza el triunfo sobre-natural del cristianismo.”

Curiosamente, el primero y elúltimo de los muchos milagrosque se le atribuyen a la Virgen dela Cueva Santa están asociados alas aguas que en su morada caen.Pero observando los escritos quesobre la Cueva nos han llegado,se descubren más detalles en losque el agua es protagonista y semanifiesta de nuevo la admiraciónpor ella.

El propio José de la Justicianos deja el más sorprendentecomentario sobre las milagrosaspropiedades de las aguas de lacueva: “A toda la bóveda de lacapilla y sacristía cubre tejado,para defender la humedad yrecoger el agua que destila de lospeñascos, licor saludable y mila-groso con que curan innumerablesenfermos”. Llama la atenciónsemejante afirmación escrita poreste religioso, que como buenjesuita debería de “sacralizar”todos los vestigios paganos queexistieran en la memoria colecti-va sobre ella a fin de convertirlosen portentos marianos o mini-mizarlos con el fin de quequedaran olvidados.

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La Cueva Santa:¿Iniciación, implantación o adaptación de un culto?

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La Cueva Santa:¿Iniciación, implantación o adaptación de un culto?

Pero sin pretender polemizaren el tema, al margen del asom-bro causado, y siguiendo la líneadel presente estudio, un comen-tario de este tipo manifiestaclaramente uno de los porquésde la elección de esta gruta comoun lugar sagrado.

El mismo autor nos dejaentrever otra muestra de laimportancia de las aguas en lacueva al narrar que de penetrarpor las galerías de la gruta“cortaba los pasos una laguna alos que se empañaban en laentrada, y escuchaban a buentrecho un arroyo, que con violentay ruidosa corriente se precipitaba”.

Este texto da una referenciaclara a un manantial que brota delas entrañas de la gruta, o lo quees lo mismo, otra muestra más delas particularidades que determi-nan la elección de una cueva-san-tuario. No quedan ahí las rarezasdel interior de la cueva según estereligioso e historiador. En elmismo capítulo nos relata la exis-tencia de rocas con similitudeshumanas vistas por el ermitañoPedro Muñoz de Puzol, que visitóel santuario desde Segorbe conanterioridad a 1610, año de sumuerte: “Llevole largo rato porcaminos torcidos, sin cuidarse suatención de la salida, hasta quehicieron alto en una profundasala, pieza capaz, y hermosa porsu natural disposición. Sobreponíael arte curiosidades: porque enproporción de un estado sacaba elrelieve de las mismas peñasmuchedumbre de bultos, quecifrando en sus amagos variedadde historias, circuían las paredes.Hacía frente en el último lienzo un

Crucifijo relevado, y tan hermososen hechura muchedumbre deangelitos (…).”

Poco antes de narrar estepasaje, nos relata también algunasde las formas observadas por otraspersonas que lograron internarsepor sus entrañas antes de ser cer-radas: “Encontraban en ciertaestancia, que hace sala anchurosa,una mesa, a que están sentadosvarios personajes de piedra enforma de convite. Vieron otros queen una tarima guijarreña yace uncuerpo entero de la misma mate-ria, que estirando la cabeza en unbrazo, señala con la otra manouna calavera, a quien contemplaatentamente.”

¿Serían estas extrañas formaslas veneradas por nuestros ances-tros como tallas sagradas? ¿Soninvenciones del autor paratratar de sacralizar imágenesconsideradas heréticas por laiglesia? Veamos como en otrascuevas-santuario cercanas tam-bién existen imágenes en su inte-rior que podrían identificarse conformas humanas o sagradas,según se quiera ver.

- Las otras cuevas sagradas

del Alto Palancia.

La Cueva Santa o Cueva delLatonero no es la única gruta queha sido utilizada como lugarsagrado en la comarca del AltoPalancia. Como ya se ha citado,al menos existen otras dos quehan sido consideradas por losarqueólogos e historiadores quelas han estudiado como cuevas-santuario. Son estas las cuevas deCerdaña (Benafer/Pina de Montal-grao) y la Cueva Moma (Pavías).

La conocida como Cueva de

Cerdaña se halla situada en lasfaldas del Pico Cerdaña, a 1.100metros de altitud, rodeada dealtas montañas pobladas depinos y carrascas, en el límite delos términos municipales de Pinade Montalgrao y Benafer. Lacueva, de gran interés y valorpara espeleólogos, exploradoresy excursionistas, presenta dosbocas separadas entre sí unossiete metros. Desde ellas seaccede a una sala descendentede unos 2000 m2 de superficie,en la que abundan los bloques yformaciones estalagmíticas, en laque destaca una gran columnade piedra de unos diez metros dealtura que une el suelo con labóveda. En ella también existeuna fractura por la que se accedea una serie de pequeñasestancias y simas, alcanzando los85 metros de profundidadmáxima de la cueva.

La cavidad fue visitada por elbotánico Cavanilles en el sigloXVIII, por el histólogo Ramón yCajal a finales del siglo XIX -querealizó algunas prospecciones-, ypor Sarthou Carreres y los biólogosJeannel y Racovitza a principiosdel siglo XX. No obstante, es I. Sar-rión Montañana quien en com-pañía de J. Soler Carnicer la explo-raría en 1966, realizando lasprimeras exploraciones arqueológ-icas y el estudio de los numerososrestos de fauna y materiales arque-ológicos obtenidos.

Debido a la amplitud de lacavidad, su iluminación y suscondiciones físicas, esta cueva hasido utilizada como lugar de hábi-tat prolongado y estable desde la

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Edad del Bronce hasta la épocaibérica, momento en que adquiriríala condición de cueva-santuario taly como reflejan los numerososvasitos caliciformes ibéricos recu-perados de su interior. En ella serealizaban libaciones purificadorasy se ofrecían frutos de la tierra yexvotos a las divinidades telúricas,existiendo todavía un altar talladosobre la roca negra, sobre el queaun cae un goteo intermitente deagua "sagrada" que brota de lasparedes y techo forrados delíquenes, y que tal vez fuera recogi-da para los rituales.

La ocupación de sus habitantesera el ganado, como demuestranlos esqueletos de las cabras y ani-males domésticos igualmenteencontrados alimentándose de ani-males salvajes mediante su caza.Durante la pasada Guerra Civil

(1936-39) fue utilizada comoobservatorio militar.

Diferente suerte ha corrido laotra cueva-santuario, la Cueva

Moma de Pavías, que ni es tanconocida o visitada, ni se conser-va en tan buen estado como laanterior, al ser explotada comocantera. A ella se accede por unaboca principal que da paso a unagalería descendente que lacomunica con otras salas cadavez mayores y, en algún caso,con entrada propia.

Dadas las características de lacavidad hay que suponerla lugarde abrigo en circunstancias difí-ciles, pues no aparecen signos dehaber estado destinada a otrosusos, como refugio para elganado, que es lo más frecuenteen cavidades de más fácil acceso.Sin embargo, algunas de las

fuentes consultadas comentanque también fue una cueva deculto de la época del Bronce eIbérica a tenor de la cantidad deofrendas encontradas de estosperiodos, en cuyo interior se hal-laba una figura esculpida enpiedra, a la que denominan laMoma, totalmente destruida porla piqueta de la Inquisición,porque el pueblo seguía venerán-dola desde épocas inmemoriales.

Pero toda esta destrucción noborró la memoria colectiva, quemantiene en el recuerdo el quesus antepasados fueran a venerara la mencionada Moma, quesegún el significado que da deesta palabra el Diccionario de laLengua Valenciana editado por laGeneralitat Valenciana, significaentre otras cosas: “Figura simbóli-ca que representaba la Gracia

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Foto panorámica de la sala principal de la Cueva Cerdaña. (Autor Cesar Esteban Güill).

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Divina o la Salud”. También losvecinos de Matet comentan que eltérmino “moma” hace referencia amujer, y “momo” a hombre.¿Estaríamos pues ante una evo-cación de un culto anterior? Dejoesta vía abierta debido a su com-pleja respuesta.

- La evolución de un culto.

En el Paleolítico los pueblospersonificaron las fuerzas de lanaturaleza: los dioses estaban aso-ciados a los fenómenos naturalesy el Sol era el más grande de losdioses. También diferenciaban losaccidentes geográficos según lascaracterísticas que les atribuían,de manera que las cuevas eranfemeninas y las montañas mas-

culinas. Esto tenía repercusionesen los rituales que practicaban,como los de fertilidad, que se cel-ebrarían dentro de las cuevas yúnicamente entre mujeres. Perotoda aquella estructura se vinoabajo cuando se comprendió quelo masculino participaba tambiénen la fertilidad. Cambiaron lastornas y la organización socialpasó a ser patriarcal, aunqueaquel eco matriarcal perduró en eltiempo y aquellas diosasquedaron relegadas a seresmitológicos relacionados confuentes, lagos, cuevas y grutassubterráneas, que con los años sefueron homogeneizando con elcredo cristiano.

Este proceso comenzaríahacia el final de la Edad deBronce, y con más énfasis en losinicios de la Edad de Hierro,cuando las antiguas cosmologíasy mitologías de la diosa madre sefueron transformando, reinter-pretando e incluso suprimiendo,llegando a Occidente a través delos mitos griegos y los relatosbíblicos del Nuevo y Viejo Testa-mento, que nos hablan de losjudíos-semitas de los desiertossirio-árabes, y los heleno arios,en las amplias llanuras europeascomo uno de los originarios deesta modificación matriarcal orig-inal. Prueba de ello sería que lasnuevas religiones surgidas de

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Evolución culto a Isis.

