La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

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Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Aragón La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México Licenciatura en Derecho Nombre: Martínez Martínez Fernando Grupo: 2209

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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Aragón

La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

Licenciatura en Derecho

Nombre: Martínez Martínez Fernando

Grupo: 2209

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Índice de contenido

Exposición de Motivos

Introducción

Capítulo 1. Proyecto de Tesis

1.1 Marco de Referencia

1.2 Planteamiento del problema

1.3 Justificación del Tema

1.4 Delimitación del Tema

1.5 Delimitación Espacio/ Temporal

1.6 Objetivo General

1.7 Objetivos Específicos

1.8 Hipótesis

1.9 Metodología

Capítulo 2. Control Social y Derecho Penal

2.1 Control Social

2.2 Derecho Penal

2.3 Ciencia Jurídico Penal

2.4 Política criminal y Derecho Penal

Capítulo 3. Política Criminal y Seguridad Pública

3.1 Política

3.2 Política General y Social

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3.3 Política Criminal

3.4 Seguridad Pública

Capítulo 4. El problema de la inseguridad en México

4.1 Seguridad o Inseguridad pública

4.2 Reacción Ciudadana

4.3 Reacción Institucional

Capítulo 5. Participación Ciudadana

5.1 Aspectos Generales

5.2 Participación Ciudadana

5.3 Formas de Participación Ciudadana

5.4 Objetivos de la Participación Ciudadana

5.5 Antecedentes de la Participación Ciudadana

5.6 Marco Jurídico de la Participación Ciudadana

5.7 La participación ciudadana en la Prevención del Delito

5.8 Participación ciudadana en México

Capítulo 6. Conclusiones

Bibliografía

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Exposición de motivos

Actualmente la inseguridad pública se ha convertido en el principal problema de la

sociedad mexicana. Sin duda un problema que no respeta edad, sexo, clase

social, status económico, región o raza, ¿pues cuántas veces hemos escuchado

en las noticias, leído en la primera plana de un periódico, o bien en el peor de los

casos conocer a alguien o ser protagonista de la de inseguridad?.

Muestra de la situación interna que se vive en el país en materia de seguridad

pública son los más de diez años de impunidad que pesan sobre los asesinatos de

las casi 400 mujeres en ciudad Juárez, y actualmente la toma de los penales de

máxima seguridad en tres estados de la república por más de 700 elementos entre

militares, por el ambiente de inseguridad al interior de los centros penitenciarios.

Mucho se ha escrito y dicho sobre la problemática de la seguridad pública, pues a

pesar de no ser un problema social reciente, su carácter controversial y sobre todo

el daño que ocasiona a la estructura social lo han convertido en el centro de

debate de cualquier grupo y por lo tanto responsabilidad de cada sector de la

sociedad.

La presente investigación tiene como propósito analizar los nuevos enfoques de

prevención del delito, en los que prevalece la participación de la sociedad, a través

de los cuales existe una mayor probabilidad de éxito en el combate a la

delincuencia como parte de una política criminal integral. De tal forma se de divide

para su estudio en cinco capítulos en los que se aborda: La política criminal como

columna vertebral de esta investigación, el control social y el derecho penal, la

situación actual de la seguridad pública, la participación ciudadana y los diferentes

modelos de participación ciudadana en México.

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INTRODUCCIÓN

Actualmente México vive un periodo de intensas transformaciones en cada uno

de los sectores que conforman a la sociedad. Estos sectores abarcan: el

económico, social, político, cultural, etc. La seguridad p ública no es la excepción a

la regla, ya que continuamente se pone duda la capacidad del Estado para

mantenerla .

Sin embargo, la reacción de la autoridad para combatir la delincuencia ha sido a

través de métodos tradicionales de reacción o punición, es decir, mediante el

endurecimiento del Sistema Penal, en particular del derecho penal. Así, el

aumento de penas o la creación de nuevos tipos penales o de leyes al vapor, es la

solución más recurrida para combatir la delincuencia, provocando inflación

legislativa que lejos de solucionar el problema lo agrava.

Las políticas de Seguridad Pública implementadas hasta hora, se caracterizan por

su carácter sectorial y por las acciones dirigidas únicamente a los efectos y no a

las causas del delito, dejando de lado programas y alternativas de prevención

menos dañinas y costosas para la sociedad que pudieran resultar más eficaces.

El sentimiento de inseguridad que reside de forma permanente en la sociedad, es

consecuencia, no sólo de los altos índices de criminalidad, sino de la poca

confianza hacia las autoridades, generada principalmente por la corrupción e

impunidad que impera en las instituciones encargadas de la seguridad pública

(policía preventiva, ministerio público, policía judicial, jueces, magistrados, y

sistema penitenciario). La combinación del sentimiento de inseguridad y de la poca

credibilidad en la autoridad provoca reacciones graves por parte de la sociedad,

desde la demanda de sanciones más graves como la pena de muerte o cadena

perpetua, hasta la justicia de propia mano que refleja, por un lado una sociedad

desesperada en busca justicia mediante la violencia y por otro lado una autoridad

rebasada no sólo por la delincuencia sino por su misma población.

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CAPÍTULO PRIMERO

PROYECTO DE TESIS

1.1 MARCO REFERENCIA.

La seguridad pública es una función del Estado, sin la cual no se justifica su

existencia, ya que no puede concebirse a un Estado sin que vele por la protección

de cada uno de sus ciudadanos. Actualmente dicha función no ha sido suficiente

para el combate a la delincuencia, lo que ha provocado un fuerte sentimiento de

inseguridad en la sociedad, que lógicamente se traduce en la falta de credibilidad

en los organismos gubernamentales, ya que se cree que la inseguridad ha

rebasado la capacidad para responder oportunamente por parte de la autoridad

responsable, pues los sistemas clásicos de represión y prevención no han podido

demostrar su eficacia.

Lo anterior ha venido a promover no sólo una fuerte demanda por parte de la

sociedad, sino además la participación activa de ésta en la lucha contra la

delincuencia, ya que estamos en presencia de una sociedad más activa que no

sólo exige seguridad por parte de la autoridad, sino que le interesa participar, ser

parte activa de esta lucha contra la delincuencia.

El Concepto de seguridad pública se refiere a numerosos aspectos de la vida

social organizada, principalmente a la existencia de un orden democrático que

elimina las amenazas de violencia y el sentimiento de inseguridad en la población,

permitiendo una convivencia segura, sin embargo no se puede hablar de

seguridad publica como monopolio del Estado cuando existe la participación activa

de la sociedad civil, por iniciativa propia o bien a través de programas establecidos

por el órgano de gobierno en la prevención y lucha contra la delincuencia, sino

como parte de una Política Criminal Integral.

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1.2 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

El aumento desmesurado de los índice de delincuencia y el sentimiento de

inseguridad que invade a la sociedad día con día, han provocado que la seguridad

sea uno de los temas de mayor importancia y preocupación de las masas sociales,

ya que consideran inseguro el país, sus colonias, y hasta sus propias casas, lo

cual influye de manera alarmante en su vida, provocando miedo a cualquier

amenaza real o ficta de inseguridad y sobre todo alterando su convivencia con la

sociedad.

Uno de los factores decisivos en el aumento de la delincuencia y el sentimiento de

inseguridad, es la inadecuada intervención institucional, pero sobre todo las

medidas penales tradicionales que no han podido demostrar su eficacia en el

combate a la delincuencia, originando falta de credibilidad en las instituciones

encargadas de la administración de justicia, lo que se traduce en la llamada “cifra

negra” que se refiere a la falta de denuncia de los delitos por parte de la población.

Ante tal fenómeno el propio ciudadano ha implementado la forma de protegerse a

si mismo, desarrollando medidas de seguridad, lo cual origina conductas

antisociales como la justicia por propia mano, que no disminuye la inseguridad,

pero si vio lenta las garantías otorgadas a cada uno de los individuos; es decir no

podemos recibir justicia a costa de vulnerar otros derechos individuales.

Estas medidas de seguridad instauradas por el propio gobernado, se han

implementado a tal grado que logran el desarrollo de organizaciones o grupos

tendientes a resguardar su seguridad, esto por medio de proyectos creados y

ejecutados por ellos mismos o bien fomentados por la propia autoridad, con el

objetivo principal de hacer participar a cada uno de los individuos en el combate a

la delincuencia.

La participación ciudadana nace por la preocupación de los individuos ante el

incremento de los índices de delincuencia, lo que pone en evidencia la necesidad

de determinar, si la participación ciudadana es una alternativa en la lucha contra la

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de delincuencia como parte de una nueva política criminal y en consecuencia si

debe o no ser fomentada por las autoridades.

1.3 JUSTIFICACIÓN DEL TEMA.

Actualmente la participación ciudadana en las estructuras sociales como lo es la

previsión y lucha contra la delincuencia es de vital importancia, ya que se trata de

una necesidad histórica pues refleja que el hombre es actor y artesano de s u vida

social, pero sobre todo refleja el ejercicio de un derecho fundamental, sin el cual

no podría hablarse de democracia.

Dicha Participación se ha traducido en la aparición de nuevos enfoques de

seguridad que se distinguen de los sistemas tradicio nales de prevención y

represión, pues en los primeros se encuentra una participación activa de la

sociedad y en los segundos se trata de las soluciones clásicas establecidas

únicamente por las autoridades.

Por lo que es importante fomentar esta participación ciudadana como parte de una

política criminal, a fin de disminuir los índices de delincuencia y eliminar el

sentimiento de inseguridad, pero principalmente para regular los alcances de la

participación ciudadana, evitando la justicia por propia mano, a fin de resguardar

los derechos fundamentales mediante la preservación de un Estado de Derecho,

beneficiando a todos y cada uno de los individuos ya que la seguridad es el pilar

fundamental para la sobrevivencia y progreso de toda sociedad civilizada y la

razón básica de la existencia del Estado.

1.4 DELIMITACIÓN DEL TEMA.

Debido a su amplitud el tema de seguridad ciudadana abarca una serie de

subtemas, que merecen ser analizados de manera individual a fin de determinar el

alcance de cada uno de ellos, por lo que consiente del aumento de la delincuencia

en México y en busca de nuevas alternativas para reducir el miedo al crimen o

inseguridad ciudadana. Presento mediante este proyecto un estudio sobre la

participación ciudadana como parte de una nueva política criminal que debe ser

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fomentada por las autoridades, a fin de satisfacer las necesidades sociales de

seguridad que todo país en desarrollo debe procurar a sus nacionales como un

elemento esencial para la convivencia humana.

1.5 DELIMITACIÓN ESPACIO, TEMPORAL.

México es uno de los países con mayores problemas de inseguridad en las últimas

décadas, tan es así que la capital de nuestro país es, hoy en día, la ciudad con

mayores niveles de actividad delictiva 2, por lo que la presente investigación

tendrá como marco de estudio el Distrito Federal. Con respecto del limite temporal

estudiaremos la seguridad ciudadana desde 1980, hasta el día de hoy, pues es a

finales de los 70 que se incrementa de manera alarmante la delincuencia; llegando

a su máximo histórico en 1995 lo que provocó que en los últimos 30 años, el tema

de Seguridad Pública captara la atención de especialistas, dependencias

gubernamentales y del propio ciudadano.

