La Psicosis Lacaniana

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  • Del Texto de Joel Dr: La Psicosis Lacaniana

    El avance lacaniano en el tema de las psicosis es indisociable de dos series de referentes terico-

    clnicos, que podemos agrupar sintticamente en torno de las siguientes lneas de elaboracin: por

    un lado las tres categoras, Real, Simblico e Imaginario; por otro el significante y su lgica462

    Freud dispuso los jalones de una etiologa psicogentica de las psicosis absolutamente original. Por

    un lado, aborda los procesos psicticos a travs de una investigacin terico-clnica, inicialmente

    destinada a dar cuenta de la etiologa de las neurosis. Por otro lado, funda de entrada esta

    aproximacin en base a consideraciones estructurales, es decir no solamente cuantitativas y

    diferenciales. 463

    Sin embargo, permanece prisionero de una concepcin que tiende a asociar prdida de la realidad y construccin delirante, basada en una relacin causa-efecto. Por otra parte, no ms que la prdida de la realidad, la negacin de la realidad o el clivaje del yo no constituirn criterios operatorios consecuentes para discriminar las psicosis de las neurosis.463

    En realidad, al seguir la evolucin de la reflexin freudiana, asistimos progresivamente al comienzo

    de un cambio: la construccin delirante compensatoria tiende a cambiar de estatuto. La elaboracin

    delirante aparece cada vez menos como un efecto compensatorio, para mostrarse como el parmetro

    inductor de la prdida de la realidad misma. 463

    Ah donde Freud no logra aislar un principio especfico susceptible de discriminar estructuralmente

    la causalidad psictica, Lacan, por el contrario, va a efectuar un avance decisivo sacando el mayor

    partido posible de ciertas nociones freudianas, particularmente la Spaltung y la Verwerfung. De

    hecho, con la divisin del sujeto y la forclusin, el acento es definitivamente puesto en la funcin

    principal que juegan las estructuras simblicas y lo Real por va del Imaginario, en la comprensin

    de los procesos psicticos.464

    En lo que atae a la divisin del sujeto, Lacan articula el principio metapsicolgico en una relacin

    de dependencia explcita con el orden simblico, ms precisamente con el orden significante, como

    atestigua todo el perodo del retorno a Freud. Sin embargo, esta dependencia se revela cuando menos irreductible, ya que es la estructura subjetiva como tal la que es dividida por el orden

    significante. El sujeto psquico es un efecto del significante: un significante representa un sujeto para otro significante.464

    Esta preeminencia de lo Simblico en el decurso de todo evento psquico (patolgico o no) ha sido

    particularmente bien especificado con la categora del gran Otro,464

    la lgica del esquema L. En aquel famoso esquema de la comunicacin intersubjetiva464

    Ginette Michaud: agenesia de lo Simblico y de lo Imaginario. Se trata de elementos de observacin corriente: el paranoico se esfuerza por simbolizar lo Imaginario mientras que el

    esquizofrnico se ocupa de imaginarizar lo Simblico. 465

  • En la paranoia, el delirante es invadido por lo Imaginario en la misma medida en que se encuentra

    cortado de lo Simblico. Est constantemente tentado de simbolizar lo Imaginario. Al no conseguirlo, construye un sentido con todo: todo se convierte en signo para l la palabra delirante. Todo ocurre como si el sujeto estuviera cortado del gran Otro, es decir del lugar donde se produce la autentificacin simblica de su mensaje. El circuito de la palabra gira de esta forma en

    torno a los tres puntos S, a, a, en un registro estrictamente imaginario465-66

    Es necesario constatar que el delirante no discierne lo que dice, no se reconoce en tanto que sujeto

    de su discurso: Ello habla en l. Tampoco puede recibir las palabras procedentes de otro como

    palabras emanando de un autntico sujeto. No pudiendo situar su palabra vis--vis al referente

    simblico que es el gran Otro, la comunicacin se desarrolla en un registro puramente especular; de

    ah la abundancia de proyecciones y de construcciones caractersticas del pensamiento delirante.

    Los signos lingsticos se dislocan, de manera que los significantes remiten a cualquier significado.

    Privado del referente simblico, el sujeto es llevado, a pesar suyo, a introducir smbolos por todos

    lados466

    En el campo de las esquizofrenias, el eje cortocircuitado es el a a. El esquizofrnico est cautivo en un modo de comunicacin directa con el gran Otro. Por este motivo todo produce sentido

    desde el primer momento y sin mediacin. Cortado de lo Imaginario, el esquizofrnico ya no

    dispone de un espacio posible para el juego de los significantes. Toda su relacin con el otro es

    vivida en una ausencia total de identificacin imaginaria: se encuentra, de alguna manera, privado de moi, como nos lo recuerda Serge Leclaire:

    [...] es el eje S A el que es valorizado a expensas del desvo contingente a a [...] parece ser que el esquizofrnico descuida el aspecto imaginario y formal para no ver ms que valores simblicos

    en cada cosa. Es al modo de una subjetividad atrincherada en una negacin primitiva de toda

    identificacin imaginaria, que el esquizofrnico vive su relacin con el otro, quien no merece en el seno de su subjetividad radical [...] siquiera el nombre de otro.467

    el esquema R. Este esquema es tanto ms interesante por cuanto permite abordar dos direcciones

    esenciales del pensamiento de Lacan. No solamente explicita la articulacin de los tres registros: lo

    Simblico, lo Real y lo Imaginario apoyndose en la obra de Freud, sino que pone en evidencia la

    dinmica que interviene en las psicosis.467

    Sin entrar en detalle en la lgica del esquema R,16 voy a insistir principalmente en el hecho de que la articulacin de esos tres registros es isomrfica a la dialctica edpica freudiana. Efectivamente,

    esta pone en evidencia la forma segn la cual lo Simblico y lo Imaginario estn ligados entre s

    gracias a la mediacin de lo Real, de tal manera que se pueda pasar de uno a otro y viceversa

    continuamenteLa conquista de lo Simblico remite a lo Imaginario. De hecho, apenas advenido a lo Simblico el sujeto se aliena en lo Imaginario, dividindose; de ah el corte entre el Moi y el Je.468

    La lgica del esquema R est sostenida por una piedra angular: la metfora del Nombre-del-Padre,

    que es una operacin simblica subjetivamente estructurante bajo diversos aspectos. En primer

    lugar, ordena el acceso a lo Simblico al nio en tanto que sujeto. En segundo lugar, impone al

    sujeto una estructura de divisin ($); el sujeto es dividido por el orden significante del cual l no es

    ms que un efecto, y es a partir de esta divisin que adviene el sujeto del inconsciente. Finalmente,

  • instala al nio en posicin de sujeto deseante, rompiendo as con su situacin anterior de objeto del

    deseo del Otro. Por ltimo, la metfora del Nombre-del-Padre interviene como operador de la

    simbolizacin de la Ley (prohibicin del incesto), o sea de la castracin simblica. 467-68

    El xito de esta operacin simblicamente estructurante realizada mediante la metfora paterna,

    depende del destino reservado al significante Nombre-del-Padre que es, estrictamente hablando, el

    significante flico. Por qu xito y destino? Porque de la suerte reservada a ese significante parece

    depender la salida psictica inaugurada por la forclusin del Nombre-del- Padre.468

    En efecto, la forclusin estipula un caso jurdico en donde una disposicin no se lleva a cabo en el plazo prescrito. En el presente caso, la forclusin del Nombre-del-Padre designa la circunstancia

    en la cual el significante Nombre-del-Padre, llamado a intervenir en la metfora Nombre-del-Padre,

    no se lleva a cabo: no responde al llamado. 468

    Una cosa es la forclusin del significante Nombre-del-Padre, y otra la forclusin en s misma, es decir el caso en el cual se presume que un significante puede ser forcluido en la medida en que falla.

    La forclusin de los significantes no es lo propio de los procesos metapsicolgicos: existe en todos

    los sujetos en la medida en que se trata de un proceso que forma parte integrante del lenguaje. No

    podemos hablar del lenguaje y del sujeto hablante en relacin con ste, sin decir al mismo tiempo

    que ese lenguaje no podr decirlo todo. Siempre quedar un resto indecible que justifique la

    forclusin.469-470

    Por el contrario, cuando esta forclusin apunta hacia ese significante particular que es el

    significante Nombre-del-Padre, Lacan reconoce la marca especfica de un proceso inductor

    psicotizante, es decir, tal como l lo formula, la falta que da a la psicosis su condicin esencial, con la estructura que la separa de las neurosis. 470

    Por otro lado, es en este punto preciso donde reside el aporte explcito de Lacan con respecto a

    Freud, subrayando el carcter crucial del orden simblico y de su funcin en la etiopatogenia de

    las psicosis.470

    Cuando el Nombre-del-Padre est forcluido en el lugar del Otro, la metfora paterna es puesta en

    jaque, ya que el lugar del Otro es aquel de la autentificacin simblica, el lugar de la autentificacin

    del padre simblico (en oposicin al padre real y al padre imaginario19), es decir la instancia a la

    cual se refiere la simbolizacin de la Ley respecto del significante flico.470

    La forclusin del significante Nombre-del-Padre estipula que la induccin de los procesos

    psicticos permanece entonces, en gran medida, sometida a la dimensin misma del acceso a lo

    Simblico, es decir la toma en consideracin del sujeto en tanto que sujeto deseante, aferrado a la

    estructura del lenguaje470

    primaca de lo Simblico sobre el advenimiento del sujeto (es decir la ex-istencia22 del sujeto como efecto del orden simblico); acceso al orden simblico por mediacin de una operacin

    simblica y simbolizante. 471