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LA OTRA INS DE LA CONQUISTA Julio Retamal Avila Universidad Catlica Blas Caas Que la conquista de Chile fue un proceso que involucr mayoritariamente a hombres y slo ocasionalmente a mujeres, es una afirmacin que ha sido repetida por cronistas e historiadores casi desde el primer momento de la misma. Si bien esta afirmacin corresponde a una realidad de la conquista mirada desde su vertiente occidental y espaola, no es completamente verdadera si se aborda el proceso en toda su integridad. Cierto es que la conquista la realiz Pedro de Valdivia con un puado de hombres blancos, algunos negros, y el concurso de su compaera, nica mujer blanca de la hueste, Ins Surez. Pero tambin es cierto que el capitn de conquista vino a Chile con una gran cantidad de indgenas peruanos, "yanaconas", que fueron al mismo tiempo sirvientes y amigos, y que, como era la costumbre, viajaron acompaados de mujeres y nios. En realidad, la conquista fue, desde un punto de vista indgena, una verdadera invasin de familias peruanas, cuzqueas, que complementaron la anterior ocupacin del territorio ocurrida aos atrs, ahora con el auxilio inestimable de hombres blancos y barbados. De all la resistencia que pusieron y la antipata que sintieron los nativos de Chile por los yanaconas peruanos. Que los indgenas peruanos, cuzcos se autodenominaban, fueron un real aporte para el espaol de la conquista queda de manifiesto en mltiples documentos, como lo reconoce el propio Pedro de Valdivia cuando en una de sus "Cartas..." escribe que, en los trabajos de reconstruccin de Santiago, ellos, los yanaconas, "eran nuestra vida". De ste y de otros relatos se vale el historiador Crescente Errzuriz para afirmar que "los indios trados del Per fueron el auxilio, la salvacin de los espaoles. Les ayudaban a reedificar las casas, a sembrar el vecino campo y les servan en sus quehaceres domsticos". Tambin lo hace Sergio Villalobos, cuando al referirse a los yanaconas peruanos, manifiesta su relevancia diciendo "los yanaconas fueron de enorme importancia en los comienzos de la conquista, cuando los indgenas locales an no estaban incorporados a las encomiendas".

Apuntando al mrito de los yanaconas peruanos y a los servicios que ellos le haban prestado, Valdivia escribe "los tenemos como hermanos por haberlos hallado como tales en nuestras necesidades", haciendo con ello referencia, no slo al servicio domstico que les prestaban sino a la ayuda que les brindaron en materias tan importantes como la extraccin y lavado de oro, faena sta que los indgenas hicieron a los espaoles despus del incendio y destruccin de Santiago. Consta al respecto que los yanaconas peruanos extrajeron, en 1545, oro, por valor que, segn lo seala el propio Valdivia, alcanz "hasta setenta mil castellanos". Es preciso agregar que estos yanaconas peruanos no slo se ocuparon, cuando fue menester, de lavar oro de los ros sino que tambin sirvieron en las primeras faenas agrcolas como lo reconoce el indio cuzco Gaspar, en una declaracin de 1604 cuando, al referirse a los trabajos ejecutados en Lampa, seala que "todo lo cual lo he visto a causa de haber venido a ste reino de los del Per entre los dems indios del Cuzco que vinieron en indios del dicho gobernador don Pedro de Valdivia y acudido por orden del suso dicho al valle de Lampa a traer cosas que haban menester en su casa para el sustento suyo..." Dijimos que la conquista haba sido un problema de hombres y que slo ocasionalmente involucr a las mujeres. De ellas las noticias son escasas. De la nica mujer espaola de la conquista sabemos bastante, aunque no lo suficiente. Muchos aspectos de su vida han sido develados por los historiadores pero tambin son muchos los que se mantienen en la penumbra del tiempo y a los cuales ser, por cierto, dada la escasez documental, difcil acceder, pero, con todo, para nadie resulta extrao su nombre ni sus particulares modos de vida que la sitan de alguna manera como un antecedente importante del ser femenino de Chile. De las mujeres indgenas peruanas no sabemos nada y la historiografa ni siquiera refleja su presencia aunque, ms de una vez, los contemporneos hablen de ellas sin mencionarlas expresamente. El propio Valdivia, veladamente constata su presencia cuando seala que los indgenas chilenos mataban a "nuestros hijos", haciendo alusin sin duda, a los productos de las inevitables relaciones sexuales que existieron entre los blancos y las indgenas peruanas. Una de estas indgenas peruana que, occidentalmente adopt el nombre de doa Ins Gonzlez, es la que motiva este trabajo.

El nombre de pila, no cabe duda, lo tom de Ins Surez, de la cual debi adems, dada su cercana, aprender muchos de los conceptos, formas y valores culturales que adopt durante el transcurso de su vida. Su apellido, Gonzlez, lo utiliz porque naciera con ese nombre o porque tuviese algn carcter gentico hispano que la vinculase a un individuo de ese apelativo, sino porque sirvi a un espaol de esa nominacin, al ms preclaro de los que llevaron ese apellido durante la conquista, al primer cura de Santiago y primer Obispo de Chile, el bachiller Rodrigo Gonzlez de Marmolejo. Esta ser, por cierto una biografa trunca, a medias, con escasos dalos, pero cierta y la escribimos como un homenaje a la mujer indgena annima que, al lado del espaol, consciente o inconscientemente, comparti los albures de la conquista y fue simiente primera de la nacionalidad. Doa Ins Gonzlez vivi de cerca la conquista, la vivi desde un ngulo distinto al tradicionalmente descrito, la vivi desde su particular condicin de ser indgena, de ser mujer y desde la perspectiva de estar al servicio de un espaol importante. Supo, tal vez como ninguna otra indgena adaptarse a las circunstancias que le depar el destino y tuvo la inteligencia suficiente como para negar a constituirse en una persona relevante para el poderoso e influyente espaol que la tena consigo, al punto de llegar, ella misma, a convertirse en un personaje social y econmicamente influyente en el Chile del siglo XVI. Doa Ins Gonzlez, segn lo declara ella misma en su testamento dictado en Santiago de Chile el 21 de noviembre de 1564, haba nacido en las provincias del Per, probablemente en el Cuzco, al parecer de padres principales dada la utilizacin permanente que ella hace de la partcula "doa" antepuesta a su nombre, que era el modo con que se caracterizaban los hidalgos de Castilla y que, en Amrica, la legislacin hizo extensiva a los indgenas principales. Era, pues, doa Ins una indgena de indudable origen incaico. Siendo an muy joven conoci, en el Cuzco, al bachiller Rodrigo Gonzlez Marmolejo y, de inmediato, ingres a su servicio. En esa condicin lo acompa, probablemente con sus padres y hermanos, en la expedicin que a los Chunchos realiz, en 1539, el capitn Pedro de Candia y en donde el sacerdote actu como capelln de la hueste. En esa expedicin doa Ins conoci, sinti y sufri en carne propia las ms

duras penalidades y, fracasada la expedicin, continu junto al bachiller que en unin a Francisco de Villagra y otros pocos desesperados se encaminaron a Tarapac para reunirse con la hueste de Pedro de Valdivia. En 1539, dijimos, doa Ins debi ser muy joven, casi una nia, porque, aunque no tenemos constancia cierta de su edad, veinticinco aos ms tarde, al testar, en 1564, en una clusula de l, manifiesta que deja un legado a "Francisca, inga...que llamo mi madre" significando con ello que esa indgena, de su misma condicin tnica, tuvo para con ella el comportamiento propio de una "madre". Dicho tratamiento de "madre" no se le da a cualquiera y, generalmente, se quiere expresar con l un sentimiento de agradecimiento en razn de una muy particular devocin mostrada por la persona as nominada, especialmente durante la etapa forrnativa de la vida afectiva. De la presencia de

