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La obra de Marvel Moreno: elementos para una cronología
JACQUES GILARD
Universidad de Toulouse – Le Mirail
Sé, como todo el mundo, que los dos primeros cuentos publicados de Marvel Morenofueron «El muñeco», aparecido en Eco1 y el Magazín Dominical de El Espectador2 en 1969, y«Oriane, tía Oriane», aparecido en Eco3 en 1975. A partir de allí puedo dejar a un lado la partepública y fundarme en mi propio conocimiento de la cronología de todos los textos posteriores,que es lo que intento trasmitir aquí, abriendo además perspectivas sobre los trabajos filológicosque deberían dedicarse en adelante a la obra de Marvel –al lado de análisis de todo tipo yespecialmente de múltiples labores de crítica literaria, que todos le quedamos debiendo a laautora y a su obra.
Historia de Algo tan feo...
Y empiezo, por supuesto, con la elaboración del primer libro de cuentos, Algo tan feo enla vida de una señora bien4, al que pertenecen los dos cuentos ya citados. Aquí, no me referiré alo que significó para mí el descubrir uno tras otro esos relatos, en fotocopias del originalmecanografiado, ni haré casi consideraciones de tipo contenidista o estético, sino que me ceñiréa cuestiones de cronología y, en lo posible, de etapas de redacción.
Entre los cuentos restantes de Algo tan feo..., el más antiguo, o sea el primero que Marveldio por terminado, es «La Sala del Niño Jesús». Me lo envió Plinio Apuleyo Mendoza en enero ofebrero de 1976, con la esperanza de que se pudiera publicar, como efectivamente se hizo, en elnúmero especial de Caravelle sobre Colombia5, que estábamos preparando entonces. El cuentoera muy reciente, por lo que pienso que conviene fecharlo de los primeros días de ese año 1976.
Luego vino «Ciruelas para Tomasa», también recién terminado, que Plinio me mandó eldía 16 de noviembre de 1976. «Ciruelas para Tomasa» es por consiguiente el cuarto relato queMarvel concluyó. Como se sabe, salió unos meses más tarde en Eco6. De los que iban a formarparte de Algo tan feo..., fue el último en aparecer previamente a la publicación del libro.
1 M. Moreno, «El muñeco», Eco, Bogotá, n° 112, agosto 1969, pp. 418423.2 M. Moreno, « El muñeco», Magazín Dominical de El Espectador, Bogotá, 19 de octubre de 1969.3 M. Moreno, «Oriane, tía Oriane», Eco, Bogotá, n° 176, junio de 1975, pp. 172182.4 M. Moreno (Pról. de Juan Goytisolo), Algo tan feo en la vida de una señora bien, Bogotá, Ed. Pluma, 1980, 204p. La fecha de publicación que figura en el libro es una de las estafas que cometió la editorial. Aparece la fecha de1980 para dar de creer que Pluma respetó los términos del contrato, que preveía que el libro debía salir ese año; enrealidad, no salió sino en septiembre de 1981. Es suficiente señal la fecha que aparece al final de mi propia nota que al editor ni siquiera se le ocurrió omitir para borrar pistas. Como se sabe, el libro prácticamente no circuló.5 M. Moreno, «La Sala del Niño Jesús », Caravelle, Toulouse, n° 26, 1976, pp. 201210. Unos meses después, elcuento figuró en: J.G. Cobo Borda (ed.), Obra en marcha. 2, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1976, pp.131148.6 M. Moreno, «Ciruelas para Tomasa», Eco, Bogotá, n° 186, abril de 1977, pp. 373389. (Marvel no sabía que sucuento había salido; informado por una carta de Helena Araújo, del 30 de mayo, se lo avisé a Marvel por teléfonotan pronto como supe).
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En la carta que acompañaba ese envío, Plinio se refería a dos cuentos más, lamentandocasi que Marvel, tan perfeccionista, se negara a darlos por terminados. Mencionaba los títulos.De «Autocrítica» hablaré más tarde; el otro era «Algo tan feo en la vida de una señora bien», yéste fue el objeto del envío siguiente. En una carta del 5 de enero de 1977, Plinio me decía que elcuento estaba terminado y me lo iba a enviar al día siguiente. El final de la redacción del cuentoque da su título al primer libro de Marvel se sitúa por consiguiente en los últimos días del año1976. En la citada carta, refiriéndose a este cuento, añadía Plinio: «Lo guardará [Marvel] para ellibro, que como ves avanza a pasos de animal grande». Esto último era tan obvio que tambiénnos parecía a todos obvio que la publicación del libro no tardaría mucho, una vez puesto el puntofinal al último de los cuentos que habían de integrarlo. Es lo que explica que «Ciruelas paraTomasa» fuera el último en salir en una revista –y que Marvel fuera más o menos una cuentistadesconocida cuando, tras cuatro años de silencio, apareció el libro.
Luego vino «La muerte de la acacia». El 10 de febrero de 1977, Plinio me escribía queeste cuento estaba terminado y me llegaría pronto, por lo que se puede afirmar que «La muertede la acacia» se terminó de escribir –o, más exactamente, de pulir– en los últimos días de enerode ese año.
Entonces empezó la redacción de «La noche feliz de Madame Yvonne», de cuyo procesoconservo huellas en mi correspondencia de esos meses, aunque la mayoría de las informacionesvenía por vía telefónica. Fue un esfuerzo intenso mediante el cual Marvel ya estaba iniciándoseen el ritmo de trabajo de la novelista que muy pronto iba a ser. Plinio me habló con entusiasmode la redacción a su paso por Toulouse, en los últimos días de abril. En una carta a HelenaAraújo, del 21 de junio de 1977, me refería yo a ese cuento, diciendo que «pasa de las cincuentapáginas». El 13 de julio, Plinio me escribía :
Marvel sigue escribiendo su cuento kilométrico. Ya lleva tres cuadernos repletos yestamos asustados, porque desde luego ya no es un cuento sino una novela, en la que estátodo el Barranquilla que se cambia diariamente de camisa. Es un juego de treintamonólogos, enlazado por dos personajes centrales, la bruja francesa –antigua putamarsellesa– que conoce todos los secretos de la ciudad, y su amigo, capitán de un barcobelga. Es algo de una enorme ambición, y si lo logra sin extraviarse entre tanto personajedará todo un señor golpe, pues allí estarán no sólo los problemas de la condiciónfemenina que tanto le interesan, sino los de nuestra sociedad de subdesarrollo –conalguna reflexión sobre el poder, de ñapa. Como sea, está en el recodo final, y conMadame Yvonne quedará completo el libro.
El 29 de julio, otra carta de Plinio me anunciaba:
Lo importante es que [Marvel] terminó Madame Yvonne y por lo consiguiente el libro. Ya mí me gusta mucho este relato, que en estos momentos está terminando de sacar enmáquina. Recibirás la primera copia de un manuscrito que no es definitivo, pues quierecorregirlo en frío y no en caliente. Tendrás que ayudarle a corregir expresiones enfrancés.
De modo que la fecha que figura al final del relato (« París, agosto de 1977») resulta algodudosa, cuanto más que el texto fotocopiado me fue enviado el 2 de agosto. El texto era aúnprovisional, repetía Plinio en la nota que acompañaba al texto :
Aquí te envío, recién salido del horno, «La noche feliz de Madame Yvonne» –tienes laprimicia de la versión aún sin la corrección definitiva. Como tu opinión nos interesatanto, la esperamos en Deyá (Mallorca) adonde nos vamos el 11 de agosto. Anota ladirección.
(Como ya me había ido de vacaciones, no leí el relato sino a finales de agosto). Todo indica queen Mallorca Marvel trabajó otro cuento del libro, por lo que sigue resultando dudosa la fechapuesta al final de «La noche feliz...». En este caso, Marvel debió tener en cuenta el día en que seconcluyó la pasada en limpio del manuscrito, pero el trabajo ya estaba terminado, y el caso esque esa pasada en limpio tampoco fue propiamente la definitiva. Para mí, con base en dos frasesde Plinio, el texto estaba «casi terminado» (así lo expresé en una carta a Helena Araújo, del 3 deseptiembre de 1977); pero no para Marvel que se inquietó ante una alusión que hice una vez quehablamos por teléfono, hacia el 8 o el 10 de septiembre. Obviamente, después de algunassemanas pasadas en Deyá, con un poco más de perspectiva, ella sí había llegado a considerar –legítimamente, de hecho– que el relato estaba terminado, salvo sus dudas sobre el francés. Fuetema de conversaciones telefónicas e intercambio de cartas hacia mediados de septiembre. El 15de septiembre, refiriéndose a una conversación de la víspera o de la antevíspera, Marvel añadíaunas líneas mecanografiadas a una carta de Plinio y me decía:
Creí entender que en tu opinión el cuento tenía todavía un carácter de «borrador», esdecir que no estaba terminado. Y eso es lo que quisiera saber, si a tu juicio el cuentodebería ser trabajado más [...]. P.D. De todas maneras no olvides enviarme tusobservaciones sobre las expresiones o frases en francés.
