La teorización de las clases sociales

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La teorización de las clases sociales ≈ Augusto Longhi ≈ pp. 104-114 ARTÍCULOS

Revista de Ciencias Sociales ≈ Departamento de Sociología ≈ Año XVIII / Nº 22 ≈ SETIEMBRE 2005

Coincidencias y diferencias fundamentalesde los enfoques marxista y weberiano

La teorización de las clases sociales

Augusto Longhi *

La supuesta tendencia a la convergencia

Ha sido tradicional dentro de la sociologíaconcebir a los enfoques marxista y weberiano delas clases sociales como opuestos e irreconcilia-bles. Tal visión se basó en el supuesto, en generalcompartido, de que la visión de Weber intentó seruna reacción y superación de Marx desde un pun-to de vista acritico y conservador de la sociedadcapitalista, que se construyó desde objetivos ypremisas radicalmente distintos, y que originó portanto modelos de representación y análisis de laestructura de clases claramente diferenciados enlo que respecta a consecuencias observacionales ypredictivas.

Si bien es cierto que ha existido a lo largo de lahistoria de la sociología una diferencia de carácter“paradigmático”, lo es también que recientementeviene ocurriendo una tendencia de influencia deintercambio mutuo, y de acercamiento entre estosmarcos teóricos. Esto es muy visible a través del exa-men y comparación de las obras de los principalesrepresentantes de ambas escuelas en Europa y Amé-rica (1 ), y también en la muy vasta diversidad deinvestigaciones que se realizan hoy en día a nivelmundial, una de cuyas muestras pueden ser los con-gresos mundiales de sociología.

Val Burris (Burris, 1995) reflexiona sobre estoen los siguientes términos: “Sin reconocer siempre elhecho (o sin ser siquiera necesariamente conscientesde él), los marxistas contemporáneos han hecho un

amplio uso de conceptos weberianos en su esfuerzopor adaptar el marxismo clásico a las condiciones delcapitalismo de finales del siglo XX. Esta tendenciacaracteriza particularmente a los recientes escritosmarxistas sobre el Estado, la burocracia, la legitima-ción y la estructura de clases. Los enfoques teóricosque en su día fueron “externos” al marxismo, y sir-vieron por lo común como base para criticar o recha-zar el marxismo, se han incorporado así (aunque sinalteraciones) a la propia teoría marxista. Al mismotiempo ha habido una tendencia paralela, aunquemenos pronunciada, entre los teóricos weberianos areinterpretar la sociología de Weber con objeto de ha-cerla más compatible con las premisas del marxismo.Esta “desparsonalización” de Weber, como a veces sela ha llamado, ha supuesto una desacentuación delos temas subjetivistas en los escritos metodológicosde Weber y una elaboración de la dimensiónsocioestructural implícita en sus posteriores trabajossustantivos” (pág 127-128).

Tres observaciones nos parecen centrales en eltexto precedente. Por una parte el hecho de que ambosmarcos teóricos han incorporado de forma parcial ymarginal elementos teóricos del otro, y por tanto quela influencia ha sido mutua. Que ello ha sido más noto-rio o marcado en la teoría marxista. Y que esto respon-de a una necesidad de adecuación teórica a los cambiossociales acontecidos. Estas afirmaciones soncompartibles en tanto remiten a cambios evidentes.Sin embargo, estos cambios no son señalados, y tampocola relación que ellos guardan con los cambios aludidos.

* Profesor e Investigador con Dedicación Total en las Facultades de Ciencias Económicas y de Administración y de Ciencias Sociales de la Universidad de laRepública. Master en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), y Diploma de Estudios Avanzados en Sociología de laUniversidad de Salamanca para la que actualmente realiza su tesis doctoral. [email protected]

1 Esto es visible en especial en las diversas obras de los neomarxistas Wright, E (Véase Wright 1978, 1992, 1994,1995, 1997) y Carchedi, G. (Carchedi1977), y en los neoweberianos Giddens, A (Giddens 1993), Golthorpe (Golthorpe 1992 y 2000), Erikson, R y Goldthorpe, J (1993), y Pakin, F. (Parkin1979).

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Desde nuestro punto de vista, las bases de estaconvergencia parecen encontrarse en dos transforma-ciones ocurridas a lo largo del siglo XX que se sobreim-ponen sobre los marcos teóricos, obligándolos al ajusteo adecuación. Cabe citar aquí dos procesos paralelosde fuerte incidencia en la teorización e investigaciónsobre las clases.

En primer lugar, deben mencionarse los cambiosocurridos en la estructura social de las sociedadesmodernas, tanto en sus aspectos morfológicos comosimbólicos, y que en conjunto constituyen un ordensocial muy distinto al existente en el momento defundación de estos marcos teóricos. Marx escribe enla segunda mitad del siglo XIX, y Weber lo hace haciafines de este siglo y comienzos del siguiente. Desdeentonces han ocurrido cambios sociales muy relevan-tes, entre los que por su efecto sobre las clases hayque destacar el aumento y diferenciación de los nive-les educativos de la población o sea del “capital esco-lar” y del “capital cultural” (Bourdieu 1988), la ele-vación y diferenciación de las cualificaciones labora-les (Becker 1983), el aumento de la productividad, lariqueza, y del excedente producido, y de una distri-bución más compleja y desigual de los mismos (Sweezy1973; Mandel, 1980), la creciente burocratización yracionalización de las empresas y de la diferenciacióny segmentación de sus mercados internos de trabajo(Doeringer y Piore 1983; Edwards 1979; Gordon,Edwards y Reich 1986); el fuerte desarrollo del deno-minado excedente de fuerza de trabajo y del desem-pleo (Braverman, 1974), el aumento de la movilidadsocial de los trabajadores (Golthorpe y Llewellyn, 1977;Golthorpe, 1992), la ampliación progresiva de la di-mensión, racionalización, diferenciación, intervencióny poder regulador del estado y sus diversos aparatos(Offe, 1984, 1990), el creciente peso o relevancia delmercado y de las relaciones mercantiles en el conjun-to de las actividades económicas y como mecanismoregulador de la vida social (Polanyi, 1975), y de losmecanismos de intercambio mercantil como base dela explotación (Roemer 1989a,1989b; FernándezEnguita 1999).

Estos cambios ya están en gestación hacia finesdel siglo XIX. Pero lo que importa es que han tenidoun sentido evolutivo o tendencial de creciente desa-rrollo y expansión a lo largo de todo el siglo XX, con-centrándose sus manifestaciones, cristalización yconsecuencias en especial en la segunda mitad delmencionado siglo, y teniendo continuidad y proyec-ción en el presente siglo.

