La eutanasia piadosa como derecho a morir con dignidad · El trabajo, como su nombre lo indica,...

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La EUTANASIA PIADOSA como DERECHO a MORIR con DIGNIDAD.

Thesis · December 2003

CITATIONS

0READS

134

2 authors, including:

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Currently, I am also working on a project in the subject of "Democracy and Legitimacy", stating and proving that legitimacy is a consequence of rationality and morality.

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Perfectionism, and New Natural Law Theory View project

Juan O. Cofré-Lagos

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UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILEFacultad de Ciencias Jurídicas y Sociales

Escuela de Derecho

La eutanasia piadosa como derecho a morircon dignidad

Memoria para optar al grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales.Profesor Patrocinante: Dr. Juan Omar Cofré Lagos.

Guillermo Alejandro Cáceres Silva

Valdivia Chile 2003

Contenido

DedicatoriaInforme Profesor PatrocinanteCAPITULO I. INTRODUCCIONCAPITULO II. DELIMITACION CONCEPTUAL

1. Distintas concepciones de Eutanasia a través de la Historia2. Concepto actual de Eutanasia y sus elementos3. Distinción de otras figuras4. Prácticas eutanasicas a través de la historia5. Topología o clasificación6. La Eutanasia Piadosa en el ámbito mundial actual

CAPITULO III. VALORES COMUNES A TODO SER HUMANO

1. La vida humana. Su significado e importancia2. La Autonomía3. La dignidad4. El bien común5. La Fe. Una mirada de la Religión a la Eutanasia

CAPITULO IV. EL ROL DE LA MEDICINA Y LA BIOETICA

1. Eutanasia y medicina2. Eutanasia y Bioética

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CAPITULO V. EL DERECHO COMO DISCIPLINA SOCIAL FRENTE AL PROBLEMA DE LAEUTANASIA

1. El derecho responde a las necesidades morales2. Necesidad de legislar a favor de la práctica eutanasica

CAPITULO VI. PROPUESTAS GENERALES PARA UNA POSIBLE LEY QUE REGULE LAEUTANASIA

1. Principios a considerar2. Formulación de una propuesta

CAPITULO VII. CONCLUSIONESBIBLIOGRAFIA

Dedicatoria

Informe Profesor Patrocinante

"A mis padres, de quienes aprendí el valor del esfuerzo y la perseverancia ".

Señor

Director

Instituto de Derecho Privado y Ciencias del Derecho

De mi consideración:

Paso, a continuación, a informar la Memoria de Prueba del alumno don GuillermoAlejandro Cáceres Silva, titulada "La eutanasia piadosa como derecho a morir condignidad".

El trabajo, como su nombre lo indica, examina y plantea varias tesis de actualidadsobre el delicado tema moral contemporáneo de la eutanasia y sus repercusiones éticas,médicas y jurídicas.

El alumno plantea, en primer lugar los conceptos fundamentales, y procede luego ahacer las distinciones terminológicas fundamentales para poder entender correctamenteel problema de fondo sobre el cual abre un interesante debate.

En definitiva el tesista sostiene que la sociedad debe enfrentar con valentía yfranqueza este difícil problema y no transformarlo en un tabú intocable ya que la realidady la teoría demuestran que este problema es ya grave hoy día y lo será crecientemente enlas sociedades desarrolladas del futuro entre las que se espera se encuentre la nuestra.Postula, con buenas razones y fundamentos que es necesario permitir la eutanasia piadosaya que constituye la única vía de reinvindicación de la dignidad del enfermo irrecuperabley terminal. Por ello sostiene que es urgente abordar políticamente este problema humanoy social, generando una legislación moderna que respete no sólo el derecho de todapersona humana a vivir con dignidad, sino, también a morir dignamente, ya que la muerte

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CAPITULO I. INTRODUCCION

indecorosa degrada la condición humana y añade un sufrimiento innecesario e inicuo quedebe soportar el paciente para dar satisfacción a prejuicios morales que ni siquiera laPropia Iglesia Católica está dispuesta a aceptar.

Me parece un excelente trabajo: franco y seriamente abordado tanto por la calidad desus fuentes bibliográficas, por su fluida redacción, como por el correcto e iluminadorplanteamiento del problema. Justificadamente, pues, puede concluir el tesista que "laeutanasia piadosa es una práctica que se adapta a los valores inherentes a la personahumana y, pese a que se la suele concebir como un atentado a la sacralidad de la vida, ellaresponde a valores tan esenciales como la dignidad y la libertad que no son menosimportantes que la vida misma".

Por todo lo cual califico esta Memoria con la nota 7 (siete) y doy mi anuencia para quesea empastada de acuerdo a las normas vigentes.

Planteamiento del problema.

El avance de la ciencia y la tecnología ha llevado a que ciertas concepciones que secreían verdades absolutas no discutibles se hayan replanteado. Es así como el dogma de laindisponibilidad de la vida ha cedido frente al progreso de la medicina y la transformaciónde la actitud del individuo frente al fenómeno de la vida y la muerte.

El progreso técnico‐médico ha supuesto mejorar cabalmente las condiciones de vidadel enfermo; sin embargo la discusión gira alrededor de la tensión entre los imperativoséticos para aliviar el sufrimiento, particularmente en pacientes terminales quienes tomanuna decisión consciente de finalizar sus vidas, y la proscripción contra la participación delmédico y otros profesionales de la salud en el control de una vida. Enfermedades tanlamentables y dolorosas como el cáncer o secuelas graves de accidentes como lacuadraplegia o el estado vegetativo hacen lamentable la existencia de quien los padecen.Sin ir más lejos el SIDA, que tampoco aún no tiene un tratamiento que lo alivie, llevairremediablemente a la muerte y no solo a una muerte física sino también social. Así elmédico se ve diariamente bombardeado por estas vivencias muchas veces dolorosasencontrándose imposibilitado de aliviar los tormentos de su paciente con quien desarrollaun vínculo no solo profesional, sino muchas veces afectivo. El médico antes que profesionales una persona.

Otro aspecto importante es el fenómeno social de la muerte, la muerte ya no es unhecho colectivo como en la antigüedad donde todo el núcleo social la sentía como propia yevitaba el sufrimiento innecesario de quien agonizaba, ahora la muerte es un hechosolitario que la vive sólo el grupo familiar más cercano y casi siempre el propio enfermo.Ello responde a la mentalidad hedonista de la sociedad en que vivimos donde se rechaza elsacrificio y el dolor físico y donde se repudia, no sólo el hecho inevitable de la muerte, sino

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CAPITULO II. DELIMITACION CONCEPTUAL

1. Distintas concepciones de Eutanasia a través de la Historia

también la imagen del enfermo martirizado por tubos o agujas, nadie quiere verlo, menosvivirlo.

Es así como la solución no se da por el camino de evitar el tema o penalizar supráctica, sino reconocer que ella responde a una necesidad moral digna de regulación,pues no se discute el dominio de un inmueble o la situación de un acreedor, se discute elderecho de una persona a aliviar sus sufrimientos y el de sus seres queridos. Si bien noelegimos cuándo y dónde nacer, es lógico y natural poder elegir al menos morir sin dolor.

La expresión eutanasia ha sido utilizada históricamente para significar conductas de la másvariada naturaleza, dotadas de connotaciones filosóficas, éticas y jurídicas tambiéndiversas.

Etimológicamente, la expresión eutanasia deriva del griego eu (bien) y thánatos(muerte), pudiendo ser traducida como “buena muerte” o “muerte apropiada”, unamuerte liberadora de sufrimientos físicos y aceleradora del sueño eterno o en términosmás claros, la ayuda a bien morir.Note1.

En el mundo grecorromano, morir bien o una buena muerte era aquella que se obteníasin dolor. Para Cicerón era una “muerte digna, honesta y gloriosa”Note2. . Los griegosestaban divididos, así Hipócrates en el siglo V a.c consignaba en el juramento que hoy llevasu nombre y que rige la practica médica, “no se dará medicamento mortal por más que selo soliciten”Note3. . Por otra parte Platón, en La República (337 a.c) señalaba lo contrario“se dejara morir a quienes no sean sanos de cuerpo”Note4. .

Para los Romanos la práctica es múltiple, así Tácito en sus Anales señala que laeutanasia es “la muerte sin dolor por miedo a afrontar conscientemente el sufrimiento yla propia destrucción”Note5. . Los Estoicos, entre ellos Séneca, señalaban que “erapreferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento”Note6. .

Con el advenimiento del Cristianismo se consagra el principio de sacralidad de la vidahumana, la cual se vuelve indisponible para el sujeto. Esto produjo un radical cambio en elcomún sentir de la época respecto a la práctica de la eutanasia. Antes del advenimientodel Cristianismo el hombre era considerado sólo como una parte de la comunidad y su vidano tenia más valor que el que la propia comunidad le asignaba; esto cambia con laideología Cristiana la cual le reconoce a la vida un valor trascendente a los interesespolíticos y sociales, un valor absoluto e ilimitado que sólo podía ser privado por la voluntadde Dios o en resguardo de la vida e integridad de otros individuos. Pese a lo anterior laeutanasia llego a abrirse paso con el tiempo y floreció de conceptos como “piedad” o“misericordia”, así fue como en el siglo XVII se utilizó por vez primera el vocablo“Eutanasia” por Francis Bacón, quien se refiere a ella como una “terapia medicadestinada a acelerar la muerte evitando con ello un sufrimiento innecesario alpaciente”Note7. . Con anterioridad ya Tomas Moro en su libro Utopía, se refería a ella comouna alternativa frente a la existencia de una enfermedad incurable afirmando que “Si laenfermedad es incurable, con grandes y constantes dolores, los sacerdotes y el Magistradole visitan y confortan, tratando de persuadirle de que hallándose inepto para los actos de

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2. Concepto actual de Eutanasia y sus elementos

la vida, moleste a los demás, y pesado a sí mismo, que no se rebele contra su propio finqueriendo alimentar la maligna enfermedad”Note8. . Para este autor el liberarse de laenfermedad acelerando su propia muerte es un acto de sensatez y realismo, laenfermedad nos vuelve inútiles y nos transforma en una carga, la muerte nos libera denuestros pesares, y es un deber de los Sacerdotes y Magistrados, no solo del médico comoera el caso de Bacón, persuadirlo para que ponga fin a su existencia.

Actualmente el concepto de eutanasia sigue siendo poco claro y variado como las opinionesy posiciones que hay al respecto.

El Diccionario de la Real Academia Española, da dos acepciones de esta palabra,definiéndola como “muerte sin sufrimiento físico” y como “acortamiento voluntario de lavida de quien sufre una enfermedad incurable, para poner fin a sus sufrimientos”Note9. .

En doctrina comparada el concepto de eutanasia no es unívoco, hay autores comoAmado Ezaine que se refieren a ella como “el homicidio solicitado por la víctima uhomicidio piadoso, en donde el cooperador, además de proporcionar el instrumento, lomaneja el mismo, ejecutando la acción homicida”Note10. , con este concepto le adicionauna carga valórica importante al concepto pues se refiere a la eutanasia como una “acciónhomicida”. Para otros como Javier Gafo la eutanasia es la “provocación directa ydeliberada de la muerte del enfermo por piedad o compasión para evitarle sufrimiento o,en otros casos, para acabar con una vida inútil por tratarse de un anciano o una personaanormal física o psíquicamente disminuida”Note11. este autor asocia claramente a laeutanasia como una práctica eugenésica, casi económica, destinada a acabar con la vidade personas física o mentalmente disminuidas.

Estas concepciones de eutanasia dejan entrever lo censurable y hasta criminal que espara algunas personas esta práctica lo cual ha permitido que con el tiempo se laestigmatice y hasta se la condene limitándose con ello toda posibilidad de dialogo yentendimiento entre quienes consideran a la vida como un valor absoluto y quienesconsideran a la vida también como un valor absoluto pero no superior a la dignidad de laspersonas. Por otra parte, Quintano Ripollés la entiende como “la acción de acortarvoluntariamente la vida de quien, sufriendo una enfermedad incurable, la reclama seria einsistentemente para hacer cesar sus insoportables dolores”.Note12.

Destacado es el concepto de eutanasia que nos entrega como instituciónrepresentativa la World Federation of right to die Society, quienes señalan que eutanasiaes “la decisión de abstenerse de medios extraordinarios, considerados desproporcionadosen la fase terminal y vistos como encarnizamiento terapéutico”Note13.

Importante es la opinión de la Iglesia Católica respecto a la eutanasia, así para laCongregación para la Doctrina de la Fe, la eutanasia se concibe como “una acción o unaomisión que por su naturaleza, o en la intención, causa la muerte, con el fin de eliminarcualquier dolor”Note14. .

En nuestro país, el Dr. Pedro Eva Condemarín, médico psiquiatra y profesorasistentedel Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Chile, entiende poreutanasia“la acción u omisión que permite, acelera o provoca la muerte de un pacienteterminal o de un recién nacido con graves malformaciones, para evitar

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3. Distinción de otras figuras

4. Prácticas eutanasicas a través de la historia

sufrimientos”Note15. . El concepto supone la intervención de un agente distinto del enfermoy que ella se lleve a cabo por el bien de éste, movida por la compasión.

De lo expuesto en los párrafos precedentes podemos extraer una serie deconsideraciones que nos permiten delimitar conceptualmente las prácticas eutanasicas:

Las prácticas eutanasicas pueden consistir en una acción o en una omisión.

