La Medicina Del Trabajo Del Siglo Xxi

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© Arturo Canga AlonsoEdita: Sociedad Asturiana de Medicina y Seguridad en el TrabajoD. L.: AS-1.621/2004Imprime: I. Gofer. Oviedo

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A mi familia

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DISCURSO DE PRESENTACION DEL DR. D. ARTURO CANGA ALONSO

POR EL ILMO. SR DR. D. SERGIO MONTES MORTERA

Excelentísimo Señor Presidente.Ilustrísimos Señores académicos.Señoras y Señores:

Supone para mí una muy sincera y grata satisfacción, hacer uso de lapalabra en estos momentos, para presentar y contestar al DR. ARTUROCANGA ALONSO en su discurso de ingreso en esta REAL ACADEMIAcomo Académico Correspondiente.

El DR. CANGA ALONSO tuvo la deferencia de encargarme la con-testación reglamentaria a su discurso. Cumplo con agrado este cometidocon el nuevo Académico al que me unen lazos de amistad, procedencia yde entrañable familiaridad a través de un querido y admirado profesor deBachillerato, D. EVARISTO GARCIA ALVAREZ.

Nacido en La Felguera, lleva en sus venas sangre de la Cuenca y deNoreña como paradigma de una buena combinación.

Estudió y se licenció en la Facultad de Medicina de Oviedo. Es Doc-tor en Medicina y Cirugía con calificación de Apto “Cum Laude” por lamisma Universidad.

Especialista en Medicina del Trabajo. Auditor del Sistema de Gestiónen Prevención de Riesgos Laborales. Diplomado en Medicina de Empre-sa y Técnico Superior de Prevención: Higiene Industrial, Seguridad,Ergonomía y Psicosociología Aplicada.

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Especialista Universitario en Valoración Médica del Daño Corporal eIncapacidades Laborales, por la Universidad de Oviedo. Master Universi-tario en Ergonomía y Condiciones de Trabajo por la Universidad de Ovie-do. Master en Seguridad y Salud en el Medio Ambiente de Trabajo por laUniversidad Pontificia de Salamanca.

Posee gran experiencia laboral y docente en el área de Medicina en elTrabajo y Prevención de Riesgos Laborales, sobresaliendo la creación ypuesta en marcha de la Unidad de Medicina Laboral del Hospital del Va-lle del Nalón en 1986, la creación y puesta en marcha del Servicio Médi-co de Empresa de Danone en 1989 y la creación y puesta en marcha delServicio de Higiene y Seguridad en el Trabajo de la Universidad de Ovie-do. En la actualidad es Director del mismo.

Destacan sus conocimientos y estudios sobre Ergonomía Aplicada,que consiste en el estudio de datos biológicos y tecnológicos, aplicados aproblemas de mutua adaptación entre el hombre y la máquina.

Director, Profesor y Ponente de numerosas jornadas y cursos de vera-no de la Universidad.

Participa como Director y Ponente en Symposium y Congresos de laEspecialidad.

Su amplia experiencia investigadora, junto a proyectos fin de ca-rrera y como coordinador de tesis doctorales, traducen la inquietud y elestímulo del DR. CANGA, como características inherentes a su perso-nalidad.

Son muchos sus logros profesionales, plasmados en más de 50 Publi-caciones, Comunicaciones y Ponencias a Congresos que sería prolijo enu-merar y que denotan un espíritu trabajador, perseverante y decidido delnuevo académico.

Vivió al lado del río Nalón, cuando las aguas bajaban negras y conta-minadas por las minas de carbón, las fábricas, los talleres y las empresasquímicas. En contacto permanente durante años de su niñez y adolescen-cia con los obreros, oyó el retumbar de las explosiones de barrenos y elgrisú en las minas; igualmente las explosiones de calderas y gases en lasfábricas.

Estas vivencias posiblemente, pienso yo, han influido decididamenteen el DR. CANGA para dedicarse en cuerpo y alma a la Medicina del Tra-bajo.

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Conocer la historia, es ubicarse adecuadamente y como se ha dicho,evitar la repetición de errores y desorientaciones. Esto es lo que hace elDR. ARTURO CANGA para desarrollar su discurso de ingreso sobre laMedicina del Trabajo del Siglo XXI.

El recuerdo, dijo una vez Ortega y Gasset, es la carrerilla que el hom-bre se toma para lanzarse hacia el futuro.

Como bien dice en su discurso “nunca como ahora ha tenido el traba-jo, en la historia de la humanidad, tanta importancia en la vida del hom-bre”.

Realmente, ha sido a lo largo del siglo pasado cuando la Medicina delTrabajo va adquiriendo mayor predicamento. En principio, tanto las nor-mas, como las escuelas, o las clínicas creadas sobre la Medicina del Tra-bajo se basaban esencialmente en los tratamientos o lesiones originadas enlos centros de trabajo.

Verdaderamente ha sido a lo largo de la 2ª mitad de este último siglocuando además de tratar a los accidentados, se inició la prevención de losaccidentes y la higiene en el trabajo. Desde entonces, normas, leyes, Es-cuelas específicas de Trabajo y Clínicas, fueron dirigidas expresamente aese cometido, la prevención de los accidentes y la mejora en las condicio-nes del trabajo. De ahí surgieron los Médicos de Accidentes, los Médicosde Empresa y los Especialistas en Medicina del Trabajo. Como acertada-mente refiere el DR. CANGA en su discurso, fue un Médico francés H.DESOILLE quien en 1949 dijo “el médico del trabajo, el médico de fá-brica, tiene el deber de vivir las condiciones de trabajo de aquellos cuyasalud cuida, de quitarse la bata blanca para vestir el mono del trabajador”.

En Asturias, a la cabeza de la industrialización en los siglos XVIII yXIX, la Medicina del Trabajo adquirió gran predicamento, sobre todo enel siglo pasado.

Varias empresas les cabe el mérito de promover la Medicina del tra-bajo, pero una ha sido la pionera, DURO FELGUERA. Ya en 1910 elingeniero D. LUIS ADARO y MAGRO mandó construir el SanatorioAdaro de Sama de Langreo para el tratamiento de los accidentados en lasminas y las fábricas.

Siendo Director el DR. D. VICENTE VALLINA GARCIA, querido yadmirado maestro, fuí testigo de excepción en el tratamiento de los gran-des accidentes y lesiones de los obreros.

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También por aquel entonces de la labor de los Médicos de Accidentesprimero y los Médicos de Empresa después, poniendo en práctica las me-didas de prevención e higiene en el trabajo.

Igualmente, QUÍMICA DEL NALON 1943, con el Dr. Arnott Tarrazo,ENSIDESA 1956, con el Dr. Bernardo Mauro Aguado, HUNOSA 1967,con el Dr. Alfonso Argüelles Eguibar y el INSTITUTO NACIONAL DESILICOSIS, con el Dr. Cossío, todos, deben de ser recordados como pre-cursores de la Medicina en el Trabajo.

Sin duda el futuro va a ofrecer perspectivas insospechadas en estecampo. Las medidas preventivas mejoran, la siniestralidad en el trabajotiende a la baja.

Seguir las nuevas vías de progreso es lo que el DR. CANGA proponeen su discurso para alcanzar la máxima eficacia en los lugares del trabajo,para el bien del trabajador y de la sociedad.

Finalmente, ARTURO, mi felicitación por tu trabajo, dedicación y es-mero en este campo de la medicina. Bienvenido a esta Academia.

Para tu esposa y a tus padres, mi enhorabuena

Gracias a todos.

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La Medicina del Trabajo del Siglo XXI

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DISCURSO DE INGRESO EN LA REAL ACADEMIA DE MEDICINA DEL PRINCIPADO DE

ASTURIAS DEL DOCTOR ARTURO CANGA ALONSO

“Con el sudor de tu rostro comerás elpan hasta que vuelvas a la tierra...”

Génesis, 3-19

Excmo. Sr. Presidente,Ilmos. Señora y Señores AcadémicosQueridos compañeros y amigos:

Mis primeras palabras no pueden ser otras que expresar el honor y lagran satisfacción de ser recibido cómo miembro de ésta Real Academiadel Principado de Asturias y cómo es de bien nacidos ser agradecidos, de-bo manifestar, en éste momento, mi profundo y sincero agradecimientohacia los miembros de ésta Corporación que han propiciado mi incorpo-ración a la misma, haciendo que hoy pueda dirigirles éstas palabras.

Ello supone para mí un orgullo y un estímulo a la vez. Orgullo, por-que para un médico el ser acogido en ésta Corporación significa el reco-nocimiento a la labor profesional realizada hasta el momento y una prue-ba de confianza en lo realizable en el futuro. Estímulo que se torna encompromiso para seguir adelante en el desempeño de nuestra querida pro-fesión médica, nacida para servir al mejor interés del paciente, en mi casoel trabajador, y a la promoción de la salud. Responder al reconocimientoy confianza mostrados y “estar a la altura” en el nivel profesional, cientí-fico y académico de todos los miembros de ésta Academia, no es tareafácil, constituyendo para mí un reto en el que, no duden, pondré todo miempeño.

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En este momento, he de dejar constancia de mi agradecimiento haciael Ilmo. Dr. D. Sergio Montes Mortera, Académico Numerario, por habertenido la deferencia de realizar mi presentación en éste solemne acto.

Quiero significar también mi sincera gratitud a todas las personas quea lo largo de mi vida han confiado en mí y me han ayudado a llegar hastaaquí: profesores, amigos, compañeros. La lista de agradecimientos seríatal que podría ocupar todo el tiempo dando las gracias, pero no puedoobviar el reconocimiento al Dr. Juan José Díaz Franco, Presidente de laComisión Nacional de la Especialidad de Medicina del Trabajo y a losdoctores Francisco de la Gala y Miguel Ángel Vargas, Presidentes de laSociedad Española de Medicina y Seguridad en el Trabajo y de la Socie-dad Castellana de Medicina y Seguridad en el Trabajo, respectivamente,que se han trasladado desde Madrid para acompañarme en éste día tanimportante para mí y espero que para la Especialidad, al incorporarse a és-ta Corporación.

He dejado, intencionadamente, para el final a mi familia, mis padresa quienes debo lo que soy, mi mujer Carlota que ha sacrificado parte de sucarrera profesional en beneficio de la mía y mis hijos Covadonga y Nicolás,a quienes pude haberles robado algo del tiempo que les correspondía.Ellos saben que, aunque estén los últimos en los agradecimientos, son losprimeros en mi mente y en mi corazón.

El título escogido no podía ser otro dado mi ejercicio profesional eimplicación personal en el desarrollo de ésta Especialidad; por ello van adisculparme si me retrotaigo en el tiempo en busca de sus orígenes ya queentiendo tiene una historia que debe ser contada. Espero no provocarlesfatiga mental al final de la conferencia, ya que de ser así flaco favor esta-ría haciendo a la Especialidad.

La frase del Génesis con la que quiero iniciar éste discurso quiere ex-presar lo que significó el trabajo, cómo “castigo divino” al principio de laHumanidad, ya que desde el origen mismo del hombre y ante la necesidadde proveerse de alimentos y medios de supervivencia, nació éste que hatenido que irse adaptando a las condiciones climatológicas primero y pos-teriormente a los cambios sociales, originando un número creciente deriesgos, situaciones capaces de producir enfermedad o incluso la muertede los trabajadores; siendo quizás éstos los primeros antecedentes de laMedicina del Trabajo 1.

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Nunca como ahora ha tenido el trabajo, en la Historia de la Humani-dad, tanta importancia en la vida del hombre. Rilke recordaba que en unaconversación sostenida con el escultor Rodin, ante su interrogante:“¿Cómo hay que vivir?”’ éste le había respondido: “Trabajando”, y añadíaRilke: “Lo comprendí muy bien. Siento que trabajar es vivir sin morir”2.

El trabajo adquiere así una categoría importante en la circunstancia dela persona, y por ello, como afirmaba el papa Juan Pablo II en la LXVIIIConferencia Internacional del Trabajo. celebrada en Ginebra en 1982, “lasolución debe hallarse aceptando el principio de la supremacía del trabajohumano sobre los medios de producción, de la persona humana sobre lasexigencias de la producción o las leyes puramente económicas”2.

Si nos remontamos al periodo Neolítico1 vemos que derivado de la ex-pansión y crecimiento humano, surge la explotación del suelo, con la uti-lización de arados rudimentarios, nacen también otras actividades en susformas iniciales, como la minería, la alfarería, la artesanía, etc. Por otraparte, se producen otras formas duras de explotación humana como la gue-rra y la esclavitud, como medios para buscar un mecanismo para resolverel problema fundamental: la alimentación de la especie humana.

No contamos con mucha información y grandes evidencias del tipo deMedicina del Trabajo que se practicaba, pero se tiene la certeza de la exis-tencia de ella y de la presencia de componentes importantes de pensa-miento médico mágico de acuerdo al grado de avance del hombre en lasciencias médicas de cada época.

Hemos de distinguir claramente dos etapas, antes y después de Ber-nardino Ramazzini.

Antes de Bernardino RamazziniPara crear una idea panorámica de la Medicina del Trabajo practicada

por las diferentes culturas de la antigüedad podemos mencionar, a Meso-potamia, como uno de lo pueblos más avanzados de su tiempo, en dondese sucede el reparto agrario, la distribución del trabajo y la jerarquizaciónde acuerdo al oficio desarrollado. Aparece la fabricación de cerveza y elpan de cebada, los primeros hornos para la elaboración de ladrillos, forja-dores y orfebres. Dentro de la industria textil se mencionan los hilados, lostejidos y los teñidos. Es también evidente la utilización del cuero y la ma-dera, la fabricación de embarcaciones y la industria del vidrio, por lo quees fácil deducir la exposición de los trabajadores a diversos agentes quí-

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micos, condiciones térmicas alteradas, mecánicas y radiaciones infrarro-jas. En el Código de Hammurabi se menciona la alta incidencia de las ca-taratas, que pondrían en evidencia su relación directa con los agentes cau-sales antes mencionados.

Esta relación causa-efecto, trabajo-daño, obligó a los gobiernos a le-gislar acerca de las relaciones laborales, buscando la protección del pobreante los abusos de los pudientes, la actividad legislativa de Urukagina esla más antigua conocida. Este príncipe de Lagash abolió el derecho de losjefes de ciertos trabajadores, para disponer de los ingresos de sus subordi-nados, así como de cargas económicas sobre artesanos, obreros, etc., mástarde aparecen el Código de Urnammu, el de Lipit-Ishtar, las Leyes Es-hunna, el ya mencionado Código de Hammurabi, las Leyes Asirias, Neo-babilónicas y las Israelitas.

En Egipto a pesar de las condiciones climatológicas desfavorables, seprodujo un gran desarrollo de la agricultura, caza, pesca, ganadería, elcomercio y desde luego la arquitectura. Los alfareros utilizaban tornos,invención de la época, y es importante hacer mención de un gran númerode egipcios dedicados a los oficios de la vida de ultratumba. En el libroLa sátira de los oficios, se subraya el carácter físico de los obreros, refi-riéndolos como sucios y al trabajo como denigrante, enfatiza además la fa-tiga y deformaciones físicas debido a posturas incómodas, algunos riesgosprofesionales y el mal trato por parte de los patronos, que sostenían “Elhombre tiene una espalda y sólo obedece cuando se le pega”, los trabaja-dores recibían escasa alimentación con lo que apenas podían subsistir.

Se describen afecciones oculares y parasitarias contraídas en el barroy las aguas sucias de los canales. Tan despreciable les parecía el trabajoque en algún periodo de su cultura, prohibieron por ley su ejecución porlos ciudadanos, incrementándose aún más la esclavitud. En los escritos deRamsés II se menciona que éste, daba las mejores condiciones de trabajoa quienes construían su estatua, para que al hacerla con gusto resultasemás estética, eran atendidos además en sus accidentes de trabajo, lo cualmuestra ya la tendencia a la protección contra los riesgos profesionales ysus consecuencias.

La aplicación de tal práctica era dejada a la consideración de los patro-nos y se sabe de la instalación de asociaciones religiosas como organizacio-nes cooperativas para cubrir los gastos de las enfermedades de sus miembros,

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pero únicamente se trataba de iniciativas privadas, siendo este el primerantecedente histórico de la antigüedad de un sistema de seguro médico.

Además, en el papiro de Smith y en los de Ebers y Berlín se enuncianya algunas hipótesis lógicas e inteligentes para explicar la causa de las en-fermedades del trabajo y su tratamiento.

En Grecia las condiciones de trabajo eran precarias, sin embargo flo-reció la agricultura, la ganadería y la minería, existían sin duda alguna, ha-bilidades comerciales sobre todo por vía marítima. Hay documentos queconfirman la existencia de esclavos para el trabajo, los cuales eran trata-dos en forma benévola, principalmente en las ciudades, en donde muchospatronos les dejaban desarrollar sus inclinaciones personales, llegando in-cluso a ser médicos, en base a esto, es fácil deducir que los nobles reali-zaban cierto tipo de labores, Homero lo hace notar en sus héroes comoUlises. En la Iliada y en los poemas de Píndaro y Esiodo se menciona aAesclepio, como hombre mortal y dotado de gran habilidad y excelentesrecursos, gracias a los cuales, curó a los guerreros heridos, que estabanconsiderados como base primordial de la estructura del pueblo.

