La Cueva Santa: ¿Iniciación, Implantación o Adaptación de un culto?

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Edita: Instituto de Cultura Alto Palancia. Apdo. Correos 101 - 12400 Segorbe - Tel.: 964 71 06 26 Correo electrónico: [email protected] Página Web: http://www.icapalancia.es Página Web wikipalancia: http://www.wikipalancia.es Diseño, Maquetación & Creatividad: Ximo Cosín Produce: SERGRAVI, (Editorial) - Tel. 964 67 73 36. La Vilavella Depósito Legal: CS-192-1995 ISSN: 1136-2839 Junta Directiva: Juan Miguel Corchado Badía Vicente Gómez Benedito Rafael Simón Abad José Luis Bea Clemente Concepción Villanueva Morte Carlos Gimeno Vicente Clara Marín Barea José Manuel López Blay Fco. José Guerrero Carot Consejo Asesor: José María de Jaime Lorén Francisco Gimeno Blay Vicente Palomar Macián Magín Arroyas Serrano David Montolio Torán INVESTIGACIÓN OTROS TEMAS 157 NUESTRAS FIESTAS 169 NUESTRO PERSONAJE 159 ÍNDICE TEMÁTICO 4 5 ÍNDICE GENERAL NUESTRA PORTADA 3

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Edita:Instituto de Cultura Alto Palancia.Apdo. Correos 101 - 12400 Segorbe - Tel.: 964 71 06 26Correo electrónico: [email protected]ágina Web: http://www.icapalancia.esPágina Web wikipalancia: http://www.wikipalancia.es

Diseño, Maquetación & Creatividad:Ximo Cosín

Produce:SERGRAVI, (Editorial) - Tel. 964 67 73 36. La Vilavella

Depósito Legal: CS-192-1995ISSN: 1136-2839

Junta Directiva:Juan Miguel Corchado BadíaVicente Gómez BeneditoRafael Simón AbadJosé Luis Bea ClementeConcepción Villanueva MorteCarlos Gimeno VicenteClara Marín BareaJosé Manuel López BlayFco. José Guerrero Carot

Consejo Asesor:José María de Jaime Lorén Francisco Gimeno BlayVicente Palomar MaciánMagín Arroyas SerranoDavid Montolio Torán

INVESTIGACIÓN

OTROS TEMAS 157

NUESTRAS FIESTAS 169

NUESTRO PERSONAJE 159

ÍNDICE TEMÁTICO 4

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Í N D I C E G E N E R A L

NUESTRA PORTADA

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Í N D I C E T E M Á T I C O

Armas y Armeros en Segorbe durante la Baja Edad Media / Joaquín Aparici Martí................................................................

El Cebrián, notas y elucubraciones / Elios Borja Cortijo...................................................................................................................

Catálogo de bienes y espacios protegidos de la Villa de Soneja / Miquel Ángel Rodríguez Rodríguez.....................................

Ecomuseo en el Parque Natural de la Sierra de Espadán / Isabel Beltrán Gil...............................................................................

“Llibre de lletres e altres actes fet e activitat en poder del Honrat en Anthon de Gudar, Justicia de la Ciutat de Segorb”Miriam Rodríguez y Mariam Marco..........................................................................................................................................................

La Cueva Santa: ¿Iniciación, implantación o adaptación de un culto? / José Ángel Planillo Portolés.......................................

El Ducado de Jérica en el siglo XVIII (patrimonio del Duque de Berwick) / Saturnino Díaz Benages....................................

El puente de la Fuente del Baño de Navajas / Vicente J. Villalba Martín........................................................................................

El Renegado Soneja / Miguel Ángel Rodríguez Rodríguez...................................................................................................................

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INVESTIGACIÓN

OTROS TEMAS

NUESTRO PERSONAJE

159D. Julio Cervera y Baviera. Militar Segorbino / Ángel Manuel Adán García.................................................................................

NUESTRAS FIESTAS

169Fiesta de San Francisco de Paula en Viver / Saturnino Díaz Benages..........................................................................................

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La presente teoría se concibió tras asistir a una ponencia en las Jor-nadas de Estudio sobre la Cartuja de Valldecrist en homenaje al DoctorJames Hogg, organizadas por la Asociación Cultural Cartuja de Vallde-crist -de la que soy miembro- durante los días 2 y 3 de octubre de2008. La ponencia en cuestión titulada “La capilla de San Martín en laCartuja de Valldecrist: Arquitectura, símbolo y devoción”, hablabasobre la posible función del subterráneo de dicha iglesia como criptafuneraria para el Infante Martín El Humano y su familia, y fue pre-sentada por el profesor de la Universitat de Valencia Amadeo SerraDesfilis, en la que además de incidir en la piedad e inclinación haciala Iglesia de este príncipe aragonés (luego reinaría bajo el nombre deMartín I), resaltaba la profunda devoción que sentía por la advocaciónde la Verónica de la Virgen María, que él veneraría como la PurísimaConcepción, de la cual procuraba llevar siempre una imagen consigo.En este punto, se mostró la imagen de un retablo portátil conservadoen el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, que el profesorcomentó que pudo pertenecer al rey e incluso utilizarlo para sus prác-ticas piadosas en Valldecrist o donde se trasladara su corte, aunque nolo afirmaba categóricamente, porque como buen historiador, nadapuede darse como seguro hasta que se demuestre lo contrario. Esteretablo es el que se muestra a continuación:

ICAP • N.º 21 • Mayo 2013 José Ángel Planillo Portolés

I N V E S T I G AC I Ó N

LA CUEVA SANTA:¿INICIACIÓN, IMPLANTACIÓN O

ADAPTACIÓN DE UN CULTO?

- José Ángel Planillo Portolés -

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A mi mujer Eva y a mi hija Elena, por su paciencia y tiempo. A todas las personas que han tenido a bien leer este trabajo, y aportarme sus comentarios, correc-

ciones, fotografías, bibliografía y ánimos para continuar con él.

R es umen: El presente trabajo plantea diversas teorías sobre cómo surgió la imagen y culto de la imagen que hoyveneramos como Ntra. Sra. de la Cueva Santa, que aquí asociamos al rey Martín I de Aragón en lugar de a FrayBonifacio Ferrer, a quien la vincula la versión tradicional. Al tiempo que plantea algunas preguntas sobre a quiénse veneró en un principio en la gruta que acoge al Santuario y cómo evolucionó el culto de la Inmaculada Concep-ción gracias en parte al apoyo de los monarcas aragoneses.Palabras clave: Culto, Ntra. Sra. Cueva Santa, Santuario; Inmaculada Concepción, Iconografía.

Virgen de la Cueva Santa.

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El parecido de la imagen delretablo con la que muestra elbajorrelieve de la Virgen de laCueva Santa no pasódesapercibido a más de uno delos allí presentes, y pronto surgióen mi esta pregunta: ¿De dóndese sacó el modelo cuando secreó el molde para fabricar imá-genes de la Virgen?

Para salir de dudas, me puseen contacto con el profesorAmadeo Serra, que me facilitótanto la fotografía del retablo,como el trabajo publicado por laprofesora especialista en Arte dela Universitat de Barcelona MartaCrispí i Cantón titulado “LaVerónica de Madona SantaMaría y la procesión de la Purísi-ma organizada por Martín elHumano [en Barcelona el año

1397]”, para que tratase deesclarecer en parte esta pregunta.

- Retablo de la Verónica de laVirgen: Características y Autor.

El retablo de la Verónica de laVirgen y la Anunciación del Museode Bellas Artes San Pío V de Valen-cia (nº inv.: 406), es una tabla bifazque representa, por un lado, a laVerónica de la Virgen María, y porel otro, la Anunciación. Está pinta-da según la técnica de templesobre tabla, y posee unas dimen-siones de 44,4 x 37,4 cm. Encuanto a su cronología, se fecha enlos albores del siglo XV, posible-mente entre 1405 y 1410.

Este icono mariano constituyeuno de los prototipos de mayorbelleza entre los numerosos ejem-plos de la vera effigies de María en

la Corona de Aragón, que seríaretomado con apenas variantes enuna tabla del Convento de SantoDomingo el Real de Madrid, y enla Verónica de María de la colec-ción Durrieu, atribuida a JoanReixach. El busto de la Virgen deidealizada belleza y tonalidadessuaves de ricos matices se recortasobre fondo dorado con estrellas,mostrando un rico fluir de líneasondulantes en el drapeado y unafilacteria trabajada al buril con laspalabras de la salutación angélica.

La Anunciación, de refinadaelegancia y cadencia rítmica,sigue un modelo iconográficoque la asocia con la Encarnación.La Virgen, de pie, recibe el men-saje del arcángel San Gabriel enuna ambientación arquitectónicaescalonada y sencilla sobre un

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Verónica de la Virgen. Anunciación.

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fondo áureo estampado dezarcillos. En lo alto, se recorta lafigura de Dios Padre bendicente yel Espíritu Santo, descendiendo enforma de paloma, y en medio elNiño Jesús con la cruz al hombro.Esta modalidad aparece tambiénen la Anunciación del retablo delos gozos marianos del Museo deBellas Artes de Bilbao, atribuido aPere Nicolau, o en el díptico de laAnunciación del Museo del Prado.

La pieza ingresó en el Museodespués de la Guerra Civil por elServicio Militar de Recuperación,

procedente al parecer de un par-ticular y con anterioridad de laCartuja de Valldecrist en Altura,conservando su marco originaldorado, con moldura en formade soga, que debió completarsecon un pie, como otros ostenso-rios pediculados del periodo quepresentan las verónicas de laVirgen y de Cristo (como la queel rey Martín I regaló a la cofradíade Barcelona).

El tema de su autoría es algomás complejo, pues aunque sonvarios los investigadores -entre los

que destacan José i Pitarch yMiquel Juan- que la atribuyen aPere Nicolau (documentado enValencia entre 1390-1408), en laficha del museo consta comoatribuida a Gonçal Peris Sarrià,(c. 1380-Valencia, 1451). Estadivisión de opiniones se debe a labuena y parecida traza de ambospintores, pioneros del gótico inter-nacional en el Reino de Valencia, yque fueron Maestro y Oficial deTaller respectivamente en elobrador del primero, del cual seríasucesor Gonçal Peris.

Pero tras leer el libro de laprofesora Matilde Miquel Juan“Retablos, prestigio y dinero:Talleres y mercado de pintura enla Valencia del gótico interna-cional”, me inclino a la autoríadel maestro Pere Nicolau, por lasrazones que ella argumenta yadjunto a continuación demanera resumida, en las quevolvemos a encontrar al reyMartín el Humano como promo-tor del arte y desarrollo en elReino de Valencia.

La característica de la monar-quía de la Corona de Aragóndesde los tiempos de Jaime I erala de una corte itinerante, que setrasladaba siguiendo las necesi-dades del monarca y de cada unode sus reinos, asentándose enuna ciudad o en otra, pero siem-pre teniendo en cuenta que elcentro y principal ciudad eraBarcelona, donde se ubicaba laCancillería Real con todo suaparato burocrático. Esto, paraValencia como para el resto de laCorona de Aragón suponía uncierto desplazamiento y algúnque otro conflicto político. Pero

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Retablo Verónica de la Virgen conmarco original y pie figurado.

Relicario de la Verónica de María regal-ado por Martín I a Barcelona.

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en el caso de Valencia, estasituación comenzaría a subsa-narse al final del reinado dePedro IV de Aragón, afianzán-dose con Juan I, y alcanzar sumáximo esplendor con Martín Iy Alfonso V “el Magnánimo”(desde mediados del s. XIV afinales del s. XV).

Centrándonos en la figurade Martín I, se observa que sureinado y estancias en los ter-ritorios valencianos propor-cionaron a la ciudad un atrac-tivo para la llegada oestablecimiento de impor-tantes artistas extranjeros(mayoritariamente del nortede Europa) en diferentesmaterias, que fueron el motorde la actividad artística tantoen la ciudad del Turia como ensu reino. No obstante, la par-ticipación de Martín y, engeneral, de la monarquía,fue más bien un revulsivopara la llegada de maestrosa la ciudad, mientras que elasentamiento y permanenciade dichos artistas fue garan-tizada por los encargos tantode los “familiares” de lacorte, como de la jerarquíaeclesiástica, el municipio yel patriciado urbano.

Y es que la Ciudad deValencia, a finales del sigloXIV y mediados del XVgozaba de un gran augecomo ciudad, y la prosperi-dad económica y social delos diferentes miembros quecomponían las altas esferassociales de la ciudad (nobles,eclesiásticos, municipio yburguesía), propiciaría el

deseo de mostrar de algunamanera su religiosidad, su pres-tigio social, su poder político oeconómico y su nuevasituación dentro de la sociedad.

A la hora de elegir a losautores de las diversas obras,tanto el rey como la Casa de laCiudad, trataban de solicitar losservicios a maestros diferentes, ola de aquellos con capacidadpara compaginarlos, pues encaso de entrar en conflicto erael monarca el que tenía la pri-macía (como ocurrió durante laconstrucción del Portal de Ser-ranos por el Maestro Pere Bala-guer, que fue llamado por elInfante Martín de Aragón paraque llevase a la vez las obras dela Iglesia de San Martín de laCartuja de Valldecrist, para locual delegaría en uno de sus

principales maestros, MiguelGarcía -que a su vez estabalevantando la parroquia deSanta María de Castellón- sibien, fue amonestado por elinfante debido a que las obrasno avanzaban como él desea-ba, achacándoselo a susausencias).

No obstante, los princi-pales clientes de la ciudadtrataban siempre con losmismos artistas y, en el casode Valencia, los talleres delpedrapiquer Pere Balaguer,del orfebre Bartomeu Coscollay del pintor Pere Nicolaufueron los que asumieron granparte de los encargos realiza-dos para la Iglesia; además detrabajar para la monarquía, elmunicipio y una parte impor-tante de burgueses.

Martín I El Humano (1396-1410).

Alfonso V El Magnánimo (1416-1458).

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Tras esta breve explicaciónque nos enmarca el periodo en elque se desarrolla el inicio de todaesta teoría, vamos a centrarnos enel tema que nos ocupa.

Existe constancia documentaldel encargo en 1403 al pintorcatalán Pere Nicolau de una tablade la Virgen por parte del reyMartín el Humano a través deFrancesc Martorell por el preciode 100 florines de oro para laCartuja de Valldecrist.

Francesc Martorell era poraquel entonces rector de la Igle-sia de Puçol (Valencia) y uno delos engranajes más importantesde la compleja maquinaría artís-tica del Reino de Valencia. Esta

tarea sería la que años más tarde,en 1408-1409, le llevase a serconsejero y procurador del reyMartín, además de canónigo enla Catedral de Barcelona y bene-ficiado en la Capilla de San Jorgede la Catedral de Valencia. Esadoble condición de ConsejeroReal, miembro de la corte, via-jero por mandato del monarcapor los territorios de la Coronade Aragón, además de eclesiásti-co en la diócesis valentina ybarcelonesa, le permitieron serun punto de comunicación entreel Reino de Valencia y la monar-quía, tanto en aspectos socialeso políticos como en aspectosreligiosos, y es posible que en

los artísticos, o que al menospudiera haber influido en elgusto del monarca. Por lo que talvez, conociendo a los mejoresartistas de la ciudad, buscasepara el encargo al pintor conmás reputación del momento (alo que estaba acostumbrado elmonarca).

Y éste no era otro que PereNicolau, que había dejado constan-cia de su buen saber hacer en suprimer trabajo en la Catedral, alrealizar las pinturas del coro en1390 por encargo de Alfonso deAragón y Foix, Marqués de Villena,persona perteneciente a larealeza al ser primo de Pedro IVy tío de Juan I y Martín I.

José Ángel Planillo Portolés

La Cueva Santa: ¿Iniciación, implantación o adaptación de un culto?

Portal de Serranos (s. XIV-XV) por Pere Balaguer.

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El Marqués de Villena (entreotros muchos títulos) era clienteasiduo en materia de pintura deBernat Vilaur. Sin embargo, trasla desaparición de este maestro ysu taller en 1392, el pintor deconfianza del marqués pasó a serPere Nicolau, a cuyo taller irían aparar, al parecer, los discípulos ocolaboradores de Bernat Vilaur.

Si a este ascenso a nivel pro-fesional le sumamos el matrimo-nio con la rica Isabel, y los lucra-tivos contactos comerciales conrelevantes eclesiásticos (entre losque se encontraría Francesc Mar-torell) podría entenderse cómoadquirió Pere Nicolau un granpoder económico y a dominar elmercado pictórico de Valencia.

Prueba de ello es que en elperiodo comprendido entre1393 y 1405, llegó a realizar 16retablos, la pintura de una cajaque albergaría el Libro de Privile-gios para la Casa de la Ciudad en1396, y la decoración de losentremeses de dicha casa conmotivo de la entrada de Martín Ien Valencia en 1401.

