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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones

La fraternidad: Don y tarea. Una aproximación teológica

Mons. Estanislao Karlic*

Intentaré en alguna medida subrayar algunas ideas que me parecen importantes para que, desde la fe y la teología, podamos acercarnos al Misterio de la Fraternidad. Me parece realmente importante decir que la concepción cristiana de la fraternidad es realmente diferente de la concepción que tienen los que no gozan del don de la fe, porque la fraternidad supone un concepto del hombre y en el concepto de hombre, -aunque tenga, por supuesto, coincidencias, contactos con las concepciones no católicas, no cristianas-, sin embargo, hay una especificidad. Creo que éste puede ser realmente un principio de discusión, de iluminación de este tema que es profundísimo.

Desde la Revelación y la fe-, desde la teología, trataremos de hacer alguna referencia al mundo de hoy. Hoy es posible la plenitud de la fraternidad. Dicen en Taiwan que no rechazan el cristianismo -nos lo decía el Arzobispo de Taipei- no lo rechazan, pero lo consideran como una expresión exquisita de la vida religiosa, de la vida del hombre, para algunos a quienes admiran, pero que no todos comparten.

Creo que importa decir que hoy es posible la plenitud de la fraternidad porque hoy existe el hombre y el hombre no existe si no para la plenitud. Difícil, nunca fue fácil, aunque no lo pueda completar en este momento, hoy para nosotros es posible entrar a este proceso de plenitud -y si estuviera aquí

* Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de Paraná

La fraternidad: Don y tarea. Una aproximación teológica, Mons. Estanislao Karlic, pp. 349-371.

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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones Bismark lo invitaríamos. Aunque no lo podamos completar hoy, lo podemos iniciar. Esa es la razón de nuestra esperanza. ¿Cuántas veces nos preguntan si tenemos esperanza en la mejora de la Argentina? Absolutamente. ¿Por qué? Porque la esperanza se funda en Dios y Dios existe, o mejor, se funda en la promesa de amor de Dios y eso está vigente. Y porque, por otra parte, el hombre es libre.

Porque ¿qué es la esperanza? ¿La seguridad mecánica del futuro? En absoluto es así, y jamás la debemos proponer así, y jamás la debemos querer así, porque el hombre es libre y el futuro debe ser libre si es humano.

Entonces nosotros queremos hablar de la fraternidad como un ejercicio de humanidad plena en Jesucristo, y como un ejercicio de libertad. La fraternidad como ejercicio del amor es esencialmente libre, y nosotros queremos construir una fraternidad cristiana, queremos construir un hecho de libertad, de la libertad de los hijos de Dios.

Esto vale para el que cree lo que nosotros decimos. Vale para el que cree como compromiso para sí y como misión para los otros y vale para los otros como oferta, como ofrecimiento, como acción evangelizadora nuestra. Me parece que es muy importante tenerlo presente, por eso la fraternidad tendrá siempre la belleza, la fragilidad de la libertad, pero también tendrá la fuerza de la libertad. Por eso creo que tenemos que hablar mucho de la libertad para entender la fraternidad. La libertad no es simplemente la capacidad de hacer o no hacer una cosa -como le gustaría decir a algunos, aún teólogos-, sino que es fundamentalmente la capacidad de señorío sobre sí mismo, propio de la persona espiritual.

Creo que por eso tenemos que decir que la fraternidad nos propone a nosotros un proyecto maravilloso que nos debe robar el corazón y que debe ser propuesto de tal manera a los otros que les robe el corazón aunque sea por un momento.


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Ustedes están muy habituados y tienen tanta capacidad para hablar de los estados, de la sociedad en general, pero también está muy presente la necesidad de que todo empiece en pequeño, en la persona, en la familia, en los pequeños grupos. Entonces, creo que sería más que importante decir: nosotros queremos que la sociedad, la democracia, tenga los vínculos que tiene la familia. Una vez leí algo que creo era de la ONU o de la UNESCO que decía: “Hagamos de la familia la más pequeña de las democracias". Me pareció tristemente espantoso, lo contrario es lo verdadero: "Hagamos de la sociedad una gran familia", porque estamos llamados a vivir en comunión como hermanos entre nosotros, aún en el estado, aún en la sociedad en general, aún en la humanidad en general.

Otro punto importante a tener en cuenta es que la fraternidad, como el hombre, sólo se entiende en el Misterio de Jesucristo. Esa frase del Vaticano II es increíblemente fecunda "sólo en el Misterio del Verbo Encarnado se esclarece el Misterio del hombre” (GS 22). Sólo en el Misterio del Verbo Encarnado -permítanme hacer pasos- se esclarece el Misterio del amor; sólo en el Misterio del Verbo Encarnado se esclarece el misterio de la fraternidad. Por ejemplo el de San Camilo de Lellis, por ejemplo, San Juan de Dios, etc. Ése es el mensaje que nosotros quisiéramos proponer a un mundo impresionante, que se da cuenta que la justicia no basta. En la Argentina no tenemos justicia. No queremos sólo justicia, nosotros queremos el plus de la fraternidad. El plus de la relación humana, con respecto a la justicia, se puede llamar solidaridad que procede del amor, dice el Papa, es una de las acepciones. Las palabras, como ustedes saben, pueden tener más de una acepción según la historia, según el autor, etc.

El hombre tiene una realidad sobrenatural y el vínculo de los hombres entre sí también tiene una realidad que supera la naturaleza. Hace unos años se atacó mucho esta palabra "sobrenatural" argumentando que su utilización da la impresión


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones de que se trata como de un segundo plano, de una naturaleza que no se asume, que no se transforma. Ése no es el concepto católico de sobrenatural. Sobrenatural es la elevación de la persona desde la raíz de su ser a una condición de hijo de Dios que no puede ser producida por ninguna fuerza creada y que es un don de Dios nuevo que está por encima de la simple creación.