Fenómenos cuya mención y relevancia radica enque justamente marcan cambios muy significativosen la conformación de la estructura social y de cla-ses, en aspectos tales como la diferenciación y des-igualdad de la misma tomada globalmente o comototalidad, en las dotaciones de recursos materiales(ingreso, riqueza, y posesiones), de cualificación (sa-

ber teórico, práctico, y habilidades), culturales (debagaje cultural) y normativos (derechos y obligacio-nes jurídicas) de que son portadoras las distintas cla-ses, en las relaciones de poder y de dominación queexiste entre las mismas y en la constitución, dife-renciación y legitimación de dichas relaciones, en lasoportunidades vitales sea en relación a la movilidadhorizontal o vertical (el cierre y permeabilidad de lasclases), como la calidad de vida que existe en ellas,en la organización morfológica y funcionamiento delos mercados de trabajo y en la diferenciación de lasrelaciones laborales y de los puestos de trabajo sobretodo en su calidad –cualificación, derechos e ingreso-y estabilidad –riesgo de desempleo, en los intercam-bios sociales materiales y sus saldos que se procesanentre éstas en la producción, en el mercado, y en susrelaciones con el Estado, en la formación de las prác-ticas o acciones sociales individuales y colectivas sur-gidas de ésta, sólo para mencionar quizás los que sonmás importantes y evidentes.

De todos estos cambios han tomado o debidotomar nota todos los sociólogos, cualquiera sea suorientación teórica. Se insiste y es importante tomarcuenta de los procesos mencionados, porque todosellos implican cambios profundos, sostenidos, y dealto impacto en las bases de constitución de las cla-ses concebidas como posiciones y/o colectivos o fuer-zas operantes, de los que es o ha de ser consciente lareflexión sobre las clases en los autores que se inscri-ben en las corrientes mencionadas.

En segundo lugar, ha ocurrido un muy signifi-cativo desarrollo de la sociología vista como discipli-na y comunidad académica. La sociología de las cla-ses cuenta ahora con una acumulación conceptual,instrumental e informativa o fáctica que le viene dadapor el trabajo realizado sobre las clases, pero tambiénen otros campos o especialidades, que comprueba overifica la ocurrencia de los cambios mencionados.Estos desarrollos representan una acumulación o he-rencia común y compartida que ha influido sobre laelaboración teórica: ha significado ciertamente unaprueba o contrastación de la misma, y por ende, unajuste y adecuación necesarios a nivel de la teoría.

En forma paralela, el desarrollo teórico-metodológico, la práctica común y compartida, y laformación de un patrimonio percibido como herenciacolectiva, han operando como fuerza integrativa ohacia la cohesión de la comunidad sociológica comotal. Es el desarrollo de la disciplina, como herencia otradición común, lo que también empuja hacia lamayor frecuencia e intensidad de intercambios, lainfluencia, y así, la semejanza y la identidad.

La tendencia al intercambio y la convergenciaexiste, ciertamente, somos concientes de ello y lapostulamos. Pero también tiene límites que se man-tienen y de los cuales es necesario y conveniente sertambién conscientes, y que repasamos y postulamos

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en este trabajo. Y ello se deriva, a nuestro parecer,de que los enfoques marxista y weberiano constitu-yen paradigmas y relativamente cerrados, con supues-tos o axiomas, y asimismo perspectivas metodológicas,muy disímiles y hasta contrapuestas.

En efecto, la tradición marxista se funda en unaconceptualización objetivo-materialista de la histo-ria, de método histórico-dialéctico centrado en losantagonismos, contradicciones, y conflicto social pre-sentes en todos los modos de producción y de la quedepende su estructuración, cambio y devenir, fuerte-mente influenciada por la teoría del valor-trabajo pro-pia de la escuela clásica, y que concibe como rasgoprincipal del sujeto individual (el ser humano) y delos colectivos (las clases), ser agentes influenciadospermanentemente por la “ideología” y “superestruc-tura” (conciencia falsa y alienante) frente a la cualsu instrumento o cualidad esencial es la “praxis” (ac-ción reflexiva, práctica y transformativa) con la na-turaleza –las fuerzas productivas o recursos-, y conla estructura social (las instituciones, reglas y ele-mentos simbólicos) con los que se encuentra en unarelación de intercambio, o de ida y vuelta, de la quedependen tanto la reproducción como la transforma-ción o mutación histórica tanto de la naturaleza comola estructura social.

Por su parte, la tradición weberina posee unavisión de la historia de carácter subjetivo-idealista,donde se postula el método histórico-comprensivo(verstehen) en combinación con la causalidad singu-lar y concreta, como central para la comprensión dela historia y de las distintas formaciones históricas osociales, influenciada fuertemente por la escuela his-tórica alemana y la teoría del valor subjetivo, y por elindividualismo metodológico propios de la escuelaneoclásica, en el que el rasgo distintivo del sujeto,en este caso el ser humano individual y social, es elde realizar siempre una “acción social” con sentido(racional con arreglo a fines, racional con arreglo avalores, tradicional, o afectiva), que en una visiónindividualista metodológica es la que compone o de-termina las colectividades, la estructura social quelas contiene, y su reproducción y transformación.

Este cierre deriva de premisas de los cuales de-pende la subsiguiente construcción teórica, y por su-puesto también la observación, análisis y reconstruc-ción empírica de realidad. Son tan centrales esos su-puestos de partida que su abandono de hecho signifi-ca el abandono o transformación del marco teórico.Por eso creemos que esta tendencia de acercamientoo hacia la convergencia opera ciertamente, pero deforma podríamos decir “tensional” o “ambivalente”,dado que ha de realizarse siempre sin negar o contra-decir las premisas de partida, que por otra parte sesabe y admite son, podríamos decir, “fundantes”.

En las líneas siguientes se trabajará sobre losque consideramos son los principales puntos de coin-cidencia y de diferenciación de la corriente marxistay de la weberiana. Luego de pasar revista a las coinci-dencias que existen entre los marcos teóricos, se ar-gumenta respecto de las fuertes rupturas existentesentre los mismos, y en favor de la superioridad relati-va del enfoque marxista de las clases sociales, tantoen vistas de las derivaciones que se pueden realizar apartir de sus premisas básicas, como por mayor apti-tud y capacidad de integración, de aportes concep-tuales de la otra escuela, esto es de los aportesweberianos, sin que la otra escuela tenga la mismacapacidad. Y esto es visible y comprobable especial-mente en las nuevas elaboraciones acerca de la es-tructura de clases o de la estratificación formuladapor lo que recientemente se ha denominado el“neomarxismo”, término genérico con el que se hacereferecia a autores tales como Wright (Wright1978,1992,1994,1997), Offe (Offe 1984, 1990),Przeworski (Przeworski 1988a, 1988b), Roemer(Roemer1989a, 1989b).