Francisca, viva y residiendo en Conchal en 1564, se puede deducir que los deberes de madre que ella debi tener para con doa Ins, ocurrieron en las proximidades de su salida del Cuzco o durante los aos de viaje a los Chunchos y a Chile. Tambin debi salir del Cuzco acompaada de sus padres o hermanos o al menos de familiares cercanos y consanguneos inmediatos, como se colige de la presencia, en Chile, en 1654, de un sobrino carnal suyo llamado "Juanico", el que por ser menor -as lo atestigua el diminutivo que usa para referirse a l-slo podran estar en este territorio si hubiese venido con sus padres o hubiese nacido en Chile. En Tarapac, los hombres que conduca Francisco de Villagra se unieron a la expedicin de Pedro de Valdivia y, naturalmente, los yanaconas que traa el primero se juntaron a los ms de mil con que sali del Cuzco el segundo y sin los cuales la conquista hubiese resultado imposible de realizar toda vez que a falta de caballos y mulas, los indgenas peruanos fueron los que cargaron los bastimentos que hicieron posible el traslado de los espaoles. La marcha se inici y doa Ins, como ya era su costumbre, viajaba en el squito del bachiller Gonzlez Marmolejo rumbo a su destino, sin sospechar siquiera que su cercana al futuro Obispo resultara clave en su vida porque, a su lado, ella alcanzara influencia social y poder econmico. Particip doa Ins de todos los avalares de la conquista. Vivi de cerca y sinti en carne propia el largo y fatigoso caminar por el desierto de Atacama; conoci la fuerte oposicin

de los indgenas chilenos que enfrentaban a los viajeros a lo largo del camino; particip de la fundacin de Santiago y asisti a su quema y destruccin; trabaj de la mano con sus congneres para sacar a sus "amos" del atolladero en que se encontraban, lavando oro y sembrando legumbres en las chcaras y campos cercanos y, en ese diario y cotidiano vivir, aprendi los rudimentos de la fe de manos del bachiller Gonzlez y el ser mujer al modo occidental, seguramente, de la propia Ins Surez. Desde los primeros das de la conquista debi establecer una gran empata y fuertes lazos de amistad con Ins Surez, si se puede llamar as al vnculo nacido entre las dos mujeres. Tal sentimiento debi florecer temprano dada la cercana, confianza y entendimiento que exista entre el bachiller y el gobernador. El primero conoci de cerca los secretos ms ntimos y personales del segundo y durante las largas tertulias sostenidas entre ambos, Ins Gonzlez tuvo tiempo de hablar, pedir consejos y an confidenciar intimidades con Ins Surez. Tal amistad debi ser muy firme ya que se prolong por largos aos como queda de manifiesto al comprobarse que el primer albacea testamentario de la Gonzlez no fue otro que el marido de la Surez, Rodrigo de Quiroga. Doa Ins Gonzlez vivi en la casa del bachiller, como viva en casa del "amo" toda la servidumbre, pero ella se distingua del resto de los yanaconas porque a ella la distingua el bachiller. Se hizo cargo de la casa del mismo, la gobern y administr con mano frrea y valores occidentales. Los yanaconas la obedecan, estimaban y bajo su atento cuidado trabajaban para el clrigo que, ocupado de las cosas propias de su oficio sacerdotal, hizo descansar en ella el progreso de su casa. Fue por ello, por delegacin de su "amo", encomendera, chacarera y duea de casa y fue tanta la influencia que ejerci desde ese lugar de privilegio que la maledicencia popular refirindose al hecho que la casa del gobernador y la casa del clrigo eran dirigidas por mujeres- seal que en Santiago exista "el gobierno de las dos Ins". Que el bachiller la distingua sobre otras personas queda claro cuando se asegura, por parte de algunos, que ella era transportada por cuadrillas de indgenas, en hamaca, desde Santiago a las minas, o como manifiesta Pedro Olmos de Aguilera que habindole preguntado al clrigo las razones del buen tratamiento que le daba a doa Ins este puntualiz que "le deba mucho por el buen servicio que le haca... e servidole en las minas y con padecer trabajos, no le dej".

La confianza ilimitada que el bachiller tuvo para con ella y la cercana de ambos, hizo crecer en algunos crculos el rumor de que tal amistad era malsana y pecaminosa y, naturalmente, frente a ese rumor el bachiller tom medidas precisas que, sin embargo, no evitaron que sus enemigos y detractores elevaran una acusacin al Virrey del Per. En efecto los enemigos del bachiller se sirvieron de este rumor y de otros y acusaron al padre Gonzlez Marmolejo de vivir amancebado con ella, asentando, en el cargo nmero nueve de la acusacin lo siguiente "Si saben que el dicho bachiller tuvo mucho tiempo en su casa a Ins, india, por amiga, conocindola carnalmente, e que despus la cas con don Alonso... e que con este color el dicho bachiller se aprovechaba de la dicha Ins, e se aprovecha como antes que la casara con el dicho don Alonso". La acusacin era grave y ameritaba una sumaria investigacin porque no slo se pona en tela de juicio la honorabilidad sacerdotal de Gonzlez Marmolejo, sino que adems tal conducta era a todas luces un mal ejemplo para la poblacin de la naciente colonia, especialmente porque quien la observaba era nada menos que el cura de Santiago y candidato a Obispo. Por ello el secretario de cmara del Virrey Hurtado de Mendoza orden, el 6 de octubre de 1556, comparecer ante l a testigos que supieran de la causa; ellos fueron los religiosos franciscanos, fray Martn de Robleda y fray Juan de Torralva y los vecinos de Chile, Santiago Vsquez, Diego Garca de Cceres, Diego Snchez de Morales y Pedro Olmos de Aguilera. La acusacin sin embargo careca de fundamentos ya que a ella no le sigui un lgico juicio porque de la sumaria efectuada no resultaron cargos reales y especficos ni mucho menos acreditaba una conducta poco honorable y antisocial. En el punto concreto que dice relacin con la amistad entre el bachiller y doa Ins, interesa manifestar que de los testigos que declararon en la informacin slo fray Martn de Robleda es explcito en la materia cuando seala que "pblico y notorio es que el dicho bachiller ... llev deste Reino a Chile a la dicha Ins, india, e que la tena en su casa, e que estaba mal infamado con ella y sabe que la cas con el dicho don Alonso, indio... e que de ello se ha murmurado e murmura mucho...". El resto de los testigos no lo acusa, antes lo excusan o ignoran el hecho por inexistente. Fray Juan de Torralva y Diego Garca de Cceres no tocan el punto. Diego Snchez de