A tenor de la documentación,a partir de 1405 comenzaría adecaer el número de encargos, yen 1407 se produciría su óbito encircunstancias poco claras. Dehecho, la última noticia de PereNicolau es el pleito entre susobrino Jaume Mateu y uno delos oficiales del taller, GonçalPeris, en 1408-1409, por ocuparel espacio de poder y control quedesempeñaba el obrador de PereNicolau, puesto que a su muerteno dejó herederos. Aunque eneste caso, no se trata de unaherencia física ni material, sino

de la clientela y a ser posible delos retablos inconclusos, lo quesuponía continuar con eldominio en gran medida delmercado artístico valenciano.

Como se ve, aquí es dondeaparece Gonçal Peris como maes-tro más avezado o con más autori-dad para administrar el obrador,al ejercer como procurador deltaller a la muerte de su maestro. Yello es notable, puesto que en untaller tan amplio como el de Nico-lau, con varios oficiales, discípu-los y ayudantes, el conseguir serel oficial de mayor confianza con-vertiría a Gonçal Peris Sarrià,nombre que tomaría al ser dueñodel taller, en uno de los mejorespintores del gótico internacionaldel Reino de Valencia a partir de1410. Y junto a sus labores detasación y supervisión de obras apartir de 1430, se confirma comoun pintor de una gran capacidadartística y alta consideración socialy profesional.

Tras todo este repaso a lascircunstancias artísticas y a losartistas que confluyeron enValencia entre la última décadadel siglo XIV y la primera delsiglo XV, cabría destacar, a modode conclusión, los siguientespuntos:

- Con la llegada al trono deMartín I y su constante presenciaen el Reino de Valencia, sedesarrollaría en la ciudad unimportante impulso económico ysocial, que atraería a numerososartistas para cubrir la demanda delos distintos estamentos sociales.

- En el plano pictórico, fue elmaestro Pere Nicolau el que con-siguió dominar el mercado, y

recibir los encargos de los princi-pales clientes, entre los queestaría el del rey Martín I, alencargar en 1403 el retablo de laVerónica de la Virgen.

- A la muerte de Pere Nicolau,fue uno de sus discípulos, GonçalPeris, el que logró atraer para sí ellegado del maestro en detrimentode Jaume Mateu, logrando eldominio del mercado artísticovalenciano a partir de 1410.

Así pues, si el encargo serealizó en 1403 a Pere Nicolau…¿No sería lógico pensar que seríaél quien pintase el retablo,máxime teniendo en cuenta queera por encargo del rey? ¿O locedería a su principal discípulo,Gonçal Peris?

- La imagen de NuestraSeñora la Virgen de la CuevaSanta.

La Virgen de la Cueva Santa,patrona de la Diócesis deSegorbe-Castellón y de losespeleólogos españoles tiene sumorada en la Villa de Altura, enla provincia de Castellón.

El Santuario de Ntra. Sra. de laCueva Santa está situado a 811metros sobre el nivel del mar y a12 kilómetros de la citadapoblación. Pero su capilla selocaliza en el interior de una espa-ciosa sima de 20 metros de pro-fundidad, que antaño era conoci-da por el nombre de Cueva delLatonero (Llidoner-Almez), y queera utilizada como refugio por lospastores con sus ganados, asícomo por los caminantes que porallí cruzaban desde Los Serranosal valle del Palancia.

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Vista del Santuario de la Cueva Santa.

Interior del Santuario de la Cueva Santa.

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La imagen de esta veneradísi-ma Virgen, a la que acuden enromería y rogativas numerosospueblos de las comarcas circun-dantes, es un bajo relieve deyeso de unos 20 cm. de alto por10 de ancho aproximadamente,en cuya parte superior se formauna corona de rayos que seestrecha como la tercera partede su altura total formando dosligeras curvas, que vuelven aensancharse hasta terminar en elpie de la imagen formado poruna línea recta. Representa elrostro anciano de la Virgen Maríacon traje de viuda, sobretoca,con el rostro y el cuello descu-bierto, bajo el cual abrocha elmanto. Llama la atención que laimagen, aun siendo de yeso, no sedesluce por la humedad con elpaso del tiempo, pese a que lacueva en la que está ubicada, pre-senta una humedad harto aprecia-ble, deteriorando todo objeto dehierro o madera que en ella sedeposita, y siendo constantes lasfiltraciones de agua a través de laroca caliza, hasta el punto de queson frecuentes los charcos en lacavidad.

Cuando se indaga sobre elorigen de esta imagen, labibliografía y la tradición popu-lar nos llevan a la Cartuja deValldecrist, monasterio de laOrden de San Bruno fundado en1385 por Pedro IV de Aragón apetición de su hijo el infanteMartín y la esposa de este, Maríade Luna, en la Villa de Altura, yque desde 1407 sería titular tantode esta villa como de Alcublas,por donación real del ya Martín Iel Humano, siempre preocupadopor engrandecer y ennoblecer

dicha fundación. Según estasfuentes, estas imágenes lasrealizaban y repartían a lasgentes los monjes deValldecrist, aunque latradición afirma que eraFray Bonifacio Ferrer, queingresaría en ella el año1410, el que deseando glo-rificar a la SantísimaVirgen, ideó propagar suculto por medio de unpequeño relieve de yeso.

Según reflejan algunoshistoriadores, como elPadre Alfaura o el PadreVicente Javier Tena, estevenerable fraile creó en sucelda un molde que, conla forma de su emblema

heráldico, que es la herradura,rellenaría con yeso blanco parafabricar imágenes que despuéseran repartidas a los pastores, demanera que éstos le dieran cultoen sus refugios durante susausencias del pueblo, pues supequeño tamaño permitía llevar-las en el zurrón sin ocuparapenas bulto.

Uno de aquellos pastores seresguardaría un día en la espa-ciosa Cueva del Latonero, puessabia que allí había un manantialdonde podría abrevar y des-cansar tanto él como el ganado,quedando mejor resguardado delas inclemencias meteorológicas.El pastorcillo colocó la Virgen enun replano de la roca y allí lerezaba sus oraciones. Perocuando abandonó la cavidad, poralgún extraño motivo, no se llevóconsigo la imagen regalada porel fraile cartujo, quedando allíolvidada en un rincón.

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Relicario de la Cueva Santa.

Escudo heráldico de los Ferrer.

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Casi cien años tuvieron quepasar (entre 1503-1508) para queotro pastor, que también utiliza-ba la cueva como refugio,encontrase la imagen abandona-da. Se cuenta que cuando este yaempezaba a dormitar, vioaparecérsele la Virgen, que leindicó donde encontrar unaimagen suya para que pudieradarle culto. El pastor fue abuscar en el lugar indicado y allí,efectivamente, encontró la SantaImagen que, con posteridad, sellamó Virgen de la Cueva Santa.La trascendencia del hallazgo,seguido de otros portentosatribuidos a la Virgen, fueronatrayendo a muchísimos devotosde la comarca hasta aquella mila-grosa cueva que, en los primerostiempos, quedaba bajo los cuida-dos de voluntariosos ermitaños,hasta que finalmente se erigió lacapilla que con el paso deltiempo se transformó en el actualsantuario.

Esta tradición resultaverosímil atendiendo a puntoscomo:

-Tras la fundación en 1385 dela Cartuja de Valldecrist, los ejeseconómicos en los que en princi-pio se basó la Cartuja se encami-naron hacia la actividadganadera. Para tal fin el conven-to reconvirtió las tierras otor-gadas en zonas ganaderas,denominadas dehesas, demar-cándolas mediante mojones, demanera que en ellas pastaranlibremente sus ganados. En estesentido tuvo mucho cuidado deprotegerse contra cualquierinjerencia de los demásganaderos, acogiéndose a las

leyes que más le beneficiasen enesta materia. Por este motivo, enel año 1407 la cartuja renunciaríaa los Fueros de Aragón parasometerse a los de la ciudad deValencia, más duros a la hora detratar las infracciones ganaderas.La finalidad de esta actividad erala obtención de lana que, tras serabatanada, se utilizaba para con-feccionar la vestimenta para lacomunidad y su comercial-ización, obteniendo unos consid-erables beneficios.

- Los frailes emplearon desdesu fundación a las gentes de lazona para realizar las tareas agrí-colas y ganaderas, creando así unlazo de dependencia mutuafavorable aambas partes.Así, de ladeclaración real-izada en el año1776, sedesprende queese año se lle-garon a emplear10.000 jornales,lo que indica lafuerte depen-dencia de lasgentes de lacomarca conrespecto a Vallde Cristo. Unaparte de elloslos realizaronlos 93 criadosfijos que la Car-tuja poseía, delos cuales 32eran pastores.

- Los reyesde la Corona deAragón profesa-

ban ya gran devoción por elculto a la Purísima Concepciónmientras su dogma era discutidoen toda Europa. La llegada altrono del rey Martín, al que en laépoca apodaban “el Eclesiástico”por su marcada inclinación reli-giosa, supondría un gran impulsoen todo el reino hacia esta advo-cación y hacia el culto sobre laSanta Faz de María, pues así fuecomo en un principio se repre-sentó su iconografía, por ser élquien se encargaría de facilitarimágenes y acciones para que suculto se equiparara al de otrasgrandes celebraciones marianas.La piedad que mostró el reyMartín por la Verónica fue en

José Ángel Planillo Portolés

La Cueva Santa: ¿Iniciación, implantación o adaptación de un culto?

Cueva Santa. Lugar de Aparición.

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realidad la expresión de la pref-erencia que existía al final de laEdad Media por una serie detemas de carácter devocional:escenas o motivos que buscabanconmover a la feligresía yestablecer un vinculo más íntimoy personal, representados bien através de pequeños retablos obien con relicarios que comen-zaron a proliferar alrededor delreino durante todo el siglo XV eincluso después.

- A principios del siglo XV,los pueblos del Palancia estabanprincipalmente habitados pormoriscos, y no sería de extrañarque los frailes, preocupados porevitar que sus súbditos recayesenen las antiguas creenciaspaganas, trataran de fomentar elculto cristiano entregándolesimágenes, o retablos y ornamen-tos para facilitar las labores delos párrocos en la conversión defeligreses.

- Es manifiesta la devociónque los cartujos profesaban haciala Madre de Dios, hasta el puntoque todas las iglesias de la Ordenestán dedicadas a esta, junto aSan Bruno y San Juan Bautista.Ante esta circunstancia, no es deextrañar que cualquier posibili-dad o incentivo que supusiera unmayor culto sobre la Virgen fueraapoyado y puesto en práctica porlos frailes, utilizando a sus traba-jadores y vasallos como princi-pales destinatarios. Es por ellopor lo que tal vez los cartujospensaron que una imagenpequeña, capaz de ser trans-portada en cualquier lugar y sinpeso añadido, facilitaría el acer-camiento a la iglesia de sus tra-

bajadores y súbditos. Algo deesto deja entrever el Padre Joséde la Justicia en su Historia de laCueva Santa, escrito en 1664,afirmando que era “tradiciónantigua [de los cartujos] dar a suspastores imágenes de la Virgenque les recuerde su devoción, tannatural de la Cartuja”.

- En 1410, siete mesesdespués de la muerte del reyMartín I, Fray Bonifacio Ferrer,Prior General de la Orden Car-tuja, elegiría la Cartuja deValldecrist como lugar de resi-dencia -pese a ser profeso dePorta-Coeli desde 1392-, aunquesus estancias no serían muylargas por tener que seguir lle-vando a cabo numerosas emba-jadas y gestiones, bien como rep-resentante del Reino de Valencia,como embajador papal, o biencomo Prior General de los Cartu-jos. En ella tuvo el placer de con-vivir con el único hijo super-

viviente que le quedaba, queingresó en Valldecrist en 1412.Finalmente, este venerable her-mano fallecía el 29 de abril de1417 a la edad de 62 años,siendo el primer fraile que fueenterrado en el nuevo cemente-rio del Claustro Mayor. En 1917sus restos mortales fuerontrasladados al Santuario de laCueva Santa por iniciativa delObispo Fray Luis Amigó, aunqueen la actualidad solo se conservala arqueta que los contenía,puesto que fueron profanadosdurante la Guerra Civil. En 1955se le erigiría una escultura enlugar eminente para que desdesu morada, pueda observar suamada Cartuja de Valldecrist.

Pero todo ello no aclara lapregunta de qué esculpió FrayBonifacio Ferrer, si es que fue élquien realmente realizó el molde,cuestión que creo daría para otroestudio, pero que con lo queaquí queda reflejado el lectorpodrá hacerse una idea de larespuesta. Para intentarlo, seanalizará parte de la gran devo-ción del que fuera su fundador,el rey Martín el Humano hacia laVerónica o la Purísima, y lasconsecuencias que surgieronpor su apoyo hacia esa advo-cación Mariana concreta, y siesta pudiese guardar ciertarelación con la Cueva Santa.

- El culto por la Verónica dela Virgen del rey Martín elHumano.

En el ya comentado trabajopublicado por la profesora MartaCrispí i Cantón titulado “LaVerónica de Madona Santa

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Escultura de Fray Bonifacio Ferrer.

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María y la procesión de la Purísi-ma organizada por Martín elHumano [en Barcelona el año1397]”, se aportan algunas clavesque podrían solucionar en parteesta pregunta, que se exponen acontinuación.

Desde que, a principios delsiglo XX, F. Fita y F. Gazullapublicaron una serie de docu-mentos que ponían de relieve ladevoción que los reyes de laCorona de Aragón profesaron ala Purísima, estudios posterioreshan coincidido en subrayar quela Corona de Aragón tuvo unpapel destacadísimo en la defen-sa de esta advocación Marianaen un momento en que la Igle-sia Católica dejaba libertad a lahora de creer o no en la Con-cepción Inmaculada de María.

Cabe comentar comoaclaración que al final del sigloXIV, la Inmaculada Concepciónde María era una de las cues-tiones doctrinales más polémicasa causa de la idea del pecadooriginal que por aquel entoncesse tenía. Diferentes corrientesteológicas estaban de acuerdo alafirmar que la Madre de Diosestuvo exenta del pecado origi-nal en la Encarnación (entreotros, eran personajes comoRamón Llull y sus discípulosdesde el temprano siglo XII,junto a órdenes religiosas comola franciscana y carmelita quienesse mostraban a favor, frente a losdominicos, en contra). El proble-ma surgía a la hora de determinaren qué momento fue “purificada”o “santificada”. Al no definirse laIglesia al respecto, cualquieropinión era válida, y el tema se

debatió a lo largo de la Baja EdadMedia en numerosas universi-dades y estudios teológicos,copando numerosos sermones yprédicas. Mientras tanto, el cultopor esta devoción mariana se ibaextendiendo por toda Europa.Como dato relevante, citar que laUniversidad de Valencia fue laprimera de España que prestójuramento, en 1530, de defenderdicho misterio, siguiendo elejemplo de las de París, Colonia(de donde procedía San Bruno) yMaguncia, que lo habían hechoen 1496, 1499 y 1501 respectiva-mente. Y que tras la fundaciónde la Compañía de Jesús porIgnacio de Loyola se reforzóunánimemente el grupo dedefensores.

Pero los pueblos de laCorona de Aragón, y especial-mente los miembros de la CasaReal, ya desde mucho tiempoantes daban muestras de ungran fervor hacia esta advo-cación. Como muestra más rele-vante del apoyo incondicionalde los reyes aragoneses son lafundación en 1333 de laCofradía de la Purísima Concep-ción de Barcelona, cuandoPedro el Ceremonioso todavíaera príncipe, y a la quepertenecían numerosos nobles ymiembros de la Casa Real. Tam-bién Juan I se preocuparía enfomentar esta devoción y cultopor todo el reino, a través deuna provisión fechada en 1394en la que escribe a favor de laPurísima.

Pero más destacables fueronlos empeños y acciones de suhermano y sucesor, Martín I, que

no solo confirmaría lo dispuestopor su antecesor, sino que incen-tivaría la creación de nuevascofradías en otras ciudades comoZaragoza. Al mismo tiempo,argumentaba y regulaba los actospara su celebración festiva medi-ante procesiones y otros actosreligiosos, como los que se orga-nizaron en Barcelona en 1397 yaños más tarde en Valencia, rega-lando el propio monarca las imá-genes-iconos de la Santa FazMariana, de manera que estasfiestas y actos se equipararan alas grandes festividades marianasdel calendario litúrgico.

De esta manera, las fiestas enhonor a la Purísima pasaron aser un referente en toda Europa,convirtiéndose en una reivindi-cación personal de los monarcasaragoneses al ser los primerosen manifestar de forma clara ymanifiesta la defensa de la pre-rrogativa mariana desde elpoder civil, y a poderlo celebrarde manera solemne y publica entodo el reino en un acto que notenía precedentes ni equiva-lentes.

Cabe señalar, como datoimportante en este trabajo, queen la Baja Edad Media todavía noexistía una iconografía concretade la Purísima como sucedería apartir de bien entrado el siglo XV,y que para sus representacionesse empleaba normalmente elciclo apócrifo de San Joaquín ySanta Ana.

