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LA DEVOCIÓN DE LA VIRGEN DE EUROPA EN SEVILLA: LA MUY ILUSTRE HERMANDAD DE LA PARROQUIA

DE SAN MARTÍN Y SU ROSARIO PÚBLICO

Carlos José ROMERO MENSAQUE UNED. Centro Asociado de Sevilla

Introducción

En el año de 1983 salió a la luz la monografía sobre la Hermandad de la Virgen de Europa de Sevilla, que fue mi tesis de licenciatura en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla.1 Muchos años han transcurrido ya, pero en mí permanece como el primer día la certeza de encontrarme con una historia devocional profundamente arraigada en la religiosidad popular hispalense y concretamente en una collación humilde y sufriente, que tuvo en la Virgen de Europa un referente entrañable y cercano para su vida y su manera de expresar la fe sencilla.

Para el estudio de la Hermandad, las principales fuentes documentales se encuentran en un legajo propio del archivo parroquial de San Martín, que se conserva en la parroquia de San Andrés. El libro más antiguo es el de Cargo y Data, que da comienzo en 1685, el año de la fundación. De la primera época sólo se conserva además un libro de hermanos de 1752 y un Inventario de 1793. Más completa es la documentación de la etapa reorganizadora del siglo XIX, conservándose el libro de actas, el de cuentas y el de hermanos fundadores. El resto de la documentación sobre la Hermandad se halla en el Archivo General del Arzobispado.

Procedente de Gibraltar, la devoción a la Virgen de Europa se asienta en la collación de San Martín y ya en el siglo XVII aparecen tradiciones milagrosas en torno a un cuadro de la Virgen situado en plena calle. Para preservar la devoción, los vecinos constituyen una Hermandad y construyen una capilla-retablo y una imagen de talla, lo que constituye el signo definitivo de una devoción arraigada aun con tremendas dificultades derivadas de la vida precaria en que vivía el vecindario y las escasas limosnas que podían aportar.

Un elemento definitivo para la consolidación de la Hermandad fue la institución del Rosario público, fenómeno que nace en Sevilla a fines del siglo XVII como una explosión popular que dinamiza la devoción a la Virgen y crea una cotidianidad barroca singular. El Rosario va a crear una estructura religiosa de alguna manera paralela a la de la parroquia que, aunque dependiente de ella jurisdiccionalmente, goza de una amplia autonomía que favorece que el pueblo la sienta vecina y cercana, pues no en balde cada noche y la madrugada de los festivos se actualiza en sus calles con las avemarías del rosario.

El siglo XVIII fue la etapa más importante y característica de la Hermandad y devoción a la Virgen, especialmente la Fiesta del ocho de septiembre y el Rosario de Gala

1 La Muy Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de Europa de la ciudad de Sevilla, Consejo General de Hermandades, Sevilla 1983.

CARLOS JOSÉ ROMERO MENSAQUE

que acompañaba la imagen desde la capilla a la parroquia de San Martín y la devolvía nuevamente a la Plaza que ya a comienzos del siglo XVIII se titulaba de Europa. En los años finales, la Virgen fue proclamada Patrona del Regimiento de Milicias de Sevilla y esta vinculación va a favorecer un cierto protagonismo de la Hermandad en la vida social sevillana.

Tras una profunda decadencia en la primera mitad del siglo XIX, en que llega casi a desaparecer el culto a la Virgen, la Hermandad se reorganiza en 1849 con nuevos esquemas estructurales respectos al instituto devocional. Es una época en que las corrientes ilustradas de las élites socio-políticas se han extendido a capas más amplias de la sociedad creando un nuevo imaginario donde Dios y la religión no son los únicoshorizontes de sentido.

La religiosidad va a retornar a los templos, desapareciendo del viario cruces y retablos. También desaparecen los Rosarios en gran medida y con ello la cotidianidad y la cercanía devocional del vecindario. Las hermandades rosarianas, como la de Europa, se convierten en las denominadas Hermandades de Gloria, centradas en el culto a la titular con la Función y la Procesión anual.

La Hermandad, en este contexto, decide trasladar en 1854 la imagen de la Virgen a la parroquia de San Martín, abandonando su capilla-retablo, que pronto será derruida. Es una etapa un tanto inestable, con diversas crisis internas entre los cofrades, pero donde finalmente se consolida la nueva estructura de Hermandad hasta el fin de sus actividades en torno a 1868.

La fundación de la Hermandad

El cronista Félix González de León, al referirse al origen del nombre de Plaza de Europa, narra la antigua tradición de que, llevando a cabo unas obras en este lugar, apareció en un pozo un cuadro que representaba a la Virgen de Europa, Patrona de Gibraltar. Este hallazgo suscitó la devoción de varios vecinos que colocaron la imagen en el muro exterior de la casa, comenzando así un incipiente culto. Este autor no fija una época concreta para esta tradición2.

Los primeros datos históricos que hemos podido hallar de la devoción a la Virgen de Europa en Sevilla datan del seis de febrero de 1685, en que el Provisor del Arzobispado aprueba las primeras Reglas de una hermandad erigida en su honor y radicada en un retablo callejero en las denominadas entonces Pasaderas de San Martín, junto a la parroquia del mismo nombre.

Constatamos los nombres de algunos de los primeros cofrades fundadores: Nicolás Francisco de Cañizares, que fue el primer mayordomo, Lázaro Jurado, Diego García, Antonio Ruiz Vizarraga, Juan Pérez, Francisco Tristán, Domingo Pérez, Cristóbal Benítez, Juan Izquierdo, Cristóbal Lozano, Jerónimo Camacho, Lorenzo Ruiz Moreno, Juan Pérez

2 GONZÁLEZ DE LEÓN, Félix, Noticia del origen de los nombres de las calles de Sevilla, Sevilla 1839, pp. 54-55.

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de Soto, Juan Cabello, Lucas de Luque, Martín Sánchez, A. De Morales, Pedro Balcárcel o Marco Sancho. También aparece una cofrada: Ana de los Ríos.

Desconocemos las circunstancias concretas de la fundación, pero la iniciativa de erigir una Hermandad denota el arraigo devocional, una actitud de compromiso de hacerlo perseverar por parte de un grupo importante de vecinos y quizá algún acontecimiento susceptible de acelerar la iniciativa latente. En este sentido, apuntaré que el año 1684 se registró una enorme riada en la ciudad, que dejó a muchas familias sin vivienda, siendo uno de las collaciones más afectadas la de San Martín, vecina a la frecuentemente inundada Alameda de Hércules.

La advocación mariana de Europa, ciertamente singular en la ciudad, invita a pensar en que fueran inmigrantes de Gibraltar o de su campo quienes introdujeran la devoción en Sevilla, llegando a arraigar entre el vecindario, que debió reunirse en una espontánea congregación, cuya primera inquietud fue la construcción del retablo con el lienzo de la Virgen hasta el momento de la constitución de la Hermandad. Aunque no podemos documentar la hechura de este retablo y el lienzo primitivo, sí se puede constatar que a finales del siglo XVII se encontraban ya bastante deteriorado “por ser mui antiguo”3.

Este origen gibraltareño parece más verosímil por el hecho de que tan sólo un año después de constituirse la Hermandad, es decir, 1686, hay una iniciativa de dos de los principales cofrades fundadores: Cañizares y Balcárcel, de realizar una imagen de talla de la Virgen de Europa y a tal efecto conciertan con el escultor Felipe Martín o Martínez su hechura, precisando muy enfáticamente “hacerla de bulto, según y como está la dicha imagen en la ciudad de Gibraltar, cuyo dibujo se nos ha mostrado para que con mayor conocimiento podamos fabricar la dicha imagen, que para en poder de Miguel Andújar Alarcón; de la cual se ha de sacar trasunto que sea parecido a la que está en dho dibujo”4. Resulta evidente el interés de estos cofrades por consolidar la devoción a su patrona en Sevilla.

Desconocemos más detalles sobre la hechura de la imagen y si efectivamente se llevó a cabo por este escultor, ya que hasta 1705 no se registra en el libro de cuentas unos gastos para estofar y rematar la talla de la Virgen. No parece que el encargo primitivo fuese de la propia Hermandad (no se menciona en ningún momento), sino de los dos cofrades citados, aunque previsiblemente con el propósito de cederla a la corporación.

