La Suma Teológica

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La Suma Teológica Introducción La Suma Teológica es la obra más famosa de la teología medieval, y su influencia sobre la filosofía posterior, sobre todo en el catolicismo, es inestimable. Concebida como un manual para la educación teológica, más que como obra apologética destinada a polemizar contra los no católicos, ejemplifica de manera acabada el estilo intelectual de la escolástica en la estructura de sus artículos. Puesto que el papel principal de la ciencia sagrada es el de hacer que se conozca a Dios, y esto, no solamente lo que él es en sí mismo, sino también como principio y fin de la criatura razonable, trataré: - I: Primera parte (Prima): Dios uno; Dios trino; la creación; los ángeles; el hombre y el cosmos (119 cuestiones) - I-II Segunda parte, primera sección (Prima secundae) El acto humano. Pasión, hábito, virtud, pecado. La ley antigua, la ley nueva, la gracia, el mérito. (114 cuestiones) - II-II Segunda parte, segunda sección (Secunda secundae) Virtudes teologales: fe, esperanza, caridad. Virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza, templanza. Carismas. Estados.(189 cuestiones) - III. Tercera parte (Tertia) Cristo: Encarnación, vida y pasión. Sacramentos: Bautismo. Confirmación. Eucaristía. Penitencia (90 cuestiones; inconclusa) - Suplemento de la Tercera parte (Supplementum tertiae) (Completada por discípulos, en base a escritos juveniles).Sacramentos del orden, matrimonio y extremaunción. El juicio final. Novísimos. Prólogo

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De Santo Tomás de Aquino

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La Suma Teológica

Introducción

La Suma Teológica es la obra más famosa de la teología medieval, y su influencia sobre la filosofía posterior, sobre todo en el catolicismo, es inestimable. Concebida como un manual para la educación teológica, más que como obra apologética destinada a polemizar contra los no católicos, ejemplifica de manera acabada el estilo intelectual de la escolástica en la estructura de sus artículos.Puesto que el papel principal de la ciencia sagrada es el de hacer que se conozca a Dios, y esto, no solamente lo que él es en sí mismo, sino también como principio y fin de la criatura razonable, trataré:

- I: Primera parte (Prima): Dios uno; Dios trino; la creación; los ángeles; el hombre y el cosmos (119 cuestiones)

- I-II Segunda parte, primera sección (Prima secundae) El acto humano. Pasión, hábito, virtud, pecado. La ley antigua, la ley nueva, la gracia, el mérito. (114 cuestiones)

- II-II Segunda parte, segunda sección (Secunda secundae) Virtudes teologales: fe, esperanza, caridad. Virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza, templanza. Carismas. Estados.(189 cuestiones)

- III. Tercera parte (Tertia) Cristo: Encarnación, vida y pasión. Sacramentos: Bautismo. Confirmación. Eucaristía. Penitencia (90 cuestiones; inconclusa)

- Suplemento de la Tercera parte (Supplementum tertiae) (Completada por discípulos, en base a escritos juveniles).Sacramentos del orden, matrimonio y extremaunción. El juicio final. Novísimos.

Prólogo

Santo Tomás de AquinoEl Doctor Angélico

Presbítero y Doctor de la Iglesia

Dios le concedió una sabiduría e inteligencia extraordinarias,en las que profundizó portentosamente y comunicó luego

con generosidad.

Nace en el Castillo de Rocaseca, cerca de Nápoles, Italia, en 1225.

Es el último hijo varón de una numerosa familia de doce hijos. Su padre se llamaba Landulfo de Aquino. Alto, grueso, bien proporcionado, frente despejada, porte distinguido, una gran amabilidad en el trato, y mucha delicadeza de sentimientos.

Cerca del Castillo donde nació estaba el famoso convento de los monjes Benedictinos llamado Monte Casino. Allí lo llevaron a hacer sus primeros años de estudios.

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Los monjes le enseñaron a meditar en silencio. Es el más piadoso, meditabundo y silencioso de todos los alumnos del convento. Lo que lee o estudia lo aprende de memoria con una facilidad portentosa. Continúa sus estudios por cinco años en la Universidad de Nápoles. Allí supera a todos sus compañeros en memoria e inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos y se entusiasma por esa Comunidad. Quiere entrar de religioso pero su familia se opone. El religiosos huye hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus hermanos que viajan acompañados de un escuadrón de militares y lo ponen preso. No logran quitarle el hábito de dominico, pero lo encierran en una prisión del castillo de Rocaseca.