Coincidencias y componentes comunes

Existen en primer lugar las que podríamos de-nominar las coincidencias de “larga data” o “básicas”.Son las que existen desde la misma construcción delas respectivas teorías de las clases, y que en generalremiten a algunos supuestos. Es claro, como se verá,lo mostraremos y se verificará, que estas coinciden-cias están claramente marcadas por el contexto inte-lectual y cultural en que se formaron estas teorías: lafuerte huella o influencia del pensamiento económi-co clásico y neoclásico, y con ello el fuerte predomi-nio en los círculos académicos de las visionesracionalistas, materialistas y utilitaristas de la vidasocial (2 ).

Un primer punto de semejanza se encuentra enel plano o esfera que se considera base de constitu-ción de las clases. Las clases se constituyen en laesfera económica, siendo esta esfera el espacio deter-minante del orden social, y asimismo el plano deter-minante de un vasto conjunto de acciones o prácticasde los actores. En este sentido puede señalarse que sibien la teoría de Weber y de los neoweberianos repre-senta una crítica y un intento de “superación” de lateoría de Marx, ni la posición de Weber ni la de susseguidores “neoweberinos” dejan de admitir que elorden económico es en el cual se constituyen o ter-minan de constituirse las clases y sus acciones “eco-nómicas”.

En Marx la diferencia esencial determinante dela formación de las clases es la desigual distribución

2 Decimos esto a sabiendas y aceptando las fuertes influencias e improntas que existieron en la teoría weberiana de las tradiciones “idealistas” yespiritualistas representadas por Kant, Diltley y Rickert y de la escuela histórico alemana. Véase al respecto Aron (Aron, 1970) y Zeitlin (Zeitlin 1986).

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de la propiedad de los medios de producción o bienesalienables -en los que se distinguen a su vez un de-terminado desarrollo técnico y una acumulación yconcentración específica- que ocurre en la organiza-ción de la producción, de lo que derivan relacionessociales asimétricas de intercambio desigual y apro-piación disproporcional del producto, y así a la orga-nización polarizada y dicotómica en las clases de lasociedad civil. Así entonces, esta desigual distribu-ción de la propiedad -o de acceso a la misma- deter-mina una desigual participación de los sujetos en elproceso social de la producción, su posición desigualy asimétrica en las relaciones históricas de produc-ción, y concomitantemente, en las instancias de in-tercambio, distribución, consumo, y de participa-ción social en general (3 ). Quedan definidas así lasclases como los principales colectivos y agentes de laproducción y de la estructura social. Siendo la ins-tancia o esfera de la producción el momento clave dela constitución de las clases. Obviamente, estos sonsupuestos o premisas básicas de la teoría.

La desigual distribución de los medios de pro-ducción o alienables, determina la organización de laproducción, la formación de la relación social básicade la estructura social y así las clases fundamentales.Dicen los fundadadores del marxismo en un conocidoy muy citado texto (Marx y Engels 1985): “La historiade todas las sociedades hasta nuestros días es la his-toria de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos,patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros yoficiales, en una palabra: opresores y oprimidos seenfrentaron siempre, mantuvieron una lucha que ter-minó siempre con la transformación revolucionariade toda la sociedad o el hundimiento de las clases enpugna”(...) Nuestra época, la época de la burguesía,se distingue sin embargo, por haber simplificado lascontradicciones de clase. Toda la sociedad va divi-diéndose, cada vez más en dos campos enemigos, endos grandes clases, que se enfrentan directamente: laburguesía y el proletariado” (Pág 36). Y en nota apie de página Engels, refiriéndose a las dos grandesclases del modo de producción capitalista, la burgue-sía y el proletariado, los identifica y define como si-gue “Por burguesía se comprende a la clase de loscapitalistas modernos, que son los propietarios de losmedios de producción social y emplean trabajo asala-riado. Por proletarios se comprende a la clase de lostrabajadores asalariados modernos que, privados demedios de producción propios, se ven obligados a ven-der su fuerza de trabajo para poder existir” (Pág 36). (4 )

En tanto que en Weber la diferenciación surgiráde las distintas oportunidades económicas” que tie-

nen los sujetos de valorar en el mercado -mercado debienes y mercado de trabajo- bienes y trabajo de queson portadores, como lo veremos más adelante en lacita de la definición de clase que da este autor.

Chance u oportunidad que a su vez está influidapor los “cierres” discriminatorios o excluyentes querealizan los agentes mercantiles, lo que a su vez im-plica y requiere el ejercicio de poder y correlativa-mente, la existencia de un marco normativo o jurídi-co. La situación de mercado y las “oportunidades eco-nómicas” consiguientes, a su vez, son el determinan-te principal de las “oportunidades vitales”.

Las orígenes de esta conceptualización proce-den de Weber, y a su visión del “cierre” y “exclusión”social como fenómenos característicos del funciona-miento de los mercados en tanto implican determina-ción de “oportunidades económicas”, y por ser a suvez mecanismos fundamentales de la formación delas corporaciones y de las clases, en tanto implicandeterminación de “oportunidades o probabilidades devida”. El intento de asegurar y preservar las oportu-nidades o probabilidades económicas, conduce al cie-rre y la exclusión, y así asegura y preserva para elgrupo o clase las denominadas “oportunidades o pro-babilidades vitales”.

Al respecto afirmaba el autor alemán: “Una for-ma frecuente de condicionalidad económica que seencuentra en todas las clases de comunidad es creadapor la competencia por las probabilidades (oportuni-dades) económicas, como las supuestas por los car-gos públicos, la clientela, los puestos de trabajo, etc.El número creciente de los que compiten en compa-ración con las posibilidades adquisitivas acrecienta elinterés de los partícipes de limitar su número de al-gún modo. La forma como esto suele ocurrir es que setome algún carácter exteriormente comprobable delos competidores (reales o potenciales), por ejemplola raza, la religión, el idioma, el lugar de nacimiento,la clase social, el domicilio, etc., para basar sobre élla exclusión (...) Este proceso de “cierre” de una co-munidad, como lo llamaremos (...). (...) En todos es-tos casos encontramos como fuerza impulsora la ten-dencia al monopolio de determinadas probabilidades(oportunidades), por regla general de carácter eco-nómico (...) Su finalidad está en cerrar en algunamedida a los de afuera las probabilidades (u oportu-nidades) sociales y económicas que están en juego(Weber; 1922; pág 276) (Citado por Fernández Enguita;1999; pág 73).

