Las comunidades libres frente al Estado

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1 Las comunidades libres frente al Estado Hugo González Mora 1 A lo largo de la mayor parte de los últimos ocho milenios, los Estados han ocupado tan sólo una parte minoritaria del espacio habitado de la tierra. Pero con el paso de los milenios, su predominio se ha extendido. Charles Tilly, 1990. Yo no confío en esa idea liberal según la cual el Estado fue superado por el mercado, por las grandes compañías. Nunca antes un aparato estatal fue más fuerte ni tuvo un control más absoluto sobre su propia población que el de EEUU hoy. (…) Encuentro un poco ridículo todo ese discurso sobre la desaparición del Estado. Desde luego que desaparecen algunos servicios, como el de salud por ejemplo, pero el aparato represivo, la inteligencia, la policía son más fuertes que nunca. Slavoj Žižek, 2003. 2 A finales del neolítico y principios de la protohistoria, la división social del trabajo no reflexionada colectivamente promovió la estratificación económica y una mayor jerarquía social que la experimentada hasta entonces por las sociedades de jefatura, lo que a su vez impulsó la urbanización, la concentración de capital y la aparición del Estado nacional-religioso como aparato burocrático encargado de organizar la sociedad en clases sociales desiguales y, por esa misma razón, alienadas y enfrentadas entre sí. Dicho de otro modo, el Estado, el capitalismo primitivo y la propiedad privada nacen grosso modo y al unísono en la Edad del Bronce, cuando un grupo de personas armadas impide a un grupo más amplio de ellas el acceso autónomo a la tierra –fuente primaria de abastecimiento y libertad- en una determinada región, ya sea por causas fundamentalmente ideológicas, demográficas, ecológicas o todas a la vez. Es decir, esas y otras instituciones sociales se consolidan cuando las personas ya no trabajan solamente con otras personas sino sobre todo para otras personas a cambio de 1 Texto extraído del borrador online Ave, Progressus: 50 razones que contradicen el progreso de la humanidad. 2 Fernández Vega, 2003.

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Texto extraído del ensayo "Ave, Progressus: 50 razones que contradicen el progreso de la humanidad" (borrador en línea)

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    Hugo Gonzlez Mora1

    A lo largo de la mayor parte de los ltimos ocho milenios, los Estados han ocupado tan slo una parte minoritaria del espacio habitado de la tierra. Pero con el paso de los milenios, su predominio se ha extendido.

    Charles Tilly, 1990. Yo no confo en esa idea liberal segn la cual el Estado fue superado por el mercado, por las grandes compaas. Nunca antes un aparato estatal fue ms fuerte ni tuvo un control ms absoluto sobre su propia poblacin que el de EEUU hoy. () Encuentro un poco ridculo todo ese discurso sobre la desaparicin del Estado. Desde luego que desaparecen algunos servicios, como el de salud por ejemplo, pero el aparato represivo, la inteligencia, la polica son ms fuertes que nunca.

    Slavoj iek, 2003.2

    A finales del neoltico y principios de la protohistoria, la divisin social del trabajo

    no reflexionada colectivamente promovi la estratificacin econmica y una mayor jerarqua social que la experimentada hasta entonces por las sociedades de jefatura, lo que a su vez impuls la urbanizacin, la concentracin de capital y la aparicin del Estado nacional-religioso como aparato burocrtico encargado de organizar la sociedad en clases sociales desiguales y, por esa misma razn, alienadas y enfrentadas entre s. Dicho de otro modo, el Estado, el capitalismo primitivo y la propiedad privada nacen grosso modo y al unsono en la Edad del Bronce, cuando un grupo de personas armadas impide a un grupo ms amplio de ellas el acceso autnomo a la tierra fuente primaria de abastecimiento y libertad- en una determinada regin, ya sea por causas fundamentalmente ideolgicas, demogrficas, ecolgicas o todas a la vez. Es decir, esas y otras instituciones sociales se consolidan cuando las personas ya no trabajan solamente con otras personas sino sobre todo para otras personas a cambio de 1 Texto extrado del borrador online Ave, Progressus: 50 razones que contradicen el progreso de la humanidad. 2 Fernndez Vega, 2003.

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    un salario primero como parte de su propia cosecha y despus en dinero o salario propiamente dicho-, de ah en adelante nico o principal medio para obtener los bienes y servicios monopolizados y redistribuidos por el par Estado-Capital en sus distintas variantes (esclavista, feudal y capitalista), en especial para los habitantes cada vez ms especializados de las ciudades, que al principio representaban menos del 10% de la poblacin de un Estado y cinco milenios despus representan ms del 80% en muchos de ellos, pasando gradualmente de la independencia a la dependencia econmica, de la autarqua relativa a la economa, de la guerra espordica a la guerra ms o menos constante.

    Aunque en algunas ocasiones se ha sugerido que el nacimiento de los primeros estados no guarda forzosamente relacin con la propiedad de los medios de produccin, sobre los que se ejercera ms bien un control de tipo abstracto (...), lo cierto es que la base econmica de los estados teocrticos sumerios resulta bastante clara y estaba apoyada en buena medida sobre una posesin efectiva de los recursos. As, mientras que algunas tierras continuaron siendo propiedad de tipo familiar en el seno de las comunidades rurales (aldeas) que ahora eran tributarias de la ciudad, o ms bien de sus grandes organizaciones, palacio y templo, otras pasaron directamente al templo y luego al palacio, que tendan, por otra parte, a aumentar sus posesiones mediante la adquisicin y colonizacin de ms tierras.

    Carlos Wagner, 1995.

