La política sobre las drogas.docx

8/19/2019 La política sobre las drogas.docx

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La política sobre lasdrogas: argumentosa favor de su

legalización ennuestro País

Autora: Lucero Beliet SalinasVela


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Universidad Católica de Santaaría

!acultad de Ciencias "urídicas # Políticas

Programa Profesional de $erec%o

Sección: &C'

$octor: Berl# Cano


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V( S))S*+), A-. /012

$)$(CA*.+(A

Este trabajo en primer lugar se lo quiero dedicar a Dios, que durantetodo este tiempo me estuvo acompañando, iluminando y guiándome

para llegar a mi meta.A mis padres que con su amor incondicional me apoyaron en todomomento, en mis momentos de fortaleza y de debilidad, siempre

estuvieron para incentivarme a seguir adelante.

A mi profesor que con su dedicación, paciencia, esmero yprofesionalismo me dirigió durante todo este trayecto, con el objetivo de

enseñarme e instruirme para mi futuro.

uc!"simas #racias a todos por acompañarme en este camino.


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3ndice

(ntroducción4444444444444444444444444455555Pag56

CAP(*UL. (

Precisiónconceptual555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555P7g58

CAP(*UL. ((

An7lisis de la argumentación a favor de lalegalización55555555555555555555555555 P7g510

$. %upuesto fracaso de la actual pol"tica antinarcóticos..........................P7g510

&. 'educción del riesgo........................................................................... P7g519

(. )rotección del consumidor.................................................................. P7g516

*. Disminución del consumo................................................................... P7g518

+. ejor utilización de los recursos del Estado......................................P7g5 /1

. Decisión individual............................................................................. P7g5/9

-. a"da de los precios............................................................................ P7g5/

/. Descongestión de las cárceles y del sistema judicial.......................... P7g5/8

0. o!erencia con la pol"tica sobre el alco!ol y el tabaco...................... P7g591

$1. 2mplementación de una pol"tica propia y no 3impuesta4....................P7g592


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$$. Evitar la violación de Derec!os 5umanos..........................................P7g59

CAP(*UL. (((

La evidenciaempírica555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555 P7g5;0

$&. )a"ses 6ajos.........................................................................................P7g5;1

$(. %uecia..................................................................................................P7g5;2

$*. )ortugal...............................................................................................P7g5;6

$+. #ran 6retaña.......................................................................................P7g5;

$. %uiza....................................................................................................P7g5;

$-. Estados 7nidos de Am8rica................................................................P7g5;8

$/. anadá.................................................................................................P7g5;<

$0. Australia..............................................................................................P7g5;<

CAP3*UL. $) C()++)

=)ntonces es viable ono>55555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555555P7g521


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(?*+.$UCC(@?

9a complejidad y diversidad de escenarios que la luc!a antidrogas

enfrenta, determina en algunos casos que no se alcancen los resultadosesperados de manera uniforme, ni con la celeridad que se desea. Ellogenera un sentimiento de impotencia, que es más acentuado enaquellos que no están directamente involucrados en la tarea de combatirlas drogas, pero que como l"deres de opinión sienten la necesidad depronunciarse. Esta sensación de frustración !a motivado que en diversospa"ses aparezcan corrientes de opinión sosteniendo la necesidad decambiar la estrategia antinarcóticos vigente por una consistente enlegalizar el uso de las drogas psicoactivas, en la convicción de que esto

bene:ciará a los consumidores, reducirá los riesgos para la sociedad y elEstado, y eliminará las ma:as y los costos destinados a combatirlas.

Este planteamiento tuvo sus or"genes en la primera mitad de la d8cadade los oc!enta del siglo pasado,$ y se vio reforzado internacionalmente,cuando el (1 de marzo de $0/0 se reunieron en la ciudad de 'oma


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;2talia< el e= secretario de Estado norteamericano #eorge %c!ultz, losescritores #abriel #arc"a árquez, arlos >uentes, Antonio Esco!otado,ario ?argas 9losa, >ernando %avater y el economista ilton >riedman,quienes conformaron la 9iga 2nternacional Antipro!ibicionista.

Años más tarde, en el &11/, en Europa y en Am8rica 9atina, secelebraron reuniones entre personalidades independientes, destinadas aevaluar los resultados obtenidos en la luc!a contra las drogas,paralelamente a la reunión convocada por @aciones 7nidas en ?ienapara realizar la misma tarea. 9a omisión 9atinoamericana estuvopresidida por los e= presidentes >ernando 5enrique ardoso de 6rasil,8sar #aviria de olombia y Ernesto edillo de 8=ico, quienesterminaron concluyendo en la necesidad de un cambio de enfoque,

destinado a la legalización del consumo, frente al denominado fracasode la estrategia de guerra contra las drogas.

9a alternativa que plantean los denominados 3legalizadores4, no niega laimportancia de las acciones represivas, incluso con la participación delas fuerzas armadas en situaciones l"mite, sin embargo, señalan queestas acciones deben dirigirse tan solo a combatir el crimen

organizado.* En otras palabras, la reforma que proponen consiste ene=imir a los consumidores de drogas de ser sometidos a arrestos yprocesos judiciales por el consumo y por actos preparatorios como laadquisición, la simple posesión o el cultivo para consumo personal.2ncluso, este sector simpatiza con las propuestas de que el consumidorBtra:cante sea tratado en una categor"a separada del resto detra:cantes. )ara tal efecto, sostienen tambi8n la necesidad de revisarla clasi:cación de las drogas ane=as a las onvenciones de @aciones7nidas de $0$ y $0-$, proponiendo por ejemplo que el cannabis- seaconsiderado una droga menor.

El tema sin duda es complejo y está lleno de mitos y de apreciacionessubjetivas, de uno y otro lado. )or esta razón, tratar8 de tener especialcuidado en el análisis de los fundamentos que vienen sosteniendo los


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partidarios de la legalización, buscando establecer si se trata de unapropuesta co!erente y con base cient":ca y emp"rica su:ciente.

CAP(*UL. (

Precisión conceptual

Antes de iniciar el análisis de los argumentos esgrimidos por losdefensores de la legalización del consumo, !abr"a que establecer unaprecisión conceptual. Esta se encuentra referida al uso indistinto que enla práctica se da a los vocablos 3legalizar4 y 3despenalizar4. En efecto,los partidarios de esta tesis as" como sus detractores, muc!as vecesemplean ambos t8rminos como sinónimos, no obstante que la doctrinaestablece una clara diferencia entre ellos, contribuyendo de esta manera

a incrementar la confusión sobre esta temática.

As", la legalización es un concepto más amplio que implica abolir la leyesy las penalidades asociadas que pro!"ban la producción, venta,distribución y posesión de drogas psicoactivas. )or tanto, la legalizaciónde las drogas buscar"a en la práctica el mismo tratamiento que se da alalco!ol, el tabaco o la aspirina. En este sentido se plantea la eliminaciónde penas y procesos judiciales a los consumidores de drogas, la

e=istencia de programas de mantenimiento para la adicción ;queincluyen el intercambio de agujas o el tratamiento con metadona


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)or el contrario, la despenalización ser"a un concepto más reducido,destinado a quitar la penalidad a la posesión de droga para el consumo,manteniendo la pro!ibición de la venta, distribución, importación yniveles de posesión de droga en cantidades mayores a las permitidaspor la ley.

9a legalización por tanto, no sólo es un concepto más amplio que ladespenalización sino tambi8n da lugar a distintas posibilidades deimplementación, desde los reg"menes absolutamente permisivos, comoel que prevalece para el caso del alco!ol, !asta reg"menes másrestrictivos, donde la distribución gubernamental de la droga se dae=clusivamente a aquellos que demuestran su adicción antes de unafec!a determinada.

)ara efectos de este trabajo, nos referiremos, fundamentalmente, a lapropuesta de 3legalización4 en el sentido señalado en este numeral, porser además el planteamiento que vienen impulsando ciertos sectores ennuestro pa"s.


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CAP(*UL. ((

An7lisis de la argumentación a favor de la legalización

9os partidarios de la legalización sostienen su propuesta en un conjuntode argumentos que pasamos a analizar a continuaciónC

15 Supuesto fracaso de la actual política antinarcóticos

El punto de partida de los que sostienen la legalización es que la actualpol"tica para combatir el trá:co il"cito de drogas !a fracasado,basándose para ello, en el incremento del nmero de consumidores, elaumento de la producción y la mayor violencia ejercida por los cártelesde la droga en el mundo. %e plantean como ejemplos los casos deEstados 7nidos, olombia y 8=ico, aunque tambi8n la cr"tica see=tiende a Europa, señalándose que la 7nión Europea mantiene intactala demanda de drogas il"citas, estimulando con ello su producción ye=portación.

