La Ética en la empresa periodística

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¿QUIEN LE PONE EL CASCABEL AL GA TO? La Etica en la Empresa Periodística J JUAN GARGUREVICH Se refiere a la organización de la empresa periodística y ala ética, asi como al empresario-periodista y a la autoregulación, al autoimponerse limites. Indica que "ética"y "código deontológico " son palabras o frases que cultivan los románticos del oficio. C uentan que el redactor no podía creer lo que estaba leyendo: "Es- tá Ud. citado ante este Tribunal para responder a la acusación de delito de corrupción en agravio de la socie- dad". No era una broma pues la acusa- ción provenía nada menos que del Fiscal de la Nación del Perú, César Elejalde. Y el acusado era César Dávi- la conocido cronista del llamado "mun- do de espectáculo". ¿Cuál era el motivo de las iras del Fiscal?. Pues las entre- vistas ilustradas con amplias fotos que el periodista hace un par de veces por semana en el vespertino más vendi- do de Lima, "El Popular", a las estre- llas frivolas de moda (1). Y cuentan también que Dávila, luego de recibir la notificación, la lle- vó al gerente del diario y la entregó con una breve explicación: —"Esto es problema de ustedes, no mío...". En verdad ¿de quién era el pro- blema?. ¿Del redactor o de la empresa?. UN TERRENO ¿PANTANOSO? L a empresa periodística parece mo- vilizarse en un terreno en ver- dad pantanoso pero no necesa- riamente peligroso, que según las ne- cesidades encontrará dónde y cómo afirmarse. "Según", dicen los críti- cos más duros de la conducta de los empresarios de los medios informativos. Evidentemente, la empresa que decide organizar un medio de informa- ción encontrará una duplicidad que deberá manejar a lo largo de su ges- tión; de la habilidad con que logre con- jugar mecanismos objetivos vos dependerá en gran parte ¡ vencía y asentamiento social. Quizá habrá que ser m to respecto a esto. Una empre que tendrá como producto 1 mos, tornillos, deberá regirs< mas más o menos rígidas d< ración empresarial, cumplirme to de estipulaciones legales, un amplio abanico que la il malmente en el aparato proc una sociedad. El fin último i presa es la obtención de para quienes hicieron la inv cial, para los accionistas. 1 factores, como la función so empleos que generará, etc., p neral es ni más ni menos que \ grarán a un Grupo de Fres: la sección de productos m nicos de una Federación o ( ción Nacional de industrial reacciones son ya conocidas: trol de precios, limitaciones rias a los productos similar tranjero, reclamo de excepcic tarias, dólares a disposición portar insumes, comprensió: en el control tributario. La empresa periodís cumplir con la mayor parte sos descritos para formaliza tencia y puede al final integ: grupos de presión que form dustriales en prácticamente 1 rica Latina. Pero tiene una v la convierte en superior en capacidad de presión: la li prensa, argumento de posibi manejo mucho más amplias ^————^^-^— ensa)

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J ¿QUIEN LE PONE EL CASCABEL AL GA TO? ^————^^-^— ensa) UN TERRENO ¿PANTANOSO? 20 I ensayos Resultó ser un solo propietario que publicó amplios avisos en los dia- rios de Lima alegando ser víctima de extremistas que limitaban uno de los más sagrados derechos del hombre: la libertad de empresa. Y luego se que- jó de límites a otro derecho más sagra- do aún: la libertad de prensa. EL EMPRESARIO-PERIODISTA LA INEVITABLE ETICA...

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¿QUIEN LE PONE EL CASCABEL AL GA TO?

La Eticaen la EmpresaPeriodística

J

JUAN GARGUREVICH

Se refiere a la organizaciónde la empresa periodísticay ala ética, asi como alempresario-periodista y a laautoregulación, alautoimponerse limites.Indica que "ética"y"código deontológico " sonpalabras o frases quecultivan los románticosdel oficio.

