La Emociones Escultoras Del Cerebro

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    Cerebro y emoCiones14 Pij d fbr nrvio, cuyo xopm (n ocuro) n rcubiro d un cp d miin (n zu vrdoo).

    las emociones

    PPierre magistretti, l

    franois ansermet, pqu pcl

    La llamada plasticidad neuronal harevolucionado la neuropsiquiatra: demuestra

    que el cerebro es maleable. Nuestrasexperiencias y emociones dejan huellaspsquicas y sicas en el cerebro, lo transormancontinuamente y determinan nuestrasdecisiones y acciones desde el inconsciente.

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    aecta especialmente al proceso de comunicacinentre neuronas, es lo que llamamos neuroplasti-cidad y ha modicado completamente nuestraorma de entender cmo se relacionan el cerebro,la memoria, el aprendizaje y las emociones.

    Las encargadas de transmitir la inormacinen el cerebro son las neuronas. Hasta ahora, seconsideraba que el sistema de transmisin de in-ormacin uncionaba de manera binaria. Segnesta hiptesis, la inormacin pasaba o no por los

    circuitos, como si se tratara de un interruptor quesolo pudiera estar o encendido o apagado. Suselementos de base, las neuronas, estaran organi-zados como si ueran los microcircuitos grabadosde los ordenadores, de modo que se tratara deun sistema nervioso terminado, sin posibilidadde cambios ni desarrollo.

    Semejante visin, relativamente simplista yrgida, no se corresponde con los ltimos datosexperimentales: en realidad, la inormacin setransmite en nuestro cerebro de una neurona aotra de orma altamente modulada. Siguiendocon las comparaciones, es como si hablramosde un regulador de la intensidad de la luz, todo locontrario a una transmisin binaria. La plastici-dad, concepto que se opone al de rigidez, signi-ca que las neuronas mantienen en todo momentosu capacidad para modicar la ecacia con la quese transmiten la inormacin.

    Nuestro cerebro est constituido por ms de100.000 millones de neuronas, lo que el neurlogo

    Santiago Ramn y Cajal llam las mariposas delalma ( Como el entomlogo a la caza de mari-posas de vistosos matices, mi atencin persegua,en el vergel de la sustancia gris, clulas de ormas

    las inormaciones provenientes del mundo exte-rior. Las percepciones invaden nuestro cerebro.Pero adems ocurre otra cosa: esta Nochebuenaevoca tantas otras del pasado y a su vez, mu-chos recuerdos de la noche de este ao quedarnanclados en nuestra memoria, transormndolapara siempre. De repente nos empieza a invadircierta tristeza. La buena comida, los regalos, elsimptico perro, la msica de Haydn todas es-tas cosas procedentes del mundo exterior debe-

    ran colmarnos de elicidad y, sin embargo, nadade eso parece suciente. En un segundo, todose trastoca. Acabamos de decidir que en cuantopodamos nos levantaremos de la mesa con unaexcusa no demasiado increble y abandonaremosla reunin amiliar. Qu misterioso proceso hatenido lugar en nuestro cerebro?

    Volveremos a la cena de Nochebuena ms ade-lante, pero por ahora desvelaremos que el origende ese inesperado comportamiento puede estar enel llamado inconsciente, un trmino alumbradoen 1901 por Sigmund Freud que hasta ahora erade uso exclusivo de los psicoanalistas, pero queest cruzando la rontera de la neurociencia de lamano del enmeno de la plasticidad neuronal.

    el cerebro que se transformaa s mismo. Al contrario de lo que se crea haceapenas una dcada, el cerebro no es esttico nideja de desarrollarse a partir de cierta edad, sinoque se transorma segn todo lo que nos va su-

    cediendo a lo largo de nuestra vida. Es decir: laexperiencia deja huella, una huella que es capazde modicar la estructura neuronal existente has-ta entonces. Esta extraordinaria capacidad, que

    e nchu. sd l l, cpl l dcc

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    delicadas y elegantes, las misteriosas mariposasdel ama, cuyo batir de alas quin sabe si escla-recer algn da el secreto de la vida mental!).Desde el punto de vista uncional, cada neuronapresenta tres partes: la dendrita, zona receptoraencargada de recibir la inormacin provenientede otras neuronas, el cuerpo celular, zona que in-tegra las inormaciones recibidas, y el axn, zonapor donde emite seales a otras neuronas.

    sinapsis: comunicacinentre neuronas. Los mecanismos de plas-

    ticidad que nos ocupan se centran en torno a loscontactos entre las neuronas, all donde intercam-bian las inormaciones. Esta zona de contacto en-tre las neuronas se llama sinapsis: presenta unaparte presinptica, localizada en la terminacindel axn, y una parte postsinptica, generalmentecorrespondiente a una zona especca de la den-drita: la espina dendrtica, llamada as porque seasemeja a las espinas del tallo de una rosa.

