La Vanguardia Solitaria- Efrén Hernádez

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La vanguardia solitaria: Efrén Hernández Itzel Rodríguez CEPE-UNAM Al hacer una lectura del cuento “Tachas”, del escritor mexicano Efrén Hernández (1904-1958), se descubren en él elementos que llevan a ubicarlo como un autor de vanguardia dentro del ambiente literario mexicano post- revolucionario. Recordemos que a Efrén Hernández no se le sitúa en ninguna corriente literaria de su época y tampoco se le ha denominado vanguardista dentro de las letras hispanoamericanas. Por ello, Hernández es un caso especial dentro de la literatura mexicana. Paradóji- camente, se le conoce bien en su momento, tanto por “Tachas”, que lo sitúa como uno de los mejores cuentistas mexicanos, como por su trabajo en revistas y periódicos del momento. También se le conoce como el mentor de Juan Rulfo, sin embargo, con el paso del tiempo, la figura de Hernández se desdibujó del escenario literario de México. El interés de este artículo radica en reconocer —a partir de la imagen e ideas de Hernández y el análi- sis de “Tachas”— al escritor de vanguardia en Efrén Her- nández. Los datos biográficos de Hernández son significativos para comprender su escritura. Nació en Guanajuato en 1904 donde estudió los grados básicos, a partir de 1918 tuvo que trabajar en lo que fuera: “aprendiz de farmacia, mozo de oficina, aprendiz de zapatero, meritorio de un almacén de ropa, aprendiz de platero”. 1 Más tarde, en 1925, emigró a la ciudad de México para estudiar la carre- ra de Derecho, que nunca terminó. A partir de este momen- to, Hernández inicia una vida intelectual contra todo; si 1 Pascual Aceves Barajas, “Vida, consagración y ausencia de Efrén Hernández”, en El Universal, p. 3. Efrén abría ventanas nuevas en nuestro ambiente algo cerrado. Rafael Solana

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Relato de Efrén Hernández

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  • La vanguardia solitaria: Efrn Hernndez

    ItzelRodrguez

    CEPE-UNAM

    Al hacer una lectura del cuento Tachas, del escritormexicano Efrn Hernndez (1904-1958), se descubrenen l elementos que llevan a ubicarlo como un autor devanguardia dentro del ambiente literario mexicano post-revolucionario. Recordemos que a Efrn Hernndez nose le sita en ninguna corriente literaria de su poca ytampoco se le ha denominado vanguardista dentro de lasletras hispanoamericanas. Por ello, Hernndez es uncaso especial dentro de la literatura mexicana. Paradji-camente, se le conoce bien en su momento, tanto porTachas, que lo sita como uno de los mejores cuentistasmexicanos, como por su trabajo en revistas y peridicosdel momento. Tambin se le conoce como el mentor deJuan Rulfo, sin embargo, con el paso del tiempo, la figurade Hernndez se desdibuj del escenario literario deMxico. El inters de este artculo radica en reconocera partir de la imagen e ideas de Hernndez y el anli-sis de Tachas al escritor de vanguardia en Efrn Her-nndez.

    Los datos biogrficos de Hernndez son significativospara comprender su escritura. Naci en Guanajuato en1904 donde estudi los grados bsicos, a partir de 1918tuvo que trabajar en lo que fuera: aprendiz de farmacia,mozo de oficina, aprendiz de zapatero, meritorio de unalmacn de ropa, aprendiz de platero.1 Ms tarde, en1925, emigr a la ciudad de Mxico para estudiar la carre-ra de Derecho, que nunca termin. A partir de este momen-to, Hernndez inicia una vida intelectual contra todo; si

    1 Pascual Aceves Barajas,Vida, consagracin yausencia de EfrnHernndez, en El Universal,p. 3.

    Efrn abra ventanas nuevas ennuestro ambiente algo cerrado.

