«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. ·...

32
Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta» La justificación de los criterios distributivos ha de contar con una base ética, esto es, construida en condiciones ideales de imparcialidad. Con esta proposición inicial, el trabajo realiza una incursión en los fundamentos contractuales de la redistribución de la renta, a partir de la caracterización de la igualdad como juicio moral. Manteniendo las exigencias de individualismo y racionalidad, la imparcialidad permite llevar a cabo una ordenación de los estados sociales que respeta los intereses de todos los miembros de la sociedad y concluye en una propuesta distributiva unánimemente aceptada. El repaso de dos de las teorías más influyentes, las de Harsanyi y Rawls, sirve de hilo argumental para relacionar la imparcialidad con la teoría de la elección racional en condiciones de incertidumbre, a la vez que se resalta la potencialidad de este tipo de enfoques para propiciar un acuerdo más amplio sobre la distribución de la renta. Banatzeko irizpideen justifikazioak oinarri etikoa behar du, hots, inpartzialtasuneko baldintza idealetan eraikia. Hasierako proposamen horrekin, artikulua errenta banaketaren kontratu oinarrietan sartzen da, berdintasunaren ezaugarriak, epai morala den aldetik, abiapuntua delarik. Indibidualismoa eta razionaltasuna gordetzeko beharra mantenduz, inpartzialtasunak gizartearen lagun guztien interesak zaintzen dituen gizarte estatúen antolakuntza ahalbidetzen du eta guztiek onartzen duten banaketa proposamen bat eskaini. Eragin handiena izan duten teorietatik bi, Harsanyi-rena eta Rawls-ena, aurkeztea argumentuaren haría izango da inpartzialtasuna eta hautaketa razionala ziurgabetasuneko baldintzetan elkar lotzeko. Aldi berean, ikuspegi hauek errenta banaketaren gainean adostasun handiagoa lortzeko duten ahalmena azpimarratzen da. The justification of distributive criteria must possess an ethical base, i.e., it should be constructed using suitable impartiality terms as a foundation. Based on this initial proposal, the paper reviews a number of contractual elements required for the redistribution of income by characterísing equality as a moral judgement. By maintaining individualism and rationality demands, impartiality allows for the management of a number of social states that respect the interests of all members of society and is subsequently conducive to an unanimously accepted distributive proposal. A review of two of the most influential theories, those of Harsanyi and Rawls, provides the threads needed to connect impartiality to the theory of rational choice under conditions of uncertainty and also serves to underline the potential of approaches of this kind with regard to achieving a broader consensus in matters concerning income distribution.

Transcript of «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. ·...

Page 1: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Ekonomiaz N.º 40 10

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobrelos fundamentos de la redistribución de la renta»

La justificación de los criterios distributivos ha de contar con una base ética, esto es,construida en condiciones ideales de imparcialidad. Con esta proposición inicial, eltrabajo realiza una incursión en los fundamentos contractuales de la redistribución de larenta, a partir de la caracterización de la igualdad como juicio moral. Manteniendo lasexigencias de individualismo y racionalidad, la imparcialidad permite llevar a cabo unaordenación de los estados sociales que respeta los intereses de todos los miembros dela sociedad y concluye en una propuesta distributiva unánimemente aceptada. El repasode dos de las teorías más influyentes, las de Harsanyi y Rawls, sirve de hilo argumentalpara relacionar la imparcialidad con la teoría de la elección racional en condiciones deincertidumbre, a la vez que se resalta la potencialidad de este tipo de enfoques parapropiciar un acuerdo más amplio sobre la distribución de la renta.

Banatzeko irizpideen justifikazioak oinarri etikoa behar du, hots,inpartzialtasuneko baldintza idealetan eraikia. Hasierako proposamen horrekin,artikulua errenta banaketaren kontratu oinarrietan sartzen da, berdintasunarenezaugarriak, epai morala den aldetik, abiapuntua delarik. Indibidualismoa etarazionaltasuna gordetzeko beharra mantenduz, inpartzialtasunak gizartearen lagunguztien interesak zaintzen dituen gizarte estatúen antolakuntza ahalbidetzen du etaguztiek onartzen duten banaketa proposamen bat eskaini. Eragin handiena izanduten teorietatik bi, Harsanyi-rena eta Rawls-ena, aurkeztea argumentuaren haríaizango da inpartzialtasuna eta hautaketa razionala ziurgabetasuneko baldintzetanelkar lotzeko. Aldi berean, ikuspegi hauek errenta banaketaren gainean adostasunhandiagoa lortzeko duten ahalmena azpimarratzen da.

The justification of distributive criteria must possess an ethical base, i.e., it should beconstructed using suitable impartiality terms as a foundation. Based on this initialproposal, the paper reviews a number of contractual elements required for theredistribution of income by characterísing equality as a moral judgement. By maintainingindividualism and rationality demands, impartiality allows for the management of a numberof social states that respect the interests of all members of society and is subsequentlyconducive to an unanimously accepted distributive proposal. A review of two of the mostinfluential theories, those of Harsanyi and Rawls, provides the threads needed to connectimpartiality to the theory of rational choice under conditions of uncertainty and also servesto underline the potential of approaches of this kind with regard to achieving a broaderconsensus in matters concerning income distribution.

Page 2: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Ekonomiaz N.º 40 11

Eduardo BandrésMaría Dolores Gadea

Universidad de Zaragoza

1. Introducción2. La formulación de juicios éticos sobre la igualdad: imparcialidad y

comparabilidad3. Racionalidad individual y preferencias éticas4. ¿Cuánta aversión a la desigualdad?5. ConclusionesReferencias bibliográficas

1. INTRODUCCIÓN

Los juicios sobre la distribución de larenta son, casi siempre, juicios éticos.Para muchos economistas, ahí terminanlas posibilidades del análisis económicopara desarrollar un tratamientocompetente sobre cuál debe ser ladistribución justa o correcta del productosocial. Si la igualdad es esencialmenteuna cuestión de justicia, parece como silos principios morales que la informan nopudieran ser capturados en las redes de laracionalidad individual, como si no fueseposible derivar una lógica conceptualsobre la distribución y tuviésemos querenunciar a nuestras señas de identidadcientífica para dar cabida a los másvariados y contrapuestos criterios éticosexternos. No son pocos quienes creenque lo mejor que puede hacerse es definirunas nociones apriorísticas de

equidad y enfrentarse directamente conellas, analizando sus implicaciones y sucompatibilidad con las condicioneshabituales que se establecen en la teoríade la elección social.

El presente artículo se sitúa, sinembargo, en un estadio anterior; tratamosde explicar aquello que los modelos deelección social no suelen explicar: lajustificación de los conceptos de igualdadutilizados. Pero, ¿sobre qué bases éticaspodemos construir nuestros juicios acercade la igualdad? En primer término,desechamos la formulación de criteriosdistributivos deontológicos en los que seapela a intuiciones morales comunes o aprincipios fundamentales como el respetoa los demás en cuanto agentes racionales.Resulta difícil admitir que en el ámbito dela distribución de la renta existanprincipios morales "verdaderos"

Palabras clave: ética, criterios distributivos, desigualdad.Nº de clasificación JEL: A13, D31, D63, D81, H20

Page 3: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 12

susceptibles de ser conocidos mediante laintrospección y la intuición moral. Ensegundo término, el enfoque adoptado eneste trabajo se sitúa en el lugar de lasteorías contractualistas, porque nospreocupa especialmente la legitimidad delmétodo a través del cual se resuelve elproblema distributivo, más allá de lospropios resultados obtenidos.Renunciamos, por tanto, a considerar laigualdad —cualquiera que sea la forma enque se defina— como algoinherentemente bueno y nosimpondremos las mismas restriccionesmetodológicas que suelen presidir elanálisis económico de los problemas deasignación —individualismo,racionalidad—, junto con las condicionesespecíficas de moralidad exigibles en laformulación de reglas distributivas. Porúltimo, no prestaremos especial atenciónal espacio que sirve de base para evaluarla desigualdad, ni a los efectos de laredistribución sobre el sistema deincentivos. Siendo plenamenteconscientes de las enormes diferenciasasociadas a definiciones alternativas deigualdad1 —de libertades, deoportunidades, de resultados—,simplif icaremos la dimensión elegidaen los términos más comunes dedesigualdad en la distribución de la rentay la riqueza. Y en cuanto a los efectossobre los incentivos, asumiremos que losargumentos en favor de la igualdad,obtenidos en condiciones que podríandenominarse de equilibrio parcial, debeninterpretarse como juicios éticosreivindicadores de una consideraciónexplícita de los problemas distributivos enel ámbito de las decisiones colectivas, sinque ello represente ignorar laimposibilidad, y la irrazonabilidad, de

1Véase, por todos, Sen (1992).

aplicación práctica de las propuestasigualitarias.

Desde la posición que aquí sedefenderá, el requisito de moralidad seconcibe como absolutamente necesariopara construir una propuesta distributivainterpersonalmente aceptable, esto es,consensuada. Y se entenderá como juiciomoral aquel que se emite bajo condicionesideales de imparcialidad, en las que losintereses de todos los individuos de lasociedad son tenidos en cuenta de igualmodo que los de uno mismo, por lo quepuede también hablarse de que se haalcanzando un acuerdo o se ha suscrito uncontrato social. Pero esto no significa quelos juicios éticos distributivos no puedanser analizados en el marco de un esquemaconceptual basado en la racionalidadindividual. Lejos de suponer unincumplimiento de los postulados—diferentes según el enfoque que seadopte— que definen la racionalidadindividual, la formulación de juicios moralesresponde a una lógica maximizadoracompatible y complementaria con lalógica maximizadora del comportamientoindividual. La ética distributivasubsiguiente será, por tanto, una éticaindividualista, racional e imparcial(consensuada).

La irrupción del individualismo y laracionalidad en el terreno de la ética seentiende mejor recurriendo a la distinción,efectuada por Harsanyi (1955:74), entrepreferencias subjetivas y preferenciaséticas. Las primeras revelan los interesesestrictamente personales del individuo (sufunción de utilidad), tanto si se postula laabsoluta independencia de su bienestarrespecto a los demás (comportamientoegoísta), como si se admite lainterdependencia entre las funciones deutilidad a partir, por ejemplo, de la

Page 4: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 13

existencia de externalidades distributivas(comportamiento altruista). Laspreferencias éticas, en cambio, atienden aprincipios generales, a actitudes moralesante los problemas de organización social(función de bienestar social), como losque afectan a la distribución de la renta.La compatibilidad entre unas y otras es,sin embargo, factible: "Así tiene sentidoque un individuo repruebe moralmente (entérminos de sus preferencias 'éticas') unadistribución desigual del ingreso, que lobeneficia económicamente, y, al mismotiempo, la prefiera (en términos de suspreferencias 'subjetivas') a otra másequitativa, o aun pelee por ella; será esteun comportamiento moralmentelamentable, pero, desde luego, noinconcebible lógicamente"2. Es la mismadistinción establecida por Arrow(1951:182-191), a partir de Rousseau yKant, entre la voluntad individual de unapersona y su voluntad general, entre laque rige sus actividades cotidianas, a lamanera de un imperativo pragmático, y laque regula sus juicios sociales, obtenidaen condiciones ideales como una especiede imperativo moral. Son, por tanto, laspreferencias éticas las que reúnen lafuerza moral necesaria para determinaruna función de bienestar social, paraformular, en suma, una propuestadistributiva.

Sin embargo, el conocimiento de laspreferencias éticas de la gente no es algoinmediato: requiere unos presupuestos deracionalidad y unas condiciones deimparcialidad. En relación con losprimeros, situaremos el punto de partidaen las preferencias subjetivas de losindividuos, en la defensa de sus intereses

2 Harsanyi, J. C. (1955), p. 74.

estrictamente personales, admitiendo quese trata de maximizar una función deutilidad que, además, supondremoscompletamente independiente de las delos demás —sin posibilidad, por tanto, deconsideraciones altruistas. Pero para darel paso desde las preferencias subjetivasa las preferencias éticas son necesarias,además, unas condiciones deimparcialidad que garanticen que losprincipios distributivos derivados de lafunción de bienestar social son unosprincipios justos. Ello exige, por una parte,un requisito de incertidumbre sobre laposición personal de quien emite un juiciosubjetivo en relación con las posibilidadessociales existentes, de manera que suselecciones no estén mediatizadas por susituación real3; y por otra, algún supuestoadicional de compatibilidad de laspreferencias que permita generalizar alconjunto de la sociedad los juiciosemitidos por uno de sus miembros —elobservador ético—, o considerar que seha suscrito un acuerdo social entre todosellos.

Los juicios de bienestar así formuladosdan lugar a una función de bienestar social(una constitución) que incorpora laspreferencias éticas de la gente, es decir,sus actitudes imparciales sobre la bondadde los diferentes estados sociales y, enparticular, sobre las reglas que debenregir la distribución de la renta.Asumiendo la existencia de una relacióndirecta entre imparcialidad y una ciertaclase de riesgo, el procedimiento seconvierte en un asunto de elección encondiciones de incertidumbre, aunque

3 Un enfoque alternativo para el estudio de la justiciadistributiva se basa en la teoría de la negociación,desarrollada a partir del clásico trabajo deBraithwaite (1955). Véanse, al respecto, los trabajos deYaari y BarHillel (1984)y Gauthier (1986), así como lacrítica de Roemer(1986).

