La Oruga Superlativa nº 3

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Tercera entrega del fanzine creado por el Club Manga de la Biblioteca Civican

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La Oruga está de viaje. Pero nosotros no. Que hay mucho mundo que conquistar. Sin embargo, este curioso ser que se adueñó del cerebro de un colega nuestro y nos obliga a diseñar este fanzine no nos ha dejado de lado. Reconoce nuestro trabajo y nos manda bonitas postales. Está en Japón, por lo visto. Y no nos vamos a poner ahora a hacer cosas originales, así que ahí va este número sobre el país del Sol Naciente.

¡¡Una vez más, aquí llega!!¡¡Sujétense la cabeza, porque esta vez lleva Katana!!

Índice

- Cerebel (en nuestro cerebro nuestra personalidad, nuestra historia, nuestra intención): Editoriales, presentaciones y demás.

- Cuore (cada uno tenemos un corazón, por él nos conocerás).El núcleo: cómics a cascoporro.

- Digitum (magníficos dedos, vosotros que sostenéis el pincel sobre el lienzo, que tecleáis magníficos escritos): Textos, reviews y recomendaciones.

- Oculum (dichosos los ojos del artista, ya que han visto todo su arte): Imágenes, fotos y jetas (parte II)

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By Bárbara

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Cocinaba. Y eso no podía ser bueno. La última vez que alguien regaló galletitas, Blanca acabó uniendose al gremio de nigromantes (y sabe Dios que eso no fue agradable para los gatitos muertos del cementerio de animales). Pero eran galletitas, al fin y al cabo, y caímos en la tentación. Llegó esta chica adorable, y nadie se temió la verdad. Super-mona, cocinera y con una carita de angelito... oruga tenía que ser.

No te engañes, Sofía. Sabemos que eres de las orugas. Sabemos que las galletitas están envenenadas. Hemos descubierto tu plan para matarnos a base de sonrisas super-dulces, tosecitas extrañas y muchas, pero muchas, galletitas y dulces varios.

Parecías normal... demasiado normal para estar en este grupo... demasiado normal para ser de los buenos.

Pero no te tememos. Aunque no lo supieses, todos nos hicimos un lavado de estómago, así que tus galletitas envenenadas no matarán a la redacción de esta revista, al menos no hoy. Jejejeje... ¿Cómo? ¿Cómo que no os hicísteis el lavado? ¿Lo soñé? ¿¿Estás de broma?? Oh, no. Esto es malo, muy malo.

Mientras me quede un aliento de vida, os lo diré: si alguna vez una chica adorable con una bandeja de galletitas os invita a una, rechazadla. Sé que es difícil, pero debéis ser fuertes. Nosotros hemos caído: no cometáis vosotros el mismo error. Sniff, espero que sobrevivamos un poco más, pero creo que este fanzine desaparecerá por un tiempo... pero volveremos, Sofía. No lo dudes: nos vengaremos en el cuarto número de L.O.S.

By Arroba

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By Ersio

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Daniel tenía uno de esos días tontos. Uno de esos días en los que amaneces sin saber en qué milenio has despertado y te haces el café con el polvo del puré de patatas. Daniel tenía el día más tonto de su vida, y tuvo que repasar mentalmente diez mil veces su atuendo, confiado en que todavía llevaba puesto el pijama.

Y, por si fuera poco, había pasado. ¡El teléfono había sonado justo al despertar!, y eso jamás, jamás, jamás podía ocurrirle. ¡Jamás! Porque Daniel era un hombre de costumbres que odiaba las interferencias de cualquier índole a sus rutinas. El café, a pesar del sabor raro que esa mañana tenía, debía ser tomado en silencio. Y punto.

- ¿No cree que exagera?

Él negó con la cabeza, el vaivén lo movió ligeramente. Se aferró con mayor seguridad a la barra, un par de ojos azules le observaban divertidos.

- ¿Seguro, seguro…?

