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N°131.- En la ciudad de Rosario, a los 23 días del mes de marzo del año dos mil nueve, se reunieron en Acuerdo los señores Jueces de la Cámara de lo Contencioso Administrativo Nº 2, doctores Marcelo Lopez Marull y Alejandro Andrada, con la presidencia de su titular doctora Clara Rescia de de la Horra, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados KRAFT FOODS ARGENTINA S.A. contra MUNICIPALIDAD DE ROSARIO sobre RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO”, Expte. C.C.A. 2 Nº 03, año 2.004. A la Primera cuestión, -¿Es admisible el recurso interpuesto?-, el señor Juez de Cámara Dr. Lopez Marull dijo: I.- 1. Kraft Foods Argentina S.A., por apoderado, dejando constancia que Canale SAIC –a quien en origen se le reclamó la deuda en crisis- se fusionó por absorción con Kraft Foods Argentina S.A. en vista del acuerdo definitivo de fusión elevado a escritura pública, la que fue inscripta en el Registro Público de Comercio de San Luis al Tomo 138 de Contratos Sociales, Folio 109, Nº 5, el 05.05.02; inscribiéndose la disolución de la sociedad Canale en el Registro de Inspección General de Justicia de la Capital Federal bajo el Nº 3598, del libro 17 de Sociedades por Acciones, el 19.04.02; deduce recurso contencioso administrativo contra la Municipalidad de Rosario, tendente a que obtener la nulidad de los decretos Nº 1806/03 y 1807/03 ambos del 23.09.03, que no hicieron lugar a los Recursos de Apelación interpuestos contra la Resolución de la Dirección General de Finanzas del 21.05.02; y consecuentemente solicita

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N°131.- En la ciudad de Rosario, a los 23 días del mes de

marzo del año dos mil nueve, se reunieron en Acuerdo los

señores Jueces de la Cámara de lo Contencioso Administrativo

Nº 2, doctores Marcelo Lopez Marull y Alejandro Andrada, con

la presidencia de su titular doctora Clara Rescia de de la

Horra, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados

KRAFT FOODS ARGENTINA S.A.“ contra MUNICIPALIDAD DE ROSARIO

sobre RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO”, Expte. C.C.A. 2 Nº

03, año 2.004.

A la Primera cuestión, -¿Es admisible el recurso

interpuesto?-, el señor Juez de Cámara Dr. Lopez Marull

dijo:

I.- 1. Kraft Foods Argentina S.A., por apoderado,

dejando constancia que Canale SAIC –a quien en origen se le

reclamó la deuda en crisis- se fusionó por absorción con

Kraft Foods Argentina S.A. en vista del acuerdo definitivo de

fusión elevado a escritura pública, la que fue inscripta en

el Registro Público de Comercio de San Luis al Tomo 138 de

Contratos Sociales, Folio 109, Nº 5, el 05.05.02;

inscribiéndose la disolución de la sociedad Canale en el

Registro de Inspección General de Justicia de la Capital

Federal bajo el Nº 3598, del libro 17 de Sociedades por

Acciones, el 19.04.02; deduce recurso contencioso

administrativo contra la Municipalidad de Rosario, tendente a

que obtener la nulidad de los decretos Nº 1806/03 y 1807/03

ambos del 23.09.03, que no hicieron lugar a los Recursos de

Apelación interpuestos contra la Resolución de la Dirección

General de Finanzas del 21.05.02; y consecuentemente solicita

la devolución de las sumas ingresadas en concepto de Derecho

de Registro e Inspección por los períodos 9 y 12/99, con

costas.

Previa consideraciones sobre la admisibilidad formal del

recurso, estima el monto del presente recurso contencioso

administrativo de la siguiente manera: Tributo cuestionado

(según Resolución Nº 928/01), $ 58.147.47; Multa por omisión

(según Resolución del 21.05.02), $ 92.583,55, lo que importa

un monto total de $ 150.731,02, a los que se deberán calcular

los intereses resarcitorios correspondientes.

Relata el agotamiento de la vía administrativa previa

resaltando, entre otras observaciones, que ambos actos

administrativos (Decreto 1806/03 y 1807/03), aunque

corresponden a distintos expedientes, son idénticos en todas

sus partes, anomalía que se repite en sus correspondientes

dictámenes.

En cuanto a la cuestión debatida indica que Canale

ejercía la actividad de fabricación y comercialización de

alimentos dentro de la jurisdicción municipal por medio de un

local habilitado en el municipio y por tanto estaba sujeto al

Derecho de Registro e Inspección que se aplicaba sobre los

ingresos brutos producto de su actividad.

Precisa que el 09.09.99 se celebró en la ciudad de

Buenos Aires un contrato por el cual la sociedad vendió a

SOCMA AMERICANA S.A. la totalidad de las acciones de que era

titular representativas del 99,9999% del capital social y

votos de Canale do Brasil S.A., constituida y con domicilio

en Brasil, recibiendo por la venta un ingreso extraordinario

de dólares 116.000.000.

Continúa relatando que el 15.12.99 se celebró en la

ciudad de Buenos Aires un contrato por el cual Canale

transfirió a NABISCO INC. la propiedad de las marcas que

mantenía registradas en Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil,

Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, México, Venezuela,

Italia y Hong Kong, recibiendo un ingreso extraordinario de

dólares 63.000.000.

Sostiene que pese a ser ingresos extraordinarios, la

inspección interviniente consideró que los ingresos

provenientes de ambos contratos formaban parte de la base

imponible del tributo, con cita del informe de inspección del

19.10.01.

Señala que en base a ello el municipio inició un proceso

determinativo que culminó con los Decretos impugnados, sin

considerar los argumentos esgrimidos y elementos probatorios

ofrecidos por su parte, pretendiendo sostener su endeble

postura con los argumentos que en síntesis refiere.

Concluye que en definitiva el municipio estableció en

los actos impugnados que los ingresos extraordinarios son

producto de bienes directamente vinculados con la producción

y comercialización de la totalidad de los productos

elaborados por la sociedad; que el sustento territorial en la

venta de las acciones surge del hecho que Canale estaba

constituida en el país y en la cesión de las marcas surge del

hecho que las mismas son un bien ubicado y radicado en el

país; la inclusión de los ingresos extraordinarios en la base

imponible del tributo resulta ajustada al Convenio

Multilateral.

Afirma que los decretos impugnados son nulos por no

reunir los elementos esenciales por la normativa vigente para

ser considerados actos administrativos válidos, constituyendo

una fragrante violación al derecho de defensa de su parte.

Alega, en primer lugar, defectos formales en el

procedimiento que aparejan la nulidad de los actos dictados

en su consecuencia, toda vez que pese a lo dispuesto por el

art. 55 del Código Tributario Municipal, habiendo interpuesto

el 22.03.02 recurso de apelación contra la resolución que

rechazó el recurso de reconsideración interpuesto contra la

determinación de oficio del Tributo y, el 01.08.02 recurso de

apelación contra la resolución del 17.07.02 que rechazó el

recurso de reconsideración contra la aplicación de la multa,

se encontró con que el Intendente Municipal dictó los

Decretos a través de los cuales resolvió confirmar la

Resolución Nº 280/02, que ya había sido confirmada a través

de la resolución del 17.07.02; no expidiéndose, en

consecuencia, sobre los recursos de apelación interpuestos en

los expíes. Nº 7782-D-01 y Nº 6813-F-02.

Agrega que para el dictado de los Decretos, las normas

de procedimiento consideran esencial el dictamen de un órgano

de asesoramiento jurídico (arts. 52 in fine y 53 Decreto-ley

10.204), habiéndolo también reconocido en igual sentido la

jurisprudencia que cita; y en el caso los dictámenes fueron

emitidos y en ellos se basan los Decretos, sin embargo llama

la atención que en los considerandos se haga referencia al

fondo de la cuestión y a la multa cuando el Asesor Letrado en

los dictámenes hace referencia únicamente al fondo de la

cuestión y a los intereses, sin haberse expedido con relación

a la aplicación de la multa.

En segundo lugar, sostiene que los Decretos impugnados

se encuentran viciados por ser de objeto incierto, lo que

produce su nulidad, atento a que el Decreto Nº 1806/03

correspondería a la determinación de oficio del tributo y el

Decreto Nº 1807/03 correspondería a la multa por omisión del

Tributo, cuando el Intendente debería por el primero haber

resuelto el recurso de apelación contra la Resolución del

22.03.02, y por el segundo el recurso de apelación contra la

resolución del 17.07.02, advirtiéndose que ambos son

idénticos y que a través de ellos se resolvió no hacer lugar

a un supuesto recurso de apelación interpuesto contra la

resolución de fecha 21.05.02, que aplicó la multa y que se

encontraba confirmada por la Resolución del 17.07.02,

omitiéndose expedirse sobre los recursos interpuestos.

Concluye que de la lectura de los decretos no es posible

advertir en forma clara la voluntad del Intendente, no

pudiendo determinarse claramente su objeto, extendiéndose las

contradicciones a las otras partes que componen los Decretos,

conforme especifica.

En tercer lugar entiende que los decretos impugnados son

nulos por falta de motivación, si se observa que en el

expediente correspondiente a la determinación de oficio la

Municipalidad dictó el Decreto Nº 1806 que no resolvió en su

parte dispositiva acerca de la determinación de oficio en

cuestión sino acerca de la multa aplicada; y en el expediente

correspondiente a la multa, que en los considerandos del

Decreto Nº 1807 se establece que fue dictado sobre la base

del Dictamen Nº 55, dicho dictamen no hizo referencia a la

multa aplicada, por lo que dicho decreto fue dictado sin

previo dictamen.