En los dos marcos teóricos las clases son enton-ces en primera instancia posiciones relacionales rela-tivas a recursos o bienes económicos, y su práctica o

3 En todas las obras de Marx la producción siempre fue la base y el punto de partida de las otras instancias del proceso productivo, esto es de ladistribución, el intercambio o cambio, y el consumo, y por ello el determinante fundamental de la estructura social en su conjunto, incluido porsupuesto a la estructura de clases. Véase al respecto Marx, K (1970) “Introducción general a la crítica de la economía política”; Cuadernos de Pasado yPresente, No 1; Córdoba. También y en especial su obra máxima y posterior “El capital. Crítica de la Economía Política”; Siglo XXI; 1981.

4 Nótese que Engels utiliza una definición amplia y genérica de proletariado, denotando al conjunto de los trabajadores asalariados: que lo son porqueestán desposeídos de los medios de producción y que por ello deben vender su fuerza de trabajo como único medio para la subsistencia.

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acción consiste mayoritariamente en acciones o rela-ciones sociales dirigidas directa e indirectamente a laproducción, circulación, intercambio y distribuciónde dichos bienes o recursos. Es en este sentido quepuede afirmarse que existe en estos marcos teóricosuna fuerte aceptación o “impronta” de carácter ma-terialista.

El segundo punto de coincidencia se encuentra,entendemos, en la conceptualización del actor social.En ambos enfoques tanto el actor individual como elcolectivo se comportan como “racionales” y “agentesutilitarios”. Con ello se quiere significar que ambasconcepciones establecen la maximización de utilidadcomo el objetivo o fin principal de la acción, enten-diéndose por tal una relación positiva -o de ganan-cia- entre utilidades tales como ingresos, recursos,satisfactores de necesidades, ocio, o posiciones queacrecientan los bienes anteriores, de una parte, ydesutilidades como trabajo, intensidad de esfuerzo,riesgo, desvalorización, o pérdida de posiciones deotro.

En el ámbito económico el actor es siempre -ypor supuesto, de forma no exclusiva- un agente pre-dominantemente utilitario, que actúa desde una de-terminada posición, intentando maximizar posicio-nes (5 ), recursos, y saldo de intercambio, esto es, unagente que intenta maximizar su situación de bien-estar actuando de forma racional. Por ello se puedeafirmar que ambos marcos teóricos postulan que elactor actúa siempre como guiado mayoritariamente -y no exclusivamente(6 )- por su interés material y enun tipo de acción racional de acuerdo a fines.

En Marx la racionalidad es la esencia humana yla “differentia specifica” del hombre, y lo que dominao predomina en su actuar. Queda subsumida teórica yempíricamente en el concepto de “praxis”, esto es,acción, de carácter interactivo, dirigida a la transfor-mación de la naturaleza o de las relaciones sociales,en tanto que la praxis se liga en forma interactiva ypor tanto reproductora y transformadora de una de-terminada visión del mundo o “weltanchaung”, estoes, representación ideológica. O sea, está influida porella y al mismo tiempo la determina. En Weber laracionalidad es una tendencia secular dominante dela sociedad moderna y capitalista, fundada en la ex-pansión o desarrollo de dos tipos de acciones socialesy por tanto premisas: la acción racional de acuerdo afines y la acción racional de acuerdo a valores.

En el caso de Marx y la tradición marxista elobjetivo del actor es mejorar y desarrollar su “condi-ciones de existencia material”, mejora de las condi-ciones de trabajo, de ocio, de sus posesiones o recur-

sos, y del producto, excedente o ingreso obtenido;pero también de poder.

En referencia a la teoría marxista del actor y dela acción, y en afirmaciones que compartimos, diceErik Wright (Wright 1992): “Las relaciones socialesde producción determinan un conjunto de mecanis-mos mediante los cuales los individuos consiguenacceso a los recursos materiales y al producto socialgenerado con esos recursos. Dos tipos cruciales deintereses materiales están ligados a estos mecanis-mos: primero, los intereses vinculados al bienestareconómico y, segundo, los intereses vinculados alpoder económico” (...) “El bienestar económico, eneste contexto no equivale al ingreso o al consumo.Antes bien, se refiere al paquete total de trabajo-ocio-ingreso del que dispone la persona. Así, decirque los individuos tienen un “interés objetivo” enpromover su bienestar económico no significa quequieran aumentar sin más su consumo, sino que, per-maneciendo igual lo demás, tienen un interés obje-tivo en el equilibrio más favorable entre trabajo, ocioy consumo.” (...) “Los intereses de clase respecto albienestar económico vienen determinados por lo queuna persona debe hacer para conseguir un determi-nado nivel de bienestar económico, esto es, por losmecanismos generadores de bienestar, no por el re-sultado en sí. Hablar de intereses comunes de clase,pues, significa que los individuos de una clase dada,en virtud de su relación con los mecanismos subya-centes insertos en las relaciones sociales de produc-ción, se enfrentan objetivamente a la misma estruc-tura general de elecciones y objetivos estratégicoscuando intentan promover su bienestar económico,es decir, el paquete de trabajo-ocio-ingreso disponi-ble para ellos” (Pág 34). Y en la página siguienteidentifica y define el segundo objetivo de la acciónde los sujetos al decir : “Las relaciones sociales deproducción no se limitan a distribuir, mediante unaserie de mecanismos, el bienestar económico entrelos individuos; también distribuyen una forma deci-siva de poder: el control sobre el plusproducto” (Pág35).

En Weber y en la tradición weberiana el agenteeconómico es un agente racional y utilitario que bus-ca maximizar las “oportunidades económicas”, y porallí y consecuentemente, las “oportunidades vitales”,como lo mostramos ya, y lo desarrollaremos más ade-lante al citar la definición de clase que da el autor.En efecto, y según lo mostramos en este trabajo, elactor social se mueve en el campo económico o másconcretamente en el mercado guiado por el tipo deacción social “racional” –siendo aquellos los espa-

5 Una posición puede ser vista como un conjunto de derechos y obligaciones, y a la vez como un conjunto determinado de recursos o de posibilidad deposesión y empleo de recursos. Cualquiera de estos dos componentes -reglas y recursos- tienen un origen y base esencialmente relacional, al remitir arelaciones conflictivas y de poder establecidos con otros actores individuales y colectivos, y con la sociedad, o en forma más precisa a los gruposdominantes.

