La ley audiovisual argentina y los cambios en el mapa de medios

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La ley audiovisual argentina y los cambios en el mapa de medios Martín Becerra y Guillermo Mastrini 1 1. Introducción: Una aproximación histórica a los medios de comunicación en Argentina En la Argentina el sector audiovisual se consolidó durante el siglo XX ligada al protagonismo del sector privado y adoptó un modelo comercial, competitivo, basado en la publicidad para su sostenimiento económico (Ford y Rivera, 1985; Fox y Waisbord, 2002). Tanto la radio como la televisión han mostrado una fuerte tendencia a centralizar la producción de sus contenidos en la Ciudad de Buenos Aires. Por su parte, la televisión abierta mostró durante largos años una dependencia de los contenidos norteamericanos. Sin embargo, desde 1990 se asiste a una mayor capacidad para generar contenidos nacionales (capacidad que registra antecedentes a fines de la década de 1960), incluso en el área de ficción el prime time ha sido copado por producciones nacionales. Los contenidos extranjeros siguen predominando en la televisión por cable, con numerosos canales de películas y series de EEUU (Mastrini, 2009). Desde la recuperación del sistema constitucional en diciembre de 1983, tras el colapso de la Dictadura (19761983), cuatro procesos caracterizan al sistema de medios de comunicación: primero, el destierro de la censura directa; segundo, la concentración de la propiedad de las empresas en pocos pero grandes grupos; tercero, la convergencia tecnológica (audiovisual, informática y telecomunicaciones); y por último, la centralización geográfica de la producción de contenidos (Becerra, 2010). Estos procesos se conjugaron para transformar el sistema de medios y para imprimirle monotonía en su adscripción al lucro como lógica de programación y al exitismo como paradigma. Esa transformación terminó moldeada legalmente, cuando la dictadura sancionó en 1980 un decretoley para la radiodifusión (22285). Esta norma sufrió sucesivas modificaciones en la mayoría de los gobiernos constitucionales posteriores, que casi todos los casos contribuyeron a empeorarla. En la década de 1990 con el avance de las políticas neoliberales ejecutadas por los gobiernos de Carlos Menem (19891995 y 19951999), se realizaron modificaciones a los marcos legales que permitieron la creación de grupos multimedia, hecho que se produjo con significativo retraso respecto a otros países de la región como Brasil y México. Desde entonces el proceso de concentración de la propiedad de los medios ha sido constante. El grupo Clarín es el principal grupo de comunicación del país, al contar con el diario de mayor ventas (y ser socio de varios en el interior del país), uno de los principales canales de televisión de Buenos Aires y varios otros en el interior del país, una cadena de radios, el principal sistema de distribución de televisión de pago y varias señales de cable. También interviene en otras áreas vinculadas a las industrias culturales como la fabricación de papel para prensa (donde es socio del Estado), productoras cinematográficas, agencia de noticias, y distribución de Internet. La gran amenaza para la posición dominante del grupo Clarín son las empresas de telefonía (especialmente Telefónica de España) que dominan en forma duopólica el mercado de la telefonía fija y son las 1 Martín Becerra es profesor de la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad de Buenos Aires e investigador del CONICET. Guillermo Mastrini es profesor de la Universidad Nacional de Quilmes y la Universidad de Buenos Aires.

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Si bien durante el gobierno de Néstor Kircher (2003-2007) las políticas de comunicación parecieron seguir su devenir histórico y no se afectaron los intereses de los grupos empresariales, distinta fue la situación cuando el mandatario fue sucedido por su esposa Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011, reelecta en 2011 con mandato hasta 2015).