C uentan que el redactor no podíacreer lo que estaba leyendo: "Es-tá Ud. citado ante este Tribunal

para responder a la acusación de delitode corrupción en agravio de la socie-dad".

No era una broma pues la acusa-ción provenía nada menos que delFiscal de la Nación del Perú, CésarElejalde. Y el acusado era César Dávi-la conocido cronista del llamado "mun-do de espectáculo". ¿Cuál era el motivode las iras del Fiscal?. Pues las entre-vistas ilustradas con amplias fotosque el periodista hace un par de vecespor semana en el vespertino más vendi-do de Lima, "El Popular", a las estre-llas frivolas de moda (1).

Y cuentan también que Dávila,luego de recibir la notificación, la lle-vó al gerente del diario y la entregócon una breve explicación: —"Esto esproblema de ustedes, no mío...".

En verdad ¿de quién era el pro-blema?. ¿Del redactor o de la empresa?.

UN TERRENO ¿PANTANOSO?

L a empresa periodística parece mo-vilizarse en un terreno en ver-dad pantanoso pero no necesa-

riamente peligroso, que según las ne-cesidades encontrará dónde y cómoafirmarse. "Según", dicen los críti-cos más duros de la conducta de losempresarios de los medios informativos.

Evidentemente, la empresa quedecide organizar un medio de informa-ción encontrará una duplicidad quedeberá manejar a lo largo de su ges-tión; de la habilidad con que logre con-

jugar mecanismos objetivosvos dependerá en gran parte ¡vencía y asentamiento social.

Quizá habrá que ser mto respecto a esto. Una empreque tendrá como producto 1mos, tornillos, deberá regirs<mas más o menos rígidas d<ración empresarial, cumplirmeto de estipulaciones legales,un amplio abanico que la ilmalmente en el aparato procuna sociedad. El fin último ipresa es la obtención depara quienes hicieron la invcial, para los accionistas. 1factores, como la función soempleos que generará, etc., pneral es ni más ni menos que \a común cuyos propietaric

grarán a un Grupo de Fres:la sección de productos mnicos de una Federación o (ción Nacional de industrialreacciones son ya conocidas:trol de precios, limitacionesrias a los productos similartranjero, reclamo de excepcictarias, dólares a disposiciónportar insumes, comprensió:en el control tributario.

La empresa periodíscumplir con la mayor partesos descritos para formalizatencia y puede al final integ:grupos de presión que formdustriales en prácticamente 1rica Latina. Pero tiene una vla convierte en superior encapacidad de presión: la liprensa, argumento de posibimanejo mucho más amplias

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simple "libertad de prensa" que no escuestionada mayormente pues se consi-dera como parte del orden natural enque nos desenvolvemos en esta partedel subcontinente.

En lo que respecta a cuestionesempresariales "puras", esto es, la orga-nización con miras a un producto finalque debe sumarse a la clásica trilogíade producción-circulación-consumo, lospropietarios han desarrollado, cómo no,una ética empresarial que generalmentetiene un correlato deontológico en laorganización de presión que integran.

No se trata por lo general de for-mulaciones éticas muy amplias o explí-citas y tienen más bien cercanos pareci-dos a lo que exige la ley que a su veztiene que ver con el sentido común.

Pero aquí surge también la dupli-cidad de la empresa común con la pe-riodística: mientras que la primeraacude a normas formales, casi diría-mos físicas, la segunda la informativa,recurre a otra ética y a otros códigosdeontológicos.

Cerremos esta reflexión sobre estaduplicidad empresarial (en el mejorsentido de la palabra) relatando uncaso. En el sur peruano, en la ciudad deArequipa, la segunda del país, los tra-bajadores están litigando arduamentecon un propietario. Se trata del controlde un antiguo diario de buen tiraje yprestigio, cuyos dueños lo dividieronen varias entidades empresariales, a sa-ber, la Importadora de Papel, la Propie-taria de los Inmuebles, la Empresa Im-presora, la Empresa Editora, la Empre-sa de Distribución, una Empresa Admi-nistradora, una especie de Agencia deNoticias...

