La enfermera es una persona. ¿Se cuida a sí misma?

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1 La enfermera es una persona. ¿Se cuida a sí misma? San Luis, 15 de julio de 2014 Esp. Mónica M. Soto Verchér * No pretendamos que las cosas cambien si hacemos siempre lo mismo. A. Einstein. Introducción La Enfermería es una profesión y una ciencia que estudia el diagnóstico y tratamiento de las respuestas humanas a una situación de salud (ANA, 2014) Pero ante la cuestión acerca del sujeto que la ejerce: ¿se es enfermera o se es persona que ejerce la enfermería? Si se toma a la enfermera como sujeto de estudio es frecuente escuchar la frase “-Soy enfermera/o”. Entonces cabe repreguntar: ¿solo se es enfermera/o? ¿Los sujetos que ejercen la enfermería no son pacientes/sujetos de estudio de sí mismos? ¿Acaso la enfermera debe conocer/educar/ cuidar a otros, no a sí misma? Este ensayo pretende dar fundamentos que ayuden a pensar en la posibilidad de que las/los enfermeras/os comiencen a conocerse a sí mismos también, como sujetos a cuidar y desde la formación. Para ello se reflexionará acerca del profesional enfermero como sujeto de estudio, al binomio cuidado-persona del profesional y a su conocimiento personal como dispositivo necesario para aprender y aplicar autocuidado a sí mismo. Desarrollo El profesional enfermero como sujeto de estudio Es poco frecuente encontrar trabajos publicados en los que enfermera/o son sujetos que demandan cuidado. Siempre se los presenta como una persona con formación para brindar cuidado a otros. Pero si se buscan las Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo (CyMAT) i se encuentran situaciones que ponen en riesgo la salud profesional. Horrac (2009, Pp. 21, 59) señala que los escasos trabajos publicados muestran que diferentes factores sociopolíticos pueden influir negativamente en la salud de enfermeras/os de Argentina: Déficit cuantitativo: 2,2 enfermeras/os por mil habitantes en la República Argentina, contra 8,1 en la Unión Europea. Déficit cualitativo: o distribución según nivel de formación que marca escasa profesionalización del sector (63% de auxiliares, 30% de enfermeras profesionales y solo 7% de licenciadas); o relación proporcional inadecuada médico-enfermero: en Argentina hay menos de 1 enfermera por médico, cuando la recomendación internacional es de 3; o deterioro de condiciones de trabajo del sector a lo largo de las últimas décadas. o mayoría de mujeres integran el colectivo. Para poder sostener la posición alcanzada recurren a numerosas estrategias defensivas para sobre-adaptarse anteponiendo el cumplimiento de las tareas al cuidado de su propia salud. Las trabajadoras quedan * Profesora efectiva exclusiva de Licenciatura en Enfermería. Universidad Nacional de San Luis. Argentina. [email protected] o [email protected]

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San Luis, 15 de julio de 2014

Esp. Mónica M. Soto Verchér*

No pretendamos que las cosas cambien

si hacemos siempre lo mismo.

A. Einstein.

Introducción

La Enfermería es una profesión y una ciencia que estudia el diagnóstico y tratamiento de las

respuestas humanas a una situación de salud (ANA, 2014) Pero ante la cuestión acerca del sujeto que

la ejerce: ¿se es enfermera o se es persona que ejerce la enfermería? Si se toma a la enfermera como

sujeto de estudio es frecuente escuchar la frase “-Soy enfermera/o”. Entonces cabe repreguntar: ¿solo

se es enfermera/o? ¿Los sujetos que ejercen la enfermería no son pacientes/sujetos de estudio de sí

mismos? ¿Acaso la enfermera debe conocer/educar/ cuidar a otros, no a sí misma?

