LA PASIÓN DEL LENGUAJE (Borges)

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LA PASIN DEL LENGUAJE

Aproximaciones a la poesa de Jorge Luis Borges

SANTA CRUZ DE LA SIERRA- BOLIVIA 2005

Mauricio Pea Davidson Primera edicin 2005 Se autoriza la reproduccin parcial de esta obra, citando al autor y con fines educativos, en la extensin autorizada por Ley. La correspondencia dirigirla a: [email protected] Queda hecho el Depsito de Ley: No. 8-1-1818-04 ISBN: 99905-0-616-7 Fotografa de la portada: Revista Amricas. OEA. No. 75. Washington. Impreso por Editorial Universitaria. U.A.G.R.M. Santa Cruz de la Sierra - Solivia, 2005

In memoriam Julio Mendoza LpezA quien debo, entre tantas cosas, el descubrimiento de Borges

y con gratitud indeleble para: Sara Mara Vsquez Rivero, Gary Daher Caedo, Jorge Ordenes Lavadenz, Javier Mndez Vedia, Jos Mansilla Vzquez y Peter Lewy Schuftan

"Los dioses traman las desdichas de los mortales, para que a las nuevas generaciones no les falte qu cantar" Homero: ODISEA. VIII.

NDICE

Abreviaturas de los poemarios de Borges Prlogo

9 11

CAPTULOS: I.II.III.IV.V.VI.VILVIII.IX.X.XI.El inconcebible universo La esttica de la desdicha Este sueo, mi destino Parasos perdidos e infiernos necesarios El amenazado Ha soado un claro laberinto La firme espada y la sangrienta gloria Una mitologa de puales El ordenamiento del caos Borges corrige a Borges La pasin del lenguaje 13 25 37 49 63 77 87 97 111 123 133

ANEXOS: Valoraciones y homenajes de treinta escritores (en orden alfabtico) Bibliografa

149 189

ABREVIATURAS DE LOS POEMARIOS DE BORGES (en orden cronolgico)

1923.1925.1929.1960.1964.1965.1969.1972.1975.1976.1977.1981.1984.1985.-

Fervor de Buenos Aires Luna de enfrente Cuaderno San Martn El hacedor El otro, el mismo Para las seis cuerdas Elogio de la sombra El oro de los tigres La rosa profunda La moneda de hierro Historia de la noche La cifra Atlas Los conjurados

(F.B.A.) (L.E.) (C.S.M.) (E.H.) (O.M.) (S.C.) (E.S.) (O.T.) (R.P.) (M.H.) (H.N.) (C) (A) (L.C.)

PROLOGOA 18 aos de su muerte corporal, es preciso reconocer algunos hechos notables en tomo a la obra de Jorge Luis Borges: que su fama ha crecido hasta convertirlo en uno de los clsicos de la literatura universal; que sus obras completas son cada vez ms incompletas, por la frecuente aparicin de "nuevos" textos que sus lectores habituales no conocan; que aumenta sin cesar el caudal de publicaciones formales y virtuales destinadas a divulgar, comentar o celebrar las pginas del gran escritor argentino. En este ltimo aspecto, son innumerables los investigadores y exegetas de todo el mundo (como en la pesadilla de "La biblioteca de Babel") entregados a revisar, discutir o interpretar los cuentos, ensayos, prlogos, conversaciones y conferencias de Borges en frentica bsqueda de tesoros literarios y mensajes ocultos. Lamentablemente, no sucede lo mismo con su obra potica. Son contadsimos los escritores que se ocupan de ella, en tanto que la abrumadora mayora se inclina por la narrativa borgesiana, preferentemente por "ElAleph" y "Ficciones", que parecen haber capturado casi por completo la imaginacin de crticos y comentaristas. Relegar, sin embargo, la poesa de Borges a un segundo plano, como si fuera un producto menor, irrelevante o prescindible, delata una inexplicable injusticia, agravada por ser precisamente la poesa la faceta ms depurada y brillante del

"corpus " borgesiano; es decir, la que revela mejor las claves de su filosofa personal, sus sentimientos profundos y convicciones ms arraigadas. Es en sus poemas donde aparece un Borges, para muchos, desconocido: delicado, humano, confidencial; aquel Borges (para definirlo con palabras de Rubn Daro) "sentimental, sensible, sensitivo", que no refleja su obra en prosa. No es menos deplorable el error de creer que el fantstico universo literario de

Borges se encuentra exclusivamente en sus libros en prosa, cuando en realidad est ntegra y bellamente expresado en sus poemas. Mitigar este error y combatir de algn modo aquella injusticia, reivindicando a la vez el genio del poeta que esencialmente fue Borges, constituyen el propsito y la justificacin de las pginas que siguen. El autor declara que no ejerce la crtica literaria ni tiene competencia para ello. No se considera otra cosa que un lector de Borges, un fervoroso y agradecido lector de la deslumbrante poesa borgesiana. No deber pues buscarse aqu ninguna clase de anlisis estructuralista ni sintctico ni deconstructivista ni otra propuesta de lectura que no sea la que acostumbra un ciudadano de instruccin media. El mismo Borges consideraba esa clase de crtica ms propia de personas insensibles, a quienes la poesa no conmueve. Por lo dems, la poesa de Borges no exige instrumentales tericos ni tcnicos; es-clsica y sencilla. Requiere apenas la aptitud de apreciar sus ingredientes fundamentales: la msica, la pasin, el sueo, la emocin, la sabidura y, ciertamente, "la inminencia de una revelacin que no se produce" en el texto, pero sien el espritu. Este libro slo aspira a compartir con el benevolente lector un recorrido por algunos senderos, algunas regiones de esa inagotable, cautivante y suntuosa literatura.

Borges en 1919

IEL INCONCEBIBLE UNIVERSO(...) Acaso cada hormiga que pisamos Es nica ante Dios que la precisa Para la ejecucin de las puntuales Leyes que rigen su curioso mundo. Si as no fuera, el Universo entero Sera un error y un oneroso caos. (...)

"Poema de la cantidad" (O.T.)

En un ensayo notable por su clara visin de conjunto, Enrique Anderson Imbert1 sostiene que la perdurable fascinacin que Borges ha ejercido y ejerce sobre sus lectores (y muy especialmente sobre los hombres de letras) proviene de su peculiar "weltanschauung", esa extraa cosmovisin que asoma en toda su obra y ms notoriamente en su poesa:

(...) la obra potica de Borges, aunque no valga ni como ciencia ni como filosofa, presupone una concepcin del

1______________ Anderson Imbert, Enrique: "Borges por los cuatro costados", en El realismo mgico y otros ensayos. (Caracas: Monte vila Eds. 1991).

mundo. La concepcin del mundo de Borges corresponde a su temperamento, a su tipo psicolgico. Expresa modos de sentir y estimar, deseos, temores, exigencias espirituales y aspiraciones. Hay pues una correlacin entre el hombre Borges y su concepcin del mundo; como la hay entre sta y su estilo literario (...)

Aqu resulta muy aplicable el conocido aforismo de Buffn: el estilo es el hombre. Siguiendo con el razonamiento, resulta que la atraccin de Borges no es nicamente una consecuencia de su selecta erudicin, extraordinaria memoria, magistrales recursos y artificios literarios. Todo eso no constituye ms que un ropaje, una presentacin formal. Lo que ms impresiona y cautiva es su mentalidad, el mundo interior que reflejan sus escritos. Y ante la dificultad que entraa descubrir y definir el credo personal de Borges, Anderson Imbert propone identificar primero lo que Borges niega:(...) Lo que niega es la posibilidad del conocimiento. Borges es un escptico (...) y si tomamos en seo algunos de sus sofismas nos sentiramos tentados a calificarlo como solipsista. El solipsismo es la teora de que el "yo" est slo -solus ipse- y nada existe fuera de la conciencia: el universo sera un espejo, un sueo, una invencin. Pero Borges admite una realidad exterior. Las ltimas palabras de su libro "Otras inquisiciones" son stas: "El mundo desgraciadamente es real; yo, desgraciadamente, soy Borges". No es pues un solipsista, sino un idealista subjetivo (...)

Para Borges el universo es incomprensible y atroz. La inteligencia humana es incapaz de abarcarlo y mucho menos de saber qu es. Cuando se refiere al universo Borges utiliza adjetivos que reflejan esa perplejidad: palabras

como "inescrutable", "insondable", "inconcebible", son frecuentes en sus austeras e intensas pginas, donde la nocin de un radical desconocimiento puede asumir dimensiones csmicas:La luna ignora que es tranquila y clara y ni siquiera sabe que es luna; la arena que es la arena, no habr una cosa que sepa que su forma es rara. Las piezas del marfil son tan ajenas al abstracto ajedrez como la mano que las rige. Quiz el destino humano de breves dichas y de largas penas es instrumento de Otro. Lo ignoramos; darle nombre de Dios no nos ayuda. Vanos son tambin el temor, la duda, y la trunca plegara que iniciamos. Qu arco habr arrojado esta saeta que soy?. Qu cumbre puede ser la meta? "De que nada se sabe" (R.P.)

En otro texto del mismo autor2 descubrimos la vertiente primordial del pesimismo de Borges; el origen del intrincado y vertiginoso laberinto, esa metfora esplndida con la que Borges alude a todo lugar donde un individuo puede perderse (una ciudad, un palacio, una biblioteca) en el espacio o en el tiempo (que es de uno y de todos, y que pueden modificar el sueo y la memoria):

2_________________ Anderson Imbert, Enrique: Historia de la literatura hispanoamericana, Vol. II. (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1974).

En vez de gritar su angustia, como los existencialistas, Borges prefiere razonar sus sospechas. Su sospecha mayor es que el mundo es un caos, y dentro del caos el hombre est perdido como en un laberinto.

Smbolo arquetpico del universo borgesiano, el laberinto no tiene salida porque es infinito. Estamos destinados a errar en l, como el Minotauro de la leyenda, Asterin, aquella figura emblemtica del propio Borges que habra de inspirarle uno de sus relatos de mayor perfeccin y acento personal: "La casa de Asterin", el laberinto descrito en un admirable soneto con resonancias de trgica sentencia:No habr nunca una puerta. Ests dentro y el alczar abarca el Universo y no tiene anverso ni reverso ni extemo muro ni secreto centro. No esperes que el rigor de tu camino, que tercamente se bifurca en otro, que tercamente se bifurca en otro, tendr fin. Es de hierro tu destino, como tu Juez. No aguardes la embestida del toro que es un hombre y cuya extraa forma plural da horror a la maraa

de interminable piedra entretejida.No existe. Nada esperes. Ni siquiera en el negro crepsculo la fiera. "Laberinto". (R.P.)

Al escribir este poema, Borges parece haber intentado llevar a su expresin extrema la idea de un destino irreversible, predeterminado y fatal. Pero, hay

otro soneto donde, junto a la concepcin de que lo venidero ya se halla escrito y sellado, se abre no obstante una ltima esperanza: que la propia divinidad intervenga para romper el frreo encadenamiento de causas y efectos, modificar el curso del tiempo y borrar siquiera una partcula de la escritura que contiene sus ignotos designios:El porvenir es tan irrevocable como el rgido ayer. No hay una cosa que no sea una letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable, cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida es la senda futura y recorrida. Nada nos dice adis. Nada nos deja. No te rindas, la ergstula es oscura, la firme trama es de incesante hierro, pero en algn recodo de tu encierro. puede haber un descuido, una hendidura. El camino es fatal como la flecha, pero en las grietas est Dios, que acecha. "Para una versin del I King". (M.H.)