En relación a este primer argumento, creemos importante !acer dosprecisionesC

a5 9a primera de ellas, es que se parte de la premisa que lapol"tica imperante en el mundo es la denominada 3guerracontra las drogas4, denominación poco feliz que alude a la

pol"tica construida por el gobierno de 'ic!ard @i=on ycontinuada luego por 'onald 'eagan, que en un primermomento se traduc"a en una real y e=clusivamilitarización de la luc!a contra este fenómeno delictivo.%e trataba, sin duda, de una concepción errada queactualmente pocos Estados se atreven a sostener. 5oy end"a, la mayor"a de pa"ses como el nuestro, manejan una


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concepción diferente y moderada. En efecto, el )erentiende que el combate al narcotrá:co no es un asuntomilitar, y que debe ser enfrentado con una estrategiaintegral que incluye diversos tipos de acción, desde lapolicial represiva !asta la prevención primaria y la

educación, pasando por la erradicación de los cultivosil"citos, el control de los insumos qu"micos y losprogramas de desarrollo económico social.

b5 9a segunda precisión es que en el )er no se puedegeneralizar y a:rmar que la luc!a antidroga !a fracasado.)rimero, porque los niveles de consumo de drogascoca"nicas básicamente se !an mantenido en los ltimos$1 años. @o obstante el bajo costo de las drogas en el

)er, el consumo se mantiene en niveles moderados.%egundo, porque e=isten ejemplos de regiones como7cayali y más an %an art"n, bastiones !istóricos delnarcotrá:co, que !an logrado una reducción signi:cativaen la producción de cocaBnarcotrá:co, producto de laaplicación de una estrategia integral que incluye laboresde interdicción, erradicación y programas de desarrolloeconómico y social. A ello !ay que agregar las /1,111!ectáreas ganadas al narcotrá:co que !oy estándedicadas a cultivos l"citos, muc!os de los cuales se

e=portan con 8=ito al e=terior. Este 8=ito !a sido inclusoreconocido por un reciente informe de la omisiónEuropea. ercero, porque en las demás regiones donde elnarcotrá:co va en aumento ;5uánuco, Ayacuc!o, usco,)uno, entre otras


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en el )er !a fracasado, de esto no se derivanecesariamente que la salida sea la legalización. )arallegar a esta ltima a:rmación es necesaria una evidenciacient":ca y emp"rica su:cientemente sustentada. De locontrario, estar"amos avalando un planteamiento

motivado tan sólo por el cansancio e impotencia frente alos resultados de la actual pol"tica antidrogas, siendoempujados a una retirada fácil ante un esfuerzoinacabable. De otro lado, si el fracaso o la di:cultadfueran su:cientes para abandonar la luc!a contra unfenómeno determinado, deber"amos tambi8n legalizartodas las actividades criminales que siguen imperando enel mundo, como la trata de personas, el trá:co de armas,el terrorismo, por no señalar otros delitos comunes

menores, que se producen e incrementan a diario y sinduda, se seguirán produciendo. Asimismo, el !ec!o deque un mal tenga que ser combatido permanentementeno signi:ca que la estrategia de combate !aya fracasadonecesariamente. En el caso de la pobreza por ejemplo, ode otros males end8micos, se requiere de un esfuerzopermanente por parte de las autoridades estatales, sinque los obstáculos o limitaciones lleven a ladesesperación y a plantear medidas que no son unasolución.

d5 >inalmente, no es su:ciente plantear como estrategiaalternativa un conjunto de argumentos generales y menosan ideas a debatir. Es necesario que se trate de unaestrategia que por lo menos tenga con:nes claros y uncontenido cierto.


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/5 +educción del riesgo

El segundo argumento señalado por quienes sostienen la necesidad delegalizar el consumo de drogas psicoactivas, parte por a:rmar que lasdrogas siempre e=istirán, por lo cual debemos aprender a convivir conellas de la mejor manera posible, buscando un consumo responsable ylimitando los riesgos que dic!o consumo implica. En este sentido,

sostienen que la legalización de las drogas reducirá los niveles deviolencia provocados por las ma:as del narcotrá:co ;en tanto la compray venta de drogas será l"cita


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genera, aumenta el riesgo de accidentes en general,de tránsito o relacionados con el manejo.oncretamente, el (/F de las personas que sedeclaran fumadoras !abituales de mari!uanapresentan un mayor porcentaje de accidentes de

diversa "ndole, entre ellos accidentes de tránsito. %óloen los Estados 7nidos, los arrestos por cr"menescometidos bajo la inGuencia de la mari!uanatotalizaron los -+1,111 casos. En el mismo sentido, unestudio franc8s revela que el *1F de los jóvenesmuertos en accidentes de tránsito en ese pa"s !ab"anfumado cannabisH mientras que otro estudio !ec!o porel nida sobre conductores imprudentes que !ab"ansufrido algn accidente de trá:co, dieron positivo en la

prueba de cannabis en un ((F.

Es más, sobre el argumento espec":co de que unadroga legal, por su control de calidad, reduce losriesgos de violencia, !abr"a que recordar que unadroga legalizada como el alco!ol y, por tanto, concontroles de calidad, es la responsable de la mayor"ade los accidentes de tránsito en el mundo as" como deun grueso de la violencia familiar en el )er y el restode la comunidad internacional. Asimismo, debe

precisarse que en el caso espec":co de las drogascoca"nicas consumidas en el )er el control de calidadno reduce la cantidad de alcaloides ni los daños que suconsumo puede provoca.

En este caso, por tanto, la legalización no garantizauna disminución del riesgo.

b5 9a violencia económicoBcompulsivaC Aqu" la violenciase presenta como consecuencia de que el adicto

carece de recursos su:cientes para obtener más drogay, dominado por la apetencia, comete delitos ;robos,asaltos< para conseguir dinero y obtener más droga.

En este segundo nivel de violencia, tambi8n resultadif"cil sostener que el riesgo será atenuado silegalizamos el consumo de drogas. %ea legal o ilegal,


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el consumidor tendrá que pagar un monto ;en estecaso, el Estado< por la droga que compra y, por tanto,siempre será factible que el adicto se encuentre en la3necesidad4 de cometer un delito para consumir másdroga.

ontra lo dic!o en el párrafo anterior se señala que lalegalización reducirá los costos de la droga. %inembargo, como veremos más adelante, estaa:rmación no es cierta. )ero incluso, de serlo, laevidencia emp"rica demuestra que el precio de ladroga tiene poco que ver en la reducción de este nivelde violencia, pues como ya lo !emos dic!o, elconsumidor adicto siempre podrá encontrarse en la

necesidad de cometer un delito para consumir másdroga, ante la falta de dinero para comprarlal"citamente. )or lo demás, y esto es muy importante,en el )er una dosis de mari!uana o de coca"na ;queson las drogas más consumidas< cuesta menos de undólar, por lo cual este ltimo argumento de los3legalizadores4 no se sostiene.

c5 9a violencia por la distribuciónC %e re:ere a loscr"menes que se producen como consecuencia de las

luc!as entre los cárteles de la droga, los asesinatos delos sicarios, as" como la violencia que recae en lafuerza pblica del Estado. )ara los que promueven lalegalización de las drogas, de aplicarse esta nuevapol"tica, la producción, distribución y venta de drogassaldr"a de la escena delictiva, eliminándose as" laviolencia asociada con rivalidades por la distribuciónde drogas. Adicionalmente, la corrupcióngubernamental disminuir"a debido a la ine=istencia dema:as interesadas en quebrar la voluntad de las

autoridades.

En este punto, nos encontramos ante un nuevo argumento inválido. Esnecesario entender que la situación del )er es distinta a la de pa"sescomo 5olanda o )ortugal, no sólo por las diferencias en su desarrollo


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económico y social, as" como geográ:cas y culturales, sinofundamentalmente porque nuestro pa"s es el segundo productor mundialde !oja de coca y de clor!idrato de coca"na, as" como de pasta básica. El!ec!o de que el consumo y comercialización de drogas se legalice alinterior de nuestro pa"s, no alterará la situación del narcotrá:co

actualmente e=istente, pues se seguirá demandando la coca"na peruanaen otros pa"ses ;mercados de consumo< e incluso en nuestro propiomercado nacional, con lo cual la producción continuará as" como lasma:as que las proveen y sustentan. omo bien se señala, esto resultatan ingenuo como pensar queC

9a legalización en un pa"s productor de drogas como el nuestro, noacabar"a con las ma:as del narcotrá:co ni con los narcotra:cantes que

seguirán operando en el pa"s para otros mercados. omo consecuenciade lo anterior, tampoco eliminará la corrupción de funcionarios estatales.

Adicionalmente, es preciso !acer dos acotaciones. 9a primera, es que lalegalización tampoco evitará que aparezcan otras ma:as como las de loscontrabandistas, como ocurre con el tabaco o el alco!ol. 9a segunda, esque este tercer nivel de violencia es muc!o menos frecuente que los dosprimeros.

)or tanto, el argumento de la reducción del riesgo en nuestro pa"s,

resulta por decir lo menos, d8bil. omo concluye el informe 'euterB rautmannC 39a reducción de daños !a ayudado a un nmero crecientede pa"ses, pero se centra sólo en un elemento pequeño del problemageneral de las drogas.

95 Protección del consumidor

9os partidarios de la legalización tambi8n sostienen que la reducción delriesgo se presentará por el !ec!o de que el consumidor accederá a una


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droga de mayor calidad, no poni8ndose en riesgo su salud comoconsecuencia de una alteración en la composición qu"mica de la misma.%e arguye que la mortalidad surge en principio no por culpa de la propiadroga, sino por la pureza adulterada y las sustancias peligrosas con lasque son combinadas.

