La ejecución de las decisiones de tribunales ... · l. Introducción La ejecución de las...
Transcript of La ejecución de las decisiones de tribunales ... · l. Introducción La ejecución de las...
l. Introducción
La ejecución de las decisiones de tribunales internacionales por parte
de los órganos locales
Osear L. Fappiano
Ajustándome a la letra del título del tema propuesto, esto es, ejecución de sentencias de "tribunales" internacionales de derechos humanos, debo dejar de lado las consideraciones que merecen el cumplimiento por el Estado afectado de las decisiones que emiten otros organismos internacionales de tutela no jurisdiccionales, como lo son por ejemplo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y su similar de las Naciones Unidas.
En tal inteligencia, y habida cuenta de que los tratados y convenciones rigen en Argentina en particular, y en el hemisferio en general, sólo uno de ellos -la Convención Americana sobre Derechos Humanos- prevé la constitución de un organismo jurisdiccional-la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH)-. Por ello debo circunscribir el discurso en torno a dicho tratado.
11. Los dos planos del abordaje
Sentado esto, pienso que el desarrollo del tema propuesto debe encararse desde un doble plano, a saber: el del derecho internacional y el del interno; esto es, qué solución brindan uno y otro, o deben brindar, para que la protección internacional de los derechos y libertades fundamentales sea verdaderamente efectiva.
A. El derecho internacional de los derechos humanos
Es sabido que el artículo 68.2 de la Convención Americana preceptúa que "la parte del fallo que disponga indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el respectivo país por el procedimiento interno vigente para la ejecución de sentencias contra el Estado".
Si nos ajustamos únicamente a este apartado y a una interpretación literal del mismo, pareciera que la Convención ha despejado parcialmente
147
oscar 1. fappiano
la incógnita ya que sólo alude explícitamente a las sentencias -o parte de ellas- de contenido indenmizatorio, dejando en la nebulosa, por lógica consecuencia, las sentencias, o la parte de ellas, que no revisten dicho rácter. .
Consecuentemente, una primera aproximación nos conduciría, por vía de la argumentación a contrario, a concluir que estas especies de pronunciamiento no serían ejecutables ni en sede interna ni en la suprana_ cional de la Corte IDH.
En tal sentido, la relatora especial de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías, de Naciones Unidas, ÉricaIrene DAEs expresa: "Una de las deficiencias de la Convención es no haber incluido medidas para hacer cumplir las decisiones de la Corte"l.
¿Merece nuestra aprobación semejante conclusión? Conduce a un resultado justo y verdaderamente justo? Para patentizarlo, analicemos el siguiente ejemplo: una sentencia de la Corte IDH que condene al Estado, por violar el derecho a la libertad personal, a disponer la libertad del afectado y al pago de una suma dineraria en concepto de indenmización por el tiempo que permaneció injustamente detenido. Según esta interpretación, sólo sería ejecutable el último aspecto del pronunciamiento y, como resultado, tendríanlOs compensada pecuniariamente a la víctima, pero mantenida en detención porque el Estado interesado no cumplió voluntarülmente con ponerlo en libertad, y no habría manera de hacer esto efectivo en sede supranacional ni interna.
Frente a ello, nuestra conciencia jurídica experimentaría la vivencia de una contradicción; pues repugnaría a la misma tener una persona resarcida en el daño (lo accesorio), que le causara la privación ilegal de su libertad, pero mantenida arbitrariamente en esa situación (lo principal).
Es de destacar que el art. 32 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados rechaza toda interpretación que conduzca a conclusiones absurdas (aplicación del principio del "efecto útil" del tratado). Y lo injusto es un absurdo.
La buena fe con que deben celebrarse, ejecutarse y concluirse los tratados, de acuerdo con citado instrumento internacional, como igualmente su art. 27, quedarían totalmente desvirtuados.
Asimismo, el sistema de tutela creado por la Convención resultaría sumamente debilitado y no respondería, en gran medida, a su objeto y fin;
1 "La libertad del individuo ante la ley". Serie de Estudios, n° 3, ONU, Nueva York, 1990, p. 180, par. 743. La relatora se refiere, va de suyo, a la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
148
relación entre el DIDH y el derecho argentino
tampoco lo haría con relación al principio de progresividad que inal derecho de los derechos humanos.
