La Familia Virgiliana
-
Upload
elisa-diaz -
Category
Documents
-
view
215 -
download
0
description
Transcript of La Familia Virgiliana
EX URBE
LLEGAN NOTICIAS DE ROMA A LA
BIENVENIDA
Érase una vez, en el año 153, cuando aún reinaba Antonino Pío, una
familia, de la cual el marido se llamaba Cayo Virgilio Trajano, y tenía
una edad de 33 años. La mujer, se llamaba Valeria Virgilia y tenía 25
años recién cumplidos.
Habitaban en la “villa Virgiliana”, ubicada en la ciudad de Sisapo, en
la parte suroeste de Roma, donde el terreno era un poco desigual. Allí
vivían un número aproximado de 260 personas. Cerca de esta villa, se
encontraban los ríos Tablillas y Fresnedas por la parte oriental, en la
occidental, el río Alcudia.
Rodeando la ciudad, se encuentran los caminos de Puerto Llano y
Fuencaliente.
En esta villa, se podían hacer diversas actividades, como ir a pasear al
bosque, acudir a espectáculos, ir de compras etc. Los niños podían
salir a la calle a jugar. Solían pasar horas interminables entretenidos en
juegos como, por ejemplo, el llamado duodecim scripta, que consistía
en llevar las piezas desde la primera casilla hasta la número
veinticuatro; también solían jugar a la tabula lusoria, que era similar al
tres en raya, donde había que alinear tres fichas seguidas. También
practicaban los latrunculi, que consistía en eliminar las ocho fichas del
contrario de un tablero parecido al del ajedrez. Al aire libre solían
jugar a la musca aerea, que era similar a la gallina ciega, pero se le
llamaba “mosca de bronce” porque el jugador que llevaba los ojos
vendados gritaba “yo cazaré la mosca de bronce “ y los dem{s
contestaban “ tú la cazar{s, pero no la atraparás. A veces jugaban a
columpiarse sobre una tabla (oscilum) y las chicas, con muñecas
articuladas (puppae).
Tenían tres hijos, los cuales eran obedientes, pero a veces traviesos,
juguetones, eran rubios, al igual que su madre, con los ojos azules, el
cuarto, venía de camino. La hermana menor del padre, llamada Porcia
Virgilia, tenía veintisiete años y vivía junto a ellos, era alta, morena,
bastante guapa pero extremadamente delgada. También era muy
extrovertida, cariñosa, pero a veces un tanto vengativa.
Esta familia era rica, ya que Cayo Virgilio Trajano era un terrateniente
que tenía concedidas unas minas que estaban muy cerca de su
domicilio.
Además también administraba junto a unos esclavos sus tierras. Éstos
estaban muy especializados en el trabajo de la minería, pero también
en el trabajo de las tierras y en las labores de la casa. Así ayudaban a la
mujer embarazada en las tareas que previamente habían sido
supervisadas por ella.
A la mujer, le encantaba acudir a espectáculos, y coser, tejer y bordar,
aunque esto último casi nunca lo hacía. Se preocupaba mucho por su
aspecto físico y la esclava ornatrix era la encargada de peinarla,
maquillarla, depilarla, etc. Valeria Virgilia, casi siempre llevaba un
vestido con colores llamativos y con ricos bordados, también un
subligar de color rosa pálido, y una fascia pectoralis del mismo color.
La familia, constituida por seis personas, más los esclavos, vivían en
una preciosa casa, situada a las afueras de la ciudad. Era muy grande
ya que los dueños tenían una elevada clase social, y tenía nueve
cubículos, una sala de termas, que además de usarla para la higiene
personal, se usaba para practicar ejercicio físico. También disponían de
una culina para preparar los alimentos, dos salas de estar: un gineceo
para las mujeres y un andrón para los hombres, un enorme salón, el
triclinio, situado en el centro de la casa, un gran atrio con una fuente, y
éste, rodeado de columnas, un larario para sus dioses Manes y
Penates, un vestíbulo con un mosaico en el suelo que representaba a
un perro encadenado y avisaba de su fiereza contra los que
perturbaran la paz de la casa.
El tercer día de martius del año nombrado anteriormente, la familia
decidió ir a dar un paseo por un bosque cercano a la villa.
En ese mismo instante, mientras ellos caminaban por el precioso
monte, llegó a la villa un hombre Romano subido en un caballo, para
dar noticias importantes a la villa.
La familia no escuchó el aviso, por eso no tenían idea de que era para
ellos y estaba relacionado con las minas de Cayo Virgilio Trajano. Este
debía viajar a Roma para traer a la villa Virgiliana más esclavos para
sus minas, porque habían subido los impuestos y debían esforzarse
mucho más en el trabajo para complacer a Antonino Pío con la
extracción de minerales procedentes de sus minas.
