La Empatía en El Psicópata

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Mesa del Congreso AAP octubre 2008 La empatía en el psicópata, el perverso y el neurótico Empatía y perversión Juan José Ipar Es un mito urbano muy extendido creer que los gay siempre saben si otro hombre es también gay o no, como si pudiesen meterse en la piel del otro y expedirse sobre tan interesante dato. El ojo de la loca no se equivoca. Estaríamos frente a un procedimiento o habilidad que bien puede relacionarse con los fenómenos empáticos. Empatizar con alguien es, literalmente, sentir lo mismo que el otro está sintiendo\ compartir una emoción o un estado de ánimo y, en el mundillo psicoanalítico de hace unas pocas décadas, era algo así como un instrumento del que se servía el analista para tomar contacto con los sentimientos de su paciente y "comprenderlo" mejor. Hay que agregar que la empatía es un fenómeno bastante parecido a la identificación, sólo que ésta, además, supone una introyección y uno ya no se ciñe a meramente sentir lo que siente el otro, como un eco, sino que uno es de alguna forma ese otro y experimenta vívidamente lo que le pasa como si fuera propio. La empatía no nos domina a tal punto de transformarnos transitoriamente en el otro como en la identificación y nos limitamos cortésmente a condolernos del sufrimiento ajeno sin involucrarnos demasiado. Quizá en los gays se trate de una situación que tenga poco o nada que ver con la empatía y simplemente sea una mirada descarnada sobre el otro en la que se revela algo del ser del otro, más semejante a la mirada esquizoide de algunos psicópatas que contempla al otro como es, sin veladuras ni 1

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Mesa del Congreso AAP octubre 2008La empata en el psicpata, el perverso y el neurtico

Empata y perversin

Juan Jos Ipar

Es un mito urbano muy extendido creer que los gay siempre saben si otro hombre es tambin gay o no, como si pudiesen meterse en la piel del otro y expedirse sobre tan interesante dato. El ojo de la loca no se equivoca. Estaramos frente a un procedimiento o habilidad que bien puede relacionarse con los fenmenos empticos. Empatizar con alguien es, literalmente, sentir lo mismo que el otro est sintiendo\ compartir una emocin o un estado de nimo y, en el mundillo psicoanaltico de hace unas pocas dcadas, era algo as como un instrumento del que se serva el analista para tomar contacto con los sentimientos de su paciente y "comprenderlo" mejor. Hay que agregar que la empata es un fenmeno bastante parecido a la identificacin, slo que sta, adems, supone una introyeccin y uno ya no se cie a meramente sentir lo que siente el otro, como un eco, sino que uno es de alguna forma ese otro y experimenta vvidamente lo que le pasa como si fuera propio. La empata no nos domina a tal punto de transformarnos transitoriamente en el otro como en la identificacin y nos limitamos cortsmente a condolernos del sufrimiento ajeno sin involucrarnos demasiado.

Quiz en los gays se trate de una situacin que tenga poco o nada que ver con la empata y simplemente sea una mirada descarnada sobre el otro en la que se revela algo del ser del otro, ms semejante a la mirada esquizoide de algunos psicpatas que contempla al otro como es, sin veladuras ni distorsiones. Los neurticos miramos a los dems como nuestra represin nos lo permite y los deseos ms recnditos de las personas, que suelen ser bastante violentos o cargados de sensualidad, se nos escapan habitualmente. Del mismo modo, nos devanamos los sesos tratando de averiguar qu quieren de nosotros y slo despus de infinitas amarguras terminamos descubriendo lo que estas personas saben de un vistazo.

Un vistazo, un golpe de vista; no es que se toman un par de horas para estudiar al sujeto en cuestin y emitir luego un veredicto, sino que asumen una certeza casi inmediata de que el otro es o no es gay, bien al revs de un film reciente que mantiene la tensin gay-no gay en torno a un cuarentn indeciso.

Un amigo me adelanta: "es por la mirada que saben". As pues, la mirada los delata y es por ella que involuntariamente confiesan un secreto. Aqu ya estamos en problemas: se delata quien, siendo gay, no quiere pasar por tal, puesto que no es necesario ver la mirada de las mariquitas asumidas, que gustan exhibir sus encantos y sus martirios abiertamente y ninguna ciencia es necesaria para detectarlos. Se trata, en verdad, de ver en la mirada porque en la mirada aparece algo del deseo. No se trata de determinar solamente la orientacin sexual del candidato sino de encontrar all, en su mirada, nada menos que la clave de su deseo.

Sartre deca que la mirada permite comprender que el otro es una persona, esto es, que el otro es un sujeto que tambin me mira. Podemos entonces decir que con la mirada mutua, con el intercambio de miradas, nace la intersubjetividad, trmino ste tan llevado y trado en la teora psicoanaltica de los setenta y ochenta. La mirada es lo que nos autoriza a resolver la terrible duda de Leibniz: cmo s yo que los dems seres humanos con los que interacto son realmente personas y no autmatas? Para Kant, slo en mi calidad de sujeto moral que debe decidir su conducta frente al prjimo es que excedo los lmites y automatismos de la Naturaleza y soy libre. Estos temas aparecen frecuentemente en los delirios de muchos psicticos en los que el recurso a la mirada no funciona como debiera y no hay modo de responder a la inquietante verdad de que el sujeto se halla rodeado de robots. En el film Terminator, se nos presenta la horrible perspectiva de que los cyborgs puedan ir siendo perfeccionados y producir artificialmente en nosotros la impresin de que son humanos. Los perros nos miran a los ojos y nos hacen dudar.