De aceptarse esta interpretación, ante el no cumplimiento voluntario pronuncianliento, la persona afectada no hallaría en el sistema una tujudicial efectiva, en tanto que el Estado interesado quebrantaría la
de garantía que le impone su art. 1 y la de adoptar las medidas derecho interno, legislativas o de otro carácter, que le asigna su art. 2. Promover otra denuncia ante la CIDH fundada en el nuevo incumpli
y el eventual sometimiento del caso ante la Corte IDH y así sucev"'.u~ ... -, convierte al sistema en un ritualismo inútil, desnaturalizándopor completo. El valor del orden pecaría por exceso, no realizándose ni
ni una justicia cierta. No resulta un remedio adecuado acudir a la Asamblea General de
.HU.H\..l<W'''V la infracción (Art. 65 Convención Americana), pues el sistedebe basarse en sí mismo. La Asamblea podrá adoptar contramedidas
del marco de la Carta de la Organización, pero no podrá ejecutar sentencia de la Corte IDH, que de eso se trata precisamente. Por otra
las recomendaciones que ésta efectúa a los Estados, instando al de las decisiones de la Corte IDH, o de la CIDH, no han te
eco alguno. Representan, la mayoría de las veces, un simple adefornlal.
No es posible que, a esta altura de su evolución, el derecho americano un sistema tan defectuoso que se revele impotente en su esencia
el primer incumplimiento. Por el contrario, "la protección internacional de los derechos del homdebe ser la guía principalísima del derecho americano e1l evolución" re
za el considerando 3° de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, para consignar de seguido "la consagrada americana de los derechos esenciales del hombre ... establece el sistema inicial de pro',",',"",oUH que los Estados Americanos consideran adecuado a las actuales
sociales y jurídic.as, no sin reconocer que deberán fortalecer-c.ada vez más en el campo internacional, a medida que esas circunstancias
siendo más propicias". "evolución" del derecho americano permitió que el sistema "ini
y su fortalecimiento "cada vez más en el campo internacional", de los hablan las transcriptas motivaciones de la Carta de Bogotá, fuesen realidad concreta en el mundo jurídico del hemisferio con la aprobaprimero, y con la puesta en funcionamiento, después, de la ConvenAmericana sobre Derechos Humanos y con el advenimiento y con
iOllda,cíón del régimen democrático en los Estados miembros. De ello se ha hecho eco la Corte IDH al establecer que "La Corte con
que no es a la luz de lo que en 1948 se estimó que era el valor y la ,"",n.(''--lVH de la Declaración Americana como la cuestión debe ser ana
si no que es preciso determinarlo en el momento actual, ante lo
149
osear 1. fappiano
que es hoy el sistema interamericano, habida consideración de la evolución experimentada desde la adopción de la Declaración"2.
A casi veinte años de vigencia del Pacto de San José de Costa Rica, el derecho americano se ha visto enriquecido sobremanera con el manejo cotidiano de esta valiosa herramienta que es la Convención, tanto por los órganos de tutela creados por ella, cuanto por los estaduales, como así también con la aprobación, e inclusive vigencia, de protocolos adicionales y la incorporación en el derecho interno con rango institucional de estos instmmentos internacionales. Es decir, ha evolucionado y, por lo tanto, no es posible conformarse con soluciones hermenéuticas que se muestran anacrónicas frente a las nuevas "circunstancias jurídicas" imperantes.
Si pensamos que la Corte IDR es un tribunal supranacional, si -según la Convención-los Estados contratantes se han comprometido a "cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean partes" (art. 68.1 Convención), si "las sentencias concluirán con una orden de comunicación y ejecución" (art. 48.6 de su Reglamento) y si la Corte, inclusive, "podrá tomar las medidas provisionales que considere pertinentes" para "evitar daños graves e irreparables a la personas en los asuntos en que esté conociendo" (art. 63.2 Convención) -cuya finalidad, como la de toda medida cautelar, consiste en asegurar el cumplimiento de la sentencia definitiva sobre el mérito del caso-, no resulta aventurado inferir que las decisiones que no se cumplen voluntariamente por el Estado parte voluntariamente sometido a la jurisdicción obligatoria de la Corte IDR, deben merecer su ejecución forzada por ante la propia Corte.
