LA PERRERA Al Principio

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  • 8/18/2019 LA PERRERA Al Principio

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    LA PERRERA

      Al principio un niño sólo tiene ojos, unos ojos enormes para agarrar el mundo y se

    aferra con ellos a las cosas como presintiendo el precipicio de la palabra y el magma de

    falsedades que por la boca salen.

      Remontando los meandros de la memoria topo sin querer con el universo apenas

    recin creado de un niño de oc!o o nueve años en la España tardo franquista. "uc!asveces me !e preguntado cu#l es la mec#nica neuronal que rige el imperio de la memoria,

    qu concatenación de causalidades son las que te pueden !acer abocar con otra persona

    que no e$iste ya.

      %eo a un niño peinado con primor para ir a la escuela. Lo recuerdo el &omingo en la

    misa de las once intentando sorprender a los santos en alg'n leve movimiento.

    Resucito a!ora a un viejo maestro de escuela que en su d(a fue espolón del rgimen y ya

    en su veje) y con el #nimo atemperado, no busca sino inculcar a sus disc(pulos un orden

    moral que se transfiera al resto de sus vidas.

      El r(o &uero nace en los Picos de *rbión, provincia de +oria pasa por +oria, Aranda,

    Roa, -oro y amora. +e interna en Portugal y desemboca por /porto en el Atl#ntico.

      El primer d(a de clase, 0est#bamos en cuarto curso0 el maestro nos !i)o un e$amen y

    al d(a siguiente nos colocó seg'n la prueba1

      En medio, la &ivisión de 2onor. 3Pilares de una España emergente, dcima potencia

    económica del mundo4.

      A su diestra la Polilla, en fila de a dos. 3Reserva de trabajadores, torpes qui)#s por 

    designio de la naturale)a pero no vagos ni descarados4.

      5 a la i)quierda, la Perrera. 6uatro o cinco bancas mal compuestas que en su

    descoyuntura reflejaban el car#cter 3vacuo y obstinado4 de los que no quer(an

    aprenderse la tabla del nueve ni dividir por m#s de una cifra, tercos !asta el l(mite de

    confundir un verbo con un pronombre o simplemente idiotas por la gracia de &ios.

      &on Antonio no ten(a mal cora)ón, no nos pegaba ni nos tiraba de las patillas y tansólo utili)aba el puntero para señalar las capitales de Europa. Pero se emperraba en

    mac!acar a los cuatro o cinco de la Perrera como continua advertencia para los dem#s,

    como un aviso de lo f#cil que era pasar, por un art(culo mal puesto, de la confortable

    mediocridad de la polilla a la m#s sórdida de las categor(as escolares, en una ca(da sin

    sonda al pa(s de la indolencia y la ineptitud infantil.

      3+ois escoria, no merecis ni el pan que comis, cebollinos, botarates, bien !ar(an

    vuestros padres en poneros a trabajar4.

      Los m#s despabilados y laboriosos de entre nosotros eran los niños que ven(an de los

    cortijos, siempre sol(citos con los maestros y un poquito !uraños con los dem#s puesto

    que nunca nos dejaban los deberes, a'n sabiendo que est#bamos al borde de la Perrera.

    A veces, durante d(as, alguno faltaba de forma reiterada. %e(amos su !ueco en la&ivisión de 2onor !asta que al punto se rellenaba por otro niño con dos curtidos

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    coloretes en las mejillas y luego sab(amos por boca de alg'n otro que el padre se lo

    !ab(a llevado a trabajar al campo porque ya era un !ombre y le !ac(a muc!a falta.

      El segundo d(a de clase yo me sent en la &ivisión de 2onor y mis amigotes del

     barrio, el 8uanjo y el Pepe, que eran primos, en la Polilla. 9o pod(a evitar mofarme de

    ellos y les !ac(a gestos con la mano para que se c!inc!aran.

      05a te pillaremos en la calle 0me dec(an por señas.

      Aunque me daba muc!a pena mirar !ac(a atr#s y ver a los niños de la Perrera con cara

    de pasmo, como si !ubieran ca(do all( por a)ar. Pasamos el otoño y el cerco del invierno

    intentando no recular muc!o. Pero no !ac(amos los deberes porque no era como el año

    anterior, con &on 8os, que pasaba lista todos los d(as, y revisaba el trabajo de casa uno

     por uno con la 3Enriqueta4 :su vara de almendro; siempre dispuesta para calentar a los

    niños !olga)anes.

      &on Antonio !ac(a cosas muy raras como ponernos ceros y llamar a nuestros padres,

    as( que por primavera yo estaba en la Polilla y los otros dos en la Perrera. 5 es que no

    nos daba la gana aprendernos las ranada para operarme. Luego, durante la recuperación obligu al

    8uanjo, a e$pensas de su madre, a llevarme la cartera y la llenaba de cosas in'tiles pero

     pesadas para que se jodiera. Adem#s alargu el periodo de convalecencia arguyendo que

    me daban pinc!a)os en el lado derec!o.

      05a no te llevo m#s la cartera.

      0Pues se lo digo a tu madre.

      Esa atracción centr(peta que ejercen algunos lugares y sitios sobre unos cuantos,

    como si una legión de sirenas acunara nuestro nombre desde all(. "ientras, vas cayendo

    en una sima concntrica que no puedes evitar ni a'n !aciendo acopio de voluntades. Esa

    manera tan brutal de acotar el mundo y reducirlo a cuatro pupitres y un acuerdo t#cito

    entre tres niños de acora)arse tras cuatro bancas, para resistir all( !asta el final de los

    tiempos o, en su defecto, !asta el final del curso. / !acernos fuertes y desde all(contraatacar, armar los dientes de rabia y no dejar un puñetero divisionario vivo.

      A los de la Polilla los perdonar(amos si juraban no aprenderse jam#s el 6redo ni pasar 

    de la tabla del cinco.

      Pero mi padre me dijo que si sacaba buenas notas me comprar(a una bicicleta y esa

    oposición cerril al conocimiento, esa camarader(a en torno a la Perrera se fue

    resquebrajando por decisión propia. 2ac(a los deberes y no soltaba abejorros ni

    saltamontes por la clase. Entonces, trac un plan para dar el golpe de gracia. "e

    aprender(a el r(o &uero antes de que el maestro nos lo !iciera recitar. As( fue como sal(

    de la Perrera y nunca m#s volv( a ella. All( quedaron mis dos amigos intrigando contra

    m( e inventando torturas dif(ciles de aplicar. "i padre me compró unos patines con los

    que no tard en partirme los piños.

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      -odav(a recuerdo al 8uanjo y al Pepe descaecidos en el fondo de la Perrera y al

    maestro a)u)#ndolos contra el mundo.

      0?uaa, buaa. buaa...