El sujeto pasivo debe ser ‐necesariamente‐ un paciente terminal. La acción u omisióndebe ser siempre dirigida a eliminar su sufrimiento, causado por una enfermedadirreversible y dolorosa.

El paciente debe manifestar su consentimiento. Debe existir un requerimiento poreste.

El sujeto activo debe obrar impulsado por un fin de piedad. Se ha discutido en torno ala calidad de profesional médico que debe tener el sujeto activo, así para quienesdefienden la legalización del “derecho a morir”, proponen que sea un médico asignado alpaciente. Nosotros adherimos a esta posición en razón de que el elemento esencial en laeutanasia es ahorrar al paciente sufrimientos innecesarios mediante la aplicación de untratamiento eficaz e indoloro, este tratamiento es conocido por el profesional médico y nopor un tercero que desarrolla otra profesión.Note16.

Importante es no sólo delimitar conceptualmente la voz eutanasia, sino ademásdiferenciarla de otras figuras con las que frecuentemente se asocia, como es el Suicidio yel Auxilio al Suicidio. Para muchas personas la eutanasia supone un verdadero suicidio porparte del sujeto enfermo o inválido, sin embargo existen diferencias fundamentales, así enel suicidio la muerte resulta directa o indirectamente de un acto positivo o negativo,llevado a cabo por la misma víctimaNote17. ; en cambio, en la eutanasia quien realiza loshechos es un tercero. De ello se colige que en la práctica eutanasia es indispensable laparticipación de dos sujetos, mientras en el suicidio la regla general es su unilateralidad.Otro aspecto importante de distinción son las condiciones fácticas que rodean la prácticaeutanasica, el sujeto pasivo se enfrenta a una enfermedad terminal, dolorosa, eirreversible; mientras que en el suicidio estos factores no siempre se dan. De lo anterior sepuede colegir que entre ambas prácticas existe solo una conexión parcial, donde laeutanasia podría considerarse como una forma de suicidio donde se utiliza como ejecutordirecto a otra persona.

Quizá podría existir mas similitud con el Auxilio al Suicidio, este se produce cuandoalguien le da información y los medios necesarios a un paciente para que pueda terminarfácilmente con su propia vida. Nosotros consideramos que la eutanasia no es un simple“auxilio” para que alguien atente contra su propia vida, la eutanasia es un acto de piedady compasión y muchas veces también de amor, donde no cualquier persona sino unprofesional de la medicina asesora a alguien en su acto de última voluntad de maneradirecta y mediata, aplicando técnicas y tratamientos científicos que lo ayudan a pasar a unestado de gracia con el menor dolor posible.

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Como señalamos en la primera parte de este trabajo, la eutanasia es una práctica que seviene realizando desde los albores de la humanidad. Los primeros antecedentes históricoslos encontramos en las culturas Griegas y Romanas a través de los relatos de Tácito yCicerón, los que describen a la eutanasia como práctica habitual, pero no la eutanasiapara aliviar los dolores del moribundo, sino para purificar la raza evitando con ello laexistencia de deformes e inútiles (eutanasia eugenésica) o bien para evitar la subsistenciade los ancianos o enfermos (eutanasia económica), prácticas que quedan claras en laspalabras de PLATON “En cuanto a los que estén sujetos a las enfermedades y a laintemperancia, no creyeron que estaba en su interés ni en el interés publico elprolongarles la vida, ni que la medicina estuviera hecha para ellos, ni tampoco que sedebiera asistirles.”Note18. , o en palabras de SENECA cuando se refería a ella como unamanera de “apartar a los sanos de los seres inútiles”Note19. . Así en Esparta, los reciénnacidos deformes eran arrojados desde el monte Taigeto. Cicerón situaba en las XII Tablasla exposición de los niños deformes señalando “después, una vez suprimido rápidamente,cual parto evidentemente monstruoso, en virtud de las Doce Tablas”Note20. .

Es claro que en estas sociedades las modalidades de eutanasia más frecuentes son laEugenésica o por motivos de raza, y la Económica para evitar un gasto innecesario delEstado en ancianos o enfermos. En estas sociedades existía una férrea presencia delEstado, donde el individuo no tenía ningún valor en sí, sino sólo como componente de lamaquinaria económica o bélica con lo cual la eutanasia no fue entendida como un derechodel individuo sino como un derecho de la sociedad sobre el individuo.

No sólo en relatos históricos podemos encontrar vestigios de prácticas eutanasicas,sino también en la propia Biblia encontramos una breve descripción en el Evangelio segúnMarcos, quien describe a nuestro señor Jesucristo en su agonía, y señala “le dieron vinomezclado con mirra, pero él no lo bebió”Note21. . Para los romanos la mirra era un fuertenarcótico natural que adormecía los nervios evitando el dolor y que disminuía el ritmocardiaco, era una manera piadosa de poner fin al sufrimiento de los condenados.

Existen también algunos antropólogos como George Peter Murdock, que afirman que laeutanasia era una práctica habitual dentro de las más antiguas civilizacioneshumanasNote22. . Es así como este autor describe en su obra “Nuestros Contemporáneosprimitivos” las prácticas llevadas a cabo por los aborígenes de la isla de Tasmania, endonde ni los ancianos ni los enfermos tenían cabida dentro de la sociedad, así señala “Perolas exigencias de una vida errante hacían imposible cuidar a los enfermos y a losachacosos. Por ello, los ancianos, cuando no podían valerse ya por sí mismos, eranabandonados por sus compañeros de tribu dejándoles una pequeña cantidad de alimento.De la misma manera, cuando un miembro de la tribu caía enfermo, y los remedios delcurandero y de las mujeres no habían dado resultados, recibía algún alimento y unpurgante y era abandonado para que muriera, a menos que se restableciera a tiempo paraalcanzar a sus compañeros”.Note23.

Otro ejemplo claro que nos entrega este autor es el de los esquimales del Polo, losque “en tiempo de escasez dejan atrás a los ancianos y a los incapacitados para queperezcan.”Note24. De la misma manera en algunas tribus Amazónicas o del Istmo dePanamá, en las familias en cuyo seno hubiese un anciano inválido, un enfermo desahuciadopor los Chamanes de la tribu o un niño o adulto demente, podían pedir al brujo máscaracterizado la administración de un concentrado mortal.

En este breve recorrido histórico no puede dejarse de mencionar la frecuente práctica

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5. Topología o clasificación

de la eutanasia en tiempos de guerra, en especial durante la Primera y Segunda Guerramundial, en que era común el llamado “tiro de gracia” para acabar con el sufrimiento delos soldados heridos. Dentro de este mismo contexto histórico en la Alemania Naziencontramos el programa de implantación de la eutanasia denominado Aktion T‐4. Afinales de 1939 se encontraba en la Clínica Pediátrica Universitaria de Leipzig, dirigidaentonces por el profesor doctor Catel, un niño ciego y subnormal con sólo dosextremidades. Su abuela dirigió una solicitud a Hitler para garantizarle la llamada "mercykilling" o muerte por compasión.

Hitler envió a su médico particular, el doctor Brandt, quien, tras una consulta con eldoctor Catel, autorizó la aplicación en ese caso de la eutanasia.

El 18 de agosto de 1939 se dispuso la obligación de declarar los recién nacidos condefectos físicos. Tres peritos de la máxima solvencia, entre ellos el doctor Catel, decidíanla muerte o la vida del niño y extendían una autorización, fundándose en el formulario delas declaraciones. Los médicos de los 21 departamentos pediátricos de Alemania habíansido instruidos verbalmente de que este escrito otorgaba la autorización para matar a losniños. Se calcula en unos 5,000 el número de niños exterminados, mediante laadministración de morfina o luminal. Poco después, Hitler dictaba las normas legales quelegitimaban en el ordenamiento jurídico de la Alemania Nacional Socialista, la eutanasia.

Con el fin de delimitar y aclarar conceptualmente la práctica eutanasica, se haceimprescindible clasificar sus distintas modalidades para ir delimitando el objeto de esteestudio que es la eutanasia piadosa.

Son innumerables las clasificaciones que existen al respecto, lo cual ha llevado sólo aconfundir aún más en torno a lo que es la eutanasia, por ello y solo en un criterioenunciativo señalaremos las formas más conocidas de eutanasia descritas en la literaturarelacionada.

Atendiendo al criterio de finalidad del acto eutanasico, tenemos por un lado ladenominada Eutanasia eugenésica, cuya raíz etimológica deriva de la conjunción latina eu(buen); y génesis (nacer). Consiste en exterminar a seres deformes, deficientes o de ciertaraza o etnia (caso del exterminio masivo en la Alemania Nazi), con el objeto de mejorar laraza evitando que tengan descendencia entre ellos o con personas sanas. Es la más antiguade las formas de eutanasia, siendo practicada en Grecia o Roma y últimamente durante laSegunda Guerra mundial a través del programa Aktion‐T4 de los Nazis. Es sin lugar a dudasuna práctica repudiable a la cual nosotros no adherimos en ningún caso. Por otra parte ycon una motivación muy distinta de la anterior, encontramos la llamada Eutanasiacriminal. Se refiere a la aplicación de la pena de muerte sin dolor a individuos condenadospor crímenes y delitos conforme a la legislación penal de los países en que aún se aplica.Aquí es relevante el rol que asume el facultativo médico en la aplicación de la pena, puesasume el rol de verdugo o ejecutor debiendo velar no solo por la eficacia del tratamientosino además por que este sea lo menos doloroso posible para el condenado. En un áreamás conocida por la mayoría de las personas encontramos la llamada Eutanasiaeconómica. Consiste en la eliminación sistemática de enfermos, ancianos, inválidos y engeneral toda persona que no sea rentable para el grupo social o se convierta en una cargapara sus pares. Esta es la segunda forma más antigua de eutanasia y se aplicaba muchoentre los pueblos nómades, los cuales no podían permanecer mucho tiempo en un mismo

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lugar y por ello abandonaban a quienes no podían movilizarse por si mismos. A estamodalidad eutanasica es a la que frecuentemente hacen referencia los detractores de estapráctica sosteniendo que si se acepta legislar a favor de ella con el tiempo desembocaráindubitablemente en una alternativa de ahorro para los Servicios de Salud.

En un plano más humanitario encontramos la llamada Eutanasia solidaria, queconsiste en acelerar la muerte indolora a individuos desahuciados con el fin de poderutilizar sus tejidos u órganos para salvar la vida de otros sujetos. Pero la modalidadeutanasica más importante de todas y a la que adherimos es la llamada Eutanasia piadosa.Esta se practica con el fin de aliviar los dolores y sufrimientos de un enfermo, movido suautor por un sentimiento de piedad y compasión hacia la víctima. Es importante señalarque a nuestro juicio este tipo de eutanasia engloba tanto la acción como la omisión en untratamiento médico que conduzca a un resultado de muerte indolora para el paciente.Además afirmamos que en ella se contemplan tanto la eutanasia activa como la pasiva,términos que a continuación se explicarán.

Como hemos señalado en el transcurso de este capitulo, la eutanasia supone unacierta actividad ya sea del propio paciente o de un tercero, es por ello que hay quedistinguir entre la Eutanasia activa, por la cual el agente de manera directa y positivaactúa sobre el paciente provocándole la muerte, por ejemplo, inyectándole una sobredosisde morfina. Esta es la modalidad de comisión más frecuente por la que se ha condenado aprisión a quienes con o sin el consentimiento del paciente han puesto término a su vida.Más vinculada al ámbito médico encontramos la denominada Eutanasia pasiva. Esta seasocia con el resultado, la muerte del paciente sobreviene por la omisión o el cese en eltratamiento terapéutico necesario para substir.

La eutanasia es, en la gran mayoría de los casos, una práctica en la que interviene lavoluntad del paciente terminal pues este la solicita expresamente. Pero también hay casosen que es impuesta a petición de su familia o aplicada por el propio cuerpo médico cuandose trata de pacientes desahuciados. Es así como podemos distinguir entre la Eutanasiavoluntaria, que se practica a requerimiento verbal o escrito del paciente. Para Ana MariaMarcos del Cano, este es “la eutanasia propiamente dicha o la denominadagenuina.”Note25. .

Por otro lado tenemos la llamada Eutanasia no voluntaria, que se aplica a un pacientesin su consentimiento, a un individuo que no es capaz de distinguir debido a su estado,entre la vida y la muerte. Por ejemplo, en el caso de un coma profundo irreversible o en unestado vegetativo grave. Como una variante de la anterior tenemos la Eutanasia impuesta,que se da en el caso de una persona impedida física o mentalmente, pero que tieneconciencia de si y capacidad de consentir o no en su propia muerte y que elige seguirviviendo. A nuestro juicio esto no es una práctica eutanasica sino un simple homicidiodisfrazado bajo un eufemismo.

Para finalizar, es importante para determinar el grado de responsabilidad penal dequien ejecuta el acto, conocer la relación de causalidad que une la acción con el resultadoque es la muerte no natural del enfermo terminal. Es así como se distingue entreEutanasia directa, donde el elemento determinante es la intención clara de producir lamuerte del paciente terminal mediante el suministro de alguna droga o por otro medio queinmediatamente acelere la muerte de este. Por otro lado tenemos la Eutanasia indirecta olenitiva, a diferencia del caso anterior aquí existe un tratamiento y administración alpaciente de drogas analgésicas destinadas a mitigar el dolor y hacerlo más llevadero para

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6. La Eutanasia Piadosa en el ámbito mundial actual

quien lo padece conociendo eso si quien lo suministra, que la aplicación de estetratamiento a largo plazo reduce significativamente las expectativas de vida del paciente,en otras palabras, acortar la vida.