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La ley audiovisual argentina y los cambios en el mapa de medios

 Martín  Becerra  y  Guillermo  Mastrini1  

 1. Introducción:  Una  aproximación  histórica  a  los  medios  de  comunicación  en  Argentina  

 En  la  Argentina  el  sector  audiovisual  se  consolidó  durante  el  siglo  XX  ligada  al  protagonismo  del  sector   privado   y   adoptó   un  modelo   comercial,   competitivo,   basado   en   la   publicidad  para   su  sostenimiento  económico  (Ford  y  Rivera,  1985;  Fox  y  Waisbord,  2002).  Tanto  la  radio  como  la  televisión  han  mostrado  una  fuerte  tendencia  a  centralizar  la  producción  de  sus  contenidos  en  la  Ciudad  de  Buenos  Aires.  Por  su  parte,   la  televisión  abierta  mostró  durante  largos  años  una  dependencia   de   los   contenidos   norteamericanos.   Sin   embargo,   desde   1990   se   asiste   a   una  mayor  capacidad  para  generar  contenidos  nacionales  (capacidad  que  registra  antecedentes  a  fines   de   la   década   de   1960),   incluso   en   el   área   de   ficción   el  prime   time   ha   sido   copado  por  producciones  nacionales.  Los  contenidos  extranjeros  siguen  predominando  en  la  televisión  por  cable,  con  numerosos  canales  de  películas  y  series  de  EEUU  (Mastrini,  2009).    Desde   la   recuperación  del  sistema  constitucional  en  diciembre  de  1983,   tras  el  colapso  de   la  Dictadura   (1976-­‐1983),   cuatro   procesos   caracterizan   al   sistema  de  medios   de   comunicación:  primero,  el  destierro  de   la  censura  directa;  segundo,   la  concentración  de   la  propiedad  de   las  empresas   en   pocos   pero   grandes   grupos;   tercero,   la   convergencia   tecnológica   (audiovisual,  informática  y  telecomunicaciones);  y  por  último,  la  centralización  geográfica  de  la  producción  de  contenidos  (Becerra,  2010).    Estos   procesos   se   conjugaron   para   transformar   el   sistema   de   medios   y   para   imprimirle  monotonía   en   su   adscripción   al   lucro   como   lógica   de   programación   y   al   exitismo   como  paradigma.   Esa   transformación   terminó  moldeada   legalmente,   cuando   la   dictadura   sancionó  en   1980   un   decreto-­‐ley   para   la   radiodifusión   (22285).   Esta   norma   sufrió   sucesivas  modificaciones  en  la  mayoría  de  los  gobiernos  constitucionales  posteriores,  que  casi  todos  los  casos  contribuyeron  a  empeorarla.    En  la  década  de  1990  con  el  avance  de  las  políticas  neoliberales  ejecutadas  por  los  gobiernos  de  Carlos  Menem  (1989-­‐1995  y  1995-­‐1999),  se  realizaron  modificaciones  a  los  marcos  legales  que   permitieron   la   creación   de   grupos   multimedia,   hecho   que   se   produjo   con   significativo  retraso  respecto  a  otros  países  de  la  región  como  Brasil  y  México.  Desde  entonces  el  proceso  de   concentración   de   la   propiedad   de   los   medios   ha   sido   constante.   El   grupo   Clarín   es   el  principal  grupo  de  comunicación  del  país,  al  contar  con  el  diario  de  mayor  ventas  (y  ser  socio  de  varios  en  el  interior  del  país),  uno  de  los  principales  canales  de  televisión  de  Buenos  Aires  y  varios  otros  en  el  interior  del  país,  una  cadena  de  radios,  el  principal  sistema  de  distribución  de  televisión  de  pago  y  varias  señales  de  cable.  También  interviene  en  otras  áreas  vinculadas  a  las  industrias   culturales   como   la   fabricación   de   papel   para   prensa   (donde   es   socio   del   Estado),  productoras  cinematográficas,  agencia  de  noticias,  y  distribución  de  Internet.  La  gran  amenaza  para   la   posición   dominante   del   grupo   Clarín   son   las   empresas   de   telefonía   (especialmente  Telefónica  de  España)  que  dominan  en  forma  duopólica  el  mercado  de  la  telefonía  fija  y  son  las  

                                                                                                                         1    Martín  Becerra  es  profesor  de  la  Universidad  Nacional  de  Quilmes  y  la  Universidad  de  Buenos  Aires  

e  investigador  del  CONICET.  Guillermo  Mastrini  es  profesor  de  la  Universidad  Nacional  de  Quilmes  y  la  Universidad  de  Buenos  Aires.  

