La Noción Metafísica de Participación

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La noción metafísica de participación La participación se puede entender en un sentido físico (Est autem participare quasi partem capere); y en un sentido metafísico más orientado hacia el acto y la cualidad; participar es así el tener en modo ‘particular’, ‘limitado’, ‘imperfecto’ un acto y una formalidad que otro tiene en modo ilimitado y perfecto (nam participare nihil aliud est quam ab alio partialiter accipere), (et ideo quando aliquid particulariter recipit id auod alterum pertinet iniversaliter dicitur participare illud). Santo Tomás es constante en afirmar dos modos fundamentales de participación: el uno, predicamental – unívoco; el otro transcendental – análogo. En el primero, todos los participantes tienen en sí la misma formalidad según todo su contenido esencial, y el participado no existe en sí sino sólo en los participantes (momento aristotélico de la participación tomista). En el segundo, los participantes no tienen en sí sino una ‘semejanza degradada’ del participado que subsiste en sí, fuera de ellos, o como propiedad de un subsistente superior, o como formalidad pura y subsistente en la plena posesión de sí. Aquí tenemos el significado más fuerte de participación como ‘mimesis’ que estaba presente ya en Platón. Santo Tomás utiliza diversas expresiones para ambos tipos de participación: Ex aequo Essentiam eamdem formam Sicut pars Sicut aliquid existens de essentia rei (Quodl. II, a.3) Participare Deficienter (Ia, q.108, a.5) Similitudinem secundum prius et posterius 1

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La noción de participación es importante en el ambiente metafísico.Gracias a esta noción se puede comprender al ser en su realidad, por medio de la analogía

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La noción metafísica de participación

La participación se puede entender en un sentido físico (Est autem participare quasi partem capere); y en un sentido metafísico más orientado hacia el acto y la cualidad; participar es así el tener en modo ‘particular’, ‘limitado’, ‘imperfecto’ un acto y una formalidad que otro tiene en modo ilimitado y perfecto (nam participare nihil aliud est quam ab alio partialiter accipere), (et ideo quando aliquid particulariter recipit id auod alterum pertinet iniversaliter dicitur participare illud).

Santo Tomás es constante en afirmar dos modos fundamentales de participación: el uno, predicamental – unívoco; el otro transcendental – análogo. En el primero, todos los participantes tienen en sí la misma formalidad según todo su contenido esencial, y el participado no existe en sí sino sólo en los participantes (momento aristotélico de la participación tomista). En el segundo, los participantes no tienen en sí sino una ‘semejanza degradada’ del participado que subsiste en sí, fuera de ellos, o como propiedad de un subsistente superior, o como formalidad pura y subsistente en la plena posesión de sí. Aquí tenemos el significado más fuerte de participación como ‘mimesis’ que estaba presente ya en Platón. Santo Tomás utiliza diversas expresiones para ambos tipos de participación:

Ex aequo

Essentiam eamdem formam

Sicut pars

Sicut aliquid existens de essentia rei (Quodl. II, a.3)

Participare

Deficienter (Ia, q.108, a.5)

Similitudinem secundum prius et posterius

Secundum similitudinem vel imitationem

Secundum diffusionem (Ia, q.75, a.5, ad.1)

Sicut aliquid non existens de essentia rei (Quodl.,II,a.3)

El participado es acto concreto del participante, no es el acto o la formalidad superior y excedente, por la cual todos los participantes son dichos que participan (Neoplatonismo) sino que es un acto proporcionado a la potencia de la cual es acto; acto que, a su vez, es derivado, de algún

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modo, del acto excedente. El determinar ulteriormente cómo ocurra la derivación de los actos particulares del acto total, constituye la investigación en torno al aspecto dinámico de la participación.

Essentiam: habere eamdem formam – (totam sed non totaliter), (secundum eumdem gradum formalem sed secundem diversum modum realem)

(Socrates participat humanitatrem, similiter Plato) quasi existens de substantia particpantis sicut genus participatur a specie.

