La Fractura del Metabolismo Universal

CAPITALISMO PANDÉMICO

La Fractura del Metabolismo Universal

Febrero de 2021

Jaime Chuchuca Serrano

www.flacsoandes.edu.ec

©Capitalismo pandémicoLa Fractura del Metabolismo UniversalJaime Chuchuca Serrano

1era ediciónEdiciones Opción Sta. Prisca Oe3-26 y Psje. San LuisQuito-EcuadorTeléfono: 593 2 2282011e-mail: [email protected]

Diseño y diagramaciónGuido Proaño A.Dibujos de portada y contraportada: Cristhian Zumba, 2021.

Derechos de autor: CUE-004115 ISBN: 9789-9942-782-19-9 Quito-Ecuador, febrero 2021

Nota Biográfica .......................................................................................... 5Agradecimientos ......................................................................................... 7Presentación ............................................................................................. 11Apresentação ............................................................................................. 17Introducción.............................................................................................. 23

Capítulo 1El Capitalismo y la Fractura del Metabolismo Universal. Lecturas de Marx .............................................................................. 31

1. Naturaleza y Ser Humano ............................................................. 332. Metabolismo Social ........................................................................ 353. Fractura del Metabolismo Universal y Social ............................. 424. Conclusión ...................................................................................... 45

Capítulo 2Entre la Crisis Antropocéntrica y la Pandemia ................ 51

1. Al Rojo Vivo ................................................................................... 532. Capitalismo Enfermo ................................................................... 543. Crisis del Capital, Coronavirus y Dictadura Global ................ 564. Crisis Antropocéntrica y Ontológica. Algunos errores yaciertos de Byung-Chul Han ............................................................ 615. Cambio Climático y la construcción social Covid 19 .............. 666. Sin Agua ......................................................................................... 697. Decrecimiento Forzado y la Ley de la Entropía deGeorgescu Roegen .............................................................................. 768. El Holocausto del Siglo XXI ........................................................ 809. Guerra Fría y la Sonrisa de Gagarin .......................................... 83

Capitalismo pandémico2

10. China, la Potencia Hegemónica del Siglo XXI ........................ 8611. El Enemigo Visible ...................................................................... 8912. El Hambre como Ley de Estado y Mercado ............................ 9113. La Caída de un Rey .................................................................... 93

Capítulo 3El Gran Encierro del Panóptico Pandémico ......................... 97

1. Coronavirus: Un Dispositivo Político ....................................... 992. El capitalismo como constante experiencia del shock. La Pandemia: Trauma y Shock. Reflexiones de Freud y Benjamin ... 1013. La Multitud de las Mascarillas ................................................... 1054. La estructuración pandémica de la modernidad del siglo XXI y el SARS-COV2...................................................................................... 1125. El Gran Encierro ......................................................................... 117

5.1 Estado Policial Global, Teletrabajo y Plusvalía ................... 1175.2 El Gran Encierro y la Biopolítica del Miedo:confinamiento y exclusión ........................................................... 123

6. El Panóptico Pandémico ............................................................ 1387. Violencia Pandémica ................................................................... 1408. Conviviendo con Algoritmos ................................................... 143

Capítulo 4Acumulación en la Pandemia y el Mundo Postcovid ....... 149

1. ¿Quiénes Ganan en la Pandemia? .............................................. 1512. Acumulación por Despojo y Corrupción ................................ 1573. USA: Los Temblores de un Gigante ........................................... 159

3.1. George Floyd y la Peste Blanca ........................................... 1603.2. EEUU o la Antidemocracia ................................................ 1633.3. El Asalto al Capitolio y la Guerra ........................................ 165

4. Las Curas ....................................................................................... 1684.1. De Cuando los Indígenas Curaron la Modernidad ......... 1694.2. La Pandependencia y la Guerra de las Vacunas ............... 1734.3. Naturaleza, el Otro y la Desposesión de la Salud .............. 177

5. Octubre Pandémico: Entre la Lucha y lo Electoral .................. 1845.1. La Influencia de Octubre ..................................................... 1855.2. Los Levantamientos de Octubre Definieronel Escenario Electoral en Ecuador ............................................. 1885.3. El Retorno del MAS en Bolivia ........................................... 1915.4. La Revolución Chilena por una Nueva Sociedad ............ 195

Jaime Chuchuca Serrano 3

5.5. ¿Normalidad en Perú? ......................................................... 1995.6. La Movilización Social de Guatemala ............................... 201

6. Resumen del Imaginario Pandémico ....................................... 2037. Entre lo Pandémico y Postpandémico ...................................... 2058. Preguntas para la Postpandemia ............................................... 2079. De las Estructuras Pandémicas y la Liberación ....................... 210

Bibliografía .............................................................................................. 213

Jaime Vicente Chuchuca Serrano (Cuenca, 1983) es académico, escritor, abogado, filósofo, sociólogo y activista. Ha compartido sus años entre la academia y el activismo político de izquierda con organizaciones de jóvenes, trabajadores, docentes, mujeres, campesinos, indígenas y afroecuatorianos.

En la Universidad de Cuenca se graduó de Abogado de los Tribunales de Justicia del Ecuador y Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales (2006); su vocación por la filosofía y las ciencias sociales le llevó a estudiar la Licenciatura en Ciencias de la Educación en las especialidades de Filosofía, Sociología y Economía, graduándose con la tesis El Desarrollo de la categoría Trabajo en Marx (2012). En el año 2013 ingresa en la FLACSO Ecuador donde se titula en la Maestría de Sociología (2016) con la tesis La Producción Teórica del Trabajo en Ecuador. Actualmente estudia el Doctorado en

Nota Biográfica


Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional del Cuyo (Argentina) y el Diplomado en Enseñanza de las Ciencias Sociales y la Historia de la FLACSO Argentina.

Es autor de los libros El Trabajo. Páginas más allá de Marx (2019), Levantamientos y Revolución (2020) y varios artículos indexados. Ejerce la abogacía, la docencia y la investigación. Ha participado con ponencias en decenas de seminarios y congresos nacionales e internacionales. Escribe en varios periódicos, revistas y semanarios y se desenvuelve como analista político en los medios de comunicación.

Agradecimientos

En estos ajetreados días es difícil predecir la sobrevivencia individual. Al momento que acabo de escribir estas líneas, a más de un año de los brotes mundiales, aún no me he contagiado del coronavirus. Al inicio de las actividades del panóptico pandémico global todos fuimos enredados por la incertidumbre y el miedo. A un par de semanas de iniciado el primer Estado de Excepción en Ecuador, con muchos amigos y amigas dialogamos sobre la irracionalidad de muchas medidas y restricciones, de los compromisos políticos y económicos de los gobiernos, de las estructuras carcelarias que se montaban en la sociedad.

Nos obligaron a casi tres meses de confinamiento y tuvimos que romper las limitaciones del Estado de Excepción para sobrevivir. Los toques de queda alteraron las relaciones sociales. Con muchos amigos nos empezamos a reunir de modo clandestino, con ellos


dialogamos profundamente de cómo estaba cambiando la subjetividad social y las formas económico-políticas, la salud y la educación. Agradezco fundamentalmente a Pancho Ortega, Cristian Quezada, Fredy Bravo, Patricio Tello, Mauricio Baculima, Cristian Zumba, Juan Diego Argudo y sus familias que siempre me brindaron ejemplos de primera fuente. Agradezco a Juan Mérida, Diana Murillo, Diana Jiménez, Mario Portugal, Natalia Mosquera, Amanda Hurtado, Luis Corral, Luis Borja, Julián Grueso, expertos en su materia y en las lides sociales, quienes desde diferentes partes del mundo entonaron el panorama con diferentes voces.

Mis hermanos Jorge y Carmita Chuchuca Serrano, médicos especialistas, me inspiraron a seguir de cerca los asuntos de la salud pública, de los hospitales y la seguridad social, la gestación de las políticas, la gubernamentabilidad y la falsedad de la información estatal. Junto a los estudios científicos y la normativa internacional comprendí las formas disciplinarias que se impusieron sobre los médicos, el personal de la salud y los trabajadores. Agradezco a mi madre Inés, a mi hermano Juan Pablo y mi sobrino Daniel con quienes pude vivir y aprender los cambios que afrontaban los adultos y los niños en el sistema pandémico.

Aprendí de cerca con las comuneras y comuneros en resistencia de San Pedro de Yumate en Molleturo y su organización en defensa del agua. Estas experiencias junto a otros aprendizajes colectivos nutrieron fuertemente mi espíritu al calor del fogón de la noche. En el kichwa ecuatoriano la palabra yachana significa saber y yachachina (el morfema –chi: hacer) hacer saber que ha sido traducido


por enseñar, gracias a los jóvenes y mujeres movilizados (ecuatorianos, peruanos, chilenos, colombianos, guatemaltecos, bolivianos) por hacerme saber que es posible una profunda y revolucionaria transformación social; me inspiraron cálidamente con su voluntad, fuerza y valentía.

Gracias a Anahí, Marcos y muchos otros amigos quienes gentilmente me acogieron en Mendoza (Argentina), a los compañeros y compañeras del Doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Cuyo, del Diplomado en Enseñanza de las Ciencias Sociales y la Historia de la FLACSO Argentina, con quienes vivimos varias peripecias en la pandemia. Agradezco a los doctores Jeferson Odair Diel y a Lucio José Dutra Lord, de la Universidade do Estado de Mato Grosso (UNEMAT), por sus consejos y colaboración desde Brasil.

Varios meses sin remuneración nos impulsaron a actuar en conjunto y a planificar comunalmente la distribución de los ingresos. Aprendí de la administración pública y laboral en la pandemia rompiendo injusticias con un gran equipo de trabajo: Norma Cabrera, Valeria Arévalo, Raúl Valverde, Astrid Lalangui, Katty Romero, Noralma Sandoval, Erika Ortiz, Raquel Rodríguez y Janeth Valverde del Cantón Santa Isabel, a quienes agradezco especialmente porque con ellas/os logramos salir de la crisis sin disminuir sueldos ni despedir a nadie. Las experiencias de este equipo y sus familias me ilustraron sobre los sucesos de las periferias cantonales y rurales de Ecuador.

Agradezco al periódico y Editorial Opción, la página Línea de Fuego, la Revista El Observador, el blog Fanesca


Política, Semanario El Sol, Diario Late –que casi dos años publicó mis artículos, pero que en la pandemia tuvo que disminuir las hojas y eliminar la columna de opinión–, a la Revista Bahareque y tantas otras páginas y medios por difundir mis líneas. Un abrazo a los estudiantes y ex estudiantes de la Universidad de Cuenca, amigos y amigas, con quienes hemos mantenido un diálogo vivo. Desde el corazón, muchas gracias a todas y todos. Haría falta otro texto solo para relatar las aventuras que con ustedes hemos vivido en estos turbulentos días.

Cuenca, Domingo 10 de enero de 2021.Jaime Chuchuca Serrano

Presentación2

Los períodos más convulsionados de la historia acaban silenciando una gran diversidad de demandas. Como nos muestran las Ciencias Humanas, un cambio no siempre significa avanzar en la construcción del colectivo social. Más aún, ante las catástrofes, algunos pocos hacen fortunas a través de procesos y procedimientos de expoliación de las masas trabajadoras, profundizando en el modo desigual por el cual las riquezas socialmente construidas son distribuidas entre los sujetos, formando verdaderos abismos e intereses económicos entre los “humanos”. Y esto ocurre de manera silenciosa, lo cual es acompañado de discursos legitimadores por los cuales los fines justifican los medios.

1 Traducido del portugués al español por Jaime Chuchuca Serrano.

1


Es necesario un gran rigor epistemológico y compromiso con la verdad para afrontar tales procesos y procedimientos, pues implica ponerse en contracorriente, decir lo que no se dice y llamar la atención del colectivo para aquello que los opresores buscan camuflar. Tal ejercicio constituye el hilo conductor de Capitalismo Pandémico en el cual Jaime Vicente Chuchuca Serrano denuncia el proceso actual del capitalismo global y sus influencias y confluencias en América Latina. A partir del contexto local, marcado por el capitalismo tardío, el autor ofrece una visión diferente del proceso en curso. La pandemia no solo es devastadora por los efectos biológicos en la vida de millares y millones de personas, sino sobre todo porque por ella se justifica la inercia y la deconstrucción del Estado Democrático de Derecho, produciendo la profundización de los impactos del virus sobre el hambre, el abandono, en la marginalidad, en las minorías y en los silenciados de la sociedad. En este momento la pandemia se torna en la bandera de los gobiernos que actúan para realizar los intereses capitalistas nacionales y extranjeros, reduciendo la presencia de las políticas sociales y relativizando el concepto de justicia.

Las bases a partir de las que el autor analiza el contexto actual son sólidas y fueron colocadas por Karl Marx. Su labor fue buscar en la obra marxista los conceptos y teorías que permitan la perspectiva crítica desarrollada en los capítulos que componen el libro, comenzando por la provocadora reflexión sobre lo que constituye el humano y la interacción social, lo que lleva al lector a cuestionarse sobre las rupturas o fracturas en la sociedad. Estos conceptos intrigan al lector cuando se los piensa en


el contexto pandémico, donde el discurso separa el cuerpo de aquello que socialmente lo construye, dirigiendo todo el mal a un microorganismo viral invisible y cegando la principal característica latinoamericana: la desigualdad social. Como despliegue de esto, los sentidos son alterados, lo que ocurre, por ejemplo, con personajes de la escena cotidiana, tal como el habitante de calle que deja de ser aquel que reclama por la igualdad para ser fuente de peligro, ya que puede tener el virus y así se convierte en un posible vector de contaminación para aquellos que transitan en sus carros con las ventanas cerradas, con máscaras y siguiendo una posición de grupo social privilegiado y a quienes no interesa transformación alguna.

Con la pandemia surge la práctica del aislamiento social, no obstante es un retraimiento que se relativiza porque presenta índices diferenciados en función de las clases económicas. Mientras que la clase media dedica su tiempo a la home office, son los individuos de las clases bajas quienes necesitan recorrer las calles para entregar fast-food, se acumulan en espacios minúsculos para el desempeño de las actividades laborales que sirven para aquellos que pueden pagar sus comodidades a través de aplicaciones y herramientas online. De este modo, el aislamiento social pandémico compone parte de un proceso más amplio de distanciamiento entre las posiciones de clase y que en el corto plazo mostrarán profundos abismos entre las capas más y menos favorecidas. Por esto Chuchuca Serrano cuestiona sobre cómo y cuánto el confinamiento y las restricciones pandémicas modificaron el tejido social.

Las respuestas a las preguntas presentadas por el


promotor de esta obra pueden ser variadas si no se consideran las estrechas relaciones de la historia actual, de lo local con lo global, de las prácticas pandémicas como el funcionamiento y arraigo del capitalismo. Por todo el globo, desde Australia hasta la Amazonía, la pandemia silenció cuestiones de interés mundial como la protección de la naturaleza y la salud mental de las personas. Las demandas de emergencia de la pandemia priorizaron temas en los medios de comunicación y justificaron la inercia de los gobiernos en las acciones que eran urgentes: la reducción de los incendios, la contaminación del planeta o las cuestiones básicas de sobrevivencia.

Así el virus se tomó para reemplazar, paulatina e incuestionablemente, el discurso y la práctica del concepto de supremacía humana sobre lo natural, en la medida que la atención prestada a la pandemia excluyó de la escena discusiones sobre los impactos ambientales de la producción capitalista, del valor humano considerado apenas como un número o mano de obra barata para operar y potenciar la voluntad de la minoría. Asimismo lo hizo también a través de la valoración diferenciada de los grupos sociales, llevando adelante el empobrecimiento de regiones enteras, la violencia física contra los grupos sociales, la negación de los derechos individuales y colectivos.

El autor, por fin, denuncia: lo pandémico es un conjunto de conceptualizaciones filosóficas, sociológicas, políticas, económicas, ambientales y, en última instancia, médicas. La emergencia de la pandemia trajo un impacto perverso en los grupos socioeconómicamente vulnerables, porque para ellos no había políticas consolidadas en salud,


educación, seguridad y economía. Pero la misma pandemia calzó como un guante a los intereses capitalistas que vieron posibilidades de apropiarse de los recursos públicos y avanzar en procesos ya en curso en los últimos años, como la brecha tecnológica entre las regiones ricas y pobres, entre el norte y el sur de la línea ecuatorial. Sin embargo, en este mismo contexto de pandemia, caracterizado por los puntos aquí enlistados y por tantos otros pertinentes que el profesor, investigador y activista Chuchuca Serrano desarrolla magistralmente, la lectura de Capitalismo Pandémico indica la persistencia de un proceso contra el cual se deben levantar las voces de los marginados. Resistir y construir un mundo diferente es preciso, incluso en los momentos turbulentos de los cuerpos y las mentes.

Brasil, 18 de enero de 2021.

Dr. Jeferson Diel – [email protected]. Lúcio Lord – [email protected]

Universidade do Estado de Mato Grosso – UNEMAT

Apresentação

Os períodos mais conturbados da história acabam por silenciar grande diversidade de demandas, como nos mostram as Ciências Humanas, uma mudança nem sempre significa avanço na construção do coletivo social. Mais ainda, diante de catástrofes, alguns poucos formam fortunas por meio de processos e procedimentos de espoliação das massas trabalhadoras, aprofundando o modo desigual pelo qual as riquezas socialmente construídas, são distribuídas entre os sujeitos, formando verdadeiros abismos e interesses econômicos entre “humanos”. E isto ocorre de modo silencioso, ou acompanhado de discursos legitimadores que pelos fins justificam os meios.

É necessário grande rigor epistemológico e comprometimento com a verdade para fazer frente a tais processos e procedimentos, pois implica colocar-se na contracorrente, dizer o que não é dito e chamar


a atenção do coletivo para aquilo que os opressores buscam camuflar. Tal exercício compõe o fio condutor de Capitalismo Pandêmico no qual Jaime Vicente Chuchuca Serrano denuncia o processo atual do capitalismo global e suas influências e confluências na América Latina. A partir do contexto local, marcado pelo capitalismo tardio, o autor oferece uma visão diferente do processo em curso. A pandemia não é devastadora somente pelos efeitos biológicos sobre as vidas de milhares e milhões de pessoas, mas sobretudo porque por ela, se justificam a inércia e a desconstrução do Estado Democrático de Direito, produzindo o aprofundamento dos impactos do vírus na fome, no abandono, na marginalidade, nas minorias e nos silenciados da sociedade. Neste momento a pandemia se torna bandeira de governos que atuam para realizar interesses capitalistas nacionais e estrangeiros, reduzindo a presença das políticas sociais e relativizando o conceito de justiça.

As bases, a partir das quais o autor analisa o contexto atual, são sólidas e foram colocadas no século retrasado por Karl Marx. Seu cuidado foi buscar na obra marxiana os conceitos e teorias que permitem a perspectiva crítica desenvolvida nos capítulos que compõem o livro, a começar pela reflexão provocativa sobre o que compõe o humano e a interação social, o que leva o leitor a se questionar sobre os rompimentos, ou fraturas na sociedade. Estes conceitos intrigam o leitor quando pensados no contexto pandêmico, no qual, o discurso separa o corpo daquilo que socialmente lhe constrói, direcionando todo o mal a um microrganismo viral invisível e cegando o que antes era a


principal característica latino-americana: a desigualdade social. Como desdobramento disso, os sentidos são alterados, o que ocorre, por exemplo, com personagens da cena cotidiana tal qual o morador de rua que deixa de ser aquele que demanda igualdade para ser uma fonte de perigo, pois ele pode ter o vírus e assim se torna um possível vetor de contaminação para aqueles que passam em seus automóveis com vidros fechados, usando máscaras e seguindo numa posição de grupo social privilegiado para quem a mudança não interessa.

Com a pandemia, surge a prática do isolamento social, mas um retraimento que é relativizado porque apresenta índices diferenciados em função das classes econômicas. Enquanto a classe média dedica seu tempo ao home office, são os indivíduos das classes baixas que precisam deslocar-se pelas ruas a entregar fast-food, acumular-se em espaços minúsculos na realização de atividades laborais que servem para aqueles que, em seus confortos, podem pagar por meio de aplicativos e ferramentas online. Deste modo, o isolamento social pandêmico compõe parte de um processo mais amplo de distanciamento entre as posições de classe e que, em curto prazo mostrarão abismos profundos entre as camadas mais e menos favorecidas. Por isto Chuchuca Serrano questiona sobre cómo y cuánto modificaron el tejido social el confinamiento y las restricciones pandémicas.

As respostas ao questionamento apresentado pelo promotor dessa obra podem ser variadas caso não consideradas as estreitas relações do atual histórico, do local com o global, das práticas pandêmicas com o


funcionamento e enraizamento do capitalismo. Por todo o globo, da Austrália até a Amazônia, a pandemia silenciou questões de interesse mundial como proteção da natureza e saúde mental das pessoas. As demandas emergenciais da pandemia priorizaram temas nas mídias e justificou a inércia dos governos nas ações que eram urgentes: redução de incêndios, poluição do planeta ou questões basilares de sobrevivência. Assim, o vírus recolocou, de modo gradual e inquestionável, o discurso e a prática da concepção de supremacia do humano sobre o natural na medida que a atenção dada à pandemia excluiu da cena as discussões sobre os impactos ambientais da produção capitalista, do valor humano considerado apenas como número ou mão de obra barata para operacionalizar e potencializar a vontade da minoria. E fez isso também mediante a valoração diferenciada de grupos sociais, levando adiante o empobrecimento de regiões inteiras, a violência física contra grupos sociais, a negação do direito individual e coletivo.

O autor, por fim, denuncia: lo pandémico es un nudo de conceptualizaciones filosóficas, sociológicas, políticas, econômicas, ambientais e em último lugar médicas. A emergência da pandemia trouxe impacto perverso sobre os grupos vulneráveis socioeconômicos, porque para esses não havia políticas consolidadas em saúde, educação, segurança e sequer econômicas. Mas a mesma pandemia serviu como uma luva aos interesses capitalistas que viram possibilidades de apropriar-se dos recursos públicos e fazer avançar processos já em curso nos últimos anos, como o distanciamento tecnológico entre regiões ricas e pobres,


entre norte e sul da linha do Equador. Porém, mesmo neste contexto de pandemia, caracterizado pelos pontos aqui elencados e por tantos outros pertinentes que o professor, pesquisador e ativista Chuchuca Serrano desenvolve com maestria, a leitura de Capitalismo Pandêmico indica a persistência de um processo contra o qual as vozes dos marginalizados deve fazer levante. Resistir e construir um mundo diferente é preciso, mesmo em momentos conturbados dos corpos e das mentes.

Brasil, 18 de janeiro de 2021.

Dr. Jeferson Diel – [email protected]. Lúcio Lord – [email protected]

Universidade do Estado de Mato Grosso - UNEMAT

IntroducciónMemoria y Shock Pandémico

Me parecía que estaba en alguna película futurista. A todos nos pasaba igual. Eran comienzos de marzo y en los aeropuertos latinoamericanos se preguntaban absortos, asiáticos y europeos, cómo podíamos seguir caminando tan tranquilos sin mascarillas. La mayoría de la gente por estos lares no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo a ciencia cierta en China, Italia, España, Francia, EE.UU. Las noticias gubernamentales no dejaron nunca de ser un pálido reflejo de los hechos. Pasaron un par de semanas y todo se transformó. Asomaron multitudes con mascarillas y masas empobrecidas con el rostro al aire. Miles de muertos en domicilios, calles, veredas; cientos de desaparecidos.

El 2019 fue el año de mayores movilizaciones de lo que vamos en el siglo XXI y el 2020 amenazaba con ser su réplica. La enfermedad pandémica bajó la marcha. El Banco


Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertaron a los gobiernos de una inestabilidad política y económica global. El coronavirus apareció como aliado estratégico de la mayoría de gobiernos para inmovilizar a la población y filtrar sus programas neoliberales. Se paralizaron las protestas por los confinamientos forzados. China inmovilizó a Hong Kong, Francia a los chalecos amarillos. EEUU detuvo Bagdad. Se constriñó Yemen, Beirut, Italia, España, India. Latinoamérica movilizada fue sometida a respirar en el panóptico pandémico inmovilizador. Las movilizaciones sociales dejan una estela organizativa y reivindicativa que sueña cambios: la renovación de la sociedad, la transformación de la producción y el Estado, la explosión de la coreografía de las concepciones, las nuevas pedagogías, otras interpretaciones, una política alternativa y alternativas de las políticas. Se sienten vientos revolucionarios que el gran encierro pandémico y la dictadura global digital no lograron detener. Después de los primeros meses de encierro y los pedidos de los capitalistas para que las clases medias vuelvan a trabajar, y con una periferia que nunca tuvo descanso, la gente retornó paulatinamente a las protestas.

El pánico contra el coronavirus se introdujo subjetivamente como un temor al otro. Primero contra el extranjero, después contra regiones y ciudades internas, hasta que el contagio se volvió local. El peligro afloró a fondo, como un tipo de aversión al otro: el otro que puede contagiarme. No obstante, las movilizaciones en crecimiento rebasaron esta consecuencia psicológica. Los


grupos de poder y los gobiernos crean normas (cuasi) esclavistas, mutilan derechos y no le dejan otra opción a las masas empobrecidas que la lucha social.

Hay diferentes formas de relatar las cosas y los relatos, como escribe Benjamin, se empeñan en estampar la vida de los informantes para darla a los lectores y escuchas como experiencia. Es imposible salirse de este grabado cuando nos va la vida en ello. “Así la huella del narrador –escribe Benjamin en El París de Baudelaire– queda marcada en el relato como la huella de la mano del alfarero en la vasija de barro” (2013, pág. 190). La ciencia y la filosofía están llenas de relatos, sin importar lo exactas y neutras que aparenten ser. La historia del capitalismo pandémico tiene marcas subjetivas y objetivas profundas.

A diferencia del relato, explica Benjamin, la información exige “transmitir el puro en-sí de lo acontecido” (2013, pág. 190), pero el autor no nos explicó ¿qué sucede cuando no se quiere transmitir ninguna información por objetivos económicos y políticos? y no nos dijo ¿dónde quedan los silencios discursivos de los medios poderosos? En la sociedad consumista se exige alta calidad de comida, de vehículos, de ropa, de videojuegos, de computadoras, de celulares –sin importar que esta calidad tenga un tiempo programado de obsolescencia– pero no se dice nada de la calidad de la información. En el mundo consumista pandémico la calidad ha decaído más aún. La era del papel está en peligro o por lo menos tiene retrocesos: periódicos, libros y dinero tienen su espejo electrónico. La Covid 19 incrementa exponencialmente las modificaciones tecnológicas.


Para recordar su niñez, Proust acuñó el concepto memoria involuntaire –basándose en el concepto memoria pura de Bergson–, para indagar a la persona privada, aislada, donde reina la experiencia y las relaciones del pasado individual con el pasado colectivo (Benjamin, 2013, pág. 191). Habrá que profundizar en los rincones de la memoria para comprender (verstehen) la historia pandémica. Los ensayos de este libro tienen el propósito de servir en la búsqueda filosófica y sociológica del tiempo perdido y como una sugerencia al tiempo futuro.

Las páginas inconclusas de Benjamin en El París de Baudelaire (2013) ilustraron que el capitalismo es una experiencia constante de shocks y traumas. La multitud amorfa de las mascarillas es su expresión fenoménica; no es un colectivo estructurado alrededor de la clase, ni es un movimiento. Más bien los que no poseen mascarillas por su condición de pobreza están más cercanos a una clasificación estructural. Después de los confinamientos, del aislamiento inteligente – ¡que trabajen presencialmente los obreros, los desposeídos y se aíslen los ricos, los capitalistas, la burguesía, las clases medias!– y otras formas de esclavismo pandémico, la población mundial está en shock con marcas de guerra en su subjetividad que se muestran en sus actos de enajenación objetiva. El capitalismo y sus modelos económicos están en la peor crisis de la historia y flotan las interrogantes: ¿qué mundo vendrá y qué embriones de lo nuevo se están fecundando?, ¿se puede constituir una nueva época que respete la dignidad humana, el sumak kawsay, el sumaq qamaña –indígena andino–, el vivir sabroso –afrolatino–


y no la mera sobrevivencia en los límites de la inanición y las jaulas pandémicas?

Aunque este libro tiene intención sistemática, su estructura está hecha de pasajes, tiene una composición parecida a la de una galería pictórica, que se puede leer en la unidad de cada uno de sus cuadros: sugerentes, inconclusos, con pinceladas similares, pero diferentes rasgos. La obra está dividida en cuatro capítulos. El primer capítulo expone las tesis y conceptos teóricos, filosóficos y sociológicos (la sociofilosofía) investigada desde las obras de Marx, que indican las relaciones ser humano/naturaleza y la fractura del metabolismo universal en el capitalismo; este capítulo es el más abstracto y es el enfoque con el cual se construyen los siguientes capítulos, tejidos con sus propios ensayos. El segundo capítulo abarca la crisis antropocéntrica en medio de la pandemia, recogiendo ejemplos que ilustran la gravedad de la fractura del metabolismo universal producida por el capitalismo. El tercer capítulo analiza lo que he denominado el Gran Encierro y la formación del Panóptico Pandémico desde diferentes escenas del teatro de la crisis actual. El cuarto capítulo reflexiona la acumulación capitalista en la pandemia, las movilizaciones sociales, las expresiones del mundo postcovid y el dinamismo de la praxis crítica contrahegemónica ante la modernidad capitalista, desde la cual surgen nuevos momentos sociales y posibles nuevos mundos que podrían estar ubicados en lo que los críticos desde el siglo XIX hasta el siglo XXI han denominado comunismo.

CAPÍTULO 1

El Capitalismo y la Fractura del Metabolismo Universal. Lecturas de Marx

Capítulo 1El Capitalismo y la Fractura del Metabolismo

Universal. Lecturas de Marx2

Las líneas de este capítulo surgieron de las reflexiones alrededor de las luchas por la defensa de la naturaleza y el agua que se dieron en Ecuador, Latinoamérica y el mundo; cuyas ideas han sido ampliadas por la crisis coronavírica, primera enfermedad viralizada de modo físico y mediático. Para la exposición indagué las obras de

2 Algunas de las ideas de este capítulo han sido compartidas en el Se-minario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina (2018) y en el marco de la 8º Conferencia Latinoamericana y Caribe-ña de Ciencias Sociales Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico (2018). Las preguntas del público y posteriores estudios me han permi-tido elaborar mejor el contenido de estas líneas.


Marx: los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 (1976), La Ideología Alemana (1976), las Tesis sobre Feuerbach (2010) y El Capital (1977a,b,c), de las cuales recojo las relaciones de los conceptos naturaleza/ser humano. De esta interrelación surge un complicado sistema de conceptos que los puedo resumir alrededor de estas preguntas: ¿hasta dónde ha llegado la fractura naturaleza/ser humano en el capitalismo?, ¿la crisis del capitalismo y su superación revolucionaria con una nueva sociedad suponen soluciones tangibles para salvar la fractura del metabolismo universal (naturaleza/ser humano), metabolismo social, y la vida del planeta? Todas las posibles respuestas están atravesadas por la actividad humana colectiva y la lucha solidaria para transformar las sociedades capitalistas en armonía con la naturaleza.

Este primer capítulo está constituido por un ensayo que investiga las tesis filosóficas y científicas de Marx sobre la relación naturaleza/ser humano y las crisis que produce el capitalismo, de la cual surge la fractura del metabolismo universal. Primero analizo la relación filosófico óntica entre la naturaleza y el ser humano, rescatando la actividad del ser humano (objetivo-subjetiva y subjetivo-objetiva) en su relación con la naturaleza. La segunda parte aborda la conceptualización del metabolismo social y universal como un fenómeno de la relación entre el ser humano y naturaleza, en tanto producción, e incorpora el análisis de las nociones de cuerpo, consciencia y espíritu. El tercer apartado expone la tesis de la fractura del metabolismo social y universal producida por la modernidad capitalista. En el último apartado del capítulo se examina la revolución


comunista como la posible solución a la fractura y crisis del metabolismo universal consustancial al capitalismo.

1. Naturaleza y Ser Humano

En la primera tesis de Marx sobre Feuerbach, Marx critica al materialismo anterior y al de Feuerbach porque es un materialismo contemplativo: “concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad” (Tesis I sobre Feuerbach) como objeto de contemplación, pero asimismo la actividad sensorial humana no es concebida como objeto, como acción práctica, subjetiva (Marx, 2010, párr. 3). El lado activo del sujeto, explica Marx, ha sido desarrollado por el idealismo; y en su concepción materialista incluye que la actividad humana, subjetiva, es también una actividad objetiva. La acción humana es subjetivo-objetiva y objetivo-subjetiva; la actividad humana se objetiva y se hace objeto; el ser humano se desobjetiva y se objetiva en el proceso de objetivación, enajenación, en el trabajo. En este proceso se transforma el ser humano y su propia objetividad. Por tanto, la praxis crítica, en cuanto actuación revolucionaria, transforma en su proceso al sujeto-objeto y al objeto-sujeto. El materialismo histórico de Marx es un materialismo vital que vincula los momentos ontológicos-antropológicos con los antropológicos-ontológicos.

Esta misma tesis es la que se desarrolla en los Manuscritos Económicos Filosóficos de 1844 (1976). En estos Marx explica que el ser humano es producido por la naturaleza, y que el mismo es naturaleza; el ser humano es un ser natural pasivo en cuanto es producido por la


naturaleza, pero también es un ser activo porque produce objetos, objetos extrañados (enajenados) de sus fuerzas para satisfacer sus necesidades. El ser humano como ser de la naturaleza, tiene también naturaleza al margen de él, puesto que es un ser objetivo tiene objetos fuera de él; el mismo es un objeto y otros son objetos para él, pero aquí también está presente su actividad subjetiva y el proceso de subjetivación.

Cuando el humano real –escribe Marx–, corpóreo, en pie sobre la tierra firme y aspirando y exhalando todas las fuerzas naturales, pone sus fuerzas esenciales reales y objetivas como objetos extraños mediante su enajenación, el acto de poner no es el sujeto; es la subjetividad de fuerzas esenciales objetivas cuya acción, por ello, ha de ser también objetiva. El ser objetivo actúa objetivamente y no actuaría objetivamente si lo objetivo no estuviese implícito en su determinación esencial. Sólo crea, sólo pone objetos porque él [el ser objetivo] está puesto por objetos, porque es de por sí naturaleza. En el acto del poner no cae, pues, de su «actividad pura» en una creación del objeto, sino que su producto objetivo confirma simplemente su objetiva actividad, su actividad como actividad de un ser natural y objetivo. (Marx, 1972, págs.193, 194).

Las fuerzas esenciales del ser humano, objetivas y reales, en el proceso de enajenación se tornan en objetos enajenados. El ser humano produce objetos porque en su propia esencia tienen objetividad y porque la acción de su subjetividad de las fuerzas esenciales objetivas también


son objetivas; porque es objetivo-natural tiene actividad objetivo-natural, y su actividad objetivo-natural, al no ser una actividad pura, es una actividad que genera productos de igual condición, es decir, momentos que reflejan su actividad subjetiva. En esta puesta en escena de las fuerzas esenciales del ser humano es imposible que la sociedad esté aislada de la naturaleza.

La sociedad es pues, -sintetiza Marx- la plena unidad del ser humano con la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo realizado del ser humano y el realizado humanismo de la naturaleza (…) El humano produce al humano, a sí mismo y al otro humano (...) Así como es la sociedad misma la que produce al humano en cuanto humano, así también es producida por él. (...) Toda la llamada Historia universal no es otra cosa que la producción del humano en el trabajo humano (Marx, 1976, pág. 28).