    La parte presinptica de las sinapsis presenta

    una especie de pequeas bolsas, las vesculas, encuyo interior se acumulan miles de molculas: losneurotransmisores. Cada neurona contiene unneurotransmisor principal y a veces uno o msnerotransmisores (raramente ms de tres) quepodran calicarse de accesorios. Los neurotrans-misores son las molculas a travs de las cuales lasneuronas transmiten sus seales: se liberan cuan-do la terminacin axonal es activada y las ves-culas vuelcan su contenido de neurotransmisoresen la hendidura sinptica, espacio minsculo demillonsimas de milmetro que separa las zonaspresinpticas y post sinpticas.

    Pasemos ahora a la segunda parte del proceso,la neurona receptora. Qu ocurre cuando las mo-lculas de los neurotransmisores son liberadas?Estas ltimas son reconocidas especcamentepor los receptores presentes en las membranaspostsinpticas; encajan como si se tratara deuna llave y su cerradura. Los neurotransmisorestienen el poder de volver a la neurona receptora

    ms excitable (la transerencia de inormacin sever acilitada) o menos excitable (dejando a estaneurona uera de circuito). Dos neurotransmi-sores principales eectan esta transerencia de

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    inormcin) crndo nuv inpi.

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    inormacin: el glutamato, que aumenta la ex-citabiliadd neuronal, y el cido gamma aminobutrico (GABA), que la inhibe. De modo que,

    como vemos, la transerencia de inormacin en-tre neuronas no es nunca de naturaleza binariani de intensidad constante; por el contrario, esaltamente modulable segn el tipo y el fujo delos neurotransmisores emitidos.

    el circuito de la memoriay el aprendizaje.Durante una experien-cia de aprendizaje, se acenta el intercambiode inormacin en ciertas sinapsis del circuito

    neuronal involucrado en el proceso. Los neuro-cientcos denominan a este enmeno poten-ciacin o acilitacin y creen que es la base dela memoria. La experiencia personal ya sea enel contexto del aprendizaje cognitivo consciente ode las experiencias aectivas deja una improntaen la red neuronal. Esta huella es a la vez un-cional y estructural, lo que signica que ocurrencambios microscpicos en el nivel de las sinapsis.Despus de una acilitacin sinptica se observauna duplicacin de las espinas dendrticas en lazona de recepcin de la neurona postsinptica.La transerencia de inormacin entre neuronasse eectuar mejor en las sinapsis previamenteacilitadas. Podramos decir que una huella es lamodicacin de la ecacia sinptica entre deter-minadas neuronas que se han activado a la vez.

    Cada neurona recibe aproximadamente 10.000sinapsis que provienen de otras neuronas. Esto daun total de 1.000 billones de puntos de contac-to en los que la inormacin entre las neuronas

    puede ser transmitida (hay cinco mil veces mssinapsis en el cerebro que estrellas en nuestra ga-laxia). Semejantes ciras producen vrtigo, tantoms cuando sabemos que la ecacia con la que la

    inormacin se transmite de una neurona a otra,en cada uno de esos puntos de contacto, vara alo largo de la vida en uncin de la experiencia.

    Las posibilidades de que se produzcan dierentesintercambios entre neuronas, por lo tanto, soninnitas. Nos encontramos ya bien lejos de lanocin de un cerebro rgido y binario.

    El cerebro posee, pues, unos mecanismos quepermiten percibir el mundo exterior y otros me-canismos, cuyos elementos ya hemos bosquejado,que llevan a inscribir dichas percepciones en lared neuronal. Evidentemente, las percepciones notienen como nico destino alimentar la memoria

    o lograr un aprendizaje: tambin desencadenanrespuestas motrices que, aortunadamente paranosotros, la mayora de las veces resultan adecua-das. Todos sabemos cmo hacer rente a un pavode Navidad: trocearlo y probarlo! Por supuesto,no se trata de una respuesta motriz refeja, comola que activa la extensin de la pierna cuando unmdico golpea con su martillo nuestra rodilla;gracias a los mecanismos de plasticidad sinpticahemos alcanzado un aprendizaje motor que nospermite eectuar las operaciones necesarias parala degustacin del pavo sin darnos cuenta. Y no decualquier manera: el acto motor est moduladopor el contexto cultural, es decir, por los buenosmodales que nos ueron inculcados. No nos com-portamos como el hombre de Neandertal rentea una pata cruda de jabal: cortamos el muslo depavo segn un cdigo bien establecido.

