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RESEÑA ARGUMENTATIVA DEL AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1672/2014 PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN “LA INTERVENCIÓN DE LA PROCURADURÍA SOCIAL EN JUICIOS EN QUE SE AFECTEN BIENES O DERECHOS DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES, NO QUEDA A DISCRECIONALIDAD DEL JUEZ”

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RESEÑA ARGUMENTATIVA DEL AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1672/2014

PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE

DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

“LA INTERVENCIÓN DE LA PROCURADURÍA SOCIAL EN JUICIOS EN QUE SE AFECTEN BIENES O DERECHOS DE LAS PERSONAS

ADULTAS MAYORES, NO QUEDA A DISCRECIONALIDAD DEL JUEZ”

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RESEÑA ARGUMENTATIVA DEL

AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1672/2014

PONENTE: MINISTRO JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ SECRETARIA: LUZ HELENA OROZCO Y VILLA

PRIMERA SALA DE LA

SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

“LA INTERVENCIÓN DE LA PROCURADURÍA SOCIAL EN JUICIOS EN QUE SE AFECTEN BIENES O DERECHOS DE LAS PERSONAS

ADULTAS MAYORES, NO QUEDA A DISCRECIONALIDAD DEL JUEZ SUSTRACCIÓN INTERNACIONAL DE MENORES”

Cronista: Licenciada Alma Leticia Cisneros Ramírez∗

El asunto se originó en el año dos mil doce, cuando dos personas adultas

mayores, en la vía ordinaria civil, demandaron de una mujer de 87 años

edad, en ejercicio de la acción plenaria de posesión,1 la declaración

judicial de que les correspondía la posesión de un inmueble en Zapopan,

Jalisco, por tener mejor derecho que la demandada y por ende, también

reclamaron que se les restituyera dicho bien y el pago de rentas a partir

de que la demandada entró a poseer de mala fe y hasta su entrega.

La demandada, a través de su abogado patrono, dio contestación a la

demanda instaurada en su contra y en la vía de reconvención, es decir, en

contrademanda, ejerció la acción de usucapión.2 Además, hizo del

conocimiento del juzgador que carecía de toda ilustración, destacándole

su avanzada edad y el estado de salud en el que se encontraba.

Sustanciado el juicio, el juez dictó sentencia definitiva en la que condenó

a la demandada a desocupar y entregar el inmueble, así como al pago de

∗ Funcionaria adscrita a la Dirección General de Casas de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 1 Acción que compete al adquirente de buena fe y con justo título sobre una cosa de la que no está en posesión, en contra de quien la posee con menos derecho y tiene como finalidad obtener su restitución con sus frutos y accesiones. 2 Se entiende por usucapión, la acción para adquirir la propiedad de una cosa por poseerla de manera continua, durante un tiempo determinado por la ley.

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rentas; respecto de la acción de usucapión, declaró que operó la cosa

juzgada, ya que dicho tema había sido resuelto previamente en un juicio

anterior.3

Inconforme, la demandada interpuso un recurso de apelación, en el cual

la Sala del conocimiento dio intervención al Agente de la Procuraduría

Social, únicamente por lo que hacía a los actores, más no por la

recurrente. Posteriormente, dicho Tribunal de alzada confirmó el fallo

impugnado.

La apelante promovió juicio de amparo directo en contra de tal resolución

señalando diversos conceptos de violación, entre los que destacan:

Que tanto el juez de origen, como la Sala responsable no respetaron las

formalidades esenciales del procedimiento, especialmente, la prevista en

el artículo 68 ter del Código de Procedimientos Civiles del Estado de

Jalisco,4 que impone al juzgador la obligación de dar intervención a la

Procuraduría Social en los casos donde se afecten los derechos o los

bienes de las personas adultas mayores, máxime cuando quedó

acreditada su edad, así como su deteriorado estado de salud.

Que la Sala responsable omitió estudiar algunos de sus agravios,

violentando con ello el principio de congruencia.

