LA IDEOLOGÍA ANARQUISTA de Ángel J. Capelletti

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    LA IDEOLOGA ANARQUISTA *ngel J. Capelletti

    PRIMERA PARTELAS DOCTRINAS ANARQUISTAS

    EL ANARQUISMO COMO FILOSOFA SOCIAL

    El anarquismo, como filosofa social y como ideologa, nace en la primera mitad del siglo XX.Igual que el Marxismo, supone pues, la revolucin Francesa, el ascenso de la burguesa, laformacin de la clase obrera, el nacimiento del capitalismo industrial, tiene sin duda igual que el

    marxismo una larga prehistoria, pero su formulacin explicita y sistemtica no puedeconsiderarse anterior a Proudhon.

    Aun cuando sus principales representantes como Bakunin y Kropotkin, vincula la concepcinanarquista en la sociedad y de la historia con la concepcin materialista y evolucionista deluniverso; aun cuando la mayora de los tericos, de Proudhon en adelante, la relacin con elateismo o, para ser ms preciso, con el antitesmo, no puede demostrarse que tal vinculacinsea lgica e intrnsecamente necesaria.

    De hecho algunos pensadores de singular importancia del anarquismo desconocen y, ms aun,contradicen la fundamentacin materialista y determinista de la idea anarquista de la sociedad yde la historia. Tal es el caso, en el siglo XX, de Malatesta y Landauer. Tampoco han faltado

    quienes, como Tolstoi intentaba basar una concepcin anarquista en el cristianismo y en la fe,ciertamente adogmtica y anticlesistica, en el Dios evanglico.

    Inclusive la absoluta confianza en al ciencia como fuente de conocimientos incontrovertiblesacerca del mundo y como slido fundamentado de la sociedad ideal ha sido objeto de severascriticas en el pensamiento anarquista de nuestro siglo.

    Tambin en le marxismo son muchos los filsofos que desvinculan hoy totalmente elmaterialismo histrico (esto es, la concepcin que Marx desarroll sobre la sociedad y lahistoria) y el materialismo dialctico (es decir, la filosofa de la naturaleza, que es, sobre todoobra de Engels).

    As como no faltan en nuestra poca quienes pretenden encontrar en el Marxismo un mtodode investigacin e interpretacin de la sociedad, que se que se puede aplicar prescindiendo decualquier concepcin del mundo y de la vida, tampoco han faltado quienes pretenden reducir alanarquismo en un mero fermento revolucionario o a una mera conciencia critica de la izquierda.Esto implica, sin duda, minimizarse significado con el pretexto de universalizarlo y de justificarsu necesidad en el mundo actual.

    Cosa muy distinta es el reconocimiento de que, en la actualidad, diversas ideas que sontpicamente anarquistas o que han surgido histricamente en el contexto de la doctrina y de la

    * Digitalizacin KCL.

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    praxis anarquista han sido asumidas por la izquierda marxista, y aun por los partidosdemocrticos, liberales o populistas, o han dado lugar a corrientes autnomas con finalidadesdeterminadas y parciales. Tal es por ejemplo, el caso de la autogestin, hoy inscrita en elprograma de muchos partidos socialistas Europeos tal es el caso del antimilitarismo, que hagenerado el movimiento de los objetores de conciencia en los estados unidos y en Europaoccidental. Un trasfondo anarquista, no muy claramente definido pero no por eso menos real yactuante, est presente en muchos grupos juveniles y de la llamada nueva izquierda en

    movimientos contestatarios, feministas, antirracista, ecologistas, etc.

    EL ANARQUISMO COMO IDEOLOGA

    Un problema bastante discutido entre los historiadores y politlogos es el carcter de clase de laideologa anarquista. En el pasado los marxistas sin excepcin se empeaban en presentar elanarquismo ya como una ideologa de los pequeos propietarios rurales y de la pequeaburguesa (artesanos, etc.) ya como una ideologa del lumpen proletariat. El propio Marx tratabaa Proudhon como un petit-bourgeois y a Bakunin como un desclasado. Hoy algunos

    marxistas ms lucidos o menos dogmticos reconocen que el anarquismo ha sido y es una delas alternativas ideolgicas de la clase obrera.

    Si de algo sirviera recordar que Proudhon era hijo de un tonelero y de una sirvienta, mientrasMarx lo era de un prospero abogado Y Engels de un rico industrial. Pero entonces tendramosque traer a colacin tambin el hecho de que Kropotkin era un prncipe de las ms antiguasestirpes nobiliarias del imperio Ruso y que Bakunin era tambin miembro de una aristocrticafamilia, vinculada con altos dignatarios de la corte del zar.

    Lo cierto es que all donde el anarquismo floreci y logr influencia decisiva sobre el curso delos acontecimientos, sus huestes estaban mayoritariamente integradas por obreros ycampesinos. Varios ejemplos podran traerse, pero el ms significativo es, sin duda, el de

    Espaa.

    Bien sabido es que, pase al esfuerzo y al disciplinado tesn de los enviados de Marx y de losdiscpulos de Pablo iglesia, la clase obrera espaola, en al medida en que tuvo algunaideologa consiente, fue mayoritariamente anarquista (al menos entre 1870-1940). No todos lasregiones y provincias de Espaa, sin embargo, el anarquismo arraig con igual fuerza. Susprincipal baluarte de fue, indiscutiblemente, Barcelona. Ahora bien, Barcelona era la ciudad masindustrializada y, por consiguiente, la de mayor poblacin obrera en la pennsula. La conclusines clara no se puede dudar de que el anarquismo es all la ideologa de la clase obrera, y ellono slo porque la mayor parte de los trabajadores industriales la han abrazado como propia,sino tambin por que tal ideologas es el motor principal (si no nico) de todos los cambiosautnticamente revolucionarios que all se producen. Pero es cierto tambin que en muchas

    regiones el anarquismo es profesado por las masas de los campesinos sin tierra y que en esasregiones en nombre del anarquismo se realiza todo cuanto de revolucin de hace.

    Ms aun, inclusive el lumpen proletariat ha abrazado a veces el anarquismo, sobre todo en losmomentos de gran agitacin social y de efervescencia revolucionaria (lo cual no quita que otrasveces se haya puesto al servicio del fascismo).

    Quiere esto decir, entonces, que el anarquismo es una ideologa poli clasista? Quiere decirque, aunque surge, se desarrolla y alcanza su mayor fuerza dentro de la clase obrera, es unaideologa de tas las clases oprimidas y explotadas en cuanto tales, mientras sean capaces de

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    liberarse sin oprimir o explotar a otras clases, quiera decir que, si bien halla ante la clase obrerasu protagonista, corresponde asimismo a otras clase sometidas e inclusive puede extenderse aminoras discriminadas. En esto se muestra el carcter amplio y no dogmtico del anarquismo:no tendra ninguna dificultad en aceptar que la clase obrera puede, en determinadascircunstancias histricas, dejar de ser la protagonista de la revolucin y que su bandera puedaser recogida por otra clase o por un sector de otra clase. Las ideas de Marcuse a este respecto,que tanto escandaliza a la ortodoxia marxista, no son una hereja ni siquiera una novedad para

    el anarquismo. Dentro de la misma clase obrera son los sectores ms explotados, las victimasde los mayores rigores del sistema capitalista y de la ms cruel represin poltico-militar lo que,en general, se inclinan ms hacia el anarquismo.

    El marxismo, por el contrario, encuentra sus mejores adeptos sobre todo en las capas medias yaltas de la clase obrera, entre los obreros especializados, alfabetizados, entre los semi-tcnicosy los casi letrados y desde luego, entre quienes renuncian a la opcin pequeo burguesa porla aspiracin ms o menos consiente la funcionariado en el presunto estado socialista.

    SOCIEDAD Y ESTADO

    Anarquismo no significa en modo alguna ausencia de orden o de organizacin. Lospensadores anarquistas, desde Proudhon, opusieron el orden inmediatamente, surgido de lavida misma de la sociedad, de la actividad humana y del trabajo, al orden trascendente, externo,impuesto desde afuera por la fuerza fsica, econmica o intelectual. El primero, que no slo elnico autentico sino tambin el nico slido y duradero, supone la supresin del segundo, falazy esencialmente inestable. En esta oposicin se basa la aparente paradoja Proudhoniana: lalibertad no es la hija del orden sino su madre.

    Aunque en un momento dado se produjo un debate bastante violento entre los anarquistas

    partidarios de la organizacin por un lado y los enemigos de la misma por otro, la disputa serefera, ms bien al tipo de organizacin deseable y a al participacin de los anarquistas en lossindicatos. Nadie casi nadie ha desconocido la necesidad de una organizacin; todos losanarquistas, sin excepcin, se han pronunciado contra cualquier organizacin artificiosa,impuesta y, sobre todo, vertical; no quiere decir, tampoco, negacin de todo poder y de todaautoridad: quiere decir nicamente negacin de todo poder permanente y de toda autoridadinstituida, o en otras palabras, negacin del estado.

    Los anarquistas pueden admitir perfectamente la intrnseca autoridad del mdico en lo que serefiere a la enfermedad y a la salud pblica en general o del agrnomo a lo que toca al cultivodel campo: no puede: aceptar, en cambio, que el mdico o el agrnomo que por el hecho dehaber sido elegidos por el sufragio universal o impuesto por la fuerza del dinero o de las armas,

    decidan permanentemente sobre cualquier cosa, sustituyan a la voluntad de cada uno,determinen el destino y al vida de todos. Del mismo modo que las sociedades llamadasprimitivas no desconocen el poder (y aun, como quiere Clastres, el poder poltico), pero secaracteriza esencialmente frente a los pueblos civilizados por ignorar al estado, esto es, elpoder poltico permanente e instituido, los anarquistas aspiran a una sociedad no dividida entregobernantes y gobernados, a una sociedad sin autoridad fija y predeterminada, a una sociedaddonde le poder no sea trascendente al saber y a la capacidad moral e intelectual de cadaindividuo.

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    En una palabra los anarquistas no niegan el poder si no ese cogulo del poder que sedenomina estado: tratan de que el gobierno, como poder poltico trascendente se hagainmanente, disolvindose en la sociedad.

    La sociedad, que todos los pensadores anarquistas distinguen cuidadosamente del estado, espara ellos una realidad natural, tan natural por lo menos como el lenguaje. No es el fruto de unpacto o un contrato. No es, por consiguiente, algo contingente, accidental, fortuito. El Estado por

    el contrario, representa una degradacin de esa realidad natural y originaria. Se lo puede definircomo la organizacin jerrquica y coactiva de la sociedad. Supone siempre una divisinpermanente y regida entre gobernantes y gobernados. Esta divisin se relaciona obviamentecon la divisin de clases y gobernados, implica el nacimiento de la propiedad privada.

