La Infancia en La Trama Del Lenguaje

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Una infancia en la trama del lenguaje Por Sandra Cedrón L a infancia en la trama del lenguaje o nenas y nenes, hilos y palabras, sus relaciones, representaciones y vicisitudes. Términos que me convocan y me evocan algunas cosas que me gustaría compartir. En principio se me ocurre que si vamos a hablar de trama resultaría interesante explicar, para quienes nunca tejieron en telar, que la trama y la urdimbre constituyen los elementos esenciales que permiten confeccionar una tela. La urdimbre se forma con los hilos verticales que se anudan al telar y en la que posteriormente se irá entrecruzando, en sentido horizontal el hilo de la trama. Así simplemente, se obtiene una tela, cuya textura,

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habla de la infancia atravesada por el lenguaje

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Una infancia en la trama del lenguaje

Una infancia en la trama del lenguaje Por Sandra Cedrn La infancia en la trama del lenguaje o nenas y nenes, hilos y palabras, sus relaciones, representaciones y vicisitudes. Trminos que me convocan y me evocan algunas cosas que me gustara compartir.

En principio se me ocurre que si vamos a hablar de trama resultara interesante explicar, para quienes nunca tejieron en telar, que la trama y la urdimbre constituyen los elementos esenciales que permiten confeccionar una tela. La urdimbre se forma con los hilos verticales que se anudan al telar y en la que posteriormente se ir entrecruzando, en sentido horizontal el hilo de la trama. As simplemente, se obtiene una tela, cuya textura, resistencia y estructura dependen solo de los hilos que deben ser enlazados adecuadamente.

Metafrica aunque no tan simplemente, as se construye un hijo, tejido por las palabras apropiadamente enlazadas por sus progenitores. Este proceso que comienza antes del nacimiento, se extiende a lo largo de ese tiempo fundamental y fundante que llamamos la niez o la infancia.

Sin embargo no creo que exista la infancia, sino ms bien infancias. Una de esas muchas infancias posibles es la de los bebs, nias y nios que por diferentes motivos manifiestan alteraciones en su desarrollo psicomotor.

Una infancia que camina por los bordes, una infancia que en el mejor de los casos apenas si se sostiene de una hilacha. Una infancia de chicos - objeto, que al modo de muecos rotos no pueden ser reconocidos, ni reconocerse como hijos. Nenas y nenes que por mltiples motivos se emparentan a familias diferentes a las propias, a esas que por herencia deberan enlazarse. Bebs que son vistos y nominados con el nombre de un diagnstico en lugar de recibir el nombre del padre.

En consecuencia, ser un analista de bebs y niitos con discapacidad mental es una forma poco usual de ser un profesional de la salud que adems realiza sus actividades en una escuela, lo que genera no pocos obstculos y contradicciones. Un rol de por s difuso y ambiguo, que se desdibuja y confunde entre la estimulacin temprana, la psicologa, la terapia ocupacional, la pediatra, en detrimento de la transdisciplina que necesariamente involucra esta clnica. Una clnica que sostenida en el psicoanlisis trabaja sin embargo con infans. Esto es, una prctica que debera instituirse con alguien que inconcientemente habla y otro que libremente escucha, y que sin embargo se define a partir de un dispositivo que no tiene divn, sin demanda ni sujeto y sobre todo, sin palabra y en la mayora de los casos, tambin sin juego. Una prctica en la que la organicidad dicta sentencia, condenando en muchos casos a graves alteraciones en la constitucin del sujeto.

Para quienes no estn familiarizados con esta forma de hacer clnica tan particular, quiz les resulte difcil imaginar los avatares de la llegada de un beb que no cumple con las expectativas previas. Existen una gran cantidad de situaciones en las que la fractura entre el hijo real y el ideal resulta insoportable y produce efectos, tambin de una amplia variedad. Esta fractura puede deberse a causas exclusivamente inconcientes, producto de la historia familiar o puede originarse en cuestiones que se relacionan con la dificultad real de reconocer al hijo como propio debido a algn padecimiento orgnico pre o post parto, o una combinacin de ambas.

