La Odisea

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La odisea Por Enrique G. G 4º EPO.

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Investigación sobre las aventuras de Odiseo

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La odisea

Por Enrique G. G4º EPO.

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ÍNDICE DE LA INTRODUCION

¿Qué es la Odisea? ¿Quién escribió la Odisea? Conozcamos a Odiseo. ¿Dónde se desarrolla la Odisea? Comenzamos.

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¿Qué es la Odisea? La Odisea es un poema que narra el regreso del Valiente Odiseo

a su hogar en la isla de Ítaca, tras luchar y vencer en la guerra de Troya.

La Odisea es una continuación de otro gran poema, la Ilíada, que narra la guerra troyana.

Esta impresionante historia fue escrita en el siglo VIII a.C. Se compone de unos 24 maravillosos cantos, divididos en :

-Telemaquia (del I- IV): Cuentan la aventura de

Telémaco buscando a su padre.

-Aventuras marinas (del V-XII): Narran el

trayecto de Odiseo para volver a su patria.

-Venganza en Ítaca (del XIII-XXIV): Odiseo

regresa a Ítaca y recupera su trono.

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¿Quién escribió la Odisea? Tanto La Ilíada como la Odisea fueron narradas por el

gran poeta griego Homero. No se conoce gran parte de su vida, pero la tradición

cuenta que Homero era ciego. Se cree que vivió entre los siglos VII-VIII a.C.

(hace casi tres mil años)

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Conozcamos a Odiseo… Odiseo (también conocido como “Ulises” ) era el grandioso

rey de la pequeña isla Ítaca y uno de los míticos héroes griegos.

Su padre era el gran Laertes (el rey ) y su madre Anticlea, que murió mientras Odiseo luchaba en la Ilíada.

Su desposada era Penélope y su primogénito era Telémaco. Odiseo destaca entre los grandes héroes griegos por

su inteligencia práctica, su habilidad para escapar

de trances dificultosos y su gran facilidad de palabra. Aunque es un personaje de leyenda algunos

descubrimientos arqueológicos indican que éste

héroe pudo existir realmente.

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¿Dónde se desarrolla la Odisea?

Homero describió un territorio mítico que convertía al mar Egeo en el único océano del plantea.

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¿Dónde se desarrolla la Odisea?

En realidad:

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Comenzamos. Tras diez años de lucha en la guerra troyana y

conseguir esta difícil victoria, los Griegos pueden regresar por fin a su casa.

Odiseo quiere volver lo más rápido posible a su querida Ítaca, donde le espera su esposa Penélope y su hijo Telémaco desde hace diez años.

Desgraciadamente, los dioses ofendidos envían tormentas y peligros a los que se debe enfrentar.

Odiseo era muy inteligente y astuto y gracias a ello sobrevivió al largo viaje, que duró otros diez años más, y que os voy a contar …

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MIS CAPITULOS La batalla contra Polifemo. Eolo y el odre de los vientos. La maga Circe. El extraño inframundo. El canto de las sirenas. Escila y Caribdis. El ganado del sol. La ninfa Calipso. Los amables feacios y el regreso a Ítaca. La matanza de los pretendientes. Bibliografía.

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La batalla contra Polifemo

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Al salir de Troya, el viento llevó los barcos de Odiseo al país de los cicones, que habían sido aliados de los troyanos y, por consiguiente, enemigos de los griegos. Tras una larga batalla contra los cicones y perder a muchos de sus hombres

los barcos de Odiseo vuelven al

mar. Sin embargo, una gran tempestad

que dura diez días, arrastra los

barcos hasta un país habitado

por pacíficos seres que se

alimentan con flores de loto:

los lotófagos.

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Todos los que probaron esas extrañas flores, no sintieron ya el deseo de regresar a su patria.

Odiseo comprendió el peligro y, venciendo la resistencia de sus hombres, privados de memoria, les obligó a embarcarse y, luego de encadenarlos a sus bancos de remeros, volvió al mar.

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Tras varios días de tripulación los barcos habían atracado en la isla de los cíclopes.

Polifemo era un cíclope que vivía en una cueva repleta de carneros y ovejas que, cómo no, producían lácteos que el cíclope Polifemo engullía velozmente.

Odiseo y su tripulación fueron

a refugiarse en una cueva sin

saber que pertenecía a Polifemo. De pronto escucharon unos

estruendos y el ciclope entró en

la cueva, dejó paso a su valioso

rebaño, tapó la salida con una

gran piedra y encendió una hoguera.

De esa manera descubrió a la tripulación de Odiseo.

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De golpe, el cíclope cogió a dos inocentes tripulantes y los lanzó contra una roca; los demás estaban aterrados por el terrible gigante de un ojo al ver los sesos de sus dos amigos; para colmo el cíclope engulló a los fallecidos .

