La Flota de Nueva España y la búsqueda del galeón Nuestra ...
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29 NOVIEMBRE 2021 · 17 ABRIL 2022
Organizado por
La Flota de Nueva España y la búsqueda del galeón Nuestra Señora del Juncal
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Contacto de prensa
Archivo General de Indias
Edificio de la Lonja
Av. de la Constitución, 3
41071 Sevilla
La Flota de Nueva España y la búsqueda del galeón Nuestra Señora del Juncal
Del 29 de noviembre de 2021 al 17 de abril de 2022
De martes a sábado:
9.30 h a 17.00 h
Domingos y festivos:
10 h a 14 h
Entrada gratuita
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La Flota de Nueva España y la búsqueda
del galeón Nuestra Señora del Juncal
En el Archivo General de Indias de Sevilla
El Archivo General de Indias acoge entre el 29 de noviembre y el 17 de abril de 2022
la exposición ‘La Flota de Nueva España y la búsqueda del Juncal’, organizada por el
Ministerio de Cultura y Deporte, Acción Cultural Española (AC/E) y la Agencia
Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en colaboración
con el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH). La muestra
recorre, con documentos, obras pictóricas, modelos navales, maquetas y piezas
audiovisuales, la historia del galeón español Nuestra Señora del Juncal, hundido a
causa de un temporal en 1631 frente a las costas de Campeche (México) y los
intentos para su recuperación desde el siglo XVII hasta la actualidad.
Este proyecto se inscribe en el marco de acciones previstas en el memorandum de
entendimiento firmado entre España y México el 10 de junio de 2014, cuyo principal
objetivo es el estudio de la Flota de la Nueva España de 1630-1631 y,
particularmente, de sus dos buques insignia: la Santa Teresa y el Nuestra Señora del
Juncal. En febrero de 2020 la Comisión Mixta España y México acordó la realización
de una exposición para dar a conocer a la ciudadanía el trabajo realizado hasta la
fecha sobre la Flota de la Nueva España. El resultado de este acuerdo es la
exposición ‘La Flota de Nueva España y la búsqueda del galeón Nuestra Señora del
Juncal’ que presenta el Archivo General de Indias, uno de los Archivos Estatales del
Ministerio de Cultura y Deporte, y que próximamente está previsto que tenga una
segunda sede en México.
La exposición, resultado de una exhaustiva investigación
documental, reúne cerca de ochenta piezas de 18
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La exposición es el resultado de una exhaustiva investigación documental que ha
permitido reconstruir y conocer con gran detalle la importancia que tuvo la Flota de
Nueva España como nexo entre América y España en el siglo XVII y que ha puesto de
manifiesto la relevancia de nuestro patrimonio documental como herramienta
fundamental para el trabajo arqueológico.
Los comisarios, el arqueólogo Carlos León, y los investigadores del Instituto Nacional
de Antropología e Historia de México (INAH), Flor Trejo y Roberto Junco construyen
con cerca ochenta piezas el relato del galeón mercante, Nuestra Señora del Juncal,
construido en los astilleros de Hondarribia, que acabó transformado en galeón de
guerra y nave capitana de la Flota de Nueva España. En el momento de su
hundimiento, en el trayecto de Veracruz a España, iba cargado con gran cantidad de
plata en monedas y en lingotes, y de productos de alto valor en el mercado europeo
como grana, añil, seda o chocolate.
La documentación conservada en los archivos, así como la iconografía naval de la
época ha permitido reproducir un modelo en madera a escala 1:32 del galeón, que
se puede observar en la exposición, junto con la simulación a tamaño natural de la
bodega del navío. Documentos impresos y manuscritos, libros, grabados, pinturas,
cartografías y maquetas, junto a juegos interactivos y proyecciones audiovisuales,
ofrecen una experiencia que pone en valor la información custodiada en los
archivos y museos para conocer el pasado y preservar el patrimonio histórico.