Este ensayo pretende dar fundamentos que ayuden a pensar en la posibilidad de que las/los

enfermeras/os comiencen a conocerse a sí mismos también, como sujetos a cuidar y desde la

formación. Para ello se reflexionará acerca del profesional enfermero como sujeto de estudio, al

binomio cuidado-persona del profesional y a su conocimiento personal como dispositivo necesario

para aprender y aplicar autocuidado a sí mismo.

Desarrollo

El profesional enfermero como sujeto de estudio

Es poco frecuente encontrar trabajos publicados en los que enfermera/o son sujetos que demandan

cuidado. Siempre se los presenta como una persona con formación para brindar cuidado a otros.

Pero si se buscan las Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo (CyMAT) i se encuentran

situaciones que ponen en riesgo la salud profesional. Horrac (2009, Pp. 21, 59) señala que los

escasos trabajos publicados muestran que diferentes factores sociopolíticos pueden influir

negativamente en la salud de enfermeras/os de Argentina:

Déficit cuantitativo: 2,2 enfermeras/os por mil habitantes en la República Argentina, contra

8,1 en la Unión Europea.

Déficit cualitativo:

o distribución según nivel de formación que marca escasa profesionalización del sector

(63% de auxiliares, 30% de enfermeras profesionales y solo 7% de licenciadas);

o relación proporcional inadecuada médico-enfermero: en Argentina hay menos de 1

enfermera por médico, cuando la recomendación internacional es de 3;

o deterioro de condiciones de trabajo del sector a lo largo de las últimas décadas.

o mayoría de mujeres integran el colectivo. Para poder sostener la posición alcanzada

recurren a numerosas estrategias defensivas para sobre-adaptarse anteponiendo el

cumplimiento de las tareas al cuidado de su propia salud. Las trabajadoras quedan

* Profesora efectiva exclusiva de Licenciatura en Enfermería. Universidad Nacional de San Luis. Argentina. [email protected] o [email protected]

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atrapadas entre la invisibilización de derechos y la naturalización de los riesgos que

prolongan los roles y estereotipos culturales asociados al género femenino.

Déficit académico: Parra Garrido (2002) repasa la producción académica de los últimos años

referida a la salud laboral de las mujeres y devela un divorcio entre la investigación orientada

hacia la acción y el mundo académico (en Horrac, B.,2009, P.6)

Déficit de Autocuidado: enfermeras/os con problemas físicos, psíquicos y emocionales que

sufren día a día y que la legislación en materia de salud laboral de nuestro país no contempla

por ser multicausales y psicosociales en tanto estos problemas de salud son el resultado de la

asociación de múltiples factores que trascienden la sobre-exigencia del puesto del trabajo y

se vinculan con factores en el área social y familiar. Esta problemática aparece invisibilizada

por las propias enfermeras, se refuerza por la falta de políticas, ausencia de participación,

falta de reclamo de derechos en salud- seguridad al empleador y escaso desarrollo de acciones

preventivas, así como mínima confianza en su capacidad para la prevención. (Horrac,

B.,2009, P.59). El desconocimiento de autoevaluaciones psicosociales como por ejemplo el

método Ista 21vc (Kristensen, 2000) para la autoevaluación de riesgos laborales de origen

psicosocial o de regímenes legales como la ley 24 554 y decretos 558/96 y 49/14 hace que

los enfermeros no perciban a tiempo el déficit de autocuidado laboral, tampoco forman parte

de los planes de estudio.

El binomio cuidado-persona profesional

La definición de Enfermería como una disciplina profesional es polisémica ya que implica cuatro

conceptos centrales: Contexto, Cuidado, Persona, Salud (Kerouac y otros, 1996) y que, según el

paradigma al que se adhiera, dan múltiples definiciones del término. En el caso de Cuidado autores

citados en Kerouac (1996) y Villalobos (2002) aluden a varios conceptos que se dan por incluidos en

el término cuidado o en el de persona, pero el binomio Cuidado-Persona alude a una relación

intersubjetiva entre dos sujetos: el sujeto que ofrece cuidado (¿diferenciado?) de aquel que demanda

cuidados. (Levine, 1973; Villalobos 2002). Si Levine define la enfermería como una “interacción

humana”, la intercomunicación (Fig.1) que se realiza en ella implica la existencia de una

intracomunicación en cada individuo que interactúa. Por ello es importante que la enfermera sepa

dialogar consigo misma.