El trabajo en la sociedad capitalista significa la historia de la más completa enajenación, que se forma en la relación entre el ser humano y la naturaleza en sus determinaciones objetivo-subjetivas y subjetivo-objetivas. En los procesos de objetivación y subjetivación del ser humano radican los vínculos de la praxis crítica.

2. Metabolismo Social

La categoría cuerpo (de todos los animales sociales) no puede ser abordada sin la categoría metabolismo social. El


cuerpo se produce y reproduce dentro del metabolismo social. El metabolismo social se (re)produce en la relación del ser humano con la naturaleza. Engels, retomando las palabras de Marx, explica en su famoso ensayo El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre (1961): el cuerpo humano se transforma cuando se transforma la naturaleza, y esta, a su vez, se transforma transformando al mismo tiempo al ser humano. El trabajo humano no es más que la actividad humana puesta al servicio de su sobrevivencia, pero el ser humano vive más allá del simple sobrevivir.

Cuando Marx sentaba las premisas reales de la concepción materialista de la historia en La Ideología Alemana (1957) indicaba:

La primera premisa de toda historia humana es, naturalmente, la existencia de individuos humanos vivientes. El primer estado que cabe constatar es, por tanto, la organización corpórea de estos individuos y, como consecuencia de ello, su relación con el resto de la naturaleza (...) Toda historiografía tiene necesariamente que partir de estos fundamentos naturales y de la modificación que experimentan en el curso de la historia por la acción de los seres humanos.

Podemos distinguir al humano de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se quiera. Pero los humanos mismos comienzan a ver la diferencia entre ellos y los animales tan pronto comienzan a producir sus medios de vida, paso este que se halla condicionado por su


organización corpórea. Al producir sus medios de vida, el humano produce indirectamente su propia vida material (Marx-Engels, 1957, pág. 19).

Esta premisa se convierte al mismo tiempo en una premisa para el estudio de la humanidad y de la historia humana, la cual es posible sólo con individuos humanos vivientes organizados corpóreamente como tales, en su relación con el resto de la naturaleza al tiempo que ellos también son naturaleza. Si los humanos constatan sus diferencias con los animales cuando comienzan a producir medios de vida, esto quiere decir que se distinguen de ellos, pero al mismo tiempo pueden entrar en el reino de su destrucción. La organización corpórea humana condiciona la producción de los medios de vida y al revés, la producción de los medios de vida condiciona la organización corpórea humana. Hay un condicionamiento natural para ser seres humanos y la naturaleza humana puesta en actividad, con su trabajo, condiciona su naturaleza y la naturaleza toda. La producción de los medios de vida humanos lo es también de su vida material, espiritual, de su entorno y las circunstancias materiales en las que viven.

La naturaleza de los medios de vida y los medios que producen los seres humanos condicionan el modo como estos serán producidos. En los humanos esto no sólo es una mera reproducción de su existencia física sino de un determinado modo de vida. “Tal y como –explican Marx y Engels– los individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como con el modo de cómo


producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su producción” (Marx-Engels, 1957, pág.19). En los seres humanos su ser y su producción coinciden. En la producción capitalista “lo que” se produce llega al extremo de la insubstancialidad y el “cómo” se produce al de la devastación de la naturaleza y la humanidad.

Ahora bien, para la producción de los medios hace falta la producción y reproducción de la población. La multiplicación de la población es una premisa para la producción y para todo intercambio. Producción e intercambio son dos esferas que se condicionan mutuamente. La expansión de la población condiciona también el desarrollo de la división del trabajo industrial y comercial, de la ciudad y el campo, de los centros y periferias de las distintas partes del globo. En este sentido escribe Marx:

Las diferentes fases de desarrollo de la división del trabajo son otras tantas formas distintas de la propiedad; o, dicho en otros términos, cada etapa de la división del trabajo determina también las relaciones de los individuos entre sí, en lo tocante al material, el instrumento y el producto del trabajo (Marx-Engels, 1957, pág. 20).

La organización corpórea de los seres humanos en su relación con las esferas de la producción y el intercambio contemplan la organización de las diferentes formas de sociedad. La organización corpórea de los seres humanos tiene relación directa con la organización de la familia y la organización de la familia con las formas de propiedad.


Estos nexos distinguen, por ejemplo, las formas de la propiedad tribal, la antigua propiedad comunal y estatal, la propiedad feudal o por Estamentos, el modo de producción asiático, los modos de producción americanos y todas las formas de propiedad del capital de la sociedad burguesa. Las nuevas divisiones del trabajo que se realizan en la época pandémica modifican las relaciones capitalistas de los individuos y de estos con la tecnología.

Marx explica algunas premisas fundamentales sobre la existencia humana: 1) la premisa de toda existencia humana y de toda historia es que los seres humanos se hallen en condiciones de vivir; 2) la acción de satisfacer la necesidad de vivir se hace con la adquisición de instrumentos los que crean nuevas necesidades; 3) la existencia humana no necesita de la procreación de otros seres humanos, la familia; y 4) la “producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo, como de la ajena en la procreación” es una doble relación, una relación natural y una relación social (Marx-Engels, 1957, pág. 27). El ser humano transforma la naturaleza, su propio cuerpo y su espiritualidad en conjunto. Las condiciones para poder vivir como comer, beber, un sitio para habitar, vestirse, relacionarse con otros son elementos para que el ser humano se desenvuelva con su cuerpo en su entorno y condicione la formación de su consciencia. Las relaciones sociales de producción de la vida y de la procreación modifican sus características naturales. Hay que preguntarse ¿cómo y cuánto modificaron el tejido social el confinamiento y las restricciones pandémicas?

Marx criticó a la ideología alemana del siglo XIX y anterior por considerar a la conciencia como una “conciencia pura”,


de esa crítica hay varias ideas válidas actualmente. Marx explica que el “espíritu” esta “‘preñado’ de materia” y que una de las primeras formas de manifestación es la “forma de lenguaje”. “El lenguaje –escribe Marx– es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real”, y en la medida que existe para los demás seres humanos “comienza a existir para mí mismo” (Marx-Engels, 1957, pág. 30); Marx resumen que “la realidad inmediata del pensamiento es el lenguaje” (Marx-Engels, 1957, pág. 506). Con esta tesis vale preguntarse ¿por qué se estructuró una hermenéutica y un lenguaje militar para el control pandémico? Sostengo como hipótesis que esta forma de lenguaje se establece por la formación del modelo de la guerra vírica de nuestra época.

El lenguaje nace de la necesidad, continúa Marx, de la necesidad de relacionarse con los demás seres humanos. La conciencia es “un producto social”, no es un producto individual. “La conciencia es (…) –explica Marx– conciencia del mundo inmediato y sensible que nos rodea y conciencia de los nexos limitados con otras personas y cosas fuera del individuo consciente de sí mismo”. La conciencia del ser humano aparece en su relación con la naturaleza. La naturaleza aparece primero como un poder extraño y todopoderoso, ante la que actúan como una “conciencia puramente animal de la naturaleza”. En estas primeras nociones de la naturaleza, la conciencia animal se presenta como un tipo de “religión natural” (Marx-Engels, 1957, págs. 30,31). Ahora, la consciencia surge en la relación del ser humano con la naturaleza y de su relación con la segunda naturaleza que crea. El programa político-


económico-ético-médico-militar de la pandemia se presentó como una consciencia política inmediata ante lo desconocido, pero pronto se convirtió en un constituyente de la sobrevivencia del capitalismo pandémico. Aunque el virus disminuya con los medicamentos y las vacunas, las características del control pandémico nos acompañarán un buen tiempo.

El comportamiento frente a la naturaleza y a la forma social se halla determinado mutuamente. La conciencia de entablar relaciones con los individuos es la conciencia de que el ser humano vive en sociedad, pero ¿qué sucede cuándo estas relaciones se cortan o alteran? Aún hoy la conciencia humana tiene rasgos animales al igual que la propia vida social. El instinto del ser humano se distingue del animal porque es un instinto consciente (Marx-Engels, 1957, pág. 31). Pero consciencia e instintos son re-condicionados por el poder; el control del panóptico pandémico anuló la libertad de la animalidad y humanidad de la consciencia y el instinto social.

En estos momentos, los cambios de la expansión en la procreación, producción y las necesidades humanas perfeccionan la conciencia tecnológica. La división del trabajo en tiempos pandémicos profundiza la división sexual y la división entre trabajo físico e intelectual; el trabajo físico se dinamiza en las clases trabajadoras y el intelectual en las clases medias, burguesía y capitalistas. La educación digital roza a todas las clases. La división pandémica del trabajo confunde la conciencia de la práctica existente (humano/naturaleza) y la conciencia de la virtualidad tecnológica.


En la situación pandémica la riqueza se ha incrementado en las manos de los grandes capitalistas y las corporaciones transnacionales. Se ha enaltecido más aún el poder social que se organiza de la enajenación de las fuerzas materiales y espirituales de la población, ahora con la generación del temor pandémico. Este poder genera toda una masa de desposeídos que nos lleva a sublevaciones en contradicción con el mundo lleno de riquezas y de los dispositivos disciplinarios. Las condiciones materiales de vida decidirán las conmociones revolucionarias que taladren o derroquen la base de lo existente.

3. Fractura del Metabolismo Universal y Social

En la historia de la división del trabajo en físico e intelectual y la organización del trabajo capitalista, hasta en sus últimos artilugios tecnológicos, se suceden la administración, el despojo territorial, epistémico y cultural, la invasión y reordenamiento del mundo; las desigualdades sociales de clase, las inequidades de género y la racialización de las poblaciones. Las formas productivas dividen los espacios de vida en ciudades y campo, ciudades-Estado, Estado-Naciones, geografías de cemento y geografías naturales, centralizan los espacios virtuales y de bases de datos, en centros industriales y comerciales y periferias productoras de materias primas causando devastación del entorno natural y modificando las múltiples relaciones biológicas y sociales de los humanos y animales y adaptándolas al capitalismo.

Ya en el siglo XIX Marx tuvo la genialidad de esbozar


la tesis de la fractura del metabolismo social en su investigación sobre la agricultura capitalista industrializada en el tomo III de El Capital (1977c). Incluso, años antes de El Capital (1977c), Engels en su artículo de 1843 Esbozo de Crítica de la Economía Política (1973) fue más allá del concepto desarrollado por Ricardo sobre la renta de la tierra (der Grundzins) que consiste en la diferencia entre el rendimiento de la tierra rentada y la tierra de peor calidad que compensa los esfuerzos del cultivo. Al respecto Engels apuntaba que

(…) la renta del suelo es la relación que media entre la capacidad de rendimiento de la tierra, o sea, entre el factor natural, (formado, a su vez, por las condiciones naturales y el cultivo humano es decir, el trabajo invertido para mejorar la tierra), y el factor humano, la competencia (1973, pág. 130).

De tal modo, en general, la producción agrícola e industrial, el comercio y la producción misma de la vida humana están subsumidas al capital.

En el tomo III de El Capital (1977c) Marx escribe:

(…) la gran propiedad sobre la tierra reduce la población agrícola a un mínimo en descenso constante y le opone una población industrial en constante aumento y concentrada en grandes ciudades; y de este modo crea condiciones que abren un abismo irremediable en la trabazón del metabolismo social impuesto por las leyes naturales de la vida, a consecuencia del cual la fuerza de la


tierra se dilapida y esta dilapidación es transportada por el comercio hasta mucho más allá de las fronteras del propio país (pág. 494).

El incremento incesante de la población urbana en las grandes ciudades y por eso de la producción capitalista misma quebranta el metabolismo entre el ser humano y la tierra. Los elementos consumidos como alimento y vestido por el ser humano no pueden retornar a la tierra alterando “la condición natural eterna sobre [la] que descansa la fecundidad permanente del suelo”. La salud de los seres humanos se ve afectada y, “las bases primitivas y naturales de aquel metabolismo, obliga a restaurarlo sistemáticamente como ley reguladora de la producción social y bajo una forma adecuada al pleno desarrollo del ser humano” (Marx, 1973c, pág. 277).

El progreso de la agricultura capitalista, dice Marx, no es sólo un progreso “en el arte de esquilmar al obrero, sino también en el arte de esquilmar la tierra” (1973, pág. 277). Con la intensificación técnica sobre la tierra se produce el agotamiento de las fuentes de esa fertilidad. El capitalismo fractura el metabolismo social y natural, hace peligrar toda vida existente y el planeta mismo, es decir el metabolismo universal. El desarrollo de nuevos virus, bacterias, parásitos, trastornos mentales, enfermedades son un resultado de esa fractura. La producción humana extrae los valores de uso de la naturaleza y su destrucción altera la subsistencia vital. El valor de cambio no puede tener sustento sino es con la acción recíproca del valor de uso.

La fractura y destrucción del metabolismo social y


universal puede convertirse en la capitulación de todo sistema vital. La teoría clásica de Marx encontró que la superación de la división del trabajo físico e intelectual, de la división de las ciudades y el campo, de los centros y periferias, y con esto de todas las expresiones de la organización del capital y las desigualdades, son tareas dirigidas a la raíz de los problemas: las fracturas del metabolismo social y universal. En el siglo XX y XXI el capitalismo ha acabado con millones de especies y con gran variedad de ecosistemas que permiten la vida en mar y tierra. La superación del capitalismo no es una entre tantas posibilidades, es la única para la existencia de vida sin desigualdades, en libertad, con solidaridad. El lenguaje no solo es descriptivo es performativo, el comunismo no es una simple utopía.

4. Conclusión

Las revoluciones en la producción que han sobrevenido desde el neolítico hasta la modernidad capitalista, han transformado brutalmente el medio ecológico para el que evolucionó el ser humano. La evolución del cuerpo humano durante cientos de miles de años es una composición orgánica producida para un mundo que ha dejado de existir en varias formas. Puede ser verdad que el ser humano en cuanto tal es “la herida de la naturaleza” y que “no hay un retorno al equilibrio natural” (Zizek, 2003, pág. 28), pero aceptando esta hendidura hay posibilidades de equilibrio artificial para impedir la desoladora destrucción de la naturaleza. La fractura del metabolismo universal (natural


y social) produce un desgarramiento insanable bajo las condiciones del capitalismo.

La modernidad capitalista altera el metabolismo universal (natural y social) y con ello la naturaleza del cuerpo humano –el concepto cuerpo lo comprendo en su unidad con el cerebro y la espiritualidad–. El cuerpo humano es una construcción histórica, biológica y social. La salud se corresponde con las condiciones de sobrevivencia y la vida humana. El cuerpo es la fuente de distintas fuerzas y poderes. El cuerpo colectivo es una fuente de la fuerza social y de las relaciones sociales y de todo el poder que estas generan.

La industria capitalista aísla las partes constituyentes del cuerpo social e individual y los productos se distribuyen de ese mismo modo. Las disciplinas del campo científico y las actividades del ser humano relacionadas con su cuerpo en el capitalismo tienen como principal objetivo el valor de cambio y solo en segundo lugar el valor de uso. La misma división capitalista que se produce en la mercancía entre valor de uso y valor de cambio se produce en el cuerpo. El cuerpo en el capitalismo está mercantilizado hasta en sus fibras más íntimas. La violencia pandémica y el poder farmacéutico tratan de controlar el coronavirus vacunas y fármacos, apuntan al valor de cambio del ciclo económico de las enfermedades y no a la vida y respeto de la naturaleza. La tendencia a resaltar la forma, la “belleza”, por sobre la fuerza y la salud, revela la contradicción entre valor de cambio y el valor de uso. El coronavirus fue fetichizado y estetizado bajo la racionalidad pandémica capitalista.

El vínculo armónico entre la naturaleza y el cuerpo


humano ha sufrido fracturas inducida por la cultura humana y sus patrones tecnológicos. No obstante, del mismo modo que una enfermedad puede ser curada con los principios del cuidado, las fracturas metabólicas universales necesitan de una revolución sistémica y cultural. El SARS CoV-2 es una expresión mínima frente a los desastres mundiales que se están produciendo por el cambio climático y la escasez de agua.

CAPÍTULO 2

Entre la Crisis Antropocéntrica y la Pandemia

Capítulo 2Entre la Crisis Antropocéntrica y la Pandemia

La crisis antropocéntrica y la posibilidad del antropoceno son dos fenómenos conjuntos. La estructura dominante del hombre blanco y su círculo impusieron las reglas de la filosofía y la ciencia institucional por siglos y coronó al ser humano élite como el “ser de seres”, el ser primordial del cosmos, del mundo, el ser racional par excellece, de origen divino, para situarlo por sobre los infrahumanos, sobre los animales no racionales y la naturaleza inorgánica. Hoy esta narrativa es la de la expoliación y conquista. La matriz antropocéntrica entra en crisis desde que las sociedades cayeron en la cuenta de los desastres del cambio climático y la posibilidad del antropoceno. La intención superior (altius intetio) del ser humano egocéntrico claudicó por sí misma cuando se percibió que sin el entorno animal, natural, de


microorganismos, de microsistemas, de lo desconocido en la naturaleza, la selva, los mares, las capas geológicas –de lo que se suponía tenían que someter y conquistar– era imposible la vida, otro modo de producción y hasta la acumulación indefinida del capital (D-M-D’)3. El carácter estratégico militar que se ha usado en el control y la hermenéutica de la pandemia apunta a la construcción de un megarrelato pandémico disciplinario y programado por las secuencias de la época de la informática.

Este capítulo trata algunos ejemplos de la crisis antropocéntrica atravesada por la fractura del metabolismo universal (social y natural). Los momentos de la producción pandémica están manchados con incendios de la naturaleza, explosiones de la crisis del capital, los pesados hierros de la dictadura global digital, desestabilizaciones ónticas y epistémicas provenientes del cambio climático y la construcción político-social del virus SARS CoV-2. El decrecimiento forzado en la situación pandémica hace pensar que es posible vivir y sobrevivir sin poner en riesgo al planeta como lo ha hecho el sistema capitalista y lo había explicado Georgescu-Roegen. El capítulo también analiza las características de la muerte pandémica, así como las

3 D-M-D’ es la fórmula resumida de Marx para explicar el ciclo del capi-tal y su acumulación, donde D (dinero) es intercambiado por mercancías (M), fuerza de trabajo (T) y medios de producción (Mp) para que en el procesos productivo (P) se conviertan en una nueva mercancía (M’) y sean vendidas en el mercado por más dinero (D’) que el utilizado en la operación inicial. Una fórmula más global es D-M (T y Mp)…P…M’ (M+m)-D’ (D’+d), (El Capital. Tomo II, 1977b, pág. 48).


raíces de la actual guerra fría y la primera vacuna que surge en Rusia; la creación del hambre en el sistema de Estado-Mercado y la caída de un Rey: el barril de petróleo.

1. Al Rojo Vivo4

En Australia más de 500 millones de animales murieron por los incendios desde septiembre de 2019 a comienzos de enero de 2020. Las autoridades buscan culpables en posibles pirómanos, pero ese no es el fundamento del problema. El método capitalista de explotación, el extractivismo agresivo de los recursos naturales, la tala indiscriminada de los bosques, la extinción masiva de los sistemas biodiversos son las causas reales de los incendios. Las organizaciones sociales ya habían anticipado los peligros que corría el país por el aumento de las oleadas de calor y combustión fósil.

Trump empezó el año 2020 de modo apocalíptico. EEUU atacó de nuevo medio oriente, e Irán perdió a Soleimani. El asesinato del general Soleimani no fue más que un señuelo lanzado por el imperialismo para iniciar una guerra comercial y si es posible de invasión de Irán; esta última se suspendió por la pandemia. El objetivo era crear un periodo de bonanza económica de los hidrocarburos. En un día, el barril de petróleo subió 4%. En un par de semanas

4 Este apartado fue publicado como artículo desde el 8 de enero de 2020 en adelante en el blog Arma de la Crítica (Cuenca), Diario Late (Cuen-ca), Boca e’ Loba (Boston), Línea de Fuego (Quito) y Diario El Sol (Gualaceo). Se han hecho actualizaciones y correcciones para el presen-te libro.


las ganancias fueron enormes. El gobierno iraní cayó en la trampa. La prensa internacional reportó el ataque a una base estadounidense en Irak.

Hace poco, los incendios en la Amazonía brasileña y boliviana nos indicaron la gravedad de los desastres naturales para el globo, pero las políticas de solución de los gobiernos fueron casi nulas. Sin embargo, los países amazónicos profundizaron la expansión de las fronteras agrícola, petrolera y minera. Los Estados no buscan soluciones al calentamiento global y las calamidades naturales pueden tomar dimensiones colosales.

Donald Trump aceleró el conflicto bélico en Siria y proclamó su derecho al petróleo de los bloques conquistados, tal cual botín de guerra. Las protestas en Irak causaron la dimisión del primer ministro iraquí y se pidió el retiro de las fuerzas armadas estadounidenses. EEUU aún teme que las movilizaciones se agudicen en el resto de países árabes. El conflicto bélico de EEUU e Irán demostró que la guerra continúa siendo el recurso económico fundamental del imperio. El pueblo de EEUU inició el 2020 con protestas de rechazo a la guerra con Irán. La naturaleza y la sociedad arden al rojo vivo en un sistema asesino.

2. Capitalismo Enfermo5

El coronavirus, como enfermedad de control político y terror mundial, puede ser cotejado con padecimientos

5 Estas líneas fueron publicadas primero como artículo desde el 18 de


de mortalidad mayor y que pasan desapercibidas por la normalización y el silencio gubernamental.

Al año hay una media de 220 millones de infectados por malaria (paludismo), las muertes pueden ir de medio millón a 1 millón 200 mil personas. Lo contradictorio es que ya existe vacuna, al igual que para el dengue (700 mil muertes anuales) y aun así la voluntad política duerme plácidamente. Los principales países afectados son tropicales y subtropicales, sobre todo niños, como en África.

La tuberculosis es una de las principales causas de mortandad en el mundo. En 2018 se contagiaron 10 millones y fallecieron 1,5 millones. Para esta enfermedad hay tratamiento y vacuna. Es una enfermedad que se podría solucionar desde la administración pública, como lo han demostrado muchos países.

El cólera causado por el bacilo vibrio cholerae es denominado como la enfermedad de la pobreza, porque depende de la higiene y el suministro de agua potable. Al año se estiman 112 mil defunciones.

Los fallecimientos por enfermedades de transmisión sexual son de severidad social: la sífilis congénita causa 200.000 muertes fetales y de recién nacidos, el SIDA 800 mil muertes al año.

La mayoría de estas enfermedades afectan sobre todo

marzo de 2020 con el título Capitalismo Covid 19 en el blog Arma de la Crítica (Cuenca), Diario Late (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Diario El Sol (Gualaceo) y replicadas en varios medios digitales. Se han hecho actualizaciones y correcciones para el presente libro.


a los países tercermundistas, a geografías empobrecidas. El coronavirus inició –o por lo menos fue investigada por primera vez– en la fábrica del mundo: China, continuó por Europa y EEUU y llegó al tercermundo. La élite se vio en peligro. Las redes mediáticas aprovecharon el sensacionalismo y los gobiernos el terror político. Los pueblos piden la condonación de las deudas y la inversión en la red de salud global colapsada para sobrevivir frente al COVID 19.

El coronavirus empezó en los imperios y pone en apuros las relaciones sociales que sirven de base al capitalismo. El aislamiento –donde tiene lugar– quiebra los excedentes y ganancias, lo que atenta el ciclo de la plusvalía. No creo que aquí termine la historia del capital, pero si nos orienta a mirar otros mundos posibles. En las redes sociales se postean las primeras imágenes del regreso de los cisnes y peces a las aguas cristalinas de Venecia tras una semana de confinamiento.

3. Crisis del Capital, Coronavirus y Dictadura Global6

Por décadas hemos visto como Hollywood se ha encargado de destruir y salvar el planeta: Armagedón, Interestellar, Melancolía, Birdbox, Pandemia, Soy Leyenda, Avengers: Infinity War. Todas estas películas y otras tantas series tratan de fenómenos que destruyen al mundo o

6 Estas líneas fueron publicadas en la Revista El Observador 116 de abril 2020 y replicadas en varios medios digitales. El artículo ha sido editado para este libro.


están a punto de destruirlo. Estos films acostumbran psicológicamente a la población para las catástrofes, la pérdida de las libertades de vida y la muerte.

La crisis del capitalismo actual tiene dimensiones inéditas. La pérdida de excedentes y ganancias en los primeros meses superó a la primera y segunda guerra mundial, a las crisis de 1929 y de los años setenta (Véase el Capítulo 4 Acumulación en la Pandemia y el Mundo Postcovid). La gran crisis de 2007 en adelante vaticinó las posibles pérdidas de una verdadera crisis sistémica. La guerra comercial de EEUU y China, que empezó en 2018, mostró que la economía y las armas son parte del mismo nudo gordiano. De aquí derivaron estrategias que quebraron a las empresas, perjudicaron económicamente a las potencias y afectaron a los pulmones del capitalismo: los mercados.

Las caídas de los mercados mundiales y de las bolsas se reportaron mucho antes que el Paciente Cero del coronavirus; que probablemente, como dice el ministro chino Zhao Lijian, fue un soldado estadounidense en Wuhan. La acusación de China a EEUU de crear el coronavirus, no sería una sorpresa. EEUU llevó adelante el Proyecto Manhattan que desarrollo las primeras armas nucleares en la Segunda Guerra Mundial. En agosto de 1945 Hiroshima y Nagasaki recibieron la hecatombe nuclear, cuando Alemania y Japón ya habían perdido la guerra, y fallecieron 250 mil personas y otras tantas quedaron heridas. EEUU no solo es el país con más armas nucleares y capacidad bélica, sino también el que tiene más armas biológicas. Este imperio ha organizado


decenas de invasiones y guerras, el coronavirus no sería más que una raya al tigre.

La otra hipótesis en el mismo sentido es que una de las grandes farmacéuticas o grupo económico empezó el ataque viral. Aunque los detalles sean todavía una incógnita, lo tangible es que cada imperio y gobierno utilizó políticamente el coronavirus.

El 2019 se convirtió en el año de los levantamientos mundiales y el 2020 de sus desenlaces. Todos los continentes reportaron la movilización de millones de personas. El BM y el FMI sugirieron a todos los gobiernos tener cautela por el posible estallido revolucionario. Con el virus el mundo se inmovilizó temporalmente. Hong Kong, la piedra en el zapato de China, dejó las calles momentáneamente con protestas intermitentes. Lo mismo ocurrió en India, Europa y Latinoamérica. La pandemia contagió en China a 83 mil personas hasta marzo de 2020, el 0,006 % de su población, pero permitió construir el aparato biopolítico más grande que jamás conoció ningún Estado. Ahora ese sistema de control político se ha expandido por todo el planeta. El panóptico de Bentham es un juego de niños frente a la brutalidad del Leviathan hobbessiano que viene en marcha.

El modelo negociado después de la Segunda Guerra Mundial en Bretton Woods (1944) está herido de muerte. La guerra, que bien podría terminar con el planeta, no está vedada y es de lo más peligrosa para el mismo imperialismo. Recordemos que una de las primeras acciones de Trump fue enviar un centenar de misiles a Siria y otros a medio oriente. Ahora Trump cerró los aeropuertos y puertos a


China en venganza a la subida de los aranceles. Trump (ahora Biden), Xi Jing Ping y Putin van acordando el consenso del Nuevo Orden Mundial en conexión con los monopolios para que el sistema imperial sobreviva, sobre todo después del primer desplome del barril de petróleo a 20 dólares.7

A pretexto del coronavirus se ha ensayado un Toque de Queda y Estado de Excepción planetario. Se han unificado todos los ejércitos en uno solo, bajo las órdenes de los gobiernos y la Organización Mundial de la Salud. Se está fusionando la policía y la salud en un solo aparato. Es el experimento de un Estado Policial Mundial y nuestras propias casas están sirviendo de cárceles. Esto sienta un muy mal precedente para el futuro, cuando la crisis sistémica del capitalismo empeore. Se está imponiendo una cultura política monolítica de terror y pánico. Con el encierro mundial se aniquila totalmente a la sociedad civil como sociedad política. El ethos pedagógico dirigido por la UNESCO se ha convertido en un vademécum de internet y de dominio social. El sistema que se supone protege a los ciudadanos es el que está generando el mayor terror global conocido. Se supone que con la alerta de pandemia global se entregarían presupuesto para la emergencia de salud, pero la mayoría de gobiernos lo han hecho solo en propaganda. Parece que al final de cuentas hay una estrategia malthusiana para diezmar la población.

7 Después el barril de petróleo bajará a una cifra negativa antes descono-cida. Véase el Capítulo 1, apartado 13 La Caída de un Rey.


Las empresas cerradas y el mismo Estado a los dos o tres meses ya no pudieron pagar los salarios y necesitaron de medidas aperturistas. La quiebra es indetenible. La población económicamente activa no percibirá salarios completos y algunos no los recibirán en ninguna forma. La debacle está ocurriendo en los otrora centros de la modernidad: España, Italia, Francia, Alemania, EEUU. La crisis se ha propagado también en el imperio que más siglos ha durado: China. El país asiático ha emprendido una reforma laboral intensa y también empieza endeudarse, pero asimismo es el primero en salir de la crisis.

La pandemia se enquistó en los organismos de las relaciones sociales capitalistas: la producción y la generación de plusvalía (intereses, ganancias) fue interrumpida en algunos lugares para regresar de modo extensivo e intensivo. El capitalismo ha suspendido sus tentáculos en el aire para pensar donde asirse mejor. En el mercado de trabajo mundial los salarios se desplomaron y la sobrevivencia impulsó a trabajar por menos de la paga media.

Los gobiernos más cercanos a la burguesía industrial no han decretado cuarentena total, pero sí los dirigidos por la burbuja financiera. EEUU no se atrevió a la cuarentena total, porque saben la ruptura que implicaría. De 52 estados, y siendo el cuarto país en contagios, apenas cuatro han tenido cuarentena y restricciones. Da la casualidad que en un momento el país más afectado por el virus: Italia, asimismo tuvo más de 100 bancos quebrados. La gente se inmovilizó en la casa por el coronavirus y el toque de


queda, pero si se hacen feriados bancarios no habrá fuerza que los contenga.

Obviamente que la contaminación ha bajado y la naturaleza ha tenido un respiro, pero eso no es a causa del coronavirus, es porque el sistema capitalista se paralizó; el virus, al contrario, es una creación del capitalismo. La revolución mundial, la transformación de las relaciones sociales, el derrumbe del poder monopólico imperial se presenta como única opción. El capitalismo ha roto el metabolismo social completo, solo otro modo de producción y de vida nos permitirá sobrevivir.

4. Crisis Antropocéntrica y Ontológica. Algunos errores y aciertos de Byung-Chul Han

Antes de la pandemia del SARS CoV-2, la violencia del capital, en sus distintas formas, ya tenía características virales en las sociedades y cuerpos. En 2010, Byung-Chul Han se equivocó en su sonada obra La Sociedad del Cansancio (2018), aunque mencionó la “pandemia gripal”, decía que “gracias a la técnica inmunológica” la “época viral” había quedado atrás. Según Han, el “comienzo del siglo XXI, desde el punto de vista patológico, no sería ni bacterial ni viral, sino neuronal” (Byung-Chul, 2018, pág. 13). Según este autor, la depresión, el trastorno de déficit de la atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno de límites de la personalidad (TLP), el síndrome de desgaste ocupacional (SDO) y otros trastornos nos invadirían. A pesar de subestimar la época viral, Han tenía ya una noción de la pandemia debido a la gravedad de la gripe aviar y porcina que tuvo lugar en los países asiáticos,


mientras que en occidente, África y Latinoamérica pasaron casi desapercibidas.

Asimismo, aunque Han creía superadas la guerra fría, el esquema inmunológico, la otredad y la extrañeza, estas vuelven con la guerra comercial de EEUU y China, la terminología militar del Estado de Excepción inmunológico para combatir la pandemia, la teoría del amigo/enemigo, el discurso de lo propio y extraño, de lo nacional y extranjero. Sin embargo, parece que la época viral y la de los trastornos mentales –e incluso las patologías bacteriales– marchan juntas en el siglo XXI. La otredad no ha sido superada con la diferencia y ha crecido toda reacción inmunitaria hacia el extranjero, turista o consumidor. Roberto Esposito (2005) pensaba que nos encontrábamos en plena época inmunológica y Han lo cuestionó diciendo que el paradigma inmunológico estaba reñido con la globalización y que esta la hacía imposible (Byung-Chul, 2018, pág. 18). Pero en realidad lo que sucedió es que el paradigma inmunológico fue posible precisamente por la globalización y afloró temporalmente su contrario: la limitación extrema, nacional e internacional. Ahora rige la dialéctica de la negatividad como profilaxis, como vacunación para superar el peligro de la muerte. A la violencia de la negatividad, se le suma la violencia del exceso de positividad –esta no reemplaza a la primera– que proviene de lo idéntico, de la naturalización del control, exterminio y supuesta pacificación.

Al contrario de lo dicho en La Sociedad del Cansancio (2018), es interesante el giro pandémico que da Byung-Chul Han en 2020:


Hay un cuento, -habla Han- Simbad el Marino. En un viaje, Simbad y su compañero llegan a una pequeña isla que parece un jardín paradisíaco, se dan un festín y disfrutan caminando. Encienden un fuego y celebran. Y de repente la isla se tambalea, los árboles se caen. La isla era en realidad el lomo de un pez gigante que había estado inmóvil durante tanto tiempo que se había acumulado arena encima y habían crecido árboles sobre él. El calor del fuego en su lomo es lo que saca al pez gigante de su sueño. Se zambulle en las profundidades y Simbad es arrojado al mar (2020b).

El acierto de Byung-Chul Han es indicar con esta parábola la ceguera fundamental del ser humano, el cual no es capaz de reconocer el mundo sobre el que vive, aquí reside su crisis. Byung-Chul sostiene con Arthur Schnitzler que la humanidad opera con impulsos destructivos en el rango de cualquier enfermedad, bacteria o virus que destruye a su propio huésped, excepto que este huésped es el planeta tierra (Byung-Chul, 2020b). El error de Han es pensar que la historia de la humanidad es una lucha eterna contra lo divino, así reduce el horizonte de análisis. La pandemia no es el resultado de la crueldad humana sino de un sistema social humano que interviene en los ecosistemas y sobre la humanidad para generar riqueza, pero la crueldad no es una característica óntica del ser humano, sino del modo de producción capitalista, del mismo modo que el capital se acumula en un porcentaje ínfimo de la población. La denominada crisis antropocéntrica es la crisis del sistema capitalista


que puso al ser humano como centro para la producción de la plusvalía sin sopesar la irracionalidad infinita de las ganancias. La crisis de un sistema creado por el ser humano no es una crisis óntica de la humanidad, pero si compromete sus características ónticas.

La evolución humana marcha a la par de otras muchas especies y de millones de microorganismos en recíproca convivencia. El temor del ser humano, desde hace miles de años, a ser presa de los depredadores por su fragilidad biológica, está basado en que la naturaleza tiene potencias para destruirlo, sin embargo la vida de la naturaleza es frágil y el ser humano, que es parte de ella, tiene esta fragilidad. La fuerza colosal de la naturaleza está repleta de fragilidades.

