La obra de arte como signo

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La obra de arte como signo La obra de arte como signo Aproximaciones a la obra de arte desde la semiótica. Mijail Bajtin y Charles Sanders Pierce.

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La obra de arte como signoLa obra de arte como signo

Aproximaciones a la obra de arte desde la semiótica. Mijail Bajtin y

Charles Sanders Pierce.

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Los conceptos que se irán trabajando tratarán de contraponerse a las posturas que hacen referencia a la autonomía de la esfera artística en relación al medio social desde donde la obra surge y hacia donde es dirigida.

En este marco de análisis sociosemiótico, desarrollado principalmente por Bajtin en los textos Estética de la Creación Verbal y Teoría y Estética de la Novela, la estructura dialógica y dialéctica del signo presupone necesariamente al diálogo como carácter privativo, y resulta del hecho mismo que lo constituye, esto es, que para ser signo debe ser al mismo tiempo idéntico y diferente de sí mismo. Esto significa que en un contexto comunicativo concreto, el signo necesita algo más que ser simplemente identificado como tal, necesita a su vez ser interpretado.

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El concepto de relación dialógica, tomada desde la teoría bajtiniana, comporta relaciones decomunicacióncomunicación, interrelación, interrelación, necesidad de contacto con lo otro necesidad de contacto con lo otro como experiencia de distancia y como experiencia de distancia y realización, realización, vitalidad vitalidad y reproducción dinámica.y reproducción dinámica.

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Contexto teórico de Mijail Bajtin y Ian MukarovskyContexto teórico de Mijail Bajtin y Ian Mukarovsky

El análisis de las obras literarias enfocado en las propiedades internas o inmanentes de la obra, ha sido una de las exposiciones de las teorías formalistas y estructuralistas estéticas. Estas perspectivas filológicas sostenían una creencia en el objetivismo del método de análisis literario, alegando a una suerte de relación especial entre el texto y una propiedad estética inalterable interna, aislando a la obra de su contexto histórico, de sus efectos comunicativos e interpretativos, y de sus receptores.

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Como reacción ante estos enfoques inmanentistas surgen posturas sociosemióticas, como la teoría de Mijail Bajtín, desde las bases de formalismo ruso, y la de Jan Mukarovsky, desde las bases del formalismo checo. Ambos teóricos, junto a Umberto Eco, a quienes también abordaremos en próximos encuentros, consideran a la obra, a su producción y a su recepción, no como experiencias solitarias e individuales en el vacío social, sino que se contextualizan en el sistema referencial de fenómenos sociales que constituyen el horizonte de expectativashorizonte de expectativas

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El concepto de horizonte de expectativashorizonte de expectativas es tomado desde la teoría de Hans Robert Jauss, y debe entenderse como el sistema de referencias que surge para cada texto. Tal sistema se compone de relaciones entre: lo que el lector conoce, o el sistema de géneros literarios, formas artísticas y temas que estén dentro de su dominio; y el conjunto de señales, de signos y referencias que el texto le ofrezca. Esto conforma el horizonte de expectativas que, como vemos, se expresa en dos niveles integrados: el del conocimiento previo del lector y el del señalado por el texto que aparece.Esta postura, tomada como fundamento de la Teoría de la Recepción, surge desde finales de la década de 1960, cuando Jauss distingue un cambio de paradigma en la crítica literaria, al considerar que “… la esencia de la obra de arte descansa en su historicidad, es decir, en su efecto a lo largo del diálogo con el público, entiende la relación de arte y sociedad en la dialéctica de pregunta y respuesta. La historia de un arte adquiere su peculiaridad en el horizonte configurado por la tradición mecánica y la recepción comprensiva.”(JAUSS, Hans Robert. [1972] Pequeña apología de la experiencia estética. Barcelona, Paidós, 2002. Págs. 93, 94.)

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Aproximaciones al diálogo y sus perspectivas estéticas

En la introducción de este trabajo se mencionó a la noción de dialogismo bajtiniana como punto de partida teórico para el posterior desarrollo de cada autor. Este concepto es elegido por considerar la importancia del papel de la alteridad en la constitución del hombre y de la interacción social como conformadora del yo. La noción de diálogo, tomada por Bajtín desde su acepción etimológica, está sostenida por el teórico desde una perspectiva filosófica de carácter antropológico que asume a la conciencia dialógica y sus manifestaciones como partes integrantes de la trama o tejido discursivo del sentido que cada sociedad construye. En este tipo de relación dialógica, de carácter verbal, literario para Bajtin, los sujetos conocen e interpretan al mundo, lo significan, conocen a otros sujetos y se reconocen a sí mismos, nunca como totalidad acabada y cerrada, sino como una múltiple confluencia de voces situadas entre el límite de lo individual y lo social.