La época clásica de los trabajadores fue del siglo VI al IV a.C. con laconstrucción de la gran Acrópolis donde se desarrollaron los sistemas detrabajo y alcanzó mucho auge la especialización.

Platón en algunos escritos y Jenofonte en la Ciropedia señalan que eldesempeño en los oficios es mejor, cuando los trabajadores son organiza-dos en faenas. Jenofonte, en las Obras Sociáticas Menores dice:.. “las ar-tes llamadas mecánicas... estropean el cuerpo de quienes las ejercen y sededican a ellas, obligándoles a estar sentados, a vivir en la sombra y algu-nos hasta pasarse el día cerca del fuego. Cuando los cuerpos se debilitan,las almas pierden pronto la energía. Además, las artes llamadas mecánicasno dejan tiempo para ocuparse de los amigos y del Estado, de manera quequienes las ejercen pasan a los ojos de los amigos como de mal tratar yante la Patria como unos malos defensores” 3.

Los médicos pueden ser practicantes o ilustres personajes, entre losque vemos a Demókedes de Crotona, Eriximaco y Acumemos.

En Cos y Cirene, se formaron verdaderas escuelas de medicina, lostrabajadores que iban a curarse constituyeron casos interesantes de loscuales se describían los síntomas y la forma de curarlos, para que así fue-ran más conocidas sus enfermedades.

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Los trabajadores generalmente laboraban en condiciones insalubresque ellos consideraban aceptables, la duración de las jornadas variaba se-gún la profesión, siendo el trabajo de las minas de Lauríon el más penoso,sin embargo, había la iniciativa de un sistema rudimentario de aireaciónuniendo pozos y galerías, al encender un fuego en el fondo de una de és-tas, el aire caliente se elevaba y producía una aspiración de los otros ori-ficios, creando una corriente que recorría los pasillos subterráneos, pese aesta ingeniosidad, los obreros respiraban un aire deficiente en calidad.

En el año 460 a.C. nace Hipócrates el Grande, pese al valor puramen-te mítico de su genealogía se sabe que nació en Cos y de los 60-70 escri-tos que le son atribuidos, encontramos el tratado Aires, aguas y lugaresque fue el primero que se produjo sobre la salubridad, geografía médica,climatología, fisioterapia y balneología, en el que se hallan consignadaslas primeras observaciones generales acerca de los factores determinantesde la enfermedad y la importancia del medio ambiente laboral, social yfamiliar, destaca la mención de vientos, aguas, suelos, modo de vivir ytrabajar de los hombres, los efectos del ejercicio físico tanto en la vidadiaria como en el trabajo. Escribe también sobre las enfermedades delos mineros entre los que destacan sus trabajos sobre el saturnismo y laanquilostomiasis, establece además una metodología para visitar loscentros laborales, identificar y dar a conocer factores causales de las en-fermedades.

La civilización romana se caracterizó por el desarrollo de la agricul-tura, ganadería, artesanía, del comercio y desde luego de su capacidad pa-ra la guerra. Fue regida por medio del patriarcado, existieron esclavos tra-tados en condiciones infrahumanas, jornaleros con jerarquía superior, seprodujo mucha especialización entre los artesanos, gran desarrollo del co-mercio y la creación del gran senado. En ella los esclavos y los prisione-ros realizaban los trabajos más pesados, especialmente en las minas don-de privaban condiciones paupérrimas de higiene y seguridad y tenían muypoco valor por la vida de los mismos. No obstante, hay cierta evidencia dejusticia para el trabajo, con la aparición de las Tablas de Ajuste donde seexige a los patronos la existencia de medidas de seguridad con sus traba-jadores. Existe evidencia, señalada por escritores como Marcial, Juvenal yLucrecio, de la presencia de enfermedades específicas en trabajadores yesclavos, sobre todo los mineros.

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Entre los médicos más importantes destaca Galeno, nacido en el año130 a.C., el cual enumera las enfermedades de los mineros y curtidores.Se tiene evidencia de algunas visitas al medio laboral en las minas de sul-fato de cobre en Chipre, donde reconoce aún sin dar soluciones, los peli-gros de las neblinas ácidas, por lo que estos trabajadores efectuaban suslabores sin ropa y a gran velocidad para evitar la sofocación, cuenta cómoresultó casi asfixiado al visitar una mina en Chipre en la que se extraía unagua verdosa de la que se aislaba el vitriolo del cobre.

A mediados del siglo I, Plinio el Viejo enunció normas preventivas a lostrabajadores de minas de plomo y mercurio, al recomendar el empleo de más-caras fabricadas con vejigas de animales para evitar la aspiración de polvosy vapores. El decía: “nada se hacia para protegerlos si no se protegían ellos”,ya que solo se le proporcionaba servicio medico a los gladiadores.

En 1413 y 1417 se dictaminan las Ordenanzas de Francia, donde esposible ya, encontrar esbozos de una reglamentación para el mejoramien-to de la salud de la clase trabajadora. En 1473 se publica un panfleto deUlrich Ellenbaf señalando algunas enfermedades profesionales.

En el siglo XVI George Agrícola (1556) publica su tratado De re me-tallica, en el cual se tratan diversos puntos relacionados con la minería,acerca de los trabajadores menciona la afección en articulaciones, pulmo-nes, ojos y más ampliamente de los accidentes. En otro de sus escritos Deanimati bus subterraneis vuelve a hacer hincapié en las enfermedades delos mineros, evidenciando la pésima ventilación de sus áreas de trabajo,ya que se pensaba que la tos, la disnea y la caquexia se debían a los va-pores y a las condiciones térmicas dentro de las minas.

En 1567 la primera monografía dedicada a las enfermedades de lasocupaciones es atribuida a Paracelso, médico y alquimista suizo. Su obraacerca de la tisis y otras enfermedades de los mineros, consta de 3 volú-menes, uno: enfermedades de los mineros especialmente las pulmonares,dos: enfermedades de los fundidores y los metalúrgicos y tres: enferme-dades causadas por el mercurio. Al igual que Agrícola, pensaba que la tos,la disnea y la caquexia se debían a los vapores y condiciones térmicas den-tro de la mina. Describe algunas patologías de los trabajadores metalúrgi-cos, aunque sin embargo no logra correlacionarlas con el polvo inhalado.

En el siglo XVII hay autores tales como Citois que había descrito ytratado el cólico de Poitou, que luego se demostró ser debido al plomo, y

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escribió una obra sobre el mismo Pasa, Pow, Mathius, Libavius y Citio,que resaltan la inversión de prótesis que corrigieron o beneficiaron las se-cuelas de los accidentes. Entre otros hay publicaciones de Glauber que es-cribe sobre los marinos, Porcio y Secreta sobre los soldados y Plemp sobrelos abogados. En 1665 Walter Pope publica Philosophical transactionsdonde habla de enfermedades de los trabajadores de las minas de mer-curio y correlaciona la enfermedad con los obreros que manipulan estemismo metal en la fabricación de espejos, escribe todo un capítulo quedescribe la intoxicación masiva por óxido de carbono, ocasionado por lacombustión lenta. Kircher en Mundus subterraneus describe las patologíasde los mineros, su ambiente de trabajo y las formas de ventilación dentrode las minas.

En este mismo siglo surge un personaje denominado como el “Padrede la Medicina del Trabajo”, Bernardino Ramazzini, del que, me van apermitir hacer una semblanza. Nació en Capri en 1633, estudió Medicinay Filosofía en la Universidad de Parma, ejerció la docencia y ocupó im-portantes puestos en sociedades culturales y políticas dentro de Italia,siendo uno de los personajes más relevantes de la época debido a sus ide-as progresistas y su gran injerencia en la higiene urbana; nunca dejó deasistir a toda clase de gentes, también a los humildes, a los artesanos, pre-guntándoles cuidadosamente, de acuerdo con las normas hipocráticas,acerca de sus males, de las causas a las que los atribuían, de sus hábitos,de sus oficios, inspeccionando los lugares en que trabajaban. Dirigió sumirada escrutadora a todas partes para descubrir, sopesar, aventurar hipó-tesis y comprobar dónde están las causas de los males que afligen a losobreros y a través de qué mecanismos actúan 2, porque estaba convencidode que estos males que afectan a los trabajadores derivan “de la violenciaque se hace a la estructura de la máquina humana” y son, con las adecua-das medidas de prevención, evitables.

El descubrimiento es de formulación sencilla: “Es necesario recono-cer que, a veces, de ciertas profesiones se les derivan a los que las practi-can males no pequeños...; no pocas veces contraen gravísimas enfermeda-des... y acaban por abandonar la compañía de los vivos”.

Todo ello le condujo a su más importante logro dentro del campo quenos ocupa con su obra magistral “De morbis artificum diatriba” (Tra-tado de las enfermedades de los artesanos ), idea que le surge cuando

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observa cuán penosa es la labor de un trabajador dedicado al vaciamientoy limpieza de las cloacas4, actividad que se ve obligado a realizar este tra-bajador y de la cual piensa obtener el alimento para prolongar su vida y lade su propia familia, pero de ésta le derivarán molestias y enfermedadesmuy graves e incluso la muerte. Por esta razón, los trabajadores maldicenel trabajo en el que habían puesto su esperanza de vida5. La obra fue im-presa, en latín, en Módena, en el año 1700, por Antonio Capponi.

Inicia diciendo: “Las causas que provocan, desde mi punto de vista,las diversas y graves enfermedades de los trabajadores son dos (...) la pri-mera causa, la más importante, está representada por las propiedades delas sustancias usadas que, produciendo gases y polvos tóxicos, inducenenfermedades particulares; la segunda está representada por aquellos mo-vimientos y por aquellas posturas no naturales por las cuales la estructuramisma del cuerpo resulta dañada, de tal forma que con el tiempo aparecende improviso enfermedades graves5 ...”. A lo largo de los 29 primeros ca-pítulos habla sobre “… los trabajadores que se enferman a causa de lassubstancias usadas …”.5 A partir del capítulo 30 dice “… tomaremos bajoexamen a aquellos que enferman por otras causas como las posiciones ylos movimientos no fisiológicos del cuerpo …”. Estaba hablando ya, hacemás de 300 años de lo que hoy denominamos cómo posturas forzadas.

Incluye además a los atletas, a los cantantes, a los soldados, a los in-telectuales, a los marineros y a las monjas; es decir, a toda una gama deactividades sociales que hoy día, por alguna extraña razón, han quedadofuera del ámbito de la atención de los médicos dedicados a atender losproblemas de salud de los trabajadores; aun cuando su contrasentido esque precisamente hoy estas actividades obligadamente deben ser conside-radas como laborales.

El método usado por Ramazzini en el tratado, en cada capítulo, incor-pora un enfoque preventivo y de diagnóstico al introducir en la anamnesismédica la siguiente información que sigue siendo válida hasta nuestrosdías: 1º.- ¿En dónde trabaja usted? y 2º.- El estudio del medio laboral don-de quiera que el hombre trabaje. Puede ser esquematizado de la manera si-guiente:

1. Descripción de la tecnología2. Examen clínico del trabajador, dirigido a verificar los efectos pro-

bables derivados del trabajo desarrollado, además también dirigido

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a verificar los mismos efectos ya conocidos en otros trabajadoresque han desarrollado la misma profesión, arte u oficio y que, másen general, pertenecen al mismo estrato social

3. Revisión de la literatura, de la experiencia ya existente sobre eltema

4. Discusión de la terapia, de los remedios que se aplican tanto a losindividuos como también al ambiente de trabajo

5. Propuesta de norma de comportamiento, de vida, de trabajo, decarácter más general y por tanto de obligación para sustituir unanorma peligrosa pero impuesta por las costumbres, por ordena-miento social y más en particular por la injusticia, por la codicia dela ganancia producto de este orden social” 4

Veamos un breve ejemplo:

Capítulo cuarto

Las enfermedades de los químicosLos químicos se jactan de conocer la técnica de volver inocuos

a todos los minerales, sin todavía evitarse en ellos mismos su to-xicidad; en efecto la mayoría se enferman de las mismas enfermeda-des de aquellos que trabajan los minerales y, si en charlas lo niegan,lo revelan con el color del rostro. Leonardo de Capua refiere que Te-ofrasto y van Helmont, dos químicos célebres, se enfermaron gra-vemente preparando medicamentos. Juncken, en su Chimica speri-mentale, dice que inhalando los polvos de antimonio durante la fa-bricación del vidrio de antimonio, los trabajadores se tornaron as-máticos y fueron atacados por vértigos. Ettmüller dice que, en la pre-paración de la lavativa de antimonio, habiéndose quebrado por ca-sualidad la retorta, “absorbí el vapor del azufre y del antimonio” yél, que estaba completamente sano, enfermó de una tos que le durócuatro semanas; atribuyó la causa de esta tos exclusivamente al hu-mo ácido que le había irritado los órganos de la respiración. Es muycurioso que Tachenio, en su Ippocrate chimico (Hipócrates quími-co), dice que por casualidad pretendía sublimar el arsénico para fijar-lo; “después de muchas operaciones abrí el envase y advertí con sor-presa un olor agradable; pasada una media hora tenía dolores en elestómago, como de úlcera, con dificultad para respirar, sangre en laorina, cólicos y temblores en los miembros”. El autor dice luego ha-berse repuesto un poco tomando aceite y leche, pero que durante to-do el invierno fue atormentado por una fiebre continua similar a la fie-bre de los tísicos, de la cual se liberó con un cocimiento de hierbassuaves y comiendo las puntas de col. “Yo conocí a Carlo Lancillot-

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to, químico por nuestra región muy renombrado, que estaba afecta-do por temblores y por una enfermedad de los ojos, estaba sin dien-tes y asmático, maloliente y con tal aspecto que disminuyó la famay el prestigio de sus medicamentos, particularmente, la de los cos-méticos de los cuales alababan su eficacia”. Sin juzgar cierta fatiga,todavía derrochaba un empeño de este género; así son admirables losquímicos que se dedican con seriedad al estudio de sustancias pococonocidas y se arriesgan en las ciencias naturales, sin temer sacrifi-car la propia vida por el bien de todos. Ni se les debe culpar por elhecho de que no consigan protegerse suficientemente de los efectosvenenosos de aquellas sustancias que buscan transformar en medici-na. Es necesario que estén presentes y observen todas las fases de losprocedimientos cerca de la llama del fuego y del humo del carbón,es indispensable que los medicamentos sean preparados según las re-glas y puedan ser administrados sin riesgo. En efecto la mínima va-riación y negligencia, en manipular los productos químicos, puedemodificar a tal punto la calidad para hacerlos pasar, como dice Re-nato Cartesio, a la categoría de los venenos. A esta precaución Junc-ken, en su prefacio, afirma que los fármacos preparados química-mente no pueden ser administrados por el médico con tranquilidad sino habían sido elaborados por él mismo o por un químico experto,bajo sus propios ojos. Por lo consiguiente no se debe culpar a unpicador si al domar a un caballo fiero y rebelde viene a veces decep-cionado y encogido de los pies, así no se debe decir del químico quesale de su laboratorio lívido y asustadizo como un ser provenientede ultratumba.

Algunos años atrás, surgió una importante disputa entre unciudadano y un comerciante modenense pues, en un país de esta ju-risdicción llamado Final, existía un gran laboratorio para la produc-ción del sublimado. El finalese hizo comparecer en juicio a este co-merciante, exigiendo transferir su laboratorio fuera del país o en otrolugar, desde el momento en que envenenaba todo el vecindario cuan-do en las obras, para obtener el sublimado, quemaban el vitriolo. Pa-ra probar la exactitud de su acusación exhibía el testimonio del mé-dico de aquel país y por otro lado el registro parroquial de muertes.Por este último resultaba evidente que en aquel país y en la zona máspróxima al laboratorio morían cada año más ciudadanos que en otrospaíses. El médico por otro lado podía atestiguar que los ciudadanosque vivían alrededor del laboratorio morían principalmente de con-sunción y de enfermedades pulmonares, atribuidas sobre todo al vi-triolo que se difundía y contaminaba el aire circulante volviéndolodañino para los pulmones. El doctor Bernardino Corrado, comisariode artillería en el ducado estense, asumió la defensa del comerciante,mientras que el doctor Casina Stabe, por entonces médico de aquelpaís, defendió al ciudadano de Final. Por una parte y por la otra seprodujeron muchos documentos interesantes en los cuales se discutíafinamente sobre los posibles efectos de la nube de vitriolo. Al final

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los jueces dieron la razón al comerciante y el vitriolo fue declaradoinocente y absuelto. Si el experto del derecho en este caso hubierajuzgado bien, debió legar el juicio a los expertos de las ciencias na-turales.

Para volver a mi argumento, me abstendré de ofender a los quí-micos al proponer cualquier remedio, ya sea preventivo o curativo,para todas las situaciones en las cuales del oficio se obtiene más da-ño que ganancias. En efecto, no conozco ninguna enfermedad por sa-nar para la cual los químicos no tengan remedio precioso y listo enel armario, por eso prefiero ir delante y examinar otras profesiones5.

Ramazzini es sustancialmente un activo y atento testigo del encuen-tro entre médico y trabajador que obviamente no es casual ni producto desu simple iniciativa, sino de las condiciones materiales de vida de la épo-ca. Por tales razones destaca opiniones y hace constantes referencias aquienes han dejado claro las causas de tales condiciones de vida y, en con-secuencia, de trabajo; como cuando cita a Ovidio, quien refiriéndose a losmales que corrompen a las almas y las buenas costumbres, critica la codi-cia y locura de los hombres que obligan a otros a penetrar en las entrañasde la tierra, y en este mismo sentido señala cómo por estas mismas razo-nes la mortalidad de los que extraen los minerales de las minas es habi-tualmente muy elevada, que sus mujeres se han casado hasta siete veces5.