Cada día el ciclope repetía su desagradable escena, nadie sabía cuando iba a fallecer.

Odiseo tuvo un plan para escapar de ese horrible lugar : afiló la punta de un tronco de olivo; después ofreció toda la tinaja de vino que tenían al

ciclope, que quiso más diciendo :

- ¿Quien eres ?

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Odiseo muy astuto respondió:

- Mi nombre es “Nadie”

y el ciclope dijo:

-Seguiré engullendo de dos en dos a los tripulantes. Pero a Nadie me lo comeré el ultimo por ofrecerme su tinaja de vino.

El alcohol hizo efecto y el ciclope sucumbió a un gran sueño.

Mientras el ciclope dormía pusieron la punta de la enorme estaca en el fuego dejándola al rojo vivo.

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Después todos los tripulantes movieron la estaca y la hincaron en el ojo de Polifemo, luego giraron la estaca para que no hubiera rastro del único ojo que tenia en medio de la frente.

Polifemo gritó de dolor

despertando todos sus

hermanos cíclopes,

que preguntaron:

-¿Qué te pasa Polifemo?

-¡¡ NADIE ME HA CEJADO EL OJO !!

- Entonces habrán sido los dioses, así que grita menos que intentamos dormir –respondieron los cíclopes.

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Polifemo movió la roca que taponaba la salida y salió de la cueva con los brazos extendidos para tocar las cosas que por no tener ojo no podía ver.

Odiseo entonces pensó la forma de escapar:

Se agarraron a la barriga

de las ovejas, excepto Odiseo

que se agarró a la barriga del

carnero más grande.

Al amanecer el rebaño salió

de la cueva Polifemo iba

palpando los lomos de las

ovejas sin darse cuenta de que los tripulantes iban en las barrigas.

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Todos lograron escapar y llegar a su barco.

Ya en el mar Odiseo gritó a Polifemo:

-Si te preguntan quien te cegó diles que fue Odiseo hijo de Laertes

Y rey de Ítaca.

Polifemo ofendido comenzó a lanzar rocas contra el barco. Además rogó a su padre Poseidón , dios del mar, que Odiseo no regresara a su patria y que , si lo hacia fuera tarde, solo y mal.

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Eolo y el odre de los vientos.

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Odiseo y sus hombres llegaron a la isla de Eolia donde vivía, el poderoso dios de los vientos.

Los acogió como a huéspedes durante un precioso mes.

Al marcharse les ofreció un gran odre que contenía unos vientos que desencadenarían un potente huracán.

Eolo dejó fuera el viento Céfiro para empujar las naves de Odiseo.

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Tras nueve días de navegación estaban llegando por fin a su patria Ítaca.

Pero los avariciosos hombres de Odiseo pensaron que el odre contenía cantidad de tesoros y lo abrieron pensando poder repartírselos antes de llega a su patria.

Al abrir el odre se desató una gran tormenta que condujo a los barcos mar adentro.

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Tras varios días de navegación a punto de naufragar llegaron otra vez a la isla de Eolia, pero esta vez Eolo no los recibió como la última vez, y les grito:

-¡HABÉIS ENFURECIDO A LOS DIOSES! ¡NO AYUDARÉ A UN HOMBRE AL QUE LOS DIOSES ABORRECEN!

Odiseo y sus hombres

volvieron a sus naves

pero al no tener la

ayuda de ningún viento,

tuvieron que remar sin

descanso alguno.

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Tras un semana de navegación llegaron a Lestrigonia. Odiseo mandó a tres compañeros a explorar aquel

lugar, y cuando los vio su rey Antífates que era de grande como un monte, cogió a uno de ellos y lo engulló.

Los demás volvieron a los barcos y huyeron rápidamente de ese alocado lugar.

Pero los gigantes

lestrigones comenzaron

a arrojar a los barcos

enormes pedruscos.

Solo consiguió el barco

de Odiseo sobrevivir a

ese turbulento ataque.

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Odiseo comprendió que el gran Poseidón estaba cumpliendo el ruego de Polifemo, porque ahora de sus doce naves y de sus grandes tripulantes, sólo le quedaba una.

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La maga Circe

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Al llegar a Eea, Odiseo y sus acompañantes, durmieron durante dos días seguidos por el cansancio de haber estado varios días remando.

Tras reponerse del cansancio Odiseo organizó dos grupos, uno con veintidós hombres con Euríloco (uno de los hombres de Odiseo) que fueron los que exploraron la isla.

En un valle encontraron el palacio de la maga Circe: Una poderosísima maga hija del sol y nieta del océano.

Al llegar vieron leones y otros

animales que eran totalmente

pacíficos.

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Circe los recibió con hospitalidad ofreciéndoles queso, vino de calidad, etc.