Voy a proponer brevemente a continuación, algunas ideas divididas en tres puntos fundamentales: el ser de la fraternidad; el obrar del hombre fraterno; los círculos de este obrar, valiéndome de los hermosos círculos que propone Pablo VI en Ecclessiam Suam, que tal vez podrían ser completados, según le oía muy interesantemente al Padre Jesús Castellano Cervera en estos días.

El ser de la fraternidad El hombre es creado. Decir que es creado tiene muchísimo

que ver para la conducta del hombre. Quiere decir que no es absoluto, tiene un origen, entonces tiene una dependencia. Me parece que a veces tenemos poco coraje para decir que todo tiene una procedencia de la nada, es decir, que absolutamente todo depende de Dios. Precisamente por eso decimos que todo tiene que ser asumido por el hombre con su libertad para entregárselo a Dios. Y lo maravilloso es decir que este Mysterium pietatis -como se suele llamar al designio de Dios-, que tiene su centro en Jesucristo, empieza en la creación.

El Padre Anaya hacía unas referencias muy hermosas diciendo que la única historia hace que todo lo que existe, y el hombre desde que existe, esté incorporado a esta historia de vocación eterna, de vocación divina. Por eso es espantoso oír a quienes, con una superficialidad increíble, creen que el aborto no tiene la significación tan profunda que le damos nosotros. En cualquier crimen, a cualquier edad, estamos tocando una vocación eterna.


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Muchas veces decimos que el hombre es imagen. Hay que decirlo desde Jesucristo. Algunos se quejan de que hablar sólo de imagen y semejanza es quedarse en el Viejo Testamento, pero esto es así cuando la imagen de Dios que es el hombre no se entiende desde Jesucristo Imagen del Padre.

La historia de la fraternidad empieza en la paternidad. Karl Rahner, el gran teólogo alemán, desarrolla una idea muy hermosa, aunque muy sencilla, que creo vale la pena exponer aquí: No tenemos que tener miedo de hablar de paternidad como si fuera indigno el recibir, los cristianos sabemos que es divino dar y es divino recibir. El Hijo y el Espíritu Santo reciben todo lo que son del Padre, todo. Entonces es divino recibir, es divino dar. El Padre y el Hijo se dan totalmente. Y entonces ¿en qué consiste el origen? El origen consiste precisamente en recibir del Padre, por creación, una condición de hijos con destino a vivir en Jesucristo.

En alguna oportunidad estaba viendo en una consideración que se hacía acerca de cuáles tendrían que ser los aspectos de una educación moral profunda y no aparecía filiación. Me parece muy delicado desde el punto de vista cristiano. Claro que para hacer entender la bondad de todas estas categorías hay que hacer ver el contenido auténtico y la bondad del contenido, porque Santo Tomás dice que en el conocer mismo se capta un bien y se goza del bien. La pregunta sería ésta ¿seremos capaces de hablar de Dios Padre como habló Jesucristo y hacer que la gente entienda qué bueno es tener Padre? Y que un muchacho y una chica digan: ¡qué lindo es tener Padre!¡Soy amado! La fraternidad necesita mucho de la paternidad. Esto es sumamente importante porque nadie ama si antes no es amado. Absoluto, absoluto. Por eso nosotros le decimos a un pobre muchacho, a una chica que han sido abandonados, que los entendemos, justamente porque comprendemos la gravedad de experimentar tan hondamente la falta de amor que significa el abandono. Entonces es muy


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones importante darse cuenta que la fraternidad tiene su origen en el Padre que ama.

¿Qué es el amor? Es algo esencialmente gratuito, en el sentido de que no tiene el propósito de un pago, procede sin otro motivo que el hacer bien, volcar el bien, participar y gozar de un bien. Y esto es posible. Hay que comprender qué es la fraternidad cristiana diciendo que empieza en un amor divino, que tiene todas las condiciones del amor perfecto y todas las condiciones del amor divino, porque -como se dice muy bien cuando se habla de la gracia-, el hombre está llamado no solamente a tener una novedad espiritual, preciosa, sino que además de tener la gracia, el cristiano es aquél que vive en Jesucristo o aquél en quien Cristo vive. Y entonces, lo más importante del misterio del hombre es que Dios vive en la condición humana. En la Edad Media Alejandro de Halles decía que toda la novedad creada no es sino para acoger a Dios. Y Santa Teresa no entendía cómo no teníamos que decir que la Gracia era Dios en nosotros.

Nosotros tenemos un concepto de la fraternidad tan alto que decimos que si no se comprende a la Trinidad, si no se comprende a la Encarnación, si no se comprende la comunión con Jesucristo que vive en nosotros y nos da su Espíritu para que por su Espíritu seamos capaces del amor, no entendemos lo que queremos decir. Ese es el mensaje que le queremos decir al mundo; eso es lo que el Papa quiere hacer con todas las beatificaciones y canonizaciones. Hoy es posible proponer al mundo este ejemplo de humanidad, es posible, Teresa de Calcuta, Edith Stein, etc. De nuevo: si empieza en Dios y somos capaces de la fraternidad porque somos hijos, hijos en el Hijo, capaces de amar al Padre con la fuerza del Espíritu de Jesús, es el Espíritu el que clama en nosotros ¡Padre!

Nosotros tenemos que hablar muy seriamente de la fraternidad. ¿Tenemos que hablar así cuando pensamos en las favelas, en las villas miserias? Absolutamente. Estaba contando de los problemas de los barrios nuestros. Cuando


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones pasamos por el barrio Maccarone o por la Villa 31 acá en Buenos Aires, nosotros tenemos que decirles: "¡Mirá a qué dignidad estás llamado!” Por eso no basta decir que a la Villa 31 la tenemos que borrar del lado de la autopista porque nos presenta mal al exterior. Un momento, vamos a ver, aquí hay aquellos que tienen la misma vocación de Cristo que Juan Pablo II. Me parece, que eso es lo que tenemos que soñar, eso es lo que hizo florecer tantas instituciones de caridad. Ese misterio está ofrecido permanentemente a todo hombre que es concebido, con una presencia real del Padre que por Jesucristo quiere dar su Espíritu.