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El cuidado en fin tiene similares características que la comunicación y la educación (Potter, 2002,

Vol.1, Caps. 22y 23) en cuanto a estructura y dinámica. A veces el emisor-cuidador-educador y el

receptor-paciente- educando son la misma persona. En ese caso cuidador-paciente son uno que

dialoga consigo, que aprende y cuida de sí.

El conocimiento personal para el autocuidado

Se publica mucho acerca del cuidado a otros pero escasamente se estudia a las enfermeras en su

naturaleza humana, ni como personas con déficit de autocuidado. Y esto lamentablemente incluye a

la formación académica que generalmente excluye la capacitación en el conocimiento personal de sus

docentes, estudiantes y egresados.

La ANA (American Nurses’ Association) propone que la formación académica y la matriculación

profesional son la forma de convertirse en enfermera/o como si fuese el final de un proceso y no el

inicio de la fase de principiante avanzado. Conjuntamente, la gran mayoría de los currículos reafirma

la concepción de que el cuidado enfermero se hace a-para o con otros y tiene poca relevancia en el

propio cuidado ni a darse autocuidado a sí mismo.

Es alentador que recientemente se esté considerando necesario incorporar en la formación temprana

de las enfermeras las CyMAT (Condiciones y Medio Ambiente de trabajo), enfermedades

profesionales y la intracomunicación que hoy no están aún incluidas en todos los currículos

universitarios de Enfermería (Rojas y Heredia, 1999) aunque lo ha recomendado para la formación

superior la Comisión Iterministerial de Enfermeríaii (2007).

En relación con lo anterior se puede decir que un punto de partida para enseñar a enfermeras/os a

cuidar de sí y a asumir que también son personas con déficit de autocuidado que necesitan tener

conciencia de sí y autocuidarse es fortalecer el patrón de conocimiento personal junto con el

conocimiento práctico propuesto por Benner (1984).

El patrón de conocimiento personal al que aluden autores como Bárbara Carper (1978)iii , Peggy

Chinn (1987 y 1999) y Durán de Villalobos (2002) entre otros, es uno de los menos enseñado en

Argentina y es una pena ya que conociendo este patrón se puede pensar a sí mismo no solo como

cuidador sino como sujeto demandante de cuidado. Saber más acerca del patrón émico permitiría

mejor autocuidado en enfermeras/os y mejoraría la integración de los demás patrones de

conocimiento para dar calidad al cuidado brindado a otros. Al mismo tiempo se generaría experticia

al reflexionar la práctica cotidiana y transformarla en conocimiento.

Olga Janneth Gómez Ramírez y otros (2008), han estudiado las características de los

comportamientos de cuidado identificados por estudiantes y perciben menor frecuencia de los

patrones personal y estético, por lo que recomiendan la importancia de formar a los estudiantes en las

dimensiones humanísticas del cuidado.

Para Durán de Villalobos (1998) la aplicación del conocimiento personal se traduce en voluntad de

aceptar la ambigüedad, la vaguedad y las discrepancias entre uno mismo y los demás según la propia

personalidad. Estas aptitudes preparan a la enfermera para afrontar situaciones complejas que

requieren, además del conocimiento científico, el conocimiento intuitivo que solo puede dar el patrón

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de conocimiento personal que ha sido desarrollado mediante experimentación y ubicación de lo real

y lo fantástico (Cuadro 1).

Una de las autoras latinoamericanas que más ha escrito acerca de los patrones de conocimiento es

María Durán de Villalobos quien plantea dos preguntas relacionadas con este patrón de conocimiento

son:

“¿Cómo me conozco a mí mismo? ¿Qué sentido tiene conocerse a sí mismo?”