Como bien lo señala RODRíGUEZ REsCIA, el vocablo "compromiso" que contiene el arto 68.1 de la Convención debe ser entendido como una auténtica "obligación" de los Estados parte ya que, para comprender su sentido, el indicado precepto debe ser interpretado en conjunción con sus arts. 1 y 23 .
En verdad, al disponer el art. 68.2 que la parte de la sentencia que disponga una indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el respectivo país por el procedimiento interno vigente para la ejecución de senten-
2 Corte IDIl, OC-10/89, del 14 de Julio de 1989, párr. 37. Ver. en sentido concordante, Tribunal Europeo de Derechos Humanos, caso "Corsoy e/Reino Unido", serie 17. n° 184, del 27 de septiembre de 1991.
3 RODRíGUEZ RESCIA, Eficada jurídica de la Jllrisp11ldellcia de la Corte. en, La Corte! el Sistema IlIteramericallo de Derechos HUlIltllIOS, Rafael NIRro NAVIA (ed.), San Jose, Corte IDH, 1994, p. 463. Ver GROS ESPIELL, Los métodos de intelpretaci61llltilizados por la Corte Illteralllcricana de Derechos HlI1lltlllOS e1l Sil jurisprudencia colltmciosa, en la misma obra colectiva citada anteriormente, p. 225.
150
relación entre el DIDH y el derecho argentino
cias contra el Estado, lo que ha querido significar la Convención es hacer posible una forma de ejecución "eficaz y rápida, acorde con el objetivo de protección, real y cierta, de los derechos humanos", según enseña GROS ESPIELL4, pero de ninguna manera negar su ejecutoriedad a los otros contenidos de la misma.
La misma Corte IDR marca el rumbo interpretativo concordante con el criterio que sustentamos: "La Convención debe interpretarse de manera de darle un pleno sentido y permitir que el régimen de protección de los derechos hwnanos a cargo de la Comisión y de la Corte adquiera todo su 'efecto útil'" 5 .
Sólo así se habrá realizado una cierta seguridad, un cierto orden y una cierta justicia. Sólo así estaremos a la altura de las circunstancias y del grado de evolución alcanzado por el derecho americano a que hacen mención los documentos internacionales citados, y habremos dado un paso adelante en el incesante fortalecímiento del sistema regional a que estamos llamados por dichos instrumentos.
Sólo así, en fin, habremos dado satisfacción a la conciencía jurídica del hombre americano y a sus ansias de justicia; porque si nos preguntaran acerca del derecho de toda persona "a que se establezca un orden social internacional en el que los derechos y libertades proclamados en la Declaración Universal se hagan plenamente efectivos" (art. 2, Dec. Universal) y le respondiésemos que el sistema instrumentado solamente lo protege en la faceta económica accesoria y pensamos en la esperanza que ha depositado en él y el enorme esfuerzo de todo orden que debe realizar para arribar a la instancia supranacional, tomará la respues~a como una burla y, sin duda, que contribuiríamos grandemente a justificar la sensaci6n de descreimiento por las institucíones que hoy domina su espíritu, con lo que todo lo edificado hasta ahora se habrá derrumbado estrepitosanlente.
B. El derecho interno
Dije anteriormente que si el Estado parte no cumple la sentencia de la Corte IDR que lo declara responsable de la transgresión, habrá incurrido en una nueva infracción a la Convencíón. A los preceptos citados puede añadirse el art. 25 de la misma, ya que si la persona afectada careciera del
4 La Convenci6n Americana y la Convencidn Europea de Derechos Humanos. Análisis Comparativo, Ed. Jurídica de Chile, Santiago 1991, p. 191.