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    en Guanajuato fue aprendiz de lo que fuera, en la ciudadde Mxico se ser su sino; intentar varios negocios: li-breras de viejo, venta de artesanas, de productos deConasupo, burcrata en la Secretara de Trnsito, etctera.La vida laboral de Efrn Hernndez fue vertiginosa y qui-z el nico objetivo de aquellos trabajos era simplemen-te sobrevivir y poder hacer lo que ms le apasionaba: es-cribir. En carta dirigida a Pascual Aceves, Hernndezconfiesa la problemtica profesional y econmica en laque estuvo inmerso toda su vida:

    Por una parte, nunca me faltan bretes, ilusionistas de ha-cer esto y lo otro. Luego la desesperacin de mi incapaci-dad para hacer los versos, los ensayos, los cuentos que qui-siera. A esto aade los problemas econmicos que siempreme ha creado el declinar mi tiempo a aquellas cosas queno dejan dinero. Que ya no es simplemente el mantener-me con el sudor de mi frente en la misma dosis que cadahijo de vecinos, sino adems el de, a esta edad, andar sien-do todava, en ese sentido, un principiante, un inadaptado.Aqu me vers a estas alturas sin oficio ni beneficio, te-niendo que cargar con sambenito de no tener profesin niespecialidad alguna conocida.2

    Casi toda su vida la pas en la precariedad, sin embargo,el trabajo en el gobierno le dio algo de estabilidad. En1928 public Tachas, cuento que lo dio un lugar en laescena literaria en Mxico y en 1932 apareci otro cuentollamado El seor de palo. Hernndez abord el cuento, lanovela y la poesa. Ms tarde, en 1934, inici sus colabo-raciones con diferentes revistas y publicaciones peridi-cas.3 Para la dcada de los aos cuarenta era una figuraconocida, fue as como Marco Antonio Milln, director dela revista Amrica, lo invit a transformar la publicacinde poltica a literaria. Hernndez, junto con Milln, pu-blic y difundi en Amrica a varios escritores mexicanoscomo Juan Rulfo, Rosario Castellanos, Margarita Miche-lena, Ricardo Corts Tamayo, Dolores Castro, OctavioNovaro, entre otros. Lourdes Franco apunta a este res-pecto: La pluma de Hernndez parece estar indiscuti-blemente al servicio de todos aquellos autores cuyosmritos literarios se hayan estrellado frente al muro dela incomprensin y del partidismo.4 Esta idea por dems

    2 Idem.3 Algunas de las revistas y aos

    en los que public son:Alcanca (1933), As (1947),Fbula (1934), Cuadernos delValle de Mxico (1934),Universidad (1936), Letras deMxico (1937-1941), Hoy(1939), Futuro (1940), ElPopular (1940-1955), Amrica(1942-1960), Nosotros(1948), La Repblica (1949-1950) y El Libro y el Pueblo(1941-1963).

    4 Efrn Hernndez, Bosquejos,p. 11.

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    vanguardista estar presente a lo largo de su carrera, yaque l abogaba por la no-institucionalidad intelectual.Esto se advierte en su Ficha biogrfica, donde explicael motivo de su desercin de la carrera de leyes:

    Quise dejar esos estudios, por haberme parecido vaco ysin meollo de sustancia verdadera lo que ah se aprende.De aquella experiencia an conservo la impresin deque los espaldarazos de los ttulos universitarios no sonms que un fraude. Especialmente por lo que respecta alicenciados, mdicos, maestros y doctores en derecho, ar-tes, filosofa, letras, ya que el don de juicio, la inteligen-cia creadora, la inquietud metafsica, son dones que setraen de nacimiento, y ni los ms conspicuos represen-tantes al uso de la autoridad universitaria sabran distin-guir un verdadero agraciado, de un simple atador de fe-chas de nacimientos de autores, de lomos de libros yotras bagatelas, acerca de filsofos o artistas.5

    Con esta declaracin se dibuja la personalidad de Her-nndez: un hombre que cree ms en la inteligencia in-nata que en la escuela. La clave para crear se encuen-tra en su propia forma de ver y abordar la vida. PascualAceves Barajas, al hablar de Hernndez, afirma que ladisparidad de la vida real y su personalidad literaria fuenotoria y siempre procedi con absoluta independenciade criterio, sin el temor al qu dirn y sin aficin a loscenculos y a las Academias.6 A pesar de la vida cultu-ral en la que estaba inmerso, su caracterstica primor-dial fue la no filiacin a grupo intelectual o literario dela poca. Quiz por esta absoluta independencia de cri-terio, Hernndez es un personaje solitario en la escenaliteraria mexicana de la primera mitad del siglo XX. Sinembargo, esta misma libertad da a Hernndez la posi-bilidad de crear, sin mayores ataduras que la de sus pen-samientos, y a hacer de este procedimiento literario unestilo propio, solitario y vanguardista.