La obra fue reimpresa en Padua, también en latín, con un suplementode 12 capítulos, en el año 1713, en vida aún del autor y por el tipógrafoGiovanni Battista Conzatti. Según el testimonio del propio Ramazzini, enla dedicatoria de esta segunda edición. la obra había sido ya traducida eimpresa en Alemania.

Realizó acciones que persisten aún a la vanguardia entre las recomenda-ciones para la salud laboral, como son: descansos intercalados en trabajos delarga duración, cambios de postura y evitar posiciones viciosas al trabajador,condenó la falta de ventilación, las temperaturas extremas, preconizó que enambientes pulverulentos los trabajadores a falta de un sistema de extracciónconocido, deberían trabajar con las espaldas hacia la corriente y en salas es-paciosas, por último, evocó la necesidad de limpieza adecuada para cadaocupación, el tipo de ropa recomendable y su cuidado pertinente1.

En cuanto a cómo se puede aprender esta disciplina nueva, la Medici-na de los trabajadores, es insistente y repetitivo: es en los talleres de losartesanos en donde uno puede instruirse más directamente. Debe el médicoexplorarles cuidadosamente y hacer las preguntas pertinentes al paciente,

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añadiendo a las recomendadas por Hipócrates, las relativas al oficio quedesempeña, sin dejar éstas en olvido, “especialmente cuando se trate deuna persona de condición humilde”2.

Toda la obra de Ramazzini está llena de estas preguntas relativas al ofi-cio, que el autor hace a toda clase de artesanos, para conocer las razones porlas que se efectúan las diversas operaciones en los distintos trabajos y averi-guar si pueden ocasionar la enfermedad y, en ese caso, cómo podrían ser sus-tituidas, y así dice: “Pregunté a los mismos albañiles la causa por la que noempleaban cal para rematar su obra...; me respondieron...”. Visita igualmen-te los lugares de trabajo, anteponiendo este estudio a cualquier otro, reflejan-do en otro momento de su obra: “en las pasadas vacaciones veraniegas, de-jando de lado cuanto entre manos tenía, dediqué mi atención a investigaracerca de nuestros artesanos, inspeccionando sus talleres”.

Resulta increíble el entusiasmo y dedicación con que Ramazzini seempeña en continuar sus estudios, tratándose a veces de observaciones di-fíciles y hasta peligrosas, sobre todo teniendo en cuenta su edad y su sa-lud, nunca demasiado firme. El mismo hace referencia a este aspecto desu labor cuando escribe: “Sé que se han burlado de mí al verme sondear,en peligrosa tentativa, los manantiales que proveen de agua a Módena, ylo mismo al descender a los pozos de “nuestro petróleo”...” Pues bien,aprendan de Galeno, que emprendió largas peregrinaciones e investigó losrecónditos secretos de la Naturaleza”. O también, “tal vez alguien se irri-te porque me he detenido tanto tiempo con las letrinas y cloacas, pero nohay ninguna cosa cuya contemplación pueda mancillar a un escrutador dela naturaleza y mucho menos a quien profesa el arte médica”2.

Sea como fuere, la obra de Ramazzini tuvo un inmediato éxito, comolo confirma la mención que de ella se hace en las Actas de los Eruditos deLeipzig, de enero de 1702, en las que se incluye el siguiente juicio, sobrela misma: “Esta obra reducida, en relación con el gran número de hechosque contiene, es altamente recomendable, tanto por la belleza y ornamen-to del estilo como por los sanos consejos que se encuentran en ella, y queson el fruto de una larga y feliz experiencia, e igualmente por el preciosocuadro que nos ofrece de innumerables observaciones recogidas de losgriegos, de los romanos e incluso de los modernos, tanto sobre la medici-na como sobre otras ciencias”,

Querría recoger aquí; para terminar, algunos de los pasajes en que se

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muestra el humor e ironía, casi siempre suaves y comedidos, del autor deltratado. Así, refiriéndose a su paisano, Jacobo Berengario, nacido tambiénen Capri, cita a Fallopio, y cuenta de él que con las unturas de mercuriopara la sífilis, ganó más de 50.000 ducados de oro, y añade: “verdadera-mente aquel famoso yatralipta supo, mejor que los alquimistas, transmutarel mercurio en oro”. Hablando de los enterradores, dice que se debe mirarpor su ministerio, “puesto que esconden bajo tierra, junto con los cuerposde los muertos, los errores de los médicos”. y refiriéndose a éstos se ad-mira de cómo se mueven impunemente entre las grandes epidemias y otrasdolencias populares y escribe: “No creo que ello deba atribuirse tanto a sucautela como a su gran práctica y a lo alegre de su espíritu, pues vuelvena casa bien cargados de monedas”.

Plinio y Celso habían mencionado alguna vez procesos morbosos re-lacionados con el trabajo realizado por los enfermos. Aecio describió al-gunos de los males que aquejan a los luchadores. Fernel cuenta el caso deuna comadrona que asistió a una parturienta afectada de la enfermedad ve-nérea y que sufrió, como consecuencia, una úlcera en una de sus manos.Paolo Zacchia, muerto en 1659, en sus Cuestiones médico-legales, admi-tía que la industria de la seda podría favorecer la diseminación de la pes-te por la putrefacción de los gusanos muertos. Diemerbroeck, en materialde autopsias, había encontrado polvo en las vesículas pulmonares de dosobreros fabricantes de lápidas. Takenius estuvo a punto de morir al respi-rar el vapor del arsénico que estaba sublimando. Y en las Transaccionesfilosóficas de la sociedad real de Londres, en 1665, se describen algunasenfermedades de los mineros de Fréjus.

Samuel Stockhusen, que tomó el grado de doctor en 1644 y fue mé-dico en Goslar y después en la Selva Negra, había impreso en aquella ciu-dad, en 1656. una obra en latín titulada Tratado sobre los malos efectosdel humo del litargio. Su labor consistía en velar por la salud de los mi-neros y así observó que es el vapor de plomo el agente productor del có-lico saturnino, tanto en las minas como en las fundiciones.

Después de Bernardino Ramazzini:En 1705 destaca el Dissertatio physico medica de metallurgia mor-

bifera de Friederich Hoffman, que menciona la intoxicación plúmbica.Dentro de los precursores franceses encontramos a Antonie Portal que fue

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el primero en afirmar que el saturnismo podría tener acceso por vía diges-tiva, debido a su impregnación en la saliva, que posteriormente se libera-ba en el estómago y además por vía inhalatoria, referente a lo cual cita al-gunas actividades donde más frecuentemente se presentaban estos casos ysu forma de adquirirla.

Con el auge de la industria, es fácil deducir un aumento de los riesgosen el trabajo, además de que las condiciones de los obreros eran pésimas,con respecto a la Medicina del Trabajo sigue teniendo gran difusión laobra de Ramazzini; pero todos los estudios realizados tratan de ahondar enlos conocimientos de la intoxicación por mercurio en las minas de Idria,en donde desde 1736 existían ciertas normas higiénicas para el uso de losbaños y la rotación periódica de puestos de trabajo.

Es a partir de 1754 con Giovani Scopali, cuando se impone un médicoen las minas, cabe mencionar que anterior a su época solo existía un ciru-jano de taller el cual era un individuo habilitado con muy pobre formaciónmédica y deficiencias en la atención de los trabajadores.

En 1775 Percival Pott se interesó por el carcinoma del escroto de losdeshollinadores y el público inglés se estremeció con la obra de JonásHanway, en la que describen las penas de los “muchachos trepadores” allimpiar las chimeneas de aquel tiempo. Al pasar los años dicha prácticafue prohibida por el parlamento. Esta enfermedad se presentaba en adultoscon 30 ó 40 años de exposición.

Otros tratados de esa época hablan a cerca de la patología de origenlaboral, así Williams describió la intoxicación por monóxido de carbono yhace hincapié en asegurar la ventilación necesaria en sistemas de com-bustión. Por consejo suyo, Peel solicita al Parlamento Inglés la reglamen-tación del trabajo en las fábricas surgiendo en 1802 la Ley sobre la Saludy Moral de los Aprendices, que limita la jornada de trabajo y fija nivelesmínimos para la higiene y educación de los trabajadores. En 1883 la Leyde Fábricas Inglesa, provoca movimientos similares en Alemania y Francia.

Por su parte, Charles Thackrah entre sus estudios realizó un traba-jo titulado Los efectos de las artes, industrias y profesiones y los hábitosde la vida sobre la salud y longevidad, con sugerencias para la elimina-ción de los agentes que producen enfermedades y acortan la duración dela vida; es importante ya que fue la primera obra que trata al polvo, comoagente etiológico de neumopatías de origen laboral, diferenciando los pol-

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vos de origen orgánico de los inorgánicos y de la irritación mecánica queproducen en la mucosa bronquial. En 1866 Zenker dio el nombre de neu-monoconiosis y Proust en 1874 la abrevia como neumoconiosis.

En Francia, Villerme realizó estudios epidemiológicos acerca de lascondiciones de la industria francesa, de la vida de los obreros y sus fami-liares, de los accidentes de trabajo y las causas principales de éstos. A con-secuencia de estos trabajos, se promulgó en 1841 una ley que regulaba eltrabajo de los niños, prohibiendo su desempeño a menores de 8 años. Den-tro de la estadística de los accidentes de trabajo se hace notar la gravedadde los mismos, ya que de cada cien accidentes doce eran mortales y treceocasionaban mutilaciones de uno o ambos miembros, equivaliendo ennuestros tiempos a un índice de gravedad muy elevado.

En los años de 1800 a 1828, Robert Owen al darse cuenta de las ne-cesidades de los trabajadores de sus industrias, puso en marcha un pro-grama para mejoramiento ambiental, social, educacional y moral, otor-gándoles mejores condiciones de trabajo, reducción de la jornada, capaci-tación laboral e instalación de escuelas para los niños trabajadores a loscuales separó de las labores rudas.

En 1830 Robert Backer propuso que debería existir una visita diaria alas fábricas por un médico, para darse cuenta de los efectos dañinos queproducían las condiciones de trabajo, en la salud de los niños.

Objeto de la indignación pública fueron las fosforeras, que a partir de1831 fabricaron cerilla, padeciendo necrosis fosfórica, por lo que final-mente se prohibió su elaboración; así mismo es importante enunciar la in-toxicación por mercurio entre los sombrereros, hecho que fue abordado demanera cómica y genial por Lewis Carrol en su obra Alicia en el país delas maravillas, denotando su sombrerero el cuadro clínico clásico y otrosaspectos evidentes de la enfermedad.

El acelerado desarrollo industrial aumentó las técnicas de trabajo,repletas de peligros para los obreros, las medidas de seguridad para elmanejo de máquinas, o no existían o eran ignoradas por los dueños de lasfábricas. A los niños se les podía hacer trabajar desde los 6 años, a menudoen jornadas de 15 horas.

Un gran reformador fue Edwing Chadwick quien como miembro dela comisión encargada de formular las leyes para la protección de lospobres, se convirtió en la fuerza impulsora que dio origen a un estudio in-

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titulado Informe sobre las condiciones sanitarias de la población obreraen la Gran Bretaña, en 1842, esta obra fue la base de los reformadores enel siglo XIX en Europa y los Estados Unidos. También en 1842 se limitana 12 horas las jornadas laborales.

En 1859 Lefévre publicó un libro con los resultados obtenidos en susestudios, en barcos de guerra de aquella época, enunciando medidas pre-ventivas en la intoxicación plúmbica de los marinos, siendo éstas válidashasta nuestros días (entre las que destacan: disminuir el plomo metálico yrecubrir el que hubiere, reemplazar los productos que tuvieran plomo porotros, sustituir las tuberías de este material por tubos de vidrio, corcho,porcelana o caucho, adaptar medidas de higiene personal, como son lava-do frecuente de manos y dientes, prohibición de comer en salas de má-quinas, etc. y por último dar una lista simple de métodos prácticos de de-tección de plomo). Era, obviamente, un adelantado a nuestro ordenamien-to jurídico actual en materia de Prevención de Riesgos Laborales.

A mediados de 1875 aparece en Francia la primera reglamentaciónoficial sobre higiene y seguridad en el trabajo.

En 1906 se sanciona la primera ley de descanso semanal obligatorio,F.W.Taylor aplico el método del determinismo científico mejorando dise-ños operativos de las máquinas, selección de la mano de obra y realizó es-tudios de las operaciones de cada tarea con la ayuda del cronómetro.

En Inglaterra, Sir Thomas Oliver escribió Ocupaciones peligrosas,seguida más tarde por la obra Enfermedades propias de los oficios, en1908, con lo que la Medicina del Trabajo se difundió por todo el mundoiniciándose la creación de grupos médicos de estudio dedicados a la aten-ción de estos problemas.

En 1912 Thomas Morrison Legge junto con el Dr. Goadvy escribieronun libro llamado Intoxicación por plomo y su absorción. Morrison estudióla catarata en trabajadores del vidrio, el cáncer de piel de etiología industrial,la ictericia tóxica, y la intoxicación por fósforo, arsénico y mercurio.

En 1919 nace la denominada etapa social de la Medicina del Trabajo,con el tratado de Versalles, al establecer en su fracción XII los principiosque posteriormente regirán a la Organización Internacional del Trabajo(OIT), creada con el objeto de fomentar la paz y la justicia social, mejorarlas condiciones del obrero y promover la estabilidad económica y social.

A Francia, por J. Leclerc y P. Mazel, que estudiaron los efectos sobre

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la mano de obra de la Primera Guerra Mundial, le corresponde el honor dehaber sido el primer país, en 1946, que estableció obligatoriamente losServicios Médicos del Trabajo antes que la OIT emitiera una recomenda-ción (112 de 1959) en tal sentido.

La práctica de la salud ocupacional se debe orientar hacia el logro desus objetivos, los cuales fueron definidos por OIT y OMS en 1950, y ac-tualizados por el Comité Conjunto de Salud Ocupacional OIT/OMS en1995, como se cita a continuación6:

“La salud ocupacional debe enfocarse a: La promoción y mantenimiento del más alto grado de bienestar

físico, mental y social de los trabajadores en todas las ocupaciones; laprevención de daños a la salud causados por sus condiciones de tra-bajo; la ubicación y mantenimiento de trabajadores en un am-biente de trabajo adaptado a sus capacidades fisiológicas y psico-lógicas; y, para resumir, la adaptación del trabajo al hombre, y de ca-da hombre a su tarea.

El enfoque principal de la salud ocupacional está orientado atres objetivos: (i) el mantenimiento y promoción de la salud de lostrabajadores y su capacidad de trabajo; (ii) el mejoramiento del am-biente de trabajo y el trabajo que conduzca a la seguridad y salud enel trabajo; y, (iii) el desarrollo de organizaciones y culturas de traba-jo en una dirección que soporte la salud y seguridad en el trabajo, yal hacerlo, también promueve un ambiente social positivo, y unaoperación que permita apoyar la productividad de los procesos. Enéste contexto, el concepto de cultura de trabajo pretende significaruna reflexión sobre los sistemas de valor esencial adoptados por lastareas emprendidas. En la práctica, la susodicha cultura se refleja ensistemas de administración, las políticas de personal, el principio departicipación, las políticas de entrenamiento, y la gestión de calidadde lo emprendido.”

HITOS DE LA MEDICINA DEL TRABAJO EN ESPAÑA

En las Minas de Almadén, ya en 1752 se fundó el Real Hospital Mi-nero, para la asistencia a los trabajadores de las minas; al frente del cualestuvo en un principio el médico López de Arévalo, sucediéndole el mé-dico catalán José Parés y Franqués, quién prestigió el Hospital Minero ensus 37 años de permanencia en el cargo; distinguiéndose por la famosa re-futación de las negativas opiniones de Guillermo Bowles, con respecto alas minas de Almadén y a los trabajadores de las mismas7.

El Ayuntamiento de Barcelona el año 1784, preocupado por las fre-

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cuentes muertes que se producían entre los obreros, pidió a la Real Aca-demia de Medicina de Barcelona, un informe sobre los problemas que pro-vocaba la industrialización. El Informe remitido por la Real Academia, se-ñalaba bien claro los aspectos tanto positivos como negativos que produ-cía la industrialización y el maquinismo, señalando además una serie demedidas a tomar sobre la Higiene y la Salud Pública8.

También en Cataluña, el año 1800, la Real Academia de Medicinade Barcelona, convocó con cierta regularidad, premios a los trabajos oMemorias que estudiasen los problemas relacionados con el mundo deltrabajo.

En las Minas de Riotinto y Tharsis, desde principios del siglo XIXcontaban con magníficos equipos de profesionales sanitarios disponiendoya en 1860 de un pequeño hospital con 12 camas, al frente del cual esta-ba un médico, D. Jesús Alonso, donde se atendían a los accidentados y alos enfermos, como así consta en el Informe titulado: Refutación realizadapor D. Luis Sánchez Molero sobre la existencia de varias denuncias,dirigido al entonces Sr. Ministro de Fomento Juan Saldaña Manzanas ensu obra La organización sanitaria en las minas de Riotinto , que refierela existencia en 1873 de varios Hospitales mineros, y de un completo Ser-vicio Médico integrado por dos médicos ingleses John A. Mac-Kay yEmerst Mórrisson y el español José García López, repartidos entre Huelvacapital y Riotinto, para la asistencia a los trabajadores, que se fue am-pliando sucesivamente, según fueron aumentando las necesidades sanita-rias, prestando asistencia sanitaria a los familiares de los trabajadores apartir del año 1882; llegando a crearse en 1916 clínicas en los distintosdistritos mineros: Zalamea, Nerva, Campillo, Atalaya y Nava, contando enestas fechas con 22 médicos y 18 practicantes.