Hace poco leía en un libro de F.X. Durwell, del año 1980, La Eucaristía, Sacramento Pascual, -un libro precioso-. Ahí dice Durwell que en la Eucaristía acabamos de entender cómo es la presencia de Dios y por lo tanto del hermano para con su hermano. Es una presencia que se da y salva. Y después habla también de cosas que permiten decir que salva porque se da en el amor hasta la muerte. A mí me impresiona mucho la densidad de cualquier momento de la fraternidad. En cualquier momento de la fraternidad yo sé que puedo dar porque hay alguien que ha muerto de amor por mí. La caridad con que ustedes me tratan y con la que yo los quiero tratar a ustedes no se explica sino por este amor. Así lo sentiría San Francisco, seguramente, Santa Teresa también. ¿Por qué no nosotros? Y ése es el sueño, ése es el proyecto. Me gusta menos decir utopía, pero el Papa lo usa, así que no hay problema.

El proyecto de nuestra Argentina, el proyecto de América Latina es ése. Es formidable poder decir que somos capax Dei -capaz de Dios-, precioso; somos capax hominis -capaz del hombre-, humanitatis -de toda la humanidad-, más todavía, yo soy Capax Creationis -de toda la creación- en este tiempo de ecología. Lo decía San Juan de la Cruz: "Todo es mío porque Jesucristo me lo ha dado, en Jesucristo todo es mío". Entonces, por qué tengo toda esta amplitud a toda la creación, esta amplitud a Dios, porque está en mí Alguien que me hace


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones decir, con la fuerza de su Espíritu, Padre y me hace decir Hermano, y me hace capaz de señorear las cosas para hacer el pan, para hacer la casa, para hacer el camino que comunica... A mi parece que lo tenemos que decir y lo que a mí me entusiasma mucho es decir que esto no es poesía, o mejor dicho, es la hermosa poesía de la realidad.

Por eso la educación en la familia y la educación en nuestras escuelas tendrá que ser para ser inteligentes para entender esto en la fe; para proponerlo desde la fe y a ver si les robamos el corazón a las nuevas generaciones y viendo cómo nos amamos, quieran amar igualmente: "mirad cómo se aman". Quiera Dios que seamos transparentes, diáfanos realmente, cada vez más, que nos vean a nosotros y cómo nosotros debemos ver el Rostro de Cristo en el otro, en el caído, en el muchacho, en la chica, en el encarcelado, que ellos vean también el Misterio de Cristo en nosotros. Buscar la luz, el esplendor de la verdad ¿Cuál es el esplendor de la verdad, la belleza que salvará al mundo? El esplendor de la verdad es Jesucristo resucitado, y en Jesucristo ¿qué es esplendor de la Verdad para los que no somos Cristo estrictamente? Nosotros amando como Él amó en el misterio de su Cuerpo. Es una idea muy linda nosotros estamos acostumbrados a hablar de la "distribución de las gracias" y dice Durwell que en la Escritura se habla de comunión, no se habla de salvación, sino de comunión con Jesucristo. Entonces la vida de amor es vida de koinonía, participamos en común, es comunión, participamos en común de Cristo. Cristo tiene su vida y nosotros la tenemos con Él. "Vivo yo, más ya no yo, sino que Cristo vive en mí" (Gal 2,20). Eso es precioso.

¿Para qué vive el hombre? Para Comulgar con Jesucristo y en Jesucristo con toda la Eternidad. “Que sean uno como Tú y Yo somos Uno”. Qué importante es -como los Santos, como nos lo enseña la Iglesia desde que nos bautiza, la Iglesia en cada Eucaristía- saber que ésa es mi verdad, mi realidad: Ser amado y amado en libertad. De nuevo creo que sería


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones realmente importante darse cuenta de que ésa es la Ley. El cristiano no le tiene miedo a la palabra ley. Lo que pasa es que tiene un concepto de la ley que nadie entiende -de nuevo- si no es cristiano. ¿Cuál es la ley cristiana? Y enseguida decimos todos: el amor. El amor a Dios sobre todas las cosas; el amor al prójimo como a nosotros mismos o semejante al amor a Dios sobre todas las cosas. Está bien, pero esa norma no es la verdadera ley que nos impulsa al amor, la verdadera ley que impulsa al amor, que escribe en nuestros corazones esa inclinación, es el mismo Espíritu Santo. Cuando uno entiende eso se da cuenta cómo el cristiano tiene una ley nueva. La ley nueva, la ley evangélica es el mismo Espíritu Santo, palabras de Santo Tomás en el siglo XIII.

Entonces, la verdadera esencia y la verdadera naturaleza de la fraternidad como una profunda amistad social es precisamente que no solamente uno beneficia al otro y el otro lo beneficia al primero de facto, como un hecho de comunicación, sino que sea un hecho de comunicación conocido, querido porque es bien del otro, el bien del otro es bien mío. Y ¿cuál es el bien que yo quiero para el otro? Mi servicio, mi vida, Dios para él. Por eso el amor al prójimo es siempre un amor teologal y ese es el sueño que se da en los monasterios, que se da en la Eucaristía, que se da en la familia y entonces en la amistad. Habría que decir así: el sueño de la familia para que transforme en todo lo posible la relación de los hombres entre sí en la sociedad, es precisamente que haya este deseo de comunicación de bienes, todo los bienes que pueda. ¿Cuánto? Todo lo que puedan, porque la ley del amor es la Ley de Dios interior que da Dios, que da una persona a otra en la Trinidad, todo, menos el ser Padre, el ser Hijo, el ser Espíritu Santo, todo es una sola realidad sin distinción, salvo el ser Padre, el ser Hijo y el ser Espíritu Santo. El conocer es uno, el amar es uno, el poder es uno, nada más que el Padre es sabio sin recibirlo de nadie, el Hijo lo recibe del Padre y junto con el Padre se lo dan al Hijo. ¿Cuál es la norma de Jesucristo? Dar y darse hasta la muerte. Sin muerte no


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones entendemos el amor y no entendemos la fraternidad. Tenemos que animarnos a hablar de lo absoluto.