Agrega que la parte dispositiva de los Decretos no

encuentran correlación alguna con sus considerandos y sus

vistos y, lo que es aun peor, existen ostensibles

contradicciones dentro de los propios vistos, considerandos y

resolutorios.

En cuarto lugar aduce la existencia en los actos

impugnados de vicio en la finalidad, pues el Intendente debía

resolver, por un lado, el recurso de apelación interpuesto

contra la resolución del 22.03.02; y por el otro, el recurso

de apelación interpuesto contra la resolución del 17.07.02;

sin embargo, ambos decretos resolvieron no hacer lugar al

recurso de apelación interpuesto contra la resolución del

21.05.02, y confirmaron una resolución que ya se encontraba

confirmada a través de la resolución del 17.07.02, por lo que

si el Intendente tiene competencia para resolver recursos de

apelación (art. 55 CTM), entonces los Decretos no cumplieron

con la finalidad que los actos del Intendente deben tener.

En quinto lugar alega nulidad por violación del derecho

de defensa, pues en el caso, ninguno de los Decretos

conforman una resolución debidamente fundada, razón por la

cual su parte se ve violentada en su derecho de defensa en

juicio.

Con relación a la improcedencia del cobro del tributo

afirma que la naturaleza del que nos ocupa es una tasa,

conforme a doctrina y jurisprudencia que cita, y que ella

debe correlacionarse con la concreta, efectiva e

individualizada prestación de un servicio, y para el derecho

de registro e inspección además se exige el ejercicio

habitual de actividades a título oneroso en el ámbito de la

respectiva municipalidad y la prestación por parte de esta de

un servicio público divisible.

Además, su base imponible está dada por los ingresos

brutos del contribuyente del ejercicio habitual de la

actividad en la jurisdicción, siendo el sujeto pasivo de la

tasa aquél que haga ejercicio habitual de la actividad

descripta y reciba prestación efectiva e individualizada del

servicio público divisible.

En función de ello advierte que la venta de acciones y

la cesión de las marcas por las cuales el municipio pretende

acrecentar la base imponible de la tasa no suponen un

ejercicio habitual de una actividad onerosa dentro del

municipio y, por ende, los ingresos derivados de aquellos

actos no se identifican con los ingresos de éstas últimas,

efectuando distintas consideraciones al respecto para

demostrar que ello no constituye ni el objeto ni el giro

habitual de la sociedad.

Afirma, además, que tampoco adeuda suma alguna al

municipio, porque la venta de las acciones y la cesión de las

marcas no fueron actos realizados dentro del territorio

municipal, y puesto que los arts. 77, 78, 79 y 80 del Código

Tributario Municipal específicamente prevén la

territorialidad de la tasa como uno de los requisitos para su

aplicación, al ser el objeto de la venta acciones

representativas de un patrimonio radicado en el exterior, la

transmisión de las acciones se efectuó fura del país, sumado

a que el contrato de compraventa se realizó en la ciudad de

Buenos Aires y la sociedad se encontraba constituida en

Buenos Aires; y que el contrato de cesión de marcas comenzó a

tener validez para las partes también en la ciudad de Buenos

Aires e inscripta la transferencia en el Registro de Marcas

de Argentina, sito en la ciudad de Buenos Aires.

En relación al argumento municipal de que las marcas

vendidas siguen usándose en el territorio nacional,

hallándonos ante un supuesto de la venta de un bien ubicado y

radicado dentro del país a una empresa extranjera, advierte

que no surge de norma alguna que sea aplicable al caso que

por el sólo hecho de que el bien se encuentre ubicado en el

país la tasa resulte aplicable; y que de sostenerse ese

argumento la tasa no sería aplicable a Canale pues jamás se

podría afirmar que tenía sus marcas argentinas y extranjeras

ubicadas en Rosario, sumado a que la marca que identifica al

producto no se encuentra radicada dentro del país donde está

el bien.

Puntualiza que tampoco pudo la accionada hacer el ajuste

sobre la base de los ingresos producto de su cesión, toda vez

que la misma supuso una exportación de bienes expresamente

exenta por el municipio, conforme al art. 80 inc. k) del

Código Tributario Municipal; y por lo demás, como bien

inmaterial, la marca, por un lado, y el registro de dicha

marca en el país que fuere, son realidades distintas, y en

virtud de su “inmaterialidad” los conceptos de radicación y

desplazamiento le son ajenos, teniendo en todo caso

radicación su titular, existiendo con la cesión sólo un

desplazamiento de los derechos y facultades inherentes a la

misma a favor del comprador, y como tales, asimilable a la

exportación de servicios.

Se agravia de que el municipio sostenga que la inclusión

de los ingresos cuestionados dentro de la base imponible

resulta plenamente ajustada a derecho en el marco del

Convenio Multilateral, pues dicho convenio no establece

nuevos hechos imponibles en forma autónoma, sino reparte

equitativamente de la base imponible del impuesto sobre los

ingresos brutos en el supuesto de que recaiga sobre el

ejercicio de actividades lucrativas habituales que conformen

un “proceso único, económicamente inseparable”, no

constituyendo la venta de acciones y la cesión de marcas una

actividad interjurisdiccional requerida por el convenio.

Asevera que los ingresos cuestionados no están incluidos

en la base imponible que se debe declarar en la Provincia de

Santa Fe por aplicación del Convenio Multilateral, por lo que

no pueden ser adicionados por el Municipio a los fines del

cálculo del Derecho de Registro e Inspección, pues el

municipio se encuentra constreñido a gravar únicamente la

parte de ingresos que resulten atribuibles a los fiscos

adheridos; además en el supuesto de confirmarse la pretensión

fiscal, ello importaría el recálculo de los coeficientes

atribuidos al Provincia y por ende al Municipio, toda vez que

al tratarse de actos celebrados en la ciudad de Buenos Aires,

dichos ingresos deberían alocarse a dicha jurisdicción, lo

que produciría un incremente de su coeficiente en desmedro

del resto de las jurisdicciones, excediendo además lo

dispuesto por el párrafo 3º del art. 35 del Convenio, por

apropiarse, atento tener Canale un solo local habilitado en

la Provincia, más del 100% de los ingresos brutos de la

Provincia de Santa Fe.

Subsidiariamente solicita, para el caso de una

resolución adversa, se vuelva a calcular la base imponible de

la tasa correspondiente al período 12/99, toda vez que por el

contrato de cesión de marcas no sólo cedió marcas registradas

en la Argentina sino también marcas registradas en otros

países, por lo que deben deducirse los ingresos producto de

la cesión de las marcas inscriptas en el exterior.

En relación a los accesorios, para el supuesto de una

resolución adversa, afirma que la sociedad no ha incurrido en

mora por no serle imputable el retardo, confundiendo la

accionada el concepto de automaticidad de la mora con el

hecho de que dicha mora genere o no responsabilidad del

deudor, con citas de doctrina y jurisprudencia, concluyendo

que los intereses previsto en el artículo 41 del Código

Tributario Municipal necesitan para su procedencia un retardo

imputable a título de culpa, siendo aplicable a la materia

supletoriamente lo dispuesto en el art. 509 del Código Civil.

De ello concluye que, no siendo la conducta de la

recurrente producto de un actuar negligente ni arbitrario,

sino sustentada en una interpretación razonable de la

normativa aplicable, los intereses aplicados no resultan

procedentes.

En cuanto a la multa impuesta destaca que, más allá de

lo expuesto en relación a la nulidad de los decretos

impugnados, en relación al Decreto Nº 1807, sostiene que no

resolvió el recurso de apelación interpuesto, y en sus vistos

menciona un supuesto recurso de apelación contra la

resolución de fecha 21.05.02, cuando dicho recurso fue un

recurso de reconsideración contra la resolución de fecha

21.05.02 resuelto por resolución del 17.07.02; además la

resolución del 21.05.02 no ratifica la resolución Nº 9287/02

como menciona, sino que se expide sobre la multa, rechazando

el descargo y aplicando la multa por omisión; resultando por

lo demás inexacto que el dictamen jurídico al que refiere se

haya expedido sobre la multa.

Entiende que falta la configuración del elemento

subjetivo atento haber demostrado la improcedencia del ajuste

sustantivo, no habiéndose omitido culposamente la obligación

fiscal como lo exige el artículo 41 del Código Tributario

Municipal y se afirma en el Decreto impugnado, existiendo en

todo caso un error excusable que lo exime de toda sanción.

Subsidiariamente plantea la inconstitucionalidad del

artículo 41 del Código Tributario Municipal, en tanto pena

una conducta no tipificada como infracción por dicho cuerpo

legal, cual es el retardo en el pago del Tributo omitido,

toda vez que existe una contradicción entre la infracción y

su pena, pues lo punible no es la falta de pago de los

intereses sino del tributo, así, la pena que supone el

cálculo de los intereses en la multa no responde a una

infracción prevista en el Código, por lo que solicita la

inconstitucionalidad de la frase “incluido intereses

resarcitorios y actualización que correspondiere” prevista en

el artículo 41 del Código Tributario Municipal.

En suma, previa reserva del caso federal, peticiona se

haga lugar al recurso, con costas, ordenándose la devolución

de las sumas ingresadas con más intereses; y subsidiariamente

se calcule nuevamente la base imponible por el período 12/99

deduciéndose de la misma aquellos ingresos producto de la

cesión de las marcas inscriptas en el exterior.

2. Declarada por Presidencia la admisibilidad del

recurso (fs. 255), comparece la Municipalidad de Rosario (fs.

273) y contesta la demanda (fs. 279/284 vta.) con expreso

pedido de su rechazo e imposición de costas a la contraria.