5 Corte IDH, caso "Velásquez Rodríguez", excepdones preliminares, sentencia del 21 de junio de 1987, párr. 69.
151
osear 1. fappiano
recurso sencillo y rápido o de otro recurso efectivo que lo ampare contra la negativa del gobierno, queda infringido también este artículo que consagra la tutela judicial efectiva.
Por consiguiente, para observar a cabalidad con lo convenido y acep_ tado y homenajear la buena fe que impera en el campo de las relaciones internacionales, los Estados contratantes deben adoptar las medidas legislativas o de otra carácter que sean menester para garantizar el pleno goce y ejercicio de los derechos y libertades fundamentales reconocidos tanto en la Convención cuanto en sus respectivas constituciones y leyes internas (art. 25, citado, en juego armónico con los arts. 1, 2 Y 68.1 de la misma).
Algunos ya lo han dispuesto mediante la sanción de los instrumentos legislativos correspondientes, como Perú y Colombia (ley 288), por ejemplo.
En el primero, la ejecución compete de oficio al máximo órgano judiciario del sistema interno, en tanto que en el segundo y con relación a las recomendaciones de la CIDH, se crea un comité de ministros el que aconsejará si las cumple o si, por el contrario, el Estado colombiano somete el caso a la jurisdicción de la Corte IDH para que lo resuelva en definitiva. El pronunciamiento de esta última es ejecutable en sede interna.
Según se advertirá, el modelo colombiano es más abarcativo que el anterior porque contempla, también, a las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Una opinión consultiva emitida por el Consejo de Estado colombiano había señalado con anterioridad, y sobre la base de lo preceptuado por el arto 41 de la Convención que las recomendaciones de la CIDH eran vinculantes para el Gobierno.
Para una organización federal como la adoptada para su gobierno por Argentina, Brasil y México, la ley colombiana puede servir de modelo, correspondiendo completarla con disposiciones tendientes a observar, por un lado, la previsión del arto 28 de la Convención y, por el otro, garantizarles a los Estados o Provincias que conforman la federación, el derecho de defensa ante los órganos supranacionales posibilitándoles, a tal objeto, integrar la representación estatal, de participar en el eventual procedimiento de solución amistosa que se acuerde, en las actuaciones ante la Corte IDH, etcétera.
Ateniente al arto 28 de la Convención, se podría establecer que el cumplimiento de la recomendación de la CIDH, si así se decide, o de la sentencia de la Corte IDH, en su caso, en un primer momento quede a cargo de las autoridades competentes del Estado o Provincia federada dentro del plazo concedido, vencido el cual sin que se le haya cumplimentado, pasará a la competencia de la Unión o Federación la que podrá adoptar contra la Provincia o Estado remiso las contramedidas que resulten adecuadas. Igualmente se podría llevar a conocimiento del Congreso Federal esas me-
152
- ---------------
relación entre el DIDH y el derecho argentino
didas, a los fines del ejercicio del control parlamentario que pudiera corresponderle al no quedar garantizada la administración de justicia (art. 5 Constitución Nacional).
Asimismo, es aconsejable, por razones de transparencia, que ciertos procedimientos internos, como por ejemplo, fijar el monto de las indemnizaciones a pagar, se lleven a cabo en sede judicial, bajo su control y en audiencia pública.
Finalmente, cabe dotar a los funcionarios encargados de la defensa de los intereses gubernamentales de la facultad de recabar y recibir por parte de las dependencias públicas comprometidas la colaboración e información que sea necesaria a los fines de su cometido.
Como Secretario de Asuntos Legislativos, lo he plasmado en un proyecto de ley que fuera elevado al Poder Ejecutivo para su posterior remisión al Congreso argentino y que transcribo a continuación para mejor ilustración de los lectores.
Exposición de Motivos El presente proyecto de ley lleva
como finalidad reglamentar la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de la cual la Argentina es Estado Parte, en lo relativo al cumplimiento de las recomendaciones efectuadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en sus informes sobre casos individuales llevados a su conocimiento y de las sentencias condenatorias pronunciadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de modo que el sistema interamericano de tutela de los derechos y libertades fundamentales cobre mayor eficada en la República.