    El marxismo coincide en lneas generales, con esta ltima tesis. Pero un grave problema seplantea a este propsito y la solucin del mismo vuelve a dividir a marxistas y anarquistas. Paralos primeros la propiedad privada y a la aparicin de las clases sociales da origen al poderpoltico y al estado. ste no es sino el rgano o el instrumento con que la clase dominanteasegura sus privilegios y salvaguarda su propiedad. El poder poltico resulta as unaconsecuencia del poder econmico. ste surge primero y engendra aqul. Hay, por tanto, unarelacin lineal y unidireccional entre ambos: poder econmico (sociedad de clases) poder

    poltico (estado). Para los anarquistas, en cambio, es cierto que el estado es el rgano de laclase dominante y que el poder econmico genera el poder poltico, pero ste no es si no unmomento del proceso gentico: tambin es verdad que la clase dominante es rgano del estadoy que el poder poltico genera el poder econmico, La relacin es aqu circular y, sin dudadialctica (a pesar de que algunos anarquistas como Kropotkin, rechacen toda forma dialctica):poder econmico (sociedad de clases) poder poltico (estado).

    La raz de todas las diferencias entre marxismo y el anarquismo en lo referente a la idea de lasociedad, del estado, de la revolucin, se encuentran precisamente aqu.

    Los anarquistas saben (desde Proudhon y Bakunin) que una revolucin que pretenda acabarcon las diferencias de clase sin acabar al mismo tiempo (y no ms tarde) con el poder poltico y

    la fuerza del estado est inevitablemente condenada no slo a consolidar el estado y a tribuirlela totalidad de los derechos, si no tambin a engendrar una nueva sociedad de clases unanueva clase dominante. En este sentido, las palabras que Bakunin escribiera en su polmicacon Marx y la socialdemocracia de su tiempo resultaron profticas. Algunos marxistas loreconocen as en nuestros das, obligados por el mismo Marx a confesar que los pasesllamados socialistas han sustituido simplemente el clsico capitalismo de la libre empresapor un capitalismo de estado; que el papel de la burguesa ha sido cmodamente asumido, enla URSS, por una clase nueva tecno-burguesa; que las llamadas democracias populares,lejos de superar las limitaciones e incongruencias de la democracia representativa, las hangrabado hasta la caricatura, y que de la autntica democracia directa de los soviets de 1918 noqueda hoy sino el nombre irnicamente adosado al nombre de un estado donde no hay ningntipo de autogestin autntica.

    ESTADO Y GOBIERNO

    El principal centro de los ataque de los anarquistas es el estado porque ste representa lamxima concentracin del poder. La sociedad est dividida esencialmente por obra del estado;los hombres se encuentran alienados y no pueden vivir una vida plenamente humana gracias,ante todo, a tal concentracin de poder. La existencia del poder es algo natural en la sociedad:

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    cada individuo y cada grupo natural dispone de un poder ms o menos grande, segn susdisposiciones fsicas e intelectuales.

    Tales diferencias no son nunca, por si misma, demasiado notables. En trminos generalespuede decirse que la vida social tiende hacerlas equivalentes. En ningn caso el exceso delpoder que naturalmente dispone el individuo o un grupo natural basta para establecer undominio sobre la sociedad y sobre los dems hombres considerados en conjunto.

    Sin embargo por causas diferente, y no siempre claramente comprendidas, el poder de losindividuos y de los grupos comienza a reunirse ya concentrarse en unas pocas manos. Elfenmeno bsico que da origen a tal concentracin puede describirse como una delegacin(que pronto se convierte en cesin definitiva) de los poderes de los individuos y de los gruposnaturales (comunidades locales, gremios, guildas, confraternidades, etc.). E n trminos ticoscabria describirse tal cesin una actitud de fundamental pereza o cobarda. Desde un punto devista social debe explicarse as: los hombres (individuos y grupos) ceden a determinadosindividuos el derecho de defenderse y de usar sus energas fsicas, a cambio de ser eximidosdel deber de hacerlo. Nace as el poder militar. Ceden tambin el derecho de pensar, de usar sucapacidad intelectual, de forjar su concepcin de la realidad y su escala de valore, a cambio deser relevados de la pesada obligacin y del duro deber de hacerlo. Nace entonces el poder

    intelectual y sacerdotal, Guerreros y sacerdotes exigen al mismo tiempo una particin de losbienes econmicos y ante, todo, de la tierra. Y para hacer respetar los derechos que se les hancedido y las propiedades que ipso facto han adquirido, instituyen al estado y la ley, y eligen desu propio seno al gobernante o los gobernantes.

    Nace as, junto con las clases sociales y a la propiedad privada, el estado, que en sntesis, cifray garanta se todo poder y de todo privilegio. Lejos de ser, pues, una entidad universal,imparcial, annima, el estado es la expresin mxima de los interese de ciertos individuos y deciertas clases. Lejos de ser la ms perfecta encarnacin del espritu, pues nace de la cobarda yse nutre de los ms mezquinos intereses.

    BUROCRACIA Y PARLAMENTARISMO

    La crtica del estado asume una forma particular en la crtica de la burocracia. Y est es sinduda la forma ms accesible al pblico no anarquista, al ciudadano comn y ajeno a cualquierideologa poltica de los grandes centros urbanos e industriales. Por otra parte, tambin hansometido a crtica a la burocracia muchos pensadores liberales y hasta algunos marxistas. As,De Tocqueville concuerda con Kropotkin en el anlisis de la burocracia francesa.

    La burocracia nace del estado y puede decir que se desarrolla dentro de l. No hay estado sinburocracia y sta extiende sus funciones a medida que el estado se hace ms estado, es decir,

    a medida que ste se hace ms centralista y autoritario. En primer lugar, los pensadoresanarquistas suelen sealar la irracionalidad de la estructura burocrtica; despus su naturalezamecnica opresiva; y, su carcter antieconmico. Durante el antiguo rgimen, si el vientoderriba un rbol en un camino pblico -observa Kropotkin- , no se le poda retirar y vender sinhaber cinco o seis trmites: con la tercera repblica es preciso intercambiar no menos decincuenta documentos. El estado genera as una burocracia de mi9les de funcionarios y gastaen pagarles mimes de millones. Pero la mismo tiempo prohbe a los campesinos unirse entre sipara solucionar sus problemas comunales. Tales observaciones de Kropotkin cobran cada damayor vigencia, ya que la burocracia crece y se multiplica de ao en ao, y al mismo tiempoque resulta ms ineficaz y parasitaria.

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    En el siglo pasado, se necesitaban semanas para llegar de Caracas a Buenos Aires, pero podauno embarcar uno casi sin tramite burocrtico alguno; en nuestros das el viaje se hace en unashoras, pero se necesitan semanas para llenar todos los requisitos previos que el estado exige alviajero. Est de ms que est impertinencia fastidiosa y tanto ms irritable cuanto mspequeo, lejos de haber sido atenuada en los llamados pases socialistas, se han potenciadoal mximo: los burcratas han llegado a constituirse all en la nueva clase dominante, por que,sin haber logrado la propiedad jurdica de los medios de produccin, han concentrado en sus

    manos los medios de decisin, como bien advierte Cornelius Castoriadis. En los llamadospases democrticos, a su vez, la burocracia como clase no slo comparte el poder con losdueos de los medios de produccin, es decir, con los capitalistas (por lo dems agrupados engrandes empresas transnacionales que equivalen, desde el punto de vista econmico, a losestados socialistas), si no que inclusive se sobrepone a los mismos capitalistas, como claseempresarial o como clase poltica.

    Los anarquistas se han opuesto siempre a la democracia representativa y al parlamentarismopor que consideran que toda delegacin del poder por parte del pueblo lleva infaliblemente a laconstitucin de un poder separado y dirigido contra el pueblo. En el antiparlamentarismocoincidieron, durante un tiempo, con los bolcheviques y los marxistas revolucionarios. Ms allde las posiciones de estos, es que se oponan a la democracia indirecta y a los comicios

    democrticos por que aspiraban simplemente a imponer la dictadura del proletario (esto es, ladictadura del partido), los anarquistas propusieron siempre como nica alternativa lademocracia directa. Democracia -piensan- supone burocracia, democracia representativasupone manipulacin de la voluntad popular por parte del gobierno y de las clases dominantes;democracia representativa quiere decir de los menos aptos y decisin en manos de los que nosaben. Puede acaso un diputado, aun cuando fuera un sabio en algn campo particular (quees difcil que lo sea), opinar y decir con competencia sobre todos los problemas, tantoeducativos como financieros, tanto jurdicos como criminolgicos, tanto culturales comoagrcolas? Y, por otra parte, aun cuando pudiera, aun cuando la tradujera alguna vez.

    Cmo podra saberse que la seguir traduciendo siempre? Cmo puede un hombre hacerrepresentar su opinin por un lapso de cuatro o seis aos, cuando no puede saber si quiera

    qu opinara la semana que viene?Para los anarquistas, la democracia representativa es una ficcin, ms o menos hbilmentetramada por al burguesa para detentar el poder del pueblo y de los trabajadores. Slo lademocracia directa (en forma de consejos, soviets, asambleas, comunales, etc.), esdemocracia autentica y merece el nombre (lamentablemente degradado) de democraciapopular.

    LA REVOLUCIN

    La existencia de una sociedad de clases est inescindiblemente vinculada, para el anarquismo,con la abolicin del estado. Por la razn, el criterio para discernir la autenticidad de unarevolucin est dado por la real y efectiva liquidacin de poder poltico y del aparato estataldesde el mismo instante en que la revolucin se produce. Los anarquistas no han comprendido

    jams la teora marxista del estado como superestructura que caera de por si, como frutomaduro, cuando se instaura el comunismo y desaparecieran loa ltimos vestigios de la sociedadde clases. Afirmar como Engels, que en un remoto futuro el estado ser relegado al museo deantigedades, les parece una actitud singularmente evasiva e irrealista. Esto no quiere decir, sinembargo, que para ellos el estado pueda y debe abolirse al da siguiente de la revolucin.Ningn pensador anarquista ha defendido tal idea, y contra ella se pronunciaron con claridad

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    Kropotkin como Malatesta. Pero ningn pensador anarquista ha dejado tampoco de insistir laexigencia de iniciar la liquidacin del estado junto con y no despus de la demolicin de lasuperestructura clasista de la sociedad. La revolucin es entendida por los anarquistas no comoconquista del estado sino como la supresin del mismo.