A la luz de estos sonetos, es indudable que Borges entiende la literatura como un arte ldico, un juego que le permite desarrollar, combinar y agotar las ms opuestas doctrinas, teoras e interpretaciones del universo y del hombre. Puede as, en pocas lneas, pasar con facilidad -y felicidad- del ms abismal y paralizante pesimismo a la esperanza luminosa que representan el milagro, la religin y Dios.

El poeta no puede aceptar pasivamente ese "odiado laberinto" al que parece condenado y cuya causa y finalidad desconoce. Desde luego, entre los diversos escapes posibles el ms natural viene a ser la muerte "que nos libra del sol, de la luna y del amor", que nos libra del "intolerable universo":

El alivio que t y yo sentiremos en el instante que precede a la muerte, cuando la suerte nos desate de la triste costumbre de ser alguien y del peso del Universo. "Trada". (L.C.).

La creacin literaria, la "salida" preferida por Borges, ha inspirado mltiples interpretaciones; "desde la lucha del espritu contra los obstculos, para lograr la plena expresin de la singularidad de nuestra vida personal" (Anderson Imbert); hasta "crear una obra del genio en el plano cultural y salir del mal paso mediante una sublimacin restauradora, en el plano personal" (Didier Anzieu). Queda todava el recurso que crpticamente Borges menciona cuando habla de "la puerta que est siempre abierta", es decir, la puerta del suicidio, que al parecer Borges intent cruzar en alguna ocasin. Una muy seria tentativa habra ocurrido cuando cumpli 35 aos, como sugiere la narracin titulada "25 de agosto de 1983", escrita en sus aos postreros. Hay, adems, pginas suyas muy expresivas y concretas acerca del suicidio premeditado y sereno, como el de Leopoldo Lugones y el de Francisco Lpez Merino. Ms explcita es la "tentacin" del suicidio que Borges menciona en la pgina que dedic a Ginebra (donde estuvo con su familia de 1914 a 1918) y que se halla en uno de sus libros ltimos: "Atlas". Especial inters reviste un breve

pero intenso poema que lleva precisamente el ttulo de "Suicida" (en "La Rosa Profunda"), donde se conjeturan los pensamientos de un intelectual "solipsista" en el instante mismo de quitarse la vida:

No quedar una estrella en la noche. No quedar la noche. Morir y conmigo la suma Del intolerable universo. Borrar las pirmides, las medallas, Los continentes y las caras. Borrar la acumulacin del pasado, Har polvo la historia, polvo el polvo. Estoy mirando el ltimo poniente. Oigo el ltimo pjaro. Lego la nada a nadie. Como un demiurgo, un pequeo dios que aniquila su propio mundo, en ese acto de suprema violencia el suicida lo destruye todo. No obstante, con frecuencia, jugando siempre con tesis y antitesis, Borges trata de mostrar la otra cara de la moneda: los favores del cielo, los obsequios de la existencia, que alivian "la pesadumbre de la vida consciente":

Gracias quiero dar al divino Laberinto de afectos y causas Por la diversidad de las criaturas Que forman este singular universo. (...)

dice Borges al comienzo del "Otro poema de los dones" (O.M), para luego ingresar a una de esas vertiginosas enumeraciones caticas (que segn Borges obedecen a un orden secreto), donde se entrelazan los hechos y cosas ms dispares de toda ndole, a veces contradictoriamente relacionados; v.g.

"el sueo y la muerte, esos dos tesoros ocultos"; "feroces prodigios y jbilos atroces"; siempre con el magnfico estilo que deja percibir ecos de Walt Whitman. No son pocos los poemas en los que Borges celebra "los dones" que le fuera dado recibir o conocer, mediante composiciones cuya magia estriba en su destreza para enumerar temas diversos y ofrecer as la imagen de un mundo infinito. Entre estos poemas, merece a nuestro juicio destacarse el que justamente lleva el ttulo de "Los dones" (A), una pgina inmortal, brillante condensacin de lirismo y sabidura, donde podemos leer las siguientes estrofas:

Le fue dada la msica invisible que es don del tiempo y con el tiempo cesa. le fue dada la trgica belleza, le fue dado el amor, cosa terrible (...) Le fue dado el lenguaje, esa mentira, Le fue dada la carne, que es arsilla, Le fue dada la obscena pesadilla y en el cristal el otro, el que nos mira (...)

Borges agradece todo, o casi todo, lo que ha recibido, no slo por la experiencia o por el conocimiento que le han deparado, sino porque tales hechos le ayudaron a encontrarse consigo mismo y crear su literatura. Aunque alguna vez manifest que nicamente le faltaba agradecer las desgracias, lo cierto es que ms de una vez lo hizo, agradeciendo la vejez, la ceguera y hasta la pesadilla:

(...) Loada sea la pesadilla, que nos revela que podemos crear al Infierno (...) La dicha " (C)

No sera muy errado ver en esta curiosa celebracin un atisbo de amarga irona; pero, segn Borges, los males, las desdichas, son el mejor material para escribir poesa. El poeta sera como el rey Midas; ste converta en oro todo lo que tocaba, aquel puede convertirlo en poesa.

Gran parte de la poesa de Borges traduce una elegiaca nostalgia de das, imgenes e instantes del pasado, de acuerdo a la copla de Manrique: "cmo a nuestro parecer/ cualquier tiempo pasado fue mejor". Ese pasado "de breves dichas y de largas penas", Borges dixit, es lo nico que realmente nos pertenece y no est exento de belleza:

Segn se sabe esta mudable vida Puede entre muchas cosas ser muy bella. Y hubo as una tarde en que con ella Te miramos Oh luna compartida! "La Luna" (O.M.)

Osear Wilde dijo alguna vez que el mayor pecado es no tener imaginacin. Para Borges, lo peor sera no tener memoria, ya que, como escribi en su premonitorio elogio a Ginebra, "en la memoria todo es grato, hasta la desventura".

Volviendo al "leitmotiv" de nuestro poeta, el enigma del universo, es indudable que la angustia de no encontrarle un sentido y, con ello, de no saber el propsito de la existencia humana, es una constante en su obra y as lo admiti l en mltiples ocasiones. En gran medida, le confes Borges a Georges Charbonnier, su produccin literaria la elabor influido por

la idea de estar perdido en el universo, de no comprenderlo (...); por el sentimiento de la soledad, de la angustia, de la

inutilidad, del carcter misterioso del universo y del tiempo, y lo que es ms importante de nosotros mismos, para decirlo de una buena vez, de m mismo.3

Pero ha sido John Updike quien logr expresar en pocas palabras la inaudita cosmovisin de Borges:Con Borges -dice- avanzamos ms all de la psicologa, ms all de lo humano, y su obra nos confronta con un mundo atomizado y vacante; quiz desde Lucrecio no ha habido otro poeta que sintiera de manera tan definitiva que los hombres son meros incidentes del espacio.4

Es dudoso, le dijo Borges a Marguerite Yourcenar, que el universo tenga un sentido. Resulta innegable, sin embargo, que el inconcebible universo sirvi para que Borges amonede poticamente un perfecto smbolo, el laberinto, y levante, a partir de sus lecturas, dudas e intuiciones filosficas, una hermosa literatura. Como l mismo reconoci, en palabras que muy bien explican su poderosa vocacin de intelectual y poeta:Quiz el fin del laberinto, si es que el laberinto tiene un fin, sea el de estimular nuestra inteligencia, el de hacernos pensar en el misterio y no en la solucin: somos seres humanos, nada ms, pero buscar esa solucin y saber que no la encontraremos es algo hermoso. Quiz los enigmas sean ms importantes que las soluciones5

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Charbonnier, Georges: El escritor y su obra. Entrevistas con Jorge L. Borges. (Mxico: Ed. Siglo XXI, 1975) 4 Updike, John: "El autor-bilbliotecario", en Borges y la crtica. (Buenos Aires: Centro Editor de A. Latina, 1981) 5 Yourcenar, Marguerite: "Borges o el vidente", en Peregrina y extranjera. (Madrid: Ed. Alfaguara, 1995)

Segn el autor ingls Christopher Priest, el gnero literario cultivado por Borges sera lo que denomina "slipstream", a la que ubica por encima de las otras categoras, ya que las que incluye sin expulsar a ninguna, como ser: ciencia-ficcin, realismo mgico, literatura convencional, ensayos y poesa.6

_______________________________6

Diario Clarn, Revista de Cultura, artculo "Todos los gneros el gnero". (Buenos Aires, 18/12/2004)

IILA ESTTICA DE LA DESDICHA(...) Habr pensado en quitarse la vida. No saba que esa espada, esa hil, esa agona, eran el talismn que le fue dado para alcanzar la pgina que vive ms all de la mano que la escribe y del alto cristal de catedrales (...) "Enrique Banchs" (LC.) Quienes frecuentan los textos de la produccin potica borgesiana7 no desconocen su persistente y casi obsesiva expresin de pesadumbre; las confidencias y revelaciones de un alma sumida en la desventura. Y no deja de ser curioso que tan sugestiva faceta de Borges, verdadera clave para comprender su personalidad y apreciar mejor su deslumbrante literatura, no parece haber concitado mayor atencin entre los crticos literarios y semilogos que con ahnco analizan y descifran su obra, atareados como estn en buscar y desentraar enigmas, smbolos, significados y sugerencias

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Decimos "borgesiana", siguiendo el criterio de Jean de Milleret, para quien el

adjetivo "borgiano" es incorrecto, ya que Borges no es Borgia,

metafsicas, en el contexto de su prosa, vale decir, de sus cuentos y ensayos de ficcin. Paradoja injusta y extraa, ya que Borges sobre todo es un poeta, por encima de cualquier otra dimensin, como han dictaminado los autores que siguieron ms de cerca su trayectoria. As, Ernesto Sbato le escribi este saludo:

(...) A usted, Borges, ante todo lo veo como un gran Poeta. Y luego: arbitrario, genial, tierno, relojero, dbil, grande, triunfante, arriesgado, temeroso, fracasado, magnfico, infeliz, limitado, infantil, inmortal.8

Ms recientemente, el escritor argentino Horacio Salas ha recordado que ya en julio de 1942, en las pginas de la revista Sur, Sbato haba sealado que:

La fama es un conjunto de equivocaciones y muy a menudo el artista es alabado por los defectos que lo debilitan. Y a este hombre, que por encima de todo es un poeta, se lo celebra por sus juegos de ingenio, por cosas que a lo ms pertenecen a esa literatura bizantina que constituye el lujo (pero tambin la flaqueza) de una gran literatura. 9

El propio Borges nunca dej de identificarse con su vocacin (y destino) primordial, como declar en un reportaje de 1978:

Yo personalmente creo que soy un poeta, (...) me siento muy cerca de lo que escribo en verso, en una relacin casi inmediata; en cambio los cuentos (son) una cosa premeditada____________________8

Sbato, Ernesto: Tres aproximaciones a la literatura de nuestro tiempo. (Santiago de Chile: Ed. universitaria, 1968). 9 Salas, Horacio: Borges, una biografa. (Buenos Aires: Ed. Planeta, 1994

Los he trabajado mucho y, una vez escritos, los veo muy lejos. En cambio la poesa la siento como algo muy intimo (...), pero todos tienden a verme como un prosista10

Resulta excepcional en ste sentido el seero libro que Guillermo Sucre dedic en 1967 a la poesa de Borges (cuando todava ste no haba publicado la parte ms extensa e importante de su obra potica) entre cuyas certeras apreciaciones subraya la preeminencia que cobran sus poemas clidos y espontneos, frente al desapego y la frialdad que contaminan sus pginas en prosa:Pensar que existen varios Borges es una de las mejores frmulas para recuperar la tranquilidad. El poeta Borges, ms humano y sencillo, viene a compensar de este modo al fabulador de ficciones, inhumano y acaso inaccesible11