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estos pueblos (judaísmo y cris-tianismo) relegarían a la mujer ylo femenino a un segundo plano,considerándola inferior alhombre y presentándola comopecadora y seductora delhombre. De hecho en el judaís-mo no se venera a ningunamujer, y en el cristianismo tem-prano el culto a María eradesconocido, pues antes del siglotercero ningún padre de la iglesiamenciona la virginidad eterna deMaría, ni hasta el siglo seis sehabla de la asunción corporal deMaría al cielo.

Mientras tanto, en el próximooriente se continuaba rindiendoculto a diosas de la fertilidad, quesiguen representando un papelengendrador, aunque poco apoco van adquiriendo otros mat-ices, como la diosa babilónicaIsthar, protectora del sexo y lafemineidad; Nut, la madre celes-tial de todos los dioses del pan-teón Egipcio; o Ast –Isis-, quizáuna de las diosas más longevas eimportantes tanto del panteónegipcio como de otras culturas, yque más repercusión ha tenido alo largo de la historia. Estasdiosas aparecen regularmentecon sus hijos en el regazo,habiéndolos parido siendo vír-genes. Y este niño suele repre-sentar el fruto de Dios. Estasimilitud de divinidades femeni-nas motivó que cuando Egiptosucumbió ante Alejandro Magno,el culto de Isis se extendiese portoda Alejandría, llegando hasta lamismísima hélade, donde suimagen será asimilada por Déme-ter, la diosa griega de la fertilidady la agricultura.

Posteriormente, Grecia seríaconquistada y asimilada por Romaen todos los aspectos, incluidossus dioses. Demeter evolucionaránuevamente en la Isis Augustea,una diosa madre, representantede la vida y la muerte, veneradapor los romanos. En la penínsulaIbérica, tanto los cultos a Demetercomo a la Isis Augustea son asim-ilados rápidamente, ya que lastribus íberas practicaban el culto ala madre tierra antes de que grie-gos y romanos llegasen a lapenínsula.

Hay evidencias del cultoorganizado a Isis en varias ciu-dades de Hispania hasta laprimera mitad del siglo III, comoEmérita Augusta (Mérida), Iga-brum (Cabra (Córdoba), Valentia(Valencia) y Baelo Claudia (Bolo-nia, Cádiz), donde quedan restosde un Templo a Isis del siglo IId.C; Legio (León), AstúricaAugusta (Astorga), Acci (Guadix),Saguntum (Sagunto) o Tarraco(Tarragona)

Pero con la cristianización delimperio romano por parte deConstantino, el politeísmo desa-pareció y con el todos los diosesdel panteón romano, salvo el deIsis. Fue la única deidad egipciaque se mantuvo durante el Impe-rio Romano, hasta que su cultofue prohibido en el año 535, entiempos de Justiniano. Y elloresultó posible por la asimilaciónde gran parte del culto a Isis, enun primer momento, a la de laVirgen María. El historiador WillDurant escribió que "los primeroscristianos a veces rendían honoresa las estatuas de Isis amaman-tando al niño Horus, viendo en

ello un rito antiguo y nobleacerca como por medio de lamujer (es decir, el principiofemenino), se crearon todas lascosas, que finalmente se convirtióen la Madre de Dios.".

El punto de inflexión en estatransición divina se produjo trasel Concilio de Éfeso (431 d.C), enel que se considera por primeravez a María como Madre de Dios,y eso para el pueblo supone unaforma de no abandonar el culto asus diosas, a las que únicamentese les cambia el nombre. Isis,Madre de un dios, pasaba a asim-ilarse iconográficamente con laVirgen María, Madre de Dios. Deesta manera se perpetúo laimagen y la apariencia. Ísis,enjoyada, prestó su imagen,figura y sus riquezas a María, quelas asumió. Desde entonces, enmúltiples representaciones secontinúa mostrando a Maríacubierta de joyas, coronas ydemás ornamentos ostentosos,pasando de esta manera unadiosa antigua a ser una parteimprescindible de la iconoclastiacatólica que con el tiempo fuealejándose del modelo originalpagano para incorporar losnuevos dogmas cristianos. Tam-bién muchos de los antiguos títu-los de las madres-diosas, pasarona María: “Reina de los Cielos “,“Inmaculada” o “Madre de Dios”entre otros.

¿Y qué implicaciones llevabaesta transformación? Pues quecomo hasta ese momento lasdiosas no tenían máculas, tam-poco la Virgen debía tener la“mácula” de una concepciónnatural, que según la enseñanza

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católica conlleva la mácula del pecado original,por lo que se iniciaría un largo proceso teológicoque culminaría en el año 1854, cuando el papa PíoIX anunciaba el dogma de la “inmaculada concep-ción”, según el cual María en el primer momentode su concepción habría sido libre del pecadooriginal.

De esta manera la Iglesia asumía en cierto modoen el culto mariano las antiguas concepcionesantiguas, forjando la imagen de María como Madrede Dios engrandecida a lo largo de la historia levan-tándole iglesias, catedrales, santuarios y monumen-tos en su honra; y de paso compensaba la imagende Dios Creador, que es un Dios padre-madre conrasgos exclusivamente masculinos, en ocasionesrepresentado como un dios castigador y vengador,que ahora sería equilibrado con la figura de María,que toma el papel de una madre comprensiva,satisfaciendo una función importante en la vida demuchos creyentes.

Como se puede apreciar, a lo largo de miles de

años, el culto a la madre tierra, a la figura femeni-na creadora de vida, no ha variado en lo másmínimo ni en las representaciones plásticas ni en elcontenido de las mismas, y que el hombre, pese alas modernidades y evoluciones, sigue y seguirásiendo el ser primitivo que un día optó por rendirleculto a la generosa y eterna madre tierra.

A tenor de lo visto hasta el momento… ¿Será elactual Santuario de la Cueva Santa la evolución deuno de aquellos lugares de culto levantados por elhombre en honor a la Madre Tierra, adoptado porla Iglesia para transformarlo en un centro de devo-ción mariano? Recordemos que en las cercanías dela cueva del Latonero se alzaron varios pobladosdel Bronce e ibéricos próximos a dos importantesvías de comunicación desde la Edetania hacia elinterior peninsular; que en las ciudades de Valentia,Edeta y Saguntum está documentado el culto a Isis;y que los musulmanes o moriscos acudían a lacueva antes de implantarse el culto a la Virgen.Desde luego es complicada la respuesta, pero

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dejamos abierta esta nueva líneade investigación.

Más documentados están losprimeros años del culto a laVirgen María en este santuario,aunque a continuación se van aexaminar con detenimiento paratratar de aclarar bajo qué advo-cación se inició este culto.

- Los primeros años de

culto a la Virgen en el Santu-

ario de la Cueva Santa.

Es común sentir y admitidopor los historiadores que laimagen de la Cueva Santa fuehecha en la Cartuja de Vallde-crist. Este hecho ya lo indicó elprimer historiador de la CuevaSanta, el Padre José de la Justicia,el cual afirmaba que, en sutiempo (1664), conservaba “esteconvento antiquísimos moldesdonde se vaciaron imágenes deyeso” y que él había visto “una[imagen] tan parecida a la queen la Santa Cueva se veneramilagrosa, en las molduras, fac-ciones y material, que persuadede la semejanza nacieron en unmolde”.

En este sentido, el padre car-tujo Pascual Combes, en su obra“La Perla de Valdecristo” o bien“La Margarita en su Concha, ensu Epiciclo la Estrella”, publicadaen 1728, añade que “a semejan-za de otras imágenes dadas porlos cartujos, se observa tambiénen esta (refiriéndose a la imagenque existía en esa época en elsantuario) un pequeño agujero,indicio del lugar por dondepasaba el hilo con que se colgabala imagen de la pared”.

Continua el Padre José de la

Justicia que los cartujos de Vallde-crist “se persuaden con certidum-bre, que esta sagrada imagen tuvoel primer origen en su convento,apoyan[dose en] una costumbreantigua de dar a sus pastores imá-genes de la Virgen, que lesrecuerde su devoción, tan propiay connatural de la Cartuja”. Con-tinua este historiador que “la cos-tumbre de vaziar (sic) imágenes deyeso para los pastores, no esreciente, sino nacida con la mismafundación. Parece discurso corri-ente que por ser esta imagen deyeso, y don acomodado a lapobreza pastoril, es una de las queantiguamente se les dieron”.

Resulta curioso que este histo-riador, casi contemporáneo altiempo en que sucedieron lossucesos de Isabel Monserrate y suesposo Juan (pues plasma en sulibro haber podido conversartanto con el clérigo que certificó lamilagrosa cura, el vicario MosénMiguel Pastor, como con algunade las testigos que presen-ciaron algún otro de losprodigios protagonizadospor estos verdaderos impul-sores de esta advocación),no atribuya la imagensagrada a Fray BonifacioFerrer y lo retrase hasta laépoca de la fundación delos cartujos a Altura (1385).

Es más, la referenciabibliográfíca más antiguaque he hallado hasta ahoraque menciona a este cartu-jo como autor de laimagen, es la que hace eljesuita Pascual Agramunten su Historia de la CuevaSanta, escrita en la segun-

da mitad del siglo XVIII, y querecoge un misionero anónimo enel compendio histórico de 1803apuntado en la bibliografía. Apartir de esta obra, todos losautores citan a Fray BonifacioFerrer como autor material de laimagen, siendo el primero donPedro Morro en 1906, referentede muchos escritores a lo largodel s. XX.

Algo parecido a lo dicho porJosé de La Justicia comenta elPadre Joaquín Alfaura en su obra“Anales de la Real Cartuja de Valde Cristo…”, quien recoge latradición antiquísima de estecenobio hasta 1658.

