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    NICOLS DE CUSALA IGUALDAD*

    "La vida era la luz de los hombres"1Te haba prometido, Pedro, escribir alguna cosa sobre laigualdad, para ejercitar tu intelecto vido de verdad y dotado dela capacidad de penetrar en los discursos teolgicos. Sin em

    bargo, mi trabajo en la embajada apostlica no me permiti llevarlo a cabo ni rpida ni acabadamente.Recibe, pues, con benevolencia, lo que Dios se ha dignadoproporcionarnos, y que el telogo Juan Evangelista seal en laspalabras citadas arriba: que Dios Padre a travs de su Verbo consustancial, es decir, el Hijo, a todos ha dado el ser, y que el* De Aequalitate es una obra de Nicols de Cusa compuesta en 1459, en elmismo ao en que escribi el De Principio. Cfr. sobre ste lt imo laintroduccin a la traduccin y notas de esa obra hecha por Miguel ngel L eyra,Nicols de Cusa, El principio, Cuadernos de Anuario Filosfico, Serv.Publicaciones Universidad de Navarra, n 14, Pamplona, 1994. La Igualdades, por tanto, posterior al De Beryllo, primera de las grandes obras del ltimoperodo del Cusano, y anterior al Possest (1460) y De non-aliud (1462). Unode los intentos del Cu sano, reiterado a lo largo de toda su trayectoria filosfica,es el que hace referencia a la bsqueda de un nombre cada vez ms adecuadopara denominar al Absoluto, que de suyo es innombrable e inefable; en estaobra ese nombre es vislumbrado y explicitado como Igualdad, como en DeBeryllo haba sido la Unidad indivisible, y posteriormente ser el Possest oNon-aliud, en las correspondientes obras que llevan ese mismo ttulo, y elPosse en el De pice theoriae. Aq u, adems de sealar y explicar la Igualdadcom o no mbre del Ab soluto, aplica ese nombre a la doctrina trinitaria.La traducc in ha sido llevada a cabo sobre el texto latino de Nikolaus vonKues, Philosophisch-Theologische Schriften, Herausgegeben und eingefhrtvon Leo Gabriel , bersetzt von Dietlind und Wilhelm Dupr, Studien undJubilumsausgabe Lateinisch-Deutsch, Herder, Wien, 1967, Band III, 357-417. Adems de la versin alemana, en la anterior referencia citada, solamenteexiste, que y o sepa, una traduccin al italiano del De Aequalitate en las pginas689-717 de Opere Filosofiche d\ Nicolo Cusano, a cura di Graziella Federici-Vescovini, Utet, Turn, 1972. sta es, me parece, la primera traduccin alcastellano de este opsculo de Nicols de Cu sa.1 Ioh., 1, 4.Anuario Filosfico, 1995 (28), 755-781 755

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    NICOLS DE CUSAmismo ser de todas las cosas est en el Verbo, o sea, en su Hijo,que es la vida; l era la vida y luz de la razn humana, porqueera la luz, que es tambin el Verbo.

    Dijo esto con el fin de que entendiramos que, por medio delVerbo de Dios, nosotros por una parte llegamos al ser, y porotra somos iluminados en la razn; y aadi despus que nosotros podemos ser iluminados por esta dicha luz verdadera hastatal punto que podamos llegar a la aprehensin de la misma luzsustancial, que nos iluminar de tal modo que har que seamosbienaventurados y felices. Pues, en efecto, siendo nuestro entender un nobilsimo vivir, si el intelecto pudiera entender la luz desu inteligencia, que es el Verbo de Dios, aferrara su propioprincipio, que es eterno, y es su Hijo, por medio del cual el intelecto es llevado hasta su principio. Y este entender es en smismo, puesto que lo entendido y el que entiende no son cosasajenas y diversas.El intelecto, por tanto, estar en la unidad de la luz, que es elVerbo de Dios, pero no como el Verbo de Dios Padre est conDios Padre, es decir, como est el Hijo con el Padre en la unidadde la sustancia, porque el intelecto creado no puede unirse enunidad de sustancia al Dios increado, sino como un hombre seune a otro hombre en la unidad de la esencia humana. As pues,el Verbo se ha hecho carne para que el hombre mediante elhombre que es el Verbo e Hijo de Dios, pueda unirse inseparablemente a Dios Padre en el reino de la vida eterna.Este grandsimo misterio de nuestro mediador y salvadorJesucristo ha sido revelado en el Antiguo y en el NuevoTestamento. Sin embargo en ninguna parte de modo tan clarocomo en el Evangelio del telogo Juan, cuyo estilo si bien es dedifcil expresin y comprensin, sin embargo est descrito enestilo figurado y en el modo enigmtico de las cosas comprensibles.Los que quieran, por otra parte, penetrar en el Evangelio conla fe y comprender el misterio a tenor de las fuerzas de la inteligencia humana, es necesario que hayan ejercitado el intelecto ylas fuerzas de nuestra alma principalmente en lo referente a lasabstracciones. Te explicar, pues, lo ms brevemente posibletodo aquello que en torno a este asunto hay que decir.

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    En mi libro El Beryllo has ledo que el intelecto quiere serconocido. Afirmo ahora que quiere ser conocido tanto por smismo cuanto por los otros. Y esto no significa otra cosa sinoque l quiere conocerse a s mismo y a todo lo dems, porque enel conocer est su vida y su alegra. El maestro, que es el Verbode Dios, me ha enseado por otra parte que ver y conocer son lomismo. En efecto, afirm: bienaventurados los limpios de corazn porque ellos vern a Dios2; y en otro lugar: la vida eternaconsiste en esto: conocerte a ti, Dios3. Y tambin: quien me ve am, ve al Padre4, en donde ver es conocer y conocer, ver.Hablemos, pues, sobre la visin, la cual coincide con el conocimiento del hombre, y establezco como introduccin a mi intento que la alteridad no puede ser forma. Alterar consiste msen deformar que en dar forma. Por tanto, aquello que es visto enotros, puede tambin ser visto en s mismo sin alteridad, puestoque la alteridad no puede darse a s misma el ser. La vista que,tras haber removido toda alteridad, ve lo visible, ve que no esdiversa de lo visible. En consecuencia, lo que ella es se refieretanto a la visin como a lo visible, entre los que no hay una alteridad de esencia, antes bien una identidad. Cualquier cosa puedeser vista, cuando se ha suprimido toda alteridad; y lo que es vistode este modo, est privado absolutamente de toda materia. Elsujeto de alteracin no es la nada, ni la forma que proporciona elser, sino aquello que puede ser formado, a lo que llamamos hyleo materia.El intelecto, cuando ve al intelecto en una u otra cosa inteligible, y a la materia como sujeto de la alteridad, puesto que ve ens mismo por medio del intelecto, se ve a s mismo como separado de toda materia y ve que la inteligencia, por carecer demateria, es inteligible de suyo, y que todas laxosas, que no carecen de materia, no son inteligibles por s mismas, sino que tienenque ser abstradas de la materia para ser entendidas. Y por esolos entes naturales son menos inteligibles, ya que tienen la materia muy ligada a la alteridad, como es patente en las cualidadesactivas y pasivas. Y si de ellos se abstrae la materia dejan de serentes naturales. Los entes matemticos, en cambio, son ms inte-2 Mt., 5, 8.3 Ioh., 17, 3.4 Ioh., 14, 9. 757