Tomás aprovecha su encierro de dos años en la prisión para aprenderse de memoria muchísimas frases de la S. Biblia y para estudiar muy a fondo el mejor tratado de Teología que había en ese tiempo, y que después él explicará muy bien en la Universidad.

Sus hermanos al ver que por más que le ruegan y lo amenazan no logran quitarle la idea de seguir de religioso, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar. Tomás toma en sus manos un tizón encendido y se lanza contra la mala mujer, amenazándola con quemarle el rostro si se atreve a acercársele. Ella sale huyendo y así al vencer él las pasiones de la carne, logró la Iglesia Católica conseguir un gran santo. Si este joven no hubiera sabido vencer la tentación de la impureza, no tendríamos hoy a este gran Doctor de la Iglesia.

Esa noche contempló en sueños una visión Celestial que venía a felicitarlo y le traía una estola o banda blanca, en señal de la virtud, de la pureza que le concedía Nuestro Señor. Liberado ya de la prisión lo enviaron a Colonia, Alemania, a estudiar con el más sabio Padre Dominico de ese tiempo: San Alberto Magno. Al principio los compañeros no imaginaban la inteligencia que tenía Tomás, y al verlo tan robusto y siempre tan silencioso en las discusiones le pusieron de apodo: "El buey mudo". Pero un día uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven estudiante y se los presentó al sabio profesor. San Alberto al leerlos les dijo a los demás estudiantes: "Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero". Y así sucedió en verdad después.

Sus compañeros de ese tiempo dejaron este comentario: "La ciencia de Tomás es muy grande, pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y horas rezando, y en la Misa, después de la elevación, parece que estuviera en el Paraíso. Y hasta se le llena el rostro de resplandores de vez en cuando mientras celebra la Eucaristía.

A los 27 años, en 1252, ya es profesor de la famosísima Universidad de París. Sus clases de teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia. Y en la Universidad es tan grande el prestigio que tiene y su ascendiente sobre los demás, que cuando se traba una enorme discusión acerca de la Eucaristía y no logran ponerse de acuerdo, al fin los bandos aceptan que sea Tomás de Aquino el que haga de árbitro y diga la última palabra, y lo que él dice es aceptado por todos sin excepción.

En 1259 el Sumo Pontífice lo llama a Italia y por siete años recorre el país predicando y enseñando, y es encargado de dirigir el colegio Pontificio de Roma para jóvenes que se preparan para puestos de importancia especial.

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En 4 años escribe su obra más famosa: "La Suma Teológica", obra portentosa en 14 tomos, donde a base de Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de los santos va explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que se haya escrito en la Iglesia Católica.

En Italia la gente se agolpaba para escucharle con gran respeto como a un enviado de Dios, y lloraban de emoción al oírle predicar acerca de la Pasión de Cristo, y se emocionaban de alegría cuando les hablaba de la Resurrección de Jesús y de la Vida Eterna que nos espera.

El Romano Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo, y compuso entonces el Pangelingua y el Tantumergo y varios otros bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre encargó a Santo Tomás y a San Buenaventura que cada uno escribiera unos himnos, pero que mientras oía leer los himnos tan bellos que había compuesto Santo Tomás, San Buenaventrua fue rompiendo los que él mismo había redactado, porque los otros le parecían más hermosos). Después de haber escrito tratados hermosísimos acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que Jesús le decía en una visión: "Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?". Y el santo le respondió: "Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y agradarte cada vez más".

De tal manera se concentraba en los temas que tenía que tratar, que un día estando almorzando con el rey, de pronto dio un puñetazo a la mesa y exclamó: "Ya encontré la respuesta para tal y tal pregunta". Después tuvo que presentar excusas al rey por estar pensando en otros temas distintos a los que estaban tratando los demás en la conversación.

Pocos meses antes de morir tuvo una visión acerca de lo sobrenatural y celestial, y desde entonces dejó de escribir. Preguntado por el Hermano Reginaldo acerca de la causa por la cual ya no escribía más, exclamó: "Es que, comparando con lo que vi en aquella visión, lo que he escrito es muy poca cosa".

Santo Tomás logró que la filosofía de Aristóteles llegara a ser parte de las enseñanzas de los católicos. Este santo ha sido el más famoso profesor de filosofía que ha tenido la Iglesia.