En él afirma, según apuntaEduardo Corredera en su obra “Ellibro de la Cueva Santa” (Lérida,1970), que en su tiempo todavíaquedaban imágenes muy pareci-das que procedían de Scala Dei, dedonde vinieron los fundadores deValldecrist. El mismo historiador

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asegura que en un una cuevahabitada por uno de sus monjes enel siglo XIV (tiempo en que vivióFray Bonifacio Ferrer y el reyMartín) se hallaron imágenes muyparecidas pero de mayor tamaño.Estas vendrían de Cataluña y laspequeñas se realizarían en Vallde-crist. Entonces… ¿a qué manoatribuimos el primer molde? ¿Porinfluencia de quién se haría?

Los cartujos catalanesatribuyeron la fabricación de laimagen de la Cueva Santa a ScalaDei, porque en su casa se halla-ban, en el siglo XVIII, reproduc-ciones de la imagen de la CuevaSanta, aunque de mayor tamañoy sin relación artística directacon la imagen venerada enAltura, como apuntaban desdeValldecrist en su defensa. Peroeste hallazgo no es extraño, pueshabían pasado dos siglos desdeque se comenzara la propa-gación del culto de esta imagen,que ya se encontraba en alejadosrincones de España, y aun enAmérica.

Y no en vano, el Dr. JuanValero, gran propagandista deesta devoción y que fue Vicariode Altura entre 1579 y 1587,había ingresado en la Cartuja deScala Dei, donde habitó hasta sumuerte, acaecida en 1625 (segúnErnesto Bonet, que a su vez lorecoge del Padre Combes en suobra “La Margarita en Concha,en su espíritu la Estrella”), y portanto, es fácil suponer que allíintrodujo o afianzó esta devo-ción. Y un matiz de ella pudo serreproducirla y extender su irra-diación.

Así pues, se sigue sin conocer

hasta el momento niel verdadero autor, nila fecha exacta defabricación de laimagen de yeso.

Además, escurioso que toda estainformación surja trasel hallazgo de laimagen a principiosdel siglo XVI, cuandodesde la supuestaentrega de los cartujosde imágenes a los pas-tores, hasta el hallazgode una de estas enuna cueva, tradi-cionalmente atribuidoa otro pastor (quesegún Vicente SimónAznar, en su obra“Litigio sostenidoentre la Real Cartuja de Val deCristo y el Obispado de Segorbeen 1592 sobre el Santuario de laCueva Santa”, estaría al serviciode Valldecrist), pues tampocoexiste ningún historiador que defe exacta sobre el momento delhallazgo, no se vuelve a tenerconstancia de estas imágenes nide su culto.

Sobre la fecha del hallazgo, elJosé de la Justicia data estoshechos “ajustado el cómputo a loprobable, [hacia] el de 1508, pocomás o menos”; el Padre Alfaura,en sus “Anales de Vall deCristo…” dice que fue hacia1503; otros autores que datan suhallazgo, según recoge ErnestoBonet en su trabajo “Algo sobreNuestra Señora la Virgen de laCueva Santa” son el Padre Marés,que apunta al año 1507 en su tra-bajo “Finis Troyana”, el Doctor

Chiva que la fecha en 1500 en su“Compendio de la Historia de laVirgen de la Cueva Santa”; o donPedro Morro, que afirma quesucedió en 1504.

Para rematar este baile defechas, a raíz de una explo-ración por las galerías del san-tuario realizada por el GrupoEspeleológico “La Senyera” en2007, se barajó la posibilidad deque la aparición se retrasarahasta el año 1516, apoyándoseen ciertas inscripciones grabadasen la piedra en una galería reple-ta de grabados que podrían ser elprimitivo lugar de culto a laVirgen de la Cueva Santa. Esdecir, estamos ante un vacíodocumental de aproximada-mente de un siglo (de 1385-1417a 1500-1516).

Ante lo referido en los ante-riores párrafos, y siguiendo elrelato de la tradición oral del

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santuario, se observa además quedurante los primeros años deculto, en ningún momento sehace mención del nombre oadvocación por la que se conocíaa la imagen de la Virgen Maríahallada en su interior y que,incluso tras el hallazgo, no se ledenominaría “de la Cueva Santa”desde el primer momento, sinocomo consecuencia de que a ellase le atribuían los diversos acon-tecimientos y curaciones quetenían lugar en su morada, y porello pasó a conocerse tiempodespués como Virgen de laCueva Santa.

Algo parecido comenta alrespecto el Padre José de la Jus-ticia al decir que “Hallase en [lacueva] una imagen de la Santísi-ma Virgen, tan milagrosa en susprincipios, que entre ellos [lospastores] el renombre de Santa lesobrevino con la dicha”. Dichode otra manera un tanto másapócrifa, que es la cueva y elagua que destilan sus piedras lasque reciben el calificativo desanta o milagrosa y, conse-cuentemente, es a la imagen dela Virgen hallada o colocada ensu interior, a quien la gentehonra y venera con este nombrepara evitar ser castigados porherejía o superchería.

Sobre esto último, apuntarque en su trabajo ya referido,Ernesto Bonet apunta que “elrenombre de Santa lo tiene lacueva desde 1515 por los milagrosocurridos, pero hasta 1574 estuvoabandonada y al uso de los pas-tores” y que no es hasta que la“Iglesia se definió, cuandoempieza a plasmarse en realidad

reconocida aquella devoción purade las gentes de estas tierras”.

Para intentar sobrellevar unhilo cronológico que haga máscomprensible este trabajo, sedebe entender en la mentalidadde la época la trascendencia deaquel hallazgo (si fue tal), y lasrepercusiones que generó siademás aquel fue seguido denumerosos portentos asociados(tal vez “creados” por la iglesiapara depurar restos de cultospaganos), que fueron atrayendoa muchísimos devotos de lascomarcas del Palancia y la Ser-ranía hasta aquella milagrosacueva y su Santa Imagen, que enlos primeros tiempos quedababajo los cuidados de voluntar-iosos ermitaños.

Sin embargo, con motivo delos disturbios políticos de laépoca, -las Guerras de las Ger-manías de Valencia primero, acae-cidas entre 1520 y 1521, y la Rebe-lión de los Moriscos, que tuvoespecial relevancia en tierraspalantinas-, al aglutinarse grannúmero de ellos en la SierraEspadán a partir de 1525 y hastabien entrado 1526, aunque aunse produjesen algunas refriegasaños después en las zonascosteras causadas por los piratas,el culto en la Cueva Santa parecequedó algo relegado a un segun-do plano, aunque no olvidado,pues Eduardo Corredera afirmaque en 1550, se celebraría unamisa multitudinaria ante 300 per-sonas, con motivo de la Nativi-dad de la Virgen.

Precisamente, desde esemismo año de 1550, la CuevaSanta empieza a ser visitada

especialmente por los moriscos y,como eran mirados con generaldesafecto, comenzose asospechar que iban a practicarsin ser vistos sus supersticiones,puesto que la devoción era esen-cialmente al agua que destilabanlas rocas. La preocupación poreste hecho es tan notable que elmismo Obispo Salvatierra sehace eco de ella y la denunciacon palabras muy duras, e inclu-so estuvo a punto de cerrar elculto en la Cueva Santa. Anteesta amenaza, los Jurados deAltura y el tesorero y canónigode la Catedral de Segorbe,Jerónimo Decho Chiva, naturalde Altura, indagaron sobre eltema, e informaron al obispo deque los moriscos solían observaresta costumbre: “Al llegar, baja-ban a lo profundo de la cueva, sepostraban ante la SagradaImagen con profunda incli-nación, bebían agua si la dolen-cia era interna, o la lavaban siera externa, y la Virgen era tancompasiva con esa confianzaque muchas veces quedabancurados sin más, e incluso máspronto que a los cristianos viejosque a ella acudían. Por su parteno solían ellos ser ingratos, puesdejaban allí quien su capa ocapote, quien otra parte valiosa delvestido; y las moriscas faldillas,collares, jubones y dijes femenilesque luego iban a parar a laalmoneda junto con otras ofren-das. Y no solo por agradecidosrealizaban estas dádivas, sinopor temor, pues se cuentan varioscasos de que el no querer recono-cer el favor divino, o hurtaralguna de las ofrendas dejadas,solía ocasionar entre ellos algún

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prodigioso escarmiento, que les llevaba de inmedia-to a restituir lo que no les pertenecía.”

Cabe señalar en este aspecto que la figura deMaría es probablemente el único punto de uniónentre el cristianismo y la religión musulmana. En elIslam a la Virgen María (Maryam) se la consideraejemplo de mujer virtuosa, llegando a tener tantarelevancia como su hijo Jesús (Isá) y la envergadu-ra espiritual de un profeta, pero sin serlo. Es más,existe una tradición que atribuye a Mahoma eldicho de que de las cinco mujeres más destacadasante Dios, una es María la madre de Jesús, la mujerde las mujeres del paraíso. Pero lo más sorpren-dente en el caso que nos ocupa es que el Coránreconoce como incuestionable la Inmaculada Con-cepción, pues el profeta sostiene que a María nuncale tocó el pecado.

Así pues, mientras los cristianos discutían entresí sobre la pureza de María ¿no verían los moriscosla escusa perfecta para, aun siguiendo con sus

creencias, demostrar su veneración por la Imagende la Inmaculada Concepción de María ante los cris-tianos, a fin de que los dejaran algo más tranquilos?De esta manera no violarían sus creenciasdemostrando su amor por el Dogma de la Inmacu-lada. ¿O seguirían practicando los antiguos ritospaganos anteriores al dogma mariano?