La importancia práctica de esta distinción radica en la intención del sujeto activo encada caso. Existen casos conocidos en países en los cuales si bien no este legalizada lapráctica eutanasica ella es aceptada por un sector importante de la comunidad, pese aello se han librado juicios contra médicos o enfermeras por la aplicación de la eutanasia enpacientes aquejados por una enfermedad terminal y dolorosa. Es común a estos casos queen defensa de estos profesionales el argumento más recurrido es el que se identifica con laeutanasia indirecta olenitiva, pues en ella el resultado si bien no es querido es aceptadocomo posible dentro de todo tratamiento médico. Por el contrario, en la directa eltratamiento esta destinado a terminar la vida del paciente, de ahí que muchas veces se lehaya confundido con un homicidio simple o hasta calificado, y no con un acto depiedad.Note26.

Habiendo dejado en claro las principales modalidades de eutanasia, es necesario ircentrando el estudio en una de las modalidades sobre la cual se construye este trabajo,que es la Eutanasia Piadosa.

Actualmente existen alrededor de treinta y dos grupos a favor de la eutanasia en elmundo, agrupados en un organismo denominado “Federación Mundial de Sociedades parael Derecho a Morir”(Right to Die Society); esta entidad recoge en su mayoría a paíseseuropeos como Bélgica, Holanda, Dinamarca, Francia, España, Italia, Alemania, Suiza eInglaterra entre otros; pero no solo recoge a países europeos sino también orientales comoJapón y Australia, así como también americanos como Estados Unidos, Colombia y Uruguay.Todo lo anterior no considera los países en que si bien no se encuentran organizados laeutanasica se práctica o es al menos tema de conversación a nivel de poder legislativocomo es el caso de México o Costa Rica.

El caso Holandés.Note27.

Pionero en la legalización de la eutanasia fue Holanda, país que cuenta hace más deun año con una Ley que permite y regula esta práctica, la cual fue aprobada por elParlamento el 1º de Abril de 2002, aunque la práctica se arrastraba en una toleranciaprevia de más de dos décadas. Esta nueva normativa es bastante estricta en la aplicaciónde la eutanasia, exigiendo al profesional médico que el enfermo esté sometido a unsufrimiento insoportable sin que exista perspectiva de mejora alguna, que le hayaexpresado repetidamente su voluntad de morir y que pida la opinión a otro colega. Quizádonde mayor polémica genera es la autorización que ha dado a menores de edad con unlímite de 12 años de edad. Tratándose de los niños de 12 a 16 años, es preciso el acuerdodel menor y de, al menos, uno de sus progenitores.

En resumen para la aplicación de la eutanasia es menester que se den los siguientesrequisitos:

‐ El paciente sufre un dolor inaguantable. ‐ El paciente ha pedido repetidamente la muerte. ‐ Dos médicos están de acuerdo en el procedimiento.

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‐ Los familiares sean consultados.

La legislación penal de Holanda frente a la eutanasia es bastante severa, lo cual dauna seguridad a la población de que la eutanasia no escapara de control y se volverá unapráctica utilitarista, es así como la eutanasia continúa castigada en el código penal: losmédicos que no hayan respetado las condiciones se enfrentan a hasta 12 años de cárcel sihan participado activamente y hasta 3 si se han limitado a proporcionar al enfermo losmedios para que se quite la vidaNote28. .

En cuanto a la situación social, Holanda es una nación con una política liberal yabierta donde se han legalizado muchas prácticas que aún para la mayoría de los paísesson censurables, sin embargo Holanda cuenta con un excelente nivel de vida para susciudadanos, donde la salud publica es muy eficiente por lo cual se descarta cualquierposibilidad de que la eutanasia sea aplicada como mecanismo de control de la población ocon fines económicos.

Los holandeses están muy orgullosos de su libertad personal y tienen como principioafrontar los dilemas de la vida con honestidad y realismo. Una encuesta realizada en 1998por la Universidad de Erasmo de Rotterdam concluye que siete millones de holandeses, deuna población total de 15 millones, encuentran que las personas deben decidir por símismas si optan por la muerte voluntaria. Incluso la mayoría de los católicos comparteeste sentimientoNote29. . Ello es siempre preferible a la hipocresía que reina en estamateria en numerosos países, en donde la eutanasia pasiva y activa se practica conregularidad, pero en la clandestinidad para eludir las leyes que la penalizan o evitar eldesprestigio y la persecución social a la que son sometidos los médicos que deciden ayudara morir dignamente. Tarde o temprano todos los pueblos se verán obligados a enfrentar eltema de una manera directa.

El caso Francés.

Francia aún no tiene una posición definida respecto a la eutanasia, recientemente elComité Nacional de Etica (CCNE) abrió la puerta por primera vez a la eutanasia a títuloexcepcional en Francia, país en el que la medida está prohibida pero se practica en 2.000casos cada año de forma clandestina.

El veredicto emitido por el CCNE, la máxima instancia francesa sobre cuestioneséticas en materia de medicina y biología, admite la instauración jurídica de la "eutanasiade excepción". El informe de este Comité consultivo ha reabierto con fuerza el debatesobre la eutanasia en Francia, donde este acto es considerado un crimen. En susconclusiones, el CCNE se abstiene de declararse partidario de despenalizar la eutanasia,pero indica que "una suerte de excepción" podría ser prevista por la ley. El organismo citacomo casos excepcionales aquellos en los que no se controla el dolor a pesar de los mediosdisponibles.

Según el CCNE, la eventual aplicación de la eutanasia estará siempre sometida a unaautoridad judicial y el juez deberá tener la última palabra en la decisión. El informe evocatambién la necesidad de la compasión ante ciertas situaciones de desamparo, cuando yano queda esperanza terapéutica y el paciente pide que se alivie su sufrimientoinsoportable pese a los tratamientos paliativos que recibe.

Importante es agregar que el ministro de Salud francés dijo que usaría la decisiónholandesa para presionar por la legalización de la eutanasia en Francia.

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El caso Italiano.

En Italia aún existe una reticencia frente a la eutanasia como práctica, sin embargolos tribunales de justicia italianos están paulatinamente aceptando la dulce muerte comouna practica de humanidad, es así como a mediados de Abril de 2002 un tribunal de Milánabsolvió a un profesor que en 1998 provocó la muerte de su esposa al desenchufar elrespirador artificial al que estaba conectada. El tribunal cree que no cometió homicidiopues su acción se baso en un sentimiento de humanidad.

En primera instancia, Forzatti había sido condenado a seis años y medio de cárcel yante el tribunal de apelación el fiscal había solicitado una pena de nueve años y cuatromeses.

El caso Norteamericano.

Los ciudadanos en el estado de Oregon aprobaron la medida el 16 de noviembre de1994 que legalizaba la eutanasia bajo condiciones limitadas. El "National Right to LifeCommittee" (Comité por el derecho nacional a la vida) obtuvo un interdicto de la Cortepara demorar la implementación de la medida.

El 7 de marzo de 1996 la Novena Corte de Circuito de Apelaciones declaróinconstitucional una ley de Washington que criminalizó al médico que ayudara a pacientesterminales. La Corte, por una mayoría de 8 a 3 dijo que la ley infringía el derecho a lalibertad y a la protección igualitaria de la ley, garantizada por el artículo 14 de laConstitución de Estados Unidos.

"No state shall make or enforce any law which shall abridge the privileges orimmunities of citizens"Note30. (Ningún estado hará o impondrá leyes que abrevien losprivilegio o inmunidades de los ciudadanos).

Los 30 Estados tienen sus leyes específicas que criminalizan el suicidio asistido. Esteartículo sólo es acatado por los territorios occidentales: Alaska, Arizona, California, Guam,Hawaii, Idaho, Montana, Nevada, N. Mariana Islas, Oregon y Washington.

La Corte dijo "cuando los pacientes ya no pueden perseguir la libertad o la felicidad yno desea tener la vida, el rigor del Estado en vigor para mantenerlos vivos es menosobligatorio....Un competente mental, el adulto enfermo terminal, habiendo vividoaproximadamente toda su vida, tiene un interés fuerte en la libertad de elegir una muertehumana y dignificada en vez de ser reducido al estado de un niño"Note31. . La decisión fuecondenada por la Asociación Médica Norteamericana y la Iglesia Católica Romana. Losactivistas del SIDA la recibieron con entusiasmo.

El 3 de abril de 1996 la Segunda Corte del Circuito de Apelaciones declaróinconstitucional una ley del estado de Nueva York que criminalizaba al médico que ayudabaal suicidio a pacientes terminales. Un jurado de 3 jueces encontró que la ley infringe laprotección igualitaria garantizada en el artículo 14 de la Constitución de Estados Unidos.Este reglamento únicamente afecta 3 estados: Connecticut, Nueva York y Vermont. Note32.

El caso Japonés.

Siendo Japón una de las culturas mas conservadoras del mundo y con un sentidobastante peculiar de la muerte no se encuentra ajeno a la discusión sobre la eutanasia, esasí como el primer caso documentado en ese país de una practica eutanasica médica fue

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en el 28 de marzo de 1995; la corte del Distrito en Yokohama enunció cuatro condicionesbajo las que se permitiría la eutanasia en Japón:

‐ El paciente sufre un dolor físico inaguantable. ‐ La muerte es inevitable e inminente. ‐ Se han tomado todas las medidas posibles para eliminar el dolor. ‐ El paciente ha expresado claramente su consentimiento.

El caso Español.

Es en este país donde el tema de la eutanasia a tenido un mayor revuelo sin estar aúnpermitida su practica. La raíz eminentemente cristiana de este país hace impensado (o porlo menos la hacia impensada) una posible modificación penal para esta prácticaconsiderada un delito, menos aún la entrada en vigencia de una ley que la permita, seriaun costo político que ningún partido querría asumir. Sin embargo soplan brisas de cambioen ese país, la existencia de numerosos casos emblemáticos, siendo el más importante elde Ramón SampedroNote33. , han abierto el debate de una manera seria y directa no solo aniveles sociales sino también políticos.

Las últimas encuestas en Internet realizadas por el periódico electrónico Español “ElMundo” demuestran una aplastante mayoría de personas a favor de legalizar la prácticaeutanasica, así frente a la consulta formulada en Agosto del presente año ¿Es ustedpartidario de aprobar una ley de eutanasia activa como la Holandesa?, el 61.7% de quienesrespondieron la consulta electrónica se manifestaron a favor de aprobar una ley quepermita la practica de la eutanasia activa, contra solo un 38.3% que se manifestó encontrario.Note34.

En España no existe una regulación explícita de la eutanasia. La mayoría de ladoctrina coincide en que la eutanasia indirecta no es punible si el médico la haadministrado según los principios de la Lex Artis. En cuanto a la eutanasia directa sedistingue si la muerte fue solicitada al paciente al médico o a un familiar caería dentro deltipo penal de Auxilio al Suicidio (Art. 143 Código Penal Español). Si por el contrario no haysolicitud por el sujeto pasivo, en ese caso se estaría frente a un Homicidio simple ocalificado según el caso. En conclusión, la legislación Española no acoge la idea de laeutanasia, ni aún a requerimiento expreso del enfermo terminal. Es interesante sinembargo analizar la posición del profesor Español Enrique Gimbernat Ordeig (catedráticode Derecho Penal, Universidad Complutense de Madrid)Note35. quienseñala que la discusiónjurídica penal sobre la eutanasia tiene por objeto tres situaciones:

1. Aquella en que existe la seguridad o el riesgo considerable de una muerte próximadel paciente quien puede estar soportando al mismo tiempo dolores agudos.

2. Aquella en que la muerte no aparece como peligro inmediato, pero la persona,como consecuencia de por ejemplo un accidente de tránsito o una acción de guerra tieneque cargar con la existencia de dramáticas amputaciones o pérdida de alguno o de algunosde los sentidos lo cual a menudo va acompañado de graves padecimientos físicos.

3. Aquella situación en que no existe peligro inminente de muerte, ni tampocopadecimiento de dolores agudos, pero el enfermo ha perdido irreversiblemente laconciencia y es mantenido con vida con la ayuda de aparatos de reanimación.

No se presenta problema penal alguno en el caso de que independientemente que se

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mantengan otras funciones como la respiratoria y la circulación, existe muerte cerebral yaque éste es el momento que médica y jurídicamente determina el fallecimiento de lapersona, de ahí que esté fuera de discusión que la desconexión en tal caso de un aparatode respiración no constituye delito alguno. Ahora si no se ha producido la muerte cerebralpodría pensarse en la eventual existencia de un delito contra la vida de la persona que seencuentra en alguna de las situaciones señaladas. El profesor Gimbernat plantea que tantola eutanasia indirecta como la pasiva suponen la anticipación de la muerte de la persona yen un primer análisis estas figuras parecieran cumplir con todos los requisitos constitutivosde un delito contra la vida, o al menos de una omisión del deber de socorro.

El profesor plantea la tesis de que en las tres situaciones que él expone, cuando mediael consentimiento del paciente, los tipos de homicidio o de la omisión del deber de socorroestarán justificados por la eximente de responsabilidad penal del Estado de Necesidad delartículo 8.7 del Código Penal Español y por consiguiente la eutanasia no será punible. Elfundamento de esta afirmación se encuentra en considerar que la eutanasia protegecuatro derechos fundamentales:

1. El Derecho al Libre Desarrollo de la Personalidad (Art. 10.1 Constitución Española,en adelante C.E) debido a que la personalidad se manifiesta no sólo en la vida, sinotambién en la muerte que la persona elige.

