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    La relevancia de Wittgenstein para una teora materialista del discurso 1

    Pedro [email protected]

    En el presente trabajo intentaremos mostrar la relevancia del planteo filosfico wittgensteiniano para lafundamentacin y el desarrollo de una teora materialista del discurso. Tomaremos como punto de partida paraexaminar esta tesis la propuesta de una teora materialista del discurso desarrollada por Michel Pcheux(1938-1983). Pcheux fue un pensador marxista, discpulo de Louis Althusser, a quien habitualmente se ubicaen los orgenes de lo que se conoce como Escuela francesa de Anlisis del discurso 2. En nuestro trabajo nosconcentraremos en los supuestos filosficos de su concepcin del discurso, puesto que en los mismoshallamos una caracterizacin filosficamente interesante de la posicin materialista, convergente en muchosde sus desarrollos con la filosofa de Wittgenstein.

    1. Materialismo

    En los medios filosficos, la posicin materialista se encuentra usualmente asociada a alguna formade realismo epistemolgico, concebidas como opuestas al idealismo en su dimensin cognitiva.3 Sin embargo,para entender en qu consiste una posicin materialista en la teora del discurso, no podemos dejar deconsiderar que la misma se distancia de esos abordajes, a los que denuncia como extremos de un mismoesquema o problemtica. En este aspecto, la posicin materialista de Pcheux sigue las reflexionesepistemolgicas de Louis Althusser, quien criticaba a la teora del conocimiento tradicional, cuestionando laconcepcin especular del conocimiento que subyace a la misma.

    Althusser llama concepcin empirista al abordaje tradicional del conocimiento, siendo claro que sualcance trasciende lo que tcnicamente se conoce como empirismo -el rtulo althusseriano abarca incluso ala filosofa hegeliana-. De acuerdo a este abordaje, el conocimiento consistira en un movimiento que pone enrelacin a un sujeto y un objeto ya dados, en el cual el primero lleva adelante un proceso de abstraccin quele permite distinguir, en el objeto real, lo esencial de lo accesorio, o como Althusser lo presenta a travs de

    una metfora mineralgica, puede separar el ncleo (lo esencial) de la escoria (lo accesorio).4

    La concepcin empirista del conocimiento est sometida, de acuerdo a Althusser, a una paradoja, yaque se ve forzada a reconocer que el objeto de conocimiento (el objeto de pensamiento) y el objeto real son, aun tiempo, iguales, ya que habra una esencia que ambos comparten, y diferentes, ya que el objeto real, adiferencia del objeto de conocimiento, posee, adems de la esencia comn, accidentes, o para retomar lametfora mineralgica: el objeto real es no slo el ncleo de metal precioso, sino tambin escoria. Althusser considera que esta paradoja es tan intrnseca a la epistemologa tradicional como insoluble, y por ello proponecolocar a la cuestin epistemolgica bajo otra problemtica, bajo otro modelo, el de la produccin, enreemplazo del modelo contemplativo del conocimiento.5 Se propone as abrir el camino de lo que se puede1 Trabajo aparecido en las Actas de las VIII Jornadas de Investigacin del Departamento de filosofa, realizadas en laFacultad de Humanidades de la UNLP, en 2011. disponible on-line en: http://jornadasfilo.fahce.unlp.edu.ar/viii-

    jornadas-2011/2

    Vase Charaudeau, P. y Maingueneau, D. (eds.) Diccionario de anlisis del discurso, Bs. As. Amorrortu, 2005 pp. 228-229 y Maingueneau, D. Trminos clave del anlisis del discurso , Bs. As., Nueva visin, 2008, pp. 52-53.3 En el libro de Werner Post y Alfred Schmidt El materialismo , Barcelona, Herder, 1976, trad. de Ral Gabs, se puedeencontrar un recorrido histrico y problemtico amplio sobre esta posicin filosfica.4 Vase Althusser De El Capital a la filosofa de Marx en Althusser, L. y Balibar, E. Para leer El capital , Mxico,2010, pp. 40-46.5 Althusser se expresa al respecto de la siguiente manera: ...la nueva teora ya no puede ser, como la teora clsica delconocimiento, una teora de las condiciones formales, intemporales del conocimiento; una teora del cogito (Descartes,Husserl); una teora de las formas a priori de la mente humana (Kant); o una teora del Saber Absoluto (Hegel). Lanueva teora slo puede ser una teora de la historia de la produccin de los conocimientos, es decir, una teora de lascondiciones reales (materiales y sociales, por una parte, interiores a la prctica cientfica, por otra parte) del proceso deesta produccin. Por otra parte, la nueva teora cambia por completo la cuestin tradicional de la teora delconocimiento: en lugar de plantear la cuestin de las garantas del conocimiento, plantea la cuestin del mecanismo de

    la produccin de los conocimientos en tanto que conocimientos. Althusser, Louis (1971) Materialismo histrico y

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    denominar una epistemologa materialista.La tesis central de una epistemologa materialista sostiene que el conocimiento es un proceso que

    ocurre por entero en el pensamiento, en el objeto de pensamiento. Ahora bien, esta tesis requiere unaexplicacin, ya que en una primera lectura parece ms bien una profesin de fe idealista. Para disipar estaimpresin hay que sealar que a la epistemologa materialista le subyace una reconceptualizacin de lasnociones de pensamiento, concepto y sujeto. Para decirlo de una manera rpida, la tesis materialista sostieneque no hay nada peculiarmente subjetivo en el dominio del pensamiento (concepto o teora), ya que su

    elemento, su terreno de existencia, es la prctica. Es decir, el proceso de conocimiento opera en el objeto deconocimiento, pero slo en la medida en que el conocimiento es pensado como una prctica, la prcticaterica, que consiste en la transformacin de un objeto que es ya un objeto de pensamiento (es decir queposee carcter general o conceptual: sean conocimientos cientficos previos o nociones ideolgicas),elaborado a travs de ciertos medios y que tiene por resultado un nuevo objeto de pensamiento, heterogneocon el primero, en el sentido de que no es reducible o deducible a partir del mismo.6

    Podemos abordar ahora las tesis centrales de una posicin materialista, segn las presenta MichelPcheux:

    (a) el mundo exterior material existe (objeto real, concreto real)(b) el conocimiento objetivo del mundo es producido en el desenvolvimiento objetivo de las disciplinascientficas (objeto de conocimiento, concreto de pensamiento, concepto)(c) el conocimiento objetivo es independiente del sujeto.7

    El carcter materialista de estas tesis reside en la unidad compleja de las mismas, donde el orden y lamanera en las que las mismas entran en relacin entre s es crucial. Por ejemplo, si se dejara de lado la tesis(c) y invirtiera la relacin entre las tesis (a) y (b), para hacer del mundo exterior el correlato del conocimientocientfico (ver Pcheux 1997: 74-75), el resultado sera la recada en lo que con Althusser hemos denominadoconcepcin empirista del conocimiento, y en consecuencia en el idealismo.