Al respecto, el tribunal colegiado del conocimiento, estimó que el supuesto

previsto en el artículo 68 ter del código adjetivo en cita, debe aplicarse de

manera racional y objetiva, tomando en cuenta, en cada caso específico,

las circunstancias en las que se desenvuelve una persona, su capacidad,

3 En un juicio previo, los actores en el proceso actual, ejercieron en contra de la misma demandada la acción reivindicatoria respecto del inmueble que ocupaba aparentemente de buena fe, en virtud de que contaba con un título que se creía generador del derecho a poseerlo (certificado de derechos agrarios). En dicho juicio, no llegó a hacerse pronunciamiento alguno sobre la posesión de la cosa perseguida. 4 “Artículo 68 TER. Los agentes de la Procuraduría Social intervendrán en todos los juicios en los que: I. Se afecten los intereses sociales II. Se afecte a la persona, bienes o derechos de menores, incapaces, adultos mayores, ausentes o personas con discapacidad III. En todos los casos que dispusiere la ley. La intervención del Agente de la Procuraduría Social en juicio, lo faculta para recabar, ofrecer, desahogar, objetar pruebas; interponer y continuar recursos e incidentes, formular alegatos y en general solicitar al Juzgador la realización de todos los actos procesales para la continuación del juicio; garantizar la legalidad del procedimiento y salvaguardar los derechos de la sociedad, de los menores de edad incapaces, adultos mayores y ausentes para lo cual podrá imponerse de los autos en la secretaría y podrá solicitar se le entreguen copias de los mismos”.

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educación, cultura y situación económica, ya que de no hacerlo, se

alteraría el equilibrio procesal de las partes y se quebrantaría el principio

de seguridad jurídica.

Por ende, el tribunal afirmó que la intervención de la Procuraduría Social

tiene lugar cuando se afectan los derechos o bienes de las personas

adultas mayores que se encuentren en estado de vulnerabilidad

evidenciada, lo cual no aconteció en la especie, ya que la quejosa, si bien

forma parte de este grupo, no por ello se encuentra en una situación de

desamparo o desventaja, pues contó con la asesoría suficiente para

participar en todas las etapas del proceso, a través de su abogado

patrono, lo que revela su capacidad para ejercitar sus derechos con

plenitud en el sistema de justicia.

Además, sostuvo que la protección especial conferida a los adultos

mayores contenida en el Protocolo de San Salvador no tiene el alcance

para estimar que debe reponerse el procedimiento, máxime cuando fueron

respetadas las formalidades esenciales de éste.

Con base en dichos argumentos, el tribunal colegiado declaró infundados

los conceptos de violación, con excepción del relativo a la falta de estudio

de ciertos agravios por parte de la Sala, por lo cual, concedió el amparo

solicitado a fin de que dicha autoridad dejara insubsistente la resolución

reclamada y emitiera otra donde reiterara las cuestiones que se

consideraron correctas y se pronunciara sobre los agravios que no fueron

analizados.

En vista del fallo adverso obtenido, la quejosa interpuso recurso de

revisión en el que expresó, en esencia, los siguientes motivos de

inconformidad:

Que el tribunal colegiado, omitió realizar el control de convencionalidad del

acto reclamado, aplicando de manera inadecuada el principio pro persona

contenido en el artículo 1° de la Constitución Federal, así como el

Protocolo de San Salvador, pues desde el juicio de origen acreditó su

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condición de vulnerabilidad, debido a su edad, a su salud disminuida y al

hecho de no saber leer ni escribir.