Page 5: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 14

puede establecerse la distinción entrequienes circunscriben la decisión a unproblema de elección entre individuosracionales, sin introducir la idea delcontrato, y quienes la remitenexplícitamente a una asamblea que debealcanzar un contrato social. En amboscasos, sin embargo, el problema al que seenfrentan los sujetos es muy similar a laelección entre diferentes juegosalternativos en los que los premios secorresponden con el nivel de renta futuroen la sociedad. La clave está, por tanto,en considerar unos axiomas básicos deelección racional en situaciones deincertidumbre para determinar elresultado de la elección compatible condichos axiomas. Como ha señalado Olson(1987:204), gran parte del atractivo deeste tipo de teorías "deriva de supotencial para convertir disputasaparentemente arbitrarias sobre conflictosde intereses y diferencias en lasinclinaciones morales, en problemassolubles de toma racional de decisionesbajo incertidumbre".

Con estos presupuestos el trabajo seorganiza del modo siguiente. La sección 2analiza cómo se formulan las condicionesde imparcialidad y comparabilidad paraque las preferencias individuales respectoa la ordenación de los estados socialespuedan alcanzar la condición de juicioséticos distributivos. Puesto que la regladistributiva, dimanante de una función debienestar social, opera sobre una baseindividualista, la sección 3 examina elpatrón de racionalidad de las eleccionesindividuales. La sección 4 discute lasimplicaciones distributivas de la aversiónal riesgo en contextos de elección bajoincertidumbre. El trabajo concluye conunas breves conclusiones.

2. LA FORMULACIÓN DE JUICIOSÉTICOS SOBRE LA IGUALDAD:IMPARCIALIDAD YCOMPARABILIDAD

La base normativa sobre que laeconomía asienta su aspiración a formularjuicios éticos es siempre la misma: paraque una elección derivada de preferenciasestrictamente personales tenga laconsideración de juicio ético debemantenerse en los mismos términos,cualesquiera que sean las permutacionesinterpersonales que se realicen ycualquiera que sea la posición que unomismo ocupe. Como recuerda Sen(1970:163), es el viejo principio deequidad de Sidgwick (1874:379), derivadode la regla de oro del Evangelio —"Haz alos demás lo que desearías que los demáshiciesen contigo"— y del preceptokantiano de la ley moral —"Actúa siempresegún la máxima de que lo que hacespueda ser al mismo tiempo una leyuniversal".

La vinculación entre ética eimparcialidad tiene una larga tradición enla literatura sobre elección social. Por surelación con el objetivo de este trabajo nosreferiremos únicamente a tres de losprincipios que más influencia han ejercidoen la determinación de las reglas moralesdistributivas: la universalizabilidad deHare, el requisito de imparcialidad deHarsanyi y la equidad de Rawls.

La condición de universalizabilidad deHaré (1963) determina que hay que darponderación a los intereses iguales detodas las personas, en coherencia con lamáxima utilitarista de que todo el mundocuente como uno y nadie más que uno.Cuando se está emitiendo un juicio, porejemplo sobre la distribución de la renta,se trata de encontrar una regla moral a la

Page 6: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 15

que podamos obligarnosprescriptivamente y que estemosdispuestos a aceptarla en situacionesrelevantemente similares, es decir, ensituaciones en las que lo único quecambia es la posición que ocupan losdistintos individuos, mientras laspropiedades generales siguen siendo lasmismas (Hare, 1963:89-90).

De forma semejante, el concepto deimpersonalidad de Harsanyi (1953, 1955)coloca al individuo en una situación en laque tiene que elegir desconociendo suscaracterísticas personales. Enconsecuencia, la elección no se limita acontemplar los posibles estados socialesobjetivos, sino que incluye la eventualidadde ser cualquier individuo en esosdiferentes estados con la mismaprobabilidad. Como señala Pattanaik(1968:303-305), esto es una combinaciónde la universalizabilidad de Haré y de laidea del riesgo que representa para unindividuo la posibilidad de terminar en unau otra posición. Al basarse en elpostulado de equiprobabilidad, los juiciossubsiguientes pueden ser calificadoscomo éticos no sólo porque se formulensin conocer la posición que cada uno va aocupar, sino porque se mantienen aunsabiendo que uno tiene igual probabilidadde ocupar cada posición.

El principio de equidad de Rawls (1958,1971) está asociado al velo de ignoranciacon que cubre al grupo de personas queen la posición original han de acordarunos principios de justicia. Para que elresultado de la deliberación reúna lafuerza moral necesaria, nadie debeconocer su posición real en la sociedad,ni sus capacidades y talentos, ni siquieralos rasgos personales de su propiapsicología, como la aversión al riesgo osu tendencia al pesimismo o al optimismo

(Rawls, 1971:163-164). La ignorancia, portanto, de los intereses particulares decada uno garantiza la moralidad de laelección: nadie se atreverá a inclinar labalanza de su lado, porque desconocerácuál es su lado.

A pesar de sus diferencias, los tresrequisitos enunciados permiten derivar laspreferencias éticas en las que se sustentala función de bienestar social, convirtiendola decisión sobre los principios de justiciaen un problema de elección racional encondiciones de incertidumbre. Sinembargo, el ejercicio de imaginarse a símismo en cada uno de los estadossociales posibles y, más aún, de asumir latransformación de personalidad necesariapara identificar lo que los demásexperimentarían en cada situación deacuerdo con sus propios rasgossubjetivos, equivale a llevar a cabo unasofisticada comparación interpersonal deutilidades (Pattanaik, 1968:301-302;Sen, 1970:184), algo que siempre haproducido gran incomodidad a loseconomistas.

Pero las comparacionesinterpersonales de utilidad son casiabsolutamente inevitables si pretendemosobtener juicios sobre la distribución de larenta4 . Ni siquiera Myrdal y Robbins, queen los años treinta combatieron su estatussupuestamente lógico, ni el mismo Pareto,cuya teoría de la utilidad sirvió dealternativa al utilitarismo clásico yneoclásico, negaban la posibilidad, y aunla conveniencia, de realizar

4 Sólo en el caso de que las funciones de utilidadsean interdependientes, pueden llevarse a cabopolíticas redistributivas compatibles con el criterio deeficiencia paretiana, sin necesidad por tanto derealizar comparaciones interpersonales de utilidad(véase Hochman y Rodgers [1969], Olsen [1969] yZeckhauser [1971], y para una presentaciónpanorámica, Brennan [1975], Medel [1981] y Bandrés[1993] cap. 3).

Page 7: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 16

comparaciones interpersonales deutilidad5; lo que rechazaban eran lasbases pretendidamente objetivas con quelos utilitaristas trataban de legitimarlas. Lacomparabilidad dimanaba directamentedel supuesto de igualdad de las funcionesde utilidad individuales, admitido en laaxiomática utilitarista como una premisa dehecho, no ética. La extracción tactual delpostulado provenía del igualitarismoanalítico de Hobbes, según el cual laigualdad es algo inherente a la naturalezahumana, a diferencia del igualitarismonormativo de los escolásticos, paraquienes la igualdad natural no era unjuicio tactual, sino un postulado moralbasado en creencias cristianas, como lade que Jesucristo murió por la salvaciónde todos (Schumpeter, 1954:161).Aunque en uno y otro caso el supuesto esel mismo, su caracterización como juiciode hecho o como juicio normativo varíasustancialmente la legitimación de lasconclusiones. Las críticas de lascomparaciones interpersonales de utilidaden los años treinta nacieron precisamenteen este punto.

La recuperación de supuestospróximos al de igualdad de las funcionesde utilidad se basó, en lo sucesivo, enprincipios más sofisticados, a mediocamino entre la objetividad del utilitarismoclásico y el ámbito opuesto de los juiciosde valor. Así por ejemplo, para Harsanyi(1975a) la base de las comparacionesinterpersonales reside en un postulado desimilaridad, que permite estimarrazonablamente las preferencias y lautilidad que otras personas derivarían deuna serie de alternativas, teniendopresentes sus características biológicas,culturales, sociales o educativas.

5 Véase el apartado 2.1 de Bandrés (1993).

Una operación de esta clase podráhacerse más o menos correctamente,pero la realidad es que en numerosasocasiones tenemos que recurrir a talescomparaciones. El método de pasar poralto las variables que no puedencambiarse —y que podrían considerarseinnatas— reduciría las diferencias queseparan a los individuos y elevaría, portanto, el margen de fiabilidad de lascomparaciones interpersonales,reforzando su justificación tactual yexpurgando, supuestamente, todovestigio ético 6. Cuando efectuamos unacomparación interpersonalnecesariamente tenemos que recurrir anuestros propios valores centrales,normas que no hemos elegido —al menosen el sentido ordinario de lo queconstituye una elección—, aunque seanellas las que guían nuestras elecciones.Pero eso no significa que estemosadelantando ningún tipo de juicios, ymucho menos juicios normativosrelacionados con la justicia, la equidad oel bienestar social. Una cosa son lascomparaciones interpersonales y otra losjuicios normativos derivados de ellas(Davidson, 1986).

Arrow, Tinbergen y Kolm elaborantambién postulados parecidos al desimilaridad para abordar el mismoproblema. El primero (Arrow, 1963:235-237) interpreta las comparacionesinterpersonales en términos de simpatíapor los demás, incluyendo los atributos ocaracterísticas individuales en la propiacomparación. Así, las implicaciones que

6 "Mi función de utilidad puede ser muy distinta dela suya, pero puesto que nuestras funciones deutilidad están gobernadas por las mismas leyespsicológicas básicas, si yo tuviera suscaracterísticas personales —y, particularmente, situviera su herencia biológica y su pasado—entonces es de suponer que mi función de utilidadsería exactamente igual a la suya" (Harsanyi [1975a], p. 314).

Page 8: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 17

para un individuo tiene un determinadoestado social serían las mismas paratodos, pues cada estado incluiría todo loque caracteriza el bienestar personal: nosólo los bienes que se poseerían, sinotambién los gustos y las relaciones deinterdependencia entre las utilidadesindividuales. Tinbergen (1957), por suparte, prescinde de las variables que noson relevantes en el bienestar personal yconsidera los atributos personales nocomo parámetros, sino como variables coninfluencia sobre la utilidad. De este modo,las diferencias entre individuos en sucapacidad, renta o trabajo, puedeninterpretarse como desviaciones respectoa unos valores medios. Finalmente, Kolm(1972) recurre al concepto de "preferenciafundamental" para expresar la mismaidea. Cuando dos personas tienenpreferencias distintas es porque existealguna razón para ello; basta contrasladar esa razón, cualquiera que sea,desde la estructura de las preferencias alobjeto de las preferencias, para alcanzarla identidad en la preferencia de los dossujetos. Repitiendo la operación cuantasveces sea necesario, obtendríamosfinalmente un sistema de preferenciasidéntico —las preferenciasfundamentales— para todos los miembrosde la sociedad, que describiría al "individuorepresentativo". En última instancia, si lasociedad analizada comprendiese latotalidad de los seres humanos, lapreferencia común, dice Kolm, vendría arecoger la esencia constitutiva de lanaturaleza humana.

No pretendemos negar, en modoalguno, que todos estos métodos decomparabilidad terminan reduciendo alindividuo a una lista de cualidades queparece negar su propia autonomía, unelemento básico que determina la mutua

inconmensurabilidad entre la gente(Arrow, 1977:160). Si la comparabilidad esesencial para la resolución ética delproblema distributivo, pero sólo trasdelicadas estilizaciones es posiblesostener la simetría perfecta entre losindividuos, habrá que mantener algúngrado de escepticismo sobre laposibilidad de encontrar una respuestadefinitiva. Pero también es razonablepensar que si descontamos los procesosde aprendizaje que dan lugar a lasfunciones de preferencias individuales yconsideramos, como Ng (1975a: 89-90),una función de bienestar social a largoplazo, todos los sujetos quedaríanreducidos a la categoría de personas queaproximadamente tienen igual capacidadpara derivar utilidad a partir de la renta,por lo que deben contar por igual en elcálculo social.

Aun reconociendo que no existe ningúnmétodo infalible para llevar a cabo talescomparaciones, el postulado desimilaridad de Harsanyi o el concepto depretenda fundamental de Kolm puedenservir para salvar una parte del problema,la que se refiere al ámbito estricto de laredistribución de la renta. Esta había sidotambién la posición de Marshall, dePigou, e incluso del propio Pareto, cuandoreferían las comparacionesinterpersonales de utilidad no a individuosconcretos, sino a grupos de personassuficientemente amplios (Marshall, 1890:17), a "individuos que no se desvíandemasiado de un cierto tipo medio"(Pareto, 1896-97: libro II, 48). En lostérminos expresados por Pigou (1951:292) , "si tomamos al azar grupos depersonas de la misma raza y educadosen el mismo país, encontraremos que enmuchos rasgos son comparables portests objetivos y que son en términomedio muy parecidos; y, por otra parte, en

Page 9: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 18

los caracteres fundamentales nonecesitamos limitarnos a personas de lamisma raza y país. Sobre esta base,estamos autorizados, creo, a inferir poranalogía que son probablemente tambiénmuy semejantes en otros aspectos. Entodos los asuntos prácticos actuamos coneste supuesto. No podemos probar quees cierto. Pero tampoco necesitamoshacerlo (...) A menos que tengamos unarazón especial para creer lo contrario, unacantidad dada de una materia puedepresumirse que produce una cantidadsimilar de satisfacción, no entre doshombres cualesquiera, sino entremiembros representativos de grupos oindividuos".