    Pero la introduccin de la tesis (c) disloca esa posible interpretacin, ya que la misma viene a indicar que no hay nada propiamente subjetivo en el conocimiento, que en el nivel de los conceptos no hay nadapropiamente subjetivo, o para expresarlo en la jerga de Althusser y Pcheux, que el desarrollo delconocimiento cientfico es un proceso sin sujeto. Si se sostiene, contra la posicin empirista, que elconocimiento y los conceptos son independientes del sujeto, ello es razn de que en una epistemologamaterialista el sujeto es pensado como efecto. Ahora bien, efecto de qu? efecto de la ideologa y eldiscurso. Pero para poder apreciar y calibrar esta tesis debemos introducir otras nociones.

    En efecto, la tesis de la independencia del conocimiento y del concepto en relacin al sujeto suponecuestionar la identificacin (confusin), que domina en toda filosofa idealista, entre el orden de lasrepresentacin y el orden del concepto, en trminos semejantes a los que en el psicoanlisis lacaniano sedistingue entre los registros de lo imaginario y lo simblico. La confusin entre ambos rdenes est motivadade alguna manera por la naturaleza del propio proceso sin sujeto (concepto, conocimiento, orden simblico),que produce al efecto sujeto en el registro de lo imaginario, como un resultado necesario en su propiodispositivo.

    Althusser analiz admirablemente esta interrelacin entre la esfera de lo imaginario y la de losimblico. As, lo que en el dominio de lo imaginario ocupa un lugar destacado -como la evidencia de ser sujetos de pensamiento y accin- es pensado por Althusser como efecto de las prcticas de interpelacinideolgica en las que los individuos son constituidos en sujetos. De manera tal que la ideologa, qua ideologaterica, expresa la relacin necesariamente imaginaria de los individuos con sus condiciones de existencia(Althusser 1988: 46). Las cosas ocurren de esta manera, debido a que los individuos existen (slo existen) en

    la prctica compleja de lo social, prctica que requiere subsumir a los individuos bajo determinadas relacionessociales, para lo cual se requiere constituirlos como sujetos, sujetados a ciertas formas de actividad. De ahque la prctica de la interpelacin ideolgica consista precisamente en rituales que reclaman de los individuosla evidencia de que sus ideas y sus comportamientos no dependen de la propia prctica. Se trata entonces deque los individuos son inscriptos en las prcticas bajo la forma de un reconocimiento-desconocimiento.Reconocimiento prctico de las exigencias de los rituales ideolgicos (interpelacin), que toma la forma de undesconocimiento, en el nivel de la conciencia , del rol constitutivo de la interpelacin. Este reconocimiento-desconocimiento es precisamente aquello en lo que consiste el efecto sujeto y la relacin imaginaria con las

    materialismo dialctico en Vern, Eliseo (ed.) El proceso ideolgico, Buenos Aires, Tiempo contemporneo, 1971, p.183.6 Althusser elabora esta tesis a partir de la seccin III de la Introduccin a los Grundrisse de Marx.7 Pcheux, Michel (1997) Semntica e discurso Uma crtica afirmao do bvio, So Paulo, Editora da UNICAMP,

    trad. de E. Pulcinelli Orlandi et alli , p. 74.

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    condiciones de existencia.8 El propio Pcheux se refiere as a esta superposicin de niveles:

    lo subjetivo simula a lo objetivo; la representacin funciona como si fuese un concepto y,simultneamente, el concepto es reducido a estado de representacin. () Lo importante aqu escomprender que esa simulacin est, ella misma, enteramente determinada por la necesidad ciega [elproceso sin sujeto] de la que habla Engels: los dos funcionamientos, el de la nocin (efectonecesario de lo real en lo imaginario, imagen que se impone espontneamente, concreto-figurado), y

    el del concepto (efecto necesario de lo real en lo que Frege llama el pensamiento) son, ambos, losefectos de la misma necesidad , distribuidos segn las condiciones histricas en las que ellos serealizan (el estado histrico, es decir, la naturaleza de las relaciones de clases con los intereses queah se encuentran en juego, y el estado de desarrollo de esta o aquella disciplina cientfica) (Pcheux1997: 76, los aadidos entre [] son nuestros).

    La referencia a Frege en este fragmento sirve para hacer una aclaracin, ya que el reconocimiento de Fregede que el sujeto no es el portador de su pensamiento lo acerca a la concepcin del concepto y el conocimientocomo proceso sin sujeto, pero sin embargo, al subordinar la tesis (a), acerca de la existencia del mundoexterno, a la tesis (c), sobre de la independencia del conocimiento objetivo en relacin al sujeto, Frege acabaconcibiendo la independencia del concepto en relacin al sujeto bajo la forma del idealismo objetivo de tipoplatnico. La solucin para esta dificultad reside en concebir rigurosamente, no slo la independencia delconcepto en relacin al sujeto, sino la dependencia del propio sujeto en relacin al proceso sin sujeto

    (mundo material) del cual, como se indicaba en el fragmento recin citado mediante la alusin a la necesidadciega, el proceso del concepto es un aspecto. Por lo tanto:

    Para resumir, diremos que lo esencial de la tesis materialista consiste en colocar la independencia delmundo exterior (y del conocimiento objetivo de sus leyes, que llamaremos de aqu en adelanteproceso cientfico conceptual) en relacin con el sujeto, colocando simultneamente la dependenciadel sujeto con respecto al mundo exterior (de donde resulta el carcter necesario de los efectos queafectan a ese sujeto, llamados, de aqu en adelante, proceso nocional ideolgico). (Pcheux, 1997:76).

    En consecuencia, la reflexin epistemolgica sobre la naturaleza de las tesis materialistas, al separar lo queen el idealismo se presenta fusionado, esto es, el proceso cientfico conceptual, que produce el efecto deconocimiento, y el proceso ideolgico nocional, que produce el efecto de sujeto y el de la evidencia ideolgica,

    pone las bases para un estudio materialista de la ideologa y el discurso, cuya tarea es trasladarse desde laevidencia del sujeto (ideolgica y lingstica) hasta lo que permite pensar la forma sujeto (y especficamenteel sujeto de discurso) como un proceso determinado del proceso sin sujeto. (Pcheux 1997: 77).