principales  operadoras  en  telefonía  móvil  y  en  distribución  de  banda  ancha  (Internet).  Pese  a  no   estar   contemplado   en   el   marco   legal,   Telefónica   controla   a   través   de   subsidiarias,   ocho  canales   de   televisión   y   radios.   Además   de   Telefónica   y   de   Telecom   (la   otra   empresa   de  telefonía  fija),  se  observa   la  creciente   importancia  de   la  mexicana  Telmex  en  telefonía  móvil.  Tanto  Telefónica  como  Telmex  han  mostrado  interés  por  entrar  en  el  negocio  de  la  televisión  por  cable,  cuestión  que  por  ahora  impide  el  marco  regulatorio  vigente.  La  facturación  anual  de  estas  empresas  supera  ampliamente  a  la  del  grupo  Clarín.    

2. Hacia  una  nueva  política  de  comunicación    Si   bien   durante   el   gobierno   de   Néstor   Kircher   (2003-­‐2007)   las   políticas   de   comunicación  parecieron   seguir   su   devenir   histórico   y   no   se   afectaron   los   intereses   de   los   grupos  empresariales,   distinta   fue   la   situación   cuando   el   mandatario   fue   sucedido   por   su   esposa  Cristina  Fernández  de  Kirchner   (2007-­‐2011,   reelecta  en  2011  con  mandato  hasta  2015).  Casi  inmediatamente   comenzó   una   confrontación   abierta   entre   su   gobierno   y   el   Clarín,   principal  grupo  multimedia  del  país,  con  el  que  su  antecesor  había  sostenido  un  buen  vínculo  de  mutua  conveniencia.  En  el  marco  de  este  conflicto,  comenzó  a  tratarse  en  el  Congreso  de   la  Nación  una  nueva  normativa  para  el  sector  audiovisual.    En   octubre   de   2009   el   Congreso   sancionó   la   ley   de   Servicios   de   Comunicación   Audiovisual  (LSCA)   Nº   26.522/09   que   reemplazó   al   decreto-­‐ley2   22.285   de   1980.   La   LSCA   constituye   un  importante   avance   porque   vincula   el   concepto   de   libertad   de   expresión   con   los   derechos  humanos.  Es  respetuosa  de  la  libertad  de  opinión  de  todos  los  emisores  y  en  esto  se  diferencia  de   capítulos   controvertidos   que   incluyen   normas   recientemente   adoptadas   por   otros   países  latinoamericanos,  como  Venezuela  o  Ecuador.    La   ley  argentina  promueve  el   federalismo,   tanto  de   la  producción  de  contenidos  como  de   la  toma   de   decisiones.   Establece   límites   a   la   concentración   y   al   dominio   de   mercado.   Y   por  primera   vez   en   la   Argentina   tanto   la   autoridad   de   aplicación   como   los   medios   de   gestión  estatal   no   estarán   totalmente   controlados   por   el   gobierno   de   turno.   Ello   anuncia   controles  cruzados  y  presencia  de  minorías  políticas,   lo  que  se   inscribe  en  una   tradición   reglamentaria  progresista.      La   ley   admite   tres   tipos   de   prestadores   de   servicios   de   comunicación   audiovisual:   estatales,  privados  con  fines  de  lucro  y  privados  sin  fines  de  lucro.  Dentro  de  los  actores  estatales,  la  ley  reconoce  la  importancia  de  la  radiodifusión  universitaria.  También  existe  un  resguardo  especial  para   otorgar   licencias   de   radiodifusión   a   los   pueblos   originarios.   Uno   de   los   aspectos   más  novedosos  de  la  ley  lo  constituye  la  reserva  del  33%  de  todo  el  espectro  para  el  sector  privado  no  comercial.    En   relación   con  el   diseño   institucional,   la   ley  ha   creado   la  Autoridad  Federal   de   Servicios  de  Comunicación   Audiovisual,   compuesta   por   7   miembros.   Dos   son   designados   por   el   Poder  Ejecutivo,   3   por   el   Congreso   de   la  Nación   (asignándole   2   a   las  minorías   políticas)   y   3   por   el                                                                                                                            2  

� Existe jurisprudencia en Argentina que señala que los decretos sancionados durante gobiernos militares mantienen carácter de ley al retorno de la democracia. Esto fue justificado hace muchos por la Corte Suprema en aras de la continuidad jurídica. Por dicho motivo para reemplazar el decreto-ley sancionado por los militares era preciso una ley del parlamento y no bastaba un decreto presidencial.  