Con todo, si los escrúpulos delobservador ético son tan poderosos queno le permiten aceptar un sistema decomparaciones interpersonales basado en"individuos representativos", aúnpodemos ofrecerle una salida, untratamiento probabilístico que tranquilicesu conciencia neoparetiana: el teoremaigualitario de Lerner. Si no podemosdescubrir con certeza si la utilidadmarginal de la renta de una persona esmayor, igual o menor que la de otra, sípodemos suponer, en cambio, que lacapacidad individual para derivar utilidadde la renta es estadísticamenteindependiente del volumen de ésta.Admitamos, por tanto, que no hay unasola función de utilidad, sino múltiplesfunciones que pueden pertenecer acualquier individuo, aunque no sepamos aquién. En un contexto de incertidumbrecomo el descrito, Lerner (1944: cap. III)adopta un enfoque bayesiano por el queasigna a cada función de utilidad lamisma probabilidad de pertenecer a cadaindividuo (supuesto de equiprobabilidad) ydemuestra que, si la utilidad marginal dela renta es decreciente, para maximizar el

valor probable del bienestar social a partirde un volumen dado de renta total, hayque distribuir ésta de forma igualitaria.Aun cuando no es posible afirmar conseguridad que el resultado igualitariomaximice el bienestar total, sí puedeesperarse que lo haga7.

La aportación de Lerner salvaba, portanto, la más seria objeción de que habíasido objeto la economía utilitarista delbienestar: la vieja premisa sobre eligualitarismo analítico de los sereshumanos para derivar utilidad a partir de undeterminado nivel de renta. Su sustituciónpor un nuevo supuesto que, en ausenciade cualquier otro tipo de información,consideraba que cualquier función deutilidad podía pertenecer a cualquierindividuo con la misma probabilidad,representó, en relación con el problemadistributivo, la contribución más importanteal cuerpo teórico del utilitarismo desde elreforzamiento de su base analítica con lateoría de la utilidad marginal. El escasoeco que, sin embargo, provocó—únicamente Friedman (1947) descubriríacon prontitud el valor de la demostraciónde Lerner—, probablemente se debió a suevocación de un pasado utilitarista que amediados de los años cuarenta seconsideraba completamente superado.Sólo con el transcurso del tiempo, cuandola economía normativa alcanzó un ciertoequilibrio entre las reglas utilitarias yparetianas, la contribución de Lerner seríavalorada en toda su magnitud.

7 Bennett (1981) demostraría posteriormente quesi el grado inicial de desigualdad es muy grande, ladistribución igualitaria entre dos sujetos proporcionano sólo una ganancia de bienestar mayor que laigualmente probable pérdida, sino una gananciasegura. O dicho de otro modo, "la probabilidad deuna ganancia efectiva supera en realidad el 50 porciento, siendo el exceso tanto mayor cuanto másgrande sea la desigualdad inicial" (Bennett, 1981:167).

Page 10: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 19

La ingeniosa solución propuesta deLerner al problema de la incertidumbrefue, sin embargo, criticada por dosrazones: porque no contenía unademostración rigurosa para el caso de Npersonas —Lerner sólo presentó unanálisis gráfico con dos personasextendiendo sus conclusiones a Npersonas a través de una argumentacióninformal basada en la Ley de los grandesnúmeros— y por el enfoque bayesiano deequiprobabilidad con que se enfrenta a laincertidumbre sobre la forma de lasfunciones de utilidad individuales. Pero locierto es que el teorema de Lerner,reformulado posteriormente por otrosautores, abrió la puerta a una nuevafundamentación de las propuestasigualitarias.

Aun sin compartir en absoluto el tipo derazonamiento llevado a cabo por Lerner8,Friedman (1947) realiza una demostraciónrigurosa del teorema elimimando elsupuesto de equiprobabilidad y agrupandoa los individuos en "clases desatisfacción", constituidas por aquélloscon idénticas funciones de utilidad. Al nohaber relación alguna entre la capacidadpara disfrutar de la renta y la cantidad quede la misma se posee, la distribución deprobabilidades de la renta es igual en las

clases formadas, por lo que la renta mediatiene el mismo valor en todas ellas. Enconsecuencia, no es compatible con elsupuesto de equiprobabilidad que seproduzcan redistribuciones entrediferentes clases y, además, laredistribución en cualquiera de ellas noafectaría para nada a las demás. Por ello,el problema se reduce a maximizar lautilidad global de cada clase desatisfacción por separado. No es difícilcomprobar cómo una distribuciónigualitaria logra maximizar el bienestartotal en cada clase de satisfacción, ypuesto que hay igualdad dentro de cadaclase, dadas rentas medias iguales entreclases, se alcanza la igualdad de renta entoda la sociedad 9.

Una nueva demostración para el casode N personas fue llevada a cabo por Sen(1973), cambiando también el supuestode equiprobabilidad por otro en el que tansólo se considera la eventualidad de quecada función de utilidad pertenezca acada uno de los individuos, pero sinespecificar con qué probabilidad. Acontinuación, sustituye el criterio dedecisión basado en la maximización delbienestar social esperado —y que ya nopuede definirse, al no contar con unaasignación de probabilidades—, por unaestrategia maximin, caracterizada por labúsqueda de una distribución de la renta

8 "El discutir acerca de la capacidad de disfrutar lasatisfacción en simple cháchara, a menos que existauna posibilidad conceptual de determinar laeficiencia relativa de los individuos en cuantomáquinas de placer (...) Supongamos (...) que sedescubre un centenar de personas, en los EstadosUnidos, son unas máquinas de placer mucho máseficientes que las restantes, de forma que su rentatendría que ser diez mil veces mayor que la de lassiguientes máquinas de placer para maximizar deesta forma la utilidad total. ¿Estaría dispuesto Lernera aceptar la división de la renta que resultaría comoun óptimo, aun cuando fuese completamenteconsecuente con todos los restantes objetivos (talescomo la maximización del total?)" (Friedman, 1947:288-289).

9 Una demostración parecida es la de Breit yCulbertson (1970) quienes también sustituyen elsupuesto de equiprobabilidad por el de que cadapersona tiene su gemelo idéntico en cuanto a funciónde utilidad, emparejándolos en una "isla" similar a la"clase de satisfacción" de Friedman, en la que larenta media de cada pareja sería la misma, es decir,la renta media de la sociedad. El nuevo supuesto,sin embargo, es mucho más restrictivo que el deFriedman, porque equivale a considerar que cadaindividuo situado por debajo de la renta media de lasociedad tiene su gemelo idéntico en la mitadsuperior de la población, con la misma desviaciónabsoluta respecto a la renta media.

Page 11: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 20

que haga máximo el peor de todos losvalores posibles del bienestar socialasociados a cada distribución. Con estaspremisas se demuestra que la distribucióncorrespondiente es aquella en la que lasrentas están divididas igualitariamente, deforma que cualquier permutación de lasfunciones de utilidad individuales no varíael valor del bienestar total. Al ser ladistribución elegida la media ponderadade todas las posibles, y trabajar confunciones de utilidad cóncavas ocuasi-cóncavas, el bienestar asociado a ladistribución igualitaria es mayor que elpeor resultado posible —en términos debienestar social— de las demásdistribuciones. En consecuencia, ladistribución igualitaria se conviertetambién en la política a seguir no sólobajo el supuesto de equiprobabilidad, sinoadoptando una estrategia maximin. Deeste modo, Sen (1973) rescata el teoremade Lerner del marco utilitarista,generalizándolo para una mayor amplitudde posibilidades: basta con consideraruna función de bienestar social separableaditivamente, tomando lastransformaciones estrictamente cóncavasde las utilidades de los individuos ysumándolas.

Pero desde el enfoque que hemosadoptado en este trabajo, la reformulaciónmás interesante del teorema de Lerner esla que lleva a cabo Samuelson (1964),quien sitúa el problema de la ignoranciasobre la forma de las funciones de utilidaden un contexto de elección constitucionalen el que cada persona tiene igualprobabilidad de percibir cualquier nivel derenta que le depare un futuro conabsoluta incertidumbre. Si todos losindividuos tuviesen funciones de utilidadmarginal decreciente —lo que significauna situación generalizada de aversión alriesgo—, cualquiera de ellos preferiría

una división igualitaria antes quearriesgarse a que le correspondiese unarenta demasiado baja, por lo que la reglaigualitaria sería votada unánimemente.

3. RACIONALIDAD INDIVIDUAL YPREFERENCIAS ÉTICAS

Pero ¿cómo se lleva a cabo la elección,bajo qué patrón de racionalidad?Habremos de precisar, inicialmente, quesimplificaremos la noción de utilidadestableciendo una identificación entrepreferencias, elección y bienestar, por loque el objetivo (el bienestar) de unindividuo se concibe como la satisfacciónde sus preferencias. Pero además, laspreferencias establecen una asociaciónperfecta entre bienestar e interés propio,sin que pueda atribuirse a los sujetoscomportamientos orientados pormotivaciones morales10.

En estas condiciones, el principalparadigma en que se ha sustentado lateoría de la decisión durante los últimoscincuenta años ha sido la teoría de lautilidad esperada. Su confirmación comoteoría de la elección racional se produce apartir del trabajo de von Neumann yMorgenstern (1944). En él se demuestraque si las preferencias de una personasatisfacen unos determinados axiomas, laordenación de un conjunto de loterías conarreglo a dichas preferencias coincide conla efectuada con arreglo a su utilidadesperada. En particular, y teniendo en

10 Frente a la fundamentación de la justicia enelecciones guiadas por el Interés propio, Barry(1989:352-371) considera factible mantener laimparcialidad Inherente a la posición original conindividuos cuya conducta se mueve por el impulsomoral de alcanzar un acuerdo razonable, unaconcepción de la justicia que otros con la mismamotivación no podrían rechazar.

Page 12: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 21

cuenta la reformulación efectuada porMarschak (1950), los axiomas de vonNeumann—Morgenstern puedenresumirse en cuatro: ordenación,continuidad, independencia y equivalenciaentre loterías compuestas y simplesequivalentes:

1. Ordenación: La relación depreferencias debe ser reflexiva, completa ytransitiva.

2. Continuidad: si x es preferido a y, e yes preferido a z, existe algunaprobabilidad p, entre cero y uno, que haceindiferente la lotería px+(1-p)z con unresultado cierto y.

3. Independencia (principio de cosasegura): si x es preferido a y, la loteríapx+(1-p)z será preferida a otra loteríapy+(1-p)z, es decir, que entre dos loteríasuno de cuyos resultados (z) es el mismoen ambas y con la misma probabilidad, laordenación depende únicamente de losdemás resultados (x, y)—diferentes— delas loterías.

4. Equivalencia entre loteríascompuestas y simples equivalentes: unalotería compuesta (cuyos resultados sontambién loterías) es equivalente a lalotería simple que resulta de multiplicar lasprobabilidades correspondientes. Lalotería L1 otorga con probabilidad potralotería en la que se alcanza x conprobabilidad q e y con probabilidad (1-q),y con probabilidad (1-p) una segundalotería en la que se alcanza z conprobabilidad r y w con probabilidad (1-r);pues bien, L1 será indiferente con otra L2

en la que x tiene una probabilidad pq, yuna probabilidad p(1-q), z(1-p)r yfinalmente w(1-p)(1-r).

Harsanyi (1955) y Vickrey (1960)suponen que las preferencias de lossujetos —tanto las personales como las

éticas— satisfacen los axiomas deracionalidad de vonNeumann-Morgenstern y que, por tanto, laordenación de las alternativas, es decir, delos estados sociales y sus probabilidadescorrespondientes, se ajusta a la teoría dela utilidad esperada. En condiciones deincertidumbre, se considera que cualquierposición es igualmente probable, por loque cada sujeto identificará el bienestarsocial de un estado con la mediaaritmética de las utilidades individuales,prefiriéndose aquél que proporcione unamayor utilidad esperada. La desigualdades un riesgo que se evalúa, por tanto,teniendo en cuenta la equiprobabilidad detodas las posiciones posibles en ladistribución de utilidades. Pero laadopción del supuesto deequiprobabilidad no es sólo unmecanismo de decisión bajoincertidumbre, cumple también el papelde un supuesto ético, porque lo que sepide a cada sujeto que trata de evaluarlos estados sociales alternativos es quese ponga en la posición de todos losdemás y actúe como observadorimparcial en el proceso de elección.

