La Otra Economia - Paul Singer

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199 ECONOMÍA SOLIDARIA PAUL SINGER 1. El concepto de economía solidaria Economía solidaria es hoy un concepto ampliamente utilizado de los dos lados del Atlántico, con variadas acepciones, pero que rondan siem- pre la idea de solidaridad, en contraste con el individualismo competitivo característico del comportamiento económico de las sociedades capitalis- tas. El concepto se refiere a las organizaciones de productores, consumi- dores, ahorristas, etc., que se distinguen por dos especificidades: (a) estimulan la solidaridad entre los miembros a través de la práctica de la autogestión y (b) practican la solidaridad hacia la población trabajadora en general, con especial énfasis en la ayuda a los más desfavorecidos. Autogestión significa que debe imperar la más completa igualdad de derechos de todos los miembros en las organizaciones de la econo- mía solidaria. Si la organización es productiva (una cooperativa o aso- ciación de producción agrícola, extractiva o industrial, por ejemplo), la propiedad del capital debe estar repartida entre todos los socios por igual, quienes en consecuencia tendrán los mismos derechos de parti- cipar en las decisiones y en la elección de los responsables de los diversos sectores administrativos de la misma. Otra modalidad de or- ganización solidaria es la cooperativa (u otra forma de asociación), que reúne a pequeños productores autónomos (agricultores, taxistas, recicladores de residuos, etc.) quienes hacen sus compras y/o ventas en común. A ella también se aplican las reglas de la autogestión. Lo mismo pasa con los clubes de trueque, clubes de ahorro, cooperativas de consumo, de crédito, habitacionales entre otros 4 . 4. Para facilitar la lectura, esta frase “u otra forma de asociación” será omitida en este texto, pero debe ser sobrentendida cada vez que el término cooperativa es usado como ejemplo concreto de iniciativa de la economía solidaria. Cooperativa es la forma clásica de ese tipo de emprendimiento, pero por diversos motivos es a veces sustituida por otras formas asociativas.

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La Otra Economia - Paul Singer. Economía Solidaria

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    ECONOMA SOLIDARIA

    PAUL SINGER

    1. El concepto de economa solidaria

    Economa solidaria es hoy un concepto ampliamente utilizado de losdos lados del Atlntico, con variadas acepciones, pero que rondan siem-pre la idea de solidaridad, en contraste con el individualismo competitivocaracterstico del comportamiento econmico de las sociedades capitalis-tas. El concepto se refiere a las organizaciones de productores, consumi-dores, ahorristas, etc., que se distinguen por dos especificidades: (a) estimulanla solidaridad entre los miembros a travs de la prctica de la autogestiny (b) practican la solidaridad hacia la poblacin trabajadora en general,con especial nfasis en la ayuda a los ms desfavorecidos.

    Autogestin significa que debe imperar la ms completa igualdadde derechos de todos los miembros en las organizaciones de la econo-ma solidaria. Si la organizacin es productiva (una cooperativa o aso-ciacin de produccin agrcola, extractiva o industrial, por ejemplo),la propiedad del capital debe estar repartida entre todos los socios porigual, quienes en consecuencia tendrn los mismos derechos de parti-cipar en las decisiones y en la eleccin de los responsables de losdiversos sectores administrativos de la misma. Otra modalidad de or-ganizacin solidaria es la cooperativa (u otra forma de asociacin),que rene a pequeos productores autnomos (agricultores, taxistas,recicladores de residuos, etc.) quienes hacen sus compras y/o ventasen comn. A ella tambin se aplican las reglas de la autogestin. Lomismo pasa con los clubes de trueque, clubes de ahorro, cooperativasde consumo, de crdito, habitacionales entre otros4 .

    4. Para facilitar la lectura, esta frase u otra forma de asociacin ser omitidaen este texto, pero debe ser sobrentendida cada vez que el trmino cooperativa esusado como ejemplo concreto de iniciativa de la economa solidaria. Cooperativa esla forma clsica de ese tipo de emprendimiento, pero por diversos motivos es a vecessustituida por otras formas asociativas.