Consejo  Federal  de  Comunicación  Audiovisual.  También  se  han  creado  las  figuras  del  Defensor  de  la  Audiencia  y  un  Consejo  asesor  del  audiovisual  y  la  infancia.    Otro  capítulo  destacable  es  el  que  procura  impedir  la  excesiva  concentración  de  los  medios.  En  este  sentido  se  limita  a  10  la  cantidad  de  licencias  que  puede  disponer  una  misma  empresa  o  persona  (antes  se  permitía  hasta  24)  y  hasta  un  35%  del  mercado  potencial.  Se  limita  también  la   propiedad   cruzada   de  medios   electrónicos   en   la  misma   zona   de   cobertura,   pero   no   la   de  medios   impresos  y  electrónicos.  De  hecho  una  de   las  mayores  polémicas  que  despertó   la   ley  fue  la  prohibición  de  ser  propietario  de  distribuidoras  de  cable  y  canales  de  televisión  abierta  en   la   misma   zona.   A   la   vez,   se   permite   a   las   distribuidoras   de   cable   sólo   incluir   una   señal  propia.    Finalmente  en  materia  de  contenidos  se  establecen  altas  cuotas  de  producción  nacional  (60%),  de   producción   propia   (30%),   e   independiente   (10%).   También   se   ha   vinculado   el   sistema  de  radiodifusión  con  otras  industrias  culturales  ya  que  parte  de  los  gravámenes  que  deben  abonar  los  radiodifusores  por  el  uso  del  espectro,  es  girado  por  la  Autoridad  Federal  a  la  industria  del  cine  y  a  la  de  la  música.    

3. La  aplicación  no  hace  a  la  norma    Luego  de  la  sanción  de  la  ley,  el  gobierno  no  mostró  el  mismo  impulso  a  la  hora  de  aplicarla.  Por  su  parte,  grupos  políticos  opositores  al  gobierno  y  empresas  de  medios  realizaron  acciones  judiciales  que  observaron   la  constitucionalidad  de   la   ley  por  afectar   la   libertad  de  expresión.  Durante  2010,  la  Corte  Suprema  de  Justicia  de  la  Nación  decretó  la  constitucionalidad  de  la  Ley  de  SCA  en  su  aspecto  general.  Sin  embargo,  cuatro  artículos  directamente  relacionados  con  las  restricciones  a  la  concentración  de  la  propiedad  de  los  medios  se  mantuvieron  objetados  en  la  esfera  de  la  justicia.    Mientras   tanto   el   gobierno   demoró   inexplicablemente   la   aplicación   del   resto   de   la   ley.  Concentró   las   políticas   del   sector   audiovisual   en   su   lucha   con   el   grupo   Clarín,   en   lugar   de  promover   las   soluciones   permitidas   por   la   nueva   legislación.   Por   un   lado,   difirió   la  conformación   en   forma   completa   de   la   estructura   institucional   marcada   por   la   ley   como  autoridad   de   aplicación   y   control,   ya   que   los   miembros   elegidos   por   las   minorías  parlamentarias     recién   fueron   designados   a   partir   de   2012.   Por   otra   parte,   no   se   llamó   a  nuevos  concursos  para  otorgar  licencias  al  sector  comercial  sin  fin  de  lucro,  y  sólo  se  otorgaron  frecuencias   en   forma   provisional,   o   por   procesos   iniciados   con   anterioridad   a   la   ley.   Otra  dificultad  se  aprecia  en  el   funcionamiento  de   los  medios  de  propiedad  estatal  que  continúan  sosteniendo   una   línea   informativa   ligada   a   los   intereses   del   gobierno.   Además   el   gobierno  incentivó  mediante   una   significativa  masa   de   publicidad   oficial   la   emergencia   de   grupos   de  medios  privados  afines  a  la  agenda  informativa  del  gobierno.    Otra  política  que  puede  ser  cuestionada  es  la  relacionada  con  el  proceso  de  implantación  de  la  Televisión  Digital   Terrestre.  Dicho  proceso  quedó  en   la  órbita  del  Ministerio  de  Planificación  Federal,  Inversión  Pública  y  Servicios,  con  escasa  participación  de  la  autoridad  de  aplicación  de  la   Ley   (AFSCA).   Si   bien   se   reconocen   aspectos   positivos   del   proceso   de   despliegue,   como   la  entrega   de   decodificadores   (set   top   box)   a   sectores   más   necesitados,   fuerte   inversión   en  infraestructura   y   amplia   cobertura   nacional,   también   es   importante   señalar   que   en   la  implementación  de   la  TDT  se  otorgaron   licencias  en  carácter  experimental  a  grupos  privados  afines  al  gobierno,  sin  cumplir  con  el  marco  normativo  establecido  por  la  LSCA  (realización  de  concursos).    