    Estas ideas irn acompaadas por su imagen. La per-sonalidad hernandiana causaba gran expectacin y eraparte importante del escritor y su obra. En este sentido,Xavier Villaurrutia apunta:

    Pocas veces se da el caso de una correspondencia tan exac-ta, de una calca tan precisa entre el autor y su obra, como

    5 Efrn Hernndez, Fichabiogrfica, en Obras, pp. 3-4.

    6 Pascual Aceves, art. cit., p. 3.

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    en este de Efrn Hernndez. Basta conocerlo personal-mente para saber cmo son, cmo se visten y cmo hablanlos tipos que aparecen en sus relatos; basta intimar con ltodo lo poco que su timidez permite, para saber culesson los asuntos que preocupan a sus personajes.7

    Para Octavio N. Bustamante, la novela La paloma, elstano y la torre (1949) es deliberadamente autobiogrfica:

    Fuln es el protagonista, humilde y annimo como su pro-pio nombre [...], el que siempre es pobre y nunca se queja,el que se remienda as mismo sus pantalones, sus zapatosy probablemente sus anteojos rotos, el que haca farolitos,el que haca psimos poemas romnticos [...] De maneraque parece que, por lo menos a ratos, Fuln es un auto-rretrato retrospectivo de Efrn.8

    Este retrato y un sinnmero de ancdotas personalesestn plasmados en sus textos. Antonio Rius Facius creeque esta caracterstica era parte de la clave hernandiana:l lleg ms hondo, a la esencia misma del pueblo, porel nico procedimiento eficaz de retratarse en su obra.9

    Si bien es cierto que este recurso de autorretrato, dentrode la ficcin, es elemento primordial en la obra hernan-diana, no me atrevo a pensar que sa es la nica clave desu obra. El proceso creativo de Hernndez es mucho mscomplejo que el simple acto de retratarse. Con todo,Hernndez afirma:

    Se forman dentro de uno, al contacto de las cosas, unida-des poemticas que despus afloran en cachitos. Yoescribo mis versos a retazos y sin orden, como rompeca-bezas. Los voy apuntando en las tarjetas y cuando acuer-do ya est hecho el poema. Al ordenar las tarjetas, ad-vierto que, pese a la dispersin aparente, en aquellosfragmentos haba cierta unidad, correspondiente a launidad interna. Esto me sucede hasta en la prosa [...]una obra est [...] en el subconsciente, como una figuri-lla multiforme en las tinieblas y que, al ser tocada porla luz del conciente, a veces ensea un lado, a vecesotro. La unidad de la obra tal vez corresponda a todos,aunque no todos consiguen captarla en sucesivos reta-zos. O tal vez haya quienes tengan el don de ser congruen-tes en lo consciente y lo subconsciente, de verlo todo enforma simultnea.10

    7 Xavier Villaurrutia, EfrnHernndez, en Examen, p. 24.

    8 Octavio N. Bustamante, A lacarta, en El UniversalGrfico, p. 6.

    9 Antonio Rius Facius, EfrnHernndez, en Excelsior, p. 3.

    10 Martn Hernndez,Reinventario de laproduccin hernandiana, enEl Libro y el Pueblo, p. 8.

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    Al parecer Hernndez se muestra como un Creadorque va dibujando parte por parte hasta originar un todo.Esta forma de trabajo puede descubrirse en el recurso dedivagacin que utiliza frecuentemente. En Tachas, laancdota, si es que se le puede llamar as, surge de unsuceso cotidiano y sin ninguna relevancia: el desarrollode una clase de leyes. En el transcurso del cuento no haymayor operacin que la de una interrogante: El maestrodijo: Qu cosa son tachas?.11 El narrador-protagonistatiene dos nicas acciones a lo largo del cuento: la prime-ra, mirar por la ventana del saln y perderse en sus pen-samientos; la segunda, tratar de contestar al maestroqu cosa son tachas? El monlogo que se registra en elrelato es vital, en l se genera la accin, a partir de l sedescubre la esencia del cuento. Aqu no importa qu cosason tachas, sino lo que esta interrogante puede generar,el rango va desde pensamientos profundos, ontolgicos:

    Quin va a saber lo que son tachas? Nadie sabe siquieraqu cosa son cosas, nadie sabe nada, nada [...] Yo, por miparte, como ejemplo, no puedo decir lo que soy, ni siquie-ra qu cosa estoy haciendo aqu, ni para qu lo estoy ha-ciendo. No s tampoco si estar bien o mal. Porque en de-finitiva, quin es aqul que atin con su verdaderocamino? Quin es aqul de estar seguro de no haberseequivocado? (pp. 21-22).

    hasta momentos de franco humor:

    La segunda [acepcin de tachas] es esta otra: si una personatiene por nombre Anastasia, quien la quiera mucho, em-plear, para designarla, esta palabra. As, el novio, le dir:T eres mi vida, Tacha.La mam:Ya abriste, Tacha, la habitacin de tu pap?El hermano:Anda, Tacha, cseme este botn! [...]

    La tercera es aquella en que aparece formando parte deuna locucin adverbial. Y esta significacin, tiene que vernicamente con uno de tantos modos de preparar la cala-baza Quin es aquel que no ha odo decir alguna vez, ca-labaza en tacha? (pp. 28-29).

    La variedad de tonos, en los que el protagonista habla,dan agilidad al texto. No slo la irona rompe con las

    11 Efrn Hernndez, Tachas yotros cuentos, Mxico,UNAM, 2002, p. 21. Enadelante, cito por esta edicincon nmero de pgina entreparntesis dentro del texto.

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    ideas filosficas del narrador, sino tambin la introduc-cin de algunas imgenes propias de la lrica: De aba-jo suba el ruido de toda la ciudad; de arriba caa el silen-cio de todo el infinito. De cierto, no s qu cosa tiene elcielo aqu, que transparenta el universo a travs de unvelo de tristeza (p. 25). Tachas coquetea con la poesa.

    Este juego de niveles y tonos en el monlogo llega apuntos extremos, como en la siguiente reflexin:

    Usted, en aquel rato, para m, no significaba nadie; segnla realidad, deba ser el maestro; segn la gramtica,aquel a quien dirigiera la palabra, mas para m, usted noera nadie, absolutamente nadie. Era el personaje imagina-rio, con quien yo platico cuando estoy a solas (p. 28).

    Hernndez maneja dos realidades dentro de la ficcin:primero, la realidad de la ancdota, el usted se refiereal maestro; segundo, el usted que connota la realidady conciencia del que narra a un lector imaginario. El per-sonaje es consciente del camino escritor-lector, estosmomentos de especulacin del gnero Hernndez loshereda al narrador.

    Los niveles del monlogo se transforman a lo largo delcuento gracias a la interrogante que los origina: qucosas son tachas? Sin embargo, la importancia de la pre-gunta es paradjica: no se trata, como ya dije, de lo real-mente importante en el texto, pero a la vez le da nombrey vida al cuento. Este modelo incoherente es un rasgovanguardista en Tachas: Hernndez arrincona los ele-mentos bsicos del cuento y, sin embargo, sus textos soncuentos, cuentos admirables que profundizan y descu-bren los secretos de criaturas irrepetibles que viven anteel lector su vida alucinada y absurda.12

    El personaje, criatura irrepetible, como la defineEmmanuel Carballo, es parte de la vanguardia al estarconstruido a partir de reflexiones sobre s mismo: Todos serieron, menos El Tlacuache y yo que no somos de estemundo [...] Y yo soy as, me parece natural ser como soy. Pa-ra los otros no, para los otros soy extravagante (pp. 30-31).Este narrador-protagonista rige con sus pensamientosel relato, el punto de vista de la accin es nico, parece te-ner coherencia, sin embargo, remata con estas sentenciasque lo sealan como especial frente a la realidad que pro-