    Precisamente Eugene Genovese defini el capitalismo cuya existencia no es posible sin un Estado que lo proteja, al igual que este no es posible sin un comercio que lo alimente- como el modo de produccin caracterizado por la existencia de trabajo asalariado y de una separacin de fuerza de trabajo y medios de produccin, es decir, la separacin de la tierra por un lado (medio de produccin indispensable), que generalmente no es nuestra o no del todo, y lo que hacemos sobre esa tierra por el otro (ej. cermica, cultivos), cuyo resultado final (ej. vasijas, cosechas) generalmente tampoco es nuestro sino de los sacerdotes, de la realeza y de los comerciantes. Estos ltimos ya en tiempos de los sumerios disfrutaban de mucha ms independencia y libertad que los artesanos, tal como escribe Jeremy Rifkin basndose en la obra de Wittfogel. De hecho, aunque se esperaba que estuvieran a las rdenes de la familia real, se les permita comerciar por su cuenta. Los comerciantes de Sumeria se convirtieron en los primeros empresarios privados de la historia dedicados al comercio a gran escala. Muchos de ellos amasaron grandes fortunas.

    El anticapitalismo presente en el movimiento altermundista y en la mayor parte de la izquierda poltica e intelectual de nuestros das, basado en buena medida en la obra de no pocos historiadores progresistas, habla de un capitalismo salvaje o neoliberalismo cuyo origen se remontara a los dos ltimos siglos de este milenio que acabamos de dejar, de modo que las causas ltimas de nuestros males no habra que buscarlas en la Edad Antigua, bastara con retroceder hasta la Edad Moderna para enmendar nuestros errores. Sin embargo, deca Goethe que el que no sepa dar cuenta de al menos tres mil aos est condenado a la miopa del da a da3, y deca bien. Sin duda el capitalismo ha evolucionado espectacularmente, aumentando en complejidad y adquiriendo nuevas formas y nuevos nombres con el paso del tiempo, especialmente a partir de la Revolucin Industrial y del consiguiente consumo masivo de energa mediante la comercializacin de los combustibles fsiles, lo cual impuls ms que nunca el xodo

    3 Hornedo Rocha, 2008.

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    rural, pero todo parece indicar que sus races institucionales se remontan hasta la revolucin urbana y, quiz en menor medida, hasta la revolucin neoltica. No por casualidad el marxismo, en gran parte heredero intelectual de las primeras religiones estatales, considera estos ltimos milenios no como una involucin social sino como un progreso en la creciente emancipacin del hombre con respecto a la naturaleza y en su creciente control sobre sta, en palabras del historiador marxista Eric Hobsbawm4. La idea de progreso todava no estaba presente en los tiempos neolticos, pero s la idea de dominacin o domesticacin de la naturaleza, incluido el dominio sobre los humanos y otros animales. Ms tarde, con la aparicin de las religiones monotestas, la fe en el progreso o en un futuro mejor en este o en el otro mundo- y la ideologa de la dominacin tendieron a reforzarse mutuamente hasta nuestros das. De hecho, para Marx el progreso es algo objetivamente definible, y que al mismo tiempo apunta hacia lo deseable. La fuerza de la creencia marxista en el triunfo del libre desarrollo de todos los hombres depende no del vigor de la esperanza de Marx respecto de ste, sino en la supuesta justeza del anlisis segn el cual el desarrollo histrico conduce a la humanidad, en efecto, a esa meta. De esa manera, si la historia va en direccin a lo mejor, si todo marcha ms o menos segn lo previsto, por qu habramos de ser tan crticos con ella?

    Volviendo a lo anterior, dicha separacin, alienacin o esclavitud salarial siempre impuesta a travs de la violencia propietarista y capitalista, activa primero y estructural despus, es el primer paso hacia la desigualdad econmica, que a su vez es convertida en desigualdad poltica. Y cuando eso ocurre, como viene sucediendo desde las antiguas guerras mesopotmicas hasta las recientes guerras en Oriente Prximo, la guerra de nuestros amos se convierte tambin en nuestra guerra, pues casi nadie muerde la mano que le da de comer. Si nuestros soberanos deciden invadir Palestina en busca de ms tierras, nosotros les seguimos. Si desalojan ciudades enteras, nosotros las repoblamos hecho que los israeles celebran con orgullo y los palestinos con pena el 14 y el 15 de mayo respectivamente-. Si dicen que el mundo ya no es seguro para nosotros, corremos inseguros a sus pies, con el consiguiente peligro de pasar de vctimas a verdugos. Si crean un nuevo credo nacionalista, lo abrazamos, cmplices en cualquier caso de la violencia contra los palestinos y palestinas, por poner tan solo un ejemplo.

    Con cierta ingenuidad maliciosa, Ortega y Gasset defini el Estado como la invitacin que un grupo de hombres hace a otros grupos humanos para ejecutar juntos una empresa. Sin embargo, el Estado, es decir, el conjunto de instituciones que lo forman (las fuerzas armadas y policiales, los servicios secretos, los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, los ministerios, las administraciones locales, etctera5), no ha parado de crecer, si bien irregularmente, durante al menos los ltimos cinco milenios en detrimento de las personas que han ido quedando bajo su control. Vctor Alonso lo explica mejor que yo6:

    El poder se ha ido concentrando cada vez ms en el Estado moderno, no en sus ciudadanos, algo que ha lesionado de muerte a la democracia. () Este poder del Estado, una vez su escala se ha hecho gigante, es tal que en su omnipotencia lo ve y lo puede todo. Si no acude a la llamada de auxilio ciudadana en determinadas situaciones uno puede verse en la pobreza o incluso morir. Ejerce un paternalismo, no siempre benigno, que instala al individuo en una infancia perpetua. () Para Sheldon Wolin uno de los

    4 En la introduccin a Marx, 1857-1858. 5 Para un estudio detallado sobre la estructura y los componentes actuales de un Estado tpico, vase en lnea el Diagrama sobre el Estado Espaol del Equipo de Anlisis del Estado (EAE). 6 Alonso Rocafort, 2010.

