La legalización de las drogas como una forma de combatir el narcotráfico

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Taller de Expresión Escrita Alumno: Elton Ragas Espinoza 31M – 603 ¿Legalización de las Drogas? ¿Y por qué no? En los últimos años, se han hecho cada vez más palpables las consecuencias del narcotráfico. A menudo se habla de una “narcoguerra” declarada en regiones dominadas por cárteles latinoamericanos, con el consiguiente éxodo de ciudadanos que huyen de la anarquía y la violencia imperantes, así como la paralización indefinida de todo tipo de actividades económicas. También deben considerarse, a un nivel más global, las perniciosas secuelas en la salud de aquellos que consumen cotidianamente la que es la raíz de todos estos problemas: las drogas. Resulta más que obvio que todas las políticas mundiales destinadas a combatir este flagelo han fracasado, puesto que se ha estado enfrentando el problema de la manera equivocada. Existen formas más sutiles y eficientes de lograrlo, y una de ellas es la despenalización de las drogas. En ese sentido, creo firmemente que se debe permitir la legalización de las drogas, porque constituye la mejor manera de detener el narcotráfico. Este ensayo busca concientizar a la ciudadanía, promoviendo la aceptación de que no sólo nuestro gobierno, sino también los demás gobiernos amenazados por el imperio del narcotráfico deben revertir la dirección de la actual política antidrogas por el simple levantamiento de la prohibición vigente, para así ahogar económicamente a aquellos que producen y comercializan estupefacientes y acabar de una buena vez con este lucrativo e infame negocio. Un primer argumento esgrimido a favor de la descriminalización de las drogas es que, si ella ocurriese, esto no desencadenaría necesariamente un aumento exponencial en el número de adictos. Existe la idea común de que si se levantara la prohibición a nivel mundial, la mayoría de personas -por no decir todas-, acudirían de inmediato a adquirir narcóticos en masa, motivados por la curiosidad y la nueva libertad adquirida. Tal argumento es

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Este ensayo contiene argumentos a favor de la descriminalización de las drogas como una estrategia para combatir efectivamente el narcotráfico, puesto que los esfuerzos empleados hasta ahora por los gobiernos se han revelado ineficaces.

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Taller de Expresión Escrita

Alumno: Elton Ragas Espinoza 31M – 603

¿Legalización de las Drogas? ¿Y por qué no?

En los últimos años, se han hecho cada vez más palpables las consecuencias del narcotráfico. A menudo se habla de una “narcoguerra” declarada en regiones dominadas por cárteles latinoamericanos, con el consiguiente éxodo de ciudadanos que huyen de la anarquía y la violencia imperantes, así como la paralización indefinida de todo tipo de actividades económicas. También deben considerarse, a un nivel más global, las perniciosas secuelas en la salud de aquellos que consumen cotidianamente la que es la raíz de todos estos problemas: las drogas. Resulta más que obvio que todas las políticas mundiales destinadas a combatir este flagelo han fracasado, puesto que se ha estado enfrentando el problema de la manera equivocada. Existen formas más sutiles y eficientes de lograrlo, y una de ellas es la despenalización de las drogas. En ese sentido, creo firmemente que se debe permitir la legalización de las drogas, porque constituye la mejor manera de detener el narcotráfico.

Este ensayo busca concientizar a la ciudadanía, promoviendo la aceptación de que no sólo nuestro gobierno, sino también los demás gobiernos amenazados por el imperio del narcotráfico deben revertir la dirección de la actual política antidrogas por el simple levantamiento de la prohibición vigente, para así ahogar económicamente a aquellos que producen y comercializan estupefacientes y acabar de una buena vez con este lucrativo e infame negocio.