Es verdad que para entonces, el volumen estaba ya entre las manos de Carmen Balcells ycirculaba en las oficinas de Seix Barral (carta de Plinio, del 12 de septiembre). En realidad, apesar de que sí había un malentendido, y a pesar de que el manuscrito ya había iniciado su difícilrecorrido por las editoriales, era necesario modificar ciertos pasajes: el 17 de septiembre, en unaconversación telefónica con Marvel y luego en una carta detallada dirigida a los dos, yo señalabaun serio problema de cronología. El mismo día, en la tarde, refiriéndose a la conversación queacabábamos de tener, Marvel me escribía:
Por fortuna, me hiciste caer en cuenta del disparate cronológico de Madame Yvonne.Pero el problema del tiempo –y esto tendría que consultarlo con un psicoanalista– mellena de confusión. Quizás en el fondo porque lo rechazo. Las cosas han sucedido,suceden y sucederán indefinidamente. Poner un poco de orden me resulta tan difícil comoresolver una ecuación de segundo grado (y eso que estudié matemáticas). La acción,claro, pasa en el 68, o, al menos, debería pasar. En fin, lo arreglaré.
(Uno de los muchos trabajos a emprender sobre la obra sería una comparación entre los dosestados del texto de «La noche feliz...». Y también señalo que cinco años después, en el procesode traducción al francés, me hizo tropezar un pasaje que figura en la p. 175 de la edición Pluma,y Marvel me dijo que allí había una errata –¿o varias?–, dándome de viva voz la forma correctade lo que había que verter al francés y fundándose en una perfecta memoria de lo que habíaescrito: en este caso nos dará la clave el manuscrito definitivo del libro, que conserva JacquesFourrier).
Sin embargo, aunque pensábamos en julio que el proceso llegaba a su término con laconclusión de «La noche feliz...», Marvel no había terminado en realidad. Le quedaba al menosun cuento por pulir, solamente pulir, y pienso que no lo pudo hacer sino en Deyá a partir del 11de agosto. Era «Autocrítica», el polémico y maltratado «Autocrítica». Plinio me habíamencionado el título, junto con el de «Algo tan feo...» en su carta del 16 de noviembre de 1976:era uno de los textos, excelentes, que Marvel se negaba a dar por concluidos. Y el cuento salió aflote nuevamente en la carta de Plinio del 12 de septiembre de 1977: se refería a «un nuevocuento» que, en el manuscrito que ya circulaba en Barcelona, se añadía a los que conocía yo.
Advierto hoy que es el único que no cito en una nota que volveré a mencionar másadelante; la terminé de escribir, a solicitud de Plinio, el 17 de septiembre de 1977. En realidad,creo que no conocí ese cuento sino más tarde; tal vez unas semanas después, tal vez unos meses,a más tardar en el otoño de 1981 (aunque dudo que fuera un plazo tan largo), cuando nosescandalizamos todos ante la torpe censura de la ultraizquierdista editorial Pluma, que no soportóla idea de publicar ese rabioso alegato en pro de la libertad de conciencia y además condedicatoria a Carlos Franqui.
El cuento se editó en el suplemento de El Tiempo7, un mes después de aparecer el libro,pero el daño, el estúpido daño, estaba hecho. Cuando en 1982 traduje «Autocrítica » para laedición en francés8, Marvel no se acordaba de su ubicación en la versión original y, aunque lopensamos mucho, lo pusimos donde no correspondía; sólo con la edición italiana9 recupera estecuento el lugar que era originalmente el suyo y deberá seguirlo siendo en las ediciones venideras,o sea el tercero en el índice del libro. Añado que al cabo de bastantes años –curiosamente fue enuna oportunidad que no recuerdo, hacia 1985, y no en 1989 (como parecería lógico), momentoen el que se firmó, sin resultado inmediato, el primer contrato italiano10 relativo al libro decuentos–, Marvel me pidió que buscara y le fotocopiara con toda urgencia mi ejemplar delmanuscrito de «Autocrítica», pues ella ya no tenía ninguno.
En realidad, tanto a la hora de la traducción al francés como en la otra oportunidad, lasolución estaba al alcance de la mano, en el volumen mecanografiado y encuadernado queMarvel conservaba pero que también tenía olvidado –como le solía pasar con las cosas concretas,incluso las que se relacionaban con su obra. El manuscrito original, encuadernado, de Algo tanfeo... salió a flote solamente hace unos meses entre los papeles que Jacques Fourrier estaba
7 M. Moreno, «Autocrítica », Lecturas Dominicales de El Tiempo, Bogotá, 15 de noviembre de 1981, pp. 811.8 M. Moreno (trad. Jacques Gilard), Cette tache dans la vie d’une femme comme il faut, Paris, Des Femmes, 1983,270 p.9 M. Moreno (ed. a cargo de Fabio Rodríguez Amaya, trad. de Monica Molteni y Anna Roberto) Qualcosa dibrutto nella vita di una signora perbene, Milán, Università di Bergamo/Jaca Book, 1997, pp. 6985.10 Con la casa editorial Einaudi de Turín. Marvel fue presentada junto al portugués José Saramago por F.R.A.asesor de la editorial en los días en que recibía el Premio Internacional «Grinzane–Cavour» 1989 a la mejor novelaextranjera. La edición del libro de cuentos fue preparada enteramente por Fabio Rodríguez Amaya con un textointroductivo y traducida por Monica Molteni. Ya lista para entrar en prensa, en la primavera de 1991, sobrevino laconocida crisis económica de Einaudi que hizo que la edición primero se postergara y luego se retiraradefinitivamente del programa junto a las de otros grandes escritores latinoamericanos (Lezama, Graciliano Ramos,Fernando del Paso y el mismo Saramago entre otros). A finales de ese mismo año Paolo Collo, coordinador generaleditorial de Einaudi la ofrece a la editorial Giunti de Florencia , que había publicado En diciembre..., la novela másvendida , incluso hoy día, de la Colección «Astrea». Giunti la rechaza alegando la «debilidad» de los relatosrespecto a la novela y justificándose diciendo que «el cuento breve bien poco le interesa al público y no tienemercado». Com. personal de Fabio Rodríguez Amaya, quien posee en su archivo personal la correspondencia deeste episodio en calidad de asesor de los dos editores. Véase también, Qualcosa di brutto... op. cit., «Nota delcuratore», pp. 41–42.
ordenando. Es interesante el caso de «Autocrítica», puesto que, siendo el cuento más tardíamenteconcluido, también debe ser el que más pronto se empezó a escribir–exceptuando «El muñeco»ya publicado. Marvel me dijo, creo que cuando revisábamos juntos mi traducción al francés, queel punto de partida había sido el caso Padilla y que de entonces databa la primera redacción. Esdecir que la gestación de «Autocrítica» abarcó un período de seis años y medio –lo cual nos dauna interesante idea de la lentitud y prudencia con que Marvel avanzaba en el proceso creador ycreo que vale para todo lo que hizo en los ocho años casi exactos que median entre lapublicación de «El muñeco» y el final de la redacción de este primer libro. Es obvio que,entonces, cuando Marvel daba un cuento por terminado, no se concluía propiamente laredacción, sino una minuciosa e inclemente labor de orfebre sobre una idea (o una imagen, comodecía ella) surgida años antes, o sobre un manuscrito iniciado también años antes y queprácticamente nadie tenía derecho a leer durante el proceso.
Queda un punto interrogativo. Es el caso de «La eterna virgen», un cuento que divertía aMarvel pero al cual me consta que ella no concedía demasiada importancia. Nunca he podidosaber cuándo exactamente lo escribió, pues nunca me respondió claramente; era un cuento quetenía entre sus papeles, que no se le ocurrió mostrarme en esa etapa en la que tan pendienteestaba de mi opinión y mi voz de aliento. Lo leí muy tarde, al final, en septiembre de 1977, yaconcluido el libro –puesto que lo menciono en la nota que escribí el 17 de ese mes. «La eternavirgen» entró en el volumen porque existía, porque estaba allí. Es obvio que, siendo más quetodo una anécdota, a Marvel no le había costado mucho trabajo –pero fue para mí un retotraducirlo con el tono justo y nos dio uno de los mejores momentos entre los que compartimosdurante los aproximadamente cuatro meses (de octubre del 82 a enero del 83) que se demoró elproceso de la traducción. Más tarde, en El encuentro y otros relatos, Marvel volvió a jugar conlos modelos suministrados por la prensa femenina, pero de manera más distanciada.
(Fue en septiembre de 1977 cuando se planteó la cuestión de qué título darle al libro que yaandaba en busca de un editor. En su carta del 12 de septiembre, Plinio pensaba que «Algo tanfeo...» parecía preferible a «La noche feliz...» pero de todas formas me preguntaba qué opinabayo. Como en la misma carta me decía que Marvel había decidido dedicarme «Algo tan feo...» –locual al menos se justificaba por el entusiasmo especial que sentí al descubrir el cuento–, confiesoque, sin decirlo abiertamente, insinué en mi respuesta del 17 que «Algo tan feo...» era el mejortítulo; lo insinué solamente, pero claro está que deseaba que el cuento a mí dedicado diera sutítulo al libro...).