1.6 OBJETIVO GENERAL.

Demostrar que a través de los nuevos enfoques de prevención del delito, en los

que prevalece la participación de la sociedad, existe una mayor probabilidad de

éxito en el combate a la delincuencia.

1.7 OBJETIVOS ESPECIFICOS.

1.- Analizar si la participación ciudadana, forma parte de una nueva política

criminal.

2.-Comparara, los modelos tradicionales de procuración de justicia con los nuevos

modelos de seguridad ciudadana.

3.-Criticar, los modelos tradicionales de procuración de justicia.

4.-Demostrar que los nuevos modelos de prevención del delito fomentan la

participación de la sociedad en el combate a la delincuencia.

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5.-Indagar, cuáles son los proyectos de participación ciudadana, que se han

implementado en México.

6.-Establecer si los modelos de seguridad ciudadana son parte de la realidad

social del país.

1.8HIPOTESIS

Si se llegase aumentar la participación ciudadana en cuanto al problema de la

delincuencia, generando con ello una alternativa viable en el ámbito de una

política criminal, entonces se plantearían soluciones más eficaces al problema de

inseguridad en México.

1.9 METODOLOGÍA

El presente estudio se llevará acabo mediante una investigación

Bibliográfica y documental.

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CAPITULO SEGUNDO

CONTROL SOCIAL Y DERECHO PENAL

“Se hace demasiado honor alos gobiernos cuando se les

atribuye exclusivo orden quereina en las sociedades civiles,

desconociendo lainmensaparte que tiene ello la

naturaleza del hombre.(Adriano Duport )

En el siguiente apartado se define y analiza algunas reflexiones terminológicas y

conceptuales acerca del Control Social, y del Derecho Penal como consecuencia

de éste. De igual forma se establece la vinc ulación entre el derecho penal, la

Dogmática penal y la Política criminal, a fin de determinar la base conceptual

sobre la cual se planteara y desarrollara el tema de la presente investigación.

2.1 Control Social

Es innegable que el hombre es un ser social y político por naturaleza, lo cual

explica su agrupación y convivencia con otros seres humanos, ya sea por

perseguir los mismos interés u objetivos o bien por buscar su simple

supervivencia, de tal forma es inconcebible pensar que el hombre pueda vivir de

manera aislada. Sin embargo, a lo largo de la historia humana su convivencia no

se ha caracterizado por pacífica, ya que, como menciona Muñoz Conde: prevalece

el llamado “principio de placer (sic),”3 en el que todo individuo busca satisfacer su

voluntad por encima de los intereses de los demás miembros, lo que provoca no

sólo la división de dichos grupos en dominantes y dominados, sino una serie de

conflictos que muchas veces han culminado en movimientos revolucionarios a lo

largo de la historia, definiendo así la estructura de poder en tur no.

Por lo tanto la estructura de poder no sólo representa al grupo dominante, sino a la

única fuerza capaz de dirimir los conflictos que surgen entre los miembros de una

sociedad, haciéndose presente la necesidad de una autoridad; una autoridad que

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vele por las necesidades de los individuos, que encabece a través de una serie de

formas y métodos de control social que buscan no sólo la excelsitud de su

sociedad, sino su permanencia en el poder. Dicho control social ha sido

doctrinariamente definido por diversos autores como Muñoz Conde, al determina

que “el control social es una condición básica de la vida social, pues a través de él

se asegura el cumplimiento de las expectativas de conducta y los intereses

contenidos en las normas que rigen la convivencia, confirmándolas y

estabilizándolas contra fácticamente, en caso de su fluctuación o incumplimiento,

con la respectiva sanción impuesta en una determinada forma o procedimiento.”

2.1.1Tipos de Control Social

2.1.1.1 Control Social de Acción

El control social de acción se caracteriza por tener como finalidad la

prevención de ciertas conductas a través de la internación y conformidad del

individuo frente a un conjunto de valores sociales o pautas de comportamiento

sobre las cuales descansa la sociedad.

Dicha inserción consiste en que el individuo tome como suyos ciertos parámetros

de conductas y escala de valores lo que presupone la aceptación de determinado

orden social, sujetando de manera tácita a cada uno de los individuos respecto del

comportamiento que se espera de él frente a los demás.

Autores como Juan Bustos nos hablan de los mecanismos de socialización como

parte fundamental de la internación y conformidad a cierto sistema de valores.

Entre estos mecanismo encontramos”grupos privados que dominado los medios

de comunicación van reproduciendo los valores del sistema, entre otras, en formas

de noticias, literatura, cine y programas de televisión,” 6 predominando un sentido

materialista y de globalización, que afecta notablemente la inserción de valores

fundamentales en el hombre.

Es indispensable que dicha internación se haga por medio de los mecanismos

adecuados, independientemente del nombre con que se les designe, ya que éstos

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tienen como función que el individuo distinga y deseche de su realidad social las

conductas descritas como desviadas o negativas y al mismo tiempo adopte las

conductas que se esperan de él. Sin embargo, no debemos olvidar que estamos

en presencia de una sociedad compuesta de individuos con voluntad propia y

libertad de elección, lo cual puede originar contradicciones al régimen social, toda

vez que puede existir oposición a lo ya establecido.

Por ejemplo, estos mecanismo se van a encargar de que el individuo conozca que

robar, matar o violar no son conductas aceptadas por su sociedad, ya que son

comportamientos clasificados como negativos o desviados, pues evidentemente

fracturan su orden social, aún si los individuos pueden o no aceptar dichas

conductas como lesivas.

La importancia de este tipo de control social, como atinadamente lo menciona

Muñoz Conde, es que sin éste “las normas penales y por lo tanto el derecho penal

y el sistema jurídico penal de nada servirían, sin la existencia previa de otros

mecanismos de motivación sobre el comportamiento humano.”

Desafortunadamente estos mecanismos no siempre cumplen la finalidad

establecida, debido a que en el momento en el que se llegan a realizan las

conductas ya descritas se activa el Control Social de Reacción.

2.1.1.2 Control social de Reacción.

El control social de reacción también llamado de respuesta es aquel que, como su

nombre o indica, responde a la realización de conductas desviadas o negativas

preestablecidas dentro de un orden social o jurídico; esta reacción puede

establecerse a través de diversos mecanismos siempre y cuando dicha conducta

sea considerada por la sociedad como lesiva.

A diferencia del Control Social de acción éste no busca que el individuo acepte

mentalmente un sistema de valores o conjunto de parámetros a seguir, sino

combatir la consumación de conductas que no debieron realizarse.

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Las formas de reacción con las que cuenta una sociedad pueden ser variadas,

conforme a la conducta que se intenta reprimir o sosegar; algunos autores las

clasifican en tres grupos “la medicación para las conductas patológicas,

criminalización para las conductas definidas como crimen y neutralización para

aquellas consideradas como conductas molestas.” 8 El control al que hace

referencia puede ser difuso o institucionalizado dependiendo de que éste tenga o

no, como finalidad especifica dicho control social.

2.1.1.2.1 Control Difuso

Este tipo de conductas tienen como campo de acción la familia, los grupos

religiosos, los medios de comunicación, el trabajo, la escuela y los grupos

deportivos como consecuencia estas mismas instituciones sociales son las

encargadas de reprimir aquellas conductas que afecten los valores y códigos de

comportamientos no escritos establecidos en cada uno de dichos grupos, pues

como ya hemos visto el individuo tiene la libertad de cumplir o no con el

comportamiento que se demanda de él, a sabiendas de las consecuencias que

puede originar dicha libertad de elección.

Como ejemplo observamos que la mayor parte de los grupos religiosos se basan

en normas de convivencia y principios rectores de la ideología que predican, por lo

que si alguno de sus miembros legara a atentar en contra de dichos principios

sería sancionado con rechazo, burlas, aislamiento o expulsión de dicho grupo

religioso, incluso en religiones como la católica llega a utilizarse la excomunión

que aunque tiene una coacción social fuerte, ninguna de estas sanciones tiene

una verdadera fuerza coactiva en el mundo jurídico que evite la realización de

ciertas conductas.

El control social que ejercen este tipo de instituciones recibe el nombre de control

social de reacción informal o difuso, toda vez, que existiendo como forma de

control dentro de una sociedad, no pertenece a una estructura gubernamental, es

decir, no forma parte del derecho escrito, ya que sus sanciones se basan en

normas sociales, tradiciones, costumbres, códigos de conducta y ética.

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El control social difuso no tiene como finalidad el control social, ya que es un

control indirecto por la propia naturaleza de las instituciones que lo realizan, “por

ello aunque este tipo de control puede tener algún efecto en los índices y formas

de delincuencia, se trata de una acción inducida resultante de acciones con otra

meta principal.”

Sin embargo, actualmente la ineficacia de las medidas clásicas de prevención y

represión instauradas por instituciones propias del sistema penal contra la

delincuencia ha provocado la participación activa de esta sociedad en la búsqueda

desesperada de justicia. (que evidentemente se materializa en el peor de los

casos a través de la justicia de propia mano). De tal forma la sociedad no solo

participa como filtro del sistema penal, sino a través de medidas de seguridad

establecidas por ella misma y en algunos casos en cooperación con el cuerpo

social.

2.1.1.2.2 Control Institucionalizado

A diferencia del control social difuso cuyo titular es la sociedad, en el control social

formal o institucionalizado el titular es el Estado, que a través de instituciones

legalmente constituidas como la secretaría de educación, salud, economía, entre

otras ejercen un control social institucionalizado no punitivo.

De igual forma se encuentra el control social institucionalizado punitivo que parte

de un ordenamiento jurídico en el que se establece cada una de las conductas

“que más gravemente atacan a la convivencia humana” Luego entonces se está

en presencia de un derecho escrito en donde la violación ya no es a una norma

social, sino a una jurídica 12 y cuyas reacciones revisten un carácter de mayor

exactitud y fuerza coactiva, en donde ésta se ejerce a través de una estructura

gubernamental que tiene como función primordial el control social mediante la

punición.

Sin dudad la agresión cometida ha rebasado el orden social y como menciona

Muñoz Conde: históricamente este orden social se ha mostrado por sí solo como

insuficiente para garantizar la convivencia. En algún momento histórico se hizo

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necesario un grado de organización y regulación de conductas más preciso y

vigoroso. Nace así secundariamente, la norma jurídica que a través de la sanción

jurídica se propone, conforme a un determinado plan, dirigir, desarrollar o

modificar el orden social.

Dicho control social se ejerce a través de instituciones como la policía, el

ministerio público, los tribunales, el derecho Penal y su procedimiento, así como

los centros de readaptación; los cuales forman parte del Sistema de Justicia

Penal, (que es la parte más visible de este tipo de control) que ejerce un control

más específico llamado control penal. Dicho control tiene un predomino

fundamentalmente escrito, el cual se presenta desde la creación de la norma

hasta la ejecución de la pena .

La importancia del control social de Reacción institucionalizado punitivo descansa

en que éste se activa o se hace necesario, cuando llega a realizarse una conducta

que viola gravemente un bien jurídico fundamental para la convivencia social y que

no puede ser solucionado mediante el Control Social de Reacción Difuso, ya que

requiere una mayor obligatoriedad a fin de reprimir futuras conductas lesivas para

la sociedad en donde el elemento fundamental es lo coactivo de la norma jurídica,

por lo que es a través del Estado que se construye lo que conocemos como

derecho penal.