4. Un  nuevo  concepto  de  libertad  de  expresión  

 En   octubre   de   2013,   la   Corte   Suprema   de   Justicia   emitió   un   dictamen   que   declaró  constitucional   y   plenamente   aplicable   la   Ley   de   Servicios   de   Comunicación   Audiovisual.   El  recurso  judicial  había  sido  promovido  por  el  grupo  Clarín,  por  considerar  que  la  ley  26.522/09  afectaba  derechos  de  propiedad  adquiridos  y  atentaba  contra  la  libertad  de  expresión.    Seis  de  los  siete  jueces  supremos  establecieron  que  la  ley  no  afectaba  la  libertad  de  expresión  y  una  mayoría  más  ajustada  de   cuatro   señaló  que   la   afectación  de  derechos  económicos  no  resultaba  inconstitucional  en  este  caso.    El   dictamen   de   la   Corte   es  muy   significativo   porque   sienta   jurisprudencia   del  más   alto   nivel  sobre  el  propio  concepto  de  libertad  de  expresión.  El  fallo  mayoritario  considera  que  hay  dos  dimensiones   de   la   libertad   de   expresión,   una   de   carácter   individual,   basada   en   el   derecho  personal  a  hacer  públicas  las  ideas,  de  la  que  derivan  derechos  patrimoniales.  Y  otra  dimensión  social  o  colectiva,  en  la  que  se  debe  asegurar  al  conjunto  de  la  población  el  derecho  a  ejercer  su   libertad   de   expresión.   En   un   tiempo   signado   por   la   centralidad   de   los   medios   de  comunicación,   la  CSJN  expresa  que   la   libertad  de  expresión  es   indivisible  de   la  posibilidad  de  difusión  de  las  ideas,  y  a  partir  de  esta  cuestión  se  desprende  la  importancia  del  régimen  legal  aplicable  a  los  medios  de  comunicación  para  garantizar  ambas  cuestiones.    La  CSJN  no  evaluó  la  calidad  de  la  ley  audiovisual  argentina  porque  indicó  que  esa  es  tarea  de  los   legisladores,   y  destaca  que  en   la   Ley  26.522   "apunta  a   favorecer  políticas   competitivas   y  antimonopólicas  para  preservar  un  derecho  fundamental  para  la  vida  en  democracia  como  es  la  libertad  de  expresión  y  de  información".  Es  decir  la  CSJN  analiza  si  la  ley  es  proporcionada  y  razonable   a   partir   de   la   voluntad   legislativa,   respetando   de   forma   marcada   la   división   de  poderes.    El  fallo  se  asienta  en  la  necesidad  de  promover  y  garantizar  un  debate  público  robusto,  como  ha  sido  defendido  por  el  constitucionalista  norteamericano  Owen  Fiss  (1999).  Por  ello,  la  Corte  señala  que  el  principio  que  la  LSCA  procura  garantizar  es  el  de  la  pluralidad  de  voces  y  que  el  Estado  tiene  derecho  a  establecer  las  limitaciones  a  la  concentración  de  los  medios  que  estime  necesarias,   siempre   que   las  mismas   no   afecten   la   viabilidad   económica   de   las   empresas   del  sector.  Una  de   las   cuestiones   claves  del   fallo  es   la  distinción   realizada  por   la  Corte   Suprema  entre   rentabilidad   y   sustentabilidad.   La   Corte   indica   que   si   bien   la   ley   puede   afectar   la  rentabilidad   de   las   empresas   (y   de   hecho   reconoce   su   derecho   a   realizar   un   reclamo  económico  por  las  pérdidas  que  se  ocasionaren),  no  se  ha  probado  que  a  partir  del  proceso  de  desconcentración  las  empresas  vean  afectada  su  continuidad,  por  lo  que  no  afecta  su  libertad  de  expresión.    De  esta  forma,  el  fallo  reconoce  una  cuestión  fundamental,  como  es  la  especificidad  del  sector  de  la  comunicación,  cuya  diversidad  debe  ser  protegida  especialmente  ya  que  ésta  es  la  piedra  angular   de   una   sociedad   democrática:   "a   diferencia   de   otros   mercados,   en   el   de   las  comunicación,   la   concentración   tiene   consecuencias   sociales   que   se   manifiestan   sobre   el  derecho   a   la   información,   un   bien   esencial   para   las   libertades   individuales"   y   agrega:   "Las  restricciones   de   orden   estrictamente   patrimonial   no   son   desproporcionadas   frente   al   peso  institucional  que  poseen  los  objetivos  de  la  ley".    