    Desde un punto de vista positivo, muchos tericos del anarquismo, como Bakunin y Kropotkin,la conciben simplemente como la toma de posiciones de campos, fbricas y talleres (de la tierra

    y de los medios de produccin) por parte de los productores. Lo cual no excluye, para ellos, lanecesidad de defender con las armas la expropiacin o, por, mejor decir esta restitucin de todala riqueza a quienes son sus legtimos dueos, puestos que la han creado. Quienes no apelana la idea de la revolucin, como es el caso de Prohudon y sus discpulos, confan de todasmaneras en la accin mutualista de los productores, que han de conducir de por si a unaautogestin integral y a la liquidacin de la idea misma de la propiedad y del estado.

    SISTEMAS ECONMICOS

    Aunque todos los anarquistas, sin excepcin, aspiran a la instauracin de una sociedad sinclases, no todos estn de acuerdo con el rgimen de propiedad que debe establecerse en ella.Podra decirse, sin embargo, que tres doctrinas concitaron sucesivamente la adhesin de lamayora de ello. En un primer momento fue el mutualismo de Prouhdon; despus, en unasegunda poca, predomino el colectivismo de Bakunin; finalmente, en tercer lugar, se impusomayoritariamente el comunismo de Kropotkin.

    Podra aadirse todava un cuarto momento, en el cual el comunismo no deja de presentarsecomo forma ideal pero sin que se le considere nico y exclusivo sistema compatible con lasociedad sin clases y sin estado. Esta posicin es sostenida sobre todo por Malatesta.

    El mutualismo, cuyo supuesto es la negacin de la propiedad (considerada como ius utendi et

    abutendi), no niega la posesin, inclusive personal, de a tierra, pero se basa en la idea deque, siendo el trabajo la nica fuente de toda riqueza, nadie tiene derecho sino a lo que aproducido. La propiedad privada implica el robo apropiacin ilegitima y genera el despotismo yla nocin de la legitima autoridad estatal. El comunismo es opresin y servidumbre, contradiceel libre ejercicio de nuestras facultades y nuestros ms ntimos sentimientos, recompensa porigual la pereza y el trabajo, el vicio y la virtud.

    La solucin del mutualismo consiste en lo siguiente, segn lo expresa el propio Prouhdon: 1)Niega la propiedad privada (que es el suicidio de la sociedad); afirma la posesin individual(que es la condicin de la vida social); 2) El derecho de ocupar la tierra debe ser igual paratodos. As, el nmero de poseedores varia, pero a propiedad no puede llegar a establecerse; 3)como todo trabajo humano resulta de una fuerza colectiva, toda la propiedad se convierte en

    colectiva e indivisa; el trabajo destruye la propiedad; 4) Puesto que el valor de un productoresulta del tiempo y el esfuerzo que cuesta, los trabajadores tienen iguales salarios; 5) Losproductores slo pueden comprarse por los productores y; que la condicin de todo cambio esla equivalencia, no hay lugar alguno para lucro o ganancias; 6) La libre asociacin, que se limitaa mantener la igualdad en los instrumentos de produccin y la equivalencia en todos losintercambios, es la nica manera forma justa de organizar econmicamente la sociedad; 7)Como consecuencia, todo gobierno del hombre por el hombre debe desaparecer: la ms altaperfeccin de la sociedad consiste en la sntesis del orden y al anarqua.

    El mutualismo Proudhoniano se basa en al asociacin de productores y consumidoresreestablece como norma el cambio mutuo, es decir, el trueque de un objeto por otro

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    equivalente, esto es, por otro cuya produccin represente el mismo trabajo. Todo cambio sehace a partir de su precio de costo; todo productor tiene quien desee adquirir sus productos; nonecesita ningn capital para comenzar el trabajo. Suprimido el lucro, los precios se reducen almnimo y el mtodo de produccin capitalista desaparecer para ceder su sitio al mutualismo oa la asociacin. Con el objeto de promover ste magno y, sin embargo, no violento cambiosocial, propone precisamente Proudhon la creacin del banco del pueblo, que tendr por metafomentar el crdito gratuito y mutuo y el intercambio de productos equivalentes entre los

    trabajadores. El segundo momento es el colectivismo doctrina econmica sostenida porBakunin adoptada, en general, por los antiautoritarios o federalistas dentro, de la primerainternacional.

    Bakunin que, como Proudhon, rechazaba el comunismo por vinculado a un autoritarismo jacobino (piensa, sobre, todo en los seguidores de Babeuf, en cabet y en Blanqui), escolectivista por que cree indispensable mantener el principio: De cada uno segn sucapacidad; cada unos segn sus meritos. Supone que el olvido de esta norma no sloimplicara una injusticia para con lo mejores trabajadores si no tambin una drstica disminucindel producto social: Segn la frmula colectiva, la tierra y los instrumentos de produccin debenser comunes, pero el fruto del trabajo debe ser repartido en proporcin de esfuerzo y la calidaddel trabajo de cada uno. De est manera, aunque bajo modalidades un tanto diversas, se

    conserva el rgimen de salario.

    El colectivismo, que adoptaron luego como meta inmediata los socialdemcratas y que elestado bolchevique pretende haber implantado (aunque no es difcil ver que all. Por un parte,no hay real correspondencia entre esfuerzo o mrito y salario, y por otra parte no hay verdaderapropiedad social de los medios de produccin) fue objeto pronto de agudas criticas en el senode grupos anarquistas.

    Surgi as el tercer momento, que es el documento, que es el comunismo cuyo principal(aunque no el primer) representante fue Kropotkin. Esta doctrina econmica se impuso a partirde la dcada del ochenta en Francia (en Italia ya desde el setenta, en Espaa slo despus delnovecientos). Su punto de partida es: De cada uno segn su capacidad y a cada uno segn

    sus necesidades.Los anarco-comunistas aspiran a suprimir por completo cualquier forma de salario. No slo la

    tierra y los medios de produccin deben ser comunes, segn ellos, sino tambin el producto. Elcriterio de distribucin est dado por las necesidades reales de cada miembro de la sociedad.

    Refutando a los colectivistas que consideran imprescindiblemente para la justicia que cadatrabajador reciba una parte del producto proporcional a su propio y personal esfuerzo, loscomunistas responden, por boca de Kropotkin; cualquier producto, cualquier bien econmico es,en realidad, fruto de la cooperacin de todos los trabajadores, tanto del propio pas como delextranjero, tanto del presente como del pasado. Cmo se podr medir y segregar en la granmasa de la riqueza social la parte que corresponde al esfuerzo y a la inteligencia de cada uno?

    Acaso el mayor esfuerzo y la mayor inteligencia hubiera podido crear sola y sin ningn auxiliouna parte, siquiera intima, de aquella riqueza social? Por otro lado. Cuando se trata de valorarel trabajo de cada uno de acuerdo con el costo total de la formacin del trabajador (como quiereno slo Ricardo y Mar, si no tambin los anarco-colectivistas), los anarco-comunistas sepreguntan: Cmo calcular los gastos de produccin de la fuerza laboral sin tener en cuenta talvez un buen obrero cuesta a la sociedad ms que un artesano o que un profesional, dado el altonmero de hijos de obreros muertos por anemia u otras enfermedades sociales? Lasdiscusiones entre colectivistas y comunistas dentro del campo del anarquismo dominaron lasdos ltimas dcadas del siglo pasado y aun de la primera del presente.

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    Como ellas surgieron posiciones menos rgidas. As Malatesta, sin dejar de considerar alcomunismo como la forma de ideal de organizacin econmica de una sociedad sin estado,adopta una forma muy abierta frente a todas las dems propuestas (mutualismo,cooperativismo, colectivismo, etc.) y se pronuncia el experimento en ste terreno. El cubano-espaol Trrida de Mrmol, seguido entre otros por Max Nettlau y por Ricardo Mella en sultima poca, define simplemente un anarquismo sin adjetivos.

    Los tres sistemas sealados bien podran entenderse como momentos evolutivos de una mismadoctrina que intenta explicar la produccin y distribucin de los bienes de una sociedad sinclases y sin estado. El mutualismo corresponde al trnsito de una economa agrario artesanalhacia el industrialismo; el colectivismo se plantea en la primera fase del desarrollo industrial ycon la inicial expansin del capitalismo; el comunismo se impone se impone ante el cenit de laburguesa, con el auge del imperialismo y el colonialismo, con la internacionalizacin del capital,en la era de los trusts y de los monopolios.

    A los tres sistemas sociales se les presentaron objeciones, nunca entera y satisfactoriamenteresuelta. Los comunistas consideran que en el mutualismo y en el colectivismo hay a unresiduo de individualismo burgus. Ven en el salario un medio para mantener, en cierta medidauna jerarqua socioeconmica y la sociedad de clase. Los colectivistas, por su parte, consideran

    que el rgimen comunista quita todo incentivo al trabajador y que slo podr mediante un frreocontrol estatal. De cualquier manera, aunque estas ltimas objeciones pueden ser desechadas,el comunismo, tal como lo conciben los anarquistas, supone una abundancia prcticamenteindefinida de vienes y servicios, situacin que nada permite esperar en un futuro prximo.

    AUTOGESTIN

    Si algn concepto Prctico y operativo pudiera sintetizar la esencia de la filosofa social delanarquismo, ste seria el de la autogestin. As como el mismo Proudhon, que utilizo por vez

    primera el termino anarquismo, dndole un sentido no peyorativo y usndola para designar supropio sistema socioeconmico y poltico, pronto prefiri sustituirla por otra (mutualismo,democracia industrial, etc.) que tuviera un significado positivo (y no meradamente negativo,como anarquismo), hoy podramos considerar que el termino autogestin es un sinnimobueno de anarquismo.

    Sin embargo, tal equivalencia semntica no se puede establecer antes de haber dejadoestablecida una serie de primicias y de haber hecho una serie de precisiones. La palabraautogestin y el concepto que presenta son de origen claramente anarquista. Ms aun,durante casi un siglo ese concepto (va que no la palabra) fue el santo y sea de los anarquistasdentro del vasto mbito del movimiento socialista y obrero. Ninguna idea separo mstajantemente la concepcin anarquista y la concepcin marxista del socialismo de la primera

    internacional que la de la autogestin obrera.Pero en las ltimas dcadas, la idea y, sobre todo, la palabra, se han ido difundiendo fuera delcampo anarquista, se han expandido en terrenos ideolgicos muy ajenos al socialismo libertarioy, por lo, mismo han perdido peso y densidad, se han diluido y rivalizado. Hoy hablan deautogestin socialdemcratas y eurocomunistas, demcratas cristianos y monrquicos.