Imaginemos por un momento a una pareja que durante un largo tiempo teji con palabras un beb dndole un nombre, un sexo, soando un color de ojos y de cabello, inventando un hijo posible, que ya antes de nacer existe en una imagen amada y construida por los padres, a travs del lenguaje. Decimos que el lenguaje preexiste al nio, que el beb nace en un bao de lenguaje, sostenido en un entramado de leyes naturales, culturales e inconcientes.

Leyes que definen y marcan un plan a seguir con mas o menos posibilidades de error y que involucran la prosecucin de la especie, el cumplimiento de ideales, los mandatos concientes e inconcientes.

El acontecimiento del nacimiento fractura el tiempo en dos. Es el tiempo cero que instaura un antes, signado por la anticipacin simblica y un despus que inaugura el tiempo en que el nio deber inventarse a si mismo en el encuentro con el Otro.

Vemos sin embargo, que en este tiempo anterior al nacimiento ya existe el Otro que anticipa al sujeto, a travs de la palabra, por eleccin u omisin, hilvanando una historia. El recin nacido, entonces, tendr que hacer suya la historia que le precede, tendr que Subjetivarla, pero antes deber ser introducido en esa historia familiar, en la que debe tener un lugar desde antes de su llegada a este mundo.

De eso se trata entonces en ese tiempo posterior al nacimiento, de encuentro desencuentro con el Otro. Esta divisin temporal implica un tiempo cronolgico pero tambin y sobretodo un tiempo lgico. Y cuando de nias y nios pequeos se trata, esta consideracin adquiere una relevancia fundamental ya que nos permite definir y distinguir conceptos como crecimiento, maduracin y desarrollo y su relacin con la estructura.

El crecimiento y la maduracin que en general son preocupacin del rea mdica remiten a lo cuantificable y a las determinaciones de la especie respectivamente. El peso, la altura y el volumen estn estadsticamente pautados mes a mes y permiten determinar si el crecimiento es adecuado en cada etapa de la vida.

La maduracin nos orienta respecto a determinadas funciones, aparatos y sistemas que en los seres humanos no estn acabados en el momento de nacer y necesitan un tiempo a partir del nacimiento. Es por eso que hablamos de pre - maturacin del beb, y es esta la causa principal para intervenir tempranamente cuando un recin nacido presenta alguna patologa gentica o asociada al momento del parto.

En lo que respecta al concepto de desarrollo este se relaciona directamente con el Otro y la estructura. Esta relacin es fundamental para entender que el hecho de que un beb no presente una alteracin madurativa no garantiza la constitucin de un sujeto. La maduracin y el crecimiento de acuerdo a los parmetros estadsticos son necesarios pero no suficientes. El desarrollo requiere si o si de un otro que opere como agente materno. La maduracin por si sola no alcanza para que un nio camine, si lo que queremos es no solo que se desplace sino que adems y sobre todo sepa adonde quiere ir.

Cuando la biologa compara al cachorro humano con otras especies, se hace hincapi en la rapidez y sencillez con que los animales pueden valerse por si mismos. El cdigo gentico de los animales predetermina las imagos que luego el cachorro utilizar, por ejemplo, para reconocer a su presa o escapar de una amenaza. El instinto determina la accin a partir del momento en que se presenta una necesidad. El animal reconoce a su presa, aun cuando nunca antes la haya visto y la relacin cesa cuando desaparece esa tensin. El gnero humano, en cambio, no posee esas imagos determinadas genticamente. Es el Otro quien tiene la llave para su autovalimiento.

Dice Alfredo Jerusalinsky: Lo que marca el ritmo del desarrollo es el deseo del Otro que opera sobre el nio a travs de su discurso. Lo madurativo se mantiene simplemente como lmite, pero no como causa.De all la importancia de diferenciar y ajustar estos conceptos para poder establecer, tempranamente, hiptesis diagnsticas e intervenciones adecuadas, que operen sobre la estructura.

Crecimiento, maduracin, desarrollo y estructura confluyen para definir una prctica, la de la estimulacin temprana, que en general se confunde con la ejercitacin de las diferentes reas en las que puede presentarse alguna alteracin. Esta confusin se origina a partir del nombre mismo de esta disciplina, por cuanto el termino estimulacin se asocia generalmente a estimulo - respuesta y al conductismo mas ortodoxo.