Sin embargo, hay otro detalle que no deja de ser significativo: en el contrato se afirma que la citada imagen está destinada a venerarse en la parroquia de San Martín. Resultaba evidente que el retablo existente no podía albergarla y quizá fuese intención de algunos

3 Esta expresión es utilizada en el Pleito que sostiene el cerero Juan de Cázeres con la Hermandad en 1688. Cfr. ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO, Serie Hermandades, legajo 9251. 4

Cfr. CUELLAR CONTRERAS, Francisco de P., “La imagen de Nuestra Señora de Europa, ¿obra del

escultor Felipe Martín en 1686?”, en: Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 312, septiembre 1985, pp. 9-12. En este artículo se reproduce el tenor de un documento notarial en que se contrata por parte de Cañizares y Balcárcel la hechura de la imagen de talla de la Virgen de Europa al escultor Felipe Martín, siendo afianzado por Cristóbal de Guadix.


cofrades trasladar la sede de la naciente Hermandad a la parroquia de San Martín, lo que finalmente no se produjo.

En el libro de cuentas que se abre al año siguiente aparece como innegable el esfuerzo de los cofrades por celebrar con solemnidad y aparato la fiesta de la Virgen el ocho de septiembre, componiéndose el retablo con una serie de mejoras, celebrándose una Octava y el canto de la Salve ante la imagen.

Se conserva en el archivo diocesano las primitivas Reglas de la Hermandad de 16855,aunque lamentablemente incompletas y privadas de la estampa característica de la Virgen, lo que nos hubiera permitido conocer la iconografía del lienzo.

Se componen de doce capítulos en que se establece como fiesta principal, como queda ya comentado, el ocho de septiembre, que se celebrará en el templo parroquial de San Martín, debido a que la sede canónica se encuentra en plena vía pública.

La admisión de los cofrades lleva consigo, tras un escrutinio, el pago de una cuota de entrada (12 reales para los hombres y 6 para las mujeres) y el compromiso de abonar averiguación semanal (dos cuartos) y anual (dos reales el día de la Función de la Virgen) y de realizar demandas por turnos entre el vecindario.

En contrapartida, la Hermandad está obligada a practicar la caridad con los cofrades enfermos y los difuntos, a quienes debía acompañar en su entierro y aplicarle seis misas en su sufragio.

El gobierno de la corporación estaba constituido por el Mayordomo, su principal cargo, dos Alcaldes (antiguo y moderno), Fiscal, Prioste y Escribano.

En el auto de aprobación de las Reglas, se hace especial énfasis en que “en el sitio donde está la imagen de Nuestra Señora de Europa no se a de hazer fiesta alguna ni decir Salve ni hazer otra demostración alguna de fiesta, sino todo a de ser en la dha ygª del señor San Martín”. Como se verá, esto no se cumplió en su totalidad.

Los primeros tiempos fueron difíciles para la corporación, que muy pronto atraviesa una evidente decadencia, al extremo que un informe de Visita de 1689 se manifiesta encontrarse casi extinguida por falta de Hermanos, autorizando que se puedan recibir cofrades sin pagar entrada alguna.

Para mayor desdicha, uno de los fundadores y mayordomo, Nicolás Cañizares, se ve envuelto en un desagradable pleito con un maestro cerero y, aunque se trata de obviar en el asunto (pago de unos cirios) a la Hermandad, resulta evidente que actuó como mayordomo, siendo finalmente encarcelado.6

5 ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO, Serie Hermandades, legajo 9251, doc. 9. 6 Vid. nota 3. El débito era de 95 reales por seis cirios. Nicolás de Cañizares era maestro barbero y en el pleito asegura no ser el Mayordomo y que se debería acudir a los Alcaldes y Hermano Mayor de la Hermandad. Finalmente abonó la deuda y solicita su excarcelación.


La Hermandad durante el siglo XVIII: La reactivación corporativa: imagen de talla, capilla-retablo y Rosario público

La situación cambia radicalmente con el comienzo de la nueva centuria, concretamente desde 1705, en que se culmina la imagen de talla de la Virgen y comienza la edificación de una capilla-retablo para albergarla con dignidad. La Hermandad registra un número muy importante de nuevos cofrades y los cultos incrementan notablemente su solemnidad y esplendor, realizándose incluso procesión con la nueva imagen por la feligresía.

Ya en los primeros años de la centuria se puede constatar que la devoción a la Virgen va adquiriendo popularidad. En los padrones parroquiales de 1703 se nombra por vez primera a un tramo de las Pasaderas de San Martín como “Pasaderas de la Europa”, para

denominarse en los años siguientes “Europa”7.Pero es entre 1704 y 1705 cuando se hace más palpable este incremento de la

devoción y de la propia Hermandad, que celebra con solemnidad el Octavario y Función a la Virgen. En el propio entorno del retablo, a pesar de la prohibición de la Regla, parece que se celebraba parte de la Octava y también algunas celebraciones cuaresmales, para las que se trasladaban desde San Martín bancos e incluso un púlpito.

Nuevamente un acontecimiento muy notable pudiera explicar esta rápida y sorprendente reactivación de la Hermandad. Se trata de la toma de Gibraltar por las tropas inglesas en 1704 y el exilio de gran parte de su población autóctona a otras localidades, sobre todo de las inmediaciones como San Roque o Algeciras. No es descartable en modo alguno que algunas familias, que tenían parientes en Sevilla, decidieran trasladarse a la ciudad y a este barrio de San Martín. La ausencia de datos concretos en el libro de cuentas de la Hermandad y en los libros sacramentales de San Martín impide confirmar esta hipótesis.

En 1705 el pintor Cristóbal de León8, hermano de la corporación, encarna y policroma la imagen de la Virgen de Europa, que se va a convertir en la titular de la Hermandad a todos los efectos.9

Con ello se oficializa la iniciativa ya comentada de los dos cofrades fundadores y se alza un nuevo peldaño en la consolidación del instituto, sustituyendo el primitivo lienzo y asimilándose así al canon de las hermandades hispalenses.

La tradición milagrosa que tenía el antiguo cuadro de la Virgen va a continuar en la imagen de talla. En las Memorias de Sevilla de Aldana y Tirado10 se hace mención a que el

7 ARCHIVO PARROQUIAL DE SAN MARTÍN, Padrón de 1703. 8 Era discípulo de Valdés Leal. De entre sus obras destacan los adornos y pájaros de la iglesia de San Felipe Neri y dieciocho cuadros de venerables filipenses. Falleció en Sevilla en 1729. 9 Ídem, legajo Hermandad de Europa, libro de cargo y data, fol. 23. Concretamente se dice “180 reales

que se le dieron a Cristóbal de León en cinco partidas y en distintos días para estofar la imagen de talla, la cual entregó estofada y rematada”.10 ARCHIVO MUNICIPAL DE SEVILLA, Papeles del Conde del Águila, tomo 3, documento 11. Son unas memorias manuscritas.


veinticinco de agosto de 1709 empezó a sudar la imagen de la Virgen ante el asombro de los fieles. En vano intentaron secarle el sudor. La noticia corrió como la pólvora y esa misma noche se trasladó a San Martín, seguramente desde la casa o local, donde se encontraba la imagen seguida de muchos devotos. Una vez allí, los sacerdotes hubieron de cerrar las puertas ante el enorme gentío que se congregaba.

A la iglesia fueron llamados varios pintores y doradores a fin de poder explicar el sudor. Opinaban que, debido al calor de Sevilla, era imposible que existiera humedad en el barniz y, aun en ese caso, debería ser un sudor pegajoso y este no era el caso. Se intentó de nuevo secar el sudor, pero volvía a emerger, por lo que unos escribanos redactaron diligencia para ulteriores investigaciones. No he hallado posteriores datos de este hecho, pero lo cierto y verdad es que creó un clamor popular de devoción hacia la imagen.

La construcción de una capilla en el emplazamiento del retablo fundacional es otra gran iniciativa de la corporación y complementaria de la anterior. Será el tabernáculo para la nueva imagen, desechándose la intención de trasladarse a la parroquia, lo que resulta muy representativo del notable arraigo entre el vecindario de la devoción. La Virgen “se

queda entre sus fieles”.

La obra de la capilla ocupa durante varios años la actividad de la Hermandad, cuyo mayordomo Jacinto Enríquez ha de procurar de múltiples maneras los necesarios recursos para afrontar este ilusionante proyecto, que finalmente concluye en 1715. Fue muy importante contar con varios cofrades que eran albañiles y que, con permiso eclesiástico, trabajaron gratuitamente en los días festivos. El día de la inauguración se descubrió la siguiente inscripción marmórea “Reinando en España el muy católico y poderoso señor D. Felipe Quinto, que Dios guarde, hizo esta obra la Hermandad de Nuestra Señora de Europa”. La fecha se hizo coincidir con la Fiesta de la Virgen del ocho de septiembre, entronizándose la imagen de la Virgen tras solemne procesión desde San Martín.