Hartos de no saber con quién li-tigar, a quién elevar sus quejas pues lasnotificaciones legales eran trasladadas deun ente empresarial a otro con habili-dad de magia, los trabajadores tomaronel local y decidieron editar el periódicopor su cuenta mientras un equipo deabogados desentrañaba el misterio legal-laboral del abanico empresarial.

"Lo ético trasciendemuchas veces la ley en cuantoque muchas acciones puedenser legales... pero no éticas."

Resultó ser un solo propietarioque publicó amplios avisos en los dia-rios de Lima alegando ser víctima deextremistas que limitaban uno de losmás sagrados derechos del hombre:la libertad de empresa. Y luego se que-jó de límites a otro derecho más sagra-do aún: la libertad de prensa.

LA INEVITABLE ETICA...

Es inevitable referirse a la ética mis-ma para, a partir de alguna defi-nición mínima, deslindar entre el

pensamiento de la empresa periodísti-ca y de los periodistas mismos.

Como se ha mencionado antes,la ética tiene que ver con la ley puesésta generalmente es reflejo de los va-lores éticos de una sociedad. Pero es másfácil discutir la ley porque lo que eslegal es materia de la ley. En cambio,lo ético trasciende muchas veces la leyen cuanto que muchas acciones puedenser legales... pero no éticas.

La ética, como sabemos todos, esnormativa de la conducta, debiéndoseconsiderar a ésta como "actuación vo-luntaria autodeterminada".

En fin, para no extendernos de-masiado en una discusión que los mis-mos filósofos vislumbran interminable,diremos que la diferencia entre la éti-ca y la ley es que la primera es impuestapersonalmente mientras que la ley esalgo determinado o impuesto social-mente. En definitiva la ética proporcio-na a personas o entidades principiosbásicos, normas, por las cuales puedajuzgar si las acciones son justas o in-justas, buenas o malas, responsables oirresponsables (2).

No parece haber discusión algunasobre los principios que rigen, o debenregir, a la profesión periodística. Cons-tantemente se recuerda a los periodis-tas sobre sus deberes y también confrecuencia se insiste con no poca retóri-ca y frases que se tornan inevitable-mente aburridas para el profesional.

Así, está bien claro que los perio-

distas deben poseer una serie de virtu-des o ejercer acciones virtuosas de be-neficio general. La reflexión se alargamás cuando se examinan las teoríasteológicas (las consecuencias de unacto) o las deontológicas (valores, prin-cipios por los que se ejecuta la acción).Lo cierto es que los periodistas debenaceptar un sistema de valores como pro-pio y que les servirá como referencia.

Todo pues, conduce a una exigen-cia constante de buena conducta a losredactores, tal como si estos fueranprofesionales liberales al estilo de losmédicos, abogados y otros que puedenejercer la profesión solitariamente.

Pero en la actualidad esto no esposible, salvo que se trate de un empre-sario-periodista, lo que constituye unacategoría distinta del egresado de unaescuela o facultad de ciencias de lacomunicación, es decir, la gran mayoríade los periodistas.

EL EMPRESARIO-PERIODISTA

Cuándo se convirtieron los perio-distas en empresarios o vicever-sa?. El cine nos muestra a veces

a tenaces periodistas del lejano Oesteenfrentándose a grupos de poder delpueblo y triunfando con ayuda de los"buenos" e incluso con la del LlaneroSolitario. Es el periodismo heredero delviejo Benjamín Franklin de hermosatradición y no sólo en el país del norte.También en América se recuerdan lasluchas del periodismo libertario delsiglo pasado y luego el gran debate dela consolidación.