2. El Derecho a la Dignidad de la Persona (Art.10.1 C.E.) será reconocido en laeutanasia, pues es el paciente afectado quien está más legitimado para decidir, en lasituación límite en la que se encuentra, dónde está la dignidad.

3. El Derecho a la Libertad Ideológica de los individuos (Art. 16 C.E.) debido a que elúnico argumento para justificar en estos casos el por qué de la prescindencia de lavoluntad del enfermo y mantenerlo vivo es el argumento de que sólo Dios puede disponerde la vida humana, pero este argumento carece de validez ética fuera del marcoestrictamente religioso y no puede ser compartido por los ateos que también sonciudadanos.

4. El Derecho a la No Aplicación de Tratos Inhumanos (prohibidos en el artículo 15C.E.) debido a que las unidades de cuidados intensivos a veces pueden resultar ser unacámara de tortura del paciente constituyéndose la eutanasia en el final de estos tratosinhumanos.

Sin embargo, la eutanasia lesiona el derecho fundamental a la vida (Art 15 C.E) peroal tratarse de una vida devaluada en cuanto su final está próximo o se ha convertidosolamente en un procedimiento físico y muchas veces es incompatible con la existencia delderecho a no soportar tratos inhumanos. Por lo tanto, no se desconoce que la eutanasiavoluntaria cumpla formalmente con un tipo delictivo, normalmente el homicidioconsentido, pero el acto estaría justificado por un Estado de Necesidad, pues junto a lalesión de un único derecho fundamental surge también la defensa de los demás derechosfundamentales mencionados.

La conclusión a que llega el profesor Gimbernat se funda en el consentimiento delpaciente que desea morir. Sin embargo, según el autor, existirían dos casos en que se llegaa la misma conclusión considerando la situación objetiva en que se encuentra el enfermo:Primero, en los casos en que el pronóstico del enfermo es mortal y la enfermedad está enun proceso irreversible, no existe responsabilidad penal alguna cuando el médico no actúao no mantiene las medidas de asistencia ya iniciadas. En este caso se trata de comprender

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CAPITULO III. VALORES COMUNES A TODO SER HUMANO

1. La vida humana. Su significado e importancia

que los instrumentos de reanimación se han ideado para mantener artificialmente la vidade aquellas personas que tienen posibilidades de sobrevivir y no con el objeto de crearcadáveres vivientes, de devolver la vida alas personas y no de prolongar su agonía. En estecaso el interés contrapuesto de otros pacientes con mejor pronóstico y el ejerciciolegítimo de la profesión médica exigen no aplicar o interrumpir los tratamientossocorriendo de esta manera a una persona desamparada a la que los aparatos dereanimación no dejan morir. El segundo caso es aquel en que el consentimiento delpaciente esJurídicamente irrelevante debido a la situación en que este se encuentra comopor ejemplo aquellos que se hallan en coma irreversible sin posibilidades de recobrar laconciencia. En este caso se aplica el mismo fundamento anterior, pues los instrumentos dereanimación tienen por objeto devolver la vida y consistencia a la persona que en estoscasos no es posible.

El caso Colombiano:

El Art. 326 del Código Penal Colombiano sanciona el homicidio por piedad, señalando“El que matare a otro por piedad, para poner fin a intensos sufrimientos provenientes delesión corporal o enfermedad grave e incurable, incurrirá en prisión de seis meses a tresaños”.

Los elementos que configuran esta figura denominada “homicidio por piedad” son elmóvil pietístico unido a intensos sufrimientos provenientes de un determinado mal. En estecaso no se exige manifestación de voluntad del sujeto pasivo.

Frente a innumerables requerimientos, la Corte Constitucional de Colombia, ensentencia de 20 de mayo de 1997, se pronuncia a raíz de un requerimiento deinconstitucionalidad deducido contra el citado Art.326 del Código Penal Colombiano,señalo en su sentencia que “en el caso de los enfermos terminales en que concurra lavoluntad libre del sujeto pasivo del acto, no podrá derivarse responsabilidad para elmédico autor, pues la conducta esta justificada”Note36. .

Lo importante de esta sentencia es que se sanciona la eutanasia sólo cuando noconcurre la voluntad del enfermo. En otras palabras, la eutanasia realizada con lavoluntad libre del moribundo no acarrea para el médico que la practica ningún tipo deresponsabilidad.

Para poder argumentar favorablemente respecto de la eutanasia piadosa no basta condemostrar que esta es una práctica que se arrastra desde los albores de la humanidad yque tiene aún cabida en las legislaciones más importantes del mundo, rebatiendo con elloel principal argumento de los opositores a ella: el hecho de ser una práctica barbárica queno tiene cabida en la evolucionada sociedad actual. Sin embargo, la esencia del debate (ycon ello la justificación racional que permita su aplicación ) radica en el análisis de loscriterios básicos y comunes a todo individuo sin importar la legislación o la concepciónmoral y ética que tenga la sociedad de la cual él forme parte. Esto es de suma importanciadado el pluralismo moral, valórico, cultural y religioso en que vivimos.

Sin lugar a dudas la vida es un bien fundamental, el respeto por la vida humana es un valor

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esencial que contrasta con otros valores como la libertad y la dignidad del ser humano.Para otros seria la libertad, sin embargo es iluso sostener la libertad sin una existenciacorporal que permita ejercerla, con lo cual la primera se transforma en requisito deexistencia de la segunda.

El significado que se atribuye a la vida humana ha variado no solo en la historia sinotambién en el ámbito religioso. Es así como para algunas religiones la vida es solo el mediopara lograr un fin que es el purificar el espíritu. Para la totalidad de las religionesoccidentales la vida es un presente de Dios y por ende indisponible para el hombre, enpalabras de Peter Singer quien alude a Santo Tomás de Aquino: “quitar una vida humanaconstituye un pecado contra Dios, del mismo modo que matar a un esclavo seria un pecadocontra su dueño”Note37. .

Mucho se ha discutido en torno al valor que se asigna a la vida humana, para unos lavida humana es valiosa como creación natural, por el solo hecho de pertenecer a la razahumana independiente de las condiciones en que se concreta actualmente dicha vida. Esasí como R. Spaemann señala que deben considerarse personas no solo a quienes están enplena capacidad o en pleno uso de sus facultades, sino también a quienes no son aúncapaces (recién nacidos), no lo son ya o nunca lo serán (dementes)Note38. .

Para otros, la vida humana es valiosa en la medida que su titular manifiestedeterminados rasgos de conciencia o racionalidad, independiente de su pertenencia a laraza humana. Para esta doctrina no basta con pertenecer a la especie homo sapiens paraque se deba considerar la vida como humana. En este sentido, Engelhardt Note39. sostieneque no todos los seres humanos son personas, solo lo será aquellos que tengan laconciencia de sí y además la capacidad de razonar excluyendo con esto a los enfermosmentales, los recién nacidos y los enfermos en coma profundo. Estos son seres humanos,homo sapiens, más no personas. La calidad de persona deriva de la racionalidad yconciencia de sí mismo. En resumen para ese autor, la vida biológica carente de raciocinioestaría en principio carente de toda protección. Esto último, como se sabe, podría llevar agrandes abusos pues se estaría desconociendo el derecho a vivir de personas (sereshumanos para Engelhardt) incapaces de exteriorizar una voluntad racionalmente, lo cualobviamente atenta en contra de los fundamentos más básicos de la moral y la ética.

Sostenemos que la vida humana no es un bien absoluto e indisponible para su titular.Desde los orígenes de la raza humana, el hombre ha tenido que luchar contra su destinopara poder salir adelante y consagrarse como la especie dominante en este planeta. No hasido una lucha fácil, en el camino ha tenido que dejar muchos dogmas que creíairrefutables y creencias que creía absolutas. Poco a poco ha ido tomando conciencia de sí yde su lugar en el mundo, racionalizando todo aquello que antes era indiscutible yreivindicando su derecho a vivir de la mejor manera posible. Antes la mejor maneraposible de vivir era sirviendo satisfactoriamente a un monarca cuya titularidad derivaba deDios, eso he quedado en el pasado. Hoy la mejor manera de vivir es alcanzar la mayorrealización material y espiritual posibleNote40. , en otras palabras la mayor realizaciónpersonal, pero siempre orientada a un fin que sea definido por la propia persona. Productode esta verdadera reivindicación de la personalidad, la vida ya no es un bien absoluto eindisponible para su titular. Con esto no afirmamos que la vida humana es un biendisponible a tal punto que puede ser objeto de atentados en su contra o susceptible de sertransable. Como lo señalamos, el respeto por la vida es el valor más importante de todos,pero es también un valor relativo frente a la dignidad de la persona. De nada sirve vivir sinuna vida digna, la dignidad es el pilar sobre el cual descansa la grandeza del hombre. En

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2. La Autonomía

palabras de McCORMICK, la vida física o biológica es uno de los componentes del bienhumano; es “básica y preciosa” ‐dice‐, pero es “un bien a ser preservado precisamentecomo condición de otros valores”Note41. .

La muerte es la terminación de la vida y además parte de ella. Es universalmentereconocido que toda persona tiene derecho a vivir con dignidad, y como la muerte seproduce en vida de una persona tendría por ende derecho a morir con dignidad. Siguiendoeste razonamiento, nuestro constituyente en el articulo 5º inciso 2º señala expresamenteque “El ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechosesenciales que emanan de la naturaleza humana”, derechos que como sabemos no sonotros que los derechos humanos cuyo fundamento se encuentra en los atributos de lapersona humana reconocidos en declaraciones tan fundamentales como la “DeclaraciónUniversal de Derechos Humanos”, “El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”entre otros. Estas declaraciones tienen en común el sostener que los derechos humanosobedecen al “reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales einalienables de todos los miembros de la familia humana”Note42. (la cursiva es nuestra). Siel Estado, en una actitud paternalista extrema catálogara expresamente a la eutanasiacomo un delito limitaría con ello la posibilidad de elección del enfermo terminal y delmédico tratante para aplicar la eutanasia si el sufrimiento se hiciere insoportable y nopudiera ser paleado mediante analgesia. Con ello estaría atentando contra la dignidad dela persona humana y por ende contraviniendo no sólo la Carta fundamental sino tambiénlos Tratados Internacionales en la materia, cuyo fundamento último como señalamos es ladignidad humana. Pero llevemos esto a un terreno mucho más claro, los individuosnecesitan algún incentivo para vivir, grande o pequeño, pero sin lugar a dudas los mínimosanhelos comunes a todo ser humano son vivir sin miseria ni dolor. A tal punto deimportancia llegan, que se han consagrado como derechos inalienables dentro de cualquiercontexto socio‐político o religioso. El hecho de vernos en una cama de hospital, rodeado detubos y en un estado deplorable provocando lástima a los demás destruye nuestradignidad, nuestro decoro. Si en verdad nos estimamos nunca aspiraremos a que noscompadezcan por nuestro estado de miseria y de dolor.

La autonomía según KantNote43. , constituye el fundamento de la dignidad de la naturalezahumana y de toda la naturaleza racional. Negar la autonomía de una persona equivale anegar su racionalidad. Para nosotros, la autonomía es la capacidad de toda persona decomprender su propia situación y de perseguir objetivos personales sin estar dominado porningún tipo de coacciones. Existe consenso entre la mayoría de los autores en que laautonomía es un logro de la modernidad, y no existe fundamento para negarlo. Así Lockeafirmaba que para una óptima comprensión del poder político, era necesario partir delestado natural en que se encontraban los hombres, “un estado de completa libertad paraordenar sus actos y para disponer de su persona como mejor le parezca dentro de loslimites de la ley natural, sin necesidad de pedir permiso y sin depender de la voluntad deotra persona”Note44. .

Como es por todos nosotros ya conocido, el concepto de autonomía se asocia muchocon el ámbito político, a la posición que tiene el sujeto frente al Estado para que esteúltimo no se intrometa más de lo necesario en el autogobierno de los individuos, para quese contrapese el natural desequilibrio entre el ciudadano y el Estado. Pero no solo elconcepto autonomía sirve para equilibrar esta balanza favorable al Estado, sino además

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porque a menudo aparecen conflictos entre el concepto que tiene un determinadoindividuo de sus mejores intereses y el que tienen otros. Es así como la autonomía operacomo resguardo de la libertad del individuo para poder determinar cuales son sus mejoresintereses. Si trasladamos este razonamiento al ámbito médico se hace evidente que porregla general los médicos poseen un mayor grado de información y una mayor capacidad decontrolar las circunstancias que envuelven la enfermedad. En la otra cara de la monedatenemos al paciente, que está enfermo y que no posee los mismos conocimientos que elprofesional médico. La situación de desigualdad es evidente, sin embargo la ley reglamentaesta relación contractual de tal forma de evitar inequidades y hacer responsable alprofesional por los perjuicios que ocasione a sus pacientes. Pero el sentido de la ley no solose restringe a la responsabilidad civil tan conocida por nosotros, sino además establece unprecepto no expreso pero si tácito: El médico no debe suponer que, sencillamente porquealguien esté a su cuidado, es libre para perseguir los mejores “intereses” del paciente,como podría entenderlos la medicina, pasando por encima de las elecciones y decisionespropias del mismo. Hacerlo de esta forma, seria negar la necesaria igualdad de condicionesmédico‐paciente.

La idea general de la autonomía se halla vinculada estrechamente con otras figurastales como la libertad de elección, la creación de una posición moral personal, el asumir laresponsabilidad por sus propios actos, la libertad de creencias. Para la filosofía moral, lapersona no solo debe estar libre de controles externos, sino que además debe controlarsus propios asuntos internos. Se es autónomo en este sentido sólo si se es capaz de actuarlibremente y deliberar controladamenteNote45. .