Hay pues una opinin muy aceptada entre los autores borgesianos que seala que es en la poesa donde podemos encontrar al Borges ms autntico, ya que se trata de una poesa lrica y que por ello refleja con mayor nitidez al Borges ntegro, modesto y grande, lacerado pero victorioso...; como ha dicho el escritor Csar Fernndez Moreno:La poesa lrica, para Borges, sirve bsicamente para comunicar experiencias personales y hacerlo sin impudor. Este gnero ocup su inters en los primeros aos de su vida literaria y, despus, cuando su ceguera lo aleja de las

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Garca Ramos, Juan Manuel: "Los perfiles de Borges", La Pgina. (Santa Cruz de Tenerife, 1998). 11 Sucre, Guillermo: Borges, el Poeta. (Caracas: Monte Avila Ed., 1967)

construcciones extensas, cuando vuelve a la poesa en los ltimos aos de su vida.12

En cuanto a la funcin que cumple la poesa lrica, nada mejor en este punto que citar un diccionario especializado, para diferenciarla de los otros gneros poticos (pico, dramtico, didctico y satrico):Los poemas lricos asumen una gran variedad y expresan los sentimientos del poeta, su estado de nimo, su punto de vista subjetivo acerca del mundo y de los problemas humanos universales (el amor, la muerte, y otros que de ellos se derivan, el gozo, la melancola, etc.)13

Otro autor menciona que Hgel, en su "Curso de esttica", sostuvo al respecto queLa poesa linca representa el mundo interior del alma, sus alegras y sufrimientos. Es el pensamiento personal en lo que tiene de ntimo y de real, expresado por el poeta como su disposicin propia, su inspiracin viva, la inspiracin de su espritu.14

Est fuera de toda discusin que para Borges la poesa era el gnero superior de la literatura y que, por ello, los mejores escritores del mundo fueron fundamentalmente poetas: Hornero, Virgilio, Dante, Shakespeare, Walt Whitman y otros, dictamen muy parecido al que pronunciara su admirado Leopoldo Lugones, para quien los cuatro "poetas esenciales" eran Hornero, ______________________12 13

Fernndez Moreno, Csar: Poetizar o politizar. (Buenos Aires: Ed. Losada, 1973). Beristain, Helena: Diccionario de retrica y potica. (Mxico: Ed. Porra, 1997). 14 Taborga, Carlos: "Poetas Religiosos". Revista de Humanidades. (Santa Cruz de la Sierra: Editorial Universitaria U.A.G.R.M., 1999)

Dante, Vctor Hugo y Walt Whitman. Borges consideraba que para ser perdurable la poesa exige la excelencia, concepto que, con ligeras variantes, sostuvo en diferentes ocasiones.15 Estaba tambin convencido de que para la creatividad o creacin literaria no existan mejores fuentes de inspiracin que el sufrimiento y la derrota. Durante una conversacin con Mara Esther Vsquez manifest:Instintivamente se siente que la desdicha es una experiencia ms rica, ms intensa que la dicha (...) Por lo tanto es mejor materia para la esttica (...), la prueba est en que casi no hay poesa de la felicidad.16

Pero Borges no slo conoca el valor esttico de la adversidad; l mismo soportaba desventuras personales que sus amigos y quienes llegaron a conocerlo no podan dejar de percibir. El escritor polaco Witold Gombrowicz, por ejemplo, en el diario donde registr sus experiencias en Buenos Aires, poco despus de la Segunda Guerra Mundial, anot esta primera impresin que le caus Borges:En esa cena estaba tambin presente Borges, quiz el escritor argentino de ms talento, dotado de una inteligencia que el sufrimiento personal agudizaba (.)17

Que la Musa prodigue al mismo tiempo inspiracin y desventura es una nocin antigua, como antiguo es el estoicismo que acepta el infortunio. Para Marcial ________________15

Como en su magistral conferencia sobre el Libro de Job, que hasta la fecha no se ha reproducido en ningn volumen de textos recobrados. 16 Vsquez, Mara Esther: Borges, sus das y su tiempo. (Buenos Aires: Vergara Ed., 1984). 17 Vila Matos, Enrique: "Pero, qu diablos pas en la famosa cena?". Revista Vuelta. (Mxico, Marzo de 1995)

(Pablo Valerio) es fcil despreciar la muerte; mayor valor supone ser desdichado. Marco Aurelio afirmaba que la adversidad no es una desgracia, ya que sufrirla con grandeza de nimo es una dicha; con lo que llegamos al otro extremo: el sufrimiento sena la piedra de toque de un hombre, la prueba que necesita para tener conciencia de lo que vale por s mismo. Restringindonos al tema que alude este captulo, veamos cmo Borges expresa su latente congoja en diferentes contextos, pero siempre con la dignidad del estilo clsico que prefera cultivar, esto es, la deliberada omisin del nfasis (como lo haca Horacio, a quien Borges llam "el ms misterioso de los poetas") y la "inminencia de una revelacin que no se produce", como l defina el hecho esttico. Aqu resulta inevitable reproducir el muy difundido poema que, en sus ltimos das de Ginebra, Borges pidi eliminar de sus obras completas:He cometido el peor de los pecados Que un hombre puede cometer. No he sido Feliz. Que los glaciares del olvido Me arrastren y me pierdan, despiadados. Mis padres me engendraron para el juego Arriesgado y hermoso de la vida, Para la tierra, el aire, el agua, el fuego. Los defraud. No fui feliz. Cumplida No fue su joven voluntad. Mi mente Se aplic a las simtricas porfas Del arte, que entreteje naderas. Me legaron valor. No fui valiente. Nunca me abandona, siempre est a mi lado La sombra de haber sido un desdichado. "El remordimiento" (M.H.)

La certeza de haber estado en el infierno muchas veces (puesto que el infierno puede no ser un lugar atroz, ni all donde ocurren cosas atroces, sino un estado del alma que produce horror, como la pesadilla), aparece con frecuencia en los versos de Borges:(...) soy el otro, que estuvo como Dante y como todos los hombres en el raro Paraso y en los muchos Infiernos necesarios (...). "Thethinglam "(H.N.)

Ese horror puede sobrevenir en cualquier instante y an lo acechaba en sus paseos por Buenos Aires, ciudad con la que Borges sostuvo al final (mucho despus del "Fervor de Buenos Aires") una relacin contradictoria:Y la ciudad, ahora, es como un plano, De mis humillaciones y fracasos; Desde esa puerta he visto los ocasos Y ante ese mrmol he aguardado en vano. Aqu el incierto ayer y el hoy distinto Me han deparado los comunes casos De toda suerte humana; aqu mis pasos Urden su incalculable laberinto. Aqu la tarde cenicienta espera El fruto que le debe la maana; Aqu mi sombra en la no menos vana Sombra final se perder, ligera. No nos une el amor sino el espanto; Ser por eso que la quiero tanto. "Buenos Aires" (S.C.)

Estos versos de inmediato nos remiten a otro poema (escrito en los Estados Unidos), en el que Borges parece insinuar un oculto deseo de no vivir (ni morir?) en Buenos Aires:

(...) todo eso estoy cantando y asimismo La insufrible memoria de lugares de Buenos Aires En los que no he sido feliz; En los que no podr ser feliz. "East Lansing" (O.T.)

Pero hay tambin lugares asociados al recuerdo de una felicidad perdida. En el primer terceto de la segunda parte de la composicin titulada "1964" (ao en el que -se dice- Borges sufri una frustracin afectiva), al confesar que una mujer lo ha dejado, declara:

(...) La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada. Lo que era todo tiene que ser nada. (...) "1964"(O.M.)

Parecera la declaracin de un triunfo de la razn, la voluntad de sobreponerse a la derrota, pero esa impresin se diluye enseguida, en el melanclico terceto final:

(...) Solo me queda el goce de estar triste Esa vana costumbre que me inclina Al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina. "1964" (O.M.)

Ciertamente, Borges parece haber encamado en su persona una de las teoras de Arturo Schopenhauer, segn el cual "el dolor es esencial a la vida y no proviene del exterior; cada uno lo llevamos dentro, como un manantial inagotable".

No es de extraar, pues, que se hubiese complacido en repetir versos de Almafuerte (el poeta Pedro Bonifacio Palacios), quien sinti la vida como algo terrible y a quien Borges llam "mstico del fracaso"; autor de lneas como "la felicidad humana no ha entrado en los designios de Dios" y "la derrota merece tambin laureles y arcos triunfales";18 frases que a menudo Borges recordaba, al igual que una de Robert Luis Stevenson: "Ignoramos -dijo ste- para qu existe el hombre, pero no ha nacido evidentemente para la felicidad", y otra de Rudyard Kipling agradeciendo a Dios el dolor fsico "que permite a las almas olvidar sus otros infiernos".19 Sin embargo, debemos destacar en Borges la pudorosa resolucin de guardar silencio y ocultar heridas:

(...) Yo temo ahora que el espejo encierre El verdadero rostro de mi alma, Lastimada de sombras y de culpas. El que Dios ve y acaso ven los hombres "El espejo" (H.N.)

No sera exagerado pensar que Borges constituye un paradigma, un modelo, de los llamados "poetas crepusculares". Hasta sus ltimos aos, al llegar a la serenidad y el sosiego, la melancola y la depresin fueron siempre sus compaeras. El "no he sido feliz", el "solo me queda el goce de estar triste",

______________________________ 18 19

J. L. B.: Libro de prlogos. (Buenos Aires: Torre Agero Eds., 1975). Carrizo, Antonio: Borges, el memorioso. (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1982)

slo son momentos culminantes de una larga trayectoria, cuyo rastro nos conduce a sus primeras composiciones poticas, como aquella publicada en 1925, pero sin duda escrita mucho antes (y que recin apareci en Textos recobrados. Vol. I), donde al describir un hermoso paisaje Borges deplora

(...)la afrenta de estar triste en la hermosura y el deshonor de la insatisfecha esperanza (...) Este lugar es semejante a la dicha. Y yo no soy feliz. "Por los viales de Mimes"

No deja de extraar tan profunda y temprana desolacin, cuando un muchacho de 19 aos se muestra deseoso de morir. En el poema que sigue, el novel poeta recuerda a un amigo, del que se despidi en el puerto, para iniciar un largo viaje:

(...) Le vi tuberculoso, deshojado, el alma llena de suicidio, el alma oscura como la cicatriz de una herida. Le vi pronto a morir y sent envidia.

En el mismo poema, lneas ms all, al expresar el asombro que le produjo su acaso primera experiencia ertica, conjetura que semejante suceso ser

(...) el lictor de mi victoria o de mi definitiva derrota. "Motivos del espacio y del tiempo"

La tristeza y la soledad que impregnan toda la poesa de Borges, ms intensas todava por su economa y densidad verbal, ha llamado la atencin de los lectores de su obra potica, uno de los cuales encuentra que El verso de Borges, especialmente el que surge despus de 1960, est marcado por una intensa condensacin lrica, que (...) establece una esttica del despojamiento y la desdicha.20

El enigma de un Borges genial y prematuramente desdichado, ha sido permanente tentacin para quienes leen sus poemas. En el excelente libro surgido de una investigacin psicoanaltica de las obras de Borges, Julio Woscoboinik ha debido admitir que la misma resultaTarea nada fcil cuando se trata de Borges, hbil jugador (...), Proteo del disfraz inasible, intangible como la arena, erudito como la enciclopedia, millonario de la belleza y de la palabra, Minotauro de la poesa, desdichado Asterin preso, solo, pobre y ciego.21

Pero qu inters tiene indagar sobre las motivaciones y obsesiones que han dado lugar a tan esplndidas pginas? Cedamos de nuevo la palabra al psicoanalista:Para nosotros, el inters pasa por descubrir la opulencia del genio que florece en las anmicas arenas de un desierto. La acaudalada realizacin de un cerebro iluminado en franco____________________________ 20

Arbeleche, Jorge: "Una poesa del despojamiento", en Borges, el ltimo laberinto. (Montevideo: Linardi y Risso, 1987). 21 Woscoboinik, Julio: El secreto de Borges. (Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1991)

divorcio con un cuerpo ciego (...) las posibilidades infinitas de decir su padecimiento, pasendose con elegancia y fuerza en el reducido mbito de una biblioteca -celda, como el tigre asitico del zoolgico que tanto le fascinara (...)