La Ley de Minas se aprueba el 29 diciembre de 1868 y su Reglamentode 16 julio de 1897 en los Artículos 24 al 31 los dedica a establecer lasNormas y remedios para atender los casos de accidentes de trabajo ocu-rridos en las minas; “exige en las explotaciones mineras la obligatoriedadde disponer de medios para auxiliar pronto a los heridos”.

El Reglamento fue modificado posteriormente el 28 de enero de 1910,con el fin “de asegurar la estabilidad de las labores en minas, y muy es-pecialmente el de defender la vida de los 150.000 obreros que en Españase ganaban la subsistencia en los penosos y arriesgados trabajos de las mi-

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nas, donde ocurrieron durante el año 1907,14.452 accidentes de trabajo yentre ellos 304 muertes”.

En plena gobernación de Sarmiento, en 1871, se crea la oficina de tra-bajo, las cajas mutuales para la protección de los trabajadores contra lasenfermedades y accidentes.

En la cuenca minera de Vizcaya las principales Empresas mineras dela comarca fundan el 13 de mayo de 1880 la Sociedad Anónima de losHospitales Mineros de Triano construyendo los Hospitales de Triano y elde Gallarta; después los de Matamoros y Galnares. En un principio se lesproporcionaba asistencia médica y quirúrgica, pero a partir del año 1899 ,suprimieron la asistencia por enfermedad, teniendo que buscarla el propioobrero por otros medios.

Estos Hospitales, según el Informe referente a las Minas de Vizcaya,realizado en 1904 por el Instituto de Reformas Sociales y redactado porlos Sres. Sanz Escartín y Rafael Salillas, “reúnen inmejorables condicio-nes: un material con arreglo a los últimos adelantos científicos y una Di-rección y personal facultativo inteligente”; debiendo destacar la labor delDr. Areilza como Director de estos Hospitales.

La Industria de los Ferrocarriles se incorpora al desarrollo de la na-ción a finales del siglo XIX y la Compañía de Ferrocarriles de Tarragona-Barcelona-Francia, disponía a finales del siglo, de un magnífico ServicioSanitario, al frente del cual estuvo muchos años D. Francisco de Paula yTray, quién realizó unas detalladas Estadísticas Médicas de la Compañía.

Otro sector industrial que se incorpora al desarrollo del país a finalesdel Siglo XIX es el Hidroeléctrico. En la Memoria publicada con ocasióndel 50 Aniversario de la fundación de Hidroeléctrica Española, se señalaque en esa época “... a través de acuerdos corporativos con otras Empre-sas de la misma naturaleza, pudo organizar un cuadro médico que propor-cionó a sus empleados, servicios de carácter quirúrgico, asistencial y con-sultivo amén de toda clase de específicos y remedios”. En la Memoria,destaca la labor realizada por el Dr. Malboysón Ponce.

Con la promulgación de la Ley de 30 de enero de 1900, Ley de Dato,“se inicia una etapa importantísima en la protección del trabajador an-te el trabajo y da origen a la creación de Centros Asistenciales Sanita-rios en los grandes complejos industriales, al exigir proteger al trabaja-dor ante determinados riesgos del trabajo. Es considerada la primera

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Ley de Accidentes de Trabajo y en ella se configura como nota más des-tacada el principio característico de imputación objetiva de la respon-sabilidad del empresario ante el riesgo de trabajo; es decir, ocurrido unaccidente, el empresario será siempre responsable de su reparación, conindependencia de la existencia o no de culpa en su producción fijandotambién una serie de indemnizaciones por las lesiones causadas en eltrabajo, (tanto lesiones temporales como invalidantes). Su Reglamentoes de 28 de julio del mismo año, fruto de los estudios preconizados porla Comisión de Reformas Sociales, creada el 5 de diciembre de 1883.La definición de accidente de trabajo se ha venido manteniendo prácti-camente invariable desde entonces hasta la última legislación apareci-da (Texto refundido de la ley General de la Seguridad Social-R.D.1/94de 20 de Junio).

La Dirección de Caminos del Norte, publicó en 1900 la InstrucciónGeneral número 3 sobre el Servicio Sanitario de la Compañía, siendo unverdadero Reglamento de sus Servicios Sanitarios. Constaba de casi 100artículos en los que señalaba con todo detalle: la organización del Servicio;los deberes y atribuciones de los médicos; el reconocimiento a realizar alos aspirantes a ingreso en la compañía; la asistencia médica a realizara enfermos y accidentados; los libros de Registro, de altas y bajas, deinformes, etc.

D. Ambrosio Rodríguez Rodríguez, médico-cirujano de las Facultadesde Medicina de Madrid y Buenos Aires, publicó en Gijón, en octubre de1902 un Tratado sobre higiene de los trabajadores y enfermedades de losobreros, dedicado a D. Eduardo Dato e Iradier, con motivo de la recienteLey de Accidentes de Trabajo de 1900 y en sus 442 páginas expone, conmás o menos extensión, la higiene de los trabajadores, la higiene delembarazo en las obreras, la legislación médico-laboral en distintos paíseseuropeos, aparatos de protección en diversas máquinas, clínica y prevenciónde las enfermedades producidas por polvos (antracosis, silicosis, etc.), porel plomo, mercurio, cobre, etc.; enfermedades de los zapateros, sastres,aguadores, albañiles, carboneros, peluqueras, hilanderas, vidrieros, etc.,asistencia a accidentados del trabajo; se extiende en el alcoholismo, ytermina indicando una serie de disposiciones y leyes más importantes conrelación a la protección del trabajador.

A la Comisión de Reformas Sociales le sucede, el 23 de julio de

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1903, el Instituto de Reformas Sociales, de cuya labor surgió la prime-ra Ley Orgánica del Instituto Nacional de Previsión el 27 de febrero de1908. A partir de esta fecha se inician los estudios para la implantaciónde un seguro obligatorio de accidentes de trabajo en la industria y laagricultura, así como la reparación de las situaciones de invalidez tem-poral y permanente.

En 1904 Se crea la Inspección de Trabajo y su Reglamento el 1 demarzo de 1906.

En 1907 se reglamenta el trabajo de las mujeres y los niños a travésde la ley 5291.

La Compañía de Ferrocarriles Madrid-Zaragoza-Alicante presenta el6 de julio de 1925 un Reglamento de Servicios Sanitarios en el que seña-la las Normas para reconocimientos Médicos y asistencia sanitaria a susempleados.

El 3 de Agosto de 1929 la diputación de Barcelona crea la Cátedra deMedicina del Trabajo, en el Real Politécnico Hispanoamericano, nom-brando catedrático al Dr. D. Lorenzo Gracia Tornell, quien organizó unCurso para Médicos del Trabajo que se inauguró el 30 de marzo de 1930.Es la primera que se instaura en España y contribuyó en gran medida a lapromoción de la Medicina del Trabajo.

La Caja Nacional de Accidentes de Trabajo se crea en virtud del Tex-to Refundido de la Ley de Accidentes de Trabajo en la Industria, del 8 deoctubre de 1932, con la finalidad fundamental de la readaptación funcionalde los accidentados del trabajo y la revisión de las incapacidades laborales;es un paso mas en la asistencia del trabajador accidentado.

El 16 de octubre de 1933 se inaugura la Clínica del Trabajo diseñada, ydirigida por el Dr. D. Antonio Oller Martínez y el mismo año se iniciabaun Curso para Médicos del Trabajo; organizado conjuntamente entre elInstituto Nacional de Previsión, del que dependía la Clínica del Trabajo yla Escuela Nacional de Sanidad en la que era Profesor de la asignatura de“Higiene del Trabajo Profesional e Industrial”; siendo también el creadoren el año 1933 de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad delTrabajo, que aglutinaba a cuantos Médicos estaban interesados por laMedicina del Trabajo y por la asistencia a los accidentados del Trabajo.Con él la Medicina del Trabajo toma categoría de Especialidad Médica,pues tanto en el Instituto de Reeducación Profesional de Inválidos para

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el Trabajo, como en la Escuela Nacional de Sanidad o en la Clínica delTrabajo, realiza una labor asistencial, rehabilitadora, de divulgación y deprevención de los Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales,así como una labor docente para Médicos del Trabajo.

Al ser ratificado por España el Convenio 18 de la VII Conferencia dela OIT de 1925, revisado en 1934, se promulgó la correspondiente Ley deBases de Enfermedades Profesionales de 13 de julio de 1936.

Por Decreto de 23 de Agosto de 1934 se creó en la Dirección Generalde Sanidad una Sección de Inspección Médica del Trabajo.

En el año 1934 el Dr. Oller publica su libro Medicina del Trabajo, queabarca cuanto por entonces se conocía dela Especialidad.

La creación del Reglamento General de Seguridad e Higiene delTrabajo promulgado el 31 de enero de 1940 fue la primera Disposición delGobierno, una vez terminada la Guerra Civil Española, que se refería aprotección de los trabajadores en su trabajo, señalando una serie de medi-das a tomar por el empresario para la asistencia médico-sanitaria a los tra-bajadores.

A través de una Orden Ministerial publicada en el BOE de 26 de juliode 1940 aparecen las Bases para la lucha contra la silicosis.

En cuanto al aseguramiento de la enfermedad profesional aparece enprimer término la legislación relativa a las Normas de Prevención e In-demnización de la silicosis a través de una Orden Ministerial de 1 de mar-zo de 1941 (BOE de 7 de marzo) y un Decreto de 3 de septiembre de 1941.Con posterioridad se establecen los reconocimientos de silicosis en las mi-nas del carbón a través de una orden ministerial publicada en el BOE de24 de junio de 1943. Por último, a través del Decreto 792/61 y la OrdenMinisterial de 9 de mayo de 1962, se establecen los grados de la silicosis.

Por Decreto de 10 de enero de 1947 se crea el Seguro de EnfermedadesProfesionales, derogándose, en parte, la Orden de 1/3/1941, de prevencióne indemnización.

El 7 de julio de 1944 (BOE 208 de 27/7) el Ministerio de Trabajo creaal Instituto Nacional de Medicina, Higiene y Seguridad del Trabajo quese instala en el Pabellón 8 de la Universidad Complutense y se incorporaal Instituto Nacional de Previsión siendo su primer Director D. Alfonso dela Fuente Chaos, inaugurándose el 18 de julio de1952.

Por Orden de 16/1/1948 se crea la Escuela Nacional de Medicina del

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Trabajo dependiente del Instituto Nacional de Medicina, Higiene y Segu-ridad del Trabajo, se transforma en Escuela de Postgrado, para llevar a ca-bo la formación de médicos y ATS de Empresa, bajo el patronazgo delConsejo Superior de Investigaciones Científicas, en los aspectos relativosa investigación y docencia. La Escuela inició su actividad docente ennoviembre de 1955; primero mediante cursos abreviados para médicos deempresa; después mediante cursos regulares, que se fueron realizando tantoen Madrid, cómo en el resto de capitales de la nación; siendo su primerdirector el Dr. Francisco Díaz González.

En el año 1948 se incorpora a la Clínica del Trabajo el Dispensario deEnfermedades Profesionales, y en ese mismo año también se integra y ensu sede, la Junta Médica Central de Silicosis. En 1950 cambia de nombrepasando a denominarse Clínica Nacional del Trabajo.

Por Decreto de 5 de febrero de 1950 (BOE de 11/2/50), se integra elInstituto Nacional de Medicina, Higiene y Seguridad del Trabajo en el Ins-tituto Nacional de Previsión.

Por Decreto de 14 de julio de 1950 (BOE de 13/11/1950), se reorga-niza el Instituto Nacional de Previsión y confirma la presencia en éste delInstituto Nacional de Medicina, Higiene y Seguridad del Trabajo.

En 1951, se legisla especialmente sobre el “nistagmus” de los mineros.Finalmente, se procede a reorganizar profundamente el seguro de enferme-dades profesionales mediante el Decreto de 13 de abril de 1961 y la Ordende 9 de mayo de 1962, que constituye, a su vez, el Reglamento de Enferme-dades Profesionales, precepto también clásico en el marco de nuestra legis-lación, pero aún vigente en gran parte. Esta fase se cierra con la Orden de 12de enero de 1963, que dictó las normas reglamentarias de carácter médico pa-ra los reconocimientos, diagnósticos y calificaciones. No obstante, en estemomento se hace evidente la necesidad de poner fin a una pluralidad legis-lativa ante la diversidad de situaciones y riesgos protegibles, lo que tienelugar mediante el Texto Articulado de 21 de abril de 1966, objeto, a su vez,de nuevas y múltiples disposiciones aclaratorias y de desarrollo.

Después de un dilatado paréntesis, aparece la importante Ley deAccidentes de Trabajo de 22 de diciembre de 1955 y su Reglamento de 22de junio de 1956, que unificaron los regímenes de accidentes de trabajo enla industria y la agricultura.

Los Servicios Médicos de Empresa españoles fueron legalmente cons-

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tituidos a través del Decreto de 21 de agosto de 1956 (B.O.E de 13 deoctubre de 1956) que organiza los Servicios Médicos de Empresa en lasEmpresas que tienen mas de 500 trabajadores. Este Decreto marca unverdadero hito en la organización de la Medicina del Trabajo en las Em-presas. Con fecha 22 de diciembre de 1956 (BOE de 26 de diciembre de1956), se desarrolla el correspondiente reglamento.

Por Decreto 242/1959, de 19 de febrero de 1959 (BOE de 23/2/1959)establece, en su Art. 1º, lo siguiente: El Instituto Nacional de Medicina ySeguridad del Trabajo, con todos los Órganos que en la actualidad com-prende, se integrará técnica y administrativamente entre los de carácter sa-nitario-social del Instituto Nacional de Previsión, para el desarrollo de lastareas de Medicina Social encomendada hasta el presente al InstitutoNacional de Previsión y al de Medicina del Trabajo y las que en el futuropuedan asignarse de análogo carácter mediante los siguientes Organismos:

1. El Instituto Nacional de Medicina y Seguridad en el Trabajo y suclínica de Enfermedades Profesionales.

2. La Escuela Nacional de Medicina del Trabajo.3. La Organización de Médicos de Empresa.

La O.M. de 8 de abril de 1959 estructura la Organización de losServicios Médicos de Empresa (O.S.M.E.), siendo su primer director elDr. Narciso Perales y Herrero, quedando encuadrada con el carácter deServicio Central entre los Órganos Sanitario-Sociales del INP y fijando supersonal médico que constaba de ocho facultativos “todos ellos Médicosde empresa”.

Más tarde, el Decreto 1.036/1959, de 10 de junio (BOE de 22/6/1959),reorganiza los Servicios Médicos de Empresa ampliando la obligatoriedada las Empresas de mas de 100 trabajadores, mediante el establecimientode agrupaciones. Esto constituyó un importante avance social.

Por Orden de 4 de julio de 1959 (BOE de 18 de julio),se establece elReglamento de régimen interior de la Escuela Nacional de Medicina delTrabajo.

El 13 de julio de 1959 el Instituto Nacional de Previsión contratapara la O.S.M.E. a ocho facultativos todos ellos Médicos de Empresa, re-novando los contratos el uno de enero de 1965.

Por Orden 1 de octubre de 1959 (BOE 28/10/1959), se establece el

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Reglamento del Instituto Nacional de Medicina, Higiene y Seguridad delTrabajo

La O.M. de 21 de noviembre de 1959 (BOE de 27 de noviembre),Sección Tercera: “De la Dirección e Inspección Técnica de los ServiciosMédicos de Empresa” (Arts. 14 al 17) amplia las funciones de la O.S.M.E.

El Reglamento de los Servicios Médicos de Empresa, fue dado en unaorden del Ministerio de Trabajo de 21 de noviembre de 1959 (BOE nº 284de 27 de noviembre).

Por lo que respecta a las enfermedades profesionales, la primera rela-ción detallada que se estableció al respecto fue el cuadro anexo al Decre-to de 13 de abril de 1961, de dilatada vigencia, que constituyó todo unavance social si tenemos en cuenta que la primera lista Europea data de ju-lio de 1962. Posteriormente fue sustituido por el Real Decreto 1995/78 de12 de mayo de 1978; estando actualmente en fase de debate su modifica-ción.

El Real Decreto 2.133/1976 de 10 de agosto (BOE 16 de septiembrede 1976) integra el Instituto Nacional de Medicina y Seguridad del Traba-jo y la O.S.M.E. en el Servicio Social de Seguridad e Higiene del Traba-jo.

La O.M. de 28 de febrero de 1977 establece los trámites a seguir porel personal de los Organismos anteriores cómo consecuencia de su inte-gración en el Servicio Social de Seguridad e Higiene del Trabajo. El per-sonal médico de la O.S.M.E. opta por adscribirse funcionalmente al Ser-vicio Social en calidad de Agregado.