    A veces se confunde la autogestin con la llamada cogestin, en la cual los anarquistas nopueden menos que ver un truco burdo de neo capitalismo. A veces, se le vincula con laeconoma estatal y se le ubica en el marco jurdico-administrativo de un estado, con democraciapopular (Yugoslavia) o representativa (Israel, Suecia), etc. Una sombra de autogestin

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    puede encontrarse inclusive en la comunas campesinas del mastodntico imperio marxistaconfuciano de china. Y no falta tampoco rastros de la misma en regimenes militares (como elque se implanto en Per en 1967) o en dictaduras islmico populistas (como en Libia). Pero laautogestin de la que hablen los anarquistas es la autogestin integral, que supone no slo latoma de posesin de la tierra y los instrumentos de trabajo, si no tambin la coordinacin y, mstodava la federacin de las empresas (industrial, agraria y de servicio, etc.) entre si, primero anivel regional y nacional y, finalmente, como meta ltima, a nivel mundial.

    Si la autogestin se propone en forma parcial, si en ella interviene (aunque sea desde lejos ycomo mero supervisor) el Estado, si no tiende desde el primer momento a romper los moldes dela produccin capitalista, deja enseguida de ser autogestin y se convierte, en el mejor de loscasos, en cooperativismo pequeo-burgus.

    Por otra parte, no se puede olvidar que una economa autogestionaria es socialista -ms an,parece a los anarquistas la nica forma posible de socialismo- no slo porque en ella lapropiedad de los medios de produccin ha dejado de estar en manos privadas, sino tambin, yconsecuentemente, porque el fin de la produccin ha dejado de ser el lucro.

    De hecho, el mayor peligro de todo intento autogestionario, inclusive del que alguna vez se dio

    en un contexto revolucionario (como en la Espaa de 1936-1939), se cifra en la fuerteinclinacin, que siglos de produccin capitalista han dejado en la mente de los trabajadores,hacia la ganancia y la acumulacin capitalista.

    Una vez salvados todos los escollos previos (entre los cuales emerge uno tan duro y abruptocomo el Estado), la autogestin deber salvar todava el ms peligroso y mortal de todos: latendencia a reconstruir una nueva forma de capitalismo.

    FEDERALISMO

    En el seno de la Primera Internacional los partidarios de Bakunin solan autodenominarsefederalistas (por oposicin a los seguidores de Marx, a quienes llamaban centralistas).

    En tal contexto parece evidente que federalista se toma como sinnimo de antiautoritario yque el trmino autoritario es considerado, a su vez, como equivalente a centralista.Estos adjetivos que, en primer trmino, marcaban diferentes posiciones frente a la organizacinde la Internacional obrera, sirvieron inmediatamente para sealar tambin diferentes modos deinterpretar la organizacin de la futura sociedad socialista.

    No fueron, sin embargo, Bakunin y sus discpulos quienes primero utilizaron el concepto defederalismo. Ya Proudhon haba elaborado una teora de la federacin como contrapartida de

    la teora del Estado y, al mismo tiempo, de la economa poltica clsica.

    El federalismo, tal como lo entienden los bakuninistas (y, posteriormente, Kropotkin,Malatesta, etc.), no debe confundirse, en modo alguno, con el federalismo puramente poltico ocon la mera descentralizacin administrativa, que muchas veces ha sido postulada por ciertossectores del liberalismo y otras ha servido inclusive como careta de la reaccin aristocrtica yclerical. Recurdese que durante la Revolucin Francesa los girondinos se proclamaronpartidarios de la repblica federal y que en nuestro siglo la Action Franaise defenda (no sincitar a Proudhon) la idea de una Francia federal (por oposicin a la Francia centralista, quepresuma de origen jacobino).

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    Federalismo significa, para los anarquistas, una organizacin social basada en el libreacuerdo, que va desde la base local hacia los niveles intermedios de la regin y de la nacin y,por fin, hacia el plano universal de la humanidad.

    As como los individuos se asocian libremente para formar comunas, las comunas se asocianlibremente hasta constituir la federacin local; las federaciones locales lo hacen, a su vez, paraformar federaciones regionales o nacionales; stas, por fin, se agrupan, siempre mediante

    pactos libremente concertados, en una federacin universal. El principio federativo implica,pues, un movimiento contrario al principio estatal, que se realiza desde arriba hacia abajo. Y eneste sentido sera totalmente errneo (aun utilizando los recursos de un menguado y puerilestructuralismo) considerar que la federacin defendida por el anarquismo no es sino otro modode designar al Estado.

    Por otra parte, el federalismo anarquista se refiere, ante todo, a la organizacin econmica: latoma de los medios de produccin por parte de los productores libremente asociados. Y estosupone, evidentemente, la autogestin.

    La comunidad de los trabajadores, que decide con absoluta autonoma la produccin, ladistribucin y el consumo de los bienes, decide tambin todos los aspectos de la vida social, de

    la administracin, de la sanidad, de la educacin, de la cultura, etc. Y desde este punto de vistasustituye a toda autoridad poltica.

    Se trata nada ms (y nada menos), como puede advertirse, de los soviets, que tanpromisoriamente surgieron con la Revolucin Rusa, en 1917, y tan lamentablemente seconvirtieron pronto (ya desde 1919) en meros rganos del Comit Central del PartidoBolchevique.

    INTERNACIONALISMO Y NACIONALISMO

    El anarquismo es esencialmente internacionalista, como lo fue, en sus orgenes, el socialismomarxista.

    En la medida en que las fronteras polticas son obvia consecuencia de la existencia de losEstados, los anarquistas no pueden menos que considerarlas tambin fruto de unadegeneracin autoritaria y violenta de la sociedad.

    El cosmopolitismo de los antiguos cnicos y estoicos, fundado en la idea de la humanidad comoun todo natural y moral, es acogido, a travs de ciertos aspectos de la ilustracin, como uno delos componentes esenciales de la filosofa social anarquista.

    Mientras en el marxismo la actitud internacionalista (tantas veces minimizada y negada,inclusive antes de la neoeslavofilia de Stalin) se funda en la idea de que la clase socialconstituye, por encima de toda frontera poltica y cultural, un vnculo universal ms slido que lapertenencia a un mismo Estado o a una misma raza o nacionalidad, en el anarquismo se fundasimple y absolutamente en la conviccin de que no hay unidad ms real (puesto que no hayninguna ms natural) que la de la especie humana.

    En el marxismo, la posicin internacionalista deriva de un hecho histrico; en el anarquismo, deun hecho biolgico y de una exigencia tica.

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    La patria es rechazada en la medida en que se vincula con el Estado nacional; en la medida enque se deja representar por un gobierno y se presenta como enfrentada a las otras patrias;en la medida en que exige un ejrcito o fuerza armada para conservar su ser y su identidad. Elantinacionalismo anarquista deriva de su antiestatismo y genera, a su vez, el antimilitarismo y elpacifismo del cual hablaremos ms adelante.La literatura de propaganda anarquista ha insistido mucho, sin embargo, a semejanza de lamarxista, en el usufructo de la nocin de patria por parte de la burguesa. Y lo cierto es que el

    nacionalismo, en la Edad Moderna, ha estado siempre vinculado a la clase burguesa y ha sidosiempre ajeno, como ideologa, a la clase obrera.

    Si por nacionalismo se entiende la consideracin de la nacin y del Estado nacional como unvalor supremo, podra verse al anarquismo como su ms clara anttesis, esto es, como unantinacionalismo radical. Pero si, prescindiendo de lo ideolgico, nos atenemos al plano de lossentimientos y los vnculos afectivos, ningn anarquista negar, por lo menos en la prctica,que el amor hacia la tierra que nos vio nacer (a su paisaje, a su lengua, a sus tradiciones, etc.)es, por lo menos, tan natural como el amor que sentimos por nuestros padres, hermanos ehijos. El nacionalismo, en este sentido, como bien lo vea Landauer, no es sin dudaincompatible con el internacionalismo y con el repudio del Estado y de la guerra. Pocospensadores hubo ms rusos que Toistoi o ms franceses que Proudhon; pocos espaoles ms

    espaoles que los militantes de la FAI.

    PACIFISMO Y VIOLENCIA

    El anarquismo repudia las guerras entre Estados, ante todo porque repudia al Estado. Todaguerra de este tipo, en efecto, tiene por fin afirmar y expandir el poder de un Estado endetrimento de otro.

    A partir de Bakunin, la guerra se interpreta como una lucha por imponer los intereses de un

    sector de la clase burguesa sobre otro. Puesto que lo que importa es la defensa de los capitalesy de las empresas vernculas, que peleen los capitalistas y los empresarios, arguye lapropaganda anarquista antiblica, dirigida sobre todo a obreros y campesinos. En este punto talpropaganda coincidi durante mucho tiempo con la de los socialistas marxistas.

    Pero el anarquismo no se detiene en condenar el hecho de la guerra. Condena tambin lainstitucin misma del ejrcito. No es slo antibelicista sino tambin antimilitarista. Y ello nosolamente porque ve en las Fuerzas Armadas uno de los ms slidos soportes del Estado y dela clase dominante, sino tambin porque considera a cualquier Ejrcito una institucin basadaen la obediencia absoluta y estructurada vertical y jerrquicamente. Hasta podra decirse que veen el Ejrcito el arquetipo o la idea pura del Estado, con sus dos elementos esenciales(coaccin-jerarqua).

    Esta oposicin a la guerra, basada en el internacionalismo y en el antiestatismo, parececomportar una oposicin a la violencia.

    Sin embargo, la mayora de los anarquistas considera que la accin directa, bajo la forma deaccin violenta y terrorista contra el Estado y contra la burguesa, es no slo un medio lcito sinotambin el nico medio posible en muchas circunstancias para alcanzar los fines propuestos, asaber, la sociedad sin clases y sin Estado. Ms an, durante mucho tiempo (y an hoy),prevalece en la fantasa popular, en el periodismo y en la literatura, la imagen del anarquistacomo dinamitero y tira bombas.

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    Los crticos del anarquismo suelen encontrar aqu una de las ms graves contradicciones deesta ideologa.

    Es preciso aclarar, por consiguiente, el punto.

    En primer lugar, debe hacerse notar que hay y ha habido muchos anarquistas adversos al usode la violencia. Ni Godwin ni Proudhon la propiciaron nunca: el primero como hijo de la

    ilustracin, confiaba en la educacin y en la persuasin racional; el segundo, consideraba queuna nueva organizacin de la produccin y del cambio bastara para acabar con las clasessociales y con el gobierno propiamente dicho. Ms an, algunos anarquistas, como Tolstoi, erantan radicalmente pacifistas que hacan consistir su Cristianismo, coincidente con su visinanrquica, en la no resistencia al mal. Para ellos, toda violencia engendra violencia y poder, yno se puede combatir el mal con el mal.