Adicionalmente, se señala que el consumidor se coloca en serio riesgocuando se le conduce a comprar droga al margen de la ley y sin que lapolic"a se entere. El consumidor puede ser v"ctima de un crimen porparte de los microcomercializadores o por parte de la propia fuerzapblica al momento de ejecutar una intervención contra los primeros.

%in embargo, con relación a este argumento debemos señalarC

a5 Iue si bien los consumidores que accedan a los lugares

autorizados por el Estado para adquirir droga l"citamente, podránefectivamente adquirir un producto de mejor calidad, el riesgo deuna sobredosis contina, as" como los efectos nocivos en elorganismo. )or otro lado, nada impedirá la e=istencia de unmercado negro, con sustancias adulteradas pero más baratas,como ocurre con el alco!ol, especialmente para personas deescasos recursos. 2ncluso, los menores de edad, que suelen sere=cluidos de un consumo legal, buscarán en ese mercado negro laalternativa que el mercado legal no les da. Asimismo, será esemismo mercado negro el que proveerá de drogas duras,

normalmente pro!ibidas en los pa"ses que apoyan la legalización.En consecuencia, la adulteración de la droga siempre estarápresente y se dirigirá a los sectores más vulnerables de lasociedad.

b5 De igual modo, se debe señalar que la adquisición de drogas en elmercado negro perpetuará los riesgos que los 3legalizadores4pretenden combatir, pues los consumidores que acudan a estemercado, siempre estarán comprando al margen de la ley, con el

peligro para su vida e integridad que ello implica.

c5 De igual modo, se debe señalar que la adquisición de drogas en elmercado negro perpetuará los riesgos que los 3legalizadores4pretenden combatir, pues los consumidores que acudan a este


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mercado, siempre estarán comprando al margen de la ley, con elpeligro para su vida e integridad que ello implica.

;5 $isminución del consumo

Jtro argumento que se esgrime a favor de la legalización es quedisminuye el nmero de consumidores de drogas. %e supone que dadoslos niveles e=istentes de acceso a la mayor"a de las drogas ilegales, losniveles !abituales de consumo se equiparar"an a la demanda o, en elpeor de los casos tendr"a un crecimiento limitado y pasajero. %e apoyan

para ello, en el caso de 5olanda, donde se dice que el incremento de losconsumidores fue inicial pero luego !abr"a ocurrido una estabilización, yen el caso de )ortugal, donde desde el &11$ rige un modelo basado enla prevención, la asistencia y la re!abilitación, y donde no ocurrió unae=plosión en el consumo de drogas sino por el contrario una reducción,en especial, entre los jóvenes de $+ a $0 años.

%obre lo antes e=puesto creemos importante señalar lo siguienteC

a5 9a evidencia emp"rica demuestra que con la legalizaciónel nmero de consumidores normalmente seincrementa. A!" están los ejemplos de %uecia y #ran6retaña, que tuvieron que retroceder en sus pol"ticaspermisivas y restablecer la penalización del consumo demari!uana, ante el notable crecimiento del consumo.Este fue tambi8n el caso de AlasKa, que despu8s decinco años de !aber legalizado las drogas, se dio cuenta

del error, tardando nueve años en revertir la situaciónprovocada por la legalización. En efecto, en $0-+ la%uprema orte permitió que los adultos en AlasKaconsuman mari!uana en sus !ogares y despenalizó laposesión para uso personalH en $0// se duplicó elconsumo de mari!uana entre los adolescentes de $& a$- años y, en $000, la población de AlasKa votó por


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volver a la penalización de la mari!uana, lo que provocóuna baja notable en el consumo.

En los Estados 7nidos, se e=perimentó en un corto tiempo con la

despenalización de la mari!uana, pol"tica que supuso un incrementosigni:cativo del nmero de urgencias m8dicas en comparación con otrasáreas metropolitanas en las que el consumo de mari!uana no estabadespenalizado.( )or el contrario, la actual pol"tica norteamericana !alogrado una reducción del consumo de drogas coca"nicas en más de un+1F entre los jóvenes de $0 a &/ años de edad, esto es, del (&F quee=ist"a en $0/ !a bajado a $*.-F en el &11-.(- En uric!, %uiza, see=perimentó una invasión de consumidores de !ero"na tan pronto seestableció una zona de tolerancia ;)latzspitz o parque de las agujas


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e=puesta a acceder más fácilmente y a un menor precioa las drogas. M es que al no e=istir la barrera legal ymoral de pro!ibición del consumo, un mayor nmero de jóvenes acude a la droga como parte de su e=periencianatural. Este sector es especialmente vulnerable pues

normalmente está en proceso de adaptación social y sumaduración no se !a completado. Este !ec!o puededesprenderse comparando los niveles de consumo dedrogas actualmente legales entre los jóvenes con losniveles de consumo de drogas ilegales. El propio #ary6ecKer, defensor de la legalización, sostiene que laspersonas que priorizan más el presente que el futuro, esdecir, que no se plantean !orizontes de largo plazo,tienen mayores probabilidades de ser adictos al

consumo de drogas, incluyendo en esta categor"a a losmás jóvenes ;por razones psicológicas propias de laadolescencia< y a los pobres ;normalmente con menoresniveles de educacióninalmente, frente al argumento no demostrado de queel consumo de drogas en los pa"ses favorables a lalegalización se estabiliza con el tiempo, debemosrecordar que la importancia de la prevención primariaconsiste precisamente en evitar que las personasconsuman drogas psicoactivas por primera vez, entanto está estad"sticamente demostrado por ejemploque un $1F y $+F de las personas que por primera vezconsumen mari!uana y drogas coca"nicas,

respectivamente, caen en la adicción. De esto tambi8nse desprende que no resulta sostenible plantear elconsumo responsable, ocasional o recreacional, entanto ello no puede ser determinado a priori ylibremente por cada sujeto


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25eor utilización de los recursos del )stado

%e sostiene, por parte de los que plantean la legalización de la droga,que los miles de millones de dólares invertidos en la luc!a contra elnarcotrá:co podr"an ser mejor canalizados en campañas de educación yprevención del consumo de drogas. 2ncluso, se sostiene que al cobrarseimpuestos por la venta de drogas, estos ingresos tambi8n podr"an serdestinados al mismo :n.

>rente a este argumento es necesario señalarC

a5 En primer lugar, que el planteamiento de la legalizacióntambi8n implicar"a un nivel enorme de gastos para suimplementación. @o sólo ser"a necesario crear una mayorcapacidad de infraestructura en salud para atender a losnuevos consumidores o adictos sino tambi8n una mayor

infraestructura para la venta controlada de drogas y paraejercer las labores de :scalización y control sobre lacomercialización y venta de la droga. En los Estados7nidos, por ejemplo, los costos provocados por el abuso enel consumo de alco!ol durante el &11/ ascendieron a (.-billones de dólares.

En el )er, por ejemplo, no e=iste un sistema e:cazdestinado a evitar el contrabando, la adulteración, elmercado negro o paralelo y la pirater"a en una serie de

productos. abr"a preguntarse entonces Ncómo se logrará;y a qu8 costo< un sistema de control de distribución legalde drogas, si ni siquiera e=iste en el )er un control e:cazy e:ciente de venta de alco!ol o tabaco a menores deedadO abr"a tambi8n preguntarse Ncuál ser"a el nivel deinversión que tendr"a que ser asumido por el Estado paraevitar la venta de drogas a menores de edadO Además


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NIu8 seguridad tenemos de que el Estado invierta parte otodo el dinero a!orrado en la actual luc!a antidrogas parala prevención del consumo, si no se destina fondosrelevantes para la estrategia que es objeto de cr"ticaO Enconsecuencia, a:rmar que la implementación de una

pol"tica de legalización no implicar"a cuantiosos gastospara el Estado o que el dinero que !oy se utiliza en la luc!aantidroga será destinado a labores de prevención, noresulta cierto.

b5 En relación al tema de los impuestos, es ilustrativo lo queocurre en el 6rasil, donde los impuestos que se cobran porel consumo de bebidas alco!ólicas sólo cubren el &+F delos gastos que generan las enfermedades asociadas al uso

de estas bebidasH el porcentaje es muc!o menor sitenemos en cuenta la e=istencia de otros gastos, talescomo accidentes, decesos, violencia, etc. Esta mismatendencia ocurre en el resto de pa"ses, incluso en aquellosdefensores de una pol"tica de control de daños, quedestinan un porcentaje "n:mo de su presupuestoantidrogas a labores de control primario del consumoHcomo es el caso de 5olanda ;&F< o %uecia ;$Finalmente, resulta un argumento dif"cil de aplicar al )erel !ec!o de sostener que se !an gastado ingentes recursoseconómicos en la luc!a contra el narcotrá:co. omo lospropios 3legalizadores4 sostienen, la gran parte de loscostos de la luc!a contra el narcotrá:co en nuestro pa"s;erradicación, programas de interdicción y de desarrolloeconómico y social< !a sido y sigue siendo :nanciada porla cooperación internacional proveniente de Estados7nidos, Europa y las @aciones 7nidas. 'eci8n con el

segundo gobierno de Alan #arc"a se cuenta con un )lan de2mpacto 'ápido ;)2'