Pienso que, independientemente de ciertos elementos sobre la formación, a la vez lenta yrápida, de una manera literaria, la principal enseñanza que podemos sacar de estos datos sobre lacronología de Algo tan feo... se refiere al ideario de Marvel11. En mi opinión, el aporte delfeminismo asoma en ella relativamente tarde, diría que en «Ciruelas para Tomasa», llegando ahacerse más claro en «La muerte de la acacia». Más llamativo me parece el hecho de que en losprimeros cuentos, «El muñeco», «Oriane, tía Oriane» (paso por alto necesarios matices)12 y el
11 Desarrollé este aspecto en mi ponencia «Patriarcado=mutilación. El primer libro de Marvel Moreno», leída el 24de mayo de 1996 en el coloquio internacional «Femme, création et problèmes d’identité en Amérique latine»,organizado por el profesor Roland Forgues, Universidad de Pau, 2225 de mayo de 1996. En curso de publicación.12 A esos matices posibles en la interpretación del cuento me refiero en la ponencia citada en la nota anterior, asícomo en otro trabajo (volumen coordinado por el profesor Emmanuel Larraz, Universidad de Dijon), «Oriana. Delcuento de Marvel Moreno al guión de Fina Torres», Hispanistica XX, vol. 14, Dijon, 1997, pp. 89102.
entonces aún inconcluso «Autocrítica», los verdugos sean mujeres y las víctimas niños. En «LaSala del Niño Jesús» también se trata de niños víctimas.
Cuando sale a flote el poder masculino, con «Ciruelas para Tomasa», es decisivo elhecho de tratarse del poder, y secundario el que, en este caso, sea un poder masculino. Creo quecon solamente el conocimiento del proceso del libro se debe llegar a pensar que Marvel abogabapor el ser humano en general, por el indefenso, por la víctima, con una visión tal vez femenina,seguramente femenina –ella no lo dudaba ni un segundo y lo teorizó en tantas conversaciones yen su novela–, pero no con óptica feminista. De su compromiso con las víctimas, con lasminorías, con los marginados, da una idea fidedigna la entrevista que le hice al salir el libro13.
Ya estaba firmado el contrato con Pluma (las tribulaciones del manuscrito son unahistoria que no relataré aquí) cuando Juan Goytisolo redactó el prólogo de Algo tan feo... Fueentre el 8 y el 13 de junio de 1980; el 8, Plinio me anunció la aceptación del escritor español yMarvel me mandó una fotocopia el 1414.
En cuanto a mi propio texto de presentación15, me parece útil recordar aquí cómo nació –pues, funcionando según lo que Alvaro Mutis llamó alguna vez ante mí la «vergajadachapineruna»16, un perro guardián de la cultura oficial en Colombia creyó de buen gusto observarque me sentía obligado a figurar en cuanto libro apareciera bajo la firma de un escritor costeño(un año antes yo había prologado la primera reedición de los cuentos de Cepeda Samudio,completando el libro con dos textos que yo mismo había rescatado17; y ese mismo año habíasalido el primer tomo de mi recopilación del periodismo de García Márquez18).
En su carta del 12 de septiembre de 1977, Plinio se refería al barranquillero Julio Roca,quien entonces era colaborador de la agencia literaria Carmen Balcells, diciéndome: «Julio Rocaopina que un texto tuyo acerca del libro de Marvel sería muy valioso para adjuntarlo al dossier».Redacté por consiguiente muy a la carrera un texto cuya copia conservo todavía. Marvel meescribió entonces: «No puedo creer que los cuentos merezcan ese elogio».
El texto mío corrió la suerte del manuscrito de los cuentos y casi lo había olvidadocuando, en enero de 1981, Plinio me lo pidió –por teléfono, pues no encuentro huella de unacarta de él, si bien tengo copia de mi respuesta del 8 de enero, en la que le pedía me dejara unosdías para revisar y enmendar lo escrito más de tres años antes. Lo terminé y lo envié el 17 deenero, convencido de que saldría en el suplemento de El Espectador para acompañar lapublicación del libro, que todos creíamos inminente.
Como se sabe, la editorial, incumpliendo descaradamente el contrato, tardó hasta el otoñode ese año. Yo me sorprendí bastante al ver mi texto en el volumen. Lo que salió en ElEspectador fue la entrevista que le hice por escrito a Marvel, enviándole mi cuestionario el 2 deoctubre de 1981 y recibiendo su respuesta (muy selectiva, pues Marvel no quiso contestarlo todo,siendo sus silencios también de gran interés) junto con una interesante carta explicativa fechada
13 J. Gilard, «Marvel Moreno: una entrevista con la autora. Algo tan feo en la vida de una señora bien», MagazínDominical de El Espectador, Bogotá, 8 de noviembre de 1981, pp. 45.14 J. Goytisolo, «Prólogo», en: M. Moreno, Algo tan feo en la vida de una señora bien, op. cit., pp. 911.15 J. Gilard, «Los relatos de Marvel Moreno», en: M. Moreno, Algo tan feo en la vida de una señora bien, op. cit.,pp. IVII.16 J. Gilard, «Entretien. Alvaro Mutis», Caravelle, Toulouse, n° 64, 1995, p. 192.17 A. Cepeda Samudio, Todos estábamos a la espera, Bogotá, Plaza & Janés, 1980.18 G. García Márquez, Obra periodística. I. Textos costeños, Barcelona, Ed. Bruguera, 1981.
del 16 de ese mes. De esa carta y de los notables conceptos que contiene hablaré en otraoportunidad19.
Quedan por formular algunas consideraciones sobre lo que deberá hacerse en adelante apropósito de Algo tan feo... Debo confesar avergonzándome que, si bien mi correspondenciacuidadosamente conservada hace que posea importantes datos sobre el proceso de redacción ylas fechas principales, me falta hoy en día algo que sería capital: no sé qué he hecho de lamayoría de los manuscritos que me enviaba Marvel. Es cierto que en esos años la obra estaba enproceso y en ascenso, y lo que importaba era lo que iba naciendo, lo que iba a nacer y elvolumen impreso que esperábamos con impaciencia; la preocupación por los manuscritos y lafidelidad de las ediciones existentes es un tema de hoy, aunque todavía quede por editar unaparte consistente de la obra. Solamente he sabido siempre dónde guardaba el manuscrito de«Autocrítica», pienso que precisamente porque temía que Marvel volviera a perder ese texto y lotuve siempre bien presente entre mis preocupaciones; y conservo entre la correspondencia conMarvel y Plinio la fotocopia del original mecanografiado de «Ciruelas para Tomasa».
No se han perdido para siempre las otras hojas, pero están por ahora traspapeladas, pese amis repetidas búsquedas. Cuando efectué la traducción del libro, trabajé con el volumen dePluma y no con los manuscritos fotocopiados, salvo –claro está– en el caso de «Autocrítica». Porahora, al no encontrar esas hojas, no pueden ser tan exactas mis acotaciones como las que puedohacer a propósito de En diciembre... y, sobre todo, de El encuentro... Está claro que el conocercon casi perfecta exactitud las fechas permite fundar con mayor solidez toda una serie dereflexiones críticas. Espero que los datos aquí comunicados sean de alguna utilidad para otros,pero sería bueno tener más material, base de imprescindibles tareas filológicas. Esperando queno sea más que provisional esta carencia mía, lamento no aportar datos tan completos como seríade desear.
Aún no sabemos qué fue lo que conservó Marvel fuera del manuscrito encuadernado deAlgo tan feo... (recuerdo que no le gustaba la idea de dejar huellas del proceso de redacción) ni siexisten estados sucesivos de esos cuentos. Conviene esperar a que Jacques Fourrier hayaterminado el difícil inventario. Pero está claro que bastantes o muchas cosas habrán desaparecidodefinitivamente, y quizás las futuras y necesarias ediciones críticas, o un estudio amplio degenética textual, tengan como base un material no muy abundante.
Solamente puedo fundarme en la observación de los manuscritos de «Ciruelas paraTomasa» y «Autocrítica», que prácticamente no presentan enmiendas, lo cual me parececorroborar mi impresión o mi convicción de que Marvel, entonces, no daba a conocer suscuentos sino cuando los consideraba intachables. Pero tratándose de solamente dos manuscritos,y siendo uno de ellos el de un cuento cuyo proceso abarcó seis años y medio, y siendo éste el deun cuento cuyo proceso abarcó seis años y medio, la observación se presta para una hipótesismedianamente fundada y no para una afirmación rotunda. Sólo cuando aparezcan más elementosconcretos, si los hay, será posible proponer consideraciones más seguras.