El estudiado fin del Antropoceno trae consigo la posibilidad no solo de la destrucción del ser humano como parte de la naturaleza, sino del fin de la naturaleza misma.8 La violencia que el ser humano practica contra la naturaleza, la practica contra sí mismo, al ser el también naturaleza. La maximización de la ganancia con los menores costos en la época de la pandemia implican la exposición a la muerte de los trabajadores y empleados, no sólo por la letalidad del virus, sino por las políticas de los Estados de Excepción, la flexibilización laboral y la disminución de los salarios. El capitalismo aparte de aprovecharse de los seres humanos para la acumulación,

8 Uno de los primeros en tratar el concepto de Antropoceno fue el holan-dés y premio Nobel de química Paul Crutzen en el año 2000.


también lo hace del virus. La COVID 19 ha entrado en el proceso de mercantilización como lo han hecho tantas otras enfermedades. El capitalismo pandémico extrema las desigualdades sociales y las formas de sometimiento, incluyendo la esclavitud.

Byung-Chul Han piensa que la sociedad del rendimiento se ha transformado en la sociedad disciplinaria. Acierta en analizar la sociedad del rendimiento (el cansancio) como la positividad del poder, del Yes we can, pero yerra en decir que la sociedad disciplinaria y de control no se corresponde con la realidad (2018, págs. 25, 26). El rendimiento y lo disciplinario coexisten en la sociedad. En la sociedad del siglo XXI conviven las formas más arcaicas con las más nuevas. La sociedad disciplinaria negativa de Foucault, de los hospitales, psiquiátricos, cárceles, cuarteles y fábricas, al igual que la sociedad del rendimiento positiva de Han, los gimnasios, torres de oficinas, bancos aviones, centros comerciales, laboratorios genéticos, conviven juntos y en la pandemia sobreviven de modo agobiante. No hay muros entre lo normal y la anormal, lo normal como natural en la sociedad humana se ha modificado históricamente y la anormalidad se ha naturalizado. Las biotecnologías y los algoritmos del capitalismo pandémico atraviesan por igual a lo disciplinario, el rendimiento y las formas precapitalistas que cohabitan en las sociedades del mundo. El ser humano del capitalismo pandémico no es el superhombre masificado de Nietzsche, sino el sujeto proletarizado bajo antiguas y nuevas formas de sometimiento. Es difícil creer que el animal laborans se explote a sí mismo sin todas las tecnologías de dominio y


explotación del capitalismo que son externas e internas a su subjetividad.

5. Cambio Climático y la construcción social Covid 19

La hipótesis de la construcción social del coronavirus (y enfermedades relacionadas) gana considerable terreno entre todas las hipótesis, porque se relacionan con esta otras como la creación en laboratorio, como lo dice el Premio Nobel Luc Montagnier, o la misma de evolución natural que algunos endilgan a un salto del coronavirus SARS CoV 2 del murciélago (o pangolín) al ser humano.9 Cualquiera que sea la causa específica, el cambio climático es una causa general no solo para el coronavirus, sino para múltiples desastres (incendios, huracanes, inundaciones, sequías y contaminación del agua), y otras enfermedades y posibles pandemias para seres humanos y animales, entre ellas el hambre. La escasez del agua en varias geografías causa tragedias diarias y no se pueden ni mantener las

9 Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina 2008, asegura que el SARS-CoV-2, que causa la COVID-19, fue producido en un laboratorio al insertar en un coronavirus genes del VIH-1, el virus del sida. Al ser un virus artificial, Montagnier cree que desaparecerá poco a poco. Shi Zhengli, una de las científicas chinas que estudiaron los coronavirus del murciélago, vicedirectora del laboratorio de Wuhan, parte del equipo que sugiere que el SARS-CoV-2 venía de los murciélagos, explica que el genoma del SARS-CoV-2 no concuerda con los coronavirus de mur-ciélago que su laboratorio investigó (Infobae, 2020). Jean Claude Pé-rez y Luc Montagnier difundieron esta teoría en el artículo COVID-19, SARS and Bats Coronaviruses Genomes Unexpected Exogenous RNA Sequences (Perez & Montagnier, 2020).


costumbres de higiene básicas.10 El sistemático ecocidio y etnicidio van atados a las actividades humanas que involucran la acumulación más rápida de capital, aunque represente la destrucción geológica y biológica de millones y miles de años de transformación natural.

Los investigadores han alertado situaciones de gravedad muchos años antes de esta pandemia. Un grupo de científicos ya en 2005 exigía tener vacunas contra distintos coronavirus. Los cambios que soporta el planeta como los del ecosistema y el ciclo del agua, han alterado la producción y reproducción de los animales y plantas. Se ha arruinado cerca del 60% de suelo (Zafra, 2020). Se ha alterado el equilibrio del planeta y su temperatura. No es una distopía pensar que puede desaparecer a causa del cambio climático más de la mitad de las especies animales, incluida la del ser humano. Pero no se corresponde con la construcción permanente de la estrategia de miedo que está dentro de los planes teleológicos de la dominación. Una posible extinción masiva no debe paralizar sino impulsar a cambiar las pésimas políticas de los capitalistas y gobernantes. La realidad nos obliga a pensar una economía que supere los combustibles fósiles. El decrecimiento pandémico es forzado, pero continúa la acumulación del capital a pesar de la naturaleza y la vida. Varias esferas productivas transformaron al coronavirus en la estrella de la acumulación del capital. La sociedad de consumo pone en peligro los recursos del planeta, en su

10 Véase el Capítulo 1, apartado 6, Sin Agua.


contradicción con la sociedad del subconsumo que carece de los recursos básicos.11 Hay una globalización tanto de la sociedad del consumo como la del subconsumo, la que no es tomada en cuenta. En otra forma, hay una glocalización del consumo y subconsumo. El sistema de producción capitalista continúa destrozando nuestro planeta y ha comprometido nuestro futuro por las ansias de la acumulación.

Con la pandemia estamos entrando en una nueva era. Un mundo de la aparente emergencia total, donde los gobiernos y medios de comunicación actúan como artífices del imaginario colectivo, para la producción del bíocontrol y el sometimiento.12 Toda la producción, distribución, intercambio y consumo ahora se piensa desde la pandemia. La dictadura digital de China se ha convertido en paradigma no solo para hacer el seguimiento de los contagiados y fallecidos por el COVID 19, sino para la ejecución de la política corriente. En varios sentidos las crisis y emergencias sanitarias, económicas, políticas y

11 Por ejemplo Kinshasa (República Democrática del Congo) es una re-gión urbana en la que se estima que hay 12 millones de personas, cuyo presupuesto representa el 25% del que tiene una ciudad como Amberes (Bélgica), con una población de 1,2 millones (Simone, 2018, p. 156). Kinshasa, comparada con Amberes, es una sociedad de subconsumo, sin medios materiales y políticos, sin empleo ni Estado.

12 Los barones de los medios de comunicación y sus herederos: David

Rockefeller, Conrad Black, Edgar Bronfman, Rupert Murdoch y Sum-ner Redstone, manejan la mayoría de las corporaciones mediáticas del mundo (Estulin, 2005, págs. 22, 23).


sociales son inducidas. Los objetivos y necesidades, desde el punto de vista de la población, se han reconcebido a lo fundamental: sobrevivir; cubrir necesidades básicas de alimento, salud, vestido, habitación. Pero, asimismo, tal situación ha arrojado a millones de personas a la vulnerabilidad y la esclavitud. Los gobernantes, en general, satisfacen las exigencias privadas de los grandes empresarios, terratenientes y financieros. Será notable en un futuro próximo como los Estados que superaron más rápido la pandemia consideraron primordialmente la alimentación y salud de la población como primordiales: China, Rusia y los países asiáticos.

6. Sin Agua13

Desde hace miles de años, todas las culturas han elaborado variados relatos sobre al agua. En las historias de todas las culturas del planeta se han compuesto narrativas sobre agua y asimismo casi todas tienen relatos sobre diluvios: América, África, Babilonia, Egipto, Grecia, China, Europa. Los incas, cañaris, mayas, aztecas consideraban que las lagunas eran sagradas. Los cañaris fundaron sus poblados alrededor de cerca de cuatrocientas lagunas en El Cajas. El origen de las comunidades alrededor del Lago

13 Parte de estas líneas han sido publicadas en un artículo titulado Escasez de Agua desde el 9 de diciembre de 2020 en adelante en las páginas Arma de la Crítica, Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Diario El Sol (Gualaceo), Opción (Quito) y otras. Han sido editadas y recompuestas para este apartado.


Titicaca proviene de un diluvio que anegó las montañas: la relación entre el agua, la madre tierra, el taita Inti y la luna tiene hermosas creaciones alegóricas (Vargas Saavedra, 2006). Los antiguos habitantes de Antankarana de Madagascar dicen que en los lagos de su región aparecieron y desaparecieron pobladores y sus almas migraron a los cocodrilos. Los babilonios atribuyen el origen de los dioses y el mundo a la mezcla de Absu -espíritu del abismo y el espacio sin límites- y Tiamat -el espíritu de las aguas-. Anuket era adorada como la diosa del agua, la fertilidad y la lujuria en el Nilo y las cataratas de Asuán. En Grecia y América, al agua y sus fuentes se le atribuyen poderes curativos. Artemisa curaba con agua y protegía a los niños al nacer y crecer. En China se cuenta que tras la lucha de Gong Gong, dios del agua, y Zhuan Xu, dios del fuego, se derribó uno de los pilares de los cielos que causó un gran diluvio. El génesis bíblico comenta el diluvio universal por cuarenta días y cuarenta noches y toda la trágica historia de Noé. El escritor del Pentateuco cuenta que Moisés convirtió el agua en sangre y abrió los mares para salvarse de los egipcios. La importancia del agua es innegable desde siempre en la vida y la realización ideológica y espiritual de los seres humanos.

En la tradición de la filosofía griega, el arjé es la dilucidación de un principio productor de las cosas. Aunque de Tales de Mileto (625-546 a. n. e.) se dice que superó la explicación mítica del origen de las cosas a lo Hesíodo14,

14 Hesíodo es uno de los excepcionales poetas y literatos de Grecia. Su


creía que “todo está lleno de dioses”.15 El arjé de Tales es el agua: de ella vienen y a ella van todas las cosas. Las representaciones míticas se adelantaron mucho a Tales, incluso en la relación fundamental que existe entre los seres vivos y el agua. No hay ser vivo que no dependa de ella y el ser humano está constituido en un 70% de agua.

En el siglo XXI estamos viviendo las guerras por el agua sin declaratoria y escasa cobertura mediática. Quizá en estos días nos sorprenda saber que hasta el siglo XVIII el agua era considerada como un solo elemento. Antoine Laurent Lavoisier propone la tesis de que ésta es un compuesto de elementos y no uno solo, como se pensaba. En 1804, el químico francés Joseph Louis Gay-Lussac (1778-1850) y el naturalista alemán Alexander von Humboldt (1769 -1859) descubren la composición de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno en el agua. El hidrógeno fue descubierto en 1766 por Henry Cavendish. En 1781, Lavoisier bautizó a este elemento como hidrógeno, que quiere decir “creador del agua”16. El hidrógeno está en toda materia viva y forma parte de los hidrocarburos (hidrógeno más carbono), compuestos simples de los que provienen los demás compuestos orgánicos. En distintas relaciones, el hidrógeno

obra se sitúa alrededor del siglo VII a. n. e.; entre las obras más im-portantes de éste autor están Los Trabajos y los días y su Teogonía que es la sistematización de la mitología griega.

15 πάντα πλήρη θεῶν: todo está lleno de dioses.

16 Hidrógeno del griego ὑδρο: agua y γένoς: nacimiento, principio.


con el oxígeno y otros elementos forman también el aire, el arjé de Anaxímenes. El oxígeno, “creador de los ácidos”17 , fue descubierto por dos científicos, independientemente el uno del otro: John Prietsley, británico, y por Karl Wilhelm Scheele, sueco, en 1774. Se dice que es el elemento más abundante de la tierra. Constituye la dos décimas partes en la masa de la atmósfera, más de las ocho décimas partes de los mares, casi la mitad de la corteza terrestre, y en los seres humanos es la sexta parte del cuerpo. Su molécula se forma con dos átomos (O2), que se denomina oxígeno ordinario, por su parte el ozono tiene en su molécula tres átomos (O3). Los dos enigmáticos gases, hidrógeno y oxígeno, unidos se convierten en líquido. La dialéctica vitalista de la naturaleza actúa en unidad universal.

Vivimos en la era de las crisis: económicas, políticas, culturales, sociales, morales, de la naturaleza, del agua. De las graves circunstancias artificiales por las que atravesamos (sequías, inundaciones, cambios de temperatura, hambre), el sistema capitalista y los centros imperialistas cargan con la principal culpabilidad. La contaminación y el saqueo del agua por las empresas privadas son formas inmediatas de catástrofes ambientales. No es casualidad que en plena crisis pandémica el agua se empiece a cotizar en Wall Street. La alteración del ciclo del agua ha cambiado los patrones de la reproducción de la naturaleza. La vida de todos los seres está en un potencial riesgo, se considera que apenas solo el 2,5% del agua total es dulce. América Latina y el

17 Oxígeno del griego ὀξύς: ácido y γένoς: nacimiento, principio.


Caribe tienen el 31% de reservas de agua; Asia del Este y el Pacífico, el 22%; América del Norte, 21%; Europa y Asia Central, 12%; África Subsahariana, 9%; Asia del sur, 4%; Oriente Medio y Norte de África, 1%.

Bangalore, en India, un centro tecnológico, desperdicia su agua potable por tuberías dañadas. Bangalore y Nueva Delhi podrían quedarse sin agua en poco tiempo. El 85% de los lagos de Bangalore sirven sólo para irrigación y refrigeración industrial, ningún lago tiene agua adecuada para el consumo humano (Asialink, 2019). China, con 20% de la población mundial, tiene apenas el 20% del agua potable. En 2014 cada habitante de los 20 millones de habitantes de Pekín recibieron sólo 145 metros cúbicos. El río Nilo, en El Cairo, origen de varias civilizaciones y fuente del 97% del agua de Egipto, recibe grandes cantidades de desperdicios de la agricultura, del consumo residencial y la zona industrial. La contaminación eleva los índices de mortalidad. Indonesia es atemorizada permanente por la subida del nivel del mar. En Yakarta sólo la mitad población de los cerca de 10 millones de habitantes tienen acceso a la red de agua pública.

En Moscú al menos el 35% de las reservas de agua potable no cumplen con el régimen sanitario. El 45% de las industrias y el 50% del agro se encuentran en el Volga, que recibe cerca de 5 kilómetros cúbicos de aguas residuales y 10 toneladas de sustancias contaminantes (Fernández, 2018). En Estambul las reservas bajaron a menos de 1700 metros cúbicos, los embalses de agua han reducido el 30% desde 2014. En comparación, Londres recibe la mitad de las precipitaciones anuales que Nueva York, 600 mm, y


el 80% de su agua proviene del consumo de los ríos. En Tokio llueve solo 4 meses del año, cerca de mil edificios públicos y privados recolectan agua lluvia. En Alemania se reduce el río Rin, los glaciares alpinos y se inunda el Elba, un río que va desde la República Checa hasta el Mar del Norte (Carbajosa, 2018). El río Loira de Francia, frontera ideológica entre republicanos y monárquicos, va disminuyendo su caudal mientras que la temperatura sube entre 0,8 y 1,5 grados cada año desde 1980.

Las reservas de agua de EEUU cayeron 13% entre 2000 y 2009. El principal acuífero de Miami, Vizcaya, ha sido contaminado por agua salina del Atlántico. En América Latina el 27% de las personas no tienen acceso a agua potable y apenas el 49% de la población cuenta con servicios sanitarios básicos. América Latina tiene 150 mil muertes anuales por enfermedades hídricas, 85% ocurren en niños menores de 5 años. Sao Paulo, con alrededor de 13 millones de habitantes, disminuyó su suministro de agua por debajo del 4% desde 2015 y los años siguientes continuó el mismo problema. 21 millones de habitantes de Ciudad de México sufren de escasez de agua, 20% de la población tiene cortes de líquido vital de forma diaria. En Bolivia solo el 46% tiene acceso a agua potable y en Haití únicamente el 24%. En Colombia un tercio de los municipios (391 de 1.101) tienen riesgo de desabastecimiento en sequía, el 76% del sector rural carece de suministro de agua potable. En Ecuador el 70% de agua es entubada en el sector rural y el 51% se trata de forma artesanal. Entre 7 y 8 millones de peruanos no tienen acceso a agua potable. En Chile en el año 2020 empezó la sequía más grande de la que se tiene


registro. En Buenos Aires la escasez de agua afecta a 3 de cada 10 hogares. En la pandemia Lima, La Habana, Caracas, Santiago, Quito y otras capitales han tenido cortes de agua recurrentes (Casma, 2015; ONU, 2010; Dorman-AI, 2018; Martín, 2015; El Comercio, 2018; El Informador, 2019; Revista Gestión, 2020; País Circular, 2019; Barría, 2020; Piscetta, 2020).

Según la OMS el 85% de las enfermedades en el mundo se asocian a la escasez y contaminación del agua. Cada año tres millones de personas fallecen por diarrea, disentería o enfermedades hídricas. Desde 2010 las megaciudades enfrentan escasez de agua. Actualmente la quinta parte de la población del planeta, 1400 millones de personas, no tiene acceso al líquido vital. Treinta días al año, 2700 millones de personas no tienen agua. Una de cada cuatro de las 500 ciudades más grandes del mundo padecen de fuertes restricciones de agua, hay menos de 1700 millones metros cúbicos de agua por persona. El Banco Mundial dice que hay escasez de agua cuando se reciben menos de 1000 metros cúbicos de agua potable en el año por persona. El 80% del agua residual mundial, industrial y municipal se libera sin tratamiento previo (ONU, 2010; El Comercio, 2018). El objetivo de saber la situación mundial del líquido vital no es catastrofista sino de actuación práctica; la defensa del agua como derecho humano es una acción revolucionaria. Los conflictos y guerras por el agua se agudizan cada día. El agua es un derecho humano y el elemento principal para la salud de los pueblos. Las corrientes políticas hegemónicas en los Estados occidentales en casi tres décadas no han cambiado


la inequidad en la distribución y consumo del agua. Una concepción revolucionaria solo puede ser tal poniendo entre sus principales categorías filosóficas y científicas al agua, y su acceso igualitario de acuerdo a las necesidades de todos los seres vivos.

7. Decrecimiento Forzado y la Ley de la Entropía de Georgescu-Roegen

“La tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos” (Proverbio Latinoamericano).

La civilización basada en los combustibles fósiles está acabando con el planeta. El homo sapiens cambia la biósfera. Los diferentes mundos culturales atravesados por el capitalismo están en crisis. La teoría del decrecimiento (décroissance or degrowth) aconseja no crecer por crecer. La sociedad del hiperconsumo y la sobreexplotación diezman al mundo finito, así el decrecimiento, según Latouche, se convierte en una política alternativa de postdesarrollo (Latouche, 2007). Sin embargo, en el capitalismo pandémico el decrecimiento se ejecutó por la fuerza de los acontecimientos, no como una política pública o modelo económico, que luego retomó su ímpetu. La caída sustancial de la contaminación en la atmósfera y el ambiente fueron evidentes.

La sacralización del crecimiento viene con todas las revoluciones industriales y la conversión de la sociedad de mercado en el centro de la civilización. El freno pandémico hizo trastabillar la mayoría de economías, salvo algunos sectores que siguieron en expansión. El coronavirus sirvió


para desactivar temporalmente las protestas globales, aunque también surgieron otras como las del antirracismo en EEUU.

Muchos capitalistas obligaron a la gente a trabajar sin explorar de qué se trataba el coronavirus y sin cumplir con las seguridades básicas. Ciertos monopolios agrícolas e industriales no descansaron un día. El coronavirus fue mercantilizado. Los capitalistas aprovecharon la situación para despedir a millones de trabajadores en las peores condiciones. Empezó a rondar el hambre y no se solucionaron los principales problemas alimentarios y de necesidades básicas. El capitalismo privado y público flexibilizó el trabajo y se deshizo de los elementos incómodos que organizaban a los empleados y trabajadores. Es inverosímil como la pandemia sirvió para aplicar el ajuste neoliberal en Latinoamérica: antes los gobernantes estaban impedidos de hacerlo por la movilización de la gente, ahora el panóptico pandémico les dejó la puerta abierta.

El capitalismo pandémico aprovechó el decrecimiento forzado. Las clases medias han experimentado que es posible vivir con lo necesario y menos superfluidad. En un futuro se podrían reducir conscientemente los niveles del hiperconsumo y recuperar la vida social, redistribuir la carga laboral, reducir ciertas infraestructuras y maquinaria dañina. Estamos a las puertas de inventar el mundo del mañana, que este se convierta en distopía o utopía depende de la lucha social actual. Un nuevo proyecto político tiene que repensar la educación, la producción, las tecnologías, las mentalidades más allá del paradigma de la acumulación y el crecimiento capitalista.


Nicholas Georgescu-Roegen advirtió en The Entropy Law and the Economic Process (1996), que en un mundo finito no es posible crecer indefinidamente. Georgescu-Roegen combatió la economía mecanicista y le otorgó un lugar a la naturaleza. Los modelos económicos, sobre todo de origen ricardiano, habían situado a la naturaleza como un factor inmune a los cambios cualitativos. Georgescu-Roegen critica al marxismo de manual que tampoco incluyó la naturaleza. En el primer capítulo he analizado la importancia de la naturaleza en la obra de Marx como categoría, concepto y principio y no sólo como una mera variable accidental.

Georgescu-Roegen explica que cuando se estudió el fenómeno de cómo el calor se movía en la dirección de un cuerpo hacia el frío nació la termodinámica y la ley de la entropía. Hecho que no podía explicarse por la mecánica ni la locomoción. Esta ley es de vital importancia para la economía y las ciencias sociales. La ley de la entropía, según Georgescu-Roegen, es la base de la economía de la vida en todos los niveles. La acción humana y la contaminación sobre el planeta tierra han puesto en peligro los suelos y la propia vida (Georgescu-Roegen, 1996, pág. 65). Es posible, dice Georgescu-Roegen, que la tierra soporte a 45 mil millones de personas, pero el crecimiento a ad infinitum es insoportable, la pregunta es ¿durante cuánto tiempo y qué sucederá después de las 45 mil millones de personas? La dotación del ser humano proviene 1) de la baja entropía dentro de la esfera terrestre y 2) del flujo de la energía solar que desciende lentamente por la degradación entrópica del sol. El máximo de


cantidad de vida exige la tasa mínima del agotamiento de los recursos naturales, el despilfarrar de estos últimos 200 años contradice totalmente esta ley (Georgescu-Roegen, 1996, págs. 66-67).

Muy cerca de la sabiduría andina, Georgescu-Roegen escribe:

No puede haber duda alguna al respecto: todo uso de los recursos naturales para satisfacer necesidades no vitales lleva consigo una menor cantidad de vida en el futuro. Si entendemos bien el problema, el mejor empleo de nuestros recursos de mineral de hierro es producir arados o gradas según se precisen, pero no Rolls Royces ni siquiera tractores agrícolas (…) la humanidad pueda volver a encontrarse en una situación en la que considerará ventajoso emplear animales de carga, porque éstos trabajan en base a la energía solar en vez de a los recursos naturales (…) tendrá que volver a la idea de que su existencia es un don gratuito del sol (1996, 67).

La comprensión de estas verdades, apuntaba el sabio Georgescu-Roegen, no moderan los deseos ni la impaciencia del ser humano, solo la necesidad lo obligará a comportarse de modo distinto. El capitalismo pandémico del Covid 19 empujó en momentos puntuales al mundo al decrecimiento forzado, a consumir lo básico para sobrevivir, para después decuplicar la producción y acumulación. Después de lo que hemos vivido en el fatídico año 2020 y los siguientes días, las palabras de Georgescu-Roegen hacen pensar en si los pueblos del sol


de la América no eran en realidad más sabios y conocían de las posibilidades de la destrucción del planeta con el crecimiento ad infinitum.

8. El Holocausto del Siglo XXI18

El 9 de mayo se conmemora la victoria del ejército soviético sobre los nazis en Berlín, lo que da fin a la Segunda Guerra Mundial. Días antes, el 30 de abril, Hitler se había suicidado, tal vez atemorizado por la muerte de Mussolini, fusilado, linchado y colgado.

Entre 1939 y 1945 posiblemente fallecieron 80 millones de personas a consecuencia de la guerra (RT, 2015). Kislitsyn y Zubakov relatan que en Leningrado “había comandos especiales dedicados a recoger los cadáveres de las calles y llevarlos en camiones hasta los cementerios o hasta un enorme terreno baldío…” (1985, pág. 113). Los soviéticos entregaban la comida a su pueblo por peso, edad y tipo de trabajo. En el capitalismo occidental buena parte de las muertes eran por hambre. Muchos países alejados de las potencias continuaron la producción y el comercio y casi no llegaron a sentir la muerte por la guerra.

La economía de guerra situó como objetivos principales

18 Desde el 13 de mayo de 2020 en adelante este apartado fue publicado como artículo en varios blogs y webs: Arma de la Crítica (Cuenca), Revista Bareque (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito) y Diario El Sol (Gualaceo). Ha sido editado para este libro.


la carrera armamentística, el reclutamiento de soldados, la situación de emergencia sanitaria permanente y la producción de alimentos para mantener las tropas. La guerra es parte orgánica del capitalismo.

Putin recuerda en cada conmemoración la capacidad estratégica del gobierno de Stalin y el valor combativo ruso. Boris Johnson, alaba la sagacidad de Churchill que unificó a la oposición inglesa para enfrentar enemigos comunes. EE.UU. ingresó en los enfrentamientos, con Roosevelt al mando, después de 3 años, en 1941, y aunque las películas digan lo contrario, casi siempre se mantuvo distante del teatro de los acontecimientos. Después de la guerra se transformó el mundo. Con la reconstrucción de Europa y los acuerdos después de la guerra, EE.UU., con menos bajas y con gran capacidad económica, se convirtió en el eje central del capitalismo.

Para el 13 de mayo el mundo tenía contabilizados 300 mil fallecidos por Covid 19 y cientos de miles de fallecidos por hambre y otras enfermedades. A diferencia de la Segunda Guerra Mundial, EE. UU. ahora es el epicentro de la pandemia. La fraseología de los capitalistas en crisis ante la tragedia mundial se concentra en: “¡hemos perdido miles de millones de dólares!”, pero pocos ricos se refieren a la pérdida de millares de vidas. No obstante, desde que empezó la pandemia hasta mayo 172 hipermillonarios ganaron 282.000 millones de dólares (Sierra, 2020). Al contrario de los estrategas que vencieron a Hitler, en 2020, por ejemplo, se tenía a un Trump que destinó 2,2 billones de dólares para salvar empresas y bancos, y un mísero segmento para salvar vidas (La prensa, 2020). Estados


Unidos hasta mayo ya tenía más muertes por coronavirus que sumadas todas las muertes por las guerras de invasión a Vietnam.

Los grandes grupos económicos logra que se reabra la economía con restricción de los derechos laborales, la ONU agita diciendo que se avecina una pandemia de hambre, la cual en realidad ya existía antes del coronavirus. El panóptico pandémico difunde cada semana campañas de terror de nuevos virus, enfermedades o catástrofes para mantener atemorizada la población. Muchos médicos e investigadores calificaban en mayo que suprimir la cuarentena era trabajar un par de semanas para encerrarse meses después del rebrote, pero los fundamentos de esas decisiones no están claros ¿es lógico encerrar a millones de personas sanas en sus casas, impedir la ejercitación, recibir la luz del sol y limitar las actividades al aire libre?, ¿este tipo de decisiones no bajan las defensas inmunológicas de toda la población? Las cuarentenas y confinamientos de personas sanas son más un mecanismo de control económico-político y no sanitario. Los gobiernos pervierten la salud para beneficiar a los grandes intereses económicos y no los objetivos humanistas de la ciencia. Es detestable como en la pandemia que vivimos se desperdicien recursos económicos en corrupción, campañas electorales, armamento militar, en lugar de salud y alimentos. La cura tan ansiada no solo vendrá de un fármaco sino de un ecosistema armónico y urgentes trasformaciones sociales.


9. Guerra Fría y la Sonrisa de Gagarin19

La guerra económica de EE.UU. y China va tomando el cariz de permanente. En el escenario de crisis, primero el gobierno chino acusó a EE.UU. de diseminar el virus en Wuhan usando soldados estadounidenses, ahora Trump imputa a China. La guerra de la información se suma a la carrera por las vacunas y fármacos.20

Al principio de la pandemia Trump usó el miedo al virus para que occidente cerrara el paso al comercio chino, además de imponer agresivas sanciones monetarias. Al mismo tiempo que el mundo occidental se contaminaba del coronavirus, el ritmo de contagio disminuía en Wuhan. Casi medio año de padecimientos de la población china no sirvió para alertar totalmente al resto del mundo.

En las primeras semanas de la expansión del virus por el planeta muchos gobiernos consideraron banales el confinamiento, el aislamiento y toda medida de protección. EE.UU., Europa e incluso Latinoamérica miraban a China como exagerada. Pero cuando empezó a morir también la élite, el confinamiento se hizo mundial. Queda para analizar en un futuro si la aplicación atrasada de los confinamientos

19 Este apartado se publicó como artículo con el título La Sonrisa de Ga-garin desde el 5 de mayo de 2020 en adelante en el blog Arma de la Crítica (Cuenca), Revista Bareque (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito) y Diario El Sol (Gualaceo). Ha sido editado para el presente libro.

20 EE. UU. aprobó en mayo de 2020 el Remdesivir para el tratamiento del Covid 19 con escasos estudios y millonarios contratos.


tuvo que ver en la rapidez del contagio o si en realidad estos no impidieron mayormente la propagación del virus. Sin embargo, el confinamiento fue aprovechado para el control político militar de la población, alterando los movimientos económicos y empobreciendo a la gente. El decrecimiento económico forzado disminuyó el consumo energético de los combustibles fósiles y cayó en picada el petróleo. El consumo mundial bajó a niveles insospechados. La sobreproducción en varias ramas de la economía dio paso a la ralentización productiva.

El movimiento perpetuo de acumulación de capital mundial se paralizó en varios sectores, hecho inédito en la historia. El sistema financiero internacional calculó hasta fines de abril un derrumbe del PIB mundial de alrededor del 5%. Después de la caída del barril de petróleo a una cifra negativa, los grandes grupos económicos de EE.UU. presionaron para reactivar las actividades económicas en el orbe. Para mayo varios países planificaron la reanudación del trabajo. Muchos de ellos, como Ecuador, carecen totalmente de datos confiables para tomar medidas políticas seguras. Los Estados de las potencias podían mantener con sus recursos a la población confinada, pero no lo hicieron. En la periferia la manutención económica de las familias se redujo a un clientelismo y las clases trabajadoras y pobres regresaron por su cuenta al trabajo. La gente resumía su decisión en “trabajar o morir de hambre”.

En este escenario, China retira al dólar de sus transacciones bursátiles y empieza a usar el yuan digital (e-RMB) internamente, lo cual altera todas las operaciones económicas internas y externas del gigante. Desde hace


algunos años Rusia emplea yuanes con China, ahora otros Estados se verán también forzados a hacerlo. Esta situación prospera mientras se compite por el modelo tecnológico mundial 5G. ¿Vencerá China a EE.UU. como lo hizo la URSS en la carrera espacial?

En la carrera por las vacunas Rusia brilló nuevamente con la sonrisa a lo Gagarin produciendo la primera vacuna, Sputnik V, contra la Covid 19 y ofreciéndola gratis para su población y el resto del mundo. La campaña de EE.UU. y Europa contra la vacuna rusa la ha desacreditado, mientras los laboratorios privados de occidente hacen todo lo posible por sacar la suya propia. Sin embargo ya en diciembre de 2020 una de las pocas vacunas que superaron todas las pruebas ha sido la rusa y se empezó a aplicar de modo masivo en el ex país soviético y en varios países. AstraZeneca y otros laboratorios llegaron a acuerdos con el Estado ruso para la colaboración científica. El asesinato de Alexander Kangasky, biólogo ruso parte del equipo de Sputnik V, llena de dudas sobre los planes corporativos de las farmacéuticas. Por su parte, el aviso de Reino Unido de la nueva cepa ha causado incertidumbre mundial y varios gobiernos vuelven a tomar medidas restrictivas, Estados de Excepción y confinamientos. Estas decisiones están dadas de la mano con el cronograma de aprobación de los paquetazos de los gobiernos a fines de año: disminución de remuneraciones, recortes de subsidios, privatizaciones, subida de combustibles. Es lógico que el boom navideño, la aglomeración en los comercios, transporte y casas causen mayor contagio, pero la nueva cepa aunque sea


real es ya un argumento en el discurso del terror. La pandemia es una situación político-militar-sanitaria de control permanente. Los Estados de excepción y toques de queda causan problemas psicológicos en la población; la psicosis generalizada es parte del disciplinamiento político diario.

10. China, la Potencia Hegemónica del Siglo XXI21

El primer gran circuito mercantil mundial fue el impuesto por el Imperio Árabe entre los siglo VIII y XIII. China y el Indostán adquieren su centralidad mundial entre los siglos XV y XIX, es decir cinco siglos. La gran China inventó el reloj (siglo VII a.c.), el papel (siglo I), la brújula (siglo IX), la pólvora (siglo IX), la imprenta (1041-1048); dibujó y conoció América siglos antes que Colón. Los chinos equiparon las primeras fábricas para la Revolución Industrial de Inglaterra en el siglo XVIII (Chuchuca Serrano, 2019a, págs. 3, 56, 144).

La centralidad de Europa aparece a fines del siglo XIX y va hasta mediados del siglo XX, cuando empieza la primacía de EE.UU en combate contra la URSS, después de la Segunda Guerra Mundial. La URSS es cooptada por el modelo capitalista vigente y su disolución cruje entre

21 Este apartado se publicó con el mismo título como artículo desde el 27 de mayo de 2020 en adelante en las páginas Arma de la Crítica (Cuen-ca), Revista Bareque (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Diario El Sol (Gualaceo), ALAI (Quito), Académica y en otros lugares de la red. El artículo ha sido editado para este libro.


1989 y 1991. La centralidad de Europa y EE.UU suman un poco más de dos siglos. Desde el año 2018 EE.UU y China entraron en la Guerra Comercial, en los tiempos pandémicos (2020) China va coronando la hegemonía económica mundial.

China no sólo que es el país más poblado con 1400 millones de personas, sino que es la fábrica del mundo. Capta la mayoría de los recursos naturales en combustibles fósiles y minerales. China compite con el FMI como prestamista mundial y los capitalistas estadounidenses le deben miles de millones. Es el país con más industria tecnológica e involucra todas las ramas de la ciencia. El gigante asiático tiene el mando de la conectividad mundial 5G y varias ciudades tecnológicas que son la envidia de Silicon Valley. Rusia comercia con China en yuanes desde el año 2018. China abrió una nueva ruta de la seda con Europa. Desde 2019 China es el país con más ricos en el mundo, aunque EE.UU tenga el 1% más rico. En el 2020 el gobierno de Pekín retiró al dólar de sus operaciones internas e inicio el uso del yuan digital. China y los países del sudeste asiático han controlado la pandemia demostrando mayor capacidad estratégica, política y tecnológica.