Morales dice "que antes e despus no vio que tuviesen comunicacin carnal" y Santiago Vsquez, seala slo que "era mal de ver", que la tuviese en su casa. Obvio resulta suponer que una sola declaracin en su contra no era suficiente para atender al cargo mxime cuando el ms reputado de los testigos, Pedro Olmos de Aguilera, que declara haber vivido en casa del bachiller, seala sobre este punto que "no sabe que la tuviese para tener con ella comunicacin carnal ...ni tampoco sabe que despus de casada la dicha Ins, el dicho Rodrigo Gonzlez tenga con ella comunicacin carnal, e lo sabe porque ha pasado en casa del dicho bachiller, donde no pudiese dejar de saber si tena amistad carnal con la dicha india". Un cierto paralelismo recorre las vidas de ambas Ins. As, mientras la Surez era la compaera inseparable de Valdivia, la Gonzlez se volvi indispensable para el bachiller Gonzlez Marmolejo. Ins Surez se cas con Rodrigo de Quiroga, an cuando amaba a Valdivia, para poder dar cumplimiento a una orden superior; Ins Gonzlez se cas con don Alonso por imposicin del bachiller y para terminar con las habladuras y maledicencias de muchas personas que cuestionaban la proximidad de ste con doa Ins. Pero no slo en esto se tornan paralelas las vidas de ambas Ins. Tambin en otros aspectos importantes como el que ninguna de las dos pudiese ser madre ni fundar familia, Ins Surez no tuvo descendencia ni de Valdivia ni de Quiroga y, doa Ins Gonzlez, se declara "sin herederos forzosos". Por otra parte, sabido es que la Surez aprendi a leer con el bachiller Gonzlez Marmolejo que le ense el catecismo y las primeras letras, y, all, en esas sesiones de aprendizaje, doa Ins Gonzlez, mirando y asistiendo, aprendi aspectos centrales de la cultura occidental como son la fe catlica y el modo de comportarse femeninamente. Fueron en un aspecto, ambas Ins, condiscpulas de un mismo maestro. Dijimos que a doa Ins la haba casado el bachiller, antes de 1556, con don Alonso, al que seguramente ella no amaba segn se puede deducir de la casi nula referencia que de l hace en sus propios documentos, lo que induce a pensar que ella sinti por su matrimonio, una enorme indiferencia.

As, en su testamento de 1564, declara ser soltera, cuando en realidad debi decir que era viuda; al mencionar que desea ser enterrada en San Francisco, seala que ojal lo sea en las cercanas de la sepultura de don Alonso de Bobadilla. sin indicar que l haba sido su marido y finalmente vuelve a reafirmar su estado de soltera cuando, al dejar como heredero del remanente de sus bienes a la fbrica de la iglesia de San Francisco, seala que lo hace porque "voy libre e por casar" y no tengo herederos forzosos. Catorce das despus, al dictar un codicilo, el 5 de diciembre de 1564, vuelve a manifestar su soltera sealando que se encuentra "libre y en estado de casarse". Slo en el codicilo dictado el 13 de diciembre de 1564, al reconocer una deuda antigua, admite haber estado casada con don Alonso y agrega, en ese mismo documento, que se digan por el alma de su difunto marido, cuatro misas. Mayor indiferencia imposible. Con todo, dada la importancia que reviste para la vida de doa Ins, cabe preguntarse Quin era ese tal don Alonso?. Era, por supuesto un indgena y como es lgico suponer era tambin, cuzco y principal. Que era indgena est avalado por todos los testigos que concurren a declarar en la informacin levantada en contra del bachiller en 1556; que era cuzco se deduce del hecho que al menos uno de los testigos, Pedro Olmos de Aguilera, seala que era "anacona" en tanto que el hecho de ser un indgena principal queda de manifiesto con el solo uso del "don" de los hidalgos antepuesto a su nombre. Este indgena, en su occidentalizacin cultural obligada no slo por el contacto con los espaoles sino tambin por su bautismo como cristiano, se apellid Bobadilla. El uso de ese apellido por parte de don Alonso se desprende del propio testamento de doa Ins Gonzlez la que, al momento de designar el lugar en donde deseaba ser enterrada, seala "mando que cuando la voluntad de Dios Nuestro Seor fuere servido de me llevar de sta presente vida que mi cuerpo sea sepultado en la iglesia del monasterio del Seor Santo Francisco de sta dicha ciudad... junto e prximo de a sepultura de don Alonso de Bobadilla". Poco sabemos de ste don Alonso de Bobadilla slo que, a la fecha de su matrimonio, era un indgena de Bernardino de Mella y que se encontraba o casado o amancebado con una indgena del mismo servicio, la que, por cierto, protest del hecho que la separaran de su compaero.

En la acusacin nmero nueve, al puntualizar que a doa Ins la casaron con don Alonso se dice que ello se hizo a pesar de ser "el dicho don Alonso casado y teniendo su mujer viva" y se agrega, en la acusacin nmero diez, que "la mujer del dicho don Alonso ha clamado y clama y se ha quejado y queja pblicamente de que al dicho don Alonso, su marido, lo hayan casado con la dicha Ins..." Sin embargo, una vez ms, los testigos no estn acordes con el tenor de la pregunta y la mayora ignora el hecho. Fray Juan de Torralva atestigua el hecho al declarar que "es pblico e notorio en Chile que el dicho don Alonso estaba primero casado con una india de Bernardino de Mella e que estando con ella casado el dicho bachiller lo cas con su india" pero en cambio, Pedro Olmos de Aguilera, manifiesta que "el dicho don Alonso tenia una india pero que no estaba con ella casado mas de amancebado". El matrimonio se realiz con una gran publicidad y cierto alborot, "en aquel tiempo" dice fray Juan de Torralva "hicieron fiesta para l los vecinos". Ello era poco habitual y desusado tratndose de casamiento entre indgenas, lo que amerita pensar que el bachiller Gonzlez tena el claro propsito de destruir las habladuras que se haban generado en su contra con hechos consumados probatorios de lo contrario. Consta tambin que doa Ins no se fue de la casa del bachiller con las manos vacas, Diego Garca de Cceres dice que el clrigo le dio, al momento de su matrimonio, "casa aparte y hacienda". No sabemos cunto tiempo comparti don Alonso con doa Ins. No sabemos cundo se casaron, aunque presumimos que ello ocurri entre 1550 y 1555, ni tampoco cundo muri don Alonso. Sabemos s que ellos tuvieron una situacin econmica slida, que establecieron relaciones de sociabilidad con numerosos espaoles e indgenas, que se permitieron contraer deudas en comn por valores superiores a los ciento cincuenta pesos y que don Alonso falleci dejando bienes que fueron suficientes para adquirir, en el convento de San Francisco, una sepultura en el interior de la Iglesia, hecho ste que resulta ser ms que importante al momento de calificar la calidad de vida de la pareja, toda vez que una sepultura de esas caractersticas no era comn entre los espaoles pobres ni mucho menos entre los indgenas y atendidas las peculiares condiciones de segregacin y clasismo tnicos en que se desenvolva la sociedad de aquella poca.