Al probar el vino todos fueron convertidos en cerdos porque habían probado una droga que Circe les había colocado en la bebida. A continuación los encerró en una pocilga.

Euríloco, que no había querido

entrar en el palacio, avisó a

Odiseo del peligro que corrían

si entraban al palacio, además

añadió lo ocurrido con los

tripulantes.

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Odiseo fue a ayudar a sus amigos. Por el camino se encontró a Hermes disfrazado de joven que le dijo como actuar:

“Toma esta flor blanca como la nieve y de raíces negras, tómatela antes de comer y de esa manera no te hará efecto su droga. Luego haz como si fueras a matarla y cuando te pida que no la mates y que seáis amigos, hazle jurar que no te hará daño”.

Odiseo hizo todo lo que le dijo Hermes.

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Todo salió bien y Circe preparó una comida espléndida para Odiseo, pero el le dijo que no comería hasta que liberara a sus queridos compañeros. De esa manera Circe los liberó de las pocilgas y les devolvió sus formas humanas .

Tras reunirse todos en el palacio de Circe celebraron un gran banquete.

Odiseo y sus hombres permanecieron en Eea durante un feliz año.

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El extraño inframundo

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Después de tantos banquetes y comidas, los tripulantes recordaron a Odiseo que si de verdad quería regresar a su patria, que dejara esos agradables aposentos y que embarcaran mar adentro.

Odiseo estuvo pensado en Ítaca y cuando sus tripulantes dormían el conversó con la maga:

-Si deseas irte, hazlo, pero no sé lo que necesitas para llegar a tu patria -dijo Circe-. Tendrás que ir al reino de los muertos e invocar al espíritu de Tiresias,

el profeta ciego de Tebas.

Circe le explico como llegar al reino

de los muertos.

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Al día siguiente Odiseo y su tripulación zarparon y un viento enviado por Circe los empujó en la dirección adecuada.

Tras varios días de navegación llegaron al tenebroso reino de Hades.

Allí cavaron una zanja donde mezclaron leche, miel y vino dulce. También sacrificaron a la oveja y al carnero y derramaron su sangre. Todo este alimento de Odiseo fue entregado por la poderosa maga Circe.

Los espíritus se acercaron ansiosos de oler la sangre fresca, pero Odiseo se lo impedía con su espada.

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Apareció por fin Tiresias y Odiseo le dejó beber de la sangre, quedando fortalecido. Entonces Tiresias le dijo a Odiseo:

-Poseidón sigue enojado contigo por haber cegado a su hijo Polifemo y pondrá obstáculos en tu viaje. Llegarás a la isla de Trinacria donde se encuentran las sagradas vacas del sol, no debéis de matar a ninguna o un rayo caerá en vuestra nave y os matará a todos excepto a ti.

Después de hablar con Tiresias, Odiseo hablo con su madre Anticlea, con el rey de los griegos Agamenón y con los héroes de la Ilíada, Áyax y Aquiles, además de ver a otros espíritus conocidos.

Al final presas del pánico, Odiseo y sus hombres regresaron a su barco y volvieron a Eea.

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El canto de las sirenas

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Antes de despedirse de Odiseo, Circe le anunció nuevos peligros y le explicó como superarlos: las sirenas, los peñascos errantes, Escila y Caribdis.

Odiseo y sus hombres partieron de Eea y tras navegar un tiempo divisaron una isla semejante a un prado florido desde donde llegó un dulce canto de mujeres:(las sirenas, que eran unas mujeres aladas que atraían a los marineros con sus cantos para luego devorarlos)

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Odiseo, siguiendo las explicaciones de Circe, fundió cera al sol y la puso en los oídos de sus hombres dejándolos sordos; luego pidió a sus hombres que lo ataran al mástil del barco. El no se puso cera en los oídos para es cuchar sus bellos cantos.

Como pasaban cerca de la orilla, las sirenas les vieron y empezaron a cantar a Odiseo, diciéndole que se acercara, que se fuera con ellas porque le relatarían agradables historias sobre la Ilíada y todo lo que ocurría en la Tierra.

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Odiseo movió las cejas a sus compañeros como diciéndoles que le soltaran, pero unos lo ataron más fuerte y otros remaron con más velocidad.

Finalmente la isla se perdió de su vista y dejaron de oírse los cantos de las sirenas.

Los hombres de Odiseo se quitaron la cera de los oídos y desataron a Odiseo, que estaba llorando.

Y así fue como superaron el primer peligro anunciado por

la maga Circe.

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Escila y Caribdis

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Tras un largo periodo navegando divisaron dos grandes rocas:

-Una de ellas tenía el pico entre las nubes y su cueva era tan profunda que una flecha perfectamente lanzada no tocaría su fin. En ese monte vivía Escila, un monstruo de seis cabezas que devoraba a los inocentes marineros que pasaban cerca de ella.