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65 $ecisión individual

Jtro argumento señalado por los impulsadores de la legalización es quecada individuo tiene derec!o a decidir, en ejercicio de su libertadindividual, si consume drogas o no, agregando que el Estado no tienederec!o de restringir esa libertad. %e sostiene que en una verdaderademocracia no se puede arrestar, procesar y castigar a las personas portomar una decisión cuyas consecuencias solo afectan su ámbitopersonal. %eñalan que aquellos que no dañan a otros no pueden serdañados por estos y menos por el Estado. Asimismo la legalización,sostienen, restaurar"a muc!as de las libertades eliminadas por la actual

pol"tica de luc!a contra el narcotrá:co.Al respectoC

a5 7na primera cr"tica que puede formularse en relación a esteplanteamiento es su carácter antiB8tico. uc!os autores !andenominado a esta propuesta 3la legalización de la e=istenciató=ica4. As", señala PalinaC

En aquella ocasión defnimos a la existencia tóxica como una

manera de vivir en la cual, la autodestrucción aparece

homologada al desarrollo o afanzamiento de los valoresundamentales de la vida y, sus maniestaciones adquieren en la

sociedad en la que vivimos, el carácter de hechos normales. […

!os hacen creer como "imprescindi#le$, por m%ltiples razones,

poder tener al alcance de todos como un acto de li#ertad

individual, tomar la decisión de consumir tal o cual sustancia o

como decimos nosotros acilitar legalmente el acceso a un tipo de

com#usti#le que sostenga un "mundo eliz$ donde la esclavitud

"es li#ertad individual$ y "la ro#otización de la vida humana$ un

ideal no di&cil de disrazar. [… 'orolario lógico( la legalización dela "existencia tóxica$ de#e pasar a integrar el nuevo dogma y la

esclavitud pasará a ser un nuevo ideal de vida, porque tam#i)n se

la presenta como dierente y al servicio de intereses mucho más

no#les. 'on la legalización no ha#rá más corrupción, violencias, ni

mafa, y a los enermos se les proporcionará #uenos tratamientos


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y en consecuencia la prevención del uso a#usivo de las drogas

será un )xito total.

El Estado no puede aceptar y consolidar una mentalidaddecadente, marcada por la permisividad, el consumismo y el

!edonismo, ni alentar mediante la permisividad legal y ladistribución y administración de drogas la pauperización del ser!umano. 7na sociedad solidaria no puede lavarse las manos antela responsabilidad social de la drogodependencia. 9as pol"ticas deEstado deben tener como objetivo lograr condiciones de biencomn, para que las personas puedan desarrollar al má=imo suspotencialidades f"sicas y espirituales, y no ser permisivo oconcesivo con sustancias que eliminan estas potencialidades. 9adroga degrada el tejido social e impide el pleno desarrollo !umano

de un pa"s.b5 )or lo demás, el consumo no sólo afecta como se dice al

consumidor y a su cuerpo, sino tambi8n a la familia y a todo suentorno social, a la sociedad en su conjunto, pero tambi8n afectaal Estado. )ara la familia, el adicto constituye un elemento dedivisión e inestabilidad, siendo incapaz de proveer lo necesariopara el sustento familiar, asumir un modelo positivo para sus !ijoso !ermanos u otros miembros, o participar y apoyar afectivamentea los demás. )ara su entorno social es un elemento nocivo pues

puede alterar el estudio en la escuela o en la universidad y elnormal desarrollo de las labores en el trabajo. )ara la sociedad,esta es v"ctima de la violencia que el adicto puede ejercer bajo losefectos de la droga o por conseguir droga. )ara el Estado, signi:caun gasto económico, no solo por la p8rdida de productividadlaboral, daños en la propiedad, violencia y otros delitos que puedacometer, sino tambi8n por los planes de re!abilitación, losservicios de urgencia y !ospitalización que requieren

)recisamente, en apoyo de este punto debemos citar a dos

autores que paradójicamente suelen ser citados por los defensoresde la legalización de las drogas. En primer lugar, tenemos a omásde Aquino, cuando al preguntarse si corresponde a la ley !umanareprimir todos los vicios, sostiene obviamente que no, salvoaquellos vicios graves y que son perjudiciales para los demás.E=presamente señalóC


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*o mismo no es posi#le para un ni+o que para un hom#re adulto, y

por esta razón la ley para ni+os no es la misma de los adultos,

pues a los ni+os se les permiten muchas cosas que en un adulto

se castigar&an por ley o, en todo caso, estar&an suetas a culpa. -e

orma semeante, a hom#res de virtud imperecta se les permiten

muchas cosas que ser&an intolera#les en un hom#re virtuoso.

hora #ien, la ley humana a#arca la generalidad de los seres

humanos, la mayor&a de los cuales no son perectos en lo que

hace a la virtud. /or tanto, las leyes humanas no prohen todos

los vicios, de los cuales se a#stienen los virtuosos, sino sólo los

vicios más graves, de los cuales a la mayor&a le resulta posi#le

a#stenerse0 y en particular aquellos que son perudiciales para los

demás […

%obre lo mismo, nos dice ill, el má=imo representante del pensamientoliberal del siglo Q2QC

*as reglas morales que prohen a los hom#res hacerse da+o unos a

otros 1en lo cual nunca de#emos olvidar incluir la intererencia inusta

con la li#ertad de cada cual2 son más necesarias para el #ienestar

humano que cualesquiera máximas, por importantes que sean, que sólo

indican la meor manera de manear alg%n aspecto de los asuntos

humanos

c5 Adicionalmente, !abr"a que preguntarse de que libertad se está!ablando. En efecto, se ignora que la dependencia o to=icoman"aes una situación en la cual el sujeto tiene una compulsión o deseoirrefrenable de conseguir y usar la droga, desapareciendo enconsecuencia su libertad de decisión. En otras palabras, se abogapor el ejercicio de una libertad individual que :nalmente propiciarásu p8rdida, lo cual no resulta lógico ni co!erente.( Entonces, sibien la persona que por primera vez consume una droga y tiene lasuerte de no convertirse en drogo dependiente ejercita su libertad

individual sin consecuencias, esto no ocurrirá con quien resulteesclavo ;adicto< de la droga. )or tanto, es engañoso plantear lalibre elección del consumo o la posibilidad de un consumoresponsable, ocasional o recreacional de las drogas, puesto que laadicción :siológica que estas generan no puede ser previamentedeterminada por el sujeto que la consume y porque estas generan


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rápidamente una limitación a la capacidad de decisión delconsumidor.

5 Caída de los precios

%e argumenta que la legalización del consumo de drogas provocará unaca"da en el precio de 8stas, lo cual desestimulará la e=istencia de ma:ascriminales y los consumidores podrán obtener sus drogas a precios bajosy regulados por el gobierno. %e señala que la con:scación y destrucciónde la droga llevada a cabo por la polic"a genera el incremento de loscostos de producción y distribución de la droga, y con ello de su precio.

%i bien el alto nivel de precios puede !acer que algunas personas dejende consumir drogas, el adicto no lo !ará, llevándolos a cometer delitoscon el propósito de costearse los narcóticos.

on relación a este planteamientoC

a5 Debemos señalar en primer lugar que la legalización nonecesariamente provocar"a en nuestro pa"s una ca"da de los


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precios, primero, porque en el )er las drogas son muy baratas. Ennuestro pa"s un cigarro de pasta básica de coca"na cuesta %R. 1.(1;es decir, es más barato que un cigarrillo< y un Kilogramo decoca"na apro=imadamente cuesta %R.$,+11 nuevos soles. )ortanto, resulta insostenible señalar en nuestro pa"s, que la

legalización podr"a disminuir los precios ya diminutos, actualmentee=istentes.

b5 En segundo lugar, la legalización implicar"a incorporar una serie decostos que elevar"an el precio de la droga, como sonC los costosderivados que la droga sea :scalizada en su pureza y calidad porentidades especializadas, el pago de impuestos producto de suventa, los costos de distribución, los costos para la autoridad que:scaliza el proceso de distribución y venta, entre otros. omo lo

señalan ?assilaqui y as"asC

*a producción de coca&na legal para ser vendida a los usuarios,

costar&a aproximadamente ocho veces más que los precios

actuales. Esto signifcar&a que algunos a#ricantes legales har&an

estupendo negocio vendiendo "coca&na etiqueta verde$ 1el

nom#re es supuesto2, mientras que la #asta mayor&a de los

usuarios continuar&a alimentando los excesos del narcotráfco y su

reguero de violencia.c5 En tercer lugar, de lo señalado en el punto anterior se deriva que el

contrabando y el mercado negro de drogas tendrán cabida en esteconte=to, ofreciendo alternativas de consumo menos seguras y demenor calidad pero a un menor precio.

d5 >inalmente, en cuarto lugar, tampoco es posible sostenerválidamente que la reducción del precio de la droga provocará laca"da de las ma:as criminales, pues el )er es una evidenciairrefutable que, en un pa"s con bajos precios de la droga pueden

e=istir y, an mas, crecer estas ma:as.

