LA PERRERA Al Principio
-
Upload
sergio-braulio-veliz-rodriguez -
Category
Documents
-
view
214 -
download
0
Transcript of LA PERRERA Al Principio
-
8/18/2019 LA PERRERA Al Principio
1/3
LA PERRERA
Al principio un niño sólo tiene ojos, unos ojos enormes para agarrar el mundo y se
aferra con ellos a las cosas como presintiendo el precipicio de la palabra y el magma de
falsedades que por la boca salen.
Remontando los meandros de la memoria topo sin querer con el universo apenas
recin creado de un niño de oc!o o nueve años en la España tardo franquista. "uc!asveces me !e preguntado cu#l es la mec#nica neuronal que rige el imperio de la memoria,
qu concatenación de causalidades son las que te pueden !acer abocar con otra persona
que no e$iste ya.
%eo a un niño peinado con primor para ir a la escuela. Lo recuerdo el &omingo en la
misa de las once intentando sorprender a los santos en alg'n leve movimiento.
Resucito a!ora a un viejo maestro de escuela que en su d(a fue espolón del rgimen y ya
en su veje) y con el #nimo atemperado, no busca sino inculcar a sus disc(pulos un orden
moral que se transfiera al resto de sus vidas.
El r(o &uero nace en los Picos de *rbión, provincia de +oria pasa por +oria, Aranda,
Roa, -oro y amora. +e interna en Portugal y desemboca por /porto en el Atl#ntico.
El primer d(a de clase, 0est#bamos en cuarto curso0 el maestro nos !i)o un e$amen y
al d(a siguiente nos colocó seg'n la prueba1
En medio, la &ivisión de 2onor. 3Pilares de una España emergente, dcima potencia
económica del mundo4.
A su diestra la Polilla, en fila de a dos. 3Reserva de trabajadores, torpes qui)#s por
designio de la naturale)a pero no vagos ni descarados4.
5 a la i)quierda, la Perrera. 6uatro o cinco bancas mal compuestas que en su
descoyuntura reflejaban el car#cter 3vacuo y obstinado4 de los que no quer(an
aprenderse la tabla del nueve ni dividir por m#s de una cifra, tercos !asta el l(mite de
confundir un verbo con un pronombre o simplemente idiotas por la gracia de &ios.
&on Antonio no ten(a mal cora)ón, no nos pegaba ni nos tiraba de las patillas y tansólo utili)aba el puntero para señalar las capitales de Europa. Pero se emperraba en
mac!acar a los cuatro o cinco de la Perrera como continua advertencia para los dem#s,
como un aviso de lo f#cil que era pasar, por un art(culo mal puesto, de la confortable
mediocridad de la polilla a la m#s sórdida de las categor(as escolares, en una ca(da sin
sonda al pa(s de la indolencia y la ineptitud infantil.
3+ois escoria, no merecis ni el pan que comis, cebollinos, botarates, bien !ar(an
vuestros padres en poneros a trabajar4.
Los m#s despabilados y laboriosos de entre nosotros eran los niños que ven(an de los
cortijos, siempre sol(citos con los maestros y un poquito !uraños con los dem#s puesto
que nunca nos dejaban los deberes, a'n sabiendo que est#bamos al borde de la Perrera.
A veces, durante d(as, alguno faltaba de forma reiterada. %e(amos su !ueco en la&ivisión de 2onor !asta que al punto se rellenaba por otro niño con dos curtidos
-
8/18/2019 LA PERRERA Al Principio
2/3
coloretes en las mejillas y luego sab(amos por boca de alg'n otro que el padre se lo
!ab(a llevado a trabajar al campo porque ya era un !ombre y le !ac(a muc!a falta.
El segundo d(a de clase yo me sent en la &ivisión de 2onor y mis amigotes del
barrio, el 8uanjo y el Pepe, que eran primos, en la Polilla. 9o pod(a evitar mofarme de
ellos y les !ac(a gestos con la mano para que se c!inc!aran.
05a te pillaremos en la calle 0me dec(an por señas.
Aunque me daba muc!a pena mirar !ac(a atr#s y ver a los niños de la Perrera con cara
de pasmo, como si !ubieran ca(do all( por a)ar. Pasamos el otoño y el cerco del invierno
intentando no recular muc!o. Pero no !ac(amos los deberes porque no era como el año
anterior, con &on 8os, que pasaba lista todos los d(as, y revisaba el trabajo de casa uno
por uno con la 3Enriqueta4 :su vara de almendro; siempre dispuesta para calentar a los
niños !olga)anes.
&on Antonio !ac(a cosas muy raras como ponernos ceros y llamar a nuestros padres,
as( que por primavera yo estaba en la Polilla y los otros dos en la Perrera. 5 es que no
nos daba la gana aprendernos las ranada para operarme. Luego, durante la recuperación obligu al
8uanjo, a e$pensas de su madre, a llevarme la cartera y la llenaba de cosas in'tiles pero
pesadas para que se jodiera. Adem#s alargu el periodo de convalecencia arguyendo que
me daban pinc!a)os en el lado derec!o.
05a no te llevo m#s la cartera.
0Pues se lo digo a tu madre.
Esa atracción centr(peta que ejercen algunos lugares y sitios sobre unos cuantos,
como si una legión de sirenas acunara nuestro nombre desde all(. "ientras, vas cayendo
en una sima concntrica que no puedes evitar ni a'n !aciendo acopio de voluntades. Esa
manera tan brutal de acotar el mundo y reducirlo a cuatro pupitres y un acuerdo t#cito
entre tres niños de acora)arse tras cuatro bancas, para resistir all( !asta el final de los
tiempos o, en su defecto, !asta el final del curso. / !acernos fuertes y desde all(contraatacar, armar los dientes de rabia y no dejar un puñetero divisionario vivo.
A los de la Polilla los perdonar(amos si juraban no aprenderse jam#s el 6redo ni pasar
de la tabla del cinco.
Pero mi padre me dijo que si sacaba buenas notas me comprar(a una bicicleta y esa
oposición cerril al conocimiento, esa camarader(a en torno a la Perrera se fue
resquebrajando por decisión propia. 2ac(a los deberes y no soltaba abejorros ni
saltamontes por la clase. Entonces, trac un plan para dar el golpe de gracia. "e
aprender(a el r(o &uero antes de que el maestro nos lo !iciera recitar. As( fue como sal(
de la Perrera y nunca m#s volv( a ella. All( quedaron mis dos amigos intrigando contra
m( e inventando torturas dif(ciles de aplicar. "i padre me compró unos patines con los
que no tard en partirme los piños.
-
8/18/2019 LA PERRERA Al Principio
3/3
-odav(a recuerdo al 8uanjo y al Pepe descaecidos en el fondo de la Perrera y al
maestro a)u)#ndolos contra el mundo.
0?uaa, buaa. buaa...