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    La solidaridad con los menos favorecidos significa que las entida-des que promueven la economa solidaria dan prioridad a la organi-zacin de cooperativas formadas por desempleados, trabajadores envas de perder el empleo debido a crisis en la empresa que les pagalos salarios y pobres en general. La economa solidaria, tal comoreaparece a fines del siglo XX, es una respuesta al estrangulamientofinanciero del desarrollo, a la desregulacin de la economa y a laliberacin de los movimientos del capital, que conllevan, en diversospases, al desempleo en masa, cierre de firmas y crecientemarginalizacin de los desempleados crnicos y de los que sabenque no tienen posibilidad de volver a encontrar trabajo debido a laedad, falta de calificacin o de experiencia profesional, discrimina-cin de raza o gnero, etc.

    La solidaridad hacia los desfavorecidos tambin se manifiestaen la formacin de cooperativas de prestacin de servicios, dirigi-das a la proteccin de los nios en situacin de riesgo, personasmayores sin medios materiales para satisfacer sus necesidades vita-les, adictos al alcohol u otras drogas, personas portadoras de defi-ciencias fsicas o mentales, etc. Esta modalidad de economa solidariaes ms comn e importante en pases de Europa occidental, los queposean un Estado de bienestar desarrollado, pero cuyos gobiernosno estn dispuestos a ampliar el gasto social frente al rpido incre-mento de la demanda de asistencia. El desempleo masivo, de carc-ter estructural, viene asolando esos pases desde hace dcadas einevitablemente se multiplican los agrupamientos socialescarenciados y el ejrcito de jvenes con alta escolaridad sin pers-pectiva de empleo.

    La economa solidaria a menudo cumple, en esos contextos,un papel importante de combate al desempleo y en la insercinsocial al organizar a estos jvenes en cooperativas, en algunoslugares llamados sociales, que desarrollan funciones que, an-tes del auge del neoliberalismo, eran ejecutadas por funciona-rios pblicos. En esas condiciones, la economa solidaria formaparte del tercer sector en tanto organizaciones no-gubernamen-tales (ONGs), sostenidas principalmente por el poder pblico atravs de contratos.

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    2. Historia de los antecedentes de la actual economa solidaria

    La economa solidaria, tal como la vivimos hoy en da a princi-pios del siglo XXI en numerosos pases, tiene al cooperativismo obrerocomo antecedente principal, surgido de las luchas de resistencia contrala Revolucin Industrial, a lo largo del siglo XIX y XX. ste fueconcebido y practicado por Robert Owen (1771-1859), posiblementeel ms importante iniciador de lo que hoy es el movimiento socialis-ta. Al contrario de sus contemporneos Charles Fourier (1772-1827)y Claude-Henry de Rouvroy, Conde de Saint Simon (1760-1825),quienes se limitaron a escribir obras y, con base en ellas, fundarescuelas de pensamiento, Owen siempre se caracteriz por testear susproposiciones en la prctica social y econmica, primero en la granindustria textil en New Lanark, luego en la colonia cooperativa deNew Harmony, en los Estados Unidos, ms tarde frente al potentemovimiento sindical, preconizando la formacin de cooperativas paratomar a los mercados de los capitalistas. En esa lucha pica entre lossindicatos, haba pocos rescatados de la clandestinidad, y la emer-gente burguesa industrial se uni entre 1831 y 1834 y termin en lavictoria del patronato y el aplastamiento del movimiento obrero.

    En el auge del movimiento, Owen cre el Labour Exchange (Bolsade Trabajo), en 1832, donde se intercambiaban productos de las coo-perativas, a precios justos, calculados segn el nmero de horas detrabajo gastadas en su produccin. La bolsa emita su propia monedaen forma de billetes que valan horas de trabajo. Cada producto puestoen venta era evaluado por un comit de sindicalistas, tomando comopatrn una hora que vala seis billetes. El xito fue enorme: elExchange qued abarrotado de bienes y de compradores y sus bille-tes de trabajo eran aceptados incluso fuera de sus locales. Owen dejla administracin para los delegados de cooperativas obreras de pro-duccin: en el ejercicio de noviembre de 1832 a 1833, fue alcanzadoun ntido lucro (Cole y Postgate, 1956). La bolsa fundada por Owenestaba ubicada en Londres, pero otras surgieron, en el mismo forma-to, en Birmingham, Liverpool y Glasgow.