Pero el culto de masas y renovado fervorrenacería a raíz del suceso ocurrido al matrimoniojericano formado por Isabel Martínez y Juan Mon-serrate, que en 1574 llegan a esta cueva (José de laJusticia lo retrasa hasta 1580, si bien, existen docu-mentos recogidos con motivo del litigio sobre laposesión del santuario que lo adelantan a la fechaindicada), en la que habían oído que en ella teníasu morada una imagen de la Virgen que obrabamilagros a los más necesitados, buscando lacuración para su marido, que por haber contraídola lepra, habían sido desterrados de Jérica.

La sanación de Juan, los insólitos sucesosacontecidos que atestiguan la curación, y el tesón

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insatisfecho de Isabel por llevarsela imagen de la Virgen a su casaen vista del poco cuidado, peligropor el aumento de presenciamorisca y abandono del lugar enel que tiene su morada, tantasveces cantado en los gozos a laVirgen, relatado en folletos, librosy en la tradición oral, y recordadopor dos pilones conmemorativosubicados en la inmediaciones dela fuente de Rivas (Altura) y de laVilla de Jérica, darían pie a que lasautoridades civiles y eclesiásticascomenzaran a tomar interés por lamejora y gestión de la cueva, ymotivar a la feligresía una devo-ción hacia la Virgen, para querenovase su fe y pudiera olvidarlas calamidades de los últimostiempos. Es más, desde aquelmomento, según la tradición yalgunos historiadores, sería estematrimonio quienes pasarían a serlos encargados de los cuidados dela cueva, como agradecimiento alos favores prestados por laVirgen, ya conocida por todoscomo de Nuestra Señora de laCueva Santa.

Pero para tratar de aclarar lossucesos que tienen lugar a partirde entonces, cabe indicar que lasfuentes consultadas para elaborareste trabajo otorgan en ocasionesuna misma tarea o acción a car-tujos y alturanos, según seocupen quienes las han estudia-do de manejar fuentes cartujas(Vicente Simón Aznar) o dioce-sanas (el resto) y es costosoelaborar una tabla cronológicaque dilucide quién hizo qué ycuándo.

Trataremos de explicarlocomo podamos, porque aunque

a priori lo sucedido a partir deentonces podría quedar fuera delcampo de estudio de este traba-jo, existen una serie de vicisi-tudes que son notables para estainvestigación. Por ello, voy arelatar parte de los acontecimien-tos que en estos mismos años seprodujeron en torno al santuario,para intentar con ello que secomprenda mejor su Historia y elpor qué de la duda que seplantea, exponiendo estos nota-bles sucesos en otro apartado.

Así pues, de lo siguiente quese tiene noticia y que en todas lasfuentes coincide, es que losprimeros en manifestar el interéspor el cuidado y gestión del san-tuario fueron los jericanos que,como consecuencia de esteextraordinario hecho acaecido ados de sus vecinos, sintieron fer-vientes deseos de mejorar elestado de la cueva. Pero, segúnapunta Vicente Simón Aznar (queno aporta fechas), estos fueronadvertidos que no podían hacernada sin mediar el consentimien-to de los Señores de la Baronía,es decir, de los monjes de Vallde-crist. Para ello las autoridades jer-icanas mandaron a la Villa deAltura a un emisario para quehiciese de intermediario ante loscartujos.

Según Vicente Simón Aznar,los frailes accedieron a la peticióny recomendaron a los alturanosque ayudasen a los jericanos,que salieron en procesión conel padre Gerónimo Caudete,procurador del monasterio, quela encabezaría portando en susmanos la imagen de alabastrode La Primitiva. Otras fuentes

apuntan a que este traslado se pro-dujo por intercesión del canónigo yVicario General de Altura, como severá a continuación, pero seobserva cómo el hecho de que lacueva se hallase en término deAltura, resultará determinantepara que fuesen las autoridadesde Altura quienes comenzasenesta labor, tal y como apuntanlas otras fuentes consultadas(José de la Justicia o EduardoCorredera, entre otros).

José Ángel Planillo Portolés

Virgen con el Niño o “La Primitiva”.(Museo Catedralicio - Segorbe).

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En este sentido, el ObispoAguilar dice que cuando el VicarioPerpetuo de Altura, JuanValero, subió al santuario atomar posesión en lo eclesiásti-co del mismo, ya que se hallabaen su jurisdicción, se llevó unamala impresión al observar elestado de abandono de la cueva,y el grave estado de deterioro dela imagen, que la describió:“Media imagen pequeña de Nues-tra Señora de yeso… que másparecía un pedazo de algunasque suelen hacerse…”. Y su acti-tud fue la de desatenderse de laCueva y del Santuario”.

Quien sí se preocupó por elcuidado y mejora del santuario fueel ya citado canónigo JerónimoDecho, que además era hermanode los dueños de las tierras en lasque se hallaba la cueva (Alejo yMelchor Decho), arguyendo esteasunto para obtener el derecho aimponerse. Lo primero que haríasería colocar una reja de maderapara impedir la entrada a losrebaños y pastores; luego man-daría que se arreglara la primitivacapilla (consistente en dos pare-des, sin techo) y se colocase en lanueva un altar en el que él mismopudiese decir la misa (1581). Estasmodificaciones permitirían que lacueva fuese más visitada, encar-gándose entonces el Vicario deAltura, D. Juan Valero, religiosoafecto a Valldecrist, de fomentar ladevoción a la Virgen de la CuevaSanta.

También sería el canónigoDecho, quien trataría de subsa-nar el problema de la imagendeteriorada. Para ello parece queacordó con el Vicario de Altura el

solicitar al prior de Valldecristuna nueva imagen de alabastroque se veneraba en la Capilla deSan Martín de la Cartuja, el cualaccedería gustoso a tal solicitud,aunque desde entonces, los car-tujos se interesarían más por elnuevo lugar de culto.

El traslado de la imagen, quehoy conocemos como La Primiti-va, fue presidido por el propiocanónigo y el Padre GerónimoCaudete, conrer de Valldecrist, yacompañado por numerosos feli-greses residentes en su mayoríade Altura y Jérica. Se colocaríaesta en lugar principal, existien-do desde entonces dos imágenesen el santuario, la de yeso y la dealabastro.

Y para que pudieran decirmisa quienes quisieran, el propiocanónigo subió de la sacristía deAltura los ornamentos litúrgicosnecesarios para ello, y tambiénse solicitó a Valldecrist (no quedaclaro si el propio canónigo o elVicario Perpetuo) un cáliz depoco valor para evitar que fuerahurtado, hasta que con laslimosnas se adquiriese otro demayor calidad.

Sobre las consecuencias de laexistencia de dos imágenes en elsantuario, y el debate que se sus-citó sobre cuál de ellas es másantigua (debate que todavía ennuestros tiempos hay quienes seempeñan en mantener) daremosuna pincelada en otro apartado.

También se reformaría enesos años, en los que accederíaal cargo de Vicario General elcitado canónigo, una casita parael santuario y otra para los pere-grinos. Pero aquí volvemos a

encontrar un punto de conflictosobre la autoría de las obras,pues mientras unas fuentescomentan que estas obras lasllevó a cabo el canónigo, SimónAznar comenta que sería el priorde Valldecrist quien las mandaríaedificar, el cual, además,ordenaría que desde entonces laadministración de los bienes quese recogiesen en la cueva debidoa las donaciones realizadas comoagradecimiento por los prodigiosobrados por la Virgen (dinero,oro, plata, preseas de aljófar,lino, seda, lana…), la llevasen losJurados y el Vicario de Altura,pero en nombre de la Cartuja, aquien debían avisar de cualquierhecho significativo que tuvieselugar en el santuario.

Tras esta nueva competenciapara el pueblo se podría entendercomo, tras la donación realizadapor Melchor Decho de unas tier-ras anexas a la cueva, cuyaadministración legaría a los Jura-dos de Altura, su hermano elCanónigo Decho utilizase suinfluencia sobre el Consejo de laVilla de Altura para que nom-braran en 1583 a su otro hermanoy propietario de los terrenos enlos que se hallaba la cueva, AlejoDecho, como administrador delsantuario, aunque fuera concargo anual y no renovable.

Y es que entre las labores deadministrar el santuario, estaba lade nombrar a un santero o ermi-taño que se encargase de velarpor el aseo y conservación delsantuario, para el que los Juradosde Altura construyeron una casitaen la parte de arriba de la cueva.Pero esta competencia también

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fue motivo de desencuentros entre alturanos y car-tujos, pues cada una de las partes quería colocar enestas tareas a personas de su confianza, para tenerun control real sobre los beneficios del santuario.

En este aspecto, como nota curiosa, cabe citaralgunas de las razones que exponían los Jurados dela Villa de Altura para tratar de hacerse con el citadoderecho en detrimento de los cartujos, a los queinformaban de que dada la gran afluencia de mujeresque iban a venerar a la Virgen, no era convenienteque un cartujo tuviese tratos con estas, pues podríallevarle a tener pensamientos impuros que fueran encontra de la Orden y perjudicaran su función.

También tuvo lugar en esas fechas el cese delvicario de Altura, Juan Valero, y su sucesor, MosénVicente Morell, aprovechó para seguir también conla administración de la cueva con la colaboraciónde los Jurados de Altura, según se venía haciendo.Sin embargo, el nuevo vicario consideró que sufunción de administrador no era en representaciónde Valldecrist, sino como cosa propia, y por ellotomó la decisión de dar entrada al Obispo deSegorbe, don Martín de Salvatierra, para que visi-tase el santuario, como si de una ermita de la par-roquia alturana se tratara.

Esta decisión sería la que colmó el vaso de lapaciencia de los frailes y desencadenaría el conflic-to que posteriormente tuvo lugar entre la cartuja yla diócesis por los derechos de administración delsantuario.