El respeto por la autonomía sugiere una actitud moralmente adecuada, es unaobligación ética del médico y en general de toda la sociedad respetar las decisiones que elpaciente tome en relación con su vida basadas en sus creencias y valores personales, puesen definitiva serán en él en quien radiquen las consecuencias finales de las mismas.

Las raíces filosóficas de este principio de respeto a la autonomía se hallan en la éticafilosófica de los siglos XVII y XVIII. Sus principales exponentes son John Locke e InmanuelKant. Para Locke, el Estado en ningún caso podrá interferir en todo lo que afecte a losderechos a la vida y a la libertad, excepto cuando cuente con el expreso consentimiento oautorización válida del individuo. Para Kant, persona es el sujeto susceptible deimputación. A continuación distingue entre dos tipos de personalidad: la Moral y laPsicológica. La personalidad moral no es otra cosa que la libertad de un ser racional bajoleyes morales. La personalidad psicológica es la mera capacidad de ser consciente de laidentidad de su existencia en los distintos estados vitales; de donde se deduce que unapersona no esta sometida a otras leyes que aquellas que ella misma se daNote46. . En otraspalabras es su propio legislador. De esta forma, si procediéramos contra la voluntad delenfermo terminal estaríamos faltando al respeto de sus decisiones autónomas, así como deellos mismos como agentes autónomos que son por su simple condición humana. Porconsiguiente, al evaluar las decisiones y acciones de las demás personas tenemos el deberde concederles el mismo derecho a emitir sus juicios que el que tenemos nosotros; y ellos,a su vez, deben tratarnos del mismo modo. Si seguimos la postura de Kant, se evidenciauna importante objeción a nuestra teoría. Para este autor la potestad que tiene unapersona para regirse por las leyes que el mismo dicte dentro de su esfera moral presuponeen primer lugar capacidad de ser consciente, identidad de su existencia, que comosabemos no la tienen los enfermos en estado de coma o aquellos que debido a lanaturaleza de su enfermedad no pueden exteriorizar su voluntad, entre otros casos. Sinembargo esta objeción que pareciera en principio insuperable, se puede corregir mediante

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3. La dignidad

una declaración expresa, ex ante, realizada por un individuo en uso de sus facultadesmentales. A estas declaraciones se les conoce con el nombre de “Living Wills” en los paísesanglosajones (Estados Unidos, Inglaterra, Australia, etc.) o “Testamentos Vitales”(España), estas manifestaciones de voluntad son actos solemnes, escritos y otorgados antefuncionario publico, por medio del cual un individuo sano o un paciente a quien se hadeclarado una enfermedad irreversible o bien un enfermo terminal en estado de lucidezmanifiesta su voluntad de que no se le realiza tratamiento médico alguno o bien solo eldestinado a palear el dolor y acelerar la muerte, eximiendo además al médico tratante, alpersonal auxiliar y al establecimiento hospitalario en general de toda responsabilidad porseguir dichas instrucciones. Es la solución que también da Ronald Dworkin al señalar que“cualquier norma mínimamente aceptable que permita la eutanasia a individuoscompetentes insistiría en que no deben ser privados de la vida a menos que hayanexpresado claramente su deseo de morir”Note47. . El hecho que se reconozca la autonomíade una persona para tomar decisiones que radicaran únicamente en ella, no significareconocer, como lo sostienen los opositores a la eutanasia, una matanza indiscriminada depersonas que no han manifestado su voluntad en ese sentido. Se hace evidente que parapoder tener autonomía es necesario poder al menos manifestarla de algún modo que seaclaro, si la autonomía deriva de la racionalidad del hombre a juicio de Kant, dicharacionalidad debe necesariamente manifestarse por actos positivos que la evidencien.

Es uno de los términos más complejos de definir filosóficamente debido a su notoriamutabilidad a lo largo de la historia lo que ha llevado a una multiplicidad de significadosdiferentes e incluso opuestos entre sí. Es así como desde el punto de vista de lafilosofíaplatónica, la persona tiene dignidad porque es un ser dotado de capacidad parapensar, razonar y dialogar. Es lo que los griegos llamaban logos, la capacidad paraaproximarse a la verdad de las ideas. Para la filosofía medieval, que como sabemos estabainspirada fuertemente en el cristianismo y por ende tenía una raíz teológica, la dignidadde la persona deriva de su condición de criatura hecha a la imagen y semejanza de Diosindependiente de su capacidad para pensar y razonar (lo anterior con la reserva respectode los dementes y disminuidos mentales, los cuales en esta época eran escasamentedignificados como personas).

Con el advenimiento de la filosofía renacentista, la dignidad humana es un tema muydiscutido, es así como se concibe a la persona humana como un ser supremamente digno,por sus capacidades infinitas de desarrollo tanto intelectuales como afectivas.

En la actualidad, la afirmación de la dignidad humana ha sido una constante sobre lacual se han construido las principales declaraciones de derechos humanos, es así como seha vuelto una poderosa herramienta para reivindicar ciertos derechos o denunciardeterminados procedimientos en los que dicha dignidad se vulnera. Y es aquí donde segenera la primera necesidad de aclaración semántica del término dignidad humana, elloporque para la generalidad de las personas el vocablo esta muy condicionado por elimpacto mediático que se hace de él. Es por ello que se hace necesario distinguir, siguiendoa Baudouin y BlondeauNote48. , tres nociones de dignidad que son mutuamentecomplementarias: ladignidad ontológica, la ética y la jurídica.

Para la dignidad ontológica, la persona humana tiene una sublime dignidad por el solohecho de ser persona, es decir, por causa de su ser. Desde este punto de vista, todapersona humana independiente de su condición social, política, económica y religiosa,

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tiene una dignidad absoluta e inmodificable. Es una concepción de dignidad en que seprivilegia el ser y no el hacer.

La dignidad ética, se sustenta principalmente en Kant y su filosofía moral, tanto en laCrítica de la razón práctica como en la Fundamentación metafísica de las costumbres.Para Kant la dignidad humana significa que una persona debe ser tratada como un fin en símismo y nunca como un medio, es decir, el ser humano no se puede vender ni comprar, suvida es un fin en si mismo y todas las ciencias y las artes deber ir orientadas al servicio deeste fin que es la persona humana, de otro modo se vulnera su dignidad y el ser humanorecibe un trato indigno.

En el caso de la dignidad jurídica, la encontramos recogida en los distintos textoslegales y en las Cartas Fundamentales que rigen los países constitucionales (como es elcaso del inciso 1º del Art.1º de nuestra Constitución Política de 1980), como así mismo enlas Declaraciones Internacionales de Derechos Humanos. Según este concepto, la personahumana, precisamente por causa de la dignidad ontológica y ética, es merecedora de unosderechos que la protegen ante determinados abusos o violaciones ya provengan de laautoridad, ya provengan de otras personas naturales o jurídicas.

Las tres nociones de dignidad antes mencionadas coinciden en el respeto de lapersona por el solo hecho de ser tal, independiente de su posición social o económica,respeto que exige reconocerle la capacidad para realizarse como individuo, de plantearseobjetivos y cumplirlos por sí mismo. Esta capacidad de autodeterminación deriva de suracionalidad la que le permite elegir lo mejor para su persona de una manera libre yespontánea. Para KantNote49. , el hombre en su autonomía esta sujeto a su propialegislación y está naturalmente obligado a obrar conforme a dicha voluntad legisladora;pero como es un ser social debe someterse, no por su propia voluntad, a leyes externas, eslo que se conoce como heteronomía. Si sostenemos que el hombre es un fin en sí mismo, esgestor de su propio desarrollo y esta llamado a cumplir un rol superior es menester afirmarque este hombre racional debe ser considerado como un legislador en un reino de fines, locual es solo posible por la libertad de voluntad. De aquí surge la idea de la necesariadignidad de un ser racional, que no obedece a ninguna otra ley que la que él se da a simismo, es así como si una persona se formó al alero de la doctrina Cristiana y asimiló laprivación de disponibilidad sobre su propia vida, es obvio que se regirá por la ley queemana de él mismo y que proviene de su racionalidad con lo que enfrentado a unasituación de muerte dolorosa e irreversible es obvio que se abstendrá de practicar laeutanasia ya sobre su propia persona, ya sobre la de un tercero. Sin embargo quien nocomparte las creencias Cristianas o estas se encuentran más atenuadas, enfrentado a lamisma situación tendrá al menos la oportunidad de cuestionarse (sostenemos que al menoscuestionarse pues aún nos encontramos inmersos en una verdadera “dictadura ética ymoral” de algunos grupos conservadores) la posibilidad de disponer sobre su propiaexistencia y terminarla sin dolor y pacíficamente.

Sin embargo aquí encontramos nuestro primer obstáculo argumentativo, pues seexcluirían del campo de acción de la dignidad a todas aquellas personas que por distintasrazones no cuentan con la capacidad para expresar racionalmente sus deseos (pacientesen coma irreversible, pacientes en estado vegetal). Es aquí donde recurrimos al conceptode dignidad ontológica, la que sostiene que la persona humana tiene una sublime dignidadpor el solo hecho de ser tal, y como es obvio no podemos imaginar que un sujeto impedidode manifestar su voluntad no sea persona, como por ejemplo una persona en estadovegetal o en coma irreversible. Sostener lo contrario equivaldría afirmar que una persona

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4. El bien común

5. La Fe. Una mirada de la Religión a la Eutanasia

privada de su voluntad producto de una enfermedad o por un accidente ha perdidotambién su dignidad. En nuestra opinión, la situación es, precisamente, la contraria: lavoluntad deriva de la dignidad de la persona humana; se respeta la voluntad porque setiene dignidad, y no al revés. Siendo la dignidad humana de carácter absoluto, ella nodesaparece en caso de enfermedad terminal o coma irreversible o estado vegetativo;incluso en el evento que la persona pida morir, hay que velar por su ser y por una atenciónmáximamente cercana a su situación de sufrimiento.

La muerte ya no es un fenómeno colectivo como lo era en la antigüedad, la muerte es unacontecimiento a que se ve enfrentado la familia del enfermo y muchas veces el enfermoen soledad. Pero este fenómeno no solo alcanza a dichas personas sino también, enocasiones, al médico que experimenta un fuerte lazo afectivo con el paciente. Alinvolucrar a estas personas, la muerte pierde su carácter personalísimo y se transforma, sibien no en un hecho colectivo, en una experiencia común que afecta a otras personas. Sinembrago, este hecho colectivo no esta exento de conflictos que pueden darse entre elenfermo y su familia o bien entre ésta y el médico, cuando el enfermo se encuentra en unestado irreversible de la enfermedad y está auxiliado por un ventilador mecánico, en tornoa desconectarlo o no.

La familia de enfermo se ve enfrentada a la disyuntiva de, por un lado respetar ladecisión del enfermo cuando aún estaba lucido, o bien mantener con vida la mayorcantidad de tiempo a su ser querido en contra de su voluntad o pensando hacer locorrecto. Sin embargo, esta última situación no es más que el intento de evitar laculpabilidad de una decisión irremediable. De este modo, cuando fallezca su ser querido,la familia tendrá la conciencia tranquila por haber hecho todo lo posible para evitar eldeceso y de no haberlo abandonado. El problema se genera cuando, en el seno de la propiafamilia, se generan conflictos posteriores en torno a si el padecimiento de su ser queridopudo haber tenido un desenlace menos doloroso.

El segundo tipo de conflicto se produce cuando el médico deja a la familia la decisiónde vida o muerte para el enfermo. Este es quizás el conflicto más delicado de todos, puesgenera roces entre los miembros del núcleo familiar que discuten sobre la necesidad ybondad de las decisiones que atañen al enfermo hasta hacer imposible el consenso. Es eneste momento en que el médico interviene señalándole a la familia lo que puede hacer.Espera que ésta le indique lo que debe hacer. La familia, por su parte, suele creer que elmédico le dice lo que quiere hacer. Todo lo anterior genera una lamentable confusión que,unida a la fuerte conmoción emocional del momento, pueden desembocar a menudo enuna gran agresividad entre los familiares.

Creemos que para solucionar estos conflictos se hace imprescindible conocer lavoluntad del enfermo terminal y además respetarla cualquiera que esta sea. Es el enfermoterminal en un lapso de lucidez el único soberano para determinar su destino cuando lamedicina ya no pueda hacer nada por él. Es seguro que si el enfermo terminal conocieralas fuertes discusiones que tienen los miembros de su familia fuera de la sala de cuidadosoptaría por resolverlas él mismo y evitar con ello un sufrimiento adicional a sus seresqueridos.

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Para la Iglesia Católica la concepción de Dios como único señor de la vida y la muerte,implica valorar a la eutanasia como una práctica irreconciliable con la ética Cristiana.Para la Iglesia Católica la vida es un don del Creador, que además esta orientada a un finque es la perfección personal según el diseño de Dios. Renunciar a la vida por propiaelección significa renunciar a un fin del cual no se es dueño.