Despojamiento y desdicha. Aqu cabe transcribir una breve composicin (de "El Hacedor"), que recoge las palabras de un poeta cubierto de fama, cuyo padecimiento recin llegamos a conocer en el inslito y terrible final:

El crculo del cielo mide mi gloria, Las bibliotecas de Oriente se disputan mis versos, Los emires me buscan para llenarme la boca de oro, Los ngeles conocen de memoria mi ltimo zjel. Mis instrumentos de trabajo son la humillacin y la angustia Ojal yo hubiera nacido muerto. "Elpoeta declara su nombradla" ("Museo")

No son otras las herramientas que, sumadas a su talento y sensibilidad, ayudaron a erigir la extraordinaria literatura de Jorge Luis Borges, el poeta extraviado en el laberinto del universo.

IIIESTE SUEO, MI DESTINO(...) Como a todo poeta, la fortuna o el destino le dio una suerte rara (...)

"Ariosto y los rabes" (E.H.)

Destino y azar (junto a sueo y sombra) se hallan entre las palabras que se repiten ms veces a lo largo de los libros de Borges, especialmente los de poesa, cuyas pginas revelan sus temas de reflexin permanente, angustiosa y hasta obsesiva. Para Borges, el destino humano "de breves dichas y de largas penas" es un enigma como el azar, como el universo, como el sueo y otras abstracciones que ocuparon su atencin, en versos que hasta cierto punto parecen variaciones de un mismo tema; as

El claro azar o las secretas leyes que rigen este sueo, mi destino...

que encontramos al comienzo de la "Oda compuesta de 1960" (en la coleccin de poemas El Otro, el Mismo), guarda sorprendente correspondencia con las lneasEl vago azar o las precisas leyes Que rigen este sueo, el universo...

que son los versos iniciales de "In memoriam A.R.", poema de homenaje a su amigo el escritor mejicano Alfonso Reyes. Es fcil advertir la ntima contradiccin, el oxmoron, que Borges deliberadamente ha introducido en esa aparente repeticin, ya que "claro" es opuesto a "vago" y "secretas" se opone a "precisas". Pero en otros poemas hay sinonimia entre ambos trminos, una suerte de identificacin,(...) Un orbe fluido Deformas que varan como nubes

Sujetas al arbitrio del DestinoO del Azar, que son la misma cosa (...)

"Metforas de las mil y una noches" (H.N.) idea borgesiana que se halla perfectamente lograda en una frase desconcertante:El azar o el destino, esos dos nombres De una secreta cosa que ignoramos (...)

"Yesterdays" (L.C.) Si concebimos al destino como algo predeterminado, inexorable y definitivo, el azar (palabra de origen rabe: juego con dados) significa lo imprevisto, lo casual, lo fortuito. En este punto cabe preguntarse: por qu Borges hizo del destino, y de su contrario, el azar, un motivo tan persistente y peculiar de su literatura? Probablemente, por la intensa necesidad de encontrar una explicacin a su propia existencia atormentada. En captulos precedentes hemos propuesto, no sin vacilaciones, la hiptesis de un Borges que desde muy joven sabe o presiente que no ser feliz, que

incluso le ha sido negada la dicha pasajera; un Borges que recin modifica en algo esa idea pesimista y depresiva al final de su vida, al confesar que(...) cuando era joven, yo trataba de ser desdichado (...) quera ser el prncipe Hamlet, o Raskolnikov, o Byron, o Alian Poe, o Baudelaire, (...)y ahora no. Nadie llega a la felicidad, pero he llegado a veces a cierta serenidad y eso ya es mucho (...)Y quiz la serenidad sea una forma de felicidad.22

Muy poco despus, ya en Ginebra, en vsperas de su muerte, Borges peda a Jean Pierre Berns, el editor de sus obras completas en francs, que suprimiera "El remordimiento" (aqul soneto escrito diez aos antes donde afirma y repite "no he sido feliz"), porque tal cosa no era verdad; que l tambin haba conocido la felicidad. De una u otra manera, las pginas de Borges se hallan saturadas de alusiones, fbulas, conceptos y teoras acerca del destino. Paradjicamente, ha observado Guillermo Sucre, su idea dominante es que el hombre ignora siempre quin es y, por consiguiente, desconoce tambin cul es su destino. Una excepcin sera la del suicida, que premedita y ejecuta framente su autoeliminacin, lo que nos recuerda la frase de Leopoldo Lugones, para quien "dueo el hombre de su vida, lo es tambin de su muerte". Siguiendo el razonamiento borgesiano, as como para los griegos lo ms importante era conocerse a s mismos, el primer deber de un hombre sera descubrir quin es, porque al descubrirlo descubre tambin cul es su destino. Debemos recordar nuevamente la facilidad de Borges para jugar con las ms variadas doctrinas, creencias y supersticiones, tomndolas como material

____________________________ 22

Ferrari, Osvaldo: Borges en Dilogo. (Buenos Aires: Ed. Grijalbo, 1985)

de sus ficciones literarias, simulando a veces compartirlas o, todava ms all, asumindolas a veces como si fueran propias, lo que ha ocasionado y ocasiona no pocas confusiones y perplejidades acerca de sus convicciones personales. La idea de un destino prefijado, nico e invariable, como una flecha lanzada hacia un blanco preciso, encuentra una expresin rigurosa y desconsolada en los siguientes versos, que traducen el imaginario monlogo del Minotauro:Zeus no podra desatar las redes de piedra que me cercan. He olvidado los hombres que antes fui, sigo el odiado camino de montonas paredes que es mi destino (...)

"El laberinto" (E.S.)

imagen que se personaliza en otro poema, referido a un hombre ciego extraviado en ese laberinto:(...) Y siente que los actos que ejecuta Interminablemente en el crepsculo Obedecen a un juego que no entiende Y que dirige un dios indescifrable. (...)

"Un sbado" (N.H.)

Son varios los poemas donde se asoma un Borges fatalista, aunque se trata, lo repetimos, de un juego, un recurso literario. Veamos uno que logra expresar, a travs de una hermosa imagen, un destino de hierro:

Tras los firmes barrotes, la pantera Repetir el montono camino Que es (pero no lo sabe) su destino De negra joya, aciaga y prisionera (...) "La pantera" (R.P.)

Soy juguete del destino! exclama Romeo al desencadenarse el drama de Shakespeare. Siempre ldicamente, Borges con frecuencia imagina ser prisionero y vctima de algo desconocido (divinidad, azar, fuerzas csmicas). Juega tambin con la idea muy extendida de un destino interrumpido por la ciega fatalidad, como cuando ocurre una desgracia imprevista, casual. En el cuento "La busca de Averroes" menciona al poeta Zuhair, para quien el destino es torpe, inocente e inhumano, ya que a menudo atrepella de un golpe a los hombres como un camello ciego. El ms difundido concepto de Borges en tomo al destino se encuentra expresado en dos frases memorables, de una sola narracin: "Biografa de Tadeo Isidoro Cruz". En la primera, Borges postula:Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento; el momento en que el hombre sabe para siempre quin es.

En la otra, al explicar cmo el sargento Cruz resuelve defender al desertor Martn Fierro y asumir "su ntimo destino de lobo, no de perro gregario", Borges seala:Un destino no es mejor que otro, pero el hombre debe acatar el que lleva adentro

Llegamos as a lo que sera el destino para Borges. En vez de concebirlo como un solo camino con un final inevitable, el destino parece apenas una tendencia, una vocacin. Muchas veces, por ejemplo, Borges hubo de recordar que cuando era nio se resolvi, por un tcito acuerdo familiar, que su destino sera literario. A ese acuerdo habra de agregar (aparte de los astros favorables), la vocacin personal y la propia voluntad. Escuchemos al mismo Borges:Cada hombre tiene su destino, ms all de la tica, ese destino es su carcter;... ese destino es la tica secreta del hombre...: escribo, porque para mino hay otro destino.23

Se tratara pues de la personalidad del hombre, del papel que se impone o de la misin que quiere cumplir en el mundo. Pero ese destino, individualmente buscado, azarosamente encontrado y minuciosamente imaginado, nunca se cumplir del todo; puede quedar trunco, sufrir variaciones, ramificarse, dilatarse, etc ; de tal manera que el hombre nicamente podra conocer su autntico y definitivo destino en el ltimo acto de la representacin, en el eruginoso instante de la muerte, siempre y cuando tenga la necesaria lucidez, lo cual no deja de aadir horror a tal circunstancia. Es probable que ninguna pgina de Borges ilustre mejor su idea del destino que el "Poema Conjetural" (O.M.), el impresionante monlogo interior de Francisco de Laprida, antepasado de Borges, en el momento en que lo persiguen y asesinan los montoneros de Aldao en las afuera de Buenos Aires tras una batalla desesperada, durante la Guerra Civil de 1829. Borges imagina los pensamientos del procer argentino, inmolado en un episodio sangriento de la interminable lucha entre la civilizacin y la barbarie:__________________23

Rodrguez Monegal, Emir: Borges, por l mismo. (Caracas: Monte vila Eds., 1980)

(...) vencen los brbaros, los gauchos vencen. Yo que estudi las leyes y los cnones, Yo, Francisco Narciso de Laprida, cuya voz declar la independencia de estas crueles provincias, derrotado, de sangre y de sudor manchado el rostro, sin esperanza ni temor, perdido, huyo hacia el Sur por arrabales ltimos...

Antes del violento desenlace, antes de sentir "el primer golpe que me raja el pecho y el ntimo cuchillo en la garganta", el doctor Laprida detiene, en una proyeccin lenta, sus reflexiones existenciales al describir el escenario y sus propias sensaciones:(...) La noche lateral de los pantanos me acecha y me demora, oigo los cascos de mi caliente muerte que me busca con jinetes, con belfos y con lanzas (...)

Es entonces cuando "huyendo a pie y ensangrentado el llano", frase que Borges extrajo de la Divina Comedia (Purgatorio, V: "sfuggendo a piede e insanguinando il piano"), en el captulo donde narra su muerte Buonconte da Montefeltro, Laprida vislumbra la terrible irona de su destino:Yo que anhel ser otro, ser un hombre de sentencias, de libros, de dictmenes, a cielo abierto yacer entre cinagas, pero me endiosa el pecho, inexplicable, un jbilo secreto, al fin me encuentro con mi destino sudamericano...