    12 Emmanuel Carballo,Prembulo, en DanielGonzlez y Alejandro Toledo,Aperturas sobre el extraa-miento, pp. 9-10.

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    pone. Hernndez nos presenta un narrador que, si bien seaparta del autor, tambin lo retrata. Es aqu donde se des-cubre otro elemento de vanguardia: El pensamiento del[escritor], la tesis que sostiene, flota invisible por encimadel mundo que ha creado.13 De cierto modo, intenta hablarpor medio de sus personajes, pero el manejo hernandianoda la pauta, como apunta Guillermo de Torre: el artista decuo nuevo [...], partiendo del mismo ambiente real, de lasmismas emociones suscitadoras, sabr remontarse sobreellas, y perforar la zona de la realidad mediata, dondeaflora el verdadero manantial del arte: un arte autno-mo, arte que se baste a s mismo.14 De tal suerte, crea unadistancia con su obra y sus personajes narradores a travsde los diversos tonos discursivos en el relato.

    La caracterstica de vanguardia que genera EfrnHernndez dentro de Tachas radica tambin en la co-rrespondencia escritor/obra. Difcilmente podemos ob-viar la personalidad de Hernndez de sus personajes y meatrevo a decir que difcilmente l quera que as ocurriera.En entrevista para el peridico Exclsior, plantea que lapoesa es slo las imgenes que el hombre proyecta de smismo y en las cuales se expresa, se reconoce y se com-place.15 Hernndez llevaba a cabo esta premisa tambinen su prosa. Aunque la soledad en la que se gestaron sustextos y su profesin eran parte de su filosofa creativa,exista cierto tormento por saber si su trabajo era lo su-ficientemente apto para la poca. La afliccin por aquellacorrespondencia escritor/obra ahora se ampla a la co-rriente literaria. En relacin con esto Octavio N. Busta-mante declara:

    Hace apenas unas conversaciones, me dijo Efrn Hernn-dez que estaba arrepentido de su obra literaria inclusoLa paloma [...], puesto que seguramente ya la haba es-crito a causa, al parecer, de que no es suficiente amarga,angustiosa, desalentadora, o por lo menos megaelo-cuente, lo que exige una moda literaria que a base de ser su-cia presume de profunda, pero que en el fondo es tan su-perficial.16

    Hernndez se saba lejos de los cnones que impera-ban en la poca, los monlogos filosficos que construansu prosa no tocaban la realidad del Mxico post-revolu-cionario,17 sin embargo, daban pie a otra manera de abor-

    13 Teresa de la Parra, Obraescogida, vol. I, p. 480.

    14 Guillermo de Torre, Literaturaseuropeas de vanguardia, pp.306-307.

    15 Mara Luisa Mendoza, Efrn elgrande y el pequeoHernndez, en Exclsior, p. 2.

    16 Octavio N. Bustamante, A lacarta, en El UniversalGrfico, p. 6.

    17 La nica incursin histrica lahar en La paloma, el stano yla torre (1949) con el tema dela Revolucin. A este respectoLeopoldo Ramos declara:Estamos en presencia de unanovela moderna y mexi-cansima, moderna por losrecursos aplicados en sudesarrollo, y mexicansima,por asuntos de ambiente ytrama. La modernidad dentrode la mexicaneidad, quiz seasu principal mrito[Plegadera (La paloma, elstano y la torre de EfrnHernndez), en Revista deRevistas, p. 46].

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    dar la narrativa en Mxico. Los temas del escritor sonapenas nada.18 A pesar de ello, utiliz la descripcin pls-tica. Como apunta Jos Rojas Garcidueas,19 las formas ylos colores que surgen en los cuentos de Hernndez, apesar de las palabras, funcionan ms de manera plsticaque literaria. Aqu un ejemplo:

    El saln de estos hechos tiene tres puertas, de madera pin-tada de rojo, con un vidrio en cada hoja, despulido en lamitad de abajo.

    A travs de la parte no despulida del vidrio de la puertade la cabecera del saln, veanse, desde el lugar en que yoestaba: un pedazo de pared, un pedazo de puerta y unosalambres de la instalacin de luz elctrica. (p. 21)

    Por ello, cabe el lirismo al que hice referencia. Estaplasticidad conduce al personaje al mundo del pensa-miento. Recurso sutil para ir y venir en los diferentesniveles discursivos.