El Decreto 2001, de 3 de octubre de 1980 (BOE de 7 de octubre), através de su disposición final 1ª, integra en el Instituto Nacional de la Sa-lud (INSALUD) el Instituto Nacional de Medicina y Seguridad en el Tra-bajo, la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, la Clínica de Enfer-medades Profesionales, la Organización de los Servicios Médicos de Em-presa (O.S.M.E.) y los Institutos Territoriales de Higiene y Seguridad enel Trabajo; si bien la integración de éstos últimos no llegó nunca a reali-zarse.

La Orden del Ministerio de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social de 28de Octubre de 1981 (BOE de 4 de noviembre) ratifica la anterior integra-ción, quedando adscrita funcionalmente, hasta que se culmine la integra-ción en el mismo de los aspectos técnicos y administrativos, en la Subdi-

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rección General de Medicina Laboral del Instituto Nacional de la Salud(INSALUD). Esta orden está actualmente derogada.

Hay que hacer notar que desde el año 1980 hasta septiembre de 1988la O.S.M.E. permanece legalmente en el INSALUD (Ministerio de Sani-dad y Consumo) pero física y funcionalmente continúa en el Instituto Na-cional de Seguridad e Higiene del Trabajo, antes Servicio Social de Segu-ridad e Higiene (Ministerio de Trabajo)9.

Por fin, por oficio personal del Director General del INSALUD, de 27de septiembre de 1988, los Inspectores de la O.S.M.E. son reclamados pa-ra incorporarse a la sede central del INSALUD para realizar las funcionespropias de su cargo; retornándose toda la documentación centralizada dela O.S.M.E. y procediéndose a realizar una nueva adaptación. A partir deéste momento se crean las Unidades de Salud Laboral dentro del INSA-LUD dotadas con 38 inspectores9.

Procede que en éste momento dediquemos un lugar a otro de los pila-res de la prevención de riesgos laborales en España que fue y sigue sien-do el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, cuya pues-ta en marcha tuvo lugar a través de las siguientes etapas:

1. La Orden del 7 de abril de 1970 (BOE del 16) encomienda a la Di-rección General de la Seguridad Social “la formulación y realiza-ción del Plan Nacional de Higiene y Seguridad del Trabajo para lamejor ejecución del Servicio Social previsto en el apartado a) delart. 25 y sus concordantes de la Ley de la Seguridad Social de 21 deabril de 1966. El Plan debía comprender, entre otras, “las medidasa que deba extenderse la acción protectora del Servicio Social deHigiene y Seguridad del Trabajo…” y “los recursos financieros quedeban asignarse para cubrir las atenciones del Servicio Social…”.

2. La Orden de 9 de marzo de 1971 (BOE del 11) “aprueba el Plan Na-cional…que comprenderá las … acciones…formativa, …de aseso-ramiento, …en las empresas, …de colaboración,…y acciones ge-nerales”. La acción en las empresas incluía la “creación de servi-cios técnicos de seguridad en las empresas que cuentan con servi-cios médicos autónomos”.

La orden definía como órganos del Plan los Institutos Territoriales de

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Higiene y Seguridad del Trabajo, los consejos Provinciales, los GabinetesTécnicos Provinciales y los Centros de Higiene y Seguridad del Trabajo.Para asegurar la adecuada coordinación, el artículo 9 prescribía que “seadscribirán funcionarios del Cuerpo Nacional de Inspección de Trabajo alos citados Gabinetes”, lo cual significó en la práctica que la mayoría delos jefes de Gabinete fueran inspectores de trabajo.

Finalmente el artículo 10 establecía que “las atenciones del ServicioSocial de Higiene y Seguridad del Trabajo, que se llevará a cabo mediantela acción de este Plan, se financiarán … con los fondos a que se refiere elsegundo inciso del Art. 207 de la Ley de Seguridad Social y el número 3del Art. 7º del Decreto 3159/1966 de 23 de diciembre.”

Ese mismo día se promulgó la Ordenanza General de Seguridad e Hi-giene en el Trabajo (OGSHT). El Plan no fue pues más que una manera deponer en marcha el Servicio Social, cuyo Estatuto de Personal se aprobópor orden de 5 de abril de 1974. En base a él se convocaron oposicionesrestringidas y se convirtió en funcionarios a la mayor parte del personalcontratado por el Plan.

3. El decreto 2133/76, en aplicación de lo dispuesto en la recién pu-blicada Ley de Seguridad Social del 1974 reguló Servicios y orga-nismos de Seguridad e Higiene, estableciendo que el Servicio So-cial de Higiene y Seguridad del Trabajo fuera “el organismo técni-co de estudio, investigación, formación y asesoramiento”…”en co-nexión de asistencia y dependencia con el Servicio General de Se-guridad e Higiene en el Trabajo y la Inspección de Trabajo” y de-pendencia “de la Dirección General de Trabajo…en coordinacióncon la Subsecretaría de Seguridad Social”.

Se especificaba también que era “objetivo primordial del Servicio So-cial… prestar el auxilio y la colaboración técnica necesaria a la Inspecciónde Trabajo”, de quien se especificaba que podía “utilizar y recabar el auxilioy la colaboración técnica que necesite del Servicio Social”. Al Servicio So-cial se le asignaba también la función de “inspección y vigilancia” de los Ser-vicios Médicos de Empresa. El Instituto Nacional de Medicina y Seguridaddel Trabajo y la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo pasaban a inte-grarse, aunque sin perder su personalidad específica, en el Servicio Social.

La Orden de 12 de noviembre de 1976 vino complementar lo anterior

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y a definir los detalles de organización del Servicio Social.

4. Los pactos de la Moncloa dieron un vuelco a la situación: el RealDecreto-Ley 36/78 extinguió el Servicio Social de Higiene y Segu-ridad en el Trabajo (junto a otros dos servicios sociales, el de Em-pleo y Acción formativa y el de Universidades Laborales) y creó ensu lugar el Instituto Nacional de Higiene y Seguridad en el Traba-jo, que asumía “las funciones y competencias del actual Serviciodel mismo nombre y queda adscrito al Ministerio de Trabajo comoorganismo autónomo de carácter administrativo.

Sin embargo “el Instituto Nacional de Medicina y Seguridad del Tra-bajo, la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, la Clínica de Enfer-medades Profesionales y la Organización de los Servicios Médicos deEmpresa, así como los Institutos Territoriales de Higiene y Seguridad enel Trabajo” debían incorporarse al “Servicio Social de Medicina Preventi-va”, creado por el Real Decreto 1621/78 (BOE del 8 de julio).

5. Finalmente, el Real Decreto 577/82 definió la estructura y compe-tencias del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo,cuyos órganos eran los Centros Nacionales, los Gabinetes TécnicosProvinciales y los Centros de Investigación y Asistencia Técnica(antiguos Institutos Territoriales renombrados).

FORMACION EN MEDICINA DEL TRABAJO

La formación en Medicina del Trabajo se inicia en el año 1959 bajodos modalidades:

• Cursos abreviados, con una duración de 100 horas lectivas, el pri-mero de los cuales tuvo lugar en Bilbao.

• Cursos Regulares, con una duración de 300 horas hasta 1975 y 500horas desde 1976. El primero se celebró en el Curso 1959-60 y elúltimo en Cádiz en 1989.

La cualificación a la que daba acceso ésta formación era la de Diplo-mado en Medicina de Empresa, habiéndose expedido un total de 13.374diplomas.

La Ley de 20 de julio de 1955 (BOE de 21 de julio), reconoce ofi-

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cialmente la Especialidad de Medicina del Trabajo en España y es en1965, cuando se crea la primera Escuela Profesional de Medicina delTrabajo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada que ini-cia su actividad docente en 1966. Posteriormente se crean las Escuelas deMadrid y Barcelona en 1969, Alicante y Zaragoza en 1989 y por últimolas de Pompeu Fabra y la del Instituto de Salud Carlos III adscrita, éstaúltima, a la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) en 2003.

La formación especializada fue inicialmente de 2 años hasta el curso1986-87 y a partir del curso 1987-88 de tres años con una convocatoria deacceso exclusiva para las Escuelas Profesionales. Por último, por O.M. de9 de septiembre de1988 (BOE de 12 y 13), se integró en la convocatoriageneral de formación médica especializada vía MIR.

LA MEDICINA DEL TRABAJO EN ASTURIAS

Pretendo en éste momento dar una visión de los Servicios Médicos deEmpresa de algunas de las Empresas más emblemáticas de Asturias; nopretendiendo ser una descripción detallada; sino abrir una futura vía deinvestigación en éste campo; dejando también constancia de algunos Cen-tros Sanitarios que fueron pioneros en la atención en ésta especialidadmédica:

Sociedad Metalúrgica Duro y CompañíaOrigen del actual Grupo Duro Felguera, S.A. fue fundada en La Fel-

guera por D. Pedro Duro Benito, iniciando sus actividades en 1860. Segúnse desprende de la contestación dada por Pedro Duro, administrador de laSociedad, al interrogatorio hecho por la Comisión de Información Parla-

mentaria10, en 1871 existía ya en la fábricala denominada Caja de Socorros, “creadapara aliviar, en lo posible, a los operarios yempleados del interior de la fábrica en susenfermedades, facilitándoles médico, boti-ca y un socorro pecuniario”. Dicha Caja senutría de un descuento forzoso que se hacíaal personal, variable, de uno a dos por cien-to, sobre sus haberes, según la exposiciónque tienen en sus respectivos talleres. Lafábrica concedía una subvención anual de

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2000 reales a la citada Caja. Dicha caja estaba regulada a través de un reglamento que en su Título

Cuarto (artículos 12 a 19) establecía las reglas para decretar los socorrosy así, a modo de ejemplo, en el artículo 15 dice: “Los que habiten a mayordistancia de tres kilómetros de las fábricas no serán asistidos por el facul-

Servicios Sanitarios D.F.

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tativo de la sociedad, pero podrán consultarlo en su casa y tendrán dere-cho al socorro, acreditando los días de enfermedad con los certificados delCura Párroco y el Médico que los asista”. En el Título quinto se regulabanlas obligaciones y derechos del facultativo.

En otro momento de la citada contestación a la pregunta ¿Existe unservicio sanitario en la fábrica? ¿Cómo está organizado?.... Responde:“Existe un médico-cirujano de primera clase con obligación de asistir a losoperarios y empleados y sus familias, y para los casos de lesiones graves,existe un hospital”.

Se desconoce el nombre del primer médico que se ocupo de la asis-tencia sanitaria a los trabajadores, aunque si sabemos que contó conServicio Médico de Empresa hasta 2003 en que externalizó el Servicio,siendo el último médico de la empresa el Dr. José Luis Romero García.

Industrial Química del Nalón, S.A.:

Inicia su actividad en 1.943, no teniéndose certeza de cuando se iniciala prestación de servi-cios sanitarios a sustrabajadores ya que elDr. Manuel Arnott Ta-rrazo llevaba a cabolas atenciones a losobreros accidentadosaños antes de la crea-ción oficial del Servi-cio Médico de Empre-sa el día 1 de Agostode 1961. El primer mé-dico de empresa fueManuel Arnott Tarra-zo. El actual médico deempresa es el Dr.LuisVillarmea Moratiel.

ArcelorRefiriéndonos a la

primera etapa de EN-

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SIDESA, se constituyó un Servició Médico dotado de un Hospitalillo, pla-nificado por el Dr. Bernardo Mauro Aguado inaugurado el 1 de Junio de1956 y cuya dirección ostentó hasta febrero de 1983 en que se jubiló. Ini-cia su actividad con 20 camas y 6 médicos con una población de 5000 tra-bajadores, llegando a tener hasta 27.000, y una elevada accidentalidad,siendo el primer centro de España en el que se montó un equipo de po-tenciales evocados para el estudio de la percepción-reacción de la pluriac-cidentalidad y el alcoholismo; así cómo el primer Centro de Asturias don-de se realizó de manera rutinaria la valoración de la capacidad funcionalrespiratoria fundada en la práctica de la espirografía y determinación degases en sangre y donde se hizo vigilancia intensiva monitorizada en eltratamiento del infarto agudo de miocardio. También en los Servicios Mé-dicos de ENSIDESA se promovió la formación y puesta en marcha delprimer grupo de Alcohólicos Anónimos en la Empresa.

Con posterioridad se triplica el número de camas llegando a disponer deuna plantilla de 115 profesionales introduciendo un servicio de radiodiag-nóstico, gimnasio para rehabilitación, unidad de cuidados intensivos, riñónartificial, laboratorio industrial y microbiológico; así cómo las especialidadesde pulmón y corazón, neuro-psiquiatría, digestivo, terapéutica física, junto alos que ya existían de otorrinolaringología, oftalmología, traumatología, ci-

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rugía y medicina General; incorporándose la medicina asistencial disfrutan-do de la asistencia no solo los trabajadores, sino también los familiares lle-gando a disponer de un servicio de pediatría que atendía a los niños de los15000 trabajadores que había por aquel entonces.

En el aspecto docente fue el centro pionero español que dentro deunos Servicios Médicos de Empresa hizo formación integral de Medicinae Higiene del Trabajo, fundando la primera Escuela de Seguridad e Hi-giene de Europa ubicada dentro de una fábrica.

El papel del Dr. Bernardo Mauro ha sido capital en el desarrollo de laMedicina del Trabajo en ENSIDESA, se visitaban periódicamente lospuestos de trabajo controlando estrechamente a los trabajadores expuestosa agentes químicos de elevada toxicidad (benzol, etc.), realizándose asímismo adaptaciones de puestos de trabajo en función de las capacidadesdel trabajador. Bajo su consejo y auspicio se creó la Comisión de Seguri-dad en la Industria Siderometalúrgica (CSIS) de ámbito nacional.

En el momento actual la población laboral de ACERLOR es de 8000trabajadores; siendo la plantilla asistencial de doce Médicos Especialistasen Medicina del Trabajo que a la vez disponen de alguna otra especialidadmédica o quirúrgica, un oftalmólogo, un psicólogo y dieciocho ayudantestécnicos sanitarios, diez de ellos en Avilés y ocho en Gijón.Hidrocantábrico

En 1958 comienza a trabajar para la Compañía el Dr. Jaime Álvarez-

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Buylla Menéndez, siendo Jefe de los Servicios Médicos hasta 1994. Du-

rante esta época, se constituyenServicios Médicos en la Zona deGijón y Central Térmica de Abo-ño, la empresa se constituye co-mo Entidad Colaboradora de laSeguridad Social para la Incapa-cidad Temporal derivada de Con-tingencias Profesionales, situa-ción ésta que se mantiene en laactualidad.

En 1997 se constituye el Ser-vicio de Prevención Mancomu-nado del Grupo Hidrocantábrico,siendo nombrado responsabledel mismo el Dr. Alberto Cueto

Somohano e integrándose en él los profesionales sanitarios que veníanprestando sus servicios en los Servicios Médicos de Empresa en ese mo-mento.Empresa Nacional Hulleras del Norte, S.A. (HUNOSA)

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La Empresa se constituyó el 1 de julio de 1967, en cumplimiento delo dispuesto en el Real Decreto487/67 de 9 de marzo, con la par-ticipación en la misma del Estadoa través del Instituto Nacional deIndustria (I.N.I.) y Empresas pri-vadas dedicadas a la explotacióndel carbón, siendo el 77% la parti-cipación del I.N.I. y el 23% lacorrespondiente a la Empresaprivada. En ese momento contabacon 31 centros de trabajo y 22.000trabajadores.

El Servicio Médico de Em-presa se organizó a partir de losexistentes en las distintas explota-ciones que se integraron en la Em-presa, siendo el primer Jefe delServicio Médico el Dr. D. AlfonsoArgüelles Eguibar. En el momen-to de su puesta en marcha dispo-nía de 26 Médicos de Empresa, delos cuales 13 eran al mismo tiem-po médicos de accidentes y 60Ayudantes Técnicos Sanitarios.

Ante la dispersión de Centrosen las Cuencas mineras del Cau-dal y del Nalón y según reza en laMemoria del ejercicio de 1967que la Empresa presentó a laO.S.M.E. en abril de 1968, organi-zó la Asistencia Sanitaria de lostrabajadores en seis Agrupacio-

nes, tres para la zona del Caudal y tres para la del Nalón.Para la atención de los obreros accidentados contaba, en la Cuenca del

Caudal, con el Hospital de Mieres en donde, según se refiere textualmenteen la citada Memoria, “está proyectado el ingreso de obreros diagnosti-

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cados de menos graves” y en la Cuenca del Nalón con el Sanatorio Adaro,en Sama, “donde se ingresarán los obreros graves de ambas Cuencas y losmenos graves de la Cuenca del Nalón”.

En el momento actual el numero de trabajadores es de 4715 y la plan-tilla de personal sanitario de 9 Especialistas en Medicina del Trabajo y unmédico general l y 72 DUE, detentando la Dirección del Servicio Médicoel Dr. Miguel Ángel Ortega Álvarez.

Sanatorio AdaroPromovido por Duro Felguera e impulsado por el ingeniero Luis Adaro

y Magro, se inicia su construcción en 1910 cómo una hospital de una so-la nave con un costo de 120.000 pesetas inaugurándose el 12 de febrero de1914, Su primer director fue el Dr. Constante Suárez a la sazón Jefe delServicio Médico de Duro Felguera basado en el modelo que Pedro DuroBenito había implantado en los talleres de Duro Felguera que había fun-dado en donde en aquel momento existía un programa de atención a lostrabajadores. En 1930 por iniciativa de Antonio Lucio-Villegas, tambiénpor aquel entonces alto directivo de la Sociedad Duro Felguera, se consti-tuye la Mancomunidad de Sanitaria de Empresas, entrando a formar parte

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de la misma la mayoría de lasSociedades Mineras de Lan-greo, dando, por tanto, ungran impulso al Sanatorio11.