5. ¿Es  posible  la  desconcentración?    Tras   la   validación   de   la   constitucionalidad   de   la   norma   audiovisual   por   parte   de   la   Corte  Suprema  de  Justicia,  la  autoridad  de  aplicación  quedó  facultada  para  llevar  adelante  el  proceso  de   adecuación   de   los   más   de   20   grupos   de   medios   que   excedían   la   cantidad   de   licencias  

permitidas.   Dichos   grupos,   entre   los   que   se   incluye   Clarín,   presentaron   planes   que   en   la  mayoría  de  los  casos  supone  el  reparto  de  las  acciones  entre  sus  inversores  mayoritarios.  Entre  diciembre  de  2013  y  marzo  de  2014,  la  autoridad  de  aplicación  declaró  admisibles  los  planes  y  autorizó  el   inicio  de   los  procesos  de  adecuación  de  casi   todos   los  grupos,  que  se  extenderán  durante   2014,   siempre   que   no   surjan   controversias   entre   el   Estado   y   los   privados   que   se  canalicen  como  nuevos  litigios  judiciales  (esta  posibilidad  sigue  abierta  si  alguno  de  los  grupos  en  transición  a  la  adecuación  interpreta  que  la  autoridad  estatal  no  actúa  conforme  establece  la   ley  o  si  ejerce  su  poder  de   forma  arbitraria).  Al   respecto  surgen  dudas  de   la  capacidad  de  control  del  Estado  para  supervisar  que  efectivamente  se  realicen  la  separación  de  las  empresas  planteada  en  los  planes  de  adecuación  empresariales.    El   único   grupo   sobre   cuya   situación   Afsca   no   emitió   dictamen   aún   es   Telefónica,   que   es   el  conglomerado  más   importante  en  el  mercado  de  televisión  abierta  y  que,  en  virtud  de   la   ley  audiovisual,  no  puede  explotar  licencias  dado  que  es  controlante  de  una  de  las  concesionarias  del  servicio  público  de  telefonía  fija.  En  relación  a   la  pendiente  adecuación  de  este  grupo   las  fuerzas   políticas   de   oposición   han   manifestado   que   el   gobierno   argentino   actúa  asimétricamente  en  el   trato  preferencial  que  dispensa  a  Telefónica   respecto  del   resto  de   los  conglomerados  concentrados  del  sistema  de  medios.    Los  procesos  de  adecuación  representan  un  cambio  porque  por  primera  vez  en  la  historia  del  país  los  grupos  concentrados  de  medios  están  obligados  por  ley  a  desprenderse  de  licencias  y  a  dividirse,   formalmente,   como   unidades   económicas   para  moderar   su   presencia   en   el   sector  audiovisual.  Sin  embargo,  el  temperamento  del  gobierno  y  la  capacidad  regulatoria  del  Estado  argentino,   junto   al   poder   de   presión   de   los   grupos   de   medios,   se   combinan   para   que   en  muchos   casos   (sobre   todo  en  el   interior  del  país)   la  adecuación  consista  en  una   reingeniería  organizacional   que   reparte   entre   actuales   accionistas   las   sociedades   futuras.   