El derecho penal como Control Social de reacción institucionalizado no tendría la

fuerza coactiva que lo caracteriza, si no fuera por el Control Social de acción, “ya

que todo el mundo sabe que conductas universales como el robar o matar está

prohibido, pero este conocimiento se adquiere primeramente como norma social y

sólo posteriormente como Norma Jurídica Penal.” 15 De igual forma dichas

instancias motivadoras pertenecientes al Control Social de Acción tampoco

podrían existir, si no fueran confirmadas por el derecho penal y en general por el

Sistema Jurídico Penal.

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Por lo anterior podemos deducir que el derecho penal únicamente es la parte más

visible o expresiva de un todo, en este caso del sistema penal en particular y del

control social en general.

2.2 Derecho Penal.

2.2.1 Denominación

Históricamente siempre se ha hecho necesaria la existencia de un mecanismo que

regule el poder punitivo del Estado. A este poder se le denomina Derecho Penal

“constituyendo desde luego la expresión más enérgica del poder,” ya que tiene

como objetivo salvaguardar los intereses más fundamentales para la sociedad. El

derecho penal en general es considerado como un medio del control social formal

o institucionalizado puniti vo, el cual deberá basarse en cuatro garantías

fundamentales: la libertad; justicia, seguridad y bienestar, 17 a fin de que dicho

derecho no se convierta en un derecho represivo o de terror.

El Derecho penal ha sido denominado de distintas formas, dependiendo del país

en el que se utilizó o utiliza el término, o bien conforme a las distintas corrientes de

pensamiento. Autores como Malo Camacho nos establecen que en tiempo de los

Romanos para designar al derecho penal se usaban expresiones como ius

poenale y ius criminale, mismas que se utilizaron en la Edad Media, sin embargo

durante esta última etapa el derecho penal estuvo fuertemente influido por la

religión católica. Tan es así que los conceptos de delito y pena guardaban una

estrecha relación con pecado y penitencia, por ejemplo: en países como Alemania

se utilizaron sucesivamente para designar al derecho penal alemán, las palabras

peinliches Recht. o Becht (derecho vergonzoso) y criminal Recht, entendiéndose

por la primera como un concepto de pena estrechamente vinculada con la idea de

expiación, que igualmente nos muestra un contenido religiosos, ya que como la

propia palabra lo expresa se refiere a un pago, a una compensación por la

realización de determinadas conductas; por la segunda se entiende un contenido

más amplio, ya que hace referencia a las normas relativas al crimen o al delito.

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Entre otras denominaciones encontramos que el derecho penal es también

conocido como derecho represivo, derecho sancionatorio, derecho de penas y

medidas de seguridad, y derecho protector de los criminales concepto dado en

España por Dorado Montero. Entre las denominaciones que destacan o que

responde a una corriente de pensamiento en específico, encontramos que las más

utilizadas son derecho criminal y derecho penal, “ambas parecían responder a dos

diferentes puntos de interés, eligiéndose criminal o penal, ” según se tome la pena

o el delito como base.

La expresión “derecho crimina l” se la debemos a la escuela positivista cuya

orientación se basaba en la biología, antropología y sociología. Dichas disciplinas

no eran enfocadas hacia la norma que prevé el delito, sino hacia el delincuente o

criminal. Tal inclinación determinó que el nombre de derecho penal fuera

sustituido, por el de derecho criminal, “hablándose de responsabilidad social y de

medidas de seguridad predelictivas y posdelictivas.”

2.2.2 Concepto

El concepto de derecho penal guarda, como apunta Zaffaroni, una dualidad, ya

que éste es utilizado para designar tanto al conjunto de preceptos normativos,

como al sistema de comprensión de estos preceptos, es decir, en primer término

se refiere a la legislación penal o derecho penal y en segundo a la ciencia del

derecho penal, que como ya mencionamos es la encargada de estudiar al derecho

penal de una forma sistemática.26 Sin embargo el usar de forma indistinta una

misma expresión para designar a dos conceptos que sin duda ligados son

diferentes acarrea grandes confusiones, por lo que es de vital importancia tener

presente que un concepto se refiere al objeto y otro a la ciencia encargada del

estudio de dicho objeto.

Al respecto Zaffaroni propone la siguiente definición de derecho penal

estableciendo en ella, la duplicidad ya abordada en párrafos precedentes, es decir

por un lado se refiere al conjunto de normas y por otro a la Ciencia del Derecho

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Penal “se entiende por derecho penal al conjunto de leyes que traducen normas

tuitivas de bienes jurídicos y que precisan su alcance, cuya violación se llama

Control social y Derecho penal delito e importa una coerción jurídica

particularmente grave, que procura evitar nuevas violaciones por parte del autor,

también cabe entender por derecho penal, al sistema de compresión de ese

conjunto de leyes”

2.2.3 Derecho Penal Subjetivo y Objetivo

La definiciones de derecho penal desarrolladas por diversos juristas, se han hecho

en base a dos sentidos el objetivo y el subjetivo, ya sea porque se considere a

dicho derecho como el conjunto de normas jurídico penales o bien como parte del

poder punitivo del Estado.

2.2.3.1 Derecho Penal Objetivo

El derecho penal en sentido objetivo parte de la idea de que es “ley, regla o una

norma penal que nos manda, que nos permite o que nos prohíbe.” 28 Autores

como Von Liszt determinan que el derecho penal es el “conjunto de reglas

jurídicas establecidas por el Estado, que asocian el crimen como hecho a la pena

como su legitima consecuencia.”29 Carrancá y Trujillo y Rivas lo define como “El

conjunto de leyes mediante las cuales el Estado define los delitos, determina las

penas imponibles a los delincuentes y regula la aplicación concreta de las mismas

a los casos de incriminación;” 30 y según Edmundo Mezger, el derecho penal

objetivo es

“El conjunto de reglas que norman el ejercicio del poder punitivo del Estado,

conectando en el delito como jurídica.”

Las definiciones ya presupuesto, la pena como su consecuencia expuestas

guardan entre sí tres aspectos fundamentales. El primero es que consideran al

derecho penal como un conjunto de normas o reglas jurídicas; dicho conjunto es

formado por cada una de las normas o reglas jurídicas cuyo contenido es un

”supuesto de hecho” que se refiere al segundo de los elementos, “el delito” y una

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consecuencia jurídica, que responde al tercero de ellos la pena”32. Es importante

precisar que se trata de una norma penal, ya que como rasgo característico de los

demás tipos de normas son las únicas que tienen como consecuencia la

imposición de una pena o medida de seguridad, por la gravedad de la conducta

realizada.

Doctrinariamente este tipo de definiciones se han centrado en el Derecho Penal

partiendo de la norma, del delito y de la pena, pues es a través de estos

elementos que se regular la convivencia humana, siendo esta su misión y fijando

su base en el comportamiento humano no deseado considerado antisocial.

Actualmente con la inserción de las “medidas de seguridad o de rehabilitación” 34

y el estudio del delincuente, la pena ya no es la única consecuencia jurídica, por lo

que autores como Juan Bustos y Jiménez de Asúa han agregado a sus

definiciones las medidas de seguridad, o“ medidas aseguradoras” como parte de

la consecuencia jurídica. Díaz Aranda, es otro de los autores que maneja dichas

medidas de seguridad para definir al derecho penal al determinar que “Es el

sistema de normas emitidas por el Estado a través de la ley para dar a conocer a

los miembros de la sociedad las conductas consideradas como delictivas, por

lesionar bienes fundamentales para la sociedad, con el fin de que eviten su

comisión, indicando al juez los presupuestos y sanción, sea pena de prisión o

medida de seguridad, a imponer a quienes las realicen”.

Como podemos observar en la definición de Díaz Aranda se habla no de un

conjunto sino de un sistema de normas, lo que la diferencia de las demás

definiciones, pues es el mismo autor quien hace alusión al significado de dichos

conceptos, estableciendo que el término “conjunto” se refiere a lo unido o contiguo

a alguna cosa, lo cual determina una autonomía entre las partes que lo componen

a diferencia de sistema, que es la presencia de reglas o principios entrelazados,

es decir no sólo tienen características similares sino unas complementan a las

otras; un ejemplo claro es el homicidio que opera conforme a las causas de

justificación, ya que para determinar éste es necesario acudir a otros artículos

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relacionados. A pesar de la diferencia ya aludida, se sigue conservando

elementos como delito, pena y su relación entre ambas.

En conclusión podemos definir al derecho penal en base a la teoría de Díaz

Aranda como el sistema de normas jurídico penales emitidas por el Estado que

describen las conductas disvaliosas, conocidas como delitos y la consecuencia

jurídica que se traduce en una pena y/o medida de seguridad, a fin de

salvaguardar bienes jurídicos fundamentales para la convivencia social.

2.2.3.2 Derecho Penal Subjetivo

Una vez analizado el derecho penal desde el punto de vista objetivo, centraremos

nuestro estudio en el derecho penal subjetivo, también conocido como ius

puniendi o derecho a castigar, tal carácter subjetivo hace referencia a la potestad

punitiva del Estado, es decir “a la capacidad de hacer o dejar de hacer una

cosa”37, facultad que presupone la existencia de un titular que la ejerza, en este

caso el Estado.“Por lo tanto un derecho subjetivo admite la existencia de un titular,

una facultad y un tercero obligado a respetar la voluntad de titular”.

2.2.3.2.1 Origen del poder Punitivo del Estado

¿Por qué el Derecho a Castigar?

Antes de adentrarnos al origen histórico del ius puniendi, es preciso evidenciar la

relación dependiente del derecho penal subjetivo y el objetivo como consecuencia

lógica de su existencia, ya que para poder existir el derecho penal objetivo tuvo

que haber en primera instancia un poder subjetivo en determinada autoridad,

llámesele monarca o emperador, que en ejercicio de dicho poder determinara las

normas y penas a aplicar, mediante un derecho escrito que tarde o temprano se

convertiría en la base del poder punitivo del Estado. Muchas son las ideologías de

poder que tratan de justificar el derecho a castigar, dentro de éstas encontramos

que los primeros en cuestionarse al respecto son los filósofos. Así tenemos a

Platón que asimilaba a la pena como la expiación en nombre de una comunidad y

Page 22: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

como necesaria consecuencia del delito; de igual forma justificaba a la pena como

un mal necesario para la existencia del Estado.

El mismo Platón determinaba que con la pena se evitaba la reincidencia de

conductas que laceran la vida en sociedad y que era necesaria la rehabilitación del

culpable a fin de que purificara su alma, pues se creía que “la pena era la

medicina del alma”. Otros filósofos como Ulpiano, Marciano y Cicerón se referían a

la pena como base de la ejemplaridad que ésta representaba. 39

Al enfatizarse la creencia de que el poder provenía de la divinidad, personajes

como San Agustín y Santo Tomas justificaban que el derecho a castigar era una

delegación divina, tal representación se fundó en la persona del monarca

formándose así un Estado absolutista que no conocía límites para consecución de

sus objetivos, pues justificaba su existencia y poder de castigar en nombre de

Dios.