Muchos de los que practicamos esta disciplina hemos intentado discutir esta denominacin, pero resulta casi imposible encontrar un nombre ms adecuado que posea una trascendencia y representacin que reemplace a este trmino que ya tiene una historia y un reconocimiento. Se impone entonces especificar que existe un marco terico dentro de esta especialidad que considera que las reas instrumentales y las estructurales se relacionan y se asocian de modo que no se puede hacer foco en una sin tener en cuenta a la otra.

Si por ejemplo, un beb no puede succionar debido a su bajo tono, no solo est en riesgo su subsistencia porque no puede alimentarse, sino tambin y sobre todo corre serio peligro su constitucin subjetiva ya que si se altera el vinculo primario con la madre, o con quien encarne la funcin materna, puede que el recin nacido nunca alcance el lugar del hijo.

Vemos entonces que el eje que gua y ordena la intervencin de un analista, en estimulacin temprana, es el establecimiento de las funciones parentales y la dialctica de la necesidad, la demanda y el deseo.

Sobre este eje, que es el eje de la estructura, se desplaza el tiempo lgico, que no siempre se encabalga al tiempo cronolgico que determinan el crecimiento y la maduracin. As, el beb ir avanzando, cronolgicamente, a partir del nacimiento hasta cumplimentar ordenadamente las pautas que se rigen segn un antes y un despus. Primero sostendr la cabeza, luego lograr sentarse y luego llegar a caminar.

Por su parte, el establecimiento de las funciones materno - paterno - filiales responde a un tiempo lgico que no es lineal y atraviesa la cronologa segn una lgica que no obedece al orden de la conciencia. Es un tiempo loco que va al pasado, al tiempo antes de nacer y vuelve resignificando una historia que no es solo la del beb, que es la historia que el recin nacido recibe de los padres pero que debe hacerla suya.

Venir a ocupar el lugar del hijo nunca es sencillo, mucho mas cuando quien est llamado a ejercer esta funcin es un beb en dificultades, un pequeo que nace en desventaja con un cuerpo daado. Este lugar al que no se accede mgicamente, en ocasiones ni siquiera existe o ya est ocupado y entonces hay que construirlo. Para entender como se accede a ocupar estos lugares ser necesario aclarar algunos puntos que en general resultan por lo menos confusos. Porque si no existe un hijo tampoco habr una madre y mucho menos un padre.

Cuando hablamos de funcin materna, paterna o filial es muy comn que utilicemos como sinnimos palabras como madre, padre, hijo o lugar de la madre, el padre o el hijo.

Si todo transcurriera por los carriles de una cierta normalidad, esa que anticipa la historia parental, estos trminos, que no son sinnimos podran usarse indistintamente. Sin embargo, cuando la distancia entre el hijo ideal y el hijo real se torna insoportable estos trminos hacen sntoma y precisan una distincin. De otro modo, los hilos de la trama del lenguaje que define y recorta al hijo corren el riesgo de convertirse en un verdadero embrollo.

Y como las palabras nos ocupan y preocupan especialmente, sera conveniente que nos detengamos a pensar en algunos trminos que debido a su obvia cotidianeidad pueden resultar engaosos. Parece casi ridculo intentar una definicin de nio, de familia, de madre o padre. Sin embargo es probable que a la hora de tratar de definir estos trminos se nos hagan figura nuestros propios nios, madre, padre y esto seguramente no es el camino ms adecuado para universalizar una definicin. Tambin es probable que esa imagen que rpidamente acude a nuestra mente est acotada a un tiempo y un espacio determinado, por lo que resulta conveniente considerar que los conceptos son un producto socio histrico y que por lo tanto no es lo mismo la infancia del siglo XXI que la del siglo XV, y que tampoco es lo mismo ser el hijo de un empresario en la gran ciudad, que la hija de una kolla de La Puna.