La capilla estaba construida en piedra el primer cuerpo y lo demás en ladrillo cortado, con su media naranja formada por fuera de azulejos rematando el segundo cuerpo, de mucha mayor altura que el primero, que albergaba el camarín de la Virgen y que contaba con un balcón al exterior. Posteriormente se encargó un retablo tallado y dorado para el camarín. Con la nueva sede y la imagen de talla se fervoriza más la devoción cotidiana del vecindario, y con ella las limosnas.

No obstante, el instituto cultual va a adquirir una dimensión extraordinaria con la organización por la Hermandad de un cortejo de Rosario público, práctica que se crea y populariza en Sevilla desde 1690 en todas las parroquias, conventos y hermandades. El Rosario público se convierte durante el siglo XVIII en paradigma de la religiosidad popular barroca hispalense, creando una nueva cotidianidad y dinamismo en torno a la devoción mariana, amén de una geografía rosariana que abarcaba la práctica totalidad de las calles y plazas de la capital, recorridas por cientos de estos cortejos cada día laborable, tras el toque de oraciones y los festivos de madrugada.11

11 Sobre la devoción del Rosario en Sevilla y el fenómeno de los rosarios públicos, vid. mi monografía El Rosario en Sevilla: devoción, rosarios públicos y hermandades (siglos XV al XXI), Fiestas Mayores,


El Rosario público otorga a la devoción de la Virgen un componente dinámico y misionero, pues son los cofrades quienes van al encuentro de los vecinos en sus propios domicilios llevando a la Virgen de Europa en el Simpecado que preside el abigarrado cortejo de faroles, luminarias y cantos de los coros.

Aunque dependiente de la Hermandad, el Rosario contaba con una organización propia y autónoma a través de los diputados del Rosario, que incluía la autofinanciación del cortejo a partir de las demandas que se realizaban en cada una de las estaciones. Al igual que los demás rosarios de la ciudad, el de la Europa debió contar con una variada tipología de cortejos según el día y hora en que hiciera estación.

De esta manera, de lunes a sábado, salía el Rosario de Prima Noche (en torno a las siete de la tarde). Los domingos y festivos, el Rosario de Madrugada o de la Aurora (alrededor de las tres o cuatro de la mañana) que culminaba con la celebración de la misa de alba en la parroquia. Estos dos rosarios eran ordinarios, es decir, contaban con elementos simples y de escasa calidad: cruz, faroles de vidrio, simpecado de felpa...

Pero, en diversos momentos del año, el cortejo se convertía en extraordinario y sacaba sus mejores galas: la cruz dorada, los faroles y farolas de cristal y el Simpecado bordado en oro, o bien tenía otras insignias específicas.

Estos Rosarios extraordinarios eran principalmente el de Gala, que salía en ocasión de la Fiesta de la Virgen, acompañando la imagen o bien por algún suceso notable en la vida de la Hermandad o la ciudad. Otro cortejo extraordinario era el de Ánimas, que tenía efecto en los primeros nueve días de noviembre (novena de ánimas) en sufragio de los difuntos y que solía ostentar un Simpecado morado o negro.

En la segunda mitad del siglo XVIII la Hermandad continúa con una intensa actividad institucional con los cultos de septiembre y el Rosario público. Ambas celebraciones van a adquirir mayor concurrencia de cofrades y devotos, relevancia y solemnidad.

Respecto a la Fiesta de Septiembre, se celebra -como queda escrito- una Octava previa en la propia capilla de las Pasaderas, donde se construía un entarimado en que se colocaba la Virgen en sus parihuelas procesionales y todas las noches se cantaban salves y villancicos en su honor junto a la explosión de cohetes en las vísperas de la Fiesta (a pesar de la prohibición de la Regla).

El último día de la Octava, se trasladaba a la Virgen en andas a la parroquia de San Martín acompañada por el Rosario de Gala, donde el día ocho por la mañana se celebraba la Función Principal de Instituto presidida por el altar de cultos preparado al efecto. Por la tarde se organizaba procesión de retorno a su capilla, igualmente junto al Rosario de Gala.

El Rosario público continuaba con sus estaciones, aunque restringidas ya claramente a la madrugada de los domingos y festivos, además de las procesiones de Gala en torno a la Fiesta de la Virgen. No he constatado que se organizase Rosario de Ánimas. El cortejo se iba incrementando y con él los faroles e insignias, por lo que se hacía preciso un local en

Sevilla 2004. Sobre el origen y conformación de estos cortejos, mi artículo: “Los comienzos del fenómeno de los rosarios públicos en Sevilla. Las Noticias de Alonso Martín de Braones (1690-1695)”,

en: Revista de Humanidades. UNED. Centro Asociado de Sevilla, nº 15 (2008), pp. 199-215.


que depositarlas. En 1763 se acuerda construir la denominada “Capilla del Rosario”, muy

próxima a la sede de la Hermandad y que, además, en los años finales de la centuria hubo de albergar la sede de la misma por diversas reparaciones y obras, entre ellas la hechura de un retablo nuevo para la Virgen, que es el que actualmente posee, obra del maestro tallista Juan Calero.

Al mismo tiempo que el Rosario hacía estación a varias iglesias, sobre todo a las que eran sedes de otros rosarios, también éstos visitaban la capilla de la Virgen, siendo recibidos con muchas luces, tanto en el camarín como las que portaban los cofrades en cirios y faroles, cantaban los coros de ambos rosarios, se entonaba la Salve y se procedía al saludo de los Simpecados. Especial relevancia otorgaba la Hermandad al recibimiento que se hacía a la procesión de la Virgen de Todos los Santos cuando acudía con su rosario a la capilla en el mes de noviembre. El Rosario de la Europa gozaba de gran popularidad en la ciudad y su cortejo era celebrado por sus músicos y cantores.

La Hermandad a finales del siglo XVIII: su patrimonio

En cuanto al patrimonio de la Hermandad, entre la documentación que se conserva de la Hermandad en este siglo XVIII destaca un libro de Inventario de 1793, que nos permite conocerlo, en esta centuria donde se produce su máximo apogeo cultual. Primero se describen los bienes de la Hermandad como tal y en segundo lugar los del Rosario.

Junto con la capilla, ya descrita y el retablo, la descripción enumera en primer lugar los vestidos de la Virgen y el Niño, pues la imagen era sobrevestida al menos desde la década de los cuarenta, a pesar de contar con un espléndido estofado. Era la estética imperante entonces.

Así pues, los vestidos de la Virgen eran siete: el primero, “era de lana de plata

blanca con matices de seda y oro y un encintado que forma dicho vestido en el tigo que parece de galón de oro; y guarnición de gasa ancha”; el segundo, “era de tela de plata

sobre celeste (la mantilla con punta de plata fina)”; el tercero, “de color café con una

guardilla de plata fina tejida por debajo”; el cuarto, “de color pajizo, con guarnición

bordada de colores (la mantilla tiene todo lo que descubre; guarnición de punta de plata fina)”; el quinto, “de tafetán encarnado con punta de plata falsa y la mantilla también”;el sexto, “era de florión sobre verde y punta de plata falsas”, y el séptimo, “de color

azulado, con punta de plata fina y también la mantilla”.

El Niño contaba sólo con dos vestidos antiguos. Otros elementos para el adorno de la imagen eran varias tocas, pares de puño, petos de galón de oro y una peluca, que normalmente llevaba puesta.

Respecto al ajuar de plata y joyas, éstas son las más destacadas: corona de plata de ley de la Virgen, que pesaba 26 onzas y 2 adarmes; corona del Niño, de plata, que pesaba 6 onzas y 2 adarmes; cetro de plata de la Virgen, de 7 onzas; mundo de plata del Niño, 3 onzas y 3 adarmes; zapatos del Niño, de plata, 3 onzas y 3,5 adarmes; media luna de plata de la Virgen, de 24 onzas y 12 adarmes; zarcillos de oro con 14 diamantes; cuatro vueltas de gargantillas de perlas finas, con 337 perlas; un aderezo de zarcillo y collar que la


Virgen tenía de ordinario, de piedras gruesas de topacio engarzadas en falso; un rosario engarzado en plata sobredorada con tres medallas de plata sobredoradas; manillas de oro y diamantes; un águila de plata sobredorada con corona y piedra verde; una demanda de plata, de 27 onzas y 6 adarmes; tres cañones de plata con la imagen de la Virgen arriba con su cerco de ráfagas.