En los años cincuenta,contando el Sanatorio Adarocon doscientas camas y todoslos servicios necesarios paraun completo tratamiento delos lesionados en el trabajo,pertenecían a la Mancomuni-dad de Empresas: la SociedadDuro Felguera, la Compañíade Carbones Asturianos, Car-bones de la Nueva, JoaquínVelasco y Compañía, Nespraly Compañía, Carbones La Pi-quera, Minas de Escobio, Mi-nas de Langreo y Siero, Mi-

nas de la Encarnada, Hulleras e Industrias, Mina Tres Amigos, SociedadIbérica del Nitrógeno, Compañía Eléctrica de Langreo, Productos Químicos

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Sintéticos y Carbones del Pontico La Mancomunidad desapareció en 1996 fecha en que se constituyó la

Fundación Sanatorio Adaro, de la que D. Vicente Vallina fue el primer pre-sidente.

Es de justicia reflejar aquí el nombre del Dr. Julio Jolín Daguerre,también director del mismo alrededor de 20 años en los que realizó suce-sivas ampliaciones del Sanatorio.

El Sanatorio alcanzó su máximo esplendor bajo la dirección del Dr.D. Vicente Vallina García convirtiéndose en el Centro Nacional de Refe-rencia más importante y uno de los primeros en Europa en el tratamientode las quemaduras por grisú en los mineros dotándole en 1926 de la pri-mera Unidad de Quemados de España equipada con bañeras con un costode 2000.000 de las antiguas pesetas cada una. Fue, así mismo pionero enotros campos de la asistencia a los accidentados de la industria y la mine-ría, floreciente en aquella época en el Valle del Nalón, al poner en marchaentre 1956 y 57 la primera Unidad de Parapléjicos de España y posterior-mente, en 1958, el primer centro de Rehabilitación Laboral de Asturias;siendo así mismo el primer centro que incorporó la piscina (1962) al Ser-vicio de Rehabilitación.

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Instituto Nacional de Silicosis12

Hasta que, en el año 2002, se producen las transferencias sanitarias,desde el Estado a las Comunidades Autónomas, el Instituto Nacional deSilicosis (INS) constituye, desde su origen, una Institución Sanitaria de laSeguridad Social con características tan singulares y específicas que re-presenta, sin duda alguna, el paradigma de lo que es en el Sistema Nacio-nal de Salud (SNS) un Centro especial, tanto por las prestaciones especia-lizadas que oferta, como por el ámbito geográfico de sus competencias,puesto que tiene referencia nacional.

Nacido al amparo de la Ley 193/1963, de 28 de diciembre, de Basesde la Seguridad Social (más conocida como Ley de 21 de abril de 1966),como Centro especial para la atención de grupos especiales de beneficia-rios, y de la Orden Ministerial de 16 de febrero de 1973; siendo su primerDirector el Dr. José García Cosío. Su plena entrada en el mundo jurídicose produce mediante la O M de 25 de abril de 1974, que declara expresa-mente al Instituto Nacionalde Silicosis tanto CentroEspecial de la SeguridadSocial, como Centro decarácter Nacional.

La Resolución de laDirección General de Se-guridad Social de 23 dejunio de 1974, aprueba elReglamento, Gobierno yServicios del InstitutoNacional de Silicosis,norma que articula la es-tructura interna del mis-mo de manera diferencia-da respecto de otras Insti-tuciones Sanitarias de laSeguridad Social y pro-duce el cierre normativoque define el estatus jurí-dico del Instituto Nacio-nal de Silicosis.

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El Reglamento permanece plenamente vigente hasta que la Resolu-ción de 8 de noviembre de 1985, de la Subsecretaría del Ministerio de Sa-nidad y Consumo, modifica el Capítulo III del Reglamento para adaptar-lo al marco legal de reforma de las Instituciones Sanitarias, al Estatuto delMinero (Real Decreto 3255/1983, de 21 de diciembre), y teniendo encuenta el Real Decreto 863/1985, de 2 de abril, que aprueba el Reglamen-to General de Normas Básicas de la Seguridad Minera.

Posteriormente, la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención deRiesgos Laborales, establece, en la disposición adicional segunda que elInstituto Nacional de Silicosis mantendrá su condición de Centro de Re-ferencia Nacional de prevención técnico-sanitaria de las enfermedadesprofesionales que afecten al sistema cardiorrespiratorio. Esta disposiciónes de extraordinaria importancia, pues no se refiere sólo a las neumoco-niosis, sino a las “enfermedades profesionales”, tiene, dentro del ámbitode la legislación laboral, carácter básico de acuerdo con lo establecido enel apartado primero de la disposición adicional tercera, por lo que no pue-de ser modificada por las Comunidades Autónomas y cualquier asunciónde competencias que éstas hagan que contravenga lo dispuesto en estaLey, es no sólo ilegal sino inconstitucional.

Su actual director es el Dr. José Luis Alcázar Serrano.

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EL PAPEL DE LA MODERNA MEDICINA DEL TRABAJO

El médico del trabajo, el médico de fábrica,tiene el deber de vivir las condiciones de traba-jo de aquellos cuya salud cuida, de quitarse labata blanca para vestir el mono del trabajador.H. DESOILLE(Lección Inaugural de la Cátedra de Medicina del Trabajode París, 18-III-1949).

.Como decía el profesor Simonin: “la moderna medicina del trabajo...

consagra el valor de lo humano y la primacía del hombre que protege con-tra los peligros y los abusos de la producción. Ninguna consideración deorden económico debe obligar a un trabajo que pueda alterar o compro-meter la salud de quien lo ejercita; el obrero no debe ser consideradocomo «carne de trabajo», sino como un organismo humano cuyas cualidadesfísicas, fisiológicas y psicológicas deben ser estudiadas para una mejoraplicación3”.

Este médico del trabajo es un obrero más dentro de la empresa, obre-ro un tanto especial, cuyo fin no es producir sino mantener la salud dequienes producen.

El cambio de objetivo, de la producción a la salud como un bien ne-cesario y verdadero, como el respeto a un derecho individual y colectivo,es un cambio conceptual que marca positivamente la figura contemporá-nea del actual médico del trabajo.

Este concepto aparece concretado en la Recomendación n” 171-26 ju-nio 1985 de la OIT y en el Convenio n” 161 de la misma fecha sobre losServicios de Salud en el Trabajo. En estos documentos se señala que sufunción es esencialmente preventiva y que debe ejercerse en la empresa. yque los locales de los Servicios de Salud en el Trabajo estén situados en elmismo lugar de trabajo o en sus inmediaciones.

Hay un bien común muy evidente en la medicina del trabajo o servi-cios de salud en el trabajo y es que los directos beneficiarios son los tra-bajadores individualmente, pero como seres sociales, al multiplicarse losbeneficios individuales, será la sociedad entera quien sale beneficiada ynaturalmente también la empresa.

La medicina del trabajo es una evidente conquista social cuyo benefi-cio alcanza a todos los hombres.

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El médico de empresa, médico del trabajo en los lugares de empleo,médico de los servicios de salud en el trabajo o como quiera llamársele, elmédico que está junto al hombre que trabaja en una colectividad laboral,una empresa, tiene una situación un tanto singular. Situación que debe sercuidadosamente estudiada y profundamente aprendida. Si no es así no sepuede ejercer medicina del trabajo. Su misión es exclusivamente preven-tiva, salvo para las situaciones de urgencia. Prevenir para evitar que losfactores nocivos inherentes al trabajo influyan sobre la salud de quien loejerce.

Al médico de empresa lo contrata el patrono, la empresa, y como unobrero más tiene los mismos derechos y los mismos deberes que cualquierasalariado de la empresa, más algunos que se le añaden en función en sucargo.

Todos los asalariados que forman la empresa han sido contratadosporque así lo precisaba la empresa y porque eran necesarios al fin de lamisma; producir competitivamente. Desde el director general hasta el másinferior tienen una misión común: la producción.

Las personas afectas a los Servicios Médicos del Trabajo no tienen es-te fin. Son los únicos en la empresa cuyo fin no es la producción. Su mi-sión es guardadora de la salud de quienes producen, pero ellos no produ-cen nada ni están allí para producir. Están en la empresa para salvaguar-dar la salud del hombre que trabaja.

Los fines de la empresa y de los Servicios Médicos de la misma a me-nudo son convergentes. Pero en casos concretos no es así y puede surgirel conflicto, la divergencia. La empresa, la producción, puede tener unasnecesidades, imponer unos criterios. La salvaguarda de la salud, el médi-co, imponer otros, de acuerdo con otras necesidades (la salud), criterios di-vergentes que pueden entrar en colisión.

Es difícil imaginar una posición estable de un médico, empleado enuna empresa, que para ejercer su misión correctamente, pueda en algúnmomento entrar en colisión con la misma empresa que lo contrató.

El personal de los Servicios de Salud en el Trabajo de la empresa tie-ne el deber y el derecho, para poder cumplir adecuadamente su misión, deconocer todos los departamentos de la empresa, las primeras materias quese emplean, los productos intermedios y finales que se producen y los sis-temas de fabricación. Tiene, evidentemente, el deber de la discreción y el

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no emplear sus conocimientos para otros fines que aquellos que le sonpropios: la prevención de la salud de los que trabajan, los que están asu cuidado. Esta posibilidad y deber de meterse en todas partes hace sin-gulares los puestos de trabajo de médico y enfermera.

En éste momento, es importante que no perdamos de vista que el tra-bajador sano y que percibe que la empresa se ocupa de sus condiciones detrabajo y por ende de su salud tiende a PRODUCIR MAS Y MEJOR, aca-bando por ser más rentable para la empresa; lo que nos tiene que hacer vera la MEDICINA DEL TRABAJO cómo un valor añadido; siempre que seejercite con rigurosidad por los agentes implicados y al lado del trabajador;no en vano ya Ramazzini hace más de 300 años sostenía “....el obrero en-fermo, sufre y muere muy frecuentemente en su trabajo, actividad que de-be realizar para vivir tanto él como su familia, y también valiosa para la so-ciedad, porque sin trabajo no es posible el progreso de ésta; por lo tanto eltrabajador debe ser protegido, mantenido y preservado..13” .

Lo que debería ser la moderna Medicina del Trabajo en nuestro país,ya se empezó a esbozar a partir de la Ley 14/1986, General de Sanidad(BOE de 29 de abril de 1986) que en el Capítulo IV: DE LA SALUDLABORAL, dice lo siguiente:

Artículo Veintiuno.1. La actuación sanitaria en el ámbito de la salud laboral com-

prenderá los siguientes aspectos:a) Promover con carácter general la salud integral del traba-

jador.b) Actuar en los aspectos sanitarios de la prevención de los

riesgos profesionales.c) Asimismo se vigilarán las condiciones de trabajo y am-

bientales que puedan resultar nocivas o insalubres durantelos períodos de embarazo y lactancia de la mujer trabajado-ra, acomodando su actividad laboral, si fuese necesario, aun trabajo compatible durante los períodos referidos.

d) Determinar y prevenir los factores de microclima laboralen cuanto puedan ser causantes de efectos nocivos para lasalud de los trabajadores.

e) Vigilar la salud de los trabajadores para detectar precoz-mente e individualizar los factores de riesgo y deterioroque puedan afectar a la salud de los mismos.

f) Elaborar junto con las autoridades laborales competentesun mapa de riesgos laborales para la salud de los trabaja-dores. A estos efectos, las empresas tienen obligación de

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comunicar a las autoridades sanitarias pertinentes las sus-tancias utilizadas en el ciclo productivo. Asimismo, se es-tablece un sistema de información sanitaria que permita elcontrol epidemiológico y el registro de morbilidad y mor-talidad por patología profesional.

g) Promover la información, formación y participación delos trabajadores y empresarios en cuanto a los planes, pro-gramas y actuaciones sanitarias en el campo de la saludlaboral.

.........................................................................................

..............Artículo Veintidós.

Los empresarios y trabajadores a través de sus organizaciones re-presentativas participarán en la planificación, programación, or-ganización y control de la gestión relacionada con la salud labo-ral, en los distintos niveles territoriales.

Transcurrido ya más de un lustro desde la entrada en vigor de la ci-tada norma asistimos a la situación de que la Medicina del Trabajo, endefinitiva la Vigilancia de la Salud del Trabajador, no solo no ha llega-do al Área de Salud; sino que al día de hoy en nuestra Comunidad Au-tónoma mas de la mitad de la población trabajadora no se puede bene-ficiar de ella.

La trasposición al derecho español de la Directiva Marco, que dio ori-gen a la ley 31/95 de Prevención de Riesgos Laborales, deja muy clara laexigencia de la Vigilancia de la Salud de los trabajadores en su artículo 22,al tiempo que se explicita en el artículo 37.3 a) del Real Decreto 39/97,por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención quedice textualmente: “los Servicios de Prevención que desarrollen funcionesde vigilancia y control de la salud de los trabajadores deberán contar conun Médico Especialista en Medicina del Trabajo o Diplomado en Medi-cina de Empresa.....”

Queda claro de la lectura de la normativa lo que significa vigilancia ycontrol de la salud de los trabajadores, debiendo huir de la demagogiaque se hace ofertando “reconocimientos genéricos”, que aún se vienenmanteniendo tanto desde algunos Comités de Seguridad y Salud; cómo enla redacción de algunos convenios colectivos.

¡Señores!, determinar el colesterol o el ácido úrico NO ES hacer Vigi-lancia Específica de la Salud del Trabajador, cómo nos exige la norma.

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Podremos denominarlo chequeo, screening ó cómo queramos; pero endefinitiva lo que estamos haciendo es propiciar una mala gestión de laasistencia al trabajador a la par que INCUMPLIENDO la normativa.

El Reglamento de los Servicios de Prevención, antes aludido, si bienabre un área de negocio y generación de empleo entiendo que supone unretroceso social al alejar la vigilancia de la salud realizada a través de losServicios de Prevención Ajenos del “pie de fábrica” con el doble riesgode que el trabajador se convierta en un número esencial en el volumen denegocio y el médico pierda la perspectiva del taller y se vea obligado ano poder “vestir el mono del trabajador”, cómo nos decía el ProfesorDesoille, y a tener que hacer 14.16, etc. exámenes de salud?/día o los quesean menester para sacarle rentabilidad. Es aquí donde ha de estar presen-te la ETICA y DEONTOLOGIA del profesional, a la que más adelanteme referiré y también la del empresario que debe tener en cuenta que elvolumen de negocio aumentará, aunque no sea de manera inmediata, sihay satisfacción por parte del trabajador controlado y en tanto en cuantose consolide una imagen de calidad.

A pesar del panorama reflejado, pienso que en el momento actual es-tamos ante un prometedor futuro para la Medicina del Trabajo, tras la apa-rición del R.D. 1497/1999, de 24 de septiembre, por el que se regula unprocedimiento excepcional de acceso al Título de Médico Especialista,que facilitó el acceso de 1546 Médicos Especialistas Sin Título Oficial(MESTOS) a la Especialidad; así cómo del R.D. 139/2003 de 7 de febre-ro, por el que se actualiza la regulación de la formación médica especiali-zada que permitió llevar a cabo la homologación, aún sin concluir, de 808Diplomados en Medicina de Empresa también a Especialistas, lo que hagenerado una amplia oferta de personal titulado que en nuestra Comuni-dad Autónoma se estima en 175 Especialistas que deshace la falacia deque “no existen Especialistas para la cobertura de las Unidades BásicasSanitarias de los Servicios de Prevención” que se viene utilizando cómoexcusa para incumplir la legislación vigente.

A éste prometedor futuro contribuirá muy decisivamente la amplia-ción del periodo de especialización MIR a 4 años retribuidos, con unarotación tanto hospitalaria, cómo extrahospitalaria por Servicios de Pre-vención. El Médico del Trabajo va a dejar de ser un “ratero”, así deno-minado porque iba a “ratos a las Empresas” al compatibilizar esta acti-

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vidad con otras, quizás derivado de la escasez de profesionales, paratransformarse en un profesional con dedicación completa y exclusiva asu Especialidad.

El Proyecto de nuevo programa formativo aprobado por la ComisiónNacional de la Especialidad a principios del presente año, define la Medi-cina del Trabajo cómo “una especialidad médica que tiene como objetivosprincipales el aprendizaje de los conocimientos, técnicas y habilidadesrelacionadas con:

a) La prevención del riesgo que puede afectar a la salud humana co-mo consecuencia de las circunstancias y condiciones de trabajo.

b) Las patologías derivadas del trabajo, en sus tres grandes vertientesde accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y enfermeda-des relacionadas con el trabajo y, en su caso, la adopción de las me-didas necesarias de carácter preventivo, diagnóstico, terapéutico yrehabilitador.

c) La valoración pericial de las consecuencias que tiene la patologíalaboral para la salud humana, en particular en el caso de las inca-pacidades.

d) La formación e investigación sobre la salud de los trabajadores y surelación con el medio laboral.

e) Las organizaciones empresariales y sanitarias con el fin de conocersu tipología a fin de gestionar con mayor calidad y eficiencia laSalud de los trabajadores.

f) La historia natural de la enfermedad en general, y en particular, elestudio de la salud de los individuos y grupos en sus relaciones conel medio laboral y la Promoción de la Salud en dicho ámbito”.