Si existe un conjunto de n personas conuna distribución de probabilidades en laque pi. es la probabilidad de ser el individuoi, y si se cumplen los axiomas deracionalidad de von Neumann-Morgenstern,para un estado social x será posible asignarun valor real Ui(x) a cada posición posibleen ese estado social, de manera quefinalmente la utilidad esperada en el estadosocial x será:

W(x) = Σi pi Ui (x) con i=1,2 .....n

Y bajo el supuesto de equiprobabilidad,pi = 1/n, el valor asignado al estado socialx será:

W(x) = 1/n Σi Ui (x)

Page 13: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 22

es decir, la media aritmética de lasutilidades individuales. Por lo que elestado social seleccionado será aquélque maximice la utilidad esperada.

Harsanyi (1955) presentó también unaformulación axiomática su función debienestar social prescindiendo de lasconnotaciones éticas del supuesto deequiprobabilidad. Los dos primerosaxiomas implican que tanto laspreferencias personales como las éticassatisfacen los postulados de racionalidadbayesiana(preferencias, portante, del tipovon Neumann-Morgenstern), mientras eltercero es el criterio de optimalidad dePareto, en virtud del cual si un individuo iprefiere un estado social x frente a otro y,y nadie tiene preferencias en sentidocontrario, puede decirse que i tiene unapreferencia ética sobre x. El teoremaresultante es que la función de bienestarsocial del individuo i será unacombinación lineal de las utilidadesindividuales

W(x) = Σi ai Ui (x) con ai > 0

Añadiendo un cuarto axioma, desimetría, la función de bienestar social esuna función simétrica de las utilidadesindividuales, es decir, a1 = a2 = ... = an. Estosignifica que se adopta el postulado desimilaridad como criterio decomparabilidad interpersonal, otorgandoigual ponderación a la utilidad decualquier individuo, de manera que lafunción de bienestar social puedeescribirse como:

W(x) = Σi Ui (x)

La función de bienestar social derivadapor Vickrey y Harsanyi coincide con laadoptada por el utilitarismo clásico: es unafunción separable, lineal y en la que elbienestar social se define como la sumano ponderada de las utilidades

individuales. Pero además, como Sugden(1981:56-57) demuestra, la solución delproblema distributivo es también lamisma: una propuesta en favor de ladistribución igualitaria de la renta11. Enparticular, dados los axiomas de vonNeumann-Morgenstern y un principio deno discriminación —que permita lascomparaciones interpersonales— segúnel cual dos personas en la misma situacióndeben contar como si tuvieran el mismobienestar, un individuo estará indiferenteentre:

a) ser una determinada persona conuna renta conocida e igual a la rentamedia de la sociedad, y

b) tener idéntica probabilidad de sercualquiera de las personas, pero con unarenta segura también igual a la rentamedia.

Del mismo modo, estará indiferenteentre:

c) tener la certeza de ser la mismapersona que en a), pero con una rentaderivada de una lotería cuya esperanzamatemática es el valor de la renta media,y

d) tener la misma probabilidad de sercualquier persona con cualquier nivel derenta posible, pues nuevamente se trataríade una lotería con el mismo valor medioesperado.

11 "Es evidente que toda transferencia de renta deun hombre relativamente rico a otro relativamentemás pobre y de un temperamento similar, alpermitirle satisfacer necesidades más intensas,incrementa la suma total de satisfacción. La vieja'ley de la utilidad marginal decreciente' nos conduceasí a la afirmación: toda causa que incrementa laparticipación absoluta de los pobres en la renta real,siempre que no motive, desde cualquier punto devista, una reducción del volumen del dividendonacional, incrementará, por lo general, el bienestareconómico" (Pigou, 1920:76).

Page 14: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 23

Por otra parte, suponiendo además queexiste aversión al riesgo, preferirá laprimera de las opciones mencionadas(posibilidad a) que otra en la que tuviera lacerteza de ser la misma personadeterminada, pero con una renta derivadade una lotería cuya esperanza matemáticafuese el valor de la renta que antes erasegura (posibilidad c). En consecuencia,si a) es preferido a c), como a) eraindiferente con b) y c) lo era con d), b)será también preferido a d). Es decir, elobservador imparcial, que desconoce enquién va a convertirse, pero que concedeigual probabilidad a todas las posicionessociales prefiere una sociedad en la quetodo el mundo tenga una renta igual a larenta media de la sociedad antes que otraen la que la misma renta total se distribuyadesigualmente. Con lo que el resultadoigualitario del utilitarismo se vería ahorareforzado por haber sido obtenido en unproceso de elección racional bajosupuestos de incertidumbre.

Es cierto, sin embargo, que la igualdadasí obtenida es un valor derivado de unvalor superior, la maximización delbienestar social; pero ahora cuenta conuna base racional que refuerza sulegitimidad y con un origen imparcial quesustenta su condición ética. Todo ello nosparece menos arbitrario que establecer unconjunto de criterios de equidad sobreuna moralidad externa mucho máscontrovertible.

En todo caso, las conclusionesigualitarias de las funciones de bienestarsocial anteriores derivan de unaconcepción de la racionalidad basada enlos axiomas de vonNeumann-Morgenstern, por lo que elincumplimiento de alguno de elloscuestionaría esos resultados. Debemosentrar, entonces, en el análisis de la

contingencia empírica de los supuestos,donde adquiere una importancia decisivael grado de aversión al riesgo en elescenario de elección bajo incertidumbre.

Las críticas se inician en el contextomismo de la elección individual, es decir,en las que hemos llamado preferenciaspersonales (Luce y Raiffa, 1957).Revisiones como las de Schoemaker(1982) ponen de relieve que la evidenciaempírica disponible es, por lo general,contraria a la hipótesis de maximizaciónde la utilidad esperada, mientras autorescomo Sugden (1991) consideran quealgunos axiomas (completitud,transitividad e independencia) son másfuertes que los requeridos por unaconcepción instrumental de laracionalidad.

En el contexto de la elección social, lacuestión se centra en si las preferenciaséticas satisfacen los axiomas demaximización de la utilidad esperada.Una de las primeras críticas, la dePattanaik (1968), toma como objetivo losaxiomas de ordenación y de equivalenciaentre loterías compuestas y simplesequivalentes. El primero se veríaincumplido por la intransitividad que, enocasiones, presentan las preferenciaséticas y por la imposibilidad de comparartodas las alternativas combinadas deestados sociales y posiciones individualescon sus correspondientes característicaspersonales. En cuanto al segundoaxioma, también se vería probablementeviolado porque al tratar de reducir lasalternativas compuestas de estadossociales e individuos posibles, estaríamosrealmente combinando las actitudes haciael riesgo de más de una persona, pues setrataría de evaluar las alternativas desde la

Page 15: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 24

difícil posición que nos obliga acolocarnos en el lugar de los demás.

Pero la crítica con mayores implicacionesen términos distributivos es la realizadainicialmente por Diamond (1967) al axiomade independencia o principio de cosasegura. En una breve nota Diamond tratade demostrar que la aplicación de eseaxioma — que considera adecuado en elnivel de elección individual— a la elecciónentre alternativas sociales llevaría a lasociedad a mostrarse indiferente entre dosestados sociales con la misma utilidadesperada, pero con distinta dispersión, esdecir, con diferentes oportunidades parasus miembros. Esto es justamente lo quetratan de evitar Rawls (1971) y Sen (1973)cuando proponen funciones de bienestarsocial —en el caso de Rawls no esestrictamente así, por cuanto lo que sedistribuye no es la utilidad sino los bienesprimarios— en las que se incorporan dehecho ponderaciones que conceden mayorpeso a los intereses de quienes están enpeor posición. El maximin de Rawlsequivale a conceder una ponderacióninfinita al individuo peor situado —la"clase social menos favorecida"—, mientrasel axioma de equidad débil de Sen conside-ra que debe otorgarse mayor peso, pero fi-nito, a las funciones de utilidad de los peorsituados. Lo que está en juego, por tanto, esla linealidad de la función de bienestarsocial, su definición en términos de la suma— o la media aritmética— de las utilidadesindividuales, o la inclusión de argumentosvinculados a la dispersión de dichasutilidades.

Pero ¿acaso la función de bienestarsocial utilitarista de Harsanyi y Vickrey noincorpora ningún elemento de aversión ala desigualdad? En realidad, las funcionesde utilidad Ui(x) son crecientes y

estrictamente cóncavas respecto a larenta, lo que equivale a afirmar que elsujeto i presenta aversión al riesgo, esdecir, a la desigualdad. De manera que laspreferencias individuales preceden a losvalores de utilidad asignados a cadaposición social, y en esa asignación ya seestá incorporando una actitud de aversiónal riesgo. Rawls se equivoca, por tanto,cuando argumenta que el utilitarismosupone neutralidad ante el riesgo (Arrow,1973:107), al confundir la aversión al riesgorespecto a la renta con la aversión al riesgorespecto a la utilidad. Mientras que laaversión al riesgo respecto a la renta tienesentido porque la renta no se valora por símisma, sino por sus efectos sobre losobjetivos del individuo (la utilidad porejemplo), la aversión al riesgo respecto ala utilidad, en cambio, no puede serracionalizada, porque la utilidad es elobjetivo último (Ng, 1984:109).

Sería, pues, innecesario e inadmisiblesegún Harsanyi (1975b) contabilizar dosveces la aversión al riesgo y hacerdepender el bienestar social de undeterminado estado x no sólo de lautilidad esperada sino de alguna medidade su dispersión. En términos de renta, elbienestar social sí sería una función nolineal y estrictamente cóncava de lasrentas individuales. El bienestar social nodepende sólo de la renta media de cadaestado social, también depende de sudistribución12. De manera que las funcionesde bienestar social utilitaristas de Harsanyiy Vickrey, aun siendo funciones lineales

12 "Es verdad que el bienestar social no puede serequiparado con la renta media per cápita, y quetampoco puede ser una función de esa variablesola. Más bien, si la renta per cápita se mantieneconstante, entonces, como la mayoría de nosotrosseguramente estaremos de acuerdo, el bienestarsocial aumentará con una distribución más igual dela renta" (Harsanyi, 1975b:74).

Page 16: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 25

respecto a las utilidades individuales,conceden un mayor peso a la renta de lospobres que a la de los ricos. Y los mismosresultados obtienen Lambert y Weale(1981) cuando el problema distributivo seformula en términos de los bienesprimarios de Rawls.

Sen (1985) admite que un cambio en laaversión a la desigualdad afecta de formaconcordante a los valores Ui(x) obtenidosa partir de los axiomas de vonNeumann-Morgenstern, alterando tambiénla suma W(x). Pero rechaza que losvalores Ui(x) tengan algún significado entérminos de utilidad, cualquiera que sea laforma en que ésta se interprete: felicidad,cumplimiento de un deseo, etc. De maneraque la función W(x) no sería en realidaduna suma de las verdaderas utilidadesindividuales sino de unos valores Ui(x)inventados, algo que para Sen tiene granimportancia como negación deligualitarismo utilitarista13. En realidad, loque Sen está cuestionando es que puedallevarse a cabo una ordenación de losestados sociales basada exclusivamenteen la racionalidad y sin referencia algunaa la igualdad. Para Sen, la baseinformativa que proporciona la utilidadindividual —que también critica comoargumento en el que sustentar un principiode equidad— no necesariamente debedar lugar a una ordenación mediantesuma, sino que puede admitir otrascombinaciones en las que se incorporen

13 También Baumol (1961) ha señalado que lapropuesta de cardinalización de vonNeumann-Morgenstern nada tiene que ver con elconcepto de utilidad subjetiva de los neoclásicos;opinión que sería posteriormente rebatida por Ng(1984). En realidad, el concepto de utilidad de vonNeumann-Morgenstern incorpora dos elementosseparados: la intensidad de las preferencias y laactitud hacia el riesgo, factor este último que no estápresente en el análisis neoclásico de la utilidad.

explícitamente concepciones diferentesde igualdad; su axioma de equidad débilsería un principio posible.

Entraríamos así en el espacio de lasque Harsanyi (1975b) llama funciones debienestar social "super-igualitarias". Silas preferencias igualitarias de unobservador imparcial j satisfacen losaxiomas bayesianos de racionalidad,puede sustituirse el postulado deoptimalidad paretiana por otro en el quela evaluación de los estados sociales sehace depender no sólo de laspreferencias individuales, sino tambiénde las preferencias igualitarias delobservador imparcial. En tal caso, lafunción de bienestar social de j adoptaríala forma siguiente (Harsanyi, 1975b:81):

W(x) = t Σi ai Ui(x) + (1-t) Vj(x) con 0 ≤ t ≤1

donde Vj(x) representa la función depreferencias igualitarias del observador j.Si t= 1, la función de bienestar social seríaestrictamente individualista (la misma quehemos obtenido con anterioridad) y si t=0,la función de bienestar social perderíatoda relación con las preferenciasindividuales. Cualquier valor intermediode t sacrificaría en parte la consideraciónde las utilidades individuales a cambio dedar un mayor peso a las preferenciasigualitarias del observador imparcial,renunciando por tanto al individualismo.

El peso de la decisión depende de laimportancia que asignemos alindividualismo en la formulación de juiciosmorales. Sacrificarlo en favor deconsideraciones explícitamenteigualitarias es tanto como decir que en elcálculo social debe discriminarse en favorde unos y en contra de otros,concediendo mayor prioridad social a lasatisfacción de las necesidades de losprimeros que a la de los segundos.