La exposición se articula en torno a seis bloques temáticos:
1. España y Nueva España. Dos universos conectados
2. Rutas, barcos, puertos y astilleros
3. Trazado y construcción del Nuestra Señora del Juncal
4. El Juncal entre el mar y el abandono
5. El naufragio del Juncal
6. La búsqueda del Juncal
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1. España y Nueva España. Dos universos conectados
Durante el primer tercio del siglo XVII, España atravesaba una grave situación
financiera y social, anunciada ya a finales del siglo anterior: descenso demográfico,
conflictos agrícolas, luchas de poder entre la Corona y la nobleza, tensiones entre la
metrópoli y los virreinatos, y radicalización de las posturas de Cataluña y Portugal en
contra de la centralización territorial y administrativa promovida por el rey Felipe IV y
su valido, el conde-duque de Olivares.
En el ámbito Europeo, España estaba envuelta en la Guerra de los Treinta Años con el
objetivo de ayudar a su aliado austriaco en contra de Inglaterra, Holanda y Suecia.
Esta guerra interminable, las hambrunas y las enfermedades devastaron Europa,
diezmaron la población y llevaron a muchos de los países involucrados a la
bancarrota absoluta.
Los cargamentos que
transportaban los barcos
de la Carrera de Indias
eran el verdadero motor
de aquella maquinaria de
guerras continuas que
consumía por igual
hombres y caudales. Por
eso, la pérdida de
cualquier nave cargada
con metales preciosos era
una verdadera tragedia
para el Imperio.
En el siglo XVII, Nueva España era el virreinato más rico de América, con minas de
plata, un importante comercio interno y externo, y una población próspera en plena
expansión. Era el nexo de unión entre Asia, América y Europa a través de la ruta del
galéon de Manila. Los productos orientales llegaban hasta el puerto de Acapulco, y
de allí, se transportaban por tierra hasta Veracruz, para embarcarse después, rumbo
a Europa, en la Flota de Nueva España. El virrey en 1624 era el diplomático y
aristócrata Diego Pacheco y Osorio, III Marqués de Cerralbo.
El castillo de la Vera Cruz. En; Nicolás Cardona. Descripciones geográphicas e hydrográphicas de muchas
tierras y mares del Norte y sur, en la Indias. 1632. Manuscrito. Biblioteca Nacional de España.
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2. Rutas, barcos, puertos y astilleros
El transporte marítimo, columna vertebral de la economía, estaba controlado por la
Corona y organizado en rutas protegidas por barcos de guerra y fortificaciones
litorales. Desde mediados del siglo XVI, la Flota de Nueva España y la Flota de Tierra
Firme, navegaban en convoy protegidas por los galeones de la Armada del Mar
Océano, hasta Veracruz y Portobelo, mientras la Armada del Mar del Sur y el Galeón
de Manila traían sus productos y mercancías de Perú y Filipinas, hasta los puertos
americanos de Acapulco (México) y Panamá. En el tornaviaje, se reunían en La
Habana y desde allí partían juntas hacia España.
La Flota de Nueva España, en el viaje de ida, transportaba azogue, productos agrarios
y manufacturas europeas; y en el viaje de vuelta, embarcaba los caudales
almacenados junto con productos como grana cochinilla, cacao, cueros, carey y
manufacturas asiáticas, sobre todo, sedas y cerámicas chinas. En la Península, Sevilla
era el puerto que monopolizaba el comercio con las Indias.
Un comercio cada vez más voluminoso que requería más barcos y mejor adaptados a
la navegación atlántica que se construían en astilleros controlados también por la
Corona y, en ocasiones, en astilleros privados a cuyos armadores se compraban,
alquilaban o confiscaban sus naves cuando era necesario. Los principales astilleros de
la Carrera de Indias estaban en el
Cantábrico, sobre todo en Gipúzcoa,
en lugares con una larga tradición
marítima desde la Edad Media y con
abundante materia prima como la
madera o el hierro. Desde estos
astilleros del norte se criticaba la
construcción naval andaluza por
considerarla de peor calidad, con
maderas más blandas, mal tratadas y
escasamente curadas, que no
soportaban bien las fuertes
condiciones del océano Atlántico.
Curso del Rio Bidasoa comprendido entre Fuenterrabía y Behobia. 1524.