    2. Discurso

    Michel Pcheux considera que la nocin de de discurso opera una ruptura en el contexto de lalingstica saussureana. En efecto, la lingstica saussureana se constituy como ciencia excluyendo de sucampo la cuestin del sentido, a travs de la operacin que distingua entre lengua ( langue ) y habla (parole).La primera constitua el objeto de un abordaje cientfico, en la medida en que se trataba de un objetoahistrico y social, mientras que la cuestin del sentido quedaba fuera del mbito del conocimiento cientfico,

    en el terreno histrico e individual del habla ( parole ). Con el par de nociones langue-parole , se posibilitdesarrollar una revolucin en la lingstica, y por extensin en el terreno de las ciencias sociales. Contra laconcepcin clsica, que haca del mbito de lo humano una esfera refractaria al conocimiento, precisamenteen virtud de su modo de ser (el libre arbitrio que arruinaba la posibilidad de un conocimiento nomolgico delos asuntos humanos y culturales), la nocin de langue vena a afirmar la posibilidad de un conocimientocientfico del mbito de lo humano, precisamente en virtud de su modo de ser. La nocin de langue permitapensar que, como animal semiolgico, el hombre existe en medio de sistemas que subsumen a los individuosde la especie, sistemas dotados de una legalidad propia, abierta por derecho propio al conocimiento cientfico.La esfera de lo social se abra al conocimiento al costo de su temporalidad, ya que la sincrona era la nicadimensin en la que el sistema produca sus efectos de inteligibilidad. Es decir, el abordaje cientfico de lohumano se construa al costo de su historicidad. Sin embargo, como dijimos, este logro exclua la nocin de8 Althusser, Louis (1988) Ideologa y aparatos ideolgicos de estado. Freud y Lacan, Buenos Aires, Nueva Visin, trad

    de A. Pl y J. Sazbn.

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    sentido, que al quedar ligada a la nocin de parole se ubicaba en el terreno histrico, es decir, ms all delalcance de la ciencia. Ahora bien, la nocin de parole , excluida de la ciencia justamente porque reintroduca lanocin de un sujeto libre, que apareca en este esquema como una suerte de residuo del sistema, aunque sinembargo correlato necesario del mismo.

    Concebida de este modo, la distincin entre langue y parole remite a las dos maneras clsicas depensar al sujeto desde la modernidad: como condicin de posibilidad (el sujeto como estructura) y como cosa(el sujeto como individuo: la subjetividad como el acto individual), distincin cuyos trazos pueden remontarse,

    a su vez, a la distincin metafsica entre necesario y contingente (ver Pcheux 1997: 63).La nocin de discurso viene a romper este esquema, ya que intenta dislocar el crculo ideolgico quese establece en la mutua remisin del sistema al sujeto hablante y de ste al sistema. Como hemos indicado,la lingstica saussureana se constituy como ciencia dejando de lado a la cuestin del sentido, relegndola ala dimensin inefable de la parole. Ser la retematizacin de la cuestin del sentido en la lingisticacontempornea la que produzca la ruptura con el marco de a lingstica saussureana, ya que a poco andar queda en claro que no puede abordarse, como se crey inicialmente, a travs de un refinamiento de losanlisis combinatorios: un mismo discurso o texto puede tener diferentes sentidos, de acuerdo a lasposiciones del locutor y el interlocutor y a las posiciones del propio discurso.

    Como seala Pcheux, la reintroduccin de la cuestin del sentido, rompe con el marco saussureano,debido a que la misma requiere pensar a la esfera del discurso como regulada por un mbito de necesidadque sea a la vez social e histrico , en contraste con la necesidad social pero ahistrica de la langue y lahistoricidad individual y arbitraria de la parole .9

    Por ejemplo, en relacin a un enunciado como La tierra gira, surge la cuestin de que el mismoresulta completamente normal para nosotros, pero resultara anormal o un sinsentido para un lingista pre-copernicano. Igualmente, un enunciado como Toda boda ocurre en una iglesia resulta un enunciado falsopara nosotros, pero muy probablemente constitua un trusmo antes de la instauracin de la institucin delmatrimonio civil. Se trata de un fenmeno de normalidad local o contextual, cuyo abordaje indujo a laproduccin de la nocin de subcdigo, con la esperanza de abordar este fenmeno mediante un refinamientode los procedimientos combinatorios con los que la lingstica obtuvo sus logros ms resonados.

    Sin embargo, Pcheux considera que esta nocin impone un replanteo en la manera de abordar estefenmeno, que se incluye en un replanteo de las relaciones entre lingstica y anlisis del discurso. Se trata dereconocer la relacin constitutiva entre el discurso y su exterioridad, o dicho de otra manera, de reconocer quelas condiciones de produccin del discurso son constitutivas del sentido.

    Este cambio de perspectiva es sealado con claridad en la Introduccin del nmero 37 de la revistaLangages , compilado por el propio Pcheux y aparecido en 1975:

    lo que denominamos con el nombre de Lengua constituye, como invariante presupuesta por todaslas condiciones de produccin posibles en un cierto momento histrico, la condicin de posibilidad deldiscurso. Dicho esto, es preciso agregar inmediatamente () que la frontera que separa a lolingstico de lo discursivo se pone en cuestin constantemente en toda prctica discursiva, a raz deque las sistematicidades evocadas a cada momento (y ante todo la de la sintaxis) no existen bajo laforma de un bloque homogneo de reglas organizado como una mquina lgica. Forma parte de laesencia de la relacin entre lengua/discurso que las reglas fonolgicas, morfolgicas y sintcticassean incesantemente objeto de enmiendas, reestablecimientos y tachaduras parciales, lo que quieredecir que la semntica no puede ser ya pura y simplemente exterior a la teora lingstica, y que no sela puede concebir como la teora de una sistematicidad lgica homognea (Pcheux, M.IntroductionLangages 37, 1975: 3.)10

    Ahora bien, el rasgo definitorio de un discurso radica en que el mismo est intrnsecamente constituido por laremisin de un discurso (enunciado, texto) a otros discursos posibles. Ello requiere pensar a la produccin dediscursos en el marco de formaciones discursivas, que disciernen entre los discursos permitidos, obligados yprohibidos, formaciones discursivas que a su vez tienen lugar en el seno de formaciones ideolgicas extra-discursivas. En una obra seminal, Pcheux sostiene:

    ...en el proceso discursivo hay formaciones imaginarias que designan el lugar que [los hablantes] A yB atribuyen cada uno a s mismo y al otro , la imagen ellos que se hacen de su propio lugar y del lugar

    9 Sobre este punto puede consultarse el trabajo de Eni Pulcinelli Orlandi A anlise de discurso: Algumas observaes en Documentao de Estudos em Lingstica Terica e Aplicada (D.E.L.T.A), vol 2, n 1, 1986.10 Vase un comentario en Maldidier, Denise (2003) A inquietao do discurso (Re)ler Michel Pcheux hoje ,

    Campinhas, Pontes, p. 37-44.