Para la poca de Laprida, ese "destino sudamericano" es el triunfo de los "caudillos brbaros"; es el sometimiento, la persecucin o la muerte atroz de los opositores. Pero el mensaje principal del poema parecera ser que solamente a tiempo de morir un hombre llega a conocer su destino. La muerte confiere a la vida categora de destino, ha escrito Andr Malraux, en frase que sin dubitar pudo haber suscrito Borges. Un brillante anlisis del "Poema conjetural" y de sus connotaciones histricas, filosficas, onricas y hasta esotricas, se encuentra en el ensayo "Experiencia borgiana", de Juan Liscano.24 Tambin Guillermo Sucre se ha ocupado de este poema, acerca del cual comenta:Podra pensarse que Borges intuye una fatalidad en el destino. No sera errneo pensar igualmente que es un finalismo lo que concibe. Los hroes borgianos - Cruz, Laprida - no solo toman conciencia de su destino; esta toma de conciencia es lo que da sentido a sus vidas. De ah el arrebato liberador del primero, el"jbilo secreto" del segundo (...) As, el encuentro con su "destino sudamericano" le hace sentir su penuria, su desamparo, pero tambin su grandeza.

Como ya se dijo, el azar (concepto antagnico a destino) es otro tema que siempre inquiet a la musa potica de Borges, quien lo utiliza para crear alucinantes mundos literarios donde todo es posible. Es difcil saber si a un individuo las cosas le ocurren por destino, porque as tena que ser, o por casualidad, es decir, por el azar. Este factor imprevisible, el azar, puede intervenir en cualquier momento para cambiar, a veces radicalmente, la suerte de los seres humanos. Para Juan Carlos Mondragn:________________________ 24 Liscano, Juan: "Experiencia borgesiana", en Espiritualidad y literatura. (Caracas: Monte vila Eds., 1995)

(...) En la obra de Borges el azar lo contamina todo (...); el azar, en su caso, no es un artificio ms, ni un recurso agotable e simbolismo cultural; se le impone como una necesidad "sine qua non", columna vertebral de un sistema (...); le permite justificar toda su teora y deslizar las ms osadas propuestas de su imaginacin.25

Una frase paradjica que Borges utiliz con frecuencia y que resume su posicin sobre la inestable y cambiante fortuna de los individuos, es que una derrota puede ser el comienzo de una hermosa victoria o, al revs, que un aparente triunfo puede conducir a una espantosa derrota; o desde otro punto de vista, que hay derrotas que tienen ms dignidad que una victoria. Esa idea de un final imprevisto, de un vuelco del destino, expresada muchas veces con ligeras variaciones, es una verdadera clave para entender el escepticismo de Borges, su peculiar y elusiva concepcin de la vida.26 Es que para Borges, al igual que para Almafuerte, el triunfo y la derrota, el xito y el fracaso, dependen fundamentalmente del azar; por consiguiente, tambin los vencidos "merecen laureles y arcos triunfales" y el vencedor no tiene mayor mrito "que cualquier tahr afortunado". Borges gustaba evocar el poema "If' de Kipling, donde ste desea que su hijo pueda algn da(...) enfrentarse con el xito y el fracaso y tratar del mismo modo a ese par de impostores.______________________25

Mondragn, Juan Carlos: "Un naipe en la manga: el azar en Borges", incluido en Borges, el ltimo laberinto. ( Montevideo: Linardi y Risso, 1987). 26 "Pienso en Wellington, que despus de la jornada de Waterloo, sinti que la victoria no es menos terrible que una derrota" ("Irlanda", Atlas)

El predominio del azar en la vida de los hombres se halla explcito en innumerables lugares de la produccin borgesiana. He aqu algunas muestras tomadas de diferentes poemarios: Cuando corrige lo que considera un error del Evangelio cristiano:Bienaventurados los que no tienen hambre de justicia porque saben que nuestra suerte, adversa o piadosa, es obra del azar, que es inescrutable.

"Fragmentos de un evangelio apcrifo" (O.T.) Cuando busca la causa de su horror a los espejos:(...)Hoy, al cabo de tanto y perplejos Aos de errar bajo la varia luna Me pregunto qu azar de la fortuna Hizo que yo temiera a los espejos (...)

"Los espejos" (E.H.) Cuando celebra las picas hazaas de Carlos XII de Suecia:Supiste que vencer y ser vencido Son caras de un azar indiferente, Que no hay mayor virtud que ser valiente (...) "A Carlos VII" (O.M..)

Cuando recuerda la fbula de Mazeppa, el legendario hroe de Ucrania, condenado a morir de sed en el desierto, que llega por azar a un

pueblo donde lo reciben con flores y canciones, porque all es el rey; fbula que es el reverso de aquella otra, universalmente conocida, en la que un hombre cree huir de la muerte y, en realidad, esta yendo a encontrarse con ella. Cuando conmemora a su maestro Cansinos Assens, quien resolvi asumir plenamente la identidad juda, porqueBebi como quien bebe un hondo vino Los Psalmos y el Cantar de la escritura Y sinti que era suya esa dulzura Y sinti que era suyo aquel destino. (Rafael Cansinos Assens. O.M.)

Cuando piensa, en fin, en los otros caminos que su existencia pudo haber seguido:Dnde estar mi vida, la que pudo Haber sido y no fue, la venturosa O la de triste horror? (...) Dnde el azar de no quedarme ciego Dnde el ancla y el mar, dnde el olvido De ser quien soy? (...) "Loperdido" (O.T.)

Para Schopenhauer el destino es el resultado de una combinacin entre la voluntad individual y el azar: "La vida reparte las cartas, pero nosotros jugamos". Para otros, el hombre no es libre, est movido por fuerzas ignotas

o dioses cuyos designios desconoce, como una pieza de ajedrez; desarrollando esta ltima hiptesis Borges escribe:

(...) Tambin el jugador es prisionero (La sentencia es de Ornar) de otro tablero, De negras noches y de blancos das. Dios mueve al jugador y ste la pieza. Qu Dios, detrs de Dios, la trama empieza De polvo y tiempo y sueo y agonas?

"Ajedrez. II." (E.H.)

Una vez llegados al final, nos encontramos al principio. El destino es un misterio que solamente podra sernos revelado al trmino de nuestra existencia;

La vejez (tal es el nombre que otros le dan) puede ser el tiempo de nuestra dicha (...) Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas (...) Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro, a mi lgebra y mi clave, a mi espejo. Pronto sabr quin soy.

"Elogio de la sombra" (E.S.)

IVPARASOS PERDIDOS E INFIERNOS NECESARIOSNo hay un instante que no pueda ser el crter del Infierno. No hay un instante que no pueda ser el agua del Paraso. "Doomsday" (LC.)

El universo borgesiano est poblado de sombras de ausentes y recuerdos nostlgicos. En casi toda su poesa es comn encontrar multitud de versos y poemas dedicados a evocar y rescatar imgenes del pasado:(...) Gira en el hueco la amarilla rueda De caballos y leones, y oigo el eco De esos tangos de Arlas y de Greco Que yo he visto bailar en la vereda, En un instante que hoy emerge aislado, Sin antes ni despus, contra el olvido Y que tiene el sabor de lo perdido, De lo perdido y lo recuperado (...)

"El tango" (O.M.)

Cualquier cosa, por pequea que sea, hasta el objeto ms nfimo, suscita en Borges un sentimiento de ausencia o de prdida, emocin que transmite (y transmuta) en versos que quieren revelar una confidencia:(...) Un libro y en sus pginas la ajada Violeta, monumento de una tarde Sin duda inolvidable y ya olvidada (...) "Las cosas" (E.S.)

En ese mundo de aoranzas, cobra relieve la inclinacin de Borges a rememorar instantes y circunstancias de su vida que marcaron su sensibilidad y su incesante memoria:(...) Lo acosarn interminablemente Los recuerdos sagrados y triviales Que son nuestro destino, esas mortales Memorias, vastas como un continente (...) "Elfin"(M.H.)

Mas de una vez encuentra Borges que la memoria puede ser una forma de felicidad:(...) Soy el que no conoce otro consuelo Que recordar el tiempo de la dicha Soy a veces la dicha inmerecida (...) "ThethingIam"(H.N.)

Pero, habitualmente, los recuerdos llegan acompaados del temor a revivir sufrimientos o episodios penosos:

(...) A veces me da miedo la memoria. En sus cncavas grutas y palacios (Dijo San Agustn) hay tantas cosas; El infierno y el cielo estn en ella. (...) "El grabado" (H.N.)

La idea de un paraso perdido, o sea la desaparicin de la dicha y con ella el predominio de la infelicidad, es inseparable de la lrica borgesiana. El pesar de haber cado en el infortunio y el dolor sera una condicin natural del hombre consciente de su soledad y desamparo:(...) Recuerdo los jazmines y el aljibe, cosas de la nostalgia (...) Recuerdo lo que he visto y lo que me contaron mis padres (...) S que los nicos parasos no vedados al hombre son los parasos perdidos (...) "Buenos Aires" (L.C.)

Ms que triste, la idea es sombra, ya que haber perdido el paraso, haber salido de l, para luego recordarlo, no deja de ser terrible. "El infierno es el recuerdo del paraso perdido", responde Mefistteles a la pregunta de Fausto. El dictamen que lleg a emitir Borges es igualmente desolador:(...) Slo es nuestro lo que perdimos (...) No hay otros parasos que los parasos perdidos. "Posesin del ayer" (L.C.)

Una de las pocas felicidades posibles sera el recuerdo de los momentos de dicha, aunque siempre acechar la imagen de lo perdido, como lo

supieron San Agustn y otros msticos de muy elevada talla intelectual como Swedenborg: Ms alto que los oros caminaba Aquel hombre lejano entre los hombres (...) Saba que la Glora y el Averno En tu alma estn y sus mitologas (...) "Emanuel Swedenborg" (O.U.)

Una prueba de lo anterior es la pesadilla, durante la cual el soador se encuentra virtualmente en el Infierno. Fiel a su aficin por las ironas y paradojas, el poeta agradece esa experiencia: (...) Loada sea la pesadilla que nos revela Que podemos crear el Infierno (...) "La dicha" (LC.)

Estas cuestiones desvelaron a Borges en forma permanente y lo hicieron concebir admirables poemas, como el que titula "Del Infierno y del Cielo" (O.M.), cuyo desarrollo culmina con una sorprendente imagen alegrica: (...) En el cristal de un sueo he vislumbrado el Cielo y el Infierno prometidos: Cuando el Juicio retumbe en las trompetas ltimas y el planeta milenario sea obliterado y bruscamente cesen oh Tiempo! tus efmeras pirmides, los colores y lneas del pasado definirn en la tiniebla un rostro

durmiente, inmvil, fiel, inalterable, (tal vez el de la amada, quiz el tuyo), y la contemplacin de ese inmediato rostro incesante, intacto, incorruptible, ser para los reprobos Infierno; para los elegidos, Paraso. En mltiples pginas de su obra potica Borges rememora los parasos que le fueron dados y que, especialmente por causa de la ceguera, lleg despus a perder: Lo han despojado del diverso mundo, De los rostros que son lo que eran antes, De las cercanas calles, hoy distantes Y del cncavo azul, ayer profundo. De los libros le queda lo que deja, La memoria, esa forma de olvido Que retiene el formato, no el sentido, Y que los meros ttulos refleja. (...) "El ciego" (R.P.) Sin duda, la ausencia que mayormente deploraba Borges era la de los libros, entre los que recordaba en particular las enciclopedias:

"En Atenas me fue dado este sueo. Frente a m, en un largo anaquel, haba una fila de volmenes. Eran los de la Enciclopedia Britnica, uno de mis parasos perdidos". (...) "Atenas" (A)

(...) El viejo amor de las enciclopedias y de los finos mapas caligrficos (...) "Aquel" (LC.)