    El experimento de Owen termin cuando el cooperativismo revo-lucionario, que fue liderado por l, empez a colapsar, juntamentecon los sindicatos que sufrieron los lock-outs (paros patronales), en1834. Pero la misma estructura de intercambio de mercaderas, conuso de una moneda social, resurgi en los aos 1980, en Canad

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    (Vancouver), bajo la denominacin de LETS, Local Employment andTrade Systems (sistemas locales de empleo y comercio) y en la dca-da siguiente en Argentina (Bernal, Provincia de Buenos Aires), con ladenominacin de Clubes de Trueque. Diferentemente de la bolsa deOwen, los productos intercambiados en LETS y en los Clubes de True-que no provienen necesariamente de cooperativas, y son en generalelaborados por pequeos productores o prestadores autnomos deservicios.

    Otro antecedente, que tambin se vincula a Owen (siempre l!),es el movimiento de las comunas, generalmente agrcolas, en lascuales se busca practicar el principio de la reparticin, a cada unode acuerdo a sus necesidades, de cada uno de acuerdo a su capaci-dad. Las comunas se distinguen de las dems formas de economasolidaria porque practican simultneamente la solidaridad en la pro-duccin, en el consumo, en el ahorro y en todas las reas de la vidasocial. Para ello, las personas que componen la comuna tienen quevivir juntas. La comuna es, ante todo, una aldea que desarrollapoco a poco todas las funciones que la sociabilidad urbana impo-ne: provisin de servicios pblicos, de energa, transporte y comu-nicacin, educacin y salud, de seguridad pblica, etc. Todo elpatrimonio de la comuna es colectivo y es administrado con laparticipacin de todos, las decisiones son tomadas en asamblea,etc. A diferencia de las dems organizaciones solidarias, la comunalleva el igualitarismo hasta las ltimas consecuencias: las ganan-cias de los miembros son colocadas en un fondo del cual cada unopuede sacar de acuerdo a sus necesidades. No hace falta decir quela vida en comuna exige un altsimo grado de confianza y afectoentre los comuneros, compartiendo muchos aspectos de la vida enfamilia.

    Las comunas se han ido difundiendo por el mundo desde antesdel siglo XIX y practican ideologas distintas: religiosas (de las msdiversas iglesias y sectas), anarquista, la filosofa de los falansteriosde Fourier, nacionalistas y socialistas (como los Kibbutzim en Israel),etc. Hay hoy un emergente movimiento de comunas, en diferentespases, muchas de ellas fundadas por participantes de la gran insu-rreccin estudiantil, cuyo eptome es el Mayo francs de 1968, peroque ocurri en muchos pases, incluso en Brasil. Esas comunas sonfuertemente motivadas por las aspiraciones de una sociedad iguali-taria y libre e involucradas en movimientos pacifistas y ambientalistas.

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    Las comunas perdieron el glamour que solan tener en la poca de loshippies, pero siguen multiplicndose activamente porque conformanuna alternativa vlida de vida, en una poca pobre de ideas que, enla mejor de las hiptesis, ofrece a los jvenes la perspectiva de unacarrera victoriosa en los negocios y el uso exhibicionista de ingresoselevados.

    Otro antecedente importante de la economa solidaria actual es lacooperativa de consumo. En 1844, algunas decenas de obreros for-maron una cooperativa llamada Pioneros Equitativos de Rochdale.Empez como cooperativa de consumo y de aplicacin de ahorro ytuvo gran xito social y comercial. En pocos aos se expandi portoda la regin, absorbiendo otras cooperativas que se convirtieronen sus sucursales. En 1864 tena 4.747 miembros y su capital llegabaa 62 mil libras. Con el dinero depositado en la Cooperativa de Rochdale,fueron creadas diversas cooperativas de produccin, entre ellas unmolino de trigo y varias fbricas textiles (Cole, 1944).

    Lo que marc la cooperativa de Rochdale fueron los principiosque adopt desde su fundacin. Hasta entonces, las cooperativas te-nan valores comunes, pero cada una de ellas procuraba convertirlosen prctica, segn sus miembros lo entendan. No haba un modelocomn. Muchas entidades que se autodenominaban cooperativasquizs se parecan a sociedades de cuotas, un modelo frecuentemen-te practicado, pero que no siempre era autogestionario. Los princi-pios de Rochdale definen con precisin lo que es una autnticacooperativa autogestionaria: igualdad poltica (cada cabeza un voto),libre entrada y salida del marco social, neutralidad poltica y religio-sa y prioridad a la educacin cooperativa.