El Banco Popular de China desde mayo de 2020 ha ejecutado una segunda fase con la nueva moneda: el yuan digital, aparte de reemplazar la circulación de billetes y monedas, ahora hace una redistribución del dinero digital en los bancos comerciales y el público general en forma de billeteras electrónicas. China viene trabajando en la aplicación de moneda digital desde el


año 2014, en 2017 aprobó el desarrollo de esta divisa. En la situación pandémica la iniciativa cobra fuerza porque el virus puede permanecer en las superficies. La moneda digital es usada con los celulares y estimula el consumo. EE.UU Suecia, Canadá, Suiza, Reino Unido, Japón y el Banco Central Europeo están tratando de crear su propio modelo digital. Algunos han lanzado la idea de que China desea superar el dólar. La base de las monedas digitales es que se debería tener respaldo físico para ser intercambiado por billetes en cualquier parte del mundo y no ser como las criptomonedas que no tienen ningún respaldo (Barría, 2020b).

Las dos últimas décadas China creció 9% anual. El primer trimestre de 2020 China reportó una contracción de 6,8%, las primeras cifras negativas desde 1992. Sin embargo, entre julio y septiembre de 2020 ha crecido 4,9% comparado con el mismo periodo del año anterior. Las exportaciones incrementaron en 9,9% mientras que las importaciones aumentaron 13,2% (BBC, 2020f). China está manejando algunos de los hilos más poderosos de la economía mundial y se ha convertido en la potencia hegemónica del siglo XXI. Aunque se asegura que la hegemonía china no será de invasión y guerra imperialista como la estadounidense, están a la vista distintos modos de la dictadura global digital intermediados por los gobiernos. Además de la hegemonía económica, China se juega por la hegemonía cultural y política en occidente que aún sigue en manos de EE.UU.


11. El Enemigo Visible22

Después de la Segunda Guerra Mundial la URSS empezó a reconstruirse bajo las consignas nacionalistas de la economía planificada. Europa lo hizo por diferentes dimensiones: el Plan Marshall de EEUU inyectó capital y direccionó políticamente su crecimiento.

EEUU se consolidó como el eje central del capitalismo mundial y de las guerras. Empezó la Guerra Fría entre EEUU y la URSS. Los imperialismos continuaron su sistema de colonias, pero también se desenvolvieron las revoluciones internas de liberación. La Revolución China de 1948 y la cubana de 1959 son ejemplos históricos.

Europa y EEUU tuvieron que diseñar una economía política a mitad de camino, entre el retorno al liberalismo económico que había causado la guerra y el extremo de la economía planificada de las revoluciones socialistas. Resolvieron crear los Estados de Bienestar tomando mano del keynesianismo y la herencia histórica del proteccionismo del New Deal.

Con la crisis de la década de los años setenta, occidente programó el neoliberalismo bajo el Consenso de Washington. Este modelo sería la panacea económica, política e ideológica que se impulsaría en el orbe. Entre

22 Este apartado se publicó en forma de artículo desde el 1 de abril de 2020 en Arma de la Crítica (Cuenca), Diario Late (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito) y Diario El Sol (Gualaceo); ha sido editado para este libro.


otras tantas cosas, el programa planteó privatizar las empresas públicas y áreas estratégicas como los recursos naturales, salud y educación.

Los efectos del modelo neoliberal en la pandemia están a la luz. En los últimos 10 años (2010-2020) Italia recortó 30 mil millones de dólares para salud y España 18 mil millones: en su momento fueron centros de la pandemia, (Ruiz, 2020; Canale, 2020). En EEUU sucedió lo mismo. Para el 2020 Trump recortó 850 mil millones para gasto social, entre estos 492 mil millones que correspondían a la salud; sin embargo, cada año ha incrementado el gasto militar (750 mil millones en 2020), (Martínez, 2017; El Clarín, 2019).

Por su parte, las economías de Rusia, China y Cuba, aunque después de varias reformas (algunas privatizadoras), continúan teniendo una planificación económica proveniente mayoritariamente desde el Estado. Para enfrentar la pandemia estos Estados han impuesto dos objetivos vitales: salud y alimentación. Los sistemas de salud públicos de estos países han resistido mejor la pandemia y han programado colaboración global. Alemania, Irlanda y otras naciones han proyectado cambios hacia esta perspectiva.

En la época del capitalismo COVID 19, el coronavirus no es el enemigo en sí -que ni consciencia tiene-, el enemigo es más que visible: el capitalismo y su modelo estrella el neoliberalismo, un conjunto de estructuras entronizadas para dañar el tejido social a cambio de beneficiar a la burguesía.


12. El Hambre como Ley de Estado y Mercado23

Es recurrente que los economistas neoliberales cuestionen la intervención del Estado en el mercado, aunque históricamente, a decir verdad, los mercados no existirían sin el Estado.

Adam Smith -un optimista completo- en su libro Riqueza de las Naciones (Smith, 1998) creía que la economía es una ciencia que mira los intereses económicos del “gran cuerpo del pueblo” en función de la vida nacional, física y moral. El capitalista está confundido en esa a-personalización del método de Smith que supone que la riqueza es un atributo de las naciones que proviene de las políticas de gobierno. De este modo el Estado determinaría el progreso o el declive de las potencias.

Después de un gran análisis en Comercio y mercado en los Imperios Antiguos (1976), Polanyi sostiene que sólo en la sociedad moderna la economía se volvió independiente de las instituciones sociales para después dominarlas. Las sociedades precapitalistas tendrían la economía incrustada en las relaciones sociales o los fenómenos religiosos. Las sociedades premodernas tienen un sistema mercantil, pero sólo el capitalismo une todos los mercados en una economía nacional e internacional

23 Este acápite fue publicado desde el 26 de diciembre en adelante en Dia-rio Late (Cuenca), Boca e’ Loba (Boston), Línea de Fuego (Quito), Dia-rio El Sol (Gualaceo) y Arma de la Crítica (Cuenca). Ha sido editado para el presente libro.


a través de las instituciones. El Estado es el demiurgo principal del mercado.

Una pregunta reiterada es ¿por qué los Estados y mercados crean hambre en la etapa de mayor producción mundial? Parece que la respuesta está en un economista cercano a Smith. Ni las leyes de Malthus ni la selección natural de Darwin hubiesen tenido influencia sin este economista: Joseph Towsend. Este autor tomó la idea de Hobbes y defendió la necesidad de un gobierno déspota para someter a la sociedad y conservar la división en castas (propietarios y trabajadores). La disciplina más perfecta, dice Towsend, mientras se mantenga la propiedad, es el hambre, la cual obliga a trabajar. Towsend remilga: “In general it is only hunger which can spur and goad them on to labour; yet our laws have said, they shall never hunger” (Towsend, 2020, párr. 5).

La fuerza para someter al trabajo genera revueltas, violencia y mala voluntad. Mientras que el hambre es un medio de presión pacífico, silencioso e incesante. El hambre es el móvil natural para la continuidad, la buena voluntad y la gratitud. Hambre y propiedad son leyes naturales en la sociedad para Towsend. El hambre es un fundamento epistemológico para la Ciencia Política y la Economía en el capitalismo. El hambre, dice Towsend, causa una disciplina más perfecta que la magistratura. Palpamos a diario como los gobiernos latinoamericanos se han predispuesto a generar hambre con las políticas neoliberales más perversas y ¿qué es el sistema pandémico sino un modo perfeccionado para la generación del hambre (disciplina) y la acumulación de la propiedad privada?


13. La Caída de un Rey24

La pandemia ha acelerado la decadencia del capitalismo. Estamos viviendo la tasa de desempleo más elevada del siglo y el grado de empleo sin remuneración más alto nunca registrado.

Con la pulverización del barril de petróleo es más fácil darse cuenta como el sistema de producción global se basa en intereses monopólicos.

Las oligarquías reinantes en EEUU llevan años de guerra comercial contra de China y continúan con las sanciones económicas. Como ya se ha explicado, hace cuatro años, Putin y Xi Jinping llegaron a un gran acuerdo petrolero: el petróleo Ruso iba a ser cambiado por yuanes y no por dólares, y, a su vez, estos yuanes podían ser cambiados por oro. Sadam Hussein y Muamar Gadafi quisieron hacer un contrato similar con euros y fue una causa para que sus países sean invadidos y ellos asesinados. Esta fórmula de desdolarización ruso-china resume la ruptura de la hegemonía de EEUU y el cambio del eje geopolítico hacia China. El gigante asiático compitió por dominar el mercado de petróleo y la extracción de otros minerales como el oro y la plata.

Hace pocos días, EEUU y Arabia Saudita pactaron

24 Este artículo fue publicado desde el 22 de abril de 2020 en Arma de la Crítica (Cuenca), Diario Late (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Lí-nea de Fuego (Quito) y Diario El Sol (Gualaceo). Ha sido editado para este libro.


para perjudicar a Rusia en la producción petrolera, y lanzaron una guerra de precios, el barril de petróleo cayó 55%, llegando a 20 USD, el 30 de marzo de 2020. El precio más bajo desde la guerra del Golfo Pérsico en 1983. Concluyeron esta disputa sacando 10 millones de barriles diarios para mover el restringido mercado por la pandemia. Sin embargo, los lugares de almacenamiento se siguieron llenando; estalló una crisis de sobreproducción petrolera nunca vista. El 20 de abril de 2020 las terminales de petróleo de EEUU estaban repletas. La industria automovilística iniciada por Ford estaba paralizada. Los productores de petróleo tuvieron que pagar para que se lleven el petróleo. El barril tuvo un valor negativo, de -37,63 dólares. Los libros de historia registrarán ese paro cardíaco del obeso cuerpo del capitalismo. Después de tan áspero colapso Trump y Putin terminaron acordando un plan para estabilizar los mercados. La OPEP, Rusia y EEUU acordaron disminuir la producción en un 10%.

El fin de la era petrolera se vaticinaba para el año 2050. La situación de confinamiento mundial obliga a la humanidad a pensar un mundo sin petróleo y si a futuro se puede crear una movilización global alternativa. Es hora de planear un sistema de solidaridad global que supere la destrucción humana y natural.

CAPÍTULO 3

El Gran Encierro del Panóptico Pandémico

Capítulo 3El Gran Encierro del Panóptico Pandémico

Si bien a Michel Foucault se le debe la popularización del concepto panóptico en su obra Vigilar y Castigar (2003), Bentham imaginó la forma como una estructura surgida disciplinaria surgida en la modernidad. Sin embargo, ya la Ciudad Redonda de Bagdad (vigente entre los siglos VIII y XIII) fue construida para que el califa lo mire todo, una ciudad que albergaba más de un millón de personas, cuando la modernidad del Imperio Árabe ya había conectado la distancia de España y China. La modernidad mercantil árabe nació con un panóptico gigantesco y conectó al mundo con una de las primeras globalizaciones. Las mil y una noches tomó el cuento de Aladino de la China y Simbad el Marino de la India, lo cual simboliza la gran interacción cultural. Siempre me ha parecido sorprendente que ya


en esa época se inventó el cheque (siglo VIII) que sirvió para conectar el comercio mundial de Europa y Asia; un cheque girado en Córdoba podía ser cambiado en la India, China o Filipinas; en el cheque se escribía la consigna: “En nombre de Dios compasivo y misericordioso”, muy parecida a la leyenda del dollar: “In God we trust”. Mucho antes de lo que cree Weber, la religión impulsó el comercio en El Corán, el mismo Mahoma fue mercader (Chuchuca Serrano, 2019b).

El panóptico pandémico digital fue confeccionado en China, la principal potencia de oriente, y exportado al mundo. Foucault analiza el panóptico carcelario para analizar como tal la sociedad disciplinaria en los lugares de labor, educación, adoctrinamiento (fábricas, hospitales, escuelas, instituciones) y lo distingue de la sociedad programada o controlada. Es Giles Deleuze quien pensó que las sociedades de control y reclusión se extenderían a las casas, a través de los dispositivos electrónicos; que los castigos se llevarán a los medios familiares, la vigilancia a los dispositivos electrónicos, los cuidados hospitalarios a las camas de hogar, la educación y las operaciones de trabajo a los rincones del hábitat (Deleuze, 2013).

El coronavirus sirvió para la construcción del dispositivo político-económico-militar-comunicativo-psicológico-educativo (-…) de rearme permanente. El capitalismo, como dice Benjamin (2013), es una experiencia de shock y trauma constantes y hoy la sociedad pandémica es la de la psicosis generalizada; la de la multitud de mascarillas que filtran el aire que respiramos y las palabras que expiramos; la mascarilla es una productora de silencio y cumple el


papel de las camisas de fuerzas. El capitalismo del siglo XXI constriño mucho más sus estructuras con la pandemia logrando el incremento de la acumulación del capital, mayor explotación, racialización, vulneración de todo derecho, violencia social e intrafamiliar, destrucción de la naturaleza, pero al mismo tiempo resistencias, antagonistas subalternos y contrahegemónicos. El gran encierro pandémico es una estructura que traspasa las fronteras de las casas y se conecta con mecanismos como el teletrabajo, el control biopolítico, la generación del miedo, exclusión social, educación virtual y otros. Las modificaciones tecnológicas tipo 5G, las transformaciones digitales y la conexión del ser humano con los algoritmos posibilitan la investigación de su comportamiento y el control de sus decisiones económicas, políticas y emocionales para un futuro programado.

1. Coronavirus: Un Dispositivo Político25

Con el desarrollo biotecnológico, el coronavirus es parte de una familia de tecnologías de poder que han aparecido en los laboratorios desde el siglo XX. No es el primer virus donde se aplica la biopolítica y el discurso del pánico global. Las plagas bíblicas guardan estrechos sentidos religiosos y

25 Estas líneas fueron publicadas desde el 4 de marzo de 2020 en Diario Late (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Dia-rio El Sol (Gualaceo) y replicadas en varios medios digitales. El artículo ha sido retocado para esta publicación.


políticos para el control de las poblaciones dentro de los discursos del orden social.

Cada año mueren cerca de 800 mil personas a causa del SIDA y otras enfermedades relacionadas. El dengue aniquila 700 mil personas anualmente, para el cual ya existe vacuna. Debido al coronavirus se extinguieron para marzo de 2020 3 mil seres humanos y se montó todo el aparataje pandémico. La normalización de las muertes por SIDA es espeluznante y la del dengue tiene incluso una clara connotación de clase, porque ataca principalmente a poblaciones pobres con pocas instalaciones sanitarias como los territorios latinoamericanos. Sin embargo de estos dos ejemplos, el coronavirus es el primero que ha pasado del mundo ser humano al mundo virtual como una pandemia.

El coronavirus ha sido el elemento de disuasión más fuerte usado contra las movilizaciones de Hong Kong y China. Del mismo modo, los gobiernos de Europa y Latinoamérica están usando el virus como una estrategia política para disuadir la atención del público, crear pánico y regresar a los estados de emergencia.

Las industrias farmacéuticas y de salud se benefician económicamente de estas enfermedades y reciben dineros públicos y privados. En definitiva, el sector de la salud se ha convertido en un agente del orden público y en un seleccionador en la marea migratoria.

La estrecha relación entre la creación y el manejo de las enfermedades globales, medicamentos, vacunas y la mercantilización de la salud, apunta a objetivos imperiales, el diagnóstico epidémico y la presunción azarosa de una catástrofe global.


El peligro del coronavirus radica en la anatomopolítica: una política de control insertada en el organismo, pero sobre todo contagiado en el espectro mediático. Como diría Foucault (1980): la vida, el cuerpo y la subjetividad están atravesados por la materialidad del poder y sus tecnologías.

No está negado el aparecimiento de nuevas enfermedades, la reanimación de otras ya solucionadas y el uso de diferentes mecanismos para aplacar la ebullición social.

2. El capitalismo como constante experiencia del shock. La Pandemia: Trauma y Shock. Reflexiones de Freud y Benjamin

Freud en el ensayo Más allá del principio del placer (1975), [1920], hace una hipótesis de correlación entre la memoria (memoria involuntaria) y la conciencia. En ese ensayo, Freud reflexiona sobre sus posibilidades. Reik, discípulo de Freud, indica que la memoria apuntaría a proteger las impresiones (conservar), el recuerdo a descomponerlas (destruirlas), (Benjamin, 2013, pág. 191). Para Freud “la conciencia surge en reemplazo de la huella mnémica” (Freud, 1975, pág. 25). El proceso de excitación en la conciencia, dice Freud, se esfuma rápidamente como manteniendo el concepto budista de conciencia. Hacerse consciente y dejar huella mnémica sería incompatible en el mismo sistema, es decir que los restos mnémicos serían más fuertes cuando no llegan a la consciencia. La vivencia en tanto se inteligencia se hace conciencia, sino pasa a la


memoria involuntaria. La conciencia no asimila huellas mnémicas para proteger los estímulos, en ella los recuerdos se evaporan.

La protección de los estímulos sería más importante que la excitación de los estímulos. La protección de los estímulos provee de energía para no llegar al proceso de destrucción de los estímulos que vienen de afuera. “La amenaza representada por estas energías –escribe Benjamin– es la de los shocks. Cuánto más a menudo los registre la conciencia, tanto menores serán sus efectos traumáticos” (2013, pág. 193), de este modo los shocks serían sucesos conscientes y sin huella mnémica. Al contrario, cuando se rompe la protección de los estímulos, vienen los shocks traumáticos que se conservan en la memoria involuntaria. El susto en el psicoanálisis tiene la ausencia de la angustia. Según Freud (1975), el sueño del evento traumático busca superar el estímulo, generando la angustia, cuya omisión fue la causa de la neurosis traumática. Freud explica que se puede acudir al sueño como un recuerdo y la recepción del shock se aliviaría con la superación de los estímulos. La investigación de freudiana entrena para la superación de los estímulos. El ejercicio de superación es papel de la conciencia despierta. La conciencia despierta impediría que la persona necesite llegar a la sala del psicoanalista, pero en su defecto éste la despertaría.

El shock frenado por la conciencia llega al carácter de vivencia, de esta manera se esterilizaría el suceso después de registrarlo en el recuerdo consciente, esta es la forma, dice Benjamin, analizando a Baudelaire, de la experiencia poética. La poesía estaría fundada en la experiencia,


donde la vivencia del shock se vuelve regla general. Valéry decía que este tipo de proceder era la razón de Estado de Baudelaire, como una emancipación respecto de la vivencia, un proceso de imaginar espacios donde poner los poemas. En este sentido, la poesía no sólo es histórica, sino que busca como Baudelaire que la obra misma sea histórica (Benjamin, 2013, págs. 194, 195). Por mi parte sostengo que no sólo la experiencia poética, sino la experiencia teórica en general permiten la emancipación de la vivencia, la creación de espacios y obras históricas como vitalidad estética. Escribir sobre la pandémica coronavírica es la vivencia del shock.

Benjamin advierte que la protección ante los estímulos es el trabajo de defensa ante el shock, “a costa de la integridad de su contenido” se produce “un punto temporal exacto en la consciencia” (2013, págs. 195, 196). La cura ante el shock surge con el susto, el desagrado, la alegría; la cura de “este duelo es precisamente el proceso de creación (…) la experiencia del shock en el corazón mismo de su trabajo artístico” (Benjamin, 2013, págs. 195, 196). El proceso de creación teórico en la pandemia es el trabajo artístico para la superación del shock. El capitalismo pandémico crea traumatofilias, traumatofobias constantes, que nos imponen la tarea de pensar el shock de forma física y psíquica.

¿Cuáles son las huellas mnémicas que deja la pandemia? Los restos mnémicos generan traumas permanentes en la psiquis social. Las vivencias de la pandemia tienen que ser inteligenciadas para superarlas. La pandemia desencadenó en los aparatos políticos la prescripción de


la protección de los estímulos con una estrategia militar, antes que la excitación de los mismos. La pandemia produjo muchísimos efectos que van directamente a la memoria involuntaria y que no derivan en la conciencia. El capitalismo, como constante productor de shocks, con la pandemia produce shocks y traumas a largo plazo. Los sueños intranquilos de la mayoría de la población buscan superar los eventos traumáticos. El ejercicio para la superación de las neurosis traumáticas es la conciencia despierta, individual y colectiva. Una pedagogía del cuidado que supere la construcción del miedo instaurada en la pandemia. La pedagogía del cuidado está enfocada en el otro, aunque empieza en sí mismo, al protegerse uno protege al otro, al proteger al otro se protege uno mismo. El cuidado es parte del principio del placer y desestructura el terror, el miedo. Hay placeres fundados en el terror y el miedo, estos son trastornos político-sociales.

Los reiterados shocks pandémicos han sido vivenciados, concienciados, pero también somatizados. La pandemia del coronavirus se ha convertido en una pandemia de los miedos. El recuerdo consciente se va registrando en los textos y las lecturas audiovisuales de la tecnología. Las obras pandémicas van alterando las formas estéticas. La sociedad ha construido infraestructuras y tecnologías pandémicas, unas de la vida y otras de la muerte.

Las curas de los shocks pandémicos no pueden provenir del camino del susto o el desagrado, por contradictorio que parezca, sino únicamente de la alegría. La alegría es un enfoque para superar el duelo. No hay mejor alegría que la que proviene después del desagrado. La alegría no


olvida los sucesos, no se burla, interactúa y reacciona de modo biológico y social, empático, para la construcción de otra sociedad. Los traumas no se superan solamente evocándolos, en el ejercicio freudiano, sino transformando el cuerpo social que creó las posibilidades pandémicas. La alegría es parte de la materialidad estética de la vida, del gusto por vivir, de la belleza como alteridad de los oprimidos.

3. La Multitud de las Mascarillas26

En la figura del shock y el contacto con las masas de la gran ciudad no se habla de la clase o de algo estructurado, más bien es la “multitud amorfa de los que pasan, –escribe Benjamin– del público en la calle” (2013, pág. 198). Y en nota al pie de página explica: “Dotar de un alma a esta multitud es el deseo más íntimo del flâneur” (pág. 198). El flâneur es un paseante, esa persona que disfruta de las calles, los pasajes, los comercios en locales y veredas, de la multitud, que disfruta de sí mismo ante el shock de las masas puestas en el mercado.

La formación de las multitudes en el capitalismo del siglo XIX genera aversión y rechazo a quienes no estaban acostumbrados. La formación de la muchedumbre es una

26 Este apartado se publicó en forma de artículo desde el 15 de abril de 2020 en Arma de la Crítica (Cuenca, Diario Late (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Diario El Sol (Gualaceo) y otros medios. Ha sido editado y ampliado para el presente libro.


constante mezcla de disciplina y desenfreno: se “sentía una preferencia por incorporar unidades militares a sus bandas carnavalescas”; es el momento de la formación de los Estados totalitarios “donde la policía va de las manos con los saqueadores” (Benjamin, 2013, pág. 212). Aquí se encuentra el síntoma de la civilización que se aísla usando el mecanismo social. “El confort aísla. Y por otro lado, acerca a sus beneficiarios al mecanismo” (Benjamin, 2013, pág. 213). Esta formación olvida la necesidad de comunidad y los sentimientos de los vínculos sociales estimulados por las necesidades. Los perfeccionamientos sociales, tecnológicos, tienden a hacer inútiles los sentimientos de la vida en común, los suplen por sentimientos vacuos mediados por la tecnología.

Benjamin nos retrotrae a la aparición de varias innovaciones como los fósforos hacia la mitad del siglo XIX, cuando se desata una “serie polinómica de procesos” (2013, pág. 213). Al surgir el teléfono, se pasa de los movimientos de manivela al gesto de levantar el auricular. Aparecen innumerables gestos y movimientos como encender, presionar, insertar con los más diversos inventos. Es paradigmática para Benjamin la sorpresa del clic del fotógrafo y del cine:

Bastaba con la presión de un dedo para registrar por tiempo ilimitado un acontecimiento. El aparato confiere al instante, por decir así, un shock póstumo. Experiencias hápticas de este tipo se unieron a las ópticas, tal como supone la parte de anuncios de un diario, pero también el tránsito de la gran ciudad (…) De este modo, la técnica


sometió al sensorio humano a una ejercitación de un tipo complejo. Y llegó el día en que las películas satisficieron una nueva y acuciante necesidad de estímulos. En el cine, la percepción en shocks se impone como principio formal. Lo que determina el ritmo de la producción en la cinta continua de la fábrica, está en la base del modo de la recepción en el cine (Benjamin, 2013, págs. 213, 214).

El sensorio humano se ejercita aceleradamente. A la percepción de los shocks en el cine, se han incorporado los videos en vivo, la producción acelerada de la industria cultural de cine, series y noticias. La conexión entre la inteligencia natural y la inteligencia artificial ha dejado de ser una especulación para ser un hecho diario. Elon Musk y Neuralink Corporation presentaron el prototipo Link para conectar el cerebro humano a las computadoras. El chip se probó ya en cerdos con cables del tamaño de una neurona. El objetivo es hacer implantes en los cerebros humanos para manejar máquinas, o al revés, para que las máquinas manejen los cerebros; otros propósitos son curar lesiones, escuchar, ver y sentir cosas imperceptibles de forma natural (RT, 2020c). Se desencadenarán proyectos sorprendentes e impensables hasta ahora.

La sociedad de la información en la que vivimos, la era de los recursos tecnológicos, causa shocks y colisiones constantes en individuos y colectivos, las nuevas experiencias se acumulan sobre las aprendidas. El individuo tira miradas, presta oídos y palpa objetos a cada segundo para orientarse. En el capitalismo pandémico se le exige a un niño de 5 o 6 años, si tiene posibilidades de la acción


directa de sus padres o un ayudante, usar computadoras, videoplataformas, chats, emails, leer, oír y orientarse en la profusa red de redes para la educación virtual. La háptica que se desarrolla con los celulares, tablets y otros dispositivos es una extensión del tacto humano.

Marx analizó en el artesanado los distintos movimientos del trabajo como fluidos, pero ya en la cinta de la fábrica la continuidad apareció como autónoma, reificada. No depende de la voluntad del obrero que la pieza llegue al radio de acción. El obrero no emplea las condiciones del trabajo sino al revés. Esta inversión con la máquina es tangible. El obrero aprende a coordinar el movimiento propio con el de la máquina autómata (Marx, 1977). La máquina necesita un adiestramiento del obrero, diferente al ejercicio del artesano: necesita experiencia de la forma técnica apropiada y esta se va completando de forma lenta. Con la manufactura se crean obreros calificados y no calificados. Se desarrolla la especialización a costa del trabajo en conjunto. El obrero no calificado es más humillado por la máquina, el ejercicio artesanal ha quedado aislado, “el ejercicio ha perdido su derecho” (Benjamin, 2013, pág. 215). Sin embargo, en el capitalismo pandémico la continuidad constante se detuvo por sectores; la constitución autómata se bloqueó y necesito del empuje del trabajador colectivo para que todo entre nuevamente en marcha.

La productividad del capitalismo empujó a que el obrero no calificado se adiestrase con ruedas giratorias en el parque de diversiones. El arte clown, donde el hombre común podía adiestrarse en los parques de diversiones,


“florecía al mismo tiempo que el desempleo” y más tarde tuvo una mezcla crucial con el cine (Benjamin, 2013, pág. 215). En el capitalismo pandémico el arte presencial obtuvo un Candilejas temporal. La película de Chaplin, Candilejas (1952), altamente autobiográfica retrata al cómico Calvero, al cual ya le ha llegado su tiempo de retiro. En un contexto de angustia de la Primera y Segunda Guerra mundial el mismo Chaplin fue censurado y tuvo que salir de EEUU. En los tiempos pandémicos la música, los cómicos, la danza, la pintura, las galerías de arte, se metieron en la caja virtual (Youtube, Facebook, Zoom, Google Meet).

Ante la pandemia la multitud respondió con desenfreno y disciplina. Los transeúntes adaptados a las máquinas autómatas se expresan automáticamente ante la nueva era global. El comportamiento de la multitud es una reacción a los shocks, cambiaron las palabras, los gestos, las formas de tratar. Para Poe, gran observador de la multitud temprana, estas uniformidades son absurdas, pero estas se encuentran en la lógica del capital. Ahora la uniformidad pandémica es la de la multitud de las mascarillas: en las uniformidades de vestir, de conducta, de mímica también se distinguen las desigualdades. El mantenerse sonriendo como amortiguador gestual ante el shock ahora se hace detrás de la mascarilla.

Víctor Hugo fue uno de los primeros en describir a la multitud en Los Miserables y Los trabajadores del Mar. Edgar Alan Poe apreció: “aquel mar tumultuoso de cabezas humanas me llenaba de una emoción deliciosamente nueva” (Poe, 2000). La modernidad había concentrado millones de personas en arquitecturas reducidas para


la creación capitalista. Engels desconcertado apuntaba, en La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra: “Esta colosal centralización (…) de dos millones y medio de personas en un punto ha centuplicado la fuerza (…) La brutal indiferencia, el aislamiento insensible de cada uno en sus intereses privados resulta más repugnantes y más ofensivos cuanto más apretados están estos individuos en un pequeño espacio” (Engels F. , 1979, págs. 56, 57). A Baudelaire, París le parece el “idilio mortuorio” (Benjamin, 2013). Hegel cuando llega a París escribe a su esposa: “Voy por la calle y la gente se ve igual que en Berlín; todo el mundo vestido igual, casi las mismas caras. Es el mismo aspecto pero en una masa populosa” (Benjamin, 2013, pág. 201).

En nuestros días recrudece la imagen de los hospitales colapsados, las funerarias atestadas, los cementerios concurridos, el desinfectante por doquier, el ropaje antiviral y entre ellos un elemento particular: las mascarillas. Mientras las bombas del coronavirus todavía no estallaban en el entrevero latinoamericano, veíamos atónitos a miles de asiáticos desfilando con mascarillas. Después de la alarma mundial, comenzaron en las Américas los toques de queda, los regímenes carcelarios sin comida y sin agua.

Aparte del Estado policial digital y la entrega de recursos millonarios de los Estados asiáticos para salud, las mascarillas se constituyeron en el arma de protección esencial. Varios artículos detallan que las mascarillas jugaron un rol primordial para detener el coronavirus en estos países (Byung-Chul, 2020a; BBC, 2020e). China,


Corea del Sur, Japón, Singapur readecuaron sus industrias para crear mascarillas lavables con nanofiltros para la población en general y no solo para el personal sanitario. No obstante, los primeros epicentros del coronavirus como EEUU y Europa, hasta pasado abril no imponían el uso general de los barbijos. En países como Ecuador, que el sistema sanitario está colapsado y la economía completamente estancada, la diferencia entre la vida y la muerte podría estar en que el Estado por lo menos distribuya mascarillas efectivas.

En 1935 el novelista ecuatoriano Jorge Icaza relata, En las Calles (1985), a partir de la intervención de terratenientes y burgueses en la centralización y desvío de las aguas del río, la inclemencia, la miseria, el hambre, la sed y las enfermedades para la población de cholos, indios, chagras, indios huasipungueros. Icaza escribe con una coherencia sociológica impresionante:

Lentamente, en esa angustia cerrada de lo mismo, junto al aluvión de indios con huasipungos sin agua que se aventuraban por los riesgos del robo y la mendicidad, empezó a filtrarse por las calles tortuosas, por las viviendas sórdidas, por los corrales destartalados, un olor a tierra podrida, a empacho de guagua tierno, a nata verdosa de pantano. Con aquel olor –náusea seca e inconclusa de los primeros días– llegaron los zancudos, y, con los zancudos, el paludismo. (Icaza, 1985, pág. 15)

La formación de la multitud de las mascarillas, del coronavirus, tiene una relación directa con los cambios de


la naturaleza, por los olores a tierra podrida que va dejando el capitalismo nauseabundo en su camino.

4. La estructuración pandémica de la modernidad del siglo XXI y el SARS-COV2

Se cuenta que en el año 430 A. C., en plena Guerra del Peloponeso, azotó una enfermedad, posiblemente la Tifoidea, y diezmó a una cuarta parte de la población ateniense. La peste de Justiniano (165-180 D. C.), conocida como la infección bubónica, se derramó por Egipto, Constantinopla y todo el Mediterráneo. Saltando el tiempo, en el siglo XIV, la peste bubónica rebrotó en Asia y pasó a Italia; debido a la actividad de los mercaderes se contagió el resto de Europa. El cólera arrasó con diferentes brotes a las poblaciones más desprotegidas del siglo XIX y el siglo XX, en diferentes períodos, pero no hubo lugar en el mundo que no lo tenga. Las causas sociales del cólera se encuentran en la estructuración antihigiénica de ciudades y poblados, hacinamiento, carencia de agua, no tratamiento de aguas residuales, inanición y guerras.

En 1918 la influenza o H1N1 se expandió primero en EEUU, pero como esto sonaba a debilidad en la Primera Guerra Mundial, se volvió secreto de Estado y los medios masivos no comunicaron la situación verdadera. Los soldados yanquis contagiados llegaron a España, la enfermedad se repartió por todos sus territorios, como país neutral ante la guerra, comunicó la gravedad de la enfermedad y terminó llamándose Gripe Española. Probablemente fallecieron 40 millones de personas. La


Gripe Española puede ser calificada como el primer virus del siglo XX usado como arma biológica.

En estos ejemplos de distintas épocas no se usaba el concepto de pandemia (del gr. παν, todo, y δήμος, pueblo). Aplicar pandemia a pueblos concretos estaría dentro de lo etimológicamente correcto. El pueblo es una construcción política, territorial y transterritorial, determinada por luchas e historias comunes. La pandemia como concepto global presenta varias dificultades, porque no hay un solo pueblo, sino varios que se encuentran en diálogo. Si recogemos la acepción de demos como comunidad, igualmente, las comunidades siempre han estado circunscritas territorialmente. En el mes de septiembre de 2020, que escribo este apartado, todavía hay pueblos, comunidades, territorios, regiones que no tienen contagiados de coronavirus, esto hace aún más endeble el concepto actual de pandemia de contagio total. Por tanto no se irrumpe con el sentido de usar el concepto pandemia de modo diacrónico y para lugares concretos, delimitados histórica o metodológicamente. La modernidad constituyó un estado de salud raquítico con un confinamiento intermitente entre los virus, bacterias y enfermedades. El reciente concepto de sindemia, revela la interacción de las pandemias. La sindemia refleja que el virus/enfermedad ataca en los lugares propicios, con entornos de pobreza, desnutrición, enfermedades previas, violencia estructural, cambios climáticos (Swinburn, y otros, 2019). La pandemia surge de modo estructural en los cuerpos e institucional en el sistema de la salud, pero la rebasa para convertirse en un concepto político,


económico, militar, educativo, tecnológico, psicológico, filosófico.

Para explicar la configuración conceptual eurocéntrica del Estado y el confinamiento, viene bien tomar a Foucault. Este autor empieza contando en la Historia de la Locura (1993) que en el año 1266, en la Francia de Luis VIII, el censo contó 2 mil leprosarios. La lepra significaba una exclusión de la sociedad civil y de la iglesia. Sin embargo, en el siglo XV los leprosarios de París no reportaban más de 4 o 5 enfermos. En 1635 se celebró la desaparición de la enfermedad con grandes procesiones. No obstante, explica Foucault, al olvido de la lepra, aparecieron varias enfermedades venéreas. A diferencia de la lepra, las enfermedades venéreas se volvieron asunto médico, pero compartieron con la lepra y la locura el espacio de la exclusión. Tanto en la invasión de América como en la colonia los europeos infestaron de todas estas enfermedades a la población.