Por otra parte es necesario que recordemos que algunas nociones tan cotidianas y sencillas son en realidad conceptos modernos y que pensar en sus orgenes quiz nos ayude a entender algunas cosas. Ahora sabemos, gracias a las investigaciones histricas, que el concepto de niez es relativamente reciente y se asocia al de familia, espacio pblico y privado y educacin entre los ms importantes. El proceso de particularizacin de la infancia tal como hoy lo entendemos en occidente, constituye un lento entramado histrico social, que alcanza la modernidad asociado a la familia burguesa y la sociedad industrial.

Adems si entendemos que las cosas solo existen desde el momento en que las nominamos entonces esta reflexin acerca de las palabras aportar otros elementos a la discusin. En su seminario I, Lacan habla del juego, y la relacin entre objeto y lenguaje y dice: la palabra o el concepto no es, para el ser humano, ms que la palabra en su materialidad. Es la cosa misma. No es simplemente una sombra, un soplo, una ilusin virtual de la cosa: es la cosa misma.

Reflexionen un poco en lo real. Porque la palabra elefante existe en la lengua de los hombres, el elefante ha entrado en sus deliberacionesslo con la palabra elefante y el modo en que la utilizan los hombres, les ocurren a los elefantes cosasPor otra parte, es evidente, basta con que hable de ellos, para que gracias a la palabra elefante, no sea necesario que estn aqu para que efectivamente estn aqu, y sean mas reales que los individuos elefantes contingentes. Volveremos sobre esta idea.Estos ejercicios mentales evitan que nuestras estructuras se anquilosen y nos permiten cuestionar y poner a prueba permanentemente a los marcos tericos que definen nuestro accionar. Resulta muy interesante cotejar el modo en el que hacemos algunas cosas, pensando que naturalmente son o han sido siempre as cuando en realidad se trata de construcciones culturales. Para nosotros resulta muy extrao y hasta casi imposible pensar que en un tiempo no tan lejano, la palabra nio y en consecuencia la vida real de los nios no tenan un representacin social al punto que resultaban casi invisibles.

Algo similar puede ocurrir si tratamos de imaginar una sociedad que en lugar de organizarse de acuerdo a la ley del padre se rija por un orden materno. En su libro El reino de las mujeres, por ejemplo, Ricardo Coler nos cuenta su experiencia en el ltimo matriarcado que aun hoy existe en China. Esta sociedad matriarcal, polindrica y poligmica tiene un orden y una organizacin tan diferente a la nuestra que resulta muy difcil imaginar como se establecen las estructuras de parentesco y que consecuencias tiene sobre los hombres y mujeres que la constituyen.

Comprobamos entonces que, el don de mando se transmite de madres a hijas y que entre los Mosuo tener solo hijos varones es una situacin poco afortunada. La figura principal es la matriarca y se considera de la familia a los que tienen vnculo de sangre directo y viven bajo el mismo techo. En la casa del clan viven la madre, sus hijos, su madre y sus hermanos, los hijos de las hermanas y los nietos. No existe nada que defina la categora de los maridos. Slo las mujeres tienen derecho a tener una casa propia dentro del predio familiar y despus de la iniciacin. Las mujeres manejan el dinero. Los hombres trabajan y entregan todo el dinero a la madre. Tambin visitan a las mujeres en sus casas pero nunca dejan la casa materna. Una mujer puede tener ms de un hombre y en todos los casos no se preguntan por la paternidad ni lo consideran importante. Rige la prohibicin del incesto para los parientes reconocibles de un mismo clan.

En los lugares de trabajo, las mujeres slo dan ordenes en cambio en la intimidad prefieren ser ellas las que sirven al hombre. Mandar no les hace perder su femineidad. El orden es diferente y las consecuencias de esta organizacin modifican el pensamiento, el accionar, la moral y la tica respecto a nuestra sociedad. Hay otra ley y otra lgica en la estructura.

En nuestra sociedad moderna, occidental y patriarcal, en cambio, el hijo viene a sellar una nueva alianza y convierte a la pareja parental en una familia. Este concepto, al igual que el concepto de niez, o tal vez ms, viene sufriendo modificaciones de importancia. En la actualidad los miembros de un grupo familiar no necesariamente conviven, existen familias ensambladas y mono parentales y nuevas relaciones vinculares, que ni siquiera tienen un nombre y que por lo tanto tienen menos existencia real que los elefantes de Lacan, pero que por supuesto tienen consecuencias en la prctica concreta.