La amistad fue otra pasin de Borges, otra forma de felicidad. Varios poemas suyos rinden homenaje a sus amigos, mujeres y hombres, que influyeron decisivamente en su obra y su destino. Destacamos el bello soneto dedicado al autor de "Don Segundo Sombra", con quien, adems, colabor en la publicacin de la revista "Proa" (1924 -1925).Nadie podr olvidar su cortesa, Era la no buscada, la primera Forma de su bondad, la verdadera Cifra de un alma, clara como el da. (...) "Ricardo Guiraldes" (E.S.)

Con el insigne escritor mexicano Alfonso Reyes, Borges mantuvo una prolongada y nutrida correspondencia. En el poema escrito en su memoria, Borges elogia sin reservas la vida y la obra literaria de Reyes:(...) En los trabajos lo asisti la humana Esperanza y fue lumbre de su vida Dar con el verso que no se olvida y renovar la prosa castellana. (...) Vastos y delicados esplendores Logr tu estilo, esa precisa rosa,

Y a las guerras de Dios tom gozosa La sangre militar de tus mayores (...) "In memoriam A.R " (E.H.)

El gran escritor judeo-espaol Rafael Cansinos Assens, precursor y promotor del "Ultrasmo", a quien Borges, muy joven, conoci en Madrid, le mereci siempre una incondicional admiracin. En "Inquisiciones", el primer libro de ensayos que Borges escribi a los 24 aos, ste promete a quienes examinen los libros de Cansinos "la ms intensa y asombrosa de las emociones estticas". El soneto que aos ms tarde escribi en su homenaje tiene un solemne aire de uncin religiosa:(...) Acompeme siempre su memoria; Las otras cosas las dir la gloria.

"Rafael Cansinos Assens" (O.M.)

A su amigo Manuel Peyrou lo elogia con emotivos versos:Suyo fue el ejercicio generoso De la amistad genial, era el hermano A quien podemos en la hora adversa Confiarle todo, o sin decirle nada Dejarle adivinar lo que no quiere Confesar el orgullo (...)

"Manuel Peyrou" (H.N.)

Francisco Luis Bernrdez, tambin compaero suyo en sus primeras experiencias literarias, le inspira la siguiente evocacin:

(...) Hermano en los metales de Quevedo y en el amor del numeroso hexmetro, descubridor (todos entonces lo ramos) de ese antiguo instrumento, la metfora, (...) Francisco Luis, del estudioso libro, ojal compartieras esta vana, tarde conmigo, inexplicablemente, y me ayudaras a limar el verso.

"Epilogo" (L.C.) Un lugar especial en el santuario del "culto a los mayores" lo destina Borges a su abuela, Francs Anne Haslam (1842-1935), esposa del coronel Francisco. Borges Lafinur (1833 -1874), mencionada en diferentes poemas:(...) Gracias quiero dar al divino Laberinto de los efectos y las causas (...) Por Francs Haslam que pidi perdn a sus hijos Por morir tan despacio (...) "Otro poema de los dones" (O.M.) Qu habr soado el tiempo hasta ahora? (...) Ha soado a mi abuela Francs Haslam en la guarnicin de Junn, a un trecho de las lanzas del desierto, leyendo su Biblia y su Dickens (...) "Alguien suea" (L.C.)

Sitial privilegiado es el de Macedonio Fernndez, de quien Borges dijo que era el hombre de mayor genio que haba conocido y al que convirti en figura central de su mitologa privada, adems de leyenda bonaerense. Lo conmemor en mltiples ocasiones, como arquetipo "de las mejores posibilidades del ser argentino", conversador incomparable y filsofo innato. En el discurso fnebre que pronunci ante sus restos mortales, Borges afirm: "Una de las felicidades de mi vida es haber sido amigo de Macedonio, es haberlo visto vivir". Lo recuerda tambin en el poema que le inspiraUna esquina cualquiera de Buenos Aires (...) abarrotada por mis fantasmas (...) Puede ser la de ese jardn que fue tu paraso Puede ser la de una confitera del Once, donde Macedonio Fernndez, tan temeroso de la muerte, nos explicaba que morir es lo ms trivial que puede sucedemos. "Esquinas" (A).

Marcos Ricardo Barnatn (en Borges total) sugiere que Rafael Cansinos Assens y Macedonio Fernandez no fueron acaso ms que dos veneraciones borgesianas, que el tiempo y los exegetas han convertido en leyenda. No es posible cerrar este captulo sin tocar el tema de la ntima relacin de Borges con Buenos Aires; es decir, su identificacin con el Buenos Aires de su primera juventud. Las viejas casas, los barrios que entonces recorri, las calles melanclicas, los patios, las plazas, las esquinas y hasta los cementerios, aparecen intermitentes a lo largo de toda su obra potica. Esa pasin ya se halla explcita en su primer poemario Fervor de Buenos Aires, cuyo ttulo no deja dudas acerca de su contenido. All encontramos por ejemplo esta evocacin de un patio antiguo:

(...) haber sentido el crculo del agua en el secreto aljibe, el olor del jazmn y madreselva, el silencio del pjaro dormido, el arco de zagun, la humedad, esas cosas acaso son el poema. "ElSur"(F.B.A.)

En esa poca Borges descubre, con emocin y asombro, la vida de los arrabales porteos, el paisaje del suburbio colindante con la pampa, los viejos barrios y calles de la ciudad:(...) Las calles de Buenos Aires ya son mi entraa. No las vidas calles, incmodas de turba y ajetreo sino las calles desgarradas del barrio, casi invisibles de habituales (...) "Las calles" (F.B.A.)

Es tan intenso ese fervor porteo que Borges no aceptaba otro escenario posible para su vida:(...) Esta ciudad que yo cre mi pasado es mi porvenir, mi presente; los aos que he vivido en Europa son ilusorios, yo estaba siempre (y estar) en Buenos Aires. "Arrabal" (F.B.A.)

La seduccin (obsesin?) de Buenos Aires en cierta medida se encuentra asociada al recuerdo de frustraciones afectivas que casi nunca llegan a revelarse:

Qu ser Buenos Aires? (...) Es el da que dejamos a una mujer y el da en que una mujer nos dej (...) "Buenos Aires" (E.S.) (...) Y no haber visto nada o casi nada Sino el rostro de una muchacha de Buenos Aires, Un rostro que no quiere que lo recuerde (...) "Elega" (O.M.)

Con el paso de los aos y desengaos la ciudad se vuelve al mismo tiempo (en otra paradoja borgesiana) infierno y cielo para el poeta, clebre contradiccin proclamada en las siguientes lneas:

(...) No nos une el amor sino el espanto; Ser por eso que la quiero tanto. "Buenos Aires" (O.M.)

Borges asocia recuerdos tristes con algunos lugares concretos de la ciudad: (v. Captulo II: La esttica de la desdicha)

(...) todo esto estoy cantando y asimismo la insufrible memoria de lugares de Buenos Aires

en los que no he sido feliz y en los que no podr ser feliz. (...) "East Lansing" (O.T.) En el libro de Carlos Alberto Zito El Buenos Aires de Borges, se examina con elocuentes textos e ilustraciones antiguas las facetas de la ciudad que impresionaron vivamente a Borges. Por su parte, el escritor mexicano Carlos Fuentes27 ha expresado: "Quien conoce Buenos Aires, sabe que el ms fantstico vuelo de Borges ha nacido de un patio, de un zagun o de una esquina de la capital portea". En el poema "El amenazado" (O.T.), que probablemente constituye uno de los momentos culminantes de su poesa, Borges escribi: "Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar". Otra esquina temida (que bien puede ser la misma) se halla mencionada en el segundo soneto del poema "1964" (O.M.): (...) Slo me queda el goce de estar triste, Esa vana, costumbre que me inclina Al Sur, a cierta puerta, cierta esquina. Ms concreta es una puerta bien sealizada, inspiradora de un poema cuyo primer ttulo llevaba las enigmticas iniciales de "J.M." que con el tiempo se transformaron en "H.O.", en las pginas de "El oro de los tigres":

En cierta calle hay cierta firme puerta Con su timbre y su nmero preciso Y un sabor a perdido paraso, ___________________27

Fuentes Carlos: La nueva novela hispanoamericana. (Mxico: Ed. J. Mortiz, 1969)

Que en los atardeceres no est abierta A mi paso. Cumplida la jomada, Una esperada voz me esperara En la disgregacin de cada da Y en la paz de la noche enamorada (...)

Resulta claro que Borges, al utilizar unas iniciales y luego cambiarlas, trataba de hacer invisible a la mujer que aluden tan admirables versos. Como evidencia de esa voluntad por resguardar su vida privada, cabe sealar que "El amenazado", por expresa instruccin suya, durante varios aos, no figur en las ediciones de su obra potica.

V EL AMENAZADOAhora es invulnerable como los dioses, Nada en la tierra puede herirlo, ni el desamor de una mujer (...)

"Mayo 20, 1928" (E.S)

En la poesa de Borges el tema del amor casi siempre viene acompaado por sentimientos de pesadumbre o de temor. Son en verdad contados los poemas suyos donde el encuentro amoroso del hombre y la mujer aparece evocado con versos o imgenes felices. Entre estos ltimos podemos mencionar:

Esta maana Hay en el aire la increble fragancia De las rosas del Paraso (...) Whitman canta en Manhattan Hornero nace en siete ciudades (...) Todo el pasado vuelve como una ola Y esas antiguas cosas recurren Porque una mujer te ha besado.

"Himno" (C)

(...) La conquista de reinos por la espada (...) El rostro del suicida en el espejo. El naipe del tahr. El oro vido (...) Cada remordimiento y cada lgrima. Se precisaron todas esas cosas Para que nuestras manos se encontraran. "Las causas" (H.N.) Una pgina titulada "Esquinas"(Atlas) incluye una esquina de Buenos Aires donde se halla "ese jardn que fue tu paraso", refirindose elpticamente a una mujer. No faltan estrofas de romntico y elevado lirismo, como sta: (...) Si una mujer comparte mi amor mi verso rozar la dcima esfera de los cielos concntricos. Si una mujer desdea mi amor har de mi tristeza una msica, un alto ro que siga resonando en el tiempo (...) "Browning resuelve ser poeta" (R.R) La reminiscencia de un viejo amor generalmente asume en Borges expresiones de honda melancola, como en estos versos que delicadamente rememoran una ausencia: (...) Un hombre trabajado por el tiempo (...) Un hombre que ha aprendido a agradecer Las modestas limosnas de los das: El sueo, la rutina, el sabor del agua (...)

La memoria de una mujer que lo ha abandonado Hace ya tantos aos Que hoy puede recordarla sin amargura (...) "Alguien" (O.M.) (...) Que no dara yo por la memoria De que me hubieras dicho que me queras Y de no haber dormido hasta la aurora Desgarrado y feliz. "Elega del recuerdo imposible" (O.M) (...) Oh ponientes, oh tigres, oh fulgores Del mito y de la pica. Oh un oro ms precioso, tus cabellos, Que ansian estas manos. "El oro de los tigres" (O.T.) Con relacin a este rasgo de la poesa borgesiana, nos parece pertinente la opinin de Blas Matamoro,28 para quien "la nostalgia de Borges por la vida no vivida (una casa, una mujer, unos nios, la vuelta cotidiana al hogar, la comida familiar) traduce la nostalgia universal por todas las vidas no vividas, por el ansia humana de totalidad (...). Hasta la ertica misma de Borges, la devocin por la amada lejana o ____________________________ 28 Matamoro, Blas:"El kiosco argentino", en Rev. Cuadernos Hispanoamericanos. No. 480. (Madrid, junio de 1990)

muerta, es una variante del amor corts y romntico, cuya condicin de existencia es el ser amado como ausente, aunque su cuerpo est al alcance de la mano (...)"