Los cartujos trataron hacer valer entonces susoberanía sobre la cueva como Señores de la Villa deAltura y su término, dado que ese Señorío lo ostenta-ba el Prior de Valldecrist, en aquel momento Fray JuanSangenís, y entendiendo que tanto las autoridadesciviles como el clero alturano se habían excedido enlas tareas encomendadas, el monasterio tomaría desdeentonces la completa jurisdicción sobre el santuario, alcual subirían en 1592 para hacerse cargo de éste porla fuerza, el procurador de la Cartuja, Padre MateoMarco, y Bartolomé León, fraile profeso de Valldecrist,que ordenarían poner las armas del monasterio en laspuertas de iglesia y de la Casa Alta del santuario yexpulsarían a los empleados designados por los Jura-dos de Altura, poniendo en su lugar a Francisco JoséSalinas, lego profeso de la cartuja.

Ante las protestas de los Jurados y del VicarioPerpetuo, que subieron para oponerse a esta ocu-pación, y en vista del tesón de los cartujos, que lesprohibieron que desde entonces se ocupasen de lagestión del santuario, mandaron llamar al notariopúblico Pedro López, con el fin de que tomase actade los hechos, los cuales luego fueron presentadosal Obispo de Segorbe, Juan Bautista Pérez, que sindemora, inició los trámites judiciales para tratar derecobrar las funciones de control sobre la cueva.

Pero todos estos hechos ya quedan fuera de lateoría aquí tratada, remitiendo a quienes quieransaber más sobre el proceso a consultar las obras deVicente Simón Aznar citadas en la bibliografíaempleada adjunta al final. Únicamente resaltaremosque, durante la estancia cartujana en el santuario,los frailes mejorarían sus infraestructuras (capilla,accesos, hospedería, interior de la cueva...), deján-dola en un estado muy similar al que hoy en díaconocemos, dado que la reforma que le dio a lacapilla y santuario el aspecto actual (con algunareforma posterior) tendría lugar entre 1645 y 1646 yfue impulsada por el Obispo Fray Diego Serrano.

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José Ángel Planillo Portolés

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La Cueva Santa:¿Iniciación, implantación o adaptación de un culto?

Algo más se retrasaría la llegadadel retablo que preside la Capilladel Santuario. Su construcción seremonta al año 1695 y fue regala-do por la Duquesa de Segorbe,Dña. Catalina de Aragón, quesufragó los 4.000 pesos que costóla obra, realizada por el escultorvalenciano Leonardo Julio Capuz,discípulo de Churriguera, y miem-bro de una familia de escultoresgenoveses afincados en Valencia.

Las dos imágenes de la

Cueva Santa: La de yeso y la de

alabastro.

Tras lo apuntado en los pár-rafos anteriores, observamos quea partir de aproximadamente1589 se veneran en la CuevaSanta dos imágenes, si bien, laque recibiría el culto principal-mente fuera la nueva de alabas-tro subida por el canónigoDecho y/o los frailes de Vallde-crist, quedando relegada a unsegundo plano la de yeso debidoa su mal estado, pese a ser laencontrada en la cueva y darinicio al culto.

Para no repetir lo ya escrito,bastará volver a leer la descrip-ción de la imagen de yeso apun-tada por el Padre José de la Jus-ticia, mientras que utilizaremos loescrito por el Padre Alfaura ensus “Anales de Valldecrist” paradescribir la de alabastro:

“Es de piedra de alabastro yde este modo: Es lo alto de laimagen poco más de palmo ymedio y el cuerpo proporcionadovestido de un manto sencillo. Susdos pies asientan en una peanitamuy delgada. En la manoizquierda, en la misma palmaesta sentado un niño hermosísi-

mo que tiene un pajarito cogidode las alas en su manecitaizquierda, todo del mismo mate-rial; en la mano derecha tiene laVirgen entre los dos dedos índicey pulgar una pequeñita rosa tam-bién de alabastro y todo el cuerpomuestra una singular honestidady recato infundiendo singulardevoción en los que la miran y dela antigüedad está más morenoque blanco y la misma hechuramuestra ser labrado de tiempoinmemorial. Quiso el arte mejo-rar la imagen y le doraron espe-cialmente la cabeza, la rosa de lamano y el pajarito del niño,encarnándole el rostro y manos,lo cual llevándolo mal, el Preladomandó quitar el afeite, pero nopuedo borrarle tan perfectamenteque quedase como antes y así estádel todo ni bien encarnado ni lodeja de estar”.

Surgiría entonces la dudaacerca de cuál de las dos imá-genes era más antigua. Lo cierto yprobado es que fue la de yeso laque apareció en los primerosaños del siglo XVI en la cueva,ante la que se obró el milagro dela curación del leproso y demásportentos; mientras que la dealabastro la llevaron los ya citadosJerónimo Decho y Juan Valerotras ser cedida por los cartujos.

Sin embargo, el Padre Alfauraafirma que el que los cartujospermitieran este traslado de laimagen de alabastro se debería alhecho de querer devolver a lacueva la primera imagen que seencontró en el santuario, toman-do como base las declaracionesde algunos Padres ancianos deValldecrist, entre los que cita a

Martín de Altarriba, FranciscoDuch y Vicente Ximeno, quecomentaban que en la tradiciónde la Cartuja se aseguraba que laimagen milagrosa que primera-mente se halló en la cueva fue lade alabastro, y que cuando seenfrió la devoción a la Virgen(por las guerras de las Germaníasy los Moriscos), la apartaron dela cueva y la bajaron a la Cartuja,dejando en su lugar la de yeso.Pero a pesar de la fe por la queaboga hacia estas declaraciones,el mismo Padre Alfaura afirma nopoder demostrarlas debido a lafalta de documentos que lo ates-tigüen, por la negligencia de losprimeros padres cartujos de nodejar constancia de estos hechospor escrito.

En cuanto al calificativo de“Primitiva”, el Obispo Aguilar(que aboga también por la deyeso como primera y original enrecibir el culto), en la página 351de su obra “Noticias de Segorbe ysu Obispado" responde a estapregunta de esta manera:

“¿Por qué se llama La Primiti-va? Quizá porque los monjes latenían en la Capilla de SanMartín, que llamaban La Primiti-va, esto es, la primera iglesia delmonasterio, siendo fácil que lla-masen también primitivas lasimágenes que dejaron en ella alconstruir la Iglesia nueva. Quizáse llamó la Imagen primitivaporque fue la primera que recibióculto público y ordenado,estando, en lugar preferente, enla ermita (de la Cueva Santa)cuando intervino la autoridadeclesiástica”.

En este punto volvemos a

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recordar, para retomar el hilo delpor qué este trabajo, ya quevuelve a poner de relevancia laposible veracidad sobre la teoríaque se intenta dilucidar, que no esprecisamente hasta que las autori-dades civiles y eclesiásticas tomaninterés por controlar y promo-cionar el culto de este santuario, ala imagen hallada en el interior nose la conocía con una advocaciónespecífica, siendo a partir de estemomento cuando se comenzódenominar Virgen de Ntra. Sra. dela Cueva Santa a la imagen (yafuera de yeso o de alabastro) queen ella se veneraba.

Por lo que a la imagen serefiere, el Catálogo del Museo dela Catedral de Segorbe, estima sucronología entre 1400-1425 y laautoría de la misma al maestroPere Sanglada. En él se apunta laposibilidad de que esta imagenfuera regalada al monasterio poralguno de los personajes que

asistieron a su fundación, bara-jándose los nombres del Infantedon Martín, del arzobispo de Tar-ragona, Iñigo de Vallterra, o elpropio obispo de SegorbeFrancesc de Riquer. Este datoindicaría que la talla de alabastroes coetánea a la de yeso, queatendiendo a las primeras fuentesque hablan sobre ella, cabríadatarla entre el momento de fun-dación de la Cartuja y la muertede Fray Bonifacio Ferrer si hace-mos caso a la tradición (1385-1417), si bien, en este trabajo seestá barajando la posibilidad deque su ejecución se realizase apartir de 1405, a raíz del regalodel retablo bifaz encargado porMartín I a Pere Nicolau, y que haoriginado este estudio. Sinembargo en el citado catálogo,pese a comentarse que la imagenllega al santuario cuando este caebajo la influencia de los cartujos,se afirma que fue devuelta aValldecrist tras la revuelta de lasGermanías (1521), cayendo losautores en un grave errorcronológico.

En primer lugar la imágen dealabastro llega a la Cueva delLatonero entre 1483 y 1489 -segúnqué fuentes se consulten-, conmotivo de la cesión de los cartu-jos al canónigo Jerónimo Decho,siendo a partir de entonces la querecibiría el culto de los fieles. Sibien en este momento los cartujosno estaban propiamente en elsantuario, sí que eran los gestoresdel mismo, aunque mediaran enel tema las autoridades y cleroalturano, por lo que el catálogoen este aspecto no anda errado.Pero se equivoca al decir que laimagen fue “venerada en dicho

lugar hasta su devolución, acausa de las Germanías, a princi-pios del siglo XVI ”.

La imagen conocida por elnombre de la Primitiva recibiríaculto público entre 1583-1589(según qué fuentes se consulten)y 1608, momento en que losmonjes de Valldecrist son obliga-dos a abandonar el santuario,llevándose con ellos esta imagen,que según la tradición (y segúnqué fuentes), tampoco era muydel agrado de los fieles. Es decir,si los cartujos entregaron laimagen de alabastro en 1583,dificilmente pudo ser veneradaen el santuario hasta principiosdel siglo XVI.