En el humanismo y dejando atrás el origen divino del poder, aparecen autores

como Hugo Grocio, dando la base contractual del derecho, ya que configura a la

pena como una consecuencia natural del delito. Dentro de este mismo

pensamiento contractual autores como Juan Jacobo Rousseau afirmaban que “el

Contrato Social es la fuente legitimadora del ius puniendi y que tanto el delito

como el delincuente representan una fractura a dicho contrato que amerita un

castigo. Por lo tanto, la justificación y legitimación de la pena, es que ésta

representa una respuesta ante la fractura del contrato social.

2.2.3.2.2 Fundamento Constitucional del Ius puniendi

Actualmente, el ius puniendi encuentra su origen en cada una de las

constituciones o leyes supremas de los países, independientemente de la forma

de gobierno que se ejerza. En el caso de México el ius puniendi se deriva de la

Constitución y como menciona Díaz Aranda, éste se sostiene en un trípode

consistente en la emisión de la norma por parte del poder legislativo conforme al

artículo 73, fracción XXI, al indicarse la facultad del congreso para señalar los

delitos y las penas; en la aplicación que le corresponde al Poder judicial, el cual se

Page 23: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

sustenta en el artículo 21 constitucional, pues es exclusivo de la autoridad judicial

la aplicación de las penas y por último se sostienen en la ejecución a cargo del

Poder Ejecutivo conforme al artículo 89 fracción XIV constitucional. 45

El derecho penal en su sentido subjetivo, ha sido objeto de diversas definiciones.

Encontramos al derecho subjetivo como el poder del Estado para sancionar

delitos; por ejemplo Díaz Arada lo define: “como la facultad del Estado para

prohibir las conductas consideradas como delitos, e imponer las sanciones

penales a quienes las realizan,”46 de igual forma encontramos autores como

Cuello Calón que toman como base el mismo supuesto, para definir al derecho

penal refiriéndose a que el Estado tienen el derecho de imponer y ejecutar las

penas y demás medidas de lucha contra la criminalidad.47

De las definiciones ya expuestas el punto central entre ellas, es el poder que tiene

el Estado, por un lado para determinar qué conductas se van a considerar como

delitos y por otro para imponer la pena correspondiente a la realización de dichas

conductas.

Dentro de la misma línea, Juan Bustos nos habla del ius puniendi, como “una

decisión política criminal plasmada en una norma que declara punible un hecho y

perseguible a su autor.” 48 Como podemos apreciar, el autor nos habla del ius

puniendi, no sólo como la facultad de determinar los delitos e imponer las penas,

sino se centra en algo más específico, la decisión político-criminal ejercida por el

Estado para determinar la solución a un conflicto siempre que no se incline por el

desarrollo de una política criminal de prevención o social, sino por la incriminación

de la conducta a través de la promulgación de una norma penal. Esto caracteriza

el ejercicio del ius puniendi y termina con la política criminal, iniciando un nuevo

proceso de definición del delito y del delincuente, esto es, de lo criminal.

Algunos otros autores no comparten la idea de que ius puniendi, sea un poder del

Estado, más bien lo visualizan como un deber o como un atributo de su soberanía,

al respecto Zaffaroni determina que no existe un derecho subjetivo como tal, ya

Page 24: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

que el Estado no tiene el derecho de castigar, sino el deber de hacerlo, deber que

surge de la propia naturaleza de su función y existencia, toda vez que el Estado es

necesario para la coexistencia, por lo que a fin de lograr ésta es indispensable que

el Estado haga uso de la incriminación y la pena.

El ius puniendi no sólo debe ser considerado como el poder, sino como deber del

Estado para castigar; es decir acaso no es la misma sociedad quien otorga al

Estado por medio de cualquiera ideología de poder ese derecho subjetivo de

castigar, por lo que es el único que ejerce la violencia legitimada, por tal razón no

sólo tienen el poder, sino el deber de ejercer su facultad de punir, es decir en

virtud de ese poder está obligado a castigar aquellas conductas que afectan el

equilibrio de la convivencia social.

A fin de entender con mayor claridad este punto precisaremos el significado de

estos dos conceptos. Por “deber” semánticamente se entiende “aquello a que está

obligado el hombre por los preceptos religiosos o por las leyes naturales o

positivas”, legalmente se habla de un deber jurídico el cual se define como “el

deber de cumplir el mandato concreto contenido en la normas, así como de

prestar voluntario acatamiento adaptando a ella su conducta”. “Poder” es la

autorización en virtud de la cual una persona ejerce en nombre de otra los actos

jurídicos que ésta le encargue.

Una vez precisados estos conceptos podemos determinar que el ius puniendi es el

poder del Estado porque la misma sociedad le autoriza que en su nombre ejerza

ese derecho a castigar y se sustituya con ello “los instintos ancestrales del

hombre: la retribución, la venganza y el sadismo,” 52 sin embargo dicho poder del

Estado presupone el cumplimiento de un “deber” contenido en el derecho positivo

a fin de justificar el porqué de su existencia y siempre y cuando su actuar no

rebase las limitaciones ya preestablecidas. Si bien es cierto que se trata de

conceptos distintos, no por ello dejan de ser complementarios. Por lo tanto

definiremos al ius puniendi como el poder otorgado al Estado, para determinar

mediante la promulgación de un norma penal qué conductas son o no delictivas y

por lo tanto punibles; así como la capacidad de aplicar y ejecutar dichas normas.

Page 25: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

A manera de apéndice, a lo explicitado en cuanto a lo que es el derecho penal

objetivo y derecho penal subjetivo baste decir que todo sistema penal no sólo el

mexicano, gira en torno a dos nociones delito-pena, luego entonces ahí esta el

binomio objetivo, subjetivo.

2.2.3.3 Derecho Penal Sustantivo

Hablar de derecho penal sustantivo es hablar de normas que determinan los

delitos, penas y medidas de seguridad conociendo así la sustancia del propio

derecho penal. 61

2.2.3.4 Derecho Penal Adjetivo

El tener un derecho sustantivo necesariamente presupone la existencia de un

conjunto de normas que regulen su aplicación. Dicho conjunto de normas

constituyen el derecho penal adjetivo o derecho procesal penal, cuya función es

regular las investigaciones y actividades que ha de practicar la justicia criminal

para descubrir y comprobar la comisión de los delitos y la aplicación de los

delincuentes de las sanciones establecidas, su conjunto constituye el

procedimiento penal o derecho procesal penal.” 62

Así en base a éste cuerpo normativo, tanto la procuración como la

administración de justicia encuentran su actuar limitado, a fin de evitar cualquier

arbitrariedad en el proceso.

2.2.4 Fin del Derecho Penal

El determinar el fin del derecho penal podría significar una tarea fácil, sin embargo,

este concepto representa todo un debate entre los distintos doctrinarios, debido a

que se plantean una serie de conceptos que por su oposición dan un sentido o fin

diverso al derecho penal. De todo el bagaje de estudiosos de este tema, resaltan

Raúl Zaffaroni, Hans Welzel y Gustavo Malo Camacho, sobre los cuales se ha

basado esta sección.

Page 26: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

En primera instancia puede establecerse que por unanimidad se ha determinado

como fin del derecho penal a la seguridad jurídica, sin embargo algunos autores

hacen referencia a que se trata de la defensa social, por lo que de la oposición de

estos conceptos o bien de la conjunción de los mismos, determinaremos cual es el

fin del Derecho Penal. Podemos entender a la seguridad jurídica en dos sentidos:

en su sentido objetivo y en uno subjetivo. El primero se refiere a la protección de

bienes jurídicos, es decir el derecho tiene la función de asegurar la existencia y

por lo tanto la coexistencia del ser humano mediante el establecimiento de un

orden necesariamente coactivo que prevenga la violación a los bienes jurídicos

fundamentales. Con respecto al sentido subjetivo, la seguridad jurídica es

entendida como la capacidad del derecho penal para asegurar el respeto a los

bienes jurídicos por parte de cada uno de los miembros de la sociedad, a lo que

Algunos, distinguen el sentido subjetivo y objetivo de la seguridad jurídica como

daño inmediato y daño mediato, el primero refiriéndose al sentido objetivo, pues el

daño a los bienes jurídicos se hace de forma directa; en cambio el daño mediato o

sentido subjetivo es el reflejo de ese daño directo, pues alcanza a aquellos

ciudadanos que en un principio no fueron lesionados y que ahora lo son, pues se

fractura la certeza que se tienen de respeto hacia los bienes jurídicos, creando

incertidumbre jurídica.

Una vez analizados los elementos que componen a la seguridad jurídica,

analizaremos a la defensa social como fin del derecho penal. En primera instancia

debemos definir qué es la defensa social, a partir de lo que se entiende por

sociedad. La sociedad puede definirse desde dos puntos de vista, en primer lugar

como un ente independiente y autónomo de los individuos que lo conforman, con

un sentido antropomórfico representando así a un ente superior, y en segundo

lugar como el fenómeno mismo de la coexistencia, ya que es el conjunto de

individualidades que lo conforman para sobrevivir.

En conclusión, se entiende por social lo referente a la coexistencia humana, que

es lo mismo que se entiende por seguridad jurídica, por lo que en realidad ambos

conceptos se centran en una misma base, la coexistencia, ya que “la seguridad

Page 27: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

tampoco es algo muy distante de la protección, pues no es más que su resultado”

66. Por ejemplo, en la defensa social el primer efecto de la pena sería hacia el

delincuente, lo que es una prevención especial a fin de que no reincida, en

cambio, en la seguridad jurídica es una prevención general pues se busca evitar

que se delinca, por lo tanto ésta es el resultado de la primera, ya que la pena es

tomada como ejemplo no sólo para aquél que delinquió, sino también para

aquellos que no lo han hecho para prevenir así futuras conductas antisociales.

Una vez determinada la seguridad jurídica como fin del derecho penal se debe

determinar si ésta, a fin de conseguir la coexistencia humana, tutela bienes

jurídicos o pautas de conductas también llamados valores éticos sociales.

En general el derecho penal busca la protección de ciertos bienes “vitales para la

comunidad” como la vida, la salud, la libertad, el patrimonio, y otras, mediante

ciertas consecuencia jurídicas.

Entonces, el derecho penal va a tutelar los valores éticos–sociales, ya que son la

base de la violación de un bien jurídico. Estos valores se refieren al respeto a la

vida ajena, a la salud, a la libertad, es decir, se refieren a acciones valiosas

inculcadas dentro de una “conciencia jurídica,” 67 por lo que el derecho penal

pretende su vigencia dentro de la sociedad y el sustento de dichos valores, a fin

de evitar transgresiones a los bienes jurídicos.

2.3 Ciencia Jurídico penal.

El concepto más común que se le propina a la ciencia es el que lo relaciona con

las ciencias exactas pero ¿qué sucede con las disciplinas sociales?, sin duda, esta

pregunta ha sido la base de casi dos siglos de polémicas encausadas en un

mismo tema: la autenticidad de la actividad jurídica como una verdadera ciencia.

Por ciencia se entiende el conjunto de proposiciones que admiten el predicado de

verdad, lo cual implica que su objeto de estudio, puede ser afirmado como

verdadero o como falso, afirmaciones que derivan de su método de estudio.