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    orgenes de la radical prdida de poder poltico experimentado por los ciudadanos corrientes en occidente se sita en el establecimiento del contrato social. A partir de esta figura, la ciudadana ha vendido al Estado la sustancia que les haca animales de polis. Un contrato fustico que promete ganancias materiales, un nuevo comienzo y la pura inocencia de quien no tiene pasado. () La venta de la sustancia poltica del ciudadano a cambio de bienestar material que puede (o no) proporcionar el Estado, ha conducido para nuestro autor a la despolitizacin de los individuos. stos, inmersos en preocupaciones privadas en torno al cocoon7 de la familia, el trabajo y los amigos, desean un gobierno que les permita relajarse. La percepcin del tiempo en la sociedad moderna se acelera cada vez ms, y parece como si la ciudadana hubiera comprado en realidad agentes polticos que gobiernen en su lugar. La centralidad que ha ido tomando la nocin de inters, junto con el aislamiento y la soledad, fortalecern an ms las tendencias individualistas, que no significan tanto individualidad o independencia como falta de ciudadana. Todo esto dentro del contexto de un sistema econmico de libre mercado, algo que no ayuda. La oligarqua, nos dice Wolin, tradicionalmente ha deseado una sociedad organizada en torno a la produccin de riqueza, y tal es el caso tambin hoy da. Wolin comprende al capitalismo globalizado como radicalmente incongruente con la democracia.

    Si bien la filosofa de Nietzsche no busca una emancipacin humana en el sentido

    racional que han pretendido otras8 filosofas polticas como la anarquista, es evidente que contribuy en parte9 a dar el primer paso, que fue y sigue siendo la crtica del Estado en cualquiera de sus muchas concepciones:

    En algn lugar existen todava pueblos y rebaos, pero no entre nosotros, hermanos mos: aqu hay Estados. Estado? Qu es eso? () Estado se llama el ms fro de todos los monstruos fros. Es fro incluso cuando miente; y sta es la mentira que se desliza de su boca: Yo, el Estado, soy el pueblo. () Donde todava hay pueblo, ste no comprende al Estado y lo odia, considerndolo mal de ojo y pecado contra las costumbres y los derechos. () Nacen demasiados: para los superfluos fue inventado el Estado! Mirad cmo atrae a los demasiados! Cmo los devora y los masca y los rumia! En la tierra no hay ninguna cosa ms grande que yo: yo soy el dedo ordenador de Dios -as ruge el monstruo. Y no slo quienes tienen orejas largas y vista corta se postran de rodillas! Ay, tambin en vosotros, los de alma grande, susurra l sus sombras mentiras! () S, tambin os adivina a vosotros, los vencedores del viejo Dios! Os habis fatigado en la lucha, y ahora vuestra fatiga contina prestando culto al nuevo dolo! () Quiere que vosotros le sirvis de cebo para pescar a los demasiados! S, un artificio infernal ha sido inventado aqu, un caballo de la muerte, que tintinea con el atavo de honores divinos! () Estado llamo yo al lugar donde todos, buenos y malos, son bebedores de venenos: Estado, al lugar en que todos, buenos y malos, se pierden a s mismos: Estado, al lugar donde el lento suicidio de todos se llama la vida.

    Friedrich Nietzsche, 1883.

    7 Cocoon hace referencia a una pelcula de ciencia ficcin de 1985. 8 Vita, 2009. 9 Hay que aclarar que su antiigualitarismo protofascista (perros-anarquistas, majaderos socialistas, etc., son algunas de sus expresiones) y sus alabados hombres de mando como Alcibades y Csar (Nietzsche, 1886), hacen que su aparente antiestatalismo sea bastante incoherente y a la postre contraproducente. Segn Nicols Gonzlez, el ideal poltico de Nietzsche al final de sus das, en 1888, era la forma-estado drica, la institucin de la esclavitud y la sociedad basada en el sistema de castas (Gonzlez Varela, 2013). Es ms, a la edad de treinta aos ya pensaba que el Estado debe convertirse en patrn de todos los egosmos sabios para protegerlos, con su poder militar y policaco, contra los excesos del egosmo poco sabio (Aldama, 2004).

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    El segundo paso, que consiste en el empoderamiento personal, implica realizar grandes cambios de estructura y de actitud10 que no pueden ni deben venir desde arriba, pues una lectura atenta de la historia humana muestra que grandes dosis de poder corrompen al animal vido de l que podemos llegar a ser y tienden a crear con el tiempo una dinmica social insostenible y autodestructiva. La concentracin de poder, que es la principal causa de la actual crisis multidimensional11, solo puede evitarse en ltima instancia y de manera ms o menos duradera desde abajo, nunca con medidas reformistas desde arriba y desde dentro12. Dicho lo cual, no comparto la creencia del Che Guevara de que las federaciones deben constituirse de abajo hacia arriba por el voto popular y no de arriba hacia abajo, por la sencilla razn de que yo no quiero ir de abajo hacia arriba sino de abajo hacia los lados, nunca hacia arriba, es decir, nunca hacia la jerarqua ya que esta, inevitablemente, crea minoras privilegiadas. Y como deca Bertrand Russell, toda la historia demuestra que, como poda esperarse, no se puede confiar en que las minoras cuiden los intereses de las mayoras. Por su parte, el heterodoxo economista Manfred Max-Neef nos propone que lo veamos de la siguiente manera:

    El tipo de desarrollo en el cual creemos y que buscamos, supone un humanismo ecolgico integral. Ninguno de los sistemas actuales lo proporciona, ni tiene la capacidad de corregirse a s mismo (para poder proporcionarlo) sin perder su identidad. Y, puesto que no creo que ninguno de los sistemas actuales pretenda auto-eliminarse, he dejado de creer en el valor de cualquier medida correctiva. Ya no se trata de corregir lo existente, esa oportunidad se perdi hace mucho tiempo. Ya no se trata de agregar nuevas variables a los antiguos modelos mecanicistas. Se trata de rehacer muchas cosas partiendo de cero y de concebir posibilidades radicalmente diferentes. Se trata de comprender que si el papel de los humanos es el de establecer los valores, el papel de la naturaleza es el de establecer las reglas. El asunto radica en pasar de la mera explotacin de la naturaleza y de los ms pobres del mundo, a una integracin e interdependencia creativas y orgnicas. Se trata de llevar los sectores invisibles a la primera plana de la vida y permitirles que finalmente se manifiesten y hagan lo suyo. Se trata de una redistribucin drstica del poder, por medio de la organizacin comunal horizontal. Se trata de pasar de un gigantismo destructivo a una pequeez creativa. Semejante sociedad eutpica que concibo inspirada en una filosofa poltica que yo identificara (slo para darle un nombre) como un eco-anarquismo-humanista, consolida segn mi criterio muchas de las posibilidades para una adecuada solucin del problema.