INFANS NOVUS.
UN NUEVO MIEMBRO HA LLEGADO A LA
FAMILIA.
Mientras la familia paseaba por el bosque, la mujer sintió unos leves
dolores, que poco a poco se fueron haciendo más fuertes. Era una
señal de que el nuevo miembro de la familia estaba a punto de llegar.
Valeria avisó rápidamente a Cayo, y toda la familia corrió hacia su
casa, donde se produciría el parto.
Cayo, unos días anteriores, había mandado a sus esclavos a pintar las
paredes de su casa con pez, una sustancia negra que servía para
espantar a los demonios.
Al llegar a la casa, la mujer se tumbó en la cama y se procedió al
nacimiento de la criatura. La matrona y las esclavas sirvieron de gran
ayuda en la llegada del bebé. Mientras tanto también se invocaba a la
diosa Juno Lucina, protectora de los nacimientos.
Cuando la niña estaba llegando al mundo, los demás niños estaban
muy entusiasmados al ver que iban a tener un nuevo miembro en la
familia con el que poder jugar. Todos estaban muy felices y nerviosos
al pensar cómo saldrían las cosas, ya que ese día era muy especial para
todos.
Después colocaron a la recién nacida a los pies de su padre, el cual la
aceptó como hija legítima. Al haberla aceptado, ordenó darle de
mamar a la criatura y fueron a adornar con preciosas flores la puerta
de la casa.
Al noveno día se celebró una fiesta llamada lustratio en la que se
decidió el nombre que le iban a dar a la niña. Decidieron el de Virgilia
La familia purificó a la niña y le regaló un amuleto en forma de hueso
llamado bulla para espantar los posibles peligros como el mal de ojo o
la envidia, el mismo que tenían los otros tres hermanos.
Camillus Virgilius Tracalanus, Gaius Virgilius Tracalanus y Iulius
Virgilius Tracalanus, los tres hijos de Cayo, pasaban la mayoría del
tiempo entretenidos.
Camillus, que tenía doce años, realizaba la enseñanza primaria, en la
que practicaba la lectura, la escritura el cálculo y la música. El
pedagogo le llevaba el material escolar, y le explicaba durante el
camino a la escuela sus dudas.
Gaius, que tenía siete años, aún no recibía enseñanza procedente de
los maestros, sino que realizaba su educación en casa, al cargo de su
madre y de su nodriza.
Iulius, hacía lo mismo, ya que solamente tenía tres años.
Ninguno de los niños, excepto la recién nacida, llevaba pañales, por lo
cual se les vestía con una túnica recta, que se trataba de una pieza de
tela rectangular cosida por ambos lados con aberturas para introducir
la cabeza y los brazos, adornada normalmente con algún ribete
alrededor. En ocasiones la túnica se ceñía con un cingulum.
Para las ocasiones especiales, se usaba la toga, que era una pieza de
tela adornada con una franja de color púrpura (toga praetexta). De
calzado, solían llevar unas sandalias llamadas soleae, pero en los días
de frío invierno se ponían botas hechas con la piel de las vacas que se
criaban en la villa.
IN OPPIDO.
UN DÍA EN SISAPO. Pasadas dos semanas tras el nacimiento de la criatura, la familia
Virgilia tuvo que realizar un viaje a la ciudad vecina de Sisapo para
realizar diversas actividades, ya que en la villa Virgiliana no había
determinadas edificaciones públicas, a las que el grupo familiar
asistiría. El pater familias iba por separado de Valeria y Porcia.
En una ciudad como Sisapo, se podían hacer muchas actividades,
como por ejemplo a la hora quinta y sexta, ir a tomar un prandium en
un thermopolium, ir a las termas a darse un baño o a realizar ejercicio
físico, ver espectáculos públicos en el teatro (alguna obra de teatro), en
el anfiteatro o en el circo, carreras de carros, luchas de gladiadores, etc.
También se podía salir a pasear o a jugar. En la ciudad romana era
posible ir de compras al Macellum o mercado de abastos, que a veces
se encontraba situado en el foro, que era donde se cruzaban el cardo y
el decumanus.
Valeria y Porcia fueron a un telar, que se encontraba dentro del foro,
donde elegirían la mejor tela para el día de la boda de Porcia, que
estaba a punto de llegar. Escogieron un tejido de seda de color azafrán
con ricos bordados en color blanco con el que confeccionarían un
bonito vestido, y un velo del mismo color el cual sería realizado por
dos de sus sirvientas. También fueron hacia otro sitio del foro, donde
vendían flores. Allí compraron algunas de ellas para sujetar el velo
formando una corona.