3. Previa negativa de los hechos expuestos en la demanda

que no fueran motivo de un reconocimiento expreso, sostiene

que la solicitud de nulidad de los actos administrativos

dictados en sendos trámites administrativos correspondientes

a la determinación tributaria y a la multa, no debe ser

acogida por resultar insustancial, toda vez que dichos actos,

más allá de reconocer de que la administración no ha sido

clara en la elaboración de los mismos, confirmaron el acto

recurrido original cual fue la Resolución Nº 9287/02 de la

Dirección General de Finanzas que determinó el ajuste y

aplicó la multa.

Agrega que la administración se ha mantenido constante y

firme en sus argumentos del porqué era procedente la

determinación tributaria en la forma en que se efectuó, de lo

que dan cuenta los dictámenes y los considerandos de los

actos impugnados; no teniendo utilidad retrotraer el

procedimiento administrativo cuando ambas partes han fijado

sus posiciones de fondo y no se advierte violación del

derecho de defensa de la contraparte.

Afirma que no puede admitirse que los actos cuestionados

carezcan de motivación o sean nulos por vicios en la

finalidad, ya que los Decretos 1806 y 1807, más allá del

error material que puedan contener, tuvieron por objeto

confirmar la Resolución original de la Dirección General de

Finanzas Nº 9287/02, conteniendo profusas consideraciones de

hecho y de derecho para así pronunciarse.

En cuanto a la cuestión de fondo, indica que conforme al

resultado de la inspección realizada, se verificaron los

coeficientes unificados del Convenio Multilateral expuestos

en las Declaraciones Juradas CM-05 y su razonabilidad con

relación a la actividad desarrollada en todo el país,

comparándose la base imponible declarada en las Declaraciones

Juradas de Ingresos Brutos y las ventas según balance en

relación a los ejercicios 1998 y 1999, a través de un

procedimiento ajustado a las normas locales y al Convenio

Multilateral, conforme a la documentación aportada por la

empresa, por lo que dicho procedimiento no podrá ser objetado

en sus formalidades y en los criterios utilizados, más allá

de la diferencia de criterios en lo atinente a la inclusión

de determinados rubros en la base imponible.

Alega que en relación a los planteos concretos de la

recurrente en cuanto han sido incluidos en la base imponible

la venta de acciones y cesión de marca, yerra el actor en

este punto, pues la nota de habitualidad que plantea como

definitoria en modo alguno puede constituirse en el referente

necesario para la determinación de la base imponible.

Sostiene, en primer lugar, que ninguna norma del

Convenio Multilateral habla de esta nota especial que deba

contener la actividad sujeta a gravamen, habiéndose la

Comisión Arbitral reiteradamente pronunciado sobre la

procedencia de la tesis “convenio sujeto” en contraposición

del “convenio actividad”, significando con ello que el sujeto

es el elemento determinante para hacer recaer la carga

tributaria distribuible, precisamente cuando se trata de la

realización de actividades económicas que no sean las

habituales que caen necesariamente dentro de ingresos brutos

distribuibles conforme el Convenio.

Observa, en segundo lugar, una cita parcial y

tergiversada del art. 123 del Código Fiscal de la Provincia

de Santa Fe, en punto precisamente a la habitualidad en la

caracterización de los “ingresos brutos”, al culminar dicha

norma, luego de establecer los criterios de la

“habitualidad”, que dicho criterio no es aplicable al caso de

las sociedades comerciales, entendiendo claro la que en orden

a la determinación del impuesto a los ingresos brutos, no es

legítima la pretensión del recurrente de excluir de la base

imponible a los ingresos de marras con fundamento en la falta

de habitualidad.

En cuanto al planteo del recurrente de que las

operaciones de venta de acciones y cesión de marca no se

efectuaron en el territorio del municipio, afirma que es

contrario a las normas locales y a la letra del Convenio, por

aplicación del art. 79 del Código Tributario Municipal y art.

35 del Convenio Multilateral, toda vez que el Municipio de

Rosario, donde la actora tiene “local habilitado” se

encuentra legitimada para participar, en la porción que le

corresponde a la jurisdicción provincial, respecto de los

ingresos generados en todo el país.

En referencia a lo afirmado por el recurrente de que la

cesión de la marca ha constituido una “exportación” y por lo

tanto exenta conforme al art. 80 inc. j del C.M., considera

que ello no es así pues la exportación de un bien importa su

desplazamiento del territorio de origen, lo que en el caso no

ha ocurrido, sino tan sólo el cambio de su titularidad y de

su registración en los organismos de contralor y aplicación,

permaneciendo su sustento territorial en las mismas

condiciones que cuando la detentaba el actor, no

constituyendo una operación de exportación por más que su

nuevo titular tenga su domicilio en el exterior.

En cuanto a lo afirmado por el recurrente respecto del

error en la base imponible atento a que la cesión de marca

abarcó algunas registradas en otros países, indica que el

hecho de que la actora tenga registrada marcas en otros

países, no impide que los ingresos por la cesión tengan una

incidencia económica en el lugar en que la empresa tenga el

asiento de sus negocios, de hecho, el producido de dicha

cesión está contabilizado en este país, de donde el organismo

fiscalizador obtuvo sus datos, no habiéndose probado que el

ingreso bruto objeto del gravamen no se haya producido en el

país, celebrándose el contrato el la ciudad de Buenos Aires y

el pago del precio en ese acto, por lo que la operación

completa se ha realizado en el domicilio de la actora,

generándose ingresos en el país y a favor del cedente.

Respecto de los intereses aplicados, afirma que ellos

surgen de las disposiciones contenidas en el art. 2º de la

Ordenanza Nº 5270/91 por remisión del art. 41 del CTM, no

pudiéndose admitirse el argumento de la “mora inculpable” que

sostiene la actora, no sólo atento a la claridad de la norma,

sino porque el contribuyente tuvo suficiente oportunidad de

aceptar la determinación tributaria a lo largo del

procedimiento administrativo, lo que no ha ocurrido, por no

lo que el planteo en la insistencia del planteo en la

instancia judicial le resta esa presunta cuota de

inculpabilidad, por lo que la aplicación de la normativa

local, salvo su declaración de inconstitucionalidad que no ha

efectuado, no admite la interpretación efectuada por el

recurrente.

En cuanto a la multa impuesta, lo alegado en cuanto a la

ausencia de culpa, la que se entiende proviene por una

distinta interpretación de la ley, sólo podrá cobrar sentido

si el recurrente espontáneamente hubiera aceptado el criterio

de la administración, en forma tempestiva, no resistiendo la

interpretación que ha resultado errónea, insistiendo en que

ingreso correctamente el tributo, por lo que su conducta se

encuadra en el art. 41 del CTM, conforme jurisprudencia de la

Corte Suprema de Justicia provincial que cita, resultando por

otra parte, entiende, clara la normativa del Código en cuanto

al encuadramiento de la conducta del contribuyente a los

fines de la multa (arts. 38 y ss).

En referencia a la inconstitucionalidad de la segunda

parte del art. 41 del CTM, en cuanto se argumenta una

contradicción entre la infracción y la pena, al integrar la

pena los intereses y actualizaciones, cuando la infracción

solo refiere a la omisión en el cumplimiento de la obligación

fiscal, arguye que ello no es real, pues entre la infracción

y la pena subsiguiente solo existe conexión causal, pero la

pena, en sí misma, es independiente de la infracción; en el

caso la norma ha establecido una pena para la omisión

culpable de la obligación fiscal consistente en una suma que

se integrará con el tributo omitido con más sus accesorios,

elección del legislador que en nada contraría lógicamente a

la infracción, pudiendo haberse elegido otros parámetros,

independientes del monto del tributo y sus accesorios.

En suma, previa reserva constitucional, solicita el

rechazo del recurso, con costas.

Abierta la causa a prueba (fs. 287), producida la que

consta en autos, se agregan los alegatos de las partes (fs.

1767/1789 y 1791/1793 respectivamente), dictada y consentida

la providencia de autos (fs. 1794/1797), queda la causa en

condiciones de ser resuelta.

3. En cumplimiento de lo dispuesto por el art. 23 de la

ley 11330, corresponde expedirse sobre la admisibilidad del

recurso. Al respecto no se han invocado ni se advierten

razones que justifiquen apartarse del auto de admisibilidad

Nº 156 del 20.04.04 de fs. 255 de autos.

Voto, pues, por la afirmativa.

A la misma cuestión los señores Jueces de Cámara Dres.

Rescia de de la Horra y Andrada expresaron idénticos

fundamentos a los vertidos por la Sra. Juez de Cámara Dr.

Lopez Marull y votaron en igual sentido.

II. A la Segunda cuestión -¿es procedente el recurso

interpuesto?- el señor Juez de Cámara Dr. Lopez Marull dijo:

1. Del relacionado precedente, a los efectos de precisar

el thema decidendum, resulta conveniente aclarar que aspectos

no controvierten las partes, y efectuado ello analizar en que

disienten.

1.1. En el primer aspecto, no objeta el recurrente el

procedimiento administrativo formal de determinación

tributaria efectuado por la administración que culminó con el

dictado de la Resolución Nº 9287/01 de la Dirección General

de Finanzas y su confirmación mediante la Resolución del

22.03.02 que rechazó el recurso de reconsideración

interpuesto; ni el procedimiento formal efectuado a los fines

de la aplicación de la multa que culminó con el dictado de la

Resolución Nº 280/02 de fecha 21.05.02 y su confirmatoria de

fecha 17.07.02 que rechazó el recurso de reconsideración

interpuesto; de donde puede concluirse que no es motivo de

esta litis aspectos que puedan vincularse con el

procedimiento formal efectuado por la administración para la

determinación de oficio, ni la exactitud de las bases tomadas

en cuenta a los fines de efectuarse la misma, como tampoco el

procedimiento formal de aplicación de la sanción, limitándose

el objeto del recurso al procedimiento recursivo posterior y,

como consecuencia de ello, aunque no se impugnen las

resoluciones Nº 9287/01 y su confirmatoria del 22.03.02 y Nº

280/02 y su confirmatoria posterior del fecha 17.07.02, la

interpretación que la accionada efectúa de la normativa

municipal a los efectos de gravar y sancionar en la forma que

hace al contribuyente, y subsidiariamente en este último

aspecto al achaque de constitucionalidad de la norma

aplicable.