Pero tanto en el norte como alsur del Río Grande llegó el inevitableinstante en que hubo necesidad demasificar al periodismo. Unos antes,otros más tarde, con periódicos nacio-nales o con redes provinciales, con elcrecimiento después de la radio y dela televisión, el viejo periodista-editorse convirtió en una raza en extinciónpara dar paso al empresario-periodista.Debe advertirse que muchos de éstosson herederos de los otros aunque sonya minoría en América; la tendencia eshacia la concentración del poder infor-mativo.

Los empresarios de los mediosasumen, de hecho, que son periodistas,por lo menos en América. Esto explicaque el código de ética de la SociedadInteramericana de Prensa, una clásicaorganización de propietarios, haya sidoel primero en formularse, allá por 1926y en los Estados Unidos.

Quienes han seguido la historiade la SIP deben recordar sus orígenes.

20 I ensayos

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La "Unión Panamericana", enti-dad promovida por el gobierno nortea-mericano (lejano origen de la OEA)fue la anfitriona en Washington en 1926de una "Primera Conferencia Panameri-cana de Prensa" a la que asistieron di-rectores de diarios. Eran en su mayoríaperiodistas seguramente pero no repre-sentaban al gremio periodístico comotal que por entonces luchaba trabajosa-mente por organizarse siquiera local-mente. (Debe recordarse también que en1915 se realizó en San Francisco y conocasión de la Gran Feria Mundial, un"Congreso Mundial de la Prensa" quese reuniría luego varias veces y siemprecon empresarios-periodistas. A raíz deun quinto Congreso Mundial realizadoen México, se fundó la "Press 'Federa-tion of America", en 1931, que no tuvoaparentemente continuidad, o en todocaso, la SIP no proviene de esta ver-tiente (3).

Pero todo esto es otra historia.Lo que nos interesa es que aquellos em-presarios acudieron a Washington en unacoyuntura política muy precisa (gober-naba Calvin Coolidge y eran tiempos deintervención en Centroamérica) y deci-dieron organizarse y emitieron el pri-mer Código de Etica internacional queconocemos en América.

Es un listado simple que tiene yaimpugnadores, que.lo consideran franca-mente obsoleto: "Algunos preceptosde este primer código suprenacional sondifícilmente compatibles con algunasformas actuales de periodismo.. (4).

Un ejemplo de su carácter román-tico es el último precepto que dice:"Hacer grabar con letras de oro y tenerpresente en vuestra oficina las palabrasde Walter Williams: "Nadie debe escri-bir como periodista lo que no podríasostener como caballero (5).

A partir de allí los códigos, pro-yectos, propuestas, tanto de asociacio-nes nacionales o internacionales, inclu-

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yendo a las Naciones Unidas, insistenen los deberes del periodismo, del pe-riodista.

Cincuenta años después que lospropietarios, los periodistas lograron or-ganizarse y crear la Federación Lati-noamericana de Periodistas (FELAP)que emitió a su vez su Código de Eticaque recoge logros anteriores y que hainfluido decisivamente en la formaciónde otros (6).

En lo que respecta a la radio,los códigos han sido mayormente ins-pirados en los de otras profesiones. Re-cién en Kuala Lumpur, en 1962, la IVConferencia Asiática de Radio adoptóun sobrio código de pocas frases y ge-neralidades, en contraste notable con losque siguieron después en países comoel Canadá y los Estados Unidos, quehicieron precisiones casi en detalle.

Igual ha sucedido con la televi-sión. Los propietarios agrupados en laAsociación Interamericana de Radio-difusión (AIR) que incluye a la televi-sión, han elaborado frondosas normasque tienen que ver con las "conductasdel radiodifusor" en una tendenciamuy clara a separar de la especialidadal periodismo tradicional, la prensaescrita. Este es un fenómeno comúnen casi todo el mundo: los propietarios

más conservadores y renueditores de los diarios; 1(más beligerantes son losescrita. Es por esto que ucódigos y pugna de interemayormente a estos campun poco en el "limbo"difusores.