Tan importantes son sus escritos que en el Concilio de Trento (o sea la reunión de los obispos del mundo), los tres libros de consulta que había sobre la mesa principal eran: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo Tomás.

Decía nuestro santo que él había aprendido más, arrodillándose delante del crucifijo, que en la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su ingenio. Este hombre de Dios rezaba mucho y con gran fervor para que Dios le iluminara y le hiciera conocer las verdades que debía explicar al pueblo.

Su humildad: Cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: "Consideren superiores a los demás". Siempre consideraba que los otros eran mejores que él. Aun en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma; jamás se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente y nunca se le oyó decir alguna

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cosa que pudiera ofender a alguno. Su lema en el trato era aquel mandato de Jesús: "Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros". Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: "Dios te salve María". Y compuso un tratado acerca del Ave María.

El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y fue recibido en el monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova. Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó: "Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente". Murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años.

Fue canonizado por Juan XXII, el 18 de julio de 1323. San Pío V proclamó a Santo Tomás Doctor de la Iglesia en 1567. En la Encíclica "Aeterni Patris" del 4 de agosto de 1879 sobre la restauración de la filosofía cristiana, León XIII le declaró "príncipe y maestro de todos los doctores escolásticos". El mismo ilustre pontífice, mediante una Breve del 4 de agosto de 1880, le designó patrono de todas las universidades, academias y escuelas católicas de todo el mundo.

La Metafísica

Las cinco vías dejan patente la aceptación de Santo Tomás de los conceptos fundamentales de la metafísica aristotélica: acto y potencia, forma y materia. A partir de ellos introdujo, no obstante, matice propios. El par potencia-acto aparece en dos niveles de la realidad, y recibe diferentes nombres en cada uno de ellos: si el paso de la potencia al acto da como resultado un ente que antes no existía, la dualidad se convierte en materia prima-forma sustancial; por el contrario, si la cosa sigue siendo lo que era, el par se denomina sustancia-accidentes. ¿Cuál es el objeto de estas precisiones? En primer lugar, rechazar identificación de potencia y materia prima: toda materia prima es potencia (es decir que está en camino de convertirse en una forma), pero no toda potencia es materia prima. En segundo lugar, limitar la materia prima al rango de potencia simple: la materia prima nunca puede ser materia pura, ya que –por ser real- tarde o temprano se encarnará en una forma; en otras palabras, la materia pura, aparte de dios, no existe.

Método y Estilo

No es posible expresar el método tomista en una palabra, si no es con la palabra "ecléctico". Es Aristotélico, Platónico y Socrático; es inductivo y deductivo; es analítico y sintético. Tomó lo mejor que encontró en aquellos que le precedieron, separando la paja del grano, aprobando lo vierto, rechazando lo falso. Su poder de síntesis era extraordinario. Ningún escritor le superó en la facultad de expresar en pocas, pero bien escogidas palabras la verdad recogida de una multitud de opiniones diversas y antagónicas; y en casi cada caso, el estudiante puede ver la verdad y quedarse perfectamente satisfecho con los sumarios y afirmaciones del santo. No es que quiera que sus estudiantes crean sin más la palabra del maestro. En filosofía, los argumentos basados en la autoridad son de importancia secundaria; la filosofía no consiste en saber lo que han dicho los hombres, sino en saber la verdad (In I lib. de Coelo, lect xxii; II Sent., D. xiv, a. 2 ad lum). Le da el lugar que le corresponde a la razón en la teología (véase más adelante, Influencia de Santo Tomás), pero la mantiene dentro de sus

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propios límites. Contra los Tradicionalistas la Santa Sede ha declarado que el método de Santo Tomás y San Buenaventura no lleva al Racionalismo (Denzinger-Bannwart, n 1652). Aunque no fue tan original al investigar la naturaleza como Alberto Magno y Roger Bacon, era un adelantado a su tiempo en la ciencia, y muchas de sus opiniones son de valor científico incluso en el siglo veinte. Veamos por ejemplo, lo siguiente: "En la misma planta hay una virtud doble, activa y pasiva, aunque algunas veces la activa se encuentra en una y la pasiva en otra, así que una planta dícese ser masculina y la otra femenina" (3 Sent., D. III Q ii, a 1).