Los gays saben de lo que hablan, o, al menos, dicen saber de lo que hablan. De qu hablan? Del deseo ajeno y tambin del propio. Esto es llamativo: como se suele decir, tienen el deseo decidido, mientras que sus primos neurticos abrigan dudas en ocasiones disparatadas acerca de tan cruciales temas. Pero subsiste la pregunta: qu encuentran en la mirada del otro que les permite diagnosticarlo? Un paciente mo que concurra a cines y bares para gays divida las miradas con que tropezaba en dos grupos: las miradas fijas e insistentes, que l catalogaba como perversas, y las miradas angustiadas con las que se identificaba. La primera era una mirada de dominacin y en ciertos sujetos cobraba un cariz amenazador, la otra era una mirada de inermidad e indefensin. Como se ve, eran dos miradas complementarias que anunciaban una escena de tipo sadomasoquista. Uno de los fantasmas ms terrorficos de este paciente lo constitua una imagen en la cual su madre se le abalanzaba y lo aplastaba con su cuerpo y era especialmente susceptible a ciertas miradas femeninas ("mirada de loca triunfal") que sola encontrar en la calle cuando vea a alguna anciana del brazo de un hijo cuarentn, regordete, mantecoso y obviamente gay. En oposicin a este goce insoportable y aplastante, mi paciente haba desarrollado una defensa obsesiva muy eficaz que le permiti tomar distancia de su madre, desenredar la madeja de su sexualidad y vislumbrar in statu nascendi cmo afloraban en l sus pulsiones homosexuales.

Encontramos, pues, una tipologa de la mirada: en un extremo del arco, una mirada penetrante y seductora que detenta un saber del goce y lo asegura y, en el extremo opuesto, una mirada extraviada, desesperada e ignorante. Hitchcock deca que las palabras son engaosas, que la verdad circula por las miradas y daba como ejemplo una escena de Los pjaros en la que un hombre joven lleva por primera vez a una mujer de la cual est enamorado ante su madre y que sta la saluda con gran amabilidad pero le lanza una mirada glacial que contradice la bienvenida verbal. Claro est que aun una mirada sincera y emocionada puede ser impostada y una prueba cabal de ello son las declaraciones mentirosas de los polticos cuando prometen obras pblicas estando en campaa y miran fijamente a la cmara sin que se les mueva un pelo y sin sentir temor de que algn rayo justiciero los fulmine.

Entonces, sabrn tanto como dicen los gays cuando se despachan con tanta soltura? O nos encontramos ante una apariencia de saber, una parada, un arresto desafiante que hace blanco en nuestras inseguridades? Es muy posible que nos corran con la vaina, mxime si nosotros mismos no queremos saber y preferimos delegar en ellos tan urticantes e incmodos conocimientos.

Sostener fijamente la mirada equivale a una invitacin sexual. No es ninguna invitacin a tomar el t, tiene un carcter inequvocamente sexual. As testea el gay a su encuestado y repara atentamente en cmo responde el otro a dicho seuelo, si hay o no hay respuesta y cmo queda establecido qu rol jugar cada cual si hay aceptacin. Mira la mirada del otro, mira cmo el otro lo mira a l: aqu el sujeto "mirante" se aprecia como objeto sexual en la mirada del otro. Mira para ser mirado: una paradoja por la cual slo al constituirme como objeto de la mirada del otro advengo como sujeto. De all la desesperacin de tantos por llamar la atencin, de atraer hacia s las miradas de los dems y confirmarse en la existencia.

Volvamos a la empata. Saber cosas del otro ms all de lo que la represin permite no implica que uno le tenga lstima o comparta su padecimiento. La empata, en cambio, es siempre sentimental y no condice demasiado con la perversidad de los verdaderos perversos, de los que pueden ser malos y gozar all donde nace el goce, el mal. Muchos perversos discurren larga y torcidamente para justificar su insensibilidad frente al dolor ajeno. Se comete una injusticia con Mengano, pero, es realmente tan inocente como para no merecer dicha injusticia? No le vendr bien a Mengano sufrirla para enterarse de una buena vez de cmo es el mundo de malvado? No propiciar su crecimiento y maduracin psquicos? Bien empleada la tiene por ser tan tonto de dejarse pillar de esa manera, de aqu en ms se cuidar un poco ms y estar atento a no recaer en situaciones semejantes. De tal modo, y en apenas un rato, la injusticia se transforma en un bien, etc.

As pues, no parece haber mucha empata edulcorada en los sujetos perversos, aun cuando ltimamente la cursilera ha invadido los bastiones de la perversin y, entre lagrimones y soponcios, estn los perversos aprendiendo lo que es sufrir. Sin embargo, siguiendo los dictados de mi corazn, debo decirles que mi voto no es positivo.

1) *Em-patha es el equivalente griego de la voz latina com-passio.

2) El film se intitula precisamente "Es o no es?"

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