De todos modos y a los efectos de la reflexin terica, una familia es una produccin humana, y bsicamente simblica. Tambin el lenguaje es un producto humano y a travs de l, el hombre es bastante ms que el funcionamiento correcto de sus rganos y a la familia algo ms que una reunin de personas que conviven por un tiempo prolongado en una misma casa. La definicin de familia basada en los vnculos de parentesco, que an hoy utilizamos, tena antiguamente matices distintos. Para los diccionarios ingleses del siglo XVI una familia se defina a partir de la corresidencia. Por su parte, los diccionarios franceses de la misma poca hacan pasar el significado del trmino familia por aquellos que tenan la misma sangre. Solo hacia el siglo XIX se renen las ideas de corresidencia y consanguinidad para definir lo que se llam en psicologa social, la familia nuclear y al parentesco como el conjunto de vnculos estables con las denominaciones y relaciones que se utilizan actualmente. Otros trminos se han modificado pero, en este caso, perdiendo su unidad. Por ejemplo, lo que hoy se llama funcin paterna, en la Edad Media se designaba con los trminos genitor y pater que denominaban distintas personas y servan para designar como algo diferente a aquel que haba gestado al nio, de quien le daba el nombre y posiblemente se haca cargo de l. Con los cambios sociales, los dos trminos que denominaban personas sostenedoras de dos funciones diferentes fueron confluyendo en una y se gener un nombre que reuna a ambas es decir el progenitor. Una evolucin similar sufri el rol de la madre ya que en ocasiones tambin existan una genitor y una mater. Esta singularidad etimolgica contiene la marca con la que la cultura distingue dos tipos bsicos de vnculo de parentesco. Toda familia contiene el conflicto nunca resuelto entre los vnculos de sangre y los de alianza. Estos parecen acompaar al ser humano desde su acceso a la cultura, mediante el establecimiento de una ley, de la cual el prototipo es la prohibicin del incesto, que sostiene la estructura familiar.

Los vnculos de sangre circunscriben el parentesco a factores biolgicos, como el que liga a la madre y al padre con los hijos tenidos entre si. Por extensin se llama vnculo de consanguinidad al de los hermanos. Los vnculos de alianza denominan aquellos cuyo mejor ejemplo es la relacin matrimonial. De entre las alianzas, la establecida en la relacin conyugal origina el parentesco, aunque tambin podra considerarse que este, apoyado en los vnculos de sangre, lo antecede. La estructura familiar es un elemento intermedio entre lo sociocultural y lo individual, y trata de armonizar ambas instancias y mediar a su vez en el conflicto latente que tiene lugar entre los vnculos de alianza y los de consanguinidad - que remite al conflicto bsico entre aniquilamiento y subsistencia. Los vnculos de sangre tienden a una menor complejidad. Los de alianza son ms complejos y reproducen el conflicto entre la endogamia y la exogamia. El parentesco rene un conjunto de denominaciones que permiten algunas acciones y prohben otras. Desde este punto de vista es posible considerar al sistema de parentesco como una clasificacin de lugares y posiciones.

Decamos mas arriba que funcin materna, lugar de la madre o simplemente madre suelen ser utilizados como sinnimos. Se impone ahora, entonces distinguir la denominacin, del lugar, de la funcin.Las denominaciones son los nombres del sistema. Las relaciones que vinculan las denominaciones tienen una marca de prescripcin o prohibicin.El lugar, por otra parte, es la categora referida a un espacio virtual que recibe su definicin desde el marco conceptual. Es la posicin que cada denominacin o nombre ocupa con respecto a las otras. La categora de lugar se constituye en relacin al eje vaci ocupado. El lugar como tal se define como vaco, de otro modo se confundira con el objeto que lo ocupa.Por ltimo, la funcin, es la actividad misma y tiene carcter relacional. Solo podr ser captada a partir de la estructura de la que forma parte. La funcin es una correspondencia entre el proceso y las condiciones necesarias de existencia. Es la contribucin que una actividad parcial hace a la actividad total de la que forma parte.