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    NICOLS DE CUSAligibles, porque en ellos la materia no se halla ligada a una alte-ridad tan g rande. No estn sujetos a las cualidades activas y pasivas, sino slo a la cantidad, aunque no sea sensible.Del mismo modo que el hombre no parece estar desligado detoda contraccin, material, sensible, cuantificativa y cualificativa,as tampoco el crculo parece estar desligado de toda cantidadmaterial, aunque sea sta no sensible. En cambio, el ente que esel uno absoluto puede ser visto como separado de toda cantidad ycualidad, incluso de la inteligible.Vemos a este hombre que es Platn, y a este otro hombre distinto que es Scrates. Por tanto, se ve al hombre separado de estaalteridad individual y esta visin no es sensible, sino que estdesligada de lo sensible por la supresin de la contraccin individual. No es visto entonces el hombre como separado de todamateria natural, sino slo de la individual, permaneciendo encambio la comn, por ejemplo, el hombre. Este hombre que deeste modo veo que est desligado de esta carne y de estos huesos,no est sin embargo desligado de carne y huesos, pues en casocontrario no sera un hombre natural. En consecuencia, estehombre que veo de este modo es un universal separado de losindividuos, y es conocido en tal visin como hombre por mediode una potencia cognoscitiva que es ms alta que el conocimientosensible, si bien inferior a la facultad intelectiva, y que est unidaa un rgano, que tambin se halla en los animales y que se llamapotencia imaginativa.Vemos, en efecto, que los perros conocen al hombre en general y a este hombre particular. De este modo, el hombre ve estafigura y ve la figura separada de la contraccin individual, perono separada de toda materia, porque no puede ver la figura msque con cantidad. La cantidad supone la materia. Y esta visin sehace por medio de la razn, que est poco contraida en el rgano.Tambin en los libros de Platn y Aristteles se considera elintelecto como separado de toda contraccin y de toda materia,tanto cuantificativa como cualificativa, y esta visin se realizagracias a la suprema simplicidad separada del alma, que se llamaintelecto o m ente.Todo lo que se ve en otro, es visto de otro modo por medio delo que en s es una misma cosa con el alma del que lo ve. El758

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    LA IGUALDADhombre ve que el conocimiento sensible es una cosa en la vista,otra en el odo y as respecto a los dems. Y ve que el sentido,aunque existe de modos distintos en las diversas cosas, es sin esadiversidad idntico al alma racional. Y as ve los diversos sentidos por medio del sentido en s, que es comn a todos y que estdesligado de la contraccin individual. As tambin ve la rectituden las diversas cosas rectas por medio de la rectitud en s, ytambin la forma en lo informado por medio de la forma en s, yla justicia en los justos por la justicia en s, y en general lo cognoscible extrnseco por lo consustancial intrnseco.Y por este mtodo se hace evidente cmo lo inteligible extrnseco llega al acto por lo intrnseco, lo mismo que el presupuestointelectual, es decir, el principio, genera de s mismo su propioverbo, razn o conocimiento. Este sera una semejanza consustancial suya, porque sera la razn de la naturaleza intelectualcomo el presupuesto intelectual, en la que se hace clara la figurade su propia sustancia, el principio o el presupuesto. De otromodo, sin esa tal razn el presupuesto permanecera desconocidopara s y para todos. Y de stos procede el amor o voluntad deambos. El amor, en efecto, sigue al conocimiento, y lo conocido-nada que sea desconocido puede ser amado- tambin resplandece en su obra racional, es decir, en el primer modo mximodel silogismo de la primera figura.El alma, por ejemplo, quiere demostrar que todo hombre esmortal y argumenta de la siguiente manera: todo animal racionales mortal; todo hombre es animal racional; luego todo hombre esanimal mortal. La primera proposicin es el principio o presupuesto; la segunda, generada de la fecundidad de la primera, es larazn o nocin de su fecundidad. De stas se sigue la conclusinbuscada. Lo mismo que la primera es universal afirmativa, astambin lo son la segunda y la tercera. Y una no es ms o menosuniversal que otra. La universalidad, pues, se da en ellas de unmodo igual, sin alteridad. No se contiene ms en la primera sustancia que en la segunda o en la tercera. La primera proposicinabarca a todo animal racional. Y tambin la segunda y la tercera.La segunda, que habla del hombre, no abarca menos, porque sloel hombre es animal racional. Son, pues, esas tres proposicionesiguales en universalidad, esencia y virtud. Por tanto, no son tresuniversalidades ni tres sustancias, esencias o virtudes. Y en

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    NICOLS DE CUSAefecto, por tal igualdad no hay en ellas una alteridad de sustanciaa tenor de cualquier modo nuestro de entender, ya que no conocemos otro animal racional ms que el hombre.Sin embargo, la primera proposicin es primera, y por ellosubsistente por s misma. Igualmente, la segunda es la segunda, yla tercera es la tercera, pues una no es la otra. La segunda explica toda la naturaleza, sustancia y fecundidad de la primera; escomo la figura de su sustancia, y de ese modo si la primera fueradenominada padre, la segunda debera llamarse hijo unignito,porque es de igual naturaleza y sustancia, en nada menor o desigual, generada de la fecundidad de la primera. E igualmente latercera, que es el intento de conclusin de ambas proposiciones,se considera del mismo modo. La primera se asimila a la memoria, por ser el principio presupuesto que posee precedencia en elorigen, la segunda al intelecto, porque es la explicacin nocionalde la primera; la tercera a la voluntad, puesto que procede de laintencin de la primera y de la segunda como el fin deseado.As pues, en la unidad de la esencia de este silogismo de tresproposiciones completamente iguales resplandece la unidadesencial del alma intelectiva en su operacin lgica o racional.En efecto, a tenor de la regla antedicha, el alma racional se ve as misma en el silogismo, como en su operacin racional, en laalteridad de su operacin. Se ve a s misma, sin esa alteridad, ens misma. Y por la visin en s misma, se ve a s misma en laoperacin. Y as puedes comprender cmo el alma se vuelca, pors misma, a todas las otras cosas y no puede encontrar ningunaotra cosa inteligible en toda la diversidad de las cosas, ms que loque encuentra en s misma, por cuanto todas las cosas son semejanzas suyas. Ve en s misma todas las cosas con ms verdad quelo que son en otras externamente. Y cuanto ms procede hacia las

    otras cosas para conocerlas, tanto ms penetra en s misma paraconocerse. Y as, cuando, merced a su propia inteligibilidad, intenta mensurar y aferrar las dems cosas inteligibles, mensuracon las dems cosas inteligibles su propio inteligir, es decir semensura a s misma.Por tanto, el alma ve a travs de s misma la verdad que ve enlas otras cosas. La misma verdad de las cosas cognoscibles esnocional, puesto que el alma intelectiva es una nocin verdadera.Mediante una visin intuitiva, ilumina por s misma todas las co-760

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    LA IGUALDADsas, y m ide y juzga, mediante la verdad nocional, la verdad en lasotras cosas. Y mediante esta misma verdad, que comparece diversamente en las otras cosas, vuelve a s misma, de modo queesta misma verdad que ve diversamente en las otras cosas, la intuye en s misma sin alteridad, de una manera verdadera y sustancial, como si contemplase en s misma nocionalmente, comoespejo de la verdad, todas las cosas y entendiese ser la nocin detodas ellas.El alma ve el trmino en todas las cosas delimitadas, y puestoque no es el trmino del trmino se ve a s misma sin alteracincomo trmino nocional sin trmino. Por eso ve que no es cuantitativa ni divisible, ni por tanto corruptible.El alma es, pues, el trmino racional no terminable, y mediante el cual determina todas las cosas como quiere, haciendoque un trmino diste mucho o poco del primero. As, hace quelas lneas largas sean breves, y las breves largas. Y mensurando,forma el trmino de la longitud, de la latitud, de la profundidad,del tiempo y de todo lo continuo. Y forma las figuras y todoaquello que no puede ser hecho sin que alguien racional lo establezca. E impone los trminos, es decir, los nombres a las cosasdelimitadas, y establece las artes y las ciencias.El alma explica todas las cosas desde su propia virtud nocionaly de todo juzga por s misma, lo mismo que juzga de la justiciade las causas por su justicia nocional, que le es consustancial,puesto que es la razn de la justicia, a travs de la cual juzga lojusto y lo injusto.El alma, al ver que en ella misma existen todas las nocionesdel mundo que complican las nociones de todo mundo, ve en sque en s misma existe el verbo, esto es, el concepto nocional delos universos y el nombre de todos los nombres, por el cualconstruye las nociones de todos los nombres. Y ve que todos losnombres explican su nombre, porque los nombres no son msque las nociones de las cosas. Y esto es as porque el alma mismave que ella puede ser nombrada con todos los nombres.Adems, el alma ve que ella es tiempo intemporal. Percibe queel tiempo se da en un ser transmutable y que la mutabilidad se dasolamente en el tiempo. Percibe, por tanto, que el tiempo est enlas cosas temporales en modo siempre diverso, y comprueba entonces que el tiempo en s, suprimida toda alteridad, se da de761