A partir de que los cartujos sebajasen esta talla a Valldecrist,esta sería colocada de nuevo enla Iglesia de San Martín, dondesiguió venerándose como Virgende la Cueva Santa, o Virgen de ElPilar, como indica Pedro Morroen su obra, después de que FrayJaime Andrés construyera en1650 una columna sobre la cualcolocó la imagen de alabastro.

Allí permaneció hasta laexclaustración de la Cartuja en1835, momento en que pasaría alConvento de Agustinas deSegorbe, para que recibiese cultoen el Locutorio de la Iglesia deSan Martín, de igual nombre queel templo que la cobijaba enValldecrist, de donde era sacadaen momentos cruciales o decalamidad para exponerla alculto público (el Convento deAgustinas era también de monjasde clausura), para que fuera ven-erada por el pueblo, que le teníagran devoción.

José Ángel Planillo Portolés

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Posteriormente pasó al Palacio Episcopal pormediación de Fray Luis Amigó, donde presidía lacapilla episcopal, de la que sería sustraida en julio de1936 con motivo de la Guerra Civil, además dedañadas, pues fueron decapitadas las dos figuras ysufrido gran deterioro general.

Tras ser recuperadas por el dean de la catedral,don Romualdo Amigó fue repuesta de nuevo en laresidencia episcopal, donde permaneció duranteunos años, hasta que fue trasladada al Museo Cate-dralicio de Segorbe, donde hoy se puede contem-plar en la sacristía de la Capilla del Salvador, en laque también se conservan varios retablos y restosde esta cartuja.

- Escisión definitiva del culto a la Virgen en

dos advocaciones: Virgen de la Cueva Santa –

Inmaculada Concepción.

Como ya se viene reiterando, es tras los sucesosacaecidos con la curación de Juan Monserrate y larenovación del culto a la imagen aparecida en laCueva del Latonero, a finales del siglo XVI, cuandocomienza a denominarse a esta imagen de Maríacomo Virgen de la Cueva Santa, pues como ya seha visto, el renombre de Santa lo tenía “la Cuevadesde 1515 por los milagros ocurridos”. Hasta esemomento, no se documenta advocación concretahacia el culto a la imagen.

Y como nota destacable en este punto, cabecitar la construcción en Altura en 1595, año en quelos cartujos tomaron el Santuario de la Cueva Santa,de una ermita en honor de la Inmaculada Concep-ción junto al Camino Viejo de Segorbe a Altura, quecuriosamente sería fundada por el mismo canónigoJerónimo Decho.

Llama la atención la etimología de la partida enla que se encuentra esta ermita, “La Jarea”, quesegún Natividad Nebot procede de la voz del árabevulgar [sari´a] que significa “oratorio situado en lasafueras de una población en la que se celebranrogativas y otras fiestas religiosas”. Desconozco siya existiría alguna edificación en el lugar o la vozse derivaría tras la construcción de la ermita por lainfluencia de los moriscos de la villa. Lo cierto esque esta ermita se alza justo cuando a la imagenaparecida en la Cueva del Latonero empieza a

conocerse como Virgen de la Cueva Santa y más de200 años antes de la proclamación del Dogma de laInmaculada, que tendría lugar en 1854.

Tal vez con la construcción de la ermita elcitado canónigo trató de reconvertir al cristianismoun lugar de culto musulmán, con la idea de queestando dedicado a la Inmaculada Concepción deMaría tal vez los fieles moriscos aceptarían su cultopor estar éste aceptado por el Corán. De estamanera tan magistral, Jerónimo Decho conseguía:

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Ermita de la Purísima Concepción. Siglo XVI (Altura).

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1/ Restablecer el culto por laInmaculada Concepción perdidoen la Cueva Santa, arraigado enestas tierras por los cartujos porpetición del monarca y fundadorMartín el Humano, y que con elcambio de advocación de laimagen que la representaba,podría quedar olvidado.

2/ Cristianizar mediante laconstrucción de una nueva ermitaun lugar próximo al pueblo en elque tal vez se siguieran realizandoritos musulmanes.

3/ Disponer de un lugar deculto para obtener beneficiospersonales como oficiante y fun-dador del mismo.

4/ Intentar acercar a la fe cris-tiana a los moriscos, ofrecién-doles la posibilidad de venerar ala Virgen María, que ellos conser-van modélica en el Corán y librede pecados.

Además, llama la atención unpanel cerámico que decora laescalera del santuario querecuerda el primer centenario dela definición dogmática de laInmaculada Concepción, y que sibien podría ser interpretadocomo un homenaje hacia lavirtud de la Virgen, que es aquien se venera en el santuario,¿no podría ser una recuerdo de laantigua advocación en este lugarvenerada, que con el tiempomudó de nombre para ser cono-cida por el título actual?

Para terminar de conjeturar ytratar de darle más vueltas alasunto, voy a exponer un casoparecido que encontramos en elpueblo vecino de Navajas. Enesta población se da la coinci-dencia de que en la Iglesia Par-

roquial dedicada a la Virgen de laInmaculada, se venera a laVirgen de la Luz, patrona de lalocalidad, que como ya se havisto anteriormente, no es másque otro retablo en el que semuestra la Santa Faz de María, ycon cierto parecido a la talla quenos ocupa. Aunque desgraciada-mente tanto el relicario demadera dorado y sin cristal sobreel que se halló, como el cuadrooriginal se perdieron en laGuerra Civil Española, esta pintu-ra italiana datada del s. XVI,realizada sobre una tablillacuadrada de 20 x 20, muestrasobre fondo negro, el busto de laVirgen cubierta por una toca deviuda, al estilo de las madonasitalianas.

Este retablo apareció, según latradición (que el Obispo Aguilarrecoge en su obra “Noticias deSegorbe y su Obispado por un sac-erdote de la Diócesis”), en 1670mientras se realizaban unas refor-mas en el templo, tras descubrirsecasualmente al retirar el altarmayor. Al no figurar la advocaciónpor la que era conocida antes deser escondida (ocultación debidatal vez por temor a las represaliasde los moriscos durante la revueltay posterior expulsión), el párrocole puso por nombre “Virgen delSagrario” por haberse hallado trasél. Pero no se consideraba el pár-roco digno de poner nombre aesta aparecida imagen, y para ello,decidió realizar un sorteo antetodo el pueblo, en el que trasintroducir en una bolsa variosnombres, éste “de la Luz” salió portres veces consecutivas,entendiéndose que era el elegidopor la Virgen.

Es obvio suponer que esterelicario sería venerado en Nava-jas con anterioridad al hallazgo,ya que la parroquia estaba erigi-da desde 1543, y en ella pudorecibir culto bajo otra advocacióndesconocida, que a la vista deeste trabajo y la titularidad deltemplo, tal vez fuese el de laInmaculada Concepción. Y másteniendo en cuenta la proximi-dad de Navajas a Segorbe y lavinculación política que man-tenían en tiempos de los reyesde Aragón Martín I y María deLuna, también Señores deSegorbe.

Además, según Benet, Diago,Espuig, Gabarda y González ensu trabajo inédito “Iconografíasmarianas en el Alto Palancia”, laiconografía de la Virgen de la Luzse origina por la visión de unamonja en Palermo (Italia) en1722. La imagen de esta visión latrasladarían los jesuitas en 1782 aMéxico, donde hoy se puedevenerar en la Basílica-CatedralMetropolitana de Nuestra MadreSantísima de la Luz de León(Guanajuato-México). Su icono-grafía nos muestra a la VirgenMaría vestida con túnica blanca ymanto azul (similar a la Inmacu-lada) sobre un fondo amarillodorado, sosteniendo un alma conel brazo derecho y al niño Jesúscon el izquierdo, un par de ánge-les coronándola como reina delcielo, mientras que a sus pies laespera un monstruo, sustituidodespués por las llamas del purga-torio, unas nubes oscuras, y final-mente, unos angelitos. Sin duda,muy diferente a la de Navajas.

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Retablo cerámico en la Cueva Santa con refer-encia a la Inmaculada Concepción. Virgen de la Luz en Guanajuto (Mexico).

Fachada y retablo de la Virgen de la Luz de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Navajas.

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ICAP • N.º 21 • Enero 2013 José Ángel Planillo Portolés

- Evolución de la icono-

grafía de la Inmaculada Con-

cepción.

Ya se ha visto como surge enla Corona de Aragón la doctrinade la Inmaculada apoyada desdela Casa Real, que contribuirá a larepresentación iconográfica de lamisma, un tanto diferente a lautilizada en Europa hasta elmomento. Esta singularidadiconográfica del dogma en elreino refleja -para su tiempo- unacolaboración entre artistas yclero, que no fija sin embargouna figura-tipo de la InmaculadaConcepción.

Hasta el siglo XV, el culto porla Inmaculada en la penínsulasurge prácticamente comoadaptaciones de las representa-ciones marianas medievales a lascreencias de los patrones inmac-ulistas. Muchas veces una obra dearte sólo podía interpretarse comorelativo a esta advocación por suconocida asociación con unaorden inmaculista o a su mecenas(como el caso que nos ocupa),por una dedicatoria o una inscrip-ción. Por ello, no es sorprendenteque la iconografía de una idea tanabstracta y sutil como la de laInmaculada Concepción evolu-cionase tan lentamente, y másteniendo en cuenta la situaciónpolítica en los reinos hispánicos,con el reino de Granada en podermusulmán hasta 1492, y losgrandes desórdenes políticos yfinancieros de Castilla hasta la lle-gada de Isabel I.