No obstante, ya se ha comen-tado que el rey Martín regalabaiconos que representasen a estaadvocación. En el caso deBarcelona, el relicario (hoy con-

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servado en la Catedral de Valen-cia tras la donación de Alfonso elMagnánimo en 1437) mostraba elretrato de la Santa Faz de Maríaen un hermoso icono, donde laVirgen aparece ligeramente incli-nada hacia su derecha, vestidacon una túnica y un doble veloque le cubre la cabeza dejandover sólo la cara y el cuello. Estaiconografía de la Virgen seguíaun prototipo bizantino, tal ycomo se desprende de los rasgosde su fisonomía, y atendiendo auna leyenda recogida en algunosdocumentos literarios del siglo VIen Oriente, sería una copia de losretratos pintados por el evange-lista San Lucas, que se teníancomo los recuerdos más fidedig-nos sobre la faz de María. Estahistoria llegaría a Occidente en elsiglo XII y desde entonces sedifundió con éxito, atribuyén-dose a este artista, numerososiconos de estilo bizantino detoda Europa.

Pero en lo que a este trabajose refiere, hay que resaltar que ladonación real del Icono de laSanta Faz de María por Martín elHumano supondría un referente,pues desde ese momento las imá-genes de la Verónica, ya fuesen enforma de pequeños retablos obien en relicarios, comenzaron aproliferar por todo el reinodurante todo el siglo XV e inclusodespués; y la huella de este reli-cario se aprecia en imágenes aso-ciadas a la pintura y las artes,como se puede apreciar en obrascomo la Virgen de la Luz de Nava-jas, la de la Estrella de Gilet, queen su día también estuvo enValldecristo una la Mare de Deudel Miracle de Concentaina, o la

Verónica de la Colección Durrieu. He aquí entonces de nuevo

la pregunta: ¿En qué modelo sefijaron los cartujos cuandocrearon el molde para fabricarimágenes de la Virgen? ¿Bajoqué nombre pensaban que seveneraría aquella imagen? Pro-fundicemos más en este tema.

- La relevancia de ladifusión de la Verónica del reyMartín en el Reino de Aragón.

Las verónicas catalano-valen-cianas presentan un tipo particu-lar de imagen mariana querompe con el que era el pro-totipo medieval más común, larepresentación de la Madre deDios con el Niño, hasta inclusocon los retratos de San Lucas.Estas verónicas, en cambio,muestran la cabeza de Maríainclinada ligeramente hacia la

izquierda y sin hijo. Estemodelo, nada frecuente en laiconografía mariana, se acerca auna tipología bizantina conocidacon el nombre de Haghiosoritis-sa que presenta la Virgen demedio cuerpo con los brazosseparados en señal de impre-cación y cuyo ejemplo másimportante lo hallamos en Romaen la Madonna de Ara Coeli.

Ahora bien, las imágenescatalano-valencianas, salvo unaspocas excepciones, no muestranlas manos. Lo cierto es que apartir de 1397, cuando seconoce la existencia de Martín I,las verónicas comenzaron adifundirse con éxito. MossenGudiol i Cunill, autor del primerCatálogo de Verónicas conser-vadas, distinguió entre los ejem-plares de este tipo de imágenesdel siglo XV dos tipos: por un

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Seis ejemplos de Verónicas de la Virgen.

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lado, las similares al relicario deMartín el Humano. Un segundogrupo sería el por él titulado “Denuestra señora en actitud entris-tecida”, porque la Virgen tienela mirada baja y los ojos mediocerrados en una actitud que seacerca a una Madre Dolorosa.Ambos modelos se han rela-cionado con la pintura de artistasvalencianos activos a finales delsiglo XIV y principios del XV,como Pere Nicolau y Gonçal Peris.

Por tanto, entre 1397, fechaen que surge la Verónica de laVirgen de Martín I, y 1414,cuando surge inventariada laSanta Faz de la Virgen de Vic,cabe situar la realización de lasimágenes que derivan del reli-cario valenciano. Este lapso detiempo corresponde al reinado deMartín I el Humano y añosinmediatos a su muerte, por loque sería durante su gobiernocuando cabría emplazar laprimera difusión de las Verónicas.

Las características comunesque presentan estas verónicassobrepasan el campo estricto dela iconografía. Todas las obrasmantienen unas medidas queoscilan entre los 37,5 y los 48centímetros de alto, por los 24,35 y 39 de anchura; y por otrolado, son piezas pequeñas queencajan dentro de una mismatipología: relicario, díptico opequeños retablos que servíanpara la devoción personal.

El valor de estas imágenesera el de situar al espectadordelante del que se considerabaun vera iconna, es decir, unretrato real de Cristo o de laMadre de Dios; la imagen como

tal era valorada no tantopor ser un original(puesto que existíannumerosas copias y ver-siones diferentes), sinopor el hecho de quereproducía el verdaderorostro de la Virgen, alcan-zando en algunos casosel estatus de reliquia, alcolocarse dentro de reli-carios confeccionadosexpresamente para cus-todiarlas. Es precisa-mente esta particulari-dad la más destacada delas piezas catalano-aragonesas, ya que sóloen la Corona de Aragónlas Santas Faces de Maríase veneraban en el interiorde relicarios confecciona-dos pensados para“mostrar” la imagen yofrecerla a la veneraciónde los fieles, ya fuese en proce-siones o colocadas sobre elaltar.

Por todo lo comentado, lasverónicas estudiadas se relacionancon un grupo de obras bajome-dievales denominadas por los his-toriadores del arte como “imá-genes devocionales” y caracteri-zadas por su carácter piadoso(movían a la devoción), suspequeñas dimensiones, lasituación de la figura en un“primer plano” y de medio cuerpo(o solo la cabeza) y la relacióndirecta (y en algunos casos dedialogo) que se establece entre laimagen y el espectador.

Lógicamente, la aplicacióndel término “imagen devocional”a las verónicas ha de ser pru-

dente, porque cabe tener encuenta la iconografía, la forma yla función de las obras. Ringbomha insistido en que uno de losfactores que las definen es elculto privado para el cual soncreadas, y la Verónica del reyMartín, si bien se trata de unapieza personal y seguramenteestimada y utilizada, se usabapara servir el día de la PurísimaConcepción para la procesión.

Además se tiene constanciade que algunas de estas veróni-cas se conservaban en monaste-rios como la Cartuja deValldemosa o Valldecrist, por loque su culto, más que público,sería en estos casos semipúblico.En el caso de la Cartuja deValldecrist, se tiene noticia de laveneración de un relicario con

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Grabado de la Virgen de la Cueva Santa en el quese observa su veneración en forma de relicario(s. XVIII).

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una Santa Faz de María, gracias ala descripción en el año 1658realizada por un monje converso,que se refería a este como:

Relicario: primeramente sevenera, en el Altar portátil denuestro rey D. Martín, que es dealzada de palma y medio de alti-tud lo mismo poco más o menos,y en él está pintada, en tabla,una imagen de Nuestra SeñoraMaría Santísima, primorosa-mente, de quien era devotísimonuestro rey; copia de la que pintóSan Lucas, que se venera enRoma.

Esta descripción, recogida porJ. M. Pérez en su obra “Pintores ypinturas en el Real Monasterio dela Cartuja de Valldecristo” (dentrodel Archivo Español de Arte yArqueología, XII, 1936, p.254)pertenece a la que se ha identifi-cado con la verónica conservadaen el Museo de Bellas Artes SanPío V de Valencia, que puedeconsiderarse como una versiónmoderna de la verónica del rey oderivada de un modelo seme-jante, que regaló el monarca almonasterio, y que ya se hamostrado al principio como laque inicia la duda y este trabajo,y que los historiadores del artedatan de alrededor de 1410.

Así pues, vista la profundadevoción de Martín el Humanopor esta advocación mariana,¿no sería propio de él ensalzarlao intentar introducirla en losmonasterios cartujos fundadospor él? ¿Y que mejor manera defomentar su culto que encargar-le a los monjes de Valldecrist, suprimera fundación, y ademáscon los se supone tendría mayor

relación por el tiempo que enella pasaba, que elaboraran unaimagen para que la distribuyer-an entre sus vasallos para que lapudieran venerar?

Aunque se sabe que estatradición de culto y procesión ala Purísima con la imagen deMartín I continuaría en los añosposteriores a 1397 hasta al menosla muerte de este monarca, setienen pocas noticias de la con-tinuidad de esta devoción tras lamuerte del soberano. Pero estehecho no se debe al desinterésde sus sucesores, que hasta elreinado de Fernando el Católicosiguieron apoyando el Dogma dela Inmaculada, si no más bienpor el cambio de tendenciaiconográfico a la hora de repre-sentar esta advocación. Se tienendatos de que en 1553, la ciudadde Barcelona continuaba feste-jando la Purísima con una proce-sión de la Verónica de la Virgende la misma manera que en 1402,aunque lógicamente en ella yano participaría la reliquia deMartín el Humano, pero posible-mente sí una muy parecida.

Ahora bien, se sabe que en1625 la imagen que se venerabaera una representación de platade la Virgen con los atributos car-acterísticos de la mujer apocalíp-tica, y que por tanto seguía ya loque es el prototipo habitual de laPurísima del siglo XVII, en la quela imagen de la Virgen sueleaparecer sobre una media luna(por ejemplo, la Purísima de Sotde Ferrer), y con la frase “AveMaría gratia plena Dominus”,como aparecen en las verónicasde Tortosa, Gerona, Monzón o la

que nos ocupa del Museo SanPío V de Valencia, en su parteposterior.

Llegados a este punto, cabepreguntarse: ¿Realmente encargóMartín a los cartujos la propa-gación de su devoción por laInmaculada a sus súbditos? ¿Lehicieron éstos caso? ¿Quérelación guarda todo lo anterior yel culto por la Purísima con laVirgen de la Cueva Santa? ¿Cómosurge la devoción por esta advo-cación mariana? ¿Fue casual queese culto se iniciara en la cuevadel Latonero?

Para responder a todas estaspreguntas se van a plantear unaserie de teorías que tratarán deanalizar tres puntos claramentediferenciados, aunque relaciona-dos entre sí:

1.- Si la cueva del Latonero hasido utilizada como lugar sagrado

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Retablo de la Inmaculada (Sot deFerrer-Castellón).

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desde tiempo ancestral, y quétipo de culto se veneraba en ella.

2.- La evolución de este posi-ble culto al actual.

3.- El análisis de los primerosaños del culto a la Virgen de laCueva Santa.

- Desde cuándo es la Cuevadel Latonero un recinto sagra-do.

Las peculiaridades y datosexistentes sobre la gruta queacoge el santuario de NuestraSeñora de la Cueva Santa, elestudio de algunas singulari-dades de su entorno más próxi-mo, así como los numerososestudios que varios autores hanrealizado sobre lugares y carac-terísticas similares a las que seobservan en esta cueva, hacenque las teorías que se plantean acontinuación a cerca del usosagrado de esta gruta desdetiempo inmemorial no quedentan alejadas de lo que pudo ser larealidad y que, debido anumerosos factores, han queda-do o se han intentado dejar en elolvido colectivo.

La información más antiguadel aprovechamiento de la cuevapor el hombre procede de lasfuentes arqueológicas, queseñalan la presencia en la cuevadel Latonero de cerámica de laEdad del Bronce, como comentaJosep Fernández, del GrupoEspeleológico La Senyera en elestudio recientemente publicadosobre la misma. En este mismo tra-bajo se publica que ya en los años50 el Centro Excursionista deValencia halló en un pozo de dosmetros de profundidad emplazado

al final de una grieta, restos óseosque por su tamaño no reconocencomo humanos, y que debido a suantigüedad y a la humedad se pul-verizan al ser tocados, aunqueconsiguieron sacar algunos de unlugar próximo propenso a losdesprendimientos. ¿Podrían estosrestos de animales estar vincula-dos a ofrendas ibéricas?

Por otro lado, también elcitado grupo de La Senyera halocalizado en sus incursionesuna sustancia mineral conocidacomo Moonmilk, debido a elaspecto fluido-pastoso blanqueci-no que presenta y a su localizaciónen la oscuridad de las cuevas.Las características de esta sustan-cias ya eran apreciadas desdetiempos remotos por diferentesculturas, que le daban usos medi-cinales, como el de potenciadorde la leche materna, para lo cualalgunos pueblos centroeuropeosla recogían y administraban amuchas madres lactantes. ¿No esesta otra muestra que da quepensar del vínculo de esta grutacon el culto a la Madre Tierra?

Pero estos restos arqueológi-cos hallados en base a los querealizamos estas hipótesis, talvez no son los que se esperanen una gruta tan grande comoesta, en la que cabría esperarque se encontraran fácilmenteniveles arqueológicos en buenestado de conservación con evi-dencias del uso que le dieronnuestros antepasados. Lamenta-blemente, los muchos usos yreformas que se han realizado enel interior de la cueva a lo largode la historia han conllevado ladestrucción de sedimentos

antiguos con la consecuentedesaparición de restos e informa-ción de su lugar original, priván-donos de esta manera de adquirirun conocimiento científico sobrela gruta a las futuras genera-ciones.

No sería hasta los años setentacuando, especialmente en tierrasvalencianas, la labor investigado-ra comenzó a centrarse en la cata-logación sistemática de las grutas,clasificándose incluso las cavi-dades en cuevas-refugio ycuevas-santuario. La finalidad erapoder conocer con la mayor fia-bilidad posible la ubicación delos yacimientos arqueológicos enel territorio de una comunidadautónoma y los materiales de losfondos de los museos.

Además, se estudiaba larelación de las cuevas con el hábi-tat circundante, utilizando paraello la comarca natural, analizan-do si las cuevas eran autónomaso dependientes de los asen-tamientos y su entorno, inter-pretándolas como centros ritualesque vincularían a un territorio.

Para conocer las cuevas, refu-gios y abrigos de la comarca delAlto Palancia que han aportadorestos arqueológicos suficientespara conocer los diferentes usosdados por nuestros antepasados,os remito al libro de VicentePalomar Macián “La Edad delBronce en el Alto Palancia” porser uno de los más específicos enesta materia.

Con todos estos antecedentesy tomando como referencia tra-bajos como “Cuevas-refugio ycuevas-santuario en Castellón yValencia: espacios de resguardo y

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entornos iniciáticos en el mundoibérico” de Julio González-Alcalde,del Departamento de Prehistoriade la Universidad Complutense deMadrid; o el libro del arciprestecastellonense Joan Llidó i Herrero“Huellas del espíritu en la prehis-toria castellonense” publicado porla Diputación de Castellón en1999, por citar los más destaca-dos, trataré de aclarar el por quéplanteo este interrogante y losparalelismos que encuentro entreel Santuario de la Cueva Santa ylas investigaciones que exponenestos investigadores que mellevan a pensar que la Cueva delLatonero fue una cueva-santuariomucho antes de que en ella sevenerara a la Virgen de la CuevaSanta, allá por el siglo XVI.

También se citarán otrascuevas-santuario ubicadas en elAlto Palancia, como la CuevaCerdaña (Benafer-Pina de Mon-talgrao) o la Cueva Moma(Pavías) que, a diferencia de laque nos ocupa, no han pervividocomo espacios sagrados, pero síhan aportado numerosos restosarqueológicos para el estudio deeste tipo de grutas.

Entrando pues en materia,comenzaremos por observar lascaracterísticas de situación y mor-fología de las cuevas-santuario. Alrevisar la ubicación de estas cavi-dades se observa que, en general,se localizan en lugares aislados yde orografía abrupta, que impli-can dificultades y peligros paraacceder a ellas. Geográficamentese localizan en el perímetro exte-rior del corredor, pero siempremuy próximas a los pasos natu-rales que dan acceso a los valles

vecinos. Sin embargo, las alturassuelen presentar variaciones sig-nificativas. Así se hallan ubi-cadas en barrancos, a mediaaltura o en faldas de laderasmontañosas, y en ocasiones enla cima de los montes.

Si trasladamos estos datos a laCueva del Latonero, vemos quese halla en un paraje aislado dela Sierra Calderona, muy próximoal Alto de Montmayor (1015 m),que divide los valles del Palanciay el Turia. Esta particularidadconlleva la existencia de dos víasnaturales que por esta zonacomunican a la serranía con elvalle del Palancia, de la cual nosha quedado la actual carreteraCV-245, y otra vía más antiguaque unía la antigua ciudad íberade Edeta (Liria), con el caminoque desde Saguntum subíahasta Bilbilis (Calatayud) y Cae-sara-ugusta (Zaragoza), debida-mente estudiada por acreditadoshistoriadores. Si tenemos encuenta la veneración a Isis exis-tente en la Edetania… ¿Pudo serla cueva del Latonero un lugarde culto de esta deidad?

Junto a estos viales, y porende próximos a la cueva, hayconstatados pequeños yacimien-tos al aire libre del Bronce e Ibéri-cos como La Torrecilla, LasDueñas, El Cantal o Salto delCaballo y la Rocha de la Virgen(éste muy próximo al santuario),junto a otros algo más alejadoscomo Caparrota o la Cueva delMurciélago (utilizada como cuevade enterramiento) que además detener garantizada la proximidaddel suministro de agua, tenían elcontrol de estas vías.

La cueva del Latonero podríaser pues, el lugar de culto o dereunión de los habitantes deestos poblados próximos relati-vamente estables, en el que secelebrarían múltiples activi-dades.