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    NICOLS DE CUSAmodo intemporal. Por eso, cuando ve el nmero en los diversosseres numerados, ve tambin el nmero no numerable que numera en s todas las cosas.De esta m anera ve que el tiempo en s y el nmero en s no sonotros ni distintos. Y puesto que ve que el tiempo est contradoen las cosas temporales y en s mismo est desligado de la contraccin, comprueba que el tiempo no es la eternidad, la cual noes contraible ni participable. Por eso, el alma ve que ella no es laeternidad, puesto que es tiempo aunque sea de modo intemporal.As pues, se ve a s misma por encima de todas las cosastemporales, en el horizonte de la eternidad, como incorruptibletemporalmente, pero sin embargo no de modo simple como laeternidad, que es simplemente incorruptible, puesto que laincorruptibilidad es anterior a toda alteridad. Por esto, el almacomprueba que est ligada a lo continuo y a lo temporal. Enefecto, sus operaciones son sucesivas y temporales, y las realizapor medio de rganos corruptibles, como son el sentir, elrazonar, el deliberar, y otras semejantes. Se ve a s mismaindependiente del continuo cuando opera con el intelecto que estseparado del rgano, ya que cuando entiende, entiendeinmediatamente, y por lo tanto se descubre como estando entre lotemporal y lo eterno.El alma comprueba incluso que el alma de alguien que estms ligada al continuo y al tiempo, es decir a la sucesin, tardams en llegar a entender; otra, en cambio, lo hace ms deprisa,porque est m enos inmersa en el continuo; y que la que se desligams rpidamente, por tener rganos ms aptos para su operacin, lo alcanza con ms precisin. A partir de esto compruebaque nuestra alma tiene necesidad de rganos y de la sucesintemporal a causa de su imperfeccin, para pasar de la potencia alacto. Por ello, las inteligencias ms perfectas, que son en acto, alno tener necesidad de razonamiento discursivo para llegar alacto, estn ms cercanas a la eternidad y ms alejadas de la sucesin temporal.Considera, por tanto, cmo se da la visin del tiempo: los hebreos llaman pretrito al principio del tiempo, al que sucede elpresente y sigue el futuro. Si consideras el pasado como tiempopasado, te percatas de que en el presente es pasado y en el futuroser pasado. Si lo consideras como presente, ves que en el pasado762

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    LA IGUALDADha sido presente y que en el futuro ser presente. Si lo considerascomo futuro, compruebas que en el pasado ha sido futuro, en elpresente es futuro, y en el futuro ser futuro. Lo que el alma veen s misma es que es un tiempo intemporal. Ve que es un tiempounitrino intemporal, pasado, presente y futuro. El tiempo pasado, que siempre es y ser pasado, es el tiempo perfecto. Y eltiempo presente, que siempre fue y ser presente, es el tiempoperfecto. E igualmente el futuro, que siempre fue y ser futuroes el tiempo perfecto. Y no son tres tiempos perfectos, sino untiempo perfecto, perfecto en el pasado, perfecto en el presente yperfecto en el futuro.

    Este tiempo nunca podr debilitarse. El pasado como pasadono se debilita, porque siempre es y ser pasado. Igualmente,tampoco el presente, ni el futuro. No hay, por tanto, nada nuevoen este tiempo intemporal, donde nada hay pretrito, que no seaa la vez presente y futuro, aunque los asuntos pasados se hayandebilitado en el pasado, y los futuros no son todava en el futuro,sino que slo son presentes en el presente, de otro modo, sin embargo, del tiempo pasado y del tiempo futuro, como se sealantes.As pues, el alma, que es un tiempo no temporal, ve en suesencia el pasado, el presente y el futuro; llama al pasado memoria, al presente intelecto y al futuro voluntad. En la naturaleza intelectual, el presupuesto, es decir, el porque es (quia est)es un origen que se genera en s mismo, a saber, el presupuesto,o el porqu es {quia est) conocido, o sea el qu cosa es (quid est),a los cuales sigue la intencin del fin, que es llamada voluntad odeseo.Todas las cosas son, pues, en el quia est, y este modo de ser es

    llamado mem oria intelectual. Todas las cosas son en el quid est, yeste modo de ser es llamado intelecto, porque lo mismo que sonall, estn en su razn y son conocidas. Todas las cosas estn en laintencin del fin, y este modo de ser es llamado voluntad o deseo.Esta consideracin del tiempo intemporal manifiesta que elalma es una semejanza de la eternidad y que intuye por s mismatodas las cosas, lo mismo que si tendiese, mediante la semejanzade la eternidad, a la eternidad de la vida, que es lo nico que desea, y como la imagen intelectual de la vida o de la quietud763

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    NICOLS DE CUSAeterna tiende a aquella verdad de la que es imagen, sin la cual nopuede tener quietud. En efecto, la imagen de la quietud se aquietasolamente en la quietud.Lo que el alma encuentra en s misma por la perfeccin de suesencia, esto es, la unitrinidad del tiempo intemporal, la generacin del segundo tiempo que sucede al primero, la procesin deltercero de entrambos, la igualdad de la naturaleza de las tres hi-pstasis del tiempo intemporal, y la no existencia de una hipsta-sis en la otra, etctera; todo eso el alma lo transfiere a su principio, que es eterno, para poder intuir en s misma su principio enespejo y en enigma.

    Este intelecto del alma -en el cual sta entiende que en smisma el mundo est complicado nocionalmente como en la luzuniversal de la razn de la luz eterna, que es la causa de s y detodas las cosas- ha sido ordenado exclusivamente a este fin: paraque -al tiempo que sabe que todas las cosas estn complicadas ens nocional o asimilativamente y que su nocin no es la razn o lacausa por la que las cosas son realmente lo que son- se dirija pormed io de s mismo a la indagacin de la causa de s y de todas lascosas. Y afirme: en la causa de m que resplandece en m, quesoy causado, con el fin de ser yo la complicacin nocional delmundo, se encuentra necesariamente, como en su adecuadsimarazn de ser y de conocer, la complicacin eterna y esencial detodas y cada una de las cosas que pueden causar; en la semejanzade esta causa universal yo participo, por don suyo, del ser intelectual, que consiste en la semejanza universal de la causa universal del ser y del conocer.En efecto, en m resplandece la virtud racional de la universalidad y de la omnipotencia de la causa misma, y de tal maneraque cuando yo me intuyo como imagen suya, puedo acercarmems a ella, transcendindome a m mismo por medio de la contemplacin. Para poder verme en todas las cosas, tengo que separar de todas ellas la alteridad. Para poder ver mi causa, tengoque renunciar a m como causado y como imagen, pues de otromodo no podr alcanzar la razn viviente de mi razn. A esto, asaber, que el alma, que anhela la visin de Dios y de su razn,renuncie a s misma y al mundo, tiende la enseanza de Cristo,Hijo de Dios, que prometi revelarnos por este camino a su764

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    LA IGUALDADPadre, creador de todas las cosas, como est explicado en elEvangelio.