En cuanto a la postura institucional de la Iglesia Católica, varias son las declaracionesque se han hecho a lo largo de la historia (“Discurso sobre los límites morales de losmétodos médicos” bajo el pontificado de Pío XII en el año 1952; “Lettera alla federazioneinternazionale delle Associazioni metiche cattoliche” bajo el pontificado de Pablo VI en elaño 1970); es así como bajo el pontificado de Juan Pablo II, en 1980 la SagradaCongregación para la Doctrina de la Fe publicó la “Declaración sobre la Eutanasia”, através de la cual manifiestan claramente su posición frente a la práctica eutanasica. Enrelación con nuestro tema expondremos algunos puntos de esta declaración que nosparecen de especial interés:

a). Realiza una condena moral de la eutanasia al expresar que “nadie puede atentarcontra la vida de un hombre inocente, nadie puede además pedir este gesto homicida parasí mismo o para otros ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridadpuede legítimamente imponerlo o permitirlo”Note50. . No solo condena la eutanasia activasino también la pasiva al señalar que nadie puede pedirla.

b). En relación con los ruegos de los enfermos muy graves que ruegan la muerte, sesostiene que ellos “no deben ser entendidos como expresión de una verdadera voluntad deeutanasia; estas son siempre peticiones angustiadas de asistencia y afecto”Note51. .

c). En cuanto al uso de analgésicos es donde se da la mas notoria dualidad del discursoCatólico al sostener que “la prudencia humana y cristiana sugiere para la mayor parte delos enfermos el uso de las medicinas que sean adecuadas para aliviar o suprimir el dolor,incluso de calmantes que tendiendo como principal objetivo suprimir el dolor puedanindirectamente abreviar la vida”Note52. . Con esto la doctrina Católica acepta laadministración de fármacos que puedan ocasionar la muerte, la acepta como unaconsecuencia, pero no podemos evitar preguntarnos ¿En que situación queda la personaque está en estado vegetativo o el enfermo de Sida?, acaso esta persona no debe serconsiderada en esta excepción por no padecer un dolor físico sino un dolor en su dignidadcomo ser humano, el dolor de ya estar muerto en vida, el dolor de ver sufrir a sus seresamados ¿O es acaso el dolor moral menos severo que el físico?.

d). Pese a todo lo anterior la Iglesia realiza una reflexión en relación al usoproporcionado de los medios terapéuticos con lo que repudian el ensañamientoterapéutico al expresar “es muy importante hoy día proteger, en el momento de lamuerte, contra un tecnicismo que corre el riesgo de hacerse abusivo”Note53. .

e). La declaración también establece lo que podríamos denominar “Norma relativa enrelación a los medios terapéuticos”, al señalar que para evaluar el carácter proporcionadoo no de un medio terapéutico habrá que tener en cuenta “el tipo de terapia, el grado dedificultad y riesgos que comporta, los gastos necesarios y las posibilidades con el resultadoque se puede esperar de todo ello, teniendo en cuenta las condiciones del enfermo y susfuerzas físicas y morales”Note54. .

f). Contra lo que muchos creen, la postura de la Iglesia no es una postura inflexiblefrente a la eutanasia pues en determinados casos permite la practica de la eutanasia por

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omisión, aunque obviamente con otras palabras, al señalar “es licito interrumpir laaplicación de tales medios (desproporcionados) cuando los resultados defrauden lasesperanzas puestas en ellos”Note55. , es decir, “si las técnicas empleadas imponen alpaciente sufrimientos y molestias mayores que los beneficios que se pueden obtener de losmismos”Note56. .

g). De la misma manera afirma que a nadie se le puede imponer la obligación derecurrir a un tipo de cuidado que, aunque este en uso, no se encuentran libres de peligroso son demasiados gravosos y con ello legitiman el derecho a morir en paz que tienecualquier persona, al señalar que “es siempre lícito contentarse con los medios normalesque la medicina puede ofrecer”Note57. .

h). Finalmente, en otra parte de su declaración, da lugar a la eutanasia pasiva (quecomo lo vimos en el Capitulo II es aquella por la cual se deja morir al enfermo terminalcuando la muerte es inminente e irreversible), obviamente con otras palabras, al señalarque “Ante la inminencia de una muerte inevitable, a pesar de los medios empleados, eslicito en conciencia tomar la decisión de renunciar a unos tratamientos que procuraríanúnicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia”. Para Joseph Fletcher,algunos moralistas “buscan ver una diferencia entre la decisión de acabardeliberadamente con una vida a través de una acción y la de poner fin deliberadamente auna vida no haciendo nada”Note58. . Sin embargo esta distinción virtual que hacen entreeutanasia directa o activa y la eutanasia indirecta o pasiva carece de todo valor pues ajuicio de este autor “el fin y propósito de ambas es exactamente el mismo: causar lamuerte del paciente”Note59. . Por tanto, manteniendo una mínima lógica discursivadebemos concluir que si hay consenso por parte de la Iglesia Católica que la eutanasiapasiva es moralmente justificable cuando frente a una muerte inminente donde lostratamientos solo llevarían a una existencia penosa y precaria, la eutanasia activa seríatambién moralmente justificable pues en ambas el fin es el mismo.

En conclusión, la doctrina de la Iglesia Católica no adopta una postura rígida contra laeutanasia, si bien la niega en términos formales catalogándola como un atentado a Dios, lareconoce de forma tácita en sus declaraciones sobre el tema. Esto es muy importante pueslos más grandes detractores de la eutanasia se refugian tras los bastiones de la religióncatólica, sin embargo como acabamos de demostrar la Iglesia ha tomado una posición másprogresista respecto del tema y aunque no la tolera en términos formales deja abierto elcamino a que en un tiempo no muy lejano se pronuncie favorablemente respecto de ella.

Donde sí es clara la postura de la Iglesia Católica, es en el tema del llamado“Ensañamiento Terapéutico”. Se entiende por ensañamiento terapéutico la utilización demedios tendientes a prolongar artificialmente la vida, descalificándola de su sentidopropiamente humano. Según Elio Sgreccia, se puede configurar ensañamiento terapéuticoen los siguientes casosNote60. :

a). Cuando se utilizan los medios técnicos en quien esta prácticamente muerto.

b). Cuando se interviene con las terapias médicas o quirúrgicas en sentido“desproporcionado” respecto de los efectos previsibles.

La Iglesia Católica repudia el ensañamiento terapéutico, pues para ella la sacralidadde la vida no implica una extensión de ella más allá de los límites naturales de ésta. Eneste mismo sentido en la encíclica Evangelium Vitae agrega, “ciertamente existe laobligación moral de curarse y hacerse curar, pero esta obligación se debe valorar según la

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CAPITULO IV. EL ROL DE LA MEDICINA Y LA BIOETICA

1. Eutanasia y medicina

situaciones concretas; es decir, hay que examinar si los medios terapéuticos a disposiciónson objetivamente proporcionados a las perspectivas de la mejoría”Note61. .

Es en el ámbito de la medicina y la bioética donde la discusión en torno a la eutanasia hatenido un mayor desarrollo y ha sido más fructífera inclusive que en el campo de lafilosofía. Ello no debe extrañar pues es el médico quien se ve enfrentado al dilema moral yético de aplicarla al paciente moribundo por un lado, y por el otro se ven enfrentados a lapresión social creciente que exige una determinada toma de postura frente al tema.

En cuanto al desarrollo del tema en el ámbito de la bioética, este ha sido abordadoesencialmente desde el punto de vista de la calidad de vida del enfermo terminal.

La misión del médico siempre ha sido sostener una batalla contra la muerte. En laactualidad, tras el desarrollo científico de la medicina, se procura no solo formar almédico como profesional farmacológico o quirúrgico sino desarrollar especialmente elsentido de la persona, entender que trabajan con personas que sufren y no solo con lacorporalidad del individuo. Si el médico privilegia su actividad científico‐positiva dejandode lado sus inquietudes humanistas, probablemente aumentará su capacidad de dominiosobre su artis, pero dejara de ser médico y pasará a ser técnico. La medicina sufrirá así ungrave daño pues pasará de una profesión idealmente noble a una situación de indiferencia.

Para el “Comité Episcopal para la defensa de la Vida”, la eutanasia puede sercalificada moralmente de una misma forma, sea practicada por un médico o llevada a cabopor otra persona, sostienen que “en ambos casos lo que estará en juego será la vida deuna persona”Note62. . Incluso a un nivel más extremo llega Englehardt quien sostiene quelos individuos tienen “derecho a suicidarse y las demás personas tienen el deber deayudarlo”Note63. .Nosotros diferimos de esta posición pues el rol del médico es fundamentala la hora de decidir si se pone o no fin a la vida del paciente, a nuestro juicio es él quienconoce el proceso evolutivo del paciente y que puede aplicar con mayor precisión lastécnicas que pongan fin al sufrimiento y agonía del mismo. Sostener esto da una mayorgarantía de transparencia a la práctica eutanásica, la cual se asocia muchas veces conexperiencias traumáticas de la historia (sin ir mas lejos el exterminio masivo de lapoblación Judía por los Nazis durante la Segunda Guerra mundial) donde la eutanasia noera aplicada como un método para liberar a una persona de sus naturales sufrimientos nitampoco el sujeto activo era un médico. El otorgar al médico el rol de garante de la saludde los enfermos lo dota per sé de la aptitud para poder decidir si un tratamiento médicopuede revertir o no el padecimiento del enfermo o bien solo lo mantiene en unpadecimiento interminable. Incluso podemos ir mas lejos y sostener que desde el punto devista moral, si el paciente tiene el derecho moral a morir dignamente, el médico tiene laobligación moral de proveer esa muerte. Es así como M.D Farrell sostiene que “se dan unaserie de circunstancias de hecho en las cuales el paciente y el médico pueden llegar acoincidir, y si se acepta que los deberes principales del médico consisten en restaurar lasalud y aliviar el dolor de los pacientes, habrá que concluir forzosamente que no escuestionable la obligación moral del médico de acceder a la petición del paciente”Note64. .

Durante siglos la medicina no podía acceder a curar muchas enfermedades pero podía

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2. Eutanasia y Bioética

dar a los pacientes cierto grado de alivio y confort dentro de los límites que la técnica deesa época marcaba. En la actualidad la ideología dominante en la práctica médica escontribuir a la prolongación de la vida humana muchas veces importando más la cantidadde años de vida que su calidad. Si bien es cierto que cuando exista una expectativa de vidahay que luchar por ella, pero no se debe prolongar la existencia de una personadesmesuradamente hasta el punto que esta sea interminable, en palabras de Javier Gafo:“Hay situaciones en las que no sólo es aceptable que el médico renuncie a unadeterminada terapia, sino que podría incluso ser éticamente inaceptable el que lamedicina se empeñase, a todo precio, en la prolongación de la existencia biológica delenfermo”Note65. .

Por todo lo anteriormente expuesto afirmamos que el médico como profesional de lasalud esta llamado a velar no solo por la vida de su paciente sino también por su derecho amorir dignamente, conceptos muchas veces confusos para quienes argumentan contra laeutanasia. Para estos últimos la vida humana debe protegerse a toda costa, afirman que lavida humana tiene valor por ella misma, que posee una inviolabilidad axiológica decarácter apriorístico; que no adquiere ni pierde valor ético por situarse en condiciones deaparente “descrédito” como la vejez, la inutilidad social, etc. Con ello imponen al médicola obligación imperativa de mantener la vida a cualquier precio. Nosotros en ningún casodesconocemos el valor absoluto de la vida humana ni tampoco buscamos catalogarla comoun bien desechable, sostenemos que para elaborar una correcta solución al problema de laeutanasia hay que sobreponerse a estos viejos planteamientos y confrontar dos de losvalores más importantes a todo ser humano: el respeto por la vida humana con el valor demorir dignamente. Si respetar la vida es un valor, también lo es el morir con dignidad y dela manera más pacífica posible sin que este empeño se traduzca en un “encarnizamientoterapéutico” en que se busca prolongar la vida del enfermo más allá de los normalescauces de su existencia y ver en el paciente un reto científico más que un ser humanodoliente. El médico esta llamado a superar estos planteamientos tradicionales y velar porla integridad de su paciente respetando sus deseos en la medida que se ajusten con lagravedad e irreversibilidad de su padecimiento, el médico no es ni nunca debe ser untécnico sino un profesional integral abierto a nuevos planteamientos y por sobre todogarante en la salud del enfermo, salud que involucra no solo el bienestar corporal y mentalsino además la paz espiritual de no seguir sufriendo por un mal incurable.

Para la bioética, el problema de la eutanasia es un “dilema”, es decir, problemas que notienen una solución única, se convierten en desafíos no solamente para los que laboranprofesionalmente en su planteo y solución, sino para otras personas. “Se hacen problemashumanos”Note66. .

Este dilema lo aborda la bioética esencialmente desde el aspecto de la calidad de vidadel enfermo terminal. La discusión en torno a la calidad de vida tiene relación directa conlos tratamientos médicos que deben aplicarse al paciente terminal. Existe consenso entrelos distintos autores en torno a que el tratamiento aplicado a un enfermo terminal esdistinto al de un paciente que pese a sufrir una grave enfermedad es recuperable. Elpaciente terminal es un paciente desahuciado, sin esperanzas de vida que se veenfrentado a un destino ya conocido: la muerte. La actitud del médico hacia el pacienteterminal debe siempre estar orientada a minimizar sus dolencias mientras se acerca eldesenlace, esto se apoya no solo en la ética profesional sino además en el hecho de que en

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CAPITULO V. EL DERECHO COMO DISCIPLINA SOCIAL FRENTE ALPROBLEMA DE LA EUTANASIA

1. El derecho responde a las necesidades morales

bioética, como en toda disciplina, existen principios formativos. Uno de ellos es el principiode BeneficenciaNote67. , que impone la obligación moral de actuar en beneficio de otros. Siseguimos este principio debemos concluir necesariamente que el médico debe tomar unaactitud “benéfica” hacia su paciente liberándolo de sufrimientos extremos producto de laenfermedad que le aqueja. Otro de los principios formativos de la bioética es el principiode la AutonomíaNote68. , entendida como la capacidad de obrar conforme a voluntadpropia. Pero no solo para obrar, sino además para ser respetado en sus decisiones. Si unpaciente decide no seguir un tratamiento médico, en principio dicha voluntad debe serrespetada. En palabras del profesor Fernando Lolas: “Sólo el permiso otorgado por alguienpuede legitimar una acción que le involucre. El valor de las personas es incondicional y elloobliga a considerarlas fines, no medios, con la libertad de vivir y decidir libres deinterferencias”Note69. .