Volviendo a las cuevas-san-tuario, es generalizado que pre-senten recorridos verdaderamentecomplicados y que las característi-cas de las entradas varían. Unasveces es una grieta en la paredrocosa, y a veces una o másentradas de diferentes tamaños.Morfológicamente, se tratan todasde cavidades grandes de tamañosconsiderables con salas amplias yhabitables, y una topografíainterior generalmente muy com-plicada, comenzando en unvestíbulo a veces muy grandeseguidos de uno o más corre-dores y galerías laberínticas quesuelen terminar en salas, en oca-siones de gran tamaño.

Observemos ahora estasreferencias en la Cueva delLatonero. La boca de entradase localiza en la ladera de laLoma del Caballón, a mediocamino entre la cima y el barran-co de Magaña, por lo que suacceso no presenta gran difi-cultad. No obstante, el accesoactual no ha sido siempre elmismo, al igual que hay quetener en cuenta que elemplazamiento de la capillaactual no es el primigenio.

José de la Justicia refleja ensu libro, que en 1645 el obispode Segorbe ordenaría duranteuna visita al santuario trasladarel originario lugar de culto alactual emplazamiento. Según

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este autor, fueron “muchas ygraves razones (…) [las que]movieron al señor Obispo deSegorbe don Fray Diego Serra-no, para mudar en la nuevafábrica el sitio y grandeza de lacapilla. Parece que obstaba aesta resolución la aparición ymilagro que obró la Virgen en laerección de la capilla antigua(…). Pero como sea estilo delcielo, confirmado con experien-cias de otros santuarios, quesegún diferentes razones y con-veniencias de los tiempos y cir-cunstancias, hace variasdemostraciones, declarando encada uno lo que por entonces

conviene, no hizo embarazosoal acuerdo que se tomó de lamudanza”.

¿Tan graves serían lasrazones que moverían a estetraslado? ¿Por qué entonces nonos las expone y únicamente datan fatuas explicaciones? ¿Seríanesas razones evidencias deantiguos credos en la zona deculto originaria, que convendríaborrar de la memoria colectiva?En este sentido cabe resaltar laficha que sobre la Cueva delLatonero muestra la web de laConsellería de Territorio y Vivien-da, en la que se lee: “Arq. e Hist.:

Santuario medieval, frecuentado

por musulmanes, y después porlos moriscos hasta finales del sigloXVI. Después de las Germanías seconvierte en Santuario cristiano,tras el hallazgo de la imagen dela Virgen. Ha sido y es lugartradicional de romerías desde lospueblos de la comarca, y objeto derogativas en numerosas ocasiones.Hacia 1860 se suprimieron lasestalactitas de la sala “para suregularización”. En 1955 Pio XIIdeclaró a Nuestra Señora de laCueva Santa como patrona de lassociedades espeleológicas deEspaña.”

José Ángel Planillo Portolés

Topografía de la Cueva Santa, realizada por el Grupo Espeleológico La Senyera, de Valencia, en 2007

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Como se observa, si la cuevaya era frecuentada antes delculto cristiano ¿qué nos impidepensar que con anterioridad alos musulmanes no fuese ya uti-lizada por las culturas anteriores?Y retomando el texto donde lohemos dejado… ¿Por dóndepenetraban a la cueva? La tradi-ción nos muestra que la sala másutilizada era la que hoy acoge elsantuario, que era aprovechadapor los pastores de la zona tantocomo lugar de refugio, así comolugar de abrevadero, aprovechan-do el agua que brotaba de susparedes para que bebiera elganado. De esta manera se obser-va que también se ha utilizadopara la explotación de los recur-sos de la zona.

En cuanto a lo intrincado desu topografía interior, además delos recientes planos realizados en2007 por el Grupo EspeleológicoLa Senyera, de Valencia, nos dacuenta de ello José de la Justicia,que en su libro “Historia de laVirgen de la Cueva Santa” nosnarra: “En la parte que miradesde el oriente al septentrión,dan lóbrega entrada a lacuriosidad muchas grutas, queextienden la cueva lo que sealarga la montaña. Entraronpor una dos curiosos hacia laparte de oriente y hallaron elocaso de su vida: perdíanse sinduda en el oscuro laberinto conque la principal se divertía avarias calles en sus principios yse enreda con muchas en elmedio. Esta desgracia con otrasmás antiguas obligó a cerrartodas las bocas para evitar otrasmayores. Era menester muchacautela para no perderse en las

varias profundidades queminan este monte y que escondeen su interior curiosidadesraras”.

Vistos todos estos ante-cedentes, se puede observar queno sería del todo desconsidera-do imaginar la posibilidad queesta cueva ya fuera utilizada pornuestros antepasados comocueva-santuario. Pero vamos atratar de entender la importanciaque podría tener una cueva deestas características para lasgentes que poblaban la tierrahace varios miles de años.

- Las Cuevas en el mundoantiguo y la evolución delculto a la Tierra.

Desde nuestros orígenes, laespecie humana ha utilizado lascuevas como lugares de enterra-miento, refugio o santuario, porlo que éstas se han consideradode vital importancia para elconocimiento de nuestros orí-genes y antecesores a través delos yacimientos arqueológicos dediferentes épocas existentes encuevas y abrigos.

Los primeros hombres tendíana atribuir un carácter personaliza-do a las fuerzas cósmicas (Sol,Luna, Fuego, Agua, Aire, Cielo,Tierra, Bosques...) tomando anteellos una actitud reverencial, alreconocer que de ellos dependíala vida. Pensaban que ellos noeran autosuficientes, que nece-sitaban de esos Dioses para podersobrevivir. Y a esos Dioses, habíaque satisfacerlos y cuidarlos. Elhombre forma con esos elementosuna comunidad ecológica, en losque la naturaleza es la extensióncósmica de Dios y por ello su sal-vaguarda, por lo que no se lapuede maltratar, sino reverenciar.A ellos les rinde culto en lascuevas, recintos sagrados, casimágicos, por formar parte de lasentrañas de la Madre-Tierra.

Precisamente, el culto a ladiosa Madre-Tierra fue el máspopular entre los pueblosmediterráneos, que la considera-ban esposa de los DiosesCelestes y madre de los vivientes(hombres, animales, y plantas), yes madre del fuego y de la lluvia,de los campos y sus frutos, de losmares y de las minas, es madre

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La Venus de Willendorf, representa ala fertilidad y data del neolítico. Lossenos y el abdomen se han exageradointencionalmente con propósitos sim-bólicos: se trata de la Gran DiosaMadre.

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creadora del paraíso y de loshumanos, regula la lluvia y lascosechas, y la tierra es su máspreciado don a los humanos. Ellase convierte también en matrizdonde reposan y regeneran losdifuntos, ofreciéndole las urnascon las cenizas y ajuares deéstos, para que ésta les gestarauna nueva vida en el más allá.

La diosa Madre aparecía sim-bolizada por unas estatuillasantropomorfas con grandes senosy caderas prominentes, general-mente sin rostro, que con eltiempo, evolucionarían hasta con-vertirse en tallas como la ibéricaDama de Elche, y a tener variosnombres y atribuciones poderosasmás. Incluso siglos después, elespacio de culto del dios romanotardío Mitra se configuró tambiéncomo cueva en la roca.

En el mundo celta, las grutasse asocian con la luna y con elagua dadora de vida, y el vientrede la tierra con el vientre de lamujer. De hecho, muchos diosesde la vegetación y de la fertilidadson a la vez divinidades lunares,como por ejemplo la diosa egip-cia Hathor, Isthar, la Anaitisirania, Dionisios, que además dedios lunar es dios de las aguas; uOsiris, que reúne todos los atribu-tos, los de la luna, los de lasaguas, los de la vegetación y losde la agricultura.

Por ello, cuando en unacueva tenía su nacimiento unmanantial, se convertía en untemplo natural único, en el quedar culto tanto a los dioses quemoraban en la tierra como a losdel agua. Y si además las aguasde este manantial tenían poderes

curativos como consecuencia desu contenido en minerales, lacueva directamente se convertíaen una gruta sagrada, mágica,donde se veneraban aquellasaguas que actúan como un regalode los dioses subterráneos.

El escritor y antropólogo JuanG. Atienza precisa sobre lasaguas sagradas que no lo son“solo porque eventualmentecuran, sino porque son portado-ras de la esencia que el hombrequiere buscar en la entraña deesa Tierra que le proporciona lasseñales de la transcendencia bus-cada. Núcleo mágico y manan-tial son fenómenos que vanunidos de modo casi inalterable.Junto a la fuente se edifica el san-tuario o simplemente se instala elara votiva, y todo acto religiosoque se lleva a cabo en esteenclave santificado está referidoa la virtud física o metafísica delmanantial y al simbolismo que logobierna y lo define, que tiendesiempre a identificarlo con su sig-nificación graálica de continentey transportador del conocimientosupremo”.

Precisamente otro valenciano,el periodista Chema Ferrer Cuñat,es quien señala que en la génesisde relatos como este, en la queleprosos y/o ciegos –también pre-sentes entre los milagros de estaadvocación- encuentran cura engrutas, subyace la del individuodegenerado en su existencia físicay material, cuya sanación se verifi-ca al acceder a lugares dondecomienza la vía ascética y se reti-ran los velos que los ciegan.

“Las aguas de la “Madre Tierra”(posteriormente idealizadas en la

figura de la Virgen María) per-mitirán la purificación delespíritu en un lugar mágico fre-cuentemente utilizado y conoci-do desde antiguo en el ancestralsaber popular, que a través deun claro proceso de reelabo-ración religiosa, se amolda consublimidad a la ortodoxia. Elrecorrido iniciático se transfor-ma en milagro y el hallazgo deuna talla de la imagen de laVirgen refuerza el triunfo sobre-natural del cristianismo.”

Curiosamente, el primero yel último de los muchos mila-gros que se le atribuyen a laVirgen de la Cueva Santa estánasociados a las aguas que en sumorada caen. Pero observandolos escritos que sobre la Cuevanos han llegado, se descubrenmás detalles en los que el aguaes protagonista y se manifiestade nuevo la admiración porella.

El propio José de la Justicianos deja el más sorprendentecomentario sobre las milagrosaspropiedades de las aguas de lacueva: “A toda la bóveda de lacapilla y sacristía cubre tejado,para defender la humedad yrecoger el agua que destila delos peñascos, licor saludable ymilagroso con que curan innu-merables enfermos”. Llama laatención semejante afirmaciónescrita por este religioso, quecomo buen jesuita debería de“sacralizar” todos los vestigiospaganos que existieran en lamemoria colectiva sobre ella afin de convertirlos en portentosmarianos o minimizarlos con elfin de que quedaran olvidados.

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La Cueva Santa: ¿Iniciación, implantación o adaptación de un culto?

José Ángel Planillo Portolés

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Pero sin pretender polemizaren el tema, al margen del asom-bro causado, y siguiendo la líneadel presente estudio, un comen-tario de este tipo manifiestaclaramente uno de los por quésde la elección de esta grutacomo un lugar sagrado.

El mismo autor nos dejaentrever otra muestra de laimportancia de las aguas en lacueva al narrar que de penetrarpor las galerías de la gruta“cortaba los pasos una laguna alos que se empañaban en laentrada, y escuchaban a buentrecho un arroyo, que con vio-lenta y ruidosa corriente se pre-cipitaba”.

Este texto da una referenciaclara a un manantial que brota delas entrañas de la gruta, o lo quees lo mismo, otra muestra más delas particularidades que determi-nan la elección de una cueva-santuario. No quedan ahí lasrarezas del interior de la cuevasegún este religioso e historiador.En el mismo capítulo nos relatala existencia de rocas con simili-tudes humanas vistas por el ermi-taño Pedro Muñoz de Puzol, quevisitó el santuario desde Segorbecon anterioridad a 1610, año desu muerte: “Llevole largo rato porcaminos torcidos, sin cuidarse suatención de la salida, hasta quehicieron alto en una profundasala, pieza capaz, y hermosa porsu natural disposición. Sobre-ponía el arte curiosidades:porque en proporción de unestado sacaba el relieve de lasmismas peñas muchedumbre debultos, que cifrando en susamagos variedad de historias,

circuían las paredes. Hacíafrente en el último lienzo un Cru-cifijo relevado, y tan hermosos enhechura muchedumbre deangelitos (…).”

Poco antes de narrar estepasaje, nos relata también algu-nas de las formas observadaspor otras personas que lograroninternarse por sus entrañas antesde ser cerradas: “Encontrabanen cierta estancia, que hace salaanchurosa, una mesa, a queestán sentados varios personajesde piedra en forma de convite.Vieron otros que en una tarimaguijarreña yace un cuerpoentero de la misma materia, queestirando la cabeza en unbrazo, señala con la otra manouna calavera, a quien contem-pla atentamente.”

¿Serían estas extrañas formaslas veneradas por nuestrosancestros como tallas sagradas?¿Son invenciones del autor paratratar de sacralizar imágenesconsideradas heréticas por laiglesia? Veamos como en otrascuevas-santuario cercanas tam-bién existen imágenes en suinterior que podrían identifi-carse con formas humanas osagradas, según se quiera ver.

- Las otras cuevas sagradasdel Alto Palancia.

La Cueva Santa o Cueva delLatonero no es la única grutaque ha sido utilizada como lugarsagrado en la comarca del AltoPalancia. Como ya se ha citado,al menos existen otras dos quehan sido consideradas por losarqueólogos e historiadores quelas han estudiado como cuevas-

santuario. Son estas las cuevasde Cerdaña (Benafer/Pina deMontalgrao) y la Cueva Moma(Pavías).

La conocida como Cueva deCerdaña se halla situada en lasfaldas del Pico Cerdaña, a 1.100metros de altitud, rodeada dealtas montañas pobladas depinos y carrascas, en el límite delos términos municipales de Pinade Montalgrao y Benafer. Lacueva, de gran interés y valorpara espeleólogos, exploradoresy excursionistas, presenta dosbocas separadas entre sí unossiete metros. Desde ellas seaccede a una sala descendentede unos 2000 m2 de superficie,en la que abundan los bloques yformaciones estalagmíticas, en laque destaca una gran columnade piedra de unos diez metros dealtura que une el suelo con labóveda. En ella también existeuna fractura por la que se accedea una serie de pequeñasestancias y simas, alcanzando los85 metros de profundidadmáxima de la cueva.

La cavidad fue visitada por elbotánico Cavanilles en el sigloXVIII, por el histólogo Ramón yCajal a finales del siglo XIX -querealizó algunas prospecciones-, ypor Sarthou Carreres y los biólo-gos Jeannel y Racovitza a princi-pios del siglo XX. No obstante,es I. Sarrión Montañana quien encompañía de J. Soler Carnicer laexploraría en 1966, realizandolas primeras exploracionesarqueológicas y el estudio de losnumerosos restos de fauna y mate-riales arqueológicos obtenidos.

Debido a la amplitud de la

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cavidad, su iluminación y suscondiciones físicas, esta cuevaha sido utilizada como lugar dehábitat prolongado y establedesde la Edad del Bronce hastala época ibérica, momento enque adquiriría la condición decueva-santuario tal y comoreflejan los numerosos vasitoscaliciformes ibéricos recupera-dos de su interior. En ella serealizaban libaciones purifi-cadoras y se ofrecían frutos dela tierra y exvotos a lasdivinidades telúricas, existiendotodavía un altar tallado sobre laroca negra, sobre el que auncae un goteo intermitente deagua "sagrada" que brota de lasparedes y techo forrados delíquenes, y que tal vez fuerarecogida para los rituales.

La ocupación de sus habi-tantes era el ganado, comodemuestran los esqueletos de lascabras y animales domésticosigualmente encontrados alimen-tándose de animales salvajesmediante su caza. Durante lapasada Guerra Civil (1936-39)fue utilizada como observatoriomilitar.

Diferente suerte ha corrido laotra cueva-santuario, la CuevaMoma de Pavías, que ni es tanconocida o visitada, ni se con-serva en tan buen estado comola anterior, al ser explotadacomo cantera. A ella se accedepor una boca principal que dapaso a una galería descendenteque la comunica con otras salascada vez mayores y, en algúncaso, con entrada propia.

Dadas las características de lacavidad hay que suponerla lugarde abrigo en circunstancias difí-ciles, pues no aparecen signos dehaber estado destinada a otrosusos, como refugio para elganado, que es lo más frecuenteen cavidades de más fácil acceso.Sin embargo, algunas de lasfuentes consultadas comentan quetambién fue una cueva de culto dela época del Bronce e Ibérica atenor de la cantidad de ofrendasencontradas de estos periodos, encuyo interior se hallaba una figuraesculpida en piedra, a la quedenominan la Moma, totalmentedestruida por la piqueta de laInquisición, porque el puebloseguía venerándola desde épocasinmemoriales.

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Foto panorámica de la sala principal de la Cueva Cerdaña. (Autor Cesar Esteban Güill).

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Pero toda esta destrucción noborró la memoria colectiva, quemantiene en el recuerdo el quesus antepasados fueran a venerara la mencionada Moma, quesegún el significado que da deesta palabra el Diccionario de laLengua Valenciana editado por laGeneralitat Valenciana, significaentre otras cosas: “Figura sim-bólica que representaba laGracia Divina o la Salud”. Tam-bién los vecinos de Matet comen-tan que el término “moma” hacereferencia a mujer, y “momo” ahombre. ¿Estaríamos pues anteuna evocación de un culto ante-rior? Dejo esta vía abierta debidoa su compleja respuesta.