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-En la otra roca se encontraba una higuera y al lado de esa enorme roca se encontraba Caribdis, la poderosa hija de Poseidón y de Gea, que tragaba tres veces el agua del mar y tres veces la devolvía cada día, formando un remolino que ningún navío podía superar.

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Odiseo fue por la roca de Escila como le había aconsejado Circe, ya que era mejor perder a seis marineros engullidos por Escila que morir todos bajo la monstruosidad de Caribdis.

Así lo hicieron y Odiseo sin decírselo a sus hombres, les dijo que rodearan la roca de Escila y vieron como seis de los tripulantes de Odiseo le llamaban por última vez mientras Escila se los comía con cada una de sus cabezas.

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Al final consiguieron escapar de ese horroroso lugar antes de que Escila se comiera a otros seis de los mejores marineros de Odiseo.

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El ganado del sol

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Ya muy lejos de Escila y Caribdis, Odiseo les comentó a sus hombres que no debían de ir a la isla Trinacria, que era donde vivían las adoradas vacas del dios del sol, Helios, hijo de Hiperión. Pero si iban, solo sería para descansar, y así hicieron.

Las vacas del sol no se reproducían pero tampoco morían y este rebaño era muy tentador dado que su belleza era inmensa.

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Todos descansaron felizmente después de comer un poco de lo que Circe les había dado. Así estuvieron durante muchos días hasta que las provisiones se agotaron y Odiseo se preocupaba porque si tocaban el ganado del sol, algo horroroso les pasaría .

Al poco rato se desencadenó una gran tormenta que duró un mes entero y los tripulantes de Odiseo no tuvieron mas remedio que engullir unos peces y algunas de las aves marinas que encontraron.

Odiseo, fue a rezar a los dioses a un templo de esa extraña isla. Después de un largo tiempo se dejó vencer por el sueño.

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Al despertarse, vio que sus hombres estaban engullendo unas deliciosas vacas, porque decidieron que no había desgracia mayor que morir de hambre, y que Helios les perdonaría ya que lo habían hecho por sobrevivir.

Esto enfadó mucho a Helios que pidió rápidamente a Zeus que los castigara o no alumbraría a los vivos pero si a los muertos. Y Zeus dijo que tiraría un rayo al navío de Odiseo.

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Al fin desapareció la tormenta y los hombres rápidamente se hicieron a la mar.

Al montarse todos los tripulantes al barco, un gran rayo partió la nave en dos matando a todos los hombres menos a Odiseo que se agarró al mástil del barco juntándolo con una cuerda a la quilla del barco y se dejó llevar por el rugido de las olas.

Al salir el sol Odiseo se dio cuenta de que estaba muy cerca de Escila y Caribdis que rápidamente se trago las maderas en la que Odiseo deambulaba. Esperó a que las vomitara para salir rápidamente de ese espantoso lugar.

Fue sin rumbo durante 9 días seguidos hasta que al fin llegó a la isla de Calipso, donde la ninfa le acogió y le cuidó.

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La ninfa Calipso

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La ninfa Calipso era una ninfa inmortal que vivía en una isla rodeada de animales y pájaros.

Acogía a Odiseo con mucha amabilidad en todo lo que quería, y hasta le ofreció a Odiseo la inmortalidad que este rechazó, pero había una cosa que Calipso se negaba a ofrecer a Odiseo: era partir de su isla para regresar a la suya (Ítaca).

No le permitía partir de ese lugar porque al acogerle y cuidarle se había enamorado perdidamente de él, pero Odiseo no de ella, solo de Penélope, y se pasaba todos los días tumbado en la costa esperando a que llegara un barco que nunca llegaría para sacarle de aquel lugar para poder llevarla con Penélope y su pobre hijo que todavía no había conocido.

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Así transcurrieron 7 años seguidos, y Odiseo todavía quería regresar a su patria.

Atenea había estado vigilándole todo ese tiempo y le contó todo lo sucedido a los dioses, y Zeus rápidamente le ordenó a su hijo Hermes que le dijera a Calipso que dejara a su amante Odiseo para que pudiese llegar a su bella patria Ítaca.

Calipso tuvo que ceder al favor de los dioses.

Encontró a Odiseo en la playa, como siempre, y muy entristecida le dijo que se podía ir, y le dijo los árboles que podía talar para crear su balsa, le dio alimento y le dijo por fin qué podía hacer para llegar a su patria.

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Odiseo fue felizmente con su balsa por todo el mar yendo en dirección a un a tierra que creía conocer (la de los feacios) para que luego ellos le llevaran a su amada Ítaca, que no la veía desde hacía más de 15 años seguidos.