Durante veinticuatro aos, doa Ins sirvi al bachiller Gonzlez Marmolejo y, en el transcurso de ese tiempo, ella se gan la confianza ilimitada de ste y an su reconocimiento explcito como lo prueba el uso que ella hizo en su propio beneficio y con autorizacin de l- de los indgenas encomendados y yanaconas del bachiller y que, finalmente, l le donara, ante el escribano Luis de Cartagena, en mayo de 1564, el valioso predio denominado chcara de Conchal, cuyos ttulos, se encontraban, ese mismo ao, presentados ante el escribano Nicols de Crnica con el propsito de servir en un juicio. Acerca de que ella utiliz, en su beneficio y con el beneplcito de l, a los indgenas de Gonzlez Marmolejo, queda demostrado con la sola lectura de la sumaria informacin levantada en Lima en 1556. All se seala que "las cuadrillas de indios del dicho Rodrigo Gonzlez han tenido y tienen por estilo de sacar por su mandato las fiestas, oro para la dicha Ins..." lo que, adems, es refrendado por fray Martn de Robleda al decir que "a la dicha india le dio indios que le sirviesen y sacasen oro de las minas" y por ella misma, cuando reconoce ser deudora de los trabajos efectuados, para ella, por los indios del valle de Pico. Como podemos ver, haba alcanzado una solvente situacin econmica que le permita tener la capacidad de deber dineros como el que reconoce le prest "mucho tiempo ha", Francisco Rubio de Asuaga "a ella y a don Alonso, su marido" y que le adeudaran dineros por montos superiores a los trescientos veinte pesos de oro an antes que entrara en posesin de la chcara de Conchal que, obviamente, la hizo rica, poderosa y llena de prestigio social. Durante su vida estableci numerosas relaciones comerciales tanto con espaoles como con indgenas. Entre ellas sobresale la que tena con Francisco Rubio de Asuaga, cuyo giro era por ms de ciento cincuenta pesos y las que mantuve con Cecilia y Juan Gmez, Antonio Snchez y Rodrigo Solante, vecino de Lima, que tena en su poder valores pertenecientes a ella por ms de doscientos pesos. Entre los indgenas destacan el cuzco Zapote, que era yanacona de Rodrigo de Quiroga; Lucas, inca, yanacona de doa Ins y don Rodrigo, tambin yanacona. Esas relaciones comerciales le dieron una buena situacin econmica que sin duda ciment sobre la base de los trabajos que le hicieron diez indgenas, nueve yanaconas y uno natural del valle del Mapocho, que se encontraban residiendo en el valle de Pico lugar de asentamiento de una de las encomiendas de Gonzlez Marmolejo que despus goz

su sobrino, Antonio Gonzlez Montero. Ella expresamente reconoce el hecho al sealar, en el codicilo de 5 de diciembre de 1564, que "por cuanto... se ha servido mucho tiempo de ciertos indios naturales del valle de pico que estn encomendados con Antonio Gonzlez los cuales le han ayudado a cimentar e granjear parte de lo hacienda que tiene". Posey doa Ins diversos bienes. Entre ellos destaca un solar en la traza de la ciudad que es probablemente el que le regal Rodrigo Gonzlez al momento de su matrimonio y que vendi a Anton Mallorqun de cuyo precio, an, en 1564, le deba Martn de Fuentes, dos vestidos de algodn. Tambin adquiri, en consorcio con su marido, de Hernn Ruiz de Arce, al parecer despus de 1561 dos solares contiguos en la traza de la ciudad, en la hoy calle Bandera esquina Santo Domingo y all construy o mejor dicho mand construir su casa habitacin, la que debi ser de buena factura y de cierto rango porque fue levantada por albailes y carpinteros especializados, como queda de manifiesto cuando la propia doa Ins seala, que la "labraron e pagaron a Glvez y a Diego Gonzlez y a fulano de Garca carpinteros e albailes su trabajo del tiempo que en ello se ocuparon". Es interesante consignar este hecho porque los indgenas en general y muchos espaoles carecan de recursos suficientes como para cancelar los onerosos honorarios de artesanos calificados. La casa fue hecha de adobe y horcones y techada de tejas igual que las tpicas casas del Santiago de entonces y, obviamente, anexa a ella, tena uno y dos patios interiores que usualmente se dedicaban a la siembra de hortalizas, el cultivo de vides y al planto de rboles frutales, que en su conjunto, representa lo que doa Ins califica como "la hacienda que tiene y ha granjeado". En la casa haba, segn se colige del testamento, al menos, una sala, un aposento y una alcoba, adems de los tpicos corredores que solan estar en rededor de la misma. En la sala, "una mesa con sus sillas" y sobre la mesa, para su servicio personal, "un plato de plata y ocho platos ms", "dos escudillas de peltre, dos candeleras y tres paos de mano"; en el aposento, "una banqueta de plata chiquita, otra banqueta de mesn grande, un cofre grande tumbado, otro cofre pequeo, una caja y bancos e dems menudencias" y, en la alcoba, "una cama de campo hecha de lana colorada con su cuja de madera, dos colchones, un par de sbanas, una frezada ya vieja y cuatro almohadas".

En su chcara de Conchal existan, adems de sembrados de trigo, maz, porotos, aj y hortalizas, animales, mayores y menores, que llevaban la marca de la chcara, "mi hierro y seal" dice ella. Posea, en 1564, "once yeguas e potros" a los que mantiene indistintamente, entre la chcara de Conchal y las tierras de los indios del valle de Pico: "un caballo castao; una yegua morcilla que tiene una cresta blanca y su frente blanca y herrada; diez cabras y diez ovejas en su chcara bajo la custodia del Inga Lucas; veinte puercas, con sus cras", tambin en su chcara. Vale la pena apuntar, como un dato ms, en especial porque doa Ins puede ser considerada como una de las primeras criadoras de caballos, que el valor de estos animales, que en los inicios de la conquista era muy alto y alcanzaba -segn Villaloboshasta los dos mil pesos, en esos das de 1564, era muy bajo, al punto que la propia doa Ins al sealar una deuda que le tenan impaga, producto de la venta de un caballo que hizo en la poca en que vino a Chile don Garca Hurtado de Mendoza, seala que "vala, en aquel tiempo, cincuenta pesos". Doa Ins vesta, indistintamente, ropa occidental y ropa cuzquea. Sin embargo, la mayor presencia de ropa indgena entre sus bienes denota el hecho de que no abandon las prcticas culturales ancestrales heredadas de sus padres a las que, an cuando se empap de elementos culturales occidentales, jams renunci. Entre la ropa de corte occidental sobresalen; dos vestidos de algodn; un chamelote azul; una faja negra; ocho camisas; un sombrero; dos pares de mantas, una de raso y otra de pao -y como curiosidad- "dos pares de botones de terciopelo carmes y otros botones de cuero colorados". La escasez de ropa Europea es explicable atendido el subido costo de las mismas y toda vez que ellas no son fciles de encontrar ni an en los inventarios de seoras acomodadas de Santiago. Entre la cuzquea figuran: "un aquejo de grana con su llquida; un aquejo de pao de algodn blanco con su lliquida; un aquejo de pao de algodn negro con su lliquida; un aquejo de chumbe ya trado; un aquejo de pao azul; un aquejo de vicua de chumbe; un aquejo de chumbe negro; una lliquida de damasco negro; ocho chumbes del Cuzco de los cuales uno era negro y otro blanco de algodn y lana y una mama chumbe".