En tal sentido, el proyecto establece que las recomendaciones de la Comisión serán analizadas por un Comité de Ministros el que se expedirá aconsejando su cumplimiento, cuando se den las circunstancias de hecho y de derecho que el mismo prevé, o si así no ocurre, el sometimiento del caso a la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para su resolu
definitiva. Es decir, que a partir de su vigencia
ya no podrá haber comportamientos
elusivos por parte del Estado: o se cumple con la recomendación o, en la hipótesis de no compartirse las motivaciones de la Comisión Interamericana, se somete el caso al órgano jurisdiccional previsto en la Convención, para que éste resuelva, en definitiva, la controversia.
Fija, asimismo, un procedimiento judicial para la hipótesis de tratarse de una recomendación de pago de indemnizaciones a la víctima de la violación; con lo cual la gestión del establecimiento de los rubros o conceptos por los que corresponde y los montos resarcitorios, estarán baj o el contralor del Poder Judicial.
Igualmente se autoriza al Estado Nacional, responsable internacional de la violación, a repetir lo pagado del agente o funcionario nacional responsable interno de la misma, asegurándole a éste su derecho de defensa. Y se deja aclarado que la repetición corresponderá sin perjuicio de las otras responsabilidades de naturaleza administrativa, penal o política en que pudiera haber incurrido, para lo cual el Gobierno debe promover las actuaciones o acciones
153
oscar 1. fappiano
correspondientes; esto es, no debe abandonarse a una pasiva indiferencia.
Otro tanto sucede cuando la responsabilidad interna de la violación recae en la Ciudad de Buenos Aires o una Provincia confederada, sus agentes o funcionarios. En este supuesto integrarán el Comité de Ministros, como así también la representación argentina tanto ante la Comisión cuanto ante la Corte Interamericana, para asegurar su derecho a defensa.
Habida cuenta de lo preceptuado por la "cláusula federal" contenida en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Estado Nacional responderá internacionalmente por la infracción, pero repetirá de la jurisdicción local el monto indemniza torio como medio de asegurar en ella la plena vigencia de! Pacto de San José de Costa Rica.
El proyecto prevé la circunstancia
de no tratarse la recomendación de la Comisión o la sentencia de la Corte de naturaleza indemnizatoria, a saber: si el hecho sucedió en jurisdicción nacional, el Poder Ejecutivo hará cesar de inmediato sus efectos. Si lo fue en jurisdicción local, será ésta la que esencialmente tiene la iniciativa; pero, si en un plazo razonable no lo hace, entonces es la autoridad nacional la competente para hacerla efectiva.
Como circunstancia particular se contempla el concepto "reparaciones" que habitualmente traen tanto las recomendaciones de la Comisión cuanto las sentencias de la Corte Interamericana, como así también la recomendación o condena a investigar judicialmente un hecho por parte de la jurisdicción local. En este último respecto se adopta el criterio de ser la justicia federal la actuante si la otra no lo hace en un plazo razonable.
Proyecto de Ley
Art. 1. El Poder Ejecutivo debe poner a la consideración del Comité de Ministros creado por la presente Ley, toda recomendación de la Comisidn 111-teramericand de Derechos Humanos, emitida con relación a casos individuales de violación de dichos derechos del cual el Estado Nacional resulte internacionalmente responsable.
Art. 2. Para cumplir con las recomendaciones a que se refiere e! artículo anterior, se observarán los siguientes requisitos:
a) Que exista una recomendación previa, escrita y expresa de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la que se concluya, respecto de un caso individual sometido a su competencia, que el Estado Nacional es internacionalmente responsable de violación de los derechos humanos.
154
b) Que exista resolución previa favorable al cwnplimiento de la recomendación emitida por un Comité constituido por:
l. El Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto;
2. El Ministro de Justicia; 3. El Ministro de Economía y Obras
y Servicios Públicos; 4. El Ministro en cuya jurisdicción
actúa el órgano a que se le atribuye la violación antes dicha.