Page 17: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 26

Mantenerlo, en cambio, es decirsimplemente que el proceso dedeterminación de la función de bienestarsocial ha de hacerse exclusivamente apartir de las preferencias de todos losindividuos por igual; lo que resultacompatible con el hecho de que talespreferencias deban cumplir unos requisitosde imparcialidad para que puedan reunir lacondición de preferencias éticas. Losintereses y objetivos de las personas sonindependientes de las formas socialesconcretas; la sociedad y el Estado emanande acuerdos entre individuos y el interéssocial no es sino la agregación o elconsenso entre los intereses individuales,que son los únicos que cuentan. Si sepermitiese la introducción de criteriosdistributivos explícitos en el momento de laelección bajo incertidumbre o en laposición original, no seríamos capaces dedelimitar la superioridad de unos frente aotros y, por tanto, echaríamos por tierra elprocedimiento argumental que estamosdefendiendo: frente a supuestos deequidad fuerte o débil, siempre podríancontraponerse otros tantos supuestossimétricos de inequidad manteniendo elresto de la axiomática. Lo que pretendemoses, justamente, encontrar una legitimidadpara las propuestas igualitarias comoresultado de un proceso de elecciónsocial. Poco habremos ganado siiniciamos el proceso considerando quetodos los individuos ya se han formado unconcepto propio de justicia, una ideaprecisa de cuál debe ser el criterio deequidad.

Como Arrow (1977) señala, eltratamiento asimétrico de los mejor y peorsituados está implícito en el concepto deaversión al riesgo de Rawls, o en eldecrecimiento de la utilidad marginal de larenta, tan cercano a las tesis utilitaristas.En ambos casos, y siempre que se

admita la comparabilidad interpersonal,los individuos peor situados terminaránteniendo una mayor ponderación en lafunción de bienestar social.

Sin embargo, la inclusión de principiosigualitarios explícitos en la función debienestar social ha sido defendida poruna parte importante de la literatura. Paraalgunos, ésa es la única forma de resolverel problema distributivo: situando lanoción igualitaria de que se trate comouna variable independiente de la funciónde bienestar social14 (Rowley y Peacock,1975) y admitiendo la existencia deconcepciones diferentes y auncontrapuestas de la igualdad (Sen, 1985).

Para Sen esto no es más que reconocerque todas las teorías de la justicia sonigualitarias en algún sentido, pero lo queimporta es cuál es el espacio decaracterísticas relevante para evaluar laventaja de una persona, su nivel de vida obienestar. Desde esta perspectiva cabedistinguir dos grandes grupos de teorías,según identifiquen la calidad de laexistencia de una persona con susoportunidades y libertades para alcanzarsus fines, o con los logros y resultadosefectivamente alcanzados. Ejemplos delprimer grupo son las teorías de Rawls(1971) y de Dworkin (1981a, 1981b), queremiten respectivamente al concepto debienes primarios y de recursos, así comola teoría libertaria de Nozick (1974) sobrelos derechos. Ejemplos del segundo, son

14 "Para el economista ingenuo (y abiertamentehonesto), el problema se resuelve de modoinmediato escribiendo la igualdad de rentas comouna variable independiente en la función debienestar social. Para el economista más sofisticado,se juzga superior especificar una función debienestar social de aspecto inocuo de la cual derivamágicamente, como una implicación, la igualdad derentas —el conejo fuera del sombrero!" (Rowley yPeacock, 1975:57).

Page 18: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 27

todas las teorías bienestaristas, que sebasan en la idea de utilidad —ya seaentendida como felicidad, deseo oelección—, o las que se refierensimplemente, con una más modestaintención, a la renta o a la cesta de bienesconsumida. En términos de la disyuntivaentre unas y otras teorías, Sen (1980,1985, 1992) se sitúa más cerca de lasprimeras, proponiendo el concepto de"capacidad" como reflejo de lasoportunidades reales de una persona paradesarrollar funciones, en definitiva parallevar un tipo de vida u otro. La calidad dela existencia de una persona vieneentonces determinada por unainterrelación de "funcionamientos", entrelos que cabe citar la longevidad, lanutrición, la salud, la cultura, laparticipación en la vida social y laautoestima. La capacidad sería, pues,algo así como la libertad efectiva paraelegir posibles formas de vida en elespacio de los funcionamientos, delmismo modo que el presupuesto equivalea la oportunidad para adquirir cestas debienes en el espacio determinado pordichos bienes. Y a partir de ahí, proponeun principio de equidad más terminanteque su anterior axioma de equidad débil:la igualdad de las capacidades básicas,es decir, de las que permiten alcanzar unnivel mínimo de funcionamientoselementales pero cruciales para la vidahumana.

Sin embargo, la derivación de unafunción de bienestar social individualistacomo base para la formulación de juicioséticos distributivos contiene un eslabóncuya debilidad ha sido denunciada enreiteradas ocasiones. Si lo único quecuentan son las preferencias individuales,puede darse el caso de que en el procesode agregación nos encontremos con

preferencias en las que tienen cabida laexplotación, el racismo, la tortura o, másen general, la violación de determinadosderechos o principios morales. Aunque enrelación con el tema que nos ocupa, elproblema es casi siempre más formal quereal, una posible salida es situar laspreferencias relevantes para el cálculosocial en un nivel de pensamiento distintodel que rige las elecciones rutinarias.Hare (1976) establece la diferencia entredos niveles de pensamiento: el primeroincluiría los principios que conforman laética del comportamiento cotidiano de lagente, aquellos que se obtienen de laeducación y que se aplican en situacionesdonde debe decidirse con rapidez; entanto que el segundo se referiría a losprincipios derivados de un razonamientofilosófico detallado en condicionesóptimas de especulación, y que serviríapara guiar la selección de loscorrespondientes al primer nivel. Es eneste segundo nivel en el que se dilucidanlas preferencias a tener en cuenta en lafunción de bienestar social. Un nivel en elque estarían incluidas las que Harsanyi(1977) llama "preferencias verdaderas" ydel que no formarían parte las que éldenomina "preferencias antisociales". Lacuestión es si con ello no estamostransfigurando el sustrato teleológico detoda nuestra argumentación yrenunciando, a la vez, a la primacía delindividualismo como juicio de valorsupremo, en favor de una supuestacapacidad omnisciente del observadorético.

Pero la oposición de la gente a laviolación de ciertos principios moralestambién puede interpretarse como unaderivación de la ética bienestarista:normalmente, la desutilidad que seproduce con la transgresión de tales

Page 19: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 28

principios es mayor que la utilidad quereporta a quienes se benefician. En últimainstancia, los efectos a largo plazo seríantan negativos para el bienestar social quecualquier función bienestarista nopuede ignorarlos15. Por consiguiente,aunque puede ser políticamenteconveniente tratar ciertos derechos comosi fuesen independientes y másimportantes que el bienestar social, Ng(1990) insiste en que, en realidad, no haytal independencia y que el bienestarconstituye el único objetivo final racional.

Pero no se trata de un problema queafecte exclusivamente a la función debienestar social neoutilitarista. TambiénRawls excluye de las características de lossujetos en la posición original los deseoso aptitudes para la satisfacción,contemplando únicamente las cualidadesde personas morales y librespertenecientes a una sociedadbien-ordenada y que en algún gradomínimo son comunes a todos losindividuos. Así se pone de manifiesto que lateoría rawlsiana de la justicia estáindisolublemente unida a una concepciónde los individuos como personas morales,con capacidad para asumirresponsablemente sus fines y para influirsobre sus preferencias. Es más, "laspretensiones de los ciudadanos en relacióncon libertades y medios omnivalentes seprotegen frente a las demandas norazonables de otros"16, que no sontenidas en cuenta en los asuntos dejusticia. Pero al igual que antes, elloequivale a introducir un sesgo normativoque parece subordinar la legitimidad de

15 Véase Ng (1981), así como la réplica de Sen(1981) basada en la primacía de ciertos principiosmorales y en su validez intrínseca, por encima de susefectos indirectos sobre el bienestar.

16 Rawls (1982), p. 198.

los principios de justicia a la concordanciacon una determinada concepción éticaprevia.

Con todo, lo que nos preocupa no es laobtención de reglas constitutivas de unsistema de moralidad personal, sino laformulación de una ética susceptible deser aplicada en las decisiones de políticapública. A pesar de las relaciones entreambos niveles, el problema que nosocupa —la desigualdad en la distribuciónde la renta— no tiene demasiada relacióncon los casos extremos en los que sepretende dilucidar la superioridad moralde las diferentes teorías sobre laorientación de la conducta individual.

4. ¿CUÁNTA AVERSIÓN A LADESIGUALDAD?

Si queremos mantenernos en elindividualismo, la clave para obtener unresultado igualitario es la existencia deaversión al riesgo, el viejo supuesto sobreel decrecimiento de la utilidad marginal dela renta que permitía al utilitarismo clásicoproponer una distribución igualitaria17, y queahora, en un contexto de elección encondiciones de incertidumbre, se identificacon la aversión a la desigualdad. ¿Esrazonable, pues, suponer aversión al riesgoen la determinación de las funciones deutilidad individuales a partir de la rentapersonal?18 Uno de los primeros trabajosen plantear una respuesta solvente a

17 "La felicidad producida por una partícula deriqueza (siendo cada partícula de la mismamagnitud) irá disminuyendo en cada partícula; lasegunda producirá menos que la primera; la terceramenos que la segunda, y así sucesivamente"(Bentham, 1952-54:186).

18 Tal como señala Musgrave (1959:106), "aunquela proposición parece bastante sensata, no existeningún razonamiento 'a priori' concluyente en québasarla; ni se ha tenido éxito en demostrar estacuestión sobre una base empírica".

Page 20: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 29

esta pregunta concluía que no habíasoporte suficiente para generalizarconductas individuales guiadas siemprepor la aversión al riesgo. El conocidoartículo de Friedman y Savage (1948)sostiene que los individuos revelan laforma de su curva de utilidad marginalcuando compran seguros o apuestan en eljuego con la esperanza de ganar unarenta, comportamientos ambos quepueden darse simultáneamente en unamisma persona. En el primer caso,estarían reflejando una curva de utilidadmarginal decreciente, donde la utilidadtotal esperada de la lotería se alcanzatambién con una renta segura inferior a laesperada. En el segundo, cuando seproducen apuestas en el juego, la utilidadmarginal revelada sería creciente, y paraigualar la utilidad total esperada se exigeahora una renta segura mayor que la rentaesperada, como reflejo de la propensión alriesgo. La explicación propuesta porFriedman y Savage descansa en una curvade utilidad total con un tramo inicial —aniveles bajos de renta— cóncavo, un tramocentral —niveles medios— convexo, y untramo final —niveles altos— otra vezcóncavo.

Las implicaciones de la argumentaciónde Friedman y Savage son, sin embargo,contrarias a la evidencia empírica yllevarían a conclusiones sorprendentes enrelación con el problema de la distribuciónde la renta. Si la propensión al riesgofuese mayor en los niveles medios derenta, el juego terminaría bien relegando asus componentes a los estratos inferiores,bien encumbrándoles a los superiores, enfunción de que resultasen perdedores oganadores respectivamente, de maneraque las clases medias de la sociedadestarían muy escasamente pobladas. Porotra parte, y situándonos en la posición

original de Harsanyi o de Rawls, pero concurvas de utilidad idénticas a la descritapor Friedman y Savage, la elecciónracional en condiciones de incertidumbreplantearía una solución distributivacompletamente desigualitaria, con ungran número de ricos y un gran númerode pobres, pues de esta manera las partescontratantes estarían maximizando suutilidad esperada.

Sin embargo, como Bailey, Olson yWonnacott (1980) demuestran, elcomportamiento del consumidor a lo largode su ciclo vital se ajusta mucho másfielmente a la hipótesis de que la utilidadmarginal de la renta no es creciente. Entérminos de renta permanente y conutilidad temporalmente separable, si lautilidad marginal de la renta fuesecreciente, el consumo sería altamenteinestable —sucediéndose niveles muyaltos y muy bajos—, en claro contrastecon la realidad. Es más, aun admitiendo elcrecimiento de la utilidad marginal, el tipode juegos de Friedman y Savage nomaximizarían la utilidad —excepto en casosespeciales de gusto por la aventura o demuy severas imperfecciones en el mercadode capitales—, siendo preferible unaalternancia de situaciones de ahorro yendeudamiento que evitase lasfluctuaciones en el consumo. Incluso sí lautilidad no fuera separableintertemporalmente, la sucesión deapuestas en el juego no sería compatiblecon la utilidad marginal creciente. Ladiferencia entre los juegos entendidoscomo inversión, que pueden alterardecisivamente la fortuna de losparticipantes, y los juegos menores, máspróximos a los bienes de consumo, esquizás el aspecto más relevante paraexplicar los comportamientos simultáneos

Page 21: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 30

de aseguramiento de lo importante yrealización de apuestas repetidas deescasa consideración.