Adems tena, como parte de su riqueza y posicin socio econmica a su servicio diversos yanaconas peruanos y unos cuantos indgenas chilenos los que probablemente fueron traspasados a ella junto con la chcara de Conchal. Son en total veintinueve indgenas de servicio distribuidos entre la chcara y el valle de Pico que representaban, obviamente, un enorme potencial econmico ligado a la produccin de bienes y servicios, especialmente utilizados en el trabajo agrcola, en la explotacin de la tierra y en el lavado de oro. Mujer indgena, educada tempranamente en la cultura occidental en el diario contacto con los espaoles, prontamente debi adquirir las nociones bsicas del cristianismo y an alcanzar cierta identidad religiosa al lado de un sacerdote de la talla de Gonzlez Marmolejo. Por ello, al testar invoca el "nombre de la Santsima Trinidad, Padre e Hijo e Espritu Santo, tres personas e un solo Dios verdadero" y manifiesta que lo hace "creyendo como firmemente creo en la Santsima Trinidad y en la Santa Fe Catlica e todo aquello que cree e tiene la Santa Madre Iglesia de Roma". Llama la atencin el hecho que, aunque el testamento est dictado ante un escribano pblico, la frase introductoria del mismo difiera de la frmula tradicionalmente usada por los escribanos en esos aos, cual era la latina: "In dei nomine amen", apareriendo, en cambio, una referencia especfica a la Santsima Trinidad que es, sin duda, uno de los misterios teolgicos ms difciles de asumir intelectualmente por los no cristianos en su lento proceso de conversin. Con ello, doa Ins ha querido manifestar que su conversin era completa no slo en trminos de aceptacin formal de la fe sino de cabal aceptacin del ms difcil de los dogmas de la fe cristiana. En esa conversin a la fe cristiana, doa Ins se hizo devota de Mara. En efecto, la Virgen aparece en el testamento como una figura relevante para la causante porque en una sentida invocacin a Ella, la perfila como su necesaria abogada e intercesora cuando dice "pongo como mi abogada a la gloriossima Virgen Nuestra Seora Santa Mara para que quiera ser intercesora con su gloriossimo hijo para que quiera perdonar mi nima cuando diste mundo saliere". Cristiana observante no trepida en hacerse cofrade de las Cofradas del Santsimo Sacramento de la Veracruz y de la de Nuestro Seor del Socorro que son de las primeras que funcionan en el Santiago de entonces.

Feligresa del convento de San Francisco que recin empieza a edificar su estructura, pide ser enterrada en ese monasterio, junto a la sepultura de su marido, al mismo tiempo que ordena se realicen all, "por los religiosos del diez misas rezadas" y demanda se le diga "un novenario de misas rezadas". As mismo dentro del natural temor que siente por la muerte pese a que considera que ella es cosa natural, dispone que se digan por su alma, diez misas de rquiem en la "Iglesia, Mayor dstu dicha ciudad por el cura de la dicha Iglesia e sacerdotes" y siete misas rezadas en el Monasterio de Nuestra Seora de Mercedes "por los religiosos e sacerdotes del dicho Manasterio" En su petitorio de misas no olvida a sus deudos y por ello ordena la realizacin de misas por "sus difuntos" a los que tambin denomina como "las personas a quien soy a cargo", incluyendo, entre ellas, claro est, al Obispo Rodrigo Gonzlez Marmolejo, a quien junto con llamar "mi seor" y reconocer ser deudora de l pide se digan "en la Iglesia Mayor de esta dicha ciudad ...cuatro misas rezadas"; a su marido, por quien pide "cuatro misas ... en el Monasterio de Seor San Francisco" y por una india, "mi china", que ya est muerta y a la que haba donado, en vida, "una yegua morcilla que tiene una cresta blanca frente blanca y herrada de mi hierro e domada" la que ordena se venda y con el fruto de ello "se diga en misas en el Monasterio de Seor San Francisco por el nima de la dicha india". Enferma del cuerpo, postrada en cama, aunque seala estar "sana de la voluntad en mi seso e juicio", hace su testamento ante el escribano Juan de la Pea el 21 de noviembre de 1564 a menos de un mes de muerto el Obispo. Pocos das despus, catorce para ser ms exacto, el 5 de diciembre, contina enferma en cama "de la enfermedad que Dios Nuestro Seor ha servido de me le dar" pero "en su juicio y entendimiento", dict un primer codicilo y ocho das ms tarde, el 13 de diciembre, dict el ltimo de los codicilos que aseguraban su ltima voluntad. Mujer agradecida de los que le ayudaron a forjarse una situacin deja sus bienes a los indgenas yanaconas peruanos y chilenos que le sirvieron. As la valiosa chcara de Conchal "con el agua que le corresponde" la deja por mitad al Hospital de los naturales de Santiago "con el objeto de que se asistan los pobres enfermos del e lo tengan por bienes suyos propios" y la otra mitad a los indios que han sido de su servicio "por iguales partes" porque ellos le "han ayudado a ganar e granjear la dicha mi hacienda" y lo hace para "descargo de mi conciencia para que rueguen a Dios por mi nima" y para que