Él le miró, y el chico de ojos azules estalló en murmullos. Vale, está bien, me callo. El escritor rió levemente mientras miraba la ventana. Hacía un día fantástico.

***

- Malditas interferencias…

Derek apagó el teléfono, a su lado una chica cayó en la silla tras un profundo suspiro.

- ¿De nuevo?

- Así es, no hay quien trabaje tranquilo.

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Ella rebuscó en sus bolsillos, y extrajo de uno de ellos un móvil de color azul demasiado pequeño para la opinión de Derek.

- Toma, prueba.

Él la miró a esos ojos oceánicos que le atraparon desde el primer momento. Ella se levantó, y adornando su cadera con el blanco delantal del uniforme de camarera, procedió a ponerse al día con el trabajo de aquella tarde de primavera.

Derek observó el móvil, lo palpó como si realmente estuviera rozando la piel de la chica. Y, justo en el momento en que pensó que comenzaba a delirar, lo abrió y marcó el número. No hubo interferencias de ningún tipo esta vez. La llamada concluyó, la chica volvió sonriente.

- ¿Ya? - Sí, muchas gracias.

Y Derek se lo devolvió. Sin, por supuesto, olvidar anotar el número de la chica. Nunca se sabía.

By Wlanki

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Llegaba de clase, como siempre, demasiado cansada. Sus finas y esqueléticas manos en los bolsillos, y las magulladuras de sus brazos escondidas bajo las mangas de su cazadora negra.

Hacía ya algo así como un año que siempre iba con ropa larga y ancha, para esconder su marcada figura.

Se metió en su habitación sin apenas saludar a su madre que como siempre la esperaba en la cocina, pues quería cambiarse de ropa tranquilamente SOLA. Dejó la mochila en un rincón, bajo su escritorio, y evitando mirar el reflejo de su demacrado cuerpo en el largo espejo que se situaba tras la puerta cerrada, comenzó a desnudarse, desabrochando uno a uno los botones de su holgada camisa de seda verde, con sus deshechos y huesudos dedos de uñas quemadas. Se acercaba el momento más temido del día. Ya nunca oía el rugir de su estómago, había aprendido a no hacerle caso. Comenzaba su lucha interior con la vida.

Su sed de perfección luchaba a muerte con la certeza de que perdía la vida en las cucharadas de menos que ingería, y tras cada comida, se le esfumaba cuando sus dedos ahogaban la realidad en el agua del retrete.

Por fin se puso el camisón que le llegaba hasta los tobillos. Bajo él asomaban unos pies llenos de heridas ya cicatrizadas, heridas causadas por sus puntas de ballet, que hacía ya tres meses que no se ponía ya que sus raquíticas piernas no tenían la fuerza suficiente como para mantenerla de puntillas en tan estricto trabajo.

Fue su sueño. Ella vivía para ello. Cada tarde se sacrificaba durante cinco horas en la escuela de danza para que, al llegar a casa, se tuviera que poner a estudiar, como una alumna modelo. Ella siempre soñó con bailar, con vivir de ello.

Era feliz así.

Las notas del piano, al empezar los acordes de cada ejercicio, hacían recorrer por su cuerpo un montón de sensaciones:

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energía, magia, entusiasmo, placer, alegría… todo aquello finalizaba con un cosquilleo que descendía por su columna hasta sus pies, cuando estos empezaban a moverse siguiendo cada paso del ejercicio marcado. Ella era feliz así. Con sus mallas, la barra a la altura de la cadera, la sala llena de espejos en donde verse reflejada y corregir cada uno de los errores de sus movimientos, los ejercicios de suelo, las clases de contemporáneo…

Siempre quiso dedicarse a eso, vivir del baile, y llegar a ser una de esas muñecas de primera fila, de esas que andan sobre las puntas de sus pies, con enormes tutús y que parecen sacadas de una cajita de música. Pero no, no era así. Ella era de las chicas del fondo, como el niño que hace de árbol en la obra de teatro del colegio, y cuyos padres le repiten una y otra vez:

“También tiene que haber árboles.Si no, nadie podría situar la escena”

Pero ella ya estaba cansada. Se entregaba, luchaba continuamente por ocupar la zona delantera del escenario, pero nunca podía ser. Demasiado Grande. Los bailarines que actuaban con su grupo no eran capaces de sujetarle en el aire. Otra vez, de por medio, su ancha circunferencia tan poco estética.