85$escongestión de las c7rceles # del sistema udicial


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En muc!os pa"ses como el nuestro, e=iste un nmero muy grande depersonas que !an sido procesadas y condenadas por delitos vinculadosal trá:co de drogas. Espec":camente, se a:rma que cada año en el )erse detienen entre oc!o a diez mil personas bajo sospec!a de sercomercializadores yRo tra:cantes, siendo liberadas luego de un plazo de

detención de $+ d"as. En tal sentido, se señala que el 1F del tiempo yrecursos de la polic"a antinarcóticos del )er se dirigen contra losusuarios. %e señala tambi8n que $,*+ personas fueron detenidas en el&11* por actos de consumo, esto es, el /,(F del total de detenidos poroperaciones antidrogas, mientras que solo el $1F fueron detenidas pormicroBcomercialización y el $/,$F por casos espec":cos de trá:co il"citode drogas. En el &11/ más del +1F de las detenciones se !abr"anconcentrado en los consumidores. odo esto permite a:rmar a los queproponen la legalización, que las drogas se !abr"an convertido en el

tercer factor de prisión en el )er ;+,01& procesados varones y $,*&procesadas mujeres


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servicios sanitarios de atención para drogodependientes y,en algunos casos, incrementos del nmero de personas enlos manicomios o en la morgue. Estudios recientes calculanpor ejemplo que más de un millón de personas en el mundoestar"an !aciendo uso de !ospitales para recibir el

tratamiento con metadona a efectos de abandonar elconsumo de !ero"na, cifra que crece año a año. )a"ses como%uecia, !ina, 2rán y recientemente Estados 7nidos, entreotros, utilizan cada vez más este tratamiento. Este mismofenómeno viene ocurriendo por ejemplo en #ran 6retaña,pero en razón de que un gran nmero de consumidores al serdetenidos por la autoridad, optan por el tratamiento forzoso yno por la cárcel. As", mientras que en el año &111, cien milpersonas utilizaron el programa de tratamiento forzoso, en el

&11+ estos se incrementaron a $/1,111.-- En consecuencia,la legalización no solo provoca el efecto de 3desvestir unsanto para vestir otro4 ;cárcel por !ospitales< sino que ladescongestión de las cárceles y la congestión de !ospitalesno soluciona el problema de fondo, cual es reducir al má=imoel nmero de consumidores adictos a la droga. )or ltimo, esimportante tambi8n incidir en que el tratamiento porsustitución no resulta aplicable al )er, en tanto la mayor"ade adictos consumen mari!uana o coca"na, sabi8ndose queen esos casos los tratamientos por sustitución no tienen la

e:cacia del tratamiento con metadona.

b5 De otro lado, en parte de los pa"ses que penalizan elconsumo, el nmero de consumidores detenidos es m"nimo.)or ejemplo, en Estados 7nidos, solo el &F de los presosfederales son encarcelados por cr"menes relacionados con laposesión de droga en comparación con el */F encarcelado

por trá:co de drogas. En estos pa"ses por tanto, el efectopositivo que plantean los 3legalizadores4 ser"a m"nimo.

c5 >inalmente, la descongestión de las cárceles y del aparato judicial, como consecuencia de la legalización de un acto, noconstituye un valor positivo por si mismo. El mismo efecto seproducir"a si legalizáramos cualquier delito comn como el!urto o el robo. 9o importante, es que la descongestión de lascárceles y del aparato judicial responda a una disminución


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real del consumo y del trá:co, y no por declarar l"cito algoil"cito.


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En el caso del )er por ejemplo, la reciente alza de los impuestos altabaco impuesta por el gobierno, tiene el propósito e=plicito dedesestimular el consumo. ás an, organizaciones que combaten elconsumo de drogas en el )er, como es el caso de ED'J, semuestran a favor de la pro!ibición del tabacoC

Asimismo, la omisión de 9uc!a Antitabáquica ;J9A< viene llevando acabo un trabajo con el ongreso de la 'epblica y el Ejecutivo a favor delas restricciones antes mencionadas.

En consecuencia, si !oy en d"a se !acen esfuerzos para limitar yrestringir el alco!ol y el tabaco por la violencia y los daños a la salud quegeneran, Npara que añadir más sustancias adicionales generadoras deviolenciaO/( Nómo se detendr"an las campañas publicitarias en unaeconom"a de mercado como la nuestra, que incentiven el consumo deestas nuevas drogas l"citas, como se !ace con el alco!ol y el tabacoO 9os8=itos de la publicidad del tabaco vinculada por ejemplo a la liberaciónfemenina o del alco!ol como s"mbolo de recreación en la playa,discotecas, etc., Ncómo podr"an ser detenidos en estas nuevas drogasO.

b5 De otro lado, tambi8n se omite señalar que mientras duró lapro!ibición del alco!ol en los Estados 7nidos, esta pol"tica tuvo 8=itodesde la perspectiva sanitaria. El nmero de muertes por cirrosis!epática decreció de &0.+ por $11,111 personas en $0$$ a $1.- por$11,111 en $0&0, las admisiones en !ospitales psiquiátricos porpsicosis alco!ólicas disminuyó de $1 por $11,111 personas en $0$0 a*.- por $11,111 en $0&/. El fracaso de esta pol"tica estuvo más bienen el intento de eliminar el alco!ol tras !aber sido legal y socialmenteaceptado por muc!"simos años.

c5 ambi8n se ignora que las tasas de muerte por alco!ol y tabaco son

elevadas en gran parte porque pueden ser conseguidas con facilidad,en tanto su consumo está legalizado, goza de aceptación social,publicidad y !asta glori:cación, mientras que las tasas de muerte porconsumo de drogas psicoactivas es baja, pues su consumo estárestringido. En otras palabras, los datos que nos ofrecen lospartidarios de la legalización no !acen más que demostrar que la


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legalización de las drogas conlleva al aumento de su consumo y delos costos sociales derivados de 8ste.

ás an, menos del &1F de los jóvenes usa drogas psicoactivas,

mientras que más del /1F no las consume actualmente. 9a preguntaque surge entonces es Nporqu8 legalizarlasO

d5 Adicionalmente, no es posible atenuar el impacto negativo quegenera para la salud f"sica y psicológica de la persona, el consumo delas drogas que se plantea legalizar. ?eamos los efectos que provocanlas drogas de mayor consumo en el )er.

En el caso de la mari!uana, que es la droga a la que todos los

3legalizadores4 apuntan como s"mbolo para la legalización, se puedesostener basados en la evidencia emp"rica, que genera los siguientesefectosC

)l empobrecimiento afectivo, el abandono, la depresión5

Accidentes de tr7co5 Alteraciones del metabolismo, conaumento de apetito5

+educción del sistema inmunitario de las defensas delorganismo para %acer frente a posibles infecciones5

Alteraciones respiratorias Dlaringitis, bronEuitis # asmaF5

Afectación del funcionamiento de las %ormonas seGuales:ciclos menstruales sin ovulación, reducción del nHmero # lamovilidad de los espermatozoides # disminución del apetitoseGual5 )n personas con cierta predisposición, facilita la

aparición de trastornos psiEui7tricos graves DbrotesesEuizofrInicos, alucinaciones, estados paranoidesF5

Problemas cardiovasculares5

Procesos cancerosos similares o ma#ores a los del tabacoDc7ncer del pulmón, etc5F5


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$ependencia física # psicológica

Asimismo, no se puede seguir sosteniendo que el consumo de

mari!uana es inocuo o que sus efectos son similares a los del tabaco.Estudios !ec!os por la 7niversidad de alifornia, a :nes de la d8cada deloc!enta, determinaron que la carga respiratoria en part"culas de !umo yabsorción de monó=ido de carbono por fumar solo un cigarrillo demari!uana es alrededor de * veces mayor que la correspondiente afumar un solo cigarrillo de tabaco. %e descubrió que una pitada demari!uana env"a ( veces más alquitrán a la boca y los pulmones queuna de cigarrillo con :ltroH que la mari!uana deposita * veces másalquitrán en la garganta y asimismo aumenta los niveles de monó=idode carbono en la sangre, entre * y + veces más./0 9a mari!uana

además contiene *& productos qu"micos conocidos que se transformanen dos mil cuando se la quema durante el proceso de fumarla. El !ec!ode que el 5 ;DeltaB0Betra!idrocannabinol


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familiar y ocupacional, y en caso de sobredosis, detención respiratoria,arritmia cardiaca, infarto agudo al miocardio, convulsiones e infartocerebral. Adicionalmente, !abr"a que señalar que en el caso de lacoca"na ;a diferencia de la !ero"na< es más complicado su tratamientopues no e=isten jeringas que el Estado pueda brindar a los usuarios

;para evitar enfermedades contagiosas< ni dosis de metadona con quealiviarlos. )or esta razón, el tratamiento m8dico en estos casos consisteen la previa desinto=icación y en el cambio de comportamiento delusuario, no e=istiendo por tanto, como en el caso de los opiáceos,posibilidades de brindar a los dependientes en los establecimientos desalud, dosis de metadona, burpenorp!ina o naltre=one.

>inalmente, y sólo como referencia, debemos señalar en relación a la

!ero"na, que se trata de un narcótico altamente adictivo, asociado adelitos callejeros as" como a infecciones de ?25 sida y !epatitisproducidas por compartir agujas. Afecta tambi8n la vida personal, socialy ocupacional, provocando desinter8s por el desarrollo personal.

De todo lo e=puesto, se puede concluir que los promotores de lalegalización de las drogas psicoactivas deber"an primero demostrar lae:cacia de programas que puedan reducir drásticamente el consumo de

alco!ol y de tabaco, para luego plantear un tratamiento similar para lasdrogas psicoactivas. @o se necesita de nuevos e=perimentos que nosdigan lo que ya !emos aprendido de la legalidad del alco!ol y deltabaco.