Respecto al Rosario, se menciona en primer lugar la capilla o almacén, construido de material y muy cerca de la capilla de la Virgen. En su interior había un retablo, del que no se especifica nada de particular, pero que serviría para depositar las insignias.

Contaba con dos simpecados, el de Gala y el ordinario. El de Gala era de terciopelo carmesí con su entretela de crudo y forro de tafetán del mismo color, guarnecido de una labor de lama de oro recortada y adornado con lentejuelas. “Tiene a una imagen de

Nuestra Señora en lienzo con corona de plata y también otra el Niño, media luna de plata al pie de la Señora, cetro y mundo de plata, sol y luna a los lados de la Virgen, de plata también. Hay catorce estrellas de plata repartidas en dicho Simpecado. La vara de este es de madera plateada. La cruz, perillas y casquete de abajo son de metal plateado al fuego. Lleva además cordones y borlas de seda”.

El otro Simpecado era más modesto, pues era el que se utilizaba normalmente. Estaba elaborado “de hule de color leche azulado, con guardilla pintada, sin oro. Tiene una

lámina de Nuestra Seóra pintada en el mismo Simpecado”.

Respecto al resto de las insignias, el Rosario poseía doce faroles de vidrio fino de portadas y seis ordinarios, ambos de palo, cinco de mano normales y dos grandes. Precediendo el cortejo iba la cruz. Había una de Gala y otra de ordinario.

El Proyecto de Reglas de 1793

A finales de siglo la Hermandad se hallaba en pleno auge de su instituto cultual y rosariano y acababa de ultimar el nuevo retablo para la capilla. La imagen de la Virgen, que había estado varios años en la parroquia, acababa de retornar triunfalmente a su sede.

En estas fechas, concretamente en 1783, se hace pública la Real Orden por la que se obliga a todas las hermandades de España a presentar sus Reglas ante el Consejo de Castilla, independientemente de que tuvieran ya erección canónica. El alto tribunal revisaría estas constituciones, dictaminando o no su aprobación. En caso negativo, quedaban oficialmente extinguidas.

Con mayor o menor premura, las distintas hermandades reúnen a los hermanos en cabildos generales a fin de aprobar nuevos estatutos o reformar los vigentes. Es frecuente constatar que agentes de la autoridad local se hacen presentes en ellos apremiando la presentación de estatutos. Las juntas de gobierno cumplimentaban la documentación en las audiencias y nombraban un procurador para los trámites en Madrid.

Era práctica común la utilización de modelos comunes o reglas ya aprobadas, que cada Hermandad adaptaba a su idiosincrasia, a veces con tan poco cuidado que copiaban artículos pertenecientes a elecciones o instituto que nada tenían que ver con la práctica de


la corporación, creándose muchos problemas. Lo realmente importante era cumplir el trámite y no desaparecer jurídicamente.

Ciertamente, muchas corporaciones no cumplimentaron la Orden, prosiguiendo normalmente su instituto. Las razones eran varias: situación de decadencia, desidia e incluso desconocimiento. Era el caso, sobre todo, de las hermandades extratemplarias, aunque el Consejo tomó cartas en el asunto respecto a las corporaciones cuya sede era un retablo callejero, como es el que caso de la Hermandad de la Virgen de Europa.

El fondo de la cuestión era la pretensión gubernamental de controlar las expresiones de la religiosidad popular en plena etapa regalista, “purificando” las devociones de

máculas supersticiosas y carentes de utilidad para un catolicismo realmente ilustrado, que fuese útil socialmente a la población.

En este sentido, sólo se pensaban tolerar aquellas hermandades que supusiesen un servicio objetivo a la práctica sacramental y caritativa, es decir las sacramentales y benéficas, excluyéndose sistemáticamente a todas aquellas que dependieran de las demandas públicas para su supervivencia.

En esta tesitura, tras un prolongado periodo, se ve obligada a cumplimentar la Real Orden, redactando al efecto unas Reglas en 1793, cuyo tenor es más preciso que las fundacionales y se adapta a las nuevas circunstancias, especialmente en lo que se refiere al Rosario público12.

Para un mejor conocimiento de su tenor, voy a tratar varios apartados. En cuanto a la Junta de Gobierno, se compone de los siguientes cargos: un Hermano Mayor, un Mayordomo, dos Consiliarios, un Censor o Fiscal, un Prioste, dos Secretarios y dos Diputados del Rosario.

La figura del Hermano Mayor aparece propiamente en la segunda mitad de siglo y es el representante legal de la Hermandad y quien preside todos los actos.

A pesar de esto, el Mayordomo sigue siendo en la práctica el oficial de mayor importancia, sustituyendo al Hermano Mayor en su ausencia y controlando toda la administración corporativa, además de ser el responsable de convocar los cabildos.

Los Consiliarios tienen las mismas competencias que los antiguos Alcaldes. Es la nueva denominación que aparece en todas las hermandades. Los cargos de Fiscal, Secretarios y Prioste ostentan las obligaciones ya contempladas en las Reglas anteriores.

Finalmente, los Diputados del Rosario figuran ya como oficiales, con la obligación de organizar el cortejo, fijando su horario e itinerario, especialmente los días de fiesta. En caso de incumplimiento de sus funciones durante tres días de fiesta, el Mayordomo recogería las llaves de la capilla del Rosario y nombraría dos nuevos diputados.

En relación a los derechos y obligaciones de los cofrades, la entrada de nuevos estaba sujeta a la normativa vigente respecto al gozo de buena fama y costumbres, la correspondiente investigación y la limosna de entrada, fijada en 22 reales, tanto para hombres como mujeres. Había algo excepciones: la viuda de un cofrade estará exenta de este pago y el primogénito la mitad.

12 ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO, Serie Hermandades, legajo 9801.


Además de la entrada, cada cofrade debía averiguar tres reales de vellón el día de la Fiesta de la Virgen y realizar demandas en el mes de turno que le correspondiera, o bien, contribuir con 6 reales.

Los cabildos constituían la máxima expresión del gobierno de la Hermandad. Podían ser generales o de oficiales. A los primeros concurrían todos los hermanos varones y ordinariamente sólo se convocaba uno anual, el de elecciones a la junta de gobierno, que tenía efecto el domingo posterior a la Fiesta del ochi de septiembre. Los de oficiales se restringían los cargos de la junta de gobierno y eran más frecuentes, fijándose como normativo cuatro anuales como mínimo: en agosto (para preparar la Fiesta de la Virgen), octubre (rendición de cuentas del mayordomo saliente y traspaso de inventario y alhajas al entrante), febrero y junio (ambos de claverías).

En el cabildo de elecciones los hermanos votaban a las listas de candidatos previamente confeccionadas en dos cabildos de escrutinio, el de la junta saliente y el que se formaba en el propio cabildo con tres hermanos y el secretario segundo. Ambas candidaturas se presentaban al cabildo general, que votaban entre los dos candidatos propuestos para cada cargo mediante bolillas blancas y negras. Todos los cargos, menos elde Mayordomo, para el que concurría un solo candidato por parte de la junta saliente, que podía o no ser confirmado por los hermanos y el de Prioste, que era designado por el nuevo Mayordomo. Ambos, sin duda, constituían el poder fáctico en la Hermandad,especialmente el primero.

En los apartados de cultos y sufragios, apenas hay variación respecto a la Regla fundacional, salvo indicar que los sufragios constituyen la única asistencia caritativa a los cofrades, desapareciendo la atención a los enfermos. Todo cofrade, hasta el más pobre, tenía derecho al acompañamiento en su entierro con doce cirios, cuatro velas y seis acompañados y seis misas de sufragio por su alma.

El proceso burocrático no fue fácil, pues el primer informe fiscal fue claramente negativo, recomendando la supresión de la Hermandad. Ante ello, se redacta un amplio memorial con diversos testimonios de vecinos, tratando de argumentar la “utilidad” de la

Hermandad. Todos los testigos corroboran la tesis de la hermandad, que no era otra que mostrar que era la instancia religiosa más cercana a un vecindario muy humilde, al que llevaba el consuelo de la devoción y servía como intermediaria de la labor pastoral de la parroquia. “En la Europa todo respira religión, humanidad y virtud pública”. Muy expresivo.