Participare

Similitudinem: habere imitationem proprietatis vel formae deficientem

(quae deficit): sive secundum gradum formalem, siver secundum modum realem

Creatura participat esse, vitam, sapientiam (respect u Dei)

Homo participoat intellectualitatem (respectu Angeli)

Brutum participat rationalitatem (respect hominis)

El aspecto esencial del ‘participar’ se refiere en ambos miembros de la división, al modo de ‘tener’, y la diferencia entre estos dos miembros consiste en el hecho de que mientras en el primer miembro la participación no afecta a la formalidad en su contenido esencial, en el segundo se ejercita también sobre ella. Se dice que la creatura participa del esse no sólo en el sentido que el esse de la creatura no agota la totalidad extensiva de esta forma, ya que puede encontrarse en otros; sino sobre todo en el sentido que el esse creado es formalmente finito bajo el aspecto intensivo; es esse solamente y no necesariamente vida, sabiduría.., como lo es el Esse per se subsistens; y la creatura es además también viviente y sabia.., ejercita estas formalidades ulteriores no inmediatamente por su esse sino por medio de potencias y accidentes añadidos, radicados en la esencia.

En la participación sobrenatural, la creatura intelectual se encuentra en el camino de retorno a su principio, el cual sucede por diversas etapas: se inicia con la fe, que hace presente al intelecto la misma verdad divina pero sólo como objeto de adhesión por parte del intelecto, no de contemplación. La infusión de la caridad, que infunde en el alma el Espíritu Santo, con sus dones, da al intelecto y a la voluntad un cierto contacto inmediato con las cosas divinas aunque siempre a

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través del velo de la fe. Es sólo en la patria que la divinidad es comunicada a la creatura, para ser por ella conocida y amada, no solo como es en sí, sino según el modo divino con el que Dios conoce y se ama a sí mismo. En la visión beatífica, la divinidad es dada toda y totalmente, pero la creatura la gusta y la vive como puede, a saber, de modo finito. Se da un ‘attingere’ que es un participar en un grado más o menso perfecto.

Essentiam: ex aequo

Creaturae ad creaturam

Participare

Attingere per similitudinem:

Creaturae ad Deum

Imperfecte: in via per virtutes theologicas

Attingere per operationem

(in quantum creatura cognoscit et amat Deum)

Perfecte: in vision patriae

La participación estática se da en cuanto el participado es ‘parte’ real en algún modo en el participante por la formación del sin-olon ontológico. La participación dinámica se refiere a la dependencia causal del participante con respecto al participado.

El ser finito debe perfeccionarse, debe ‘obrar’, pasar de la potencia al acto; debe adquirir perfecciones ulteriores y actualidades. El espectáculo cotidiano de la naturaleza es la expansión real del gran don de la acción que el Creador ha concedido a los seres, aún los más humildes, de modo que reflejen a su modo, en las participaciones propias, las perfecciones del primer principio. El ser finito no es sólo esencia y acto de ser, ni sólo materia y forma, sino que a la substancia se juntan las operaciones, que son los ‘actos segundos’, respecto a los cuales todo le ser substancial funciona como sujeto y potencia pasiva. Por medio de los actos, el ente finito se abre a sí mismo, y recibe la participación del mundo circunstante y responde, según su naturaleza, a los mensajes que le llegan de todas partes del universo, de modo que también él se inserte armónicamente en el concierto de los seres. Este actuarse del ser finito queda siempre como una acción de naturaleza; regulada de leyes definidas y no dejada al azar o al capricho de la contingencia

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absoluta: se quiere decir que no solamente toda planta tiene su flor propia y su propio fruto, sino que también toda naturaleza está abierta hacia actuaciones de un valor bien definido, a saber, rigurosamente proporcionado a la intensidad ontológica de su ser formal.

Esencia y acto de ser, materia y forma, son parejas absolutas, síntesis cerradas, son principios que se agotan en su mutua causalidad el uno por el otro. ¿Cuáles son entonces los principios inmediatos que en el ser finito reciben y producen las actuaciones secundarias? En este asunto, poco puede decir la fenomenología; la respuesta debe ser puramente especulativa, por lo que corresponde a la metafísica. La metafísica nos dice que si toda síntesis real ocurre por dos principios que están entre ellos como potencia y acto, esto supone una rigurosa proporción, una afinidad metafísica, que se dice con el principio: proprius actus respondet propriae potentiae. Un acto accidental no puede tener entonces como principio propio sino sólo un accidente, que será, potencia receptiva u operativa: la estructura secundaria del ser finito es dada así no sólo de las perfecciones consiguientes, sino también, y precedentemente, de principios proporcionados a ellas, las virtudes operativas, activas y pasivas; y las facultades.

La participación transcendental abarca la participación primaria del ser por parte de la esencia; y la participación predicamental es la de la esencia respecto a las facultades y a sus objetos. De este modo, los dos aspectos del ente finito, el transcendental y el predicamental, aparecen como perfectamente unidos.

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