105(mplementación de una política propia # no &impuesta'

Jtro argumento planteado por los defensores de la legalización es que lapol"tica antidroga !a sido impuesta por los Estados 7nidos de Am8rica;)lan olombia, )lan 8rida, suspensión del A)DEA en 6olivia,erradicación y fumigación


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el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa de losEstados 7nidos. En tal sentido, señalan, es !ora de contar con unapol"tica propia. 2ncluso, llegan a a:rmar que muc!os documentos que seefectan en el ámbito privado o de organizaciones internacionales son!ec!os por consultores que preparan un plan 3a gusto del cliente4, o que

al ser los modelos nacionales :nanciados en todo o en parte por losgobiernos de Estados 7nidos o las agencias de las @aciones 7nidas,8stos responden a la pol"tica dictada por los cooperantes.

%obre este punto es necesario señalar queC

a5 De acuerdo a este planteamiento, tendr"amos que aceptar queuna sola voluntad estatal se !a impuesto por encima del resto depa"ses que conforman la comunidad internacional. Esteargumento no sólo lastima las soberan"as nacionales sino que

tambi8n subestima la capacidad de cada Estado de adoptar lapol"tica que considere más e:caz y pertinente. As", la actualpol"tica antidrogas del )er !a sido asumida voluntaria yconscientemente por nuestro pa"s, al igual que el resto de pa"ses,que !an suscrito la onvención Snica de @aciones 7nidas de $0$sobre Estupefacientes o la onvención de las @aciones 7nidascontra el rá:co 2l"cito de Estupefacientes y %ustancias)sicotrópicas de $0//. 9a cantidad de pa"ses suscriptores de estosacuerdos traducen el consenso e=istente en torno a ciertos

derroteros de la pol"tica antidrogas y no la voluntad de un soloEstado.

b5 ampoco resulta un argumento válido y serio, descali:car todoestudio o informe contrario a la legalización, o pol"ticas nacionalesantidrogas que no siguen este patrón, por el !ec!o de recibircooperación de las @aciones 7nidas o de un gobierno enparticular. on esa misma lógica, ser"an cuestionables todos los

estudios elaborados por investigadores vinculadoseconómicamente a los cocaleros o :nanciados por J@#Ts ofundaciones que propugnan la legalización de las drogas.

c5 El argumento planteado por los 3legalizadores4 es tan absurdo,que estar"amos convirtiendo a la cooperación internacional en suconjunto en instrumento de dominación e imposición, lo que solo


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puede sustentarse en una mentalidad sobrepasada por el tiempoy la modernidad.

115 )vitar la violación de $erec%os Jumanos

>inalmente, otro argumento planteado por los 3legalizadores4 es que lapol"tica actual, a la que cali:can de represiva e indiscriminada, viola los

derec!os !umanos de los campesinos cocaleros, de los desempleados,de los migrantes, de los procesados, de los usuarios, de los reclusos y,en general, de la población más vulnerable al narcotrá:co.

oncretamente, sostienen que se viola el deber de garant"a, consagradoen el art"culo & de la onvención Americana sobre Derec!os 5umanos yen el art"culo & del )acto 2nternacional de Derec!os iviles y )ol"ticos,segn el cual, los Estados deben adoptar las medidas legislativas y depol"tica pblica para garantizar el respeto de los derec!os !umanos delas personasH el derec!o a la salud y a la seguridad de los consumidores,consagrado en el art"culo $& del )acto 2nternacional de Derec!osEconómicos, %ociales y ulturales ;en tanto tienen más posibilidades deconsumir drogas adulteradas y de baja calidad, además de estare=puestos a la compra y venta de droga al margen de la ley


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En relación a este ltimo argumento podr"a señalarseC

a5 Iue, paradójicamente, la promoción de pol"ticas de legalizacióndel consumo de drogas estar"an atentando contra diversosderec!os !umanos, consagrados en numerosos instrumentosinternacionales. As", segn el art"culo ( de la Declaración7niversal de los Derec!os 5umanos, 3todo individuo tienederec!o a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona4,mientras que el art"culo * del mismo documento establece que3nadie será sometido a esclavitud ni a servidumbre UVW4. Es por

tanto una obligación del Estado garantizar la plena vigencia deestos derec!os ;los mismos que forman parte del denominadoncleo duro de los derec!os !umanos


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con la actual pol"tica antidrogas carece de sustento y, por elcontrario, responde a una falacia, pues las razones por las queen algunos pa"ses se detienen a mujeres o a personas de razanegra obedece a mltiples factores de carácter educativo,laboral, social y económico, y no más bien a una pol"tica de

Estado intencionadamente racista o discriminadora. En el casoconcreto de nuestro pa"s, el argumento resulta an más d8bil,pues entre la población penal por razones de trá:co il"cito dedrogas, no e=iste ningn patrón discriminador.

c5 >inalmente, no !ay que olvidar que en el caso de las drogas, nosolo debemos velar por los derec!os !umanos de losconsumidores, sino tambi8n por los derec!os de la mayor"a dela población, cuya vida o integridad muc!as veces se ve

afectada por la conducta antisocial desarrollada en el conte=tode la drogodependencia. omo ya lo señalamos, la libertad delas personas encuentra su l"mite en los derec!os de los demás.En consecuencia, toda pol"tica antidroga debe tomar en cuentalos derec!os !umanos de todos los posibles afectados.

En s"ntesis, de todo lo e=puesto en este numeral podemos concluir quelos argumentos que se plantean para favorecer la implementación de

una nueva pol"tica antidroga, basada en la legalización, resultan en granmedida d8biles y rebatibles. #ran parte de estos argumentos no tienenbase cient":ca o t8cnica o carecen de un respaldo emp"rico su:ciente.ás an, la propuesta misma parte de premisas absolutas que debenser revisadas y además no brinda un contenido cierto y de:nido, quepermita su evaluación como una pol"tica alternativa seria y viable.>inalmente, su pretensión de ser aplicada al mundo entero pone enevidencia el desconocimiento que se tiene de la realidad de cada uno denuestros pa"ses, que enfrentan problemas de narcotrá:co diferentes, lo

que los lleva a su vez a tener metas y procedimientos de enfrentar elproblema tambi8n diferentes. En todo caso, teniendo en cuenta lasbuenas intenciones que animan esta propuesta, creemos que merece unmayor trabajo y análisis por parte de quienes la postulan, antes deplantearla como una pol"tica alternativa para nuestro pa"s, teniendo encuenta que con el narcotrá:co no se pueden !acer ensayos o cometer


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errores, pues está en juego la vida y la salud de las personas y laseguridad del Estado.

CAP(*UL. (((

La evidencia empírica

E=iste consenso entre los diversos autores que se ocupan de estatemática, respecto a la di:cultad de establecer conclusiones generalessobre los 8=itos y fracasos de las pol"ticas antidrogas que vienendesarrollándose en el mundo. Esto no sólo por la falta de transparenciaen el manejo de la información por parte de ciertos pa"ses, sino tambi8ny fundamentalmente por la aplicación de metodolog"as diferentes, desistemas de medición distintos, de universos o grupos de estudiodiferenciados, a lo que !ay que agregar las diferencias económicas,sociales, pol"ticas y !asta geográ:cas e=istentes entre nuestros pa"ses,además de los diferentes presupuestos nacionales antidrogas y sudiferente forma de ejecutarlos, lo que !ace muy dif"cil la comparación yla determinación de patrones universales.

@o obstante lo anteriormente señalado, creemos importante referir lae=periencia de algunos pa"ses en torno a la temática objeto de este

trabajo, sin que con ello se pretenda agotar la totalidad de la evidenciaemp"rica e=istente. En todo caso, podemos adelantar que este análisispermite establecer que una gran parte de pa"ses que implementaronpol"ticas de legalización, tuvieron luego que abandonarlas para restituirpol"ticas más restrictivas y e:caces, dado el incremento del consumo yla criminalidad. 7n grupo menor de Estados !an tenido 8=ito en elcampo de la salud y en la reducción de la población penal, sin embargo,no !an logrado eliminar el contrabando, el comercio il"cito de drogas, laviolencia asociada a ella, la afectación a pa"ses vecinos, entre otros

efectos negativos.