En Europa los locos eran entregados a los mercaderes o aprisionados en las cárceles. Había también la costumbre de enviarlos con los marineros. La iglesia no los excluía de los sacramentos, pero sí de las comarcas, se los perseguía con varas como un exilio ritual. La Iglesia sostenía que había locos y locas porque estaba cerca la última catástrofe, el apocalipsis (Foucault, 1993, pág. 15). El saber de los locos estaba prohibido porque anunciaba el fin del mundo y el reino de Satán, se decía: la “Nave de los locos (…) no conoce ya ni el sufrimiento ni la necesidad; y sin embargo, no ha recobrado la inocencia” (Foucault, 1993, pág. 19).


El aparato de la modernidad gestado para enfrentar el Covid 19 es una combinación de locuras y razones instrumentales. Según Foucault, la locura y la razón tienen una relación reversible: toda locura tiene su razón que la juzga y domina, y toda razón su locura, la que encuentra la verdad risible. Locura y razón son semejantes, una es medida de la otra, se recusan a sí mismas, pero también se funden (Foucault, 1993, págs. 24, 25). El aparato de control formado por el coronavirus generó un discurso militar de amigo/enemigo, ocupó infraestructuras de tipo carcelarias, conminó en sus casas/celdas a la población, vulneró las libertades personales más mínimas, despidió inclementemente millones de personas.

El virus fue aprovechado en la locura por las ansias del capital para reestructurar la sociedad. Se creó un aparato malthusiano administrado por las élites y los Estados para reducir la población a un número manejable o por lo menos para controlarla. Donald Trump y el vicegobernador de Texas, Dan Patrick dijeron que “los viejos deberían sacrificarse” por los jóvenes, y los jóvenes por EEUU (BBC, 2020f). En suma, pensaban que todos deberían sacrificarse, no por su manutención propia, sino por las ganancias y el funcionamiento del capital. El aparato político económico del coronavirus en los primeros meses paralizó la casi totalidad del trabajo, lo que permitió transgredir las condiciones de trabajo normales a otras de sometimiento extremo, una situación cercana a la esclavitud. Esta locura del capital se convirtió en una de las formas mismas de su razón.

Ante la situación pandémica se realinean las éticas


populares como un principio universal de vida y poder, como una potencia de los pueblos por querer vivir, una voluntad de vida que contradice la locura y la razón del capital. El coronavirus no hackeo la modernidad, sino que la continuó insertando mecanismos más potentes. Los poderosos, con sus decisiones, juegan con la vida y la muerte. La biopolítica del capital es una necropolítica. El principio material de vida de la humanidad se opone a la permanente política de la muerte del capitalismo. La estructuración pandémica del capitalismo opone la producción de la plusvalía y la conservación de la vida. La intervención del capital en los ciclos naturales produce enfermedades que atacan la vida; la vida para el capital es la mera sobrevivencia. Las farmacéuticas no producen elementos para curar sino para explotar mercantilmente las enfermedades. Agamben siempre ha sorprendido en Europa diciendo que los países están entrando en un Estado de Excepción permanente, sin embargo, como dice Dussel, eso es extraño para América Latina, que ha vivido en Estado de Excepción prácticamente desde la invasión. Por eso, apuntar que el objetivo mundial sea regresar a la normalidad anterior, en Latinoamérica está se representa de otra forma. Es verdad que se retomará el libre comercio y el libre consumo, las relaciones sociales de cercanía se equilibrarán, pero la economía y la política seguirán completamente desiguales; las dictaduras, el autoritarismo y los mecanismos de excepción están institucionalizados. La superación del neocolonialismo sigue siendo una lucha diaria y un proyecto de futuro. Hace falta un Estado realmente popular, sin ser populista


(Dussel, 2020). Hay que preparar las fuerzas de la sociedad y el Estado a mediano plazo para la revolución del siglo XXI.

5. El Gran Encierro

El Gran Encierro Global del año 2020 puede analizarse desde varias aristas, algunas fundamentales son el Estado Policial Global, el Teletrabajo y el Gran Encierro Biopolítico. La creación del Estado Policial Global interconectado se presenta con manos invisibles para direccionar la gubernamentabilidad territorial y el mundo del control. Las operaciones telemáticas, robóticas y virtuales conocidas en el mundo laboral como teletrabajo albergan nuevos papeles en la producción y reproducción de la plusvalía y la creación de las ganancias, pero también son el reflejo de la desigualdad creciente respecto de las poblaciones que no pueden encerrarse y de cuya exclusión persiste el trabajo presencial y físico. Estas características internas son palpadas en la creación del Gran Encierro Biopolítico que vive la población global con una serie de protocolos sanitario-disciplinarios que son parte de la ontología del miedo producida por el capitalismo pandémico.

5.1 Estado Policial Global, Teletrabajo y Plusvalía

El Estado Policial Global puede ser usado de varios modos: a) como una coincidencia práctica no planificada, o b) como una estrategia internacional planificada; en los dos casos, los grupos de dominio global están atrás de las


acciones de los gobiernos, incluyendo las potencias; y c) la mixtura de estas dos opciones, en las que hay conexiones coincidenciales no planificadas y estrategias planificadas que generan redes disímiles.

El Estado Policial Global es la expresión operativa del Panóptico de la Pandemia. El Estado Policial Global es el órgano de ejecución del control; el Panóptico de la Pandemia, el continente de lo hipervigilado. Aunque hay otras pandemias, el panóptico pandémico se crea con el coronavirus. Estas instancias están estructuradas bajo las características del miedo-terrorismo, control, manipulación, coacción y enajenación. El Nuevo Orden Mundial es mucho más perverso que cualquier novela distópica.

La voracidad entre los mismos capitalistas es temible. Los megamillonarios se han convertido en los amos del mundo, pero a pesar de todo su poder siempre penden de un hilo por la inestabilidad del sistema, para mantener las riendas han asegurado que el sistema haga cambios en la esclavitud asalariada y no asalariada. Aunque las empresas tuvieron que limitar y congelar brutalmente su stock, los ricos siguen gozando de mayores excedentes con la precarización laboral. La esclavitud no-asalariada carece de reglamentación y surge con una espontaneidad difícil de predecir, consigue medios de subsistencia en las diferentes costuras de los núcleos centrales del capitalismo. La esclavitud asalariada tiene nexos no salariales que figuran también fuera de su trabajo: políticos, familiares, corporal-subjetivos, étnicos y de género que no constan en la remuneración. La sobreexplotación y la conexión entre plusvalía relativa y absoluta han impulsado un


nuevo momento: el aumento de la productividad tecnológica y los nuevos recursos de todo tipo (plusvalía relativa); aunque en algunos lugares aparezca que se han disminuido las jornadas legales, de modo práctico, estas se han extendido con una multifuncionalidad abismal (plusvalía absoluta).

El teletrabajo integra la plusvalía relativa y absoluta al usar alta tecnología, optimizar el tiempo y diseccionar las relaciones sociales. La tecnología controla milimétricamente y sincrónicamente cada actividad, hipercontrola con algoritmos los movimientos sensoriotemporales de los sujetos. Los seres humanos se atan al sistema tecnológico como un apéndice. En el teletrabajo se van anulando los derechos, se indiferencian las horas del trabajo y las horas del tiempo libre, no hay una cambio de infraestructura y las casas cambian su valor de uso a medios de producción. En el teletrabajo, el trabajador o funcionario se hace cargo de los medios de producción (tecnología y lugares), hay una reasociación mínima entre los medios de producción y los productores. Marx sostiene que las distintas combinaciones entre los medios de producción y los obreros “distinguen las diversas épocas económicas de la estructura social” (Marx, 1977b, pág. 37). En el caso del capitalismo que analiza Marx esta disociado el obrero de los medios de producción, en el teletrabajo del capitalismo pandémico se produce una parcial reconexión de estos en distintos grados.

La educación ha sido la fábrica del teletrabajo par excellence, donde los profesores y estudiantes han cambiado totalmente de entorno y la interacción física ha


ocupado el último escalón. Las empresas de educación han visto rentable esta forma de generar curricula, con pagas mínimas para los profesores y sin gastos en edificaciones. La educación presencial supera el título, es una forma de convivencia social.

El teletrabajo se lo pueden permitir los que tienen posición y ubicación social. El confinamiento ha generado una caverna platónica propia de las élites en el poder.

Al otro lado de los que gozan del teletrabajo y el encierro, se conectan las desigualdades de los excluidos, de los excluidos de todo, hasta del encierro. Mientras el campo, por ejemplo, subsidia los productos que consumen las ciudades, los mercados populares están en proceso de aniquilación para el reforzamiento de las grandes cadenas comerciales como proveedoras monopólicas. La ruralidad sobrevive en su desconexión tecnológica, por su relación social de producción con la tierra y la naturaleza. Algunas comunidades se benefician de su aislamiento geográfico y otras pagan duro el contagio por la inexistencia de hospitales. La educación moderna virtual apenas aparece en la ruralidad. La pandemia fue aprovechada por las clases capitalistas para organizar el trabajo en una composición cercana a la esclavitud. Ser migrante, de un grupo étnico afro o indígena y mujer no solo genera al otro excluido, sino a la otra excluida del status social y ontológico básico de supervivencia.27

27 En La Cruel Pedagogía del Virus (2020) Boaventura del Sousa Santos escribe que toda cuarentena es discriminatoria, sobre todo para quienes


Los abusos de la élite dominante a los derechos laborales, a la vida, y a la democracia han sido canalizados a través de la normatividad estatal, una parte de la burocracia percibe remuneraciones menores a las de un obrero. La dictadura mundial ad hoc pandémica traspasa los límites militares a la industria, la coacción y el terror para acabar con la resistencia. La revolución informática y tecnológica, la manipulación mental y las ingenierías de la conducta cumplen las estrategias de la psicología conductista a lo Skinner y Jung para la dominación gubernamental del comportamiento humano. Se moderan como males sociales la rabia y la rebeldía. La población en el capitalismo pandémico se siente buena y responsable cumpliendo los protocolos de salud y disciplinarios, sin embargo sobre todo estos últimos generan violencia social normada y aceptada. Tal violencia aceptada es usada para asfixiar emocionalmente a la población mundial. Se generan segmentos poblacionales obedientes, débiles, enfermos y sumisos. La solución no es saltarse los protocolos sanitarios, sino distinguirlos de los disciplinarios y cuasi carcelarios para combatir el sometimiento. El telos político pandémico desde un inicio estuvo orientado a reducir la movilización y los disturbios sociales. El capitalismo pandémico premia a quien no se mueve, no protesta, no muestra su cara en público y sale lo menos posible, pero que consume a montones. Sin embargo, esta sumisión es temporal, en todos los países aflora el descontento social,

preceden un conjunto de vulnerabilidades (de Sousa Santos, 2020a).


las movilizaciones sociales toman fuerza nuevamente y Latinoamérica sigue siendo un paradigma de rebeldía. ¿Hasta dónde se puede llegar sin que la población se subleve? Es la pregunta del poder gubernamental y de la subalternidad contrahegemónica.

Parte de la sociedad civil ha entrado en situación de silencio, pasividad y ha aceptado la destrucción gubernamental de la democracia con la restricción de los derechos individuales y colectivos surgidos con los Estados de Excepción. El seguimiento a la población, el espionaje y la modelación del comportamiento social a través de la red informática global ordena las actividades de la sobrevivencia. Esto sumado a la conexión de chips, a la militarización de la policía, la policía digital y la pedagogía del temor de los medios de comunicación, vulneran totalmente los derechos de los trabajadores/as y generan nuevos ritmos de sometimiento y excedente de la plusvalía.

Las organizaciones con mayor poder institucional internacional (las Naciones Unidas, el FMI, la Unión Europea, la OEA, la Comisión Trilateral, la Mesa Redonda, el Club de Roma y otras) empujan al totalitarismo como una solución de la crisis sanitaria, basándose en la población atemorizada. El miedo inculca la sobrevivencia individual y el aislamiento respecto del otro. Las experiencias de la psicología social muestran que una sociedad en terror e inseguridad constante es vulnerable y pasiva. Así se intenta la dominación absoluta, la cuasi esclavitud formada por la globalización del mercado y el experimento de la gubernamentalidad mundial. La


desigualdad digital genera la paradoja de que la otra parte de la sociedad que no está conectada luche por estarlo. A pesar de la pandemia, las políticas de la guerra continúan para sumar los capitales.28

5.2 El Gran Encierro y la Biopolítica del Miedo: confinamiento y exclusión

El gran encierro biopolítico de la pandemia recuerda a la historia del confinamiento de la locura. Foucault hace un escrupuloso análisis de la Historia de la Locura (1993) y como fue reducida al silencio en la época clásica con el compelle intrare (obligados a entrar), el gran encierro de la locura. El confinamiento o las cuarentenas son parte del pensamiento dualista. Descartes ubicaba a la locura y el sueño en los campos del error, como separados de la razón. La locura es la sinrazón; así lo creyeron Descartes y Hegel. Al contrario, para la Montaigne, la sinrazón era parte de la razón.

En la Edad Media europea se tomaba al loco como llegado de otra ciudad, similar a la entrada triunfal del coronavirus de oriente. Desde los inicios de la modernidad en el siglo XV, están cada vez más cercanas la salud y la policía. En el siglo XVIII el loco hallará hospitalidad únicamente dentro de las paredes del hospital, destacándose el papel del policía para el cuidado de los ciudadanos. Hospitalidad y policía

28 Nagorno Karajqué, por ejemplo, se convirtió en eje de la confrontación entre Armenia y Azerbaiyán que inició en octubre de 2020, aquí están en juego grandes recursos hidrocarburíferos.


van juntos. Desde el siglo XVIII en adelante la locura no tiene derecho ni a la miseria. Los internamientos son cosa de la policía; los médicos también poseen fuerza frente a la locura.

Tal como la locura, el coronavirus fue visto como extraño, como la enfermedad asiática –Trump lo llamó el virus chino–; China dio el ejemplo de crear hospitales solo para personas afectadas con el coronavirus, esto fue casi imposible en la periferia por falta de recursos en unos casos y otros por escasa voluntad política, no obstante se fortaleció el confinamiento y los tentáculos policíacos. El confinamiento no tiene un sentido medicinal, ni objetivos de curación, sino de trabajo.29 El confinamiento es pensado para preservar la fuerza de trabajo para la explotación. La diferencia es que la mendicidad en el siglo XVIII fue odiada por no adaptarse al trabajo ni a la policía30; mientras que el coronavirus fue adaptado con la tecnología, donde fue posible, para el teletrabajo; las clínicas, fábricas textiles,

29 En el siglo XVII la internación en Europa aparece por la crisis económi-ca del mundo occidental: “descenso de salarios, desempleo, escasez de la moneda; este conjunto de hechos se debe probablemente a una crisis de la economía española.” (Foucault, 1993, pág. 50). En el siglo XVII la producción de las minas de América se paralizó.

30 Foucault explica la situación de los mendigos así: “Las guerras de re-ligión aumentan esta multitud confusa, donde se mezclan campesinos expulsados de su tierra, soldados licenciados o desertores, estudiantes pobres, enfermos. En el momento en que Enrique IV pone sitio a París, la ciudad tiene alrededor de 100 mil habitantes, de los cuales más de 30 mil son mendigos. Una recuperación económica se inicia a principios


farmacéuticas, empresas de telecomunicaciones y artículos de tecnología incrementaron su capital. Quienes se movilizan y no acatan el panóptico pandémico perturban el orden social. A quienes incumplen el Estado de Sitio se les persigue, se les impone multas y sanciones económicas y de prisión. Pero también surgen las paradojas del capitalismo pandémico: ¿Cómo encarcelar a alguien en su casa si no tiene casa?31 Estas son las grietas del panóptico pandémico.

del siglo XVIII; se decide reabsorber por la fuerza a los desocupados que no han encontrado lugar en la sociedad; un decreto del Parlamento, en 1606, ordena que los mendigos sean azotados en la plaza pública, marcados en el hombro, rapados, y finalmente expulsados de la ciudad; para impedirles regresar, una ordenanza de 1607 establece en las puer-tas de la ciudad compañías de arqueros que deben prohibir la entrada a todos los indigentes” (Foucault, 1993, pág. 49).

31 El 25 de marzo de 2020 describí así la situación de Ecuador y Guaya-quil: “¿Sabes por qué no funciona el #QuédateEnCasa en Guayaquil? Miles de hogares de la “metrópoli” no tienen más de 10 metros cuadra-dos. Están hechos de caña y zinc, donde viven un promedio de 6 perso-nas, buena parte niños. En esos barrios no hay servicios básicos: agua, alcantarillado, luz. Sobra decir que no hay radio, televisión ni internet. ¿Te podrías quedar en esas casas con olores nauseabundos, con el sol sobre los techos de zinc y con más de 30 grados centígrados?, ¿cómo pedirle que se quede en casa a quién vive en situación de calle? El ingre-so frecuente que reciben esas personas proviene de cuidar carros, cargar quintales o bultos, vender cositas en la calle o en los buses (agua, colas, caramelos), recolectar papel, cartón, hurgar en la basura. Muchos están en el mundo de la delincuencia y la drogadicción y nunca han pisado la escuela. Esta situación se replica en varias provincias de la costa. En-viar militares y policías a golpear a la población no resuelven las cosas. Multas y prisión a quién no tiene un plato de comida es inhumano. Tal vez Viteri y Moreno no se han dado cuenta, pero Guayaquil tiene más casos de Covid que los países que tienen frontera con China como India, Rusia, Viet Nam, Thailandia.

En Guayaquil no se podrá aplacar el coronavirus si también no se solu-


Los Decretos-Ley no son sino Decretos-Miedo. Las políticas gubernamentales suspenden toda libertad de movilidad, reunión y asociación. Al inicio, en marzo, las personas fueron obligadas a las cuarentenas con reducciones de salario, después, sin salario, solo las clases medias privilegiadas gozaron del salario completo y por su puesto la burguesía. Las organizaciones y gremios pierden sus poderes y derechos. El discurso del aparecimiento de nuevos virus, enfermedades letales y catástrofes –que son interpretados como la alegoría de las siete plagas bíblicas–, funciona como un discurso bíopolítico religioso para atemorizar a la población sobre el poder de un Dios que termina siendo el Estado de control total. Los brotes estacionales de dengue, malaria y chikunguya han crispado los nervios y colapsado los servicios públicos. En el siglo XVII, como escribe Foucault se sustituía la exclusión con el encierro en el Hôpital Général de Francia: el desocupado, vagabundo ya no es castigado y expulsado, es sostenido por la nación, y en su lugar recibe el “constreñimiento físico y moral de la internación”. Se internan entre 5000 y 6000 personas adultas, niños, niñas, mujeres encintas (Foucault, 1993, pág. 50). Sin embargo, en el siglo XXI, en la época del capitalismo pandémico, juegan dialécticamente la conexión entre la exclusión y el encierro.

cionan los problemas del hambre y el hacinamiento, aunque sea de modo temporal. Las organizaciones sociales y populares tienen que cumplir un mayor papel de dirigencia en estos momentos en que el Estado se lava las manos.” (Chuchuca, Facebook, 2020a)


Se excluyen de las posibilidades del encierro a los pobres, a las clases trabajadoras, se encierra a la población que tiene posibilidades económicas. El discurso ontológico político de terror es un organizador y seleccionador de mecanismos de dominación y sometimiento. En este sentido el siglo XVIII es aleccionador para el siglo XX:

Cada vez que se produce una crisis y que el número de pobres aumenta rápidamente, las casas de confinamiento recuperan, por lo menos un tiempo, su primera significación económica. A mediados del siglo XVIII, otra vez en plena crisis, hay 12 mil obreros que mendigan en Ruán y otros tantos en Tours; en Lyon cierran las fábricas. El conde de Argenson, ‘que está encargado del departamento de París y de la guardia pública’ da orden de ‘arrestar a todos los mendigos del reino; los guardias se encargan de esta obra en el campo, mientras que en París se hace lo mismo, por lo que hay seguridad de que no escaparán, encontrándose perseguidos en todas partes’ (Foucault, 1993, pág. 51).

En el siglo XXI se quiso encerrar al total de la población en la casa, muchos fueron despedidos y recontratados para ser empleados en peores condiciones; las personas sin trabajo son obligadas a permanecer en la casa y son frecuentes los motines contra esa disciplina hambreadora. En el círculo pandémico-sindémico la exclusión del encierro total a las clases trabajadoras y pobres se hizo para sostener e incrementar las ganancias de los capitalistas, para descender los salarios, para eliminar los derechos


laborales y para que continúe la explotación laboral y de la naturaleza. El encierro se sostuvo como el mejor control político, el aplacador del descontento y la creación de un parasitismo burocrático y privado.

Pero fuera de las épocas de crisis, escribe Foucault, el confinamiento adquiere otro sentido, a la función de la represión se agrega la de la utilidad.

Ahora ya no se trata de encerrar a los sin trabajo, sino de dar trabajo a quienes se ha encerrado y hacerlos así útiles para la prosperidad general. La alternación es clara: mano de obra barata, cuando hay trabajo y salarios altos; y, en periodo de desempleo, reabsorción de los ociosos y protección social contra la agitación y los motines. (Foucault, 1993, págs. 51, 52).

El teletrabajo se desenvolvió en algunos lugares como trabajo parasitario y en otros se redobló el tiempo de trabajo y la concentración de las fuerzas sobre todo intelectuales. Tanto la exclusión como el encierro sirvieron para la constitución de mano de obra barata y la disminución de los salarios; solo los lugares de trabajos parasitarios (como los puestos de rangos superiores del Estado) se beneficiaron del encierro, recibiendo salarios casi sin trabajar o sin hacerlo. Con la fantasía del encierro total obligado se reabsorbió a los desempleados, ahora con menor salario. Entre el encierro y la reabsorción se impidió la agitación social.

Las primeras formas de cuarentena se presentaron en China, Wuhan, y los países asiáticos donde surgieron


los brotes. La particularidad de estos confinamientos fue que se rodearon de las mejores formas tecnológicas de la época. Vigilancia a través de satélites, drones, celulares y toda suerte de dispositivos tecnológicos. Se exportó el sistema digital de China a Europa, América, África y a todos los rincones. Los centros urbanos e industrializados fueron los primeros en implementar el modelo digital del encierro y, al mismo tiempo, de exclusión de las reglas del encierro a un parte mayoritaria de la población para que siga trabajando. Nunca como antes, trabajos tan poco productivos, como varios tipos de teletrabajos, tuvieron la misma paga que antaño y trabajos de lo más forzados disminuyeron su remuneración. El capitalismo pandémico es originariamente desigual, más aún que los modelos que lo preceden. El trabajo telemático hace que los mismos funcionarios y operarios paguen la conexión a internet y las distintas plataformas de conexión (Zoom, Google Meet, etc.). Las empresas de telecomunicaciones e internet incrementaron sus ganancias a costa del bolsillo de las capas medias y pobres. Esta exigencia moral de trabajo es al mismo tiempo un sometimiento económico y político32.

32 Lloyd Blankfein, presidente del banco Goldman Sachs hasta 2018, en un mensaje de Twitter interpretaba la prevalencia económica sobre la salud (marzo de 2020): “Las medidas extremas para rebajar la curva del virus son adecuadas durante un tiempo para reducir la carga sobre la infraestructura sanitaria. Pero destruir la economía, los empleos y la moral es también un asunto sanitario y afecta a muchas más cosas. De-jemos dentro de unas pocas semanas que aquellos con bajo riesgo de contraer la enfermedad vuelvan a trabajar” (Sáenz, 2020). Sabemos que no hay población inmune y que tenga bajo riesgo de contraer la


El comercio y la industria se reorganizaron desde las raíces del encierro del teletrabajo, la conexión y la exclusión. El capitalismo pandémico usa grupos familiares disponibles, las urgencias del trabajo y la sobrevivencia. Las casas familiares y de arriendo se convirtieron en workhouses por las industrias y mercados. La explosión de venta de comida a través de las redes sociales demostró, al mismo tiempo, la falta de alimentos, empleos y las nuevas estrategias de sobrevivencia.

En el siglo XVIII los beneficios del trabajo de las workhouses, lugares de asistencia y hospitales se repartían entre los empresarios y las cuentas de estos lugares. “Todo el beneficio se reparte entre el hospital y el empresario. Hasta en París se intenta varias veces transformar en fábricas los edificios del Hôpital Général” (Foucault, 1993, pág. 53). En el capitalismo pandémico, la población mundial paulatinamente se fue acostumbrando a trabajar con menos salarios, en jornadas a discreción y controladas por los efectos del confinamiento y la exclusión. Los

Covid 19. Blankfein pretendía más defender su fortuna que alcanza los 1.500 millones de dólares, según la Revista Forbes. El republicano Dan Patrick insistió en esa idea presumiendo que las personas mayores del país estarían encantados de correr esos riesgos: “Mi mensaje es este. Volvamos al trabajo, volvamos a la vida, seamos inteligentes, y aquellos de nosotros que tenemos más de 70 años, ya nos cuidaremos de noso-tros. No sacrifiquemos el país”. Patrick cumpliría 70 años en unos días después de esa alocución (Sáenz, 2020). Parecería contradictorio que algunos capitalistas llamen al encierro y otros al trabajo, pero las dos cosas van de la mano. Los capitalistas desean la máxima prohibición de libertades con el máximo de trabajo y explotación.


desocupados, por su parte, también rompieron la estructura del confinamiento para ganarse el alimento. Los Estados en muchos lugares llamaron a trabajar a la gente que ya lo estaba haciendo, incluso sobre sus sistemas administrativos.

En la época clásica de la locura, Foucault analizó que el confinamiento se aplicó para absorber el desempleo, borrar los efectos sociales y para que bajen los precios de la fuerza de trabajo.

La época clásica utiliza el confinamiento de una manera equívoca, para hacerle desempeñar un papel doble: reabsorber el desempleo, o por lo menos borrar sus efectos sociales más visibles, y controlar las tarifas cuando existe el riesgo de que se eleven demasiado. Actuar alternativamente sobre el mercado de mano de obra y los precios de la producción. En realidad, no parece que las casas de confinamiento hayan podido realizar eficazmente la obra que de ellas se esperaba. Si absorbían a los desocupados, era sobre todo para disimular la miseria, y evitar los inconvenientes políticos o sociales de una posible agitación; pero en el mismo momento en que se les colocaba en talleres obligatorios, se aumentaba el desempleo en las regiones vecinas y en los sectores similares. En cuanto a la acción sobre los precios, no podía ser sino artificial, ya que el precio de mercado de los productos así fabricados no guardaba proporción con el precio real de costo, si se tomaban en cuenta los gastos del confinamiento (Foucault, 1993, págs. 53, 54).


El confinamiento en tiempos de pandemia reabsorbe el desempleo con trabajo en las casas, y al igual que explica Foucault para la época clásica, oculta los efectos sociales más visibles, baja los costos de producción en infraestructura y mano de obra, el trabajo no remunerado aumenta la plusvalía. Si bien el desempleo se maquilla con el encierro, los sin techo no pueden ser ocultados. El teletrabajo estrecha sus límites con el trabajo doméstico, en tiempo y espacio. El trabajo no remunerado y el trabajo remunerado habitan en un mismo lugar y en un mismo cuerpo, mayoritariamente de la mujer. El confinamiento disimuló la miseria y las protestas populares, pero no pudo con la violencia intrafamiliar, los femicidios y los conflictos de las famulus. Los precios de los productos variaron anárquicamente de acuerdo al stock, la caducidad y la necesidad; los dos primeros venden por debajo de su precio, el último con sobreprecios terribles. La paradoja diacrónica de la historia se muestra en la reflexión de Foucault al hablar de las casas de encierro:

Lo que hoy nos parece una dialéctica inhábil de la producción y de los precios tenía entonces su significación real de cierta conciencia ética del trabajo en que las dificultades de los mecanismos económicos perdían su urgencia en favor de una afirmación de valor (1993, pág. 53).

Esta dialéctica inhábil ahora revive con varios usos morales, económicos, políticos y psicológicos. El capitalismo pandémico encontró como primera salida el


confinamiento y la selección de las clases sociales para el trabajo físico y presencial. Una guerra nunca tuvo tan poco apoyo para sus soldados: no hay transporte ni seguridad, ni subvenciones ni premios; es trabajar y vivir sin contagiarse; o trabajar y contagiarse, y salvarse para vivir; o trabajar/contagiarse/morir. Estas tres formas se organizaron con el modelo de miedo, que costará superar.

Solo después de casi un año de haberse aplicado cuarentenas indiscriminadamente la OMS indica, a través de David Navarro: “Demasiadas restricciones dañan los medios de subsistencia de las personas y provocan resentimiento. El ‘virus sin frenos’ provocará muchas muertes y debilitará la COVID prolongada entre la gente más joven” (Nabarro, 2020). La mayoría de las clases sociales ya no pueden oponer el trabajo y la pobreza en dos riberas distintas en medio del río de los acontecimientos. El encantamiento moral del trabajo pandémico sometió más a todos los tipos de trabajadores: apareció el trabajo-castigo, el trabajo-encierro, el trabajo-forzado como una bendición ante el desempleo y la miseria extrema. El trabajo no necesariamente produce riqueza y la destrucción de la naturaleza no produce cosecha.

En el capitalismo pandémico se pierde la línea divisoria entre exclusión y confinamiento y las distinciones entre moral, política y economía. Se han difuminado las geografías de las exclusiones y de los confinamientos en la industria, el comercio y el mercado. El miedo pandémico adquirió estatus ontológico, moral, político, económico. El miedo se convirtió en parte de la infraestructura social, la ideología y los imaginarios de la vida colectiva. Tomando


a Foucault, Giles Deleuze (1987) dice que las sociedades disciplinarias necesitan de lugares de reclusión: cárceles, escuelas, talleres, hospitales. La sociedad disciplinaria sobrevive y se entremezcla con las sociedades controladas, como decía Bourroughs, donde ya no se necesitan lugares de reclusión. En las sociedades de control, señala Deleuze, los lugares de reclusión son extendidos hacia las casas. De los talleres y fábricas se hará una subcontratación para que se trabaje en las casas. Los castigos no sólo se harán en los lugares de reclusión. Los cuidados de la salud van hacia las casas. La escuela y la profesión no implicarán necesariamente la agrupación en lugares de reclusión porque podrán hacerse con medios tecnológicos y otras formas de control (Deleuze, 2013).

Desde los inicios de la modernidad capitalista se ha encerrado e internado a la población por distintas enfermedades, delitos y otras causas. Pero el capitalismo pandémico encerró globalmente a personas sanas, sin delitos y lo hizo más por condiciones políticas y psicológicas de control que por salud, y ahora se nota mucho más cuando se bajan las restricciones, sin bajar los niveles de contagio, y el Estado queda con mayor poder de dominación fundado los esqueletos del miedo. El contagio es real, pero el temor ante el contagio fue creado y diseminado con ideas de un trascendentalismo viral, del cual se decía que no se sabía cómo actuaba. El no tener miedo pasó a una condenación ética. La protección y la seguridad no son sinónimos de miedo; al contrario, las fortalezas generan autoprotección. Se programaron bajo las potencias de la tecnología desigualdades en el mundo


plagado de miedo, al cual se le ha reconocido el estatuto de la sobrevivencia, pero no el de la manipulación y el control. Las protestas sociales han ido desplegándose cada vez más frente a esta formación del miedo. La lucha contra el miedo puede ser vista como locura o insensatez porque se traspasan las nuevas fronteras del orden burgués pandémico: confinamiento, temor, trabajo, silencio, adaptación, pobreza, sometimiento, esclavitud.

El encierro y la exclusión normalizan las faces del trabajo forzado. El mismo efecto de la mascarilla que no nos deja ver las expresiones de los rostros, de las vacunas que no permiten saber sus reales consecuencias, se presenta en la estructura fetichizada del poder en el que se esconde a las personas por las cosas, los cuerpos humanos por el virus. Los protocolos y rituales pandémicos son la nueva ascesis ética, política, económica. El que quiera trabajar cumplirá los rituales, no porque se libere del contagio, sino porque este es el pacto ético-fetichista del trabajo pandémico, es el velo para atravesar el objeto pandémico. El desorden de los corazones, antes de la pandemia, hizo tambalear a las élites y ahora con el Estado Pandémico se controla el orden de la sangre, con una moralidad que invadió a los individuos, para el ejercicio del trabajo, la política, el mercado y la economía. El confinamiento crea una ciudad moral para mantener el orden burgués.33 Las leyes y

33 Los ricos practican el distanciamiento social y económico desde hace décadas. En Miami crearon la Fisher Island, donde el ingreso medio de 1300 personas que habitan allí es de 2,5 millones de dólares. Igual


decretos del Estado, producto del pavor, se internalizaron en la población y sus costumbres. Los niños y jóvenes son adiestrados en este orden pandémico con la educación virtual. Se exige una población moralmente responsable, sobria, silenciosa y acatadora de reglas: la religión de los protocolos. Las directrices sanitarias intermediadas por el Estado exigen templanza y responsabilidad para evitar contagios; frugalidad y vida sin excesos; asiduidad en el trabajo y silencio; minimizar los vicios para evitar los contagios; las ciencias se protocolizaron en estos órdenes sacrosantos. Por otra parte, no todas las sociedades del globo se confinaron y cumplieron estrictamente los protocolos, hay lugares de excepción y algunos sin contagio. El encierro y los protocolos son policías y militares internalizados, como una metafísica de la ciudad. El campo rompe las celdas pandémicas desde su geografía y relegación.

El confinamiento es un modelo autoritario vendido a la población como un esquema para mantener la felicidad social que nunca existió. Al contrario de la edad clásica de la locura foucaultiana, el confinamiento no preserva de la locura a la ciudad, al revés, el confinamiento la crea, los trastornos y enfermedades mentales, la depresión y el suicidio, la hipocondría y los síndromes crecen como yerba del confinamiento. El toque de queda cortó por meses las alas a la libertad de la noche. Las noches

sucede con la Riviera Francesa. Estos lugares tienen suficientes clínicas

y respiradores mecánicos para sobrellevar la crisis (Sierra, 2020).


monótonas del confinamiento eran alteradas por los alaridos de la muerte de los caídos y el hambre. La locura (irracionalidad) del capital nació con una libertad sin confinamiento. Esa libertad atravesó todo el planeta, las sociedades y naturalezas. Tuvo el lujo de querer conquistar el espacio. Pero la vida de la ciudad mercado global se suspendió de modo físico y virtual. La sinrazón desencadenada del capital, su locura perpetua perdió su libertad parcialmente. El capitalismo se recluyó por su producto: el coronavirus, pero al poco tiempo se convirtió en su mercancía predilecta. El capitalismo prueba de todo, en el confinamiento y la guerra viral afuera, impulsando soldados a la guerra del trabajo. El capitalismo nunca suspende completamente la producción y los mercados, desde su origen, el telos del capital es: morirán todos los que tengan que morir y más.34 Las guerras de invasión nunca se suspendieron, los bloqueos armados continuaron en Cuba, Venezuela, Irán, Irak, Afganistán, Siria; una nueva guerra estalló entre Armenia y Azerbaiyán. Pero tampoco las protestas acabaron del todo, su salida fue momentánea y su retorno con un golpeteo permanente. Latinoamérica despierta truena por todos los rincones y la movilización

34 Para inicios de abril se superaron los 1,6 millones de casos y los 100.000 muertos en todo el mundo. Para el 10 de octubre de 2020 hubo 37 millo-nes 351 mil casos y 1 millón 76 mil 339 muertos. Para el 3 de enero de 2021 se reportan 84.8 millones de contagiados, 47.7 millones de recu-perados y 1.84 millones de muertes (Google, 2020). En un poco más de un año (2019-2020) se ha contagiado el 1,2% de la población mundial y ha fallecido el 0,026% de la población.


masiva es otra vez el arma que recorre por los pueblos. Mientras escribo estas líneas oigo los gritos del pueblo chileno en la Plaza Italia saltando y bailando por la victoria del plebiscito para superar la Constitución de Pinochet de 1980.