Estos eran sus argumentos. El Rosario de Madrugada y la Misa de Alba constituían un medio eficaz para facilitar el cumplimiento sacramental a los muchos vecinos jornaleros que habían de acudir temprano a su trabajo. La Misa de alba, además, se aplicaba siempre en sufragio por los difuntos.

Todos los domingos y festivos la Hermandad organizaba en la parroquia una misa a las once de la mañana, a fin de que pudieran acudir todas las mujeres de la vecindad, que tenían cargas domésticas, ya que las misas parroquiales eran pocas y en horario no apropiado a estas personas humildes.


La iluminación nocturna de la capilla-retablo favorecía la seguridad de los vecinos y transeúntes. Para los cultos y Rosario afirmaban no recurrir a la demanda pública.

Ante este memorial que se presenta en la Audiencia, el Fiscal del Consejo se replantea su dictamen, aunque solicita el informe del Cura de San Martín para comprobar la verosimilitud de los testimonios. El sacerdote confirma punto por punto toda la argumentación de la Hermandad e insiste en la gran vinculación con la parroquia, dando a entender que la sede efectiva de la corporación es el templo de San Martín.

No obstante esto, el expediente se paraliza y las Reglas no son aprobadas. Se reemprende todo el proceso unos años después, 1803, pero sin éxito tampoco13. De iure la Hermandad se encontraba extinguida, pero en la práctica continuaba normalmente con su instituto, aunque comienzan a evidenciarse signos de decadencia que van a culminar a finales del primer tercio del siglo en una situación de práctica extinción.

El ocaso de la Hermandad. La primera mitad del siglo XIX

A pesar de que la corporación se halla en una situación irregular ante el Ordinario civil, en los primeros años de esta centuria se mantiene la normal actividad cultual con la celebración de la Fiesta de septiembre y las salidas del Rosario público.

Hay que reseñar que a comienzos de la centuria, concretamente en 1800, la Hermandad protagoniza un acontecimiento de cierta importancia en la ciudad y que recoge Matute en sus Anales. Se trata de una Solemne Función que el Regimiento de Milicias número tres celebró el diez de mayo en honor de la Virgen de Europa, que unos años antes la había proclamado como su patrona, debido a su vinculación con la entidad, de la que fueron admitidos como cofrades sus jefes y oficiales en 1799 en la Fiesta de septiembre.

Esta Función se celebró de manera extraordinaria en el convento de los Menores y fue predicada por el gran apóstol capuchino Fray Pablo de Cádiz, que ese mismo día ingresó como cofrade de la Hermandad. Fue el colofón de diversos actos que protagonizaron el Regimiento y la Hermandad y que comenzaron en la víspera cuando la tropa en formación se dirigió a la capilla de la Virgen y allí le cantaron una Salve a su Patrona en agradecimiento por su feliz regreso a Sevilla tras volver de varios frentes14.

No obstante, a partir de 1810 se observa en las cuentas un decrecer de las partidas referentes al culto, suprimiéndose la procesión e incluso la propia Fiesta de la Virgen algunos años. Esta situación se hace ya insostenible en la década posterior, agravada por la denuncia de un oficial de la Hermandad, Antonio Gutiérrez, contra sus propios compañeros de junta, a los que acusaba de apatía ante la situación de la corporación, de

13 ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO, Serie Hermandades, antiguo legajo 23. 14 Este acontecimiento es mencionado por dos analistas sevillanos. VELÁZQUEZ SÁNCHEZ, Reseña histórica de los sucesos políticos, hechos notables y particulares intereses de la tercera capital de la monarquía...de 1800 a 1850, Sevilla 1872. (Año 1800), y también MATUTE Y GAVIRIA, Justino, Anales eclesiásticos y seculares de...Sevilla, Sevilla 1887, año 1800 (5).


negativa a convocar cabildos e incluso del intento de enajenar diversas alhajas y otros efectos patrimoniales, es decir, una auténtica liquidación de la entidad.15

Esta denuncia, fechada en 1828, alertó a la autoridad gubernativa de que lacorporación se encontraba desde hacía años en una situación ilegal, por lo que suspendió todo tipo de cabildos, e instó para que se elaborara un nuevo proyecto de Reglas en un plazo de seis meses. No obstante, la decisión más grave fue la designación de undepositario legal de los bienes de la corporación, el cofrade Juan Díaz.

La junta de gobierno recurrió ante la Audiencia, solicitando se dejara sin efecto la suspensión de actividades y se permitiera la convocatoria de cabildos para tratar de organizar la Hermandad y redactar las Reglas con el fin de presentarlas ante el Consejo de Castilla. La Audiencia atendió en parte las razones de la Hermandad al concederle la facultad de convocar cabildos y volver a controlar su patrimonio, aunque condenó a pagar fuertes multas a los oficiales que quisieron vender algunas alhajas de la Virgen.

Pero la situación no cambió y la Hermandad quedó prácticamente extinguida hasta mediados de siglo, quedando su patrimonio a cargo del ya mencionado Juan Díaz. Se mantenía el Rosario, siendo éste el más importante referente de la devoción a la Virgen de Europa.

La reorganización de la Hermandad a mediados del XIX

Cuando en 1849 se reunieron un grupo de devotos para reorganizar la Hermandad, se percibió el malestar por la situación a la que había llegado la corporación, fruto de los abusos perpetrados por antiguos oficiales, tanto en la ya aludida venta de alhajas y enseres como en operaciones fraudulentas, las disensiones continuas, el predominio de algunos cofrades que hipotecaban la Hermandad a sus propios intereses, etc. La Hermandad había quedado reducida a un pequeño grupo de devotos en torno al cofrade depositario que, a duras penas, mantenían el culto a la Virgen y procuraban la salida del Rosario por las calles.

La iniciativa de recuperar la actividad como Hermandad formal aunó a cofrades antiguos con nuevos y entusiastas devotos con una actitud de prudencia y orden, cargada de buenas intenciones. En este sentido, en la primera reunión informal se establecen diversos compromisos.

El primero de ellos, la claridad en las cuentas mediante un control estricto de los gastos, previendo los medios de financiación. El segundo, la evitación del predominio económico de algunos cofrades, por temor a que “algún ambicioso (quisiera

aprovecharse) y entregaría para figurar y nos volveríamos otra vez a disolver. Todos somos iguales en esta corporación, todos hermanos”.

Se impuso también la búsqueda y ordenación del archivo documental a fin de promover los trámites de reorganización, así como se restauró la salida ordinaria del

15 ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO, Serie Hermandades, antiguos legajos 9 y 16.


Rosario público con el fin de recuperar la devoción de la Virgen y la popularidad de la Hermandad entre el vecindario.

En esta reunión se eligió una primera junta provisional presidida por el cofrade Rafael Ochoa y en la que ya participó el auténtico “alma mater” de la iniciativa: Francisco

Sánchez Matamoros16.La corporación hubo de empezar prácticamente desde cero y hubo de superar

igualmente los recelos de algunos antiguos cofrades que no quisieron vincularse a esta reorganización, entre ellos el depositario Juan Díaz, que finalmente depuso su actitud cuando la corporación comprobó la formalidad y seriedad de estos nuevos cofrades.

La primera preocupación de la nueva junta fue recolectar limosnas mediante demandas y otros procedimientos como rifas para adquirir los elementos necesarios del Rosario público. Conservaban los simpecados, pero les faltaban bastantes faroles y así como un local para custodiarlos, pues ya no se contaba con la capilla-almacén.

El segundo paso fue la convocatoria formal de un cabildo general extraordinario al año siguiente17 que contó con la aprobación municipal, que envió un delegado: Francisco Betú de Lacoste, que desde entonces mantendrá un gran vínculo con la corporación.

En este cabildo se eligió una primera junta de gobierno con dos cargos principales: un presidente-mayordomo y un vicepresidente. Estos cargos fueron ocupados por Agustín y Francisco Sánchez Matamoros, respectivamente. Era un reconocimiento a estos dos hermanos, que habían sido los mentores de la reorganización, sobre todo el segundo. En segundo lugar, se dieron los primeros pasos para redactar unas nuevas Reglas a fin de conseguir las aprobaciones civil y eclesiástica.

La redacción de estas Reglas generó alguna polémica entre los hermanos, ya que el texto presentado por la junta adolecía de diversas inexactitudes, seguramente derivadas de haberse tomado como referencia algún estatuto de otra Hermandad.