¿Ahora el derecho penal puede ser una Ciencia, es decir puede ser afirmado

como verdadero o falso? Dependiendo de cómo entendamos el derecho,

Page 28: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

responderemos a esa pregunta. Si lo entendemos como el conjunto de imperativos

establecidos en una ley como actividad legislativa, por ejemplo un imperativo sería

“no robarás” o, “no matarás”, no hay tal ciencia, ya que únicamente se emiten

juicios de valor refiriéndose a ellos como buenos o malos, por lo tanto no pueden

ser considerados como verdaderos o falsos pues no son verificables, al menos

para ésta ciencia. En cambio, si consideramos que el derecho “es el estudio del

producto de la actividad legislativa, es decir del conjunto de normas para lograr su

adecuada y segura aplicación,” sí estamos hablando de una ciencia, ya que, a

partir de su estudio se realizan proposiciones como “la ley ordena no matar” o que

la conducta típica aparece o no neutralizada por las causas de justificación, éstas

si puede afirmarse como verdaderas o falsas.

Como apunta Malo Camacho, la ciencia del derecho penal no se va ocupar de

formular juicios de valor, es decir, de crear delitos como tales; sino de determinar

la existencia de los tipos delictivos ya existentes, los alcances de éstos, no como

reflejo del propio texto sino en base a la interpretación, no creando sino

desentrañando el mismo texto.

2.3.1 Objeto de la Ciencia del Derecho Penal

Así es que el objeto de la Ciencia del derecho penal es el mismo derecho penal,

es decir el conjunto de normas penales contenidas en un ordenamiento jurídico,

“que delimitan determinados comportamientos como constitutivos de delitos, y

determinan las responsabilidades en que incurre el autor de la comisión de los

mismos,” los cuales son considerados como dogmas, es decir como principios

ciertos e innegables. Entonces, como toda ciencia, la ciencia del derecho penal

necesita no sólo un objeto de estudio, “al que se constata y verifica sometiéndolo a

valoración jurídica, pero sin poderlo crear ni modificar. 75 lo único que se puede

crear es el conocimiento adquirido por parte del estudio de dicho objeto, nunca

éste.

Page 29: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

2.4 Política criminal y Derecho Penal

El problema más grave que trae la denominación: política criminal es que tiende a

ser un concepto muy amplio, lo que provoca confusión con la actividad del

derecho penal, en donde se ha contrapuesto una expresión frente a la otra, sin

embargo la función de ambos “determina más una fusión que una separación.” Es

evidente que el derecho es la materialización de la política criminal, ya que ésta

última es el paso previo, crítico y decisivo del derecho penal, es decir de la

creación de una norma o de su reforma que evidentemente se origina a partir de

una decisión política criminal. Esto no significa que dicha decisión no pueda

permanece como una simple crítica sin llegar a la materialización, ya sea mediante

una reforma o mediante la creación de una norma.

Evidentemente la norma jurídica presupone una decisión política criminal, ya que

requiere del análisis previo del medio social para determinar si el conflicto que se

presenta en la realidad social amerita la creación o reforma de una norma jurídica,

o la aplicación de otros medios disponibles como las políticas de prevención. No

podemos perder de vista que una vez plasmada la decisión política en la norma

penal, esta se desliga completamente de dicha decisión a pesar de que le haya

dado origen ya que se vierte como autónoma.

Page 30: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

CAPITULO TERCERO

POLÍTICA CRIMINAL Y SEGURIDAD PÚBLICA

Política criminal y Seguridad pública“Quien no puede corregir la

conducta de los ciudadanos sinosuprimiéndoles las comodidadesde la vida, debe confesar que no

puede gobernar a hombres libres” (Tomas Moro)

A fin de entender la importancia que reviste la política criminal en el estudio de la

seguridad publica, núcleo de la presente investigación, fijaremos con mayor

precisión el papel que desempeña ésta dentro de una política general,

vislumbrando así un estudio más completo del tema.

3.1 Política

En su concepción más común la palabra Política denota desconfianza y

escepticismo, lo que provoca un significado contrario a su esencia, ya que se le

relaciona con una actividad demagógica principalmente desarrollada por los

políticos que buscan un puesto por medio de la manipulación. Pero, ¿qué es en

realidad la política?

La política de forma genérica hace referencia a “la traza o arte para conducir y

resolver un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado.”

A partir de esta definición podemos entender que la política se refiere a cualquier

actividad encaminada a lograr un fin, ya sea resolviendo un conflicto u obteniendo

el resultado deseado.

Un ejemplo: en las colas para abordar el autobús, gente que se une por primera

vez en un campamento, entre los residentes de un conjunto de viviendas, hasta

las realizadas por un gobierno moderno.

Page 31: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

Sin embargo en base al estudio de nuestra materia existe un criterio unificador de

lo que es política el cual hace referencia “ a la forma de gobierno del

Estado, y que está relacionada con la gestión, desde una determina esfera de

poder, de los asuntos públicos, se presenta a través de muy diversas

manifestaciones atendiendo a la parcela de actividad objeto de su administración.”

Otros autores como Cerda Lugo definen a la política dentro del mismo contexto

entendiéndola como la Ciencia del Estado o el arte de hacer gobierno. Dichas

definiciones tienen su origen en su etimología griega, de polis, ciudad, cuyo

significado equivalía a Estado. Por lo tanto independientemente de cómo se

contemple a la política, ya sea en su significado más amplio como cualquier

actividad social colectiva o bien como una actividad propia y exclusiva del Estado,

la política representa la búsqueda de un fin común para la colectividad cumpliendo

así con uno de sus objetivos primordiales, el bienestar del ser humano en

sociedad. Sin embargo no podemos olvidar que es el Estado a través de su

gobierno el único que cuenta con una infraestructura lo suficientemente fuerte para

“hacer cumplir ciertas reglas, para respaldar ciertas decisiones y para garantizar

que se siguen ciertas políticas” todo esto mediante la coacción, que aunque no

siempre es necesaria, pues también se echa mano de la persuasión o de la

aceptación pasiva por rutina u otros medios que son permitidos de forma exclusiva

al Estado, por lo que únicamente se considera política las decisiones respaldadas

por la fuerza que ejerce dicho Estado.

3.2 Política General y Social

“Cuando aparece el hombre en sociedad, inherente a éste viene la indispensable

formación del estado así denominado.” 91 Es decir, la formación de toda sociedad

tiene como punto de partida la consecución de un fin común, que va desde la

distribución del trabajo hasta la organización social y control de su

comportamiento, sin embargo, la simple organización que se hace a nivel social no

es suficiente pues “el hombre por sí solo no puede regular su conducta y la de los

demás.

Page 32: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

Tal afirmación parte de la idea de que en toda sociedad duradera es necesaria la

creación o designación de una autoridad que vele por lo intereses colectivos, por

parte de los mismos ciudadanos, siendo la única fuerza capaz de solucionar las

disputas que se dan entre sus miembros, así como de la distribución y gestión de

los recursos para cada actividad, conformándose así el Estado.

El Estado “es una forma que ha creado la misma sociedad y que el interés del

primero es organizarse en sus diferentes áreas o aspectos de composición como

lo son su territorio, gobierno y población.” 93 El Estado por ser una creación

humana se encuentra dotado de una serie de funciones y facultades, las cuales se

realizan como parte de una Política General o Social emprendida por el mismo

Estado como parte de su gobierno para garantizar el bienestar y seguridad de la

colectividad, pues la Política es concebida también como “el arte de gobernar”.

La Política General o Social se concibe como la ciencia encargada de establecer

las funciones y alcances del Estado, en el ejercicio de su gobierno respecto de la

aplicación de los programas y medios adecuados en la consecución de un fin

determinado, dirigido a promover el bien público en cada una de las diversas

áreas en que se manifiestan. Así, habrá tantas políticas como fines tenga el

Estado, aunque “ en esencia la política general es la única, en las acciones para

lograr los fines tiene que referirse a situaciones y campos específicos y diferentes

por lo cual la política general se realiza conceptualmente a través de tres políticas

fundamentales: Las políticas de desarrollo económico, la política de bienestar

social y la política de seguridad integral. La política de seguridad integral es de

gran importancia, ya que es el pilar de la política de desarrollo social y la política

economía, pues evidentemente sin

seguridad es imposible el desarrollo adecuado de éstas, debido a que se pone en

peligro la supervivencia misma del Estado.

De las tres ramas fundamentales ya mencionadas se pueden derivar las

siguientes políticas: sanitaria, económica, educativa, laboral, jurídica, criminal,

Page 33: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

entre otras, las cuáles se refieren a aspectos más específicos y con una finalidad

propia.

3.3 Política Criminal

“Se dice que una buena política social es la mejor política criminal.”

Partiendo de esta afirmación es necesario que toda política criminal responda al

tipo de política general (política de seguridad integral) establecido por la estructura

de poder central y el tipo de Estado en el que se desarrolla. Vemos plasmada

dicha ideología de poder en nuestra constitución. De tal forma que la política

criminal de un Estado democrático no sea la misma que la de un Estado totalitario,

por lo que es imposible pensar en la política criminal de forma autónoma e

independiente a la política general o social (política de seguridad integral) que le

da vida, pues como apunta Fernando Tocora, los derecho que se han de proteger

con extrema ratio jurídica parten en un principio de la política general en donde se

establecen los derecho ha protegerse y de que conforma se van a resguardar

3.4 Seguridad Pública

Como ya apuntábamos en párrafos precedentes, la política general se subdivide

en tres políticas fundamentales, entre ellas la política de seguridad integral, la cual

cuenta con un campo de acción lo bastante extenso que le permite dividirse en

diferente políticas (política criminal) respecto de los tipos de seguridad que la

componen, por lo que hablar de seguridad, es hablar de la máxima expresión de

un Estado, es hablar de la razón de ser de éste, del porqué de su existencia y

autoridad, puesto que el Estado nace para seguridad de los individuos, es decir

para garantizar la paz y orden públicos a través de la legalidad y respeto a los

derechos humanos. García Ramírez considera que existe seguridad cuando no

hay amenazas que dañen el sustrato social, produzcan o pongan en peligro los

bienes de cada uno de los integrantes de la sociedad y al mismo tiempo se tengan

las condiciones necesarias para procurar el desarrollo de la propia existencia124.

Page 34: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

De tal forma el Estado, independientemente de la corriente contractualista o de las

ideologías de poder, tiene como objetivo fundamental otorgar seguridad a sus

gobernados, lo cual lo realiza a través de una política de seguridad integral que se

espera cumpla con las expectativas para la que fue diseñada.

La política de seguridad integral se subdivide para su estudio en los siguientes

tipos de seguridad: jurídica, nacional, interior, pública y civil. Por lo que a efecto de

la presente investigación centraremos nuestro estudio en la seguridad pública, sin

excluir a los demás tipos de seguridad que analizaremos posteriormente.

CAPITULO CUARTO

EL PROBLEMA DE LA INSEGUIRIDAD EN MÉXICO

El problema de la inseguridad en México“No basta con exigir orden para

gobernar bien, para lograr elúnico orden que tiene sentido, no

es el orden el que refuerza lajusticia, sino la justicia la que da

certeza al orden. (Albert Camus)

Actualmente hablar de seguridad pública es hablar de delitos, medidas

insuficientes, falta de capacitación policíaca, sobrepoblación penitenciaria,

delincuencia organizada, procesos interminables, sentimiento de inseguridad,

impunidad y corrupción, temas que abordaremos en el presente capítulo, a fin de

establecer un diagnóstico meramente cualitativo respecto de la seguridad pública

en México.