- La evolución de un culto.

En el Paleolítico los pueblospersonificaron las fuerzas de lanaturaleza: los dioses estaban aso-ciados a los fenómenos naturalesy el Sol era el más grande de losdioses. También diferenciaban losaccidentes geográficos según lascaracterísticas que les atribuían,de manera que las cuevas eranfemeninas y las montañas mas-culinas. Esto tenía repercusionesen los rituales que practicaban,como los de fertilidad, que secelebrarían dentro de las cuevas yúnicamente entre mujeres. Perotoda aquella estructura se vinoabajo cuando se comprendió quelo masculino participaba también

en la fertilidad. Cambiaron lastornas y la organización socialpasó a ser patriarcal, aunqueaquel eco matriarcal perduró en eltiempo y aquellas diosasquedaron relegadas a seresmitológicos relacionados confuentes, lagos, cuevas y grutassubterráneas, que con los años sefueron homogeneizando con elcredo cristiano.

Este proceso comenzaríahacia el final de la Edad deBronce, y con más énfasis en losinicios de la Edad de Hierro,cuando las antiguas cosmologíasy mitologías de la diosa madre sefueron transformando, reinter-pretando e incluso suprimiendo,

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Evolución culto a Isis.

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llegando a Occidente a través delos mitos griegos y los relatosbíblicos del Nuevo y Viejo Testa-mento, que nos hablan de losjudíos-semitas de los desiertossirio-árabes, y los heleno arios,en las amplias llanuras europeascomo uno de los originarios deesta modificación matriarcaloriginal. Prueba de ello sería quelas nuevas religiones surgidas deestos pueblos (judaísmo y cris-tianismo) relegarían a la mujer ylo femenino a un segundo plano,considerándola inferior alhombre y presentándola comopecadora y seductora delhombre. De hecho en el judaís-mo no se venera a ningunamujer, y en el cristianismo tem-prano el culto a María eradesconocido, pues antes delsiglo tercero ningún padre de laiglesia menciona la virginidadeterna de María, ni hasta el sigloseis se habla de la asunción cor-poral de María al cielo.

Mientras tanto, en el próximooriente se continuaba rindiendoculto a diosas de la fertilidad,que siguen representando unpapel engendrador, aunquepoco a poco van adquiriendootros matices, como la diosababilónica Isthar, protectora delsexo y la femineidad; Nut, lamadre celestial de todos losdioses del panteón Egipcio; oAst -Isis-, quizá una de las diosasmás longevas e importantestanto del panteón egipcio comode otras culturas, y que másrepercusión ha tenido a lo largode la historia. Estas diosas apare-cen regularmente con sus hijosen el regazo, habiéndolos paridosiendo vírgenes. Y este niño

suele representar el fruto deDios. Esta similitud dedivinidades femeninas motivóque cuando Egipto sucumbióante Alejandro Magno, el cultode Isis se extendiese por todaAlejandría, llegando hasta la mis-mísima hélade, donde su imagenserá asimilada por Démeter, ladiosa griega de la fertilidad y laagricultura.

Posteriormente, Grecia seríaconquistada y asimilada porRoma en todos los aspectos,incluidos sus dioses. Demeterevolucionará nuevamente en laIsis Augustea, una diosa madre,representante de la vida y lamuerte, venerada por losromanos. En la península Ibéri-ca, tanto los cultos a Demetercomo a la Isis Augustea sonasimilados rápidamente, ya quelas tribus íberas practicaban elculto a la madre tierra antes deque griegos y romanos llegasena la península.

Hay evidencias del cultoorganizado a Isis en varias ciu-dades de Hispania hasta laprimera mitad del siglo III, comoEmérita Augusta (Mérida), Iga-brum (Cabra (Córdoba), Valentia(Valencia) y Baelo Claudia (Bolo-nia, Cádiz), donde quedan restosde un Templo a Isis del siglo IId.C; Legio (León), AstúricaAugusta (Astorga), Acci (Guadix),Saguntum (Sagunto) o Tarraco(Tarragona)

Pero con la cristianización delimperio romano por parte deConstantino, el politeísmo desa-pareció y con el todos los diosesdel panteón romano, salvo el deIsis. Fue la única deidad egipcia

que se mantuvo durante el Impe-rio Romano, hasta que su cultofue prohibido en el año 535, entiempos de Justiniano. Y elloresultó posible por la asimilaciónde gran parte del culto a Isis, enun primer momento, a la de laVirgen María. El historiador WillDurant escribió que "los primeroscristianos a veces rendían honoresa las estatuas de Isis amaman-tando al niño Horus, viendo enello un rito antiguo y nobleacerca como por medio de lamujer (es decir, el principiofemenino), se crearon todas lascosas, que finalmente se convirtióen la Madre de Dios.".

El punto de inflexión en estatransición divina se produjo trasel Concilio de Éfeso (431 d.C), enel que se considera por primeravez a María como Madre de Dios,y eso para el pueblo supone unaforma de no abandonar el culto asus diosas, a las que únicamentese les cambia el nombre. Isis,Madre de un dios, pasaba a asim-ilarse iconográficamente con laVirgen María, Madre de Dios. Deesta manera se perpetúo laimagen y la apariencia. Ísis,enjoyada, prestó su imagen,figura y sus riquezas a María,que las asumió. Desde entonces,en múltiples representaciones secontinúa mostrando a Maríacubierta de joyas, coronas ydemás ornamentos ostentosos,pasando de esta manera unadiosa antigua a ser una parteimprescindible de la iconoclastiacatólica que con el tiempo fuealejándose del modelo originalpagano para incorporar losnuevos dogmas cristianos. Tam-bién muchos de los antiguos

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títulos de las madres-diosas,pasaron a María: “Reina de losCielos “, “Inmaculada” o “Madrede Dios” entre otros.

¿Y qué implicaciones llevabaesta transformación? Pues quecomo hasta ese momento lasdiosas no tenían máculas, tam-poco la Virgen debía tener la“mácula” de una concepciónnatural, que según la enseñanzacatólica conlleva la mácula delpecado original, por lo que seiniciaría un largo procesoteológico que culminaría en elaño 1854, cuando el papa Pío IXanunciaba el dogma de la“inmaculada concepción”, segúnel cual María en el primermomento de su concepciónhabría sido libre del pecadooriginal.

De esta manera la Iglesiaasumía en cierto modo en elculto mariano las antiguas con-cepciones antiguas, forjando laimagen de María como Madre deDios engrandecida a lo largo de lahistoria levantándole iglesias, cat-edrales, santuarios y monumen-tos en su honra; y de paso com-pensaba la imagen de DiosCreador, que es un Dios padre-madre con rasgos exclusiva-mente masculinos, en ocasionesrepresentado como un dios casti-gador y vengador, que ahorasería equilibrado con la figura deMaría, que toma el papel de unamadre comprensiva, satisfacien-do una función importante en lavida de muchos creyentes.

Como se puede apreciar, a lolargo de miles de años, el culto a

la madre tierra, a la figurafemenina creadora de vida, no havariado en lo más mínimo ni enlas representaciones plásticas nien el contenido de las mismas, yque el hombre, pese a las mod-ernidades y evoluciones, sigue yseguirá siendo el ser primitivoque un día optó por rendirleculto a la generosa y eternamadre tierra.

A tenor de lo visto hasta elmomento… ¿Será el actual Santu-ario de la Cueva Santa la evolu-ción de uno de aquellos lugaresde culto levantados por elhombre en honor a la MadreTierra, adoptado por la Iglesiapara transformarlo en un centrode devoción mariano?Recordemos que en las cercaníasde la cueva del Latonero se

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alzaron varios poblados delBronce e ibéricos próximos a dosimportantes vías de comuni-cación desde la Edetania hacia elinterior peninsular; que en lasciudades de Valentia, Edeta ySaguntum está documentado elculto a Isis; y que los musul-manes o moriscos acudían a lacueva antes de implantarse elculto a la Virgen. Desde luego escomplicada la respuesta, perodejamos abierta esta nueva líneade investigación.

Más documentados están losprimeros años del culto a laVirgen María en este santuario,aunque a continuación se van aexaminar con detenimiento paratratar de aclarar bajo qué advo-cación se inició este culto.

- Los primeros años de cultoa la Virgen en el Santuario de laCueva Santa.

Es común sentir y admitidopor los historiadores que laimagen de la Cueva Santa fuehecha en la Cartuja de Vallde-crist. Este hecho ya lo indicó elprimer historiador de la CuevaSanta, el Padre José de la Justicia,el cual afirmaba que, en sutiempo (1664), conservaba “esteconvento antiquísimos moldesdonde se vaciaron imágenes deyeso” y que él había visto “una[imagen] tan parecida a la queen la Santa Cueva se veneramilagrosa, en las molduras, fac-ciones y material, que persuadede la semejanza nacieron en unmolde”.

En este sentido, el padre car-tujo Pascual Combes, en su obra“La Perla de Valdecristo” o bien

“La Margarita en su Concha, ensu Epiciclo la Estrella”, publicadaen 1728, añade que “a semejan-za de otras imágenes dadas porlos cartujos, se observa tambiénen esta (refiriéndose a la imagenque existía en esa época en elsantuario) un pequeño agujero,indicio del lugar por dondepasaba el hilo con que se colgabala imagen de la pared”.

Continua el Padre José de laJusticia que los cartujos deValldecrist “se persuaden con cer-tidumbre, que esta sagradaimagen tuvo el primer origen ensu convento, apoyan[dose en]una costumbre antigua de dar asus pastores imágenes de laVirgen, que les recuerde su devo-ción, tan propia y connatural dela Cartuja”. Continua este histo-riador que “la costumbre devaziar (sic) imágenes de yesopara los pastores, no es reciente,sino nacida con la misma fun-dación. Parece discurso corrienteque por ser esta imagen deyeso, y don acomodado ala pobreza pastoril, es unade las que antiguamentese les dieron”.

Resulta curioso que estehistoriador, casi contem-poráneo al tiempo en quesucedieron los sucesos deIsabel Monserrate y suesposo Juan (pues plasmaen su libro haber podidoconversar tanto con el cléri-go que certificó la mila-grosa cura, el vicario MosénMiguel Pastor, como conalguna de las testigos quepresenciaron algún otro delos prodigios protagoniza-

dos por estos verdaderos impul-sores de esta advocación), noatribuya la imagen sagrada a FrayBonifacio Ferrer y lo retrase hastala época de la fundación de loscartujos a Altura (1385).

Es más , la re ferenciabibliográfíca más antigua quehe hallado hasta ahora quemenciona a este cartujo comoautor de la imagen, es la quehace el jesuita Pascual Agra-munt en su Historia de laCueva Santa, escrita en lasegunda mitad del siglo XVIII,y que recoge un misioneroanónimo en el compendiohistórico de 1803 apuntado enla bibliografía. A partir de estaobra, todos los autores citan aFray Bonifacio Ferrer comoautor material de la imagen,siendo el primero don PedroMorro en 1906, referente demuchos escritores a lo largodel s. XX.

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Algo parecido a lo dicho porJosé de La Justicia comenta elPadre Joaquín Alfaura en su obra“Anales de la Real Cartuja de Valde Cristo…”, quien recoge latradición antiquísima de estecenobio hasta 1658.

En él afirma, según apuntaEduardo Corredera en su obra “Ellibro de la Cueva Santa” (Lérida,1970), que en su tiempo todavíaquedaban imágenes muy pareci-das que procedían de Scala Dei,de donde vinieron los fun-dadores de Valldecrist. El mismohistoriador asegura que en ununa cueva habitada por uno desus monjes en el siglo XIV(tiempo en que vivió Fray Boni-facio Ferrer y el rey Martín) sehallaron imágenes muy parecidaspero de mayor tamaño. Estasvendrían de Cataluña y laspequeñas se realizarían enValldecrist. Entonces… ¿a quémano atribuimos el primermolde? ¿Por influencia de quiénse haría?

Los cartujos catalanesatribuyeron la fabricación de laimagen de la Cueva Santa a ScalaDei, porque en su casa se halla-ban, en el siglo XVIII, reproduc-ciones de la imagen de la CuevaSanta, aunque de mayor tamañoy sin relación artística directacon la imagen venerada enAltura, como apuntaban desdeValldecrist en su defensa. Peroeste hallazgo no es extraño, pueshabían pasado dos siglos desdeque se comenzara la propa-gación del culto de esta imagen,que ya se encontraba en alejadosrincones de España, y aun enAmérica.

Y no en vano, elDr. Juan Valero, granpropagandista de estadevoción y que fueVicario de Altura entre1579 y 1587, habíaingresado en la Cartujade Scala Dei, dondehabitó hasta su muerte,acaecida en 1625(según Ernesto Bonet,que a su vez lo recogedel Padre Combes ensu obra “La Margaritaen Concha, en suespíritu la Estrella”), ypor tanto, es fácilsuponer que allí intro-dujo o afianzó estadevoción. Y un matizde ella pudo ser repro-ducirla y extender suirradiación.

Así pues, se sigue sin conocerhasta el momento ni el ver-dadero autor, ni la fecha exactade fabricación de la imagen deyeso.

Además, es curioso que todaesta información surja tras elhallazgo de la imagen a princi-pios del siglo XVI, cuandodesde la supuesta entrega delos cartujos de imágenes a lospastores, hasta el hallazgo deuna de estas en una cueva,tradicionalmente atribuido aotro pastor (que según VicenteSimón Aznar, en su obra “Litigiosostenido entre la Real Cartuja deVal de Cristo y el Obispado deSegorbe en 1592 sobre el Santuariode la Cueva Santa”, estaría al ser-vicio de Valldecrist), pues tam-poco existe ningún historiadorque de fe exacta sobre el

momento del hallazgo, no sevuelve a tener constancia deestas imágenes ni de su culto.

Sobre la fecha del hallazgo, elJosé de la Justicia data estoshechos “ajustado el cómputo a loprobable, [hacia] el de 1508, pocomás o menos”; el Padre Alfaura, ensus “Anales de Vall de Cristo…”dice que fue hacia 1503; otrosautores que datan su hallazgo,según recoge Ernesto Bonet en sutrabajo “Algo sobre Nuestra Señorala Virgen de la Cueva Santa” son elPadre Marés, que apunta al año1507 en su trabajo “Finis Troyana”,el Doctor Chiva que la fecha en1500 en su “Compendio de la His-toria de la Virgen de la CuevaSanta”; o don Pedro Morro, queafirma que sucedió en 1504.

Para rematar este baile defechas, a raíz de una explo-ración por las galerías del san-tuario realizada por el Grupo

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Espeleológico “La Senyera” en2007, se barajó la posibilidad deque la aparición se retrasarahasta el año 1516, apoyándoseen ciertas inscripciones grabadasen la piedra en una galeríarepleta de grabados que podríanser el primitivo lugar de culto ala Virgen de la Cueva Santa. Esdecir, estamos ante un vacíodocumental de aproximada-mente de un siglo (de 1385-1417a 1500-1516).

Ante lo referido en los ante-riores párrafos, y siguiendo elrelato de la tradición oral delsantuario, se observa ademásque durante los primeros añosde culto, en ningún momento sehace mención del nombre oadvocación por la que seconocía a la imagen de la VirgenMaría hallada en su interior yque, incluso tras el hallazgo, nose le denominaría “de la CuevaSanta” desde el primer momen-to, sino como consecuencia deque a ella se le atribuían losdiversos acontecimientos y cura-ciones que tenían lugar en sumorada, y por ello pasó a cono-cerse tiempo después comoVirgen de la Cueva Santa.

Algo parecido comenta alrespecto el Padre José de la Jus-ticia al decir que “Hallase en [lacueva] una imagen de la Santísi-ma Virgen, tan milagrosa en susprincipios, que entre ellos [lospastores] el renombre de Santa lesobrevino con la dicha”. Dichode otra manera un tanto másapócrifa, que es la cueva y elagua que destilan sus piedras lasque reciben el calificativo desanta o milagrosa y, conse-

cuentemente, es a la imagen dela Virgen hallada o colocada ensu interior, a quien la gentehonra y venera con este nombrepara evitar ser castigados porherejía o superchería.

Sobre esto último, apuntarque en su trabajo ya referido,Ernesto Bonet apunta que “elrenombre de Santa lo tiene lacueva desde 1515 por los mila-gros ocurridos, pero hasta 1574estuvo abandonada y al uso delos pastores” y que no es hastaque la “Iglesia se definió,cuando empieza a plasmarse enrealidad reconocida aquelladevoción pura de las gentes deestas tierras”.

Para intentar sobrellevar unhilo cronológico que haga máscomprensible este trabajo, sedebe entender en la mentalidadde la época la trascendencia deaquel hallazgo (si fue tal), y lasrepercusiones que generó siademás aquel fue seguido denumerosos portentos asociados(tal vez “creados” por la iglesiapara depurar restos de cultospaganos), que fueron atrayendo amuchísimos devotos de las comar-cas del Palancia y la Serranía hastaaquella milagrosa cueva y su SantaImagen, que en los primeros tiem-pos quedaba bajo los cuidados devoluntariosos ermitaños.