1.2. Tampoco la administración ha cuestionado lo

afirmado por el recurrente en cuanto a la actividad

desarrollada, que era contribuyente del Derecho de Registro e

Inspección, que se encontraba sujeto a las normas del

Convenio Multilateral, ni la venta de sus acciones por

contrato celebrado el 09.09.99, y las transferencias de las

marcas registradas a su nombre, ni el ingreso extraordinario

recibido por ello, por lo que tales aspectos no son

susceptibles de análisis, en cuanto a su existencia y

autenticidad.

2. Sentado lo precedente, corresponde ahora precisar los

aspectos procedimentales impugnados que deben ser objeto de

resolución.

2.1. El recurrente objeta, como defecto formal del

procedimiento impugnativo, los vicios en que ha incurrido la

administración al dictar los actos que indica al resolver los

recursos de apelación oportunamente deducidos, actos

resolutorios que considera de objeto incierto, falta de

motivación y viciados en su finalidad, que deciden, en ambos

casos, de manera idéntica, confirmar una resolución –la del

21.05.02- que ya había sido impugnada y confirmada, omitiendo

expedirse respecto de los recursos de apelación,

extendiéndose las contradicciones a todos los elementos

constitutivos de los decretos impugnados, especialmente a los

fundamentos que invocan erróneamente la extensión de los

dictámenes en que se fundan, la contradicción de lo decidido

con relación a sus fundamentos o respecto del objeto sometido

a resolución, conforme se ha relatado al abordar la primera

cuestión, entendiendo que tales actos son nulos.

Agrega, como otra causal de nulidad de los actos

impugnados, la violación del derecho constitucional de

defensa, pues ninguno de los decretos impugnados, considera,

conforman una resolución debidamente fundada.

2.2. La administración al efectuar su responde, acepta

que la administración al resolver los recursos de apelación

no ha sido clara, y aun puede entenderse que acepta el error

en que ha incurrido, no obstante lo cual considera al agravio

insustancial pues no puede negarse la expresa voluntad de la

administración de confirmar la determinación fiscal y la

aplicación de la multa, sobre lo cual no puede caber dudas al

administrado, cuando las partes han fijado sus posiciones de

fondo y no se advierte violación del derecho de defensa

mediante una abultada defensa de su pretensión en sede

administrativa por el recurrente, no advirtiendo la utilidad

del planteo para retrotraer el procedimiento para que se

dicten actos administrativos con idéntico contenido, en

cuanto al fondo, que los cuestionados, por lo que solicita

que en esta instancia se resuelva el planteo de fondo.

2.3. Debe señalarse, en primer lugar, que la vía

recursiva prevista legalmente tiene por objeto otorgar a la

administración la oportunidad de revisar sus propios actos,

en el caso, las Resoluciones Nº Nº 9287/01 y Nº 280 de la

Dirección General de Finanzas, para confirmarlos, revocarlos

o modificarlos, agotando la vía administrativa previa que

habilita la posterior revisión judicial.

Es que, el agotamiento de la vía administrativa, que la

Corte Suprema ha elevado a la categoría de principio

esencial en materia de recursos contencioso-administrativos

(Fallos, 286:398, in re “Sindicato de los trabajadores de la

Industria lechera” o en “Serra”), y al que la doctrina le

asigna distintos fines: Otorgar a la administración la

posibilidad como privilegio de no ser llevada a juicio sin

aviso previo (Criterio de la Corte Suprema en “Agustín Roca

c. Gobierno Nacional, Fallos: 200:196); darle a la

administración la oportunidad para corregir sus errores a la

luz de las observaciones del recurrente (Mairal), evitar que

sea llevada a juicio por decisiones de sus órganos

inferiores, permitir el alcance de una solución sin necesidad

de recurrir a la justicia (criterio de Royo Villanova, Grau,

Dromi), respetar la independencia de la administración

evitando interferir prematuramente en su proceso de decisión,

permitir un adecuado análisis de las cuestiones técnicas que

facilitarán en su caso la revisión judicial (Fiorini),

constituye un presupuesto procesal para habilitar la revisión

judicial, y en tanto no coloque al recurrente en un estado de

indefensión que le imposibilite hacer valer sus derechos, los

errores cometidos por la administración en el procedimiento

recursivo son susceptibles de ser subsanados por el Tribunal

al abordar y resolver la cuestión propuesta.

En el sub litte, el alegado error de la administración

en las resoluciones cuestionadas, no ha imposibilitado el

agotamiento de la vía administrativa y la posterior revisión

judicial, ni ha colocado al recurrente en un estado de

indefensión.

Además, no debe perderse de vista que en materia de

nulidades procesales campea el principio de trascendencia, en

especial que el vicio alegado haya imposibilitado el

ejercicio de su derecho de defensa y, en el caso, de los

defectos señalados por el recurrente en las resoluciones

impugnadas, no puede sin más concluirse que ello le haya

impedido conocer la postura de la administración respecto de

su planteo, o que le haya imposibilitado ejercer su defensa

adecuadamente, lo cual surge con claridad de los distintos

planteos efectuados tanto en sede administrativa como ante

esta instancia.

Conclusión de lo señalado es que no se advierte que los

vicios alegados hayan imposibilitado ejercer su defensa al

recurrente, por lo que la nulidad procedimental articulada no

puede posterar.

3. Atento a la conclusión arribada precedentemente,

corresponde abordar la cuestión de fondo planteada, que

conforme los términos en que quedara trabada la litis se

centra en esclarecer si asiste razón a la actora que sostiene

no adeudar suma alguna al Fisco Municipal por el gravamen

determinado con razón de que los ingresos extraordinarios

provenientes del contrato de venta de la totalidad de sus

acciones a la firma Socma Americana S.A.I.C. por la suma de

U$S 116.000.000, y los del contrato de transferencia a

Nabisco Inc. de la propiedad de las marcas de fábrica que

tenía registradas en Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil,

Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Méjico, Venezuela,

Italia, y Hog Kong por un importe de U$S 63.000.000, no

constituyen hecho imponible ni integran la base imponible del

gravamen en cuestión, conforme las previsiones del Código

Tributario Municipal de Rosario y el art. 35 del Convenio

Multilateral.

O por el contrario, la razón le asiste a la

Administración recurrida que funda el ajuste determinado en

que teniendo el contribuyente un local habilitado en

jurisdicción del Municipio de Rosario, se encuentra

legitimada para participar, en la porción que corresponde a

la jurisdicción provincial, respecto de los ingresos brutos

generados en todo el país de acuerdo a lo dispuesto por el

Códido Tributario Municipal de Rosario y el Convenio

Multilateral.

3.1. Para dilucidar ello habrá de tenerse presente que

en el Estado constitucional contempóraneo la obligación de

pagar el tributo reconoce como única fuente, la ley, de allí

que la doctrina nacional e incluso internacional haya

destacado este aspecto convirtiéndolo en axioma o principio

fundamental del derecho tributario que se sintetiza en el

aforismo “no hay tributo sin ley”.

Luego, como ya lo ha explicitado esta Cámara, para

controlar la legitimidad de los actos administrativos de

determinación de oficio impugnados habrá de priorizarse el

análisis de este principio, es decir, verificar en el caso

concreto si la Administración en su implementación ha

observado el “principio de legalidad” de la tributación, cuyo

fundamento reconoce raigambre constitucional en los artículos

17 de la Constitución Nacional, y artículo 15 de la

Constitución Provincial.

Bidart Campos expresa que la observancia del principio

enunciado afianza el sentimiento de seguridad del obligado al

pago, en virtud que sabe qué debe hacer, qué es lo que tiene

que obedecer, qué es lo que le pueden mandar que haga (Bidart

Campos, Germán, “Derecho Constitucional”, nota (5), T. 1,

pág. 229).

Los administrativistas en general consideran que dicho

principio constituye el soporte a que queda sujeta toda

actividad administrativa, cuya inexistencia puede ser

cuestionada en sede judicial, entendiendo que el mismo se

complementa con el principio de “razonabilidad” del accionar

de que se trate, concretamente si ha existido razón

suficiente de derecho para así proceder (Diez, Manuel M., “El

acto Administrativo”, págs. 210/211; Marienhoff, M., “Tratado

de Derecho Administrativo”, 1ra. Ed. T. 1, pág. 70).

García Belsunce, remitiéndose a prestigiosos maestros

que cita, señala que lo razonable es lo axiológicamente

válido según las circunstancias del caso, es decir lo justo,

afirmando que el principio de legalidad en el ámbito

tributario rige tanto respecto de los tributos creados en

ejercicio de un poder tributario originario como de un poder

tributario derivado o delegado, como es el caso de las

Municipalidades y Comunas, (García Belsunce, H. “Garantías

Constitucionales”, Ed. Abeledo Perrot, 1984, pág.229, y en

nota 19, págs. 197 a 201; Jarach, D., “Curso Superior de

Derecho Tributario”, T 1, Ed. 1969, pág. 77).

Jarach afirma que decir que no debe existir tributo sin

ley, significa que sólo la ley puede establecer la obligación

tributaria y, por tanto, sólo la ley debe definir cuáles son

los supuestos y los elementos de la relación tributaria,

puntualizando que quiere significar que es la ley la que debe

definir los hechos imponibles en su acepción objetiva y

también en la esfera subjetiva, o sea, cuáles son los sujetos

pasivos de la obligación debiendo ser la ley la que debe

establecer el objeto y la cantidad de la prestación, es

decir, el criterio con que debe evaluarse la materia

imponible para aplicar el impuesto en su monto determinado

por la ley, (Jarach, Dino, “Curso de Derecho Tributario”, Ed.