4.1. Seguridad o inseguridad pública.

Ante escenarios llenos de violencia y criminalidad como los más de diez

Page 35: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

años de impunidad que pesan sobre los asesinatos de las casi 400 mujeres en

ciudad Juárez, y actualmente la toma de los penales de máxima seguridad en tres

estados de la república por más de 700 elementos entre militares, agentes de la

Procuraduría General de la República y Policía Federal Preventiva contra la

amenaza de una fuga masiva, el asesinato del personal de custodia y de cuatro

narcotraficantes internos y en general del descontrol y ambiente de inseguridad al

interior de los centros penite nciarios, se evidencia la grave situación que el país

atraviesa en materia de seguridad.

La seguridad pública se ha convertido en prioridad tanto de gobernados como de

gobernantes, ya que ésta no sólo representa el sentir y percibir respecto de un

ámbito seguro y libre de cualquier peligro, sino se trata de una garantía

constitucional a la que todo individuo tiene derecho, pero sobre todo, es la razón

de ser del Estado, toda vez que es el encargado de generar las condiciones

necesarias para que lo individuos realicen sus actividades con la confianza de que

su vida, patrimonio y el ejercicio de sus libertades y derechos no van hacer

transgredidos. De esta forma la seguridad pública es uno de los problemas

sociales más graves a los que se tiene que enfrentar no sólo un sector de la

sociedad, sino todas y cada una de las personas que la conforman.

Mucho se ha escrito y dicho sobre la problemática de la seguridad pública, pues a

pesar de no ser un problema social reciente, su carácter controversial y sobre todo

el daño que ocasiona a la estructura social lo han convertido en el centro de

debate de cualquier grupo, ¿cuántas veces hemos escuchado en las noticias,

leído en la primera plana de un periódico, o bien en el peor de los casos conocer a

alguien o ser protagonista de la de inseguridad?. Sin duda es un mal que no

respeta edad, sexo, clase social, forma de vida, preferencia política ni religión.

La inseguridad no es un problema que se limite a la lucha incansable entre

policías y ladrones, sino representa toda una fractura al tejido social, siendo el

reflejo de inadecuadas políticas sociales y por lo tanto una secuela de la falta de

atención y crecimiento de los demás sectores del país. De ahí que se deba

Page 36: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

vincular estrechamente con las políticas sociales cuando se ataque el problema de

la inseguridad, ya que no es un problema unicausal, sino de una serie de factores

que culminan precisamente en dicha inseguridad.

Por ello es necesario implementar una solución integral y eficiente que involucre a

cada uno de los sectores sociales pues indiscutiblemente , como lo menciona

González Fernández, una sociedad que encuentra satisfecha cada una de sus

necesidades sociales será menos tendiente a la comisión de delitos. Por ejemplo

si no existen educación de calidad o salarios que respondan a las necesidades

tanto personales como disminución de delitos patrimoniales.

De esta manera la seguridad pública mide la calidad de vida de una sociedad,

calidad con la que actualmente no contamos en nuestro país, porque el problema

de la inseguridad se trata de forma aislada y no de manera conjunta con las

políticas sociales implementadas para otros sectores debido a la fuerte influencia

de las medidas meramente represivas y sobre todo, por la falta de continuidad de

dichas políticas, las cuales se desarrollan únicamente durante la vigencia del

poder en turno, situación que produce resultados a medias y políticas públicas de

poco impacto social.

Desde hace algunos sexenios México ha vivido en una constante crisis económica

que sin duda ha dejado secuelas importantes en los diferentes sectores del el

país, uno de ellos la seguridad pública que ante el desempleo, la falta de empleos

bien remunerados, pobreza, y sobre todo la inequidad en la distribución del

ingreso, se ha visto desmoronarse día a día, ya que como menciona Néstor. J

Méndez quienes se incorporan a las filas de la delincuencia están concientes que

con ello encuentran mejores expectativas de ingresos y bienestar a corto plazo,

que en una actividad legal. Esto no quiere decir que todos los delincuentes que

hay en la calle se incorporen a la delincuencia por el mismo moti vo, simplemente

constituye una de las tantas causas que generan a la criminalidad.

De igual forma una economía deteriorada no sólo arroja delincuencia, sino permite

que el resto de la población, al ver disminuido su poder adquisitivo, fomente la

Page 37: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

delincuencia, por ejemplo mediante la compra de productos piratas que aunque de

mala calidad, son la única forma de subsistir. 167 Otro ejemplo dentro de la misma

vertiente es la venta de dichos productos piratas, los cuales representan pocos

gastos de producción y elevadas ganancias. De tal forma sí la autoridad quiere

acabar con el contrabando tiene que fijar sus políticas públicas de una manera

integral, en la cual el elemento económico junto con otros, sean parte de la

solución que tanto se busca, pues del total de la población desempleada una gran

parte obtienen sus ingresos precisamente a través de la economía informal.

4.2 Reacción Ciudadana

4.2.1 Sentimiento de inseguridad

El sentimiento de inseguridad, miedo al crimen es lo que se conoce como

inseguridad subjetiva “ que es la percepción o sensación personal de la posibilidad

de ser víctima de un delito,” 173 dicha sensación no sólo repercute en el interior

del individuo, sino en la convivencia con otras personas, alterando su calidad de

vida y la de los demás.

Sin embargo, algunos doctrinarios establecen que el sentimiento de inseguridad

se relaciona poco con la realidad objetiva de un lugar, es decir donde más

inseguridad hay menos sentimiento de inseguridad prevalece entre sus

ciudadanos, esto varía conforme a cada lugar, pero sobre todo a la vulnerabilidad

de cada persona respecto de la edad, sexo, educación e influencia de los medios

de comunicación.

De cualquier forma, el sentimiento de inseguridad que se vive en México se ha

convertido en una constante en nuestras vidas, nos sentimos atemorizados ante el

más mínimo signo de alteración en nuestro entorno, no hay ciudadano alguno que

no tema ser asaltado, secuestrado o lesionado, ya que no existe lugar seguro,

pues, como servicio de comida la delincuencia, toca a nuestras puertas. El 45% de

los mexicanos se sienten inseguros, especialmente en el transporte público, las

calles y las carreteras del país.

Page 38: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

De tal forma, la seguridad pública es la máxima prioridad ciudadana dejando de

lado problemas económicos, de salud, educación, o vivienda porque la

delincuencia es lo único que no se puede soportar siendo ésta la principal causa

que atemoriza a la sociedad.

Actualmente, cuatro de cada diez mexicanos se sienten “inseguros” o “muy

inseguros ”en el lugar en el que viven. Además, la mitad de la población considera

“alta” o “muy alta” la posibilidad de ser víctima de algún delito.

En junio del 2004, 43 por ciento señaló que, considerando la situación de hace un

año, la inseguridad ha aumentado. En contraste, sólo 13 por ciento ha disminuido.

La mayoría de los delitos ocurren en contra de transeúntes. En el periodo enero-

agosto de 2002, entre 54 y 61 por ciento de los robos ocurrieron a personas que

caminaban por la calle, 10 por ciento en vehículos y 15 por ciento a casas

habitación. En coincidencia con esta distribución, otro estudio reportó que 51 por

ciento de los delitos ocurrieron en la calle o en algún lugar público, 23 por ciento

en un microbús, 6 por ciento en casa y 5 por ciento en el auto.

En junio del 2004 el 51% señalo que considera tener una posibilidad muy alta de

ser víctima.

En el 2004 el 52% consideró que en comparación con el año pasado los delitos

aumentaron.

Por otro lado el sentimiento de inseguridad no sólo es producto de la percepción

del incremento de la delincuencia y la violencia en las calles, sino de la pésima e

ineficiente actuación de las autoridades que continuamente son superadas por la

delincuencia, tal situación produce además de desconfianza, resentimiento por no

tener una institución que defienda sus intereses, institución que supuestamente

fue creada para la consecución de dicho fin.

El problema se agrava aún más con la impunidad y corrupción de las autoridades

toda vez que se tiene el enemigo en casa, ya que posiblemente ésta sea parte de

una banda de secuestradores o haya recibo dinero para no seguir investigando,

Page 39: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

por lo que se pierde la fe y respeto hacia las autoridades. El sentimiento de

inseguridad se manifiesta no sólo con relación al delincuente sino con la misma

autoridad, debido a la imagen tan deteriorada que se tiene de ésta, de tal forma,

cualquier acción que llega a implantarse carece de credibilidad y de cooperación

social.

A continuación se presentan los datos estadísticos que demuestra cómo percibe la

ciudadanía a la autoridad:

Sólo el 6.3 por ciento de las personas entrevistadas afirmo tener confianza en la

policía.

El 86 por ciento de las personas que se entrevistaron afirmaron que los policías

son cómplices de los delincuentes.

Los porcentajes demuestran la desconfianza en los tribunales entre gente de

diversas edades, prevaleciendo poco o nada de confianza en dichas instituciones.

4.3 Reacción Institucional.

[…] Cuando no se ha podido fortificar la justicia se ha justificado la fuerza, y poco

importa al poder que el orden sea justo, con tal que se comprenda que lo justo es

que haya orden […..]. 192

La reacción institucional del Estado Mexicano frente al fenómeno criminal no ha

ido siempre en un mismo sentido, pues como menciona Moisés Moreno, a veces

las medidas son de un estado democrático y otras de un Estado autoritario, estas

últimas son las que más prevalecen como: la criminalización de nuevas conductas,

incremento de penas de forma irracional e innecesaria, ampliación del personal en

los ámbitos del sistema penal así como el aumento de sus facultades, abuso de la

medida de prisión, la construcción de más prisiones y la internación de las fuerzas

militares en la seguridad pública. 193 Sin duda estas medidas marcan una

tendencia meramente punitiva contra la delincuencia que conllevan al

endurecimiento del sistema penal, siendo éste en la actualidad el principal recurso

del que echa mano el Estado.

Page 40: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

Es evidente que no importando la gravedad del problema la respuesta siempre es

la misma “medidas penales”, en especial la legislación penal al aumentar las

penas o crear nuevos delitos o nuevas leyes, ya sea por negligencia, ignorancia,

por encontrar un salida fácil al problema, por presión de la sociedad, por no confiar

en otras medidas como las preventivas o porque simplemente siempre se ha

hecho así. Esta tendencia trae consigo un sinnúmero de complicaciones como la

violación de principios político criminal, por ejemplo el de intervención mínima del

derecho penal, que consiste en que el derecho penal debe ser la última opción en

una sociedad que se dice democrática, 194 es decir de todas la medidas con las

que cuenta el Estado para combatir la delincuencia la última a que debe recurrir es

al derecho penal.

En México obviamente dicho principio es violado,195 lo que da como resultado la

inflación legislativa, provocada por la promulgación de un sinnúmero de leyes que

lejos de resolver el problema lo complican, confundiendo a la sociedad e inclusive

a la misma autoridad por su complejidad y poca claridad, pero sobre todo por su

contenido vacío, simbólico y represivo, queriendo mejorar la justicia, solamente a

golpes de código penal. 196 Dicha tendencia genera impunidad, por los procesos

tan complejos y largos que describen las leyes, violentando las garantías

individuales, ya que entre más severas son las leyes más se sacrifican éstas, lo

que denota “un abuso del poder punitivo del Estado,” por el uso indiscriminado del

derecho penal.