En resumen, es una especialidad de orientación clínica y social en laque confluyen cinco vertientes o áreas de competencia fundamentales:Preventiva, Asistencial, Pericial, Gestora y Docente e Investigadora.

En cuanto al campo de acción, el especialista en Medicina del Traba-jo debe estar capacitado para desarrollar su actividad laboral, al menos, enlos siguientes ámbitos:

a) Servicios de Prevención de Riesgos Laborales en sus distintas

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acepciones, especialmente en sus Unidades Básicas Sanitarias.b) Centros Sanitarios/Servicios/Unidades/Institutos de Salud Laboral

de las Administraciones Públicas y de otras Entidades con compe-tencias en la materia que realicen funciones de Epidemiología,Prevención y Promoción de la Salud de los trabajadores.

c) Centros de Docencia e Investigación en Medicina del Trabajo ySalud de los trabajadores.

d) Servicios Médicos/Unidades específicamente relacionados con unmedio laboral concreto. (Aeroespacial, Subacuático, Marítimo, deInspección, …)

e) Equipos de Valoración de Incapacidades (EVI). f) Unidades de gestión de la incapacidad laboral.g) Servicios de Salud Medioambiental.

Este nuevo marco va a propiciar la salida al mercado laboral de pro-fesionales mejor formados, más competitivos y que también se podrán be-neficiar de la libre circulación por la Unión Europea.

Es éste el momento de traer a colación, lo que entiendo han de ser lasbases en las que se ha de apoyar la actuación de los profesionales de laSalud Ocupacional, que no pueden ser otras que los principios éticos ylos valores en los que se basa el Código Internacional de Ética para losProfesionales de la Salud Ocupacional elaborado por la Comisión Inter-nacional de Salud Ocupacional (CISO)6 que aparecen resumidos en lostres párrafos siguientes:

1. El propósito de la salud ocupacional es servir a la salud y el bienestarsocial de los trabajadores en forma individual y colectiva. Lapráctica de la salud ocupacional debe realizarse de acuerdo conlos estándares profesionales más altos y los principios éticos másrigurosos. Los profesionales de la salud ocupacional deben con-tribuir además al mejoramiento de la salud pública y del medioambiente.

2. Los deberes de los profesionales de la salud ocupacional incluyenla protección de la vida y la salud de los trabajadores, el respeto ala dignidad humana y la promoción de los más elevados principioséticos en las políticas y programas de salud ocupacional. También

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son parte de estas obligaciones la integridad en la conducta profe-sional, la imparcialidad y la protección de la confidencialidad delos datos sobre la salud y la privacidad de los trabajadores.

3. Los profesionales de la salud ocupacional son expertos que debengozar de plena independencia profesional en el ejercicio de sus fun-ciones. Deben adquirir y mantener la competencia necesaria paraejercer sus obligaciones, y exigir las condiciones que les permitanllevar a cabo sus tareas, de acuerdo a las buenas practicas y la éti-ca profesional.

El citado Código establece6:

1. Condiciones para el desempeño de las funciones de los profesiona-les de la salud ocupacional

1) Competencia, integridad e imparcialidad:Los profesionales de la salud ocupacional deben actuar siempre, co-mo cuestión prioritaria, en defensa de la salud y seguridad de los tra-bajadores. Los profesionales de la salud ocupacional deben basar susjuicios en los conocimientos científicos y su competencia técnica, ysolicitar asesoramiento a expertos especializados cuando lo estimennecesario. Los profesionales de la salud ocupacional deben abstener-se de emitir juicios, dar consejos o realizar actividades que puedanponer en peligro la confianza en su integridad e imparcialidad.

2) Independencia profesional:Los profesionales de la salud ocupacional deben procurar y mante-ner plena independencia profesional y observar las normas de con-fidencialidad en el ejercicio de sus funciones. Tampoco deben per-mitir, bajo ninguna circunstancia, que sus juicios y declaracionesse vean influenciados por conflictos de intereses, particularmentecuando asesoren a los empleadores, a los trabajadores o a sus re-presentantes, sobre el abordaje de los riesgos y las situaciones quemuestren evidencias de peligro para la salud y la seguridad.

3) Equidad, no discriminación y comunicación:Los profesionales de la salud ocupacional deben establecer una re-lación de confianza, credibilidad y equidad con las personas a quie-

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nes prestan sus servicios de salud ocupacional. Todos los trabaja-dores deben ser tratados de manera equitativa, sin ser objeto de nin-gún tipo de discriminación en relación con su condición, sus con-vicciones o la razón que lo condujo a consultar al profesional de sa-lud ocupacional. Los profesionales de la salud ocupacional debenestablecer y mantener canales de comunicación abiertos entre ellosy el funcionario o ejecutivo de la empresa responsable de las deci-siones de más alto nivel y los representantes de los trabajadores, enrelación con las condiciones y la organización del trabajo, y el me-dio ambiente laboral en la empresa.

4) Cláusula ética en los contratos de empleo:Los profesionales de la salud ocupacional deben solicitar la inclusiónde una cláusula ética en sus contratos de trabajo. Dicha cláusula éticadebe contemplar en particular el derecho de los especialistas de la sa-lud ocupacional a aplicar estándares, guías y códigos de ética. Losprofesionales de la salud ocupacional no deben aceptar condicionesde ejercicio de la salud ocupacional que no les permitan desempeñarsus funciones de acuerdo con las normas y principios de ética profe-sionales que consideren convenientes. Los contratos de trabajo debencontener disposiciones sobre aspectos legales, contractuales y éticosdel manejo de conflictos, sobre todo acerca del acceso a los registrosy de la confidencialidad. Los profesionales de la salud ocupacionaldeben asegurarse de que sus contratos de trabajo o servicios no con-tengan disposiciones que puedan limitar su independencia profesio-nal. En caso de duda sobre los términos del contrato, deben pedirasesoramiento jurídico, y de ser necesario, deben contar con la asis-tencia de la autoridad competente.

5) Registros:Los profesionales de la salud ocupacional deben mantener buenosregistros con el nivel adecuado de confidencialidad, con el objetode determinar los problemas de salud ocupacional en la empresa.Estos registros deben contener información sobre la vigilancia delambiente de trabajo, datos personales como la historia de empleo einformación sobre la salud ocupacional del trabajador, tales como

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la historia de exposición ocupacional, los resultados del monitoreoindividual de la exposición a los riesgos ocupacionales y los certi-ficados de aptitud. Los trabajadores deben tener acceso a la infor-mación relacionada con la vigilancia del ambiente de trabajo y desus propios registros de salud ocupacional.

6) Confidencialidad médica:Es uno de los pilares clásicos de la relación médico-enfermo: Ya elJuramento Hipocrático dice: “y si en mi práctica médica, o aún fue-ra de ella, viese u oyere, con respecto a la vida de otros hombres,algo que jamás deba ser revelado al exterior, me callaré conside-rando como secreto todo lo de este tipo”.La ICOH, propone que los datos médicos personales y los resultadosde las investigaciones médicas deben estar registrados en archivosmédicos confidenciales, los cuales deben guardarse en forma segurabajo la responsabilidad del médico o la enfermera de salud ocupa-cional. El acceso a las fichas o archivos médicos, así como su trans-misión, divulgación y utilización, se rige por las leyes o normas na-cionales que existan y por los códigos de ética para los profesiona-les médicos y de la salud. La información contenida en estos ar-chivos solo podrá utilizarse para los fines de la salud ocupacional.

7) Información sobre salud colectiva:Cuando no exista posibilidad alguna de una identificación indivi-dual, se podrá revelar información agregada sobre la salud colecti-va de los trabajadores a la dirección y a los representantes de lostrabajadores en la empresa, o a los comités de salud y seguridadcuando existan, a fin de ayudarles a cumplir con sus obligacionesde proteger la salud y la seguridad de los grupos de trabajadoresexpuestos a riesgos. Se deben notificar los accidentes de trabajo ylas enfermedades ocupacionales a las autoridades competentes, deconformidad con las leyes y las normas nacionales vigentes.

8) Relaciones con los demás profesionales de la salud:Los profesionales de la salud ocupacional no deben tratar de obte-ner ningún tipo de información personal que no sea pertinente pa-

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ra la protección, mantenimiento y promoción de la salud de los tra-bajadores en relación con su trabajo o la salud general de la fuerza detrabajo. Los médicos del trabajo pueden solicitar datos o informacióna los médicos personales o al personal médico de los hospitales, siem-pre que cuenten para ello con el consentimiento informado del traba-jador y que sea con el propósito de proteger, mantener o promover susalud. En tal caso, el médico del trabajo deberá informar al médicopersonal del trabajador o al personal médico del hospital sobre su fun-ción y del propósito con el que se solicita esa información médica. Sifuera necesario, y contando con el consentimiento del trabajador, elmédico del trabajo o la enfermera ocupacional pueden informar almédico particular del trabajador sobre los datos relativos a la salud deéste, así como de los factores de riesgo, las exposiciones ocupaciona-les y las limitaciones en el trabajo que entrañen un riesgo especialpara ese trabajador debido a su estado de salud.

9) Lucha contra los abusos:Los profesionales de la salud ocupacional deben colaborar conotros profesionales de la salud respecto a la protección de la confi-dencialidad de los datos médicos y de salud de los trabajadores.Cuando sea necesario, los profesionales de la salud ocupacionaldeben identificar, evaluar e informar a las autoridades competentessobre los procedimientos o prácticas que se estén aplicando y quea su juicio sean contrarios a los principios éticos establecidos en elpresente código. Esto se relaciona particularmente con el abuso oel uso inadecuado de la información de salud ocupacional, laadulteración o retención de hallazgos, la violación de la confiden-cialidad médica o la protección inadecuada de los archivos, parti-cularmente aquellos que se guardan en computadoras.

10) Relaciones con los interlocutores sociales:Los profesionales de la salud ocupacional deben sensibilizar a losempleadores, los trabajadores y sus representantes respecto a la ne-cesidad de la plena independencia profesional y al compromiso deproteger la confidencialidad médica, con el objeto de respetar ladignidad humana y contribuir a la aceptación y la eficacia de la

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práctica de la salud ocupacional.11) Promoción de la ética y la auditoría profesional:

Los profesionales de la salud ocupacional deben buscar el apoyo yla cooperación de los empleadores, los trabajadores y sus organi-zaciones, así como de las autoridades competentes, para aplicar losmás rigurosos estándares éticos en el ejercicio de la salud ocupa-cional. Los profesionales de la salud ocupacional deben instituirprogramas de auditoría profesional de sus propias actividades paragarantizar que los estándares establecidos son los adecuados, quese están cumpliendo, para que las deficiencias que puedan presen-tarse sean detectadas y corregidas, y para asegurar el mejoramien-to continuo del desempeño profesional.

2. Deberes y obligaciones de los profesionales de la Salud Ocupa-cional:

En el sentir de la ICOH serían los siguientes6:

1) Objetivos y función de asesoría:El objetivo principal del ejercicio de la salud en el trabajo es pre-servar y promover la salud de los trabajadores, promover un me-dio ambiente de trabajo sano y seguro, proteger la capacidad labo-ral de los trabajadores y su acceso al empleo. Para el logro de es-tos objetivos, los profesionales de la salud ocupacional deben uti-lizar métodos válidos de evaluación de riesgos, proponer medidaseficaces de prevención y realizar el seguimiento de su aplicación.Los profesionales de la salud ocupacional deben brindar asesoríahonesta y competente a los empleadores sobre la forma de cumplircon sus responsabilidades en materia de salud y seguridad en el tra-bajo, así como a los trabajadores sobre la protección y la promo-ción de su salud en relación con el trabajo. Cuando existan comi-tés de salud y seguridad, los profesionales de la salud ocupacionaldeben mantenerse en contacto directo con los mismos.

2) Conocimientos y experiencia:Los profesionales de la salud ocupacional deben esforzarse porpermanecer familiarizados con el trabajo y el ambiente de trabajo,

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así como por mejorar su competencia y mantenerse bien informa-dos respecto al conocimiento científico y técnico, los peligros ocu-pacionales y las formas más eficientes de eliminar o reducir losriesgos relevantes. Como el énfasis debe ser puesto en la preven-ción primaria, definida en términos de políticas, diseños, elecciónde tecnologías limpias, medidas de control de ingeniería y en laadaptación de la organización del trabajo y de los lugares de traba-jo a los trabajadores, los profesionales de la salud ocupacional de-ben visitar los lugares de trabajo en forma periódica y sistemáticasiempre que sea posible, y consultar a los trabajadores, a los técni-cos y a la dirección, sobre el trabajo que realizan.

3) Desarrollo de una política y un programa:Los profesionales de la salud ocupacional deben asesorar a la di-rección y a los trabajadores sobre los factores existentes en la em-presa que puedan afectar la salud de los trabajadores. La evalua-ción de los riesgos ocupacionales debe conducir al establecimientode una política de salud y seguridad en el trabajo y a un programade prevención adaptado a las necesidades de la empresa. Los pro-fesionales de la salud ocupacional deben proponer dicha política yel programa, con base en el conocimiento científico y técnico ac-tualizado disponible, así como también sobre su propio conoci-miento de la organización y el ambiente de trabajo. Los profesio-nales de la salud ocupacional deben asegurarse de poseer las habi-lidades requeridas o asegurar la experiencia necesaria para brindarasesoría en programas de prevención, los cuales deben incluir,cuando sea apropiado, medidas para el monitoreo y control de losriesgos para la salud y la seguridad ocupacional, y para la reduc-ción de sus consecuencias en el caso de fracasar.

4) Énfasis en la prevención y en la acción inmediata:Se debe dar especial atención a la rápida aplicación de medidassencillas de prevención, que sean técnicamente confiables y defácil implementación. Posteriormente deberá verificarse si lasmedidas adoptadas son efectivas o si se requieren soluciones máscompletas. Cuando existan dudas sobre la severidad de un riesgo

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ocupacional, se deberán adoptar acciones de precaución inmediatas,y asumirlas como necesarias. En caso de dudas o diferencias deopinión en relación a la naturaleza de los peligros o los riesgos in-volucrados, los profesionales de la salud ocupacional deben sertransparentes al emitir sus juicios de valor, deben evitar ambigüe-dades al comunicar sus opiniones y deben consultar a otros profe-sionales en la medida que sea necesario.

5) Seguimiento de las medidas correctivas:En caso de rechazo o de falta de voluntad para adoptar las medidasadecuadas con el objeto de eliminar un riesgo indebido o para re-mediar una situación que evidencie peligro para la salud o la segu-ridad, los profesionales de la salud ocupacional deben comunicarsu preocupación lo más rápido posible, en forma clara y por escrito alnivel ejecutivo apropiado en la dirección de la empresa, haciendohincapié en la necesidad de tener en cuenta los conocimientos cien-tíficos y de aplicar las normas relevantes de protección de la salud,incluyendo los límites de exposición, y deben recordar al emplea-dor su obligación de cumplir con las leyes y reglamentos vigentesdestinadas a proteger la salud de los trabajadores en sus empleos.Cuando sea necesario, se deberá informar a los trabajadores invo-lucrados y a sus representantes en la empresa, y se deberá ponerseen contacto con las autoridades competentes.

6) Información sobre seguridad y salud:Los profesionales de la salud ocupacional deben contribuir a infor-mar a los trabajadores sobre los riesgos ocupacionales a los queestán expuestos de una manera objetiva y comprensible, sin ocul-tar ningún hecho y destacando las medidas de prevención. Tambiéndeben cooperar con el empleador, los trabajadores y sus represen-tantes para asegurar que brinden una adecuada información y ca-pacitación en salud y seguridad en el trabajo al personal directivoy a los trabajadores. Asimismo, deben proporcionar la adecuadainformación a los empleadores, trabajadores y sus representantessobre el nivel de certidumbre o incertidumbre científica sobre lospeligros reconocidos o sospechados que pudiera haber en los lugares

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de trabajo.7) Secretos de fabricación:

Los profesionales de la salud ocupacional están obligados a no re-velar los secretos industriales o comerciales que hayan conocido enel ejercicio de su actividad profesional. No obstante, no puedenocultar la información que sea necesario revelar a fin de protegerla salud y la seguridad de los trabajadores o de la comunidad.Cuando sea necesario, los profesionales de la salud ocupacionaldeberán consultar a la autoridad competente encargada de supervi-sar la aplicación de la legislación pertinente.

8) Vigilancia de la salud:Los objetivos, métodos y procedimientos de vigilancia de la sa-lud deben estar claramente definidos, dando prioridad a la adap-tación de los lugares de trabajo a los trabajadores, quienes debenrecibir toda la información al respecto. Debe evaluarse la rele-vancia y la validez de estos métodos y procedimientos. La vigi-lancia debe llevarse a cabo con el consentimiento informado delos trabajadores. Como parte del proceso de obtención del con-sentimiento, se debe informar a los trabajadores acerca de las po-sibles consecuencias positivas o negativas resultantes de su par-ticipación en la aplicación de los programas de detección y de vi-gilancia de la salud. La vigilancia de la salud debe ser realizadapor un profesional de la salud en el trabajo aprobado por la au-toridad competente.