    La nica solucin que vislumbro de construir una sociedad mejor a nivel mundial, en cualquier caso improbable, pasa por la renuncia personal, voluntaria, gradual y generalizada a formar parte de los sistemas de dominacin y perpetuacin del poder injustificado que se puedan dar en la familia, en la comunidad, en la escuela, en el trabajo y en cualquier otra institucin social. Como se suele decir en estos casos, la revolucin ser desde uno mismo hacia afuera o no ser. Segn Jorge Santayana13:

    Tanto el gobernado como el gobernante son volubles y oscilan de un hbito a otro o de una nocin a otra, sin perspicacia ni autoconocimiento; pues el pueblo ansa reformar el gobierno y el gobierno aspira a reformar el pueblo, cuando ni uno ni otro son capaces de reformarse a s mismos. () Debemos convencernos de que puesto que seguramente no tenemos ni las luces ni la fuerza de voluntad suficiente para obrar siempre para el bien

    10 Vase Estructura y superestructura en este mismo Diccionario. 11 Fotopoulos, 1997. 12 Vanse los oxmoron capitalismo comunitario (Chalaux), capitalismo verde (Tanuro), etc. 13 Santayana, 1951

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    eventual de todos aquellos a quienes afecta nuestra conducta, es preferible que nos equivoquemos libremente en amor, en poltica y en religin, a que sigamos las prescripciones de las autoridades externas, que, en el mejor de los casos, slo podran ahorrarnos algunos golpes, para llevarnos a nosotros y al mundo, en su grave ceguera organizada, a las ms espantosas catstrofes.

    Friedrich Hayek, si bien crea que para progresar son necesarios un mercado libre y

    un Estado mnimo que garantice el buen funcionamiento de la sociedad mediante la proteccin de la propiedad privada, postura que yo no comparto, tena razn sin embargo cuando escribi que hay la mayor diferencia entre solicitar que las autoridades establezcan una situacin deseable, o incluso someterse voluntariamente con tal que todos estn conformes en hacer lo mismo, y estar dispuesto a hacer lo que uno mismo piensa que es justo, sacrificando sus propios deseos y quiz frente a una opinin pblica hostil. Mucho es lo que sugiere que nos hemos hecho realmente ms tolerantes hacia los abusos particulares y mucho ms indiferentes a las desigualdades en los casos individuales desde que hemos puesto la mirada en un sistema enteramente diferente, en el que el Estado lo enmendar todo14.

    Digo () que en dondequiera que me pare sentir la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuar. Que no dejo a mis hijos y a mi mujer nada material y no me apena: me alegro que as sea. Que no pido nada para ellos, pues el Estado les dar lo suficiente para vivir y educarse.

    Ernesto Che Guevara, 1965.15

    No es mi intencin, por falta de tiempo y de experiencia, definir y hacer aqu una

    defensa detallada ni tampoco una loa al anarquismo histrico16 como sistema filosfico, poltico y moral basado a grandes rasgos en la crtica constructiva y antiautoritaria de todas las instituciones histricamente opresivas (propiedad, Estado, escuela, familia, mercado, trabajo asalariado, Iglesia, etc.)17 y al mismo tiempo en la consecucin prctica de mayores cotas de tica y libertad personales que las que se pueden alcanzar dentro de otros sistemas sociales, tales como la democracia liberal o el comunismo autoritario. En ese sentido, creo que autores ms versados que yo pueden saciar la curiosidad del lector y de la lectora con mayor profundidad18. En esta ocasin, por lo tanto, intentar rebatir solamente y de un modo irremediablemente breve e incompleto la idea ampliamente difundida de que el anarquismo es una utopa en sentido negativo, es decir, un proyecto tal vez deseable en la teora pero inviable en la prctica.

    Para comenzar recordar que existe un juego lingstico en la palabra misma, factor ste que desacertada y normalmente se deja en la sombra. La u inicial corresponde al griego

    14 Hayek, 1944. 15 Fernndez Campo, 2003. 16 El anarquismo histrico ha tenido muchas puntas, y algunas de ellas violentas. Por eso aclaro que aqu se apuesta nicamente por un anarquismo pacfico, mientras se pueda. Vase terrorismo y violencia en este mismo libro. 17 Segn el socilogo Peter L. Berger, una institucin se define comnmente como un complejo distintivo de actos sociales. As, podemos hablar de la ley, de la clase, del matrimonio o de la religin organizada como instituciones establecidas () Las instituciones proporcionan maneras de actuar por medio de las cuales es modelada y obligada a marchar la conducta humana, en canales que la sociedad considera los ms convenientes. Y este truco se lleva a cabo haciendo que estos canales le parezcan al individuo los nicos posibles. 18 Vistese la Biblioteca Virtual Anarquista Conciencia Libertaria.

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    ou (no) y por eso Utopa significa Ningn Sitio. Pero ejercitando un poco la imaginacin esa u tambin puede corresponder al prefijo griego eu (esto es, bueno, bien), y en tal caso obtenemos la expresin lugar bueno, sitio ideal. Que esta alternativa no es enteramente caprichosa lo prueban los dos versos del tratadillo Metro de los cuatro versos en la lengua de Utopa, apndice a la obra de Moro [se refiere a Utopa, 1516], y que en la traduccin inglesa del XVI rezan as: Por tanto, no Utopa, sino mejor / Es mi nombre Eutopa: pas de felicidad.

    Moses Finley, 1975. No obstante, vaya por delante mi creencia en que la anarqua intencionada solo es

    posible a escala ms o menos local y por un tiempo relativamente limitado, que no es poco. A escala planetaria y milenaria me parece prcticamente imposible19, aunque ello no es bice para que deba intentarse siempre y en todas partes. Por anarqua intencionada u ordenada me refiero a aquella anarqua que se persigue conscientemente y a lo largo de un perodo definido de tiempo. Si dentro de cientos o miles de aos la mayora de los seres humanos viviese como vivamos en la prehistoria o como en la era preindustrial debido a que ciertos cambios drsticos tendiesen a favorecer lo simple en detrimento de lo complejo20, en ese caso no estaramos hablando de anarquismo propiamente dicho, sino ms bien de anarqua no intencionada o desordenada, si bien no necesariamente indeseable.