Por favor no escondamos lo Absoluto en la vida del espíritu, en cualquier campo, no escondamos la dimensión de Absoluto que debe darse en cada acto de libertad. Estoy hablando como si estuviéramos en el corazón de Santa Teresa, quiero acercarme, o mejor, en el corazón de Jesús con su humanidad.

Qué importante es pensar cuál es la fraternidad, y eso lo hace muy bien Adveniat. Recién le decía que a mí me emocionaba recibir las cartas de Adveniat donde decían, "hemos recibido su pedido, lo estamos estudiando, vamos a hacer todo lo que podamos para satisfacer, pero todavía no podemos responderle definitivamente", siempre con esa delicadeza, una maravilla. Me alegraba por lo alemanes, por Adveniat, me alegraba por la Iglesia. Y eso es un hecho, si eso no es fraternidad, si eso no es gratuidad, si no es gozo en el bien, en la persona beneficiada... Qué importante es tener en cuenta esto para entender la fraternidad que nosotros buscamos.

Pero, hemos estado siempre suponiendo el misterio de la Redención, tenemos que hablar mucho más del pecado, nosotros somos unas creaturas pecadoras, tenemos que ser humildes y trabajar con mucha humildad en todas las relaciones de los hombres porque somos creaturas, porque somos pecadores que venimos de la nada del pecado. Entonces, estamos siempre frágiles, siempre la libertad puede fracasar, porque siempre puede pecar por su fragilidad en el pecado original y simplemente porque es libre. Eso lo tenemos que tener presente siempre, pero por eso mismo tenemos que buscar muchísimo el motivar, tiene que haber una enseñanza de lo que es el hombre, de lo que es su relación, sin cansarse, para tratar de convencer, porque el hombre tiene que estar siempre eligiendo.

A mí se me ocurrió esta expresión, que creo que vale mucho, para hacer ver cómo el que eligió no perdió la libertad sino que


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones llevó la libertad a un grado mayor. Muchas veces, sobre todo a las chicas, a los muchachos, se les dice: "no elijás porque perdés la libertad", y ahora "no te cases porque perdés la libertad". Creo que es una concepción completamente falsa y gravísima de la libertad. El elegir es llevar la libertad a una plenitud mayor. Yo lo formularía así: "el acto de la libertad es la libertad en acto". O sea, una mamá tiene una libertad impresionante cuando se queda en su casa para atender a su niñito, por supuesto; como no perdió la libertad el que fue a defender una causa justa, a jugar su vida por una causa justa. Creo que nosotros tenemos que decir: el que quiera ser hermano elija, ame, y elija siempre; motívese siempre, elija siempre y sepa que siempre está en peligro de quebrar su fidelidad.

Por eso decíamos hace un momento, que no puedo asegurarme la bondad de mi acto dentro de un minuto, no puedo. En Teología de la Gracia nos dice que no podemos merecer el acto bueno posterior. Fíjense qué profunda esta tesis que tiene una significación tan hermosa: nosotros no podemos merecer ser buenos cristianos. Nos estamos preparando para la comida, para mañana, para todo el resto de nuestra vida, pero nos estamos preparando para vivir en libertad ese momento ¡Gracias a Dios!. Lo que me parece importante es decir: siempre vivo y si crezco en la vida del espíritu, crezco en la vida de la libertad, que siempre será amor y que siempre será filiación y fraternidad para la familia y fraternidad para la sociedad. Por eso a mí me da mucha pena viajar en el ómnibus o viajar en el avión y sentirme extranjero de los que están junto a mí. Yo quisiera vivir la fraternidad. Nos estamos jugando la vida todos, diez horas, doce horas ahí en las manos de un hermano y no nos damos cuenta. Es un hecho precioso. Por eso yo soy un enamorado de la vida porque da posibilidades de tanta grandeza, de tanta profundidad, de tanta creatividad, como es el Espíritu.


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Entonces yo diría, saber que cada momento podemos caer, cada momento tenemos que elevarnos. Como decía Jean Mouroux, ese autor tan formidable de El misterio del tiempo: la estructura del instante cristiano siempre es de tal altura que siempre está tocando a Dios, tiene tal dignidad que siempre tiene la mediación de Cristo, porque el tiempo no es algo que pasa sino es Alguien que viene, es Jesús que se acerca. Y se acerca con su Pascua, como decíamos recién. Pero todo eso es porque el hombre está llamado a vivir en Jesucristo.

Tiene tanta importancia esa expresión clásica de la teología: koinonía, el vivir en comunión, y en comunión en el Señor. No nos repartimos algo de lo cual tenemos alguna parte sino que vivimos todos en el único Señor. Es el Cuerpo de Cristo, somos Cuerpo de Cristo, "lo que hicisteis con alguno de estos pequeños, conmigo lo hicisteis"; "tuve hambre y me disteis de comer"... "Que sean uno como tú y yo somos uno".

El otro día recordaba algo que decíamos en el Tratado de la Gracia: en San Pedro cuando dice que somos partícipes, la palabra griega no dice “partícipes”, dice koinonoi, comunicantes de la Naturaleza Divina. Creo que eso es lo que hay que pedirle a Dios, tenerlo muy vivo. Y de nuevo, hay que pensar en serio. Podemos decir las palabras sin tener su contenido. Podemos ser hermosos discos, no podemos repetir como máquinas. Nosotros tenemos que repetir como quien comprende y quiere vivir lo que dice. Nosotros estamos llamados a la koinonía, estamos llamados todos a participar de ese único Señor, la unidad en Jesucristo, la unidad en la Trinidad. Por eso esa expresión formidable del Vaticano II que toma de San Cipriano "la Iglesia -es decir, nosotros-, somos una multitud reunida por la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". ¡Impresionante! Qué diferencia con la concepción que se había manejado antes: la sociedad perfecta, que vale, pero no es la expresión más profunda. ¿Qué es la Iglesia? Un misterio. ¿Qué es misterio? Es el misterio de Dios


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones en el cual hemos sido injertados por el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.