5. En su caso, un representante de la Ciudad de Buenos Aires o de la Provincia en cuya jurisdicción ocurrió el hecho materia del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Art. 3. Para emitir su opinión, el Comité debe tener en cuenta, entre otros elementos, las pruebas recogidas
relación entre el DIDH y el derecho argentino
y las resoluciones recaídas en los procesOS judiciales o actuaciones administrativas o militares internos y la rendida ante el órgano interamericano de tutela. Debe expedirse en sentido favorable al cumplimiento de la recomendación o de someter el caso a la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Art. 4. Cuando el Comité considere que se reúnen los presupuestos de hecho y de derecho que, conforme a la Constitución Nacional y a los Tratados Internacionales aplicables permiten dar cumplimiento a la recomendación respectiva, e! Poder Ejecutivo debe ejecutarla. Si, por el contrario, el Comité opina que el caso debe ser llevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Poder Ejecutivo debe someter el caso a la decisión definitiva de la misma.
Art. 5. El Comité dispondrá de un plazo máximo de cuarenta y cinco días contado a partir de la notificación oficial del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Dicho plazo comenzará a correr desde la fecha en que la presente ley entre en vigencia respecto de los informes que se hayan producido con anterioridad a la misma. Empero, debe limitarse el mismo a un período de tiempo que permita al Poder Ejecutivo, en su caso, cumplir con el término máximo fijado por e! artículo 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Art. 6. Si e! Comité emite opinión favorable al cumplimiento de la recomendación y ésta aconsejare el pago de indenmizaciones a favor de las víctimas de la violación constatada, o de sus derechos habientes, dentro de los quince días de recibida, el Poder Ejecutivo se presentará ante el órgano j urisdiccional que resulta cómpetente se-
glm el derecho interno, para su determinación.
Recibida la petición el tribunal citará a los interesados por igual término, a fin de que concurran ante él y presentenias pruebas que acrediten su interés legítimo y la cuantía de los perjuicios.
El tribunal correrá traslado de las pretensiones formuladas y de las pruebas aportadas por los interesados al Gobierno Nacional y citará a las partes a una audiencia de conciliación.
El Defensor del Pueblo será convocado al trámite de conciliación, con e! objeto de oír su opinión.
Art. 7. La conciliación versará acerca del monto de la indemnización, del perjuicio y la procedencia de los rubros o conceptos que lo integran.
El ente público al cual pertenezca o haya estado vinculado e! agente responsable de los respectivos hechos, procederá a determinar, de común acuerdo con las personas que hayan demostrado legítimo derecho, el monto de la indemnización de los peIjuicios y la procedencia de los rubros o conceptos por los que se reclaman.
Art. 8. Si se lograse acuerdo, total o parcial, la partes firmarán un acta en que se lo hará constar y el respectivo tribunal decidirá, mediante resolución fundada, si la conciliación resulta lesiva a los intereses patrimoniales del Estado o si se halla viciada de nulidad. En caso contrario le prestará su judicial aprobación.
Art. 9. La resolución que apruebe la conciliación tiene los alcances yefectos de la cosa juzgada y, por ende, pone fin a todo proceso que se haya iniciado contra el Estado Nacional por los beneficiarios de la indemnización en relación a los hechos materia de la conciliación.
Art. 10. Si no se llega a un acuerdo total o si se diera cualquiera de los su-
155
osear 1. fappiano
puestos previstos en el artículo 7 de la presente ley, el órgano jurisdiccional dictará sentencia sobre las cuestiones controvertidas, la que tendrá efecto preceptuado en el artículo 9.
El Gobierno Nacional remitirá copia de toda la actuación a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para los efectos previstos en los tratados internacionales aplicables.
Art. 11. Sólo se reconocerán indemnizadones por los perjuicios debidamente probados y que tengan nexo de causalidad con los hechos materia del informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Para su determinación y procedencia son de aplicación los criterios establecidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la legislación interna argentina y la jurisprudenda nacional, en tanto y en cuanto no resulten modifica.dos por aquéllos.
Para la fijación de los daños y perjuicios se tendrá como pruebas, entre otras, las que consten en procesos judiciales o actuadones administrativas o militares y, en especial, las valoradas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para expedir su informe.