Que de conformidad con el artículo 68 ter del Código de Procedimientos

Civiles del Estado de Jalisco, los agentes de la Procuraduría Social deben

intervenir en todos los juicios en que se afecten los derechos de los adultos

mayores, sin que ninguna disposición legal establezca que dicha cuestión

debe quedar al arbitrio del juzgador, por lo que no es admisible el

razonamiento expresado por el tribunal colegiado de aplicar dicha

disposición de manera racional y objetiva para cada caso concreto, ya que

dicha institución, por exigencia de la ley, se convierte en garante de la

legalidad del proceso y en salvaguarda tanto del interés del adulto mayor,

como de la sociedad; por ende, no excluye su intervención el hecho que

hubiera estado asesorada jurídicamente.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación admitió a trámite el recurso de

revisión, el cual se radicó en la Primera Sala y se turnó al Ministro José

Ramón Cossío Díaz para la elaboración del proyecto de resolución

correspondiente.

En sesión celebrada el quince de abril de dos mil quince, la Primera Sala

de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, decidió el asunto a través

de la respuesta a las siguientes interrogantes:5

I) ¿Cuál es el contenido y alcances de la protección especial de los adultos mayores?

La Sala hizo notar que la primera referencia normativa sobre las personas

adultas mayores, se ubica en el artículo 25 de la Declaración Universal de

los Derechos Humanos, que los contempla a través de la seguridad social

y un nivel de vida adecuado; desde una perspectiva semejante, el Pacto

5 I) ¿Cuál es el contenido y alcances de la protección especial de los adultos mayores?; II) ¿Cómo debe interpretarse el artículo 68 ter del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco a la luz de la protección especial conferida a los adultos mayores?; III)¿La participación institucional de la Procuraduría Social en los juicios en los que se afecten bienes o derechos de adultos mayores queda a discrecionalidad del juez?; IV) ¿En qué debe y puede consistir la participación institucional de la Procuraduría Social?; y V) ¿Qué consecuencias tiene que el juez natural no haya dado intervención a la Procuraduría Social cuando tuvo conocimiento de la edad de la demandada?.

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Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales

reconoce diversas prestaciones en la ancianidad.

También se destacó que el primer tratado internacional en el marco de las

Naciones Unidas que señaló a la edad como una causa de discriminación,

fue la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de

Discriminación Contra la Mujer. Posteriormente, la Convención sobre los

Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad incluyó el acceso

a la justicia mediante ajustes a los procedimientos adecuados a la edad,

así como la protección contra cualquier forma de explotación o violencia.

Asimismo, la Sala apuntó que los contenidos mínimos de los derechos de

los adultos mayores, están plasmados en los Principios de las Naciones

Unidad en favor de las Personas de Edad,6 agrupados en cinco

categorías: independencia, participación, cuidados, autorrealización y

dignidad.

De igual manera, se aludió a la Observación General No. 6 del Comité de

Derechos Económicos, Sociales y Culturales, así como la Recomendación

General No. 27 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra

la Mujer; en ambas, se marcan las obligaciones de los Estados parte en

diversos ámbitos en los que pueden participar los adultos mayores.

Se puntualizó que la máxima referencia en el sistema interamericano es

el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos

Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

(Protocolo de San Salvador), pues en su artículo 17,7 explícitamente indica

que todas las personas tienen derecho a contar con una protección

especial durante su ancianidad, sin que pase desapercibido que el tema

6 Aprobados por la Asamblea General el 16 de diciembre de 1991, mediante la Resolución 46/91. 7 “Artículo 17. Toda persona tiene derecho a protección especial durante su ancianidad. En tal cometido, los Estados partes se comprometen a adoptar de manera progresiva las medidas necesarias a fin de llevar este derecho a la práctica y en particular a: a. Proporcionar instalaciones adecuadas, así como alimentación y atención médica especializada, a las personas de edad avanzada que carezcan de ella y no se encuentren en condiciones de proporcionársela por sí mismas; b. Ejecutar programas laborales específicos destinados a conceder a los ancianos la posibilidad de realizar una actividad productiva adecuada a sus capacidades respetando su vocación o deseos; c. Estimular la formación de organizaciones sociales destinadas a mejorar la calidad de vida de los ancianos.”

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de violencia contra las personas adultas mayores, se aborda por la

Convención Americana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia

contra la Mujer (Convención Belém Do Pará) y por la Declaración de San

Pedro Sula.