Como denominacin y funcin remiten tambin a la posicin con respecto a las otras denominaciones y funciones, habilita para su uso indistinto con lugar, y a pesar de no ser sinnimos estos trminos se relacionan del siguiente modo: La denominacin indica un lugar y una funcin.

El lugar es la posicin que toma el nombre desde la denominacin y se describe desde la funcin.

La funcin se realiza desde un lugar y casi es imposible concebir el ejercicio de ciertas funciones si no es desde el lugar marcado simblicamente para ello.

As, la funcin del padre es acto de un determinado lugar y solemos usar funcin y lugar del padre como sinnimos. Decamos, sin embargo, que es especialmente en la patologa cuando estos dos aspectos se muestran como diferentes. Esto es, alguien puede ocupar el lugar y no ejercer la funcin. Es ms, es bastante frecuente ver que cuantos ms obstculos se presentan en el ejercicio de las funciones materna y paterna mas preponderancia adquieren los roles materno o paterno. Por ejemplo, muchas veces recibimos a pequeos que son alimentados, baados, abrigados y cuidados, que reciben atencin y tratamientos en tiempo y forma, puntuales, perfectos e impecables en exceso. Sin embargo vemos que all no hay una madre, sino ms bien una excelente cuidadora. Algo similar ocurre con el padre, quien est en otro lugar y en otra cosa, preocupado por trabajar para asegurar un futuro que en estas condiciones es bastante incierto y cuya presencia real podra mejorar notablemente.

Estos conceptos constituyen las herramientas fundamentales para formular nuestras hiptesis de trabajo. Slo se trata de establecer como se inserta este beb en la matriz simblica familiar. Tan sencillo y tan inconcientemente complejo como esto.

Recordemos que el establecimiento de las funciones paterno filiales se rigen por las leyes del inconciente y obedecen a los caprichos del tiempo lgico. Sin embargo, contamos con indicios que nos permiten hipotetizar de que va la cosa. Si quisiramos llevar la definicin del trabajo de un analista en estimulacin temprana a su mnima expresin, de esto se trata esencialmente. Ver y escuchar atentamente como se van estableciendo las funciones materna, paterna y filial y que dificultades se presentan en este proceso.

La estimulacin temprana se define en general como el sostn de la funcin materna - y yo dira tambin la paterna -, sin embargo entiendo que cuando el cuadro es muy complejo, por ejemplo cuando el diagnstico y el pronstico mdico es lapidario, la intervencin llega un poco mas all y resulta imprescindible realizar acciones concretas que se definen como propias de las funciones materna y paterna. Acciones que apuntan a ayudar a inscribir un sujeto. En este punto podramos pensar que una denominacin alternativa a la de estimulacin temprana, podra ser intervencin temprana. En lo que respecta especficamente al trmino temprana esto remite a esos tiempos de los que hablbamos al comienzo. Tiempos que van en la direccin de recortar una singularidad en el encuentro con el Otro. Y si bien estas operaciones lgicas no responden a un tiempo cronolgico entendemos que la infancia no espera, que una intervencin adecuada, lo es tambin respecto de un tiempo que si se dilata excesivamente puede perder eficacia y efectividad. El desarrollo no es algo que espera en algn lugar para ser des arrollado, se construye cuerpo a cuerpo con el Otro. Dice Clemencia Baraldi: El Otro escribe sobre el cuerpo del nio y segn sea su tinta producir un sujeto que lo habite o, a la inversa, una caverna clausurada.

Interviniendo durante el hacer de la escritura podremos operar sobre las frases, los puntos y las letras que all se gestan. Una vez que sta fue impresa, su irreversibilidad es casi un hecho.

Esta escritura es texto hecho de palabras, pero tambin de caricias, de miradas, de un cuerpo otro que sostiene y define o marca los lmites de un cuerpo diferente, que no puede ser reconocido o reflejarse en la mirada materna. El sujeto no se hace presente sino que se re presenta. Si la madre no puede anticipar al sujeto este no podr advenir al lugar del hijo. Es en la anticipacin simblica, que realiza la pareja parental que comienza a enunciarse el sujeto.