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    del otro.11

    Podra parecer curioso que un anlisis pretendidamente materialista ponga el foco, justamente, en lasformaciones imaginarias. Pero en la conclusin en la seccin anterior ya advertimos acerca de la direccin enla que se orienta un anlisis materialista: el estudio de las representaciones en el interior del procesodiscursivo. Para ello, el anlisis materialista del discurso desarrolla dos recursos que reinscriben este anlisisen el terreno materialista: una teora de la identificacin (del sujeto con la formacin discursiva), por un lado, y

    una teora de la eficacia material de lo imaginario, por el otro. A la luz de las herramientas desarrolladas por una teora materialista del discurso, las formacionesimaginarias, entre las que se cuenta el efecto de sentido, aparecen como dependientes de las formacionesdiscursivas y stas del complejo de las formaciones ideolgicas. En particular, al pensar el efecto de sentido,Pcheux lo concibe como dependiente de dos operaciones bsicas que son procesos de transformacinmaterial, es decir, de sustitucin en el proceso del significante. Se trata, por una parte, de un proceso desustitucin simtrica : donde A se puede sustituir por B y B por A, que da lugar a los efectos de sentido de lasinonimia y la metaforicidad y, por otra parte, de un proceso de sustitucin orientada , donde A puede ser sustituido por B pero B no puede ser sustituido por A, sustitucin que da lugar alefecto de implicacin . (VasePcheux 1997: 164)

    Este anlisis nos permite acercarnos a la cuestin de la eficacia material de lo imaginario. Laoperatividad de los efectos de sentido a nivel de lo imaginario se puede apreciar en situaciones peculiares, enlas que se produce una discrepancia entre dos sistemas de pensamiento asociados al enunciado, a los que ya

    nos hemos referido como proceso nocional ideolgico y proceso cientfico conceptual.Por un lado, en la discrepancia que que tiene lugar en un enunciado como: Aquel que muri en lacruz para salvar al mundo no existi, donde colisionan lo que es pensado antes (en la construccin sintctica:la descripcin definida para Jess) y lo que contiene la enunciacin global de la frase. Esta colisin pone demanifiesto la eficacia de la constitucin del sentido bajo los procesos de sustitucin simtrica del significante.Pcheux denomina a este efecto-causa, siguiendo a P. Henry, efecto de lo preconstituido (ver Pcheux: 164).

    Aunque lo pensado antes no depende del pensamiento especfico de individuo alguno (en el sentido deestar en la mente de, o de lo que Pcheux denomina proceso nocional ideolgico o imaginario), el efectode lo preconstituido se pone de manifiesto como consecuencia de una colisin que, ms que destruir tiene por efecto exhibir y reforzar la construccin del sentido como si fuera algo anterior la enunciacin. Gran parte delas paradojas de la subjetividad -la de los resultados creados como causas- remiten a la eficacia de esteefecto de sentido.

    Por otra parte, el proceso de sustitucin orientada (implicacin) da lugar a un efecto de articulacin o

    sustentacin, donde una proposicin ...interviene como soporte del pensamiento contenido en otraproposicin, por medio de una relacin de implicacin entre dos propiedades a y b, relacin que enunciamosLo que es a es b (Pcheux 1997: 110), es decir, donde un pensamiento aparece como el soporte de otro,determinando al sujeto en su relacin con el sentido bajo la forma de una garanta.

    Con esto damos paso a uno de los aspectos ms interesantes de la propuesta de Pcheux, como loes haber puesto en relacin la constitucin de los efectos de sentido y por ello de los sujetos hablantes, con lateora althusseriana de la interpelacin ideolgica.12 La teora materialista del discurso avanz, con lasnociones de lo preconstituido y la articulacin, en la direccin de un tratamiento materialista de la nocin desentido, de una teora materialista de la eficacia de lo imaginario. Al cruzarse con la teora althusseriana de laideologa, ambas perspectivas avanzan hacia la construccin de una teora materialista del sujeto. Enparticular, una teora materialista de la eficacia de lo imaginario como la de Pcheux, enfrenta el riesgo mayor implicado por el estudio de la vinculacin entre la constitucin del significado y la constitucin del sujeto: evitar que el efecto retroactivo de la interpelacin ideolgica (lo que Pcheux denomina efecto Mnchhausen ), nos

    lleve a postular al sujeto de discurso como origen del discurso. En consecuencia:no se trata aqu de evocar el papel del lenguaje, ni an el poder de las palabras dejando incierta lacuestin de responder si se trata del signo, que designa algo para alguien , como dice Lacan, o alsignificante , es decir, lo que representa al sujeto para otro significante (nuevamente Lacan) (Pcheux1997: 166).

    Colocar las evidencias (lingsticas o ideolgicas) en el terreno de la interpelacin ideolgica implica11 Pcheux, Michel Hacia el anlisis automtico del discurso, Madrid, Gredos, 1978, p. 48.12 Siguiendo aqu una pista dada por el propio Althusser, quien sostena que Como todas las evidencias, incluso aquellasegn la cual una palabra designa una cosa o posee una significacin (incluyendo por lo tanto las evidencias de latransparencia del lenguaje) esta evidencia de que ustedes y yo somos sujetos -y que esto no constituya un problema-es

    un efecto ideolgico, el efecto ideolgico elemental. (Althusser, 1988: 53).

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    ubicarlas en el medio de un dispositivo de reconocimiento-desconocimiento que es en verdad constitutivo dela categora de sujeto y de la propia ideologa:

    Al decir que el EGO, es decir, lo imaginario en el sujeto (el lugar donde se constituye para el sujeto larelacin imaginaria con la realidad) no puede reconocer su subordinacin, su sujecin al Otro o alSujeto , ya que esa subordinacin se realiza precisamente en el sujeto bajo la forma de la autonoma ,no estamos entonces apelando a ninguna trascendencia (un Otro o Sujeto reales ); estamos

    simplemente retomando la designacin que Lacan y Althusser -cada uno a su modo- dieran(adoptando deliberadamente las formas travestidas y fantasmagricas de la subjetividad) del procesonatural y socio-histrico por el cual se constituye y reproduce el efecto sujeto como interior sinexterior. (Pcheux 1997: 163).

    Vemos as que el ncleo de la apuesta terica por una teora materialista del discurso radica en laconstruccin de una teora no subjetivista de la subjetividad.