Por este motivo se creó una comisión formada por oficiales y cofrades que dictaminó que en el texto no aparecen “los derechos particulares de los hermanos, ni se equiparan con la igualdad que corresponden [...]. Se permite un predominio del absolutismo a los oficiales, con perjuicio de los derechos de los individuos de esta corporación”.

Esta circunstancia nos permite constatar que, frente a las prisas por presentar las Reglas y obtener una rápida legitimidad formal de la Hermandad, un grupo significativo de hermanos, atendiendo a los compromisos de la reorganización, aboga por unas constituciones bien elaboradas y que realmente definan el nuevo espíritu de la Hermandad.

Tras la reforma del texto, finalmente un cabildo general aprobó las Reglas, que fueron presentadas a ambas autoridades. La Eclesiástica la aprobó rápidamente, el once de noviembre de 1850, mientras que el ordinario civil la dilató hasta 1854.

Las constituciones constan de catorce capítulos precedidos de la invocación trinitaria, voto en defensa de la Inmaculada, protestación de fe a renovar anualmente en la Fiesta de

16 ARCHIVO PARROQUIA DE SAN MARTÍN, legajo Europa, libro de actas, acta capitular de 23-12-1849, pp. 1-13.17 Ídem, acta capitular de 2-4-1850, págs. 18-20.


la Virgen y, finalmente, una oración a la Virgen implorando su protección a la Hermandad18.

Mejor estructurado que las anteriores, las Reglas fijaban por vez primera claramente el instituto de la corporación: el culto a la Virgen de Europa y el fomento de la devoción al Santo Rosario a través de su procesión callejera.

Asimismo concretaba el orden de los cultos de septiembre: la Función Principal sería el ocho de septiembre por la mañana en la parroquia de San Martín con la imagen de la Virgen, que se trasladaría la víspera en Rosario de Gala, regresando del mismo modo la tarde de la Función.

Respecto al Rosario, se observa que se le concedía una mayor relevancia que en el pasado. Así, en lugar de la salida ordinaria en los días festivos, se establece que lo haga a diario, tras el toque de oraciones, o, al menos, los viernes y festivos. Asimismo, los festivos, saldría de madrugada o aurora, haciendo estación a una determinada iglesia, donde se celebrará la misa de alba. Igualmente, del dos al diez de noviembre, se organizaría con el Rosario una Novena de Ánimas.

Al cuidado del Rosario había cuatro diputados (en lugar de dos). De esta manera, el Rosario público aparece como un instituto fundamental de la Hermandad, equiparable a la Fiesta de la Virgen. Los cofrades son muy conscientes de que el Rosario aporta un gran dinamismo a la devoción a la Virgen de Europa, que, pintada en su simpecado, recorre las calles de la feligresía y la hace participar en la propia vida vecinal y también en los momentos de dolor, acudiendo el Rosario a casa de los cofrades difuntos a rezar en sufragio de su alma.

Respecto a otros apartados de la Regla, se deben señalar los siguientes. La Junta de Gobierno estaba formada por un Presidente o Hermano Mayor, dos Consiliarios, dos Censores o Fiscales, un Capellán o Padre Espiritual, dos Secretarios, un Mayordomo, dos Priostes y doce Diputados. Se trata de una junta mucho más amplia que las anteriores y que incluye a un capellán como gran novedad junto a los diputados. Asimismo se hace mención por vez primera a un Muñidor o criado de la Hermandad, aunque su figura debió existir en la etapa anterior.

Se hace especial hincapié en la figura del Mayordomo, que sigue ostentando gran poder, al que se dice que hay que votar con especial cuidado y que debe rendir informe de su actuación tras su año de mandato.

Los doce diputados se dividen en: cuatro de cuentas (que supervisan las claverías), cuatro gubernativos (al cuidado de la capilla y limosnas, de manera rotativa) y cuatro del Rosario.

Se regulan e incrementan los cabildos, estableciéndose, además de los de oficiales y claverías, tres generales: de elecciones (uno de enero), de cuentas y toma de posesión (seis de enero) y de preparación de la Fiesta de la Virgen (uno de agosto). De esta manera se establecía un mayor control de la Junta de Gobierno por los hermanos

18 ARCHIVO HERMANDAD DE LA SAGRADA LANZADA, Reglas de la Hermandad de Nuestra Señora de Europa. Hay un grabado de la Virgen muy interesante.


La aprobación eclesiástica en este mismo año de 1850 quedaba, sin embargo, supeditada a la del Ordinario Civil. Por esta razón no se pudo convocar cabildo de elecciones, debiendo continuar la junta rectora presidida por Sánchez Matamoros.

Este primer año fue pródigo en celebraciones a fin de realzar lo antes posible el culto a la Virgen. Así, en la festividad de Santiago tuvo lugar el estreno del Rosario de Gala bajo la dirección del capellán Ramón Céspedes. El acto quería ser el punto de partida para la preparación de manera solemne de la Fiesta de la Virgen en septiembre, organizándose rifas, demandas e incluso una función teatral.

No obstante, tras la Fiesta, comienzan a observarse diferencias entre los oficiales, produciéndose varias dimisiones, entre ellas, las del propio presidente Agustín Sánchez Matamoros, que fue sustituido por su hermano Francisco y también la del capellán, al parecer impotente por devolver la armonía entre los cofrades. Todo parece indicar que era la forma personalista de gobernar de Francisco Sánchez, el auténtico factótum de la reorganización, lo que provocaba los disgustos y disensiones19.

Esta circunstancia va a repercutir negativamente en las actividades de la Hermandad, resintiéndose la Fiesta y, sobre todo, el Rosario público. Todavía en 1851 se celebran con solemnidad ambos institutos y se recibe la gran noticia de que finalmente se autoriza al depositario de las alhajas a devolverlas a la Hermandad.

En este mismo año la imagen de la Virgen fue sometida a una restauración, concretamente del escultor Gabriel Astorga (hijo), cofrade de la corporación, que realizó una renovación del rostro, compuso un dedo de una mano y colocó nuevas pestañas postizas.20

El traslado a la parroquia de San Martín

Tras un “impasse” en que la corporación apenas mantenía su instituto y el Rosario

prácticamente había dejado de salir, en 1854 se fueron aprobadas las Reglas por el Ordinario civil y este hecho provocó un renacer de la corporación y el comienzo de una etapa muy distinta de la anterior, al aprobarse en cabildo general de treinta de abril el traslado de la sede canónica a la parroquia de San Martín.21

Este traslado supuso el fin de una manera de entender la devoción y la religiosidad y sintoniza con el cambio de mentalidad que se opera en la sociedad sevillana y española respecto al propio concepto de lo sagrado y su ámbito de influencia. Progresivamente se va relegando la religión a los templos, pues el concepto de Dios, aunque claramente predominante, no es exclusivo como sentido de la existencia, especialmente entre las élites socio-políticas.

19 ARCHIVO PARROQUIA SAN MARTÍN, legajo Europa, libro de actas, acta capitular de 9-11-1850. Un oficial señala su intención de no asistir a más reuniones “mientras existiese en la Hermandad el sistemas que se lleva”. Agustín Sánchez Matamoros dimite de su cargo y es discutida su decisión en cabildos de 5 y 17 de enero de 1851.El capellán era Ramón Céspedes. 20 Ídem, acta capitular de 31-8-1851, pp. 107-111. 21 Ídem, acta capitular de 30-4-1854, pp. 164-168.


Diversas directrices municipales hicieron desaparecer la mayoría de retablos y cruces del callejero. La religiosidad perdió el carácter dinámico y cotidiano y el Rosario público se restringió en número de cortejos y en unas salidas reservadas a los días festivos a la aurora.

La Hermandad de la Virgen de Europa se convirtió, pues, en una hermandad templaria, dentro de las denominadas de Gloria, en la que se enmarcaron todas las que basaban su instituto en el Rosario público.

Evidentemente la decisión del traslado se había venido gestando desde la época de la reorganización y no supuso en modo alguno una decisión apresurada ni inesperada. El objetivo, ya expuesto, de los cofrades de 1849 pasaba por consolidar una corporación demasiado expuesta antes a la precariedad de sus estructuras devocionales y de gobierno.

En este sentido, la capilla-retablo en plena calle no respondía ya al ideal de los cofrades y, aunque ciertamente las Reglas exponen y reivindican la importancia del Rosario público, todo parece responder a lo que de hecho sucedía en la primera mitad del XIX, que, aunque importante, no era apto para las necesidades actuales.