Pero volvamos a ese tiempo cero del acontecimiento del parto. Al tiempo cronolgico del nacimiento que instaura nuevas reglas del juego. La llegada de este beb de carne y hueso no coincide con el nacimiento del sujeto que deber reinventarse en el encuentro con el Otro. Y digo reinventarse y no solo inventarse por cuanto este pequeo deber cotejar letra a letra, palabra por palabra, su propio invento con ese beb que mam por un lado y pap por el otro inventaron antes de su llegada. Julio Cortzar describe de manera impecable y conmovedora este momento mgico:

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujndola como si saliera de tu mano, como si porprimera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas con soberana libertad, elegida por m para dibujarla con mi mano en tu cara y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonre por debajo de la que mi mano te dibuja... Este encuentro inaugura nuevos modos de relacionarse. En el comienzo, el nio pequeo est preso de las necesidades ms bsicas. Pero la satisfaccin de estas necesidades no se agota, como en el caso de los animales, cuando encuentra el objeto que las sacia, ya que el lenguaje preexiste a la llegada del recin nacido. Esta condicin transforma la pura expresin de una necesidad fisiolgica en una demanda. Por intervencin del lenguaje el simple pedido del nio adquiere intencionalidad y el hecho bsico y natural de alimentarse, por ejemplo, adquiere otra dimensin. Una dimensin que abre las puertas al deseo. Esta transformacin de un pedido, que obedece a causas puramente orgnicas, en la demanda que se dirige a otro se explica a travs de lo que Freud llam la primera vivencia de satisfaccin. Este recurso que al igual que otros momentos mticos freudianos no coincide realmente con la primera experiencia de amamantamiento, ni siquiera tiene que tener existencia real. Es simplemente un tiempo fundacional que inaugura el largo y complicado proceso de constitucin subjetiva. Este momento deja una marca, la primera en el aparato psquico que permitir inscribir mas tarde otras marcas en la diferencia. Sin embargo, ser seres de lenguaje encierra una paradoja por cuanto nos permite comunicarnos pero nos arroja a un continuo malentendido. Es por eso que no es posible volver a esa primera marca, a ese primer momento porque la satisfaccin instaura cada vez una diferencia. Veamos entonces, como es establece esta dialctica de la necesidad, la demanda y el deseo. Cuando el beb llora, porque tiene hambre, la madre le da alimento, se ofrece para satisfacer ese pedido que decodifica al tiempo que interroga a su hijo respecto de lo que ella ofrece. Se establece as una doble demanda, de ser alimentado y de alimentar. Cuando nuevamente sienta hambre, querr volver a esa experiencia inaugural pero ya no ser lo mismo. El pedido no ser igual y tampoco la decodificacin y la respuesta. Esto establece una diferencia, que se encadena a otra y otra en cada oportunidad, reencontrando algo conocido, descubriendo algo nuevo, perdiendo algo que ya no es como antes. La inadecuacin entre el grito que pide y la leche o el malentendido entre lo que quiero y la palabra que uso para pedirlo irremediablemente me impiden alcanzar el objeto. Y como la demanda yerra su objeto lo transforma en objeto alucinado.

De este modo, la necesidad hecha demanda nunca alcanza su completa satisfaccin, nunca encuentra el objeto de su deseo, porque en realidad lo que el nio busca obtener es a la madre toda y solo obtiene una parte de su cuerpo. Tampoco se trata de una parte real, el pecho materno, por ejemplo, sino el pecho alucinado. De este modo comprobamos que el deseo es siempre deseo incestuoso insatisfecho, del nio por la madre y de la madre por el nio. Pero como el padre viene a prohibir a la madre como objeto de deseo del hijo este deseo quedar por siempre insatisfecho, a pesar de que el sujeto no cesar nunca de no encontrarlo.

Reflexionando acerca del nacimiento del sujeto Nasio se pregunta, cmo de un planeta vacio, de la nada, de lo real puede surgir un ser? Propone entonces que imaginemos que lo real no es un planeta vacio, sino por el contrario un todo infinitamente lleno y que el sujeto del inconciente es precisamente un agujero cavado en ese todo lleno real, es decir que el sujeto adviene como Uno, all donde el todo tiene una falta.