E n cambio, en el terrblicidad la empres;mente afectada puei

riodistas no tienen ni arttodo depende de la decisiótario para difundir o ncpublicitario.

En los Estados Unidpío, rige un Código de Tide enero de 1980 que señasabilidades de los directivdores, de los publicistas, lires (en términos ideales de 1

En el terreno de la pempresarios han aceptadolegales y probablementeincapacidad manifiesta detas de autoregularse.

Finalmente citaremospío, el código de la radioitaliana, que indica queno puede representar:

1.— Asesinatos ni violacio:2.— Escenas de actos vi

todo detalle;3.— El suicidio como s<

vida;4.— Duelos (por su car:

cial);5 .— Eutanasia;6.— Jamás los asesinatos e7.— El rapto;8.— Crímenes por menore:9.— Crímenes por venganz

10.— Acciones policiacas qimenoscabo de la justic

11 .— Degeneradores, alcohgas, prostitución"(7).¿Por qué los códigos

•ens.

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los empresarios-periodistas no han sidoelaborados con tanto detalle como sílo han hecho los radiodifusores-empre-sarios?.

No tenemos una buena explica-ción al respecto ni hemos hallado al-guna satisfactoria. Sólo podemos espe-cular sobre que las generalidades son aveces más fáciles de manipular que lasespecificaciones y especialmente cuandolas diferencias entre los periodistas asa-lariados y los empresarios-periodistasse han tornado casi insalvables tantoen el terreno de la relación laboral,contractual, como política. Es fácilreconocer fuertes tendencias progresis-tas en los gremios; en cambio, los edi-tores se refugian en un conservadoris-mo que les hace preferir el viejo códi-go de la SIP a la vez que la vieja máxi-ma de que no hay mejor ley de prensaque la que no existe.

TIEMPOS DE REBELDÍA...

Contra lo que pudiera pensarse,las actitudes de reclamo de dife-rencias entre periodistas y "pe-

riodistas" no surgieron de los latinoa-mericanos (normalmente publicitadoscomo revoltosos) sino de dignos pro-fesionales europeos.

Un serio estudio de la Organiza-ción Internacional del Trabajo (OIT)publicado hace poco trata brevementeel tema (8).

Se establecen diferencias entre loscódigos de ética de los periodistas y se

"¿Quién limita a laempresa periodística sin

ofender los principios de lalibertad de empresa y deexpresión que reclama? "

menciona a los editores y propietariosde periódicos elaborando en otros con-tinentes normas obligatorias para susmiembros. Y también cuenta cómo enmuchos países se han puesto de acuer-do editores y periodistas para adoptarnormas éticas comunes.

La experiencia fue probablementela que demostró en los países nórdicosque los códigos no bastaban y se avanzóhacia los "Consejos de Prensa". El pri-

mero se estableció en Suecia allá por1916 pero sólo muchos años despuésha habido una tendencia a generalizar-se. Desde 1970 para acá se han fundado40 de estos Consejos que normalmenteestán integrados paritariamente por edi-tores y periodistas. Algunos incluyenrepresentantes del pubüco (Noruega,Nueva Zelandia) o de instituciones(India), etc. Hay muchas variantespero que tienen como denominador co-mún un control cercano de la conductade la empresa periodística.

Ningún Consejo de Prensa, nos pa-rece, tiene facultades que vayan más alláde la simple (aunque muy respetable)reprobación pública. En Suecia existeel célebre "ombudsman" juez de pro-fesión, toda una institución que puededecidir, luego de examinada una denun-cia, una reclamación a la Comisión dePrácticas Desleales del Consejo de laPrensa.

Este tipo de reclamo que un lec-tor puede hacer a la empresa periodís-tica no es privilegio de esos países. Hayen otros antecedentes, como el famoso

' caso español citado por Desantes, dellector que entendía que el diario quecompraba debía reembolsarle el valorde la suscripción pues no había cumpli-do con publicar una información im-portante que los otros diarios si habíandivulgado. Un problema procesal impi-dió al juez llegar al fondo de la cues-tión pero el planteamiento en sí reci-bió gran publicidad y fue aleccionadoren cuanto a un señalamiento preciso deuna responsabilidad periodístico-empre-sarial no imputable a un periodistaprofesional (9).