    Un principio, que fue mayormente responsable por el xito de losPioneros de Rochdale, es la divisin trimestral o semestral de losexcedentes (el resultado neto de las operaciones comerciales) entrelos socios, de acuerdo al valor de sus compras en la cooperativa en elperiodo. Este principio slo se aplica genricamente a las cooperati-vas de consumo y representa un gran incentivo a los socios para quecompren preferiblemente a su cooperativa, hacindola ms competi-tiva que los locales convencionales. Aun pagando un poco ms en lacooperativa, el socio estaba seguro de que no tendra prdidas, puesen poco tiempo recuperara el dinero en la forma de una proporcinmayor del excedente. Otros principios de Rochdale, tales como ven-der slo productos no adulterados (que predominaban, entonces, con

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    graves consecuencias sobre la salud de los consumidores) y slo losque estn a la vista, quedaron con el pasar del tiempo obsoletos.

    La cooperativa de Rochdale es considerada la madre de las coo-perativas, ya que sus principios fueron adoptados por varias coope-rativas que empezaron a ser creadas, no slo en Inglaterra, sinotambin en los dems pases. Al final del siglo XIX, el cooperativis-mo se convirti en un importante movimiento social y potente modode produccin, inserto en un sistema social en el cual el capitalismose converta cada vez en ms dominante. A la par de las cooperativasde consumo y de produccin, surgieron cooperativas de crdito, in-ventadas en los aos 1850 por Schulze-Delitsch (1808-1883) yRaiffeisen (1818-1888), autoridades locales en Alemania que delibe-radamente adoptaron los principios de Rochdale. Las primeras res-pondan a las necesidades de los artesanos urbanos, las ltimas a lasde los campesinos. Otras modalidades de cooperativas de crdito fue-ron concebidas por Luzzatti, en Italia, y por Desjardin en Qubec, enel Canad francs.

    Las cooperativas de consumo se federaron en cooperativas de se-gundo grado (cuyos miembros son las cooperativas de primer gradoo singulares), para que sirvieran de mayoristas a las cooperativasasociadas. En un momento cuando, en Europa, an predominaba elpequeo comercio, el cooperativismo de consumo introdujo la co-mercializacin a gran escala, con la correspondiente reduccin deprecios de los productos. Las cooperativas mayoristas inglesas ad-quirieron flotas para traer productos de otros mares y fundaron mu-chas industrias que les permitieron vender productos de calidad aprecios competitivos. Incluso llegaron a adquirir plantaciones de ten Asia e industrializaban los alimentos que importaban en los pa-ses de origen. Pero sera falso contabilizar todo este xito en el acti-vo de la economa solidaria, pues las cooperativas de consumo noeran totalmente autogestionarias y sus variadas iniciativas indus-triales y agrcolas eran administradas como firmas capitalistas, depropiedad de los miembros de las cooperativas de consumo.

    Desde los comienzos, la cooperativa de Rochdale habaprofesionalizado a sus dirigentes, que eran elegidos por los demsmiembros. A medida que la cooperativa creca y requera de msfuncionarios, stos no eran elegidos entre los socios (como prescribela autogestin), sino que eran asalariados comunes, naturalmentesujetos a la autoridad de los dirigentes electos. Las cooperativas de

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    produccin, fundadas por los Pioneros Equitativos, eran gobernadasa travs de la co-gestin: los miembros de la cooperativa-madre po-sean gran parte del capital y por lo tanto de los votos en la asam-blea; los trabajadores podan adquirir cuotas del capital y, en estamisma proporcin, tambin tenan posiciones garantizadas en la asam-blea. Ayudaban, as, a elegir a la direccin de la cooperativa de pro-duccin y reciban un dividendo a ttulo de participacin en losexcedentes. Cuando Rochdale abri sus puertas en 1844, todas lastareas eran ejecutadas por los dirigentes, sin que les pagaran parahacerlas. Luego, decidieron que el funcionamiento del establecimientotena que ser efectuado a travs de la rotacin entre todos los miem-bros, y los que se rehusaran a hacerlo seran multados. En 1851,contrataron como secretario, con un sueldo de 15 libras por ao, aJames Smithies, uno de los miembros fundadores. l tendra comostaff a un supervisor y dos vendedores, todos asalariados. Se decidique ningn asalariado de la cooperativa podra ser del consejo direc-tivo y ningn miembro del consejo podra ser asalariado de la coo-perativa. Ms tarde, esa separacin entre los directores electos y losempleados se profundiz, debido a la resolucin de que ningn em-pleado votara en las elecciones para el consejo directivo (Potter,1987).