    Y ya que algunos han afirmado que el alma es armona, hablar yo tambin al respecto: la armona, que parece proceder demuchas concordancias armnicas, parece ser el alma en smisma. Vemos en primer lugar su consonancia, despus su razn. De ellas parece seguirse la delectacin. La consonancia armnica parece como si fuera el quia est y el presupuesto, y ellamisma genera la razn de s misma o el nmero, en la que secomprende o intuye a s misma como en la figura de su sustancia.Y de stos nace la delectacin.Como la razn de esa consonancia armnica, que se llama diapasn, es un doble modo de ser, en cuya proporcin el diapasn,si fuese el intelecto, se conocera a s mismo y se vera como ensu adecuadsima y consustancial razn, que es la figura de susustancia, en la que conoce aquello en lo que consiste. En efecto,si se preguntase en qu se conoce la armona del diapasn, deberesponderse que en su doble modo de ser. En ella el diapasn seconoce a s mismo, como en su concepto o verbo racional. Portanto, si el diapasn fuera el intelecto prctico y quisiera hacersesensible por medio de instrumentos musicales, lo hara por medio de su razn propia y consustancial en la que se conoce, a saber, por medio de su doble modo de ser.Y lo mismo que se ha afirmado sobre el diapasn, debe decirse, con carcter general, sobre la armona independiente detoda contraccin del diapasn, de la quinta y de la cuarta, talcomo es vista en s misma; en esta armona, la concordancia armnica es la memoria, la razn de la concordancia es el intelecto, y de ellos nace la delectacin, que la voluntad.El alma, pues, aferra por s misma toda armona perceptibleen la alteridad, al igual que aferra lo extrnseco a travs de lointrnseco. Lo mismo ha de afirmarse, con carcter general,acerca de toda la m atemtica y de cualquier otra ciencia.A travs del verbo, por el que se aprehende a s misma, elalma aferra tambin todas la cosas. Si el crculo matemticofuera la memoria que se aprehende a s misma en su razn, a saber, que el centro es equidistante de la circunferencia, en esta razn se conocera a s misma y a todos los crculos que puedan

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    NICOLS DE CUSAformarse, a los que, tambin merced a esta razn, formara biende hierro, bien de aire, ya grandes, ya pequeos.

    En todo esto, como en enigma, el alma ve que en la eternidadel principio eterno de la creacin crea, mediante la razn de sunocin, todas las cosas creables. De esta manera, si la entidadfuese el principio de la creacin, entonces, mediante la razn desu entidad, creara todos los entes, como seala el telogo Juanacerca del logos, es decir, del verbo racional del principio, porel cual -af irm a- todas las cosas has sido hechas.Y cuando consideras de qu manera es la razn de la quididaddel ente y tambin la razn de todos los entes formables, raznque es previa a la alteridad, all donde lo universal y lo particular no son distintos y diversos, sino que coinciden, entonces puedes ver que la misma razn de las cosas es de tal manera universal que es tambin razn particular de todas las cosas.Todo aquello que es formable del modo que sea, no es forma-ble fuera de esta razn, y en la razn no es ms que razn.Concibe, pues, que la razn de las cosas formables y lo formableson idnticos; vers entonces que la razn misma es la razn detodas las cosas formables, porque, lo mismo que universalmentees la razn de todos y de cada uno de las cosas capaces de serformadas, de la misma manera tambin universalmente es toda eigualmente cualquier formable, porque en ella son lo mismo. Sinembargo la criatura, que procede de esta razn, no puede considerarse de tal manera que su razn y su formabilidad sean idnticas. Pues en ese caso no sera una criatura, sino el verbo delCreador. Por el contrario, por proceder segn la razn y suformalidad propia, no es el verbo, sino una semejanza suya en lmismo, por cuanto tiene su origen en su propia razn y formabilidad, las cuales en el verbo son el verbo.Es como si la gramtica absoluta fuese el intelecto, que se conociese a s mismo en su razn o definicin precisa. En ella conocera tambin todo lo que puede saberse o bien decirse extrnsecamente o hablarse o proferirse, porque esta razn abarcara,universal y particularmente, todas las cosas que de cualquier manera pueden saberse y decirse: nada podra decirse gramaticalmente ms que segn esa razn y forma de decir, y que no fueracoincidente con aquella razn; as pues, todo discurso segn lapropia razn y forma de expresarse, que en la razn de la gra-766

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    LA IGUALDADmtica eran la razn de aqulla, llega al mundo sensible tal comoera en la razn o verbo de la gramtica. Afirmo que tal comoeran en el verbo, porque no pueden provenir de otro modo, esdecir, mediante la alteridad, la cual no es una forma de ser, sinotal como estaban en el verbo, como el verbo mismo. De esta manera, el verbo proferido es un verbo verdadero, ya que es conforme al verbo interno o mental. Ha salido del verbo interno detal manera que lo mismo que era interno, as tambin es unverbo proferido.El espritu, sin el que no puede darse la pronunciacin, procede del padre del verbo y del verbo. Y es consustancial a ellos,ya que es coeterno. Precede a la criatura, lo mismo que la voluntad precede a la locucin extrnseca, como causa de la locucinmisma, que es tricausal, eficiente, formal y final. De este asuntohe tratado en otro lugar.Como se seal a propsito del arte de la gramtica, de estemodo puedes elevarte al magisterio absoluto, en el que estcomplicado todo arte y toda ciencia, y de igual manera puedesver que la razn de aquel magisterio se comporta lo mismo quehas odo a propsito de la razn de la gramtica. E igualmentetambin acerca del espritu, sin el que no hay movimiento interior y consecuentemente tampoco la expresin del magisterio enlas criaturas, tanto inteligibles com o sensibles.Dirs: cuando el gran Agustn afirma que el alma, imagen dela Trinidad, tiene memoria, a partir de la cual se genera la inteligencia oculta y de ambas procede la voluntad cmo debe considerarse esto? Afirmo que la memoria es el principio intelectualde las nociones, pero no comparece ms que si se conoce, lomismo que no se muestra que t tengas memoria del primerprincipio, cualquier cosa que sea o no sea, a no ser que se manifieste en la luz de la razn. Cuando, en efecto, se manifiesta a larazn, inmediatamente se ve que siempre haba sido verdadero, yde esta manera se advierte que haba estado en la memoria, peroque no compareca excepto si la razn lo manifestaba. Por eso, lamemoria, que es el principio, genera de s misma un intelectosuyo, al igual que la memoria acerca de un primer principio genera de s misma un conocimiento; y por esto se dice que el almaes el lugar o la complicacin de las especies.