En tales circunstancias, no resultadescabellado asumir el supuesto deaversión al riesgo que permite realizarpropuestas distributivas de tipo igualitario.Pero incluso admitiendo que algunosindividuos posean funciones de utilidad nocóncavas, todavía pueden obtenerseconclusiones igualitarias. Así por ejemplo,Breit y Culbertson (1970) demostrarongráficamente que es posible elcumplimiento del teorema de Lerner, en elcaso de dos personas, aun cuando una deellas posea una curva de utilidad marginalcreciente, si la tasa de crecimiento de lautilidad marginal del propenso al riesgo esinferior a la tasa de decrecimiento de lautilidad marginal del averso al riesgo. Esmás, generalizando para N personas,sostuvieron que podía cumplirse elteorema de Lerner aun con sujetosposeedores de funciones de utilidadmarginal crecientes: si la intensidad de lapreferencia contra la igualdad por parte dealgunos individuos fuese menor que lapreferencia de otros por la igualdad, lamayoría (aversos al riesgo y ganadorespotenciales) podría compensar a losdemás (propensos al riesgo y perdedorespotenciales), vendiendo sus votos encuestiones de menor interés relativo paraellos (Breit y Culbertson, 1970:171). Así,una división igualitaria de la renta seríaunánimemente aceptada en el momentode la elección constitucional, aunquealgunas personas tuviesen curvas deutilidad marginal creciente.

No obstante, aunque las utilidadesindividuales asignadas a cada posición enla escala de rentas incorporen lapropiedad de concavidad y, por tanto, la

utilidad esperada con la que se evalúacada estado social presente aversión a ladesigualdad, ésta depende de la aversiónal riesgo del sujeto que está realizando lavaloración, que no tiene por qué coincidircon la de los restantes individuos de lasociedad. Así por ejemplo, un sujeto conmayor aversión al riesgo que elobservador imparcial de Harsanyi, aunqueno estaría de acuerdo con Diamond encuanto a su crítica al axioma deindependencia, obtendría del mismoestado de distribución personal de larenta una menor utilidad esperada, demodo que su ordenación de los estadossociales podría ser diferente.

Hay que distinguir, por tanto, entre laposición de cada individuo frente al riesgoal evaluar las utilidades derivadas de cadaposible resultado —la función debienestar de Harsanyi incorporaefectivamente la aversión al riesgo—, y laposición de los observadores imparcialesfrente al riesgo al evaluar el bienestarsocial de los diferentes estados. Puestosa obtener juicios morales sobre ladistribución a partir del concepto deimpersonalidad, y dado que el grado deaversión al riesgo con que se asignan losvalores de utilidad no tiene por qué serigual para todos, el observador imparcial sídebería reevaluar primero los distintosestados sociales no con su grado deinclinación o aversión al riesgo, sinoconsiderando una probabilidad igual detener cualquier posición posible frente alriesgo. Y como aún podría objetarse laasignación de igual probabilidad al hechode tener una u otra actitud frente al riesgo,el proceso continuaría, de forma iterativa,reevaluando de nuevo los estadossociales con otra ponderación que tuvieseasimismo en cuenta las posiblesposiciones frente al riesgo. Y así

Page 22: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 31

sucesivamente hasta converger en unsolo valor del bienestar social para cadaestado posible (Mueller, Tollison y Willett,1974).

Esta vinculación de los juicios éticossobre la desigualdad con la posición delos individuos ante el riesgo plantea, sinembargo, un problema filosóficoimportante. En nuestro afán pordesvincular los juicios distributivos de lasituación real de los individuos, hemosterminado condicionando la éticadistributiva a las actitudes personaleshacia el riesgo representadas en losíndices de utilidad derivados de losaxiomas de von Neumann-Morgenstern.Pero ¿puede dejarse la distribución de larenta en manos de inclinaciones sin valormoral, como las que tienen los individuoshacia el juego? (Arrow, 1951:65; Rawls,1971:362-363). La pregunta y lainterpretación que en ella subyace es, sinembargo, excesivamente simple. El propioArrow reconoce con posterioridad que si elargumento se interpreta en los términosdescritos por Vickrey y Harsanyi, resultaadmisible la relevancia de la teoría de lautilidad esperada en el análisis delbienestar19. Aunque resulta concebible laexistencia de una inclinación "pura" enfavor o en contra del riesgo, por causa dela excitación o ansiedad provocadas porel juego, no creemos que estascircunstancias afecten al proceso deelección individual en los juegosentendidos como inversión, como sucedeen el caso de la distribución de la renta(Ng, 1984:110-111). Las funciones de

19 "El argumento de Vickrey-Harsanyi coloca el problemaen una perspectiva diferente: si un individuo supone quepuede, con igual probabilidad, ser cualquier miembro de lasociedad, entonces realmente está evaluando cualquierpolítica por su utilidad esperada, donde la función deutilidad es específicamente la definida por el teorema devon Neumann-Morgenstern" (Arrow, 1973:107).

utilidad del tipo vonNeumann-Morgenstern, por tanto, no sonsólo un registro de actitudes ante elriesgo, sino que más bien indican laimportancia relativa que el individuoasigna a modificaciones —aumentos ydisminuciones— en su nivel de renta, adiferentes alternativas distributivas, por loque son perfectamente legítimas en laformulación de juicios éticos (Harsanyi,1975a:313; 1977:53).

Lambert y Weale (1981), en cambio,adoptando un enfoque contractario deelección social, consideran que la misióndel experimento contractual es establecerla forma en que se combinan las utilidadesindividuales, no determinar el nivelcomparativo de dichas utilidades. Y comodesde su perspectiva no hay unobservador imparcial que asigne valoresde utilidad tras un velo de ignorancia, sinoque las utilidades individuales ya estándeterminadas con anterioridad, sólo selas podría ponderar mediante algúncriterio ético de aversión a la desigualdad,mediante la construcción de funciones debienestar social no lineales (tanto máscóncavas cuanto más igualitarias fuesen):las que con anterioridad Harsanyi (1975b)había llamado funciones de bienestarsocial "super-igualitarias". El problema,como ya se ha dicho, es que entonceshemos de renunciar los postuladosindividualistas y bayesianos en los quepretendíamos fundamentar nuestrosjuicios morales sobre la desigualdad.

Una definición de racionalidad menosexigente que la teoría de la utilidadesperada es la que proporciona la teoríade la preferencia situacional, recuperadapor Sugden y Weale (1979) como marcoen el que llevar a cabo una reformulacióncontractual de la economía del bienestar.

Page 23: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 32

El problema, de nuevo, es la elección encondiciones de incertidumbre, pero losaxiomas en que se basa no hacen uso deuna distribución de probabilidades, sinoque definen un vector de consecuenciasde las cuales sólo una sucederárealmente —el individuo sabe que sóloocupará una determinada posición social.En primer lugar, para cualquier serieposible de alternativas sociales, el sujetotiene una ordenación de preferencias, quese encuentra condicionada al hecho deocupar una determinada posición; elsegundo axioma es el de independencia; yel tercero, en fin, impone una formulaciónrigurosa del comportamiento mutuamentedesinteresado de los sujetos, cuyaspreferencias por un determinado estadosocial sólo estarán condicionadas por laposición que ellos ocupen.

Como resultado, la función de bienestarsocial derivada de esos axiomas es unagregado de las utilidades individuales—individualista, por tanto—, pero nadamás. La debilidad de los axiomas nopermite definir principios particulares deelección social, pero tanto elneoutilitarismo de Harsanyi como la reglarawlsiana del leximin —aunque no la delmaximin— son casos especiales de laformulación general. La pluralidad deconcepciones sobre lo bueno, propia dela tradición liberal de la que Sugden yWeale participan, explica este carácter degeneralidad de su función de bienestarsocial. En términos de sus implicacionesdistributivas, el enfoque de estos autorestampoco incorpora explícitamente ningunamedida de la desigualdad en la función debienestar social. Al tratarse de una teoríaindividualista se recurre a la propiedad deseparabilidad, y el bienestar social se

define como una suma ponderada de lasutilidades individuales, o de cualquier otravariable elegida en su lugar, los bienesprimarios de Rawls, por ejemplo.

W(x) = Σi a Ui (x) con ai > 0

El análisis de Sugden y Weale (1979)trata de analizar las propiedades comunesa todas las ordenaciones contractualistas,sin entrar en el tema de las actitudes haciael riesgo. Precisamente, eran dichasactitudes hacia el riesgo, como ya hemosvisto, las que definían la ponderaciónotorgada al bienestar de las diferentespersonas.

De uno u otro modo, tanto las funcionesde bienestar social derivadas de losaxiomas de von Neumann-Morgenstern,como las más generales inspiradas en lateoría de la preferencia situacional, tienenen común un mismo punto de partida: laelección de las alternativas sociales seproduce en un contexto de incertidumbrey ateniéndose exclusivamente a premisasindividualistas. Y con independencia delos problemas señalados a lo largo de laexposición, las propuestas redistributivasque de allí surgen resultan mejorfundamentadas que en los criteriosexplícitos de equidad.

Otro tanto sucede con el métodopropuesto por Rawls (1971), que sustituyela elección del observador ético por unacuerdo entre todos los afectadosmediante la formalización de un contratosocial. El escenario es similar, pues enambos casos se trata de construir undispositivo de elección en condiciones deincertidumbre y en ese sentido puedehablarse también de una teoría de laelección racional; pero el procedimientoes diferente: la imparcialidad no se define

Page 24: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 33

desde el punto de vista del observadorético, sino desde el punto de vista de laspartes contratantes.

Pero bajo la óptica con que abordamosel problema distributivo, lo que nosimporta es sobre todo el requisito deimparcialidad, tanto si afecta a un solodecisor como si se impone a unaasamblea de individuos. Los efectos, entodo caso, son prácticamente idénticos. Elcumplimiento de la imparcialidad en elmomento constitucional se define a travésde la "posición original", una asambleaideal en la que un grupo de personas,cubiertas por un "velo de ignorancia",acuerda unos principios de justicia entrelos que se incluye la norma que ha deguiar la distribución de los "bienesprimarios". En tal situación, nadie conocesu posición social, ni sus talentos ycapacidades naturales, ni su propiaconcepción del bien, ni su aversión alriesgo, ni el nivel de desarrollo económicoque han sido capaces de alcanzar (Rawls,1971:163-164). En consecuencia, nadietiene mayores dotes de persuasión,habilidad dialéctica o capacidadnegociadora para imponerse a los demás;la simetría perfecta que preside lasrelaciones de los participantes da comoresultado acuerdos justos: es lo queRawls llama la justicia como equidad.

Porque en la teoría del contrato sociallos acuerdos no surgen tras un proceso deregateo a partir de situaciones conocidasy desiguales. El acuerdo unánime es unaconsecuencia lógica de que las partescontratantes comparten un mismo patrónde racionalidad —cualquiera que sea,pero el mismo— tras el velo de ignorancia,por lo que todos alcanzan idénticas con-clusiones. Es absolutamente incompatiblecon la teoría del contrato social pensar ensujetos con distintos patrones de

racionalidad. De modo que el contratoque surge puede también analizarse entérminos de un solo experimentadorracional que debe elegir en condicionesde incertidumbre.

Tratándose de sujetos cuya conductase rige estrictamente por el interés propio,la cuestión a dilucidar es el patrón deracionalidad que guía su ordenación delos estados sociales. En primer lugar, losindividuos son conscientes de que en larealidad existirá una confrontación deintereses, aunque no sepan cuálesdefenderá cada uno; luego un principio dejusticia como equidad tiene que asegurarun marco de libertad, donde todo elmundo pueda desarrollar su proyecto devida. En segundo lugar, dado que no seconoce la posición social de cada uno y nisiquiera es posible manejar distribucionesde probabilidad, los sujetos de la posiciónoriginal, aversos al riesgo, adoptan unprincipio de justicia distributiva por el cual"todos los bienes sociales primarios—libertad, igualdad de oportunidades,renta, riqueza y las bases del respetomutuo— han de ser distribuidos de unmodo igual a menos que una distribucióndesigual de uno o de todos estos bienesredunde en beneficio de los menosaventajados" (Rawls, 1971:84). Al optarpor este segundo principio, conocidocomo "principio de diferencia", losindividuos de la posición original estánvotando por un sistema de justicia queevalúa sus acciones en función de losmenos favorecidos; es decir, estánadoptando un patrón de racionalidad en elque predomina, por encima de cualquierotra consideración, un grado excepcionalde aversión al riesgo.

En las condiciones de incertidumbre dela posición original no es posible disponerde una distribución de probabilidades

Page 25: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 34

sobre las posiciones sociales, y lossujetos podrían adoptar diferentessupuestos: considerar que todos losestados son igualmente probables,adoptar una postura pesimista u optimista—criterios maxi-min y maximaxrespectivamente—, o adherirse a unaopción intermedia entre estos dos últimosmediante un coeficiente subjetivo deoptimismo. Sin embargo, de todas lasopciones disponibles, Rawls (1971)considera que los individuos apuestan porla estrategia más conservadora ypesimista: la del maximin. A pesar de queni el mismo Rawls concede validezgeneral al criterio maximin, considera quees perfectamente admisible en la posiciónoriginal. La razón estaría en que, dada latrascendencia de la decisión, seríairresponsable no actuar con una absolutaprudencia, asumiendo riesgos mayoresque podrían poner en peligro el mínimoasegurado con el maximin. La controversiaestaba servida: ¿es admisible deducir queel patrón de racionalidad de los sujetos enla posición original se decanta por elcriterio maximin?, ¿no sería másrazonable adoptar un criterio demaximización de la utilidad esperada, odel valor esperado de los bienesprimarios?