1980, T. 1, pág 80).

Luqui sostiene que para que el principio de legalidad

quede satisfecho, es necesario que la ley contenga los

elementos esenciales para crear de manera cierta la

obligación, es decir: a) el hecho imponible, definido de

manera cierta; b) los presupuestos de hecho a los que se

atribuirá la producción del hecho imponible; c) los sujetos

obligados al pago; d) el método o sistema para determinar la

base imponible en sus lineamientos esenciales; e) las

alícuotas que se aplicarán para fijar el monto del tributo;

f) los casos de exenciones; h) las sanciones

correspondientes; i) el órgano administrativo competente para

recibir el pago; y j) el tiempo por el que se paga el

tributo, (Luqui, J. C., “Estudios de Derecho Constitucional

Financiero”, Ed. Universidad de Bs. As, 1982, en nota 16,

pág. 43).

Villegas, con cita de De la Garza, Valdéz Costa y García

Belsunce, opina que conforme nuestra realidad constitucional

no se puede dudar que la ley debe contener los principios

básicos y estructurales del tributo: 1) configuración del

hecho imponible o presupuesto que hace nacer la obligación

tributaria; 2) la atribución del crédito tributario a un

sujeto activo determinado; 3) la determinación como sujeto

pasivo de aquel a quien se atribuye el acaecimiento del hecho

imponible (contribuyente) o la responsabilidad por deuda

ajena (responsable); 4) los elementos necesarios para la

fijación del quantum, es decir la base imponible y la

alícuota (Villegas, H., “Curso de Finanzas, Derecho

Financiero y Tributario”, Depalma, 5ta. Ed. Bs. As. 1992,

pág. 193, con citas de: De la Garza, S. F., “Derecho

Financiero Mejicano”, Porrúa, Méjico, 1969, pág. 303; Valdés

Costa, R., “Curso de Derecho Tributario”, Montevideo 1970,

págs. 23, 24, y 26; y García Belsunce, H. “Temas de Derecho

Tributario”, Abeledo Perrot, Bs. As. 1959, pág. 80).

Igual criterio ha sentado la Corte Suprema de Justicia

de la Nación al sostener que ninguna carga tributaria puede

ser exigible sin la preexistencia de una disposición legal

encuadrada dentro de los preceptos y recaudos

constitucionales, esto es, válidamente creada por el único

poder del Estado investido de tales atribuciones, de

conformidad con los arts. 4, 17, 44, y 67 -texto 1.853-1.860-

de la Constitución Nacional, consid. 9 y 10, con cita de

Fallos: 303-245 y 305-134, La Ley, 1.984-A-350, entre otros

muchos relativos al principio de legalidad en materia

tributaria.

La jurisprudencia del Alto Tribunal nacional es pacífica

respecto a que no se pueden establecer tributos sin ley,

tomando este término en su acepción amplia y comprensible de

impuestos, tasas y contribuciones.

Así ha dicho que, entre los principios generales que

predominan en el régimen representativo-republicano de

gobierno, ninguno existe más esencial a su naturaleza y

objeto que la facultad atribuida a los representantes del

pueblo para crear las contribuciones necesarias para la

existencia del Estado... Nuestra Constitución en sus arts. 4,

17, y 67 consagra la máxima de que sólo el Congreso impone

las contribuciones nacionales, y estas disposiciones, en

virtud de lo sintéticamente expuesto han de ser entendidas

como bases inmutables igualmente para los gobiernos de

provincia con referencia a las propias legislaturas, ya que

los estados locales deben conformar sus instituciones a los

principios de la Constitución nacional, expresa o

virtualmente contenidos en ella (arts. 5, 31, y 108), Fallos:

155-290; 184-542; 186-521; Rev. La Ley, T. 15, pág. 1.184,

Fallo 7.966; Rep. La Ley, III, pág. 296, sum. 459).

También ha sostenido que “los principios y preceptos

constitucionales de la nación y de las provincias son

categóricos en cuanto prohíben a otro poder que el

legislativo el establecimiento de impuestos, contribuciones y

tasas, y así el art. 17 de la Carta Fundamental de la

República dice: sólo el Congreso nacional impone las

contribuciones que se expresan en los arts. 4 y 67;... En

Estados Unidos y entre nosotros se considera que es de la

esencia del gobierno representativo la exclusiva facultad

legislativa para levantar impuestos y fijar los gastos del

Estado...”, (Fallos: 182-411; Rev. La Ley, T. 13, pág. 102,

Fallo 6341).

“Es violatorio de la Constitución nacional el cobro de

un impuesto mayor que el establecido por las leyes de

provincia, aunque se haya realizado en virtud de un decreto

del interventor federal, que no fue ulteriormente aprobado

por la legislatura provincial, (Fallos: 185-26; 186-521; 193-

59 y 549, entre muchos otros).

3. 2. Atendiendo a los principios doctrinarios y

criterios jurisprudenciales precedentemente expuestos, en el

ámbito de la Provincia de Santa Fe, la Ley 8.173, conocida

como ley marco, sancionada el 29.12.77 (B.O. 12.01.78),

respondió a la inquietud de ambos poderes -Legislativo y

Ejecutivo- de establecer a nivel provincial un patrón mínimo

y básico, a modo de standard o Modelo de Código Tributario,

al que debían adecuarse todas sus Municipales y Comunas,

disponiendo -en lo que aquí interesa- que dentro de los

sesenta días de su vigencia, las Municipalidades deberán

sancionar el Código Fiscal Municipal que como anexo integra

la misma, o en su caso adecuar sus respectivas Ordenanzas

impositivas vigentes a las disposiciones indicadas en el

mencionado anexo, ordenando simultáneamente: “Déjase sin

efecto toda disposición legal que se oponga a la presente”,

(Ley cit. arts. 1, 2, y 3).

Del modo indicado, el dictado por parte de la recurrida

del Código Tributario Municipal de Rosario -Ordenanza N°

9476/79 del 23.11.78- respondió a adecuar su normativa

tributaria local al imperativo legal que le fuera impuesto

por la Ley 8.173.

El Código Tributario Municipal de Rosario preceptúa en

su art. 77 como hecho imponible del Derecho de Registro e

Inspección “...los locales ubicados en jurisdicción del

municipio, por los servicios que presta destinados a: 1.

Registrar, habilitar y controlar las actividades comerciales,

industriales, científicas, de investigación y toda actividad

lucrativa, 2. Preservar la salubridad, seguridad e higiene,

3. Fiscalizar la finalidad de pesas y medidas, 4.

Inspeccionar y controlar las instalaciones eléctricas,

motores, máquinas en general y generadores a vapor o

eléctricos....”.

Se trata de servicios prestados por el Municipio de

Rosario en ejercicio de su poder de policía los que, como

consecuencia de su poder fiscal, impone recibirlos

obligatoriamente a las personas físicas y/o jurídicas que

desarrollan actividades industriales, comerciales, o de

servicios en locales situados dentro de su jurisdicción

territorial, previamente habilitados, resultando evidente que

con respecto a los ingresos extraordinarios de que se trata

no se produjo el supuesto fáctico presupuestado por el

legislador, con razón que ninguna prestación de las tasadas

en la normativa de aplicación pudo legal y materialmente

haber prestado en jurisdicción de la ciudad de Buenos Aires,

lugar de celebración de ambos dos negocios jurídicos de los

que provinieron los ingresos extraordinarios gravados por el

acto administrativo impugnado.

Corresponde señalar que el hecho imponible, conforme

doctrina especialzada, consiste en la hipótesis legal

tributaria condicionante, materialmente referida a la

descripción del hecho concreto que el destinatario legal

tributario realiza, o la situación en que el destinatario

legal tributario se halla o a cuyo respecto se produce,

personalmente relacionada a aquél que realiza el hecho o se

encuadra en la situación objeto de la hipótesis legal,

especialmente en referencia al lugar en el cual el

destinatario legal del tributo realiza el hecho o se encuadra

en la situación legal, o el lugar en el cual la ley tiene por

realizado el hecho o producida la situación, y temporalmente

el momento en que se configura o el legislador estima debe

tenerse por configurada (Conf. Villegas, Héctor, “Curso de

Finanzas, Derecho Financiero y Tributario, Edit. Depalma, 5°

de, págs. 272 y ss.).

Desde el punto de vista jurídico, la obligación

tributaria en general es una relación jurídica ex lege, en

virtud de la cual una persona física y/o ideal

-contribuyente- está obligada hacia el Estado -nacional,

provincial y/o municipal- al pago de una suma de dinero, en

cuanto se verifique el presupuesto de hecho determinado por

la ley, de modo tal que por voluntad de la ley la obligación

del contribuyente y la pretensión correlativa del Fisco se

hacen depender de verificarse un hecho jurídico, denominado

presupuesto legal del tributo, o hecho imponible.

Dino Jarach sostiene que es fundamental comprobar que el

presupuesto de toda obligación tributaria es siempre

jurídicamente un hecho y nunca puede ser un negocio jurídico,

que todas la obligaciones tributarias tienen en común la

naturaleza de ser obligaciones legales por las cuales es

debida una prestación percuniaria en cuanto se verifique el

presupuesto de hecho establecido en la ley, que solamente

analizando la naturaleza del hecho jurídico tributario es

posible llegar a la distinción existente entre las tres

conocidas categorías de tributos, es decir, las tasas, las

contribuciones, y los impuestos.