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    NICOLS DE CUSALa memoria intelectiva est separada de la materia. Y a causade tal inmunidad puede reflejarse sobre las especies inteligibles y

    comprenderlas. Y puesto que lo que se entiende se conoce comoconveniente al que lo entiende, por eso la voluntad lo acompaa.La propiedad que posee el alma en cuanto retentiva de las especies inteligibles, se llama memoria. Por su parte, aqulla por laque se vuelve sobre las especies inteligibles, conocindolas, sellama inteligencia. Y aquella propiedad por la que desea las cosasentendidas, se denomina voluntad. Por lo tanto, los que afirmaban que nuestro aprender es recordar, si llegaron a percatarse deesta escondida memoria intelectual, no hablaron incorrectamente.Adems afirmo: si ves la memoria en s misma, que has vistoen tantos y diversos recuerdos, acaso no descubres que el almaes memoria? Lo mismo hay que afirmar acerca del intelecto queest presente en las cosas entendidas y en s mismo, y de lavoluntad que est en las cosas queridas y en s misma. De esemodo ves que el alma es memoria, intelecto y voluntad en s. Sives la memoria en su razn, en la cual se conoce a s misma, vestambin entonces que en la misma razn conoce claramente todolo que puede ser recordado; nada, en efecto, es cognoscible ms

    que si se recuerda. As pues, si la memoria se conoce a s mismay slo es cognoscible lo que puede ser recordado, cuando conoceen s todo lo recordable, ciertamente conoce todo lo cognoscible.Por consiguiente, el intelecto hace surgir la memoria escondida, ya que el intelecto no es otra cosa que el intelecto de lamemoria. Y la voluntad no es nada ms que voluntad del intelecto y de la memoria a la vez. En efecto, lo que no se encuentraen la memoria y al mismo tiempo en el intelecto, tampoco puedeestar en la voluntad. Pero dirs: parece que t ahora afirmas algodiferente de lo que antes has sealado, cuando atribuas el quiaest a la memoria y el quid est al intelecto. Sin embargo, se alcanza antes el porque es {quia est) que lo que la cosa es {quidest). Cmo, pues, dices ahora que el intelecto manifiesta la memoria?Respondo que se alcanza antes el quia est, pero no se lo comprende ms que por medio de su intelecto. Es visto en primer lugar en la memoria, pero all es visto como quia est y no comoquid est. Sin embargo, se dice que est intelectualmente ocultomientras que no se vea en su razn, en la que exclusivamente es768

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    LA IGUALDADentendido. Todo lo que est fuera de la luz de la inteligencia nose sabe qu es. Y puesto que el alma intelectiva vive en el entender, mientras no entiende algo en s misma, no la descubre demodo vital, sino que le sigue estando escondida; sucede lo mismoque lo sensible respecto a la vista, que mientras que haya algoque es percibido solamente por el odo, le permanece ocultohasta que se ve.Es preciso tambin que ests atento para que la variedad demodos de decir no te perturbe. En efecto, con frecuencia losdoctores denominan intelecto a la memoria intelectual, comocuando afirman que el intelecto genera de s mismo un conceptode su inteligencia, es decir, un verbo. Debes entender por el intelecto el Padre, que debe considerarse como memoria intelectual.Por intelecto debe entenderse tambin el intelecto de un intelecto,a saber, la memoria, lo mismo que el hijo es hijo de alguien, esdecir, del padre. Y de este modo el intelecto es el verbo de lamem oria intelectual, que en griego se denomina logos.Dirs: acaso el verbo no se entiende a s mismo? Y si es as,acaso entonces en el verbo o logos generado de s mismo se entiende a s mismo, y de ese modo ser un verbo que generar unverbo al infinito? Afirmo: as como la memoria se entiende en suverbo, de la misma manera tambin el verbo se entiende a smismo en la memoria, pero no que la memoria sea el verbo delverbo. Se trata de algo idntico a como el hijo se comprendecomo hijo en el padre, no como engendrado por s mismo, sinocomo en su principio.As pues, la memoria se entiende a s misma y todas las cosasen el verbo engendrado de ella. Ahora bien, el verbo se entiendea s mismo y a todas las cosas en el que engendra, ya que elverbo o la razn intelectual engendrada complica todo en smisma, lo mismo que el padre se conoce en su hijo como padre,y el hijo en su padre se conoce como hijo.Te admiras de qu modo el verbo pueda conocerse sin el concepto de s mismo, es decir, el verbo engendrado de l, ya que elentender no existe sin el concebir. Pero en cuanto te percates deque el concebir es comn al que engendra y al engendrado (elpadre que engendra, en efecto, no puede conocerse como padrems que en el concepto del hijo suyo engendrado, y el hijo nopuede conocerse como hijo excepto en el concepto de su padre769

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    NICOLS DE CUSAque le ha engendrado), el concebir no significa engendrar en elhijo como significa engendrar en el padre, sino el ser engendrado. Por eso, el padre no tiene del hijo el conocerse a smismo, aunque sin el hijo no se conoce como padre. Sin embargo, como es inteligente por naturaleza, por naturaleza engendra de s mismo al hijo, sin el cual no puede conocerse ni a smismo ni a nada, ni podra ser conocido. Engendra, por consiguiente, de su sustancia intelectual un verbo, en el que se conocea s mismo y conoce todas las cosas. Por tanto, el verbo es aquello sin el cual ni el Padre, ni el Hijo, ni el Espritu Santo, ni losngeles, ni las alm as, ni todas las naturalezas intelectuales puedenconocer nada. Y esto es suficiente para que todos los seres intelectuales entiendan. Y no es necesario que el verbo, que es suficiente para s mismo y para todos, engendre un verbo de smismo, ya que todo verbo que puede ser engendrado es igual aquien le ha engendrado, a saber, al padre eterno e infinito. Porconsiguiente, el verbo conoce en s mismo todas las cosas, puestoque es el verbo del padre, en el que el padre se conoce a smismo y a todas las cosas. El Padre se conoce a s mismo y atodo en el Verbo, ya que es el Padre del Verbo. El Verbo se conoce a s mismo y a todo, puesto que es el Verbo del Padre.

    Afirmo, pues, que a partir de lo sealado antes, consta suficientemente que el que habla, si entiende el verbo que profiere,entiende ese mismo sensible verbo extrnseco por medio delverbo insensible intrnseco; y el mismo verbo intrnseco es engendrado por su inteligencia, es decir, es el concepto de su inteligencia racional, en el que el intelecto se comprende a s mismoy comprende un discurso extrnseco. Considera, por ejemplo,que el intelecto del que habla sea la igualdad absoluta, el verboracional de la igualdad en el que se concibe a s mism o, consideraque es el concepto simple, es decir inalterable, al que nada se lepuede aadir y del que nada se puede suprimir. En ese conceptoo verbo la igualdad intuye su quididad. Y a travs de este verboentiende todo su discurso extrnseco acerca de la igualdad y realiza todas las obras de la igualdad. Y an cuando ningn nombrenombrable puede convenir al primer principio, porque l mismoantecede a toda alteridad, y todos los nombres han sido puestospara distinguir una cosa de otra, y por tanto la distincin y elnombre no alcanzan al principio que es anterior a la alteridad,sin embargo si la igualdad se toma por el absoluto inalterable,770

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    LA IGUALDADque precede a toda alteridad en el ser y el poder, de modo tal queni es, ni puede ser otro distinto ni recibir un cambio sea el quesea, bien en ms bien en menos, o de otra manera, ya que todoaquello que puede ser dicho o nombrado o concebido est despus de l, entonces la igualdad es el nombre del primer principio eterno.Aadamos, pues, a causa de nuestra debilidad, que se trata deuna igualdad intelectual, aunque sea infinitamente ms que intelectual, y digamos que este perfectsimo principio que es laigualdad, se entiende ciertamente a s mismo y a las cosas queopera. Nadie duda, en efecto, que esto es propio de todo el queobra racionalmente. El constructor de una casa entiende que l esel constructor, y sabe lo que est haciendo. Por tanto, si el creador de la criatura no se supiese creador y qu es lo que crea, lacriatura no sera ms criatura que no criatura, y el cielo no serams cielo que no cielo y lo mismo respecto a todo lo dems.Si, por consiguiente, la igualdad absoluta se identifica con elcreador del cielo y de la tierra, entonces se sabe a s mism acomo igualdad y conoce todo lo que hace. Y ciertamente ser necesario que el verbo de su conocimiento, en el que se conoce, seala igualdad de s mismo. Pues, en efecto, la igualdad no puedeformar otro verbo o concepto de s misma que no sea el de laigualdad. Por tanto, la razn de la igualdad, por la que se conocea s mism a, que nosotros intentamos expresar por medio de loque es inalterable, no es otra cosa sino la definicin o figura desu sustancia. Por eso, su igualdad es como la igualdad de laigualdad. Se concluye, pues, que una sola es la igualdad, la cuales igualdad e igualdad de la igualdad. Existe, por tanto, la igualdad que engendra de s misma el verbo, que es una igualdadsuya. De ellas procede el nexo, que es tambin igualdad; a estenexo lo llamamos espritu de caridad, porque de la igualdad queengendra y la igualdad engendrada no puede proceder ms queuna igualdad, que se denomina nexo o amor. Y si la consideramos igualdad absoluta, entonces es caridad. As pues, existe unacaridad intelectual, que engendra de s misma el concepto de suesencia, el cual no puede ser otra cosa que caridad de la caridad,de las que ciertamente no puede proceder sino la caridad que esel nexo de ambos.