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Reconoceremos, junto al teórico ruso, al dialogismo como una de las propiedades de los sistemas de signos creados y utilizados en un medio organizado socialmente. Uno de los conceptos de signo que tomamos es aquel que lo define como aquello que

“…se utiliza para transmitir una información, para decir, o para indicar a alguien algo que otro conoce y quiere que lo conozcan los demás también…”

] ECO, Umberto. Signo. Trad. de Francisco Serra Cantarell. Labor, Colombia, 1994. Pág. 21

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A esta definición se añade otra particularidad si se considera al signo como elemento de un proceso de comunicación y de significación. Como parte de la articulación de significaciones el signo

“…siempre aparece como algo que se pone en lugar de otra cosa, o por alguna otra cosa…”

Es decir, todo conjunto de elementos sensibles que remitan o evoquen algo que se encuentra fuera de ellos puede ser tomado como conjunto de signos.

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Fuente, de Diego Figueroa. 2010

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Siguiendo en el desarrollo del concepto de signo haremos referencia a una de sus teorías fundantes, la de Charles Sanders Pierce. Tomaremos este enfoque teórico como base referencial por considerar a la semiótica de Pierce como iniciadora de los estudios del signo desde una base filosófica. Esta teoría de la semiótica moderna, que surge alrededor de 1860, con la publicación de los Collected Papers of Charles Sanders Pierce, será desarrollada posteriormente por Mijail Bajtín, también con un carácter filosófico pero aplicada a los estudios del lenguaje literario. Tanto las teorías de Pierce como las de Bajtín son consideradas paradigmas fundadores de la semiótica moderna y de los estudios culturales posmodernos, que toman como eje a una semiótica de la producción de sentido, o semiótica general de la cultura. En ambos autores asistimos a una consideración de la importancia del rol que cumple la la interpretación en el desarrollo de todo sistema de signos, interpretación en el desarrollo de todo sistema de signos, como condición de toda semiosiscomo condición de toda semiosis, al reconocer que la la identidad del signo se va generando a través de la cadena de identidad del signo se va generando a través de la cadena de interpretantes que van enriqueciéndola, a través de la interpretantes que van enriqueciéndola, a través de la interacción e intercambio con otros signos.interacción e intercambio con otros signos.

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Peirce fue un filósofo y físico norteamericano contemporáneo de Saussure que, trabajando independientemente de éste, desarrolló una teoría de los signos a la que denominó Semiótica. Su formación e interés en disciplinas como la lógica, la filosofía, las matemáticas y la psicología lo llevaron a desarrollar la lógica simbólica.

Efectivamente, su obra se diferencia de la de Saussure en cuanto se interesa por el modo en que el hombre conoce la realidad. En efecto, la semiótica debía conformar el marco de referencia de cualquier investigación puesto que permitía indagar la relación que el hombre establece con el mundo.

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Frente a la concepción dualista que tiene representante moderno en el lingüista Ferdinand de Saussure, para Peirce los signos, mediante las palabras por ejemplo, no son sólo lo que está en nuestro discurso en lugar de las cosas, sino que, sobre todo, signo es «lo que al conocerlo nos hace conocer algo más» (CP, 8.332, 1904).El eje de toda su reflexión es la comprensión de la estructura triádica básicaestructura triádica básica que conforma la relación lógica de nuestro conocimiento como un proceso de significación.

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1) El signo o representamen (que es el nombre técnico que emplea Peirce), es “algo que está para alguien en lugar de algo bajo algún aspecto o capacidad. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quizá un signo más desarrollado … Este signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de algo no en todos sus aspectos, sino sólo en relación con alguna idea a la que a veces he llamado la base (ground) del representamen” (CP 2.228, c.1897).2) El objeto es aquello por lo que está el signo, aquello que representa.3) El interpretante es el signo equivalente o más desarrollado que el signo original, causado por ese signo original en la mente de quien lo interpreta.