Para la obra posterior procedí con más rigor. Por varias razones. Primero porque Marvelme encomendó la tarea de preservar el manuscrito de su primera novela, como luego voy arelatarlo, y en adelante yo ya estaba acostumbrado a guardar y ordenar sus envíos, y casi siemprelo hice con el cuidado maniático que ella me exigió en 1979. Segundo porque, al cabo de tres o
19 Conviene añadir a este propósito que Jacques Fourrier encontró hace unos meses dos hojas con apuntesmecanografiados que eran un borrador de ciertas respuestas al cuestionario. Hay algunas diferencias, a vecesnotables, con lo que a la postre me envió Marvel: prefirió dejar en el tintero cierto tipo de matices y reparos. Másmotivo, por consiguiente, para volver en otra oportunidad sobre esta entrevista.
cuatro años de amistad, tuve que resignarme a la idea de que Marvel no gustaba de escribir cartasy era una drogadicta del teléfono; entonces me dediqué a coleccionar cualquier pedazo de papelque llevara escrito algo de su puño y letra, especialmente los sobres de sus envíos, lo cual haceque hoy puedo decir que conservo un 90 o un 95% de lo que me remitió –de ahí un conocimientocercano a la exhaustividad de los últimos años de producción literaria de Marvel.
Subsiste sin embargo una duda grande: ¿se puede comprobar con absoluta certidumbreque trabajó Marvel, a partir de 1977, de la misma manera que había trabajado antes? Si algocambió entonces, nos será más difícil comprender cómo fueron naciendo los cuentos de Algo tanfeo... Volvemos a las incertidumbres que solamente en parte se resolverán con el trabajoclasificador de Jacques Fourrier y es de esperar que del lado de Plinio subsistan algunos papeles,que serían claves muy útiles, y tal vez decisivas, para estudios futuros.
Proceso de En diciembre...
Cuando salió Algo tan feo..., estábamos en otra etapa. La vida misma de Marvel habíacambiado, pues se había separado de Plinio y vivía con Jacques Fourrier. Pero me ciño aquí a laaventura literaria20, que yo seguía compartiendo desde Toulouse, aunque en una forma distinta,pues ya no estaba autorizado a leer lo que Marvel me mandaba. Ella me había nombrado su«albacea literario» al principio de 1978. El primer motivo era que, viviendo entonces en un pisoalto adonde no alcanzaban las escaleras ni las mangueras de los bomberos de París, tenía queponer a salvo sus escritos, mandándome una copia de cada sección de texto digna de perdurar.
Esto último era importante, pues Marvel sólo quería seguir existiendo con textos cuyosméritos le parecieran a ella misma definitivos; de modo que también había que esperar a que sehubieran acumulado las hojas ya intachables y formaran un todo coherente y suficiente. Yo lasrecibía y las guardaba, pero sin leerlas.
La enfermedad era el elemento clave: Marvel sabía que la muerte podía llegarle encualquier momento y esa conciencia le imponía una cierta construcción para la novela que habíaempezado a escribir tan pronto como salió del libro de cuentos. Es la explicación de las trespartes de que consta En diciembre llegaban las brisas 21: tenían que ser tres partes autónomas, demodo que la primera pudiera ser un libro independiente, una novela corta de total dignidadestética, si Marvel moría antes de concluir la segunda ; o de modo que las dos primeras sedefendieran solas y formaran un buen díptico si ella moría antes de terminar la tercera. Ella leapostaba todo a cada parte de En diciembre... y no aceptaba la idea de sobrevivir en la literaturacon un texto inconcluso.
Ya el 17 de septiembre de 1977, cuando aún no estaba del todo cerrado el ciclo de Algotan feo... (quedaban unos cambios por hacer en «La noche feliz...»), Marvel me escribía:
Ahora voy a comenzar una novela y desde hace ocho días tengo el estómago contraído.Invento una cosa y otra, trabajo atrasado, traducciones, etc. para sacarle el cuerpo, perosiento que ya se está aproximando el momento de salir a cazar el tigre.
Unas semanas después, ya había empezado la cacería pues, en una carta del 3 denoviembre, Plinio me decía:
20 Este tema lo he tratado en «Las tres casas de Marvel Moreno», dactiloscrito original en manos de F. RodríguezAmaya de inminente publicación en Italia.21 M. Moreno, En diciembre llegaban las brisas, Barcelona, Plaza & Janés, 1987, 286 p.
La Marvel se ha sentado de nuevo en su sillón, con un cuadernito sobre las rodillas, y seha puesto a escribir su novela sobre Barranquilla. ¿Con qué va a salir? Me temo que conalgo parecido a la Biblia. Me habla de seiscientas páginas, de tres generaciones y otrasvisiones del mismo género apocalíptico.
Yo mismo estuve en París un par de días en diciembre de 1977 (fue la segunda vez que via Marvel, el día 19), y nuevamente en marzo de 1978, y Marvel estaba entonces sumida en laredacción de la novela: sobre la mesita de centro de la sala, había varios cuadernos escolarescuyas páginas cubría su letra muy peculiar y que yo miraba de soslayo sin atreverme a más (ycumplí mi palabra: nunca traté, ni entonces ni en otra oportunidad, de leer algo a escondidascuando Marvel se ausentaba de la sala). El 2 de mayo de 1978, Plinio me escribía:
Marvel lleva tres capítulos de la novela –de 25 o 30 páginas cada uno– de su bibliabarranquillera, en la que se anda paseando impunemente por tres generaciones.
(Es probable que en ese momento no se refiriera Plinio a los tres capítulos que conocemos, sino auna tentativa que Marvel descartó al cabo de no sé exactamente cuánto tiempo; de ello diré algomás adelante al referirme al cuento «La sombra»).
Como «albacea literario» recibí y guardé la primera parte de la novela que Marvel mehabía enviado el 13 de septiembre de 1979, al cabo de un proceso que duró un poco menos dedos años. Precavidamente, Marvel efectuó un envío recomendado y además las hojas venían bajodos sobres. El de adentro, sellado con un papel engomado que era un dibujo firmado M. Hobbie,llevaba entre comillas el título de la novela: «En diciembre llegaban las brisas» y entreparéntesis esta advertencia: (Para abrir en 1985). Dentro del primer sobre, junto con el del sellocon el dibujito, venían inexplicablemente tres ejemplares de un cartón de invitación a laexposición «L’or des années folles», que tuvo lugar en el Grand Palais de Paris del 8 de febreroal 5 de marzo de 1979.
Marvel no me pudo explicar el porqué de esa para mí enigmática inclusión, de la que nose dio cuenta en realidad en el momento de efectuarla; entre divertida e intrigada, habló de unacto fallido. Le devolví dos ejemplares y me quedé con uno, que todavía conservo con elmanuscrito de esa primera parte. El lujoso cartón representaba sobre un fondo dorado tresvestidos femeninos, igualmente lujosos, de los años 1920: Marvel los usaba como modelos paradescribir los atuendos de Divina Arriaga en el primer capítulo de la segunda parte de la novela,en la que ya estaba trabajando, por supuesto.
Esta segunda parte me llegó en un envío (sin recomendar, éste) del 5 de marzo de 1982.Esta vez, el proceso había sido más largo, supongo que en buena parte por el cambio decisivoocurrido en la vida personal de Marvel. En este segundo envío eran nuevamente dos sobressuperpuestos. El sobre interior también venía sellado por un dibujo que no tenía firma pero queme parece ser del mismo artista gráfico que el sello de 1979. Esta vez, Marvel había escrito en elsobre interior: «Capítulos de Catalina».
(Junto con el sobre vedado venía una traducción de «Oriane, tía Oriane»: era una versióntentativa, hecha por una francesa amiga de Fina Torres, que debía servir como introducción anteÉditions des Femmes; esa versión era muy defectuosa, y Marvel tenía un conocimiento bastante
sutil del francés para darse cuenta de ello; en una carta adjunta, escrita el 4 de marzo, detallabauna serie de observaciones y recomendaciones, pidiéndome que arreglara precipitadamente, lomejor que pudiera, esa traducción provisional para que el encuentro se hiciera en buenascondiciones y de ahí saliera un contrato efectivo. La carta es un documento de gran interés, quese podría tener en cuenta al lado de la que Marvel me escribiera cuando me enviaba su respuestaa mi cuestionario de seis meses antes).
La tercera parte me fue enviada (también sin recomendar) el 9 de julio de 1984. Ya Marvelestaba más tranquila, pues esa vez era un solo sobre, sellado por un dibujo que llevaba la mismafirma de cinco años antes (M. Hobbie) y minuciosamente reforzado con cinta pegante. Pero erasolamente una precaución contra los caprichos del correo, pues yo tenía permiso –por fin– paraabrir los tres sobres y leer la novela. Más que el permiso, la obligación. Leí el libro, dibrevemente una opinión entusiasta y recibí el encargo de iniciar el repertorio de galicismos.
Vino muy pronto un período de reescritura, y creo incluso que enseguida. Quizás fue conel último envío como me llegaron las primeras correcciones relativas a los «capítulos de Dora» ya los «capítulos de Catalina», pero la cuestión de los galicismos rectificados me induce a pensarque Marvel tuvo en cuenta observaciones mías, lo cual indicaría que esas páginas me fueronentregadas por ella en uno de mis viajes a París, durante el otoño de 1984.
Conservo en el sobre del tercer y último envío ocho páginas que Marvel me hizo sacardel manuscrito original para sustituirlas con las páginas correspondientes reescritas que ellaidentificaba minuciosamente (nombre del personaje, número del capítulo, número de la página);una página más debería figurar con las otras ocho, pero la tengo en el conjunto del manuscrito,junto con la primera versión, pues en la hoja corregida está mal hecha la sutura del texto con elde la página siguiente. Las páginas corregidas son: la p.17 del manuscrito de Dora 2, la p. 14 delmanuscrito de Dora 5, la p. 1 del manuscrito de Catalina 2 (ésta es la que conservo junto con laprimera versión en el segundo sobre recibido), y las p. 7 a 11 de Catalina 2.