Sin embargo, la corriente actualmente dominante en bioética sostiene que la muertedebe ser aceptada sólo cuando es un final irrenunciable, evitando caer en el llamado“ensañamiento terapéutico”, pero fuera de estas situaciones extremas el médico estaobligado a hacer todo lo posible para mantener con vida a su paciente, cuidando sólo de nocaer en un “titanismo absurdo”Note70. . A nuestro parecer este criterio es erróneo pues nose estaría cumpliendo con uno de los principios formativos de la bioética, cual es elprincipio de la autonomía del paciente. Por otro lado, el médico solo puede desistir de sulabor cuando ya no exista más por hacer a favor del paciente. Esto supone que se aplicaronen el cuerpo del individuo una serie de tratamientos e intervenciones que lo dejaron enpésimas condiciones físicas y mentales, en otras palabras, solo dejaron la cáscara marchitade lo que alguna vez fue un cuerpo humano.

Como señalábamos en los capítulos anteriores, la eutanasia ha dejado de ser un temaprivativo de las ciencias biológicas (médicina, bioética) y se ha vuelto un problemahumano. Como sabemos, el derecho es una disciplina eminentemente social que regula lasrelaciones humanas a medida que estas se van generando, es decir, es dinámico. Si elderecho se vuelve estático corre el riesgo de volverse ineficaz y quedar en el olvido, enotras palabras transformarse en “letra muerta”.

La política hospitalaria siempre cambiante abundante en reformas de acceso a lasalud, preferencias en la atención y calidad de la medicina no ha reparado nunca en lacalidez de las unidades de cuidados intensivos, las cuales no fueron creadas ni diseñadaspensando en la parte afectiva, sentimental del paciente. Son verdaderos “espaciosreducidos” donde hay una falta de privacidad para el paciente. Hay restricción y supresiónde visitas (si las hubiera), movimientos inusitados de médicos y enfermeras, ordenes a vivavoz, carreras, equipos, camillas que ingresan pacientes críticos y que sacan cadáveres. Esverdad que hay pacientes que permanecen transitoriamente en esos lugares y que luego serecuperan para volver a sus hogares con sus familias. Pero otros pasan meses e inclusoaños sufriendo una enfermedad incurable y muy a menudo, sin nadie que los visite ni sepreocupe por ellos en la más absoluta soledad.

Como hemos venido señalando en el transcurso de este trabajo, la dignidad de la persona

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2. Necesidad de legislar a favor de la práctica eutanasica

es un valor que para estos efectos se ve enfrentado con otro valor, cual es el respeto a lavida humana. Sostenemos que estos valores no son absolutos, pero en ambos casos sonsusceptibles de protección jurídica. Es así como el concepto de dignidad tendría suexpresión no sólo en como se vive, sino también en como se muere.

Para la mayoría de los autores existe una separación más o menos rígida entre lanorma moral y la norma jurídica, fundamentalmente en lo referente a la incoercibilidad dela primera en contraste con la segunda. Sin embargo, la jurisprudencia en materia dederechos humanos está aceptando paulatinamente la positivización de la norma moral.

Existen distintos ámbitos de la moral, tenemos por un lado una moral personal cuyocentro de gravedad está en la conciencia del individuo, tenemos también una moral socialy una moral religiosa cuyo centro de gravedad está en el mensaje del fundador o inspiradorde la religiónNote71. . En el caso de la moral social, su centro de gravedad lo encontramosen las ideas o creencias del mismo grupo acerca de lo que es moralmente bueno ocorrecto. Como sabemos, la norma jurídica es producto de un legislador histórico, de unaautoridad normativa institucionalizada a la que se reconoce competencia para producirlas,modificarlas o dejarlas sin efecto. Sin embargo, este legislador histórico responde a lasexigencias de paz, orden y seguridad en el curso de las relaciones sociales que emananprecisamente de las ideas o creencias de lo correcto y bueno, no podría sostenerse que ellegislador elabora la norma jurídica con prescindencia del grupo social y por endecontrario a los valores morales que profesa dicho grupo por lo tanto no puede legislarválidamente si no es respondiendo a una inquietud social. La eutanasia responde a los másaltos valores morales como son la libertad y la justicia, y por ende el legislador no puedeomitir su regulación fundado en argumentos de orden político, religioso o ideológicos, puespor una cuestión de naturaleza debe responder a aquello que es bueno, justo y digno.

En nuestro ordenamiento jurídico no existe una reglamentación de la eutanasia, enninguna de sus formas. Si revisamos la ley penal, nos encontraremos que si una personaquita la vida a otra, independiente de sus motivaciones, será autor del delito de homicidiohaciéndose acreedor de las sanciones establecidas en los artículos 390 y siguientes delCódigo Penal, las cuales variaran si estamos frente a la muerte de un familiar (Parricidio),o de un extraño, y en ambos casos si el acto homicida se realizó o no de alguna de lasformas que describe la ley (Homicidio simple o calificado). Por otro lado, en materia penalse conoce también la figura del “Auxilio al suicidio”, regulada en el artículo 393 del mismocódigo, norma que sanciona la acción de prestar auxilio a otro para que se suicide.

Para la mayoría de la doctrina y la jurisprudenciaNote72. , la eutanasia estaríacomprendida dentro del auxilio al suicidio, siempre cuando esta haya sido solicitada por lavictima y la intervención del autor solo se haya limitado a “prestarle auxilio”, es decir,facilitarle los medios materiales o recomendaciones para la realización del acto. Con todoy pese ha ejecutarse el hecho material por el suicida, el cooperador recibe una sanciónsignificativa, de 541dias a 5 años en prisión. Fuera de este caso excepcional, simplementehabrá homicidio. Teniendo claro lo anterior, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Cómodebemos catalogar a un padre, a un hijo, a un hermano, a un marido o a un amigo que vecomo su ser amado, con quien vivió tantas cosas bellas, a quien ama por sobre todas lascosas del mundo, se va deteriorando poco a poco en un espiral ascendente de dolor ysufrimiento. Debe ser catalogado y sancionado como un asesino a sangre fría? , porqueaceptémoslo, según nuestra legislación no existe la figura del homicida piadoso, quien

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CAPITULO VI. PROPUESTAS GENERALES PARA UNA POSIBLE LEYQUE REGULE LA EUTANASIA

1. Principios a considerar

administra un fármaco para terminar la vida de un hijo que sufre no es precisamente unpadre piadoso a los ojos de la ley, es simplemente un criminal, no es un padre que amaba asu hijo tanto como para no verlo sufrir más.

Chile es uno de los pocos países de Latinoamérica en que la discusión en torno a laeutanasia se ha vuelto un tema tabú. Pensar en una legalización de la misma, es unautopía. Existen numerosas publicaciones, ensayos y escritos contra la eutanasia. Losllamados “defensores de la vida” se apoyan en la Iglesia Católica para impedir cualquierregulación legal del tema. Sin embargo, los sentimientos son más fuertes que los discursos,y el sufrimiento de ver como el ser amado pierde su dignidad y cada día es objeto deexperimentos, hacen que el sentido común se imponga al discurso consolador y quefinalmente se opte por delinquir antes que por seguir viendo el sufrimiento del ser amado.Quizás este pensamiento que profesamos sea extremo para nuestro tiempo, perorecordemos que en un pasado no muy lejano se sancionaba con penas corporales a quienrobaba para poder comer. En esa época pasar hambre era un hecho que debía aceptarsecon resignación y con un proceder casi estoico (“ducunt fata volentem, nolentemtrahunt”. Si yo consiento desde el principio con la necesidad, si acepto desde el principiovoluntariamente lo que no puedo cambiar, entonces no puede sucederme nadaadversoNote73. .). Sin embargo, con el tiempo se entendió que el hambre genera unsufrimiento tan grande que no era civilizado sancionar a quien robaba para comer. Elpensamiento humano dio un paso más hacia la dignificación de la persona. Pero en laactualidad el tema de la eutanasia sigue siendo motivo de polémica como lo fue en suépoca el solo pensar que se podía perdonar a quien robara para comer. Tan frecuentes sevolvieron los caso de prisión por ese motivo, tan fuerte fue el clamor popular quefinalmente el derecho tuvo que ceder a las necesidades de la población y reconocer loinjusto de su proceder. ¿Es entonces conveniente esperar a que las prácticas eutanasicacomiencen a desbordar la clandestinidad y se transformen en un hecho público como lo hasido en los países en que finalmente se ha regulado legalmente?, ¿Será necesario que sehagan frecuentes los casos en que familiares y amigos de un enfermo terminal comiencen air a prisión por haber escuchado sus suplicas y haber puesto termino a su sufrimiento? .

A lo largo de este trabajo, hemos tenido ocasión de señalar reiteradamente cuannecesaria nos parece la permisibilidad de la eutanasia piadosa, pues constituye la única víade reivindicación para la dignidad del enfermo terminal, que aunque enfermo sigue siendopersona. Es por lo anterior que una intervención jurídica que la legitime y regule suaplicación es imperiosa. Es por lo anterior que, en consideración a la limitada extensión deeste trabajo, formularemos de manera sumaria algunos preceptos que deberíanconsiderarse en un proyecto de ley futuro a discutir por nuestro Congreso nacional.

1‐ Consideramos útil la dictación de una ley que disponga expresamente que la omisión osuspensión de tratamientos excepcionales, complejos y especializados que sólo tienen porobjeto la postergación de una muerte inminente y afectan la dignidad de la persona, noconstituya una conducta ilícita como lo es en la actualidad. Lo anterior siempre y cuandodicha decisión sea tomada por el paciente si esta en condiciones de expresar su voluntadconcientemente, o por sus familiares o personas cercanas o bien por un equipo médico

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2. Formulación de una propuesta

dentro del marco de su experiencia cuando se trate de personas que no tengan familia.Todo lo anterior sin perjuicio de seguir prestando al paciente los cuidados ordinariosnecesarios para evitar sufrimientos. En el caso de los médicos que decidan que el pacientesolo sufre innecesariamente, estarán habilitados para poner término a los tratamientos,obrando justificados por la causal de “ejercicio legítimo de un derecho”.

2‐ Estimamos imprescindible el reconocimiento de un acto solemne y personalísimosimilar al acto testamentario, por el cual una persona enferma en estado de lucidez o bienuna persona sana capaz, pueda manifestar válidamente su voluntad de no someterse atratamiento médico cuando se encuentre enfrentado a un mal irremediable que le impidaexteriorizar su voluntad con posterioridad (coma irreversible, estado vegetativo, etc.), demanera que este acto sea oponible a la voluntad de sus familiares y del cuerpo médico quelo atiende. De la misma manera este acto exime de responsabilidad posterior alestablecimiento hospitalario y al médico tratante por respetar la voluntad del paciente.

A la luz de lo señalado en el punto anterior, proponemos el siguiente proyecto de ley:

Articulo 1º: El médico tiene el deber de adoptar todas las medidas necesarias paracurar cuanto se pueda al enfermo, y aliviar el sufrimiento del paciente terminal en lamedida de lo posible y sin atentar en contra de su dignidad como persona.

Articulo 2º: Enfermo terminal es aquel paciente que no ha respondido a ninguna de lasmedidas curativas que se conocen y le han sido aplicadas, por lo que el único objeto deltratamiento es brindarle el máximo de bienestar y acelerar la muerte inevitable de lamanera más pacifica e indolora.

Articulo 3º: Si el paciente irrecuperable ha manifestado su voluntad de evitar o ponertérmino a cualquier tratamiento médico, de palabra o por escrito en acto oficial, dichadeclaración debe ser respetada y no puede ser dejada sin efecto por el personal médico opor la familia del enfermo con posterioridad. Sólo por resolución judicial podrásuspenderse su ejecución o dejarse sin efecto cuando acreditaren presunciones graves queel consentimiento del enfermo estuvo viciado conforme a las reglas generales en materiacivil.

Articulo 4º: El médico debe evitar emplear cualquier medio diagnóstico o terapéuticodesproporcionado que no tenga beneficio alguno para el paciente.

Articulo 5º: La omisión o suspensión de tratamientos desproporcionados no exoneranal médico de su obligación de asistir al moribundo dándole los cuidados paliativosnecesarios para mitigar la fase final de su enfermedad.

Articulo 6º: En todos aquellos casos en que de acuerdo a la lex artis y la experienciamédica se determine que un paciente se encuentra ante una muerte inminente y cierta,aunque no sea inmediata, resulta lícito el suministro de calmantes u otros tratamientosque disminuyan sus sufrimientos, aunque ello implique una abreviación del lapso de vidarestante.