Desgraciadamente Poseidón lo vio y se encolerizó al saber que los demás dioses habían ayudado al hombre que había cegado a su hijo Polifemo y desencadenó una terrible tempestad en la que Odiseo salió volando de su balsa, y las olas le hundían sin piedad sin dejarle respirar nada.

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Por suerte la diosa Ino se apiadó de él y transformándose en una gran gaviota le dijo que se quitara las ropas que llevaba porque se hundiría mas y que se pusiera su velo debajo del pecho (En la cintura) porque de esa manera le protegería y no tendría que temer a la muerte; acto seguido le dijo que nadara con todas sus fuerzas para llegar a la playa, y que cuando llegara lanzara su velo al mar con la cara mirando a la tierra.

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Odiseo le hizo caso, y nadó y nadó hasta llegar por fin a la playa, y recobrar el aliento. Lanzó el velo y busco un escondrijo entre los árboles, para que el mar no se lo llevara, ni los animales le atacaran. Entonces Atenea se apiadó de él y le cerro los ojos para que pudiera descansar en paz.

Odiseo había llegado por fin

a la tierra de los feacios.

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Los amables feacios y el regreso a Ítaca

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Mientras Odiseo seguía durmiendo, Nausícaa (la hija del rey de los feacios) había hecho su colada y estaba disfrutando con sus criadas jugando a la pelota cerca de donde dormía Odiseo.

De pronto Nausícaa lanzó muy fuerte la pelota, que cayó dentro de un remolino en el rio y una de las criadas gritó asustada, cosa que despertó a Odiseo de su sueño. Se acercó a ellas tapándose un poco, ya que estaba desnudo, y todas asustadas salieron corriendo porque tenía un aspecto horroroso, menos una que era Nausícaa.

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Odiseo le contó como Helios le lanzó un rayo a su nave y como había llegado allí, y ella le dio comida, vestidos y le dijo como llegar al palacio de su padre Alcínoo.

Odiseo le hizo caso a Nausícaa y emprendió el viaje tal y como se lo había dicho Nausícaa hasta llegar al palacio del rey.

Allí le recibieron Arete y Alcínoo con amabilidad , además de preguntarle a Odiseo su nombre que este se negó a decir hasta que se lo confesó cuando el juglar ciego Democodo cantó relatos de la Ilíada, cosa que le recordó a Odiseo muchas inolvidables batallas que tuvo, luego les contó todas sus aventuras y hasta participó en sus juegos feacios en los que superó a todos con el disco y finalmente, los dioses le prometieron al día siguiente un barco y cincuenta hombres para guiarle.

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Odiseo llegó a Ítaca gracias al barco con los obsequios que le habían regalado los amables y generosos feacios.

Se despertó porque le habían dejado dormir en una playa que desconocía y lloró porque no sabía qué hacía en aquel lugar.

Atenea lo había cubierto con una nube que lo hacía invisible. Atenea de pronto se le apareció en forma de pastora y le preguntó como había llegado a ese lugar; Odiseo sin saber muy bien como había llegado a ese lugar, y desconfiando de ella porque no la conocía le mintió.

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Atenea sonriendo le dijo quien era y le explicó todo lo que estaba ocurriendo en Ítaca y qué debía de realizar para destruir a los dichosos pretendientes para recuperar el trono.

Además le contó que los pretendientes estaban devorando su precioso vino y su valioso ganado, pero lo que más rabia le daba era que le intentaban quitar a su mujer Penélope, a la que le estaban obligando a casarse con uno de ellos.

Además Telémaco estaba viajando para saber más sobre él y no lo encontraba.

Diciéndole esto le dijo que fuera con el porquero Eumeo porque confiaba en el y quería mucho a su familia. Al terminar estas palabras lo convirtió en un anciano para que nadie lo reconociera.

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Odiseo cruzó un bosque hasta donde la diosa le había dicho que encontraría a el porquero Eumeo.

Cuando llegó a la puerta de la pocilga tres enormes perros le vieron y empezaron a ladrarle, se abalanzaron a Odiseo como para descuartizarlo pero se retiraron cuando Eumeo al escuchar sus ladridos fue rápidamente y los alejó a pedradas.

Luego invitó a Odiseo en la pocilga donde comieron bebieron y Eumeo empezó a contarle que su señor había muerto y que los pretendientes querían destruir a Telémaco, estaban devorando todo lo que le había costado tanto trabajo conseguir y como estaban acabando con la paciencia de su amada Penélope.

Odiseo le prometió a Eumeo que su señor volvería ese mismo año, incluso que volvería antes de que la luna cambiase. Pero Eumeo, sin sospechar que estaba hablando con su antiguo señor, no le creyó.

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Entonces, Odiseo se inventó otra historia distinta a la que le había contado a Atenea.