Habían sido mecanografiadas de nuevo, completamente, o porque la primera versiónllevaba correcciones manuscritas (p. 17 de Dora 2), o para corregir un galicismo que yo debíahaber señalado (al menos lo tengo marcado en rojo en la primera versión de tal o tal hoja; p. 14de Dora 5, por ejemplo), o para tener en cuenta una observación mía (señalé con tinta roja«hinchas de Junior», que apareció luego sustituido por «hinchas del Junior», p. 9 de Catalina 2).
Ello indica que Marvel efectuó cambios muy pronto, en parte con base en algunoscomentarios míos, aunque el hecho no se explica muy bien (¿por qué esas páginas en particular?)ya que este trabajo se fundió muy pronto en uno de revisión general y reescritura, mucho másamplio. La realidad de éste salta a la vista con sólo observar en lo que se habían convertido esasmismas páginas al salir editadas: Marvel se dedicó posteriormente –en el invierno de 19841985,y tal vez más tarde aun– a una labor minuciosa de mejoras múltiples en detalles de estilo. Lo cualincita a pensar que no se podrá apreciar el proceso completo del libro sino con base en unacomparación entre el manuscrito que tengo (un estado que Marvel tal vez no conservó) y elmanuscrito definitivo que debe subsistir entre los papeles que dejó Marvel al morir.
También habrá que tener en cuenta un ejemplar de En diciembre..., que conserva JacquesFourrier, donde Marvel dejó escritas una cuantas anotaciones marginales. Es posible que se tratesolamente de rectificaciones que Marvel quiso aportar a errores (o abusos) del editor, pues estáclaro que será necesario un trabajo minucioso para restablecer el texto del manuscrito, bastantemaltratado en Barcelona –sin dejar de comprobar si esos apuntes marginales son algo más querectificaciones.
Y queda la cuestión del epílogo. Hubo uno, provisional, más corto que el que hoyconocemos. Marvel lo escribió algún tiempo después de concluir la tercera parte de la novela ycon miras al envío del libro al concurso internacional de novela Plaza&Janés, el de Barcelona en1985. Bajo el título, nuevo y provisional –felizmente provisional, en mi opinión– de Muy cercadel mar, últimas palabras del epílogo, quedó la novela entre los finalistas del concurso. No heapuntado la fecha exacta, pero figura entre los papeles de Marvel un télex de la editorialinvitándola a participar en una velada que se había de celebrar en Barcelona el 12 de marzo de1985.
Me consta la existencia de ese primer epílogo breve por una nota mía de 1987, enespañol, que permaneció inédita y cuyo contenido se fundaba en recuerdos personales muyfrescos y probablemente en conversaciones telefónicas con Marvel. Pero no tengo copia de esaversión breve, ni pienso haberla tenido nunca, como tampoco parece tenerla por ahora JacquesFourrier –aunque es posible que subsista y aparezca tarde o temprano (el 3 de mayo de 1985, lepedía por carta a Marvel que me tuviera lista una copia de ese texto para el día 17, fecha en laque debía yo viajar a París, pero es muy posible que no tuviera efecto esa solicitud mía, porolvido de uno de nosotros o de ambos; sin embargo, estoy casi seguro de haber leído entoncesesa primera versión del epílogo pero no me la llevé).
En la misma nota inédita, escribo que el epílogo en su forma definitiva fue escrito más deun año después de concluida la novela, o sea en el verano o el otoño de 1985, cuando se fueconfirmando la posibilidad de una publicación por Plaza&Janés de Barcelona. En agosto de 1986(la carta no lleva fecha y el matasellos del sobre es ilegible, pero el texto lleva alusiones que nodejan lugar a dudas), Plinio me pidió que escribiera el texto para la contracarátula del libro. Medecía: «Si no, ya imaginarás las barbaridades que pueden poner en España». ¡Claro que me lasimaginaba! Plinio me hacía recomendaciones muy precisas, que sé las compartía Marvel (verentre otras fuentes posibles sus respuestas a mi entrevista de 1981). Añadía Plinio :
Claro que Marvel es orgullosa y no desea ubicaciones regionales ni referencias a GarcíaMárquez, aunque entiendo perfectamente que se justificarían de sobra. Bueno, no quiereser la novelista de Barranquilla. Ni la feminista.
En estas recomendaciones creo ver hoy –no sé si vi entonces– una crítica implícita aciertos aspectos de la nota que había escrito yo en 1977 y reescrito en 1981 sobre Algo tan feo...Tal vez sería solamente una precaución contra toda lectura feminista y localista de la novela, a laque no convenía prestarle anticipadamente una mano en la presentación. Pero mis propiascircunstancias no eran las mismas (ya había superado la etapa barranquillera de mi investigación,si bien veo que en 19771981 me refería a una tradición literaria que era ante todo de ruptura,tradición de ruptura en cuya realidad sigo creyendo ahora, en 1997, tal vez con más fuerza yprobablemente con mucho más fundamento que entonces y en la que me sigue pareciendo obvioque es justo, sano y necesario incluir a Marvel); diez años de lecturas, el trabajo de traducción delos cuentos y tantas conversaciones con Marvel habían decantado notablemente mi visión de suautónomo devenir de escritora, y por otra parte se trataba de un libro que iba a salir en España yrequería otro tipo de ubicaciones y referencias.
Escribí ese texto el 3 de septiembre de 1986; la copia a máquina, que conservo, lleva estafecha escrita a mano. Y lo firmaba con mi nombre y apellido. Salió sin firma, lo que debíaformar parte de las reglas del juego (no recuerdo que ese anonimato me extrañara o molestaracuando salió la novela; más bien me sorprende hoy haber firmado esas líneas). Los editores
respetaron mi texto: solamente me cambiaron «postboom» por «posboom», y le pusieron unamayúscula a la humanidad para la que me había contentado con una minúscula.
Soy el autor de esas líneas que tantas personas –entre ellas mi admirado GermánVargas22– han criticado duramente. Pero creo, todavía hoy, que hice bien en atajar el camino a losfacilismos de una lectura demasiado local, aunque sufriera un poco la vanidad de mi amadaBarranquilla. Y lo mismo a propósito del riesgo de estrechas lecturas feministas –porque elfeminismo de Marvel era sui generis (ver la entrevista de 1981) y basta, y está muy bien, quehaya lecturas femeninas y que se multipliquen éstas, de las que todos tenemos mucho queaprender (de boca de la misma Marvel aprendí mucho cuando me acompañaba en la traducciónde sus cuentos).
Sobre El encuentro...
Veamos ahora cómo se fue constituyendo el volumen de cuentos El encuentro y otrosrelatos23. He conservado casi todos los elementos del material de este libro, incluso los sobresque usó Marvel al enviarme los cuentos primero, y luego las modificaciones que introducía, demodo que puedo seguir el proceso con algún detenimiento. La única excepción es el texto másantiguo de la serie, hoy el último del volumen, «Barlovento», del que conservo fotocopia delmanuscrito pero no el sobre en que vino.
De los relatos de ese libro, no existen copias mecanografiadas stricto sensu pues, alconcluir una primera etapa, Marvel usaba mucho la técnica del collage, cortando con tijeras lospasajes que eliminaba y pegando los que quería poner en su lugar. El estado inicial de cadacuento es por consiguiente una fotocopia en la que se ven finas líneas negras que delatan elcollage. Era cuando ella consideraba que el trabajo había terminado y era lo que daba a leer en elcírculo de sus pocos íntimos y lo que me enviaba. Pero hubo siempre, en el caso de Elencuentro..., modificaciones.
Sobre esa primera fotocopia, ya leída por otros y a veces hasta ya editada, aparecíanmodificaciones; el proceso no había concluido; en la continuación de éste, en una sola etapa o envarias etapas, iba Marvel pegando finas tiras de papel a la hora de modificar detalles, tiras depapel con texto mecanografiado, recortadas después de pasar a máquina una o dos líneas, hastacuatro líneas en muy contados casos; esas tiras se advierten con relativa facilidad (aunque nosiempre) en la fotocopia final y nos ayudan para saber cuáles fueron las etapas de redaccióncuanto más que, en todos los casos, poseo también la versión original, e igualmente estadosintermedios que Marvel me envió en varios casos, siendo el volumen fotocopiado yencuadernado el último material de base para esta encuesta sobre la vida de cada cuento. Por otraparte, salvo «Barlovento», todos los cuentos llevan fecha al final; así consta, por ejemplo, con losque se publicaron en Caravelle; el editor de El encuentro... suprimió esos datos, no sé si apetición de Marvel o con su permiso o de motu proprio.