    Harold Bloom afirma que los cuentos no son parbo-las ni proverbios, y por lo tanto no pueden quedar incon-clusos; esperamos de ellos el placer de una conclusinque nos parezca satisfactoria psicolgicamente.20 El fi-nal del monlogo de Tachas se acerca a la vanguardiacon otra ms de sus divagaciones y rupturas en la his-toria: Ya estoy en la calle, la llovizna cae, y viendo yola manera como llueve, estoy seguro de que a lo lejos,perdido entre las calles, alguien, detrs de unas vidrie-ras, est llorando porque llueve as (p. 30). De ciertomodo, el final del cuento cierra, a la manera de Bloom,la nica accin del relato: ha terminado la clase; a pe-sar de este final conclusivo y quiz satisfactorio psico-lgicamente, el ltimo prrafo lo interpreto como una his-toria que no llega a nada: el trmino propone una nuevahistoria que se queda en el ambiente. Lo inconcluso, aque hace referencia Bloom, como elemento negativodel gnero, no descalifica a Tachas, al contrario, losostiene. El final llama la atencin, pero gracias a laestructura del cuento no sorprende, es congruente conel tono general del relato.

    Es as como Hernndez ms pareciera un filsofo,que plasma sus ideas en ancdotas, que un escritor decuentos. A pesar de esta apreciacin elemento van-guardista en Tachas el relato contiene los mecanis-

    18 Villaurrutia apunta: Unaestampa de Santa Teresa, unratoncito, un puntito en el aireson los pretextos de unsoliloquio muy delicado en elque se encienden relmpagosde aguda malicia alternandocon penumbras de unainocencia encantadora(Efrn Hernndez, enExamen, p. 25). MauricioMagdaleno hace lo propio alhablar de los temas de EfrnHernndez: se desenvuelvenen un fluir de minucias:minucias que giran en tornodel tiempo y la eternidad, elhombre y su incierta periciaterrestre, la muerte y sucrecimiento en nuestra carne yen nuestra alma (Efrn en laamistad, en Amrica, p. 12).

    19 J. Rojas Garcidueas, Notassobre tres novelasmexicanas, en Anales delInstituto de InvestigacionesEstticas, pp. 10-14.

    20 Harold Bloom, Cmo leer y porqu, p. 29.

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    mos del cuento y esta mezcla lo hace an ms de van-guardia: un espacio mnimo a la vez que multisigni-ficante, comparable como [Horacio] Quiroga y [Julio]Cortzar lo indicaran al arco en tensin, el formatocompacto y veloz de la fotografa.21 En Tachas hayuna historia un narrador en primera persona, que es ala vez el personaje protagnico donde la resistencia segenera con una pregunta. Hernndez acierta a encon-trar nuevas formas de tensin. Con gran cautela, utili-z el gnero para transmitir [...] temas filosficos, ycomplejos aspectos existenciales en un espacio narrati-vo reducido.22

    Si bien es cierto que para Hernndez los clsicos lati-nos y espaoles de los Siglos de Oro fueron sus maestros,tambin exista en l una tendencia a oponerse a la ideade los eruditos acadmicos,23 como ocurre en las van-guardias. La avanzada de Hernndez no radica en lacrtica de las formas sociales sino en la de las formas arts-ticas. Es de vanguardia porque ampli el mbito de lo realsuperando el naturalismo que era tradicin en Mxico. Lano accin de sus cuentos, invadida por pensamientoscomplejos y profundos que irrumpen en momentos degran irona y otros de lirismo, mantiene a Hernndezcomo narrador vanguardista. La literatura hernandianaes parte de una inteligencia creadora y por ella y, a partirde ella, genera vanguardia: El fin de la literatura ser [...]aproximar al hombre a la inteligencia.24 Jean Epstein,en La posie daujourdhui (1921), aborda este cambio deobjetivo del que habla Hernndez: la nueva literatura[...] se desentiende de la verdad contingente de los he-chos, tenida largo tiempo por la nica verdad, cuando lainteligencia no se haba apercibido an de que ella po-da ser su mismo espejo y su propio alimento.25