    Pese a que muchos de los ejemplos de comunidades realmente viables recopilados a continuacin no son estrictamente anarquistas, y a pesar tambin de que pocos de aquellos grupos se declararon o se declaran a s mismos con ese nombre en cualquier caso, el lector o la lectora posiblemente convendr conmigo en que la etiqueta es un asunto secundario, e incluso una posible fuente de partidismos-, considero no obstante que est suficientemente probado por la historiografa y la antropologa actuales que la vida que se haca y se sigue haciendo en la mayora de esos lugares es cuando menos similar a la vida defendida y promovida actualmente por el anarquismo en general y por el comunismo libertario de tipo neorrural en particular. En otras palabras, el ideal crata y autogestionario ha sido, es y ser, no sin limitaciones, un ideal realizable. Los antroplogos, por ejemplo, que son el nico grupo de cientficos sociales que conocen [de primera mano] las sociedades sin Estado que existen en la actualidad, saben bien que los lugares comunes tpicos sobre qu ocurrira si no hubiera Estado (pero si la gente se matara entre s!) son objetivamente falsos21.

    As pues, animo a las personas que a buen seguro estn leyendo estas palabras con inters a que vean y estudien ellas mismas, a ser posible con mayor profundidad y rigurosidad que yo, los siguientes ejemplos histricos de resistencia y resiliencia colectivas, si bien cabe reiterar que se trata de comunidades muy heterogneas entre s y no exentas la mayora de las veces de algunas deficiencias morales y/o estructurales importantes. En orden cronolgico, estas son: las culturas neolticas posiblemente no patriarcales22 y aparentemente pacficas23 de la Vieja Europa, los oikoi autrquicos de la Edad Oscura griega24 y del culto eleusino a la madre-naturaleza25, las comunidades

    19 Ken Knabb y otros muchos autores libertarios piensan lo contrario. Para ver cmo sera la sociedad ideal del futuro segn Knabb, lase el ltimo captulo de su libro El placer de la revolucin (The joy of revolution). 20 Vase por ejemplo la teora de Olduvai. 21 Graeber, 2011. 22 Gimbutas, 1974. 23 Piquero, 2012. 24 Bravo, 1994.

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    protocomunistas de los esenios y las congregaciones de los cristianos primitivos de la Antigedad26, los bagaudas durante la desintegracin del Imperio romano27, los concejos abiertos o concilium vecinorum28 y el campesinado independiente o campesinos-soldados29 de la Alta Edad Media, las sociedades campesinas en general30, los gaztelus pastoriles y defensivos de los vascones en el Pirineo31, las comunas burguesas de la Plena Edad Media32, las comunidades monsticas en general y las abadas benedictinas en particular33, las libres asociaciones religiosas de las beguinas o de las mulieres religiosae en general34, los Hermanos de la vida comn35, los Hermanos del Libre Espritu y las comunidades taboritas36 de la Baja Edad Media, las propiedades comunales de los municipios castellanos del siglo XVI37, los piratas caribeos de los siglos XVII y XVIII como la Cofrada de los Hermanos de la Costa en Isla Tortuga y los seguidores de Bellamy y Barbanegra en Nueva Providencia38, as como los pueblos actuales como el de los Saramaka que descienden de antiguos esclavos fugitivos o cimarrones39, las colonias anarcocristianas de los cavadores ingleses o Diggers de mediados del siglo XVII40, las comunidades agrarias y religiosas de los antiguos y actuales anabaptistas41 y las sociedades norteamericanas de los Shakers42 fundadas a finales del siglo XVIII, las comunas parisinas de los sans-culottes durante la Revolucin Francesa43, las Harmonist communities y la comunidad owenista de Indiana, el primer proyecto vegano de las Fruitlands fundado por los trascendentalistas Amos Alcott y Charles Lane en el siglo XIX, la Brook Farm Institute of Agriculture and Education formada por algunos profesores y escritores en el suroeste de Boston44, las colonias utpicas de los icarianos norteamericanos de la segunda mitad del siglo XIX45, la fugaz y violenta Comuna de Pars de 1871, la brasilea Colnia Ceclia formada por inmigrantes italianos a finales de ese mismo siglo, los cantones bakuninistas espaoles de finales del XIX finalmente frustrados por los republicanos unitarios46, los dujobory o doukhobors rusos grupo religioso de spiritual christians y

    25 Gonzlez Corts, 2000. 26 Kautsky, 1908. 27 Amors, 2003. 28 Garca Can, 2006; Rodrigo Mora, 2008. 29 Le Goff, 1999. 30 Berger, 1979. 31 Sagredo, 2011. 32 Bonnassie, 1983. 33 Mumford, 1961 (2012). 34 Rivera, 2006. 35 Lawrence, 1984. 36 Cohn, 1957. 37 Vassberg, 1984. 38 Woodard, 2007. 39 Linebaugh, 2005. 40 En: http://www.bilderberg.org/land/diggers.htm 41 Gladwell, 2007. 42 Fried, 1970. 43 Gurin, 1974. 44 Finley, 1975. 45 Ms sobre estos ltimos ejemplos, en: http://americanhistory.unomaha.edu/module_display.php?mod_id=153&review=yes 46 Medioni, 1979. El cuarto presidente de la Primera Repblica Espaola, Emilio Castelar, defini el movimiento cantonal como la criminal insurreccin que ha tendido a romper la unidad de la patria, esta maravillosa obra de tantos siglos. Tanto ama a la Repblica el republicano medio, que probablemente estara de acuerdo con la siguiente afirmacin de Castelar: Antes que liberal, antes que demcrata, soy republicano, y prefiero la peor de las repblicas a la mejor de las monarquas (Fernndez Campo, 2003).