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Guernica, de Pablo Picasso. Pintura al óleo sobre lienzo, con unas dimensiones de 3,50 x 7,80 presentada en forma de tríptico. 1937

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La semiótica de Pierce establece, en una de sus instancias, que la relación entre el signo y el objeto representado está siempre mediada por la relación entre signo e interpretante. Esto significa que sin interpretante el signo no puede existir. El significado surge necesariamente de la interacción entre signos:

“… Proceso que es más complejo y respondente cuando la interpretación no se limita a la pura repetición, traducción literal, sustitución sinonímica, para convertirse en arriesgada reelaboración y reformulación explicativa, que no está garantizada por ningún código único y preestablecido…”

PONZIO, Augusto. Op. cit. Pág. 159.

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Este punto de vista no plantea al signo como una unidad fija, invariable y única, sino como algo dinámico, cuyo valor está determinado por su entorno relacional. No hay significación en el signo mismo, sino en la relación de referencias e interpretación entre signos y sus interpretantes. Señala Pierce:

“…siempre que pensamos, tenemos presente en la conciencia algún sentimiento, imagen, concepción u otra representación que sirve como un signo…Ahora bien, un signo, como tal, tiene tres referencias: primero, es un signo hacia algún pensamiento que lo interpreta; segundo, es un signo para algún objeto al cual es equivalente en ese pensamiento; tercero, es un signo, en algún sentido o cualidad, que nos pone en conexión con su objeto…” PEIRCE, Ch. Obra lógico-semiótica. Trad. Ramón Alcalde y Mauricio Prelooker. Taurus, España, 1987. Pág. 69.

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De esta manera podemos arribar a otra conclusión de fuertes repercusiones en los estudios semióticos: la de semiosis infinita.

Al considerar la relación entre signo e interpretante, podemos observar además que “El interpretante a su vez, al ser un signo, remite a otro interpretante y así al infinito, según una cadena abierta de remites…”[1]

Esta semiosis consiste en la propiedad de un signo de ser interpretado de forma continua por otro signo, en alguno de sus aspectos o cualidades. Dice Pierce:

“Signo. (2.303) Cualquier cosa que determina alguna otra (su interpretante) para que se refiera a un objeto al cual él mismo se refiere (su objeto); de la misma manera el interpretante se convierte a su vez en un signo, y así ad infinitum.”[2] PONZIO, A. Op. cit. Pág. 159.

Ídem. Pág. 274.

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Aquí podemos observar cómo este concepto de semiosis infinitasemiosis infinita se relaciona con el de dialogismodialogismo bajtiniano, expuesto anteriormente, como proceso abierto de proceso abierto de interacción y circulacióninteracción y circulación de enunciados que se interpretan de se interpretan de forma continuaforma continua, reforzando el vínculo conceptual entre signo y dialogismo.

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El modelo de análisis semiótico que propone Pierce es triádicotriádico, poniendo especial atención en la interdependencia e intercambiointerdependencia e intercambio de posiciones entre los tres elementos que conforman todo signo: representamen, objeto e interpretante.

Para que algo actúe como signo o representamensigno o representamen tiene necesariamente que hacer referencia a un referencia a un objetoobjeto y establecer un interpretante.establecer un interpretante.

Asimismo las dos relaciones semánticas que surgen son imprescindibles: la de denotar o referirse a un objeto, y la de originar un interpretante o significado.

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MarilynAndy Warhol Serigrafía 1962.

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A su vez, este modelo se muestra como una forma de examinar la semiosis, la cual se desarrolla infinitamente a través de la interrelación e interrelación e intercambio dinámico de sus tres intercambio dinámico de sus tres componentes.componentes.

Dicha interrelación se da en un contextose da en un contexto, el cual articula y redefinearticula y redefine dichas significaciones según circunstancias sociales específicas.

Esto significa que los límites de significaciónlímites de significación estarán definidos por las sociedades o definidos por las sociedades o comunidadescomunidades de productores y/o receptores de signos, que a su vez contextualizan y contextualizan y resignificanresignifican esos signos.

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Tomando esta perspectiva podemos comenzar a considerar tanto al autor-creador como al autor-receptor como responsables de la totalidad de la obra-objeto de arte. Dice Bajtín,

“La forma estética … no se crea ni se justifica desde el interior de ésta, tendiendo al límite de la autoexpresión pura (expresión de la actitud inmanente de una conciencia solitaria hacia sí misma), sino que se constituye por la simpatía y el amor que van a su encuentro y que son estéticamente productivos; en este sentido la forma expresa la vida que la está creando, y lo activo en esta forma no es la vida expresada sino el otro que se encuentra fuera de ella: el autor, y la vida misma, es pasivo en relación con su propia expresión estética. Pero en un enfoque semejante la palabra “expresión” resulta inadecuada y debe ser abandonada por … comprensión puramente expresiva…”[1]

[1] BAJTIN, M.M. Estética de la creación verbal. Trad. de Tatiana Bubnova. 4ta ed. Siglo XXI, México, 1990. Pág. 79.