Arrow (1973) y Harsanyi (1975a), entremuchos otros, han criticado ladesmesurada ponderación que en laagregación se adjudica a los individuosmenos afortunados, al aceptarimplícitamente una distribución deprobabilidades en la que se asigna elvalor 1 a la peor posibilidad de cada caso.El propio Sen (1970:172) sostiene que laafirmación de que la regla maximin debeser elegida en la posición original no esconvincente. No concuerda fácilmente conuna concepción instrumental deracionalidad la adopción de un criterio

de decisión que otorga una importanciadecisiva a determinadas contingenciasmuy desfavorables. La única ventaja delmaximin es de tipo técnico: sus requisitosinformativos son menos fuertes. Adiferencia de la teoría de la utilidadesperada, no exige mensurabilidadcardinal y comparaciones de unidades;basta con utilidad ordinal y comparaciónde niveles.

El problema está en las restricciones queRawls impone a los sujetos en la posiciónoriginal por medio de un velo de ignoranciamucho más exigente, por ejemplo, que elque cubría al observador ético de Harsanyi.El cumplimiento de la imparcialidadúnicamente exige que los miembros de laposición original ignoren su ubicaciónconcreta en el momento postcontractual,pero Rawls además les impide cualquierconocimiento sobre las hipotéticasubicaciones que pueden ocupar, sobre suspreferencias y capacidades. Enconsecuencia, no pueden asignar un valorreal a cada posición posible de un estadosocial y, por tanto, tampoco puedenordenar los estados sociales. La ignoranciaradical que preside la posición originalrawlsiana se despeja mediante el recursoa un criterio de elección cuya principalventaja es la menor información querequiere en comparación con otraspropuestas: basta con identificar a la "clasesocial menos favorecida" (Rawls,1974:143). Sin embargo, Rawls construyeun velo más tupido de lo que exige elrequisito de imparcialidad, un velo tantupido como sea preciso para alcanzar unasolución distinta del utilitarismo, a costaincluso de rechazar el principio de larazón insuficiente en una asignaciónhipotética de probabilidades. Con un velomás delgado, señala Hare (1975), elresultado de la elección —del contrato—bajo las demás premisas establecidas

Page 26: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 35

por Rawls llevaría inevitablemente alutilitarismo.

Desde nuestro punto de vista, no se tratade negar la presencia de un elevado gradode aversión al riesgo en la posición original,sino de reconocer que no resultaconcebible en tan elevada cantidad. Comobien ha señalado Mueller (1979), laestrategia maximin ignora otrasposibilidades que, sin ser las peores,también serían malas, y que pueden llevara cuestionar que los intereses de esossujetos hayan sido tratados con la debidaimparcialidad. Sólo en el caso de un juegode suma cero, con un oponente racional yegoísta, el criterio maximin podría resultarplausible; pero en la posición original notiene sentido creer que la distribución de larenta va a estar gobernada de esa manera yno según un proceso aleatorio (Boadway yBruce, 1984:183). ¿Acaso no sería másracional tener asimismo en cuenta que, sinllegar a caer en la clase social menosfavorecida, uno puede encontrarse muypor debajo de la media, en situacionespróximas al estado de necesidad?

Rawls sostiene que no, y ademásrefuerza su argumentación en favor delprincipio de diferencia desvinculándolo delcriterio maximin, aun a costa de dar unasalida menos formalizada a los principiosde justicia. Pensando inicialmente en unadistribución igualitaria de la renta, al realizarel contrato, no sería racional que unapersona tratase de convencer a los demásde que le corresponde una parte mayor,pero también sería irracional renunciar aella. Sin embargo, es también muyplausible que, a continuación, se valorasenlas ventajas que podría tener una ciertadesigualdad en cuanto estímulo para laproducción, de la que, a largo plazo, todosse beneficiarían: "La estructura básica

debería permitir estas desigualdadesmientras mejoren la situación de todos,incluyendo a los menos aventajados, con talde que estas desigualdades vayan a la parcon una distribución equitativa de lasoportunidades y una libertad igual"20.

Tomando, por tanto, la igualdad comopunto de partida de una distribución justa,el principio de diferencia viene aestablecer el límite aceptable dedesigualdad compatible con el sistema deincentivos y con las bases deautorrespeto de cada una de laspersonas. Scanlon (1975) interpreta elprincipio de diferencia como un ideal decooperación entre iguales. Las bases delacuerdo social que ello implica nocontendrían, por tanto, un sesgo en favorde los menos favorecidos, sino unconjunto de ventajas recíprocas paratodos los participantes. El problemadistributivo se analizaría como laparticipación en los beneficios derivadosde una empresa cooperativa conbeneficios mutuos. El inconveniente deeste tipo de justificaciones, dice Lyons, esque puede verse puramente como una"amalgama entre un igualitarismo moral yuna aceptación no-moral de lasdesigualdades beneficiosas"21.

En otro sentido, Haré (1975:104-107) hasugerido que sería más ajustado convenirque los individuos de la posición originalpodrían garantizarse un mínimo para cadauno en la situación post-contractual; perosin aplicar el criterio maximin como guíade la política redistributiva. Estapuntualización es muy importante, porquea menudo suele confundirse el principiode diferencia de Rawls con la garantía de

20 Rawls (1971), p. 179.21Lyons (1975), p. 153.

Page 27: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 36

un nivel mínimo de renta. Es cierto que loprimero implica lo segundo, pero tambiénlo es que va mucho más allá y que losegundo no requiere necesariamente loprimero.

Si se sustituye el maximin por unconcepto de racionalidad basado en losaxiomas de von Neumann-Morgenstern,el comportamiento de los sujetos puedeexplicarse a través de la maximización dela utilidad esperada, entendiendo eltérmino utilidad no en sentido utilitarista,sino como el conjunto de objetivos—satisfechos a través de los bienesprimarios en la teoría de Rawls— que losindividuos tratan de conseguir. Dado quelos bienes primarios son mediosgenerales necesarios para alcanzar unosobjetivos —aunque desconocidos en laposición original—, los individuosconceden una valoración marginaldecreciente al consumo de esos bienes,incorporando de este modo su aversión alriesgo. Aunque no conocen la distribuciónde probabilidades, admiten la posibilidadde pertenecer a cualquiera de losescalones de renta —no sólo al más bajo,como sucedía con el maximin—, si bienvaloran en sentido decreciente la renta oconsumo de unidades adicionales debienes primarios materiales. En ciertaforma, los sujetos se enfrentarían a unproblema muy similar a los planteados porLerner, Vickrey o Harsanyi, y el resultadodel contrato sería favorable, en principio, auna distribución igualitaria.

5. CONCLUSIONES

En este trabajo hemos defendido que lavalidez ética de los juicios sobre laigualdad está inextricablemente ligada alas condiciones de imparcialidad bajo lasque dichos juicios se formulan. Sólo si los

intereses de todos los individuos de lasociedad cuentan por igual en el cálculosocial, sería posible alcanzar un acuerdosobre los principios básicos que debeninformar una distribución "justa" de larenta. Y aunque combinar en una mismalógica conceptual la imparcialidad y elinterés propio puede parecer una tareapoco menos que imposible, la traslacióndel problema moral al ámbito de laelección racional en condiciones deincertidumbre proporciona un marcometodológico más propicio parasistematizar una solución menosarbitraria. La ética de la igualdad, o de ladesigualdad, será entonces el resultadode aplicar la teoría de la decisión a unproblema que originalmente debíadirimirse en el espacio de la filosofíamoral. Cubriendo a los sujetos con un"velo de ignorancia" sobre su posiciónsocial —sobre su lugar en la escala derentas— pero manteniendo intactos losprincipios de consistencia interna ymaximización que definen suspreferencias personales, conseguimosque los estados sociales alternativos seanvalorados por su impacto en cada una delas personas, atendiendo a la probabilidadde ocupar las diferentes posicionesposibles. Y las preferencias así obtenidastienen la condición de "preferenciaséticas". Si además se admite algúnpostulado de simetría entre los individuos,que permite la comparabilidadinterpersonal, la ordenación resultanteserá única y, por tanto, unánimementeaceptada.

El enfoque que subyace en elprocedimiento descrito pretende alejarsedel intuicionismo en que se sustenta laformulación de criterios apriorísticos deequidad, adentrándose en elconstructivismo propio de las teorías delcontrato social. La clave está enespecificar con detalle las condiciones

Page 28: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 37

que definen la posición original —elexperimento contractual—; después,basta con que las partes defiendan susintereses, sin apelación alguna a nocionesmorales, para obtener un juicio ético sobrela distribución de la renta. Este es, comose ha puesto de manifiesto en el trabajo, eltipo de teoría moral donde se sitúanpropuestas tan influyentes como las deHarsanyi y Rawls. Su justificación no sebasa en que en algún momento deltiempo un observador omnisciente o unaasamblea contractual hayan realizado unaelección o suscrito un pacto social. Lo quese trata de demostrar es que los principiosdistributivos derivados de una función debienestar social construida de cualquierade una de esas dos maneras seríanaceptados por individuos racionales quetuviesen que elegir en condiciones deincertidumbre; porque lo que se pretendees diseñar un procedimiento imparcial quepermita la universalidad de los juicioséticos derivados.

Sin embargo, los resultados obtenidosdifieren abiertamente en susrecomendaciones distributivas: lapropuesta igualitaria que dimana de lafunción de bienestar social neoutilitaristade Harsanyi y Vickrey —equivalente a ladel utilitarismo clásico y neoclásico—contrasta, por ejemplo, con el templadoigualitarismo mínimo del principio dediferencia de Rawls. La razón está en elpatrón de racionalidad individual con quese afronta la incertidumbre existente en laposición original. Si la decisión se basa enlos axiomas de racionalidad de vonNeumann-Morgenstern, la ordenación delos estados sociales respondería la teoríade la utilidad esperada y el criteriodistributivo resultante sería la igualdad derentas. Pero si la aversión al riesgo —a la

desigualdad— se sitúa en un valorextraordinariamente alto, estaremos máscerca de un criterio que valora de formaexclusiva la posición de los menosfavorecidos, sin tener en cuenta ladesigualdad existente entre los demás. Ypuesto que la especificación de losaxiomas que definen el patrón deracionalidad de las preferencias éticas hasido, y es, objeto de profundasdiscrepancias —recuérdense los debatessobre la completitud y transitividad de laspreferencias o sobre los axiomas decontinuidad e independencia—, esaltamente improbable que puedaalcanzarse una solución general sobre lafunción de bienestar social y, por tanto,sobre la forma que debe adoptar unadistribución "justa" de la renta.

Esto no significa que no podamosobtener conclusiones útiles sobre elproblema distributivo con las herramientasconceptuales utilizadas, simplementepone de relieve las dificultades analíticascon que se enfrenta la búsqueda decriterios morales a partir de laracionalidad individual. Losinconvenientes con que nos hemostopado no afectan sólo al establecimientode normas morales, sino a cuestionesmás esenciales relacionadas con el modoen que la economía caracteriza laconducta racional de los individuos. Laaparente debilidad de los axiomas en quese basan las nociones de racionalidadmás frecuentes en teoría económicatermina siendo demasiado exigenterespecto a una definición instrumental deracionalidad, quizá porque cualquierpatrón de racionalidad es en sí mismo unproducto normativo. Pero este es unproblema que afecta a toda la corrienteprincipal de la economía y no sólo alanálisis normativo de la desigualdad.Concepciones menos exigentes

Page 29: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 38

de racionalidad, como la teoría de lapreferencia situacional, permiten obtenerfunciones de bienestar socialcontractualistas, pero sus implicacionesdistributivas son aún más imprecisas.

No obstante, los logros alcanzados sonbien relevantes. Los enfoquescontractualistas combinan la importanciadel consenso como principio inspirador delas normas básicas de organización social,con la racionalidad individual que conduceinevitablemente hacia el acuerdo colectivo.Someten la formulación de juiciosdistributivos a las condiciones deimparcialidad y simetría, garantizando unproceso justo y un resultado con validezética. Y participan de unos patrones deracionalidad similares a los que, sindemasiado rubor, utiliza la teoríaeconómica en la resolución de problemasde eficiencia, con idéntica base normativa.Todo ello permite una mejorcaracterización de las condiciones quepueden hacer posible un acuerdo másamplio sobre la distribución de la renta,estrechando el margen de la discrepanciapolítica.