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    de pensamiento tolstoiano- que emigraron y se asentaron por ejemplo en Canad47, la Liberacin de Baja California por los magonistas a principios del siglo XX, los territorios libres de los majnovistas ucranianos48 arrasados por los bolcheviques, la Provincia Libre de Shinmin en Manchuria, la comuna libertaria de La Felguera durante la Revolucin de Asturias49, las colectividades agrarias anarquistas durante la Guerra Civil Espaola obstaculizadas o reprimidas por el centralismo de comunistas, fascistas y republicanos50, la comunidad de trabajo autogestionado de Boimondau de Marcel Barbu, los kibutzim israeles de corte ms o menos socialista51, los ram hindes, los pueblos tribales de los amerindios52 y dems bandas de cazadores-recolectores, la comuna urbana de Betafo en la isla de Madagascar53, los movimientos indigenistas como el de Chern, las modernas ecoaldeas occidentales54, los repobladores actuales de pueblos abandonados en el norte de Espaa55, las Cooperativas Integrales como la CIC, el barrio semilibre de Christiania en Dinamarca y en general todas las comunidades de Transicin post-petrleo56, donde en el mejor de los casos la cultura de la autonoma, de la autolimitacin y de la autosuficiencia pusieron y ponen todava hoy cierto freno al global deterioro socioecolgico.57

    El antiguo idioma religioso ha sido sustituido por otro secular, lo cual tiende a oscurecer lo que de otro modo sera obvio, pues la verdad pura y simple es que, despojados de su original justificacin sobrenatural, el milenarismo revolucionario y el anarquismo mstico continan presentes.

    Norman Cohn, 1957.

    Es posible que la incomprensin del ideal crata por parte de la opinin pblica y de la opinin del pblico en general se deba en gran medida a la popular idea reduccionista de que un fin deseable un posible mundo mejor- puede justificar un medio indeseable por ejemplo, apoyar mediante votaciones un sistema poltico autoritario en s mismo-, subestimando o incluso rechazando de esa manera la reflexin moral acerca de los medios tradicionales y alternativos a nuestro alcance. Esa idea, al igual que cierta concepcin del mito cristiano del Paraso, relega a un segundo plano el momento presente en aras de un supuesto futuro mejor que siempre est por llegar. Confundidos y seducidos como generalmente lo estamos por dicha idea, es relativamente fcil, y de hecho as ocurre, que un lder carismtico fije por un lado nuestra atencin en una serie de ideales compartidos, discursos retricos58 y promesas de futuro, mientras que por el otro nos oculta, ya sea por inters o por simple

    47 Blanch, 2013. 48 Volin, 1947. 49 Villar, 1936. 50 Bernecker, 1982; Molt, 1986. 51 Rosenberg, 1990. 52 Mander, 1996. 53 Graeber, 2007. 54 Como la madrilea de Valdepilagos, la leonesa Matavenero, la soriana Ecoaldea TaHeDes, la navarra Lakabe, la gerundense Ecovila KanAwen, la sevillana Los Portales, la bonaerense Ecovilla Gaia, la Kommuja alemana, la escocesa Findhorn Foundation, la Eco-Israel, la australiana Crystal Waters Eco-Village o las americanas The Farm y Twin Oaks Community. 55 Ribas, 2011. Vase tambin el Centro Navapalos-Ecoaldea TaHeDes. 56 Vistese por ejemplo el wiki de habla hispana llamado Movimiento de Transicin. 57 Vanse algunas imgenes en: https://www.dropbox.com/sh/j09dc8pn1m27lh7/2UeiyTChXx 58 Retrico en sentido negativo. Cabe aclarar que la retrica tambin puede entenderse en sentido positivo (Alonso Rocafort, 2010).

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    desconocimiento, la verdadera naturaleza perniciosa y contraproducente de los mtodos que segn l o ella han de seguirse hoy para conseguir el beneplcito del dios Maana. Lderes econmicos y mesinicos como John Maynard Keynes, quien en su da dijera que por lo menos durante otros 100 aos debemos simular ante nosotros mismos y ante cada uno que lo bello es sucio y lo sucio es bello, porque lo sucio es til y lo bello no lo es. La avaricia, la usura y la precaucin deben ser nuestros dioses por un poco ms de tiempo todava. Porque slo ellos pueden guiarnos fuera del tnel de la necesidad econmica a la claridad del da59.

    Necesitamos estudiantes que adquieran hbitos de esfuerzo y disciplina, que vean justamente reconocidos y recompensados sus mritos, que estn capacitados para las labores de la sociedad moderna, que sean competitivos Esto es lo que dice el Espritu de la Sagacidad, la concepcin mercantil de la vida, la ms popular y ahora otra vez pensamiento polticamente correcto, sobre todo aqu, en la deprimida Espaa. A la inmensa mayora, cuando lo oye, le suena muy necesario, conveniente (no me atrevo a decir le suena muy bien) todo lo que dice el Espritu de la Sagacidad. Y esto es lo ms triste. Obsrvese que no dice: queremos nios y jvenes que se realicen y sean felices comprendiendo, que se identifiquen con lo que estn haciendo, o algo as (todo eso son tonteras de espritus ingenuos, son mamandurrias). No, el Espritu de la Sagacidad propone al nio (y al humano en general, pero ms an al nio) un estado virtual o potencial, de pre-paracin, de competencia, de disposicin; potencial para qu? Para la competencia y el mrito, para el mercado (en el mal sentido de esta palabra). Es una concepcin, esta del Espritu de la Sagacidad, totalmente heternoma, alienada, estpida: No piensa en vivir el hoy sino en sobrevivir hasta maana, no piensa en realizarse ahora sino en realizar alguna tarea maana, no piensa en disfrutar comprendiendo o haciendo, sino en adquirir o conseguir los medios para conseguir o adquirir maana cosas que quizs sean medios para conseguir o adquirir su bienestar (apenas se atrevera a decir su felicidad). Solo est preparado aquel para el que no ha llegado su momento; solo es competente aquel que tiene que ser puesto a hacer alguna funcin; solo est dispuesto un siervo.