    Pero aun entre aquellos que admiten la violencia bajo la forma del atentado y del terrorismo, nohay ninguno que la considere como algo absolutamente indispensable o como la forma nica delucha social. Todos, sin excepcin, ven en ella un mal impuesto a los oprimidos y explotadospor los opresores y explotadores. El mismo Bakunin no tiene otro punto de vista, y en esto sediferencia profundamente del puro adorador de la violencia, esto es, del nihilista al estilo de

    Nechaev. Kropotkin, Malatesta y cuantos vienen en pos de ellos la consideran como un recursoextremo, como una lamentable necesidad.

    En segundo lugar, es preciso advertir que esta relativa aprobacin de la violencia no suponeninguna contradiccin con la negacin de la guerra entre Estados y con la condena delmilitarismo. Para quien parte del principio de que el verdadero sujeto de la historia y de lamoralidad es la persona humana y la sociedad libremente constituida no puede haber nada msinmoral que la privacin de la libertad y de la igualdad para las personas ni nada ms criminalque su subordinacin a instituciones consideradas artificiales y, ms an, esencialmenteenemigas de la libertad y la igualdad, como son los gobiernos, las dinastas, los Estados.

    El hombre puede y debe sacrificarse por los altos valores que lo hacen hombre, morir y aun

    matar por la libertad y la justicia; no tiene porqu morir ni matar en defensa de quien es unnatural negador de tales valores, es decir, del Estado (y de las clases dominantes). Larevolucin y hasta el terrorismo pueden parecer as derechos y obligaciones; la guerra, por elcontrario, no ser sino una criminal aberracin.

    La cuestin que, en ltimo anlisis, an queda planteada es, sin embargo, la siguiente:Cuando se ejerce la violencia, cualquiera que sta sea y cualquiera que sean sus motivos ysus fines, no se est ejerciendo ya el poder? Los anarquistas contestarn que ellos luchancontra el poder establecido y permanente que es el Estado, no contra cualquier forma de podery que el poder que la violencia comporta es lcito cuando es puntual y funcional, ilcito cuandose consolida y se convierte en estado-Estado. Pero cabra preguntar todava: La violenciapuntual y funcional no tiende siempre a convertirse en permanente y estatal?

    EL DELITO Y LA PENA

    Otra de las objeciones importantes que los crticos (socilogos, juristas, politlogos, etc.) suelenoponer a la doctrina anarquista se basa en la necesidad que toda sociedad tiene de defendersede los enemigos que alberga en su seno, es decir, de quienes atentan contra la convivenciapacfica de sus miembros. As como el militar se justifica por la presencia, real o potencial, deun enemigo externo, el polica, el juez, el carcelero y el verdugo encuentran su razn suficiente

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    en la existencia, real o potencial de enemigos internos (delincuentes). Sin represin del delito nopodra subsistir la vida social y tal represin es funcin especial del Estado, se arguye. A estosuelen responder los anarquistas, ante todo, que la represin policial y judicial genera en lasociedad males mayores que los causados por el delito. Considerada en si misma y en latotalidad de sus efectos la accin del polica es ms nefasta que la del delincuente, porque dalugar a un mayor cmulo de injusticia, porque provoca ms dolor, porque denigra ms ladignidad humana, porque se desarrolla en nombre de los ms fuertes y poderosos sobre los

    ms dbiles y pobres.

    Esta respuesta no resulta, sin embargo, del todo satisfactoria, ya que se plantea en trminos demera comparacin, y a un mal, que es el delito, slo contrapone, como mal mayor, la represindel delito mismo.

    Una respuesta ms profunda supone un anlisis de la naturaleza y la gnesis de la conductadelictiva.

    En Kropotkin y en William Morris tenemos ya esbozadas las lneas fundamentales de talanlisis.

    Si consultamos las estadsticas nos ser fcil comprobar que una gran mayora de los delitos encualquier lugar del mundo est constituida por los delitos contra la propiedad (robos, hurtos,estafas, etc.). Ahora bien, una sociedad que haya eliminado la propiedad privada, como debeser la sociedad anarquista sin duda alguna, no dar ocasin para esta clase de accionesdelictivas. Desaparecida la institucin y hasta la idea misma de la propiedad, qu sentidotendra el robo? Qu se podra robar en tal situacin y para qu se robara? He aqu, pues,que la represin sera innecesaria porque el delito sera imposible.

    Quedan, sin embargo, los delitos contra las personas, que son por lo comn los ms graves(homicidios, lesiones, etc.). Pero, si analizamos las causas de los mismos, no tardaremos enadvertir que stas se encuentran, en la mayora de los casos, en conflictos de intereses, loscuales suponen la existencia del dinero y de la propiedad privada. Eliminada sta, quedaran

    automticamente eliminados estos crmenes contra las personas.Pero an con esto no agotamos todos los delitos. Los hay, en efecto, que se originan enfactores emocionales o pasionales (el amor, los celos, etc.).

    Este residuo, el de los llamados crmenes pasionales, se puede adscribir a lo meramentepatolgico. Pero cabe tambin el recurso de buscar detrs de sus causas evidentes einmediatas una causalidad ms profunda, que se vincula con la naturaleza y la estructura de lasociedad estatal y la capitalista. Acaso la rapia de la burguesa y la prepotencia del gobiernono incitan, permanente y constitutivamente, a la agresin y la violencia? Por eso los anarquistassuelen considerar la culpa como pena y la pena como culpa.

    Pero, qu actitud deber asumir una sociedad sin Estado frente a los antisociales y los que, decualquier manera, no se adaptan a la convivencia y constituyen un peligro para los dems?Quiz la respuesta ms comn a esta pregunta sea la siguiente: la sociedad tiene derecho aexpulsar de su seno a aquellos elementos que sean incompatibles con la propia vida social,como los asesinos o sdicos compulsivos, los que no quieren trabajar, etc. No se trata, sinduda, de castigarlos o de devolverles mal por mal, sino simplemente de evitar que siganperjudicando a los dems miembros de la sociedad.

    Algunos autores anarquistas consideran, sin embargo, esta solucin como insuficiente yproponen, en su lugar, un programa de rehabilitacin que no implique ni compulsin ni privacinalguna de la libertad.

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    No debe olvidarse que los anarquistas no admiten el dogma del pecado original y que para ellosla naturaleza humana es fundamentalmente buena o, por lo menos, no radicalmente mala.Kropotkin, sobre todo, en su obra capital, La ayuda mutua, rene una gran masa de hechosbiolgicos, antropolgicos e histricos para demostrar que para la evolucin tan importante oms que la lucha por la vida y que los instintos agresivos es la ayuda mutua entre los miembrosde una especie (y aun de especies diversas).

    El mismo Kropotkin, al tratar, en otro escrito, sobre el fenmeno delictivo, se oponeenrgicamente a las doctrinas, entonces en boga, del criminlogo italiano Lombroso y a la ideadel delincuente nato. Para el prncipe anarquista, si bien es cierto que en la constitucin psico-fisiolgica de ciertos individuos pueden encontrarse tendencias que lo inclinan a una conductadelictiva, tales tendencias nunca se concretan ni llegan a la prctica sino gracias al medio socialque envuelve al sujeto. Con lo cual sostiene que el factor determinante decisivo en lacriminalidad es el factor social y no el biolgico. Cuando la sociedad debe juzgar un delitocualquiera, debe, pues, ante todo, juzgarse a s misma.

    LA EDUCACIN

    Los primeros pensadores anarquistas, como Godwin, consideran que la educacin es el factorprincipal de la transformacin social y el medio ms importante para llegar a una sociedad sinEstado. Se trata de una herencia de la filosofa de la Ilustracin (y, en particular, delpensamiento de Helvetius), que comparten con los socialistas utpicos (Fourier, Owen, etc.).

    Tambin para Bakunin la educacin reviste enorme importancia, pero, ubicado ya, como Marx,en el contexto de la lucha de clases y de la revolucin social, no puede considerarla comoinstrumento nico del cambio social.

    Bakunin seala la inutilidad e incongruencia del esfuerzo de positivistas y utilitaristas (y, engeneral, de la burguesa progresista) por fundar escuelas y promover la educacin popular:antes que proveer instruccin es preciso asegurar el pan, el vestido y la habitacin, y la mayoraen las clases populares no los tienen asegurados. He aqu, pues, que para cualquier espritulgico y bien informado de la realidad primero ser necesario promover el cambio social (quepara ser efectivo deber ser radical y no podr lograrse sino con la revolucin) y despus podrpensarse en instruir y educar al pueblo.

    Este orden no es, sin embargo, absoluto, puesto que para casi todos los anarquistas (y hastapara el propio Bakunin) la revolucin no puede darse sin una cierta conciencia revolucionaria, locual implica un mnimo de instruccin y educacin. He aqu por qu Bakunin insiste al mismotiempo en la necesidad de educar a las masas y de transformar las iglesias en escuelas de la

    emancipacin humana; he aqu por qu una de las prioritarias exigencias de la PrimeraInternacional fue la educacin integral e igualitaria; he aqu por qu la Comuna' en medio de sucruenta lucha, no dej de fundar escuelas laicas y humanitaristas para la infancia parisiense; heaqu, en fin, por qu las organizaciones obreras de tendencia anarquista (como la CNT enEspaa) no descuidaron ni en sus momentos ms difciles la creacin de escuelas elementalespara la educacin de los trabajadores y de sus hijos.

    La pedagoga libertaria parte de la idea de que el nio (el educando) no es propiedad denadie, ni de sus padres, ni del Estado, ni de la Iglesia y que pertenece, como dice Bakunin, sloa su libertad futura o, como prefieren decir otros, a su libertad actual.

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    La base de toda pedagoga anarquista es, obviamente, la libertad. Toda coaccin y todaimposicin no slo constituyen en s mismas violaciones a los derechos del alumno, sino quetambin deforman su alma para el futuro y contribuyen a crear mquinas o esclavos en lugar dehombres libres. El lema de la escuela crata es, por consiguiente, a la libertad del hombre porla libertad del nio. Y aun cuando en la interpretacin de este lema hay diferentes criterios(desde el de Bakunin, que considera necesario cierto uso de la autoridad para formar en el nioun carcter firme y disciplinado, hasta el de Tolstoi y otros pedagogos ms recientes que

    excluyen absolutamente toda coaccin y toda imposicin), en general los anarquistas estn deacuerdo en rechazar todos los modelos pedaggicos tradicionales, precisamente por suscaractersticas autoritarias y coactivas.

    A una pedagoga de este tipo se acercaron notablemente desde fines del siglo XIX hastanuestros das algunos pedagogos ajenos, en principio, al anarquismo como ideologa y comofilosofa poltico-social. Tales fueron, por ejemplo, los que fundaron en Hamburgo y otrasciudades alemanas las Gemeinschaftschule (comunidades escolares), la KinderheimBaumbgarten en Viena, la Kearsley School, etc.; figuras como las de Ellen Key, Berthold Otto,M.A.S. Neill, etc.