6 Su interés material está siempre fundado y limitado por valores -Weber- y por una visión del mundo o ideología -Marx. Pero activación y su cargamotivacional se constituye siempre en base a la realización de un interés material y utilitario.

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cios “tipicos” o expresión “fundamental” de la mis-ma- maximizando sus oportunidades, sea a través del“cierre” de oportunidades o exclusión de otros acto-res, en función de mantener y valorizar los recursos uoportunidades, o posición social que posee, seamaximizando sus intereses lucrativos o de posesiónde bienes en su participación en el mercado.

Un tercer punto de semejanza o coincidenciaderiva de la misma perspectiva sociológica en cons-trucción por parte de ambos autores clásicos: la cons-titución y desarrollo de las clases remite a la natura-leza y desarrollo de las “acciones y relaciones socia-les” materia u objeto central de la disiciplina socioló-gica. Las posiciones de clase se conforman en el pro-ceso de interacción y relación que los actores socialesrealizan en su vida social: se podría decir que es siem-pre un resultado o arreglo relacional, que implica arre-glos impuestos de distribución y control de recursos,calificaciones, y poder-control, esto es, de las basesfundamentales de la desigualdad y de formación delas clases. Desde el punto de vista analítico, enton-ces, relacional significa en este sentido que una posi-ción de clase dada se define en virtud de las relacio-nes sociales que la vinculan con otras posiciones declase. La dotación de recursos del sujeto, está relacio-nada y depende de la dotación de recursos del con-junto social, y de la posición e interacciones que semantienen con otros sujetos. Su situación es siemprerelativa. De allí que se pueda afirmar que tanto en laperspectiva weberiana como en la marxista haya exis-tido siempre un reconocimiento de la incidencia de laacción social y de los arreglos relaciónales como de-terminantes de la conformación de la estructura declases.

Al respecto afirma Weber marcando o resaltan-do el carácter relacional de las clases y los ámbitos oesferas en los que se realizan y concretan en la socie-dad capitalista estas relaciones (Weber 1984): “Por lotanto, si las clases no “son” por sí mismas comunida-des, las situaciones de clase surgen únicamente sobreel suelo de las comunidades. Pero la acción cumunitariaque le da origen no es fundamentalmente una acciónrealizada por los pertenecientes a la misma clase, sinouna acción entre miembros de diferentes clases. Lasacciones comunitarias que, por ejemplo, determinande un modo inmediato la situación de los trabajado-res y de los empresarios son las siguientes: el merca-do de trabajo, el mercado de bienes y la explotacióncapitalista (Pág 686).

Dando por sentado el carácter relacional einteractivo de las clases, por su parte, Marx afirma(Marx 1979) “Por consiguiente, el capital presuponeel trabajo asalariado, y éste, el capital. Ambos se con-dicionan y se engendran recíprocamente. Un obrerode una fábrica algodonera ¿produce solamente tejidode algodón? No, produce capital. Produce valores quesirven de nuevo para mandar sobre su trabajo y crear,

por medio de éste, nuevos valores. El capital sólo puedeaumentar cambiándose por fuerza de trabajo, engen-drando el trabajo asalariado. Y la fuerza de trabajodel obrero asalariado sólo puede cambiarse por capi-tal acrecentándolo, fortaleciendo la potencia de quees esclava. El aumento del capital es, por tanto, au-mento del proletariado, es decir de la clase obrera”(Págs 27 y 28).

Obviamente, como el mismo Marx y losneomarxistas se han preocupado de destacar y subra-yar, la relación entre trabajo asalariado –convertidoen mercancía- y capital –conjunto de materias pri-mas, instrumentos de trabajo o maquinaria, y fuerzade trabajo alquilada- es directa o indirectamente unarelación entre sus poseedores o portadores, esto es,los trabajadores asalariados y el o los capitalistas o supersonal delegado –esto es directores o gerentes.

A estos elementos comunes, de larga data oprimigenios, Val Burris (Burris, 1995) anota cuatropuntos o problemas conceptuales en los que se vieneobservando una fuerte influencia, acercamiento ycoincidencia entre los marcos teóricos. Se trata ob-viamente de un acercamiento y coincidencia recien-te, que ha sido más marcada dentro del marxismo, yque permite hablar o identificar a lo que se ha venidodenominando “neomarxismo”. Los cambios fundamen-tales serían estos cuatro:

a) Un esfuerzo por incorporar y articular las ca-tegorías de estructura y acción social en la interpre-tación sociológica, en el sentido de que existe unmargen y condicionamiento estructural o posicionalde acción para los actores, en tanto que a la vez laacción es el elemento constitutivo, reproductivo ytransformativo de las estructuras sociales, b) la dis-posición a incorporar en la definición y conceptuali-zación de las clases a otros factores junto a la propie-dad de los medios de producción, en especial la cali-ficación, y la posición de control o dominación en lasorganizaciones, c) muy ligada a la anterior, el incor-porar al proceso de explotación elementos o dimen-siones de la relación de dominación, como instrínsecosy constitutivos, y finalmente, d) el extender las rela-ciones de explotación y extracción de plusvalor másallá de las relaciones de producción para otorgar unpeso creciente a las relaciones de intercambio y almercado.

Según este autor, éstas serían características dis-tintivas del denominado “neomarxismo” el que po-dría verse entonces como un punto intermedio entrela teoría clásica y ortodoxa de Marx y la corrienteweberiana. Como lo sostuvimos al inicio, para noso-tros, este esfuerzo de revisión, articulación y sínte-sis teórica realizado por estos autores dentro del mar-xismo, hecho sin el abandono de las principalespremisas del pensamiento de Marx, es mucho mayor,más completo y abarcativo que el realizado por los

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neoweberianos en su lectura o integración de elemen-tos conceptuales del marxismo.

Rupturas y diferencias fundamentales

Por sobre los puntos de semejanza señalados,las coincidencias y el esfuerzo de síntesis especial-mente marcado en el neomarxismo, existen diferen-cias teóricas significativas o fuertes que derivan delas premisas o supuestos básicos de los modelos teó-ricos. Es esto lo que permite hablar de una identidadbásica de cada teoría, y a la vez de limites a la incor-poración de conceptos del otro marco teórico.

La primera diferencia que se observa tanto enlos autores clásicos y fundadores, y sus seguidorescontemporáneos, remite a la esencia y fundamentode los dos paradigmas, y desde nuestro punto de vis-ta, en particular, al lugar que se da al poder y másconcretamente al orden jurídico y al Estado en rela-ción a la constitución y naturaleza de las clases.