    El cerebro posee nos mecanismos para alma-cenar las percepciones y recordarlas cuando seanecesario, a veces de una orma que podra consi-

    derarse espontnea, como en el uso del aprendiza-je motor. Se trata de una memoria no consciente,que algunos denominan memoria procedimental:no necesitamos revisar de orma consciente los

    La transmisin de inormacin entre neuronas se

    produce a travs de un intercambio de seales qumicasy elctricas: las sinapsis. Hay cinco mil veces mssinapsis en el cerebro que estrellas en nuestra galaxia

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    dierentes movimientos que nos permiten comerde orma elegante un muslo de pavo; lo hacemosautomticamente. Sin embargo, si debemos ex-plicitar las etapas, por ejemplo cuando se lo en-seamos a nuestros hijos, podemos describir laoperacin en sus ms nmos detalles.

    As pues, a primera vista, los sistemas de me-moria permiten acceder a la experiencia regis-trada bajo orma de aprendizaje o recuerdo deun modo que conserva una notable correspon-dencia con lo que ue percibido inicialmente. Porlos mecanismos de plasticidad sinptica, se ha

    inscrito esta percepcin exterior en nuestra redneuronal, constituyendo una realidad interior dela que somos conscientes, o que puede emerger ala conciencia por va del recuerdo.

    Es indudable que existe una relacin directa anivel consciente y cognitivo entre la experiencia yla huella y, por tanto, entre la memoria y el apren-dizaje. De hecho, podemos aprender matemticasy geograa, o recordar nuestras vacaciones delao pasado. Es decir, existe una relacin directa

    bsica, una continuidad lineal, entre la experien-cia y la huella. Pero las cosas no son tan simples.

    huellas sin conexin conla realidad. Lo que llamamos inconscienteunciona de una manera radicalmente distinta.Las huellas creadas por la experiencia se reasociany crean nuevas redes, y estas nuevas huellas en lared neuronal no guardan una relacin directa conla experiencia original. Imaginemos que dos per-sonas tienen una misma experiencia, por ejemplo,escuchan el mismo sonido. Si bien la experienciaes la misma, el registro en el nivel cerebral lahuella sinptica es distinta. Por tanto existe unadiscontinuidad entre la experiencia y las nuevashuellas que se crean en el inconsciente.

    La base neurobiolgica de la reasociacin dehuellas es lo que los neurocienticos llamanreconsolidacin. A travs de este mecanismo,las huellas creadas por distintas experienciasse pueden reasociar. En general, solemos creer

    que si reactivamos la memoria por ejemplo,cuando repetimos una y otra vez un poema paramemorizarlo sta se ortalece. Sin embargo,cuando reactivamos una huella, en realidad sta

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    se debilita (se vuelve maleable), lo cual permi-te que la huella reactivada se reasocie con otrashuellas. Obviamente, ms adelante puede volvera ortalecerse. Lo destacable de este proceso dereasociacin de huellas es su resultado: la crea-cin de nuevas huellas que ya no estn directa-mente relacionadas con la experiencia original.Este mecanismo crea una discontinuidad entrela experiencia y las huellas nuevas, un procesoque se encuentra completamente uera de nuestrocontrol, y puede que sea el correlato biolgico delo que en psicoanlisis se llama inconsciente.

    nuevas redes, mundosparalelos. Para comprender cmo se origina,debemos saber que no existe una representacin,un recuerdo inscrito en una sola sinapsis, sinouna red de sinapsis acilitadas que se activan a la

    vez; y esta activacin sincrnica corresponde conuna representacin de una experiencia especcadel mundo exterior. Digamos que cada vez que

    vemos un pavo de Navidad, se acilitan en nuestra

    red neuronal una serie de sinapsis: la que identi-ca la orma de ave como animal comestible, la queidentica el olor como algo apetecible, la que nosrecuerda cmo hay que cortar el pavo... Cuandotodas estas sinapsis se activan al mismo tiempo,aparece lau representacin psquica de lo que espara nosotros, segn la experiencia inscrita ennuestro cerebro, un pavo de Navidad.