Este tema ya no le preocupaba. Había dejado el ballet, su sueño. Y a decir verdad, tampoco le costó demasiado, pues ¿quién quiere ser una muñeca cuando ha conseguido llegar a ser una princesa?

By Mary

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IAIDO

El iaido o (también se puede decir iaijutsu o battojutsu) es un arte marcial que crearon los japoneses en la era Tokugawa o periodo Edo. Principalmente se basa en el desenvaine y envaine de la katana. Los que lo practicaban eran principalmente los samuráis que al poder ser atacados en cualquier instante, estuviesen donde estuviesen, necesitaban utilizar una técnica de desenvaine rapidísima para poder plantar cara a los enemigos y no caer en su emboscada. De ahí nació el iaido.

La ropas que se utilizan normalmente en la práctica de iaido son el kimono y el hakama. El hakama es un pantalón largo con varios pliegues que se sujeta atando dos tiras de tela alrededor de la cintura. A mí, particularmente, me gusta bastante, ya que con él se oculta medianamente la posición en la que tienes las piernas y eso te ofrece cierta ventaja. El arma que se utiliza es la katana, un sable japonés que posee una hoja alargada ligeramente curvada y con el filo hacia un solo lado. Suele medir algo más de un metro y su peso ronda el kilo y cien gramos. Su mayor diferencia respecto a las espadas comúnmente utilizadas en occidente es que, para manejarlas, la fuerza en vez de venir del brazo viene en gran parte de la muñeca. El arma se coloca entre el cuerpo de la persona y las tiras de tela del hakama junto con el cinturón. La katana se colocaba con el filo hacia arriba ya que así su desenvaine es más rápido. Todo este proceso se debe hacer con cuidado, elegantemente y con respeto.

En la práctica del iaido se utilizan bokens (katanas de madera) o un iaito (katana sin filo) aunque tradicionalmente se utilizan katanas extremadamente afiladas para así aumentar la atención del aprendiz. Los de rango de segundo dan o superior deben llevar katanas de verdad, que son llamadas shinken (literalmente, espada real). Normalmente se practica de forma individual, aunque también se puede practicar con los compañeros, normalmente en las katas (series de movimientos donde se representa un enfrentamiento entre dos samuráis).

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Cuando se practica individualmente, el iaido tiene cuatro partes: 1 - Nukitsuke: El desenvaine rápido (es la parte más importante). En esta fase se desenvaina la katana lo más rápido posible. Al mismo tiempo que se desenvaina la katana, se echa la saya (funda) hacia atrás, para así sacarla aún más rápido. La dirección y la forma de desenvaine viene dada según el movimiento. 2 - Kiritsuke: Es el corte al oponente. La parte de la katana que puede cortar al oponente son los últimos 15 cm, donde está la punta. 3 - Chiburi: Después de "matar" al oponente, se hace un movimiento con la katana, un poco difícil de explicar con palabras, para escurrir la sangre que ha quedado en el filo y que así el arma no se oxide. 4 - Nototsuke: Envainar la katana combinando la utilización de la katana y la saya. El envaine se puede hacer de varias formas.

Por último deciros que existen varias escuelas con diferentes características. Algunas de ellas son: Hoki Ryū, Mugai Ryū, Muso Shinden Ryū, Sekiguchi Ryū, Suio Ryū, Tenshin Shoden Katori Shinto Ryū, Toyama Ryū, Seitei Iaido, Muso Jikiden Eishin Ryū Iaijutsu.