Art. 12. Por medio de los agentes que designe, el Gobierno Nacional tendrá acceso a los expedientes administrativos, militares o judiciales correspondientes, a efectos de las actuaciones que deban produdrse ante la Comisión o ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y, cuando sea el caso, para verificar la identidad de los beneficiarios de las indemnizaciones así como el monto de los daños y perjuicios que deban ser objeto de las mismas. Igual facultad poseerá el Comité al objeto de su propio cometido.
Art. 13. Las indemnizaciones que se paguen de acuerdo con lo previsto en la presente, darán lugar al ejercicio
156
de la acuon de repetición contra el agente o funcionario nacional responsable de la violación. A tal fin, el Poder Ejecutivo lo citará a estar a derecho en el procedimiento establecido en esta ley.
Todo ello, sin perjuicio de las demás responsabilidades administrativa, penal constitucional o política en que hayan incurrido, para cuya determinación promoverá las acciones o actuaciones pertinentes.
Art. 14. El Poder Ejecutivo Nacional deberá incluir en el proyecto de presupuesto correspondiente al ejercicio inmediato posterior al del acuerdo judicialmente aprobado o al que quede firme la sentencia dictada, el crédito correspondiente para la atención de las indemnizaciones que deba pagar.
La presente disposición se incluirá en la ley complementaria permanente de presupuesto.
Art. 15. Cuando los hechos o actos que fundamentan la denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la eventual demanda de ésta ante la Corte Interamerica.na de Derechos Humanos sean atribuibles a la Ciudad de Buenos Aires o a las Provincias o a sus agentes o funcionarios, el Gobierno Nacional las invitará formalmente a participar de los procesos que se apuren ante dichas instancias internacionales a fin de formular las alegaciones y producir las pruebas que estimen hagan su derecho.
Igual invitación se les cursará con relación con la materia objeto de la presente ley.
Art. 16. El Estado Nacional debe requerir la repetición de los pagado en concepto de indemnizaciones a la Ciudad de Buenos Aires o al Gobierno Provincial correspondiente. Si transcurrido seis meses de efectuado el requerimiento no es satisfecho, el poder
relación entre el DIDH y el derecho argentino
Ejecutivo, con conodmiento del Congreso Nacional, deducirá las sumas adeudadas de las cuotas de la coparticipaci(m federal o de todo crédito o recurso que les pertenezca o les corresponda.
Art. 17. La conciliación de que trata la presente ley también se practicará en el proceso judidal promovido para obtener las indemnización de los perjuicios derivados de los lnismos hechos a que se refiere la recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, aún cuando hubiere preduido en la oportunidad para realizarla.
Art. 18. Cuando la recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o la sentenda de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, estableciere obligaciones no indemnizatorias, el Gobierno Nacional deberá disponer el cese de la situadón que dio origen al pronunciamiento en el menor tiempo posible adoptando las medidas legislativas o de otro ca.rácter que resulten idóneas a ese fin.
Las reparadones serán fijadas de común acuerdo con el afectado personal y directo de la violación o de sus derechos habientes y, en el supuesto de
no haberlo, decididas judicialmente según el procedirniento precedentemente instituido por la presente ley.
Art. 19. Cuando la responsabilidad fuere de la ciudad de Buenos Aires o de las Provincias, el incumplimiento de la recomendación o de la sentencia en un plazo razonable, faculta al Gobierno Nacional a la adopción de las medidas legislativas o de otra naturaleza que resulten idóneas al objeto de cumplir con las obligaciones internacionales asumidas por la República Argentina, poniéndose en conocimiento de ellas al Congreso Nacional
A tal objeto, queda facultado el Poder Ejecutivo Nacional a promover, en sede local, las acciones o actuaciones que sean del caso para la determinación de las responsabilidades administrativas, civiles, penales o políticas en que se hubiere incurrido.
Si la recomendación o la sentencia consistiere en la obligación de investigar judicialmente los hechos y en un plazo razonable no hubiera pronundamiento de la justicia 10ca.1, el caso pasará a la competencia de la justicia federal de distrito.
Art. 20. De forma.
157
--,o