Sin embargo, con motivo delos disturbios políticos de laépoca, -las Guerras de las Ger-manías de Valencia primero, acae-cidas entre 1520 y 1521, y la Rebe-lión de los Moriscos, que tuvoespecial relevancia en tierraspalantinas-, al aglutinarse grannúmero de ellos en la Sierra

Espadán a partir de 1525 y hastabien entrado 1526, aunque aunse produjesen algunas refriegasaños después en las zonascosteras causadas por los piratas,el culto en la Cueva Santa parecequedó algo relegado a un segun-do plano, aunque no olvidado,pues Eduardo Corredera afirmaque en 1550, se celebraría unamisa multitudinaria ante 300 per-sonas, con motivo de la Nativi-dad de la Virgen.

Precisamente, desde esemismo año de 1550, la CuevaSanta empieza a ser visitadaespecialmente por los moriscos y,como eran mirados con generaldesafecto, comenzose asospechar que iban a practicarsin ser vistos sus supersticiones,puesto que la devoción era esen-cialmente al agua que destilabanlas rocas. La preocupación poreste hecho es tan notable que elmismo Obispo Salvatierra sehace eco de ella y la denunciacon palabras muy duras, e inclu-so estuvo a punto de cerrar elculto en la Cueva Santa. Anteesta amenaza, los Jurados deAltura y el tesorero y canónigode la Catedral de Segorbe,Jerónimo Decho Chiva, naturalde Altura, indagaron sobre eltema, e informaron al obispo deque los moriscos solían observaresta costumbre: “Al llegar, baja-ban a lo profundo de la cueva, sepostraban ante la SagradaImagen con profunda incli-nación, bebían agua si la dolen-cia era interna, o la lavaban siera externa, y la Virgen era tancompasiva con esa confianzaque muchas veces quedabancurados sin más, e incluso más

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pronto que a los cristianos viejosque a ella acudían. Por su parteno solían ellos ser ingratos, puesdejaban allí quien su capa ocapote, quien otra parte valiosa delvestido; y las moriscas faldillas,collares, jubones y dijes femenilesque luego iban a parar a laalmoneda junto con otras ofren-das. Y no solo por agradecidosrealizaban estas dádivas, sinopor temor, pues se cuentan varioscasos de que el no querer recono-cer el favor divino, o hurtaralguna de las ofrendas dejadas,solía ocasionar entre ellos algúnprodigioso escarmiento, que lesllevaba de inmediato a restituir loque no les pertenecía.”

Cabe señalar en este aspectoque la figura de María es proba-

blemente el único punto deunión entre el cristianismo y lareligión musulmana. En el Islama la Virgen María (Maryam) se laconsidera ejemplo de mujer vir-tuosa, llegando a tener tanta rel-evancia como su hijo Jesús (Isá)y la envergadura espiritual de unprofeta, pero sin serlo. Es más,existe una tradición que atribuyea Mahoma el dicho de que de lascinco mujeres más destacadasante Dios, una es María la madrede Jesús, la mujer de las mujeresdel paraíso. Pero lo más sorpren-dente en el caso que nos ocupaes que el Corán reconoce comoincuestionable la InmaculadaConcepción, pues el profetasostiene que a María nunca letocó el pecado.

Así pues, mientras los cris-tianos discutían entre sí sobre lapureza de María ¿no verían losmoriscos la escusa perfecta para,aun siguiendo con sus creencias,demostrar su veneración por laImagen de la Inmaculada Con-cepción de María ante los cris-tianos, a fin de que los dejaranalgo más tranquilos? De estamanera no violarían sus creen-cias demostrando su amor por elDogma de la Inmaculada. ¿Oseguirían practicando los antigu-os ritos paganos anteriores aldogma mariano?

Pero el culto de masas y reno-vado fervor renacería a raíz delsuceso ocurrido al matrimoniojericano formado por IsabelMartínez y Juan Monserrate, que

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en 1574 llegan a esta cueva (Joséde la Justicia lo retrasa hasta 1580,si bien, existen documentosrecogidos con motivo del litigiosobre la posesión del santuarioque lo adelantan a la fecha indica-da), en la que habían oído que enella tenía su morada una imagende la Virgen que obraba milagrosa los más necesitados, buscando lacuración para su marido, que porhaber contraído la lepra, habíansido desterrados de Jérica.

La sanación de Juan, losinsólitos sucesos acontecidosque atestiguan la curación, y eltesón insatisfecho de Isabel porllevarse la imagen de la Virgen asu casa en vista del poco cuida-do, peligro por el aumento depresencia morisca y abandonodel lugar en el que tiene sumorada, tantas veces cantado enlos gozos a la Virgen, relatado enfolletos, libros y en la tradiciónoral, y recordado por dos pilonesconmemorativos ubicados en lainmediaciones de la fuente deRivas (Altura) y de la Villa deJérica, darían pie a que las autori-dades civiles y eclesiásticascomenzaran a tomar interés por lamejora y gestión de la cueva, ymotivar a la feligresía una devo-ción hacia la Virgen, para querenovase su fe y pudiera olvidarlas calamidades de los últimostiempos. Es más, desde aquelmomento, según la tradición yalgunos historiadores, sería estematrimonio quienes pasarían a serlos encargados de los cuidados dela cueva, como agradecimiento alos favores prestados por laVirgen, ya conocida por todoscomo de Nuestra Señora de laCueva Santa.

Pero para tratar de aclarar lossucesos que tienen lugar a partirde entonces, cabe indicar quelas fuentes consultadas paraelaborar este trabajo otorgan enocasiones una misma tarea oacción a cartujos y alturanos,según se ocupen quienes lashan estudiado de manejarfuentes cartujas (Vicente SimónAznar) o diocesanas (el resto) yes costoso elaborar una tablacronológica que dilucide quiénhizo qué y cuándo.

Trataremos de explicarlocomo podamos, porque aunquea priori lo sucedido a partir deentonces podría quedar fuera delcampo de estudio de este traba-jo, existen una serie de vicisi-tudes que son notables para estainvestigación. Por ello, voy arelatar parte de los acontecimien-tos que en estos mismos años seprodujeron en torno al santuario,para intentar con ello que secomprenda mejor su Historia y elpor qué de la duda que seplantea, exponiendo estos nota-bles sucesos en otro apartado.

Así pues, de lo siguiente quese tiene noticia y que en todaslas fuentes coincide, es que losprimeros en manifestar el interéspor el cuidado y gestión del san-tuario fueron los jericanos que,como consecuencia de esteextraordinario hecho acaecido ados de sus vecinos, sintieron fer-vientes deseos de mejorar elestado de la cueva. Pero, segúnapunta Vicente Simón Aznar(que no aporta fechas), estosfueron advertidos que nopodían hacer nada sin mediar elconsentimiento de los Señores

de la Baronía, es decir, de losmonjes de Valldecrist. Para ellolas autoridades jericanas man-daron a la Villa de Altura a unemisario para que hiciese deintermediario ante los cartujos.

Según Vicente Simón Aznar,los frailes accedieron a la peticióny recomendaron a los alturanosque ayudasen a los jericanos,que salieron en procesión con elpadre Gerónimo Caudete,procurador del monasterio, que

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Virgen con el Niño o “La Primitiva”.(Museo Catedralicio - Segorbe).

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la encabezaría portando en susmanos la imagen de alabastro deLa Primitiva. Otras fuentes apun-tan a que este traslado se pro-dujo por intercesión del canóni-go y Vicario General de Altura,como se verá a continuación,pero se observa cómo el hechode que la cueva se hallase entérmino de Altura, resultarádeterminante para que fuesenlas autoridades de Alturaquienes comenzasen esta labor,tal y como apuntan las otrasfuentes consultadas (José de laJusticia o Eduardo Corredera,entre otros).

En este sentido, el ObispoAguilar dice que cuando el VicarioPerpetuo de Altura, Juan Valero,subió al santuario a tomar posesiónen lo eclesiástico del mismo, yaque se hallaba en su jurisdicción,se llevó una mala impresión alobservar el estado de abandonode la cueva, y el grave estado dedeterioro de la imagen, que ladescribió: “Media imagenpequeña de Nuestra Señora deyeso… que más parecía unpedazo de algunas que suelenhacerse…”. Y su actitud fue la dedesatenderse de la Cueva y delSantuario”.

Quien sí se preocupó por elcuidado y mejora del santuariofue el ya citado canónigo Jeróni-mo Decho, que además era her-mano de los dueños de las tierrasen las que se hallaba la cueva(Alejo y Melchor Decho),arguyendo este asunto paraobtener el derecho a imponerse.Lo primero que haría sería colocaruna reja de madera para impedirla entrada a los rebaños y pas-

tores; luego mandaría que searreglara la primitiva capilla (con-sistente en dos paredes, sin techo)y se colocase en la nueva un altaren el que él mismo pudiese decirla misa (1581). Estas modifica-ciones permitirían que la cuevafuese más visitada, encargán-dose entonces el Vicario deAltura, D. Juan Valero, religiosoafecto a Valldecrist, de fomentarla devoción a la Virgen de laCueva Santa.

También sería el canónigoDecho, quien trataría de subsa-nar el problema de la imagendeteriorada. Para ello pareceque acordó con el Vicario deAltura el solicitar al prior deValldecrist una nueva imagen dealabastro que se veneraba en laCapilla de San Martín de la Car-tuja, el cual accedería gustoso atal solicitud, aunque desdeentonces, los cartujos se intere-sarían más por el nuevo lugar deculto.

El traslado de la imagen, quehoy conocemos como La Primiti-va, fue presidido por el propiocanónigo y el Padre GerónimoCaudete, conrer de Valldecrist, yacompañado por numerosos feli-greses residentes en su mayoríade Altura y Jérica. Se colocaríaesta en lugar principal, existien-do desde entonces dos imá-genes en el santuario, la de yesoy la de alabastro.

Y para que pudieran decirmisa quienes quisieran, el propiocanónigo subió de la sacristía deAltura los ornamentos litúrgicosnecesarios para ello, y tambiénse solicitó a Valldecrist (noqueda claro si el propio canóni-

go o el Vicario Perpetuo) uncáliz de poco valor para evitarque fuera hurtado, hasta quecon las limosnas se adquirieseotro de mayor calidad.

Sobre las consecuencias dela existencia de dos imágenes enel santuario, y el debate que sesuscitó sobre cuál de ellas esmás antigua (debate que todavíaen nuestros tiempos hay quienesse empeñan en mantener) dare-mos una pincelada en otroapartado.

También se reformaría enesos años, en los que accederíaal cargo de Vicario General elcitado canónigo, una casita parael santuario y otra para los pere-grinos. Pero aquí volvemos aencontrar un punto de conflictosobre la autoría de las obras,pues mientras unas fuentescomentan que estas obras lasllevó a cabo el canónigo, SimónAznar comenta que sería el priorde Valldecrist quien las mandaríaedificar, el cual, además, ordenaríaque desde entonces la adminis-tración de los bienes que se reco-giesen en la cueva debido a lasdonaciones realizadas comoagradecimiento por los prodigiosobrados por la Virgen (dinero,oro, plata, preseas de aljófar,lino, seda, lana…), la llevasen losJurados y el Vicario de Altura,pero en nombre de la Cartuja, aquien debían avisar de cualquierhecho significativo que tuvieselugar en el santuario.

Tras esta nueva competenciapara el pueblo se podría entendercomo, tras la donación realizadapor Melchor Decho de unas tier-ras anexas a la cueva, cuya

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administración legaría a los Jura-dos de Altura, su hermano elCanónigo Decho utilizase suinfluencia sobre el Consejo de laVilla de Altura para que nom-braran en 1583 a su otro her-mano y propietario de los ter-renos en los que se hallaba lacueva, Alejo Decho, comoadministrador del santuario,aunque fuera con cargo anual yno renovable.

Y es que entre las labores deadministrar el santuario, estaba lade nombrar a un santero o ermi-taño que se encargase de velar porel aseo y conservación del santu-ario, para el que los Jurados deAltura construyeronuna casita en la partede arriba de la cueva.Pero esta competen-cia también fuemotivo de desencuen-tros entre alturanos ycartujos, pues cadauna de las partesquería colocar enestas tareas a personasde su confianza, paratener un control realsobre los beneficiosdel santuario.

En este aspecto,como nota curiosa,cabe citar algunas delas razones queexponían los Juradosde la Villa de Alturapara tratar de hacersecon el citado derechoen detrimento de loscartujos, a los queinformaban de quedada la gran afluen-cia de mujeres que

iban a venerar a la Virgen, noera conveniente que un cartujotuviese tratos con estas, puespodría llevarle a tener pen-samientos impuros que fueranen contra de la Orden y perju-dicaran su función.

También tuvo lugar en esasfechas el cese del vicario deAltura, Juan Valero, y su sucesor,Mosén Vicente Morell, aprovechópara seguir también con laadministración de la cueva con lacolaboración de los Jurados deAltura, según se venía haciendo.Sin embargo, el nuevo vicarioconsideró que su función deadministrador no era en repre-

sentación de Valldecrist, sinocomo cosa propia, y por ellotomó la decisión de dar entrada alObispo de Segorbe, don Martínde Salvatierra, para que visitase elsantuario, como si de una ermitade la parroquia alturana se tratara.

Esta decisión sería la quecolmó el vaso de la paciencia delos frailes y desencadenaría elconflicto que posteriormentetuvo lugar entre la cartuja y ladiócesis por los derechos deadministración del santuario.

Los cartujos trataron hacervaler entonces su soberanía sobrela cueva como Señores de la Villade Altura y su término, dado que

ese Señorío lo ostentabael Prior de Valldecrist,en aquel momento FrayJuan Sangenís, y enten-diendo que tanto lasautoridades civilescomo el clero alturanose habían excedido enlas tareas encomen-dadas, el monasteriotomaría desde entoncesla completa jurisdicciónsobre el santuario, alcual subirían en 1592para hacerse cargo deéste por la fuerza, elprocurador de la Cartu-ja, Padre Mateo Marco,y Bartolomé León, fraileprofeso de Valldecrist,que ordenarían ponerlas armas del monaste-rio en las puertas deiglesia y de la Casa Altadel santuario y expul-sarían a los empleadosdesignados por losJurados de Altura,

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poniendo en su lugar a Francis-co José Salinas, lego profeso dela cartuja.

Ante las protestas de losJurados y del Vicario Perpetuo,que subieron para oponerse aesta ocupación, y en vista deltesón de los cartujos, que lesprohibieron que desde entoncesse ocupasen de la gestión delsantuario, mandaron llamar alnotario público Pedro López,con el fin de que tomase acta delos hechos, los cuales luegofueron presentados al Obispo deSegorbe, Juan Bautista Pérez,que sin demora, inició lostrámites judiciales para tratar derecobrar las funciones de controlsobre la cueva.

Pero todos estos hechos yaquedan fuera de la teoría aquítratada, remitiendo a quienesquieran saber más sobre el pro-ceso a consultar las obras deVicente Simón Aznar citadas enla bibliografía empleada adjuntaal final. Únicamente resaltare-mos que, durante la estancia car-tujana en el santuario, los frailesmejorarían sus infraestructuras(capilla, accesos, hospedería,interior de la cueva...), dejándolaen un estado muy similar al quehoy en día conocemos, dadoque la reforma que le dio a lacapilla y santuario el aspectoactual (con alguna reforma pos-terior) tendría lugar entre 1645 y1646 y fue impulsada por elObispo Fray Diego Serrano. Algomás se retrasaría la llegada delretablo que preside la Capilla delSantuario. Su construcción seremonta al año 1695 y fue regala-do por la Duquesa de Segorbe,

Dña. Catalina de Aragón, quesufragó los 4.000 pesos que costóla obra, realizada por el escultorvalenciano Leonardo Julio Capuz,discípulo de Churriguera, y miem-bro de una familia de escultoresgenoveses afincados en Valencia.

Las dos imágenes de laCueva Santa: La de yeso y la dealabastro.

Tras lo apuntado en lospárrafos anteriores, observamosque a partir de aproximada-mente 1589 se veneran en laCueva Santa dos imágenes, sibien, la que recibiría el cultoprincipalmente fuera la nuevade alabastro subida por elcanónigo Decho y/o los frailesde Valldecrist, quedando relega-da a un segundo plano la deyeso debido a su mal estado,pese a ser la encontrada en lacueva y dar inicio al culto.

Para no repetir lo ya escrito,bastará volver a leer la descrip-ción de la imagen de yeso apun-tada por el Padre José de la Jus-ticia, mientras que utilizaremoslo escrito por el Padre Alfauraen sus “Anales de Valldecrist”para describir la de alabastro:

“Es de piedra de alabastro yde este modo: Es lo alto de laimagen poco más de palmo ymedio y el cuerpo proporcionadovestido de un manto sencillo. Susdos pies asientan en una peani-ta muy delgada. En la manoizquierda, en la misma palmaesta sentado un niño hermosísi-mo que tiene un pajarito cogidode las alas en su manecitaizquierda, todo del mismo mate-rial; en la mano derecha tiene la

Virgen entre los dos dedos índicey pulgar una pequeñita rosatambién de alabastro y todo elcuerpo muestra una singularhonestidad y recato infundiendosingular devoción en los que lamiran y de la antigüedad estámás moreno que blanco y lamisma hechura muestra serlabrado de tiempo inmemorial.Quiso el arte mejorar la imageny le doraron especialmente lacabeza, la rosa de la mano y elpajarito del niño, encarnándoleel rostro y manos, lo cual lleván-dolo mal, el Prelado mandóquitar el afeite, pero no puedoborrarle tan perfectamente quequedase como antes y así estádel todo ni bien encarnado ni lodeja de estar”.