Estas cuestiones que rodean a ese patrón son las que deben relacionarse con cuestiones de los otros

tres (empírico o científico, ético, estético) y los que han surgido después (Lo inexplicable, lo

irreconocible, sociopolítico, práctico).

Los procesos de conocerse a sí mismo y los productos obtenidos de cada patrón son diferentes e

interrelacionados (Cuadro 1).

El conocimiento personal (Villalobos, 2005) es el menos desarrollado de los cuatro, es básico para

desarrollar los patrones ético y estético en la práctica profesional. Es a partir de éste que se logra el

verdadero arte de enfermería. Según Bárbara Carper (En Chinn y Kramer, 1999):

“el conocimiento personal es tal vez el patrón más importante si enfermería se entiende como

un proceso interpersonal entre el paciente y la enfermera, no cabe duda de la necesidad de

que la enfermera se conciba como un ser terapéutico y, por lo tanto, debe conocerse

interiormente. El uso terapéutico de sí mismo implica una relación en la cual se requiere

conocerse y conocer al paciente porque el ser se crea en relación con otros”.

Es un proceso dinámico de llegar a convertirse en un ser total. Le da un significado compartido a la

interacción. Implica ser consciente de estar en el mundo y expresar lo que la persona es, dentro de un

contexto cultural. Requiere conocerse y desarrollarse a sí mismo en libertad para crearse a sí mismo

y tomar decisiones con autonomía. El ser se percibe como un sistema abierto que pertenece a un

sistema social. No se utiliza para justificar la práctica ni al hablar de su credibilidad en términos de

conocimiento empírico. El conocimiento personal no emana de libros, revistas científicas,

conferencias o discusiones académicas. Se refiere a comprender, a darse cuenta (Benner, 1987).

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No usa el lenguaje discursivo, es conducta, sentimientos. Puede ser tan válido como el conocimiento

científico como sugiere Edwards (2002), este patrón requiere conocimiento obtenido a través de la

experiencia y la intuición.

Landeros (2002) cuenta acerca de su propio impacto emocional ante una situación de urgencia con

alumnas y colegas donde el aprendizaje (el conocimiento personal) es la “aceptación de lo que es, no

de lo que debería ser”. Sostiene que cuando se ejerce la profesión, se adquieren experiencias que se

van transformando en un conocimiento aprendido. Este proceso de aprendizaje profesional refleja

ciertos patrones de conocimiento que han sido estudiados por epistemólogas de Enfermería.

El patrón de conocimiento personal, valoriza la experiencia humana, la conciencia de sí mismo, y la

apertura a la realización. Junto al patrón de conocimiento estético fluye a través de la conducta (Chinn

y Jacobs-Kramer, 2000) pero siempre se es desde uno mismo en función de volcar el aprendizaje

experiencial en otros: alumnos o pacientes.

Savina O. Schoenhofer, desde una mirada del paradigma de la transformación asegura

“el conocimiento personal es una expresión de enfermería sobre el cuidado, incluye la

experiencia directa, la presencia, el entrar al mundo propio o de otro con la intención de

cuidar, una multitud de datos de percepción relacionados con el deseo de ser conocido como

persona. Estas experiencias generalmente no se reconocen o son ignorados”.

Seguel Vásquez (2013) ha desarrollado un taller para personal de salud que lleva al conocimiento

personal. Toma como ejes temáticos cuatro componentes: Autoconcepto, autoestima, “darse cuenta”

y autocuidado. Basado en dicho taller, se analizan algunos conceptos centrales que enriquecen la idea

de la importancia de considerar a la enfermera una persona con requerimiento de apoyo educativo

para el conocimiento personal y el auto-cuidado:

Autoconcepto: Es el conocimiento de un individuo sobre sí mismo. Es subjetivo, consiste en

percepciones conscientes e inconscientes y actitudes. Es un marco de referencia para afrontar

situaciones y relacionarse con otros. Se construye desde la niñez mediante experiencias

vividas. Es la representación psíquica de un individuo, el “yo” alrededor del cual se organizan

las percepciones y experiencias. (Potter, 2002, cap.26)