Después de haber realizado esta tarea, fueron hacia las termas
públicas, que se encontraban muy cerca del foro. Cuando salieron, se
dirigieron por la vía decumana y luego hacia el sur, hasta el anfiteatro,
donde vieron un espectáculo en el que un par de gladiadores
luchaban. Más tarde, cuando este había acabado, fueron a la taberna
para comprar algo de comida con la que preparar una cena especial. Se
dirigieron hacia el mostrador de madera donde había grandes dolias
en las que se conservaban perfectamente los alimentos.
Cayo Virgilio se dirigió también hacia la ciudad, pero por su lado. Fue
con su esclavo más fiel al circo a ver una carrera de cuádrigas, y más
tarde a pasear por el cardo. Al final de todo, para relajarse se dirigió
hacia las termas públicas, donde después de realizar ejercicio físico, se
dio un baño en las tres piscinas que disponían de tipos de agua de
distinta temperatura para tonificar su cuerpo.
Los niños mientras tanto se encontraban en casa con su nodriza
jugando y realizando la tarea que el profesor les había mandado el día
anterior.
A la hora décima, toda la familia que se había dirigido hacia la ciudad
romana, volvió a la villa Virgiliana a través de un gran puente; era la
hora de la cenae y estaban contentos porque hablaban de que tomarían
la comida que Valeria y Porcia habían comprado en la taberna.
Al principio y al final del banquete, realizaban una ofrenda de vino a
los dioses. Solían realizar las comidas en el triclinium, donde se
reclinaban en lechos para tres personas, y los esclavos servían toda la
cena, y también lavaban las manos de los sirvientes con aguamaniles,
ya que comían con las manos. Utilizaban mappas para guardar la
comida no consumida. Más tarde, a la hora duodécima, tras celebrar
una fiesta denominada comissatio, se iban todos a dormir, porque a
esas horas era peligroso deambular por las calles, fuera de la villa, ya
que carecían de iluminación.
LABOR.
UN DÍA EN LAS MINAS
A la mañana siguiente, a la hora prima, Cayo se levantó a la salida del
sol. Se lavó los brazos y las piernas y se vistió con su túnica. Tomó un
ientaculum de queso, leche, pan con aceite, ajo y sal, miel, higos,
huevos, uvas, etc. Después de esto se marchó a trabajar. Había llegado
el primer día del mes, y debía ir a supervisar el trabajo de sus esclavos
como bien hacía cada mes.
Como era el encargado por el gobierno de Roma de sacarle
rendimiento a las minas propietario de las minas, su tarea era dar
órdenes a sus capataces y a los trabajadores, pero nunca les
administraba medios beneficiosos para su seguridad, y el trabajo en las
minas era muy duro y peligroso, ya que podían producirse
derrumbamientos. Los esclavos debían estar allí, bajo las minas, sin
descanso alguno durante un buen número de horas sin ver la luz del
sol.
En estas minas, los minerales más comúnmente extraídos, eran la
plata, el hierro, el cobre, el cinabrio y el lapis specularis.
La plata era utilizada para fabricar armas, tales como espadas, lanzas o
puntas de flechas. También para realizar monedas de cambio.
El cobre se utilizaba también para la realización de monedas,
campanas y cañones.
El hierro no tenía demasiadas aplicaciones, pero se usaba para formar
productos siderúrgicos.
El cinabrio se usaba para amalgamar la plata y el cobre y obtener así
una mezcla buena para fabricar monedas o instrumentos de cobre.
También se obtenían pinturas resistentes de color rojizo.
Y por último, el lapis specularis, era utilizado para la construcción de
ventanas, ya que era un material muy parecido al cristal de hoy en día.
NUPTIAE
SE CELEBRA UNA BODA EN LA
BIENVENIDA.
Se acercaba la boda; Porcia se iba a casar con un hombre de origen
griego llamado Alejandro hijo de Constantino del demo de Nea Polis.
Alejandro procedía de una familia rica, con elevada clase social, que
poseía muchos terrenos y riquezas. Su padre era senador y su madre
estaba la mayor parte del tiempo en casa, ya que la familia recibía
mucho dinero gracias a su padre.
Alejandro tenía treinta años y su profesión era la de legionario
romano. Estaba muy orgulloso por formar parte del ejército, y siempre
se esforzaba al máximo para intentar mantener su equipo lustroso y
preparado para el combate. Su uniforme constaba del scutum de forma
rectangular, ligeramente curvado construido mediante una plancha de
madera forrada de piel y reforzada de remaches metálicos. También la
galea que le servía de protección para la cabeza y la nuca y le cubria el
rostro por ambos lados. La lorica: una cota de malla formada por una
red metálica con la función de proteger el tórax del filo de las armas de
los enemigos. El pilum, que era una lanza compuesta de una pieza de
madera y una prolongación metálica puntiaguda. El gladius, una
espada corta con doble filo y unos ochenta centímetros de largo.