Pero más importante que la di-ferencia anterior que puede al fin y alcabo someterse a interpretaciones es laya famosa "Cláusula de Conciencia"que han logrado, como gran reivindica-ción, los periodistas de algunos paísesde Europa.

No es otra cosa que "una dispo-sición que autoriza al periodista, en casode cambio de orientación —en la línea—del periódico, a dimitir sin previo aviso,o con un aviso previo mínimo, sin per-der por ello el derecho a una indemni-zación (10).

Los pioneros de la Cláusula deConciencia fueron los periodistas fran-ceses que plantearon, ya en 1926(Primer Congreso de la Federación In-ternacional de Periodistas) las diferen-cias entre editores y periodistas. Mástarde, en 1935, el Código de Trabajode Francia introdujo un artículo quedice que la empresa debe indemnizaral periodista cuando la ruptura del

esA Lft

contrato de trabajo se debecambio manifiesto en el carácter o \n del periódico o pul

ción periódica, si ese cambio creajla persona empleada una situación)puede menoscabar su honor, ~tación, o en general, sus intereses irales".

En la práctica, la "Cláusula"lo ha encontrado aplicación eíjcomo la República Federal de .nía, Austria, Bélgica, Finlandia,|ses Bajos, Suiza.

Seguramente a estas altuijlector se está ya preguntando isaría si en América Latina se imjtara una "cláusula" como ésiprotege al trabajador periodista deobligados cambios de posturaca cuando el medio informativo <de manos. Es de imaginar, por ejeirqué habría pasado en el Perú cuan^diarios de circulación nacionalexpropiados y luego cuando fue:vueltos con una evidente desattja los sentimientos, posiciones,periodistas.

RETORNEMOS AL COMIENZO

Cuando el redactor de nueshltoria endosaba la responsabjde las publicaciones a la em

editora representada por el gerfestaba reeditando entonces una]mica casi tan antigua como el pámo mismo, es decir, el probletfencargo.

La crisis de la prensa escijAmérica Latina ha hecho revivir ctos de este tipo; en muchos paíi

22 / ensavns.

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"En muchos países los editores,buscando con desesperación la

supervivencia, han debidorecurrir al periodismo

sensacionalista."

editores, buscando con desesperación lasupervivencia, han debido recurrir al pe-riodismo sensacionalista. Así, hechos dehorror obtienen grandes espacios y se hallegado a límites inimaginables, como,por ejemplo, dedicar suplementos espe-ciales a biografías de delincuentes. To-do en búsqueda del ya esquivo lectorque prefiere quizá la radio o la televi-sión como medio de informarse.

Los defensores de este tipo deinformación no están entre los perio-distas aunque es ya proverbial que losempresarios no se pronuncian explíci-tamente. Basta con reivindicar el dere-cho de la empresa periodística a pu-blicar.

Hay experiencias en cuanto a loslímites: cada vez que algún gobierno deAmérica Latina, de cualquier índole,ha querido legislar para contener exce-sos, la reacción ha sido violenta y conapoyo continental por parte de los con-socios de la Sociedad Interamericana dePrensa, de una capacidad de presiónrealmente importante.

La empresa periodística latinoa-mericana se inclina entonces por la auto-regulación, el autoimponerse límites,tal como reclaman los publicistas, porejemplo. Sin embargo, una revisión rá-pida de diarios —especialmente vesper-tinos- en muchas partes del mundo(no es privilegio latinoamericano) de-mostrará que "ética" y "código deon-tológico" son palabras o frases que cul-tivan los románticos del oficio.

"Los pioneros de la Cláusulade Conciencia fueron los

periodistas franceses.