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    NICOLS DE CUSASin embargo, no pueden existir tres igualdades, porque si unafuese una, y la otra, otra, ciertamente la otra no sera antes de laalteridad, donde solamente puede existir la igualdad. Por ello es

    imposible que los muchos sean completamente iguales, ya que nopodra haber muchos excepto si son diversos entre s y distintosen esencia. As pues, no podr haber muchas igualdades, sino queantes de toda pluralidad deber existir la igualdad que genera elverbo, la igualdad engendrada y la igualdad que procede de ambas.Y aunque la igualdad generante no sea la igualdad engendrada,ni la que procede de ambas, sin embargo la igualdad que engendra no es una igualdad distinta de la igualdad engendrada y laigualdad que de ellas procede. El nmero con el que nosotrosnumeramos a la igualdad que engendra, la igualdad engendrada yla igualdad que procede de ambas, por ser previa a la alteridad,no es un nmero que nosotros podamos entender, ya que nosotros en los numerados no podemos ver el nmero sin alteridad,excepto si consideramos el nmero en s con anterioridad a lascosas numerables, donde el tres es anterior al tres. Llamamostres, en efecto, a lo que contamos tres veces, y llamamos nmerotres a aquello por lo que contamos hasta tres. El nmero no depende de los numerados. Por ello, el nmero en s, por lo que serefiere a nosotros, no es otra cosa que el alma, como fue sealado ms arriba. El nmero en la igualdad absoluta no es sino laigualdad que engendra, la engendrada y la procedente de ambas.En la igualdad existen unos nmeros que son igualdad. Y no sontres iguales en nmero, sino tres subsistencias o hipstasis de laigualdad.Efectivamente, vemos en primer lugar que es necesario afirmar antes de nada que el primer principio perfectsimo es, antesde la alteridad, eterno, y por consiguiente no carece en absolutode la ciencia de s y de sus obras. Y por esto afirmamos necesariamente que el mismo unitrino, aunque exceda cualquier concepto nuestro, es el principio uno y trino, previo a la alteridad ya las cosas numerables. En consonancia con esto, es evidente quela igualdad crea todo con el verbo, es decir, con su razn. Porello, todas las cosas son en tanto en cuanto participan de la raznde la igualdad. Y el hecho de que no se encuentren nunca dos co-772

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    LA IGUALDADsas completamente iguales, se debe a que dos cosas no puedenparticipar del mismo modo de la igualdad.As pues, no hay nada privado de la igualdad, ya que la raznde la igualdad es la forma de ser, sin la que nada puede subsistir.La quididad de todo lo que es, es la igualdad, por medio de lacual todo lo que es, no es ni ms ni menos sino aquello que subsiste, que es la igual razn de ser de todas las cosas. Por eso laquididad no puede recibir ms o menos, ya que es igualdad. Portanto, nada de todo lo que es, es multiplicable, puesto que todaslas cosas son en tanto en cuanto participan de la razn de laigualdad, la cual los muchos no pueden participarla de igual manera.As pues, la entidad inmultiplicable es igualdad. As la sustancia, la animalidad, la humanidad, todo gnero, toda especie ycada individuo. La individualidad es igualdad inmultiplicable; yno hay nada verdadero sino en cuanto participa de la unidad orazn de la igualdad, y de ese modo sin ella no hay nada justo, nivirtuoso, ni bueno, ni perfecto.Toda ciencia y arte se fundan en la igualdad. Las reglas delderecho, las reglas gramaticales o cualesquiera otras no son msque participaciones de la razn de la igualdad. Reducir la diversidad de los movimientos de los astros a la igualdad correspondea la ciencia de la astronoma. Reducir la diversidad de las conexiones gramaticales a una regla, pertenece a la ciencia de lagramtica; y as lo mismo respecto a todo lo dems. Ningnnombre tiene nada de verdad en su significacin ms que en laigualdad del significante y del significado. Igualmente, cualquierarte se funda en la igualdad, como la pintura se funda en laigualdad del retrato, de la imagen retratada y del ejemplar. Delmismo modo, la medicina se refiere a la igualdad de la complexin. La justicia se funda en esta regla de la igualdad: lo quequieres que te sea hecho a ti, hazlo al otro.Suprimida la igualdad, se debilita la prudencia, se extingue latemplanza y toda virtud, ya que sta estriba en el medio, que esla igualdad. Sin la igualdad no se entiende la verdad, que es adecuacin de la cosa y del intelecto. Sin igualdad no hay vida, niser, ni tiempo, ni movimiento, ni el continuo. El movimiento,efectivamente, no es ms que la continuacin de la quietud. Yqu es la quietud sino la igualdad? Lo mismo hay que afirmar

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    NICOLS DE CUSArespecto del ahora, puesto que el tiempo no es sino la continuacin del mismo ahora. Y qu es el ahora sino la igualdad, lacual no puede ser ni mayor ni menor? E igualmente la lnea noes sino el desarrollo del punto. Y qu es el punto sino la igualdad? Y de este modo puedes percatarte de que absolutamentenada puede subsistir ms que en la igualdad.En todas las cosas que son, en cuanto que son, resplandece larazn de la igualdad. Y esta razn no es m ultiplicable, alterable ocorruptible, ya que es la adecuada razn de ser de todas las cosas,la cual no sera una razn adecuada si no fuese la razn de laigualdad absoluta. Una sola es, pues, la razn de todo, es decir, lamedida adecuada, a saber, la igualdad. Esta razn de la igualdadno es ni mayor ni menor que cualquiera de las cosas mesurables,lo mismo que la nica razn del crculo es la razn precisa yadecuada de todos los crculos que pueden darse, puesto que noson ni ms ni menos que crculos, ya sean crculos iguales entres, o desiguales por lo que respecta a la cantidad y los dems accidentes.La concordancia, la paz y el orden son igualdad, mediante lascuales todas las cosas no slo son sino que se conservan. Eigualmente la belleza, la armona, el deleite, el amor y cosas semejantes son igualdad. No puedes ver cosas desiguales sin laigualdad. Pues coinciden precisamente en eso, en ser desiguales.Y la concordancia y la semejanza, qu otra cosa son sino igualdad? De modo idntico el deleite, y la amistad, y lo semejanteconcuerda con lo semejante por causa de la igualdad. Y aunque launidad pueda parecer el padre de la igualdad, puesto que laigualdad es la unidad tomada una sola vez, como sabes por haberlo afirmado yo en otro lugar, sin embargo la igualdad absoluta complica la unidad. En efecto, lo que es igual se da slo deun modo.En la unidad, pues, no se ve ms que la igualdad. As, el bien,como es difusivo de s mismo, no tiene esta caracterstica sinopor la igualdad. E idnticamente es apetecido por todos a causade la igualdad. Todas las cosas son indivisibles por s mismas acausa de la igualdad indivisible de cada una de ellas respecto smisma. Cualquier cosa es un cierto modo de participacin de laigualdad, como si se dijese que la cantidad participa de la magnitud absoluta, que la lnea que tiene cantidad es un cierto modo de774