Jacques Fourrier recuerda que Marvel escribió «Barlovento» para enviarlo a un concursode cuento que tenía lugar en Venezuela –detalle que yo, si lo supe alguna vez, había olvidado.Cuando ella me anunció por teléfono el envío del cuento, a principios del año 1987, tal vez mehabló de esa participación fracasada en un concurso, pero no me dijo que ya se había publicado
22 G. Vargas, «Presencia de Barranquilla », Cromos, Bogotá, n° 3619, 2 de junio de 1987; también en El Heraldo,Barranquilla, 14 de junio de 1987.23 M. Moreno, El encuentro y otros relatos, Bogotá, El Ancora Ed., 1992, 156 p.
en un suplemento literario venezolano24. Creí que era un texto inédito y le propuse sacarlo en elnúmero 48 de Caravelle, de junio de ese año, y así se hizo25.
De las circunstancias de la redacción, solamente recuerdo las consultas fugaces que mehizo Marvel, hacia mayo o junio de 1986, sobre la letra de la conocida canción popularvenezolana del mismo título; esperaba que le suministrara la letra completa, pero al no poseersino una vieja grabación de muy mediocre calidad técnica yo no podía darle más que fragmentos.Un poco más tarde se me quejó de esa carencia mía, que la limitó, decía ella, en el desarrollo deun aspecto del cuento (obviamente, me digo hoy en día, la inclusión de versos de la canción).
Lo más llamativo en el aspecto circunstancial es la relación que el cuento tiene con«Oriana», la película de Fina Torres, terminada y presentada y premiada el año anterior, 198526.La dedicatoria a Elisabeth Burgos aparece solamente, escrita a mano, en el volumenmecanografiado y encuadernado que Marvel empezó a enviar a editoriales, hacia junio de 1991(en todo caso, fue cuando me envió ese volumen, el día 6 exactamente). El texto publicado enCaravelle había sido corregido por mí, consultando las correcciones con Marvel, pero se leolvidó ese trabajo nuestro y el manuscrito definitivo repite erratas que contenía el que recibí en1987 (por ejemplo, en el volumen de El Ancora, p. 141, «curbata» en vez de «curbeta», paradesignar el tambor de los negros barloventeños).
Marvel, como pasa también con los otros cuentos del volumen, introdujo modificacionescon relación a la versión inicial, pero en este caso son leves y pocas, e incluso muy pocas si setiene en cuenta la extensión del relato. Lo hizo pegando sobre lo que podemos llamar lafotocopia original esas finas tiras de papel que ya mencioné, con la nueva formulaciónmecanografiada. «Barlovento» es el único texto de El encuentro... en no llevar fecha al final.Pero repito que su redacción se sitúa hacia finales de la primavera de 1986. Tal vez se puedaprecisar un poco más si Jacques Fourrier encuentra documentos relativos a la participación deMarvel en un concurso literario venezolano.
El cuento terminado posteriormente es «El violín». El manuscrito lleva la fecha de juniode 1987; Marvel me lo había mencionado por teléfono en esos días, pues en una carta de junio 19le digo que lo estoy esperando; me lo envió el 23. Uno de los que más modificaciones sufrieronentre el primer estado y su forma definitiva: Marvel pegó doce tiras de papel, cifra bastanteelevada pues se trata de un texto, al fin y al cabo, bastante corto. Yo le había señalado a Marvelunos cuantos galicismos en el primer manuscrito y ella los corrigió; pero se le olvidó unsolecismo («la ama de casa») que también le señalé, que ella no tuvo en cuenta pero que el editorcorrigió 27.
Luego vino «El hombre de las gardenias», fechado de julio de 1987 (me lo envió Marvelel 4 de septiembre). Es un texto que recibió muy pocas correcciones: tres tiras de papelsolamente, rectificando faltas de mecanografía y cambiando dos sustantivos.
El cuento siguiente, en cambio, es el que sufrió la mayor cantidad de enmiendas. Se tratade «Sortilegios», que se tituló primero «En las oscuras alas del deseo» y con dicho título sepublicó en Caravelle28. Marvel lo había terminado en diciembre de 1987, me lo envió el 12 de
24 M. Moreno, «Barlovento », Champaña, Caracas, 7 de diciembre de 1986, pp. 89, 21.25 M. Moreno, «Barlovento », Caravelle, Toulouse, n° 48, 1987, pp. 175191.26 Trato brevemente este aspecto en mi trabajo ya citado, «Oriana. Del cuento de Marvel Moreno al guión de FinaTorres ».27 M. Moreno, El encuentro y otros relatos, op. cit., p. 44.28 M. Moreno, «En las oscuras alas del deseo», Caravelle, Toulouse, n° 50, 1988, pp.193198. Cabe completar eldato presentado en el coloquio y ampliar este aspecto de la ponencia leída entonces: debo a Ariel Castillo la
enero de 1988, y comprendí que sería muy importante publicarlo. El primer estado es el que sepublicó en nuestra revista. Luego vino, meses después, enviada el 6 de diciembre de 1988, laprimera modificación: en la primera página del manuscrito cambió la palabra «dibujado» por«pintado», pero esa corrección se le había olvidado o se le había extraviado la página corregida(en esos olvidos y esas pérdidas también está Marvel) cuando estableció el manuscrito definitivo:hizo modificaciones sobre la primera página del texto, pero fue sobre una fotocopia del estadoprimitivo (en el volumen impreso se dice, de nuevo, que Adelaida había «dibujado» unasacuarelas)29.
En esa etapa final, que pudo tener varios momentos, modificó el título y numerosasfrases. Las cintas pegadas aparecen con nitidez en la fotocopia: hay cuatro en la sola primerapágina, y diecisiete en total. No me dijo nada Marvel del cambio de título: cuando lo advertí alrecibir el volumen de fotocopias, me dijo que había querido evitar todo parecido con el título de«una película» (¡era la última de Buñuel!) –pero no creo que su decisión fuera muy afortunada.
«El día del censo» lleva la fecha del 5 de marzo de 1988 (enviado el 16 de abril). En elmanuscrito definitivo hay solamente, al parecer, una corrección: la de un galicismo que le habíaseñalado.
Muy poco después, fechado del 5 de abril de 1988, vino «Una taza de té en Augsburg»(enviado el 21 de mayo)30. También para este cuento me envió Marvel modificaciones el 6 dediciembre de ese año. Pero se equivocó al preparar el envío y lo que recibí eran páginas idénticasa las del estado primitivo del texto. El 23 de enero de 1989, o sea mes y medio después, meenvió la primera página nuevamente modificada: allí figuraba ahora la dedicatoria a la memoriade Darío Morales.
Una frase aparecía cambiada, al final del primer párrafo, y es evidente que este brevepasaje le planteó muchos problemas a Marvel, ya que la volvió a modificar nuevamente en laversión definitiva, la del volumen de las fotocopias encuadernadas. Obviamente, le costabatrabajo encontrar la expresión que le permitiera dar cuenta de un egoísmo sin límites en unpersonaje femenino. Tal vez hubiera sido preferible que conservara el estado intermedio. Laprimera versión (5 de abril de 1988) decía:
Observándola de cerca, sin embargo, se percibía en sus pupilas un destello glacial comola muerte.
La segunda versión (recibida el 23 de enero de 1989) decía:
información de que este cuento salió en las mismas semanas y con el mismo título en la revista Credencial, deBogotá (mayo de 1988, pp. 2932, ilust. de Sergio Valencia). Advierto que yo había corregido una falta deortografía en el original que conservo y que esa falta también apareció corregida en Credencial. Subsiste en cambioen el manuscrito encuadernado y nuevamente fue corregida para el volumen de El Áncora. Añado que Marvelnunca me dijo que estaba ofreciendo o había ofrecido ya a otras publicaciones los cuentos que yo le proponía sacaren Caravelle ; no que lo disimulara, pero era indiferente a los criterios de un editor de revista y, si pensaba algo aese propósito, pensaría que era mejor duplicar las oportunidades de ser leída. La forma como se portaba en materiade libros prestados, negándose a devolver los que podían serle realmente útiles (conocí los inconvenientes del caso,y sé que lo mismo le pasó a Fina Torres), da fe de su tranquilo egoísmo de escritora.29 Véase p. 22 de El encuentro y otros relatos,op. cit.30 El título de este cuento aparece como «Una taza de té en Augsburg» en todas las versiones mecanografiadas queconozco. La ciudad alemana se menciona con ese nombre también en el relato. Al parecer, el editor bogotanoprefirió hispanizar el nombre de la ciudad, una decisión más que discutible si se recuerda que además, en un primertiempo, el cuento debía suministrar el título del libro. Tal vez sea conveniente, cuando venga el momento de unareedición, pensar en restablecer la forma «Augsburg».
Observándola de cerca, sin embargo, se percibía en sus pupilas color turquesa un destelloque enfriaba el alma.
El estado final es el siguiente :
Sin embargo, observándola de cerca, se percibía en sus pupilas un destello metálico queasustaba a los hombres. No había en ellas el más leve rastro de afecto, pero sí de desdén.(p. 9 del libro editado)
Este collage quedó levemente corrido con relación al margen izquierdo, lo cual indujo altipógrafo a marcar enseguida un cambio de párrafo, pero no lo había en realidad. Este cuento hasufrido bastantes modificaciones, ya que en total son 14 tiras de papel las que se identifican en lafotocopia; hubo varias frases reescritas, pero en algunos casos solamente se trataba de introducircomas que marcaran más claramente la presencia de un inciso.