Esa nostalgia, ese "recuerdo imposible", queda expuesta claramente en las lneas que siguen:

Dnde estar mi vida, la que pudo haber sido y no fue ?(...) Dnde el olvido de ser quien soy? Dnde estar la pura Noche que al rudo labrador confa El iletrado y laborioso da, Segn lo quiere la literatura? Pienso tambin en esa compaera Que me esperaba y tal vez me espera. "Loperdido" (O.T.)

En toda la obra potica de Borges asoma un sentimiento de prdida, una reiterada meditacin sobre la ausencia, con registros y tonos que van desde la aoranza hasta la penosa declaracin de infelicidad, cuando Borges condesciende a revelar heridas y cicatrices. Una de ellas es "1964" (O.M.) que posiblemente indica el ao de una de sus "recadas sentimentales", al decir de un autor.29 Se trata de un poema compuesto por dos sonetos: en el primero, el otro Borges, su "alter ego", le anuncia en tono confidencial (no sin alguna crueldad): ______________________29

Salas, Horacio: Borges, una biografa. (Buenos Aires: Editorial Planeta, 1994)

Ya no es mgico el mundo, te han dejado; Ya no compartirs la clara luna Ni los lentos jardines, ya no hay una Luna que no sea espejo del pasado. Cristal de soledad, sol de agonas. Adis las mutuas manos y las sienes Que acercaba el amor, hoy slo tienes La fiel memoria y los desiertos das (...) En el segundo soneto, el poeta (se) responde admitiendo la derrota, en trminos de estoica dignidad: Ya no ser feliz, Tal vez no importa. Hay tantas otras cosas en el mundo; Un instante cualquiera es ms profundo Y diverso que el mar. La vida es corta Y aunque las horas sean tan largas, una Oscura maravilla nos acecha, La muerte, ese otro mar, esa otra fecha Que nos libra del sol y de la luna Y del amor (...) A propsito de estos poemas y haciendo una comparacin entre Borges y Dante, el escritor Jorge Vehils comprueba que Aunque pocos, los ms conmovedores versos de Borges delatan una prdida amorosa; quiz el mejor ejemplo es el soneto "Al que est solo", luego rebautizado en compaa de otro no menos bello, con un nombre cuya clave slo posee el autor, sus bigrafos y, desde luego, su destinatario: "1964". Tambin importa mucho, en este orden de cosas, el verso con el que, ya

septuagenario, cierra su poema "El amenazado": "Me duele una mujer en todo el cuerpo" (...). Parece cierto que tanto para Dante como para Borges el amor no fue un juego (...)30 Es evidente que la serie de penas de amor comenz desde muy temprano.31 En una composicin de "Fervor de Buenos Aires" (1923), podemos leer este desolado testimonio: (...) Desde que te alejaste, cuntos lugares se han tornado vanos y sin sentido (...) En qu hondonada esconder mi alma para que no vea tu ausencia, que como un sol terrible, sin ocaso, brilla definitiva y despiadada? Tu ausencia me rodea, como la cuerda a la garganta, el mar al que se hunde. "Ausencia" (F.B.A.) Harold Bloom ha dicho que Borges siempre fue el poeta de la prdida.32 Las estrofas que siguen, indagan sobre el origen de sus dramas afectivos:_________________________________________________ 30

Vehils, Jorge: "Borges y Dante", en Rev. Cuadernos Hispanoamericanos. No. 409.

(Madrid, julio de 1984).31

Como afirma su bigrafo, Horacio Salas, desde sus poemas juveniles Borges sigue una

lnea "donde el amor se confunde con la desdicha".32

Bloom, Harold: "Una brjula para leer a Borges", Diario Clarn. Seccin Artes y Letras.

(Buenos Aires, 22/08/99)

Aqu est la moneda de hierro. Interroguemos Las dos contrarias caras que sern la respuesta De la terca demanda que nadie no se ha hecho: Por qu precisa un hombre que una mujer lo quiera? (...) En la sombra del otro buscamos nuestra sombra; En el cristal del otro, nuestro cristal recproco. "La moneda de hierro" (M.H.)

Como se dijo, el sentimiento de angustia por una ausencia se expresa ya en su primer libro de poemas, donde ms que manifestaciones de dicha el amor despierta los temores de un espritu hipersensible:En ti est la delicia, como est la crueldad en las espadas (...) En nuestro amor hay una pena Que se parece al alma (...)

"Sbados" (F.B.A.)

Cuando tena 24 aos, en vsperas de un viaje a Europa con su familia, Borges escribe:Entre mi amor y yo habrn de levantarse Trescientas noches como trescientas paredes (...) Definitiva como un mrmol Entristecer tu ausencia otras tardes (...) "Despedida" (F.B.A)

No sera excesivo afirmar que los fracasos juveniles hicieron germinar en Borges, para el resto de su existencia, una actitud negativa o escptica, en todo caso de prevencin, hacia el amor, que al final de su vida habra de llevarlo a escribir: "Es el amor. Tendr que ocultarme o que huir". Veamos algunos ejemplos de esta hiptesis. (...) Le fue dada la trgica belleza Le fue dado el amor, cosa terrible (...) "Los dones" (A) (...) Heine me dio sus altos ruiseores; Goethe, la suerte de un amor tardo, a la vez indulgente y mercenario, (...) "Al idioma alemn" (O.T.) (...) Desde ese ayer cuntas cosas a los dos nos han pasado: las partidas y el pesar de amar y no ser amado (...) "Alguien le dice al tango" (S.C.) (...) Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor. "Fragmentos de un evangelio apcrifo" (E.S.) Alguna vez Borges afirm que el mayor sufrimiento para l era amar y no ser correspondido. Era una conviccin personal y de alguna manera una

confesin autobiogrfica que probablemente pueda explicar por qu a Buenos Aires la hubiese llegado a llamar "un plano de mis humillaciones y fracasos". Pero, aunque Borges se enamor muchas veces, sus bigrafos y exegetas han llegado a establecer que hubo una mujer (cuya identidad no se conoce con certeza) que se volvera una obsesin para l. Es muy probable que a ella se refiera la clebre declaracin de la seccin "Museo", en el poemario El Hacedor: Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca Aquel en cuyo abrazo desfalleca Matilde Urbach. "Le regret d'Heraclite" (E.H.) De ah que Borges comprenda y parezca compartir la congoja de aquel poeta amigo suyo, que arrastraba una suerte semejante a la suya: Un hombre gris. La equvoca fortuna hizo que una mujer no lo quisiera; esa historia es la historia de cualquiera, pero de cuantas hay bajo la luna es la que duele ms. Habr pensado en quitarse la vida (...) "Enrique Banchs" (L.C.) Esto recuerda algunos versos de un poema de Borges que siempre ha llamado la atencin, porque revela una pasin profunda, inextinguible y secreta: Es el amor. Tendr que ocultarme o que huir (...) Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo (...)

Es, ya lo s, el amor: la ansiedad y el alivio de or tu voz, La espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo (...) Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. El nombre de una mujer delata. Me duele una mujer en todo el cuerpo. "El amenazado" (O.T.) No es posible dejar de mencionar el impacto que ha tenido esta composicin sobre algunos lectores. Baste sealar que en la exposicin realizada en Buenos Aires, con motivo del centenario de Borges, el trabajo ms comentado fue un laberinto, en cuyo centro solamente se poda ver un libro abierto con el texto ntegro de "El amenazado". Analizando el enigma que plantean estos poemas, Horacio Salas considera que En toda su obra, Borges pretendi alejarse de lo estrictamente personal: el pudor lo dominaba y lo oblig a levantar una muralla. Detrs quedaba el hombre (...) que haba de ocultar sus desdichas sentimentales bajo distintos rostros, bajo diferentes nombres que solo fueron enmascaramientos. Por su parte, Mara Esther Vsquez,33 seguramente una de las personas que mejor lo conoci, ha explicado que Detrs de ese anciano, febril conocedor de literaturas y lenguas, dueo de una erudicin slo comparable a su _______________________33

Vsquez, Mara Esther: "Borges, esplendor y derrota". Tusquets Editores. Barcelona,

1996

memoria prodigiosa (...) se ocultaba un adolescente romntico, temeroso, encendido de pasin, que temblaba ante el contacto de la mano querida (...). Las sucesivas Ulrica, Beatriz Viterbo, Matilde Urbach, Teodelina Villar (...) conforman un solo rostro inaccesible. Es probable que sea la duea de ese rostro la "inspiradora y destinataria" de los estremecidos versos que siguen: (...) Y nada de eso importa. El resignado Ejercicio del verso no te salva, Ni las aguas del sueo, ni la estrella. Una sola mujer es tu cuidado, Igual a las dems, pero que es ella. "Al triste" (O.T.) (...) Debo fingir que hay otros. Es mentira. Slo t eres. T, mi desventura y mi ventura, inagotable y pura. "El enamorado" (H.N.) Lneas como stas han dado lugar a la teora de un Borges atormentado por el recuerdo, como bien ha observado Horacio Salas en su biografa de Borges: A travs de sus libros de poemas, el fantasma de ese amor desgraciado emerge de una manera constante, obstinada; dara la impresin de que incluso contra su voluntad, como en "Talismanes", donde enumera los objetos que lo acompaan en su casa.

(...) Los cinco tomos de la obra de Schopenhauer. Los dos tomos de las "Odiseas" de Chapman. Una espada que guerre en el desierto (...) Unos daguerrotipos borrosos (...) La toga y el birrete de un doctorado. "Las empresas" de Saavedra Fajardo, en olorosa pasta espaola. Lneas de Virgilio y de Frost. La voz de Macedonio Fernandez. El amor o el dilogo de unos pocos. Ciertamente son talismanes, pero de nada sirven contra la sombra que no puedo nombrar, contra la sombra que no debo nombrar. "Talismanes" (R.P.) La misma afirmacin puede hacerse de la composicin que sigue, cuyo conmovedor final parece completamente involuntario: (...) S de ros de arena y peces de oro Que rige el Preste Juan en las regiones Ulteriores al Ganges y ala Aurora (...) S de aquel genio de humo encarcelado En la vasija de amarillo cobre Y de lo prometido en la tiniebla, Oh mente que atesoras lo increble! (...) El fino olor del t, el olor del sndalo. Las mezquitas de Crdoba y del Aksa Y el tigre delicado como el nardo.

Tal es mi Oriente. Es el jardn que tengo Para que tu memoria no me ahogue. "El Oriente" (R.P)

Es razonable pensar que Borges no pudo menos que reflexionar sobre su propio infortunio cuando escribi este comentario del dantesco episodio de Paolo y Francesca:(...) Con infinita piedad, Dante nos refiere el destino de los dos amantes y sentimos que l envidia ese destino. Paolo y Francesca estn en el Infierno; (...) esos dos reprobos estn juntos, no pueden hablarse, giran en el negro remolino, sin ninguna esperanza (...) pero estn juntos en la eternidad, comparten el Infierno y eso para Dante tiene que haber sido una suerte de Paraso (...) "La Divina Comedia" en "Siete noches".