Autoestima: Es el resultado de una autoevaluación de sí en el mundo interno, externo y en las

fantasías de cada individuo. Es uno de los componentes del autoconcepto junto con la

identidad, la imagen corporal y el rol. Es, además, una sensación individual de propio valor

basada en factores internos y externos. Podría decirse que muestra la relación entre el ideal

de sí y el concepto desarrollado de sí con otros, cuanto más se acercan entre sí mayor será la

autoestima. (Potter, 2002, cap.26)

“Darse cuenta”: John Stevens (1996) explica que es una forma de percepción que nos permite

profundizar en el conocimiento de nosotros mismos y de los demás. Siempre en el presente

(Stevens-Ireki, 1996). Es la toma de conciencia del estado actual de sí mismo que permite

vivenciar los eventos externos e internos que favorecen un cambio, tiene como fin ajustarse

a sí mismo, no a la sociedad, promoviendo el conocimiento personal. Existen tres formas de

darse cuenta: Exterior, Interior y Fantasía (Cuadro 2).

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El darse cuenta de la fantasía (imaginación), a diferencia de los mundos exterior e interior que se

ubican en el presente y en la realidad experimentada por el propio individuo, se ubica más allá de lo

que ocurre en el presente: todo el explicar, imaginar, adivinar, pensar, planificar, recordar el pasado,

anticipar el futuro. Sin embargo dentro de esta fantasía hay una realidad encubierta. Se puede

descubrir más de esta realidad si se concentra en esa fantasía y al mismo tiempo se toma conciencia

de las sensaciones físicas, percepciones y otras actividades mientras se hace esto. La idea del pasado

es útil algunas veces, pero al mismo tiempo es una idea, una fantasía que se tiene en el ahora. Tanto

la propia idea del futuro como la propia concepción del pasado se basan en la propia comprensión del

presente. El pasado y el futuro son conjeturas propias acerca de lo que precedió al momento presente

y lo que se presagia que seguirá. Y todo este adivinar ocurre ahora.

Experimentar y Ejercitar el darse cuenta (Ver cuadro 1) permite tener otra experiencia de cómo las

propias fantasías mantienen alejado al individuo para expresarse y también se dará más cuenta de

cómo son esas fantasías. Si se puede llegar a dar cuenta realmente de estas fantasías, puede explorar

qué es lo que expresan acerca de sí y luego comprobarlo. Y realmente puede llegar a darse cuenta de

qué es aquello que lo retiene, entonces tiene la oportunidad de revertir el proceso y de descubrir cuán

bien puede funcionar sin interferencia.

La meta de estos ejercicios es mostrar cómo se puede aumentar el contacto con la realidad exterior e

interior y así disminuir la ocupación con la actividad fantasiosa, que impide contactar con la propia

experiencia presente. La fantasía puede ser útil pero sólo si se dedica a ella completamente, dándose

cuenta e integrando la fantasía con el vivenciar la realidad en el presente.

Conocimiento personal, Autoconcepto y Autocuidado

Los autores consultados concuerdan en que el autoconcepto y las percepciones de una persona sobre

su salud están íntimamente ligados (Potter, 2002, p.554).

Ubicar el darse cuenta (Ver Cuadro 1) cuando se requieren cambios y se presentan tensiones entre

una parte que quiere cambiar y una parte que se resiste al cambio, de este modo el precio es conflicto,

confusión e incertidumbre. Por lo general, mientras más se trata de cambiar, peor se torna la propia

situación. Para Stevens (1996) es muchísimo más útil sencillamente tomar más conciencia –dándose

cuenta de cómo está ahora uno mismo. Para ubicar los tipos de “darse cuenta” y su influencia en el

estado de salud actual Stevens (1996) y Seguel Vásquez E. (2013) y Schnake (1995) sugieren