Así, en Marx y en sus seguidores contemporá-neos (Wright 1978; Offe 1984; Przeworski 1988), elorden jurídico y el Estado, no pueden comprendersepor sí mismos, en lo que son o en su evolución, sinoen relación a la base real, infraestructura y estructu-ra y relaciones de clase sobre las que se erigen, y a loscuales dan apoyo “funcional”, “legitimidad” y así ca-pacidad reproductiva y perdurabilidad. Dice esteautor al respecto (Marx 1970b) “Tanto las relacionesjurídicas como las formas de Estado no pueden com-prenderse por sí mismas ni por la llamada evolucióngeneral del espíritu humano, sino que radican, por elcontrario, en las condiciones materiales de vida cuyoconjunto resume Hegel siguiendo el precedente delos ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nom-bre de “sociedad civil”, y que la anatomía de la socie-dad civil hay que buscarla en la economía política”(...) El resultado general a que llegué y que, una vezobtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios,puede resumirse así: en la producción social de suexistencia, los hombres contraen determinadas rela-ciones necesarias e independientes de su voluntad,relaciones de producción –de clase agregamos noso-tros- que corresponden a una determinada fase dedesarrollo de sus fuerzas productivas materiales. Elconjunto de estas relaciones –de clases agregamosnosotros- forma la estructura económica de la socie-dad, la base sobre la que se eleva un edificio (Uberbau)jurídico y político y a la que corresponden determi-nadas formas de conciencia social” (Pág 35). –confi-guraciones ideológicas clasistas o Weltanchaung.

De esta manera, en Marx, y en sus seguidorescontemporáneos, las relaciones de producción y laestructura de las relaciones de clase a que da lugar,preceden, anticipan y determinan al orden jurídico,al Estado, y a las construcciones ideológicas o simbó-

licas que justifican y legitiman al orden jurídico y alEstado, y así a las relaciones de poder y de autoridadque rigen –mediante la cohersión y la coacción- laorganización y funcionamiento de las unidades eco-nómicas privadas y públicas, y a la organización yfuncionamiento de los mercados de trabajo.

En Weber, y en sus seguidores contemporáneos(Dahrendorf 1974; Parkin 1979; Golthorpe 1992;Giddens 1993), por contraposición, el poder y el or-den jurídico son constitutivos de las clases y de losmercados de trabajo en que éstas se conforman y re-producen. Poder, norma, orden jurídico y Estado sonla esencia que está en la base de la fundamentaciónde la propiedad de los recursos de que son portadoraslas clases, del cierre corporativo en que se fundan lasclases y que éstas implementan, de las relaciones dedominación y autoridad y de los conflictos consiguien-tes que existen entre ellas.

El fundamento de esta conceptualización se en-cuentra por cierto en Weber. Dice el autor alemán(Weber 1984) “Todo ordenamiento jurídico (y no sóloel “estatal”) influye directamente, en virtud de suestructura, sobre la distribución del poder dentro dela comunidad respectiva, y ello tanto si se trata depoder económico como de cualquier otro. Por “po-der” entendemos aquí, de un modo general, la proba-bilidad que tiene un hombre o una agrupación dehombres, de imponer su voluntad, en una acción co-munitaria, inclusive contra la oposición de los demásmiembros. Como es natural, el poder “condicionadoeconómicamente” no se identifica con “poder” engeneral. Más bien ocurre lo inverso: el origen del po-der económico puede ser la consecuencia de un po-der ya existente por otros motivos. Por su parte elpoder no es ambicionado sólo para fines de enrique-cimiento económico. Pues el poder, inclusive el eco-nómico, puede ser valorado “por si mismo”, y congran frecuencia, la aspiración a causa de él es moti-vada también por el “honor social que produce” (Pág682 y 683).

La segunda diferencia a destacar entre estos dosparadigmas radica en las relaciones sociales de la es-fera económica que se toma como esencial o axial alas clases. Los marxistas ubican la formación de cla-ses en las relaciones de producción, esto es, en ladivisión del trabajo definida en la creación del valor,en tanto que los weberianos lo han hecho en el fun-cionamiento de los mercados y en la participación delos sujetos en el mismo, es decir, en las relaciones deintercambio y de valorización.

Fue el mismo Weber que procuró destacar ensus escritos sobre las clases esta diferencia muy im-portante de su enfoque. En su conocida definiciónde las clases dice el autor (Weber 1984): “Así, habla-mos de una “clase” cuando: 1) es común a ciertonúmero de hombres un componente causal específi-co de sus posibilidades de existencia, en tanto que,

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2) tal componente está representado exclusivamen-te por intereses lucrativos o de posesión de bienes,3) en las condiciones determinadas por el mercado(de bienes y de trabajo) (“situación de clase”). Cons-tituye el hecho más elemental que la forma en quese halla distribuido el poder de posesión sobre bie-nes en el seno de una multiplicidad de hombres quese encuentran y compiten en el mercado con finali-dades de cambio crea las posibilidades específicas deexistencia” (Pág 683).

De esta forma la definición weberiana de las “cla-ses” utiliza tres dimensiones o instancias, que se puededecir que desde el punto de vista determinístico yteorético están invertidas en relación a como apare-cen en la definición, y que siguen a una cuarta di-mensión ya vista y que es precedente en el texto y enel orden conceptual. En efecto, como ya se vio, es elorden jurídico y estatal, el que determina el podereconómico, esto es, la distribución y posesión legíti-ma de los recursos o activos, o clases de bienes y detrabajo, marcando así la estructura, morfología o ana-tomía del mercado. En las condiciones o coyunturasdeterminadas y variables del mercado de las distintasclases de bienes y de trabajo, las clases de sujetos,definidas por su similitud de posesión de las distin-tas clases de bienes y de trabajo, concurren al mismocon un interés lucrativo o de posesión de bienes, sien-do así portadores de determinadas “oportunidades eco-nómicas” variables y contingentes. Esta similitud cau-sa, para Weber, en forma también variable y contin-gente, las distintas “oportunidades vitales” que exis-ten entre las distintas clases de portadores de lasdistintas clases de recursos o de activos, o clases debienes y de trabajo.

Definición ésta que por cierto no otorga un rolcausal o determinante a los arreglos establecidos enla esfera mercantil. De allí que en esta concepción“situación de clase” es, en último término, “situa-ción de mercado” que identifica y define a una parti-cular o concreta clase de poseedores de bienes y detrabajo. Por ello Weber afirma líneas después (Weber1984): “No obstante, corresponde siempre al concep-to de clase el hecho de que las probabilidades que setienen en el mercado constituyen el resorte que con-diciona el destino del individuo. La “situación de cla-se” significa últimamente, en este sentido la “posi-ción ocupada en el mercado”. (Pág 684). Y más ade-lante: “ ...una pluralidad de hombres cuyo destino noesté determinado por las probabilidades de valorizaren el mercado sus bienes o su trabajo –como ocurrepor ejemplo con los esclavos- no constituye, en elsentido técnico, un “clase” (sino un “estamento”).Según esta terminología, son intereses unívocamenteeconómicos, intereses vinculados a la existencia del“mercado” los que producen la “clase”. (Pág 684).