Como calzado, utilizaba las caligae, unas sandalias que tenían una
suela muy resistente, compuesta de varias capas de cuero, y
claveteadas inferiormente.
También llevaba sarcinae, (hoces, cazos, marmitas, útiles para la
madera y la tierra, etc.).
Toda esta vestimenta, pesaba cerca de 40 kilos.
Alejandro, tenía un cargo militar elevado, era centurión y estaba al
cargo de las unidades tácticas.
Este hombre normalmente, cuando no acudía al ejército, solía vestirse
con una indumentaria formada por un quitón, que consistía en un
trozo de tela rectangular cosido por un lateral, fijado sobre sus
hombros con fíbulas y ceñido mediante un cinturón.
Era un hombre alto, delgado, muy simpático, amable y muy sociable.
Mantenía su cabello largo y brillante.
Unos días previos al enlace, Porcia junto a Valeria y las esclavas,
iniciaron los preparativos para la boda; el primer día se dirigieron
hacia la casa del padre de Porcia para comenzar con todos los arreglos.
El segundo día (era once de enero y con luna llena), el novio firmó el
engýesis o compromiso matrimonial donde se fijaba la dote que el
padre debía de dar al novio.
La novia sacrificó un cerdo y entregó sus juguetes de cuando era niña,
un mechón de su cabello y un trozo de su cinturón.
El novio se cortó el cabello y ofreció un cordero a los dioses del
matrimonio, especialmente a Hera, para que bendijese su unión y les
procurase pronto un hijo sano y fuerte para que fuera militar como él.
La novia tomó un baño purificador con agua de una fuente sagrada.
Era el rito que su abuela le había aconsejado para asegurar su
fertilidad.
Se colocó su vestido largo de color azafrán con ricos bordados,
previamente realizado por sus esclavas y su madre le colocó el velo
que era símbolo de virginidad, sujetado por una diadema de flores.
Las esclavas de la casa de Virgilio se prepararon para decorar con
guirnaldas y ramas de olivo y laurel las casas de los novios.
Más tarde, en presencia de todos los invitados se realizó la unión de
los esposos y el banquete de bodas.
El convite se celebró en casa del padre de la novia, y después de la
comida, el novio le retiró el velo a la novia.
Al principio, como decía la tradición, sacrificaron a un cerdo, un pavo
y un cordero, le entregaron las partes sagradas a los dioses, y cuando
vieron que los novios eran aceptados por los dioses del matrimonio,
repartieron lo demás, después de cocinarlo, entre los invitados.
Todos realizaron comentarios agradables, sobre todo que la comida
estaba buenísima y que la velada estaba siendo muy agradable.
El novio, dirigiéndose a Porcia, expresó delante de todos los invitados
lo mucho que la quería y que estaría con ella el resto de sus días.
Por la noche, cuando todo había terminado, la novia acompañada de
su hermano, de sus sobrinos mayores y de todos sus invitados, se
dirigió en procesión hacia la casa del futuro marido montada en un
carro, a la luz de las antorchas y escuchando los cantos nupciales
(Himeneos), que entonaban los acompañantes por parte del novio y las
canciones picarescas y los Thalassioi que le cantaban sus familiares.
El día acabó cuando la novia entró en el tálamo que había sido
especialmente adornado para la ocasión.
Al día siguiente los novios recibieron la visita de los padres de la
novia, que les entregaron algunos regalos como un cachorro de perro y
un cerdo. También recibieron la dote acordada de doce mil sextercios.
Tras la formalización del matrimonio, los dos esposos indicaron la
clase de matrimonio que deseaban tener. Eligieron la sine manu, ya
que, la novia y su hermano estaban de acuerdo en no depender
económicamente del novio puesto que la fortuna de Cayo Virgilio era
superior y esto le daría a ella mayor independencia y estabilidad
económica. Así podría aportar a su matrimonio los bienes que su
hermano estimara oportunos.
Porcia y Alejandro partieron rumbo a su nuevo hogar que estaba
situado en Emérita Augusta. Allí le habían prometido unas tierras
muy fértiles cuando dejase el ejército y él pensaba añadirlas a las que
ya tenía heredadas de su familia.
Toda la familia vivió feliz aquellos días, aunque Cayo y Virgilia
echarían mucho de menos a Porcia, ya que era un miembro más de su
familia.
Cayo Virgilio cada día recordaría todos los momentos que había
compartido con su hermana en casa de sus padres, cuando jugaban
juntos a alea, o a digitis micare, etc.
Pero ante todo, siempre estaría muy feliz por haber cumplido
satisfactoriamente el encargo que su padre le dejó en el momento de
su muerte.
FINIS