Sólo nos resta señalar que el tema de la eutanasia debe ser abordado de una maneradirecta, no solo como un tema polémico sino también como un tema social de nuestrotiempo. El derecho como disciplina social no puede mantenerse al margen de esta realidad

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CAPITULO VII. CONCLUSIONES

y actuar cuando las situaciones se salgan de control. Si bien es cierto que aún la eutanasiano es un tema masivo en nuestro país ello no impide que en un futuro no muy lejano puedallegar a serlo y ocupar un lugar de actualidad como lo es el divorcio o el aborto.

En el transcurso de esta investigación hemos pretendido dar un paso más en un terrenoescabroso y escasamente abordado por nuestra literatura médica y científica. Nos ha sidofácil reconocer que el problema de la eutanasia piadosa no es un tema recurrente en elámbito del derecho pese a ser una realidad jurídica en los países vecinos ylamentablemente una práctica clandestina en el nuestro. Como lo demostramos en loscapítulos anteriores, la eutanasia es tan antigüa como el hombre mismo. Surgió como unamanera de separar los sanos de los enfermos, los viejos de los jóvenes para transformarseen una práctica que se fundamenta hasta el día de hoy en una reivindicación de ladignidad, autonomía y libertad del ser humano.

Hemos demostrado como la eutanasia piadosa es una práctica que se adapta a losvalores inherentes a la persona humana, y pese a que se la concibe como un atentadocontra la sacralidad de la vida humana ella responde a valores tan esenciales como ladignidad y la libertad que no son menos importantes que la vida misma. La solución nopasa por el absolutismo valórico sino por confrontar dos valores esenciales: el respeto porla vida y la dignidad humana.

Sin lugar a dudas, lo que más ha llamado nuestra atención es la postura de la IglesiaCatólica frente a la eutanasia piadosa. De una u otra manera la Iglesia reconoce lapráctica eutanasica y la acepta en determinados casos repudiando abiertamente elensañamiento terapéutico. Coincidimos con esta postura en que la vida humana es unregalo de Dios y el más precioso de los dones, pero reconocemos que no se debe imponerforzosamente a quien ya ha perdido toda esperanza de recuperación y para quien esteregalo se vuelve una tortura insufrible.

En cuanto al rol del profesional médico y científico, este es activo y directo. Son ellosquienes están llamados a enfrentar el problema pues cuentan con las herramientasnecesarias para poder determinar la eficacia o ineficacia de un tratamiento y cuando estesolo se transforma en un desgaste innecesario para el paciente y su familia. No es enningún caso indiferente la persona que ayude a otro a pasar de un estado de dolor y agoníaa un estado de paz y tranquilidad, debe necesariamente ser un profesional médico. Pese alo anterior, estos profesionales se encuentran enormemente limitados por el imperativojurídico y ético de mantener la vida a cualquier costo aún cuando en su fuero internodifieran de ellos. Afirmamos que es necesario que se creen comités especiales a nivel decada establecimiento de salud con el fin de asesorar a la familia y al enfermo en la tomade decisiones en cuanto al tratamiento a seguir y las expectativas del mismo. El médicoesta llamado a dejar de ser solo un técnico para ser un profesional integro de la salud.

Se hace imprescindible no solo la legalización de la eutanasia piadosa, sino ademásdotarla de mecanismos que permitan conocer y respetar la voluntad no solo del enfermoterminal en un intervalo lúcido, sino también de quien estando sano de cuerpo decide veren la eutanasia una alternativa de muerte. Sostenemos que esto no atenta contra nuestroordenamiento jurídico vigente pues nuestra propia carta fundamental consagra a ladignidad como uno de los valores esenciales a todo ser humano, y la eutanasia piadosa esel mayor ejemplo de la dignidad del hombre frente a la muerte.

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43. Verdugo, Pfeffer, Nogueira. Derecho Constitucional. Tomo I. EditorialJurídica de Chile. Santiago, 1994.

Note1. Silva, Hernán. Diccionario de términos medico‐legales. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 1989. (p.94).

Note2. Cicerón, M.T. Las leyes. Libro III. Institutos de Estudios políticos. Madrid, 1970. (p.217).

Note3. Lega, C. Manual de Bioética y deontología médica. Editorial Giuffre. Milán, 1991. (p.284).

Note4. Platón. La República o el Estado. Editorial Espasa‐Calpe. Madrid, 1982. (p.115).

Note5. Marcos del Cano, A.M. La Eutanasia. Estudio filosófico‐jurídico. Editorial Marcial Pons. Madrid, 1999. (p.27).

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Note6. Ibíd., (p.28).

Note7. Ibíd.., (p.29).

Note8. Moro, Tomas. Utopía. Ed. Zero.Madrid, 1971. (p.53).

Note9. Diccionario de la Lengua Española.21ª edición. Ed. Espasa Calpe. Madrid, 1992.

Note10. Ezaine Chávez, Amado. Diccionario de Derecho Penal. Ed.Juridicas Lambayecanas.Lima, 1982. (p.149).

Note11. Jafo, Javier. Nuevas técnicas de reproducción humana. Publicaciones de la Universidad Pontificia Coimillas.Madrid,1986. (p.197).

Note12. Quintano Ripollés, A. Nueva Enciclopedia Jurídica, vol.IX. F.Seix.Madrid, 1982. (p.154).

Note13. Federación Mundial de Asociaciones pro Derecho a Morir. En http://www.worldrtd.org/. [Consulta: 10 de Octubre de2003].

Note14. Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. “Declaración Vaticana sobre la Eutanasia”.Vida Nueva, nº 1236,1980. (p.67).

Note15. Eva, Pedro. Eutanasia. Enhttp://www.uchile.cl/ publicaciones/anales/8/estudios4htm. [Consulta: 10 de Octubre de2003].

Note16. Para más antecedentes consúltese, Marcos del Cano, A.M. La Eutanasia. Estudio filosófico‐jurídico. Editorial MarcialPons. Madrid,1999.(p.63)

Note17. Silva, H. Diccionario de Términos....(p.216)

Note18. Platón. La República o el Estado .Editorial Espasa‐Calpe. Madrid, 1982. (p.115)

Note19. Lucio Anneo Séneca. Sobre la ira. Editoriales Tecnos. Madrid, 1986. (p.81)

Note20. Cicerón. Las leyes. Instituto de Estudios Politicos. Madrid, 1970. (p.217)

Note21. La Biblia Latinoamericana, Edición pastoral. Editorial verbo divino. Madrid, 1989.

Note22. Murdock, George. Nuestros Contemporáneos primitivos. Fondo de Cultura económica. México D.F, 1945

Note23. Ibíd., (p.25).

Note24. Ibíd., (p.188).

Note25. Marcos del Cano, A.M. La eutanasia: estudio filosófico‐jurídico. Editorial Marcial Pons. Madrid, 1999. (p.60)

Note26. El Tribunal Supremo Federal Alemán, se ha pronunciado por primera vez solo en 1996, aceptando la eutanasialenitiva. Es así como en sentencia BGHSt 42,301 señala; “una medicación destinada a aliviar el dolor expedida por unfacultativo en correspondencia con la voluntad declarada o presunta del paciente, no resulta inadmisible en un moribundoaunque de modo inintencionado aquella suponga como consecuencia inevitable la conformidad con la aceleración delproceso mortal”. En Roxin, Claus. Eutanasia y Suicidio. Cuestiones dogmáticas y de política criminal. Editorial Comares.Madrid, 2001. (p.7).

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Note27. La discusión sobre la regulación de la eutanasia en Holanda comenzó cuando a raíz de una sentencia dictada por elJuzgado de Leeuwarden el 21 de febrero de 1973 que consideró como fundamento jurídico el estado de necesidad yestableció cuatro requisitos bajo los cuales la eutanasia no sería castigada, siempre que concurrieran junto con eldictamenprevio de un especialista médico de sanidad estatal. En www.bioderecho.cl. [Consulta: 28 de junio de 2003).

Note28. Radio Nederland. Debate sobre la eutanasia en Holanda. En http://www.rnw.nl/cgi‐bin/home/homeInforma.pl.

Note29. En http://www.rnw.nl/cgi‐bin/home/homeInforma.pl. [Consulta: 12 de Septiembre de 2003].

Note30. Marx, P. La eutanasia a nivel mundial. En http://www.vidahumana.org/. [Consulta: 22 de Septiembre de 2003]

Note31. Ibíd.

Note32. El otro caso que ha llamado la atención mundial es el del médico estadounidense Jack Kevorkian, también conocidocomo el "doctor muerte". Según confesiones propias, Kevorkian desde 1990 había ayudado a más de 130 personas a morir.Pero el derrumbe del retirado patólogo se produjo cuando desafió a la ley, al proporcionar a un popular programa televisivoun video de la muerte de uno de sus pacientes. Luego de cuatro juicios, Kevorkian fue sentenciado a una condena de entre10 a 25 años por asesinato.

Note33. Caso paradigmatico de un hombre que luego de estar 29 años postrado en una cama solicita por todos los medioslegales y ante todas las autoridades competentes que se le aplique la eutanasia. Su rogativa es rechazada y él decide ponertérmino a su vida por sus propios medios, auxiliado por un amigo. Para muchos es un verdadero mártir moderno y símbolo dela intolerancia de muchos. Para más detalles consúltese Marcos del Cano, A.M. La Eutanasia... (p.295).

Note34. El Mundo debates. <http:/www.el‐mundo.es/debates>[Consulta: 15 septiembre de 2003].

Note35. Gimbernat, Enrique. Eutanasia y derecho Penal. En URRACA, Salvador. Eutanasia Hoy. Un Debate Abierto. EditorialNoesis, Colección humanidades Médicas. Madrid, 1996 (pp.207‐213).

Note36. Sánchez, F. La eutanasia. Giro Editores Ltda. Santafé de Bogotá, 1997. (p.24).

Note37. Singer, P. Etica Práctica. Cambridge university press. Cambridge, 1970. (p.111).

Note38. Spaemann, R. ¿Todos los hombres son personas? en AAVV, Bioética. Consideraciones filosófico‐teológicas sobre untema actual. Editorial Rialph. Madrid, 1992. (p.73).

Note39. Englehardt, H.T. Los fundamentos de la Bioética. Editorial Paidos. Barcelona, 1995. (p.155).

Note40. En los mismos términos, nuestra Carta Fundamental señala en su Artículo 1º inc. 4º: “…a cada uno de losintegrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible,…”.

Note41. McCormick, R. Salute e Medicina nella tradizione Cattolica. Editorial Camilliane. Roma, 1986. (p.155).

Note42. Verdugo, Pfeffer, Nogueira. Derecho Constitucional. Tomo I. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 1994. (p.122)

Note43. Kant, I. Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres. Editorial Porrúa. México, 1996. (p.43).

Note44. Cfr. Locke, J. Carta sobre la tolerancia. Editoriales Tecnos. Madrid, 1985. (p71).

Note45. Cfr. Martín Mateo, R. Bioética y Derecho. Editorial Ariel. Madrid, 1987. (p.71).

Note46. Cfr. Kant, I. Introducción a la Teoría del Derecho. Editorial Civitas. Madrid, 1978. (p.65).

Note47. Dworkin, R. El dominio de la vida. Una discusión acerca del aborto, la eutanasia y la libertad individual Editorial

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Ariel. Barcelona, 1993. (p.248).

Note48. Baudouin, Jean‐Louis. Blondeau, Danielle.  La ética ante la muerte y el derecho a morir. Editorial Herder.Barcelona, 1995. (p.29).

Note49. Kant, I. Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres. Editorial Porrúa. México,1996 (p.43)

Note50. Congregación para la Doctrina de la Fe. Declaración Vaticana sobre la Eutanasia, 5 de Mayo de 1980. (p.71)

Note51. Ibid., (p.71).

Note52. Ibid., (p.70).

Note53. Ibid., (p.72).

Note54. Ibid., (p.68).

Note55. Ibid., (p.69).

Note56. Ibid., (p.69).

Note57. Ibid., (p.70).

Note58. Fletcher, J. Ethics and euthanasia, en “American Journal of Nursing”. Tomo LXXIII. New York, 1973. (p.673).

Note59. Ibíd., (p.674).

Note60. Sgreccia, E. Manual de Bioética. Editorial Diana. México, 1996. (p.611).

Note61. Congregación para la Doctrina de la Fe. Declaración sobre la Eutanasia, 5 de Mayo de 1980. Cfr. Evangelium Vitae.

Note62. Comité Episcopal para la Defensa de la Vida, La eutanasia.100 cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vidahumana y la actitud de los católicos. Ediciones Paulinas. Madrid, 1993. (p.29) .

Note63. Cfr., Englehardt, H.T, The Foundations of Bioethics. Oxford University Press. New York, 1986. (p.306)

Note64. Farrell, M.D., La ética del aborto y la eutanasia. Editorial Abeledo‐Perrot. Buenos Aires, 1985. (p.110).

Note65. Gafo, Javier. La eutanasia. Editorial Católica S.A. Madrid, 1984. (p.18).

Note66. Lolas, Fernando. Bioética. Editorial Universitaria. Santiago, 1998. (p.33).

Note67. Ibíd.,(p.54).

Note68. Ibíd., (p.54).

Note69. Ibíd., (p.52).

Note70. Schöllgen, Werner. Problemas morales de nuestro tiempo. Editorial Herder. Barcelona, 1962. (p.409).

Note71. Cfr. Squella Narducci, A. Introducción al Derecho. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2000. (p.67).

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Note72. Etcheberry, A. Derecho Penal. Tercera edición. Editorial jurídica de Chile. Santiago, 1997

Note73. Spaemann, R. Actitudes ante el dolor. En línea. http://www.muertedigna.org/textos/euta53.html. Consulta:16 juliode 2003.

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