    La constitucin de una teora materialista del discurso en asociacin con una teora materialista de laideologa deja ver uno de sus resultados ms fructferos al develar la funcin ideolgica de las evidenciaslingsticas, que designan, en un mismo movimiento, lo que es y lo que debe ser. As, por ejemplo: Unsoldado francs no retrocede significa, entonces, Si t eres un verdadero soldado francs, lo que de hechoeres, entonces, no puedes-debes retroceder (Pcheux 1997: 159) Son estas evidencias las que hacenoperativas, las normas de la formacin discursiva con las que los individuos se identifican, normas que estn

    ocultas, precisamente, en su evidencia:en la ideologa, que provee las evidencias de lo que todo el mundo sabe, lo que es un soldado, unobrero, un patrn, una fbrica, una huelga, etc., evidencias que hacen que una palabra o enunciadoquieran decir lo que dicen realmente y que as enmascaran bajo la transparencia del lenguaje loque denominamos carcter material del sentido, de las palabras y de los enunciados. (Pcheux: 160)

    Para ir cerrando nuestra presentacin de la teora materialista del discurso de Pcheux, deseamos sealar tres puntos relacionados con la primaca del proceso significante:

    a) La tesis del primado del significante sobre el signo y el sentido, no da lugar a una tesis puramentesintactista. Al contrario, si bien se piensa al sentido como un efecto de los procesos de sustitucin (orientada osimtrica), se piensa tambin que sta est determinada por el interdiscurso. Con esta nocin Pcheux

    designa el todo complejo de las formaciones discursivas. Este todo no interviene como una globalidadgestltica, por ejemplo, desplegando su causalidad homognea en cada una de las partes afectadas. Alcontrario, Pcheux recoge aqu la nocin althusseriana de sobredeterminacin, lo que lo lleva a pensar alinterdiscurso como el todo complejo con dominante de las formaciones discursivas, intrincadas en lasformaciones ideolgicas bajo relaciones de desigualdad, contradiccin y subordinacin.13 En consecuencia, elsentido es siempre efecto de una transposicin de elementos significantes (palabra, expresin o proposicin),pero esta transposicin no puede estar predeterminada por recursos meramente lingsticos, ya que estoimplicara que estos elementos estn por s mismos dotados de sentido. Dicho de otra manera, lasformaciones discursivas estn necesariamente en relacin con su exterior, con otras formaciones discursivas(interdiscurso) y con las formaciones ideolgicas no discursivas.14

    13 Vase Pcheux 1997: 257-259. Denisse Maldidier seala a propsito de esta nocin: ...el interdiscurso designa elespacio discursivo e ideolgico en el cual se desdoblan las formaciones discursivas en funcin de relaciones dedominacin, subordinacin y contradiccin. Se aclara as lo que la experiencia sugiere: en la lucha poltica noescogemos nuestro terreno, temas, ni an nuestras palabras. (Maldidier 2003: 51).14 Vale la pena citar aqu extensamente a Pcheux: ...el sentido es siempre una palabra, una expresin o una

    proposicin por otra palabra, expresin o proposicin, y ese relacin, esa superposicin, esa transferencia ( meta-phora ) por la cual elementos significantes pasan a confrontarse, de modo que se cubren de un sentido, no podran estar predeterminadas por propiedades de la lengua (por ejemplo, conexiones lingsticas entre sintaxis y lxico); esto sera precisamente admitir que los elementos significantes ya estn, en cuanto tales, dotados de sentido, que tienen primeramente sentido o sentidos, antes de tener un sentido. De hecho el sentido existe en las relaciones de metfora(realizadas en efectos de sustitucin, parfrasis, formaciones de sinnimos), de las cuales cierta formacin discursivaviene a ser el lugar ms o menos provisorio: las palabras, expresiones y proposiciones reciben sus sentidos de laformacin discursiva a la cual pertenecen. Simultneamente la transparencia de sentido que se constituye en unaformacin discursiva enmascara la dependencia de sta ltima en relacin con el interdiscurso. En verdad la metfora,constitutiva del sentido, est siempre determinada por el interdicurso, es decir, por una regin del interdiscurso

    (Pcheux 1997: 263).

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    b) De la dependencia del sentido en relacin a sus condiciones de produccin, de la mutua dependencia delengua y discurso, y de la especificacin sobre la naturaleza del primado del significante sobre el signo y elsentido que realizamos en el punto anterior, se sigue la tesis de la no conexidad y la disyuncin de las formasde pensamiento. 15

    c) Si bien el significante toma parte en la interpelacin del individuo como sujeto, de acuerdo a la frmula

    lacaniana segn la cual un significante representa al sujeto para otro significante, el significante en cuanto talno representa nada para el sujeto, sino que opera sobre el mismo (lo constituye como un efecto) fuera de todacomprensin. (ver Pcheux 1997: 264).

    Wittgenstein

    Al comienzo de Semntica e discurso , Michel Pcheux menciona un conjunto de evidenciasfundadoras de la semntica, entre las que se encuentran:

    -hay cosas (objetos, procesos) y personas con intencin de comunicar.-hay objetos que se hacen de signos, es decir, remiten a otros objetos, debido al proceso social de lasemiosis.-hay una oposicin entre emocional y cognitivo (lgica, retrica).-el pensamiento y el conocimiento tienen un carcter subjetivo. (ver Pcheux, 1997: 20)

    Pcheux intenta cuestionar estas evidencias, mostrando que las mismas son la matriz que sostiene laoposicin entre lgica y retrica. Ya hemos podido apreciar cmo algunas de estas evidencias son puestas encuestin por el francs. Nuestro propsito ahora es tomar estas evidencias como punto de partida paramostrar cmo Wittgenstein se distancia de las mismas en una direccin semejante a la de Michel Pcheux.