De lo anterior, la Sala apreció que en el sistema universal e

interamericano, se ha generado un modelo de atención específico a cierta

categoría de personas en estado de desventaja o vulnerabilidad, en el que

rige la igualdad sustantiva, que supone la necesidad de adoptar medidas

especiales de protección o promoción a su favor, con objeto de eliminar

las barreras sociales, jurídicas, institucionales e incluso físicas que les

impidan gozar de una efectiva igualdad con los demás sectores de la

población.

La Sala señaló que aunado al reconocimiento internacional que tienen las

personas adultas mayores como un grupo vulnerable o en desventaja, en

el ámbito nacional, la Constitución Federal, en su artículo 1°, quinto

párrafo, prohíbe la discriminación por razón de la edad.

Lo anterior, se dijo, supone una atención especial del Estado a través de

la introducción de un modelo en el que se planteen soluciones tales como

la formulación de leyes, políticas públicas y programas en los que se

integre el reconocimiento y la plena exigibilidad de los derechos humanos

del grupo en cuestión.

En sintonía con lo anterior, la Sala advirtió que el Estado de Jalisco ha

emprendido una serie de reformas legislativas tendientes a la protección,

atención, bienestar y desarrollo de los individuos a partir de los sesenta

años de edad, con el propósito de integrarlos plenamente al entorno social,

económico, político y cultural, entre las que destacan la Ley para el

Desarrollo Integral del Adulto Mayor, el Código de Asistencia Social para

el Estado de Jalisco (cuyo libro sexto se denomina “De los Adultos

Mayores”), la Ley Orgánica de la Procuraduría Social y el Código de

Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco.

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II) ¿Cómo debe interpretarse el artículo 68 ter del Código de Procedimientos Civiles del el Estado de Jalisco a la luz de la protección especial conferida a las personas adultas mayores?

El artículo 68 ter, del Código de Procedimientos Civiles del Estado de

Jalisco, indica que los agentes de la Procuraduría Social intervendrán en

todos los juicios en lo que se afecten, entre otros, a la persona o los bienes

de las personas adultas mayores. La participación de éste consiste en

llevar a cabo todos los actos que den impulso procesal a un juicio,

garantizar la legalidad del proceso y salvaguardar los derechos de la

sociedad.

La Sala reconoció que el origen de dicho numeral, radica en dar una

protección especial a los adultos mayores, a la luz del derecho de la

igualdad y la no discriminación, con la finalidad de revertir la marginación

estructural, en el ámbito de acceso a la justicia. Para ello, la Procuraduría

Social, dependiente del Poder Ejecutivo estatal, de conformidad con lo

establecido en su Ley Orgánica, cuenta con las atribuciones de: 1)

Defensoría de oficio, 2) Representación social, y 3) Servicios jurídicos

asistenciales.

Se indicó que esta norma va dirigida a los juzgadores, por lo que están

obligados a dar vista a dicho organismo cuando en el juicio estén

involucrados los derechos o bienes de personas adultas mayores.

Ahora bien, la Sala precisó que no existe un concepto único para definir al

envejecimiento o la ancianidad, ya que se trata de un proceso multifacético

en el que interviene no sólo el paso del tiempo, sino complejos factores

físicos, sociales y culturales, por lo que debe ser analizado a partir de dos

perspectivas:

La primera se refiere a la edad social, que es atribuida por cada cultura en

relación con los cambios biológicos; mientras que la segunda, se vincula

con la pérdida de diversas capacidades y funciones que le permiten ser

independientes, y se denomina como criterio cronológico, mismo que fue

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retomado por la legislación jalisciense, al señalar como adulto mayor a

aquellos individuos que tengan sesenta años o más de edad.8

En ese contexto, la Sala precisó que el juez está obligado a dar

participación a la Procuraduría Social, cuando en el juicio se involucren los

derechos o bienes de las personas que tengan sesenta años o más, sin

atender a sus carencias individuales, pues lo que se busca es dejar de

lado el sistema asistencialista y dirigirse a las necesidades objetivas de un

grupo social específico, a fin de garantizarle un efectivo acceso a la

justicia.

