La Soberanía de Los Estados Democráticos Queda Planteada Como Una Instancia de Toma de Decisiones...

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 La soberanía de los estados democráticos queda planteada como una instancia de toma de decisiones acotada por un límite que es difícil no dis tin guir, un límite que le desautoriza par a decidir sobre asuntos polít ico s mayores, como ser ían por eje mpl o el cambio de gimen económico o de modo de producción. La democracia moderna europea occidental se ocializa su autolimitación en la segunda posguerra. Hay cie rt os pr oblemas que no caen dentro de su competencia. o está autorizada, po r ej empl o, pa ra decidir sobre un !sí" o un !no" a la re#olución. $s un #oto de abstinencia %y también de obediencia y de pobreza& de la democracia sob er ana, que se justi ca con la lec ció n dej ada por la 'egunda (uer ra mundial) pl antea rse esos pr oblemas radicales conduce ineluctablemente al to tali tarismo, sea éste un totalitarismo de derec*a como fueron el fascismo y el nazismo, o un totalitarismo de izquierda, como es el !comunismo" stalinista. La mejor manera de no caer en el peligro del totalitarismo es entonces abstenerse de entrar en esta proble ti ca. $l estado capitalista moderno es intocable, el modo de producción capitalista es algo natural, que no puede entrar siquiera en consideración, que no puede ser discutido en ning+n parlamento. adie puede poner en cuestión o traer a discusión el modo de pr oducción de una sociedad. $sto no es competencia del pueblo, no es asunto del démos, está por sobre la rep+blica. La nue#a rep+blica moderna tiene que adoptar esta autodisminución ine#itablemente. ese #oto por una apoliticidad es la mejor prueba de la enajenación capitalista Los jó#enes del - tienen la palabra !re#olución" en la boca, para todo emplean ese término, que es justamente el que no debe pronunciarse, porque, seg+ n di a la e/periencia, conduce al totali tarismo, a la neg aci ón de la democrac ia, para no men cio nar sus consecuenci as +lt imas, la guer ra y la de str ucc n. 0 el mo#imiento ju#enil del - impugna 1tal #ez ya tardíamente2 esta autolimitación de la #ida política que, bajo el nombre de !reconstrucción de la democracia", la sociedad contemporánea #iene sufriendo desde entonces. La reb elió n me/icana tiene luga r den tro de un estado autoritario. $l poder del mo#imiento del - fuera de 3é/ico es más simbólico que real 4 en 3é/ico es más real que simbólico. $llo se debe a que en un estado como el me/icano durante el se/enio de 5íaz 6rdaz, cuyas instituciones tienen puesta en juego su toda su legitimidad en la mayor o menor capacidad negocia dora o !política " del se7or presiden te, *asta el menor de los actos de desobediencia puede adquirir un poder relati#o muy alto.  0 el mo#imien to estudianti l me/ic ano no era prop iamente un acto de desobediencia menor. 'u poder era real, y así 

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Enajenación o presunta autolimitación política de las sociedades ancilares al capitalismo.

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La soberana de los estados democrticos queda planteada como una instancia de toma de decisiones acotada por un lmite que es difcil no distinguir, un lmite que le desautoriza para decidir sobre asuntos polticos mayores, como seran por ejemplo el cambio de rgimen econmico o de modo de produccin. La democracia moderna europea occidental se oficializa su autolimitacin en la segunda posguerra. Hay ciertos problemas que no caen dentro de su competencia. No est autorizada, por ejemplo, para decidir sobre un s o un no a la revolucin. Es un voto de abstinencia (y tambin de obediencia y de pobreza) de la democracia soberana, que se justifica con la leccin dejada por la Segunda Guerra mundial: plantearse esos problemas radicales conduce ineluctablemente al totalitarismo, sea ste un totalitarismo de derecha como fueron el fascismo y el nazismo, o un totalitarismo de izquierda, como es el comunismo stalinista. La mejor manera de no caer en el peligro del totalitarismo es entonces abstenerse de entrar en esta problemtica. El estado capitalista moderno es intocable, el modo de produccin capitalista es algo natural, que no puede entrar siquiera en consideracin, que no puede ser discutido en ningn parlamento. Nadie puede poner en cuestin o traer a discusin el modo de produccin de una sociedad. Esto no es competencia del pueblo, no es asunto del dmos, est por sobre la repblica. La nueva repblica moderna tiene que adoptar esta autodisminucin inevitablemente. ese voto por una apoliticidad es la mejor prueba de la enajenacin capitalista