    En 1864, luego de intensas controversias, la mayora de los sociosde Rochdale resolvi abolir las ltimas huellas de la participacinobrera en sus cooperativas de produccin: abolieron el dividendoy el derecho de los trabajadores de tener participacin en el capitalde la cooperativa, que de hecho se convirti en una empresa conven-cional, con la particularidad de que era propiedad de los cooperado-res. Su administracin estaba lejos de llevar a cabo el principio centralde la autogestin: Todos los que trabajan en la empresa participande su gestin y todos los que participan de la gestin trabajan en laempresa. Las cooperativas mayoristas siguieron creando numerosasempresas, en el convencional formato capitalista, aunque de propie-dad de los cooperadores.

    La autogestin tambin fue dejada de lado por las otras modali-dades de cooperativismo. Las cooperativas agrcolas de comerciali-zacin se volvieron gigantes en todos los pases adelantados, operadaspor asalariados seleccionados por la direccin, elegida por los socios.Pero los socios (en su mayora pequeos agricultores) no trabajabanen la cooperativa y los que all trabajaban no eran socios. Lo mismo

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    pasaba con las cooperativas de crdito, que se difundieron en mu-chos pases y se federaron en cooperativas de segundo grado, que seconvirtieron en poderosos bancos cooperativos. En sus comienzos,las cooperativas de crdito eran comunitarias y quienes las operabaneran los socios, en general sin percibir un sueldo. Luego prosperarony se multiplicaron y la administracin empez a ser profesionalizada.

    Las nicas cooperativas que, en gran parte, se mantuvieron fielesa la autogestin en lo que se refiere a su prctica fueron las coopera-tivas de produccin. Sin embargo, fueron las que menos crecieron,excepto el caso notorio de Mondragn, sobre el cual hablaremos msadelante. En la primera mitad del siglo XX, la mayor parte del coo-perativismo se estaba transformando en empresas convencionales,aunque ostentaba su nombre cooperativa y en eventos solemnesalardeaba su mito de origen: la autogestin. La gran excepcin eranlos kibbutzim, los que seguan practicando sus principios, pero aosdespus de la fundacin del Estado de Israel, por insistencia del pri-mer ministro Bem Gurion (l mismo era miembro de un Kibbutz),terminaron por aceptar inmigrantes nuevos como asalariados parafacilitar su insercin productiva.

    Por lo tanto, hubo un largo intervalo entre los antecedentes hist-ricos de la economa solidaria, en el siglo XIX, y su resurgimiento enlas ltimas dcadas del siglo siguiente. Las cooperativas an se desa-rrollaban en tanto modo de produccin, en un creciente nmero depases, pero su clasificacin como modo de produccin diferenciado(o como economa social, como se hace en Francia) es ambigua.Muchos sostienen que fue el xito econmico del cooperativismo elque posibilit su transformacin o degeneracin, desde el punto devista de la economa solidaria, como si grandes organizaciones eco-nmicas no pudieran resistir el llamado isomorfismo institucional.De hecho, el crecimiento del tamao de la cooperativa y de la canti-dad de sus miembros dificulta la vigencia de la democracia partici-pativa, pero este factor jams sera suficiente, por s mismo, pararealizar el cambio. La autogestin fue dejada de lado, bsicamente,debido a la pasividad o falta de inters de los expropiados, es decir,de los miembros de la base de las cooperativas.

    En verdad, fueron los miembros quienes cambiaron antes que lamisma cooperativa. Hasta el ltimo cuarto del siglo XIX, las condi-ciones de vida y de trabajo del proletariado eran tan malas y deses-peradas que sus nicas opciones eran sublevarse (incluso porque no

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    tenan el derecho de votar y de ser votado) o someterse. El uso demotines y gigantescas manifestaciones de masa, habitualmente di-sueltas con mucho derramamiento de sangre, eran frecuentes; po-cas como el 1 de Mayo (da internacional del trabajo) y 8 de marzo(da internacional de la mujer) atestiguan: ambas rememoran ma-sacres de manifestantes y de los trabajadores en paro, respectiva-mente. Pero, a partir de los aos 1870, la situacin de la clasetrabajadora empez a cambiar: los salarios reales aumentaban en lasfases de alza del ciclo de coyuntura, el derecho a la organizacinsindical y al paro empez a ser reconocido y las primeras bases delEstado de bienestar fueron aprobadas.