    Juan Antonio Negrete, 2012.

    Despus de un breve intercambio de opiniones, muchas personas que no se declaran

    explcitamente anarquistas estn de acuerdo conmigo en que el anarquismo es la forma de organizacin ideal, incluso las ms optimistas llegan a sugerir que podra ser la forma del maana. Pero es preciso aclarar que, como suele ocurrir en la mayora de los casos, es evidente que en lo que siempre discrepamos es en los medios, casi nunca en los fines60. Estas personas creen, como yo tambin crea y antes que yo Francisco Pi y Margall, quien fuera presidente de la Primera Repblica Espaola-, que lo ms prudente es empezar por lo ya construido, reformar las estructuras polticas e industriales existentes y redirigirlas sin prisa pero sin pausa en el sentido que creamos ms conveniente.

    El pensamiento de Pi y Margall [1824-1901] se asemeja al anarquismo. Pero se trata de un anarquismo reformista. Est convencido de que se debe llegar al anarquismo por la va

    59 Hornedo Rocha, 2008. 60 Uno de los principios capitales del anarquismo escribe Myrna Breitbart- es el de que los medios estn de acuerdo con los fines, es decir, a diferencia del marxismo autoritario, las organizaciones y los mtodos utilizados para producir la revolucin se convierten en terrenos de preparacin para el autogobierno que mantienen los mismos tipos de relaciones igualitarias y no jerrquicas que debe crear la revolucin (Breitbart, 1989).

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    evolutiva, y el federalismo es para l un medio para alcanzar su ideal. Pero la contradiccin de Pi y Margall radica en que se niega a destruir el orden establecido. Por eso condena el movimiento cantonal.

    Mara-Alice Medioni, 1979.

    En otras palabras, que si lo que realmente deseamos es cambiar el sistema, el

    camino ms adecuado no es el de lanzar bombas, ni marginarse del entorno social, ni siquiera el de oponer flores a las bayonetas o cualquier otro medio alternativo de cambio social como los enumerados unos prrafos ms arriba, sino empezar por aceptar el sistema, ingresar en la polica, frecuentar las universidades y estudiar, entrar en el mundo de los negocios, en la abogaca, en la magistratura, y si las intenciones son verdaderamente serias, y hay suficientes personas que las respalden, entonces, a la vuelta de diez o quince aos, se llega a los puestos de mando. Ser en ese momento, una vez sentados en las posiciones de mando, cuando habr que estudiar el modo en que nuestro aparato social, tecnolgico y econmico pueda funcionar al servicio del hombre, en vez de destruirlo61. Incluso la ampliacin de la democracia se tratara, para Javier Muguerza, de una tarea infinita, aunque impostergable segn l. Es decir, segn la visin utpica de estos autores, s pero no. S al cambio, pero empezndolo hoy y terminndolo en el infinito. Si no, no se explica la siguiente afirmacin: Las utopas se alejan de nosotros, como la lnea del horizonte cuando avanzamos hacia ella, precisamente en la medida en que tratamos de alcanzarlas. Lo que explica que, a la pregunta para qu sirven las utopas?, un poeta pudiera responder que sirven para hacernos caminar hacia adelante62.

    Sostengo, por el contrario, que carece de sentido transformar una casa de ladrillo en una de paja cuando es ms beneficioso, ms prometedor y menos utpico en el sentido negativo que se le suele dar a este trmino- construir directamente una casa de paja, entre otras razones porque la casa de paja se puede empezar a construir hoy mismo, mientras que el paso gradual de un tipo de casa (ej. sistema centralista) a otro distinto (ej. sistema estrictamente federalista) puede, en el mejor de los casos, tardar mucho ms, y en el peor y ms probable, no realizarse nunca e incluso empeorar las cosas. Como dice Manfred Max-Neef, ya no se trata de corregir lo existente, esa oportunidad se perdi hace mucho tiempo, sino de rehacer muchas cosas partiendo de cero y de concebir posibilidades radicalmente diferentes. O como dijo ms toscamente la Federacin Ibrica de Juventudes Libertarias en plena Guerra Civil Espaola: Pretender introducirse en el Estado para destruirlo es como si para abolir la prostitucin llevsemos a nuestras mujeres y hermanas a los burdeles63.

    Entre la mentalidad liberal y la quilistica existe una notable diferencia en lo que respecta a la valoracin del tiempo. Para la ltima el elemento tiempo se localiza en el presente en la pura aquendidad. La mentalidad quilistica no tiene sentido de un proceso de transformacin; no conoce ningn camino que conduzca al final utpico. ste, como en el anarquismo moderno, tiene que darse ahora y de forma revolucionaria. Por el contrario, en la mentalidad liberal, el tiempo se contempla, no como aquendidad, sino como un proceso, y, por ello, aplaza la realizacin efectiva de su utopa para un futuro remoto.

    Len Martnez Elipe, 2007.

    61 Laing, 1980. 62 Gmez y Muguerza, 2007. 63 Vase en: http://madrid.cnt.es/historia/final-de-la-guerra-civil/

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    Aquella es en consecuencia una idea cortoplacista y conservadora en sentido

    negativo que deja para maana lo que se debe y puede hacer hoy. No resulta extrao, visto de esta manera, que las personas que confan ms en la solucin a largo plazo de los problemas econmicos, polticos, sociales y morales, sean tambin las personas que toman un mayor nmero de decisiones en base a lo que les reporta mayor beneficio a corto plazo. Su lgica subyacente, aceptada o no conscientemente, dice que si el futuro tiende a ser prometedor a largo plazo, esto es, que si los que vendrn despus actuarn con mayor sabidura y gozarn de mayores oportunidades que nosotros, entonces el presente no requiere de una gran implicacin y transformacin personales64. De ese modo, sin embargo, se pierde la buena y responsable costumbre de evaluar nuestras acciones de cara no solo al maana, sino sobre todo de cara al presente. Como dice Flix Rodrigo Mora, la teora del progreso se caracteriza por ofrecer como supuesto remedio a los males sociales un evolucionismo que niega la idea de revolucin65. Y segn Daniel Innerarity66:

    Tiene sentido preguntarse, por ejemplo, si la democracia en su forma actual est en condiciones de desarrollar una conciencia suficiente del futuro para evitar situaciones de peligro alejadas en el tiempo. El pensamiento y la accin a largo plazo () parecen entrar en contradiccin con los objetivos a corto plazo de los individuos consumidores o la gobernabilidad determinada por el juego de los sondeos y la estrategia de las imgenes. () De entrada, se tratara de pasar de la seguridad en el futuro a la responsabilidad hacia el futuro. Y es que la creencia en el sentido de la marcha de la historia produca paternalismo y moralismo. () Las cosas se hacan sin nosotros; bastaba con estar a la altura de los tiempos. La responsabilidad por el futuro, en cambio, podra volver a tensar la existencia humana que la fe en el progreso automtico haba trivializado. () La crisis de una determinada concepcin del progreso no tendra que suponer la crisis del progreso como tal. () La exigencia de progreso habra de pensarse de una manera pluralista, como progresos, mejoras sectoriales, provisionales, contingentes. La nocin de progreso perdera la unidad y la unicidad que lo convertan en instrumento ideolgico, pero no desaparecera su fuerza movilizadora ni su capacidad para dotar de sentido al trabajo sobre la sociedad. Si no fuera posible proporcionar este porvenir al progreso, (...) la historia sera algo muy parecido a la que se menciona en el Macbeth de Shakespeare, una historia contada por un idiota, una historia llena de ruido y furor pero vaca de significacin.

    En trminos generales sostengo que de nada fundamental han servido ni

    probablemente de nada fundamental servirn las manifestaciones callejeras al uso que pretendan reformar el Gobierno a base de protestas, presiones y peticiones, por muy masivas que estas sean. Hay algo en ellas, adems de su falta de utilidad a largo plazo, que me decepciona y que me inquieta a partes iguales, quiz de la misma manera que le inquietaba al personaje de Sabina en una de las novelas de Milan Kundera:

    Un ao despus de abandonar Bohemia se encontraba casualmente en Pars, precisamente en el aniversario de la invasin rusa. Se celebraba una manifestacin de protesta y no fue capaz de resistir la tentacin de participar. Los jvenes franceses levantaban el puo y gritaban consignas contra el imperialismo sovitico. Aquellas consignas le gustaban, pero de pronto comprob con sorpresa que era incapaz de gritar a coro con los dems. No aguant en la manifestacin ms que unos pocos minutos. Les confi su experiencia a sus

    64 Vase deuda en este mismo Diccionario. 65 Rodrigo Mora, 2012. 66 Innerarity, 2004.

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    amigos franceses. Se extraaron: Es que no quieres luchar contra la ocupacin de tu pas?. Tena ganas de decirles que detrs del comunismo, del fascismo, de todas las ocupaciones y las invasiones, se esconde un mal bsico y general; para ella la imagen de ese mal es una manifestacin de personas que marchan, levantan los brazos y gritan al unsono las mismas slabas. Pero saba que no sera capaz de explicrselo. Perpleja, cambi el tema de la conversacin.

    Es estpido pedirle a los dioses las cosas que uno no es capaz de procurarse por s

    mismo, deca Epicuro. Pedirle al gobernante que nos gobierne mejor es como pedirle al amo que nos trate mejor. En su lugar, deberamos probar a hacer esto otro:

    Dejemos, por favor, de estar continuamente pensando en castigar, censurar y corregir! Es difcil que lleguemos a cambiar a un individuo aislado, y si lo conseguimos, quiz logremos insensiblemente una cosa distinta. Tambin nosotros habremos sido cambiados por l! Procuremos ms bien que nuestra influencia en todo lo que suceda contrarreste la suya y la supere! No mantenemos una lucha directa, que es a lo que se reduce todo castigo, toda censura, todo deseo de mejorar a otro. Elevmonos, por el contrario, a mayor altura! Realcemos la imagen de nuestro ejemplo con colores cada vez ms luminosos! Oscurezcamos al otro con nuestra luz! No, no queramos oscurecernos nosotros a causa de l, como les sucede a todos los que castigan y a todos los descontentos! Es preferible que nos apartemos, que miremos a otro lado!

    Friedrich Nietzsche, 1882.

    A modo de conclusin, me gustara aclarar que pesar de compartir muchos de los

    argumentos presentes en el anarquismo, no me declaro necesariamente anarquista, del mismo modo que no me declaro anarcoprimitivista, ecologista o feminista, ni filsofo, escritor o crtico social, aunque si alguien necesitara preguntrmelo para aclarar sus dudas, de buen gusto le respondera si soy esto o lo otro y en qu medida lo soy. No obstante, el verbo ser puede llevar a equvocos al transmitir la idea de inmutabilidad y atemporalidad, cuando lo cierto es que somos algo virtuosos, egostas, sabios, ignorantes- solo en cierta medida y no en todo momento. En lugar de decir soy una buena persona, tal vez sea preferible decir valoro la bondad, hago cosas buenas o trato de ser una buena persona. Por otro lado, el abuso de los nombres para definirnos a nosotros mismos tiende a obstaculizar nuestra libertad de pensamiento. Los nombres son tiles cuando sirven temporalmente para clarificar nuestras ideas y formarnos una identidad propia, as como para verbalizar y clasificar aproximadamente el pensamiento de los dems, pero son peligrosos cuando sirven para separar, enfrentar y encerrar a las personas detrs de muros conceptuales al igual que ocurre con las banderas, su plasmacin material-, corriendo el riesgo de caer en el complejo de superioridad moral hay ideas superiores a otras, incluso puede que personas, pero quin osar incluirse en esa lista?-, as como el riesgo de ver ideas con piernas antes que personas con ideas, origen de todas las cazas de brujas de la historia. Las ideas deben estar al servicio de las personas, no las personas al servicio de las ideas valga la contradiccin, pues esto tambin es una idea-. Adems, es difcil estar a la altura de un nombre, pues siempre habr tocayos que no nos consideren anarquistas, ludditas, ateos, demcratas, o intelectuales de verdad.