6. El Panóptico Pandémico35

Como ya he dicho al inicio de capítulo, ha pasado a la historia el panóptico de Jeremy Bentham. El filósofo inglés ideó una estructura arquitectónica en el siglo XVIII que estaba construida de tal modo que permitía al guardián de la torre central observar a todos los prisioneros en sus celdas. Estos no podían saber si eran o no vigilados. El saberse observado crea el efecto automático de cumplir con las condiciones del poder. La estructura necesitaba únicamente de un vigía (piénsese en Zuckerberg). La torre central tenía que convertirse en capilla los domingos para moralizar a los prisioneros. Aunque muchas de las cárceles modernas no se construyeron con los parámetros del panóptico, si lo hicieron varias fábricas y hospitales.

Según Foucault, los andares de la historia moderna tornaron la sociedad disciplinaria basada en la vigilancia y suplicio externo, en la sociedad programada que se

35 Este aparatado se publicó como artículo desde el 25 de marzo de 2020 en adelante en mi blog Arma de la Crítica, Diario Late (Cuenca), en el blog Fanesca Política (Boston), en la web Línea de Fuego (Quito) y Semanario El Sol (Gualaceo). Ha sido actualizado para este libro.


autorregula. Los mecanismos externos son cambiados por el panóptico de autovigilancia. La revolución informática permite la programación social y el ejercicio del poder sin rostro; el gobierno en las sombras. Si el individuo es su propio vigilante y se autocorrige, el sistema escalonado de vigilantes mantiene el orden social y previene las anomalías. Sin embargo, la debilidad del panóptico pandémico es su propia estructura, la población puede interceder en la programación, y en estos vacíos del panóptico se encuentran los cambios, algunos son retroalimentados, otros se escabullen.

La imagen –o la dialéctica en suspenso, para usar las palabras de Walter Benjamin– con las cámaras y redes actuales crean una sociedad hipervigilada. Los videos y las transmisiones en vivo se convierten en los modernísimos aparatos del panóptico, aunque también de su denuncia. El panoptismo social actual crea comportamientos globales.

El ser humano disfruta de su libertad, de percibir la luz del sol, la naturaleza, el paso del día y la noche, ejecuta su energía de modo apasionante por el mundo. Aunque se trate como irracional el no quedarse en casa en la época pandémica, el encarcelamiento mundial no es una condición natural y como se ha visto es el principal responsable de los trastornos y estados de shock pandémicos.

El poder experimenta y se envalentona con los efectos del Estado Policíaco Mundial ad hoc, físico y virtual, de dominio coactivo, pero también de consenso autocoactivo, porque se precisa la limitación de la libertad por la


sobrevivencia. El panóptico pandémico es el síntoma de la crisis y se destruirá también por ella.

Foucault creía que en los marcos políticos en general y los liberales en particular estaban sometiendo a un número mayor de objetos, pero no creía se iba a dar un encierro, control y vigilancia total de la población. Consideraba la manera sutil como la gubernamentabilidad podría conducir la conducta de la gente (Foucault, 1981). No obstante, el experimento del gran encierro del siglo XXI revisó esta tesis de Foucault.

7. Violencia Pandémica

Cuanto más decadente y autoritario es un sistema, más inclementes son los suplicios, torturas y penas para los pueblos. Son inenarrables los sufrimientos de la población en la primera y segunda guerra mundiales, en las conflagraciones de invasión y conquista imperialistas, en la conservación del orden social en la periferia levantada. La violencia pandémica forma parte de esta lista histórica. El capitalismo pandémico trajo el confinamiento privilegiado de los sectores acomodados, los toques de queda para la población pobre, la exposición al trabajo para los que tienen menos recursos, el agudizamiento de los malestares sociales y enfermedades. La guerra económica entre las potencias es sostenida con la competencia agresiva interna, donde la creación de excedentes y acumulación de capital se sigue incrementando para la burguesía.

Las campañas globales de miedo producidas por los medios de comunicación corporativos y los gobiernos


tienen por objetivo la anulación de la respuesta política de las masas trabajadoras. Sin embargo, la muerte, la pobreza y el sufrimiento en que ha caído la gente, crean un ánimo de protesta que rebasa los cercos disciplinarios. El corazón del imperialismo mundial, EE.UU., lo demostró en las jornadas desatas por el asesinato de George Floyd y la réplica de las protestas en otros territorios. Con el transcurso de los días la violencia intrafamiliar, los femicidios, la delincuencia, la mendicidad y la prostitución se incrementa a pasos agigantados. Todos los países de Latinoamérica claman soluciones sociales para las grandes mayorías y no sólo para los capitalistas. En Europa y los países asiáticos la movilización también es una herramienta política de expresión y transformación. Cuando los franceses empezaron las movilizaciones en noviembre de 2020, Macron solicitó nuevos confinamientos.

La estrategia de represión pandémica estatal recoge los mecanismos acumulados, pero se modifica en varios sentidos: policías y militares son quizá los únicos sectores remunerados al día, y forman parte de una clase media conservadora, ideológica y políticamente; la represión se incrementa hacia las clases subalternas, pero también a las clases medias desarticuladas; la violencia pandémica contra los médicos, personal de la salud, profesores, trabajadores y otros funcionarios es de modo económico y coactivo. Los Estados de Excepción alteran el comportamiento social y subjetivo de la gente. La totalidad pandémica altera el comportamiento y causa trastornos mentales colectivos.


Con la tecnología de estos días se ha pasado, como dice Harari, de la vigilancia de la piel a la vigilancia subcutánea (Harari, 2020). Hace falta poca tecnología para que la información de nuestra actividad la tengan los gobiernos. Pueden saber a dónde vamos, con quién nos reunimos y qué compramos. La vigilancia tecnológica operará para saber si estamos enfermos y qué sentimos. La vigilancia emocional y biológica es una realidad. El experimento de la empresa Neuralink Coporation, propiedad de Elon Musk, muestra ya un dispositivo tecnológico que se conecta al cerebro de los cerdos (cyberpunk), dentro de nada se hará lo mismo con los seres humanos (RT, 2020b).

Las brutales agresiones, asesinatos y persecuciones que se viven en Colombia exponen que el terror de Estado es una enfermedad mucho más grave que el virus y de más larga data. En Paraguay, Chile, Brasil, Bolivia, Argentina, Perú y Ecuador se replica la violencia de las fuerzas del orden. América toda se convierte en un laboratorio de atemorización pública. Con EEUU a la cabeza se forman los procedimientos de violencia gubernamental, se planifica lo mínimo: empujones, rodillas en las gargantas, ahorcamientos, mutilaciones oculares, balas de goma, patazos a personas que están en el piso, disparos a quienes graban; persecución en motos y caballos, nuevos equipos robotizados antimotines, espionaje y seguimiento digital. El Estado se actualiza para impedir los levantamientos que se vienen. La élite conoce que la gente no aguanta más la pobreza provocada, la crisis inducida, la corrupción y los robos descarados. Su única opción es la fuerza, el control y


la violencia sistemática. Confiamos en que la voluntad de los pueblos sea más grande y juzgue con verdad y justicia a los responsables de la era pandémica.

8. Conviviendo con Algoritmos36

En el incendió de la Catedral de Notre Dame el 15 de abril de 2019, Colossus, un robot bombero a control remoto, ayudó a apagar el incendio desde lugares impensables para un ser humano. Sin duda la robótica y la tecnología van transformando las operaciones humanas de modo acelerado. Miles de personas a diario son reemplazadas por máquinas, pero hay actividades que aún no pueden ser reemplazadas ni por robots ni por humanos. Nuestra vida está atravesada por tecnología electrónica.

El internet, las computadoras, los celulares, las redes sociales, las aplicaciones y las plataformas comerciales dinamizan el poder económico y político, transforman los contextos culturales, alteran los sentidos sociales, crean hábitos, modifican las formas del trabajo, fragmentan la comunicación, nos convierten a todos en periodistas de la vida individual y colectiva, reestructuran el mercado, cambian la educación. No obstante, aunque nos conectan virtual y físicamente, también nos aíslan. Google, Facebook,

36 Desde el 17 de junio de 2020 este apartado se publicó como artículo en el blog Arma de la Crítica (Cuenca, Revista Bareque (Cuenca) Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Diario El Sol (Gualaceo) y Opción (Quito). Ha sido editado para este libro.


Whatssap, Instagram, Tik Tok, Amazon, Mercado Libre y un largo etcétera, almacenan nuestro comportamiento y cambian los significados de la convivencia social, la interacción se ha llenado de mundos simbólicos. Los memes, emoticones, stickers, videos y fakenews, que si bien generan creatividad, producen numerosos nuevos filtros de la verdad y no-verdad. La magia de la biotecnología descubre algoritmos y nos impone comportamientos a través del conductismo.

Se dice que las tecnologías trajeron igualdad económica y comunicativa, pero en realidad también pronuncian desigualdades en diferentes semánticas: visuales, auditivas, textuales, sensitivas. La pandemia impulsó una nueva cultura digital, forzó a que el teletrabajo se incorpore como una herramienta económica general, aunque existen muchas áreas donde es imposible su aplicación y otras donde se combina en grandes proporciones con la acción directa, pero eso no quita que las actividades telemáticas han funcionado como un respirador artificial para las economías moribundas. Buena parte de estos trabajos son acompañados de una atención a domicilio con aplicaciones tipo uber o globo. La medicina y tecnologías actuales hacen al coronavirus menos letal, pero la letalidad proviene más de lo político que de lo viral; la mayoría de los gobiernos no han aprovechado las capacidades tecnológicas, el big data en gobiernos como el de Moreno parece un improperio; para lo que sí ha usado la tecnología es para restringir las libertades. Hay una línea borrosa entre la tecnología sanitaria antiviral y la tecnología disciplinaria y programada de orden político.


Con las redes sociales se ha perdido la santificación del líder inexpugnable. El otrora amo de todo, incluida su imagen, puede ser endiosado, pero también al instante ridiculizado en su máximo esplendor. Del discurso con papel en mano a lo Jaime Roldos –o con la memoria de hierro a lo Velasco Ibarra– pasamos al discurso con telepronter a lo Correa y al “no hay el texto” de Moreno. Un youtuber o Facebook Live puede contradecir y tener más audiencia que la Asamblea Nacional. De la corrupción en sacos de yute, a lo Abdalá Bucaram (aunque siguen en vigencia), se pasó a las offshore y empresas fantasmas sofisticadas. La corrupción millennial goza de los algoritmos. Potencias tecnológicas como China, Rusia y EEUU aún son renuentes al voto electrónico, pero Ecuador tiene ya un régimen instaurado de este modo y con posible fraude. En los tiempos electorales se sobreponen los partidos y militancias tradicionales con prácticas online y offline que alteran la cultura política digital.

El mundo paradisíaco de la tecnología lo es también de las severidades. No hay que pensar en sustituir los hospitales con telemedicina, sino en nutrir de tecnología a los hospitales. No hay que cerrar las infraestructuras educativas, sino adecuarlas con los mejores instrumentos digitales. La desconexión total de las zonas periféricas; la inexistencia de dispositivos electrónicos, internet y telefonía, demuestran la inequidad del sistema. Se han hecho comunes las imágenes de la educación virtual de niños y jóvenes sobre árboles para recibir señal wifi, varios niños pegados a un solo celular, familias sin dispositivos, profesores que hacen carreras maratónicas para enseñar


uno por uno a sus estudiantes con la pizarra a sus espaldas, aunque no reciban meses de sueldo; así como centenares de profesores impagos que ya no tienen dinero para solventar la conexión de la telefonía y el internet.

Varios autores han pronosticado el fin de las civilizaciones, pero por lo menos estamos presenciando el cambio de los sentidos de una civilización esclavizante. Himnos de resistencia como Un violador en tu camino de Las Tesis se convirtieron en un performance mundial. La conexión de los repertorios de movilización de fines de 2019 en Ecuador, Chile, Bolivia, Colombia, Francia, Hong Kong, generaron puntos de encuentros comunes que se transmitieron vía digital, satelital y 5G.37 La empatía social trasladada de lo analógico a lo digital en las protestas globales por el asesinato de George Floyd enfoca la crispación de la modernidad. Lo pandémico tiene sus algoritmos y está tecnologizado.38

37 China pone en marcha el sistema de navegación por satélite BeiDou-3, su alternativa al GPS (RT, 2020a).

38 La agricultura manejada por sensores y chips, cirugías teledirigidas, modelos de negocios tecnológicos, conexiones de millones de dispositi-vos entre sí, Smart cities, avanzada inteligencia artificial y otras decenas de planes ya vienen funcionando en el mundo.

CAPÍTULO 4

Acumulación en la Pandemiay el Mundo Postcovid

Capítulo 4Acumulación en la Pandemia

y el Mundo Postcovid

Las primeras ideas propagandizadas por los medios de que la crisis es para todos, de que todos perdemos, incluyendo los banqueros y los grandes millonarios ya han sido derribadas por los hechos. No sólo que los grandes capitalistas han ganado más a causa del status pandémico, sino que las redes corrupción dentro los Estados y gobiernos funcionan como un reloj suizo. Las desigualdades de clase, género y raza se profundizan y hierve en las potencias la peste de la blanquitud. El despojo no solo es de las riquezas, es epistémico, moral. La búsqueda de las curas se emprendió en todos los rincones y las carreras por las vacunas han generado una nueva guerra comercial, así como la pandependencia donde la población de los países pobres difícilmente podrá acceder a las vacunas probadas.


La reorientación ontológica de la vida armónica de las sociedades humanas con la naturaleza y su conservación es la base trascendental para la filosofía de las curas, que en el capitalismo pandémico únicamente se ha concentrado en lo que producen los laboratorios de las farmacéuticas. El cuidado y el amor por el ego y por el otro aparecen como una premisa para repensar las salidas al mundo pandémico y postpandémico que tendrá que enfrentar otras catástrofes producidas por el capitalismo. Las fuerzas políticas de los movimientos sociales desenvueltas desde octubre de 2019 son parte de la ebullición de las nuevas características de la política y lo político de nuestros días; los momentos populares y situaciones revolucionarias superan los populismos, las élites y las jerarquías burocratizadas de la burguesía que controla el poder39. Uno de los principales objetivos del panóptico pandémico es impedir una posible revolución en alguno de los países y prevenir el efecto dominó. Regiones periféricas como Latinoamérica son una permanente caldera de cambios, las transformaciones sociales ocurridas a partir de las movilizaciones se intentarán incorporar a las instituciones tratando de conservarlas, pero si se vienen oleadas de movilizaciones más fuertes estas instituciones se harán trizas, como de hecho ya viene sucediendo y sobrevivirán por la fuerza de la costumbre.

39 Sobre el tema se puede ver mi libro Levantamientos y Revolución (2020).


1. ¿Quiénes Ganan en la Pandemia?

La primera tesis que sostengo aquí es la adaptación de los imperialismos en tiempos pandémicos para fortalecer el papel del Estado hacia dos lados: 1) incrementando la acumulación privada y 2) fortaleciendo el rol distribuidor a través de los servicios públicos. En el primer sentido se concentra el neoliberalismo y en el segundo las teorías estatalistas como el keynesianismo y estructuralismo. No apunto el marxismo porque de modo práctico no se refleja en ninguna parte del planeta.

Un ejemplo de la primera forma. En los primeros meses de la pandemia sorprendió que Warren Buffet vendiera todas las acciones de sus aerolíneas tras las pérdidas ocurridas (Gándara, 2020). La compañía Berkshire Hathaway se había deshecho de las acciones de las cuatro principales aerolíneas de EE.UU. En abril el gobierno de Trump aprobó el rescate de las principales aerolíneas por 25 mil millones de dólares para compensar la pérdida de ingresos y pagar al personal.

En el segundo sentido, el Estado chino a través del Banco Popular influyó en el crecimiento del empleo distribuyendo fuertes estímulos fiscales (esta misma práctica se puede ver en Rusia, Cuba, Venezuela). Los bonos especiales llegaron a 561 mil millones de dólares. Esto no fue enfocado como un rescate al sector privado, como el financiamiento de Trump, sino que el Partido Comunista de China tenía por objetivo el abastecimiento de productos a la población a través de las ventas minoristas (BBC, 2020f). La agencia Fitch dice: “China is a net external creditor on both a


sovereign and economy-wide basis at a forecast 21.9% and 22.5% of GDP, respectively, at end-2020” (Fitch Ratings, 2020, párr. 8). El Estado chino es el principal acreedor en todos los momentos, dentro y fuera de su territorio.

El FMI proyectaba que por la pandemia se reducirá el PIB mundial 2020 en 3%, el BM decía que será de 5,2% y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) lo situaba en el 6%. La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo (CNUCD) apreciaba que la Inversión Extranjera Directa (IED) 2020 disminuiría en 40% respecto del 2019 y 45 o 50% en 2021 (Ramírez Gutiérrez, 2020). Aunque los modelos neoliberales han sido impulsados por estos mismos organismos, ahora sostienen que la crisis no podrá ser superada sin ayuda de los Estados. Karl Polanyi (2007) ya sostuvo que el Estado organizó el monstruo del liberalismo económico y ahora lo tendrá que salvar. La pregunta es si en realidad los Estados dedicarán sus recursos para alimentos, salud, educación y el sistema sanitario o simplemente al rescate privado, lo cual es una tendencia en los gobiernos neoliberales. La recesión proviene de meses atrás al inicio de la pandemia y los países la aprovecharon para aprobar proyectos económicos urgentes y rescatar al sistema financiero.

La segunda tesis que defiendo aquí es la acumulación del capital y la concentración más pronunciada en los capitalistas mundiales que en la prepandemia. Una de las características ónticas del capitalismo es su estructuración de guerra. Parte consustancial de su forma de acumulación es la guerra misma y en la época pandémica


estos dispositivos se han puesto en acción creando una acumulación de capital extraordinaria. La acumulación de capital en los grupos monopólicos y las oligarquías ricas se fortalece en todas las crisis. El conjunto de esquemas insertados en el capitalismo pandémico causan una colosal concentración de capital en pocas manos sin restricciones.

Las seis empresas petroleras más grandes del mundo: Exxon Mobil, Total, Shell, Petrobras, Chevron y BP, se supone que tuvieron pérdidas por el valor de 61 mil 700 millones de dólares de enero a julio de 2020, pero eso no les ha impedido repartir entre sus accionistas capitales de 31 mil millones de dólares40. Nigeria está en crisis económica, pero Seplat Petroleum repartió el 132% de los beneficios obtenidos en la mitad del año de 2020 (OXFAM, 2020, pág. 5). El golpe al sistema extractivista transnacional ha sido fuerte pero no es ni de lejos mortal. Por lo demás, las grandes petroleras se benefician de la quiebra de las pequeñas.

La concentración de capitales de las industrias tecnológicas ha fortalecido a los monopolios. La compra, fusión e intercalado entre transnacionales, pequeñas y microempresas generan una escalada desconocida de acumulación. La COVID 19 aceleró la creación del mundo digital, la tecnología farmacéutica y la tecnología médica. Los incrementos de capital de las empresas

40 Chevron disminuyó su presupuesto de 20 mil millones a 14 mil millo-nes, pero su fuerza sigue imparable (Ramírez Gutiérrez, 2020).


tecnológicas a julio de 2020 son asombrosas: T-Mobile (59 mil millones), Paypal (65,4 mil millones), Nvidia (83,3 mil millones), Facebook (85,7 mil millones), Tecent (93 mil millones), Tesla (210 mil millones), Apple (219 mil millones), Microsoft (269,9 mil millones), Alphabet (68,1 mil millones) y Amazon (2890 mil millones). Las acciones de Amazon han crecido el 60% en este año (Forbes, 2020a; El Universo, 2020).

La pequeña élite blanca tiene ingresos extraordinarios gracias al trabajo mal remunerado de millones de trabajadores y mujeres. Según Global Fortune, las 500 empresas más grandes del mundo incrementaron su capital entre 2009 y 2019 en 156%, su capital pasó de 820 mil millones a 2,1 billones de dólares, este incremento supera al del PIB mundial. Entre 2016 y 2019, las 59 empresas más rentables del mundo repartieron casi 2 billones de dólares a sus accionistas, que significa el 83% de ganancias netas de estas empresas. En 2019, Apple entregó 81 mil millones de dólares entre sus accionistas y las 10 principales marcas de la industria textil pagaron 21 mil millones de dólares, el 74% de sus beneficios (OXFAM, 2020, págs. 3, 4).41

En 2020, año pandémico, la situación no ha sido distinta, aunque millones de trabajadores han perdido su empleo y las empresas han quebrado. De enero a junio de 2020, la época del confinamiento más duro, Microsoft

41 De las 500 empresas de la lista Global Fortune solo hay 14 empresas que tienen mujeres como directoras generales, el 2,8% (OXFAM, 2020, págs. 3, 4).


y Google han repartido entre sus accionistas más de 21 mil millones y 15 mil millones. Toyota ha entregado a sus inversores más del 200% del período anterior en los seis primeros meses. BASF, la empresa química alemana, ha pagado a sus accionistas más del 400%. Johnson & Johnson, Merck y Pfizer, que hacen vacunas contra la COVID 19, ya han distribuido 16 mil millones de dólares (OXFAM, 2020, págs. 4, 5). Las 32 empresas más rentables del mundo obtienen de ganancia 109 mil millones de dólares más en la pandemia que en los cuatro años anteriores (OXFAM, 2020, pág. 6). Los 25 milmillonarios más grandes del mundo alcanzaron la impresionante cifra de 255 mil millones de dólares entre marzo y mayo de 2020 (pág. 6). EEUU deja de recaudar cada año 135 mil millones de dólares por evasión fiscal y las contribuciones sociales de los empresarios no llegan a 20 mil millones. En India los empresarios eluden 47 mil millones de dólares y por responsabilidad social el Estado apenas reciben 6 mil millones. El informe del banco suizo UBS y la consultora británica PricewaterhouseCoopers dice que en la pandemia los milmillonarios “han donado más que nunca” (Forbes, 2020b), pero OXFAM revela que “las donaciones de las mayores empresas del mundo durante la crisis de COVID-19 equivalen, en promedio, al 0,32% de sus beneficios de explotación en 2019” (pág. 6).

Asimismo, el informe elaborado por el Banco suizo UBS y la consultora británica PricewaterhouseCoopers indica que en los primeros siete meses de 2020 las fortunas superiores a los mil millones de dólares crecieron un 19,1% respecto al promedio de 2018 y 2019 (Forbes, 2020b). En


el sector tecnológico los más ricos ganaron 42,5% en 2020 más que en 2018 (1,8 billones de dólares) y en el sanitario 50,3 % (658 mil 600 millones de dólares), (Forbes, 2020b). Geográficamente, Forbes (2020b) señala que Estados Unidos continúa a la cabeza de “las fortunas de los más ricos, totalizando 3,6 billones de dólares, seguida de China (1,6 billones de dólares), Alemania (594.000 millones de dólares), Rusia (467.000 millones de dólares) y Francia (442.000 millones de dólares)” (Forbes, 2020b).42

Los centros imperialistas perpetúan su expansión en los tiempos pandémicos y la pobreza se sigue generando en las periferias del mundo, pero también en los países ricos. Los mismos capitalistas conocen de antaño la formación guerrerista de la acumulación extraordinaria de capital. En la primera Guerra Mundial Inglaterra impuso la tasa de 50% por ganancias extraordinarias a las industrias armamentistas y en 1917 subió al 80%, eliminándola en 1921. En la Segunda Guerra Mundial Inglaterra subió esta tasa al 100%. EEUU en la Primera Guerra Mundial impuso el 80% de esta tasa y en la Segunda de 95%. Sin embargo, el control sobre las ganancias extraordinarias en tiempos de pandemia está lejos de imponerse.

Si hubiese un impuesto por ganancias extraordinarias por la crisis de la COVID 19 solamente a las 32 empresas que más se han beneficiado en la pandemia, el informe de OXFAM

42 Las ganancias de Jeff Bezos, dueño de Amazon, desde el 1 de enero hasta el 15 de abril se incrementaron en 25 mil millones de dólares, cifra superior al PIB de Honduras, 23.900 millones (Sierra, 2020).


proyecta que “se podrían recaudar aproximadamente 104 000 millones de dólares para hacer frente a la COVID-19. Por ponerlo en contexto, esta cifra permitiría financiar pruebas de detección y vacunas contra la COVID-19 para toda la población del planeta, y aun así todavía quedarían 33 000 millones de dólares para invertir en una formación innovadora de las y los profesionales de la salud que trabajan en primera línea de la respuesta” (2020, pág. 6).

El sistema imperialista pandémico del siglo XXI es más expoliador y extrae más plusvalía que el entramado imperialista del siglo XX. Las respuestas anticoloniales y antiimperialistas son un discurso alternativo para el futuro político.

2. Acumulación por Despojo y Corrupción43

La acumulación del capital históricamente se ha basado en la violencia. Las guerras (de invasión, esclavización, comerciales, de despojo) son un constituyente originario del capitalismo y sus fuerzas sociales. El reordenamiento geopolítico del mundo recompone la acumulación del capital hacia los centros. La mano de obra sin remuneración, la reproducción forzada, los trabajos del cuidado sin gasto de capital, la sumisión corporal por etnia, género y edad,

43 Este apartado fue publicado desde el 10 de junio de 2020 en adelante en Arma de la Crítica (Cuenca), Revista Bareque (Cuenca), Fanesca Po-lítica (Boston), Línea de Fuego (Quito), Semanario El Sol (Gualaceo), Alainet (Quito) y otros. Ha sido editado para el presente libro.


la conformación de centros y periferias por tecnología, son varias formas de acumulación.

La acumulación por despojo territorial es constante en el mundo y Latinoamérica. Desde la invasión europea no ha pasado un día sin despojo. La megaminería es una de las actividades que, incluso en la pandemia, ha continuado funcionando. Algunos gobiernos han apuntado que esta será la fuente de los recursos para superar la crisis. Una gran incoherencia que atiza el cambio climático y otras pandemias y crisis. La selva amazónica y los páramos andinos son destruidos sin cesar, devastando la flora, la fauna y las comunidades humanas. Millones de personas en el mundo y países como Yemen ya no poseen agua para consumo como se vio. Una posible escasez de agua hará parecer la pandemia del coronavirus como un hecho insignificante.

La acumulación por corrupción se hace de forma legal e ilegal, en la interrelación del sector público y privado. Se desangran los recursos públicos y la soberanía, para que compañías privadas e individuos sean centros de captación. En Ecuador por siglos ha funcionado así el monopolio de la tierra. Las dictaduras militares de los setenta dispusieron los recursos de la explotación petrolera para la acumulación de la burguesía industrial y comercial; sucesivas reformas han organizado una élite que lucra con el petróleo y la deuda. El sistema financiero se ha beneficiado por el salvataje estatal reiterado, por el lavado de activos y el control financiero de producciones ilegales como la droga. La construcción de la obra pública y el sistema de compras públicas ha tenido permanentes sobreprecios que superan el 50% de los gastos


reales durante décadas. En los años ochenta, noventa e inicios de los dos mil ni siquiera hay suficientes archivos para estudiar la corrupción, se llevaron hasta los papeles. En la década correísta, de bonanza petrolera, el Estado habría recibido alrededor de 150.000 millones de dólares. Según la Asamblea Nacional y la Contraloría, alrededor de 74 mil millones se habrían evaporado en corrupción. La reconstrucción de Europa, después de la Segunda Guerra mundial, se hizo con 19 mil millones USD, al cambio de 1945, los ingresos ecuatorianos representarían 8 mil 824 millones de dólares. Por concepto de la deuda externa hay similares operaciones de corrupción.

Los procesos electorales cambian algunas fichas del entramado de la corrupción, pero mantiene básicamente los mismos tentáculos. El Estado rearticulado por Moreno se rigió por un pacto político empresarial, con corrupción en todas las esferas. La corrupción de la mafia de los Bucaram fue parte de esos acuerdos que ha mantenido el gobierno en sus alianzas de poder. Miles de millones de dólares al año no llegan a los servicios públicos que necesitan los ecuatorianos, sino que van directamente a los bolsillos de la mafia público-privada estatal, interestatal y transnacional. Incluso con el cambio de gobierno es difícil acabar con estas redes.

3. USA: Los Temblores de un Gigante

Los diferentes episodios de crisis que ha atravesado el imperialismo estadounidense expusieron a la luz pública las debilidades del capitalismo, de su modelo atrabiliario,


las desigualdades sociales y económicas, el racismo, sus mecanismos coloniales de siglos, su estructura de apropiación de la plusvalía global y de la mano de obra migrante, su sistema antiderechos.

Las cadenas del imperialismo se tensaron en las colonias. El racismo constituyente de EEUU tembló con el asesinato de George Floyd y las grandes movilizaciones dentro y fuera del país yanqui. El gobierno de Trump dio sus últimos alaridos hitlertrumpianos y mostró sus intenciones de permanecer en el poder con el asalto al Capitolio. La victoria de Biden en las elecciones configuró una nueva estructura de fuerzas económicas y políticas, pero así también polarizó la sociedad estadounidense entre un imaginario burgués liberal y otro burgués fascista en la época del panóptico pandémico.

3.1. George Floyd y la Peste Blanca44

Desde el siglo XV en adelante, los europeos aniquilaron miles de poblaciones después de su invasión a América. En algunos territorios exterminaron comunidades enteras con trabajos forzados de hombres, mujeres, niños y niñas indígenas. La modernidad capitalista nacía con la esclavitud. El saqueo de África proveía de mano de obra

44 Este apartado se publicó como artículo con el título La Peste Blanca desde el 3 de junio de 2020 en Arma de la Crítica (Cuenca), Revista Bareque (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Semanario El Sol (Gualaceo), Alainet (Quito) y otros lugares de la red. Ha sido editado para este libro.


esclava, así también lo hacía de Australia. Los europeos y criollos secuestraron, raptaron, compraron, vendieron y mataron millones de seres que llamaron negros. Europa disputó en sus “mejores” universidades si los indígenas, negros, tenían alma, si eran humanos o infrahumanos, si eran capaces o incapaces, en definitiva, si eran… Cuando Inglaterra y EEUU tuvieron dificultades de esclavización en África empezaron con la trata de chinos, a quienes les llamaron amarillos. La peste blanca arrasó (y arrasa) millones de seres humanos con diferentes formas de esclavitud y sistemas coloniales raciales. Un puñado de naciones monopolizaron el colonialismo: España, Portugal, Holanda, Francia, Inglaterra, EEUU. Esto es parte de lo que Marx (1977a) llama la acumulación originaria del capital y que luego prosiguió con diferentes guerras. La guerra comercial última de EEUU y China está dentro de este sistema.

¡Las leyes de segregación racial de EEUU duraron hasta 1965! Entre 1870 y 1910 estas leyes llamadas Jim Crow (un calificativo despectivo al afroestadounidense) segregaron el voto, las libertades, la ocupación del espacio, los negocios, la educación, el empleo, la salud y otros muchos derechos de la comunidad afroamericana e incluso de miles de blancos pobres que no tenían la blanquitud del dinero y no podían pagar sus impuestos. Sin embargo, después de 1965 se instauró lo que Michelle Alexander denomina: The New Jim Crow (2010), un nuevo modelo de discriminación con múltiples aristas como la Guerra a las Drogas, el sistema económico de las cárceles y la generación de colonias (Alexander, 2010).


Alexander advierte como los documentos desclasificados de la CIA revelaron que el gobierno de los EEUU auspiciaba la producción de drogas para la generación de paramilitares en Latinoamérica y que las mismas políticas chacales se habían usado contra la población negra en EEUU. El sistema carcelario se ha convertido en un lucrativo negocio, donde los prisioneros laboran en formas similares a las de la esclavitud. Este país tiene 3 millones de presos, el 40% de afroestadounidenses, aunque en las estadísticas sean el 12% de la población. El Estado ha desarticulado escuelas, bibliotecas, gimnasios, centros de salu45d y toda atención en los barrios afros (Wacquant, 2006). La colonización de los barrios se produce en medios de las drogas y la violencia social.

El asesinato de George Floyd, a manos de un policía blanco, han enardecido los ánimos y las protestas se han tornado multitudinarias, pues en un país con la más grande riqueza global existe la más grande desigualdad. En EEUU la policía asesina dos personas afroestadounidenses

45 El 30 de abril de 2020 varios manifestantes con armas largas irrumpie-ron en el Capitolio del Estado de Michigan (EEUU), cuando se discutía la declaración de emergencia por la pandemia, a propuesta de la gober-nadora demócrata Gretchen Whitmer. “Un portavoz de la policía dijo a NBC News que es legal que las personas porten armas, siempre que estas sean visibles. La Cámara de Michigan decidió no extender por 28 días más la emergencia ―medida que propugnaba la gobernadora―, que vence a la medianoche de este jueves.” (El País, 2020). Después del asesinato de George Floyd a manos de la policía y el estallido de protestas, varios estudiosos creen que esto está unido a la amenaza de una guerra nuclear, la catástrofe ecológica y la pandemia, lo que pone a EEUU cerca de la Guerra Civil (Yaccar, 2020).


cada semana. Aunque la esperanza de vida promedio sea de 77 años para un estadounidense blanco, para un estadounidense negro es de 66 años. En la pandemia el pueblo afroestadounidense ha sufrido el 41% de las muertes y los latinos el 34% (Pereda, 2020). Estados Unidos está constituido por varias colonias internas donde los afrodescendientes y los latinos configuran las capas sociales de menos recursos y peores condiciones de vida. Las protestas que inundaron Latinoamérica desde el 2019 parecieron haber anegado también todo Estados Unidos. A pesar de los toques de queda, un centenar de ciudades marchan y protestan en el Imperio del Norte. Las políticas de Trump lo ponían cada vez más cerca de un hospital psiquiátrico y no de la reelección. Sin duda, las transformaciones sociales en marcha cambiarán el rumbo de la historia y van tocando el fin del capitalismo o su prolongación parasitaria y putrefacta.

3.2. EEUU o la Antidemocracia

Al 5 de noviembre de 2020 era ya irreversible la victoria de Joe Biden (264), del Partido Demócrata, contra Trump (214), del Partido Republicano, por alcanzar la presidencia de EEUU; sin embargo, Trump movilizó a sus partidarios y denunció fraude. Los demócratas llevaron ventaja también en la Cámara de Representantes y de Senadores.

EEUU sigue siendo la principal potencia mundial, pero es desplazado en varios asuntos estratégicos por China quien se disputa la hegemonía mundial. De 1944 a 1991 EEUU consolidó el imperialismo financiero y


venció a la URSS en la guerra fría. El capitalismo tiene varias fracturas irreparables y desde 2008 ha caído en una crisis hasta ahora insuperable. En la pandemia varios mercados fueron bloqueados y se contrajo la producción. Las movilizaciones mundiales se reactivaron desde agosto y entraron al corazón de EEUU con el asesinato de George Floyd.