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1/5Países Baos

En cuanto a la pol"tica antidroga de 5olanda !abr"a que empezarseñalando que, contradiciendo la creencia general, no e=iste legalizaciónde la droga. 9a pol"tica !olandesa comienza por !acer una diferenciaciónentre drogas duras ;anfetaminas, coca"na, !ero"na, 9%D, Q< y drogasblandas ;mari!uana, !ac!"s, derivados del cáñamoBcannabis sativa,nederXietBcultivo !oland8s de mari!uana


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esta pol"tica inicial más permisiva, determinaron un endurecimiento dela misma. En efectoC

i5 9os coLee s!ops comenzaron a vender drogas duras o drogasblandas por encima del l"mite permitido, o e=portaban droga a

pa"ses vecinosH

ii5 muc!os turistas y varios municipios se quejaban por la molestiagenerada por los consumidoresH

iii5 creció el cultivo de drogas !olandesas as" como la producciónde drogas qu"micasH

iv5 comenzó a desarrollarse un narco turismo y una sobrepoblacióninvadió los servicios pblicos !olandeses para el drogadictoH

v5 se incrementó la presencia de narcotra:cantes en el puerto de'otterdam y en el aeropuerto internacional de %c!ip!olH

vi5 5olanda se convirtió en un lugar importante de tránsito dedrogas !acia Europa, provocando la protesta de susvecinos,especialmente de Alemania y >ranciaH y :nalmenteH

vii5 el nmero de usuarios de drogas blandas alcanzó al +F de lapoblación de $& y más años de edad.

odo esto provocó un conjunto de reformas en la legislación de esepa"s destinadas a atenuar los efectos de su pol"tica inicial, talescomoC reducir de (1 a + gramos la cantidad de drogas blandas cuyaventa en coLee s!ops por persona no ser"a objeto de persecución judicialH reducir drásticamente e imponer mayores controles a loscoLee s!ops, buscando eliminarlos en zonas fronterizas y en torno alas escuelas. %obre esto ltimo !abr"a que añadir que en el &111,

/$F de los municipios !olandeses ten"a pro!ibido la instalación decoLee s!ops, y que en el &110, debido al aumento del consumo dedrogas blandas entre los alumnos de 'otterdam, &- coLee s!opsfueron cerrados por encontrarse en un radio de &11 metros de algunaescuela, lo que equivale a la mitad de los establecimientos queactualmente operan en su municipio. Asimismo, se acordó combatirel cultivo en gran escala del nederXiet y de drogas qu"micasH imponer


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un tratamiento más riguroso para la actividad criminal y el desordensocialH establecer medidas de :scalización mas r"gidas y e:cacesHdisponer una pol"tica más activa de e=pulsión a los narco turistas queresidan en los )a"ses 6ajosH y aplicar un plan de acción paradesalentar entre los !olandeses el consumo de cannabis. 2ncluso, en

agosto de &11*, el gobierno anunció o:cialmente a la Yunta2nternacional de >iscalización de Estupefacientes ;Y2>E< un cambio ensu pol"tica frente al cannabis, reconociendo que no es inocuo ni paralos consumidores, ni para la comunidad.

En consecuencia, el modelo !oland8s no es tan permisivo como secree y la permisividad más moderada que rige el d"a de !oy, si bien!a tra"do relativos 8=itos en el campo m8dico ;en tanto no !agenerado un incremento en el consumo de drogas duras, el consumode drogas blandas se !a estabilizado, el nmero de personas quemueren a consecuencia del uso de drogas es bajo as" como el nmerode casos de personas con %2DA


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consecuencias desastrosas para la sociedad. ientras que elconsumo moderado de alco!ol no tiene por qu8 causar problemas enlas relaciones sociales, esto s" ocurre con el consumo general deestupefacientes. En tercer lugar, es impensable que drogas durascomo la !ero"na y la coca"na puedan ser vendidas sin ningn

impedimento, por ejemplo a los jóvenesH igual de inimaginable es quelas drogas duras sean más fáciles de obtener que los medicamentoscon receta. %iempre se impondrán restricciones a la venta y enconsecuencia siempre seguirá e=istiendo un mercado negro. )or esola despenalización total de las drogas es una ilusión. M ya paraterminar, me gustar"a decirles algo acerca del futuro de la pol"ticasobre drogas en 5olanda. ?emos que !ay cada vez más apoyo ennuestro pa"s para una pol"tica más estricta en cuanto al alco!ol y altabaco. )or eso una pol"tica tolerante sobre drogas blandas será cada

vez menos probable. i pronóstico a largo plazo es que continuará latendencia actual en 5olanda !acia una pol"tica sobre drogas másrestrictiva. M dentro de unos $1 años la pol"tica !olandesa sobredrogas ya no discrepará sustancialmente de la del resto de Europa.;9as cursivas son nuestras


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recursos económicos, con capacidad de soportar un incremento delos consumidores.

>inalmente, y esto es lo más importante, en Am8rica 9atina imperauna realidad totalmente distinta a la de 5olanda pues en general !ay

más problemas con drogas duras que con drogas blandas. Además, lainGuencia y presencia económica del cultivo y del trá:co de drogas esmuc!o mayor en pa"ses como 6olivia, olombia y )er que en los)a"ses 6ajos, por lo cual, sus metas y objetivos en la luc!a contra elnarcotrá:co son tambi8n diferentes.

195 Suecia

Este pa"s legalizó las drogas en $0-+ y la consecuencia fue que en unsolo año de aplicación de esta nueva pol"tica, aumentaron los delitos, las

enfermedades mentales y la violencia social. Esto motivó un cambio enla legislación, considerándose ilegales el uso y la posesión de cualquiercantidad de drogas, pol"tica que !a merecido el respaldo del /1F de lapoblación.

%obre el particular, señala el informe de la J@7 ;&11-


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1;5 Portugal

En julio de &11$, )ortugal modi:có su pol"tica antidroga, estableciendoque la adquisición y posesión de drogas para consumo personal no ser"aun delito sino una falta sancionable con una multa o medidaadministrativa. 9a aplicación de estas medidas depender"a de lasomisiones para la Disuasión de las o=icoman"as, integradas por un jurista y dos miembros de equipos compuestos por m8dicos, psicólogos,sociólogos y e=pertos en servicios sociales. 9a cantidad de consumopermitida durante un periodo de $1 d"as ser"a &+ gramos de cannabis y& gramos de coca"na, aunque solo como referencia, pues la autoridadpodr"a guiarse de otras pruebas para determinar el destino de la drogapose"da.

En los pocos años que lleva aplicándose esta nueva pol"tica, )ortugalreporta algunos resultados positivos. As", !a disminuido el nmero deprisioneros condenados por delitos de drogas ;de **F en $000 a &/F enel &11+< contribuyendo a la disminución de la población penitenciaria.Asimismo se !an reducido las muertes relacionadas por la !ero"na ;de(+1 en $000 a 0/ en el &11(< debido a que un gran nmero deconsumidores entraron en tratamiento de sustitución.

%in embargo, tambi8n debe señalarse que las muertes relacionadas con

el consumo de otras drogas !an aumentado entre $000 y el &11(. Masimismo, debe registrarse que si bien el consumo de !ero"na bajóconsiderablemente, el de coca"na y cannabis se incrementó,especialmente entre los jóvenes, aunque )ortugal sigue estando pordebajo de la media europea. As", la prevalencia de vida del cannabisaumentó más de * puntos, esto es, del -,F en el &11$ al $$,-F en el&11-.

125 Kran BretaaA inicios de la d8cada del &111, el #obierno británico anunció sudecisión de reclasi:car a la mari!uana como una droga menos peligrosa;de la clase 6 a la clase


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%in embargo, en las elecciones del &11+, ony 6lair declaró que cada vezmás pruebas m8dicas indicaban que el cannabis no era tan inofensivocomo los partidarios de una pol"tica de legalización sosten"an y el pueblobritánico pensaba, señalando que el tema de la reclasi:cación deb"a seranalizado por el onsejo Asesor, quien deb"a elaborar un informe

t8cnico, el cual deb"a incluir la relación entre cannabis y psicosis as" como una variedad más potente del cannabis conocido como sKunK.

El & de enero de &110, con #ordon 6roXn como )rimer inistro, sedecidió :nalmente reclasi:car nuevamente el cannabis a la clase 6,teniendo en cuenta las evidencias mostradas en el informe del onsejoAsesor sobre los efectos de esta droga, dejando de lado por tanto lastendencias liberalizadoras en relación al consumo del cannabis. @odebemos olvidar que en el 'eino 7nido el (1F de las personasarrestadas por la comisión de algn delito arrojan positivo en suse=ámenes de consumo de !ero"na, y un nmero menor por el consumode cannabis. Esto ltimo quizás e=plica porque el +/F de los británicosopinan que el cannabis debe considerarse una droga ilegal.

165 Suiza

omo ya lo señalamos anteriormente, en $0/-, se permitió en uric! eluso y la venta de drogas en una parte de la ciudad conocida como el

3parque de las inyecciones4, cuyo propósito era tener a todos los adictosen un solo lugar. 9o que sucedió es que tal medida provocó un 3narcoBturismo4, es decir, muc!os usuarios de otros pa"ses se comenzaron adesplazar a dic!a ciudad para el consumo de drogasH pasando dic!oparque de tener algunos cientos de consumidores a &1,111 adictos,provocando inseguridad y fomentando la prostitución. Esto motivó queen febrero de $00& se tomara la decisión de cerrar el lugar.

En el per"odo de permisión, la venta de cannabis se incrementó en&11F, la polic"a registró en un solo año alrededor de &-,111 infracciones

relacionadas con esta droga, unas &+1 !ectáreas de tierra fueronutilizadas para cultivar cannabis, produciendo más de $11 toneladas alaño, entre otros efectos nocivos.

Actualmente, el cannabis es un narcótico ilegal en este pa"s. En el &11/,la población %uiza rec!azó en un refer8ndum promovido por partidos deizquierda la descriminalización del consumo y la posesión de cannabis,


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as" como que el Estado asumiera el control sobre la venta y laproducción de sus derivados, apoyando más bien un mayorendurecimiento de la legislación vigente.