III) ¿La participación institucional de la Procuraduría Social en los juicios en los que se afecten bienes o derechos de las personas adultas mayores queda a discrecionalidad del juez?

El punto fue analizado desde el criterio emitido por el Tribunal Colegiado

del conocimiento, en el que éste expresó que a efecto de que cobrara

aplicación el multimencionado artículo 68 ter, era necesario estudiar la

situación jurídica particular, así como las circunstancias en las que se

desenvolviera el adulto mayor, tomando en cuenta su capacidad,

educación, cultura y economía, es decir, no tenía operatividad directa.

Dicha interpretación fue calificada por los Ministros de la Primera Sala

como incorrecta, pues indicaron que de la lectura literal del numeral en

cita, no se aprecia la existencia de alguna modulación o excepciones para

dar vista a la Procuraduría Social; además, hicieron notar que de la

exposición de motivos en la que se adicionó esta disposición, se advierte

la finalidad que no fuera una decisión discrecional del juzgador dar

participación o no, a los agentes de esta institución.

Aunado a lo anterior, la Sala identificó que la resolución dictada por el

tribunal en cuestión, partió de dos premisas falsas: 1) La vulnerabilidad de

8 Ley para el Desarrollo del Adulto Mayor: “Artículo 4º. Para los efectos de esta ley, se entenderá por: I. Adultos mayores: aquel hombre o mujer que tenga sesenta años o más de edad”.

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una persona mayor debe evidenciarse para acceder a la garantía

contenida en el artículo 68 ter, y 2) Que la medida prevista en este artículo

se circunscribe a la asistencia jurídica.

Sobre el primer punto, la Primera Sala puntualizó que la vulnerabilidad de

una persona mayor, no deriva únicamente de las circunstancias que indicó

el tribunal responsable, ya que aun contando con ellas, se enfrentan al

deterioro cognitivo, fragilidad psicológica, abandono e incluso el maltrato

ejercido frecuentemente en el seno familiar, por lo que resultaría injusto

privarlos de ciertas prerrogativas basándose en su aparente posición

social.

En ese sentido, los Ministros reconocieron que si bien no todos los adultos

de edad avanzada, son vulnerables, lo cierto es que la previsión legislativa

es una garantía procedimental para allanar los posibles obstáculos que

pudieran presentarse para acceder a la jurisdicción, de ahí que no se

justifique una restricción de acceso.

Asimismo, la Sala señaló que el hecho de que la recurrente haya contado

con un abogado desde el juicio primigenio, no legitima la omisión del

juzgador de dar intervención a la Procuraduría Social, pues la participación

de este organismo, no se agotaba en brindar servicios jurídicos

asistenciales, sino en garantizar la legalidad del proceso, así como

representar y tutelar los derechos de todos los adultos mayores

involucrados, según se desprende de la interpretación pro persona del

numeral en comento.

IV) ¿En qué debe y puede consistir la participación institucional de la Procuraduría Social?

De la lectura al artículo 68 ter del Código de Procedimientos Civiles del

Estado de Jalisco, la Sala advirtió que la legislación faculta a la

Procuraduría Social para realizar todas aquellas actuaciones que sean

necesarias a fin de brindar impulso procesal al juicio, garantizar la

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legalidad del proceso y además, salvaguardar los derechos tanto de la

sociedad, como de ciertos grupos considerados vulnerables.

Tales acciones se dijo, tienen un carácter facultativo, o sea, que revisten

un poder para que la dependencia pública lleve a cabo aquéllas que

estime convenientes e indispensables en cada caso en particular, para lo

cual, deberá evaluar el deterioro cognitivo del adulto mayor para efectos

de su representación, así como su estatus socioeconómico a fin de

conocer si requiere defensa de oficio, o bien, servicios jurídicos.