El gobierno de Trump ha sido desolador. Amenazó con construir un muro entre EEUU y México, fortaleció las medidas antimigrantes y violó derechos humanos de adultos y niños; acusó al sistema de salud de ser un desperdicio de recursos y lo destruyó creando el peor escenario para la pandemia; renegoció los acuerdos y tratados de librecomercio bajando los impuestos para los ricos; dejó de lado los tratados que defienden el medioambiente y suspendió los impuestos verdes; inauguró una guerra comercial contra China generando gran inestabilidad económica; continúo las guerras de invasión y de rapiña contra una decena de países (en los 100 primeros días, Trump envío misiles contra Siria); interfirió frecuentemente en la políticas de los países Latinoamericanos y violó su soberanía. Con la pandemia arrancó la mayor crisis registrada en dos siglos y al mismo tiempo Trump permitió la mayor concentración de capital en pocas manos. La tozudez de Trump de 2016 le sirvió para defender a su élite blanca de la élite del establishment gubernamental, ahora en 2020 le valió para irse contra la élite de los intelectuales. Trump reposicionó a la extrema derecha y el fascismo internacional, fortaleció la carrera armamentista y el militarismo.


La estrategia usada por Trump, aunque es una total incoherencia, le dio resultados: tildó de comunistas (¡y castrochavistas!) a los Demócratas. Los Republicanos y Demócratas son dos grupos de la burguesía estadounidense, de la jerarquía del poder, detrás de los cuales están los grandes emporios y corporaciones económicas. La memepolítica ha dibujado bien la pelea entre Trump y Biden: la lucha entre Godzilla y King Kong. Los Republicanos y Demócratas defienden el mismo modelo colonial, extractivista, industrial, comercial y financiero. Sin embargo, Biden y los demócratas se muestran más moderados frente al fascismo y el conflicto civil estadounidense; Trump, al contrario, lo acelera. El estadounidense medio que votó por Biden lo mira como moderado y a Trump como un desquiciado. Los estadounidenses (y latinos) que votaron por Trump lo respaldan por su demagogia anti status quo. Biden hace política electoral desde 1973, además de ya haber sido vicepresidente. Trump ha estado en los negocios y el espectáculo toda su vida. Biden tiene 78 años y Trump 74. Los dos representan a la burguesía más influyente. El modelo colonial, autoritario, conservador y racista no será cambiado ni por los Demócratas ni por los Republicanos. Lo que intentará Biden es regresar a la apertura económica y terminar con el aventurismo y la locura política de cuatro años de trumpismo.

3.3. El Asalto al Capitolio y la Guerra

En EEUU existe una guerra de las ideas más conservadoras con las ideas democráticas y esta ha pasado a


episodios armados. Desde el día de las elecciones se avizoró que Trump no iba a aceptar fácilmente su derrota, convocó a sus partidarios a protestar contra un fraude no probado. La fuerza del populismo sensacionalista de Trump ahora se trocó en la fuerza de las armas de los blancos de extrema derecha que se tomaron el Capitol Hill (Capitolio). El imaginario construido en la lucha política estadounidense ha tendido hacia el fascismo, el assault del día de reyes ha aclarado que está en boga una especie de hitlertrumpismo que amenaza con no ser simplemente esporádico. Trump, presidente en funciones, comandó el asalto al Capitolio con una turba armada a pretexto del presunto masivo fraude electoral que deja 4 personas fallecidas, al momento que los congresistas se encontraban en la certificación de los votos del presidente electo Joe Biden.46

Atrás de Trump siempre se ha encontrado un conjunto de industriales, terratenientes parasitarios, agroexportadores, grupos financieros, oligarquías recalcitrantes, millonarios de la industria cultural y la burguesía más conservadora de EEUU. La élite de los latinos que apoyan a Trump tiene una posición social privilegiada y están a favor de la restricción de los derechos de los inmigrantes. El trumpismo tiene ristras ideológicas coloniales, racistas, patriarcales, guerreristas. La toma del Capitolio conecta estos rasgos con el permisivismo de la

46 Uno de los memes que ironizaban lo sucedido decía: “1500 películas de alienígenas invadiendo el Capitolio para que en realidad lo tomen 40 personas vestidos de Pedro Picapiedra”.


policía y el ejército que apunta a su complicidad; el ethos policial estadounidense es racista y disimula el asalto. Si otros grupos sociales como los afroamericanos hubiesen intentado entrar al Capitolio habrían sido masacrados, pero como eran partidarios blancos de Trump no tuvieron mayor contención.

La organización de grupos conspiranoicos alrededor de Trump tiene larga historia. Desde que llegó a la Casa Blanca Trump anotaba que estaba contra el Deep State (Estado Profundo) que supuestamente toma en realidad las decisiones de EEUU. Las acusaciones de Trump contra Biden y los Demócratas de traer el socialismo han logrado tener un gran peso en las argumentaciones diarias. Vienen bien un par de ejemplos para ilustrar la situación. Marjorie Taylor, quien ganó un escaño en el Congreso, hizo campaña disparando ametralladoras y poniendo como objetivo a China, su consigna: “Salvar América y frenar el socialismo”. Uno de los participantes en el assault del Capitolio, Jake Agneli, (quien aparece con el sombrero de cuernos de bisonte, tipo Vikingo) conocido como el QAnon Shaman, representa a un grupo conspiracionista seguidor de Trump.

No sólo los Republicanos sino también los Demócratas son culpables de haber apoyado a Trump en la adquisición cada vez mayor de poder e influencia con sus políticas venenosas. Si bien el conteo final dio para Biden 306 puntos (51,4%), 81 millones 283 mil 485 votos, y para Trump 232 (46,9%), 74 millones 223 mil 744 votos, con la crisis económica y política que atraviesa EEUU estos votos pasan en distintos grados a la polarización total de la


sociedad. Siempre ha estado en las discusiones el proceso de impeachment contra Trump y a lo tarde regresó el discurso de la destitución. Trump pasó a la historia como el presidente más trastornado de EEUU.

4. Las Curas

Las curas de occidente siempre han sido vistas como pócimas mágicas. La Edad Medioeval y las invasiones europeas introdujeron esa noción en otros territorios. Al contrario en la cultura oriental, si situamos en ella también a Grecia, como lo hace Dussel (2007), el cuerpo es parte de la propia cura. Para la historia ancestral china los medicamentos externos no hacen más que despertar al médico interno que existe en el cuerpo. Las frases populares de que el descanso, el sueño, la buena comida, el amor, el humor, la armonía natural lo curan todo no están alejadas de la realidad. La mayoría de personas con afecciones leves de SARS CoV-2 (más de 40 millones de personas en 2020) se terminan curando por su cuenta. Las afecciones medias y graves frecuentemente se tratan con antivirales, retrovirales, antibióticos y las últimas con respiración artificial. La OMS anuncia más de 70 vacunas en experimentación, no más de una decena dominarán el teatro político y económico pandémico. La vacuna como forma de medicina es la aceptada por el poder hegemónico político y económico y conquista poblaciones rápidamente con su esfera policial de vacunación. Otros tipos de tratamientos si bien se investigan se soslayan.

Así como otras culturas han sido discriminadas en la


modernidad, también sus formas curativas. Pocos aceptarán que los indígenas latinoamericanos, concretamente de Ecuador (Loja), trataron por primera vez con eficacia la malaria y fueron objeto de la historia colonial del extractivismo epistemológico (4.1.). Las pandemias y sindemia del capitalismo han producido una dependencia económica, política, social, sanitaria en otras condiciones, lo que se ha configurado como la pandependencia hacia los centros hegemónicos donde se asientan los locus de los laboratorios; las periferias poblacionales son conejillos para aplicar lo que se ha configurado como la guerra de las vacunas (4.2.). Si pensamos la cura desde el conocimiento de oriente y el extremo oriente sobreviviente (América Latina) (Dussel, 2007, pág. 18), esta sería tomada de modo integral en la naturaleza, los diferentes ecosistemas y filosóficamente desde el otro: como políticas de cuidado y amor hacia el otro (4.3.). ¿La creación de la (s) vacuna (s) contra la Covid 19 es un paño de agua tibia temporal en un sistema total enfermo?

4.1. De Cuando los Indígenas Curaron la Modernidad47

La historia de los sabios, amautas y shamanes indígenas ha sido relegada de la historia oficial, antes de la llegada

47 Este apartado ha sido publicado como artículo con el mismo título desde el 10 de julio de 2020 en los blogs Arma de la Crítica (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), ALAI (Quito), Opción (Qui-to) y en otras webs. Ha sido editado para este libro.


de los españoles ya conocían la rica utilidad medicinal de cientos de plantas. En 1574 Nicolás Monardes se admiró como los indígenas trataban las fiebres intermitentes con una planta llamada quina-quina (Piedrahita, 2008). A inicios del siglo XVII una cresta de paludismo aplacó Europa y fue transportada a América. En muchos lugares de Los Andes, a 1800 y 2500 metros de altura, los sabios indígenas empezaron a tratar la malaria con la corteza del árbol quina-quina; la corteza del árbol se bautizó más tarde como cascarilla.

El sabio cacique de Rumishitana, Pedro Leyva – apellido del encomendero español, hasta ahora no se ha encontrado su nombre kichwa– de Malacatos, Loja, experto shamán y herbolario, estudió y perfeccionó las dosis de la planta ancestral de la cultura palta y curó a varios enfermos sin costo. En 1638 Leyva atendió a un cura jesuita y al corregidor de Loja, estos mejoraron en pocos días tras tomar el remedio de polvos amargos. La historia del cacique Pedro Leyva muestra la conexión inescindible entre salud, medicina y democracia por su cura sin distinción de recursos económicos ni etnia.

Los curas jesuitas españoles enviaron la cascarilla a Lima. A los pocos días fue atendida Francisca Enríquez de Rivera, esposa del Virrey del Perú, condesa de Chinchón. Ahora la planta ancestral indígena empezó a ser llamada chinchona (Martín L. , 2001). El botánico sueco Linneo la bautizó como Chinchona Officinalis. En Europa muchos le llamaron el polvo de los jesuitas, Oliver Cromwell, protestante, se negó a tomar la medicina, falleciendo pocos días después, en 1658. Robert Talbor se apropió de la


pócima y fue ascendido a médico real de Carlos II, en 1672. El brebaje indígena andino fue sometido al extractivismo epistemológico de la invasión. Con el tiempo se regresó al nombre de quina (kina). El escudo de Perú adoptó la famosa planta.

El extractivismo de la planta empezó en Loja (Malacatos y Vilcambamba), pasó a Cuenca y tuvo varios booms desde el siglo XVIII. Primero se exportó a París y Roma, después a Asia y África. Los esclavos y trabajadores agrícolas enfermos de las colonias eran atendidos con el producto de la kina. Las Expediciones Francesa, Española, la Expedición Botánica del Virreinato de Nueva Granada, la del Virreinato del Perú y Chile (1783-1808) fueron claves para describir 16 tipos de quina. Entre 1800 y 1805 Francisco José de Caldas y Alexander von Humboldt llegaron a estudiar la planta en las comunidades de Loja: Uritusinga, Villonaco y Rumishitana. Solo en 1785 se envió más de un millón de libras de corteza de quina desde Loja y Cuenca a Europa (Jaramillo Alvarado, 1995). De acuerdo a Jussieu, La Condamine, Vicente Maldonado, Caldas, Humboldt y Eugenio Espejo, este boom farmacológico capitalista provocó sobreexplotación y deforestación intensiva (Larreátegui y Lafuente, 2013). Espejo recomendó la quina para la hidropesía, gangrena y el cáncer (Aspiazu Estrada, 2018).

El extractivismo epistemológico se convirtió en extractivismo económico. En 1800 se acabaron los árboles de quina en Loja. Con la extracción y saqueo de semillas de quina, por los ingleses Markham y Spruce, se empezó la siembra en otros países; Loja y Cuenca se olvidaron para


la extracción. La riqueza generada para la población fue mínima. Las quinas de Colombia, Perú y Bolivia siguieron el mismo camino de saqueo (Piedrahita, 2008). Inglaterra impuso como estrategia dominar la quina para fortalecer su ejército y sus colonias.

En el siglo XX se extrajo en Europa el principio activo de la cascarilla: la quinina. En la Segunda Guerra mundial, tras una nueva ola de paludismo, se regresó a ver a Los Andes en busca de los árboles de quina. Surgieron los antimaláricos sintéticos atebrina y la cloroquina con la quinina como esencia del medicamento. Más tarde se produjeron bebidas como el gin tonic y otras con esta sustancia. Solo hasta 1987 el médico colombiano Manuel Patarroyo descubrió y donó la vacuna contra la malaria –la primera vacuna sintética de la historia– y la viene perfeccionando por casi cuatro décadas (EFE, 2018).

La quinina sigue dando de qué hablar. Actualmente los médicos indígenas andinos han descubierto propiedades antidiarreicas y antineumónicas. Se ha empezado a experimentar la quina junto al eucalipto y otras plantas para el coronavirus. Independientemente de lo que suceda con la cascarilla, ojalá los fármacos que surgen contra el coronavirus siguieran el ejemplo del sabio cacique de Rumishitana y Manuel Patarroyo, quienes donaron a la humanidad sus investigaciones, en contra de la mercantilización capitalista de las curas.


4.2. La Pandependencia y la Guerra de las Vacunas48

Cuando de niños leíamos o escuchábamos noticias sobre posibles guerras virales, nunca se relataban los oponentes. A diez meses del primer brote de coronavirus, los oponentes siguen siendo difusos, aunque los ganadores del capital están a la luz pública. Ha quedado claro en estas páginas que la pandemia no es solo un concepto médico, sino sobre todo geopolítico, económico, filosófico, psicológico, cultural, ideológico, educativo, comunicativo y atraviesa las estructuras de la sociedad para entrelazarse con las dinámicas objetivas y subjetivas de la reproducción.

Una fortaleza de la teoría de la dependencia de orientación marxista es la exposición de la creación de la desigualdad entre los centros y las periferias. La división internacional del trabajo subordina la periferia a la producción de materias primas y población laboral barata, mientras los centros monopolizan la dominación del valor agregado. Las dimensiones de la dependencia son múltiples, al igual que las de la pandemia: económicas, políticas, culturales, ideológicas, sociales, educativas, comunicativas. Las naciones y poblaciones periféricas son subsumidas, al igual que la naturaleza. Los centros imperialistas planifican bajo la dictadura global digital pandémica la conservación

48 Este apartado ha sido publicado como artículo con el mismo título desde el 20 de agosto de 2020 en los blogs Arma de la Crítica (Cuenca), Fa-nesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), ALAI (Quito), Opción (Quito) y en otras webs. Ha sido editado para este libro.


universal de la hegemonía. La coacción militar, comercial, impositiva limita la acción de los Estados subordinados. Los intelectuales latinoamericanos analizaron las otras modernidades y propusieron diferentes formas para superar la dependencia. La estrategia periférica de Industrialización por Sustitución de Importaciones dio resultados parciales en las naciones que la aplicaron, sobre todo México, Brasil y Argentina, pero en estos días se necesita pensar en una perspectiva postpandémica. La modernización neoliberal anuló varios probables proyectos alternativos. Ahora la estructura de la dependencia, configurada en siglos, está atravesada por la pandemia. Vivimos los síntomas de una mezcla entre las dos: la pandependencia.

Las corporaciones farmacéuticas generan ganancias exorbitantes a través de la producción de sus mercancías. Los fármacos en el mundo capitalista tienen como intención primaria la producción de ganancias y sólo como intención secundaria la curación de las enfermedades. Las farmacéuticas más grandes del mundo: Roche, Bayer, Pfizer, Abbot, Merck, Sanofi, Novartis, Celgene, GSK (GlaxoSmithKline), Abbie obtuvieron 42.9 billones de dólares de ganancias en 2019. Solo Roche, entre el año 2018 y 2019, incrementó su valor en el 8% y su valor de mercado en 6.9 billones (Businemetrics, 2019). En 2020 continúan al mismo ritmo de crecimiento. Entre estas se encuentran las empresas productoras de vacunas más grandes del mundo: GSK, Merck, Pfizer, Sanofi, CSL, Emergent, Mitsubishi Tanabe Pharma, Sinovac. GSK, la más grande, obtuvo, en 2019, 8.326 millones de euros por producir vacunas (Statista, 2020).


Más de 170 proyectos combaten por la aprobación en distintos niveles de las vacunas contra el SARS-CoV2 y 70 están en prueba. Esta competencia se ha convertido en una verdadera guerra comercial. Rusia de inicio ofreció que su vacuna sería gratis, como un principio ético para enfrentar la pandemia; la población mundial está a la espera de que así sea una vez que empezó la vacunación masiva. China envía sucesivos créditos hacia los países periféricos para que puedan comprar insumos y su vacuna. Trump negoció para EEUU la compra de lotes enteros de medicamentos y vacunas. China y EEUU están preocupados más por los precios de venta internacional y la monopolización del negocio, que por una solución efectiva, gratuita y responsable. Algunos han dicho que solo “el 14% de la población tendría acceso al 53% de las vacunas más prometedoras (…) Amnistía Internacional, Frontline AIDS, Global Justice Now y Oxfam denunciaron que los países ricos acapararon dosis suficientes de vacunas contra el coronavirus para vacunar casi tres veces a toda su población (…) Un análisis de la Universidad de Duke publicado en la revista científica Nature señaló que de las 6.800 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus producidas, 3.700 millones han sido compradas por países ricos.” (Infobae, 2021).

Como dije páginas antes, la vacuna segura para el coronavirus puede asemejarse a la sonrisa de Gagarín cuando completó el primer viaje tripulado por un humano al espacio exterior terrestre. Países y medios de comunicación occidentales han abierto un cuestionamiento a la vacuna rusa, aunque occidente usa tecnologías


similares. Las vacunas rusas, inglesas, francesa, alemana, de EEUU y China tienen similitudes tecnológicas standard, se distancian por las composiciones de laboratorio y decisiones administrativas de cada nación. En todo caso los compuestos de la Sputnik V ya fueron usados años antes contra el Ébola y el MERS-CoV y es parte del grupo de las vacunas vectoriales artificiales (RT, 2020). La aplicación masiva de la Sputnik V se adelantó en Rusia y se empezó con 150 mil dosis, ahora ya se ha diseminado su aplicación por varios países. En Latinoamérica el primer país en adquirirla y aplicarla ha sido Argentina con 300 mil vacunas.

La creación de la vacuna rusa causó oposición sobre todo en EEUU y de menor modo en Europa. EEUU siendo la mayor potencia mundial, ha ido a la zaga del tratamiento político, económico y sanitario de la pandemia. Potencias como China y Rusia demuestran mayor organización, al igual que ciertos países emergentes: Vietnam y Corea del Sur. Un Estado pequeño y bloqueado como Cuba ha ayudado a tratar el virus en varios países de Europa; Cuba está probando su propia vacuna. Es concluyente que la guerra de las vacunas tiene objetivos geopolíticos de control, manipulación, dominio, subordinación y alianzas a futuro. La guerra de las vacunas es una herramienta que instrumentaliza las desigualdades. A poco de empezar las pruebas de las vacunas, y antes de la vacunación masiva, también lo hizo el monopolio de estas, los fármacos, pruebas, insumos. El coronavirus fue usado políticamente para acabar con las movilizaciones globales y económicamente para la pandependencia temporo-viral.


4.3. Naturaleza, el Otro y la Desposesión de la Salud

En la formación de la modernidad se ha consolidado la creencia binaria óntica/gnósica/epistémica del ser humano/naturaleza, como si el ser humano no fuera parte de ella, como veíamos en el primer capítulo al analizar las obras de Marx. Del mismo modo se hace la construcción del otro, como una construcción del humano/sub- infra- humano. La historia de la conquista relaciona el conflicto viejo continente/nuevo continente. Sin embargo en la naturaleza conviven diferentes sistemas biológicos y entornos naturales sin distinción binaria. El colonialismo capitalista acaba con diferentes comunidades humanas tratándolas como objetos de explotación y acumulación. El capitalismo altera las relaciones naturales entre la naturaleza/humano poniendo en peligro las dos, el disciplinamiento pandémico es parte de esta relación.

El capitalismo pandémico se realiza con el discurso performativo del miedo pero oculta la profunda crisis ecológica que derruye el planeta como morada. Se sacrifica la habitabilidad de la tierra por la producción del capital. La nueva economía en ciernes, al contrario de la fobia discursiva, se basa en el cuidado y la reparación. La distopía de la actualidad es la naturaleza reflejada en las pantallas; el ecosistema más cercano, nuestras propias relaciones sociales donde ha irrumpido un modelo de tecnología online que controla el distanciamiento social. Las diferencias estructurales realizan la desigualdad del confinamiento y la solución de las necesidades básicas están intermediadas por la tecnología para segmentos


de la sociedad la mayoría con privilegios económicos. La normalidad de la naturaleza, que sería la armonía de sus ecosistemas, no es la misma normalidad capitalista, de la sociedad en crisis, pobreza, explotación y dominación, en prepandemia, pandemia y postpandemia. Un mundo social de vida en igualdad y libertad es posible a futuro sólo con el cuidado de la naturaleza y la reparación de la herida óntica naturaleza/ser humano.

En la época pandémica varios grupos sometidos idearon el uso de la tecnología para un sistema de economía de ayuda mutua. Pero la forma hegemónica gubernamental neoliberal aprobó leyes para el despido, contratación con bajos salarios y alteración de las jornadas laborales. Estado y capital son los demiurgos creadores del pánico e identifican lo desconocido con la muerte. La producción de la muerte crea valores susceptibles de comercio. El distanciamiento produce nuevas conexiones sociales tecnológicas y reimpulsa las relaciones sociales físicas; los trastornos mentales individuales y colectivos tienen cláusulas de precio. Las protestas sociales poco a poco rompen el molde de lo desconocido y enfocan su campo en el cuidado y reconocimiento del otro. Los movimientos sociales se forman también en el discurso de una nueva sociedad que cuestionan a los gobiernos y Estados existentes que tienen la negligencia y las masacres como características óntico-políticas.

La convivencia en armonía con la naturaleza es la cura metabólica, los daños a los ecosistemas la anulan indefectiblemente. Para los que defienden la hipótesis de que el coronavirus puede provenir del murciélago o


el pangolín, casi no hablan de la culpabilidad social y el sometimiento extremo que el ser humano ha impuesto a todos los animales. La actividad productiva modifica, destruye hábitats y descontrola las reacciones biológicas y emocionales de los seres vivos a gran escala. Las alertas de posibles nuevas pandemias están bañadas del marketing de terror y junto a las políticas gubernamentales de miedo bajan las defensas del aparato inmunológico social. El entorno fóbico pandémico es inmunodepresor y generador de enfermedades biológicas, sociales y mentales. El ser humano se aleja de la praxis del cuidado destruyendo a diario miles de especies y su propia vida natural. La vida humana está intercalada con una composición artificial que transforma su organización natural; la conexión globalizada es un factor de contagio con las zoonosis directas e indirectas. Un agente infeccioso en un ecosistema armónico no necesariamente mata al huésped, sin embargo la alteración de la naturaleza y la poca variedad genética en la agroproducción animal reduce las posibilidades de las curas metabólicas.

Hay puntos de coincidencia entre la medicina tradicional china y la occidental. En la primera se dice que las enfermedades están dormidas, cuando se pierde el equilibrio orgánico estas despiertan. En la medicina occidental se explica que los patógenos conviven con nosotros y cuando bajan las defensas el cuerpo se enferma. El sistema de control pandémico ha propuesto higienizar y desinfectar todos los lugares, lo cual es imposible. La respuesta nunca puede ser acabar con los millones de virus, bacterias, parásitos, además que es imposible, sino coexistir en armonía con ellos. La protección del equilibrio


natural, el equilibrio con el otro (humanos) y los otros (todo ser vivo) es una necesidad ante la incertidumbre del catastrofismo pandémico, lo que requiere de una revolución epistémica de la economía, política y ciencia en general.

La farmacopolítica es la orientación de las decisiones públicas y privadas para producir plusvalía con soluciones químicas testeadas. El objetivo principal de las industrias farmacéuticas es la ganancia, no el derecho humano a la salud. Los países pobres y sin industria farmacéutica tienen que aceptar estas políticas globales por las fuerzas hegemónicas del poder y el libre comercio. La dependencia generada por la farmacéutica ahora es base primordial de la pandependencia. Los cientos de productos que se prueban contra la Covid 19 (que van desde vacunas, medicamentos para el SIDA, hasta antipsicóticos) son propuestos para que las industrias farmacéuticas controlen la dependencia pandémica. Por la forma exponencial en que ha crecido la acumulación del capital en la época pandémica, aunque aparezcan fármacos para contrarrestar el coronavirus, desde el punto de vista del capital, que es totalmente antiético, no sería lógico detener la pandemia. La guerra vírica presupone el crecimiento económico en pocas manos, la precarización laboral, el sometimiento biopolítico de la población, la vulneración de los derechos, los Estados de Excepción y control digital enfermizo. Esta es la panacea de la nueva normalidad. Los países asiáticos y su formación estatalista sobrellevaron mejor la pandemia: China, Vietnam, Australia, Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunéi, Laos, Birmania, Camboya, y se van convirtiendo en modelos políticos.


Los regímenes de vigilancia y cuarentenas biopolíticas de occidente y oriente confiscaron la libertad y generaron el miedo colectivo a la otredad indisciplinada. La indisciplina ante los protocolos es sinónimo pandémico de muerte. Los cuerpos y estados de salud son objetos de vigilancia atravesados por el dualismo disciplinario: la muerte y la paz de la muerte son privilegios antidemocráticos. Miles de osamentas sin nombre y cuerpos desaparecidos son distopía repetitiva de las peores dictaduras, guerras y ahora de la guerra vírica. La muerte ronda más de cerca la periferia por la desposesión de la salud. La muerte coronavírica ataca con su guadaña mucho más a los socialmente débiles; la geopolítica de la pandemia localiza sus tumbas en los territorios pobres. Las estaciones, autobuses, metros, centros comerciales están abarrotados de personas con menos recursos que no se pueden permitir un vehículo propio o el delivery. La Covid-19 muestra que la seguridad y protección social y política es directamente proporcional a la posesión de riqueza.49 Para el poder el enfermo o posible enfermo es el otro (el todo) al que hay que vigilar. La vigilancia emocional tiene propósitos desmotivadores y desmovilizadores. La formación pandémica administra el modelo de la tanatofobia

49 Boaventura relataba bien al decir que en Sao Paulo las cifras de mortali-dad subían al 60 % de los contagiados en las favelas y en los barrios de clase media y alta esta era apenas del 2%. “Los vulnerables están mu-riendo mucho más. Este virus está agravando las venas abiertas, no solo de América Latina, sino del mundo, que muestra toda la desigualdad que existe” (de Sousa Santos, 2020b).


(miedo a la muerte) imponiéndosele a la gente: sobrevivir a cualquier precio y en cualquier condición. La vida se modela como un sacrificio y el placer como un peligro. La muerte es transmitida mediática y estadísticamente como el principal mecanismo del miedo. Quedará durante mucho tiempo en el imaginario social, como la aristocracia burguesa estadounidense discurseaba para sacrificar la vida de los abuelos por la crisis coronavírica para que su economía no sucumba.

Un país como Japón que tiene más muertes por suicidio que por el coronavirus demuestra el fracaso total del panóptico pandémico. Los índices de suicidio se han disparado en todos los países. Los confinamientos causan los efectos jaula y cárcel, bajan las defensas corporales por la menor movilidad, disminuyen las propiedades de sol que estimulan los sistemas corporales (como la Vitamina D), generan rupturas sociales insalvables, trastornos mentales, depresión, alteran los comportamientos; lo enjaulado se paraliza, se irrita, se desalienta, se atrofia, se desmoraliza. El proyecto conductista del confinamiento pandémico es el control político del otro sublevado, contrario a la élite. El autocuidado y cuidado colectivo muestra ser una mejor alternativa que el gran encierro pandémico; comprometerse con el hambriento es más humano y ético que encerrarlo a su suerte. El ejercicio y las actividades al aire libre, los deportes, la danza, la música, la recreación, la diversión, las fiestas, el compartir, el amor, el sexo, la alimentación variada son fuentes sociales de la comunidad humana, extinguirlas es extinguirnos.

La subjetivación pandémica identifica al portador o


potencial portador del virus como el otro, a quien tenemos al lado, se culpabiliza al otro, generalmente el desconocido, de quien hay que mantener la distancia, higienizarlo; incluso el contagiado dice: el otro me contagió. El otro que algún momento es el yo mismo tiene que ser higienizado y puesto en observación. El panóptico pandémico es un laboratorio permanente; el comportamiento bajo microscopio. Byung Chul Han se pregunta: “¿Esa vida prolongada unos meses es mejor que morir solo? En nuestra histeria por la supervivencia olvidamos por completo lo que es la buena vida” (Byung-Chul, 2020b). El sacrificio por la sobrevivencia es extremado, se suspende la sociabilidad, comunidad, cercanía. Se proscriben los derechos fundamentales, los servicios de recreación y religiosos: “Los sacerdotes también practican el distanciamiento social y usan máscaras protectoras. Sacrifican la creencia a la supervivencia. La caridad se manifiesta mediante el distanciamiento. La virología desempodera a la teología. Todos escuchan a los virólogos, que tienen soberanía absoluta de interpretación” (Byung-Chul, 2020b). La narrativa de la resurrección da paso a la ideología de la supervivencia coronada por la sacrosanta medicina y el poder. El sumak kawsay (buen/bello vivir), el sumaq qamaña andino amazónico se suspende, el vivir sabroso afrolatinoamericano se relega. Como decía Byung Chul Han de la alegoría de Simbad el Marino, el ser humano tiene una ceguera fundamental: “Simbad el Marino es la metáfora de la ignorancia humana” (Byung-Chul, 2020b). El ser humano amenaza la vida del planeta por las ambiciones capitalistas. El ser humano en comunidad recuperará su libertad superándose a sí mismo y las desigualdades sociales.


5. Octubre Pandémico: Entre la Lucha y lo Electoral

Octubre de 2019 nos legó transformaciones sustanciales en Latinoamérica. La hegemonía del pensamiento estatal y comunicacional corporativo han relegado la importancia de los cambios sociales en el imaginario procesual colectivo y en el tejido ontológico social latinoamericano como un monstruo de un millón de cabezas que genera meramente de violencia. No obstante, los Levantamientos Populares han actuado en una espiral de influencia histórica, social e institucional.50 La pandemia congeló varios de estos procesos temporalmente, sin embargo fue imposible ocultar la reestructuración social que ha llegado hasta el Octubre pandémico de 2020. Ecuador, Colombia, Bolivia, Chile, Perú, Guatemala y otros países se han rebelado contra el sometimiento económico y político, las fuerzas populares continúan activando numerosas movilizaciones y alteran los escenarios electorales. El Octubre Pandémico resituó la lucha anticolonial en los territorios latinoamericanos y estas luchas se agudizaron con las crisis económicas: la Comisión Económica para América latina (CEPAL) previó una caída del PIB en América Latina de -9,1% en 2020, con disminuciones de -9,4% en América del Sur, -8,4% en América Central y México y -7,9% para el Caribe excluyendo Guyana (de -5,4%), (CEPAL, 2020).

50 He hecho varias reflexiones sobre los levantamientos de octubre de 2019 en mi libro Levantamientos y Revolución (2020).


5.1. La Influencia de Octubre51

Las movilizaciones globales de Octubre de 2019 se dirigieron contra las crisis cíclicas del capitalismo y las crisis inducidas por los gobiernos, las que han generado pobreza en la población e incrementado la riqueza de los capitalistas mundiales. La efervescencia mundial se formó contra los planes de la deuda, la esclavitud asalariada y no asalariada, el neoliberalismo privatizador, la precarización, la generación de la miseria y el neocolonialismo. En tiempos de pandemia y crisis total, como se vio, los más ricos han acrecentado su capital por miles de millones de dólares y los gobiernos a pesar del endeudamiento no satisfacen ni mínimamente las necesidades de la población.

En Latinoamérica los Levantamientos de Octubre contradijeron al neoliberalismo como modelo y generaron un nuevo ciclo político que rebasó las ideas del socialdemocratismo populista conectado con el neoliberalismo. Las movilizaciones trajeron nuevas formas revolucionarias de expresión y democracia para los pueblos, algunas ocultas a primera vista. Ante esto la élite del poder se moderniza y mezcla discursivamente para extender su hegemonía. Ecuador, Chile, Haití, Colombia, Francia, Hong Kong se convirtieron en paradigmas

51 Este apartado ha sido publicado como artículo con el título de Octubre desde el 1 de Octubre de 2020 en Arma de la Crítica (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Semanario El Sol (Guala-ceo), Opción (Quito) y otros medios. Ha sido editado para el presente libro.


mundiales de la protesta social. La movilización multitudinaria se constituyó en el arma más temida de la burguesía internacional. En Bolivia la movilización de octubre de 2019 contra Evo Morales fue aprovechada por EEUU y la derecha más recalcitrante y conservadora para alcanzar el poder. Las movilizaciones latinoamericanas impulsaron cambios en el comportamiento político, cultural y discursivo mundial de modo decisivo, hasta en los mismos EEUU.

En Ecuador el Levantamiento de Octubre se concentró contra la decadencia del morenismo-correísmo, el pacto político burgués y el autoritarismo estatal.52 El paquetazo de Octubre de 2019 (el Decreto 883) movilizó al torrente de las fuerzas populares excluidas y postergadas, cuyo actor principal fue el movimiento indígena, quien protagonizó la toma de Quito y varias ciudades del país, junto a jóvenes, mujeres, trabajadores, campesinos, estudiantes, formando un gran campo popular. En el Levantamiento de Octubre las redes sociales fueron la herramienta propicia de la comunicación de las propias masas, aunque también fueron intervenidas. Para enfrentar al pueblo levantado, la oligarquía, la burguesía, la derecha tradicional, algunos socialistas de palabra y las cadenas mediáticas se consolidaron en un solo bloque con el gobierno. De modo similar se han agruparon atrás de la candidatura de Lasso para el proceso electoral de 2021.

Las acciones del Gobierno de Moreno lo clasifican

52 Véase mi libro Levantamientos y Revolución (2020).


históricamente dentro de los gobiernos más sanguinarios. Los ecuatorianos sufrieron 14 pérdidas humanas y amputaciones oculares por la brutalidad policial, sin respuesta judicial alguna. Moreno y su Ministro de Defensa, Jarrín, movilizaron maquinaria de guerra por las calles de Quito; Moreno y la Ministra de Gobierno, Romo, urdieron planes de ataque y contrainsurgencia. Varias comunidades populares e indígenas fueron invadidas con carros antimotines. Las inmediaciones de la Casa de la Cultura y las Universidades de Quito se constituyeron en casas de acogida, y también en campos de batalla policial por iniciativa gubernamental. La mayoría de la población no soportó más y se levantó, los cacerolazos, de goteos, pasaron a tormentas. Los soldados empezaron a unirse a la gente movilizada. Moreno estuvo al filo de la caída; el error estratégico de las fuerzas del Levantamiento de Octubre fue no derribarlo y orillar al correísmo. El gobierno se recuperó y empezó la persecución.53

Las Asambleas y parlamentos de los pueblos que se organizaron en todo el territorio ecuatoriano formaron las semillas de un espíritu de agitación política y organización popular. El Levantamiento de Octubre de 2019 también expresó la resistencia y democracia por fuera del Estado, como cooperación popular y lucha antisistema. La estrategia estatal enfrió los sucesos y lo electoral institucionalizó la resistencia. El panóptico pandémico se

53 Para mayor información véase mi libro Levantamientos y Revolución (2020).


constituyó en un aparato político de control, encierro y espionaje para impedir la movilización ante los recortes, paquetazos y robos descarados.