    El principal problema que la pedagoga declaradamente anarquista debe enfrentar, es,

    precisamente, el de los contenidos anarquistas de la enseanza.

    La mayora de los pedagogos anarquistas han optado por sustituir la cosmovisin cristiana oliberal que informaba toda la enseanza en la escuela tradicional por una cosmovisincientfica, que por lo general es ms bien cientifcista y materialista. La enseanza de lahistoria y de las ciencias sociales comprende una crtica abierta al Estado, a la Iglesia, a laFamilia; se basa en la idea de la lucha de clases o, ms propiamente, de la lucha de losexplotados y oprimidos en general contra las clases y grupos dominantes; no evita los ataquesdirectos contra el capitalismo, la burguesa, el clero, el ejrcito, etc. Esta solucin, que es la dela Escuela Moderna de F. Ferrer, aproxima la pedagoga libertaria a la marxista. Se trata deimpartir una educacin clasista, socialista, definidamente ideolgica.

    Otros pedagogos anarquistas, en cambio, como Mella en Espaa, consideran que una escuelaverdaderamente libertaria debe ser neutra frente a cualquier filosofa o concepcin del mundo,ni materialista ni espiritualista, ni atea ni testa, etc., y que su misin esencial ser formarpersonalidades con gran independencia y espritu crtico, capaces de decidir por s mismasrespecto a stos y todos los dems problemas tericos y prcticos que deban enfrentar en suvida adulta.

    Desde este punto de vista, se acercan ms a instituciones tales como Summerhill.

    En cualquier caso, toda pedagoga anarquista considera indispensable la integracin del trabajointelectual con el trabajo manual; insiste en el valor de la experimentacin personal y directa;considera el juego (aunque no el deporte puramente competitivo) como excelente medio

    educativo, tiende a suprimir los exmenes, las calificaciones, las competencias acadmicas, lospremios y los castigos al mismo tiempo que fomenta la solidaridad, la curiosidad desinteresada,el ansia de saber, la libertad para pensar, escribir y construir, etc.

    EL ARTE Y LA LITERATURA

    La esttica anarquista se desarrolla sobre dos principios fundamentales:

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    1) La concepcin del arte como libertad creadora y 2) La idea del arte como expresin de la vidadel pueblo.

    Por una parte, al concebir al hombre como un ser que trabaja, no deja de concebir al trabajocomo creacin y como autorrealizacin de la esencia humana. En la medida en que todotrabajo, despojado de su condicin alienante, de su carcter servil y puramente mecnico,implica la accin intelectual y espiritual del hombre y traduce su personalidad al mismo tiempo

    que la configura y la crea, todo trabajo es creacin artstica. Slo las clases dominantes y elEstado, al explotar en provecho propio el trabajo, han hecho de l una carga y una maldicin.En una sociedad sin clases y sin Estado no habr mayor fuente de gozo y de alegra que l, yaque all se identificar plenamente con la creacin artstica.

    De esta manera, para el pensamiento anarquista, todo hombre y todo trabajador es un artista,con lo cual afirma una vez ms, como dice Reszler, la soberana de la persona, o mejor, elderecho inalienable del hombre a la creacin. Por una parte, los estetas del anarquismo (entrelos que no dudamos en incluir a Oscar Wilde y a William Morris) critican acerbamente en el artede la poca industrial y capitalista el condicionamiento de la labor creadora del artista y lasubordinacin de su obra a los fines mezquinamente utilitarios de la burguesa. Por otra parte,ya desde Godwin, atacan el culto de la genialidad artstica y la autoridad del gran poeta. Tan

    nefasta les parece la trivializacin del arte por parte de la sociedad burguesa y la prostitucindel artista en manos del capitalismo como la idea romntica y parafascista del artista como lder(lo cual equivale a decir del lder como artista).

    En todo caso, el ideal del gobierno del poeta o del artista es, para ellos, tan inadmisible como eldel gobierno del filsofo o del sabio. Ms an, hasta el poder informal (pero muy real y efectivo)de la gran obra de arte y del gran artista deben ser combatidos como manifestacin de unadictadura del gusto y como rmora al surgimiento de nuevas formas del arte.

    Muchos tericos anarquistas (Kropotkin, Rocker, Landauer, etc.) han sealado que ladecadencia profunda del arte en Occidente coincide con el surgimiento del individualismoburgus y la consolidacin del Estado nacional, a comienzos de la Edad Moderna. En este

    momento, la obra de arte deja de ser expresin de una comunidad viviente; aparece el artistacomo un ente privado, como un solitario; no se pinta ni se esculpe para la catedral o para elmercado sino para la cmara del duque o para el aposento de la querida del rey; la poesa nose recita en los atrios y las plazas sino que se escribe para ser leda en lo recndito de unabiblioteca.

    Kropotkin exalta, por eso, como modelo del arte autntico, el de las antiguas ciudades griegasy, sobre todo, el de las libres comunas medievales. Son memorables las pginas que dedica, enEl apoyo mutuo, al arte de las catedrales, resultado de la experiencia colectiva reunida yexpresin de una gran idea.

    La autenticidad de este arte traduce, para l, la autenticidad de una organizacin social (de la

    ciudad libre) que puede describirse como una federacin de gremios y guildas, en base a laidea de la ayuda mutua, ajena a toda verticalidad gubernamental y a toda autoridad estatalpropiamente dicha. Rocker generaliza, en Nacionalismo y cultura, la concepcin kropotkiniana ydesarrolla la tesis de que en toda la historia hay una relacin directamente inversa entre arte ypoder estatal. El arte ms elevado y puro, el ms genuino y creador, se da all donde el Estadoy el gobierno estn reducidos a un mnimo, como en la Grecia clsica y en el Medievo de lasciudades libres.

    Para Kropotkin, una poca como la nuestra, en que est planteada una lucha a muerte entreexplotados y explotadores, entre oprimidos y opresores, entre trabajadores y capitalistas, el arteslo puede aspirar a ser autntico mediante el compromiso con la causa del pueblo

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    En su clebre folleto A los jvenes, apela al artista en medio de este mar de angustia cuyamarea crece en torno a ti, en medio de esa gente que muere de hambre, de esos cuerposamontonados en las minas y esos cadveres mutilados yaciendo a montones en lasbarricadas... t no puedes permanecer neutral; vendrs y tomars el partido de los oprimidos,porque sabes que lo bello y lo sublime -como t mismo- est del lado de aquellos que luchanpor la luz, por la humanidad, por la. Justicia.

    Es evidente, sin embargo, que este compromiso que Kropotkin exige al artista de nuestrosdas no implica ninguna limitacin preceptiva y dogmtica ni tiene nada que ver con el despusllamado realismo socialista.

    En general, puede decirse que Kropotkin considera el realismo naturalista (de Zola, porejemplo) como un arte burgus, donde la anatoma de la sociedad aparece en toda su crudeza,disociada de los ideales ticos y sociales. Si hubiera llegado a conocer el realismo del artestaliniano, su juicio hubiera sido ms severo y no hubiera dejado de ver all la ms perfectasntesis de la trivialidad con el servilismo.

    SEGUNDA PARTE

    LOS PENSADORES ANARQUISTAS

    PREHISTORIA DEL ANARQUISMO: EL SOCIALISMO UTPICO

    El anarquismo, como filosofa social, tiene una larga prehistoria, que puede remontarse a Lao-tse y el taosmo en China, a los sofistas y los cnicos en Grecia, y que no deja de comprender,durante el Medievo y el Renacimiento, diversas manifestaciones del Cristianismo sectario yheterodoxo.

    Sus antecedentes inmediatos deben buscarse sin embargo, en los inicios de la revolucinindustrial y de la era de la burguesa y del capitalismo, esto es, a fines del siglo XVIII ycomienzos del XIX.

    En este momento histrico surge precisamente el socialismo utpico, en el cual puedenhallarse, sin duda, importantes componentes anarquistas, en la medida en que sus metas seidentifican con la construccin de una sociedad igualitaria y justa, al margen (ya que nodirectamente en contra) del Estado. Saint-Simon, Owen, y sobre todo Fourier compartan elideal y la meta de un socialismo antiautoritario y no estatal, es decir, libertario.

    Saint-Simon anuncia y propicia una sociedad en que la administracin y la economa pasen amanos de los productores (obreros, agricultores, artesanos, tcnicos, etc.), a quienes denominaindustriales, por contraposicin a las clases ociosas (nobles, sacerdotes, militares,burgueses, etc.). El proyecto central del socialismo saintsimoniano se cifra en una sustitucindel Gobierno propiamente dicho (que detentan hasta ahora las clases ociosas) por unaorganizacin tecnolgica y cientfica de la sociedad.

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    De tal proyecto se infiere que el Estado habr de disolverse en la sociedad cientficamenteestructurada y econmicamente regida por los trabajadores.

    Cierto es que Saint-Simon (como los otros socialistas utpicos, pero tambin como Proudhon)rechaza en absoluto la idea de la revolucin social. Cierto es que no habla de suprimir oabolir el Estado sino que contempla su natural y pacfica disolucin en el organismoeconmico. Cierto es que los presupuestos iluministas limitan su anlisis de las clases sociales

    y lo llevan a postular la direccin de los sabios y, en especial, de los tecnlogos, por encimade la masa de los trabajadores manuales. stas y otras limitaciones explican, en parte, el hechode que muchos saintsimonianos llegaran a ser columnas del Imperio y barones de las finanzasy, como tales, criticados por los pensadores anarquistas (Bakunin, etc.). Pero no por eso dejade ser cierto que en la sociedad proyectada y auspiciada por el propio Saint-Simon laobediencia y la sumisin propia del sistema militar sern reemplazadas por el trabajo personal yla participacin en una tarea comn, por lo cual, no sin razn, segn advierte Ansart, Proudhonubicaba al autor del Catecismo de los industriales en las races del anarquismo.

    Atendiendo, sin embargo, a algunas de las limitaciones que sealamos y, sobre todo, a la ideade la direccin de los tcnicos (sobre la masa obrera), Kropotkin ve en Saint-Simon ms bien unantecesor del socialismo autoritario o marxista, y prefiere considerar como ancestro del

    anarquismo a Fourier.

    La idea del Falansterio se funda, en efecto, en una concepcin del trabajo libre como fuente degoce y alegra, y supone una comunidad cooperativa y solidaria, as como el ideal de lapersonalidad humana integrada y de la sociedad estructurada sabiamente sobre la armona delos instintos. El Estado no desempea papel alguno; no hay gobernantes propiamente dichos.Se trata de sustituir el principio del lucro por el del placer y la meta del dominio por la de lacreacin.