Pero con estos presupuestos seconcluye, además, que la igualdad puedeser un valor ético compatible con la lógicaindividualista y con la racionalidadmaximizadora. Un análisis más general

del problema debería contemplar laordenación de los estados socialesatendiendo no sólo a la distribución de susresultados, sino también a cómo seobtienen. Ello nos situaría en el delicadoequilibrio entre la producción y ladistribución, en la difícil compatibilidadentre la redistribución de la renta y elsistema de incentivos. Al situar nuestraexposición en la ética de la igualdad hemospretendido realzar el valor de los objetivosdistributivos en los procesos deintervención pública, renunciandoexplícitamente al tratamiento de susefectos sobre la productividad. A nadie hapasado desapercibida la paradoja en laque, como economistas, nos vemosatrapados. En palabras de David Hume(1753:423), "los historiadores, e incluso elsentido común, pueden informarnos deque, por muy encomiables que nospuedan parecer estas ideas de igualdadperfecta, son en realidad impracticables, yde no ser esto así serían extremadamenteperniciosas para la sociedad humana".Quizá por ello, y en términos adaptados ala realidad de las economíascontemporáneas, la conclusión delobservador ético o de la asambleacontractual podría reformularse entérminos menos estrictos diciendo que lareducción de las desigualdades y laredistribución en favor de los pobresmejoran el bienestar colectivo.

Page 30: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 39

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ARROW, K. J. (1951): Elección social y valoresindividuales, Madrid, Instituto de EstudiosFiscales, 1974.

— (1963): "Notas a la teoría de la elección social,1963", incluidas en la 2a edic. de Arrow, K. J.(1951): págs. 199-245.

— (1973): "Some ordinalist-utilitarian notes onRawls's theory of justice", en Arrow, K. J., Collectedpapers of Kenneth J. Arrow, vol, 1: Social choleeand justice, Cambridge (Massachusetts): HarvardUniversity Press, 1983, págs. 96-114.

— (1977): "Extended sympathy and the possibility ofsocial choice", en Arrow, K. J., Collected papers..., ob. cit., págs. 147-161.

BAILEY, M. J.; OLSON, M. y WONNACOTT, P. (1980): "Themarginal utility of income does not increase:borrowing, lending, and Friedman-Savagegambles", American Economic Review, 70, págs.372-379.

BANDRÉS, E. (1993): Economía y redistribución.Teorías normativas y positivas sobre laredistribución de la renta, Madrid, Ministerio deTrabajo y Seguridad Social.

BARRY, B. (1989): Teorías de /ajusticia, Barcelona,Gedisa, 1995.

BAUMOL, W. J. (1961): Teoría económica y análisis deoperaciones, Madrid, Prentice-Hall.

BENNET, J. (1981): "The probable gain from egalitarianredistribution", Oxford Economic Papers, 33, págs.165-169.

BENTHAM, J. (1952-54): "Filosofía de la cienciaeconómica", en Bentham, J., Escritos económicos,seleccionados por W. Stark, México, Fondo deCultura Económica, 1978, págs. 167-191 .

BOADWAY, R. W. y BRUCE, N. (1984): Welfareeconomics, Oxford, Basil Blackwell.

BRAITHWAITE, R.B. (1955): Theory of games as a toolfor the moral philosopher, Cambridge, CambridgeUniversity Press.

BREIT, W. y CULBERTSON JR., W. P. (1970): "Igualdaddistributiva y utilidad agregada: un comentario",Hacienda Pública Española, 61, 1979, págs. 167-174.

BRENNAN, G. (1975):" 'Pareto-optimal redistribution': aperspective", Finanzarchiv, 33, págs. 237-271.

BUCHANAN, J. M. (1983): "Rules for a fair game:contractarian notes on distributive justice", enBuchanan, J. M., Liberty, market and state.Polítical economy in the 1980s, Brighton,Wheatsheaf Books, 1986, págs. 123-142.

DAVIDSON, D. (1986): "Judgind interpersonalinterests", en Elster, J. y Hylland, A. (eds.),Foundations of social choice theory, Cambridge,Cambridge University Press y Universitets forlaget,págs. 195-211.

DIAMOND, P. A. (1967): "Cardinal welfare,individualistic ethics, and interpersonal comparisonof utility: comment", Journal of Political Economy,75, págs. 765-766.

DWORKIN (1981a): "What ¡s equality? Part I: equalityof welfare", Philosophy & Public Af-fairs, 10, págs.185-246.

— (1981b): "What is equality? Part II: equality ofresources", Philosophy & Public Affairs, 10,págs. 283-345.

FRIEDMAN, M. (1947): "Lerner y la Economía delControl", en Friedman, M., Ensayos sobreeconomía positiva, Madrid, Gredos, 1967, págs.280-296.

FRIEDMAN, M. y SAVAGE, L. J. (1948): "The utilityanalysis of choices involving risk", Journal ofPolitical Economy, 56, págs. 279-304.

GAUTHIER, D. (1986): Morals by agreement, Oxford,Clarendon Press.

HARÉ, R. M. (1963): Freedom and reason, Oxford,Clarendon Press.

— (1975): "Rawls's theory of justice", en Daniels, N.(ed.), Reading Rawls: critical studies of JohnRawls' s "A theory of justice", págs. 81-107.

— (1976): "Ethical theory and utilitarianism", en Sen,A. K. y Williams, B. (eds.), Utilitarianism andbeyond, Cambridge, Cambridge University Pressand Maison des Sciences de I'-Homme, 1982,págs. 23-38.

HARSANYI, J. C. (1953): "Cardinal utility in welfareeconomics and the theory of risk taking", Journalof Political Economy, 61, págs. 434-435.

—(1955): "El bienestar cardinal, la ética individualistay las comparaciones interpersonalesde utilidad", en Arrow, K. J. y Scitovsky, T. (selecc),Ensayos sobre economía del bienestar, vol. 1, México, Fondo de Cultura Económicapágs. 64-82.

— (1975 a): "¿Puede el pricipio maximin servircomo base ética? Una crítica a la teoría de JohnRawls", Hacienda Pública Española, 48, 1977,págs. 305-321.

— (1975 b): "Nonlinear social welfare functions: dowelfare economists have a special exemptionfrom bayesian rationality?", en Harsanyi, J. C,Essays on ethics, social behavior,

Page 31: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

«La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la redistribución de la renta»

Ekonomiaz N.º 40 40

and scientific explanation, Dordrecht, D. ReidelPublishing, 1976, págs. 64-85.

— (1977): "Morality and the theory of rationalbehavior", en Sen, A. K. y Williams, B. (eds.),Utilitarianism and beyond, Cambridge,Cambridge University Press and Maison desSciences de l'Homme, 1982, págs. 39-62.

HOCHMAN, H. M. y RODGERS, J. D. (1969): "Laredistribución óptima de Pareto", Hacienda PúblicaEspañola, 32, 1975, págs. 189-203.

KOLM, S.-C. (1972): Justice et équité, París, CentreNational de la Recherche Scientifique.

LAMBERT, P. y WEALE, A. (1981): "Equality,risk-aversion and contractarian social choice",Theory and Decisión, 13, págs. 109-127.

LERNER, A. P. (1944): Teoría económica del control,México, Fondo de Cultura Económica, 1951.

LUCE, R.D. y RAIFFA, H. (1957): Games anddecisions, Nueva York, Wiley.

LYONS, D. (1975): "Nature and soundness of thecontract and coherence arguments", en Daniels,N. (ed.), Reading Rawls ..., ob. cit., págs. 141-167.

MARSCHAK, J. (1950): "Rational behavior, uncertainprospects and measurable utility", Econometrica,18, págs. 111-141.

MARSHALL, A. (1890): Principios de Economía,Madrid, Aguilar, 1948.

MEDEL, B. (1981): "Redistribuciones paretiano:eficientes e intervención del sector público: unasíntesis", Hacienda Pública Española, 70, págs.17-27.

MUELLER, D. C. (1979): Elección pública, Madrid,Alianza, 1984.

MUELLER, D. C; TOLLISON, R. D. y WILLETT, T. D.(1974): "The utilitarian contract: a generalization ofRawls's theory of justice", Theory and Decisión, 4,págs. 345-367.

MUSGRAVE, R. A. (1959): Teoría de la HaciendaPública, Madrid, Aguilar, 1967.

NEUMANN, J. VON y MORGENSTERN, O. (1944): Theory ofgames and economic behavior, Princeton,Princeton University Press, 3a edic, 1974.

NG, Y.-K. (1975 a): "Bentham or Bergson? Finitesensibility, utility functions and social welfarefunctions", en Ng, Y.-K., Social welfare andeconomic policy, Harvester Wheatsheaf, 1990,págs. 79-100.

— (1975 b): "The paradox of universal externality",Journal of Economic Theory, 10, págs. 258-264.

— (1981): "Welfarism: a defence against Sen'sattack", Economic Journal, 91, págs. 527-530.

— (1984). "Expected subjective utility: is theNeumann-Morgenstern utility the same as theneoclassical's?", en Ng, Y.-K., Social welfare ....ob. cit., págs. 101-112.

— (1990): "Welfarism and utilitarianism: arehabilitation", Utilítas, 2, págs. 171-193.

NOZICK, R. (1974): Anarchy, state and utopia, 4a

reimp., Oxford, Basil Blackwell, 1988.OLSEN, E. O. (1969): "A normative theory of

transfers", Public Choice, 6, págs. 39-55.OLSON, M. (1987): "Why some Welfare-State

redistribution to the poor is a great idea", enRowley, C. K. (ed.), Democracy and public choice.Essays in honor of Gordon Tullock, Oxford, BasilBlackwell, págs. 191-222.

PARETO, V. (1896-1897): Cours dEconomie Politique,Obras completas, vol. 1, nueva edic, Ginebra,übraihe Droz, 1964.

PATTANAIK, P K. (1968): "Risk, impersonality and thesocial welfare function", en Phelps, E. S. (selecc),Ecomomic justice, Harmonds-worth, PenguinEducation, 1973, págs. 298-318.

PIGOU, A. C. (1920): La economía del bienestar,Madrid, Aguilar, 1946.

— (1951): "Some aspects on welfare economics",American Economic Review, 41,págs. 287-302.

RAWLS, J. (1958): "Justice as fairness", PhilosophicalReview, 67, págs. 164-194

— (1971): Teoría de la justicia, México, Fondo deCultura Económica, 1979.

— (1974): "Some reasons for the maximin criterion",American Economic Review, 64, págs. 141-146.

— (1982): "Unidad social y bienes primarios", enRawls, J., Justicia como equidad. Materiales parauna teoría de la justicia, Madrid, Tecnos, 1986,págs. 187-211.

— (varios años): Justicia como equidad. Materialespara una teoría de la justicia, presentación de M.A. Rodilla, Madrid, Tecnos, 1986.

ROEMER, J.E. (1986): "The mismarriage of bargainingtheory and distributive justice", Ethics, 97, págs.88-110.

ROWLEY, C. K. y PEACOCK, A. T. (1975): Welfareeconomics. A liberal restatement, Londres, MartinRobertson.

SAMUELSON, P. A. (1964): "A. P. Lerner at sixty",Review of Economic Studies, 31, págs. 169-173.

SCANLON, T. (1975): "Rawls' theory of justice", enDaniels, N. (ed.), Reading Rawls .... ob. cit., págs.169-205.

SCHOEMAKER, P. J. H. (1982): "The expected utilitymodel: its variants, purposes, evidence

Page 32: «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos de la ... · 2012. 6. 18. · Ekonomiaz N.º 40 10 «La ética de la igualdad. Consideraciones sobre los fundamentos

Eduardo Bandrés, María Dolores Gadea

Ekonomiaz N.º 40 41

and limitations", Journal of Economic Literature,20, págs. 529-563.

SCHUMPETER, J. A. (1954): Historia del análisiseconómico, Barcelona, Ariel, 2a edic, 1982.

SEN, A. K. (1970): Elección colectiva y bienestarsocial, Madrid, Alianza, 1976.

— (1973): Sobre la desigualdad económica,Barcelona, Crítica, 1979.

— (1980): "Equality of what?", en Sen, A. K.,Cholee, welfare and measurement, Oxford, BasilBlackwell, 1982 págs. 353-369.

— (1981): "A reply to 'Welfarism: a defence againstSen's attack' ", Economic Journal, 91, págs. 531-535.

— (1985a): "Well-being, ageney and freedom: TheDewey Lectures 1984", Journal of Philosophy, 82,págs. 169-221.

— (1985b): Commodities and capabilities,Amsterdam, North-Holland.

— (1992): Nuevo examen de la desigualdad,Madrid, Alianza, 1995.

SIDGWICK, H. (1874): The methods of Ethics, 7ª edic,Londres, Macmillan, 1962.

SUGDEN, R. (1981): The political economy of publiccholee, Oxford, Martin Robertson.

SUGDEN, R. y WEALE, A. (1979): "A contractualreformulation of certain aspeets of welfareeconomics", Económica, 46, págs. 111-123.

TINBERGEN, J. (1957): "Welfare economics andincome distribution", American Economic Review,47, págs. 490-503.

VICKREY, W. S. (1960): "Utilidad, estrategia y reglas dedecisión social", en Arrow, K. J. y Scitovsky, T.(selecc), Ensayos.... ob. cit, vol. 2, págs. 95-102.

YAARI, M. y BAR-HILLEL, M. (1984): "On dividingjustly", Social Choice and Welfare, 1, págs. 1-24.

ZECKHAUSER, R. J. (1971): "Optimal mechanisms forincome transfer", American Economic Review, 61,págs. 324-334.