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    LA IGUALDADparticipacin de la magnitud, es decir, segn su longitud, la superficie segn la profundidad, la figura segn la superficie exterior que la delimita, el crculo segn la figura circular, la esferasegn la figura esfrica, el cubo segn la figura cbica, y delmismo modo debe decirse de los infinitos modos que participandiversamente de la magnitud por medio de la cantidad. Estamagnitud ciertamente no es ms que una participacin de laigualdad. Por esto, de modo idntico, el hombre no es ms queun cierto modo de la participacin de la animalidad. E igualmente el len y el caballo. La animalidad es participacin de laigualdad. Ahora bien, la igualdad complica por igual todo modode ser, sea elemental, sea vegetal, o animal, o racional o intelectual. En los entes diversos participa de forma diversa, ya que unaparticipacin igual es imposible. Por tanto, la igualdad est presente del mismo modo en todas las cosas, pero no es recibida dela misma manera, lo mismo que un rayo solar en un prado estpresente del mismo modo en todas las hierbas, pero no es recibido de la misma manera, puesto que las hierbas no son sino modos distintos de la recepcin del vigor del rayo solar, que es participado por ellas.Acaso no es cierto que suprimida la igualdad, no se entiendenada, no se ve nada, nada subsiste, nada dura? Cuanto ms iguales la estructura de un ente, tanto m s sana es, ms perfecta y msduradera. La igualdad misma es una duracin eterna. La igualdad, que es vida, es la vida eterna. El entender es el vivir del intelecto, y la vida consiste en la igualdad. Por tanto, si el alma quelo ilumina todo ve que, suprimida la igualdad, no permanecenada, debe concluir que todas las cosas son de ella, por ella y enella.Si ejercitases tu intelecto en estas cosas, y te concentras no enlas palabras sino en la mente, penetrars cada vez de modo mspreciso en las cosas que antes te estaban escondidas. Aquello quelees sobre la Trinidad en las Sagradas Escrituras y en los doctores que intentan explicar que cual es el Padre, tal el Hijo, tal elEspritu Santo, y que el Hijo es igual al Padre, y de modo idntico el Espritu Santo, y que una es la persona del Padre, otra ladel Hijo y otra la del Espritu Santo, si consideras lo afirmadoacerca de la igualdad, podrs captarlo mejor y ms firmementeen la fe. Adems, aquello que es lo ms difcil de captar de entre

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    NICOLS DE CUSAtodas las cosas difciles, a saber, de qu manera la Trinidad seapreviamente a toda alteridad, podrs verlo mejor cuando consideres de qu manera las tres personas iguales no son iguales accidentalmente, sino por esencia, puesto que son iguales sin alteridad. No son ms que la misma igualdad inmultiplicable. Esta, alno sobrevenir en las personas o ser participada por ellas, es loque cualquier persona es por esencia. Y no puede haber ningunaalteridad all donde no hay otra cosa que la igualdad inmultiplicable.Por eso, cuando se lee que una es la persona del Padre, otra ladel Hijo, otra la del Espritu Santo, no puede entenderse que seaotra por una alteridad de la que sea precedente la Trinidad; y siqueremos ver aquello por lo que una es la persona del Padre,otra la del Hijo, otra la del Espritu Santo, no encontraremos msque la igualdad, que es previa a la alteridad. Por tanto, cuandoafirmo que la igualdad que es el Padre es el Padre, que la igualdad que es Hijo es el Hijo, y que la igualdad que es el EsprituSanto es el Espritu Santo, digo la verdad. Y sin embargo no hehablado ms que de una sola igualdad inmultiplicable. Efectivamente no es cierto que la igualdad, de la que antes he habladocuando deca que la igualdad que es el Padre es el Padre, sea distinta y no sea aqulla de la que he hablado en segundo lugar aldecir que el Hijo es el Hijo, y de aquella de la que he hablado entercer lugar al afirmar que el Espritu Santo es el Espritu Santo.Y puesto que veo que estas proposiciones son verdaderas conanterioridad a la alteridad, all donde el Padre no es distinto de laigualdad, lo mismo que el Hijo y el Espritu Santo, por eso es lomismo que si dijera que la igualdad siguiente: el Padre es elPadre, es lo mismo que la igualdad, puesto que el Padre es elPadre. Veo de este modo la verdadera igualdad, ya que el Padrees el Padre. Y veo adems que la igualdad, por la que el Padre esel Hijo, no es igual a la anterior, o igualmente verdadera. Y poresto puedo afirmar que el Padre no es ni el Hijo ni el EsprituSanto, aunque sean la misma igualdad con anterioridad a todaalteridad. Y me aprovecho del concepto de la igualdad, de la quehe tratado anteriormente al hablar del tiempo, del alma y del silogismo.Tras haber ejercitado el intelecto en las cosas mencionadasantes, vulvete al santsimo Evangelio y considera de qu manera

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    LA IGUALDADJuan Evangelista escribi el evangelio para apuntalar la fe en queJess es el Hijo de Dios, con el fin de que los creyentes tenganvida en su nombre5; l oy a Cristo que le deca a Dios Padre:ilumname, t, Padre, junto a ti, con la claridad que tuve junto ati antes de que el mundo fuera hecho6. Y considera esto: si meconocierais a m, conocerais tambin a mi Padre7. Y esto otro:quien me ve a m, ve al Padre8. Y en otro lugar: todo lo quetiene el Padre es mo, y todo lo mo es tuyo, y lo tuyo es mo 9.Tambin: yo estoy en el Padre y el Padre est en m 10. Tambinafirm: yo soy la luz que he venido al mundo, para que todo elque crea en m no permanezca en tinieblas11 . Y en otro lugar: hesalido del Padre y he venido al mundo 12 . E igualmente: la palabra que habis odo no es ma, sino de mi Padre que me ha enviado 13. Y al Padre le dijo: Tu palabra es la verdad 14 . Dijo tambin que l era el camino, la verdad y la vida 15 , y que nadiepuede llegar al Padre sino por l mismo 16 ; y que el Padre le haba dado potestad sobre toda carne para darles la vida. Y esto quele fue dado era mayor que todo, y que lo haba dispuesto todobajo su potestad, y que le haba concedido todo poder de juzgarpor ser el Hijo del hombre17 . Afirm que l era el Hijo de Dios yque el Padre, permaneciendo en l, realiza sus obras, que l realiza obras que nadie antes que l haba hecho, y que sus obras daban testimonio de l, es decir, de Dios Padre que le haba enviado18. Y que l mismo era la vida, y la resurreccin, y el pan

    5 Ioh., 1, 12.6 Ioh., 17 , 5.7 Ioh., 8, 19 .8 Ioh., 14, 2.9 Ioh., 16, 15.1 0 Ioh., 10, 38.1 1 Ioh., 12, 46.1 2 Ioh., 8, 42.1 3 Ioh., 14, 10.1 4 Ioh., 17, 17.1 5 Ioh., 14, 16.1 6 Ioh., 14, 6.1 7 Ioh., 13, 3.1 8 Ioh., 5, 37.

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    NICOLS DE CUSAvivo que da la vida eterna19 , y dijo otras muchas cosas semejantes, que Juan oy y escribi.