    El Wittgenstein del Tractatus es un pensador de la necesidad semntica, que toma como dato lacerteza con las que se nos da el sentido de las proposiciones, al que interpreta como evidencia acerca delcarcter a priori del mismo. Se trata de un dato cuya posibilidad encuentra garantizada metafsicamente, bajola forma de un atomismo lgico, es decir, de la necesidad de objetos simples. Sin embargo, los simples delatomismo lgico wittgensteiniano, a diferencia de los simples del atomismo clsico, no poseen subsistencia oexistencia, de manera que su combinacin sera un asunto contingente, sino que contienen en s, como partede su propia naturaleza, la posibilidad de su combinacin con otros simples para formar estados de cosas.Como consecuencia de este movimiento, los estados de cosas o hechos atmicos no estn ubicados,entonces, en el marco de un espacio vaco , sino en el marco de un espacio lgico , donde, si bien lacombinacin efectiva de objetos simples para formar estados de cosas es un asunto contingente, laposibilidad de su combinacin est prejuzgada a priori . Por lo tanto, el atomismo lgico de Wittgensteinadquiere, a travs de las nociones de objeto y espacio lgico, una dimensin sistemtica y combinatoria (lanaturaleza de un objeto reside en su posibilidad de combinacin con otros objetos; el espacio lgico es elconjunto de todas las posibilidades de combinacin entre objetos simples, es decir el conjunto de los posiblesestados de cosas). Esta dimensin holista introducida a travs de la nocin de espacio lgico, tiene por tarea implicar la nocin de una forma lgica que nos haga pensable aquello que es comn al lenguaje y almundo, a la proposicin y al hecho que describe. Si bien se trata de una postura atomista, el marco quefundamenta la necesidad de la forma lgica, que nos abre la posibilidad de pensar lo comn de la verdad esformalista y sistemtico.16

    15 Nuevamente nos vemos en la necesidad de citar extensamente a Pcheux: Consecuentemente el pensamiento notiene, en absoluto, la homogeneidad, la contigidad conexa, la transparencia, -en suma, la interioridad subjetiva de laconciencia- que, sin tregua, todas las variedades del idealismo le atribuiran: en verdad, el pensamiento slo existe

    bajo la forma de regiones de pensamiento, disyuntas y sometidas entre s a una ley de exterioridad distribuida, que estrelacionada con la exterioridad global de lo real en relacin con el pensamiento; ms precisamente, es en esa ley dedisyuncin, de exterioridad contradictoria inmanente a los modos histrico materiales de existencia del pensamiento,donde se expresa la dependencia global de ste en relacin con una exterioridad que lo determina. Por tanto, leyesinternas cuyo funcionamiento remite a un exterior. (Pcheux 1997: 257-8).16 Vase al respecto mi trabajo La cuestin del lmite y el Tractatus como una reflexin trascendental muestro lamanera en que este dato es comprendido en el Tractatus y cmo las Investigaciones filosficas constituyen, en este

    sentido, una completa inversin de aquella obra. En Discusiones filosficas , Ao 9, n 13, 2008, pp. 13-23 [en lnea] en:

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    El planteo saussuriano tambin conceba un dominio de necesidad ligado a un enfoque formalista ysistemtico, aunque restringido al plano sincrnico, debido a la posibilidad de cambios en el sistema en laserie diacrnica, adiciones o sustracciones de elementos. En cambio, el planteo wittgensteiniano, al fundar metafsicamente la necesidad (la necesidad de la forma lgica es la necesidad de los objetos simples), cierraesa posibilidad. El pensamiento de la necesidad ahistrica alcanza uno de sus extremos en el Tractatus.

    Como es sabido, Wittgenstein desarrolla a partir de las Investigaciones filosficas una crtica detalladade sus posiciones anteriores. Un punto clave en esta crtica es el diagnstico que le subyace. Wittgenstein ve

    en el Tractatus la concrecin de una tendencia a concebir la necesidad semntica bajo los moldes de unaforma de saber. As, el dato de la ausencia de dudas en relacin al sentido de las proposiciones, se transformaen el impulso a hallar una ontologa justificatoria, es decir, la ontologa a la que este dato parece remitir, si esque va a estar justificado. La semntica filosfica se inscribira entonces en los rieles de esta bsqueda de unaontologa justificatoria que explicara, en un mismo movimiento, por qu estamos casualmente determinadosa comportarnos como lo hacemos (por ejemplo en relacin a esta ausencia de dudas o evidencia del sentido),por un lado, y simultneamente explicar por qu estamos normativamente justificados a comportarnos de esemodo. El significado aparece as, en la semntica filosfica, como un fundamento.

    No extraa en consecuencia que en Investigaciones filosficas (IF)17 sea la cuestin de lacomprensin, o del conocimiento del significado, o del conocimiento del uso del lenguaje, la que disloca elplanteo sostenido en el Tractatus. Este anlisis conduce a la consigna el significado es el uso. Pero estaconsigna slo produce un quiebre con el orden de la ontologa justificatoria cuando se la entiende, no en elsentido de la antecedencia de un sujeto de lenguaje, el usuario de los signos, sino en el sentido de la primaca

    de la aplicacin, de la prctica pblica sobre el orden de la representacin, de la semntica.18

    No sorprendeentonces que en Sobre la certeza (SC)19 Wittgenstein enuncie con claridad la inversin del orden explicativopropuesto por la ontologa justificatoria que sus consideraciones implican, sealando he llegado al fondo demis convicciones. Y casi podra decirse que el fundamento es sostenido por el resto del edificio (SC 248) obien Lo que se mantiene firme lo hace, no porque intrnsecamente sea obvio o convincente, sino porque sesostiene en lo que le rodea (SC 142). Es claro que el sentido de estas observaciones es sealar que loconsiderado como derivado (la aplicacin, la prctica) sostiene a aquello de lo que se supone que se deriva (elsignificado, la certeza).

    Este movimiento tiene una importante consecuencia, cuyos efectos Wittgenstein explora ya desde lasInvestigaciones filosficas. En efecto, en IF 242, luego de sealar, en una direccin semejante a la queacabamos de apuntar, que la aplicacin prctica realizada es el criterio para atribuir comprensin, que lacomprensin por medio del lenguaje requiere de concordancia en los juicios, Wittgenstein sostiene que Estoparece abolir la lgica; pero no lo hace. (IF 242).

    Detengmonos un momento en esta observacin, es decir, por qu la necesidad de concordancia enlos juicios parece abolir la lgica? A nuestro juicio, esta apariencia tiene lugar porque el movimientoconceptual wittgensteiniano, al sealar a la concordancia en los juicios como uno de los requisitos de lacomprensin, es colocado en el marco de un viejo esquema o figura ( Bild, picture ) del funcionamiento dellenguaje, o para decirlo en jerga althusseriana, porque no acaba de reconocerse que la crtica wittgensteinianaimplica un cambio de problemtica.