El estilo de Santo Tomás es un término medio, entre la ruda expresividad de algunos Escolásticos y la fastidiosa elegancia de Juan de Salisbury; es destacable por su exactitud, brevedad, y plenitud. El Papa Inocencio VI (citado en la Enc. "Aeterni Patris" de León XIII) declaró que con la excepción de los escritos canónicos, las obras de Santo Tomás superan a todas las demás en "exactitud en su expresión y veracidad en sus afirmaciones". (habet proprietatem verborum, modum dicendorum, veritatem sententiarum). Los grandes oradores, como Boussuet, Lacordaire, Monsabre, han estudiado su estilo, y han sido influenciados por él, pero no han sido capaces de reproducirlo. Lo mismo es cierto de los escritores teológicos. Cayetano conocía el estilo de Santo Tomás mejor que ninguno de sus discípulos, pero éste no alcanza a su gran maestro en la claridad y exactitud de expresión, en la sobriedad y la solidez de sus juicios. Santo Tomás no logró esta perfección sin esfuerzo. Aunque era un genio singular, también era un trabajador infatigable, que con la práctica continua alcanzó el singular grado de perfección en el arte de escribir, en la que el "arte" desaparece. "El manuscrito del autor de la Summa Contra Gentiles existe todavía casi en su totalidad. Se encuentra en la Biblioteca Vaticana. El manuscrito es de tiras de pergamino de diversos matices de color, cubiertos por una antigua tapa también de pergamino a la que las páginas iban cosidas originalmente. La escritura es a dos columnas y difícil de descifrar, llena de abreviaturas, a menudo convirtiéndose en una especie de taquigrafía. Muchos pasajes están tachados." (Rickaby, op. cit., prefacio, ver Ucelli ed., "Sum. coat. gent." Roma, 1878).

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Tratado de los Ángeles

Después de haber estudiado el Tratado de Dios Uno y Trino, procede lógicamente contemplar las obras exteriores de Dios, la creación en general, sobre la que ya que hemos reflexionado. Sigue en importancia el tratado de los ángeles porque tienen el supremo grado de perfección entre todos las criaturas. Los ángeles son los más nobles efectos de la creación, pero no han sido creados como independientes de las demás cosas y sin relación alguna con las otras criaturas, sino que se ordenan a ser parte del universo y al gobierno y servicio de las cosas corpóreas, tanto de las inferiores, como del hombre, que participa de su naturaleza espiritual y de la de los cuerposhumanos físicos. La interdependencia de las criaturas entre en el plan de Dios. El sol y la luna, el cedro y la florecilla, el águila y el gorrión, las diversidades y desigualdades demuestran que ninguna criatura se basta por sí misma y que sólo existen dependientes unas de otras para complementarse y servirse mutuamente.

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Es el tratado más hermoso

Aunque algunos teólogos no han apreciado el hermoso tratado de los ángeles de Santo Tomás, porque han creído que la revelación divina nos dice poco de ellos, y es muy poco lo que la pura razón puede demostrarnos, el Doctor Angélico ha escrito un tratado egregio, en el que con su penetración genial, no sólo llega a la sublimidad angélica en el raciocinio, sino que establece y desarrolla todo su programa intelectualista realista, sentando las doctrinas y principios metafísicos y psicológicos que integran todo el sistema tomista.

Predilección de Santo Tomas por el estudio de los Ángeles

Santo Tomás sintió siempre un atractivo especial por el estudio de los ángeles y se ocupa de ellos en muchas de sus obras. Cuando la enfermedad le impidió asistir al coro para cantar las alabanzas divinas, a imitación de los ángeles, escribió un opúsculo sobre los ángeles o substancias separadas, que dedicó a su compañero y secretario, Fr. Reginaldo de Priverno, en cuyo prólogo escribe la razón del tratado: "Puesto que no podemos participar en las solemnidades de los ángeles, queremos suplir con el estudio la falta a la salmodia de las alabanzas divinas. Anteriormente ya había escrito sobre los ángeles en los diversos comentarios sobre la Sagrada Escritura, y en la Summa contra Gentiles; en las Cuestiones Disputadas, en De veritate, en De potentia y en otros.