Los jvenes del 68 tienen la palabra revolucin en la boca, para todo emplean ese trmino, que es justamente el que no debe pronunciarse, porque, segn dira la experiencia, conduce al totalitarismo, a la negacin de la democracia, para no mencionar sus consecuencias ltimas, la guerra y la destruccin. Y el movimiento juvenil del 68 impugna tal vez ya tardamente- esta autolimitacin de la vida poltica que, bajo el nombre de reconstruccin de la democracia, la sociedad contempornea viene sufriendo desde entonces.

La rebelin mexicana tiene lugar dentro de un estado autoritario. El poder del movimiento del 68 fuera de Mxico es ms simblico que real; en Mxico es ms real que simblico. Ello se debe a que en un estado como el mexicano durante el sexenio de Daz Ordaz, cuyas instituciones tienen puesta en juego su toda su legitimidad en la mayor o menor capacidad negociadora o poltica del seor presidente, hasta el menor de los actos de desobediencia puede adquirir un poder relativo muy alto. Y el movimiento estudiantil mexicano no era propiamente un acto de desobediencia menor. Su poder era real, y asdeba ser tambin su sometimiento por la fuerza. Lo que intenta el movimiento del 68 en ese corto perodo es obligar al gobierno mexicano a respetar y refrendar su autopresentacin como un Estado democrtico. El movimiento estudiantil se atreve a pedirle cuentas al gobierno de hechos que acababande suceder, como el bazookazo del ejrcito contra la puerta de la Universidad, en la calle de San Ildefonso. Le pide pruebas de que l efectivamente, como lo afirma ante la opinin pblica, no se identifica con esa represin, de que s es un gobierno democrtico. Intenta obligar al estado a confirmar su autopresentacin democrtica o en su defecto a desenmascararse como un estado oligrquico y represivo. De acuerdo al movimiento, el estado tena que responder a esta exigencia; o se ratificaba como un estado antidemocrtico o daba seas e indicios claros de que sus declaraciones dedemocracia podan tener algn sustento. Pero el gobierno vea las cosas de otra manera: en una circunstancia de excepcin, el estado poda muy bien ser salvadoramente represivo hacia afuera, hacia los manipuladores extranjeros que alborotaban a los jvenes mexicanos, y firmenente democrtico hacia adentro, hacia su sociedad y los eventos de autopresentacin que ella se preparaba, como el de los Juegos Olmpicos Mxico 1968.Lo que en Europa fue una reprimenda severa y brutal de los jvenes, en Mxico fue una represin y aniquilacin sangrientas: el 2 de octubre en esta misma plaza, la Plaza de9Tlatelolco. Lo que poda ser festivo y simblico en el Primer Mundo deba resultar trgicamente serio y real en el Tercero. Esta fue la gran diferencia entre lo que aconteci en los 60 en Europa y lo que sucedi aqu. Las condiciones eran diferentes. En Europa el estado tena mucho margen de accin, ac no. Aqu el estado estaba agobiado por su falta de legitimidad, perdido en sus propias contradicciones, lo que haca que la impugnacin que los jvenes hicieron de l se volviera mucho ms peligrosa que aquella que los jvenes de Europa podan hacer de los suyos.

Bolvar Echeverra, SOBRE EL 68