    Este proceso se produce de un modo parecidoal siguiente: imaginemos un rascacielos en la no-che, las ocinas estn vacas, la achada, oscura.De repente las ventanas empiezan a iluminarseuna tras otra; pequeos rectngulos rompen laoscuridad. En un comienzo, el proceso parecealeatorio, pero a medida que las luces se encien-den, una orma se va deniendo poco a poco.De golpe, all est: un abeto de Navidad dibujadoen la achada del rascacielos por cientos de luce-citas. Una codicacin precisa en el patrn deencendido de las luces ha denido un objeto querepresenta al rbol navideo.

    Pero no solo est el recuerdo de las representa-ciones. Otro tipo de enmeno acompaa tam-bin la percepcin y el recuerdo consciente delas representaciones: se trata de las emociones

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    involucradas, las sensaciones conservadas a lapar de su representacin bajo la orma de lo queel neurocientco portugus Antonio Damasiodenomina marcadores somticos; algo as comouna memoria corporal.

    A nes del siglo XIX, el psiclogo norteameri-cano William James ya sostena (de orma muyprovocativa para su poca) que al activar un de-terminado sistema sensorial, por ejemplo la vi-sin, un estmulo proveniente del mundo externono solo desencadenara una percepcin, sino quetambin estara asociado con una respuesta so-

    mtica (por ejemplo, cambio del ritmo cardiaco).Y la ocurrencia simultnea de un estmulo exter-no y de un estado somtico asociado estara enla base de la percepcin de una emocin: Param, es imposible pensar qu tipo de emocin demiedo quedara si no estuvieran presentes la sen-sacin de latidos acelerados o de respiracin en-trecortada, ni la sensacin de labios temblorososo de piernas debilitadas, ni de carne de gallina.En eecto, la emocin es somtica.

    cuerpo, recuerdos y emociones,una relacin intima.El cerebro posee unaserie de circuitos neuronales transductores de lapercepcin en emocin. Especcamente, una re-gin cerebral lleva a cabo esta tarea: la amgdala.Un ruido, la visin de un objeto, un olor, son ca-paces de activar algunas neuronas de la amgdala,que a su vez proyectarn masivamente hacia re-giones del cerebro que controlan el sistema neu-rovegetativo. Este est constuituido por circui-tos neuronales que controlan con suma ecacianuestras vsceras y nuestro sistema hormonal. Elsistema neurovegetativo regula unciones tan im-portantes como el ritmo cardiaco, la presin arte-rial, la transpiracin, la liberacin de toda suertede hormonas, la secrecin gstrica y la motilidadintestinal. Es un sistema autnomo, que no estsometido a nuestro control voluntario.

    As pues, existen mecanismos que permitenasociar un estmulo externo con un estado so-

    mtico. Pero lo asombroso es que los mismosmecanismos de transduccin de la amgdala seaplican a las representaciones recordadas por laconciencia; las representaciones elaboradas en

    mr y prdzj. Grci

    cividd nuron omo cpc d

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    la corteza prerontal se proyectan hacia la amg-dala, desencadenando reacciones en el sistemaneurovegetativo y endocrino. Es decir, tambin

    un recuerdo o una representacin psquica des-encadenan reacciones corporales y estas, sin quenos demos cuenta, nos llevan a tomar decisionesde cariz muy distinto.

    el extraordinario poderdel inconsciente. Volvamos a nuestra cenade Nochebuena. Somos vctimas de una tristezainexplicable, un sentimiento de desvalorizacinnos ha ido invadiendo hasta agotarnos sica y

    anmicamente. Nuestro humor en principio ale-gre, ha cambiado de tal manera que estamos apunto de abandonar la mesa sin que sepamos porqu. Lo que ha sucedido es que, aunque no ura-mos conscientes de ello, una cadena asociativa hahecho surgir una imagen proveniente de nuestromundo interno y ha intererido en nuestra ex-periencia actual. Tiene relacin con un episodioreciente que termin mal y que nos dej la im-presin de haber sido engaados... Mientras cor-tbamos el pavo relleno, una idea ha establecidosin nuestro permiso una serie de asociaciones que

    van desde el pavo relleno, hasta aquella situacinen la que nos sintimos unos autnticos pavos!