Dibujo a tinta y colores a la aguada sobre papel. Archivo General de Simancas,
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3. Trazado y construcción del Juncal
En 1620, Antonio de Ubilla y Estrada, contador de
artillería de las fortificaciones de Hondarribia y San
Sebastián y su mujer María de Izaguirre y Martín,
influidos quizá por el auge de los astilleros de su
pueblo natal, decidieron embarcarse en un proyecto
en el que invertir todos sus ahorros y todas sus
energías. Un proyecto arriesgado pero factible:
construir un galeón en el Puntal de Hondarribia. Y no
cualquier galeón, sino el más grande que se había
construido en aquella ciudad marinera, al que
bautizarían como Nuestra Señora del Juncal. Antonio
Lajust fue el encargado de la direcciójn del proyecto.
La construcción naval de los galeones de la Carrera
de Indias tenía dos importantes condicionantes de
calado y porte: la barra de Sanlúcar de Barrameda y
los bajos de entrada a Veracruz. Además, un porte
excesivo dificultaba la navegación en convoy. Por
ello, las ordenanzas de 1607, 1612 y 1618
reglamentaron las dimensiones máximas de los
galeones que iban a ir a la Carrera de Indias.
Sin embargo, el Juncal, por ser un galeón mercante
privado fue construido sin ayudas de la Corona y también sin sus restricciones. Sus
dimensiones eran superiores a las estipuladas para estar en la Carrera de Indias: 19
codos de manga y 669 toneladas de porte. De hecho, sus excesivas dimensiones
obligaron a trasladarlo a otro astillero, el de Bordalaborda en Lezo, para completar la
instalación de su arboladura. El objetivo de sus propietarios no era construir un
galeón para que formara parte de las flotas de la Corona, algo que no era nada
rentable, sino, más bien, para ser vendido a comerciantes y mercaderes andaluces
particulares, como se intentó tras su primer viaje a Cádiz, en 1623. Sin embargo, esta
venta no se consiguió ya que, por falta de barcos mercantes, el Juncal fue designado
por la Casa de Contratación de Sevilla para participar en la Flota de Nueva España de
1624 a pesar de sus dimensiones.
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4. El Juncal. Entre el mar y el abandono
El día 14 de Julio de 1624, el Juncal, mandado por Bartolomé de Amezqueta, partió
en la Flota de Nueva España rumbo a Veracruz, a donde llegó sin ningún percance en
la navegación. El invierno de 1624 lo pasó en Veracruz donde se le embonó el casco
para aumentar su manga y poder así subir sus cubiertas y su tonelaje a costa, eso sí,
de perder algo de estabilidad. Esta práctica era tan frecuente como fraudulenta y a
ningún barco embonado se le permitía, en principio, participar en la Carrera de
Indias.
Los oficiales de la Casa de
Contratación, que
observaron esta
intervención en el casco a
su vuelta en 1625, lo
eliminaron
inmediatamente de la
lista de galeones que
podían formar parte de
las flotas. El pesado
galeón estuvo fondeado
cinco años en la Carraca a
la espera de un
comprador que nunca
llegó.
La falta de galeones de guerra para la Carrera de Indias, unos capturados por Holanda
y otros en América, junto a la imposibilidad de construir nuevos galeones por la
acumulación de deudas de la Corona con los constructores cantábricos, hizo que la
Casa de Contratación se fijase de nuevo en el abandonado Juncal, volviéndolo a
embargar a cambio de una contraprestación económica (nueve reales por tonelada al
mes) en 1629, para tratar de convertirlo en capitana de la Flota de Nueva España.
Puerto de Veracruz de Nueva España – Impresión de 1907 a partir de una pintura de Adrian Boot (1620). Archivo General de Indias
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Como el Juncal no era un galeón de guerra sino un enorme galeón mercante o
incluso, según algunos autores, otro tipo de embarcación, fue necesario hacerle una
serie de transformaciones que fueron dirigidas por Carlos de Ibarra: sustitución de
maderas dañadas, nueva cubierta principal y cambio de toda la arboladura y artillado
del galeón con 24 cañones sevillanos.