9) Información a los trabajadores:Los resultados de los exámenes practicados en el marco de la vigi-lancia de la salud deben ser explicados cabalmente al trabajador in-volucrado. Cuando se requiera la determinación de la aptitud paradeterminado trabajo, ésta se debe fundamentar en el profundo co-nocimiento de las demandas y requerimientos del cargo y del pues-to de trabajo, y en la evaluación de la salud del trabajador. Los tra-bajadores deben ser informados sobre la posibilidad de impugnarlas conclusiones sobre su aptitud para el trabajo cuando resultencontrarias a sus propios intereses. Por lo tanto, se deberá establecer

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un procedimiento de apelación para tal fin.10) Información al empleador:

Los resultados de los exámenes prescritos por la legislación o la re-glamentación nacional solo deben informarse a la dirección de la em-presa en lo concerniente a la aptitud para el trabajo previsto, o a laslimitaciones necesarias desde el punto de vista médico para la asig-nación de tareas o en la exposición a determinados riesgos ocupacio-nales, con énfasis en las propuestas para adecuar las tareas y condi-ciones de trabajo a las aptitudes del trabajador. En la medida que seanecesario para garantizar la protección de la salud, y previo consen-timiento informado del trabajador involucrado, se podrá facilitar in-formación de carácter general sobre la aptitud laboral, o en relacióncon la salud, o los probables efectos de los riesgos del trabajo.

11) Peligros para terceros:El trabajador debe ser claramente informado cuando su estado desalud o la naturaleza de las tareas que desarrolla en su puesto detrabajo son tales, que puedan poner en peligro la seguridad de ter-ceros. En el caso de darse situaciones particularmente peligrosas,se debe informar a la dirección de la empresa y a la autoridad com-petente, si así lo establece la legislación nacional, acerca de las me-didas necesarias para proteger a otras personas. En su recomenda-ción, el profesional de la salud ocupacional debe tratar de conciliarel empleo del trabajador involucrado con la seguridad y la salud deterceros que pudieran estar en peligro.

12) Monitoreo biológico e investigación:Las pruebas biológicas y otras investigaciones deben ser elegidasen función de su validez e importancia para la protección de la sa-lud de los trabajadores, teniendo en cuenta su sensibilidad, especi-ficidad y valor predictivo. Los profesionales de la salud ocupacio-nal no deben utilizar pruebas de detección o screening, o realizarinvestigaciones que no sean confiables o que no tengan suficientevalor predictivo en relación a los requerimientos del trabajo asig-nado. Cuando sea posible y apropiado elegir, debe darse preferen-cia a los métodos y pruebas no invasivas, que no entrañen peligros

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para la salud del trabajador involucrado. Una investigación oprueba invasiva que pueda entrañar un riesgo para la salud del tra-bajador, sólo podrá recomendarse después de la evaluación de susbeneficios para el trabajador y de los riesgos que comprende. Di-cha investigación debe estar sujeta al consentimiento informadodel trabajador y debe realizarse de acuerdo con los más altos es-tándares. Estos procedimientos no se pueden justificar para efectoso reclamaciones de las compañías de seguro.

13) Promoción de la salud:Los profesionales de la salud ocupacional deben fomentar y procu-rar la participación de empleadores y trabajadores en el diseño eimplementación de programas de educación en salud, promociónde la salud, y de detección o screening de riesgos para la salud y desalud pública. Deberán también tomar medidas para asegurar laconfidencialidad de los datos personales de salud de los trabajado-res, y deberán prevenir su uso indebido.

14) Protección de la comunidad y el medio ambiente:Los profesionales de la salud ocupacional deben ser conscientes desu rol en relación con la protección de la comunidad y el ambien-te. Con miras a contribuir con la salud pública y ambiental, los pro-fesionales de la salud ocupacional deben promover y participar,cuando resulte indicado, en la identificación, evaluación, asesora-miento y difusión en materia de prevención de los peligros am-bientales y ocupacionales, cuando resulten o puedan ser conse-cuencia de operaciones o procesos llevados a cabo en la empresa.

15) Contribución al conocimiento científico:Los profesionales de la salud ocupacional deben informar objeti-vamente a la comunidad científica, así como a las autoridades desalud pública y a las laborales, sobre los riesgos ocupacionalesnuevos o sospechados. También deben informar sobre los métodosde prevención nuevos y aplicables. Los profesionales de la saludocupacional que se dediquen a la investigación, deben diseñar ydesarrollar sus actividades sobre una base científica sólida, con

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plena independencia profesional y siguiendo los principios éticosque se aplican a la investigación y a la investigación médica, in-cluida, cuando proceda, una evaluación realizada por un comité deética independiente.

Para concluir, hay que hacer notar que el extraordinario esfuerzo deRamazzini nos debe servir de ejemplo para enriquecer nuestro saber mé-dico con una concepción política de salud que nos conduzca a precisarconceptualmente el proceso que escindió lo político, social e ideológicodel problema salud-enfermedad y que se formalizó en lo que se denominóel modelo médico, cuyas características (biologismo, individualismo,ahistoricidad, asocialidad, mercantilismo y eficacia pragmática), han im-pedido la comprensión de que la salud de los trabajadores (...), es el re-sultado de dos momentos de un mismo proceso, el proceso de trabajo, quese realiza bajo determinadas leyes y normas, que corresponden a unmodo de producción determinado, (...) el capitalista14.

Se puede afirmar entonces que la salud de los trabajadores en el capi-talismo es, en términos concretos, el resultado de las relaciones que se danen el marco de la explotación de la clase trabajadora y de la sociedad ensu conjunto. Esto es lo que caracteriza al capitalismo en cualquiera de susetapas históricas, formas o disfraces que adopte, incluyendo el neolibera-lismo actual15.

Por lo tanto, queda claro que, en tanto no superemos esta forma de or-ganización social por una más humana, plural, inclusiva y democrática noresolveremos los problemas de salud de los trabajadores que enfrentamoshoy día, pero, en tanto esto sucede, contamos con una amplia experienciahistórica y un bagaje técnico y científico suficiente para dar pasos impor-tantes en la resolución de esta problemática que, incluso, puede rebasar elámbito laboral.

Termino diciendo que el deslumbramiento que la Medicina del Traba-jo actual nos proporciona no nos debe hacer olvidar lo básico, lo esencial:es decir, la cultura considerada como el sedimento que la riada de co-nocimientos deja en nuestra conciencia y en la conciencia colectiva. Lacultura que da seguridad se apoya en la tradición, pues, como decíaEugenio D’ Ors, “lo que no es tradición es plagio”.

He dicho

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Muchas graciasBIBLIOGRAFIA:

1. Ortega Villalobos, J.: Antecedentes de la Medicina Laboral.http://www.geocities.com/Athens/Ithaca/3894/

2. Domínguez Carmona, M.D.: Bernardino Ramazzini. Tratado de las enfermedades delos artesanos,9. Instituto de Salud Carlos III. Ministerio de Sanidad y Consumo. Ma-drid,1999.

3. Martí Mercadal, J.A. y Desoille, H.: Medicina del Trabajo, 720-4. 2ª Edición. Edi-ciones Masson, S.A. Barcelona, 1993.

4. Carnevale, F., Romano, I., Romano, V.: Le mallatie dei lavoratori. Traducción al ita-liano del DE MORBIS ARTIFICUM DIATRIBA, de Ramazzini, B. Roma: NuevaItalia Científica, 78. 1982.

5. Araujo, J.M.: Las enfermedades de los trabajadores. Traducción al español del DeMorbis Artificum Diatriba, de Ramazzini, B. México D.F.: Profedet, Miguel AngelPorrúa y UAM-X:55 – 56. 2000.

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8. Corbella Corbella, J.: Monografía de Medicina del Trabajo,5. Editorial OrganizaciónMédica Colegial. Madrid,1990.

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10. Duro Benito, P.: Contestación al interrogatorio hecho por la Comisión de Informa-ción Parlamentaria acerca del estado de las clases obreras: interrogatorio segundo re-ferente a los obreros de fábricas (Fábrica de hierros de La Felguera). Imp. y Lit. Bridy Regadera. Oviedo, 1871.

11. de Avila Fernández, L. J.: Uno de los nuestros: D. Vicente Vallina, el médico de losmineros, 85. Ediciones Nóbel. 1999.

12. http://www.ins.es/01/archivos/historiains.pdf: Historia del Instituto Nacional de Silico-sis.

13. Panseri, G.: El nacimiento de la policía médica: la organización sanitaria en los diferen-tes estados italianos. Historia de Italia, Anales 3. Turín: Einaudi, 1980:187-190. En: Car-nevale F, Romano I, Romano V. Le mallatie dei lavoratori. Traducción al italiano de: DeMorbis Artificum Diatriba, de Ramazzini, B. Roma: Nueva Italia Científica: 20. 1982.

14. Menéndez E.L.: El modelo médico y la salud de los trabajadores. En: Basaglia, F.,Giovannini, E., Maniati, S., Pintor, L., Pinella, A. et al. La salud de los trabajado-res. 3ª edición. México, D.F.: Editorial Nueva Imagen:11-51,1981.

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15. Fernández, O.J.: La lucha de los trabajadores por su salud. México, D.F.: Edicionesde la Universidad Obrera de México:32, 1999.

PALABRAS FINALES DEL EXCMO. SR. PROFESOR DOCTOR

D. EDUARDO GONZÁLEZ MENENDEZPRESIDENTE DE LA REAL ACADEMIA DE MEDICINA

DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS

Excelentísimos e Ilustrísimos Señores Académicos Numerarios y Corres-pondientes.Señoras y Señores.Queridos amigos:

Solo dos palabras de esta Presidencia para felicitar al nuevo académicocorrespondiente por su excelente conferencia en torno a un problema tan im-portante y actual como el de la Medicina del Trabajo. Y también a su pre-sentador nuestro académico numerario Don Sergio Montes Mortera.

Hace 35 años pronunciaba yo en León una conferencia sobre “Desarro-llo histórico y semblanza de la Medicina del Trabajo”. Lo hacia en funciónde mi cargo de Vicepresidente del Consejo General de Colegios Médicos, porelección de mis compañeros, pero también en razón de llevar entonces masde veinte años como Medico de Empresa de la RENFE, en propiedad.

La Medicina Laboral era entonces una joven rama de la Medicina, pe-ro ya tenía su historia.

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En 1700 el italiano Bemardino Ramazzini escribió su famoso tratadosobre las enfermedades de los trabajadores, pero fue la introducción de lasplantas de fábrica y el desarrollo de la industria y de la técnica con su pro-gresivo empleo de substancias peligrosas o lesivas para la salud lo quecreó la investigación de la dependencia entre oficio y enfermedad y laexposición de aquellos cuadros problemas patológicos.

Como iniciadores en el terreno de la Medicina del Trabajo hay quenombrar al italiano Devoto, el inglés Oliver, el belga Glibert, en Alemaniaa Holtzmann, Kolelsch y Teleki, al suizo Zangger, a lo españoles Berme-jillo, Dantin Gallego, Oller, Lafuente Chaos, etc.

Los trabajos y estudios realizados sobre las enfermedades profesiona-les y sobre los cuadros patológicos derivados del riesgo en las empresaspuede decirse que son innumerables. En España ya Carlos I y Felipe II dis-pusieron normas de protección de los indios colonizados. Pero la codifi-cación de las enfermedades laborales parte realmente de 1802 en Inglate-rra, 1859 en Austria, 1887 en Suiza... Desde entonces puede decirse queen todos los países existe una legislación concreta que abarca amplios sec-tores laborales, personal jurista especializado y Médicos y técnicos quetrabajan en este importantísimo aspecto de la vida moderna.

Ante la frondosidad de los problemas que pueden ser incluidos en laMedicina del trabajo es preciso ordenarlos, clasificarlos, y fundamental-mente humanizarlos. Humanizar es siempre labor grata para el que la re-aliza y para el que la recibe. El trato al enfermo o al trabajador en generalha de estar saturado de afecto y comprensión, paciencia vocacional, cora-zón compasivo e inteligencia comprensiva, sin prisas, sin agobios y sin re-celos. El Médico de la Patología laboral ha de pensar por igual en el hom-bre y en su ambiente: el lugar de trabajo, las condiciones higiénicas delmismo, los dinteles de la fatiga fisiológica, el rendimiento y la producti-vidad. De una parte pensará en las mejores condiciones físicas y espiri-tuales para que el trabajador huya por igual de la monotonía y el hastío,pero también pensará en la empresa como bien colectivo que hay que sal-vaguardar del absentismo injustificado y de la picaresca de los cucos y delos que a veces intentan por vías injustas sacar beneficio del trabajo ajeno.Los simuladores y los pleitistas por afán de rentas o pensiones, son tam-bién problemas que el médico de empresa debe conocer y tratar con auto-ridad y firmeza aún dentro de las normas tradicionalmente humanas del

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quehacer médico.

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La Medicina del trabajo comprende la siguiente estructuración.1) La preservación de la salud de los trabajadores:

a) Por la adaptación de las condiciones laborales a la fisiologíahumana, colaborando con los ingenieros.

b) Por la adaptación del hombre al trabajo: todos los individuos noresponden lo mismo en los exámenes médicos y psicotécnicos yprecisan un análisis individualizado de su disposición de adap-tación para el puesto de trabajo de que se trate.

c) Por la supervisión médica sistemática de los asalariados con elfin de prevenir las enfermedades, profesionales o no, y de tra-tarlas a tiempo. La mejora de las condiciones de trabajo en ge-neral y la prevención eventual de afecciones como la tuberculo-sis o el cáncer tienen sobre la salud de trabajadores una inciden-cia que sobrepasa la simple prevención de accidentes de trabajoy de las enfermedades profesionales.

2) El estudio de las enfermedades profesionales. Es necesario para laprevención, profilaxis y tratamiento de las mismas, y para la indemniza-ción. El Médico de empresa que supervisa la salud no tiene porqué inter-venir en el tratamiento. La prevención que se ejerce sobre todo en la fá-brica no constituye una acción directa de Medicina práctica. Por el con-trario, el Médico práctico debe estar bien al corriente de la sintomatología,del tratamiento y de la curación de las enfermedades profesionales quepuedan presentar sus pacientes.

3) La recuperación de los disminuidos físicos, que consiste, laboral-mente hablando, en encontrar un nuevo trabajo compatible con una limi-tación o enfermedad, es un problema difícil que interesa también al Mé-dico práctico.

La frecuencia de los accidentes de trabajo es notable. Se calcula queen España hay un accidente laboral cada minuto (un millón de accidentesal año y cada hora se inutiliza un obrero).

Anualmente pasan de tres millones los accidentes traumáticos que seregistran en España, de los que más de un millón corresponden a acciden-tes de trabajo. Según estadísticas de confianza los accidentes de trabajoson el 31 por 100 del total de los accidentes traumáticos, en los que se in-cluyen domésticos, peridomésticos, tráfico, trabajo, lugares de recreo, de-portivos y agresiones varias.

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Según cifras del Ministerio, los accidentes laborales se han duplicadodesde 1994 hasta la actualidad, es decir se han duplicado cada diez años yen lo que se refiere ala mortalidad, un 10 por 100 de los etiquetados co-mo graves han fallecido.

Los accidentes “in itinere” en el mismo tiempo se han triplicado.Prevención, planificación y tratamiento están en continua y exigente

revisión. Las muertes por accidentes son más numerosas que las causadas por

cualquier enfermedad, salvo el cáncer y las enfermedades cardiovascula-res En contraposición con la noción tan difundida de que los accidentesson inevitables, se puede afirmar que los accidentes no son fortuitos sinoel desenlace de una serie de concausas, como lo demuestra su estudio enel hogar, en la escuela, en las fábricas o en el campo. Por ello se puedenestablecer una serie de medidas de seguridad que eviten gran número deaccidentes o los hagan menos graves.

A nadie puede extrañar que haya sido Asturias una adelantada en reali-zaciones de la Medicina laboral y social, en primer lugar por sus importantesempresas mineras y siderúrgicas, por la peculiaridad de su Patología laboral;de cuyos índices da muestra la cifra de silicóticos que en su gran mayoría sontrabajadores asturianos y las realizaciones espléndidas del Ministerio de Tra-bajo en sus distintas actividades de Seguridad Social en esta provincia: Resi-dencias, Ambulatorios, Dispensarios, Centros de Rehabilitación, Instituto deSilicosis, etc. De Asturias salió a fin de cuentas aquel grito, lleno de sabidu-ría y de humanidad, que dos Médicos asturianos lanzaron al Gobierno parapedir la protección oficial al trabajador que contraía la silicosis. Me refiero alopúsculo publicado en 1934 por D. Plácido Álvarez Buylla y D. JoaquínPumarino Alonso. De Asturias salió también la propuesta del Dr.D. Francisco García Díaz al Ministerio de Trabajo para contar con un Centrode Rehabilitación de los disminuidos físicos por accidente laboral.

Y de Asturias sigue saliendo copiosa doctrina médica sobre enferme-dades profesionales, accidentes de trabajo, patología de los quemados,traumatología, etc. etc. desde los distintos centros y servicios que dedicansu atención a estas cuestiones.

Es tan extensa y profusa la legislación laboral en cuanto a prevención,asistencia, tutela e indemnización de accidentes y de tecnopatías, que po-demos asegurar que en los últimos 35 años España se ha colocado a la ca-

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Se terminó de editar esta comunicaciónen la Imprenta Gofer de Oviedo,

el día 23 de abril de 2004festividad de San Jorge,

Día del Libro.Laus Deo