En la vieja Inglaterra, allí dondesurgieron las grandes virtudes y los gran-des defectos del periodismo modernodebieron promulgar la "Obscene Publi-cations Act" y luego reformarla paraincluir a la radio y la TV. Estos mediosse regían por "guías internas" (BBC,IBA) pero la privatización y por endela competencia, hizo avanzar a la televi-sión inglesa hacia caminos que los le-gisladores consideraron peligrosos parasu infancia.

Un crítico extremo escribía: "Eldaño que hacen a la moral pública des-pertando en la juventud pasiones deviolencia, destruyéndoles los criterios demoralidad que reciben en la familia yen la escuela, es un mal social que co-rresponde a la sociedad y al Estado ad-vertir y poner remedio" (11).

No estamos ahora en la discusiónsobre si efectivamente la violencia enla TV y otros medios incita a la delin-cuencia. El tema es... ¿quién pone elcascabel al gato?. O para traducirloadecuadamente, ¿quién limita a la em-presa periodística sin ofender los prin-cipios de libertades de empresa y deexpresión que reclama?.

OTRO TIPO DE EMPRESA

U n viejo manual de periodismo nosenseñaba que la empresa periodís-tica es distinta, peculiar. Y nos

contaba acerca del concepto de empre-sa periodística en España: "Se conside-ran Empresas Periodísticas todas aque-llas que tengan por objeto la ediciónde impresos periódicos y cumplan losrequisitos que se determinan en la Leyde Prensa e Imprenta".

Y agregaba el venerable profe-sor: "¿Esos requisitos que exige la Leyde Prensa, vulneran el principio de li-bertad de empresa?."Nos parece que elanálisis de los preceptos avalan unarespuesta afirmativa" (12).

Es claro que está siempre presen-te el espíritu de los empresarios. Y másahora cuando las dimensiones de la em-presa informativa requieren más de ca-pitalistas agresivos que de apacibles cro-nistas dispuestos a romper lanzas des-de la placidez de sus bibliotecas.

Sigue siendo curioso cómo lasempresas periodísticas acogen y publi-can con naturalidad las quejas pues esobvio que las endosan a sus redactores.Es allí cuando se hace evidente quelos empresarios-periodistas poseen lasdos caras de Jano pero no para mirarhacia el pasado y al futuro sino paraacudir, según sea el caso, a la libertadde prensa o a la libertad de empresa.

BIBLIOGRAFÍA

1. El Popular, 3. 5. 86, Lime.2. Véase de John C. Merril,

periodismo" en Problertemporáneos de la informado}Mac Hale. Santiago. 1980. p. 3¿>

3. Martín L. Frank. EdilPress Conference of tht

Regional meeting in México (lumbia, USA. 1934.

4. Francois Geyes, citadofino Barroso Asen/o er

gos deontológicos de los mediemunicación " Ediciones Paulinas.1984. p. 28.5. Ibid.6. Véase para mayores inforn

sobre códigos de ética, deUríbe, Etica Periodística en ,Latina - Deontología y Estatutisional. UNAM, México. 1984.

7. García Jimenes, Jesús. Tsarro lio en la sociedad de

Instituto Balmes. Madrid. 19(191-198.

8. Bohere G. Profesión: Per,un estudio de los periodi,

mo trabajadores. OIT. Ginebra. 19. Desantes, José María. La

moción como derecho. Editoranal. Madrid. 1974. pp. 23-24.10. Bohere, G. op. cit. p. 74.11} El Nacional. 2. 3. 86. Lima.12) Nieto, Alfonso. El concet

empresa periodística. U. déna. Pamplona. 1967. p. 61.

JUAN GARGUREVICH, periody comunicador peruano. Ha e¡to "Mito y Verdad de los diariosLima", "La Razón del joven Mategui" _v 'Los géneros periodísticoéste último libro corresponde almero 19 cíe la Colección IntiyánCIESPAL.

•ensayos /