    En este sentido, Hernndez tambin intent aclarar supropia potica y dice: hay una infinidad de actitudes v-lidas en el arte, que no es la actitud la que da o resta ex-celencia a la obra de un escritor; pero hay una condicininexcusable: la autenticidad. Para que sta sea perfecta[...], se requiere la perfeccin de la correspondencia en-tre el escritor y su obra; y una correspondencia entre lahumanidad ingenua del escritor, y su obra.26

    21 Fernando Burgos, El cuentohispanoamericano en el sigloXX, p. 60.

    22 Ibid., p. 10.23 Idea que Saint-Beuve ya

    manejaba en Historie de laquerelle des anciens et desmodernas (1856): encuestin de poesa yliteratura, se debera estartan libre de juicios deautoridad e incluso detradicin como se est encuestiones de filosofa desdeDescartes (Matei Calinescu,Cinco caras de la modernidad,p. 113).

    24 Gonzalo Alfredo Andrade,Un intento de concepcin deluniverso, en Nosotros, p. 37.

    25 G. de Torre, op. cit., p. 307.26 O. N. Bustamante, A la

    carta, en El UniversalGrfico, p. 6.

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    Muy cercano a su muerte, en 1957, contina por el ca-mino de la vanguardia al proponer: hacer la definicinde la poesa redonda, que sea la exegesis por el caminopotico. No recurro a la metafsica no a la dialctica.Creo que tengo que decir algo que no ha sido dicho. Creoque a medida que se penetra en lo pleno del conocimien-to, en esa medida, la poesa sale impregnada de mayororiginalidad. Es decir que hay una relacin entre la hon-dura del concepto del mundo que uno alcanza, con lahondura del fructificar de la poesa.27

    Hernndez busc lo que no se haba dicho. En estasdos ltimas citas se refleja un escritor preocupado no slopor escribir, sino por tratar de construir un caminoslido y congruente de su fin y proceso creativo. Eligiun sitio aparte de sus contemporneos con plena con-ciencia de ello y poco a poco cre una potica nica. Lavanguardia solitaria de Hernndez no se interes porretratar el Mxico de su poca, sino su mundo inmedia-to: desde las cuatro paredes, atisbado por los rincones,encendiendo con la palabra objeto tras objeto, evocan-do sucedidos sin mayor relieve, cre un universo osci-lante que va de la mera malicia al esplendor franco delo potico.28 Efrn Hernndez con Tachas propusouna nueva realidad desde otra perspectiva.

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    27 Mara Luisa Mendoza,art. cit., p. 2.

    28 Al Chumacero, Imagen deEfrn Hernndez, en EfrnHernndez, Obras, p. vii.

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    AAna Laura Zavala Daz

    Como asegura Ivan A. Schulman, las diferentes ex-presiones del modernismo reflejan antes que nada unanhelo o bsqueda de la modernidad,46 y justo en estasnarraciones malsanas algunos escritores cuestionaronlas premisas discursivas y materiales en las que se pre-tenda cimentar ese nuevo orden en el pas. Contrario aldiscurso mdico que pretenda silenciar la voz de la dife-rencia, los modernistas encontraron en lo diverso, en loanormal, en la corporalidad morbosa un camino de co-nocimiento esttico, a la vez que una senda para proponerdiversas posibilidades textuales y corporales de lo nacio-nal. Vrtice entre lo pblico y lo privado, entre lo perso-nal y lo colectivo, el cuerpo represent para ellos y suscontemporneos el terreno por antonomasia donde librarlas batallas sociales y culturales, pero tambin ticas yestticas, en el ltimo cuarto del siglo XIX.

    46 Cfr. Ivan A. Schulman, Msall de la gracia: la moderni-dad de Manuel GutirrezNjera, en Yolanda BacheCorts, Alicia Bustos Trejo,Belem Clark de Lara et al.(edits.), Memoria ColoquioInternacional ManuelGutirrez Njera y la Culturade su Tiempo. Mxico, U N A M,1996, pp. 9-26; loc. cit.,pp. 12-13.

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