Es cierto que el mismo arreglo y desenvolvimien-to de la producción implica o conlleva en su seno

intercambios, que hasta podría decirse se realizan enun mercado, esto es el mercado de trabajo, o mejoraún “los mercados internos de trabajo”. Pero tambiénson ciertas las siguientes observaciones: a- se tratade intercambios que tienen por finalidad la produc-ción material y de un excedente material, b- confor-mados por las relaciones de propiedad y control, defi-nidas y hasta ajustadas también por el desarrollo delas fuerzas productivas, de su propiedad y concentra-ción y, c- y por lo tanto, con una diferenciación so-cial o de los participantes -o escenario- que quedandefinidos en esta instancia o momento de la produc-ción de valor. Se podría decir entonces que la forma-ción de clases para los marxistas es previa, y hastaautónoma de la esfera mercantil, aspecto éste queciertamente constituye una premisa básica de estemarco teórico. Puede existir intercambio desigual oapropiación diferencial en el momento de la distribu-ción y el intercambio, pero ello està precedido y con-dicionado por la posiciones que los actores ocupanen las unidades empresariales, sean del ámbito priva-do o del público.

No sólo se concibe al mercado como una instan-cia secundaria y derivada, sino además d- como volá-til, fluctuante, variable, en el que las posiciones y losagrupamientos de actores están marcados por dichascaracterísticas. El mercado posee entonces un nivelde estructuración y estabilidad menor, y permite alian-zas o agrupamientos múltiples y sucesivos.

Un cuarto punto de diferencia y desavenenciaradica en la relación existente, especialmente impor-tante, para el analista de coyunturas o de procesoshistóricos, entre la situación de clase, la socializa-ción, organización y el comportamiento colectivo oasociativo. Weber niega esta secuencia determinísticao causal como tendencial, necesaria, o recurrente, enuna crítica evidente al marxismo. En frase previa a sudefinición de clase –vista precedentemente- afirma-ba (Weber 1984): “Las clases no son comunidades enel sentido dado aquí a la palabra, sino que represen-tan solamente bases posibles (y frecuentes) de la ac-ción comunitaria” (Pág 683).

La similitud en la situación de clase tiende másbien a la producción de acciones reactivas, individua-les, desconectadas y amorfas. Dice al respecto (Weber1984): “En modo alguno constituye un fenómenouniversal que, a consecuencia de una posición comúnde clase, surja una socialización, o inclusive una ac-ción comunitaria. Más bien puede limitarse su efectoa la producción de una reacción esencialmente ho-mogénea y, por consiguiente (según la terminologíaaquí empleada), a la producción de una “acción demasas”. Pero puede no tener ni siquiera estas conse-cuencias” (Pág 685).

La acción asociativa y concertada es vista comoalgo poco frecuente o excepcional, en la que debencombinarse la acción de diversos factores para desen-

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cadenarla, entre los que hace mención a efectos ideo-lógicos como la socialización, las condiciones cultu-rales, y la percepción de la relación entre los funda-mentos y las consecuencias de la situación de clase.Dice al respecto (Weber 1984): “La proposición enque, por la “acción de masas” de los pertenecientes auna clase, se origina una “acción comunitaria” y even-tualmente ciertas “socializaciones”, depende de con-diciones culturales, especialmente de tipo intelectual,y de la intensidad alcanzada por los contrastes, asícomo especialmente de la claridad que revela la rela-ción existente entre los fundamentos y las consecuen-cias de la “situación de clase”. (Pág 685).

Está de más señalar que Marx y los neomarxistascomparten que la similitud de intereses materiales ode bienestar no conduce siempre y de modo inevita-ble a acciones asociativas o comunitarias de caráctermacro o global. Pero en esta tradición teórica no pue-de dejar de señalarse que la existencia de las relacio-nes de explotación, y sus derivadas relaciones de con-trol y dominación, que tienen un carácter básico,fundante, y por ello esencial en la estructura social,tienden a determinar cuatro efectos ubicuos –estoes, presentes en todo momento y lugar en una es-tructura social: a- la existencia de acciones “concer-tadas” o “comunitarias” a nivel micro, en puntos de-terminados, y específicos de la sociedad, y que ocu-rren de forma contínua o recurrente, b- la existenciade acciones “concertadas” y “comunitarias” diseña-das para ser llevadas adelante o concretadas de al-cance nacional o general en momentos o períodosespecíficos, c- la existencia de órganos o institucio-nes de “concertación” y “comunitarias” de represen-tación, expresión, negociación, presión, que funcio-nan en forma permanente en representación de losintereses de clases frente a otras clases o al Estado –las organizaciones corporativas de clase, y d- las in-negables acciones “concertadas” o “comunitarias” queimplican las frecuentes rebeliones, o revoluciones,aunque en ellas no participen todos o la mayoría delos miembros de una clase explotada y dominada. Porello para el marxismo, la clase en sí, deviene por su-puesto con el transcurrir del tiempo histórico y de lapráctica de los actores, necesariamente en clase parasí. Postulado del que no es necesario la derivación deque todos los miembros de la clase actúen en formacomunitaria, concertada o unitaria en un determina-do momento y lugar.

No obstante esto, muchos marxistas no ubicanexclusivamente en los tres puntos tratados anterior-mente, las únicas o quizás principales diferenciasentre las dos tradiciones intelectuales. En efecto, parala teoría marxista lo distintivo del concepto de claseses la noción de contradicción y antagonismo en losintereses materiales, que se derivan de las relacionesque los hombres mantienen entre sí, y por consi-guiente en la situación de bienestar y en los intere-

ses surgidos de ella. Las situaciones de bienestar delas clases sociales son relacionales, y en su seno, con-tradictorias y antagónicas, y por ello constituyen labase fundamental de los conflictos en las sociedadesmodernas. Y ello deriva de la situación de explota-ción que existe entre ellas, definida ésta como inter-cambio desigual o apropiación disproporcional delproducto y del ingreso.