    Lo ms fundamental fue la conquista del sufragio universal, quese dio paulatinamente desde el principio del siglo XX. El proletaria-do se vio incluido poltica y socialmente en la sociedad capitalista,aunque su bienestar continuara amenazado por el desempleo. Esaprofunda transformacin reconcili al proletariado con su situacinde asalariado, es decir, que pas a ser pieza del engranaje fabril ocomercial, sin voluntad propia y sin responsabilidad por el conjunto,sino slo por el cumplimiento de su tarea. El empleo asalariado, deoprobio pas a ser una condicin social envidiable, condicin deciudadana del trabajador y objeto del deseo de la gran masa de losexcluidos, de los condenados, debido a que, ante la falta de quien losquisiera emplear, tuvieron que sostenerse por cuenta propia.

    Reconciliados con la forma salarial, gran parte de los trabajado-res perdieron el entusiasmo y el inters por la autogestin. El coope-rativismo empez a ser evaluado por sus miembros, slo por losservicios que aqul les pudiera ofrecer. La reconciliacin del trabaja-dor con el trabajo asalariado marca un salto de poca del movimien-to socialista, que empez a ver en el Estado el nico instrumentoinstitucional para lograr realizar su programa, habiendo diferenciasslo en lo que se refiere a los medios para llegar al poder del Estado,por elecciones y por el juego poltico partidario normal o por lainsurreccin armada. Socialdemcratas y comunistas se hermana-ban en la misma creencia de que podan construir, desde arriba haciaabajo, a travs de medidas polticas (como la estatizacin de los me-dios de produccin) una nueva sociedad y un nuevo hombre. La vade la construccin del socialismo desde abajo hacia arriba, a partirde iniciativas de trabajadores, era desechada y prcticamente dej deser considerada como una posibilidad real. El cooperativismo pierde

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    as su misin transformadora y se convierte en una modalidad deempresa participativa, en la cual la participacin efectiva de los so-cios se vuelve cada vez ms formal y vaca de sentido.

    3. El resurgimiento de la economa solidariaa partir de la contra-revolucin neoliberal

    La reconciliacin de la clase trabajadora con el sistema salarialfue indudablemente facilitada por el pleno empleo, que rein duran-te los 30 aos dorados que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.El derecho a la ciudadana fue otorgado a todos los que vivan de supropio trabajo, ya que en los pases ms desarrollados haba falta demano de obra, que fue luego suplida por los inmigrantes, a menudoilegales, provenientes del Tercer Mundo. La situacin cambi otravez, en la primera mitad de los aos 1980, cuando Thatcher y Re-agan inauguraron la retirada de la mayora de las concesiones otor-gadas al proletariado en las dcadas anteriores: el mercado financierose volvi hegemnico y empez a imponer sucesivos ajustes fiscalesy monetarios, lo que redujo a la mitad el ritmo de crecimiento de laseconomas centrales; el libre comercio y el flujo irrestricto de capita-les permiti a las multinacionales transferir gradualmente cada vezms cadenas de produccin a pases de bajos salarios y sin un Estadode bienestar digno de este nombre; y finalmente reformas fiscalesdisminuyeron la carga tributaria de los ricos y el monto del gastosocial, ocasionando una redistribucin del ingreso al revs.

    De a poco qued claro que el enorme desempleo era estructural,que la presin para flexibilizar los derechos del trabajador tendracomo arma la amenaza de que cada vez ms empresas cerraran suspuertas en el pas, para reabrirlas donde la libertad de echar personaly la inexistencia de un sueldo mnimo reducen los costos de la fuerzalaboral a una fraccin insignificante de las vigentes en los pasesindustrializados. Adems, qued patente que las clases dominantesse haban convertido completamente al neoliberalismo, arrastrandocon ella los medios de comunicacin y la opinin pblica, e inclusoa parte de los dirigentes de los partidos tradicionales de la clasetrabajadora.