Surgiría entonces la dudaacerca de cuál de las dos imá-genes era más antigua. Lo ciertoy probado es que fue la de yesola que apareció en los primerosaños del siglo XVI en la cueva,ante la que se obró el milagrode la curación del leproso ydemás portentos; mientras quela de alabastro la llevaron los yacitados Jerónimo Decho y JuanValero tras ser cedida por loscartujos.

Sin embargo, el Padre Alfauraafirma que el que los cartujos per-mitieran este traslado de la imagende alabastro se debería al hechode querer devolver a la cueva laprimera imagen que se encontróen el santuario, tomando comobase las declaraciones de algunosPadres ancianos de Valldecrist,entre los que cita a Martín deAltarriba, Francisco Duch yVicente Ximeno, que comentaban

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que en la tradición de la Cartuja seaseguraba que la imagen mila-grosa que primeramente se hallóen la cueva fue la de alabastro, yque cuando se enfrió la devocióna la Virgen (por las guerras de lasGermanías y los Moriscos), laapartaron de la cueva y la bajarona la Cartuja, dejando en su lugar lade yeso. Pero a pesar de la fe porla que aboga hacia estas declara-ciones, el mismo Padre Alfauraafirma no poder demostrarlasdebido a la falta de documentosque lo atestigüen, por la negligen-cia de los primeros padres cartujosde no dejar constancia de estoshechos por escrito.

En cuanto al calificativo de“Primitiva”, el Obispo Aguilar(que aboga también por la deyeso como primera y original enrecibir el culto), en la página 351de su obra “Noticias de Segorbe ysu Obispado" responde a estapregunta de esta manera:

“¿Por qué se llama La Primiti-va? Quizá porque los monjes latenían en la Capilla de SanMartín, que llamaban La Primiti-va, esto es, la primera iglesia delmonasterio, siendo fácil que lla-masen también primitivas lasimágenes que dejaron en ella alconstruir la Iglesia nueva. Quizáse llamó la Imagen primitivaporque fue la primera que recibióculto público y ordenado,estando, en lugar preferente, enla ermita (de la Cueva Santa)cuando intervino la autoridadeclesiástica”.

En este punto volvemos arecordar, para retomar el hilodel por qué este trabajo, ya quevuelve a poner de relevancia laposible veracidad sobre la teoríaque se intenta dilucidar, que noes precisamente hasta que lasautoridades civiles y eclesiásti-cas toman interés por controlary promocionar el culto de estesantuario, a la imagen hallada enel interior no se la conocía conuna advocación específica,siendo a partir de este momentocuando se comenzó denominarVirgen de Ntra. Sra. de la CuevaSanta a la imagen (ya fuera deyeso o de alabastro) que en ellase veneraba.

Por lo que a la imagen serefiere, el Catálogo del Museode la Catedral de Segorbe,estima su cronología entre 1400-1425 y la autoría de la misma almaestro Pere Sanglada. En él seapunta la posibilidad de queesta imagen fuera regalada almonasterio por alguno de lospersonajes que asistieron a sufundación, barajándose los nom-

bres del Infante don Martín, delarzobispo de Tarragona, Iñigode Vallterra, o el propio obispode Segorbe Francesc de Riquer.Este dato indicaría que la tallade alabastro es coetánea a la deyeso, que atendiendo a lasprimeras fuentes que hablansobre ella, cabría datarla entre elmomento de fundación de laCartuja y la muerte de FrayBonifacio Ferrer si hacemos casoa la tradición (1385-1417), sibien, en este trabajo se estábarajando la posibilidad de quesu ejecución se realizase a partirde 1405, a raíz del regalo delretablo bifaz encargado porMartín I a Pere Nicolau, y que haoriginado este estudio. Sinembargo en el citado catálogo,pese a comentarse que laimagen llega al santuariocuando este cae bajo la influen-cia de los cartujos, se afirma quefue devuelta a Valldecrist tras larevuelta de las Germanías(1521), cayendo los autores enun grave error cronológico.

En primer lugar la imágen dealabastro llega a la Cueva delLatonero entre 1483 y 1489 -segúnqué fuentes se consulten-, conmotivo de la cesión de los cartu-jos al canónigo Jerónimo Decho,siendo a partir de entonces la querecibiría el culto de los fieles. Sibien en este momento los cartujosno estaban propiamente en elsantuario, sí que eran los gestoresdel mismo, aunque mediaran enel tema las autoridades y cleroalturano, por lo que el catálogoen este aspecto no anda errado.Pero se equivoca al decir que laimagen fue “venerada en dicholugar hasta su devolución, a

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causa de las Germanías, a princi-pios del siglo XVI ”.

La imagen conocida por elnombre de la Primitiva recibiríaculto público entre 1583-1589(según qué fuentes seconsulten) y 1608,momento en que losmonjes de Valldecrist sonobligados a abandonar elsantuario, llevándose conellos esta imagen, quesegún la tradición (ysegún qué fuentes), tam-poco era muy del agradode los fieles. Es decir, silos cartujos entregaron laimagen de alabastro en1583, dificilmente pudoser venerada en el santu-ario hasta principios delsiglo XVI.

A partir de que loscartujos se bajasen estatalla a Valldecrist, estasería colocada de nuevoen la Iglesia de SanMartín, donde siguióvenerándose comoVirgen de la Cueva Santa,o Virgen de El Pilar,como indica Pedro Morroen su obra, después deque Fray Jaime Andrésconstruyera en 1650 unacolumna sobre la cualcolocó la imagen dealabastro.

Allí permaneció hastala exclaustración de la Car-tuja en 1835, momento enque pasaría al Conventode Agustinas de Segorbe,para que recibiese cultoen el Locutorio de la Igle-sia de San Martín, de igual

nombre que el templo que lacobijaba en Valldecrist, de dondeera sacada en momentos crucialeso de calamidad para exponerla alculto público (el Convento de

Agustinas era también de monjasde clausura), para que fuera ven-erada por el pueblo, que le teníagran devoción.

Posteriormente pasó al PalacioEpiscopal por mediaciónde Fray Luis Amigó,donde presidía la capillaepiscopal, de la que seríasustraida en julio de 1936con motivo de la GuerraCivil, además de dañadas,pues fueron decapitadaslas dos figuras y sufridogran deterioro general.

Tras ser recuperadaspor el dean de la cate-dral, don RomualdoAmigó fue repuesta denuevo en la residenciaepiscopal, donde per-maneció durante unosaños, hasta que fuetrasladada al Museo Cat-edralicio de Segorbe,donde hoy se puedecontemplar en la sac-ristía de la Capilla delSalvador, en la que tam-bién se conservanvarios retablos y restosde esta cartuja.

- Escisión definitivadel culto a la Virgen endos advocaciones:Virgen de la CuevaSanta – InmaculadaConcepción.

Como ya se vienereiterando, es tras lossucesos acaecidos con lacuración de Juan Mon-serrate y la renovacióndel culto a la imagenaparecida en la Cueva

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Ermita de la Purísima Concepción. Siglo XVI (Altura).

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del Latonero, a finales del sigloXVI, cuando comienza a denom-inarse a esta imagen de Maríacomo Virgen de la Cueva Santa,pues como ya se ha visto, elrenombre de Santa lo tenía “laCueva desde 1515 por los mila-gros ocurridos”. Hasta esemomento, no se documentaadvocación concreta hacia elculto a la imagen.

Y como nota destacable en estepunto, cabe citar la construcciónen Altura en 1595, año en quelos cartujos tomaron el Santuariode la Cueva Santa, de una ermitaen honor de la Inmaculada Con-cepción junto al Camino Viejode Segorbe a Altura, quecuriosamente sería fundada porel mismo canónigo JerónimoDecho.

Llama la atención la eti-mología de la partida en la quese encuentra esta ermita, “LaJarea”, que según NatividadNebot procede de la voz delárabe vulgar [sari´a] que signifi-ca “oratorio situado en lasafueras de una población en laque se celebran rogativas y otrasfiestas religiosas”. Desconozco siya existiría alguna edificación enel lugar o la voz se derivaría trasla construcción de la ermita porla influencia de los moriscos dela villa. Lo cierto es que estaermita se alza justo cuando a laimagen aparecida en la Cuevadel Latonero empieza a cono-cerse como Virgen de la CuevaSanta y más de 200 años antesde la proclamación del Dogmade la Inmaculada, que tendríalugar en 1854.

Tal vez con la construcción

de la ermita el citado canónigotrató de reconvertir al cristianis-mo un lugar de culto musul-mán, con la idea de queestando dedicado a la Inmacu-lada Concepción de María talvez los fieles moriscos aceptaríansu culto por estar éste aceptadopor el Corán. De esta manera tanmagistral, Jerónimo Decho con-seguía:

1/ Restablecer el culto por laInmaculada Concepción perdidoen la Cueva Santa, arraigado enestas tierras por los cartujos porpetición del monarca y fundadorMartín el Humano, y que con elcambio de advocación de laimagen que la representaba,podría quedar olvidado.

2/ Cristianizar mediante laconstrucción de una nueva ermitaun lugar próximo al pueblo en elque tal vez se siguieran realizandoritos musulmanes.

3/ Disponer de un lugar deculto para obtener beneficiospersonales como oficiante y fun-dador del mismo.

4/ Intentar acercar a la fecristiana a los moriscos, ofre-ciéndoles la posibilidad devenerar a la Virgen María, queellos conservan modélica en elCorán y libre de pecados.

Además, llama la atenciónun panel cerámico que decora laescalera del santuario querecuerda el primer centenario dela definición dogmática de laInmaculada Concepción, y quesi bien podría ser interpretadocomo un homenaje hacia lavirtud de la Virgen, que es aquien se venera en el santuario,¿no podría ser una recuerdo de

la antigua advocación en estelugar venerada, que con eltiempo mudó de nombre paraser conocida por el título actual?

Para terminar de conjeturar ytratar de darle más vueltas alasunto, voy a exponer un casoparecido que encontramos en elpueblo vecino de Navajas. Enesta población se da la coinci-dencia de que en la Iglesia Par-roquial dedicada a la Virgen de laInmaculada, se venera a laVirgen de la Luz, patrona de lalocalidad, que como ya se havisto anteriormente, no es másque otro retablo en el que semuestra la Santa Faz de María, ycon cierto parecido a la talla quenos ocupa. Aunque desgraciada-mente tanto el relicario demadera dorado y sin cristalsobre el que se halló, como elcuadro original se perdieron enla Guerra Civil Española, estapintura italiana datada del s.XVI, realizada sobre una tablillacuadrada de 20 x 20, muestrasobre fondo negro, el busto dela Virgen cubierta por una tocade viuda, al estilo de lasmadonas italianas.

Este retablo apareció, segúnla tradición (que el ObispoAguilar recoge en su obra “Noti-cias de Segorbe y su Obispado porun sacerdote de la Diócesis”), en1670 mientras se realizaban unasreformas en el templo, tras des-cubrirse casualmente al retirar elaltar mayor. Al no figurar la advo-cación por la que era conocidaantes de ser escondida(ocultación debida tal vez portemor a las represalias de losmoriscos durante la revuelta y

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Retablo cerámico en la Cueva Santa con referen-cia a la Inmaculada Concepción. Virgen de la Luz en Guanajuto (Mexico).

Fachada y retablo de la Virgen de la Luz de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Navajas.

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posterior expulsión), el párrocole puso por nombre “Virgen delSagrario” por haberse halladotras él. Pero no se consideraba elpárroco digno de poner nombre aesta aparecida imagen, y para ello,decidió realizar un sorteo antetodo el pueblo, en el que trasintroducir en una bolsa variosnombres, éste “de la Luz” salió portres veces consecutivas,entendiéndose que era el elegidopor la Virgen.

Es obvio suponer que esterelicario sería venerado en Nava-jas con anterioridad al hallazgo,ya que la parroquia estaba erigi-da desde 1543, y en ella pudorecibir culto bajo otra advocacióndesconocida, que a la vista deeste trabajo y la titularidad deltemplo, tal vez fuese el de laInmaculada Concepción. Y másteniendo en cuenta la proximi-dad de Navajas a Segorbe y lavinculación política que man-tenían en tiempos de los reyesde Aragón Martín I y María deLuna, también Señores deSegorbe.

Además, según Benet, Diago,Espuig, Gabarda y González ensu trabajo inédito “Iconografíasmarianas en el Alto Palancia”, laiconografía de la Virgen de la Luzse origina por la visión de unamonja en Palermo (Italia) en1722. La imagen de esta visión latrasladarían los jesuitas en 1782 aMéxico, donde hoy se puedevenerar en la Basílica-CatedralMetropolitana de Nuestra MadreSantísima de la Luz de León(Guanajuato-México). Su icono-grafía nos muestra a la VirgenMaría vestida con túnica blanca y

manto azul (similar a la Inmacu-lada) sobre un fondo amarillodorado, sosteniendo un alma conel brazo derecho y al niño Jesúscon el izquierdo, un par de ánge-les coronándola como reina delcielo, mientras que a sus pies laespera un monstruo, sustituidodespués por las llamas del purga-torio, unas nubes oscuras, y final-mente, unos angelitos. Sin duda,muy diferente a la de Navajas.

- Evolución de la icono-grafía de la Inmaculada Con-cepción.

Ya se ha visto como surge enla Corona de Aragón la doctrinade la Inmaculada apoyada desdela Casa Real, que contribuirá a larepresentación iconográfica de lamisma, un tanto diferente a lautilizada en Europa hasta elmomento. Esta singularidadiconográfica del dogma en elreino refleja -para su tiempo- unacolaboración entre artistas yclero, que no fija sin embargouna figura-tipo de la InmaculadaConcepción.

Hasta el siglo XV, el cultopor la Inmaculada en la penín-sula surge prácticamente comoadaptaciones de las representa-ciones marianas medievales alas creencias de los patronesinmaculistas. Muchas veces unaobra de arte sólo podía inter-pretarse como relativo a estaadvocación por su conocida aso-ciación con una orden inmaculistao a su mecenas (como el caso quenos ocupa), por una dedicatoria ouna inscripción. Por ello, no essorprendente que la iconografíade una idea tan abstracta y sutil

como la de la Inmaculada Con-cepción evolucionase tan lenta-mente, y más teniendo en cuentala situación política en los reinoshispánicos, con el reino de Grana-da en poder musulmán hasta1492, y los grandes desórdenespolíticos y financieros de Castillahasta la llegada de Isabel I.

La importancia de los ReyesCatólicos en la propagación delculto a la Inmaculada Concep-ción se debe al apoyo quedieron a la expansión de laorden franciscana, sin obviar ladevoción personal de ambosmonarcas a la Inmaculada Con-cepción, que contribuyeron con-siderablemente a la intensifi-cación de la creencia en España.Y eso que hasta 1854, el término«Inmaculata Conceptio» no seencuentra ni en la genuina litur-gia mozárabe ni el calendario deToledo del siglo X como festivi-dad, pero sí que aparecen cier-tos pasajes en las SagradasEscrituras y los EvangeliosApócrifos en los que se hanquerido basar la confirmaciónde esta creencia.

Entre estos últimos, cabedestacar el Protoevangelio deSan Jaime (s. II d.C), que narrael encuentro delante de laPuerta Dorada, que es una delas primeras formas de represen-tar la Concepción Inmaculadade María, popularizada por laLegenda sanctorum (la "LeyendaDorada") del dominico Jacobusde Vorágine, que tiene en lasanunciaciones angélicas a Ana yJoaquín los aspectos milagrososdel cuento, mientras que la ver-dadera concepción de la Virgen

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se trata de un modo bastanteprosaico: "Así pues, aconteció loque el ángel anunciara: que seencontrarían cara a cara y com-partirían la alegría sobre lavisión que ambos tuvieron ysobre las certezas de quehabrían de tener prole.Entonces, adoraron a Dios y seencaminaron hacia su casaaguardando el cumplimiento dela promesa divina con gran ale-gría de sus corazones. Y. Anaconcibió y dio a luz una niña, yla llamó María".

La autoridad de la iglesianunca sancionó la imagen delAbrazo ante la Puerta Doradahasta que en el Concilio deTrento se dieron cuenta de queel significado tradicional delAbrazo había sido mal interpreta-do por el pueblo, que entendíaque la Virgen había sido engen-drada por el beso, y llevó a quefinalmente la representaciónfuese completamente prohibidapor Inocencio XI en 1677.

En el Alto Palancia aparecenen el Museo de la Catedral deSegorbe dos tablas que hacenreferencia a este tema iconográfi-

co. Una de ellas es el único frag-mento conservado del antiguoretablo mayor de la Catedral deSegorbe, dedicado a la vida deMaría, de finales del siglo XIV. Laobra referida se ubicaría en laparte superior de la calle izquier-da del retablo, y su autoría esbastante discutida por razones decronología.