By Kashama

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Taiko No tatsujin DSDon-Do-Don-Do-Don Golpea tambores y apégate al ritmo japonés.

¡Atención, “juegófilos” de la Nintendo DS! Esta vez os enseñaremos uno de los JUEGOS mas divertidos y adictivos que puede haber. El Taiko es un juego bastante sencillo en realidad. Una serie de caritas redondas y felices de dos colores, rojo y azul, vendrán a distintas velocidades por el extremo derecho de la pantalla, a través de una tira de color negro. En la parte izquierda, hay un círculo simbolizando tu tambor, que esta ubicado en la pantalla táctil. Cuando las caritas llegan al círculo, debes pulsar la pantalla dependiendo del color, las rojas en el centro del tambor, y las azules en el borde. ¿Simple, verdad?

Como buen juego musical, los simbolitos aparecen en progresión al ritmo de una de las muchas canciones japonesas que posee el juego. Al principio dirás: "Jo... Qué lentas vienen... Esto es muy fácil..." Pero más adelante lamentarás tu error. Hay varios niveles de dificultad, empezando por canciones simples y repetitivas hasta acabar con una legión de endemoniadas caritas bicolor, que te causarán tal estupor que no sabrás cuál tienes que pulsar.

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Tiene dos modos de juego: en uno tocas canciones a tu elección, y en el otro sigues un modo historia a través de varias islas. Como premio a tus horas empleadas y éxitos artísticos, lograrás nuevas canciones, instrumentos e incluso divertidas vestimentas para tu tamborcito, como un traje de ninja o de dragón.

Lamentándolo mucho, todos los grandes juegos tienen también sus grandes pegas. La de éste es que únicamente ha sido distribuido en Japón, por lo que si quieres probarlo tendrás que conseguirlo a través de páginas de ventas por Internet. Aun así, si consigues hacerte con él no lo lamentarás y lograrás un sinfín de divertidas horas musicales, y si encima consigues que otro amigo lo tenga podrás echar miles de partidas multijugador, en las que vuelan objetos al más puro estilo Mario Kart.

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La araña duende

En libros muy antiguos se dice que existían muchas arañas duende en el Japón.

Algunas personas afirman que todavía quedan algunas. Durante el día tienen la apariencia de arañas vulgares; pero a altas horas de la noche, cuando todo el mundo duerme y no se oye un solo ruido, comienzan a volverse cada vez más grandes y a hacer cosas horribles. Se cree que las arañas duende tienen también el poder mágico de adoptar forma humana para engañar a la gente. Un famoso cuento japonés trata sobre estas arañas.

Había una vez, en algún solitario lugar del país, un templo encantado. Nadie podía vivir en el edificio, porque los duendes se habían apoderado de él. Algunos valientes samuráis se dirigieron al lugar en diferentes ocasiones con el propósito de matar a los duendes. Pero una vez que hubieron entrado en el templo, no se volvió a saber de ellos.

Por fin, uno que era famoso tanto por su coraje como por su prudencia, fue al templo para vigilar durante la noche. Y dijo a los que le acompañaron hasta allí: “Si por la mañana todavía estoy vivo, tocaré el tambor del templo”. Luego lo dejaron solo, vigilando a la luz de una lámpara.

Según avanzaba la noche, se agazapó bajo el altar, que aguantaba una polvorienta estatua de Buda. No vio nada extraño ni oyó, sonido alguno hasta pasada la media noche. Entonces apareció un duende que tenía nada más que medio cuerpo y un solo ojo, y dijo: “¡Hitokusai!” (Aquí huele a hombre). Pero el samurai no se movió y el duende se marchó.