    No resulta difcil comprender que este modelo de sociedad eminentemente no represiva hayalogrado el beneplcito de Kropotkin y de muchos anarquistas posteriores a l. Habiendo, ennuestros das, inspirado a Marcuse, no consigui hacerle olvidar del todo sus presupuestos

    polticos de raigambre marxista.En cuanto a Owen, la multiplicidad de sus proyectos, que hace de l un verdadero socialistaexperimental, as como la constante apelacin a la capacidad y la energa de los trabajadores (yde los intelectuales), al margen de toda intervencin estatal, lo inclinan decididamente hacia elcampo del socialismo libertario. Aunque sera impropio llamarlo anarquista, es claro que en ladiscusin planteada dentro de la Primera Internacional entre autoritarios (marxistas) yantiautoritarios (bakunistas) se hubiera decidido por stos antes que por aqullos. En todo caso,resulta significativo que el laborismo ingls, surgido bajo la inspiracin de Owen, jams hayasucumbido a las tentaciones estatizantes y totalitarias que arrastraron al marxismo.

    Hubo sin duda, tambin algunos socialistas utpicos en los cuales el modelo platnico, que

    comporta el concepto de un Estado ideal, sigui presente. Tal es el caso, por ejemplo, deEtienne Cabet (con su Voyage en Icarie) y de Edward Bellamy (con su Looking backward), quese ubican, desde este punto de vista, en la lnea de las utopas renacentistas de Thomas Moore(Utopa) y de Tomasso Campanella (La citt del sole). Pero los autores que ms influyeron,intelectual y aun socialmente, como los mencionados Saint-Simon, Fourier y Owen, transmitenal anarquismo, junto con la idea de una sociedad justa e igualitaria, el presupuesto delantiestatismo. Slo que en ellos el antiestatismo era simplemente apoliticismo, mientras en losanarquistas (desde Godwin y Proudhon, pero sobre todo, desde Bakunin) se convierte en activoy militante antipoliticismo.

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    PREHISTORIA DEL ANARQUISMO: WILLIAM GODWIN

    William Godwin, nacido cerca de Cambridge (Inglaterra), el 3 de marzo de 1756, fue pastor en

    diversas iglesias disidentes en East Anglia, Suffolk, Herfordshire, etc. Del calvinismosandemaniano pas al unitarismo teolgico y al liberalismo whig, pero no tard mucho enabandonar toda creencia cristiana, hacindose anarquista y ateo (aunque al final de su vidaprofes un no muy preciso pantesmo). Aunque dej una extensa y variada obra literaria (quecomprende novelas, teatro, historia, panfletos polticos, teologa, etc.), su libro ms notable, elque le dio sbita e internacional fama, fue la Investigacin acerca de la justicia poltica,publicada a comienzos de 1793, la cual, como anota Brailsford, hizo que se considerara a TomPaine como un bufn; a Paley como una vieja loca; a Edmund Burke como un sofista derelumbrn. Durante muchos aos, en Inglaterra, la expresin filosofa moderna se entenderasiempre como una referencia a la obra de Godwin y sus discpulos.

    Despus de haber sido tan duramente atacado en los ltimos aos de su vida como haba sido

    admirado cuando public su Investigacin, muri el 7 de abril de 1836.

    Nutrido con las ideas del iluminismo y habiendo abrazado como muchos de suscontemporneos ingleses, los ideales de la Revolucin Francesa, Godwin se distingui de todosellos por la lucidez y el coraje con que supo llevar hasta sus extremas consecuencias aquellasideas y estos ideales.

    Godwin admite, como Helvetius, el poder soberano de la razn sobre las emociones, y, aunqueno cree en el libre albedro (sino en una cierta plasticidad de la voluntad), confa, como elmismo Helvetius (y tambin como Priesttey, D'Holbach y Condorcet), en la indefinidaperfectibilidad del ser humano. Todo hombre tiene, para l, la misma dignidad intrnseca y todoindividuo es igual a cualquier otro. La causa principal de las injusticias y la razn de ser de su

    perpetuacin son las instituciones humanas (en lo cual sigue tanto a Swift como a Mandeville).No se aviene, en cambio, con la idea del contrato social de Rousseau (sobre el origen delgobierno) y concuerda, ms bien, con Price, para el cual todo Gobierno constituye un mal, ycuanto menos tengamos de l, tanto mejor.

    De hecho, va ms all que Price y otros liberales radicales. Ve la historia de la humanidad, encuanto historia del gobierno y del Estado, como una larga historia de la opresin y del crimen.Nadie, antes que l, realiza una crtica tan penetrante de las causas de la guerra y del carcterrepresivo (de guerra contra el propio pueblo) que ejerce todo Gobierno. Todo Estado, en cuantoconcentra en s determinado poder, tiende a conservarlo y acrecentarlo: de ah su inevitablefuncin blica. Todo Estado desea conservar el orden, lo cual equivale a decir, mantener lascosas tal como estn (los pobres, pobres; los ricos, ricos; los nobles, nobles; los plebeyos,

    plebeyos, etc.): de ah su inevitable funcin opresora y represiva.Para llegar a la sociedad ideal, donde el Estado quede reducido al mnimo, Godwin no apelatodava a la lucha de clases o a la accin directa. Confa, de acuerdo con su formaciniluminista, en la difusin de las ideas a travs del libro y de la escuela y en una nuevaorganizacin social, promovida por las luces.

    El carcter incipientemente anarquista de la filosofa social de Godwin se hace evidente a partirde su distincin entre sociedad y Estado (gobierno): Los hombres se asociaron al principio porcausa de la asistencia mutua. No previeron que sera necesaria ninguna restriccin para regularla conducta de los miembros individuales de la sociedad entre s o hacia el todo. La necesidad

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    de restriccin naci de los errores y maldades de unos pocos. Como T. Paine, est convencidode que: La sociedad y el gobierno son distintos entre s y tienen distintos orgenes. Lasociedad se produce por causa de nuestras necesidades y el gobierno por causa de nuestrasmaldades.

    La sociedad es en toda condicin una bendicin; el gobierno, aun en su mejor forma, essolamente un mal necesario. Pero Godwin cree que ese mal, necesario en el pasado y an en

    el presente, puede y debe ser progresivamente curado en el futuro. Y en el camino de esacuracin est, para l, la progresiva descentralizacin y la instauracin de Estados pequeos(segn el ideal de Helvetius y de Rousseau) y de comunas autnomas.

    PREHISTORIA DEL ANARQUISMO: MAX STIRNER

    Max Stirner no es, en rigor, un filsofo anarquista, por ms que as se empeen en considerarlolos manuales. Es ms bien, un solpista moral. Sin embargo, al igual que los socialistasutpicos, sus contemporneos, hay en su pensamiento muchos elementos que sern

    fundamentales en la constitucin de la filosofa social del anarquismo. En particular, su crticadel Estado y de la burguesa, de las instituciones polticas y de la escuela, pueden considerarsecomo adecuado presupuesto para Proudhon y para Bakunin.

    Max Stirner (su verdadero nombre era Johann Kaspar Schmidt) naci en Bayreuth, el 26 deoctubre de 1806. En la Universidad de Berln escuch a Hegel y a Schleiermacher. Durante unlustro fue profesor en un internado de seoritas berlins. Vinculado con los jvenes hegelianosdel grupo de los libres (Freien) y, en especial, con Bruno Bauer, muy pronto superar loslmites de la crtica ideolgica de stos, limitada a la religin y a las viejas frmulas de lafilosofa acadmica. En 1844 public el libro que le hizo famoso, el nico en realidad, por el cualsu nombre es recordado: El nico y su propiedad. En 1856 muri en la mayor pobreza.

    La realidad se reduce, segn Stirner, al nico, es decir, al individuo; slo del yo individual puededecirse que verdaderamente existe. Por consiguiente, todos los valores que se basan en louniversal y que suponen la existencia de lo comn, tales como verdad, libertad, justicia, etc.,han de ser desechados, para dejar lugar al nico valor que se funda en el nico, esto es, a lapropiedad (Eigentum), a la pura expresin de la absoluta individualidad.

    Toda nuestra cultura est viciada por un error esencial: el de haber hecho del individuo un meroinstrumento de la Historia, del Estado, de la Idea.

    El yo, mi yo, es el Absoluto. Ninguna Historia lo trasciende, ningn proyecto universal lo incluye,ninguna vocacin lo orienta. En cierto sentido equivale al Uno de Plotino y al Acto Puro deAristteles.

    Ahora bien, esta exaltacin de la individualidad hace del hombre un nmada, un ser aislado dela sociedad y de los dems hombres. Por eso, la crtica de Stirner, a diferencia de la de losanarquistas, no est dirigida slo contra el Estado sino, ms an, contra la Sociedad misma.

    Para Bakunin o Kropotkin, el individuo humano constituye un valor supremo, por encima de lno hay nada. Pero el concepto de individuo no excluye sino que, por el contrario, exige laconvivencia permanente con los dems individuos, esto es, la sociedad. Ms an, segn ellos,el individuo aislado es un pseudo-individuo, ya que slo en la interrelacin humana y en lamirada del prjimo es reconocido y se reconoce como hombre libre y como valor supremo.

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    Stirner, por el contrario, se complace en afirmar. Volksfreiheit ist nicht meine Freiheit (La libertaddel pueblo no es mi libertad).

    La individualidad se funda, para los filsofos propiamente anarquistas, en la individualidad delprjimo; para Stirner, se funda en s misma o, por mejor decir, en nada: Ich habe meine Sacheauf Nichts gestel1t (He fundado mi causa en nada).

    La obra de Stirner resulta, sin embargo, particularmente valiosa para el pensamiento anarquista,porque seala con lcida acritud las limitaciones y contradicciones del ascendente liberalismoburgus. En cuanto analiza sus conceptos de libertad y de igualdad como modos desubordinarse al Estado, en cuanto desmonta la estructura del Estado liberal y constitucionalpara mostrarlo como una nueva y tremenda mquina de opresin, presta un invalorable servicioal pensamiento anarquista. Cmo podra ste dejar de reconocerlo cuando Stirner ha escrito: El Estado vino a ser as la verdadera persona ante la que desaparece la personalidad delindividuo; no soy Yo quien vivo, es l quien vive en M?.

    NACIMIENTO DEL ANARQUISMO: PIERRE JOSEPH PROUDHON

    En el curso de la Revolucin Francesa se us con relativa frecuencia la palabra anarquista.Los elementos ms conservadores (girondinos, etc.) designaban con ella a quien formaba partede uno de los clubes de barrio situados ms all del jacobinismo, los cuales propiciaban, no laestatizacin de la tierra, como Babeuf y los iguales, sino la autogestin, el federalismo integral,la toma de posesin de los instrumentos de trabajo por parte de los trabajadores mismos.Como es evidente, los moderados concedan un sentido peyorativo a dicha palabra: slo quienno est en sus cabales puede oponerse al mismo tiempo a la monarqua y a la repblica ypuede pensar en la supresin radical de la propiedad privada.