Se ha demostrado hasta el cansancio que las medidas puramente represivas no

son suficientes, ni funcionales, pues evidentemente la delincuencia sigue

aumentado y en cada ocasión más violenta y evolucionada, lo que provoca que

sea más difícil de erradicar. La criminología crítica establece que el sistema

punitivo produce más problemas que los que trata de resolver reprimiendo de

lugar de componer los conflictos.

La problemática se basa en que únicamente se ha atacando a los efectos y nos a

las causas de la delincuencia penetrando en un círculo vicioso, pues al no conocer

Page 41: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

las causas de ésta, se opta por seguir con las respuestas tradicionales para

controlar el fenómeno, respuestas que en apariencia resuelven dicho

Las reformas de los últimos 15 años en materia de justicia han carecido de orden,

se han dado reformas y contrarreformas que en nada han contribuido a la solución

del problema, pero que pronto demuestran su ineficacia, encontrando como salida,

otra vez, el endurecimiento del sistema penal. Por ejemplo, en los últimos tiempos

se ha dejado el combate de la inseguridad en manos de la ya tan cansada e

ineficiente política de aumento de penas, tal es el caso de Puebla donde la pena

máxima a secuestradores es de 70 años y es a partir de la supuesta intimidación

de la pena que se cree, que entre más severa es ésta, más intimidación causa.

Sin embargo hasta ahora no se ha podido demostrar dicho efecto preventivo, dado

que la delinc uencia sigue en aumento, y si 50 años no lograron persuadir al

delincuente, tampoco lo van hacer 70 u 80 años.

Por lo que el único efecto que se deriva de esta política de aumento de penas es

que la autoridad aparente ser más eficaz y dura ante la población y la

delincuencia, y que la readaptación del delincuente como fin de la pena sea un

anhelo meramente utópico.

Page 42: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

CAPITULO QUINTO

LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA

“La Sociedad es creada pornuestrasnecesidades,el

Estado por nuestra maldad” (Thomas Pain)

En el presente capítulo se abordara el papel de la participación ciudadana en la

prevención del delito, particularmente en los programas y estrategias de

prevención, aplicadas tanto a nivel internacional como en México, y el respectivo

marco jurídico de dicha participación en México.

5.1 Aspectos Generales

La inseguridad pública ha rebasado la capacidad de respuesta del Estado, sobre

todo si tomamos en cuenta los altos índices delictivos, la impunidad y corrupción,

así como el poco impacto de las políticas públicas implementadas para hacer

frente al fenómeno criminal, toda vez que dichas políticas son

preponderantemente represivas sin un contrapeso verdaderamente preventivo

desarrollado desde el ámbito social y no policial. Es decir el Estado concibe como

única panacea las medidas penales a pesar de los años de ineficacia que vienen

arrastrando.

Esta tendencia se debe a que no se cuenta con una política criminal integral que

responda a un Estado de derecho, el cual se caracteriza, como menciona Moisés

Moreno, por utilizar ante el fenómeno criminal diversas alternativas político

criminales y no sólo medidas represivas 231 donde la prevención se anteponga a

las medidas penales que deben ser el último recurso del Estado. Al hablar de

medidas preventivas no me refiero al supuesto poder intimidatorio que se le da a

la pena, sino a una prevención general de medidas no penales que abarque un sin

número de sectores, conformando así una verdadera política criminal Integral.

Page 43: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

La prevención del delito resulta uno de los caminos menos costosos y más

eficaces para combatir la delincuencia pues se atacan las causas del problema

permitiendo no su erradicación total, ya que el delito es parte de la naturaleza

social del hombre, pero si el control y reducción del mismo. El hecho de que las

medidas penales puedan parecer de mayor dureza contra la delincuencia no

quiere decir que las políticas preventivas no sean de alto impacto y efectividad.232

Esto no quiere decir que la prevención sea la solución al problema de la

delincuencia que vive país, pero si uno de los elemento fundamentales de una

política criminal integral.

Actualmente ante la ineficacia de las políticas represivas algunos países en la

búsqueda de soluciones para la inseguridad han desarrollado nuevos enfoques,

que en su diagnóstico han resultado más prometedores que el enfoque puramente

represivo y los cuales marcan una tendencia preventiva al argumentar que la

“mejor forma de combatir con eficacia a la delincuencia, es la prevención, en

especial la llamada prevención primaria o también llamada prevención general de

medidas no penales que nada tienen que ver con el sistema penal.

Dentro de lo que son las medidas no penales encontramos a la participación

ciudadana como elemento fundamental de todo programa de prevención, aunque

éste no tenga como objetivo primordial dicha participación como en el enfoque

situacional y social. Sin embrago como menciona Del Valle Martínez todos los

programas de prevención del delito deben caracterizarse por su enfoque

multifactorial, que incluya a los miembros de la comunidad como asociados

integrales y esenciales en todas las fases de la planificación y aplicación de un

programa de prevención del delito.

5.2 Participación Ciudadana

El concepto de participación ciudadana por su misma naturaleza carece de un solo

significado, toda vez que la participación ciudadana puede presentarse en

cualquier escenario de la vida social, jurídica y política. Sin embargo para fines del

Page 44: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

presente estudio, abarcaremos su concepción más amplia para posteriormente

encauzarla dentro de la seguridad pública.

La partición ciudadana tiene dos componentes: participar que provienen del latín

participare y significa tener uno parte o tocarle algo de ella, de tal forma

participación es la acción de participar o intervenir en un asunto o un hecho, lo que

implica, según Zazueta Villegas, que al participar en asociación con otros, se

compartan opiniones, acuerdos y se orienten acciones de manera conjunta. El

segundo componente es el adjetivo ciudadana que provienen del sustantivo

ciudadano haciendo explícito el sentido de esa participación entre miembros de la

misma categoría política (ciudadanos), la cual está destinada a la promoción de

acciones, cuyos propósitos sólo tienen significado en el ámbito por excelencia del

ciudadano.

En el sector de la seguridad pública la participación ciudadana consiste “en sumar

esfuerzos y trabajo de la sociedad a las funciones que desempeña el Estado en

materia de seguridad pública, pasado así de una administración centralizada y

unilateral a otra abierta y democrática con la colaboración de la ciudadanía. Dicha

participación se da principalmente en las políticas de prevención del delito.

Esto parte de la idea de que la seguridad pública es tarea no sólo del

Estado sino de todos lo sectores sociales incluyendo la participación de la

comunidad en general, vislumbrándose una sociedad más participativa, critica

pero sobretodo demandante de sus derechos ante el evidente fracaso del Estado

en materia de seguridad pública.

Sin embargo, la concepción del Estado paternalista ha impedido la participación

de otros sectores, entre ellos la sociedad en funciones que actualmente sólo le

corresponde al Estado, contrario a lo que sucedía en las culturas del México

antiguo, donde la comunidad era la más comprometida en la resolución de

conflictos. Sin embargo a lo largo de la historia se ha ido despojando a dicha

comunidad de funciones, que poco a poco fue absorbiendo el Estado, pero que

actualmente reclama la sociedad.

Page 45: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

El que la sociedad participe en funciones que tradicionalmente llevaba a cabo el

Estado, y no implica que las instituciones hasta ahora encargadas de la seguridad

pública pierdan el monopolio de esta función, pues únicamente se busca que la

sociedad colabore con la autoridad en diferentes niveles, para el fortalecimiento de

un gobierno democrático y moderno.

La participación ciudadana no sólo es una alternativa más en la prevención del

delito , sino es la expresión de la democracia y la encargada de la vigencia de

ésta, a fin de que la democracia no se reduzca a una simple formalidad. 239 Por

ejemplo en países como México el voto ciudadano (la mayoría de las veces

viciado o pocas veces ejercido) es el único vínculo de la democracia reflejando

carente de una verdadera democracia donde el Estado es el que manda y la

sociedad la que obedece. La democracia se conquista con la participación

ciudadana que sólo puede subsistir en un régimen de libertades, 241 lo que

diferencia a un Estado

Democrático de uno Autoritario. Autores como Del Valle Martínez determinan que

la participación ciudadana en la gestión pública, es una expresión de civilidad

siendo ésta la forma más elevada y madura de una cultura, lo que implica el

ejerció de uno de los valores más esenciales de la sociedad moderna: la

democracia.

De tal forma, fomentar la participación ciudadana en las políticas públicas de

seguridad es perfeccionar la democracia, donde el ciudadano no sólo sea

contralor de la autoridad, sino parte activa y responsable de la seguridad pública.

5.3 Formas de participación ciudadana.

La participación ciudadana puede originarse a través de dos vías: la primera por

iniciativa de la misma autoridad en busca de nuevas soluciones para prevenir la

delincuencia ante el eminente fracaso de la represión y así consolidar una

seguridad pública más democrática, y la segunda por parte de la sociedad que al

detectar la ineficacia de las instituciones encargada de la seguridad pública se

organizan de forma independiente, a fin de autoprotegerse de la delincuencia, sin

Page 46: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

embargo, el presidir de una autoridad que limite el actuar de la sociedad puede

culminar en una justicia de propia mano en el peor de los casos, por lo que se

hace necesario para el éxito de cualquier programa de prevención del delito el

control de una autoridad que vigile y coordine el actuar de la sociedad. La misma

participación ciudadana, como lo apunta Cafferata , ayuda a eliminar esos focos

de violencia (justicia de propia mano) entre la sociedad, a través de una

concertación entre la autoridad y la sociedad.

De esta forma la participación ciudadana puede alcanzar ciertos niveles:

-Colaboración con el Estado en algunos elementos secundarios de la tarea

pública.

-Aporte de los ciudadanos para un mejor conocimiento del Estado de las

demandas sociales. Ejemplo la policía comunitaria.

-Participación efectiva en la tarea central de prevención como en la propuesta de

soluciones.

-El nivel más levado, el de toma de decisiones y la ejecución y control de las

políticas o medidas implementadas para lograr tales soluciones.

En las sociedades modernas se requiere de una coparticipación del Estado y de la

sociedad, pues la civilidad requiere abarcar el conocimiento de ambos, donde la

participación ciudadana no desborde las garantías individuales de las que goza

cada individuo, ni la autoridad viole el Estado de derecho, haciéndose necesario el

control entre ambos, para programas preventivos exitosos.

5.4 Objetivos de la Participación Ciudadana

La participación ciudadana en la prevención de delito en concreto tienen tres

objetivos fundamentales que permiten resultados exitosos en las política de

prevención implementadas por la autoridad. El primero es mejorar la relación entre

la comunidad y la autoridad, específicamente con la policía, quien es el

representante más cercano de dicha autoridad, con el fin de crear lazos de respeto

Page 47: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

y cooperación entre ambos, principalmente en el diseño de las estrategias para

prevenir el delito que deben responder a las necesidades de la sociedad, pues

muchas veces las prioridades del Estado no son las de la sociedad, lo que

evidencia su fracaso. El segundo objetivo es eliminar el sentimiento de inseguridad

entre la población, principalmente, porque es la propia sociedad la que tiene el

control de la políticas preventivas que se ejercen. Por último, ejerce mayor control

sobre la autoridad vigilando su actuar. El conjunto de estos objetivos permite una

prevención del delito más eficaz.