Un primer argumento esgrimido a favor de la descriminalización de las drogas es que, si ella ocurriese, esto no desencadenaría necesariamente un aumento exponencial en el número de adictos. Existe la idea común de que si se levantara la prohibición a nivel mundial, la mayoría de personas -por no decir todas-, acudirían de inmediato a adquirir narcóticos en masa, motivados por la curiosidad y la nueva libertad adquirida. Tal argumento es inexacto. Por ejemplo, en el año 2001 Portugal se convirtió en la primera nación en despenalizar oficialmente el consumo de todas las drogas, incluyendo la cocaína y la heroína. En el 2009, un estudio del escritor y abogado estadounidense Glenn Greenwald, publicado por el Cato Institute encontró que “la despenalización no había tenido efectos adversos en las tasas de consumo de drogas en Portugal”, las cuales “en muchas ocasiones se encuentran ahora entre las más bajas de la Unión Europea”. Y no sólo había disminuido el nivel de narcotráfico, sino también el número de contagios por enfermedades transmitidas sexualmente y la cantidad de muertes por sobredosis. A esto se puede añadir el hecho de que incluso bajo el régimen actual prohibitivo en el resto del mundo resulta increíblemente fácil comprar drogas; se pueden conseguir prácticamente en cualquier parte y hasta de los vendedores más insospechados. Admito que, de levantarse las barreras al consumo de narcóticos, habrá de todas formas un aumento en el número de consumidores, pero este incremento está siendo sobredimensionado por la opinión pública.

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Como segundo argumento, diré que el costo actual de prohibir el tráfico y consumo de drogas es demasiado alto. De acuerdo a estimaciones de la Fundación Transform Drug Policy del año 2011, cada año se gasta más de US$100 mil millones a nivel mundial en acciones para la aplicación de la ley en la guerra contra las drogas, incluyendo la erradicación de cultivos ilícitos. Y tales recursos no se traducen en resultados satisfactorios. Según el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) del año 2010, aunque se registró un brusco descenso en la producción de opio y una reducción moderada del cultivo de coca, la fabricación de heroína y cocaína sigue siendo significativa. Por otro lado, pensemos en el altísimo costo en vidas humanas que han traído consigo tácticas convencionales de guerra contra las drogas como la represión policial y militar, así como también lo han hecho los sangrientos ajustes de cuentas entre cárteles rivales. Tomemos el caso de México, donde se habla de una cuasi guerra civil; la cantidad de muertos, según datos del gobierno federal, supera ya los 47 mil desde el año 2006, una cifra a todas luces aterradora. Las víctimas incluyen niños y civiles inocentes.

Como argumento final, la despenalización del consumo de drogas pondría fin al gigantesco flujo nocivo de dinero proveniente del narcotráfico que alimenta la inestabilidad, los conflictos sociales y la corrupción reinante en todas las estructuras de la sociedad. Recordemos que la misma prohibición ha hecho que la oferta de drogas sea escasa; esto sumado a la altísima demanda ha provocado la aparición de auténticos imperios económicos al margen de la ley. Este abominable negocio factura anualmente cerca de US$300 mil millones, según estimados de la ONU presentados en el año 2005. Tales fortunas corrompen policías y funcionarios gubernamentales, y la anuencia de éstos permite un tráfico continuo hacia los países destino del norte, alentados por la demanda. Todo esto genera pingües ganancias que a su vez realimentan la corrupción, creando así un círculo vicioso -nunca mejor dicho- imparable. No hace falta ser un genio en finanzas para darse cuenta de que con la despenalización, el libre acceso a las drogas y la desaparición de los riesgos para producirlas harían que el precio final cayera dramáticamente hasta hacer muy poco rentable su comercialización, acabando así con los cárteles y demás organizaciones criminales asociadas.

En definitiva, existen sólidas evidencias que demuestran el rotundo fracaso de la actual estrategia contra las drogas, y que a su vez justifican la legalización, siendo ésta última -paradójicamente- la mejor arma para destruir el cáncer del narcotráfico. Sin duda surgirán opiniones contrarias a esta medida, pero yo les sugeriría que evalúen la relación costo-beneficio que obtendrían de mantener el actual estado de cosas. Vivir en un narco-país tomado por la violencia, el miedo y la inseguridad, donde salir fuera de casa equivale a una sentencia de muerte, y donde el Estado de Derecho es una quimera, quizá nos parezca hoy una realidad aún muy lejana y ajena a nosotros. La pregunta es, ¿realmente estamos a salvo?

Fuentes:

http://www.nacion.com/2012-02-22/Opinion/El-caso-a-favor-de-la-legalizacion-de-las-drogas.aspx