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Luego vino un sacerdote y tocó un samisén de una manera tan maravillosa que el samurai tuvo la certeza de que no era una ejecución humana. Entonces se incorporó de un salto, desenvainando su espada. El sacerdote, al verlo, estalló en carcajadas y dijo: “¡O sea que creíste que era un duende! No, hombre, no. Sólo soy el sacerdote de este templo; pero tengo que tocar para mantener a los duendes a raya. ¿A que suena bien este samisén? Toca tú un poco.”

Y ofreció el instrumento al samurai, el cual lo tomó cautelosamente con su mano izquierda. Pero al instante, el samisén se convirtió en una monstruosa tela de araña, y el sacerdote en una araña duende; y el guerrero se encontró firmemente atrapado en la tela por su mano izquierda. Peleó con valentía y atacó a la araña con su espada, consiguiendo herirla; pero pronto quedó totalmente inmovilizado en la red.

Sin embargo la araña se alejó arrastrándose hasta desaparecer y el sol salió. Al poco tiempo apareció la gente y encontraron al samurai en aquella horrible tela de araña; y lo liberaron. Vieron las huellas de sangre en el suelo, y, siguiéndolas fuera del templo, llegaron a un agujero en el jardín desierto. Del agujero salía un temible gemido. Allí dentro encontraron al duende herido, y lo mataron.

Lafcadio Hearn

Lafcadio Hearn. El niño que dibujaba gatos y otros cuentos japoneses. La Coruña: Ediciones del Viento, 2004

Lafcadio Hearn fue un periodista, traductor, orientalista y escritor grecoirlandés que dio a conocer la cultura japonesa en Occidente. Al casarse con una japonesa asumió la nacionalidad japonesa y adoptó el nombre de Yakumo Koizumi.

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Gargantillas by Hannah

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By Kevin

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Grandu

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Tempura de Helado (helado frito)

Cada bola necesita:

- Una bola de helado (del sabor que queráis)

- 2 rebanadas de pan de molde

Para la masa de varias bolas:

- Un huevo

- Harina de trigo

- Leche (1 taza)

- Aceite para freír

Preparación:

En un bol bate un huevo con harina y leche hasta conseguir una mezcla bastante espesa.

Corta la corteza del pan de molde. Envuelve la bola de helado con una rebanada de pan. Rápidamente, pon otra rebanada de pan por encima. Presiona un poco para evitar que el helado se salga.

A continuación, baña la bola en la mezcla que has hecho previamente tiene que quedar bien impregnada.

Para evitar que el helado se deshaga, te recomiendo congelar las bolas antes de freírlas. Este es un paso opcional, aunque hazlo si tienes tiempo.

Seguidamente, pon a freír abundante aceite para cubrir la bola (si tenéis freidora, mejor) y una vez el aceite esté bien caliente, fríela.

Cuando la bola esté bien doradita, quítala del fuego. Sécala con papel de cocina

Podéis servirla acompañada de una cucharada de mermelada de fresa, con un poquito de nata, con chocolate fundido... (Todo dependerá del sabor de helado que hayáis decidido).

By Sofía

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Andrés: Andrés Muñoz Gómez

Arroba: Daniel Domínguez Catena

Bárbara: Bárbara Ros Gragirena

Eidan: Sigue siendo secreto...

Ersio: Sergio Gómez del Cerro

Grandu: Íñigo Gutiérrez Toral

Hannah: Ana Lacruz Mozaz

Johnny: Jon de los Arcos Arizcuren

Kashama: Decidme vuestro nombre y os diré el mío.

Kevin (Secretario): Kevin. Y ya está. No preguntéis.

Lore: Lorena Gil Iturrate

Mary: María Arbeloa Gutierrez

Sofía: Sofía Tarragón Estébanez

Wlanki: Blanca Urdín Muñoz

Agradecimiento especial a Jesús, personajillo friki especial que nos reunió en el Club y se marchó en cuanto empezamos a armar barullo. Te echamos de menos, en serio. ¡Vuelve pronto por aquí! ¡Pero trae regalos!

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