    El primero que us la palabra anarquista en sentido positivo, con el propsito de autodefinirse

    dentro del abigarrado cuadro de las ideologas en la Francia de 1848, fue Pierre JosephProudhon. l fue, al mismo tiempo, el que le dio un contenido; ms an, el primero que elaboruna filosofa social y poltica y una interpretacin de la cultura y de la historia que con propiedadpuede denominarse anarquismo, aunque ms tarde prefiriera sustituir este trmino negativopor otros de significado positivo (mutualismo, democracia industrial, etc.).

    Proudhon naci en Besanon, en el Franco Condado, el 15 de enero de 1809 y muri en Passy,el 19 de enero de 1865. Provena de una familia de artesanos y campesinos. Su padre, toneleroy cervecero, nunca comprendi que la cerveza que fabricaba deba venderse a ms que elprecio de costo (incluido su salario) y por eso vivi pobre y dej hijos pobres. Su madre eracocinera.

    l mismo trabaj toda su vida manualmente: primero, como tonelero, junto a su padre;despus, como mozo de labranza, luego, como tipgrafo; en fin, como carretero. A decir verdad,fue el nico de los grandes tericos del socialismo que podemos llamar trabajador manual yque gan su vida literalmente con el sudor de su frente. Resulta por eso al mismo tiempoindignante y gracioso escuchar a los marxistas (comenzando por el propio Marx) cuandoafirman que Proudhon era un pequeo burgus (sobre todo si se considera que Marx era hijo deun respetable abogado, se cas con la baronesa Jenny von Westphalen y vivi durante muchotiempo con el dinero que su amigo Engels extraa de la plusvala producida por los obreros desus fbricas). Originario, como Fourier, del Franco Condado, en el que, como dice G. Lefranc,hasta la revolucin de 1789, hubo siervos al servicio de las abadas, pero que desde la EdadMedia iba orientndose hacia frmulas cooperativas, mediante la constitucin de fruteras, sus

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    concepciones econmicas y sociales tienen una primera y profunda raz en las observacionesde su infancia sobre el trabajo, la propiedad, la venta, el justo precio.

    Gracias a la beca Suard pudo estudiar Proudhon durante algn tiempo en el Colegio deBesanon, pero razones econmicas le impidieron concluir all su bachillerato. Bsicamente sele debe considerar, pues, como a Fourier (y tambin a Owen, a Saint-Simon y a casi todos lossocialistas utpicos) un autodidacta. Tambin en esto sus orgenes lo oponen a Marx. El

    carcter no sistemtico, las contradicciones (reales o aparentes), el vuelo grandioso y elbrillante rigor de su estilo son el resultado de su genio francs, campesino-artesanal,autodidctico.

    El pensamiento de Proudhon ha merecido calificativos muy diversos.

    Para los marxistas, Proudhon es un idelogo de la pequea burguesa, lo cual parecefundamentalmente falso, no slo porque l fue el verdadero iniciador del movimiento obrerointernacional (proudhonianos fueron los obreros que fundaron la Asociacin Internacional deTrabajadores; proudhoniana sigui siendo tal Asociacin en su mayora, durante los primerosCongresos; discpulos de Proudhon configuraron tambin la mayora durante la Comuna dePars, etc.), sino tambin porque el socialismo francs (y, en cierto modo, el socialismo de los

    pases latinos, sin excluir los de Ibero Amrica) fue durante muchas dcadas (hasta 1920, por lomenos) ms proudhoniano que marxista. Puede concebirse que una ideologa pequeoburguesa haya logrado durante tanto tiempo, en tantos pases, una tan grande influencia en elmovimiento obrero?

    Algunos autores como Touchard, en su Historia de las ideas polticas, prefieren definir alproudhonismo como un socialismo para artesanos; otros han hablado de un socialismo paracampesinos. Pero tales definiciones slo pueden aceptarse si se tiene en cuenta que, en elmomento en que Proudhon pensaba y escriba, la mayora de los trabajadores asalariados eranartesanos y agricultores ms que obreros industriales.

    En todo caso, tan justo parece llamarlo, con Bourgeois, padre del socialismo francs, como

    con Stekloff, padre del anarquismo y como Dollans, gran filsofo y tribuno de la plebeeuropea.

    La primera obra que Proudhon escribi fue un ensayo sobre las categoras gramaticales (1835),con el cual opt al premio en un concurso promovido por la Academia de Besanon. En 1839public un trabajo de carcter histrico-sociolgico, sobre La celebracin del domingo, que,igual que el primero, no llam mucho la atencin.

    Pero su tercera obra, Qu es la propiedad?, aparecida en 1840, le hizo repentinamentefamoso en Pars, en Francia y en el mundo. Al ao siguiente, en 1841, y luego en 1842,complet las teoras all expuestas con una Segunda y Tercera memoria. En 1843 escribi dosobras importantes: La creacin del orden en la humanidad y El sistema de las contradicciones

    econmicas o la Filosofa de la miseria.Esta ltima dio lugar a una rplica de Marx, quien dialcticamente escribi as su Miseria de lafilosofa. Precisamente un ao despus de publicar su Filosofa de la miseria (1844) Proudhonconoci a Marx en Pars; al ao siguiente (1845) conocer a Bakunin. Y aunque es verdad queProudhon recibi la influencia del joven filsofo alemn, no es menos cierto que, a su vez,influy grandemente sobre l. Baste recordar que Proudhon fue el primero que habl delsocialismo como ciencia, en su Qu es la propiedad? Marx admiraba este libro e hizo de l ungran elogio en La Sagrada Familia, al afirmar que reviste una importancia por lo menos igual alfolleto del abate Siyes, Qu es el Tercer Estado? Dice textualmente Marx: Proudhon noescribe solamente en nombre de los proletarios; l mismo es un proletariado. Su obra es el

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    manifiesto cientfico del proletario francs y presenta una importancia histrica distinta de laelucubracin literaria de un crtico cualquiera.

    Las cordiales relaciones entre Proudhon y Marx no duraron, sin embargo, mucho. Marx, querompi con cuantos le precedieron, quiso atacar, en cierto momento, al alemn Grn,representante del llamado verdadero socialismo, y quiso arrastrar consigo a Proudhon, elcual, lo mismo que Bakunin, no se prest a ello. He aqu lo que en tal ocasin escribe el padre

    del socialismo francs al padre del socialismo alemn: Despus de haber demolido todoslos dogmas a priori, no caigamos, a nuestra vez, en la contradiccin de vuestro compatriotaLutero; no pensemos tambin nosotros en adoctrinar al pueblo; mantengamos una buena y lealpolmica. Demos al mundo el ejemplo de una sabia y previsora tolerancia, pero, dado queestamos a la cabeza del movimiento, no nos transformemos en jefes de una nueva intolerancia,no nos situemos como apstoles de una nueva religin, aunque sta sea la religin de lalgica.

    Si Marx ataca a Proudhon cuando ste publica su Sistema de las contradicciones econmicas,tres o cuatro aos despus de haberlo alabado por su Qu es la propiedad?, no se debe,evidentemente, al hecho de que Proudhon haya variado su doctrina, sino a la negativa de stefrente a sus imposiciones dogmticas y al prurito, muy propio de Marx, de ser el primero en

    todo. Proudhon nos da la clave de la ruptura en una nota manuscrita al margen de su ejemplarde las Contradicciones econmicas: El verdadero sentido de la obra de Marx es que l deploraque yo haya pensado como l, y que lo haya dicho antes que l.

    En 1848 Proudhon es elegido diputado a la Asamblea Nacional, al proclamarse la SegundaRepblica. En el seno de ese cuerpo legislativo combate la propuesta del reformista Luis Blanc,cuyos talleres nacionales adormecen a los proletarios sin concederles nada de lo esencial.En ese medio republicano-burgus aparece como un extrao disidente.

    l mismo escribe en sus Carnets: Estos diputados se asombran de que yo no tenga cuernos ygarras. Sin embargo, sus ideas, a travs del peridico que publica, Le representant dupeuple, llegan a tener entonces gran influencia en los estratos populares de Pars. Cuando el

    general Cavaignac reprime violentamente la revuelta Popular del 23 de junio, seiscientosnoventa y uno de los seiscientos noventa y tres diputados de la Asamblea aprueban suconducta: Proudhon es uno de los dos que la condena.

    En tal ocasin pronuncia un clebre discurso, donde opone taxativa y radicalmente, comonunca nadie se haba atrevido a hacer hasta entonces, la burguesa y el proletariado, afirmandoque el proletariado realizar un nuevo orden, por encima de la ley establecida, y proceder auna liquidacin de la burguesa.

    En este momento, Proudhon, que por lo general tiene una posicin no violenta, porque confaen los mecanismos de la organizacin econmica, asume una actitud beligerante, que bienpodramos llamar de fuerza. La esperanza de llegar pacficamente a la abolicin del

    proletariado -dice- es una pura utopa. Poco despus, como reafirmando la idea de la lucha declases, aade: Pertenezco al partido del trabajo contra el capital.

    El 10 de diciembre de aquel mismo ao, Luis Napolen es proclamado Presidente de laRepblica por la Asamblea Nacional. Dos aos y medio despus este Presidente se convertiraen Emperador, del mismo modo que el primer Napolen haba pasado del Consulado alImperio.

    Proudhon ataca duramente a Luis Napolen en su peridico Le voix du peuple, y lo consideracomo el peor enemigo del proletariado y del socialismo. Por esta razn es condenado, en 1849,

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    a varios aos de crcel. Huye a Blgica, donde vive en el anonimato durante un tiempo,ganndose la vida como profesor particular de matemticas.

    En una ocasin, al regresar por motivos privados a Francia, es descubierto, y encerrado en lafamosa prisin de Santa Pelagia. All se dedica con apasionado fervor al estudio y escribe, entreotros libros, La idea general de la revolucin. Mantiene tambin una nutrida y clandestinacorrespondencia con muchas figuras de la oposicin, y propicia una alianza del proletariado con

    la clase media para derrocar a Luis Napolen, actitud que le ser reprochada por algunossocialistas, los cuales recordaban que pocos aos antes Proudhon haba contrapuesto de unmodo tajante el proletariado y la burguesa. En 1858 escribe, contra el catlico Mirecourt, unade sus ms extensas e importantes obras histrico-filosficas: Sobre la Justicia en laRevolucin y en la Iglesia, la cual le vale una nueva condena, por su ataque contra la religindel