Cualquiera sea el encuadre que corresponda atribuirle al

derecho de registro e inspección, debe señalarse que como

indica Villegas, las tasas son prestaciones exigidas a

aquellos a quiénes de alguna manera afecta o beneficia la

actividad estatal, por lo que su cobro corresponde a la

concreta, efectiva e individualizada prestación del servicio

(CSJN Fallos, 224:663), señalando en este aspecto que el

respaldo jurisprudencial más sólido se encuentra en el fallo

de la Corte Suprema en "Cia. Química" (CSJN, "Doctrina

Tributaria Errepar", 116-327), advirtiendo al mismo tiempo

tomar en cuenta la opinión de Sferco al comentar el fallo

citado que señala que "en rigor, la clásica concepción

administrativista de que el impuesto tiene por destino rentas

generales y en cambio la tasa va dirigida a retribuir

servicios divisibles y mensurables en cabeza de cada uno de

los contribuyentes, se ve hoy superada ante las actuales

prácticas financieras, de suerte que es aceptado que en orden

al sostén de las necesidades públicas se admitan servicios a

modo de prestaciones de interés comunitario que resultan

divisibles en cabeza de determinados contribuyentes, de allí

que lo que en realidad se estaría retribuyendo constituyen

servicios indivisibles (v.gr. seguridad, higiene, salubridad,

moralidad etc.), cuya destinataria es la colectividad en

conjunto" (Tasa retributiva y Justicia Tributaria, "Rev.

Impuestos", XLVII-B-2272). Agrega, ser de toda obviedad su

sometimiento al principio de legalidad, tomándose la

expresión "ley" en sentido amplio compresivo de las

ordenanzas municipales (CSJN Fallos, 225:668), (Villegas, H.

B. "Curso de Finanzas y Derecho Financiero y Tributario", Ed.

Astrea, 8va. Edic. Bs. As. 2.002, págs. 169 y ss.).

García Belsunce al aludir a los Derechos exigibles por

la prestación de servicios de habilitación, inspección o

fiscalización o por servicios vigilancia o sanidad de

establecimientos comerciales, etc., expresa que todos ellos

se prestan en salvaguardia de los intereses colectivos,

(García Belsunce, H. “Temas de Derecho Tributario”, Edit.

Abeledo Perrot, 1082, pág. 212).

De igual modo, Giuliani Fonrouge cuando refiere a

servicios de inspeccionar comercios o establecimientos

fabriles, afirma que mediante su prestación se atiende a

circunstancias de seguridad colectiva, de salud pública y de

higiene general, (Giuliani Fonrouge, C., “Derecho

Financiero”, Vol. I, Ed. Depalma, pág. 989).

Puede aun agregarse, como ya lo señalara esta Cámara,

que respecto al Derecho de Registro e Inspección la doctrina

especializada coincide en sostener que la razón jurídica de

las aludidas prestaciones públicas reconoce su causa en

proteger a terceros en general, (De Juano, M., “Curso de

Finanzas y Derecho Tributario” T. II, Ed. Molachino, 1944,

págs.668 y 669).

De ello puede concluirse que, de acuerdo al art. 77 del

Cód. Tributario Municipal de Rosario, el hecho imponible lo

constituyen los servicios de registrar, habilitar, controlar,

preservar la salubridad, seguridad e higiene prestados por la

Municipalidad de Rosario sobre los locales ubicados en su

jurisdicción territorial, situación que no se comprueba haya

existido en el caso de autos respecto de los ingresos

extraordinarios cuya gravabilidad pretende la accionada.

No corresponde soslayar que a la fecha del inicio de la

Inspección, 04.04.01, la Administración Municipal sabía que

en el local que habilitara a la firma Canale no ejercía la

actividad de venta de productos alimenticios para que se

verifique a su respecto el hecho imponible del gravamen en

cuestión, no bastando que permanezca inscripto como

comerciante en los registros municipales ya que no le

prestaba efectivamente al contribuyente, como consta en el

Informe Final de Inspección del 19.10.01 en Observaciones:

“El local de calle Brown 2955 se encuentra cerrado, la

empresa no ha efectuado el trámite de cierre y abona desde

junio/00 a la fecha el mínimo para más de cinco empleados. La

fiscalización fue realizada en el domicilio de la empresa

Terrabusi sito en calle Ov. Lagos 7.702, en el cual

entregaron los requerimientos efectuados. Según los balances

auditados la firma Establecimiento Modelo Terrabusi SAIC es

controlante de Canale SAIC.”, (fs. 214 vta., Expte. Adm. N°

7.782-D-01).

Va de suyo que en el Derecho de Registro e Inspección

normado en el Código Tributario Municipal de Rosario el

servicio de inspección y contralor que presta la autoridad

Municipal persigue verificar si Canale S.A. mantiene el Local

de Calle Brown de la ciudad de Rosario en las condiciones que

en su oportunidad -01.11.72- posibilitaron su habilitación

para la Venta de productos alimenticios.

Luego, de la lectura del supuesto de hecho imponible del

derecho de registro e inspección normado en el mencionado

Código, considero surge con claridad que los actos

administrativos impugnados se exhiben en directa colisión con

el principio de legalidad de la tributación, en razón que

ninguno de los dos negocios jurídicos celebrados por la

contribuyente en la ciudad de Buenos Aires -contrato de

compraventa de acciones del 09.09.99 y contrato de cesión de

marcas de fábrica del 15.12.99- se encuentran sujetos a

tributar el Derecho de Registro e Inspección por no

configurar el presupuesto de hecho o hecho imponible del

gravamen previsto por el legislador en el art. 77 del Código

Tributario Municipal de Rosario, art. 76 de la ley Ley 8.179.

Como consecuencia lógica jurídica de su no sujeción al

gravamen, a tenor de lo dispuesto por el art. 78 del Código

Tributario Municipal de Rosario -art. 77 de la Ley 8.173- la

recurrente no resulta ser sujeto pasivo del gravamen por los

dos negocios jurídicos que celebró en la ciudad de Buenos

Aires, es decir, en extraña jurisdicción territorial, habida

cuenta que de su Ficha Registral N° 8.194/94 surge que la

Municipalidad de Rosario le habilitó dentro de su ámbito

territorial el Local de calle Brown N° N° 2955, en el que

inició actividades en fecha 01.11.72, en el rubro de Venta de

productos alimenticios (Informe Final de Inspección Expte.

Adm. N° 7782-D- 01, fs. 214).

De allí también que, los ingresos extraordinarios

devengados en jurisdicción de la ciudad de Buenos Aires

-lugar de celebración de ambos contratos- no integren la base

imponible sobre la que procede liquidar el Derecho de

Registro e Inspección, por no ser ingresos brutos devengados

en el ámbito territorial del Municipio en un todo de acuerdo

al art. 79 del Código Tributario Municipal de Rosario -art.

78 de la Ley 8.179-.

Por ende, de acuerdo a lo preceptuado por el primer

párrafo del art. 35 del Convenio Multilateral, tampoco

correspondía adicionar los referidos ingresos extraordinarios

a la base imponible del Derecho de Registro e Inspección

local, habida cuenta que la Inspección interviniente comprobó

que el contribuyente no los había integrado al monto total de

ingresos brutos que asignó como base imponible a la Provincia

de Santa Fe, razón por la que no tributó respecto a dichos

ingresos el impuesto sobre Ingresos Brutos.

3.3. Es que, a mayor abundamiento, resulta conveniente

analizar más detalladamente las tres conclusiones a las que

se ha arribado precedentemente.

3.3.1.En el primer aspecto, puede señalarse que han sido

muchos los tratadistas que han procurado resolver el problema

teórico de la estructura de la norma jurídica, en especial en

materia tributaria.

Los que le han atribuido la naturaleza de 'un juicio

hipotético que enuncia un deber ser condicionado a la

realización de un hecho', (Kelsen, Hans, “Teoría Pura del

Derecho”, México, UNNAM., 1.979, págs. 17 y ss.), sosteniendo

que la norma jurídica se constituye, por tanto, en el enlace

entre un hecho que opera como condición y una consecuencia

que actúa de resultado, siendo el hecho que opera como

condición el que genera el efecto trasmitiéndole su propia

juridicidad, advirtiendo que ello no puede suceder sin que se

verifique el hecho hipotizado en la propia norma.

Esa relación de inmediatez entre la causa y el efecto

jurídico tuvo gran apogeo para explicar el fenómeno

tributario, dentro del cual la realización del hecho

contemplado en la norma originaba, necesariamente, el

nacimiento de la relación tributaria, esquema que fue objeto

de revisión debido a que no explicaba una amplia gama de

situaciones que no encontraban cabida bajo esa configuración

conceptual, entre ellas, concretamente, los supuestos de no

sujeción al gravamen, debido a que en la configuración del

presupuesto de hecho del tributo, en las hipótesis de no

sujeción el hecho imponible no se habría realizado

(Cicognani, Antonio, “Le Fonti Dell'obbligazione tributaria”,

Padova, CEDAM, 1.977, págs- 77/78, nota 65, citada por

Velarde Aramayo, María Silvia, “Beneficios y Minoraciones en

el Derecho Tributario”, Edit. Marcial Pons, Madrid 1.977,

pág. 16).

Otros autores se amparan en la propia eficacia de las

normas, señalando que los preceptos de no sujeción al tributo

no tienen efectos jurídicos por no conllevar una innovación

sobre situaciones jurídico-subjetivas preexistentes, (Pont

Clemente, Joan Francesc, “La Exención Tributaria”, Madrid,

EDERSA, 1.986, pág. 17).