15 )stados Unidos de AmIrica

6ajo la ley federal, la utilización, venta y posesión de cannabis en estepa"s es ilegal, no obstante que algunos Estados federales !an creadoe=cepciones para el uso m8dico de la mari!uana. En julio de &110, elpresidente 6aracK Jbama declaró que la mari!uana es peligrosa y notiene bene:cios m8dicos mientras que el ar antidrogas PerliKoXsKeseñaló que la legalización no estaba en el vocabulario del presidente ytampoco en el de 8l.

%i bien el problema del uso de drogas sigue siendo muy e=tendido en los

adolescentes de este pa"s, segn @aciones 7nidas !ay una declinacióndel uso de drogas il"citas por parte de los jóvenes y los adultos jóvenes.Desde el &11$ el abuso de sustancias en general !a disminuido en &*Fentre las personas de $& a $- años, sobre todo de cannabis. De lamisma forma en los adultos jóvenes de $/ a &+ años, !a disminuido elconsumo de toda clase de sustancias, e=cepto los analg8sicos. oncluyeel informe de &110, señalándose que la percepción del riesgo entre losconsumidores ;temor a las sanciones penales< !a sido un factor decisivopara esta disminución, pol"tica que precisamente los 3legalizadores4rec!azan y buscan eliminar.

De otro lado, la e=istencia de tribunales especializados en narcóticospropuesta interesante, celebrada por los sectores que plantean lalegalización, no !a tra"do los resultados que se esperaban. omo sesabe, en estos tribunales se suele ofrecer a los consumidores laposibilidad de elegir entre la prisión o el tratamiento, tal como sucede nosolo en los Estados 7nidos, sino tambi8n en anadá, Australia e 2rlanda.%in embargo, como ya lo !emos señalado, la evidencia emp"rica nosmuestra que los resultados son desiguales, fracasando en algunosEstados federales de los Estados 7nidos como alifornia, pero tambi8n

en algunos pa"ses como 2rlanda. En efecto, en este pa"s los resultadosdel ribunal de ratamiento de Estupefacientes de Dubl"n !an sidodecepcionantes pues, entre el &11& y el &11/, solo !ab"an sidoadmitidas && personas al programa de tratamiento ;la quinta parte delos esperado< y de 8stas solo el $-F completó el programa asatisfacción del ribunal.


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185 Canad7

En este pa"s e=iste una tolerancia fáctica al uso de la mari!uana, aunqueno es legal en el pa"s. El uso de esta droga en los adolescentes, a &+años del inicio de un agresivo movimiento por la despenalización, estáen su pico más alto. Asimismo, la 6CC6ud, una variedad de mari!uanaque se cultiva en olumbia 6ritánica, tiene apro=imadamente el doble omás que el promedio nacional de 5.

%egn el Estudio @acional sobre las Adicciones, la prevalencia anual delconsumo de cannabis en las personas mayores de $+ años aumentó masde - puntos, esto es, del ,+F en $0/0 al $*,$F en el &11*. Asimismo,el cultivo il"cito de la planta de cannabis sigue creciendo, en parte por la

no e=istencia de leyes que impongan penas severas por esta actividad;J@7, &110


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parte signi:cativa de los efectos positivos que le atribuyen los3legalizadores4 y que analizamos e=tensamente en el punto ( de estetrabajo, lo que rati:ca que tal propuesta no resulta una pol"ticaalternativa viable que pueda resolver todos o gran parte de losproblemas que se derivan del narcotrá:co.

CAP(*UL. $) C()++)

=)ntonces es viable o no>

9a inviabilidad de una pol"tica de legalización no se opone, sin embargo,a la tendencia actualmente imperante, destinada a la despenalizacióndel consumo de cantidades y tipos de drogas e=presamentedeterminadas por ley. omo lo indicamos al comienzo de este libro, nodebemos confundir la legalización con la despenalización, que es por lodemás, la posición asumida por nuestro pa"s.


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En efecto, la posición del )er en torno al trá:co il"cito de drogas seenmarca en las estrategias de prevención y control establecidas en laonvención Snica de $0$ sobre Estupefacientes, enmendada por el

)rotocolo de $0-&, el onvenio sobre %ustancias )sicotrópicas de $0-$ yla onvención de las @aciones 7nidas contra el rá:co 2l"cito deEstupefacientes y %ustancias )sicotrópicas de $0//. Esta pol"tica fuerea:rmada en la Declaración )ol"tica y en la Declaración sobre )rincipios'ectores de la 'educción de la Demanda de Drogas, aprobadas en el?ig8simo per"odo e=traordinario de sesiones de la Asamblea #eneral dela J@7, celebrada entre los d"as / al $1 de junio de $00/ y,posteriormente, por la omisión de Estupefacientes de la J@7 en susesión de abril de &110.

%i bien la redacción del art"culo ( de la onvención de $0// es clara enel sentido de penalizar el consumo de drogas, sin !acer distinción decantidades m"nimas o má=imas, lo cierto es que los pa"ses miembros!an incorporado a su legislación nacional de manera diferente estetema, en parte, basados en la onvención de $0$. Esto !a generadoque en el Derec!o omparado se puedan observar !asta tresmodalidades distintas de implementar el art"culo citado. As", un primergrupo de pa"ses sanciona penalmente la tenencia o posesión de drogas

para el consumo, como es el caso de 6rasil. 7n segundo grupo de pa"sesopta por tratar penalmente a los actos de posesión o tenencia de drogascuando tengan por :nalidad el trá:co il"cito o su comercialización ilegalpara abastecer el consumo de terceros, como es el caso de España.>inalmente, un tercer grupo, penaliza la posesión de drogas para :nesdistintos al propio consumo o al trá:co il"cito como es el caso de?enezuela.

2ncluso, entre los pa"ses que pertenecen al primer grupo, es decir, losque consideran punible la posesión o tenencia de drogas para el propioconsumo, tampoco se sigue un solo modelo de regulación. En estesentido, pa"ses como Argentina, )anamá, #uatemala, entre otros,establecen penas privativas de la libertad como medida de sanciónpenal. Jtros pa"ses como 6olivia o Ecuador aplican medidas deseguridadH mientras que un tercer grupo de pa"ses permiten que la pena


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privativa de libertad pueda ser sustituida por una medida deseguridad.>inalmente, una posición bastante e=tendida y distinta a lasanteriores, señala la no punibilidad de la posesión de drogas para elpropio consumo, cuando la cantidad pose"da no e=ceda a la equivalentea una dosis personal, que var"a de un pa"s a otro. Este es el caso de

8=ico, 7ruguay, !ile y )er.En efecto, la 9ey &/11&, publicada el $-de junio de &11(, prácticamente rati:có la vigencia del art"culo &00 delódigo )enal )eruano de $00$, al disponer lo siguienteC

!o es puni#le la posesión de drogas para el propio e inmediato

consumo, en cantidad que no exceda de cinco gramos de pasta #ásica

de coca&na, dos gramos de clorhidrato de coca&na, ocho gramos de

marihuana o dos gramos de sus derivados, un gramo de látex de opio o

doscientos miligramos de sus derivados. 3e excluye de los alcances de

lo esta#lecido en el párrao precedente la posesión de dos o más tipos

de drogas.

De esto se concluye que la posición peruana no es entonces la de unapol"tica de represión absoluta e indiscriminada contra los consumidores,como señalan en el )er algunos de los partidarios de la legalización,sino por el contrario, la de una pol"tica integral y Ge=ible frente al

consumidor. Esto pone an más en evidencia que las propuestas delegalización en nuestro pa"s carecen de sentido.

En todo caso, compartimos la preocupación de que la norma vigente enel )er sea correcta y adecuadamente aplicada por los operadoresestatales ;)@), >iscal"a y )oder Yudicial


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9os argumentos señalados a favor de la legalización resultan, en nuestrocriterio, d8biles y en la mayor"a de los casos carecen de solidez.Asimismo, los pocos pa"ses que !an e=perimentado con la legalización,!an tenido en su mayor"a que retroceder y volver a las pol"ticas derestricción e incluso, los casos ;$ ó &< que !an tenido 8=ito en cuanto al

ámbito de la salud, no !an logrado eliminar la criminalidad ni las ma:as,el narcoBturismo o incluso el incremento de los cultivos il"citos o elconsumo de otras drogas.

A todo esto, debemos añadir algo muy importante y es que los pa"sesdi:eren sustancialmente en la naturaleza del problema que debenenfrentar en relación a las drogas, por lo cual las pol"ticasnecesariamente tendrán que ser diferentes en sus metas y objetivos

pero tambi8n en su metodolog"a y planes de acción. @o es posible porejemplo, comparar la realidad del )er y olombia, donde la produccióny el trá:co son los temas centrales, con )ortugal donde el consumo es eltema de mayor preocupación, como lo es tambi8n en Australia o en'usia, o con pa"ses como urqu"a donde el trá:co de !ero"na es el puntode mayor atención, o 6rasil que padece de una fuerte violencia por eltrá:co de drogas.Esto !a sido reconocido por diferentes especialistas einformes de la 7nión Europea, que en general, tiene y tiende a unapol"tica más liberal. )or tanto, creemos que nuestros esfuerzos deben

concentrarse en pensar cómo mejorar nuestra estrategia antidroga,aplicada con 8=ito en %an art"n, más que intentar importar modelos deresultados inciertos.


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