La importancia de los ReyesCatólicos en la propagación delculto a la Inmaculada Concepciónse debe al apoyo que dieron a la

expansión de la orden francis-cana, sin obviar la devoción per-sonal de ambos monarcas a laInmaculada Concepción, quecontribuyeron considerablementea la intensificación de la creenciaen España. Y eso que hasta 1854,el término «Inmaculata Conceptio»no se encuentra ni en la genuinaliturgia mozárabe ni el calendariode Toledo del siglo X como fes-tividad, pero sí que aparecen cier-tos pasajes en las Sagradas Escrit-uras y los Evangelios Apócrifos enlos que se han querido basar laconfirmación de esta creencia.

Entre estos últimos, cabedestacar el Protoevangelio deSan Jaime (s. II d.C), que narrael encuentro delante de laPuerta Dorada, que es una delas primeras formas de represen-tar la Concepción Inmaculadade María, popularizada por laLegenda sanctorum (la "LeyendaDorada") del dominico Jacobusde Vorágine, que tiene en lasanunciaciones angélicas a Ana yJoaquín los aspectos milagrososdel cuento, mientras que la ver-dadera concepción de la Virgense trata de un modo bastanteprosaico: "Así pues, aconteció loque el ángel anunciara: que seencontrarían cara a cara y com-partirían la alegría sobre lavisión que ambos tuvieron ysobre las certezas de que habríande tener prole. Entonces, ado-raron a Dios y se encaminaronhacia su casa aguardando elcumplimiento de la promesadivina con gran alegría de suscorazones. Y. Ana concibió y dioa luz una niña, y la llamóMaría".

La autoridad de la iglesianunca sancionó la imagen delAbrazo ante la Puerta Doradahasta que en el Concilio deTrento se dieron cuenta de queel significado tradicional delAbrazo había sido mal interpreta-do por el pueblo, que entendíaque la Virgen había sido engen-drada por el beso, y llevó a quefinalmente la representaciónfuese completamente prohibidapor Inocencio XI en 1677.

En el Alto Palancia aparecenen el Museo de la Catedral deSegorbe dos tablas que hacenreferencia a este tema iconográfi-co. Una de ellas es el único frag-mento conservado del antiguoretablo mayor de la Catedral deSegorbe, dedicado a la vida deMaría, de finales del siglo XIV. Laobra referida se ubicaría en laparte superior de la calle izquier-da del retablo, y su autoría esbastante discutida por razones decronología.

Más tardía es la versión delabrazo de Juan de Macip (Juande Juanes) para el altar principalde la Catedral de Segorbe (sobre1530), que comenzó a pintar supadre, Vicente Macip. De todaslas escenas de la vida de laVirgen, sólo el Abrazo ante laPuerta Dorada y la Visitación serepresentan con figuras de mediocuerpo. La forma acentúa laiconografía relacionando laInmaculada Concepción con laconcepción de Cristo. No hayabrazo ni tampoco figuras sub-sidiarias. Los espectadoresdebían conocer sobradamente laescena para que se redujera aquíhasta ese punto.

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Pero hacia finales de la EdadMedia apareció una repre-sentación novedosa del tema. LaVirgen Inmaculada, enviada porDios desde el cielo, desciende ala tierra. De pie sobre la luna,coronada de doce estrellas,extiende los brazos o une lasmanos sobre el pecho, rodeadade los símbolos de las letaníascon sus diferentes variantes.

Este tema apareció porprimera vez en la iconografía delarte cristiano en la Catedral deCahors, en la Capilla de NotreDame, que fue construida en1484. En España, esta tipologíase introduce por primera vez en1497 en el retablo mayor de laIglesia de Cerco de Artajona(Navarra). En Valencia, el másantiguo es un grabado que acom-paña a los Gozos a la Concep-ción del Convento de la Encar-nación. No se conoce la fecha enque fue realizado, pero se piensaque fue entre 1502 y 1505.

Y es que España y Franciafueron al unísono los principalesdifusores de este tipo de repre-sentaciones a lo largo del sigloXVI en la pintura, grabado y

relieves escultóricos. Sin embar-go, la incorporación de este tipoiconográfico al arte no fueinmediata, coexistiendo en eltiempo y en las obras con otrostemas inmaculistas, como elAbrazo de la Puerta Dorada, lautilizada en Aragón, o la fusiónde ambos.

Precisamente, una de estasúltimas, donde el artista combinala antigua iconografía con lanueva, es el retablo de tablaúnica dedicado a la InmaculadaConcepción de la Parroquia deSot de Ferrer, atribuido a Juan deJuanes. Esta representa en elcentro a la Virgen como la TotaPulchra es amica mea et maculanon est in te, flanqueada porSan Joaquín y Santa Ana enposición orante, sobre los quese muestran los símbolos de susprivilegios espirituales identifi-cados con filacterias, y rematan-do el conjunto, en un planosuperior, Dios Padre la bendicemostrando la aquiescenciadivina respecto a la devocióninmaculista. La datación de estaobra se fija en torno a 1555-1560,es decir, durante la celebracióndel Concilio de Trento, tras elcual se implantará de maneradefinitiva este nuevo modeloiconográfico, donde la Madre deDios aparecerá sola y no acom-pañada de sus padres.

Y es que el dogma marianotambién se trató en el concilio,pues los Protestantes negaban suvirginidad en la concepción deCristo, y para reforzar la posturadel clero romano, artistas, mece-nas y teólogos adoptaron temasy motivos que ya circulaban

ampliamente esforzándose porcrear una imagen que acertase arepresentar con claridad el másabstracto de los conceptos: laInmaculada Concepción de laVirgen.

Así pues, María se mostraría apartir de entonces como la noviadel Cantar de los Cantares,basándose en la interpretaciónde San Bernardo de Claraval(1090-1153): Una joven de dulceapariencia en pie sobre unasnubes, indicando con ello queestá en el ámbito celestial, conlos cabellos largos cayéndolesueltos por la espalda, las manosunidas en plegaria a la altura delpecho, y la cara con la miradahacia el cielo, llena de luz, queexpresa que es puente entre Diosy los hombres. Su vestido constade una túnica rosa de mangalarga y escote redondo cubiertopor sobretúnica blanca demangas amplias y escote cuadra-do, que representa la pureza, lavirginidad; y un manto azul sobrela espalda, que nos indica que esla Reina del Cielo.

En torno a la cabeza hay unaserie de rayos a manera decorona, con doce estrellas, y unamedia luna a los pies, como mujerapocalíptica, que nunca se repre-senta llena, como en la Crucifix-ión, sino recortada en forma decreciente, evocando a distintasdivinidades de la antigüedad (Isis,Astarté, Diana..). Vemos así comoel cristianismo asume símbolosdel paganismo y los cristianiza, olos adopta como propaganda trasla victoria de Lepanto, como unsímbolo de la victoria de la cruzsobre la media luna turca.

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Abrazo en la Puerta Dorada. Retablode la Vida de Cristo y de la Virgen.Vicente Macip (Valencia, ca. 1475-1550) Juan de Juanes (Valencia, ca.1500-Bocairente, 1579). Museo de laCatedral de Segorbe.

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La Inmaculada Concepción de Murillo con los col-ores luminiscentes tradicionales de la vestimentade María -azul y blanco-.

Retablo de la Parroquia Sot de Ferrer (Castellón).Juan de Juanes (1555-1560).

Iglesia de la Compañía de Jesús de Valen-cia. (Juan de Juanes 1568).

Ermita de la Inmaculada Concepción de Altura(Castellón). (Anónimo-s. XVI-XVII).

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En torno a la Virgen se ubi-carían los emblemas o símbolosvinculados a este dogma bien demanera directa o integrados en elpaisaje, que se pueden agruparen tres tipos principalmente: enprimer lugar, los símbolosastrales, entre los que están elSol, la Estrella y la Luna. Elsegundo grupo son los símbolosvegetales, que incluyen el Lirio,el Olivo y el Cedro o Vara deJessé (sustituido en algunastablas por el Bastón de SanJoaquín), la Rosa y la Palmera. Yel tercer grupo pertenece a lasrepresentaciones arquitectónicas,como la Puerta, la Torre deDavid, la Fuente, el Huerto y laCiudad. Cabe resaltar que estossímbolos con los que se identifi-ca a la iconografía inmaculista nohacen referencia directamente ala concepción inmaculada deMaría, sino que aluden a la vir-

ginidad, su maternidad divina osu papel de mediadora entreDios y los hombres.

A este modelo correspon-dería la tabla de la InmaculadaConcepción que presidiría laermita construida bajo esta advo-cación por el canónigo JerónimoDecho en 1595. En la obra, de laque se desconoce el autor, sepueden observar las influenciasde los modelos pintados porJuan de Juanes, aunque connotables diferencias tales como laausencia de los padres de Maríacomo en el retablo de Sot deFerrer, el cambio de la leyenda“Tota Pulchra…” por “Mariae AbOmni Peccato” de “De immacu-lata Virginis Conceptione abomni peccato immuni libriquatuor”, o la coronación de laVirgen por la Santísima Trinidad,como en el retablo pintado parael Colegio de la Compañía de

Jesús de Valencia pintado en1568, donde el maestro seguiríalas indicaciones del venerable yafamado jesuita padre MartínAlbero. Sin duda estas diferenciaspodrían ser motivo de lasrecomendaciones realizadas trasel Concilio de Trento.

Con ello se aprecia cómo seempieza a aplicar la que será lafórmula definitiva de la Inmacula-da Concepción que llegará al sigloXVII y alcanzará gran popularidaden el Barroco.

Sin embargo, en la Españamística se le imprimió la marcade su genio, y con el tiempoevolucionaría creando su propiaversión en donde la Virgen Maríaaparecerá libre ya de todos lossímbolos de las letanías, rodeadasólo por ángeles, y aplastando asus pies la serpiente tentadorapara recordar su victoria sobre elpecado original.