Más tardía es la versión delabrazo de Juan de Macip (Juande Juanes) para el altar principalde la Catedral de Segorbe (sobre1530), que comenzó a pintar supadre, Vicente Macip. De todaslas escenas de la vida de laVirgen, sólo el Abrazo ante laPuerta Dorada y la Visitación serepresentan con figuras de mediocuerpo. La forma acentúa laiconografía relacionando laInmaculada Concepción con laconcepción de Cristo. No hayabrazo ni tampoco figuras sub-sidiarias. Los espectadoresdebían conocer sobradamente laescena para que se redujera aquíhasta ese punto.

Pero hacia finales de la EdadMedia apareció una repre-sentación novedosa del tema. LaVirgen Inmaculada, enviada porDios desde el cielo, desciende ala tierra. De pie sobre la luna,coronada de doce estrellas,extiende los brazos o une lasmanos sobre el pecho, rodeadade los símbolos de las letaníascon sus diferentes variantes.

Este tema apareció porprimera vez en la iconografía delarte cristiano en la Catedral deCahors, en la Capilla de NotreDame, que fue construida en1484. En España, esta tipología se

introduce por primera vez en 1497en el retablo mayor de la Iglesiade Cerco de Artajona (Navarra).En Valencia, el más antiguo es ungrabado que acompaña a losGozos a la Concepción delConvento de la Encarnación.No se conoce la fecha en quefue realizado, pero se piensaque fue entre 1502 y 1505.

Y es que España y Franciafueron al unísono los principalesdifusores de este tipo de repre-sentaciones a lo largo del sigloXVI en la pintura, grabado yrelieves escultóricos. Sin embar-go, la incorporación de este tipoiconográfico al arte no fueinmediata, coexistiendo en eltiempo y en las obras con otrostemas inmaculistas, como elAbrazo de la Puerta Dorada, lautilizada en Aragón, o la fusiónde ambos.

Precisamente, una de estas últi-mas, donde el artista combina laantigua iconografía con la nueva,es el retablo de tabla única dedica-do a la Inmaculada Concepción dela Parroquia de Sot de Ferrer,atribuido a Juan de Juanes. Estarepresenta en el centro a la Virgencomo la Tota Pulchra es amicamea et macula non est in te, flan-queada por San Joaquín y SantaAna en posición orante, sobre losque se muestran los símbolos desus privilegios espirituales identifi-cados con filacterias, y rematandoel conjunto, en un plano superior,Dios Padre la bendice mostrandola aquiescencia divina respecto a ladevoción inmaculista. La dataciónde esta obra se fija en torno a1555-1560, es decir, durante lacelebración del Concilio de

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Abrazo en la Puerta Dorada. Retablode la Vida de Cristo y de la Virgen.Vicente Macip (Valencia, ca. 1475-1550) Juan de Juanes (Valencia, ca.1500-Bocairente, 1579). Museo Cate-dralicio de Segorbe.

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La Inmaculada Concepción de Murillo con loscolores luminiscentes tradicionales de la vesti-menta de María -azul y blanco-.

Retablo de la Parroquia Sot de Ferrer (Castellón).Juan de Juanes (1555-1560).

Iglesia de la Compañía de Jesús de Valen-cia. (Juan de Juanes 1568).

Ermita de la Inmaculada Concepción de Altura(Castellón). (Anónimo-s. XVI-XVII).

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Trento, tras el cual se implantaráde manera definitiva este nuevomodelo iconográfico, donde laMadre de Dios aparecerá sola y noacompañada de sus padres.

Y es que el dogma marianotambién se trató en el concilio,pues los Protestantes negaban suvirginidad en la concepción deCristo, y para reforzar la posturadel clero romano, artistas, mece-nas y teólogos adoptaron temasy motivos que ya circulabanampliamente esforzándose porcrear una imagen que acertase arepresentar con claridad el másabstracto de los conceptos: laInmaculada Concepción de laVirgen.

Así pues, María se mostraría apartir de entonces como la noviadel Cantar de los Cantares,basándose en la interpretaciónde San Bernardo de Claraval(1090-1153): Una joven de dulce

apariencia en pie sobre unasnubes, indicando con ello queestá en el ámbito celestial, conlos cabellos largos cayéndolesueltos por la espalda, las manosunidas en plegaria a la altura delpecho, y la cara con la miradahacia el cielo, llena de luz, queexpresa que es puente entre Diosy los hombres. Su vestido constade una túnica rosa de mangalarga y escote redondo cubiertopor sobretúnica blanca demangas amplias y escote cuadra-do, que representa la pureza, lavirginidad; y un manto azul sobrela espalda, que nos indica que esla Reina del Cielo.

En torno a la cabeza hay unaserie de rayos a manera decorona, con doce estrellas, y unamedia luna a los pies, comomujer apocalíptica, que nuncase representa llena, como en laCrucifixión, sino recortada en

forma de creciente, evocando adistintas divinidades de laantigüedad (Isis, Astarté, Diana..).Vemos así como el cristianismoasume símbolos del paganismo ylos cristianiza, o los adopta comopropaganda tras la victoria deLepanto, como un símbolo de lavictoria de la cruz sobre la medialuna turca.

En torno a la Virgen se ubi-carían los emblemas o símbolosvinculados a este dogma bien demanera directa o integrados enel paisaje, que se pueden agru-par en tres tipos principalmente:en primer lugar, los símbolosastrales, entre los que están elSol, la Estrella y la Luna. Elsegundo grupo son los símbolosvegetales, que incluyen el Lirio,el Olivo y el Cedro o Vara deJessé (sustituido en algunastablas por el Bastón de SanJoaquín), la Rosa y la Palmera. Y

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el tercer grupo pertenece a lasrepresentaciones arquitectónicas,como la Puerta, la Torre deDavid, la Fuente, el Huerto y laCiudad. Cabe resaltar que estossímbolos con los que se identificaa la iconografía inmaculista nohacen referencia directamente ala concepción inmaculada deMaría, sino que aluden a la vir-ginidad, su maternidad divina osu papel de mediadora entreDios y los hombres.

A este modelo correspon-dería la tabla de la InmaculadaConcepción que presidiría laermita construida bajo esta advo-cación por el canónigo JerónimoDecho en 1595. En la obra, de laque se desconoce el autor, sepueden observar las influenciasde los modelos pintados porJuan de Juanes, aunque connotables diferencias tales como laausencia de los padres de Maríacomo en el retablo de Sot deFerrer, el cambio de la leyenda“Tota Pulchra…” por “Mariae AbOmni Peccato” de “De immacu-lata Virginis Conceptione abomni peccato immuni libriquatuor”, o la coronación de laVirgen por la Santísima Trinidad,como en el retablo pintado parael Colegio de la Compañía deJesús de Valencia pintado en1568, donde el maestro seguiríalas indicaciones del venerable yafamado jesuita padre MartínAlbero. Sin duda estas diferenciaspodrían ser motivo de lasrecomendaciones realizadas trasel Concilio de Trento.

Con ello se aprecia cómo seempieza a aplicar la que será lafórmula definitiva de la Inmacula-

da Concepción que llegará al sigloXVII y alcanzará gran popularidaden el Barroco.

Sin embargo, en la Españamística se le imprimió la marcade su genio, y con el tiempoevolucionaría creando su propiaversión en donde la Virgen Maríaaparecerá libre ya de todos lossímbolos de las letanías, rodeadasólo por ángeles, y aplastando asus pies la serpiente tentadorapara recordar su victoria sobre elpecado original.

Así concluiría este largo proce-so para simbolizar iconográfica-mente este dogma recocido ofi-cialmente por el papa Pío IX en subula Ineffabilis de 1854, que pasóde ser representado según eldeseo de los mecenas o promo-tores (como el caso de Martín I deAragón, con su Verónica de laVirgen), a ser representado por elbeso casto o abrazo ante la puertadorada de San Joaquín y SantaAna -padres de la Virgen-, parafinalmente ser consensuado en elConcilio de Trento entre el cleroy los artistas para llegar a nosotrosde la manera que todos la cono-cemos en la actualidad.

CONCLUSIONES

Para concluir este trabajo sehará un resumen de todo lo aquíexpuesto, para tratar de aclarar siel retablo de la Verónica de laVirgen conservado en el Museo deBellas Artes San Pío V de Valenciay la imagen de yeso que repre-senta a la Virgen de la Cueva Santatienen un nexo de unión aparte desu estancia en Valldecrist, y si enalgún momento pudieron intentarrepresentar a una misma advo-

cación de la Virgen María.Al final del siglo XIV, el dogma

de la Inmaculada Concepción deMaría, pese a ser un tema de dis-cusión en Europa, era defendido yapreciado desde mucho antes enlos Reinos de la Corona de Aragóny, especialmente por los miem-bros de la Casa Real, que dabanmuestras de un gran fervor haciaesta advocación, amparando lafundación de cofradías, como lade Barcelona, en 1333. Pero seríacon la llegada al trono de Martín Ide Aragón cuando el culto a estaadvocación tomaría un granimpulso debido a la devoción par-ticular que por ella profesaba estemonarca que, mediante ladonación de imágenes-iconos dela Santa Faz Mariana y el fomentode su adoración y festividad,lograría que las fiestas en honora la Purísima pasaran a ser unreferente en toda Europa,equiparándolas a las grandes fes-tividades marianas del calendariolitúrgico y convirtiéndolas en unareivindicación personal de losmonarcas aragoneses.

Hay que resaltar que las dona-ciones reales de iconos de la SantaFaz de María por Martín elHumano supondrían un referente anivel artístico, puesto que ademásde que en la época no existía unarepresentación concreta para suculto, las particularidades de estasVerónicas de la Virgen presentabanun tipo nada frecuente en la icono-grafía mariana, al mostrar única-mente la cabeza de María inclinadaligeramente hacia la izquierda y sinsu hijo. Desde ese momento, lasimágenes de la Verónica de María,ya fuesen en forma de pequeños

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retablos o bien en relicarios,comenzaron a proliferar por todoel reino durante todo el siglo XV eincluso después.

En 1385, el rey Pedro IV deAragón, el Ceremonioso, funda-ba a instancias de su hijo, el auninfante Martín, la Cartuja deValldecrist en Altura. Cabesuponer que, desde el primermomento, el infante y luego reytrataría de introducir en la nuevafundación de los monjes de SanBruno sus preferencias y devo-ciones particulares hacia estaadvocación, como se desprendepor la donación al cenobio de unrelicario en el que se venerabaen un altar portátil devocional elrostro de la Virgen, hoy conser-vado en el Museo de Bellas ArtesSan Pío V de Valencia; y que losfrailes, fervorosos devotos de laVirgen María, aceptasen esta vari-ante en la advocación puestoque, al fin y al cabo, se difundíael culto a la Madre de Dios.

Así, es posible que para con-tentarle, los frailes tomaran comomodelo el retrato de la imagenofrecida por el monarca y fun-dador de la casa para elaborarlos moldes de las imágenes que,con posterioridad y como teníanpor costumbre, repartirían a suspastores para recordarles sudevoción por la Virgen, que erarepresentada en una talla depequeño tamaño y de yeso, paraque fuesen cómodamente trans-portadas. Esta tradición es recogi-da por el Padre José de La Justi-cia, que comentaba en 1664 quees “una costumbre antigua [la]de dar a sus pastores imágenes dela Virgen, que les recuerde sudevoción, tan propia y connatur-

al de la Cartuja”, y que "la cos-tumbre de vaziar (sic) imágenesde yeso para los pastores, no esreciente, sino nacida con lamisma fundación. Parece discur-so corriente que por ser estaimagen de yeso, y don acomoda-do a la pobreza pastoril, es unade las que antiguamente se lesdieron” (refiriéndose a la halladaen la Cueva Santa).

Una de estas imágenes apare-cería casi un siglo después -entre1503 y 1516, según apuntannuevas fuentes-, en una cuevadel término de Altura que servíade aprisco de ganado, aunque atenor de su morfología, ubi-cación y peculiaridades, bienpodría haber sido (o incluso seren aquellos momentos) un lugarde antiguos ritos paganos, queno era conveniente mantener,máxime teniendo en cuenta queel lugar estaba bajo el poder deun priorato.

El caso es que aquel hallaz-go sería considerado como unsuceso milagroso que generaríacierto fervor a esta imagen de laMadre de Dios, ya que en losprimeros años carecía de unaadvocación por la que se identi-ficase.

El interés por la aparición de laimagen de yeso de la Virgen seincrementaría tras la sucesión deextraños portentos y curacionesocurridas dentro de la cavidaddonde tenía cobijo la imagen, pro-ducidas tras ser invocada esta, otras el baño o degustación de lasaguas que destilan las paredes dela cueva al tiempo que se rezaba ala Virgen, y a los que seencomendaban tanto los creyentes

cristianos como los supersticiososmoriscos.

En los nefastos años quesiguieron, protagonizados porconflictos bélicos, decaería laafluencia de fieles, pero su cultono caería en el olvido, reactiván-dose en 1574 tras los prodigiososincidentes que favorecieron aun matrimonio jericano, quegenerarían una reanudación delas peregrinaciones masivas allugar, un fervor sin fronteras yque las autoridades tomaseninterés en controlar, gestionar ydifundir de forma controlada elculto a esta imagen que, comen-zaría entonces, a ser conocidacomo Virgen de la Cueva Santa.

Pero todo este interés llevaríaa que los cartujos, Señores deltérmino de Altura, ocupasen elsantuario, suceso que generaríagran malestar entre la feligresía yautoridades civiles y religiosas,que motivarían un largo pleitoque llevaría a la expulsión de loscartujos del santuario y a ladevolución de su posesión alclero y autoridad civil de Altura.

Paralelamente a la toma delos frailes y a la popularizaciónde la denominación de Virgende la Cueva Santa a la imagen delsantuario, el canónigo JerónimoDecho, natural de Altura y her-mano del propietario de lacueva-santuario, que fue elprimero en preocuparse por elincipiente santuario desde quelas autoridades toman partido,funda en 1595 en las inmedia-ciones de Altura una ermitadedicada a la Inmaculada Con-cepción, 200 años antes de laproclamación del Dogma por el

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papa León XIII, en una partidaconocida como La Jarea, topóni-mo árabe que viene a indicar unlugar u oratorio situado a lasafueras de la población en el quese celebran rogativas y otrasfiestas religiosas. Tal vez con laconstrucción de la ermita elcitado canónigo trataba de recon-vertir al cristianismo un lugar deculto musulmán, aprovechandoque estaba dedicado a la Inmacu-lada Concepción de María,dogma aceptado por el Corán.De esta manera tan magistral,Jerónimo Decho conseguía:

1/ Restablecer el culto por laInmaculada Concepción perdidoen la Cueva Santa

2/ Cristianizar mediante laconstrucción de una nueva ermitaun lugar próximo al pueblo en elque tal vez se siguieran realizandoritos musulmanes.

3/ Disponer de un lugar deculto para obtener beneficiospersonales como oficiante y fun-dador del mismo.

4/ Intentar acercar a la fe cris-tiana a los moriscos, ofrecién-doles la posibilidad de venerar ala Virgen María, que ellos conser-van modélica en el Corán y librede pecados.

Entre tanto, y curiosamentetambién en el mismo periodocronológico (finales del siglo XIV-finales del siglo XVI) la iconografíareferente a la Inmaculada Concep-ción pasa de ser representadasegún el deseo de los mecenas opromotores, a ser consensuada trasel Concilio de Trento entre el cleroy los artistas, para representar deuna más o menos uniforme estaadvocación.

Toda esta relación de acon-tecimientos genera una serie deinterrogantes que hoy, con elpaso del tiempo, y tratando deno caer en los pensamientos dela interesada pluma que escribióla historia, todavía quedan porresolver.

Cuestiones como bajo quéadvocación pretendían los cartu-jos que se rindiera culto al ofre-cer imágenes de yeso de laVirgen a los pastores, o de dóndese tomó el modelo a la hora deconfeccionar el molde para lafabricación de imágenes de yeso.Si la aparición de la imagen de laVirgen en la Cueva del Latonerofue casual, o forzada paraerradicar un lugar de cultopagano, dadas las peculiaridadesde la cueva. Si se tenía concien-cia cuando se divulgó la apari-ción de la imagen en la cueva delLatonero de que ésta era una delas repartidas por los cartujos, yen caso afirmativo, por qué sesilenció.

Si se plantearon las autori-dades al tomar la gestión del san-tuario el problema de la escisióndel culto ante la popularizacióndel nombre de Virgen de la CuevaSanta, y si una consecuencia deello fue la construcción de laermita de la Inmaculada en Altura,en un intento de perpetuar unculto a la Inmaculada que podríaquedar olvidado, o esta surge acausa del interés personal de sufundador.

En definitiva, demasiadosinterrogantes, que espero que conlos planteamientos desarrolladosen este trabajo puedan extraer suspropias conclusiones. Entre tanto,

seguiremos venerando a NuestraSeñora la Virgen de la Cueva Santaen su cueva-santuario, con lamisma fe y devoción de siempre.

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