    Otro desarrollo hacia la misma direccin se dio en la gestin em-presarial capitalista. La administracin cientfica, creada por Taylor

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    y perfeccionada por Ford, intent hacer que la separacin entre eltrabajo manual y el trabajo de elaboracin, planeamiento estratgicoy desarrollo tecnolgico fuera insuperable. Toda actividad creativaque exiga una mayor responsabilidad estaba concentrada en lasmanos de una burocracia de carrera, mientras la alienacin del obre-ro era llevada hasta las ltimas consecuencias. Todo ello cambicuando la industria automotriz japonesa se mostr invencible en elmercado mundial, aplicando mtodos participativos en su gestin. Eltoyotismo se propag rpidamente por el mundo, juntamente conla revolucin microelectrnica, que de a poco elimin el trabajo rutina-rio, repetitivo y pesado, que hasta ese momento haba sido el destinodel obrero.

    Por primera vez, desde la revolucin industrial, el desarrollo tec-nolgico favoreci al trabajador. Las grandes empresas se reestruc-turaron por completo, transfiriendo poder desde la cima hacia labase. En vez de permanecer junto a la cadena de montaje, intentandoseguir la velocidad de la cinta, los obreros ahora se organizaban enclulas de produccin, dentro de la cual haba una rotacin de tareaspara que cada empleado fuera polivalente. Adems de ello, la clulagan autonoma en relacin con la jefatura, adquiriendo libertadpara planear el trabajo, siempre que las metas fijadas por la altaadministracin fueran alcanzadas. El trabajador asalariado tiene cadavez mayor escolaridad, debido a la necesidad de cuidar equipos mscomplejos y ms caros; y est obligado a asumir la responsabilidadpor el desempeo de la clula, seccin o departamento en el cualacta. Para los trabajadores de este nivel, la bsqueda de mayor par-ticipacin en las tomas de decisin y de ms poder es natural. Elhorizonte de dicha bsqueda es la autogestin, es decir, la elimina-cin total de la jerarqua.

    A partir de esa nueva situacin se explica el resurgimiento de laeconoma solidaria en los das actuales. Ello significa principalmenteel regreso a los principios, la valorizacin de la democracia y de laigualdad en el campo de la produccin, distribucin y de la interme-diacin financiera. Como hay un incremento en la cantidad de genteque se encuentra excluida del empleo asalariado regular y, por lotanto, de la ciudadana obrera hace ms de dos dcadas, sus compo-nentes no tienen porqu seguir poniendo sus esperanzas en una res-tauracin del pleno empleo y de los derechos sociales que sus padreshaban conquistado. Forzados a procurar su supervivencia en la pe-

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    quea produccin de mercaderas, los nuevos excluidos afrontannuevas frustraciones, ya que los mercados donde los denominadosauto-empleados son verdaderamente competitivos ya estnsobresaturados, por motivos obvios.

    Es difcil establecer una fecha para el rebrote de la economa so-lidaria, pues ocurre en momentos diferentes en cada pas. Tal vezuna fecha aceptable sea el ao 1956, cuando el padre Jos MariaArizmendiarreta fund, con algunos discpulos, la primera coopera-tiva de produccin, que vendra a ser la semilla del gran complejocooperativo de Mondragn, en el pas vasco, en Espaa. La Espaade Franco no ofreca, en esa poca, oportunidades a los trabajadorespara que se consideraran ciudadanos por el asalariamiento. En laregin de Mondragn, el desempleo era alto y el padre, cariosa-mente llamado de Arismendi, era un entusiasta de la solidaridad cris-tiana. Lo importante no es tanto el hecho de que la cooperativa unamontadora de cocinas y heladeras fue increblemente exitosa, con-virtindose en una de las ms grandes empresas del pas, sino porhaber retornado a la prctica de la autogestin, con mucha autenti-cidad. Nuevas cooperativas fueron formadas a partir del desmem-bramiento de las ms antiguas y la creacin de un banco cooperativola Caja Laboral Popular permiti unificar, en un nico complejo, acooperativas de produccin industrial, de investigacin tecnolgica,de seguridad social y de minoristas. Esta se convirti en una de lasmayores cadenas de supermercados de Espaa.