Y entonces diría -de nuevo hablando de la fraternidad- no va a ser fácil vivir la fraternidad, claro que no. La fraternidad, decíamos, siempre tiene como presupuesto el amor de Jesucristo en la cruz, tiene que tener en nosotros, si es auténticamente cristiano, la disposición a morir de amor por el prójimo, por Dios y por el prójimo. Así no podemos hacer una sociedad. Esto no es para un grupo, no es para algunos, es para todos. Tenemos que saber que en todo momento nosotros tenemos que estar dispuestos a vivir con tanta profundidad esa identidad nuestra para que así podamos ser hermanos. Una relación de comunión entre nosotros que supone nuestra igualdad fundamental, supone nuestra distinción y supone esta comunión desde lo más profundo de nuestro ser por la elección de nuestro amor, la elección del otro. "Yo te elijo”, “Dios me eligió, yo te elijo". “Yo elijo Argentina”. Tiene mucho que ver esto, “yo elijo Italia” y “yo elijo este mundo”. Y lo tengo que elegir con amor. Sí, sí, como lo está amando Dios. Si no creemos esto, entonces tenemos otra concepción, hablemos en otro nivel, hablemos en otra filosofía, hagamos descripción de la realidad. El proyecto que tenía Maximiliano Kolbe cuando se fue a Japón, o el proyecto de San Francisco cuando reunía a sus monjes, era éste. Entonces, me parece tan importante decir: esto es el designio de Dios para todos nosotros y para esto nos bautizó la Iglesia, nos confirmó y nos da la Eucaristía todos los días que nosotros queramos. Ahí está el Pan.

Me permitiría decir -pensando en la teología del laicado- hemos hablado mucho de Bautismo y de Confirmación como fuente de la teología del laicado, me parece que hemos hablado poco de la Eucaristía. “¡Ah! No, si la Eucaristía la celebra el sacerdote". No es cierto, la Eucaristía la celebra la Iglesia presidida por el sacerdote ordenado, pero la Eucaristía es celebración de la Iglesia que sólo en la Eucaristía acaba de manifestar las entrañas suyas y de vivir a fondo el ser amada y


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones el capacitarse para amar, el amar, y prometer el amor a los demás.

¿Queremos ser hermanos? Tenemos que vivir esta comunión sacramental en la Iglesia, por el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía para estar siempre sostenido por un alimento que no tiene otra fuerza, no tiene otra dirección sino la identificación con Aquél que comemos. Eso tan hermoso de San Agustín: "qué diferente este Pan del pan común; el pan común se transforma en nuestra sustancia, nosotros en la Sustancia de Jesucristo". Claro, son todas palabras que encierran una analogía ¿Queremos hacer un mundo de hermanos? Éste es el proyecto.

Y el obrar -hemos estado hablando permanentemente del amor- el amor Pascual, un amor Pascual que nosotros celebramos como comunidad todos los domingos, una acción que es en realidad como una introducción de la fiesta del Cielo. El padre Dosetti tiene unas expresiones que nunca había leído hasta hace poco, en un libro que han publicado no hace mucho sobre Sacrosanctum Concilium, el primer documento que aprobaron, y decía así: ¿Por qué la Eucaristía es la culminación? Porque es el hecho más cercano a la escatología, a la gloria de Jesucristo en el cielo, es la apertura del amor de Dios a nosotros, que nos prepara en la mayor intensidad al encuentro definitivo cuando Él diga. Por eso es la culminación. Pero es la culminación porque nos incorpora al modo de llegar Cristo a la gloria que es la muerte.

Entonces debería decir no nos propongamos una paz en el mundo por la fraternidad de los hombres. No nos propongamos una paz en la Argentina -no quiero hacer referencias porque me da mucha pena- si no buscamos que todos los argentinos nos acerquemos a este deseo de brindarnos para bien del otro, porque la acción es de la persona para la persona. Me parece que eso sería muy importante.

Para terminar quiero referirme a los círculos del diálogo. El encuentro es en el diálogo. Los hombres se reúnen hablando


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones porque, el hombre se abre, se revela. No creo que me puedan averiguar lo que pienso, si no quiero abrirme interiormente. Si me clausuro, nadie va a entrar a mi persona. Por eso, las definiciones de persona de algunos teólogos viejos que hablaban de la totalidad del ser que se abre desde adentro, me parecen más que importantes. Los hombres, nosotros, nos estamos comunicando porque queremos hablarnos y porque queremos brindarnos. La medida de nuestra comunión no es la cercanía física, la medida de nuestra comunión como personas es la medida en que nos abrimos en lo que pensamos y en lo que queremos y esperamos del otro que haga lo mismo. El encuentro de las personas es por el diálogo, no es por la cercanía física, no es por otro modo sino por la revelación, como se ha comunicado Dios por la Revelación y por el Amor.

El primer círculo, entonces, es dentro de la Iglesia Católica, y esta comunión se tiene que dar por la palabra del Evangelio y por el don de la Eucaristía. Por eso la Eucaristía no es un adjetivo, no es un lujo, la celebración de la Eucaristía incluye necesariamente la Comunión: la Eucaristía hace a la Iglesia, expresión clásica que repropuso espléndidamente el Cardenal de Lubac. Es el primer círculo, ahí queremos vivir la fraternidad, nos comuniquemos por el Evangelio y todo lo demás transformado por la luz del Evangelio, nos comuniquemos con el amor de Jesucristo en la Pascua, sostenidos muy especialmente por la Eucaristía y así hagamos esta primera koinonía, la más profunda. Como decíamos Capax Dei o Capax Patris, Capax Fratris, Capax Mundis, y entonces vivirla a fondo, al menos en la casa. A mí me parece tan hermoso ver cómo se distribuye el pan en la casa, cómo se distribuye el agua, cómo se cuida todo, gozar eso y así soñaremos la sociedad, y así nos dará mucha pena que la gente pase al lado de un árbol y rompa una rama simplemente porque la rompe. Esos son signos muy profundos y muy feos.