En la Escuela española uno de los exponentes más

destacado ha sido Sáinz de Bujanda que enfrentó el problema

de no sujeción tomando como punto de partida dos cuestiones

que estimó fundamentales, la norma y sus efectos,

considerando que la regulación positiva de los supuestos de

no sujeción se traducen en simples preceptos didácticos, pero

no en normas que por sí mismas provoquen una exclusión de la

obligación tributaria, precisando que la exclusión, en todo

caso, opera gracias a normas que configuran el hecho

imponible y determinan los sujetos pasivos de la imposición;

ya que si las normas de no sujeción no existieran, el

resultado jurídico sería el mismo: la inexistencia de la

obligación tributaria.

Advierte que el derecho a la no sujeción no nace de una

norma aclaratoria que establece los supuestos de no sujeción,

sino más precisamente de la norma que establece los hechos y

personas sujetas al gravamen, y que en su opinión, los

preceptos de no sujeción carecen de eficacia constitutiva,

pues de ellos no nacen derechos ni deberes de especie alguna,

ya que de existir únicamente introducen elementos de claridad

en la gestión y aplicación de los tributos, (Sáinz de

Bujanda, Fernando, “Teoría Jurídica de la Exención

Tributaria”, XI Semana de Estudios de Derecho Financiero,

Madrid, EDERSA, 1.964, págs. 408 y ss.).

Otra visión del problema es la sostenida por González

García quien toma como punto de partida de su análisis la

realización del hecho imponible, afirmando que en los

supuestos de no sujeción el hecho imponible no se ha

realizado, y obviamente, no cabe eximir o liberar de deberes

que no han nacido, (González García, Eusebio, “La Realización

del Hecho Imponible y los Conceptos de Sujeción y no

Sujeción. Distinción entre no Sujeción y Exención: Clases de

Exenciones”, III Seminario de Estudios sobre la Fe Pública

Mercantil, Ediciones Saetabis S.A., Valencia, 1.977, págs.

327 y ss.).

Para este autor, la regulación positiva de los supuestos

de no sujeción no constituyen un despilfarro normativo, sino

que el legislador busca con ellos brindar una interpretación

auténtica sobre posibles dudas que pudieran surgir y a la vez

completar la determinación concreta del hecho imponible,

(González García, Eusebio, “Comentario a las Leyes

Tributarias y Financieras”. T. I, Madrid, EDERSA, 1.982,

págs. 250 y ss.).

De esta manera en la no sujeción, la delimitación del

presupuesto de hecho se efectúa por vía negativa..., (Pérez

de Ayala, José Luis, y González García, Eusebio, “Curso de

Derecho Tributario”, T. I, 6ta. Edic., Madrid, EDERSA, 1.991,

págs. 221 y ss.).

Berliri, refiriéndose a la diferencias entre la no

sujeción y la exención, señaló que entre ambas figuras existe

una antítesis: en la 'falta de legitimación' hay una

situación que resta algo para ser el presupuesto de hecho

previsto por el legislador como idóneo para determinar el

nacimiento de la obligación tributaria; en la exención, por

el contrario, se está en presencia de una situación que

representa algo más del presupuesto de hecho, (Berliri,

Antonio, “Principios de Derecho Tributario”, Vol. II, Madrid

EDERSA, 1.971, pág. 328).

Hay autores como Fedele, Lozano Serrano, y Micheli, para

los que la distinción es el producto de la interpretación que

debe realizar el intérprete quien, caso por caso, y teniendo

en cuenta todo lo complejo de las normas jurídicas que

regulan el tributo, debe señalar cuándo estamos ante la

figura de la no sujeción o de la exención, (Fedele, Andrea,

“Profilo dell'Imposta sugli incrementi di valore delle aree

fabbricabili”, Nápoles, Morano, 1.996; Lozano Serrano,

Carmelo, “Exenciones Tributaria y Derechos Adquiridos”,

Madrid, Tecnos, 1.988, pág. 49; Micheli, Gian Antonio, “Curso

de Derecho Tributario”, Madrid, EDERSA, a.975, pág. 386).

Otros autores han procurado estudiar la figura de la no

sujeción señalando que el proceso de producción de efectos

jurídicos se descompone en dos fases lógicas: 1) la

Subsunción del presupuesto de hecho abstracto previsto en la

norma, y 2) la Producción de efectos jurídicos, mediante el

cual la norma pasa de un estado de virtualidad a uno de

efectividad, de modo tal que si se analiza este fenómeno

desde el lado del hecho imponible se puede hablar de la

'subsunción' del mismo en la previsión abstracta contenida en

la norma; y si se enfoca esta misma operación lógica desde el

ángulo de la propia norma, deberá hablarse de la

cualificación o 'valoración del hecho', (Cicognani, Antonio,

“Le fonti dell'obbligazione Tributaria”, Padova, CEDAM,

1.977, pág. 61, citado por Velarde Aramayo, María Silvia en

Op. cit. Pág. 20).

Surge así la teoría axiológica del efecto jurídico para

la cual el ordenamiento jurídico positivo no es más que un

sistema de intereses y, por tanto, un sistema de valores, de

modo tal que la norma se encontraría compuesta por una

proposicón condicionante (antecedente de hecho) y una

proposición condicionada (efecto o valor jurídico), de tal

forma que al verificarse el hecho la norma le atribuye valor

jurídico, razón por la cual, el efecto no sería más que la

atribución de un valor a un hecho, (Falzea, Angelo,

“Efficacia giuridica”, Enciclopedia del Diritto, Vol. XIV,

Milano, 1.965, págs. 432 y ss.).

En términos generales, aun teniendo en cuenta las

distintas posturas, se puede considerar que el concepto de

“exclusión” comprende el de “no sujeción”, siendo posible

asumir la “exclusión” como el género y la “no sujeción” como

la especie, siendo la “exclusión” un instituto neutro que

procura delimitar y circunscribir el ámbito de aplicación del

tributo, que puede operar tanto al tiempo de fijar el

presupuesto de hecho, como también en otros momentos de la

relación tributaria, es decir al determinar la base imponible

o al fijar los componentes activos o pasivos que conformarán,

por ejemplo, el rendimiento de la empresa. En cambio, la “no

sujeción” sólo se presenta en relación a la estricta

definición del hecho imponible, por lo que es preferible

hablar de “no sujeción” sólo en relación al presupuesto de

hecho del tributo, y aludir a la noción de “exclusión” como

un término más amplio que expresa una “delimitación negativa”

que puede producirse tanto en el momento de fijar el propio

hecho imponible (no sujeción) como en momentos posteriores

(exclusión), (Conf. Velarde Aramayo, María Silvia, Op. cit.

Págs. 32/33).

Washington Lanziano expresa que la figura tributaria de

no sujeción es imprescindible sin que exista la norma

preceptiva, pues, de no existir norma tributaria, carece de

sentido racional, dentro del ámbito de validez de las que

pudieran crearse, sostener que no se está sujeto a ella,

puesto que tanto la sujeción como la no sujeción, son

referibles a las previsiones legales y no a la anomia,

resultando innecesario y generalmente además materialmente

imposible, establecer expresamente los casos de no sujeción

por la producción de hechos no supuestos. Sin embargo, anota

que la no sujeción, no se limita aunque se le particularice,

razón por la cual la consagración expresa de casos de no

sujeción, no faculta a los sujetos activos del tributo a

exigirlo por la producción de los hechos imponibles no

excluidos textualmente, en tanto no estén presupuestados en

la norma, por ser obvio que en estos casos no es de recibo la

interpretación a contrario, (Washington Lanziano, “Teoría

general de la Exención Tributaria”, Edit. Depalma, Bs. As.

1.79, págs. 223 y ss.).

Y en el caso, resulta a mi entender claro, que el

recurrente no se encontraba sujeto a la norma tributaria que

pretende aplicar el municipio, por no encontarse comprendida

la actividad que se pretende grabar como hecho imponible del

tributo.

3.3.2. Pero aunque erróneamente, a mi entender, se

considerara que la actividad del contribuyente, en el aspecto

que aquí consideramos, se encuentra incluida en la

descripción legal del hecho imponible, los ingresos que el

municipio pretende gravar se encuentran excluidos de la base

imponible del derecho de registro e inspección.

Como es sabido, la base imponible es la materia

utilizada para medir monetariamente la obligación tributaria,

en el caso los ingresos brutos derivados de la actividad.

La norma dispone que la base imponible estará

constituida por la totalidad de los ingresos brutos

devengados en la jurisdicción del municipio.

Pero dicha noción -ingresos brutos- no puede englobar a

todas las sumas que ingrese el sujeto por cualquier concepto,

sino por principio sólo debe comprender lo que constituya una

contraprestación o retribución por el ejercicio de la

actividad sujeta a tributación, o en otras palabras la

necesaria relación causal entre el hecho imponible y la base

de medición, en cuanto ésta indica la importancia de la

actividad gravada.

Cabe entonces adentrarnos en otro aspecto de la

dogmática jurídico-tributaria, de trascendente importancia

para el sub judice, que hace al aspecto objetivo del hecho

imponible definido en art. 77 CTMR, expresamente delimitado a

los servicios prestados a locales que poseen su habilitación

dentro de jurisdicción territorial, espacio al que la ley

8.173 circunscribió su poder tributario, por ser la

naturaleza del DREI territorial.

El derecho específico que se trata requiere de sustento

territorial para la viabilidad del ejercicio de la potestad

tributaria municipal que retribuyen servicios prestados, por

lo que mal podría pretender ejercer competencia física fuera

de su ámbito territorial, criterio que en materia de poderes

tributarios sostuvo la Corte Suprema de Justicia de la Nación

in re "Coplinco Cia. Platense de Ind. y Com. c/Municipalidad

de Lanús s/Repetición de impuestos", Fallos: 287:184.