Al bueno de Eumeo, le había dado mucha pena ese viejo (Que en realidad era Odiseo) por todas las desgracias que había sufrido según le había contado en la historia.

Eumeo cenó con Odiseo en su casa, pero al poco tiempo se desencadenó una gran tormenta que no dejó salir a Odiseo de la casa de Eumeo, así que él le dio buena cama y ropaje mientras dormía en una cueva con los cerdos para procurar que no los matara la violenta y retorcida tormenta.

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Al despertarse, Odiseo oyó unas pisadas y vio que los perros no ladraban pero sí movían la cola como diciendo ”Entra, no te haré daño alguno”.

Así que Odiseo le dijo a Eumeo (que acababa de despertarse) que algún compañero suyo venía a verle. No acababa de terminar estas palabras cuando de pronto apareció Telémaco, Eumeo al verle se alegró al verlo sano y salvo, porque los odiosos pretendientes querían asesinarlo brutalmente.

Eumeo le contó las novedades de Ítaca y después le presentó al anciano con quien comieron muy gustosamente. Entonces Telémaco le comentó a Eumeo que debería comentarle urgentemente a su madre Penélope que había regresado sano y salvo, porque no quería que siguiera sufriendo por su culpa.

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Entonces Atenea al ver que se estaban quedando solos padre e hijo, hizo que Odiseo saliese fuera para transformarlo en su forma habitual.

Cuando Odiseo volvió a entrar a la cabaña lo vio Telémaco pensando que era un dios, pero Odiseo le respondió:

-¡No soy ningún dios, Telémaco! Soy Odiseo tu padre, Atenea me había transformado en un anciano para que nadie me viera, y me ha devuelto mi aspecto para que sepas que soy yo.

Se acercaron muy emocionados

y se dieron un gran abrazo

padre e hijo, y lloraron durante

mucho rato sin decirse nada.

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Después del armonioso abrazo de Odiseo y Telémaco, hablaron de sus viajes y aventuras pero sobre todo de cómo acabar con los pretendientes que le habían causado tantos problemas desde que partió a Troya, y que habían desaprovechado las riquezas que poseía Odiseo. Pero por lo que Odiseo estaba más enfadado era porque estaban molestando a su querida mujer Penélope.

Al amanecer del siguiente día Telémaco le dijo al porquero Eumeo que iba a salir a la ciudad con el viejo anciano (Odiseo) para ver a su madre.

Eumeo acompañó a el que creía por anciano al palacio de Penélope (y de Odiseo).Eumeo cedió paso a Odiseo para entrar en el palacio, y tristemente, Odiseo vio a su perro, Argos. Estaba lleno de garrapatas, enfermo y encima de un montón de estiércol sin poder moverse, pero reconoció la voz de su amo y movió la cola y levantó la cabeza, después de ver a su amo, Argos murió.

Odiseo quiso acariciarlo pero no podía

porque creerían que tenía algo que ver

pero al entrar una lagrima rondó por la

mejilla de Odiseo.

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La matanza de los pretendientes

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Odiseo, con la miserable apariencia de un pobre y anciano mendigo, penetró en el hermoso palacio de Penélope (y suyo) y comenzó a pedir limosna a los desdichados pretendientes. Algunos de ellos le dieron algo pero Antínoo, el más cruel y desvergonzado de ellos, le tiró con suma fuerza la banqueta en la que se sentaba en el hombro. Odiseo ni se inmutó, no dijo nada, solo movió la cabeza de un lado a otro, le dolió mucho en el cuerpo y en el alma.

Eumeo le dijo la reina Penélope lo que le había hecho Antínoo al pobre anciano (Odiseo) la reina Penélope dijo:

-¡Ojalá el dios Apolo, que dispara agudas flechas envenenadas, le haga el mismo daño que él hace a los demás!-

Luego le pidió al porquero Eumeo que llamara al mendigo para ver si le podía dar noticias sobre su marido Odiseo, al que no veía desde hacía casi 20 años.

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Mientras tanto, hartos ya los pretendientes de tanto beber y comer se fueron todos a sus casas. Entonces Odiseo aprovechó para llamar a Telémaco y le dijo que era el momento de esconder las armas de todo el palacio como habían planeado en la casa de Eumeo.

Tras haber escondido todas las armas con ayuda de la vieja aya Euriclea, Odiseo fue a hablar por fin con Penélope, tal y como se le había pedido.

Al final de una eterna charla, Odiseo convenció a Penélope de que el viejo mendigo había visto a su amado Odiseo que no veía desde hacía 20 años consecutivos.

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Luego Penélope le dijo a su criada Euriclea que le lavase los pies al anciano extranjero. Euriclea era ya muy vieja, tanto, que de hecho cuidó a Odiseo en su infancia.