Fuentes doctrinales del tratado de los Ángeles

Todo lo que Santo Tomás escribe sobre los Ángeles en la SUMMA TEOLOGICA no es original. Muchas de sus ideas se encuentran esparcidas en los Santos Padres y en los autores eclesiásticos, en San Agustín, el Seudo Dionisio, San Juan Damasceno, San Gregorio Magno, Orígenes, San Jerónimo, San Isidoro, San Ambrosio, San Bernardo, San Atanasio, San Gregorio Nacianceno, Gennadio, San Veda el Venerable, San Anselmo y en el Maestro de las Sentencias, Pedro Lombardo. La grandeza de santo Tomás consiste en que su enorme talento, agudeza y capacidad de síntesis, da a toda la doctrina cohesión, estabilidad, unidad y método, cosa que nadie antes de él había dado, ni nadie ha podido mejorar. Todo contribuye a que este tratado sea uno de los más hermosos y mejor sistematizados de la SUMA. La genial penetración del Angélico transforma y revaloriza el enorme material de toda la tradición científica, cimentado en las veintitrés citas de la Sagrada Escritura, que explicita.

El fin de la creación

Dios creó el mundo para su gloria e imprimió en él cierto vestigio de la Trinidad con los tres órdenes de criaturas, espirituales, corpóreas y mixtas.

Pero entre todas sobresale la espiritual, que por su perfección se acerca más a la naturaleza divina y es la que mejor representa a Dios, que es espíritu puro y excluye de si toda composición, razón por la que los ángeles son el mejor medio para conocerle de un modo menos imperfecto. Además, el mismo Cristo, es no sólo cabeza de los hombres, sino también de los ángeles, y ellos son enviados al mundo, en expresión de San Pablo (Hebr 1,14), como administradores para servicio de los hombres, que han de heredar la salvación y, con la ayuda de Dios, hemos de participar con ellos de la misma gloria y visión beatificas.

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Argumentos de conveniencia

No puede la razón teológica demostrar las verdades reveladas, pero sí exponerlas con argumentos de conveniencia. Por eso escribe santo Tomás: "Para la perfección del universo se requiere cierta graduación en las criaturas que se vaya acercando a la perfección infinita de Dios, su Creador. Hay criaturas que se parecen a Dios solamente en el existir, como las piedras; otras, como las plantas y los animales, en el vivir; otras, en el entender imperfectamente, como el hombre. Parece pues natural, que existan otras criaturas puramente espirituales y perfectamente intelectivas, que se parezcan a Dios de la manera más perfecta en que se le pueden parecer las criaturas. Escribió San Agustín que los Angeles no lo son por ser espíritus, sino por ser enviados. Si preguntas por el nombre de su naturaleza, son espíritus; si preguntas por su oficio, son Ángeles.

Exposición teológica de Santo Tomás sobre la existencia de los Ángeles

 (A. 1)

Santo Tomás se pregunta si existe alguna criatura del todo espiritual y absolutamente incorpórea, es decir, una sustancia tan elevada sobre la naturaleza del cuerpo y la materia, que ni ella ni su operación sean corpóreas o ejercidas mediante algún órgano corpóreo. La solución que da cuadra perfectamente con el enunciado, es decir, trata de la existencia de los ángeles, reservando tratar plenamente de la perfecta espiritualidad de ellos para el articulo siguiente. Limitado así el problema a la sola existencia de seres puramente espirituales, la conclusión del Aquinatense es afirmativa, y su argumentación vigorosa, clara y sencilla. La base para la solución está en otros principios que anteriormente ha expuesto el santo Doctor y de los cuales es consecuencia lógica. Después de la bondad divina -dice en el cuerpo del articulo 4 de la cuestión 22 de la primera parte-, que es un fin independiente de las cosas, el principal bien que existe en las criaturas es la perfección del universo, que no existiría si en el mundo no se encontrasen todos los grados del ser. Por tanto, corresponde a la Providencia divina producir el ser en todos sus grados. Y siendo uno de los grados del ser el entender, que no puede ser acto del cuerpo ni de nada corpóreo, síguese que deberán existir seres intelectuales perfectamente espirituales e incorpóreos, a los que llamamos ángeles.

La perfección esta en la semejanza con Dios

La perfección de las cosas creadas consiste en asemejarse a Dios, que las causa, y la perfecta semejanza se dará formalmente cuando el efecto se asemeje a la causa, no sólo en razón de efecto, sino precisa y formalmente según aquella misma forma por la cual es producido el efecto. Dios causa las cosas por el entendimiento y la voluntad. Mas el entender y el querer trascienden la naturaleza corpórea. Consiguientemente, dándose entre las cosas creadas una naturaleza intelectiva incompleta y en estado imperfecto, y en su operación propia dependiente extrínsecamente del cuerpo, como forma substancial de él -tal es el alma humana- es lógico que se dé también entre las cosas existentes una naturaleza intelectiva creada más perfecta, que sea sustancia completa y espiritual.