    En principio, ello ocurre porque la relacin entre un significado y sus instancias es una relacinnecesaria, interna, algo as como el modelo de cualquier relacin deductiva. No hay posibilidad de que alguiencomprenda un significado y no pueda reconocer sus instancias. Una cosa lleva necesariamente a la otra. Por ello, la indicacin de que la concordancia en los juicios es un requisito de la significatividad, parece indicar quela condicin constituyente del significado es una condicin mundana, la aplicacin y la concordancia en los

    juicios son hechos en el mundo, por tanto contingentes. De esta manera, la relacin entre el significado, cuyascondiciones constituyentes fueron reducidas a una condicin mundana contingente, con sus casos o

    instancias no podra ser una relacin necesaria o lgica.Decamos, un poco ms arriba, que la objecin esbozada en IF 242 contina pensando la relacinentre significado e instancias, o entre reglas y casos, en el marco de un esquema (o problemtica) que ha sidorechazado por Wittgenstein. Podemos ahora indicar cul es ese marco cuestionado por Wittgenstein y

    http://www.scielo.unal.edu.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-61272008000200002&lng=es&nrm=iso[acceso: 30/5/2011]17 Ludwig Wittgenstein (1999) Investigaciones filosficas , Barcelona, Altaya, trad. de U. Moulines y de A. GarcaSuarez.18 Al respecto, vase IF 32 Y ahora podemos, creo yo, decir: Agustn describe el aprendizaje del lenguaje humanocomo si el nio llegase a un pas extrao y no entendiese el lenguaje del pas; esto es: como si ya tuviese un lenguaje,slo que no se. O tambin: como si el nio ya pudiera pensar, slo que no todava hablar. Y pensar querra decir aqualgo como: hablar consigo mismo.19

    Wittgenstein, Ludwig (1991) Sobre la certeza, Barcelona, Gedisa, trad. de J. L. Prades y V. Raga.

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    http://www.scielo.unal.edu.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-61272008000200002&lng=es&nrm=isohttp://www.scielo.unal.edu.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-61272008000200002&lng=es&nrm=iso
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    mantenido en la formulacin de esta objecin: la dificultad surge porque se sigue pensando que la necesidad(semntica, lgica) debe elucidarse en trminos de un fundamento o de una garanta. Mientraspermanecemos fijados en esta figura del lenguaje, nos puede parecer que Wittgenstein realiz la crtica delmentalismo, o ciertas formas de individualismo semntico, pero que sin embargo propuso en su lugar unaforma social de condicin constituyente del significado. Pero una condicin constituyente social de la claseque parecera estar proponiendo Wittgenstein es una condicin mundana, por lo cual sera, a la vez, tanto unacondicin constituyente como constituida, razn por la que nos encontramos en un crculo, plagado de

    objeciones y dificultades.20

    Ahora bien, creemos que el marco que hace surgir la objecin de que la necesidad de concordanciaen los juicios produce la abolicin de la lgica no se equivoca tanto acerca de la naturaleza de los trminos(concordancia/acuerdo, aplicacin individual) , sino acerca de la relacin entre los mismos. En la objecin sesigue pensando que la relacin entre aplicacin individual y acuerdo comunitario tiene que ser una relacin de

    justificacin, frente a lo cual surgen, en buena lgica, una serie de objeciones inevitables. La solucin de esteproblema pasa por reconocer que la apelacin a la concordancia en los juicios desempea un papel por completo diferente, heterogneo, al de una justificacin de las atribuciones. En su lugar, hay que decir que laconcordancia en los juicios es la condicin bajo la cual atribuciones semnticas como A comprende el empleola expresin x; o A posee el concepto x son realizadas, y que el acuerdo comunitario no desempea un rolepistemolgico o semntico, sino que opera como una condicin marco, que nos permite entender que lasatribuciones semnticas tengan consecuencias , es decir, efectos . Pero no se trata de un intermediario, niepistemolgico ni semntico. Como lo ha sealado Saul Kripke, las atribuciones semnticas tienen por efecto,

    incluir, conservar o excluir a los individuos de una comunidad, o dicho de otra manera, otorgar, conservar ydenegar estatus sociales. 21Dicho de otra manera, con el movimiento de Wittgenstein pasamos de una concepcin centrada en la

    idea de una normatividad semntica (que gira en torno al supuesto de que sin la obediencia a ciertas reglas nohabra lenguaje ni comunicacin) a una concepcin centrada en lo que se puede denominar la normatividadsocial, vinculada a la idea que acabamos de comentar acerca del rol de las atribuciones semnticas en la vidasocial, y de las condiciones bajo las cuales tales atribuciones cumplen ese papel. 22

    En esta nueva figura del lenguaje, la certeza, en especial aquella relativa al significado de nuestrasexpresiones en torno a la cual se construa el edificio semntico, es conservada como un dato, slo que lamisma, al desvincularse de la idea de fundamento, no remite a una condicin de posibilidad que la sustente.Ms an, los individuos se constituyen como hablantes en juegos de lenguaje que toman como criterio laevidencia con la que a los nuevos aspirantes se les presentan los modos de comportamientos requeridos por el juego de lenguaje.23

    Es interesante examinar desde esta perspectiva los movimientos centrales de Sobre la certeza. AllWittgenstein discute el intento de Moore de probar la existencia del mundo externo a partir de la proposicinAqu hay una mano proferida por Moore ante un auditorio que puede observar claramente su mano. Alrespecto, Wittgenstein va a sealar en la propuesta de Moore un fallo y un elemento propiamenteesclarecedor. El fallo tiene que ver, bsicamente, con que la certeza de Moore no alcanza para establecer saber. Ello implicara olvidar que existen proposiciones como Crea saberlo/estaba convencido. Pero no losaba (ver SC: 21).

    Sin embargo, Wittgenstein encuentra que el fallo de Moore llama la atencin sobre un conjunto deproposiciones que poseen un estatus singular. As, el austraco indica que, cuando Moore afirma que sabe queall hay una mano, que la Tierra exista mucho antes de que l naciera, y otras cosas por el estilo, nosencontramos en una situacin peculiar. Estas proposiciones no pueden realizar el trabajo filosfico que Mooreles asigna, pero a la vez, nos resulta imposible a nosotros dudar de estas afirmaciones. Estamos inclinados adecir que Moore no las sabe, pero a la vez reconocemos que son proposiciones de las que nosotros mismos20 Un ejemplo de este tipo de dificultades es la discusin que tuvo lugar en torno a la polmica interpretacin deWittgenstein por Kripke. Se puede encontrar una muestra ilustrativa de los trabajos ms influyentes en: Miller,Alexander y Wright, Crispin (eds.) (2002) Rule-Following and Meaning, Montreal & Kingston, Ithaca, McGill QueenssUniversity Press, 2002.21 Kripke, Saul (2002) Wittgenstein on Rules and Private Language. An Elementary Exposition , Cambridge (Mass.),Harvard Univ. Press, pp. 73 y ss.22 Vase Kusch, Martin (2006) A Sceptical Guide to Meaning and Rules. Defending Kripkes Wittgenstein , Montreal &Kingston, Ithaca, McGill-Queens University Press, cap. 2 y tambin Karczmarczyk, P. (2011) La privacidad acontrapelo. Los argumentos del lenguaje privado , La Plata, Edulp, en prensa.23 Vanse mis trabajos Ideologa y anlisis teraputico del lenguaje en Cabanchik, Samuel (ed.) Lenguaje, vida,

    poder. Intervenciones filosficas , Buenos Aires, Grama, 2010 y El reclutamiento de los individuos como sujetos en laideologa en Actas de las VI Jornadas de Sociologa [CD ROM] . La Plata, Departamento de Sociologa, FaHCE,

    UNLP, 2010.