Al lavarle los pies al viejo mendigo, vio que tenía una cicatriz en el tobillo que una vez le hizo un jabalí a su señor, ella se acordaba muy bien. Una alegría inmensa invadió su corazón y a la vez un dolor tremendo, no podía hablar porque la alegría se lo impedía; intentó hacerle un gesto a Penélope para decirle que tenía delante a su amo pero Odiseo se lo impidió y le contó su secreto; luego ella le prometió que no se lo iba a decir a nadie y se puso a lavarle los pies con inmensa alegría.

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Antes de que Odiseo se fuese a dormir, Penélope le quiso preguntar su opinión sobre un sueño que había tenido hace poco.

“Yo tenía en el palacio 20 hermosos gansos a los que me encantaba observar mientras ellos engullían unos matojos de trigo que yo les preparaba, pero en el sueño, un águila bajaba del cielo y los mataba a todos; yo me puse a llorar y a gritar pero el águila me dijo:

-No llores Penélope porque esto no es un sueño, sino una visión; yo (el águila) soy Odiseo que está matando a todos los pretendientes (los gansos).

Me desperté y rápidamente me di cuenta de que todos los gansos estaban perfectamente comiendo un matojo de trigo como hacían todos los días normalmente.

Odiseo le respondió que confiara en lo que el águila (que era Odiseo) le había dicho, pero Penélope tenía miedo de que fuese un sueño falso, y esperó con toda su alma que fuese una visión verdadera.

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Antes de que Odiseo se fuese a dormir, Penélope le dijo que al día siguiente haría una prueba a los pretendientes a la que llamaría “La prueba de las doce hachas”.

La prueba consistía en lanzar una flecha con el arco de Odiseo que tendría que pasar por los doce anillos de cada hacha, que estarían incrustadas en el suelo, como realizaba Odiseo cuando estaba con ella.

Penélope le explicó que quien ganara la prueba conseguiría su matrimonio. Odiseo le dijo que lo hiciese enseguida porque su esposo llegaría antes de que los pretendientes consiguiesen superar dicha prueba.

Al amanecer del día siguiente, comenzó “La prueba de las doce hachas”. Telémaco, con miedo de que no aceptaran el reto el decidió apuntarse también, pero al final, no pudo así que no tuvieron mas remedio que participar los pretendientes.

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Ninguno de ellos lo consiguió, porque ninguno de ellos tenía la fuerza de Odiseo, y ya solo quedaban dos y uno de ellos era el orgulloso de Antínoo.

En ese mismo instante el porquero Eumeo y el boyero Filetio salieron de la sala y Odiseo los siguió; ya fuera de la sala Odiseo les confesó su identidad a sus dos fieles servidores diciéndoles que necesitaba su ayuda, y para que ellos le creyeran les enseñó su cicatriz. Los dos al reconocerle lloraron y le abrazaron antes de decirle que harían lo que él quisiese.

Odiseo les dijo:

-Volveréis a la sala, pero no juntos. Los pretendientes no querrán darme el arco y las flechas cuando se las pida, pero tú, Eumeo los coges y me los das. Después di a las criadas que cierren las puertas de la sala sin que los pretendientes se den cuenta. Y tú, Filetio cierras las puertas del patio con cerrojo también sin que los pretendientes se enteren.

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Luego Odiseo entró en la sala y se sentó donde solía sentarse, y vio como Eurímaco (otro de los pretendientes) tampoco conseguía tensar siquiera el arco de Odiseo, y el vanidoso de Antínoo ni siquiera se atrevió a participar porque tenía miedo de fracasar como un cobarde.

Fue entonces cuando el anciano mendigo les pidió a los pretendientes si podía participar en la prueba, porque había tenido mucha fuerza y quería ver si la seguía teniendo.

Todos los pretendientes se rieron de él, pero Penélope salió en su ayuda. Telémaco le rogó a su madre que se fuese a sus habitaciones y le dejara a él que cuidara de los hombres un rato.

El porquero Eumeo le dio las armas a Odiseo, pero los pretendientes empezaron a insultarle, y le entró el miedo, pero al final se las dio y de esa manera Odiseo pudo coger el arco y las flechas que tan bien conocía.

Después, Eumeo le dijo a la anciana Euriclea que cerrara todas las puertas de la sala y a Filetio que cerrara todas las puertas que daban paso al patio.

Hecho esto los dos regresaron a la sala.

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Odiseo sin esfuerzo alguno tensó el arco y disparó con un gesto de muñeca una flecha perfectamente lanzada, que atravesó los 12 anillos de cada hacha.

Aprovechando esta distracción de los pretendientes, hizo una seña a Telémaco y éste se ciñó la espada y cogió la lanza. Entonces Odiseo se quitó los harapos, saltó al umbral de la sala con el arco y la aljaba o carcaj llena de flechas y dijo:

-Ahora voy a apuntar a otro blanco. El primero en caer fue el desvergonzado de Antínoo. Y luego otro y

otro hasta que se le terminaron las flechas.