    El complejo cooperativo de Mondragn, aunque ya cuente conms de 100 cooperativas, sigue creciendo, tanto debido a la forma-cin de nuevas cooperativas a travs de su incubacin por la Cajacomo por la incorporacin de cooperativas ya existentes. El nmerode asalariados es limitado y es formado, en su mayora, por candida-tos a miembros de las cooperativas en las que trabajan. Las coopera-tivas de segundo grado, como la Caja, la cooperativa de seguridadsocial y las de investigacin, son administradas en co-gestin porsus propios trabajadores y por las cooperativas asociadas. En cadacooperativa, a la par de su direccin electa, hay un consejo social,formado por representantes de los diferentes departamentos o sec-ciones y que se mantienen en la produccin para estar en contactocotidiano con sus representados.

    El complejo fundado por Arismendi hoy es un elemento vital deun nuevo movimiento que busca, en la economa solidaria, una al-

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    ternativa viable al capitalismo y no slo al desempleo y a la margi-nacin. Otro elemento vital son los clubes de trueque y las nuevascooperativas de crdito, orientadas a la poblacin carenciada. Elmicrocrdito es una invencin actual (de los aos 1970) del econo-mista y profesor Yunus, de Bangladesh, que form junto a sus alum-nos un banco de los pobres, el Grameen Bank, que atiende casi sloa mujeres, las aldeanas ms pobres, en general explotadas por loscomerciantes/usureros que les proveen de trabajo y financiamiento.Hay muchos aspectos originales en el microcrdito, pero lo ms im-portante, desde el punto de vista de la economa solidaria es el crdi-to otorgado a grupos de mujeres, formados para esta finalidad, quedestinan el dinero a una de ellas, sirviendo tambin como garantes.La garanta solidaria fue inventada por Schulze-Delitsch y Raiffeisenhace un siglo y medio, pero fue relegada en el olvido cuando losmiembros de las cooperativas de crdito dejaran de ser pobres y asfueron integrados al mercado normal de mediacin financiera. Yunusla redescubri y hoy es utilizada en todo el mundo para rescatar a lamasa de excluidos de la pobreza, cuyo volumen no para de crecerdebido a los efectos de las polticas econmicas practicadas.

    El resurgimiento de la economa solidaria slo se hace posible porel apoyo de instituciones gubernamentales y de la sociedad civil. EnBrasil, donde este movimiento ya alcanz dimensiones que motivan,una abundancia de nuevas entidades fue literalmente inventada enlos ltimos cinco a diez aos. Sin entrar en los detalles, podemosmencionar las organizaciones vinculadas a la Iglesia como Critas yFase, movimientos por la reforma agraria como el Movimiento de losTrabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y la Confederacin de los Tra-bajadores en la Agricultura (CONTAG), agencias formadas por elmovimiento sindical urbano, como la Asociacin de los Trabajado-res en Empresas de Autogestin (ANTEAG) y la Agencia de Desarro-llo Solidaria (ADS), formada por la CUT (Central nica de losTrabajadores), adems de las universidades.

    La participacin de las universidades en la construccin de laeconoma solidaria resulta particularmente importante, debido a lacapacidad de investigacin y de elaboracin terica que tienen. Es-tudiantes, docentes y tcnicos se involucran en la formacin eincubacin de cooperativas populares, los recin graduados creansus propias cooperativas, experiencias autogestionarias (como coo-perativas de crdito) en el mismo campus donde surgen espacios no

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    LA OTRA ECONOMA

    slo de aprendizaje, sino tambin de observacin y reflexin acercade ese modo de produccin y su papel en la sociedad contempor-nea. Aunque el vnculo de la economa solidaria con sus anteceden-tes sea claro, el medio social en el cual ella ahora se desarrolla es sinduda muy diferente de aqul que favoreci su primera aparicin,hace casi dos siglos. El movimiento por la economa solidaria ha sidoguiado sobre todo por las necesidades inmediatas. Ahora, hace faltaque sea analizado crticamente para que teoras bien fundamentadaspermitan delinear su posible trayectoria futura y la transformacinsocial y econmica que podr producir. En analoga a un clebredebate, hace falta una teora de transicin a la economa solidariacomo modo de produccin dominante. Para esa tarea, la contribu-cin de las universidades podr ser inestimable.

    Bibliografa

    Cole, G. D. H., Postgate, R., The common people 1746-1946, Lon-dres, Methuen, 1956.

    Cole, G. D. H., A century of co-operation, Manchester, Co-OperativeUnion, 1944.

    Potter, B., The co-operative moviment in Great Britain, Aldershot,Gower, 1987. (Publicado originalmente en 1891).