Se dice que cuando los ciudadanos intervienen en el diseño de políticas públicas,

se crean mecanismos que mejoran la Administración Pública, porque las medidas

que se implementan realmente satisfacen las necesidades y prioridades de la

comunidad, además de que ésta vigila el desempeño de las autoridades; se trata

por lo tanto de un control popular, que vuelve eficiente y eficaz la gestión

gubernamental.

5.5 Antecedentes de la Participación Ciudadana en México

La participación ciudadana es una premisa a lo largo de la historia de nuestro país

tal es el caso de las culturas prehispánicas en donde existía la figura del “topil”,

policía comunitaria, que no era un funcionario público, sino un miembro de la

comunidad, él cual debía prestar un servicio público a la misma por un

determinando tiempo. El ser topil era una cuestión de cultura y repercusión social

indispensable de acuerdo con la familia, las autoridades y la religión para el

crecimiento del individuo. Actualmente la figura del topil prevalece en algunos

grupos indígenas como en los mixes de Oaxaca, donde los cargos sociales son

muy importantes, pues a un individuo le puede ser negada la voz y el voto si no ha

desempeñado funciones que la sociedad le haya asignado. Dentro de los cargos,

estructurados jerárquicamente, encontramos: campanero de iglesia, topil, alguacil,

policía, mayor, síndico, capitán de banda, mayordomo, secretario, presidente y

alcalde. Es importante señalar, que el ejercicio de los cargos es obligatorio y que

no se percibe salario alguno

Page 48: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

5.6 Marco Jurídico de la Participación ciudadana.

El marco jurídico de la participación ciudadana respecto de la seguridad pública en

México, además de ser limitado es incompleto, ya que no se regula con prescisión

y amplitud el tema. Analizaremos la legislación más importante en materia de

participación ciudadana, a fin de realizar un estudio general que nos permita

establecer los alcances de ésta en México.

5.6.1Legislación del Distrito Federal

Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal

La actual Ley de Participación Ciudadana publica 17 de mayo del 2004 tiene por

objeto instituir y regular los mecanismos e instrumentos de participación y las

figuras de representación ciudadana ; a través de los cuales las y los habitantes

pueden organizarse para relacionarse entre sí y con los distintos órganos de

gobierno del Distrito. En esta nueva ley que deroga a la de 1998, prevalecen

figuras como el plebiscito, referéndum, iniciativa popular, colaboración ciudadana y

se incorporan otras como: rendición de Cuentas y red de Contralorías Ciudadanas

y a udiencia Pública. De igual forma la participación ciudadana, será a través de

tres figuras principalmente: la Asamblea ciudadana (en la que participarán todos lo

habitantes del Distrito Federal para emitir opiniones y evaluar los programas, las

políticas y los servicios públicos aplicados por las autoridades de su Demarcación

Territorial y del Gobierno del Distrito Federal) los Comités Ciudadanos (es el

encargado de representar los intereses colectivos de las y los habitantes de la

Unidad Territorial, así como conocer, integrar, analizar y promover las soluciones a

las demandas o propuestas de los vecinos de su Unidad Territorial) y el Consejo

Ciudadano (es la instancia de representación de los Comités Ciudadano que

tendrán contacto directo, a través de sus comisiones, con las autoridades de la

demarcación territorial y con las autoridades del Gobierno del Distrito Federal.)

En la Ley de Participación Ciudadana de 1998 se establecía como figura principal

los comités vecinales ahora sustituidos por los comités ciudadanos. La diferencia

que existe entre ambos es que los comités vecinales se organizan a nivel de la

Page 49: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

colonia, el barrio, el pueblo o la unidad habitacional y actualmente la organización

de los comités ciudadanos es por unidad territorial, que corresponde a la división

territorial del Distrito Federal para efectos de participación y representación

ciudadana, que se hace con base en la identidad cultural, social, étnica, política,

económica, geográfica y demográfica.

Ley de Seguridad Pública del Distrito Federal

En el título octavo denominado de la participación vecinal y ciudadana de la ley de

seguridad pública del Distrito Federal, publicada el 19 de julio de 1993, se instituye

que en cada una de las delegaciones del departamento se establecerá y

organizara un comité de seguridad pública como instancia colegiada de consulta y

participación ciudadana. En dichos comités, además de la representación que se

determine para la secretaría y la procuraduría, deberán participar representantes

populares así como organizaciones vecinales o ciudadanas. El delegado

correspondiente presidirá y coordinara las actividades del comité.

Los comités tendrán como función emitir opiniones y sugerencias para la

elaboración y evaluación del subprograma delegación al de seguridad publica con

participación vecinal además de evaluar la ejecución del mismo. Informar sobre las

zonas que en su concepto tengan mayor índice de delincuencia dentro de la

circunscripción territorial de cada una de las delegaciones; Proponer a la

procuraduría y a la secretaria las acciones a emprender para prevenir la comisión

de delitos y su impunidad.

Ley orgánica de la procuraduría general de justicia del distrito federal

Esta ley publicada el 30 de abril de 1996, establece en su capítulo primero de las

atribuciones: Las atribuciones en materia de prevención del delito, comprenden:

Fomentar la cultura preventiva de la ciudadanía, involucrar al sector publico y

promover la participación de los sectores social y privado. La institución del

ministerio publico en el distrito federal, estará a cargo del procurador general de

justicia del distrito federal, y tendrá las siguientes atribuciones que ejercerá por

conducto de su titular o de sus agentes y auxiliares, conforme a lo establecido en

Page 50: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

esta ley y demás disposiciones aplicables: promover la participación de la

comunidad en los programas de su competencia, en los términos que los mismos

señalen. Como se puede extraer de la ley la participación ciudadana, forma parte

de las actividades de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, es

decir se establece la necesidad de que la sociedad participe y coadyuve con ésta ,

para la consecución de sus fines.

Reglamento de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de justicia del

Distrito Federal.

Este reglamento determina que la Procuraduría se dividirá para su funcionamiento

en diferentes unidades administrativas entre ellas la Subprocuraduría, direcciones

generales y direcciones de área de atención a víctimas y servicios a la comunidad.

De tal forma en su capítulo IX se establece las funciones de la Dirección General

de Servicios a la Comunidad, la cual tienen como función: desarrollar y aplicar las

políticas, programas, proyectos y acciones de la Procuraduría en materia de

servicios a la comunidad y participación social, vincular a grupos organizados y

representativos de los sectores social y privado con la Procuraduría, para la

difusión y apoyo de los programas de orientación e información sobre las tareas

institucionales, y promover la participación de la comunidad en las tareas que lleve

a cabo la Procuraduría para mejorar su desempeño, organizando a l efecto los

programas y cursos correspondientes. En el reglamento de la ley orgánica de la

procuraduría general de la república aparece la misma figura que es la dirección

general de prevención del delito y servicios a la comunidad, la cual tienen

atribuciones similares de acuerdo al nivel de gobierno.

Ley orgánica de la secretaría de seguridad pública del distrito federal

La ley determina en su título cuarto de la participación de la comunidad, que la

Secretaría establecerá mecanismos y procedimientos para la participación directa,

permanente y periódica de la comunidad respecto de las funciones que realiza y

principalmente, sobre el desarrollo de las actividades de seguridad pública a su

cargo. De igual forma se busca el contacto y cooperación de la policía y demás

Page 51: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

autoridades con las organizaciones vecinales y general con la sociedad, a efecto

de poner en conocimiento a la autoridad de las necesidades en materia de

acciones policiales y de prevención del delito (a través de los comités de

seguridad.)

Ley de justicia cívica del Distrito Federal

La ley cívica del Distrito Federal publicada el 31 de mayo del 2005, determina en

su título segundo de la cultura cívica y de la participación vecinal que para la

preservación del orden público, la administración pública del distrito federal

promoverá el desarrollo de una cultura cívica, sustentada en los principios de

corresponsabilidad, solidaridad, honestidad, equidad, tolerancia e identidad, con el

objeto de fomentar la participación activa de los habitantes en la preservación del

orden público, por medio del conocimiento, ejercicio, respeto y cumplimiento de

sus derechos y obligaciones. Procurar el acercamiento entre los jueces y la

comunidad de la circunscripción territorial que les corresponda, a fin de propiciar

una mayor comprensión y participación en las funciones que desarrolla.

Así mismo ordena como deber ciudadano participar en los asuntos de interés de

su colonia, barrio y delegación, principalmente en aquellos dirigidos a procurar la

seguridad ciudadana y en la solución de los problemas comunitarios.

5.6.2 Legislación a nivel Federal

Ley General que Establece las Bases de Coordinación del Sistema Nacional de

Seguridad de Pública.

Esta ley reglamentaria del párrafo VI del artículo 21 constitucional, surge tras las

reformas de 1994 determinándose la creación de un Sistema Nacional de

Seguridad Pública.

Page 52: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

PROPUESTA

1.- La política criminal, para fines de nuestro estudio, es parte de la política

general que adopta el Estado para hacer frente al fenómeno criminal, mediante las

diferentes formas de control social. Esto quiere decir que las prácticas pena les no

son las únicas en el campo de la política criminal, sino sólo uno de los dos pilares:

prevención y represión que la conforman.

2.- La seguridad pública al ser unos de los pilares más importantes del bienestar

social, constituye la manifestación más sentida por parte de la ciudadanía, pues a

pesar de que el delito es parte inherente de la naturaleza humana, la trasgresión a

ésta, impide el libre ejerció de los derechos y obligaciones de los individuos.

3.- El sentimiento de inseguridad provocado por la ineficacia de las autoridades

encargadas de la seguridad pública, así como por la alarma social difundida por

los medios de comunicación, merma gravemente la confianza de la ciudadanía en

sus autoridades, fomentando reacciones graves en la sociedad como la cifra

negra, poca colaboración con la autoridad y en el peor de los casos una justicia de

propia mano.

4.- La política criminal hasta hoy implementada versa especialmente sobre la

punición. De tal forma las medidas represivas principalmente el derecho penal

concebido como la medida más rígida del control social, debe ser la última opción

dentro de una política criminal, y no la única para enfrentar la delincuencia, toda

vez que se trasgrede el principio de intervención mínima, debiendo buscar otras

alternativas principalmente de prevención.

5.- Es claro el evidente fracaso del sistema de justicia penal, por la falta de

funcionalidad en sus acciones y el poco impacto frente al fenómeno criminal, la

corrupción e impunidad al interior de éste, leyes penales obsoletas, policías y

ministerios públicos poco preparados que violentan continuamente derechos

humanos, deficiente administración de justicia por la lentitud, rezago y complejidad

de los procesos, así como sobrepoblación en las prisiones que imposibilitan una

verdadera readaptación social.

Page 53: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

6.- La inseguridad pública es un fenómeno social de esencia multifactorial, lo que

requiere de una política de Seguridad Pública coherente, racional pero sobre todo

integral relacionándose con las demás políticas generales del Estado, donde sus

estrategias no sólo tenga un carácter punitivo mediante el sistema penal, sino

preventivo, principalmente a través de la prevención general en especial de

medidas no penales. Lo que se traduce en una política criminal de un Estado

moderno, pues cuenta con una serie de alternativas para ser frente al fenómeno

criminal.

Page 54: La participación ciudadana como parte integrante de la seguridad pública en México

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