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Así concluiría este largo proce-so para simbolizar iconográfica-mente este dogma recocido ofi-cialmente por el papa Pío IX en subula Ineffabilis de 1854, que pasóde ser representado según eldeseo de los mecenas o promo-tores (como el caso de Martín I deAragón, con su Verónica de laVirgen), a ser representado por elbeso casto o abrazo ante la puertadorada de San Joaquín y SantaAna -padres de la Virgen-, parafinalmente ser consensuado en elConcilio de Trento entre el cleroy los artistas para llegar a nosotrosde la manera que todos la cono-cemos en la actualidad.

CONCLUSIONES

Para concluir este trabajo sehará un resumen de todo lo aquíexpuesto, para tratar de aclarar siel retablo de la Verónica de laVirgen conservado en el Museode Bellas Artes San Pío V deValencia y la imagen de yeso querepresenta a la Virgen de laCueva Santa tienen un nexo deunión aparte de su estancia enValldecrist, y si en algún momen-to pudieron intentar representara una misma advocación de laVirgen María.

Al final del siglo XIV, eldogma de la Inmaculada Con-cepción de María, pese a ser untema de discusión en Europa, eradefendido y apreciado desdemucho antes en los Reinos de laCorona de Aragón y, especial-mente por los miembros de laCasa Real, que daban muestrasde un gran fervor hacia estaadvocación, amparando la fun-dación de cofradías, como la de

Barcelona, en 1333. Pero seríacon la llegada al trono de MartínI de Aragón cuando el culto aesta advocación tomaría un granimpulso debido a la devociónparticular que por ella profesabaeste monarca que, mediante ladonación de imágenes-iconos dela Santa Faz Mariana y el fomen-to de su adoración y festividad,lograría que las fiestas en honora la Purísima pasaran a ser unreferente en toda Europa,equiparándolas a las grandes fes-tividades marianas del calendariolitúrgico y convirtiéndolas en unareivindicación personal de losmonarcas aragoneses.

Hay que resaltar que las dona-ciones reales de iconos de laSanta Faz de María por Martín elHumano supondrían un referentea nivel artístico, puesto queademás de que en la época noexistía una representación concre-ta para su culto, las particulari-dades de estas Verónicas de laVirgen presentaban un tiponada frecuente en la iconografíamariana, al mostrar únicamente lacabeza de María inclinada ligera-mente hacia la izquierda y sin suhijo. Desde ese momento, lasimágenes de la Verónica deMaría, ya fuesen en forma depequeños retablos o bien en reli-carios, comenzaron a proliferarpor todo el reino durante todo elsiglo XV e incluso después.

En 1385, el rey Pedro IV deAragón, el Ceremonioso, funda-ba a instancias de su hijo, el auninfante Martín, la Cartuja deValldecrist en Altura. Cabesuponer que, desde el primermomento, el infante y luego rey

trataría de introducir en la nuevafundación de los monjes de SanBruno sus preferencias y devo-ciones particulares hacia estaadvocación, como se desprendepor la donación al cenobio de unrelicario en el que se venerabaen un altar portátil devocional elrostro de la Virgen, hoy conser-vado en el Museo de Bellas ArtesSan Pío V de Valencia; y que losfrailes, fervorosos devotos de laVirgen María, aceptasen esta vari-ante en la advocación puestoque, al fin y al cabo, se difundíael culto a la Madre de Dios.

Así, es posible que para con-tentarle, los frailes tomaran comomodelo el retrato de la imagenofrecida por el monarca y fun-dador de la casa para elaborar losmoldes de las imágenes que, conposterioridad y como tenían porcostumbre, repartirían a sus pas-tores para recordarles su devo-ción por la Virgen, que era rep-resentada en una talla depequeño tamaño y de yeso, paraque fuesen cómodamente trans-portadas. Esta tradición es recogi-da por el Padre José de La Justi-cia, que comentaba en 1664 quees “una costumbre antigua [la]de dar a sus pastores imágenes dela Virgen, que les recuerde sudevoción, tan propia y connatur-al de la Cartuja”, y que "la cos-tumbre de vaziar (sic) imágenesde yeso para los pastores, no esreciente, sino nacida con lamisma fundación. Parece discur-so corriente que por ser estaimagen de yeso, y don acomoda-do a la pobreza pastoril, es unade las que antiguamente se lesdieron” (refiriéndose a la halladaen la Cueva Santa).

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Una de estas imágenes apare-cería casi un siglo después -entre1503 y 1516, según apuntannuevas fuentes-, en una cuevadel término de Altura que servíade aprisco de ganado, aunque atenor de su morfología, ubi-cación y peculiaridades, bienpodría haber sido (o incluso seren aquellos momentos) un lugarde antiguos ritos paganos, queno era conveniente mantener,máxime teniendo en cuenta queel lugar estaba bajo el poder deun priorato.

El caso es que aquel hallazgosería considerado como unsuceso milagroso que generaríacierto fervor a esta imagen de laMadre de Dios, ya que en losprimeros años carecía de unaadvocación por la que se identi-ficase.

El interés por la aparición dela imagen de yeso de la Virgen seincrementaría tras la sucesión deextraños portentos y curacionesocurridas dentro de la cavidaddonde tenía cobijo la imagen,producidas tras ser invocada esta,o tras el baño o degustación delas aguas que destilan las paredesde la cueva al tiempo que serezaba a la Virgen, y a los que seencomendaban tanto loscreyentes cristianos como lossupersticiosos moriscos.

En los nefastos años quesiguieron, protagonizados porconflictos bélicos, decaería laafluencia de fieles, pero su cultono caería en el olvido, reactiván-dose en 1574 tras los prodigiososincidentes que favorecieron aun matrimonio jericano, quegenerarían una reanudación de

las peregrinaciones masivas allugar, un fervor sin fronteras yque las autoridades tomaseninterés en controlar, gestionar ydifundir de forma controlada elculto a esta imagen que, comen-zaría entonces, a ser conocidacomo Virgen de la Cueva Santa.

Pero todo este interés llevaríaa que los cartujos, Señores deltérmino de Altura, ocupasen elsantuario, suceso que generaríagran malestar entre la feligresía yautoridades civiles y religiosas,que motivarían un largo pleitoque llevaría a la expulsión de loscartujos del santuario y a ladevolución de su posesión alclero y autoridad civil de Altura.

Paralelamente a la toma delos frailes y a la popularizaciónde la denominación de Virgende la Cueva Santa a la imagen delsantuario, el canónigo JerónimoDecho, natural de Altura y her-mano del propietario de lacueva-santuario, que fue elprimero en preocuparse por elincipiente santuario desde quelas autoridades toman partido,funda en 1595 en las inmedia-ciones de Altura una ermitadedicada a la Inmaculada Con-cepción, 200 años antes de laproclamación del Dogma por elpapa León XIII, en una partidaconocida como La Jarea, topóni-mo árabe que viene a indicar unlugar u oratorio situado a lasafueras de la población en el quese celebran rogativas y otrasfiestas religiosas. Tal vez con laconstrucción de la ermita elcitado canónigo trataba de recon-vertir al cristianismo un lugar deculto musulmán, aprovechandoque estaba dedicado a la Inmacu-

lada Concepción de María,dogma aceptado por el Corán.De esta manera tan magistral,Jerónimo Decho conseguía:

1/ Restablecer el culto por laInmaculada Concepción perdidoen la Cueva Santa

2/ Cristianizar mediante laconstrucción de una nuevaermita un lugar próximo alpueblo en el que tal vez sesiguieran realizando ritosmusulmanes.

3/ Disponer de un lugar deculto para obtener beneficiospersonales como oficiante y fun-dador del mismo.

4/ Intentar acercar a la fe cris-tiana a los moriscos, ofrecién-doles la posibilidad de venerar ala Virgen María, que ellos conser-van modélica en el Corán y librede pecados.

Entre tanto, y curiosamentetambién en el mismo periodocronológico (finales del siglo XIV-finales del siglo XVI) la icono-grafía referente a la InmaculadaConcepción pasa de ser repre-sentada según el deseo de losmecenas o promotores, a serconsensuada tras el Concilio deTrento entre el clero y los artis-tas, para representar de una máso menos uniforme esta advo-cación.

Toda esta relación de acon-tecimientos genera una serie deinterrogantes que hoy, con elpaso del tiempo, y tratando deno caer en los pensamientos dela interesada pluma que escribióla historia, todavía quedan porresolver.

Cuestiones como bajo quéadvocación pretendían los cartu-

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jos que se rindiera culto al ofre-cer imágenes de yeso de laVirgen a los pastores, o de dóndese tomó el modelo a la hora deconfeccionar el molde para lafabricación de imágenes de yeso.Si la aparición de la imagen de laVirgen en la Cueva del Latonerofue casual, o forzada paraerradicar un lugar de cultopagano, dadas las peculiaridadesde la cueva. Si se tenía concien-cia cuando se divulgó la apari-ción de la imagen en la cueva delLatonero de que ésta era una delas repartidas por los cartujos, yen caso afirmativo, por qué sesilenció.

Si se plantearon las autori-dades al tomar la gestión del san-tuario el problema de la escisióndel culto ante la popularizacióndel nombre de Virgen de la CuevaSanta, y si una consecuencia deello fue la construcción de laermita de la Inmaculada en Altura,en un intento de perpetuar unculto a la Inmaculada que podríaquedar olvidado, o esta surge acausa del interés personal de sufundador.

En definitiva, demasiadosinterrogantes, que espero que conlos planteamientos desarrolladosen este trabajo puedan extraer suspropias conclusiones. Entre tanto,seguiremos venerando a NuestraSeñora la Virgen de la Cueva Santaen su cueva-santuario, con lamisma fe y devoción de siempre.

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