El Octubre de 2019 latinoamericano cambió la perspectiva social mundial. Los Levantamientos de Octubre continúan con su presencia en la formación social de la resistencia, concentran las luchas contra el neocolonialismo, el racismo, el patriarcalismo, la pobreza y la explotación de clase; una pesada estructura de dominación y que ahora se despliega en el capitalismo pandémico. Los pueblos rugen: ¡Octubre Volverá! El cambio fue epistémico y empezó un cambio ontológico. Se quedó grabado en el corazón y en el pensamiento de millones la posibilidad histórica de la transformación social, tal como sucediera en otro Octubre, el de Rusia, un punto coincidencial en el tiempo, cuando tembló el mundo capitalista.

5.2. Los Levantamientos de Octubre Definieron el Escenario Electoral en Ecuador54

Los Levantamientos sociales se conectan históricamente con diferentes formas de institucionalización, en las que generalmente se pierde la radicalidad inicial que supera

54 Este apartado fue publicado desde el 7 de Octubre de 2020 en adelante en Arma de la Crítica (Cuenca), Fanesca Política (Boston), la web Línea de Fuego (Quito), el Diario El Sol (Gualaceo) y el quincenario Opción (Quito), con el título Levantamiento de Octubre y las Elecciones, salvo en Línea de Fuego que se publicó como Octubre definió el escenario electoral.


lo normativo. El proceso electoral ecuatoriano 2021 está influido por la correlación de fuerzas del Levantamiento de Octubre de 2019. Hubo tres binomios que expresan el proceso histórico del Levantamiento y la decadencia del Moreno-Correísmo, de los cuales surgió el futuro presidente y vicepresidente/a: Guillermo Lasso-Alfredo Borrero, Andrés Arauz-Carlos Rabascall y Yaku Pérez-Virna Cedeño.

El binomio que encabezó Guillermo Lasso representa al bloque de la oligarquía, la burguesía y el poder gubernamental. En Octubre de 2019, Lenin Moreno fue apoyado por el pacto político empresarial de las Cámaras, por la derecha tradicional de los Socialcristianos, de Nebot y Viteri, de los banqueros de CREO y Lasso, del Banco de Pichincha y Teleamazonas, de Ecuavisa, de los grupos burgueses industriales, comercializadores, agroexportadores y por las corporaciones transnacionales, todos estos se agruparon con Lasso. Muchos como Sonnenholzner, Nebot y Noboa renunciaron a su candidatura para favorecer al banquero. Noboa en una pugna interburguesa más tarde querría ser candidato a toda costa. Lasso y Borrero son el binomio de la fusión oligárquica del poder atrás del sistema financiero. Lasso tuvo relación con Correa al ser uno de los que financió su primera campaña y después, ya en el poder, aprobaron en conjunto con las bancadas de Alianza País y CREO muchas leyes y políticas, algunas que beneficiaron directamente a los banqueros. El sector financiero, en la época de Correa, fue uno de los que más ganancias obtuvieron.

Andrés Arauz-Carlos Rabascall es el binomio del


correísmo, son el resumen de diez años de corrupción y culpables de que Moreno esté en el gobierno. Arauz ha sido parte del entramado del correísmo en la SERCOP y los ministerios, y Rabascall parte de los medios públicos. Este binomio surgió de la alianza del correísmo con la derecha y centro derecha para participar en las elecciones. El correísmo continúa teniendo gran fuerza institucional, electoral y judicial. El poder económico del correísmo logró unir a varios sectores de la burguesía comunicativa, empresarial y extractivista atrás de su candidatura. Es interesante analizar como el correísmo logra mantener el apoyo de algunas organizaciones de la izquierda internacional, pero no de las izquierdas ni de los movimientos populares ecuatorianos.

Yaku Pérez es el candidato de la mayoría de las fuerzas protagónicas del Levantamiento de Octubre. Pérez es contradictor directo del correísmo en sus distintas variantes: Rafael Correa, Lenin Moreno, Andrés Aráuz. Al mismo tiempo va contra la política antisoberana de Lasso y la derecha tradicional. Históricamente Pérez siempre se ha ubicado a la izquierda del tablero electoral, ha pertenecido a las organizaciones populares y ha sido activista constante en las luchas sociales. Fue agredido en muchas ocasiones por el Gobierno de Correa y las transnacionales mineras. La falta de acuerdos con Leonidas Iza y Jaime Vargas produjo dos efectos: el debilitamiento momentáneo de la candidatura de Pérez en el sector indígena (desafío que hubo de lidiar en la campaña) y el aislamiento electoral de Iza y Vargas. La alianza de las organizaciones de izquierda,


centroizquierda y populares con la candidatura de Pérez es uno de los fenómenos políticos más interesantes de los últimos tiempos y que causó sorpresas en el escenario electoral. Después de su “desliz” con Marangoni, resultó su binomio con la profesional Virna Cedeño.

Al inicio se intentó generar un campo dicotómico, Arauz combatió a Lasso y este al primero, tratando de opacar totalmente la candidatura de Pérez. Así también ha reaccionado el acuerdo oligárquico comunicativo. Sin embargo, la masiva recepción de la candidatura de Yaku Pérez, su multitudinaria inscripción y campaña, en tiempos de alejamiento social, se fue contra las encuestas de las grandes empresas. Aunque las elecciones siempre institucionalizan y enfrían los ánimos de la agitación popular, Pérez tiene el desafío de encabezar el programa de transformación social surgido en el Levantamiento de Octubre y cumplirlo en los hechos.

5.3. El Retorno del MAS en Bolivia55

El proceso electoral 2020 es la primera elección sin Evo Morales desde 1997. Las elecciones se realizaron en medio de la persecución política, militarización y polarización de los discursos entre el MAS (tildados de “salvajes”, corruptos,

55 Este apartado se publicó primero como artículo desde el 21 de Octubre de 2020 en adelante, en el blog Arma de la Crítica, Fanesca Política (Boston), la web Línea de Fuego (Quito), el Diario El Sol (Gualaceo) y el quincenario Opción (Quito). Ha sido editado y actualizado para el presente libro.


autoritarios) y las fuerzas antiderechos, racistas, religiosas y conservadoras. El conteo rápido, ahora manejado por un Tribunal cercano a Áñez, tuvo irregularidades y derivó, nuevamente, en la presunción de fraude. Sin embargo, la votación de Luis Arce descuella el 55,1 % y gana en primera vuelta con un número de votos superior al de Morales en 2019 (con 14 años en el poder), Mesa le sigue de lejos con el 28,8%. El MAS gana también en las 2 cámaras. En La Paz, Arce alcanzó el 65% y en Santa Cruz, ciudad de oposición, el 35%.

Las fuerzas de Áñez, Camacho y Mesa se desacreditaron por representar a un modelo de crisis económica, inestabilidad y persecución. El gobierno de Áñez es responsable de no menos 30 asesinatos y miles de heridos, con sus fuerzas aliadas quemaron instituciones, casas, torturaron y violentaron a indígenas. Las fuerzas de la derecha, de la burguesía agroindustrial, financiera, terrateniente, de las clases medias, de la rebelión policial y el peor racismo, se vistieron de fascismo. Áñez y sus familiares disfrutaron del poder como una casta, se llenaron de privilegios. Los actos de corrupción fueron de los más atroces en la contratación pública, la entrega de empresas e insumos médicos. El autoritarismo que se cuestionó tanto a Morales se decuplicó con Áñez.

El MAS, que se creía acabado, se consolidó como organización nacional, surgieron líderes jóvenes y preparados, llegaron con su campaña a la gente más empobrecida por la pandemia y al sector rural. Frente a la negligencia económica de Áñez, el MAS rescató sus 14 años de crecimiento económico.


Luis Fernando Camacho, líder racista y conservador, impulsor del golpe contra Morales, adquirió gran popularidad en Santa Cruz, ciudad agroindustrial, que a semejanza de Nebot, la tilda de “modelo exitoso”. La votación antievista de Santa Cruz se fue con Camacho y afectó a la votación de Mesa, que se suponía el mejor contendiente de Evo Morales. La vitalidad de la campaña de Luis Arce fue criticar la gestión de Evo Morales y la reelección indefinida. Además, Arce dice que no buscará venganza contra la derecha, militares ni policías. En Bolivia, el militarismo históricamente ha gozado de impunidad. Varios medios de comunicación formaron parte del golpismo y las fuerzas de derecha. Las oraciones y rezos de la derecha en las plazas no impidieron que gane el MAS.

El MAS se consolida en los indígenas, las clases pobres, urbanas y rurales, y en los jóvenes. El retorno del MAS se revitaliza en una crisis de época. El feminismo en Bolivia tiene grandes tareas como deslindarse del racismo y posiciones conservadoras. El golpe de Estado atizó más el regionalismo entre la población de Los Andes (Colla) y las Tierras Bajas (Camba). Arce recibirá un país asolado por la crisis económica, con rebrotes de coronavirus, extrema pobreza y desnutrición. Sin duda el MAS conservará varias de las políticas que le fueron criticadas y profundizará el extractivismo. El aparecimiento de grupos racistas y fascistas armados, como la Resistencia Juvenil Cochala, pone en peligro los derechos de vida de los ciudadanos. Arce tiene la responsabilidad de construir un Estado Plurinacional de derechos.


Varios en Ecuador han empezado a decir que los resultados de Arce y el MAS se replicarían con el retorno del correísmo. Sin embargo en Bolivia quien gana es el movimiento indígena, las fuerzas populares antirracistas, antifascistas, al contrario, el correísmo en Ecuador tiene tintes racistas, los líderes indígenas han sido linchados mediáticamente década y media. El correísmo infantilizó las candidaturas indígenas a la presidencia de Iza, Vargas y Pérez. Aunque el MAS diezmo las organizaciones indígenas y populares del Oriente y Occidente boliviano, no llegó al punto, como lo hizo el correísmo en Ecuador, de fraccionar, extinguir e incluso confiscar los recursos económicos de estas, por eso, en esta oportunidad, el MAS pudo resurgir con una base popular enorme. La réplica del triunfo de Bolivia en Ecuador, no significa la victoria del correísmo, sino la del movimiento indígena que critica la corrupción y el autoritarismo, la persecución y la falta de derechos, como lo hizo Arce para llegar al Palacio Quemado.

Los resultados electorales corroboran la hegemonía masista y del movimiento indígena popular en Bolivia. No obstante, independientemente de los resultados electorales, es notable el despertar étnico, popular, de los oprimidos, trabajadores, mujeres y jóvenes en toda Latinoamérica, por el fracaso del capitalismo y sus modelos. Estos acontecimientos no son particulares de uno u otro país, provienen de causas estructurales y los levantamientos desde abajo y hacia la izquierda que tuvieron lugar en Latinoamérica desde el año 2019. Ecuador, Perú, Chile, Colombia, Bolivia, Guatemala y


otros están en lucha de corazón abierto. La pandemia aseguró el control político y el confinamiento de la protesta. Pero no aniquiló las ideas de la movilización y de la transformación social. Chile está cambiando la Constitución pinochetista, Bolivia le dijo no a la extrema derecha y gana un gobierno indígena popular sin Evo, y con una crítica a la reelección indefinida; Colombia confluye en la organización de La Minga y el Paro Nacional indígena y popular por la vida y contra un gobierno de la muerte. En Ecuador se lucha por un gobierno indígena popular y las movilizaciones masivas recuperan su tonalidad.

5.4. La Revolución Chilena por una Nueva Sociedad56

“En medio de esta América Latina convulsionada veamos a Chile, nuestro país es un verdadero oasis con una democracia estable” (Sebastián Piñera, 7 de octubre de 2019, pocos días antes del Levantamiento), (Publimetro, 2019).

Chile es una constelación de estrellas en movimiento que no soportó más el degüello social. El yo apruebo del 25 de octubre de 2020 por una nueva constitución llegó al 78, 27%. Así se firmó la sentencia de muerte

56 Este apartado se publicó en forma de artículo desde el 30 de octubre de 2020 en adelante en Arma de la Crítica (Cuenca), Fanesca Política (Bos-ton), Línea de Fuego (Quito), ALAI (Quito), Semanario El Sol (Guala-ceo) y Opción (Quito). Ha sido editado y actualizado para este libro.


de la Constitución de Pinochet. El 78% aprobó que se haga una Convención Constitucional con el 100% de sus miembros elegidos por el pueblo de modo paritario entre hombres y mujeres. Recordar que el Levantamiento Popular chileno empezó con los más jóvenes de secundaria tomándose las estaciones del metro y saltando torniquetes por el alza de 30 pesos (0,04 centavos de dólar), carga de emotividad la situación alcanzada. Los jóvenes chilenos tienen una particular sensibilidad política.

Chile desde 1973, después de la revolución de Allende, pasó a ser un laboratorio del violento modelo neoliberal contrarrevolucionario. EEUU y los economistas de la Universidad de Chicago necesitaban mostrar que la economía de mercado podía emerger en los países subdesarrollados. En 1980, la Constitución fue redactada y entró en vigencia de modo ilegítimo. La casta política chilena aceptó la salida del General Pinochet y empezó a gerenciar la herencia económica y política fundada en los crímenes sociales. Aunque el modelo se promocionaba como exitoso, para 1991 el 54% de los chilenos no confiaba en el Estado ni en el sistema político, en 2017 y 2019 estas cifras llagaron al 80% y 95%, respectivamente (Salazar Vergara, 2019). A pesar del hartazgo del pueblo, todos los partidos políticos con registro electoral respetaban la Constitución de Pinochet.

Los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz Tagle, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera conservaron el Estado neoliberal con tibias reformas. Privatizaron la educación, la salud, los recursos naturales,


las empresas públicas, el agua, el transporte. El pacto de la élite civil con la élite militar se enriquecía mientras al pueblo se le achicaba el salario y se le extraía más plusvalía. Se instauró el hiperconsumismo y la banca endeudó a la población con créditos. El progresismo electoral chileno siempre estuvo apegado a la derecha. El discurso hegemónico de la estabilidad era compartida por la Concertación y la socialdemocracia. La crisis de época que empezó en 2019, conllevó la transformación de la identidad política y la gestación de una movilización popular sin precedentes.

Aunque Piñeira antes del estallido decía que Chile era un oasis en Latinoamérica convulsionada, la historia política no respalda esa opinión. La situación de cuasi esclavitud generó un imperio de obligaciones y erogaciones económicas de los ciudadanos, mientras las élites se aislaban del conjunto social y gozaban de sus privilegios y la elusión fiscal. La oligarquía chilena construyó sus propios sistemas de salud, educación, seguridad y servicios. El individualismo oligárquico produjo aislamiento geográfico en la precordillera santiaguina (Sajuria, 2020). Desde inicios del siglo XXI, Chile es particularmente efervescente contra la situación de desigualdad. Recordamos en 2001 el mochilazo, con unos 100 mil jóvenes marchando por las calles, en 2006 el pingüinazo, con un millón y medio de jóvenes protestando. En 2010, 2011, 2012 miles de universitarios, trabajadores, campesinos, indígenas, mujeres se movilizaron por el país. Las Asambleas populares se volvieron costumbre y apareció como un torrente el movimiento feminista en 2018.


En 2019 surgió un nuevo imaginario social en movimiento, una revolución de la calle que alteró la formación política del Estado chileno y criticó las estructuras económicas y estatales. Los cientos de miles de personas movilizadas hicieron de la dignidad una categoría política y no solo una esbelta plaza. Los gritos de la primera línea de que borrar el legado de Pinochet será su legado atravesaron los discursos políticos más perfumados; el gobierno de Piñeira quedó en jaque y no pudo más que llamar a Consulta Popular. La votación en Chile es la unidad de votos más grande, sin que se hayan dejado las movilizaciones a pesar del control pandémico. En 2020 el pueblo Mapuche estuvo más de 100 días en huelga de hambre. Contra el voto de aprobación generalizado del 78, 27%, se opuso el rechazo de apenas unas tres comunas adineradas de Chile (Vitacura, Las Condes y La Barnechea), donde en 1988 el 59% votó a favor de la dictadura (Sajuria, 2020). En abril de 2021 se elegirán 155 miembros para la Convención Constitucional. Con la revolución chilena entró en decadencia la representación política y los partidos tradicionales. La nueva Constitución es una victoria simbólica, pero la transformación social real está marcada por la despinochetización de la sociedad, la terminación de las estructuras coloniales y epistémicas y el rompimiento de los moldes capitalistas. Los pueblos desean reestructurar su sistema político y económico más allá de cualquier populismo y este es un ejemplo para Latinoamérica. La revolución que empezó el movimiento de Allende renació en millones de corazones.


5.5. ¿Normalidad en Perú?57

Luego del golpe de Estado en 1948, el poeta peruano Martin Adán decía: “Hemos vuelto a la normalidad”. La historia política del Perú está plagada de golpes, corrupción y crímenes. En la historia reciente, después de gobernar una década (1990-2000), Alberto Fujimori fue condenado a 25 años por homicidio y corrupción, en 1992 propició un autogolpe. Alejandro Toledo gobernó entre 2001 y 2006, acusado de corrupción huyó a EEUU, más tarde fue extraditado. Alan García (1985-1990, 2006-2011) acusado de sobornos terminó suicidándose. Ollanta Humala (2011-2016) fue censurado de lavado de activos en el caso Lava Jato y actualmente está con libertad condicional. Al poco tiempo de la victoria del banquero Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), este fue acusado de lavado de activos en el caso Lava Jato y dimitió, actualmente tiene arresto domiciliario. Martin Vizcarra (2018-2020) sustituyó a Kuczynski y el día lunes fue destituido por el Congreso debido a acusaciones de soborno.

En 2018 Vizcarra promovió una reforma para aprobar la prohibición de la reelección de los congresistas, ganó con el 85%. En 2019 el mandatario disolvió el Congreso después que le rechazaron tres veces una reforma a la

57 Este apartado se publicó como artículo desde el 12 de Noviembre de 2020 en adelante en Arma de la Crítica (Cuenca), Fanesca Política (Bos-ton), Línea de Fuego (Quito), Semanario El Sol (Gualaceo) y Opción (Quito). Ha sido actualizado para este libro.


elección de magistrados del Tribunal Constitucional y llamó a elecciones extraordinarias. Vizcarra contaba con el apoyo de dos partidos y no presentó candidatos propios. En mayo de este año, Vizcarra gozaba con el 82% del apoyo popular. Vizcarra fue destituido por una moción de “vacancia por incapacidad moral del presidente” a consecuencia de la corrupción que surgió en su período de gobernador en Moquegua, donde se dice que recibió sobornos de diferentes empresas para hacer obras públicas. En el Congreso la “moción de vacancia” fue aceptada con el voto de 105 de 130 legisladores. Manuel Merino fue elegido para reemplazar a Vizcarra. A su vez, Vizcarra se defiende acusando al Congreso porque los testimonios no han sido validados por la justicia.

Algunos explican que la destitución de Vizcarra es un golpe de Estado y no está ajustado a la Constitución, y que su destitución más bien es una retaliación por la reforma que obtuvo contra la reelección de los congresistas. Después de una semana de protestas, 2 asesinatos y decenas de heridos, renunció Merino y el Congreso lo sustituyó por el tecnócrata Francisco Sagasti. Es claro que bajo este sistema institucional un presidente podría ser fuerte solo con una mayoría sólida en el Congreso. Al igual que otros países latinoamericanos, Perú está sacudido por permanentes actos de corrupción y la lucha contra el autoritarismo de las instituciones presidenciales y legislativas. La crisis se ha expandido en tiempos de pandemia y el país se encuentra entre los 20 países con mayor mortalidad. Una ola de movilizaciones ha estallado contra la inestabilidad política.


5.6. La Movilización Social de Guatemala58

Guatemala al igual que la mayoría de los países latinoamericanos es principalmente agroexportador, el cardamomo, banano, café, azúcar, entre otros, son los principales productos de comercialización. Los mecanismos hacendatarios y terratenientes traspasan de modo flexible al Estado y la actividad política. La United Fruit Company tenía un peso brutal en la política pública guatemalteca. La nación es considerada por EEUU como una de las Banana’s Republics latinoamericanas.

La tercera semana de noviembre de 2020, el Gobierno y el Congreso apostaron por aprobar como trámite de urgencia económica el mayor presupuesto de la historia guatemalteca, 99 mil 700 millones de quetzales, 12 mil 805 millones de dólares, para el 2021. El 25% del presupuesto provendría del incremento de la deuda externa y el gobierno no transparenta la utilización de esos recursos. El pueblo estalló en furia porque ese presupuesto no estaba destinado a solucionar los problemas básicos de salud, educación, seguridad social, sino a programas de obra pública con sobreprecios. Las partidas para combatir la pobreza y desnutrición bajaron sensiblemente en un país con 17 millones de habitantes el 59% está en la pobreza y

58 Este apartado se publicó en forma de artículo desde el 25 de Noviembre de 2020 en adelante en Arma de la Crítica (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Semanario El Sol (Gualaceo) y Op-ción (Quito). Ha sido editado para el presente libro.


la mitad de los niños menores de 5 años en desnutrición. Además de la pandemia, Guatemala soportó los desastres de la tormenta Iota.

La policía, como en todos los países movilizados, ha lesionado gravemente a los manifestantes. El mismo Estado ha sido acusado de empezar el incendio en el Congreso. Las manifestaciones continuaron y exigieron la dimisión del presidente Alejandro Giammattei, tildado de corrupto y la desaparición de cientos de millones. El Congreso está en su peor momento y la población lo llama la cueva de ladrones. Hay un sistema estatal de corrupción y enriquecimiento a través de la obra pública que enloda a ministros, diputados, alcaldes y contratistas y se ha denominado el pacto de los corruptos, en el que están mezcladas autoridades públicas, militares y mafias. Ante las movilizaciones, el Congreso suspendió el lunes 23 de noviembre la aprobación del presupuesto. Allan Rodríguez, presidente del parlamento concluyó que la medida fue tomada para mantener la “gobernabilidad del país y la paz social”.

Guatemala es otro ejemplo de acumulación del capital a través del sistema de corrupción estatal. El hartazgo de la población y los deseos de cambiar la situación económica y política los lleva a las calles para exigir transformaciones permanentes. Las protestas latinoamericanas tienen banderas similares contra la corrupción, la desigualdad, el colonialismo extranjero y el enriquecimiento ilícito. El control pandémico no pudo detener la movilización social de la misma forma que lo hizo en los primeros meses.


6. Resumen del Imaginario Pandémico59

Después de un año de la explosión pandémica es concluyente que China, Rusia, algunos países orientales y Cuba lograron solucionar las necesidades básicas de la población referentes a la alimentación y servicios públicos. En la mayoría del mundo occidental se aplicó económicamente el sálvese quien pueda y un vacuo clientelismo. Las reglas de control biopolítico fueron dirigidas a la coerción, restricción, cuasi encarcelamiento y solo en una parte insignificante a la salud. Las grandes potencias que tienen posibilidades solucionar las necesidades económicas de la gente, han operado más bien para el salvataje del sector privado. Los gobiernos de la periferia han recurrido al salvataje privado a través del endeudamiento público y sus políticas han creado una psicosis generalizada.

Las jaulas virtuales, a las cuales nos hemos acostumbrado por años, permitieron la reestructuración de las relaciones sociales, laborales, emocionales y de mercado. La mensajería inmediata, las redes sociales y los telechats se volvieron herramientas indispensables para la actividad física, la construcción del imaginario social y el discurso pandémico de miedo, alarma y

59 Este artículo se publicó como artículo desde el 24 de diciembre de 2020 en los blogs y periódicos Arma de la Crítica (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Diario El Sol (Gualaceo) y Opción (Quito). Ha sido editado para este libro.


boicot de la actividad social, protestas y movilizaciones. Aquí hay que distinguir entre los bloques de cuidado-higiene, imprescindibles para evitar la propagación, y las medidas de disciplinamiento, control, confinamiento y constreñimiento público. Las primeras están dirigidas a la salud, las segundas tienen caracteres meramente militares para modificar el comportamiento político y económico.

La articulación del mensaje por las nuevas cepas de coronavirus reactiva a nivel mundial el sistema pandémico de los Estados Excepción y la dictadura global digital. Las medidas políticas de control pandémico se han vuelto parte de los mecanismos políticos de la acción estatal y del modo de producción económico. El lockdown (encierro) pandémico determina y selecciona la circulación de personas, mercancías y capitales, transgrede todo tipo de derechos, las formas ideológicas y las racionalidades buro-tecnocráticas. Las políticas pandémicas interfieren en las actividades de los distintos movimientos sociales, en la disposición de las fuerzas políticas, procesos electorales y la polarización de las tendencias políticas. El asesinato de Alexander Kagansky, biólogo ruso, quien formaba parte del equipo que fabricó la vacuna Sputnik V, causa sospechas sobre las maquinaciones corporativas en la elaboración de los fármacos. Los convenios internacionales entre las corporaciones farmacéuticas y los Estados han causado una farmacopolítica en niveles exponenciales.


7. Entre lo Pandémico y Postpandémico60

Dos fenómenos han cambiado la vida de los pueblos en estos años: las movilizaciones masivas y la situación pandémica, y los dos se corresponden con la fractura del metabolismo natural. Sigo sosteniendo que la estructura del panóptico pandémico fue ideado más para contrarrestar las movilizaciones que para solucionar la emergencia sanitaria. De tal modo que lo pandémico es un nudo de conceptualizaciones filosóficas, sociológicas, políticas, económicas y en último lugar médicas. Las transformaciones pandémicas sometieron a la población a los múltiples circuitos gubernamentales: Estados de Excepción, reformas laborales, tributarias, de extracción de recursos naturales, de endeudamiento para beneficiar a los capitalistas y de control biopolítico poblacional.

Las movilizaciones surgidas en el segundo semestre de 2020 como respuesta a la corrupción y al autoritarismo en Chile, Perú y Bolivia, que se unen a los grandes levantamientos del 2019, tantean las fisuras del sistema pandémico estatal y digital. Va fracasando el control político dictatorial de la pandemia que logró en sus primeros meses y supuso la sujeción completa de la población. Las movilizaciones masivas son puntos substanciales de encuentro político y de transformación

60 Este apartado se publicó en forma de artículo desde el 25 de Noviembre de 2020 en adelante en Arma de la Crítica, Fanesca Política (Boston), Línea de Fuego (Quito), Semanario El Sol (Gualaceo) y Opción (Quito).


socioeconómica. El imaginario colectivo indaga nuevas escalas de organización política y económica. Las movilizaciones masivas son el medio político sustancial para el cambio político del siglo XXI; estas cambian los países y el entorno regional latinoamericano. Los corazones de los pueblos latinoamericanos siembran nuevas características políticas.

Los tibios momentos del progresismo latinoamericano, que se confunden con una socialdemocracia sin norte, van siendo alterados por la radicalidad de la presencia popular en las calles. Lo pandémico ha disminuido la protección del círculo de las necesidades básicas de la vida: alimentación, salud, educación, trabajo, recreación, conexión social, entre otras. Y en estos momentos los gobiernos y varias instituciones son responsables de asesinatos, heridos, amputaciones, persecuciones, desaparecidos y el ritmo de la mortalidad coronavírica. El fascismo y la extrema derecha internacional tuvieron un revés con la derrota de Trump y se espera que avancen las fuerzas democrático liberales. Después de la conflagración más grande que ha vivido el planeta, la Segunda Guerra mundial, nacieron nuevos Estados de Bienestar, el sistema de Derechos Humanos (1948) y nuevas formas económicas y políticas, ahora, producto de la crisis pandémica y el sufrimiento de la humanidad, hace falta una reestructuración de este sistema totalmente imbricada con el cuidado naturaleza.


8. Preguntas para la Postpandemia61

Aunque es aventurado especificar con claridad el mundo postpandemia, hay que partir de una hermenéutica de los grandes cambios que se realizan a diario.

La mortal crisis económica que está en el corazón y la yugular del capitalismo ha contraído el capital global y ha paralizado a momentos la ansiedad productivista de la existencia social. No obstante, como se ha explicado, hay miles de capitalistas que han incrementado sus fabulosas fortunas. Se desplomó el barril de petróleo -y aunque no significan los mismos miles de millones de dólares- las empresas farmacéuticas y biotecnológicas (como Moderna y Novavax que hacen vacunas; y otras como Gilead, AIM ImmunoTech y Vir Biotechnology) incrementaron su poderío mundial, algunas en más del 200%. Cayeron varias empresas textiles y sintéticas, pero surgieron nuevas en su reemplazo para hacer trajes y accesorios antifluídos (Top Glove, el mayor productor de guantes en el mundo, está a la vanguardia). Algunos fabricantes de alcohol y desinfectantes llegaron casi al 300% de ganancias. Fracasaron las infraestructuras educativas y se alzaron plataformas como K12 en educación online para niños. Ya no se puede dudar de la presencia mundial de Zoom y las videoconferencias, al igual que Teladoc que conecta a pacientes y médicos online. Los cines cerraron, pero

61 Este apartado se publicó como artículo en la Revista El Observador Número 117, junio 2020. Ha sido editado para el presente libro.


Netflix continuó su incremento en la bolsa. Amazon, con algunas caídas leves, se convirtió en la empresa más segura de las potencias. Alphabet, dueña de Youtube, expandió su capital, al igual que Facebook y las empresas de video juegos. En la industria pesada la robótica y la cibernética alimentan la producción de las principales empresas del mundo, con lo que se desplazarán millones de trabajadores más.

El Estado nación estruja los huesos de la población. La ONU, la OMS y los gobiernos, por absurdo que parezca, planificaron una arremetida militar contra un virus. Se ha recrudecido la seguridad de las fronteras, lo que repercute a futuro en los nacionalismos. Las pérdidas millonarias son aprovechadas para la reducción neoliberal de los Estados, sobre todo en occidente, salvo excepciones. La presencia de los poderes locales ciñen estrictamente las libertades sociales. Las leyes de seguridad han traspasado las puertas de las casas y se militariza física y digitalmente toda manifestación y protesta social. Los confinamientos están preparados dentro de la estructura de las clases sociales y han generado mayor desigualdad, pobreza y hambre. El “deber cívico” de quedarse en casa, no lo pueden cumplir quienes no tienen ingresos, alimentos, salud y menos los que no tienen casa. La atención en los hospitales y los mismos procesos fúnebres están atravesados por la clasificación económica de la sociedad. El retorno de las protestas tiene varios orígenes, pero sustancialmente se practican por el conjunto de desigualdades económicas, étnicas, de género y las ineptitudes políticas.

Los cambios en la vida cotidiana han trasladado la


disputa territorial hacia el cuerpo. El miedo al otro como enfermo, extranjero o extraño, causa problemas políticos, sociales y psicológicos. El miedo se ha internalizado en los hogares, cuando el peligro es el conviviente que somete a mujeres y niños. Hay una destrucción de los lazos sociales y por tanto de la vitalidad de las relaciones humanas. Están latentes trastornos mentales sociales e individuales. Antes del confinamiento parecía que los sujetos gozaban de autonomía, ahora se ha mostrado la dependencia total de la mayoría a los Estados y las empresas privadas. Algunos hogares campesinos, que en ciertos sentidos son independientes, han conservado parcialmente la autonomía, otros están a la merced de los especuladores.

Hay cambios considerables en los dispositivos gnoseológicos y epistémicos para la construcción del conocimiento y la interrelación de los sujetos con la realidad. El individuo como producto está siendo intercalado por anomalías a las cuales nuestra sociedad no estaba acostumbrada. Notas que son comunes a los períodos de guerra, son remarcadas con una vida virtual que décadas antes parecían ficción. Los cambios materiales en nuestra lógica y representación simbólica son ostensibles.

Hay decenas de preguntas que surgen para un mundo postpandemia: ¿habían (y habrán) otras opciones y narrativas para enfrentar la pandemia?, ¿cuán flexibles serán los cambios en la sociedad sin menoscabo de los derechos?, ¿nos estamos retrotrayendo a colonialismos esclavistas internos y externos?, ¿las ciencias de la salud y la naturaleza superarán el límite del modo de producción


capitalista?, ¿el lenguaje bélico del enemigo invisible impidió ver a los enemigos reales de la salud como los líderes incapaces, el neoliberalismo y la acumulación del capital?, ¿será que la ética y el derecho de la democracia liberal -a similitud de la decadencia de los samurays de Masaki Kobayashi- expresarán “nuestro reconocido honor (…) no es sino un brillo que se queda en la superficie?, metafóricamente ¿no somos como Simbad el Marino que con sus tripulantes están haciendo una fogata sobre una ballena sin saberlo?, contradiciendo al Homo Deus de Yuval Harari, ¿no somos dioses de una tragicomedia tecnológica decadente?, ¿habrá una superación de la necropolítica o decaeremos en una profundización de esta?, ¿ha llegado el momento de transformar la sociedad capitalista por un sistema armónico entre los seres humanos y la naturaleza?

9. De las Estructuras Pandémicas y la Liberación62

Pocas veces la humanidad estuvo tan completamente atónita como a inicios del 2020. Las generaciones de jóvenes actuales nunca vieron a la burguesía y la élite política tan desorientadas, para después arremeter con su látigo expoliador con mayor rudeza. Las movilizaciones que estallaron esos días sucedieron en respuesta al

62 Este apartado se publicó en forma de artículo desde el 17 de diciembre de 2020 en Arma de la Crítica (Cuenca), Fanesca Política (Boston), Lí-nea de Fuego (Quito), Semanario El Sol (Gualaceo) y Opción (Quito). Ha sido editado para el presente libro.


estrangulamiento de la población. Sin embargo, el ánimo de las masas de la mayoría de países se suspendió frente a la reestructuración de los elementos más sensibles de la vida y la formación ideológica del miedo.

El sistema biopolítico pandémico se fue organizando de modo físico y mental sobre las corporalidades. Las reglas disciplinarias se volvieron costumbre; las fábricas, escuelas y hospitales se insertaron en los hogares; se higienizó todo menos la esfera pública donde saltaron los más vergonzantes actos de corrupción. Las fórmulas del miedo se integraron en la subjetividad de la población, las clases medias fueron más proclives a los efectos del encierro: los síndromes de la cabaña, jaula, cárcel se regaron como combustible. Los trastornos mentales y la depresión se reprodujeron en todos los segmentos de la población. Las clases trabajadoras y pobres están expuestas directamente al aparato de miedo pero su psiquis se repuso con mayor seguridad.

El sistema de miedo creado afecta a las relaciones sociales de producción, estas se matizan con disciplinamiento íntimo y la desconexión se convierte en un privilegio. La psiquis de los niños y jóvenes acarreará secuelas de comportamiento para la sociedad del futuro. Coincide en un mismo tiempo la elevación del número de contagios de coronavirus y el índice de suicidio, como se ha dicho, en países como Japón el suicidio supera los casos de muerte coronavírica. La pandemia sirvió para estrechar las estructuras económicas, laborales, legales y reestructurar psicológicamente a la población; la modificación de las relaciones políticas del Estado tiene hondos calados subjetivos.


El desarme del poder recargado de las élites requiere de estrategias antipandémicas. El sistema biopolítico de constreñimiento tendrá que ser desestructurado desde una óptica de la libertad. El comunismo como reino de la libertad tiene nuevas tareas. La institucionalidad de la política pública históricamente corrupta tendrá una lucha social a muerte con la artillería de la ética de la liberación. Las sociedades intercaladas tienen que pasar a pensar de los miedos a la libertad a pensar en la libertad sin miedos. La emancipación subjetiva y objetiva supone la superación de las condiciones sociales impuestas por el capitalismo y los mecanismos pandémicos, perforar el funcionamiento de la realidad ideológica. Una onza de libertad e igualdad puede perfumar un siglo.

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La Fractura del Metabolismo Universal

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