    De esta orma, un acontecimiento banal de la si-tuacin presente se pone en relacin con otra cosa,y nos hallamos sumidos en un mundo mental queya nada tiene que ver con el presente. Ya no hayms correspondencia entre la percepcin actual, elpavo de Nochebuena, y la evocacin mnmica delhecho de haber sido engaados. Una percepcin

    actual ha hecho surgir una representacin total-mente dierente proveniente del mundo interno,y nuestro cuerpo ha anticipado sutiles signos demalestar. Esta huella es tan poderosa que ha sido

    capaz de ensombrecer nuestro estado de nimoincluso en el paisaje real de la mayor alegra, eimpulsarnos a salir de all sin razones reales para

    hacerlo. Si nuestra mente construida a partir dela experiencia y a travs del mecanismo de la plas-ticidad uese totalmente consciente y cognitiva,actuaramos de orma racional y predecible. Ob-

    viamente, ese no es el caso.En cambio, el inconsciente tiene un uerte im-

    pacto en la manera en la que nos comportamos.De hecho, incluso podemos decir que una partesignicativa de lo que hacemos es impulsada porel inconsciente. Diversos neurocientcos sugie-

    ren que la consciencia es un proceso a posterioriy que nos permite darnos cuenta de aquello quenuestro inconsciente ha decidido hacer con ante-rioridad. En su libroMind Times, el neurocient-co Benjamin Libet propone, a partir de una seriede experimentos neurosiolgicos, que la accinse determina antes de que nosotros nos demoscuenta racionalmente de la misma.

    Un posible actor en la toma de decisin de unaaccin sera, tal como propone Antonio Dama-sio, la anticipacin de placer o dolor. Segn estateora, nuestro cerebro es capaz de anticipar elestado corporal placer o dolor que resultar deuna accin dada. En general, tendemos natural-mente a buscar el placer o, al menos, a evitar lassituaciones de displacer. La misma hiptesis sepuede ormular a nivel del inconsciente a travsdel concepto reudiano de pulsin, que podraconsiderarse la base de la decisin inconscienteque muchas veces sorprende al propio sujeto ymodica sus acciones.

    Los seres humanos nos resistimos a admitirque tomamos decisiones de acuerdo a procesosinconscientes, sobre todo porque queremos con-siderarnos racionales. Queremos explicarlo todo,

    GettyImaGes/luIsdavIlla

    Cada experiencia y cada emocin modifcan las sinapsis

    establecidas y crean otras nuevas, y as sucesivamente.Podemos decir que nunca utilizamos dos veces el mismocerebro, sino que lo esculpimos mientras vamos viviendo

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    pensar que dirigimos conscientemente nuestrodestino, que cada una de nuestras decisiones sebasa en la evaluacin racional. Sin llegar a decirque esto es totalmente also, la neurociencia nosobliga a reconocer que los procesos inconscientestienen un impacto mucho mayor del que nos gus-ta admitir. Pero esto no debera ni rustrarnos niasustarnos, ya que el inconsciente orma parte decada uno de nosotros y hasta podra considerarsenuestra mismsima esencia.

    plasticidad contra

    determinismo. El papel de los genes en ladeterminacin de nuestra personalidad es unacuestin recurrente en biologa. Es cierto que elgenoma proporciona cierta estructura, pero la ex-periencia juega un papel clave en la construccindel individuo. Como individuos, somos nicospor los propios mecanismos de la plasticidadneuronal que nos permiten liberarnos del estrictodeterminismo gentico. La creatividad tambines otro de los resultados de esa libertad que otorga

    la plasticidad, pues si slo pudisemos reproducirlas experiencias que hemos vivido, no seramoscreativos ni habra artistas. La reasociacin de lashuellas de una misma accin es constante y elresultado es un pensamiento que no es predecibley que no est necesariamente determinado. Estaasociacin de huellas sincrnica se abre a la liber-tad y a la creacin de algo nuevo a partir de lo quehay inscrito en nuestros circuitos neuronales.

    As que no hay por qu asustarse; no tenemospor qu salir corriendo cada vez que veamos unpavo de Navidad. Nuestro cerebro tiene la capa-cidad de aprender, de transormarse y de orecerrespuestas siempre distintas antes los mismos es-tmulos. Creemos que una va para conseguirlo esprecisamente el psicoanlisis. Pero sea como sea,recordemos que los procesos mentales modi-can la red neuronal: es decir, el pensamiento y lasemociones son capaces de modicar el cerebro.Eso signica que jams utilizamos el mismo ce-rebro dos veces! Nosotros somos, en ltima ins-

    tancia, los escultores de nuestro cerebro.jPIERRE MAGISTRETTI, Universidad de Lausana (Suiza).

    FRANOIS ANSERMET, Universidad de Ginebra (Suiza).

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