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    estamos seguros. Las certezas de Moore no son saber, porque el saber remite a una prueba, y lo que es laprueba de una afirmacin no lo establece un individuo. En particular, el grado de conviccin no es una pruebade una afirmacin. Pero lo que el fallo de Moore revela es que su certeza no es algo meramente personal,sino algo general, compartido (ver SC 84, 440) Lo peculiar de las proposiciones escogidas por Moore es queno slo son indudables para Moore, sino en general para cualquier lector (si l las sabe, todos las sabemosSC 100, se trata del hecho de que Moore las sabe y no de que son incuestionables para nosotros ? SC112).

    Ello lleva a Wittgenstein a sostener que las proposiciones de Moore pertenecen a la lgica, a igualttulo que las proposiciones de las matemticas (ver SC 10, 52, 56, 57, 213, 377, 401). Pero el estatuto deproposiciones lgicas otorgado a proposiciones que tienen la forma de proposiciones empricas no advieneen virtud de la decisin del propio Moore, de Wittgenstein o de cualquier hablante concreto. Antes bien, comoel propio Wittgenstein lo indica, no est en cuestin para los hablantes aceptar o rechazar estasproposiciones. No hay duda posible acerca de las mismas. 24 Pero lo indudable de estas proposiciones noviene de s mismas, ni de algo que el hablante decida en su interioridad, como la inconcebibilidad dealternativas.

    El necesario asentimiento en relacin a las proposiciones lgicas, la certeza vinculada a las mismas,remite a que estas proposiciones cuentan como criterios de lo que significa comprender el sentido de laspalabras, de manera que quien en ciertas circunstancias cuestionara estas proposiciones se tornaraininteligible, resultando apartado del juego de lenguaje. La certeza, la falta de dudas en relacin a las mismas,se puede pensar entonces como el efecto del juego de lenguaje en el registro vivencial, algo prximo a lo que

    Althusser entiende por imaginario (Vase SC 144 ya citado; o El que algo sea incuestionable para m noest basado ni en mi estupidez ni en mi credulidad SC 235). Ntese tambin que los individuos sonconstituidos como hablantes al responder al juego de lenguaje con certeza. ste es una suerte de movimientoparadjico, los individuos reconocen la verdad de ciertas proposiciones, reconocimiento que el juego delenguaje pide de los individuos para considerarlos hablantes, capaces entre otras cosas de reconocer odesconocer. El reconocimiento de las certezas exhibe una especie de ocultamiento del rol constitutivo del

    juego de lenguaje.25Vemos as que el tratamiento wittgensteiniano de la necesidad supone una importante inversin de la

    perspectiva clsica. Desde esta perspectiva se supone que hay un elemento, el concepto o significado, queexplica nuestro acuerdo, de manera tal que conduce a enunciados del tipo: En una cierta comunidadposeemos certezas comunes porque captamos los mismos enunciados o conceptos. En cambio, desde laperspectiva wittgensteiniana llegamos a enunciados elucidatorios como, Si no respondemos de la mismamanera, es decir, si no manifestamos las mismas certezas, entonces no (decimos que) aprehendemos los

    mismos conceptos y somos excluidos de los juegos sociales que se realizan con esos conceptos, y en ellmite, de cualquier juego social.

    A modo de conclusin

    Hemos realizado un trabajo de aproximacin conceptual entre dos perspectivas que rara vez sealimentan una a otra. Comenzamos elucidando un sentido de materialismo ligado a una idea de objetividad deldominio de lo conceptual, que al vincularse con la nocin de discurso dej crecientemente en claro que no setrata de pensar una objetividad subsistente a la manera de objetos platnicos, sino de pensar la constitucinhistrica de la necesidad y la objetividad del concepto.

    Al examinar la posicin de Wittgenstein hemos visto cmo este pensador avanza sobre el terreno

    transitado por Pcheux, al aventurarse a pensar el dominio de una necesidad constituida histricamente. Dehecho, si atendemos a algunas de las metforas nucleares de Sobre la certeza , como aquella del lecho delro, segn la cual proposiciones lgicas pueden mutar en proposiciones empricas y viceversa, no resultaaventurado sostener que esta necesidad histrica es uno de los objetos privilegiados de la reflexinwittgensteiniana (ver SC 96, ver tambin IF 79). Al plantear una relacin interna entre certeza ycomunidad, donde las certezas son a la vez efectos y mecanismos para la incorporacin de los individuos enlos juegos de lenguaje, y al invertir el condicional clsico con el que se piensa la necesidad en la perspectivade una ontologa justificatoria (actuamos de manera concordante porque captamos el mismo concepto)obteniendo como resultado un condicional contrapuesto (si no actuamos de la misma manera, entonces no24 En realidad Wittgenstein puntualiza las muy diferentes consecuencias que se siguen de dudar de una proposicinemprica genuina, y de una proposicin de la clase apuntada por Moore, ver SC 67-75, 155, 195, 572.25 Tal vez pueda interpretarse en este sentido la observacin: Mi comprensin es slo ceguera ante mi falta de

    comprensin? Muchas veces parece serlo SC 418.

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    aprehendimos el mismo concepto), Wittgenstein nos parece haber calado ms profundo que Pcheux, aunqueen una direccin coincidente con el mismo. Finalmente, el dominio de las certezas, en su doble aspectodescriptivo-normativo, cae indudablemente en el dominio de una teora de la ideologa. No hemos podidoanalizarlo, pero vale la pena al menos mencionarlo: el terreno de las evidencias ideolgicas, que segnPcheux vehiculizan y hacen operativas las normas con las que los individuos se identifican, normas que seocultan precisamente en su evidencia, es inequvocamente el mismo territorio que Wittgenstein explora en suanlisis de las certezas.

    Son varios los puntos que han quedado fuera de nuestro anlisis, como los aspectos vinculados conla cuestin de lo preconstituido, cuyo anlisis en las observaciones de Wittgenstein sera interesante realizar ydiferentes aspectos relacionados con la importancia creciente que el dominio de lo imaginario adquiere en lafilosofa del Wittgenstein tardo, cuyo anlisis a la luz de una teora de la interpelacin ideolgicaconsideramos promisorio.

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