Luego vino «El espejo», terminado en noviembre de 1988, que Marvel solamente meenvió en enero del año siguiente (el día 23), junto con el cuento que terminó después de éste.Unos meses más tarde, el 30 de marzo de 1989, me envió un gran número de páginas corregidas:eran las páginas 1, 3 a 7, y 9 a11. Este envío es interesante porque Marvel ni cayó en la cuenta deque me mandaba lo que yo llamaría el original de la corrección, pues se trataba de las fotocopiasque llevaban pegadas las tiras de papel.
Estas, además, estaban pegadas sobre algo que era ya el segundo estado del cuento, puesse ve en la fotocopia que ya se habían pegado previamente otras tiras, bien visibles por la letramás negra o por un desvío de la línea. De modo que las cintas de papel pegadas en las hojas queMarvel me mandó aquella vez materializaban la tercera etapa de la vida del cuento; lo confirmael hecho de que ni la p. 1 ni la p. 3 llevan cintas pegadas y sin embargo un cotejo con las mismaspáginas en el primer envío demuestra que en ambas Marvel había cambiado ya una palabra.Finalmente, en ese mismo envío del 30 de marzo, observo que subsiste un galicismo(«altercación») que después aparece corregido («altercado») en el manuscrito definitivo31. Esdecir que la elaboración de «El espejo» se hizo en al menos cuatro etapas sucesivas.
«El encuentro» es el cuento siguiente, fechado del 10 de enero de 1989, y remitido el día23. En el envío posterior, el ya mencionado del 30 de marzo vinieron tres de sus páginasmodificadas: la 2, la 3 y la 5. Marvel no corrigió todos los galicismos y los posibles defectos deestilo que yo le señalé en ambos envíos. En el estado final del manuscrito se ven trece tiras depapel; es decir que también este cuento sufrió bastantes modificaciones.
«El perrito» se terminó en agosto de 1989 (envío del 14 de septiembre). Marvel,posteriormente, corrigió algunas faltas de mecanografía y dos galicismos que le señalé, pero dejósubsistir un «bonita mujer», algo que a mí me parecía ser un galicismo por recordarmedemasiado «jolie femme»32.
Luego vino «La sombra», también terminado, si nos fiamos de la fecha mencionada alfinal, en agosto de 1989 (con esa fecha se publicó en Caravelle)33. Hay sin embargo un detalleque me parece significativo y que nos lleva de paso a relativizar las fechas que Marvel ponía al
31 Véase El encuentro y otros relatos, op. cit., p. 76.32 VéaseEl encuentro y otros relatos, op. cit., p. 100.33 M. Moreno, «La sombra », Caravelle, Toulouse, n° 55, 1990, pp. 115120.
final de los cuentos de esa etapa en todo caso, impone relativizar la fecha que figura aquí, en«La sombra».
Ese detalle es la diferencia en las fechas de envío: si «El perrito», también terminado enagosto, fue despachado el 14 de septiembre, «La sombra» lo fue solamente el 14 de noviembre,lo cual incita a pensar que hubo una forma algo así como satisfactoria en agosto, pero no unaforma que Marvel juzgara del todo convincente. Creo que aún quedaba bastante trabajo, lo cualexplica que «La sombra» me fuera enviado dos meses más tarde, y lo cual a su vez se explica porla especificidad de «La sombra» en la colección de El encuentro...
Antes de reflexionar sobre este punto, anoto que en el estado final se ven solamentecuatro cintas pegadas sobre el texto primitivo, dos de las cuales rectifican faltas de mecanografíay las otras dos aportan muy leves cambios, con lo que llego a la conclusión de que, trabajadodetenidamente en una segunda etapa, todavía privada, «La sombra» no necesitó una revisiónfinal muy minuciosa; anoto también que Marvel no quiso corregir un galicismo que le habíaseñalado.
La especificidad de «La sombra» tiene que ver con la riqueza de su universo; mientrasque los demás cuentos del libro se fundan en una anécdota (tal vez haga falta marcar una leveexcepción en el caso de «El violín»), «La sombra» tiene precisamente eso, un universo, apenassugerido pero de una gran densidad y de una gran profundidad, y expresado además por mediode una modalidad narrativa muy peculiar. Allí recuperaba Marvel una idea que la habíaentusiasmado al iniciar la redacción de En diciembre... y que descartó al cabo de algún tiempo.Esa idea le había inspirado bastantes páginas que se quedaron entonces a nivel de tanteo, no deltodo fracasado pero tampoco logrado –debió pensar ella.
Bajo esa modalidad se escribieron primero los dos o tres capítulos iniciales de la historiade Dora. Marvel me había dicho algo de eso por teléfono, y recuerdo que fue a finales de 1977 oprincipios de 1978, haciéndome jurar que no revelaría a nadie su idea mientras no estuvieraterminada la novela: hacer hablar los muertos (se ve que Rulfo, que creo le mencioné aquellavez, no figuraba en su predilecta galería del boom). Había renunciado a esa idea al cabo de unoscuantos meses, cosa que me dijo en ya no sé muy bien qué momento del 78, no espontáneamentesino contestando una pregunta mía a ese propósito.
De modo que rescató la idea más de diez años después y resulta más que llamativo elhecho de que conservara al alcance de la mano unas treinta hojas mecanografiadas de eseprincipio fallido de la historia de Dora –ella que decía no conservar borradores por no querer quela posteridad supiera cómo se manejaba en su «cocina» literaria. Obviamente, no habíarenunciado a usar esa idea de los muertos narradores y de allí surgió tardíamente «La sombra».
En las hojas conservadas, la muerta que habla se llama Jimena Alvarado (es Ana MaríaAlvarado en el cuento), esposa de Fernando Casola y madre de Alejandra (como en el cuento), ysu monólogo de ultratumba es el que abarca otros monólogos, también de ultratumba. Esospersonajes aparecen allí compartiendo la vida de los protagonistas de la historia de Dora (unahistoria que, en esas hojas, presentaba rasgos que no subsistieron necesariamente en la novela talcomo la conocemos hoy). Marvel, cuando quiso escribir «La sombra», se contentó con excluir alos protagonistas de la novela y con dejar subsistir a los CasolaAlvarado con solamente unaparte de su historia, esta vez más sugerida que narrada.
El cuento más reciente del libro es «La peregrina», con fecha de febrero de 1990. No creoque Marvel lo trabajara mucho, aunque me lo entregó solamente el 28 de abril de ese año, a mipaso por París. Entre el primer estado y el último (probablemente nada más que el segundo entotal), se advierten pocas diferencias: algunas correcciones de estilo, algunas faltas de
mecanografía rectificadas, unos cuantos cambios, poco importantes a primera vista (dejémosle lapuerta abierta a la «segunda vista»).
La observación de la fotocopia definitiva, la del volumen encuadernado, permite advertirque debió haber en total nueve cintas pegadas sobre el texto primitivo. Creo que este cuentoalegre e irreverente, muy vital en el fondo, desempeña en el volumen un papel parecido al de «Laeterna virgen» en Algo tan feo... Marvel se divirtió escribiéndolo y se reía cuando locomentábamos, aunque sabíamos que el cuento hablaba de su preocupación fundamental, lalibertad, como en los tiempos de «El muñeco» y « Autocrítica», pero con una lucidez duramenteconquistada a lo largo de esos años.
Marvel me envió el volumen encuadernado el 6 de junio de 1991. Estaba empezando labúsqueda de una editorial. Entonces, se titulaba Una taza de té en Augsburg. Hermoso título parauna colección de cuentos, es verdad, pero no del todo acertado si se piensa en lo que hace lacoherencia del conjunto. No sé en qué momento de la espera se le ocurrió a Marvel cambiar eltítulo y escoger el nuevo y definitivo, más afortunado por más idóneo, de El encuentro y otrosrelatos, porque es cierto que todas esas historias narran de una manera u otra encuentros que sontambién revelaciones.
Y esta observación me lleva a abrir otra ventana sobre la lucidez de ciertas decisiones deMarvel. No sabíamos, ni Jacques Fourrier ni yo ni nadie, que Marvel había escrito otro relato enese período en el que iba elaborando su segundo libro de cuentos. Se trata de uno titulado «Lahora del gato», texto completamente inédito que lleva como fecha el mes de junio de 1989 y que,por lo tanto, es anterior a tres de los cuentos reunidos en El encuentro... El original de «La horadel gato» apareció pocos meses después de la muerte de Marvel, cuando Jacques Fourrierordenaba papeles. Marvel dejó ese cuento de lado, completamente, al parecer reservándolo paramás tarde, con buen olfato: no era una historia de encuentro. Sabía lo que hacía: no le interesabaabultar inútilmente su libro y pensaba ante todo en su unidad temática.