"puedan sembrar y hacer sus chcaras en la dicha tierra" y agrega que "esta mitad e si se vendierela dicha chcara que de lo procedido de ello se reparta igualmente su valor de la dicha mitad por manera que la dicha chcara hayan y hereden la mitad de ella el dicho hospital para curar los naturales enfermos del para descargo de mi conciencia e la otra mitad las dichas piezas de indios e indias de mi servicio para hacer sus sementeras por guales partes la cual dicha mitad no pueda ser vendida ni enajenada contra la voluntad de las dichas piezas porque mi voluntad es que tengan las dichas piezas tierras en que sembrar y recoger e les mando e pido y encargo a las pobres enfermos del dicho hospital e a las dichas piezas suso declaradas e al diputado del dicho hospital tengan cuenta en encomendar a Dios mi nima". til es sealar que adems, a sus indgenas, les deja un importante legado que no slo les posibilita un cambio en sus vidas y les proyecta una mejor calidad de la misma, sino que les permitir diferenciarse del resto de la masa aborigen que engrosaba el bajo pueblo. Del remanente de sus bienes, deja como heredero universal a ha Santa Iglesia e Monasterio del Seor Santo Francisco dista dicha ciudad e a la fbrica e caja de la dicha Iglesia, para quel prelado del dicho convento lo pueda gastar e distribuir en obras de la dicha Santa Iglesia para los ornamentos e lo que le pareciere'' y ello a pesar que sin duda saba que dos franciscanos haban sido los principales testigos de cargo en la sumaria investigacin que se le hizo en 1556 al bachiller y a ella. Cabe sealar que entre los albaceas testamentarios nombrados por ella destaca, en el primer lugar, el general, Rodrigo de Quiroga, que ya est casado con su "amiga" Ins Surez. En el lecho de muerte, acude, como primera protectora de su ltima voluntad a Ins Surez, a la cual, por razones de lgica jurdica, no puede mencionar, siendo, claro est, reemplazada por su marido. El paralelismo entre las dos Ins y la amistad mutua que sentan reaparece. Ambas, en sus testamentos, privilegian las obras pas y los legados a los menesterosos. Si Ins Surez deja sus bienes a los mercenarios y a la edificacin de una ermita en tierras de la Chimba, con el claro objetivo de favorecer a los indgenas, Ins Gonzlez dona los suyos

a sus propios yanaconas, a los enfermos pobres del Hospital y a la edificacin del convento de San Francisco. Muerta doa Ins Gonzlez, su cuerpo, segn su propia voluntad, descans en "la iglesia del Monasterio del seor Santo Francisco de sta dicha ciudad en la parte y lugar que a mis albaceas pareciere junto e prximo de la sepultura de don Alonso de Bobadilla" y ese da se le dijo, tambin segn su propia voluntad, en ese mismo convento, "una misa de rquiem cantada de cuerpo presente con su vigilia e responsos e ofrendada de pan e vino e cera segn es costumbre" y los cofrades de las cofradas del Santsimo Sacramento de la Veracruz y de Nuestro Seor del Socorro, vinieron por su "cuerpo con cruces altas e cera de las dichas cofradas". ANEXO DOCUMENTAL TESTAMENTO DE DOA INS GONZLEZ "En el nombre de la Santsima Trinidad Padre e Hijo e Espritu Santo tres personas e un slo Dios verdadero. Sepan cuantos sta carta de testamento vieren como yo doa Ins Gonzlez india natural de las provincias del Per mujer soltera e actualmente en sta ciudad de Santiago del Nuevo Extremo enferma del cuerpo e sana de la voluntad en mi seso e juicio tal cual Nuestro Seor fue servido de me le dar temindome de la muerte que es cosa natural creyendo como firmemente creo en la Santsima Trinidad y en la Santa Fe Catlica e todo aquello que cree e tiene la Santa Madre Iglesia de Roma deseando poner mi nima en carrera de salvacin tomando por mi abogada a la gloriossima Virgen Nuestra Seora Santa Mara para que quiera ser intercesora con su gloriossimo hijo para que quiera perdonar mi nima cuando dste mundo saliere otorgo e conozco por esta presente carta que hago y ordeno ste mi testamento e postrimera voluntad en la forma y orden siguiente. Primeramente encomiendo mi nima a Dios Nuestro Seor que la cri e redimi por su preciossima sangre que la quiera llevar a su santa gloria para donde fue creado cuando de este mundo fuere y el cuerpo mando a la tierra de do fue formado para volver a ser reducida.

tem mando que cuando la voluntad de Dios Nuestro Seor fuere servido de me llevar de sta presente vida que mi cuerpo sea sepultado en la iglesia del Monasterio del seor Santo Francisco de sta dicha ciudad en la parte y lugar que a mis albaceas pareciere junto e prximo de la sepultura de don Alonso de Bobadilla por la cual se pague la limosna acostumbrada. tem mando que el da de mi enterramiento si fuere hora suficiente sino otro da luego siguiente se me diga en el dicho Monasterio una misa de rquiem cantada de cuerpo presente con su vigilia e responsos e ofrendada de pan e vino e cera segn es costumbre e se pague de mis bienes lo acostumbrado. tem declaro que por cuanto soy cofrade de la cofrada del Santsimo Sacramento de la Veracruz e de Nuestro Seor del Socorro que los cofrades de las dichas cofradas vengan por mi cuerpo con cruces altas e cera de las dichas cofradas. tem mando se digan por mi nima en el dicho Monasterio del Seor Santo Francisco por los religiosos del diez misas rezadas por mi nima e se pague en limosna lo acostumbrado de mis bienes. tem mando que se digan en la Iglesia Mayor dsta dicha ciudad por el cura de la dicha Iglesia e sacerdotes otras diez misas de rquiem rezadas por mi nima e de mis difuntos e se pague por ellas de mis bienes lo acostumbrado de limosna. tem mando que se digan en el Monasterio de Nuestra Seora de las Mercedes por los religiosos e sacerdotes del dicho Monasterio otras siete misas rezadas por mi nima e de mis difuntos e se pague de mis bienes lo acostumbrado. tem mando se me diga un novenario de misas rezadas en el Monasterio de Seor Santo Francisco de sta dicha ciudad por mi nima e de las personas a quien soy a cargo e se pague por ellas de mis bienes la limosna acostumbrada. tem mando que se digan en la Iglesia Mayor de esta dicha ciudad por el nima del Obispo mi seor cuatro misas rezadas e se pague de mis bienes la limosna acostumbrada. tem declaro que debo a Zapote anacona de Rodrigo de Quiroga siete pesos mando se le pague de mis bienes.

tem declaro que debo a Lucas inga mi anacona ocho pesos e medio que me prest mando se le paguen de mis bienes. tem declaro que debo a don Rodrigo anacona de cinco pesos dste oro mando se le paguen de mis bienes. tem declaro que debo a Cecilia Gmez veinte e medio fanegas de trigo mando se paguen de mis bienes. tem declaro que tengo por bienes mos propios los siguientes. Primeramente una chcara que se dice Conchal que en trminos dsta ciudad que es la que me hizo donacin el Obispo que sea en Gloria por servicios que le hice en veinte e cuatro aos de la cual tengo donacin ante Luis de Cartagena escribano est presentada en cierto pleito que trato ante Nicols de Grnica escribano. tem ms las casas de mi morada en que al presente vivo en dos solares que hube y compr de Ruiz de Arce e los he labrado despus ac. tem tengo e declaro por bienes mos once cabezas de yeguas e potros que estn en los indios de Pico que tienen por hierro el que tengo en mi chcara que es mi hierro. tem tengo diez cabras e diez ovejas que tengo en mi chcara en poder del Inga. Ms veinte puercas con sus cras que tengo en la dicha chcara de Conchal. tem una cama de campo de lana colorada con su cuja de madera. tem dos colchones. Un par de sbanas. Una frazada vieja. Cuatro almohadas. tem una mesa e sus sillas. Ocho platos e dos escudillas de peltre. tem un plato de plata.