Así, la Sala afirmó que en la norma analizada, el único requisito exigido

para que se dé intervención a la Procuraduría, es que en el juicio se

afecten los bienes o derechos de las personas adultas, sin que haya lugar

a que el juez valore libremente si éstas se encuentran en estado de

vulnerabilidad y con base en ello, decida si dará o no la vista que ordena

la legislación.

V) ¿Qué consecuencias tiene que el juez natural no haya dado intervención a la Procuraduría Social cuando tuvo conocimiento de la edad de la demandada?

La Primera Sala estimó que era incorrecta la interpretación realizada por

el tribunal colegiado, en la que sostuvo que el Protocolo de San Salvador

no tenía el alcance de dejar insubsistentes la actuaciones y por ende,

reponer el procedimiento, pues no comprendía al artículo 68 ter del código

adjetivo en su justa dimensión, por lo que no era acorde con el principio

de legalidad, ni con el contenido y alcance de la protección especial a los

adultos mayores, ni tampoco a nivel convencional.

Lo anterior, en virtud de que la medida contenida en el numeral de

referencia, es una garantía procedimental que permite el ejercicio efectivo

del derecho de acceso a la justicia, por lo que su vulneración afecta la

legalidad del procedimiento; por consiguiente, soslayar su violación

significaría condenar a tal prerrogativa a la ineficacia y eventual

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intrascendencia, pues no existiría consecuencia específica ante su

incumplimiento.

Incluso, la Sala destacó que la Corte Interamericana de Derechos

Humanos se ha pronunciado respecto del derecho de igualdad en

conexión con el de acceso a la justicia y la correlativa prohibición de

discriminación, en el sentido de que los Estados, ante la presencia de

factores de desigualdad real, deben adoptar medidas de compensación

que ayuden a reducir o eliminar los obstáculos y deficiencias que impidan

o reduzcan la defensa eficaz de los propios intereses.9

De esta manera, se precisó que la garantía prevista en el artículo 68 ter

del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco, se encuentra

estrechamente vinculada con el debido proceso legal, ya que permite que

los grupos que por sus características y necesidades objetivas se

encuentran en condiciones de desventaja social, acudan a juicio en un

plano de igualdad.

Consecuentemente, la Sala declaró fundados los agravios planteados, por

lo que revocó la sentencia recurrida a fin de que el tribunal colegiado

dictara una nueva en la que se repusiera el procedimiento y se diera

intervención a la Procuraduría Social.

El asunto se resolvió por mayoría de tres votos de los Ministros José

Ramón Cossío Díaz, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Alfredo

Gutiérrez Ortiz Mena, en contra de los emitidos por los Ministros Arturo

Zaldívar Lelo de Larrea y Jorge Mario Pardo Rebolledo quien formuló un

voto particular.10

9 Caso Hilarie, Constantine y Benjamin, y otros vs. Trinidad y Tobago, así como en la Opinión Consultiva 16/99, solicitada por nuestro país. 10 En su voto particular, el Ministro Pardo Rebolledo consideró que el juez sí tiene discrecionalidad para dar vista a la Procuraduría Social, pues la protección especial a los adultos mayores no debe aplicarse de manera automática, sino que previamente debe realizarse una ponderación de los valores en juego, ya que de lo contrario se estarían violando no sólo los principios de indivisibilidad e interdependencia de los derechos humanos, sino también, el debido proceso legal y el equilibrio procesal entre las partes. Asimismo, estimó que la participación de la dependencia pública era innecesaria debido a que la recurrente ya había designado a un defensor particular, con lo cual, se cumple la intención del legislador de proteger su condición, de tal manera que debido a su participación previa en el proceso, no era indispensable generar un nuevo llamado a la Procuraduría. Finalmente, precisó que el artículo 68 ter del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Jalisco, no delimita las facultades que la Procuraduría puede ejercer para garantizar la legalidad del proceso, lo cual podría generar un conflicto en el sano desarrollo de éste.