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Después apoyó el arco en una columna, se puso el yelmo en la cabeza, el escudo al brazo y cogió dos lanzas.

Un cabrero traidor, llamado Melantio, fue a buscar armas para dárselas a los pretendientes. Les llevó 12 lanzas, 12 escudos y 12 yelmos.

Cuando Odiseo se dio cuenta, le dijo a Eumeo que impidiese que les diese más. El porquero Eumeo y el boyero Filetio mataron a Melantio y volvieron a cerrar las puertas de las armas de Odiseo.

La lucha fue durísima, porque los pretendientes habían conseguido las 12 lanzas. Eran muchos contra sólo dos, pero entonces Atenea intervino en la lucha en forma de golondrina y fue a posarse en una de las vigas de la esplendida sala.

La diosa desviaba todas las lanzas que lanzaban los pretendientes contra Odiseo y Telémaco. En cambio las que lanzaban ellos siempre daban en el blanco.

Los pretendientes que quedaban empezaron a huir por toda la sala. Solo sobrevivió el juglar Femio que cantaba a los pretendientes para ganar un poco de dinero.

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Odiseo revisó la sala para ver si había algún pretendiente todavía vivo, y al ver que no, les confesó a todos los que había en la sala (los/as criados/as, que salieron de sus escondrijos) quién era; Todos estaban llorando y sonriendo de alegría.

La anciana Euriclea fue a decirle a Penélope que Odiseo estaba en el palacio y había matado a todos los pretendientes. Los dioses habían sumido a Penélope en un sueño para que no oyera los sueños y no se angustiara. La fiel aya se acercó a la cama de Penélope y le dijo:

-Despierta, Penélope, hija querida, para que veas con tus propios ojos lo que siempre has estado esperando año tras año ¡Ha llegado Odiseo! ¡Y a dado muerte a todos los pretendientes que invadían tu palacio y se comían tus bienes!

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Penélope se despertó enseguida, pero le dijo:

-¡Ama mía! Los dioses te han trastornado el juicio. ¿Por qué te burlas de mí, que padezco tanto, diciéndome mentiras? No había dormido tan bien desde que Odiseo se fue a Troya, ¡Y tú me despiertas con embustes!

-No son mentiras, mi reina- le repuso la anciana-, sino la pura verdad. Odiseo esta aquí, ¡Era aquél viejo mendigo que habló contigo! Ya lo sabía antes Telémaco, pero se calló para que Odiseo pudiera realizar su venganza contra todos los pretendientes que le habían causado tanto daño.

Luego conversaron sobre todo lo ocurrido, y Euriclea le dijo a Penélope que la siguiera para que pudiera abrazarlo.

Pero Penélope no estaba del todo seguro, y hasta creía que era un dios el que había matado a todos los pretendientes y no sabía si preguntarle cosas o abrazarle.

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Al entrar en la sala, vio a Odiseo sentado de espaldas a una columna, con la mirada baja, ella fue a sentarse con él, junto al fuego.

Estuvieron un rato sin decir nada, hasta que Odiseo se lavó entero y Atenea le devolvió su aspecto natural; luego volvió con Penélope, hablaron durante un escaso tiempo hasta que se reconocieron.

Penélope sentía que le fallaban las rodillas y lloró y abrazó a Odiseo de alegría; el también lloró conmovido, porque tenía por fin, en sus brazos a su amada Penélope.

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Al día siguiente Odiseo quiso ir a abrazar a su padre Laertes a ver si lo reconocía o no.

Estuvieron mucho tiempo hablando de todo lo ocurrido en Ítaca y Odiseo al ver que su padre estaba sufriendo mucho por su pérdida le confesó su identidad, y para que se lo creyese le enseñó la cicatriz del jabalí y luego le dijo todos los árboles que él le había regalado en su niñez.

Laertes sintió que le fallaban las piernas, y sumidos en un gran abrazo, lloraron y se alegraron de estar juntos padre e hijo.

A partir de este momento la paz regresó a Ítaca…

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Y aquí acaban las enrevesadas aventura s de nuestro héroe Odiseo llegando por fin la paz en Ítaca.

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FIN

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1º “La Odisea contada a los niños” por Rosa Navarro Durán y con ilustraciones de Francesc Rovira. Editorial edebé.

2º “Las aventuras de Ulises” la historia de la Odisea por Rosemary Sutcliff y con ilustraciones de Alan Lee. Editorial Vicens Vives.

Bibliografía:

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Gracias por vuestra atención.

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¿Alguno de vosotros tiene alguna duda o pregunta?