    Juan, analizando todas estas cosas, plasm una teologa inclusoantes de expresarla, mostrando de qu manera todo esto puedeconsiderarse como verdadero, diciendo: en el principio era elVerbo 20 . En efecto, en el principio con anterioridad a que DiosPadre hiciera algo, convena que aqul, sin el que nada ha sidohecho, existiera. Ahora bien, no ha sido hecho nada por el sapientsimo Dios Padre y creador de todo sin el logos, es decir larazn o el verbo. Por tanto, en el principio, antes de que hicieraalgo, exista el logos. Y ste no estaba sino junto a Dios. Y comono era otro distinto, tampoco estaba junto a Dios como otro distinto, sino que era el mismo Dios como Verbo.Por ello, fue necesario que Dios Padre Creador tuviera unverbo racional, no distinto, sino consubstancial a s mismo, esdecir, un verbo, razn o nocin consubstancial, en el cual estuviese el conocimiento de s mismo y de todas las cosas creables.Y puesto que este verbo era consubstancial y de la misma naturaleza que el Padre o Creador, del que haba nacido, tal como elconocimiento de una cosa surge de una cosa, de igual manera elHijo. En efecto, el Hijo es engendrado con la misma naturalezaque el que engendra. Y esto es lo que manifiesta aquello queCristo deca al Padre: ilumname con la luminaria que tuve juntoa ti antes de que el mundo fuera hecho, es decir, para que lleguea ser claro que soy tu Hijo consustancial. ste, como dice elevangelista, exista en el principio junto a Dios porque el Verboestaba de tal modo en Dios que era Dios. Y as concluye que ellogos haba estado en Dios antes de toda criatura. Un intelectopuro nunca est sin el conocimiento de s mismo. De la mismamanera, Dios, eterno Padre, nunca est sin el Hijo que es consustancial con l.El evangelista prosigue: todo ha sido hecho por l mismo 21,porque la operacin intelectual lo hace todo a travs de la razn,que es su verbo. Segn se ha dicho anteriormente, l es la mismarazn, por la que el Creador se conoce a s mismo y a las otras1 9 Ioh., 6, 51.2 0

    Ioh., 1, 1.2 1 Ioh., 1, 3.778

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    LA IGUALDADcosas, y por quien crea. Para explanarlo, puse el ejemplo del crculo. De esta manera han sido hechas todas las cosas, porque sinl nada ha sido hecho, ya que este verbo es la ms precisa definicin racional y la determinacin de todo lo creable y lo inteligible, hasta el punto de que, si algo hubiera sido hecho o pudieseser hecho por Dios sin el logos, no sera algo hecho racionalmente. Y que esto pueda decirse de Dios sapientsimo, sera unablasfemia. En consecuencia, del mismo modo que por orden deun rey sapientsimo, que se expresa con un discurso o una palabra, todas las cosas devienen regias, y este discurso no es diferente de la razn, pues el discurso de un rey sapientsimo noparticipa de la razn, sino que es la razn y la verdad mismas, deidntica manera con la palabra del Seor fueron fundados loscielos22, y nada se funda sobre el silencio.Como en el verbo consustancial necesariamente estaban todaslas cosas creables como en su concluyente y vivificante razn, larazn es una vida viva, y por tanto todo lo que ha sido hecho porl, estaba en el verbo mismo, puesto que el verbo era vida; poreso tambin en el verbo mismo estaba el verbo. La razn de cadacosa vive de la vida eterna, pues efectivamente por la razn porla cual el crculo es crculo, el crculo siempre ha sido y sersiempre un crculo sin defecto; por ello, estas criaturas que hansido hechas, incluso si no viven en s, sin embargo han vividoeternamente en el Verbo mismo, aunque no sean el Verbo que esDios. Esta vida no era slo el Verbo de Dios, mediante el cualcrea todo, sino tambin aquello a travs de lo cual dirige con suluz al hombre que es capaz de la luz de la razn. El Verbo deDios, en efecto, es la luz de los pies que se encaminan hacia lavida eterna.l era la luz23 que resplandeca en las tinieblas de la ignorancia, pero las tinieblas no abrazaron esta luz, que era el Verbo opalabra de D ios, con el que Dios, en muchos lugares y de m uchosmodos, ha hablado por medio de la naturaleza y mediante losprofetas. Luego, despus de todos los profetas, hubo un hombreenviado por Dios, cuyo nombre era Juan. Este vino como testimonio para proporcionar un testimonio sobre el resplandor de la2 2 Ioh., 32, 6.2 3 Ioh., 1, 5.

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    NICOLS DE CUSAluz del verbo de Dios, nacido entonces. Juan no era aquel verboque era la luz, sino que vino para dar testimonio del resplandorde la luz. La luz verdadera era el mismo Verbo de Dios, luz queilumina a todo hombre dotado de razn, que viene a este mundo.En el mundo estaba el logos o la palabra, y el mundo fue hecho por l24, porque Dios Padre habl y todas las cosas fueronhechas. Pero el mundo no le conoci. Vino a los lugares propiedad de su Padre, o sea la tierra santa, y los suyos no le recibieroncomo Verbo de Dios. Sin embargo, a cuantos de entre stos y detodas las gentes le recibieron y le obedecieron como verbo deDios enviado por Dios, les dio la potestad de que aunque fuesenhombres, pudiesen devenir hijos de Dios por la gracia, lo mismoque l lo era por naturaleza. Y los que le recibieron fueron engendrados en el espritu del propio Hijo de Dios, no con aquellageneracin con la que los hombres en este mundo nacen de lasangre, de la voluntad de la carne y de la voluntad de varn, sinoque han nacido, con una generacin celestial, de Dios, que es espritu. Este ve rbo, que puede y obra todo esto, es por tanto elLogos, es decir, el Hijo de Dios. Y este Verbo ciertamente se hahecho carne, porque el Hijo de Dios se ha hecho hijo del hombre.Y habit entre nosotros, y vimos su gloria, la gloria de su claridad, no como la de un hijo adoptivo de Dios, como a muchos lespareci, sino como la del unignito de Dios Padre, que tiene delPadre todo lo que es propio del Padre; a saber, el Verbo plenode toda gracia y verdad.Esta es la clave del evangelio segn la inteleccin del telogoJuan. Y , explicndola, la ampla y la demuestra con el testimoniode Dios Padre, de los apstoles, de los milagros, con la doctrinaque es una afirmacin de la verdad del mismo Verbo, es decir,con su voluntaria oblacin hasta una vergonzossima muerte porla salvacin de todos los fieles, y con su resurreccin de entre losmuertos. A todos estos ha mostrado clarsimamente que Jess esel Hijo de Dios, quien habl las palabras de su Padre, el cual esveraz, y realiz sus obras, palabras que son ms firmes que elcielo y la tierra, y sus seales son las ms g randes, a saber, la resurreccin a la vida inmortal, que solamente Dios posee, el heredero de cuya posesin es el mismo Cristo y son coherederos los2 4

    Ioh., 1, 14.780

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    LA IGUALDADcreyentes, de corazn y de obra, en l. Todo esto sucede en elhombre por medio del Espritu Santo, que procede del Padre ydel Hijo, que es el Espritu del Hijo, el cual es tambin el amorde Dios. Este amor, cuando se difunde en los corazones de losfieles, los hace gratos a Dios a causa del Espritu Santo que in-habita en ellos. Y los une con un nexo indisoluble a Cristo, heredero principal y poseedor de la inmortalidad, con el fin de quesean, en la unidad del cuerpo de Cristo y mediante el espritu deCristo, coherederos vivientes del reino de la inmortalidad y poseedores felicsimos de la vida eterna.Estas cosas son el punto culminante del evangelio, anteriormente explicadas de diversos modos en diferentes predicacionesmas, segn la gracia que se me ha concedido, de forma ms oscura cuando comenzaba en la adolescencia y era dicono, y demanera ms clara cuando llegu al sacerdocio, y ahora me pareceque de forma ms perfecta, tras haber estado al frente de micargo pontificio en mi iglesia de Bressanone, y haber desempeado la legacin apostlica en Alemania y otros lugares. QuieraDios concederme, en el tiempo que me queda, que pueda progresar todava, y por ltimo pueda abrazar, cara a cara, la verdaden la alegra eterna; ruega que esto Dios te lo conceda a ti, amadsimo hermano. Y si pudiera encontrarse algo contrario a laverdad catlica en todo lo dicho anterior o recientemente, lo corrijo y lo retracto por las presentes palabras.Traduccin:Meritxell SenaCor de Mara 10, 6o17002 Girona Espaa

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