Hubo de ser clarividente desde los primeros momentos que el vecindario no participaba en estas procesiones, salvo en la de Gala de la Fiesta de septiembre, donde todo se volcaba hacia la imagen de la Virgen.

El traslado, pues, era la solución más pragmática para consolidar la Hermandad y realzar el culto a la Virgen, todo ello, en colaboración con la parroquia, cuyo titular pasa a ocupar el cargo de capellán, y tuvo que ejercer una poderosa influencia sobre los cofrades. Además había un hecho incuestionable: la capilla-retablo tenía sus días contados con las reformas urbanísticas de la collación. El traslado se llevó a efecto entre mayo y junio de este año. Mientras duraron las obras de instalación del retablo en la parroquia la imagen permaneció en el domicilio de Agustín Sánchez Matamoros.

La primera junta de gobierno de la reorganización y nuevo periodo crítico

En el mismo cabildo general donde se aprobó el traslado, resultó electa la primera junta de gobierno tras la reorganización. Tal y como ocurrió en 1849, resultó elegido Hermano Mayor Rafael Ochoa y Mayordomo Francisco Sánchez Matamoros, pero al poco tiempo dimitió Ochoa y tomó el relevo Francisco Betú de Lacoste.

A pesar de las nuevas perspectivas que se abrían tras el traslado, lo cierto es que desde 1855 a 1858 se paralizó la corporación hasta el punto de no poderse celebrar los cultos anuales porque los hermanos no acudían. Nuevamente todo parece indicar una crisis entre los oficiales. De hecho, las escasas actas de esta época traslucen que la actividad cultual la desarrollaban algunos devotos.

No obstante, en 1859 se recuperó el pulso vital de la Hermandad y ya en cabildo de agosto se adivinaba un nuevo entusiasmo de los cofrades de cara a la preparación de la Fiesta de la Virgen22. Se volvió a invitar formalmente al Regimiento de Milicias a la

22 Ídem, acta capitular de 8-8-1859, pp. 183-188.


Función del ocho de septiembre, concretamente al piquete de honor y cuadro de oficiales, reanudándose la vinculación. La tropa estaba combatiendo en Ceuta. Igualmente la Hermandad le hizo entrega de una bandera.

Precisamente la vuelta a Sevilla de la tropa en 1860 fue todo un acontecimiento para la ciudad y la Hermandad, que capitalizó en buena parte el entusiasmo popular, renovando el recibimiento como hermanos de los jefes y oficiales y celebrando una suntuosísima Función y Procesión en la que el Regimiento de gala acompañó a la Virgen junto a una banda de música contratada al efecto. Al igual que en 1800, la Hermandad se hacía presente en la historia de la ciudad y la procesión es recogida en sus páginas por el Boletín del Arzobispado23.

Las fiestas atrajeron mucho público y la corporación parecía estabilizarse de nuevo como Hermandad de Gloria. De hecho, la Procesión de la Virgen marcó el nuevo esquema devocional, pues no se trataba de un Rosario de Gala, sino esencialmente un acto de culto exclusivo a la imagen, aunque el Simpecado de Gala figurara en lugar destacado del cortejo. De hecho, ya en las elecciones de 1854 no se eligieron Diputados del Rosario.

Respecto al gobierno, Francisco Betú se configura paulatinamente como el cofrade referente y afianza su liderazgo (es reelegido consecutivamente Hermano Mayor) en detrimento de Francisco Sánchez Matamoros que, aunque continua de Mayordomo, era evidente que su popularidad iba decayendo ante la entrada de nuevos cofrades.

A pesar de esta evidencia, trata por todos los medios de mantenerse con el control de la Hermandad utilizando para ello hasta recursos fraudulentos, que son descubiertos en el cabildo de elecciones de 1861, al comprobarse irregularidades en las votaciones a Mayordomo. Al repetirse, Sánchez Matamoros las perdió y, tras tantos años, quedó sin cargo gubernativo.24

Cuando el nuevo Mayordomo se hizo cargo de los libros de cuentas, se descubrió una serie de operaciones muy sospechosas en la gestión de Matamoros, nombrándose una comisión investigadora. El informe del nuevo Mayordomo, Agustín Creagh, era implacable, al decir que el antiguo había conservado el poder los años anteriores “por

medios ilegales y arbitrarios, atropellando así los derechos particulares de los hermanos y, principalmente, las regalías de la corporación, con menosprecio notorio y abierta infracción de las constituciones aprobadas...”25.

De esta manera se averiguó que Matamoros había falsificado un libro de Hermanos a fin de que votaran personas que no eran Hermanos, había realizado diversos desfalcos en las cuentas y llegó a falsificar para ello diversas firmas.

Este descubrimiento generó una gran conmoción entre los hermanos y no fueron pocos los que se sintieron decepcionados hacia el que había sido el auténtico “alma mater”

de la Hermandad. Otros, una vez desacreditado, comienzan a revelar en los cabildos muy diversas irregularidades. 23 Boletín del Arzobispado de Sevilla, año 1860, pág. 144. 24 ARCHIVO PARROQUIA SAN MARTÍN, legajo Europa. Libro de actas, acta capitular de 3-3-1861, pp. 235-237.25 Ídem, acta capitular de 15-8-1861, pp. 238-250


Con la marcha de Matamoros, el gobierno de la corporación ha de recomponer gran parte de las estructuras de la Hermandad, que estaban muy personalizadas en la figura del antiguo Mayordomo, que hacía y deshacía a su voluntad. A partir de ahora era necesaria una mayor diversificación de las responsabilidades coordinadas por la figura, cada vez más importante, del Hermano Mayor.

En 1863 concluyen las actas del libro correspondiente. A partir de ahí, sólo noticias sueltas nos hablan de la actividad de la Hermandad hasta 1867, en que debió interrumpir su vida corporativa y cultual en medio de los acontecimientos de la revolución septembrina de 186826.

En 1929, con ocasión del Congreso Mariano Hispanoamericano celebrado en Sevilla, tuvo lugar una magna exposición mariana en la Parroquia del Salvador, en la que figuraron las más representativas tallas marianas de la ciudad. A esta exposición envió la parroquia de San Martín a la Virgen de Europa, que estaba ya a su cuidado y sin culto.

En veinticinco de octubre de 2014, la Hermandad de la Sagrada Lanzada, que reside canónicamente en la iglesia de San Martín, trasladó la imagen de la Virgen para presidir un solemne Rosario público en la Plaza de San Francisco.

Conclusión

Culmina así el desarrollo histórico de una corporación profundamente arraigada en la religiosidad popular de la collación de San Martín a lo largo de dos grandes etapas. Una, que comienza en el siglo XVII en torno a una advocación gibraltareña que pronto se inserta en el imaginario devocional de San Martín con la construcción de una capilla-retablo e imagen de talla y con el establecimiento del Rosario público, que dinamiza la devoción y crea una estructura religiosa cotidiana paralela a la propia parroquia que genera una gran popularidad para la Hermandad y una etapa de gran esplendor a fines del siglo XVIII.

Y la reorganización con nuevas estructuras religiosas y devocionales enmarcadas en la Ilustración, donde la parroquia de San Martín se constituye en nuevo ámbito institucional al desaparecer los dos grandes centros institucionales de devoción: la capilla-retablo y, sobre todo, el Rosario público.

Se trata ya de una Hermandad de Gloria al igual que otras muchas de la ciudad, con una gestión muy personalista en su gobierno y constantes divisiones entre los cofrades que provocan diversos momentos de inestabilidad hasta la década de los sesenta en que la corporación parece alcanzar los niveles de popularidad de fines del siglo XVIII, pero que no logra superar la difícil coyuntura revolucionaria.

26 La última noticia que he podido encontrar es una solicitud de Betú de Lacoste como Hermano Mayor y M. Cansino, Mayordomo, para autorizar a José Pérez Hinojosa, vicario de Palma para que pronunciara el sermón de la Fiesta de la Virgen. Cfr. ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO, Serie Hermandades, antiguo legajo 233.