tem dos candeleras. Una banqueta de plata chiquita. Otra banqueta de mesn grande. Un aquejo de grana con su llquida. tem otro aquejo de pao blanco con su lliquida. tem otro aquejo de pao negro con su lliquida. tem una lliquida de damasco negro. tem dos pares de botones de terciopelo carmes. tem otros de cuero colorados. tem ocho chumbes del Cuzco. tem una mama chumbe. tem una faja negra. tem ocho camisas. tem un cofre grande tumbado y otro pequeo. tem una caja y bancos e dems menudencias que pareciere. tem tres paos de manos. tem un sombrero. tem declaro por mis bienes que me debe Martn de Fuentes dos vestidos de algodn de resto de un solar que vend a Mallorqun. tem declaro que me debe Juan Gmez vecino dsta ciudad ciento e veinte pesos por una obligacin la que tiene en su poder el licenciado Escobedo escribano y declaro me los debe e mando se cobren del. tem declaro que me debe Antonio Snchez doscientos pesos que cobr de Rodrigo Bolante en Lima mando que la obligacin se cobren del por mis bienes,

tem declaro que me debe el dicho Antonio Snchez un caballo castao que le di en tiempo que vino don Garca de Mendoza que vala en aquel tiempo cincuenta pesos mando se cobren del. tem una tercia de chamelote azul. Dos pares de mantas una de raso y otra de pao. Declaro que de dichos bienes mando se hagan de ellos lo que de yuso ira declarado. Primeramente mando que la chcara de Conchal haya y herede la mitad della con el agua que le perteneciere sin que haya mejoras en la una parte y por la otra el hospital de los naturales dsta dicha ciudad para que se asistan los pobres enfermos dl e lo tengan por bienes suyos propios e la otra mitad mando a Lucas y Alonso e Cristbal e Francisca e Luisica y su hermanito llamado Francisquillo c mi sobrino llamado Juanico e Rodrigo hijo del dicho Lucas e una hija suya llamada Luca e la mujer del dicho Lucas llamada Ana e Leonorica y Beatriz de los jures y una criada de la dicha Ana llamada Mincha de Quillota y todas las cuales dichas piezas de indios e indias declaro que han sido e son de mi servicio e me han ayudado a ganar e granjear la dicha mi hacienda por lo cual en descargo de m conciencia para que rueguen a Dios por mi nima les mando la dicha mitad de la dicha chcara e chcaras llamadas Conchal que hube e tengo e me pertenece por los dichos mis ttulos para que lo hayan y hereden las dichas piezas de suso nombradas por iguales partes tanto el une corno el otro para que puedan sembrar y hacer sus chcaras en la dicha tierra e si se vendiere la dicha chcara que de lo procedido de ello se reparta igualmente su valor de la dicha mitad por manera que la dicha chcara hayan y hereden la mitad de ella el dicho hospital para curar los naturales enfermos del para descargo de mi conciencia e la otra mitad las dichas piezas de indios e indias de mi servicio para hacer sus sementeras por iguales partes la cual dicha mitad no pueda ser vendida ni enajenada contra la voluntad de las dichas piezas porque mi voluntad es que tengan las dichas piezas tierras en que sembrar y recoger e les mando e pido y encargo a los pobres enfermos del dicho hospital e a las dichas piezas suso declaradas e al diputado del dicho hospital tengan cuenta en encomendar a Dios mi nima. tem mando se den a Francisca mi criada india de mi servicio dos ovejas de Castilla. tem mando a Alonso mi criado dos ovejas de Castilla.

tem mando a Leonorica mi criada dos ovejas. tem mando a Luisillo mi criado dos ovejas. tem mando a mi sobrino llamado Juanico dos ovejas de Castilla. tem mando a Cristbal mi anacona dos cabras e un puerco. tem mando a Beatriz india de los juries dos cabras e un puerco. tem mando a Francisquillo dos cabras e un puerco. tem mando a la mujer de Alonso un aquejo de chumbe trado e un chumbe y a su hija Ins otro aquejo de chumbe negro. tem mando se den a Francisca inga que llamo mi madre un aquejo de pao azul y un chumbe. tem declaro e mando a Luisica un aquejo de algodn negro. tem declaro se de a Leonorica un aquejo de algodn blanco con un chumbe. tem declaro e mando a Felipa de Araya un aquejo de vicua de chumbe para que ruegue a Dios por mi. Todas las cuales dichas piezas de ropa de suso nombradas tengo en mi poder en una caja dems de los bienes declarados. tem mando que se de a cada anacona e indios a cada uno un azadn que tengo que son los tengo con sus rejas sto para que todos ellos siembren. tem mando a las mandas forzosas e acostumbradas a cada una un peso y con ello las aparto de mis bienes. tem declaro que si alguno viniere declarando que le debo hasta tres o cuatro pesos con su juramento se le pague. tem declaro e mando a Francisca a quien yo llamo mi madre una yegua mando se le de. tem declaro e mando a mi sobrino Juan una yegua mando se le d de las que tengo. tem mando a Leonorica mi criada una potranca.

tem mando a Luisica una potranca. tem mando a Ins la hija de mi anacona Alonso mando se le de una potranca de las que hubieren. tem mando a Luca hija de Lucas otra potranca de las que haya. tem mando a Beatriz jurie un aquejo e un chumba blanco de algodn y lana. E cumplido e pagado este mi testamento e las mandas e legados e otras causas en l contenidas en el remanente que quedare dstos mis bienes ans las dichas casas de mi morada e de valor dellas e los dems mis bienes deudas derechos e acciones que me deben e pertenecieren en cualquier manera dejo e nombro y establezco por mi universal heredero a la Santa Iglesia e Monasterio del Seor Santo Francisco dsta dicha ciudad e a la fbrica e caja de la dicha iglesia para quel prelado del dicho convento lo pueda gastar e distribuir en obras de la dicha Santa Iglesia para los ornamentos e lo que le pareciere que ms convengan al provecho e utilidad de la dicha iglesia e convento la cual dicha hacienda y herencia hago al dicho Monasterio por ser como soy libre e por casar e sin heredero forzoso ninguno para que los religiosos del dicho Monasterio tengan cuidado de rogar a Dios por mi nima e digan misas e oraciones e por las de mis difuntos e aquellas personas a quien haya cargo para descargo de mi conciencia la cual dicha manda que tengo sea por la va e forma que ms de derecho lugar haya. E para cumplir e pagar ste dicho testamento mandas e legados e pas causas en l contenidas dejo e nombro por mis albaceas e testamentarios al general Rodrigo de Quiroga e Juan Hurtado escribano pblico e Pedro Gonzlez estantes en esta dicha ciudad a todos tres e cada uno dellos por s insolidum les doy poder cumplido cual de derecho especial se requiere para que entren y tomen de mis bienes todo lo que fuere menester e los vendan e rematen especialmente e aseguren e cumplan e paguen las mandas legados e pas causas en ste mi testamento guarden e sin que se pueda entremeter ningn juez de bienes de difuntos ni otras personas ningunas en ellas salvo los dichos albaceas e testamentarios per mi nombrados e como lo hiceren con su nima le hagan con las suyas. E revoco e anulo e doy por ningunos otros cualquier testamento o testamentos que antes de ste haya hecho de palabra o por escrito para que no valgan ni se usen declaro salvo dste que dispongo e otorgo el cual quiero que valga por mi testamento e por codicilo e

