LA TERQUEDAD DE GOLGI Y LA PERSISTENCIA DE CAJAL

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De la terquedad de Golgi y la persistencia de Cajal Golgi fue un gran científico, de eso no cabe la menor duda. Aquel italiano inquisitivo y curioso en extremo cuyo padre, médico rural, seguramente tuvo mucho que ver en el desarrollo de su vocación médica, decidió explorar la frontera de la mente humana y, en concreto, se mostró decidido a desentrañar los enigmas de su soporte físico, el tejido nervioso. Lejos de mostrarse de acuerdo con muchas de las extravagantes teorías de la época acerca del origen de las enfermedades mentales, pronto tomó la decisión de realizar investigaciones encaminadas a aclarar si las lesiones en el sistema nervioso podrían ser las causantes de tales males. Aprendió a utilizar con maestría los microscopios de la época y se centró apasionadamente en la investigación histológica. En verdad, el ambiente en el que se movía el voluntarioso Camilo no era nada propicio para verse animado a investigar. Estaba empleado como médico en una clínica de beneficencia y, de laboratorio, nada de nada o, al menos, no contaba con algo mínimamente digno. Esto no detuvo su decisión de explorar los mundos de los tejidos biológicos así que encontró la solución perfecta, construyó su propio laboratorio en casa. Tal dedicación comenzó a dar frutos pronto. En aquellos años de la década de los setenta del siglo XIX no se contaba con técnicas

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De la terquedad de Golgi y la persistencia de Cajal

Golgi fue un gran científico, de eso no cabe la menor duda. Aquel italiano inquisitivo y curioso

en extremo cuyo padre, médico rural, seguramente tuvo mucho que ver en el desarrollo de su

vocación médica, decidió explorar la frontera de la mente humana y, en concreto, se mostró

decidido a desentrañar los enigmas de su soporte físico, el tejido nervioso. Lejos de mostrarse

de acuerdo con muchas de las extravagantes teorías de la época acerca del origen de las

enfermedades mentales, pronto tomó la decisión de realizar investigaciones encaminadas a

aclarar si las lesiones en el sistema nervioso podrían ser las causantes de tales males.

Aprendió a utilizar con maestría los microscopios de la época y se centró apasionadamente en

la investigación histológica.

En verdad, el ambiente en el que se movía el voluntarioso Camilo no era nada propicio para

verse animado a investigar. Estaba empleado como médico en una clínica de beneficencia y,

de laboratorio, nada de nada o, al menos, no contaba con algo mínimamente digno. Esto no

detuvo su decisión de explorar los mundos de los tejidos biológicos así que encontró la solución

perfecta, construyó su propio laboratorio en casa. Tal dedicación comenzó a dar frutos

pronto. En aquellos años de la década de los setenta del siglo XIX no se contaba con técnicas

muy depuradas en cuanto a la tinción de tejidos, algo vital a la hora de poder desentrañar su

estructura. Poco a poco, los pioneros de la histología habían ido desarrollando sistemas de

tinción, pero eran muy imperfectas cuando se aplicaban al tejido nervioso. Golgi, tras meses de

probar todo tipo de ideas sobre la tinción, logró desarrollar una técnica para visualizar mejor el

tejido nervioso. Este paso fundamental en el proceso de tinción del tejido nervioso fue

reconocido ampliamente por sus colegas europeos, para satisfacción del italiano que veía así

cómo aparecían estudios de todo tipo publicados en revistas científicas de todo el mundo

basadas en su técnica.

Ahora ya se disponía de la tecnología para desenmarañar la brumosa estructura del tejido

nervioso, sólo era cuestión de observar y tomar notas… Muchos lo intentaron, pero no era tan

sencillo como se pensó al principio. La técnica de tinción de Golgi se mejoró pronto, pero el

sistema nervioso seguía sin desvelar sus secretos. Golgi y muchos otros histólogos se

empeñaron en lograr tal objetivo pero nunca pensaron que quien lo lograra fuera un

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español. En los años finales del siglo XIX, hablar de España con relación a temas científicos

era poco menos que alumbrar una caverna oscura, en Europa nadie imaginaba que algo

original en materia científica pudiera surgir del tal sitio así que, cuando Cajal apareció, no fue

reconocido su genio hasta pasado cierto tiempo de adaptación porque, claro está, “una idea tan

genial no puede venir de…”

Aunque Golgi había derribado con su técnica muchas de las premisas del reticularismo ,

teoría que planteaba la estructura del tejido nervioso a modo de red inextricable y difusa en la

cual las neuronas estaban unidas unas a otras, siguió defendiendo la idea de la red continua,

eso sí, afinando las descripciones. En realidad, a casi todos los histólogos les parecía una idea

aceptable el tomar al tejido nervioso de ese modo, a fin de cuentas muchos estudios habían

“demostrado” que la actividad nerviosa sólo podría explicarse planteando tal tejido como una

red continua. Las formas de describir esa red eran múltiples, pero parecía haberse llegado a un

consenso con respecto al problema fundamental… hasta que un español terminó con aquel

caduco modelo.

A los escasos investigadores que planteaban la existencia de células nerviosas independientes

no se les hacía demasiado caso, eran los que estaban “fuera de juego”, en el campo de la

histología nerviosa los reticularistas ganaban por goleada. Con los años, Golgi ocupó diversos

puestos de importancia en labores docentes e investigadoras, recibió honores y desarrolló otros

intereses, aparte de los histológicos, como la investigación del mecanismo de transmisión de la

malaria. Pero había clavada una espina en su corazón de científico, aferrado a su tozudez al

defender la teoría reticularista, tuvo que compartir a su pesar el Nobel de Medicina con Cajal

quien, gracias a sus dotes de observación y, sobre todo, su mente abierta y su inquebrantable

paciencia observadora, nacida de la perseverancia, había demostrado que las neuronas no

estaban unidas entre sí, y que entre una célula nerviosa y otra siempre hay un diminuto espacio

que las separa, pero a pesar de esto, la información nerviosa se transmite de una a otra. Esta

nueva teoría se conoció como teoría de la neurona. No sé qué molestaría más a Golgi, si el

que un desconocido español le “fastidiara” sus creencias en el reticularismo o que, para colmo,

el tesón de Cajal diera sus frutos sobre la base del empleo de las técnicas de tinción que él

mismo había ideado.

Durante las primeras dos décadas del pasado siglo, Golgi se desmarcó poco a poco de la

investigación histológica y centró su atención en diversos temas sociales e incluso se metió a

político pero, lo que nunca cambió, ni tan siquiera en 1926, cuando falleció, fue su opinión

sobre Cajal y la concepción del tejido nervioso desde el punto de vista celular. Aunque para

entonces ya casi nadie pensaba que la teoría reticular fuera válida, Golgi seguía,

cabezonamente, negando que Don Santiago tuviera razón.

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Tejido nervioso (Técnica de Golgi) Tejido nervioso (Técnica de Cajal)

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LEE ATENTAMENTE Y RESPONDE:

1. ¿Qué motivó a Camilo Golgi a investigar sobre el tejido nervioso?2. ¿Por qué resultaba tan difícil realizar observaciones de neuronas en el siglo

XIX?3. ¿Qué teoría explicaba, en la época, la relación anatómica entre las neuronas del

tejido nervioso?4. Explica las 2 teorías contrapuestas sobre la estructura del tejido nervioso. 5. ¿Cuál fue el aporte concreto de ambos científicos?6. ¿Qué nuevos conceptos introdujo Santiago Ramón y Cajal?