Ello   provoca   la  crítica  de  actores  de   la  sociedad  civil  que  abrigaban   la  esperanza  de  que   la  desconcentración  del  mercado  de  medios  pudiera  abrir  oportunidades  de  participación  y  acceso  a   licencias  por  parte   de   organizaciones   sin   fines   de   lucro.   En   la   aplicación   de   la   ley   audiovisual,   estas  organizaciones  resultan,  a  la  fecha,  postergadas  a  pesar  de  que  la  norma  establece  que  el  33%  de  las  frecuencias  deberían  ser  reservadas  para  su  asignación  a  este  tercer  sector.    En   el   caso   del   grupo   Clarín,   su   propuesta   prevé   su   desagregación   en   seis   unidades  empresariales   especializadas.   Así,   uno  de   los   principales   grupos   de  medios   latinoamericanos  que   tuvo   en   el   pasado   una   lógica   expansiva   y   conglomeral,   tenderá   a   la   especialización   de  actividades  en  plena  convergencia  tecnológica.  Además  de  las  unidades  incluidas  en  el  plan,  el  grupo  Clarín  posee  otros  medios  que  no  son  regulados  por  la  norma  audiovisual,  como  diarios  (Clarín,  Olé,  Muy),  revistas,  una  agencia  noticiosa,  portales,  productoras.  Su  reorganización  en  unidades  especializadas  será  consistente  con  la  estrategia  diseñada  en  el  plan  de  adecuación,  y  ya   comenzó   incluso   en   los   medios   gráficos.   Además,   su   separación   formal   del   rubro  audiovisual  tendría  para  el  resto  de  las  actividades  un  valor  defensivo  ante  eventuales  cambios  regulatorios  que  pudieran  cuestionar   la   concentración  de  medios  gráficos  y  audiovisuales  en  una  misma  empresa.    Si  la  desagregación  en  seis  unidades  es  concretada,  el  grupo  Clarín  perderá  rentabilidad,  pero  podría   ganar   flexibilidad   y   adaptación   a   la   convergencia   y   digitalización   del   ecosistema   de  medios,  dotando  de  mayor  autonomía  –y  alivio–  a  su  producción  periodística.  Sería  la  antítesis  de  lo  que  sostuvo  el  Grupo  en  la  audiencia  realizada  por  la  Corte  Suprema  de  Justicia  en  agosto  de   2013,   que   asociaba   su   rentabilidad   con   la   vitalidad   informativa   al   argumentar   que   es  preciso  que  las  empresas  periodísticas  posean  un  alto  grado  de  concentración  para  poder  así  afrontar  los  costos  de  operación  e  innovación  que  los  mercados  culturales  demandan.    

El   proceso   de   adecuaciones   debe   ser   controlado   por   el   Estado   que,   según   la   ley,   tiene   que  velar  para  que  no  existan   lazos  societarios  ni  vinculaciones  anticompetitivas  entre   las  futuras  sociedades  en  las  que  se  dividan  los  grupos.  Si  el  proceso  de  adecuación  se  cumple  respetando  la   ley,   el   sistema   de   medios   audiovisuales   de   la   Argentina   contará   con   mayor   cantidad   de  licenciatarios  pero  éstos  seguirán  siendo  grandes  empresarios,  aunque  ya  no  existirán  grupos  conglomerales  con  el  tamaño  que  en  hasta  el  presente  tienen  Clarín  o  Telefónica.    