Aquel mismo año, mientras el Juncal se transformaba en capitana de la Flota, fallecía
Antonio Ubilla. Su mujer, María Izaguirre decidió poner de nuevo en venta el Juncal
en cuanto volviera de su misión en Nueva España.
El 3 de octubre de
1630, el nuevo Juncal,
armado hasta los
dientes y engalanado
como capitana de la
Flota de Nueva España
partía junto a ocho
galeones y un patache
para Veracruz al mando
de Miguel de
Echezarreta. Un viaje
tranquilo.
5. El naufragio de Nuestra Señora del Juncal
Corría el mes de octubre de 1631 y la flota de Echazarreta aun no había partido para
España. Todo aconsejaba salir en verano pero, enemigos en la zona primero,
problemas burocráticos después, y el fallecimiento por enfermedad de Echazarreta,
impidieron esta salida. Fue nombrado general de la Flota de Nueva España Manuel
Serrano de Rivera, quien se vio ante una decisión complicada: salir tarde o esperar al
año siguiente.
Pieza de artillería del galeón Nuestra Señora de Atocha, hundido en 1622.
Archivo General de Indias
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Manuel Serrano decidió partir sin más
dilación. El arzobispo de México,
Francisco Manso de Zúñiga, que
retornaba a España se negó a embarcar.
Sabía que aquellas fechas no eran
buenas para navegar y recriminó a los
oficiales de la flota su falta de
responsabilidad. Desembarcó sus baúles
y salvó su vida de una muerte
anunciada.
El día 14 de octubre la flota compuesta
por 19 barcos partió de Veracruz. El
Juncal salió ya con problemas. Iba muy
sobrecargado de mercancía y artillería.
Entre los días 17 y 18 de octubre,
comenzó a arreciar con fuerza el viento del norte. En el Juncal, la situación era
especialmente grave, el fuerte oleaje había dañado la proa y la popa. No había
descanso para ir tapando vías de agua. Ante el inminente desastre, el día 21 la
capitana dio orden de acercarse a la costa de Tabasco para tratar de salvar
mercancías y gentes, pero las naves no maniobraban ya con normalidad. El galeón
Santa Teresa desapareció en medio de la noche con un último disparo de despedida.
El Juncal solo, dañado y sin ningún barco a la vista navegaba con el mar de popa
rumbo hacia Campeche. El tiempo se agotaba. Aristizabal en su camarote dio todo
por perdido, se puso su hábito de la orden de Santiago y se preparó para morir con
dignidad. Estaba a punto de perderse un cargamento de 1 millón de pesos de plata.
Al anochecer del día 31 de octubre, en dos minutos y medio, “…en lo que se rezan
tres credos”, el Juncal despareció engullido por el mar. Sin embargo, la lancha que el
contramaestre Granillo y otros hombres trataron de sacar, se liberó al llegarle el agua
a su nivel. El contramaestre subió a la lancha y cortó el cabo que la unía al Juncal.
Solo 39 hombres que estaban cerca de la pequeña embarcación pudieron salvar la
vida, entre ellos dos clérigos, el contramaestre, piloto, guardián, despensero,
calafate, carpintero, dos pajes y otros marineros, junto con varias sacas llenas de
joyas y monedas.
El cargamento del Juncal descrito en los
registros de carga, sin tener en cuenta las
mercancías de contrabando que pudieran
ir embarcadas, era el siguiente:
- 1.077.840 pesos de plata
- 17 toneladas de grana fina
- 11 toneladas de grana silvestre
- 46 toneladas de añil
- 1 tonelada de seda
- 18 toneladas de palo de Brasil
- 26 cajones de chocolate
- 24 cañones (30 toneladas)
- 300 personas abordo
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La maltrecha lancha navegó sin rumbo haciendo agua hasta el día 1 de noviembre,
día de Todos los Santos en el que fue localizada por el patache de la Flota mandado
por Francisco de Olano. Al ser rescatados supieron que el Santa Teresa y el San
Antonio también habían naufragado, aunque con distinta suerte. El primero sin
supervivientes, a gran profundidad; y el segundo, encallado en la costa de Yucatán,
con todos a salvo en tierra.