Si volvemos a los hilos que traman la infancia como un lenguaje, vemos que all en el origen el Uno y el conjunto existen y consisten para conformar una estructura. El Uno ex siste para que el conjunto consista, pero a estos dos elementos debemos sumar un tercero, el agujero. A la trama - todo -, le quitamos entonces el hilo Uno que servir de borde y dejar un agujero en el conjunto. Este tercer elemento es la falta que deja el hilo que va a ocupar el lugar del lmite, permitiendo el movimiento y el desplazamiento de los hilos del conjunto.

En Viernes o los limbos del Pacfico Michel Tournier nos muestra hasta que punto al existencia del sujeto depende del Otro y hace decir a su Robinson: "Existir, qu quiere decir eso? Quiere decir estar afuera, sistere ex, lo que est en el exterior existe. Lo que est en el interior no existe. Mis ideas, mis imgenes, mis sueos no existenlo que no ex - iste, in siste. Insiste para existir. Todo este mundito se lanza a la puerta del gran mundo, del verdadero mundo. Y es el otro quien tiene la llave.

Pero puede suceder que por distintos motivos el Otro no quiera ceder la llave, o que ni siquiera sepa que la tiene, o que directamente no la tenga.

Tanto sufrimiento y tanto dolor irreparable nos enfrenta a una prctica en la que no hay palabra pero tampoco hay juego porque no hay posibilidad de simbolizar. En ocasiones existe algn rudimento de juego por imitacin o esbozo de juego simblico, pero en general, se observan acciones que se repiten indefinidamente, sin sentido y que siempre vuelven al punto de partida. No hay relacin con el objeto, porque no hay sujeto. No hay intencionalidad, no existen lmites corporales porque no existe un cuerpo, ni existe Uno. En una ocasin la genial Dolto le dijo a una nia pareca no tener manos: Fue por esta razn que al tenderle la pasta de modelar para que la tomase le dije: Puedes agarrarla con tu boca de mano. ..le puse una mano en la boca, como si mi palabra hubiera servido de enlace entre su mano y su boca.

Esta es quiz una de las diferencias bsicas que hacen de la estimulacin temprana una prctica tan especial. En la clnica con nios el juego constituye la herramienta fundamental para que la repeticin permita como en el fort - da hacer activamente aquello que el nio sufri pasivamente. El juego es la primera herramienta. Antes, la batalla es cuerpo a cuerpo. Ser necesario entonces que algo del orden del deseo se eche a rodar para que este nio pueda comenzar a reflejarse en la mirada de Otro que a su vez le est prohibido como objeto de deseo. Para que esto ocurra tendr que dejar de pertenecer a la familia de estos chicos para apropiarse de su nombre propio, a ese al que muchas veces no responde porque no ha sido inscripto.

Habr que sostener el espacio para que advengan las funciones parentales, no reemplazando a los padres ni mucho menos, sino con intervenciones concretas que permitan armar la trama, sosteniendo y conteniendo en ocasiones o limitando, recortando o nombrando segn sea el caso.

Sosteniendo los hilos - palabras o tramando y urdiendo hasta que mam y pap comiencen a tejer el tiempo del sujeto.

Mar del Plata, septiembre de 2007

Bibliografa

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Sin palabra.

La plasticidad neuronal de un beb, que nace con el doble de las neuronas que necesita, permite que partes del cerebro daadas sean sustituidas por otras que aprenden a cumplir otra funcin diferente a la que deberan ejercer. Es por eso que la Estimulacin Temprana es tan importante en estos casos. Transcurrido el segundo ao de vida esas neuronas extras que no cumplen funciones especficas mueren.

Jerusalinsky, A., Psicoanlisis en problemas del desarrollo, Buenos Aires, Nueva Visin, 2000.

Baraldi, C., Jugar es cosa seria, Rosario, Ediciones HomoSapiens, 1999.

Esta cita de Cortzar pertenece a su libro Rayuela y aunque refiere a una relacin amorosa adulta ilustra exactamente en modo en que una madre, o quien ejerza esa funcin, dibuja el cuerpo de su beb.

Tournier, M., Vendredi ou les limbes du Pacifique, Gallimard, France, 1990. La traduccin es mia.

Dolto, F y ot, El nio del espejo, el trabajo psicoterapetico, Barcelona, Gedisa Editorial, 1992.