Wright (Wright, 1995) expresa muy bien estocuando afirma “Mejor que considerar las relacionesde mercado vs. las de producción como la base delcontraste entre las tradiciones marxista y weberianadel análisis de clase, creo que el contraste centralentre estos dos puntos de vista está en el modo es-pecífico en que teorizan la estructura causal de losintereses materiales. Esto lo capta el contraste entrelas palabras favoritas de cada tradición teórica: opor-tunidades vitales –determinadas por las probabili-dades económicas en el mercado agregaría a la cita-entre los weberianos, “explotación” entre los mar-xistas” (pág 48).

Para los weberianos, lo que es central en el con-cepto de clases es la noción de oportunidades vitales,determinadas por las oportunidades económicas enel mercado agrego, y el nexo o cadena de determina-ciones que existe entre la posesión de recursos -encantidad y calidad-, los intereses materiales y de aso-ciación que activan, las oportunidades económicasque generan, y así los efectos de ellos en las oportu-nidades y vitales. Y lo central en la formación de lasclases está en el resultado o consecuencia de esosnexos determinísticos: las oportunidades económicasy vitales, las que se terminan de constituir en el mer-cado. Como lo afirma el sociólogo alemán: “las clasesno son comunidades; representan meramente posi-bles y frecuentes bases para la acción comunitaria”.

Esto es afirmar que la acción de los sujetos y delos grupos en el mercado tendrá un papel decisivo enla constitución de clases, y asimismo, que las clasestendrían un alto carácter contingente, fluctuante yde formaciones variables. No existiría como en elmarxismo un conjunto de lugares y de relaciones “fi-jos”, esto es una estructura estable y recurrente ydefinible a priori, la que por definición tendría unaalta persistencia, y conduciría a un alto nivel de cer-tidumbre en relación al lugar de los sujetos en la es-tructura de clases, y a sus conductas más probables.

Para los marxistas, en cambio, el concepto ejede definición de las clases es la relación de explota-ción que se constituye sobre la propiedad-no propie-dad de los medios de producción, en tanto relaciónestructural de posiciones sociales, que implica de suyointercambio desigual y/o apropiación disproporcionaldel producto y del ingreso, y también de poder decontrol de la producción y de su resultado, y por ellooposición sistemática de intereses y de posibilidadesde bienestar. La relación de propiedad-explotación es

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fundamentalmente una relación de oposición y deconflicto sistemático y duradero entre actores socia-les, aspecto éste que no es incorporadosistemáticamente en el concepto weberiano de clasessociales, que como vimos se asienta en las nocionesde oportunidades económicas y vitales.

Por ello compartimos la posición de Wright cuan-do afirma que el focalizar la noción de clase -yconsiguientemente el análisis- sobre la relación depropiedad-explotación tiene para Wright (Wright,1995) tres ventajas teóricas -es decir analíticas ypredictivas- sobre la conceptualización weberiana:

En primer lugar, conduce a atender sistemática-mente sobre un aspecto principal de los mercados detrabajo y organización capitalista lo cual es el reque-rimiento de extraer sobretrabajo de los obreros. Lareproducción de la sociedad capitalista no consistemeramente en la separación entre capital y trabajoasalariado, sino también en la obtención del mayoresfuerzo laboral y excedente posible de los trabaja-dores asalariados, de forma sistemática y duradera.Esto por supuesto conduce a atender sistemáticamentea los aspectos de intercambio y de dominación exis-tentes en las relaciones capitalistas, pero de formafundada, derivada o determinada por la relación deexplotación.

En segundo lugar, permite también un abordajesistemático del conflicto social en tanto en este marcoteórico existe una visión integrada o deductiva delmismo. La relación de propiedad-explotación impli-ca, se orienta y se sustenta, como lo venimos seña-lando, en el intercambio desigual y la apropiacióndisproporcional del producto, funda una fuerte des-igualdad o asimetría de poder y de dominación, de-terminando así una alta y significativa intensidad deoposición o antagonismo de intereses materiales, as-pectos todos éstos que marcan de por sí la existenciade un alto grado de tensión y antagonismo en la so-ciedad, y que llevan a predecir que esta relación seala principal fuente de conflicto de la sociedad capita-lista. Además de esto, dada la relevancia determinísticaque se asigna a la relación de propiedad-explotaciónen relación a otras dimensiones de la constitución delas clases tales como el control-dominación y el co-nocimiento-calificación, se facilita un abordaje e in-terpretación integral del conflicto, aún de aquellosque en primera instancia surgen o se expresan en losplanos del poder y del conocimiento, pues ellos pue-den ser derivados de las relaciones de propiedad y deexplotación, como móvil de última instancia.

Finalmente, y en tercer lugar, el análisis de lasclases centrado en la relación de posesión-explota-ción, además implica que las clases pueden existir ensociedades sin mercado, mientras que el análisisweberiano restringe la validez del concepto de clase ala existencia del mercado y a su predominio dentrode las formaciones sociales. Al hacer esto, este enfo-

que limita la extensión del concepto de clase, y hastapodría decirse esconde la relevancia del concepto depropiedad o posesión desigual y de explotación enotras fases y formaciones históricas, en especial si setienen en cuenta sus vínculos determinísticos conotros fenómenos sociales.

Es ésta una última diferencia de premisas y deparadigmas, que marca también las fuertes y signifi-cativas diferencias que existen entre los mismos, yasimismo la superioridad abarcativa y comprensivade la tradición marxista sobre todo y en relación a laconstrucción de un teoría de la historia, o de las for-maciones sociales del pasado.

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En este artículo se desarrolla un análisis comparativo de los principales principios y supuestos, yasimismo derivaciones, de las tradiciones marxista y weberiana de análisis de clases. El artículo parte delsupuesto acercamiento, intercambio y confluencia de dichos marcos teóricos, señalando las bases o razonesdel mismo, y los resultados que ello ha implicado en términos de elaboración teórica, lo que ha impulsadoa ambos marcos teóricos a un esfuerzo de síntesis de los mismos, aparentemente mayor en el denominado“neomarxismo”. En una segunda parte se pasa revista a los puntos comunes, de coincidencia y semejanzaque existen entre ellos. En una tercera parte, en continuación y contraste con lo anterior, se examinan lasque consideramos son los principales puntos de diferenciación o distanciamiento de ambos marcos teóricosque mostramos se encuentran y derivan de las principales premisas de los mismos. En vistas de los análisisanteriores, y no obstante las diferencias anotadas, la tesis y conclusión principal del mismo es que compa-rando las elaboraciones de ambos marcos teóricos se infiere y observa una mayor capacidad integradora,abarcativa, sintética y explicativa en el marco marxista.

DESCRIPTORES: Clases sociales / Estructura de clases / Estratificación social / Desigualdades sociales

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