por escritura pblica o por cualquier va e forma que ms e mejor de derecho lugar haya asegure e cumpla segn el sea en testimonio de lo cual otorgu la presente carta ante el presente escribano pblico e testigos de yuso escritos ques es fecha e otorgada en la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo a veinte e un das del mes de noviembre de mil e quinientos e sesenta e cuatro aos testigos que fueron presentes a lo que es dicho Diego Rubio e Francisco Urias e Francisco Ruiz e Francisco Torres e Andrs Barona moradores en sta dicha ciudad y por que la dicha otorgante a quien yo el presente escribano doy fe que conozco dijo no saber firmar a su ruego lo firm un testigo presente. Por testigo y a ruego de la dicha otorgante Andrs Barona Ante mi Juan de la Pea Archivo Nacional. Archivo Escribanos de Santiago, volumen 2, fs. CODICILO DE DOA INS GONZLEZ En la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo en cinco das del mes de diciembre de mil e quinientos e sesenta e cuatro aos en presencia de m el escribano pblico e testigos yuso escritos pareci presente doa Ins Gonzlez india del Per estando enferma en cama de la enfermedad que Dios Nuestro Seor ha servido de le dar y en su juicio y entendimiento e dijo que por cuanto ella tiene hecho y ordenado su testamento ante m el presente escribano que es el que hizo y orden en veinte e un das del mes de noviembre prximo pasado dste presente ao e por cuanto despus ac ha recorrido su memoria y los cargos de su conciencia y para descargo de la cual tiene acordado que por cuanto ella se ha servido mucho tiempo de ciertos indios naturales del valle de Pico que estn encomendados con Antonio Gonzlez los cuales le han ayudado a cimentar e granjear parte de la hacienda que tiene que son los yanaconas siguientes Pedro e otro llamado Pedro e Antonico e Baltasarico e Joanico e Andrs e de su hijo Diego e Francisco e Perico e Juanico natural de Mapocho que por todos son diez piezas las cuales son los que lleva dichas por pleito el dicho Antonio Gonzlez a los cuales por el cargo en que les es del servicio que las han hecho e no obstante que se las tienen pagado dejando como deja el dicho su testamento en su fuerza e vigor en todo e por todo como en l se indica e aadiendo a las mandas del mandaba e mand que a los dichos yanaconas se d de las yeguas que sobraban e andaban para hacer bien por su nima a cada uno dellos una cabeza de yegua y una cabra e un puerco a cada uno dellos e si algunas yeguas dellas

estuviere parida se reparta entre dos dellos de manera que igualmente tengan los dichos yanaconas el valor en cuanta y precio tanto el uno como el otro e que si hubiere ms ovejas de las diez que tiene declaradas en el citado dicho su testamento que las que mas hubiere de las dichas cabezas ovejas se reparten entre stos dichos yanaconas como por iguales partes lo cual mandaba e mand a los dichos yanaconas por descargo de si conciencia e que se les d e cumple estas dichas yeguas ante todas cosas e las ovejas ans mismo que sobrare como dicho es. tem dijo e declar ms que por una china suya que se muri llamada Mara le haba dado en su vida de la suso dicha una yegua morcilla que tiene una cresta blanca frente blanca y herrada de su hierro e domada que est en Conchal que la conoce Lucas yanacona y est a su cargo e la daba mandaba e mand que se traiga e se venda e lo procedido della se diga en misas en el Monasterio de Seor San Francisco por el nima de la dicha india llamada Mara. tem dijo e declar que para el paso en que est que la casa con adobe y la hacienda que tiene y ha granjeado que al presente ser desprendida e mandaba que ella e su marido don Alonso difunto la labraron e pagaron a Glvez y a Diego Gonzlez y a fulano de Garca carpinteros e alhames su trabajo del tiempo que en ello se ocuparon y que en efecto es suya propia e no es a cargo della cosa alguna a los dichos indios de Pico sino que antes los dichos indios le tienen cargo a ella de algunas comidas e puercos que les dio para ellos lo cual declara que hace fe del pleito que los dichos indios le tienen puesto sobre los intereses que le piden. E con las dichas declaraciones de suso e mandas aadidas dejaba e dej en su fuerza e vigor el. dicho testamento por ella hecho y ordenado e mand que se cumpla e guarde con stas dichas mandas aadidas por la va e forma que mejor de derecho hubiere y a. las cuales dichas mandas aadidas encargaba y encarg a los dichos sus albaceas e testamentarios que son Pedro Gonzlez e Juan Hurtado e Rodrigo de Quiroga que cumplan e manden como se use e como lo hicieren con su bienes propios que lo hagan por ellos siendo testigos Pedro de Castro Francisco Ruiz Andrs Barahona e Diego Rubio estantes en esta dicha ciudad e la dicha otorgante no firm de que yo el escribano doy fe que conozco lo firm un testigo. Por testigo y a ruego de la otorgante Andrs Barona

Ante mi Juan de la Pea. Archivo Nacional. Archivo Escribanos de Santiago, volumen 2, fojas. CODICILO DE DOA INS GONZLEZ En la ciudad de Santiago a trece das del mes de diciembre del ao de mil e quinientos e sesenta e cuatro aos en presencia de m el escribano pblico e testigos de yuso doa Ins Gonzlez india dijo que por cuanto ella tiene hecho y ordenado su testamento ante mi el presente escribano en veinte e un das del mes de noviembre dste presente ao en el cual no se acord de declarar como deba y era cargo a Francisco Rubio de ochenta pesos de buen oro de resto de ciento cincuenta que el suso dicho le haba prestado a ella y a don Alonso su marido mucho tiempo ha por tanto que mandaba e mand que sus albaceas e testamentarios se los den e paguen de lo ms bien parado de sus bienes y dejaba e dejo en su fuerza e vigor el dicho testamento siendo testigos Francisco Moreno y Pablo Flores y el padre fray Francisco de Prija guardin del convento de Seor San Francisco y porque la dicha otorgante a quien yo el escribano doy fe que conozco dijo que no saba escribir rog a un testigo lo firme por ella. tem mand que se digan cuatro misas por el nima del dicho su marido en el Monasterio de Seor San Francisco e se paguen de sus bienes la limosna acostumbrada testigos los dichos. A ruego y por testigo Francisco Moreno Por ante mi Juan de la Pea. Archivo Nacional. Archivo Escribanos de Santiago, volumen 2, fojas.