Bien lo explica Casás al decir "mientras la Nación en

ejercicio de su soberanía puede aprehender en sus hipótesis

de incidencia hechos imponibles que acaezcan, o índices o

indicios de capacidad contributiva que se localicen fuera de

sus fronteras -vgr. en el impuesto a las ganancias adoptando

el criterio de vinculación de la renta mundial para las

personas físicas y sucesiones indivisas residentes en el

país- los niveles subnacionales deben, en todos los

gravámenes que establezcan y apliquen, dar satisfacción al

requisito de sustento territorial, como modo de evitar dobles

y múltiples imposiciones horizontales internas, (Casás, José

O., "La Hacienda Local en la Constitución y en la

Jurisprudencia", Derecho Tributario Municipal, Ed. Ad-Hoc,

Bs. As. 2.001, pág. 32).

Más, por su similitud con el objeto sustancial del sub

judice, deviene de interés memorar que desde vieja data la

Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Bs. As. -si bien

refiriéndose a que nada tiene que ver con el impuesto a las

Actividades Lucrativas, aunque la base de medición del

tributo municipal coincida con la base imponible del impuesto

provincial, expresó que "las facultades municipales en

materia tributaria no son tan absolutas como para poder crear

contribuciones a su antojo, con prescindencia de la materia o

hecho imponible, ni tan limitadas que les impida atender

eficazmente a todos los intereses y servicios locales, ello

por cuanto dentro del orden constitucional vigente, como del

que rigiera en la constitución de 1.949, las facultades

impositivas de las municipalidades, con el fin de crear los

servicios comunales, no están ni estuvieron librados al

resorte exclusivo de las mismas", (C.S.B.A., 04.10.57,

"Instituto Quimioterápico Argentino S.A.C.I.").

Surge así también que el acto atacado no se adecua al

principio de legalidad de la tributación comprobándose que la

administración recurrida se ha excedido en el ejercicio de la

competencia tributaria que le otorga la ley 8.173 y el CTMR,

pretendiendo -so pretexto de fiscalizar lo tributado por el

contribuyente en concepto de Derecho de Registro e Inspección

por poseer local habilitado en la ciudad de Rosario- gravar

los ingresos provenientes de dos ventas que realizara

extrañas a su actividad normal, celebradas fuera de la

jurisdicción del municipio y con distintas sociedades que se

domicilian fuera de la provincia.

3.3.3. Pero aun si alguna duda cabe acerca de lo

señalado en los párrafos precedentes, en igual orden de

ideas, resulta necesario precisar que la Administración sabía

que la actora tributa conforme las normas del Convenio

Multilateral, Régimen General, y que dicho Convenio integra

el órden jurídico provincial por haber sido ratificado por

ley, por lo que debió acatar las prescripciones contenidas en

su art. 35 a ella referida.

El primer párrafo de citado artículo prescribe: “En el

caso de actividades objeto del presente Convenio, las

municipalidades, comunas, y otros entes locales similares de

las jurisdicciones adheridas, podrán gravar en concepto de

impuestos, tasas, derechos de inspección o cualquier otro

título cuya aplicación les sea permitida por las leyes

locales sobre los comercios, industrias o actividades

ejercidas en el respectivo ámbito jurisdiccional, únicamente

la parte de ingresos brutos atribuibles a dichos fiscos

adheridos, como resultado de la aplicación de las normas del

presente Convenio”.

Dicho texto plasma el propósito consignado en el Informe

de la Comisión Redactora del Convenio de establecer el

principio general o regla de que el poder impositivo de las

Municiplidades no pueda alcanzar mayor materia imponible que

el propio poder fiscal de la Provincia, de allí que consagró

normativamente la limitante: los Municipios de una Provincia

no gravarán más que el monto total de ingresos brutos

atribuído a ella, (ver Bulit Goñi, Enrique, “Convenio

Multilateral”, Edit. Depalma, Bs. As. 1.992, fs. 166).

En suma, para determinar la base imponible

correspondiente al Derecho de Registro e Inspección, debe

necesariamente recurrirse, como límite o tope, a la

establecida para el Impuesto a los Ingresos Brutos.

Luego, lo que se reparte es base imponible, y así lo

indica Bulit Goñi al expresar que el Convenio fue una

decisión política de evitar superposiciones impositivas, a

tal punto que los estudios originales dejaron constancia de

lo que se reparte es base imponible, que se pudo haber

utilizado otros métodos para el mismo fin, que no fuera el de

proporcionar el quantum de la base imponible al volumen de la

actividad cumplida..., (Bulit Goñi, Enrique, Op. cit. Págs.

18/20).

Surge del Informe final de Inspección que los

funcionarios intervinientes auditaron los coeficientes

unificados del Convenio Multilateral expuestos por la

contribuyente en las DDJJ CM-05 relacionadas con la actividad

desarrollado en todo el país, los que compararon con la base

imponible total país declaradas en las DDJJ de Ingresos

Brutos y las ventas según balance, y los conformaron.

Auditaron las DDJJ de Ingresos Brutos, y las Bases

imponibles declaradas en la Provincia de Santa Fe, y

verificaron que las bases imponibles declaradas en esta

Provincia eran procedentes para el Derecho de Registro e

Inspección, “con la única excepción de los Resultados

Extraordinarios que no fueron incluídos en la determinación

del Impuesto sobre los Ingresos Brutos”.

Seguidamente proceden a calcular el Derecho de Registro

e Inspección partiendo de los ingresos declarados en la

Provincia (CM-03), agrupando las distintas actividades según

las alícuotas que indican, y además sin dar fundamento legal

procede a adicionales los Ingresos Extraordinarios por la

Cesión de Marcas de Fábrica y por la Venta de Inversiones en

Sociedades controladas, no obtante haber verificado que

dichos ingresos no fueron incluídos por el contribuyente en

la base imponible del Impuesto sobre los Ingresos.

Luego, el procedimiento observado por la Administración

recurrida se exhibe, también en éste aspecto, en directa

contradicción con el primer párrafo del art. 35 del C.M., por

haber tomado para el cálculo del gravamen municipal mayor

materia imponible que el monto total de Ingresos atribuidos a

la Provincia (CM-03).

Lo expuesto, es suficiente a los fines de concluir que

el acto administrativo impugnado transgrede el principio de

legalidad tributaria, ignorando la distribución de

competencias tributarias efectuadas en la Constitución

Nacional entre la Nación y las Provincias, y las normas del

Convenio Multilateral.

Conclusión de lo hasta ahora expuesto es que procede

declarar la ilegitimidad de los actos administrativos

atacados en todos los aspectos que constituyen el objeto del

presente, sus accesorios, y la multa impuesta por omisión.

Atento las conclusiones arribadas al tratar la

cuestiones anteriores, corresponde declarar procedente el

recurso, y previa nulidad de los actos impugnados, como así

también de la multa que se aplicara por omisión, con más

accesorios; disponer la restitución a la recurrente de la

abonada en concepto de capital, con más intereses desde la

fecha de pago (22.12.03) a la tasa establecida por el

artículo 52 quáter del Código Tributario Municipal fijada por

la Ordenanza Impositiva Anual, o la que legalmente

corresponda hasta la fecha del efectivo reintegro, según

liquidación que deberá practicar la administración en el

plazo de treinta días, conforme a las pautas precedentemente

indicadas. Imponer las costas a la accionada, difiriendo la

regulación de honorarios hasta tanto se practique y apruebe

la planilla ordenada.

Así voto.

A la misma cuestión los señores Jueces de Cámara

doctores Rescia de de la Horra y Andrada, compartieron, por

análogas razones, los fundamentos expuestos por el señor Juez

de Cámara preopinante y votaron en el mismo sentido.

A la Tercera cuestión, el señor Juez de Cámara doctor

Lopez Marull dijo:

Atento el resultado obtenido al tratar la cuestión

anterior, corresponde declarar procedente el recurso, y

previa nulidad de los actos impugnados, como así también de

la multa que se aplicara por omisión, con más accesorios;

disponer la restitución a la recurrente de la abonada en

concepto de capital, con más intereses desde la fecha de pago

(22.12.03) a la tasa establecida por el artículo 52 quáter

del Código Tributario Municipal fijada por la Ordenanza

Impositiva Anual, o la que legalmente corresponda hasta la

fecha del efectivo reintegro, según liquidación que deberá

practicar la administración en el plazo de treinta días,

conforme a las pautas precedentemente indicadas. Imponer las

costas a la accionada, difiriendo la regulación de honorarios

hasta tanto se practique y apruebe la planilla ordenada.

Así voto.

A la misma cuestión, los señores Jueces de Cámara

doctores Rescia de de la Horra y Andrada dijeron que la

resolución que correspondía adoptarse era la propuesta por el

señor Juez de Cámara doctor Lopez Marull y así votaron.

En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la

Cámara de lo Contencioso Administrativo Nº 2 RESOLVIÓ:

declarar procedente el recurso, y previa nulidad de los actos

impugnados, como así también de la multa que se aplicara por

omisión, con más accesorios; disponer la restitución a la

recurrente de la abonada en concepto de capital, con más

intereses desde la fecha de pago (22.12.03) a la tasa

establecida por el artículo 52 quáter del Código Tributario

Municipal fijada por la Ordenanza Impositiva Anual, o la que

legalmente corresponda hasta la fecha del efectivo reintegro,

según liquidación que deberá practicar la administración en

el plazo de treinta días, conforme a las pautas

precedentemente indicadas. Imponer las costas a la accionada,

difiriendo la regulación de honorarios hasta tanto se

practique y apruebe la planilla ordenada.

Registrarlo y hacerlo saber.

Con lo que concluyó el acto, firmando la señora

Presidente y los señores Jueces de Cámara, por ante mí, doy

fe. Fdo: RESCIA DE DE LA HORRA - LOPEZ MARULL – ANDRADA –

CASIELLO.-