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ejercicios que favorecen el darse cuenta, la clarificación de valores, la narrativa de experiencias

personales. Aunque Potter (2002, Pp. 564-576) sugiere el Proceso de Atención de Enfermería (PAE)

para ayudar a otros también podría ser aplicado a sí mismo por la enfermera:

Ejercicios del mundo interior: prestar atención a lo que expresan los sentidos fisiológicos

externos (vista, olfato, gusto, etc.) y los internos (calor, dolor, hormigueos, mareos, músculos,

huesos, movimiento, etc.) con focalización y a los sentimientos, actitudes, estados de ánimos,

etc. Schnake (1995) une cuerpo y mente de forma gestáltica y fenomenológica. Propone una

modalidad de trabajo a partir del diálogo directo con el cuerpo para que éste se transparente

y comience a develar el porqué de las rabias, el para qué de las culpas, etc. Es una forma de

obtener información relevante sobre sí mismos. Los ejercicios descubren información

emocional importante. Al partir del cuerpo, el paciente logra acceder a experiencias

emocionales que no había logrado “nombrar”, y de la misma forma logra reconstruir un

discurso sobre sí mismo incorporando experiencias desreguladoras tanto en el plano afectivo

como orgánico y de la salud. Autoexploración y autoobservación buscando el sentido. Parte

de una invitación a mirar el propio cuerpo, para pronto pasar a vivenciarlo “en primera

persona” y dejar de observarlo desde lejos. Autoconocerse desde la imagen corporal percibida

y la que percibimos desde las conductas de otros influye en la autoestima.

Ejercicios del mundo exterior: Proceso de Clarificación de los propios valores (Raths, 1979)

tomar conciencia de los propios valores y para articular mejor el propio punto de vista, como

se ve el mundo, como se interpreta la información confusa y conflictiva. El cambio de valores

implica cambios de actitudes y conductas. Es un proceso de autodescubrimiento que ayuda

a tomar decisiones y conocerse a sí mismos. Incluye tres etapas

o Reflexionar sobre las propias creencias y conductas: Escoger libremente entre

alternativas teniendo en cuenta las consecuencias de cada elección.

o Asumir la propia elección: Apreciar y afirmar públicamente la elección.

o Actuar según las propias creencias siempre.

La narrativa: es reveladora y epifánica en la medida que descubre la diversidad de caminos

por los que transcurren la vida de las personas y la riqueza de significados que se generan

para comprenderse a sí mismo y comprender el mundo que les rodea. La investigación

biográfico-narrativa ofrece el marco metodológico para adentrarse, a través del relato, en

las cuestiones subjetivas y los asuntos vitales que determinan la existencia de la persona, en

el rico universo de significados (sentimientos, deseos, motivaciones o propósitos), que no

pueden ser expresados por medio de definiciones, enunciados factuales y proposiciones

abstractas, propias del razonamiento lógico-formal (Sabariego, Masot, Dorio, 2004).

PAE aplicado a sí mismo. No es frecuente que académicamente se trabajen temas en primera

persona. Algunas incursiones en este sentidoiv han permitido advertir que es más difícil de

olvidar lo que se aprende desde sí mismo pues está todo el ser comprometido en el aprendizaje

no solo el área cognitiva. Los alumnos muestran incertidumbre al principio del ejercicio pero

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a medida que avanza en el proceso de valoración de sí desaparecen la sensación de

extrañamiento y comienzan conductas de creatividad y satisfacción con la tarea.