El segundo círculo es el círculo de los cristianos, con quienes no tenemos la plenitud de la comunión. Sólo Dios sabe quién


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones estará más cerca del Señor, pero objetivamente no hay plenitud de comunión. Pero busquemos la comunión por este camino, por todos los demás ¿Cómo vivir la caridad? ¡Tantas instituciones se han creado! Pero que realmente sean con este motivo, motivo evangélico, sostenimiento por el Espíritu Santo. Y sepamos, cuando hagamos este trabajo ecuménico, que si nosotros hemos hecho bien las cosas, o sea, con propósitos evangélicos y con docilidad del Espíritu Santo: el que amó triunfó. Si esta noche hacemos bien las cosas, triunfamos por esta noche. ¿Qué pasará con la Argentina? ¿Qué pasará con Italia, con España, con Alemania? No sé, quiera Dios que pasen cosas muy lindas, pero nosotros ya triunfamos, porque todo esto lo queremos para ser más hermanos. Quiera Dios que eso se verifique, pero yo ya triunfé como Jesús triunfó el día de la Resurrección. Él triunfó. Después vino la respuesta de la Iglesia, de María y la primera Iglesia y el Cuerpo de Cristo y eso me parece tan gozoso que siempre tengo que estar con la alegría del Espíritu que está en el corazón nuestro.

Yo pienso, un periodista o un profesor ¿cuándo triunfa? En el momento que amó. Por eso, cuando uno habla con los comunicadores les dice que tienen una vocación de privilegio. ¿Cuántos están esperando su verdad y su amor, cuántos están esperando su fraternidad? ¿Cuándo triunfó? Cuando amó. A mi me parece precioso eso. Y esto vale para los hermanos separados, pero vale para los creyentes.

El tercer círculo. ¿Cómo hablar a los creyentes? Felicitarlos por el sentido de absoluto, por el sentido de Dios, pero no sólo el sentido del absoluto, sino el sentido de Dios Absoluto, de la persona. Y el que saltó de la creación al más allá, hizo el salto a Dios. Por eso, me parece tan estrecho y tan ahogante el tratar con una persona que no tiene otro horizonte que el "aquí y el ahora", que no tiene otro horizonte que el banquete, que el dinero y que su proyecto en el mundo ¡Qué terrible! Entonces, ser capaces de hablar del absoluto por lo que vivimos, del Absoluto de Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Sin


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones violencia, o en todo caso con la interpelación formidable del misterio que proponemos y del amor que tenemos.

Decíamos, "el que amó triunfó, el que amó interpeló", no lo dejó sin tocarlo. Hay que hablarle bien, hay que hablarle para que aprenda, para que entienda, no le podemos hablar a los chicos que dicen que creen de cualquier manera, les tenemos que hablar como los chicos entienden. Su hija, que le cuesta ir a Misa a la mañana, yo decía, hablarle de tal manera que ella entienda y sobre todo creo que hay que darse cuenta que no tenemos derecho a la palabra si antes no hemos amado, que el que no ama se calle. Nada menos que la palabra, cómo no vamos a amar al pronunciar la palabra como lo hace Dios. Entonces, hablar así para sostener a los que han aceptado el misterio de Dios y abrirlos por nuestro amor al Misterio total del Señor.

El círculo de los no creyentes abarca a los que confiesan que no creen en Dios o que no lo conocen a Dios, pero también en alguna forma nos abarca a todos nosotros, porque todos nosotros estamos permanentemente saliendo de la infidelidad, permanentemente sosteniéndonos fuera del pecado, permanentemente eligiéndolo a Dios. Entonces, seamos conscientes de que cuando le pedimos al otro que piense que Dios existe, que Dios lo ama, que tiene que amar a Dios, que tiene que cambiar su vida, que sepa que ese problema es mío antes y porque yo lo he tenido y lo sigo teniendo, gracias a Dios, porque siempre lo tengo que estar resolviendo, por lo que decíamos que era la libertad, entonces, que sepa que yo soy solidario con él, estoy compartiendo este proceso de apertura a Dios, que viene primero con su amor, y de acercamiento a Él para responderle.

Y en estos días aprendí que hay quienes quieren hacer una especie de quinto círculo de diálogo. Algunos quieren que este círculo sea el círculo de la ecología que a mí me parece interesante, pero que a nosotros no nos serviría en este caso, otros quieren que sea el círculo de la cultura que me parece


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones muy interesante. El círculo de la cultura en general, o sea, el misterio de Dios tiene que asumir a la comunión de las personas, a la comunión de la creación en la historia: tiene que asumir la cultura.

Entonces, la fraternidad tiene que descubrir su misión de asumir con los demás el mundo. Me acuerdo cuando enseñábamos el Tratado de Creación cómo podíamos hablar -también tomando el tema de la ecología- y descubrir que tenemos una cierta fraternidad con las cosas. San Francisco le dijo hermana agua, hermano sol, hermana luna, hermana muerte. Entonces, las cosas y la cultura tratarlas con el amor de los hijos para llevarlo a Dios; tratar a la cultura con el amor de los hermanos para construirla en la fraternidad y para hacerla servir a la fraternidad: La cultura por entero. Me parece que eso nos puede ayudar. Yo diría así: la relación de los hombres tiene que ser una relación de mutuo beneficio y por lo tanto de amistad social. Si no me acuerdo mal, amor social se encuentra ya como expresión en San Agustín.