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El concepto de comprensión bajtiniano surge entonces desde la necesidad de explicar la interrelación entre signos, como proceso de creatividad ideológica, cuyo campo de acción más evidente es el fenómeno artístico, en donde los que aparecen en relación comprensiva son los sujetos de creación y recreación.

“La comprensión del signo es el proceso de relacionar un signo dado que tiene que ser comprendido con otros signos ya conocidos; en otras palabras, la comprensión responde al signo mediante signos. Esta cadena de la creatividad ideológica y de la comprensión…es unificada y continua; de un eslabón sígnico y, por tanto, material, pasamos ininterrumpidamente a otro eslabón asimismo sígnico…”

VOLOSHINOV, Valentin. El marxismo y la filosofía del lenguaje. Los principales problemas del método sociológico en la ciencia del lenguaje. Trad. Tatiana Bubnova. Pról. De Iris M. Zavala. Alianza, Madrid, 1992. Pág. 34

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Nuevamente podemos reconocer aquí al proceso de semiosis infinita, pero con la inclusión de un correlato sígnico material, algo dejado de lado por los estudios psicologistas e idealistas.

“Todo fenómeno que funciona como un signo ideológico tiene algún tipo de corporización material, ya sea en sonido, masa física, color, movimientos del cuerpo o algo semejante… Un signo es un fenómeno exterior.”[1]

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El signo, para Bajtín, además de ser una irradiación de la realidad, es también un fragmento material de esa realidad. Esta exteriorización sensible, material del signo, es necesaria para que la comprensión pueda llevarse a cabo, sin sumergirse en procesos subjetivos no materiales.

El signo necesita ser plasmado en un material sígnico exterior para ser comprendido y convertirse en un nuevo signo, y así sucesivamente.

Esta cadena de interpretación y resignificación surge únicamente en el proceso de interacción entre sujetos, entre conciencias que reaccionan reaccionan estéticamente frente a la totalidad de sentido estéticamente frente a la totalidad de sentido que aparece plasmada en la obra material que aparece plasmada en la obra material artística.artística.

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El ponerse en relación con el autor de una obra a través de ella, significa para Bajtín observar y comprender a esa otra conciencia distinta a la propia, y con ella a su mundo. La explicaciónexplicación remite a la acción de una sola conciencia de un solo sujeto, en cambio en la comprensióncomprensión encontramos a dos conciencias de dos sujetos distintos relacionadas entre sí.[1] En la explicación no nos es posible distinguir una actitud dialógica, en tanto que la comprensión entabla en cada caso un diálogo entre las conciencias que reúne.

[1] A partir de esta perspectiva podemos vincular este enfoque comprensivo del objeto estético como relación entre conciencias, con la postura defendida por Mukarovsky sobre el objeto estético como contenido de conciencia y factor de interrelación entre los miembros de una comunidad.

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Tomando en cuenta a esta concepción de la obra/signo obra/signo como eje de significación y sentidoeje de significación y sentido podemos distinguir a la actividad artística y su recepción como punto de relación entre estos dos momentos fundamentales en la obra:

el reconocimiento del vínculo entre intérprete el reconocimiento del vínculo entre intérprete y obra-signo, y obra-signo,

y la necesaria correlación entre estructuras y la necesaria correlación entre estructuras estéticas y estructuras sociales. estéticas y estructuras sociales.

Para establecer estos puntos expuestos sobre la obra artística, diremos que cada obra ofrece a su otro, a su espectador o receptor, su entramado de acontecimientos, sus escenarios, y sus puntos de indeterminación.

Cada obra y sus perspectivas no resueltas, Cada obra y sus perspectivas no resueltas, en apertura permanente y constitutiva de sí, en apertura permanente y constitutiva de sí, extiende su cualidad estética al involucrar al extiende su cualidad estética al involucrar al

espectador o receptor en un ámbito de espectador o receptor en un ámbito de resignificación, estableciendo un enlace resignificación, estableciendo un enlace

productivo y re-creativo. productivo y re-creativo.

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La obra de arte como La obra de arte como signosigno

La obra de arte como La obra de arte como eje de interpretación y eje de interpretación y

comunicacióncomunicación