El tiempo de las amazonas
Vino después la novela en que desde hacía muchos años tenía Marvel la intención derecoger la crónica de sus primeros años en París, una novela de la que hablaba insistentementedesde finales de los 70, siempre con el temor de que la enfermedad no le dejara el tiempo deescribirla. Sí tuvo el tiempo, pero faltó poco. No creo que Marvel le concediera a su segundanovela la misma importancia que a la primera, o era una importancia de otra índole. Endiciembre... era la novela de la memoria y del pensamiento, una interpretación del mundo, elmensaje que Marvel quería dejar. Era, para recordar la expresión de Plinio, su «bibliabarranquillera».
La segunda novela iba a ser la de la vivencia parisina, como una Ilíada o una Odisea –para seguir refiriéndonos a títulos básicos de la cultura occidental. Recuerdos, más que memoria;cosas que, de vivir ella lo suficiente, era preferible no dejar en el olvido, pero en las que no iba ajugarse la escritora como se había jugado en En diciembre..., precisamente, en buena parte,porque ya existía En Diciembre..., y porque esos años que estaba viviendo con Jacques Fourriery en los que escribía sus nuevos libros eran la «ñapa », el regalo que le hacía la vida. Iba a ser ellibro de Marvel, más que el libro de Marvel Moreno.
Un libro que pudo no ser, pero que no por ello deja de ser un libro imprescindible eineludible, ahora que existe. Esta segunda novela aún inédita se titula El tiempo de las amazonas.La empezó a escribir Marvel cuando ya estaba terminando el segundo libro de cuentos. Jacques
Fourrier puede contar el proceso, es el único que pueda contarlo con exactitud. Marvel me envióla primera versión el 28 de febrero de 1994. Yo debía ir a París unas semanas después y mepedía que la leyera sin falta antes de mi viaje y me recomendaba, como siempre, que señalara sincompasión todo lo que me oliera a galicismo. En la tarde del domingo 20 de marzo de 1994hicimos esa revisión (fue la última vez que vi a Marvel). Sé que terminó la segunda versión de lanovela pocos meses después, ya que dedicó el verano de 1994 a pulir unos cuentos nuevos quedebían esperar turno tal vez desde antes de la redacción de El tiempo...
Los últimos cuentos
Sobre estos cuentos, los últimos, Jacques Fourrier también puede hablar más que yo.Marvel me mandó cuatro el 4 de septiembre de 1994. Uno de ellos es «El revólver» que lepublicamos en Caravelle34 y que salió en los días inmediatamente posteriores a su muerte; casialcanza a verlo editado, pero no fue así. Los otros eran «La maldición», aún inédito hoy; «Lasfiebres del Miramar», aparecido en Quimera35; «O.R.L.», inédito. Luego vinieron, como últimaoleada, hacia abril de 1995, «Mujeres, ¿han dicho mujeres?», que debía salir en la segundaedición del libro de Ludmila Damjanova36; y «Juega, playboy», publicado póstumamente en larevista de Milagros Palma37. Estos dos cuentos los vine a conocer solamente después de la muertede Marvel. Son seis cuentos, por consiguiente, a los que se debe sumar «La hora del gato» paraconstituir lo que será el tercer y último libro de cuentos de Marvel, un libro sobre el que no haytiempo para reflexionar aquí y cuyo proceso, por culpa de la informática, tal vez no sea tan fácilde estudiar (observación también válida para El tiempo de las amazonas).
Dos manuscritos
34 M. Moreno, «El revólver», Caravelle, Toulouse, n° 64, 1995, p. 157161. Hay otra publicación, levementeposterior, que me ha señalado Ariel Castillo: en Revista Dominical de El Heraldo, Barranquilla, 15 de octubre de1995, pp. 89. Dejando de lado varias erratas y unas cuantas equivocaciones en la organización de los párrafos,obvias unas y otras, la versión aparecida en El Heraldo presenta variantes con relación a la de Caravelle. Sabiendo,gracias a Ariel Castillo, que la versión de El Heraldo se fundaba en una copia que tenía el escritor Miguel FalquezCertain (primo de Marvel, a quien ella dedicó el cuento), le hice a éste una consulta epistolar. Su respuesta permiteaclarar lo que fue el proceso. La copia que él detenta es posterior (enero de 1995) a la que usé (agosto de 1994),pero más tardías son las modificaciones que Marvel efectuó en la prueba de computador que yo hice y le sometí; micarta de envío es del 27 de marzo de 1995; Marvel me las dictó por teléfono al día siguiente o al otro día y tengoahora –comunicada por Jacques Fourrier– una fotocopia de mi transcripción con las anotaciones manuscritas deMarvel. En un caso (Milán sustituido por Turín), Marvel refrendó un cambio hecho entre septiembre de 1994 yenero de 1995; en otro caso, volvió a cambiar («los palacios», convertido primero en «las casas» y finalmente en«los edificios»). Tachó además un segmento de la primera frase. Y me aceptó tres sugerencias que yo habíamaterializado en mi copia, señalándoselas en la carta : cambiar un «permitió» por un «hizo» (me pareció preferibleevitar una repetición del verbo), sustituir el galicizante «satín» por un «satén» más acorde al DRAE y tachar un «miquerido lector» en las últimas líneas. Propuestas mías que, tras un no muy largo debate, Marvel aceptó, pero unaMarvel ya cercana al total agotamiento, y que por lo tanto, lejos ya de las condiciones de apremio en que se preparaun número de revista, pueden resultar hoy en día más que discutibles. En todo caso, éstos son los elementos delproceso, que deberán tenerse en cuenta a la hora de establecer el texto definitivo.35 M. Moreno, «Las fiebres del Miramar», Quimera, Barcelona, n° 131132, 1995, p. 4850. Hay otra edición,posterior a la muerte de Marvel, en Lecturas Dominicales de El Tiempo, Bogotá, 25 de junio de 1995, pp. 67.36 M. Moreno, «Mujeres, ¿han dicho mujeres ?», en L. Damjanova, Sexo y lenguaje, Buenos Aires, Ed. UMA,1996, pp. 913.37 M. Moreno, «Juega, playboy», Livres ouverts/Libros abiertos, Paris, n° 3, Juliodiciembre 1995, pp. 1819.
Debo también volver sobre la publicación de dos breves manuscritos, manuscritospropiamente dichos, nunca pasados a máquina, que Marvel había conservado y olvidado a la vezy que Jacques Fourrier me mostró en agosto de 1995. Los saqué muy pronto en Caravelle38,simplemente porque me parecieron hermosos y, aunque sí me interrogué previamente, no tuve laimpresión de estar traicionando a Marvel al publicarlos.
Es cierto que eran como huellas de lo que fue su «cocina» de escritora a finales de losaños 70 o principios de los 80 (me parecen ser tanteos contemporáneos o preparatorios de los«capítulos de Catalina» en un caso y, más claramente en el otro caso, de los «capítulos deBeatriz», el segundo de la tercera parte del libro), pero eran ante todo fragmentos escritos enestado de gracia, trabajados hasta conseguir la perfección, y pienso que por algo los habíaconservado Marvel (es significativo el hecho de que ambos manuscritos no presenten ningunatachadura ni enmienda). El motivo estético, la convicción estética, fue fundamental en midecisión, pero tampoco pasé por alto, y así consta en mi nota introductiva39, la preocupación porun futuro conocimiento de la obra.
Todo me incitaba a publicar esos textos a los que di por título sus respectivos incipit,«Había que esperar...» y «Recostada a la balaustrada...» . Era como iniciar una nueva etapa en mirelación con Marvel, en la que el primer y definitivo ingrediente fue la emoción que sentía, allápor el 76 y el 77, al recibir y leer uno tras otro los cuentos de Algo tan feo..., esa admiración porla escritora, por su ética de artista y por su obra, su obra en proceso.
Ahora que ya no está Marvel, cuando aún hay que luchar por que se publique lo inédito ypor que vuelva a circular lo ya editado, también es tiempo de iniciar otra etapa. Me sentícomprometido con su obra en proceso, aún lo estoy, y también trato de asumir ahora el nuevoreto: un compromiso con el proceso de la obra, ese proceso que tuve el inmerecido privilegio deseguir desde tan cerca a lo largo de casi veinte años. También en este aspecto –un aspecto muyacadémico, lo concedo– seguirá operando, como hace más de veinte años, esa luminosa ydefinitiva admiración nacida al descubrir el manuscrito de «La Sala del Niño Jesús».
El párrafo definitivo
Cuando se murió, Marvel había emprendido desde hacía muy poco la redacción de otrocuento. De éste solamente nos quedará un párrafo escrito a mano, con una letra algo alterada porla enfermedad y el agotamiento pero siempre muy de Marvel, su letra aplicada y elegante aunqueno siempre clara, media página escrita en uno de sus sempiternos cuadernos escolares40. Esepárrafo único, que es el párrafo definitivo de Marvel Moreno, lleva este título: «Un amor de mimadre».
38 M. Moreno, «Había que esperar...», «Recostada a la balaustrada ...», Caravelle, Toulouse, n° 65, 1995, pp. 223225.39 J. Gilard, «Recouvrances. Quelques mots pour Marvel Moreno et un regard sur ses manuscrits », Caravelle,Toulouse, n° 65, 1995, pp. 219222.40 Marvel debía haber trabajado suficientemente este párrafo, ya que aparece con una sola tachadura.