Tenemos que pensar que no sólo somos ciudadanos que habitamos un mismo suelo. Por eso, usted disculpe, pero yo le diría al Padre Rigoberto Pérez que yo no lo amo simplemente porque estoy en un mismo lugar, yo lo amo porque estamos llamados a vivir en el mismo Señor y desde el mismo Señor también porque estamos llamados a vivir en un mismo lugar y ese mismo lugar me sirve. Me parece para eso haría enriquecer la idea, pero para eso habría que hablar con él P. Rigoberto.

Así entendidos los círculos nosotros podríamos decir que tenemos algunas ideas que desde la teología se pueden volcar para esta cuestión tan importante. Sinceramente, en estos últimos tiempos, lo resolví así. Ustedes tienen otras maneras de pensar, mucha riqueza en su pensamiento que les puede hacer formular de otra manera, pero a mí me da mucha alegría decir, la justicia humana no basta para la relación de los hombres entre sí, necesitamos el amor y nosotros decimos


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones siempre, como ya lo hemos recordado, que la forma de todas las virtudes es la caridad, sin la caridad tampoco hay sociedad de la altura cristiana.

Entonces, pensando que eso es designio de Dios, a ver cómo nosotros proyectamos esa fuerza y esa luz y buscamos que la sociedad se vaya acercando a este ideal que el Señor tiene sobre nosotros. Espero que les haya servido.

DIÁLOGO

- P. Anaya: Monseñor, muchas gracias por la exposición y como siempre es la teología la que ilumina en su última profundidad todas las cuestiones, también es la que nos ilumina este concepto de caridad.

Por eso, muy a propósito de su exposición, formulo una pregunta, porque no quedó del todo claro y creo que la exposición precedente fue justamente una razón también para tratar de clarificar esta distinción de conceptos que son el concepto de justicia, el concepto de caridad, el concepto de fraternidad y el concepto de solidaridad. El profesor Baggio hacía alguna referencia en relación con la precedente, que todos están vinculados con el misterio del amor de Dios, que es uno solo. Evidentemente, como bien usted decía, la sola justicia no basta; el Dr. Boggiano insistió mucho en esta idea: "la sola justicia no basta”, necesitamos para el orden social mucho más que eso. Allí hablamos de la fraternidad y de la solidaridad. ¿Qué son? Este Simposio lo hemos dedicado a la fraternidad, pero el concepto de fraternidad se mezcla bastante con el de solidaridad. La solidaridad que entendida cristianamente siempre es virtud, que nunca abre espacio a la indecencia, sino que siempre es un concepto que la Iglesia recoge como virtuoso, sea en el orden natural, sea en el orden sobrenatural, es decir, con la perfección de la caridad, es la constante y perpetua voluntad por la construcción del bien común nos dice Sollicitudo Rei Socialis, y la caridad es la perfección.

Entonces, podría uno decir ¿qué es la caridad? La caridad es el misterio de Dios. ¿Qué es la fraternidad? La fraternidad es el misterio del hombre que sólo se esclarece a la luz del misterio del Verbo Encarnado, es decir, somos hermanos en Jesucristo porque Jesucristo es el Hijo del Padre y en Jesucristo nosotros también somos hijos del Padre. Es el misterio de la filiación que abre el espacio al misterio de la fraternidad, hermanos en Cristo, que sería nuestra realidad ontológica, lo que somos. Y la solidaridad, si la Iglesia la define como virtud


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones parecería que es la acción, que es el dinamismo de la construcción de la realidad social, la solidaridad apuntaría a la dimensión social y la fraternidad estaría vinculada con el ejercicio general de la caridad. No podemos no ejercer la caridad sino como hermanos, como Jesucristo, hacia los hermanos y en Jesucristo el amor filial al Padre ¿Se podría plantear así? - Mons. Karlic: Estaría completamente de acuerdo. Una observación sería ésta, que no la decís, pero la tenés presente, y es que hablar de fraternidad puede también cambiarse para hablar de amistad, pero fraternidad es más completa y más profunda, amistad es más genérico, fraternidad quiere decir que es una amistad que nace entre los hermanos que son hijos de un mismo Padre.

Creo que hay que animarse a decirlo porque si no, no decimos nuestra especificidad. Y como recién decía la señora Zamagni, hay que tener cuidado de no desvirtuar el espíritu de las cosas para que no vaciemos de contenido, y tal vez usemos palabras que nos traicionan ¿Qué piensa usted profesor Baggio? - Prof. Baggio: Io sono d'accordo con quello che ha detto il Padre. D'altra parte quando si definisce la fraternità in questo modo, l'azione specifica del fratello è la carità. Lei ha citato Agostino, prima, con l'amore sociale. Per Agostino l'amore sociale è l'amore specifico del cristiano que si vive nell’agape, ed è l'amore della “Città di Dio" mentre l'amore prorio è l'amore egoistico ed è quello che crea la città terrena che è "la città falsa", secondo Agostino, quella che nel Giudizio finale -dice Agostino- "non ci sarà più perché non è una vera città". E non è una vera città perché non ha l'amore fraterno. La distinzione che a me sembrerebbe importante fare è quella tra fraternità e solidarietà. Noi potremmo anche, convenzionalmente, dare a tutti i concetti il contenuto che vogliamo; ma non lo facciamo perché ogni concetto ci chiede di rispettare la sua storia e i suoi contenuti. Per quanto riguarda la fraternità, il suo senso pieno è radicato nel cristianesimo, anche se questo ne fa dono alla storia universale; la solidarietà è invece la capacità di farsi partecipi del bisogno dell'altro, ma non mi vincola, non mi “costringe” -per così dire- alla piena partecipazione che invece è tipica della fraternità e che richiede un rapporto di parità. - Mons. Karlic: Voglio domandargli, la parità si trova anche nella solidarietà, penso io ¿accetta lei? - Prof. Baggio: Sì.