En 1933 Borges dedic en ingls su libro Historia universal de la infamia a una misteriosa mujer "inglesa, innumerable, angelical", oculta bajo las iniciales "S.D." Le ofreca su "corazn central, que no utiliza palabras ni trafica con sueos; que permanece intocado por el tiempo, las alegras, las adversidades". En la misma poca escribi "Two english poems", dedicados a una mujer cuyo nombre (Beatriz Bibiloni de Bullrich), como se ha comprobado, era ficticio; el segundo poema termina ofreciendo "mi soledad, el hambre de mi corazn; estoy tratando de sobornarte con la incertidumbre, el peligro, la derrota". "Me he preguntado ms de una vez -ha dicho Alicia Jurado- si fueron aceptados esa ddiva dolorosa y ese amargo cohecho".34________________________34

Bamatn, Marcos Ricardo: Introduccin a Nueve ensayos dantescos. (Madrid: Espasa-

Calpe Coleccin Austral, 1998)

En el prlogo a la reedicin del mismo libro, en 1954, Borges recuerda que cuando lo escribi, 20 aos atrs, era un joven "asaz desdichado" y en "Historia de la eternidad" confidencialmente manifiesta que la eternidad "es un artificio esplndido que nos libra, siquiera de manera fugaz, de la intolerable opresin de lo sucesivo". Para Marcos Ricardo Barnatn esa era su "manera pudorosa de dar las pistas sobre unos aos dolorosos, en los que la infelicidad lo golpeaba con dureza. Una infelicidad que tena oscuros orgenes, pero que cuajaba en poemas casi secretos".35 Es posible que Borges siempre tuviese una lcida conciencia de su ntima desgracia y de que la misma iba a ser el terrible talismn que lo llevara a escribir como a su amigo Banchs versos inolvidables:36(...) Amor y vsperas de amor y recuerdos intolerables, El sueo como un tesoro enterrado, el dadivoso azar Y la memoria.... (...) Todo eso te fue dado y tambin El antiguo alimento de los hroes: La falsa, la derrota, la humillacin (...) "Mateo XXV-30 "(OM.)

_________________________________35 36

Barnatn, Marcos Ricardo: "Borges, biografa total". (Madrid: Temas de Hoy, 1998). Recientemente (2004), el profesor de Oxford Edwin Williamson (en Borges, a Ufe) ha demostrado que la dama en cuestin, la obsesin de Borges, fue la escritora Norah Lange, descubrimiento sorpresivo por tratarse de un nombre completamente inesperado, an para quienes conocen mejor la vida del poeta argentino.

VIHA SOADO UN CLARO LABERINTOSoy el nico hombre en la tierra y acaso no haya tierra ni hombre. Acaso un dios me engaa. Acaso un dios me condena al tiempo, esa eterna ilusin. (...) "Descartes" (C)

El sueo es otro tema y artificio literario con el que Borges logra crear una atmsfera de irrealidad propicia en alto grado a la poesa. No sera aventurado afirmar que los sueos sean la base que sostiene buena parte de la potica borgesiana. Borges utiliza este recurso tanto para referirse al hecho cotidiano de dormir y soar, como para sostener la creencia de que tambin la vigilia es un sueo, o todava ms, la sospecha de que si el mundo es un sueo, el hombre que suea puede tambin estar siendo soado. Shakespeare es uno de los precursores de esta nocin onrica de la existencia humana que preside buena parte de las ficciones literarias de Borges: estamos hechos de la misma materia que nuestros sueos. Borges aparenta creer e incluso postular tales doctrinas con fines poticos. Ya veremos al final cmo Borges derrumba

toda esa arquitectura en un solo prrafo, para restablecer resignadamente el imperio de la realidad, o de lo que consideramos realidad. Observemos en primer lugar el significado de "olvido" y "reflejo" que asigna Borges a los sueos, cuando stos acuden a la mente del soador:La noche quiere que esta noche olvides Tu nombre, tus mayores y tu sangre, Cada palabra humana y cada lgrima, (...) Los imperios, los Csares y Shakespeare Y lo que es ms difcil, lo que amas (...) "El sueo" (L.C.) (...) Dios ha creado las noches que se arman De sueos y las formas del espejo, Para que el hombre sienta que es reflejo Y vanidad, por eso nos alarman.

"Los espejos" (E.H.)

Tambin la pesadilla se presenta con frecuencia en la obra borgesiana:(...) En el fondo de un sueo estn los sueos, Cada noche quiero perderme en las aguas obscuras

(...) Puede ser un jardn. Siempre es la pesadilla.

"Efialtes" (R.P.)

(...) Loada sea la pesadilla que nos revela que podemos crear el Infierno (...) "La dicha" (C)

En uno de sus mas enigmticos poemas (Endimin en Latmos), Borges concibe al sueo como una manera grata de evadir al "intolerable" universo o la deficiente condicin humana:(...) Me placa dormir para soar y para el otro Sueo lustral que elude la memoria Y que nos libra del gravamen De ser aquel que somos en la tierra (...)

Al cabo de muchos aos el protagonista ya no puede saber si la increble experiencia que le fuera deparada en la montaa (haber sido amado por la luna) haba ocurrido realmente o slo era un sueo (lo que de paso descubre una relacin estrecha entre la memoria y el sueo):(...) Yo aspir la fragancia de la luna y su infinita voz dijo mi nombre. Oh las puras mejillas que se buscan! Oh ros del amor y de la sombra! Oh el beso humano y la tensin del arco! No s cuanto duraron mis venturas; Hay cosas que no miden los racimos Ni la flor ni la nieve delicada. La gente me rehuye, le da miedo El hombre que fue amado por la luna. Los aos han pasado. Una zozobra Da horror a mi vigilia. Me pregunto

Si aquel tumulto de oro en la montaa Fue verdadero o no fue ms que un sueo. Intil repetirme que el recuerdo De ayer o un sueo son la misma cosa (...) "Endimin en Latmos" (H.N.)

Sueos hechos para que sueen los dems son los libros, donde los autores encierran sueos que pueden contener otros sueos (de los personajes). Un caso ilustre es Don Quijote de la Mancha:(...) El hidalgo fue un sueo de Cervantes Y don Quijote un sueo del hidalgo. El doble sueo los confunde y algo Est pasando que pas mucho antes. Quijano duerme y suea. Una batalla, Los mares de Lepanto y la metralla. "Suea Alonso Quijano" (O.T.) (...) Ni siquiera soy polvo. Soy un sueo

Que entreteje en el sueo y la vigiliaMi hermano y mi padre, el capitn de Cervantes (...) "Ni siquiera soy polvo" (H.N.) (...) Desde su sueo, el hombre ve al gigante De un sueo que soado fue en Bretaa Y apresta su corazn para la hazaa Y le clava la espuela a Rocinante (...) "El testigo" (R.P.)

En esta materia vale la pena ensayar la semntica cuantitativa. En un solo poema, "Ariosto y los rabes", hemos encontrado repetida 16 veces la palabra sueo o conjugaciones de soar (el tema central de la composicin sostiene que la mejor literatura surge de los sueos): (...) As lo pens Ariosto, que al agrado Lento se dio, en el ocio de caminos De claros mrmoles y negros pinos De volver a soar lo ya soado (...) Ariosto y los rabes " (E.H.)

Aqu debemos recordar lo que Luis de Gngora escribi al respecto: El sueo, autor de representaciones, en su teatro sobre el viento armado, sombras suele vestir de bulto bello.

En los sueos somos actores, espectadores y autores de la representacin. Al respecto, Borges nos proporciona ejemplos tomados de los clsic&s: Shakespeare, Ornar Khayam, Dante Alighieri:(...) Claudio, rey de una tarde, rey soado No sinti que era un sueo hasta aqul da En que un actor mim su felona Con arte silencioso en un tablado (...) "Los espejos" (E.H.) (...) Tome a mi voz la mtrica del persa, A recordar que el tiempo es la diversa

Trama de sueos vidos que somos Y que el secreto soador dispersa (...) "Rubaiyat" (E.S.) (...) Son Paolo y Francesco (...) Un libro, un sueo, les revela Que son formas de un sueo que fue soado (...) Otro libro har que los hombres, Sueos tambin, los sueen. "Inferno V. 129 " (L.C.)

Al igual que las Mil y una Noches, Borges frecuent asiduamente La Divina Comedia, ambas obras pobladas de infinitos sueos y pesadillas.(...) Por aquel sueo del Islam Que abarc mil noches y una noche, Por aquel otro sueo del Infierno De la torre del fuego que purifica Y de las esferas gloriosas (...) "Otro poema de los dones" (O.M.)

Pero no solamente la noche est poblada de sueos. Tambin se suea en pleno da, cuando nadie sabe que se est soando:(...) Ser otro Que sin saberlo soy, el que ha mirado Ese otro sueo, mi vigilia (...) "El sueo" (R.P.)

En el mundo potico de Borges la vida es metfora del sueo y el sueo lo es de la muerte:(...) Sentir que la vigilia es otro sueo Que suea no soar y que la muerte Que teme nuestra carne, es esa muerte De cada noche, que se llama sueo (...) "Artepotica" (E.H.)

La vida es sueo de Caldern de la Barca, la ilustra Borges con una elegante fbula:Pienso en aquel Chuang-Tzu que so que era una mariposa y que no saba, al despertar, si era un hombre que haba soado ser una mariposa, o una mariposa que ahora soaba ser un hombre. "El bastn de laca" (L.C.)

Con el supuesto de que todo es sueo, Borges logra ficciones y metforas de un lirismo delicado:(...) Los nmenes que rigen este curioso mundo Me dejaron soarte pero no ser tu dueo (...) Yo tambin soy un sueo fugitivo (...) "La cierva blanca" (R.P.)

Tambin logra la incertidumbre absoluta, que a veces llega a extremos de nihilismo:

(...) He soado el da de ayer, Quiz no tuve ayer, quiz no he nacido, Acaso sueo haber soado. Siento un poco de fro, un poco de miedo (...) "Descartes" (L.C.)

Hermano de la memoria el sueo puede sin embargo, en su viaje ignoto, no dejar rastro de ella:Cuando los relojes de la medianoche prodiguen Un tiempo generoso, Ir ms lejos que los bogavantes de Ulises A la regin del sueo, inaccesible A la memoria humana (...) "El sueo" (R.P.)

Tambin la memoria del hombre guarda un tesoro formado por las imgenes y los recuerdos de lo acontecido y aprendido ayer, listos para despertar, no sorpresivamente como en el sueo, sino por la voluntad del que recuerda:(...) Pero todo esto ocurre en esa suerte De cuarta dimensin que es la memoria. En ella y solo en ella estn ahora Los patos y jardines. El pasado Los guarda en ese crculo vedado (...) "Adrogu" (E.H.) (...) Sede aquel genio de humo encarcelado En la vasija de amarillo cobre

Y de lo prometido en la tiniebla, Oh mente que atesoras lo increble! (...) "El Oriente" (R.P.)

Sueos y pesadillas, ensueos que son vigilias, cielos que parecen infiernos, memorias y olvidos; tales son los materiales con que Borges crea el universo fantstico que sirve de teln de fondo a su poesa; una poesa que impresiona y conmueve ms en la medida en que se recubre de irrealidad. Tal vez por eso, Harold Bloom, en El canon occidental, considera que la mejor definicin del poeta argentino es la que acu Ana Mara Barrenechea: "Borges es un escritor admirable, empeado en destruir la realidad y convertir al hombre en una sombra..." Tan formidable empresa consigue crear una literatura esplndida, llena de mitos y ficciones que el propio Borges disolver con la dramtica declaracin que anula esos mundos para dejarlos tan solo como fantasa:And yet, and yet... Negar la sucesin temporal, negar el yo, negar el universo astronmico, son desesperaciones aparentes y consuelos secretos. Nuestro destino (a diferencia del infierno de Swedenborg y del infierno de la mitologa tibetana) no es espantoso por irreal, es espantoso porque es irreversible y de hierro. El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un ro que me arrebata, pero yo soy el ro; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tig