6. Una  agenda  pendiente    La   concentración   de   medios,   junto   con   la   centralización   de   capitales   y   una   parcial  extranjerización   de   la   propiedad,   no   fueron   afectados   como   procesos   centrales   de   la  estructura   de   los   medios   de   la   Argentina   a   más   de   cuatro   años   de   vigencia   de   la   ley  audiovisual.  Estos  rasgos  característicos  también  de  otros  países  de  la  región  se  potencian  con  el   uso   discrecional   de   recursos   públicos   por   parte   del   gobierno   para   premiar   la   sumisión   y  castigar   la  crítica.  Estos   recursos  son   fundamentalmente  distribuidos  como  publicidad  oficial,  aunque  hay  que  considerar  también  las  exenciones  y  condonaciones  impositivas  y  de  deudas,  las  extensiones  de  plazos  de  explotación  de   licencias  y   la  condescendencia  con  regímenes  de  precarización  laboral  por  parte  de  las  empresas  periodísticas.    No  es  posible  desligar  la  concentración  del  mercado  audiovisual,  que  en  los  objetivos  de  la  ley  argentina   figura   como   una   de   las   modificaciones   prioritarias   a   encarar,   del   funcionamiento  económico  de  un  sistema  que  requiere  de  la  periódica  asistencia  del  flujo  de  recursos  públicos  para  poder  operar.  Estos  recursos  están  lejos  de  ser  gestionados  con  reglas  de  juego  explícitas  y  ecuánimes.    A  su  vez,  los  problemas  de  la  aplicación  de  la  Ley  de  Servicios  de  Comunicación  Audiovisual  no  se  limitan  a  las  adecuaciones  de  los  grupos  concentrados,  ya  que  existen  numerosos  ejes  de  la  norma  que,  subordinados  a   la  disputa  política  entre  el  gobierno  y  el  grupo  Clarín,  no  forman  parte  de  las  prioridades  de  las  políticas  de  medios.  Entre  estos  aspectos,  es  necesario  recordar  que  no  se  ha  avanzado  de  forma  significativa  en  la  asignación  de  frecuencias  a  organizaciones  sin  fines  de  lucro  ni  se  concretó  el  mandato  de  pluralismo  político  que  la  ley  establece  para  los  medios  públicos.      Además,   a  más   de   cuatro   años   de   aprobada   la   norma   audiovisual,   aún   no   se   sabe   cuántas  licencias  hay  disponibles  ni  cuáles  de  ellas  están  ocupadas  por  licenciatarios  en  cada  una  de  las  localidades  del  territorio  argentino.  Sin  un  plan  técnico  que  releve  esa  información  elemental  no  pueden  abrirse  concursos  para  otorgar  nuevas  licencias  ni,  obviamente,  reservar  el  33%  del  espectro   para   organizaciones   sin   fines   de   lucro.   Sin   plan   técnico   no   sólo   se   debilita   el  conocimiento   y   la   gestión  de   licencias   audiovisuales,   sino   también   la   asignación  de  espectro  para   telecomunicaciones,   sector   que   puja   con   insistencia   por   la   falta   de   frecuencias   para  expandir  las  redes  móviles,  alegando  que  el  mal  servicio  que  brindan  los  operadores  no  puede  mejorar  sin  nuevas  frecuencias.    Así,   los  procesos  de  adecuación  sintetizan  así  aspectos  novedosos  por  un   lado,  pero  también  expresan  las  limitaciones  de  la  ley  y  de  la  capacidad  estatal  (a  través  de  los  poderes  Ejecutivo,  Legislativo   y   Judicial)   para   afectar   la   estructura   concentrada   de   la   propiedad   del   sistema   de  medios.   Los   procesos   de   adecuación   a   la   norma   audiovisual   argentina   revisten   interés   en   el  conjunto   de   la   región   latinoamericana,   donde   a   través   de   distintas   estrategias   se   intenta  modificar  una  situación  estructural  e  históricamente  consolidada  de  pocos  grupos  de  enorme  envergadura.  El  caso  argentino  hasta  el  presente  demuestra  que  además  de  la  importancia  de  la  regulación  normativa,  legal,  es  imprescindible  considerar  los  condicionamientos  económicos  y  sociales  que  configuran  la  estructuración  de  los  sistemas  de  medios  de  comunicación.  

 Por  ello,  lo  que  está  en  juego  es  la  productividad  de  la  regulación  legal  y  de  la  decisión  política  para  alterar  esa  estructura  y,  más  aún,  para  que  sistemas  históricamente  reactivos  al   ingreso  de  otros  actores  económicos  y  sociales  abran  sus  compuertas.    Referencias    

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