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones - Mons. Karlic: Perché mi sembra che la differenza tra solidarietà, amicizia e fraternità è la profondità del rapporto, la totalità dell'impegno. - Prof. Baggio: Io penso che il chiarimento dipenda dalla storia dei termini. Quando noi parliamo di amicizia dobbiamo collocare l'amicizia intendendola nel suo significato pubblico, quindi sociale e in particolare politico, e comprenderla a partire dalla formulazione che ne ha dato Aristotele. Per esempio, noi oggi potremmo assumere la categoria di amicizia di Aristotele, e trasformarla rendendola universale, dandole un senso più ampio. Sí, questo si potrebbe fare: ma il termine “amicizia” ha una storia, non si può introdurre un significato tanto profondamente diverso da quello originale: bisognerebbe dichiarare che vogliamo realizzare una vera e propria rifondazione del termine. Ma per mantenere una certa chiarezza, io penso che dobbiamo tenere conto della storia nel considerare i significati dei termini. Certamente, può esserci un’azione di solidarietà che è realmente fraterna: dipende dall’intenzione del soggetto che vuole essere solidale, dalla profondità del suo impegno e della sua volontà di partecipazione; ma il significato del termine “solidarietà” non gli chiede tutto questo; mentre, invece, la fraternità lo esige. Penso che nel momento attuale, in cui abbiamo bisogno di dare un ordine alle nostre ricerche e di segnare una distinzione anche rispetto ad altre prospettive e ad altri filoni di pensiero, è bene mantenere una distinzione chiara, che é emersa anche dagli interventi di Stefano Zamagni, tra solidarietà e fraternità. La fraternità è il “nuovo”. - Mons. Karlic: Aclarar también respetando la historia y sabiendo que también las palabras tienen tiempo de formación, sobre todo solidaridad. Dice el Papa: "Sin el amor no nace esa solidaridad a la que en la Encíclica Sollicitudo Rei Socialis presentaba como fundamento y premisa necesaria para la paz tanto en el interior de cada sociedad como a nivel internacional"

A nosotros nos creó problema cuando queríamos tratar, en el Sínodo de América, exactamente el significado de solidaridad. Un Obispo argentino quería hacer precisiones sobre eso. Y el Papa dice que "la solidaridad procede de la caridad" y termina: Opus Solidaritatis Pax, pero dice: "sin el amor no nace esa solidaridad a la que en la Encíclica presentaba como fundamento y premisa necesaria para la paz". A mí eso me hace ver que tiene conexión con la amistad y con la fraternidad. Pero entonces ¿cómo definirla mejor? Lo que decía el Padre Anaya, que también es otra cita del Santo Padre: "es la voluntad firme por la


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones prosecución del bien común". Al menos son los textos que tenemos del Papa, pero no es lo único que se ha dicho de solidaridad. - Prof. Zamagni: La solidaridad es compatible con el paternalismo; la fraternitdad no es compatible con el paternalismo. - Prof. Savagnone: Volevo del suo discorso, Monsignore, sottolineare un aspetto che mi sta a cuore, e che avevo sviluppato anche nella mia relazione. Mi pare che da quanto lei ha detto emerga, a livello teologico, un'idea molto importante: non si può essere fratelli se si rimane da soli a tu per tu, ci vuole un “Terzo” che ci unisca e che al tempo stesso ci distingua, rendendoci fratelli. Anche l’espressione "ama al prossimo tuo come te stesso" va letta, io credo, nella prospettiva dell'altra che Gesù in un altro punto usa: "amatevi come io vi ho amati". Perché non è detto che io ami me stesso, anzi spesso mi odio, e allora la formula può capovolgersi e diventare "odia al prossimo tuo come odi te stesso". Possiamo capire il comandamento "ama al prossimo tuo come ami te stesso" solo a partire dal fatto che Dio ci ama. Solo nell'amore che ci viene da Dio impariamo ad amare noi stessi. E allora l'amore che diamo all'altro non è il nostro amore egoista, ma è l'amore che Dio ha per noi e che ci ha insegnato ad avere per noi stessi. Allora, ancora una volta, è molto importante che non rimaniamo faccia a faccia, da soli con l’altro, perché se io conto solo sul mio amore per lui senza un apporto esterno, si cade in quella cattiva fraternità di cui parlavo nella mia relazione. Non so se lei è d'accordo. - Mons. Karlic: Sí, completamente. Por eso quiera Dios que nos animemos a decir estas cosas, porque no es cierto que son inofensivas. Esto tiene la fuerza de la verdad y la verdad se impone por sí misma. Cuando es dicha como la dice Dios, la verdad tienen fuerza, toca,. ¿Saben cómo me gusta decir a mí pensando en Cupido? El amor flecha. Puedo decir "me molestó", pero me sentí tocado. Es precioso eso. Uno no se da cuenta a veces lo que significa simplemente mirar con respeto.

Les cuento algo que me pasó con un chiquito -no lo quiero olvidar- en el frente de la Catedral. Estaba pidiendo una ayuda, no quiero hablar de limosna, ya me duele hablar de limosna, entonces, yo buscaba y no encontraba para darle, entonces me dice, "no se preocupe, no se preocupe". Fíjense, le bastó el sentirse querido, no le interesó la moneda. Y me parece que me dio una lección, es precioso eso.

Le agradezco mucho que me haya invitado porque como se decía antiguamente el primer discípulo es uno mismo y el que no habla queriendo aprender, habla mal. Así que le agradezco mucho.


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Epistemología de las Ciencias Sociales. La Fraternidad (2004) CIAFIC Ediciones - Dra. Archideo: Muchas gracias Monseñor porque sus palabras nos permitieron meditar, como suele ocurrir siempre son sus exposiciones. Gracias también a los que intervinieron en el diálogo. © 2004 CIAFIC Ediciones Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural Federico Lacroze 2100 - (1426) Buenos Aires e-mail: [email protected] Dirección: Lila Blanca Archideo ISBN 950-9010-39-1


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