Nuestra Señora de Europa. Parroquia de San Martín


Retablo en la parroquia de San Martín. Siglo XVIII


Grabado inserto en el libro de reglas. Siglo XIX

Dibujo de Cabral Bejarano de la antigua capilla-retablo en la plaza de Europa

REGINA MATER MISERICORDIAE

ESTUDIOS HISTÓRICOS, ARTÍSTICOS Y ANTROPOLÓGICOS DE ADVOCACIONES MARIANAS

JUAN ARANDA DONCEL RAMÓN DE LA CAMPA CARMONA

COORDINADORES

REGINA MATER MISERICORDIAE

ESTUDIOS HISTÓRICOS, ARTÍSTICOS Y ANTROPOLÓGICOS DE ADVOCACIONES MARIANAS

CÓRDOBA, 2016

Portada: Símbolo mariano del frontal del altar mayor del antiguo templo de los

agustinos recoletos de Luque (Córdoba). (Foto Sánchez Moreno)

© de los textos: sus autores

© de las fotos: sus autores

Edición e impresión: Litopress. Edicioneslitopress. Córdoba

ISBN: 978-84-946378-0-3

Dep. legal: CO-2.150-2016

Printed in Spain Impreso en España

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Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito de los autores del copyright.

ÍNDICE

PROEMIO .......................................................................................................................................... 11

ICONOGRAFÍA MARIANA EN LOS ORNAMENTOS LITÚRGICOS DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA ....................................................... 13 Jesús Aguilar Díaz

LA DEVOCIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA AURORA EN LA CIUDAD DE JÓDAR (JAÉN). LOS ROSARIO PÚBLICOS Y LAS “MUNIDAS” EN LOS DÍAS DE PASCUA, UNA TRADICIÓN DEL SIGLO XVIII QUE RESURGE ........................ 25

Ildefonso Alcalá Moreno

LA VIRGEN DE LOS DOLORES DE UMBRETE (SEVILLA): APROXIMACIÓN HISTÓRICA Y ARTÍSTICA A UNA DEVOCIÓN BICENTENARIA ...................................... 41

Francisco Amores Martínez

ADVOCACIONES MARIANAS ANDALUZAS DURANTE LOS SIGLOS XVI AL XVIII: LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LA CABEZA EN TIERRAS CORDOBESAS ................ 57

Juan Aranda Doncel

LA CONFRATERNITA DI GESÙ E MARIA DEL SS.MO ROSARIO DI SORIANO CALABRO, E IL CULTO DELLA MADONNA DEL ROSARIO E DEL FLAGELLO ........... 87

Martino Michele Battaglia

EL SISTEMA DE DEVOCIONES MARIANAS EN UNA CIUDAD EN EXPANSIÓN: DOS HERMANAS (SEVILLA) .................................................................................................. 109

Germán Calderón Alonso

LAS FIESTAS DE LA VIRGEN EN EL AÑO LITÚRGICO CATÓLICO ....................................... 127 Ramón de la Campa Carmona

IMÁGENES ITALIANAS DEL CARMEN EN ANDALUCÍA: UN HALLAZGO EN ÉCIJA ........ 187 Juan Dobado Fernández

VIRGEN DE LA CARIDAD. RAÍCES DE UNA DEVOCIÓN EN HUELVA ................................ 201 Julián Domínguez Romero

A MAYOR GLORIA DE NUESTRA SEÑORA: LA CAPILLA DE LA VIRGEN DE LOS OJOS GRANDES DE LA CATEDRAL DE LUGO ...................................... 213

Alberto Fernández González

EL ORIGEN DE LA ROMERÍA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA DE SIERRA MORENA: UNA EXPLOSIÓN DEVOCIONAL MARIANA EN LOS ALBORES DE LA EDAD MODERNA ANDALUZA ................................................................................... 229

Rafael Frías Marín

LA LUCHA DE LA VILLA DE ALMONTE CONTRA LAS TROPAS FRANCESAS EN 1810 Y EL VOTO DE ACCIÓN DE GRACIAS A LA VIRGEN DEL ROCÍO MÁRTIR ........ 243

Manuel Galán Cruz

LA PIEDAD EN EL SIGLO DE LAS GUERRAS: APROXIMACIÓN A LA EXÉGESIS ICONOGRAFÍCA DEL SEXTO DOLOR DE MARÍA EN EL ARTE CONTEMPORÁNEO ........................................................................................................ 255 Javier García-Luengo Manchado

SEDES SAPIENTIAE Y THEOTÓKOS: UNA VIRGEN CON EL NIÑO EN LA FÁBRICA CATEDRALICIA LEGIONENSE ............................................................................................... 267

Joaquín García Nistal

LA VIRGEN DE BELÉN Y SU DEVOCIÓN EN EL CAMINO DE SANTIAGO. SU PATRONAZGO EN CARRIÓN DE LOS CONDES (PALENCIA) ...................................... 283 Enrique Gómez Pérez

EN TORNO A LA POSIBLE AUTORÍA ARTÍSTICA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO, PATRONA DE ALMONTE (HUELVA).............................................. 299 José González Isidoro

EL ÁRBOL DEL JARDÍN DEL MAR Y SU DEVOCIÓN MARIANA. EL CASO DE LA VIRGEN DEL CORAL DE SEVILLA ........................................................... 319 Francisco Javier Gutiérrez Núñez y Valeriano Sánchez Ramos

LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN EN CAZALLA DE LA SIERRA (SEVILLA): NOTAS DE HISTORIA Y ARTE ................................................ 365 Salvador Hernández González

NUESTRA SEÑORA DE EUROPA, EXCELSA PATRONA DE GIBRALTAR Y SU CAMPO, “MURO DE ESPAÑA, FRENO DE ÁFRICA Y CONSUELO DE AMÉRICA”............. 383 Jesús Romanov López Alfonso

LETANÍAS EMBLEMÁTICAS: SÍMBOLOS MARIANOS DE MATERNIDAD, VIRGINIDAD Y MEDIACIÓN EN LA EDAD MODERNA ...................................................... 413 Carme López Calderón

LA VIRGEN DE LA CABEZA EN MOTRIL. ANALES DE UNA DEVOCIÓN SINGULAR EN LA COSTA GRANADINA ............................................................................... 431 Domingo Antonio López Fernández

25 AÑOS DE PEQUEÑA HISTORIA HEREDERA DE UNA FECUNDA HISTORIA. LA HERMANDAD DEL ROSARIO DEL BARRIO LEÓN DE SEVILLA ............................... 453 Francisco de Asís López Sánchez

EL AGUA EN EL IMAGINARIO POPULAR MARIANO DE LA PROVINCIA DE VALLADOLID. ANOTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL .............. 467 Pilar Panero García

LA ENTREGA DEL ESCAPULARIO A SAN SIMÓN STOCK Y EL PRIVILEGIO SABATINO, DOS TEMAS MARIANOS CARMELITANOS ILUSTRADOS POR UN PRECURSOR DE ARNOLD VAN WESTERHOUT ................................................... 483 María José Pinilla Martín

LA DEVOCIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA ANTIGUA EN LA VILLA DE OLIVARES (SEVILLA) ............................................................................... 499 Manuel Ramón Reyes de la Carrera

PROCESOS DEVOCIONALES DE LA VIRGEN EN ANDALUCÍA ............................................. 517 Salvador Rodríguez Becerra

LA PLATERÍA DE LA COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE LA PARROQUIA DE SANTIAGO DE MONTILLA (CÓRDOBA) .................................... 533 María del Amor Rodríguez Miranda

LA DEVOCIÓN DE LA VIRGEN DE EUROPA EN SEVILLA: LA MUY ILUSTRE HERMANDAD DE LA PARROQUIA DE SAN MARTÍN Y SU ROSARIO PÚBLICO .......... 547 Carlos José Romero Mensaque

NOTAS ICONOGRÁFICAS SOBRE LA VIRGEN DE LA MERCED. SUS ARTES PLÁSTICAS EN ANDALUCÍA OCCIDENTAL................................................... 569 María Teresa Ruiz Barrera

HODIE MUNDI SALUS INCHOATA EST. INTERPRETACIÓN ICONOGRÁFICA DE IMÁGENES BIZANTINAS DEL NACIMIENTO DE MARÍA A LA LUZ DE UNA HOMILÍA DE SAN JUAN DAMASCENO ................................................................. 589 José María Salvador González

MARÍA: COLMENA DE VIRTUDES. LAS ABEJAS EN LA SIMBOLOGÍA MARIANA BARROCA ......................................................................... 613 Valeriano Sánchez Ramos

LA DEVOCIÓN DE LA VIRGEN DE EUROPA EN SEVILLA: LA …LA DEVOCIÓN DE LA VIRGEN DE EUROPA EN...

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