Dificultad de hablar sobre los Ángeles

Dios es inmensamente superior a los ángeles; pero si queremos entender algo acerca de Dios, tenemos a mano tres libros para estudiarle: el mundo, en donde reflejó algunas de

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sus bellezas; las sagradas Escrituras, que inspiró; y nuestro mismo corazón donde vive por la gracia. En cambio, acerca de los ángeles la naturaleza no nos dice nada. Nuestra alma, a la que los Santos Padres han llamado décima jerarquía angélica, nos acerca a los ángeles.

"Dios ha hecho al hombre poco menor que los ángeles" dice el Salmo 8,6. Si añadimos vida al mineral tenemos vida vegetal; si a ésta sentidos, vida animal; a ésta la inteligencia, tenemos al hombre. Pero, cuando llegamos al alma, no encontramos una nueva unidad de perfección que añadir para subir hasta el ángel, porque éste consta de las mismas potencias que aquélla. El ángel tiene, como nosotros, entendimiento y voluntad, pero muy superiores.

Nuestro entendimiento es un mendigo de los sentidos. En cambio el ángel, de un solo golpe intuitivo ve la verdad Y todo lo que ha visto, queda grabado en su memoria de manera indeleble.

Cualidades de los ángeles

La Sagrada Escritura, para explicarnos las cualidades del ángel, se vale de imágenes y los compara con "las estrellas", con "un ejército de caballos de fuego" (2 Reg. 6,7). Su poder es inmenso, no se puede comparar con ningún poder terreno, aunque sea tan fuerte como la desintegración de el átomo: Un solo ángel incendia Sodoma y Gomorra. Otro mata a todos los primogénitos de Egipto. Otro extermina a los ochenta mil hombres del ejército de Senaquerib.

Los ángeles son los que manejan los pestes y al sonido de sus trompetas resucitarán los muertos convocados al juicio universal. Para imaginar su belleza, contemplar sublimándola, la del mundo. Toda la hermosura de las criaturas es suma fealdad a su lado. Las mujeres quedaron atónitas cuando vieron a los ángeles jun-to al sepulcro. San Juan, cuando vio a un ángel, le hubiera adorado, si no se lo hubiera impedido el mismo ángel, que se llamó a si mismo mero servidor de Jesús, como el mismo Juan (Ap19,10). La gracia y la gentileza, la bondad y la sabiduría de los ángeles son portentosas. Dios ha desplegado en la tierra su misericordia, en el infierno su justicia y en el cielo su hermosura. Y los ángeles son criaturas del cielo. Y Dios, dice Santo Tomás, los ha puesto a nuestro servicio. Y san Bernardo escribe, que es de fe que cada persona humana tiene su ángel de la guarda. Los ángeles son nuestros mejores amigos. Honremos su amistad y usémosla cultivándola familiarmente. Mi ángel de la guarda se comunica con el ángel de la guarda de mis amigos y . de los enemigos. Establezcamos nuestra complicidad para el crecimiento en la mansedumbre y en la bondad.

La revelación

Según la Revelación no se puede dudar de la existencia de los ángeles: Un ángel guarda el paraíso después de la caída de Adán y Eva (Gn 3,24); un ángel detiene el brazo de Abrahán, (Ib 22,11); un ángel protege a los jóvenes en el horno de Babilonia (Dn 3,49); un ángel acompaña a Tobías (Tb 5,4); "levantándose el ángel de Dios, que iba delante del ejército de Israel, marchó detrás de ellos" (Ex.14,19). "He aquí, que yo enviaré a un ángel por delante de ti, para que te defienda en el camino y te haga llegar al lugar que te he preparado. Préstale atención y escucha su voz, no le resistas. Mi ángel marchará delante de ti.". "El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo en el cielo grandes voces"

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(Ap 11,15). "El ángel del Señor dijo: Vuélvete a tu Señora, y humíllate debajo de su mano" (Gen 16,9). Un ángel anuncia la Encarnación (Lc 1,26). Un ángel ordena a José, recibir a María. Los ángeles llaman a los pastores en Belén.