Fernando Centeno, gobernador de Yucatán, interrogó a los 39 supervivientes y tomó
declaración de todo lo sucedido y del lugar aproximado en el que se perdió el Juncal.
Hubo un juicio posterior en Cádiz, cuando los supervivientes llegaron a España, y
muchas peticiones de devolución, por parte de Antonio Granillo, de las joyas y
monedas recuperadas que, según él, eran suyas. El virrey de Nueva España envió una
carta al rey informando de la pérdida de los galeones.
Navíos en la tormenta – C. C. Wou, Segundo tercio del siglo XVII. Óleo sobre tabla. Museo Nacional del Prado.
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6. En busca del Juncal
Treinta años después del naufragio, en 1670, Diego de Florencia firmó un asiento con
la Corona para localizar y rescatar la carga del Juncal, pero ni siquiera llegó a
intentarlo. Los medios para el buceo en la época están relatados y descritos, entre
otros, por Diego Ufano y Pedro de Ledesma, quien en 1622 había participado en la
búsqueda y recuperación de parte de la
carga del galeón Nuestra Señora de
Atocha. Para estas tareas se usaban, grúas
navales, aparejos de fuerza, respiradores
que enviaban aire desde superficie y
campanas de bronce en las que se
conservaba el aire. Desde su naufragio, el
Juncal ha sido codiciado por buscadores de
tesoros aunque el primer
intento por localizarlo y recuperar su carga
fue en el año 1983, por parte del conocido
Burt Webber y su empresa Seaquest
International LTD.
Diez años más tarde lo intentó el buque
ruso Akademik Mstislav Keldysh; y en
2006, lo volvió a intentar la conocida
empresa Odissey Marine Exploration, a la
que se enfrentó la arqueóloga mexicana
Pilar Luna, impidiendo su expolio.
Las campañas arqueológicas realizadas en los años 1997, 1998, 2003 y 2012 por el
Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, teniendo en cuenta las
descripciones realizadas por el contramaestre Antonio Granillo, exploraron la llamada
“Sonda de Campeche” y posicionaron varias anomalías detectadas por el sonar de
barrido lateral y el magnetómetro de protones, entre ellas, una en la que se
apreciaba un montículo con las mismas dimensiones que el Juncal.
Dibujo de campana de buceo – José Bono, 1583. Manuscrito.
Archivo General de Indias
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En el año 2014, España y México firmaron un acuerdo marco de colaboración para
continuar los trabajos de búsqueda de este galeón en aplicación de las
recomendaciones de UNESCO en materia de Patrimonio Cultural Subacuático. La
experiencia conjunta de ambos países en investigación arqueológica subacuática y en
la lucha contra el expolio puede llevar a buen puerto esta misión que podría, por fin,
dar a conocer el paradero de este importante naufragio histórico, testimonio único
de la Flota de Nueva España, ejemplo de la globalización del comercio en el siglo XVII,
tumba de más de 300 marinos y parte esencial de la historia común de nuestros
antepasados. El hallazgo y la investigación arqueológica del Juncal respondería
muchos interrogantes hasta ahora sin respuesta.
Listado de instituciones prestadoras:
Archivo General de Andalucía
Archivo General de Indias
Archivo General de Simancas
Archivo del Museo Naval de Madrid
Asociación de Amigos de la Historia de Hondarribia
Ayuntamiento de Sevilla
Biblioteca de la Diputación Foral de Vizcaya
Biblioteca Nacional de España
Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca
Colección Kutxa, Guipúzcoa
Museo de América
Museo Histórico Militar de Sevilla
Museo Nacional de Ciencias Naturales
Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec, México
Museo Nacional del Prado
Museo Naval de Madrid
Patrimonio Nacional, Real Biblioteca
Real Jardín Botánico
![[Osprey] Galeón Español (1530-1690) (en inglés)](https://static.fdocuments.es/doc/165x107/577cc3631a28aba71195e73c/osprey-galeon-espanol-1530-1690-en-ingles.jpg)