Se da por sentado que los individuos que constituyen el colectivo de enfermería van a aplicar en sí

todo lo que aprenden respecto al cuidado de otros pero esto no es así. No se enseña primero a cuidar

de sí mismo, tampoco que la propia enfermera es la primera persona a cuidar. Es esperanzador pensar

que los nuevos currículos se planteen desde esta perspectiva para disminuir los problemas de salud

que se desprenden de los factores de riesgo sociopolíticos mencionados anteriormente. Tomando el

conocimiento personal con el darse cuenta y los ejercicios (narrativa, clarificación de valores, prestar

atención a lo que expresan los sentidos externos e internos y Proceso de Atención de Enfermería

aplicado a sí mismo). Estos ejercicios se podrían incluir como trabajos prácticos para aprender a

detectar las percepciones, sentimientos, actitudes de sí antes que se sicosomaticen y produzcan efectos

patológicos y que repercuta en el cuidado del otro.

Conclusión

Volviendo a las cuestiones planteadas al principio se considera aquí que para llegar a ser enfermera

experta en términos de Patricia Benner (1984) se deben hacer modificaciones a los planes de estudio

(Rauner F., 2007) y a la educación continua, pensando en el conocimiento personal como principio,

estado de lego o principiante, que lleve al conocimiento práctico con dominio reflexivo del experto

que plantea la autora. Desde el punto de vista heiddeggeriano la enfermera es una persona que ejerce

la enfermería, y como persona puede –y debe- saber interpretarse a sí misma y moldearse a través de

su experiencia personal y social.

La conciencia de sí influye en la autoestima: si se conoce se estima, si se cuida se quiere, más se

quiere más se cuida, más se cuida a sí mismo y a otros, mejor se siente.

Los sujetos que ejercen la enfermería deberían darse cuenta que es ineludible tener como

pacientes/sujetos de estudio y maestro a sí mismos. La enfermera debe conocer/educar/ cuidarse a sí

misma con ayuda de otras de mayor experiencia y con ejercicios para darse cuenta de situaciones por

las que va atravesando en su camino a la experticia.

Notas

i Condiciones de vida y trabajo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que todos los

trabajadores deben poder disfrutar del más alto nivel posible de salud física y mental y de condiciones de trabajo

acordes. A través del relevamiento de las principales bases bibliográficas de América del Sur y el Caribe, el

investigador chileno Parra Garrido concluye que son escasos los informes de investigación que aborden la salud

de las trabajadoras con una óptica de género, y que muchos de ellos especialmente los realizados en

colaboración con movimientos sindicales o feministas tampoco se publican, lo que hace muy difícil la

realización de estudios sistemáticos. (Horrac, B.,2009, Pp.4 y 5) ii Recomendaciones de Comisión Interministerial. Este documento presenta el perfil profesional de la/el

Enfermera/o –figura de la amplia familia profesional de la salud y las bases para la organización curricular de

la tecnicatura superior respectiva. Esta/e profesional desarrolla su actividad tanto en la comunidad como dentro

de los servicios de salud. Se encuadra en los lineamientos establecidos federalmente para la

Educación Superior No Universitaria. Tiene como requisito previo haber aprobado la Educación

Polimodal o poseer un certificado de la escolaridad media o secundaria. iii Patrones de conocimiento enfermero. Carper (1978) quien estudiando la producción científica publicada

en revistas de Enfermería de los 70, reconoció cuatro patrones de conocimiento reflejados en estos escritos y

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caracterizó cada uno de ellos en dimensiones y características, definió que el cuerpo de conocimientos que da

soporte a enfermería se manifiesta por patrones, o sea por medio de formas características de expresión externa

e interna que dejan ver la manera como se piensa sobre un fenómeno. Los patrones no aumentan el

conocimiento, más bien ponen su atención en el significado de conocer y sobre las clases de conocimiento

que son de mayor ayuda para la disciplina de enfermería. iv PAE aplicado a sí mismo. Autoexamen físico; Autoentrevista; simulación de pérdida de motricidad,

amputación, ceguera, sordera, obesidad, etc.; Pedido de consentimiento informado, análisis FODA para crear

una unidad de enfermería son algunos de los trabajos prácticos significativos puestos en práctica para activar la

autovaloración y autoconcepción en el primer y segundo año de la Carrera Licenciatura en Enfermería de la

Universidad Nacional de San Luis.

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